Sobre la muerte, es preciso admitir que nadie con vida puede decirnos nada,
y de las otras formas del mal sabemos que tarde o temprano cesan, a
menos que desemboquen en la muerte, en la que todo parece cesar
tambin.
Es cierto que las creencias de nuestra infancia sea cual sea nuestra
religin o nuestra cultura- se han ido desvaneciendo con el tiempo y han
demostrado ser creencias ingenuas. No menos cierto es que dichas
creencias nos proporcionaron en su momento mucha dicha y mucho
entusiasmo. An cuando la decepcin ulterior nos haya producido dolor, los
momentos en que estuvimos engaados son momentos inolvidables que