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Evitar Los Excesos

Beba despacio. Las bebidas alcohólicas deben tomarse muy


lentamente y, con preferencia, después de las comidas, ya que de
esta forma su absorción por el organismo es más lenta.
No beba solo. También se recomienda no beber solo, y alternar
bebidas alcohólicas con bebidas sin alcohol para, de este modo
reducir el consumo.
Póngase un límite. Dado que el elemento fundamental para
abandonar una dependencia es la propia voluntad, el cambio de
hábitos puede empezar poniendo un límite al número de copas que
se van a consumir, y ciñéndose a él de forma estricta. Un promedio
diario no superior a dos cañas de cerveza (o su equivalente en
otras bebidas) en un límite seguro.
Diluya las bebidas. Si se bebe ginebra, whisky o licores, es
conveniente diluirlos con agua tónica, agua, sifón o incluso con
hielo.

Contenido Alcohólico De Las Bebidas.


El alcohol de las bebidas alcohólicas es el etílico, y el etanol.
De acuerdo con el contenido alcohólico aproximado de las bebidas
más comunes, se pueden extraer algunas conclusiones sobre la
cantidad de alcohol que se ingiere:
El 5% o menos en volumen:
Las bebidas obtenidas por fermentación, como la sidra y casi todas
las cervezas comunes, añejas o amargas, suelen contener entre el
4 y 6% de alcohol en volumen.
Algunas cervezas añejas que son más frecuentes, pueden llegar
incluso hasta el 8 o 9%.
Entre el 10 y el 14% en volumen:
Los vinos corrientes de mesa contienen un porcentaje que oscila
entre el 10 y el 13%. No siempre el contenido alcohólico del vino se
relaciona con su sabor o su aroma. Muchos vinos de reserva
fuertes, con mucho cuerpo, pueden tener menor contenido
alcohólico que los vinos jóvenes y ligeros.
Entre el 17 y el 22% en volumen:
Los vinos "reforzados", como el jerez y el oporto, se denominan de
este modo porque se les agrega alcohol, con lo que pueden
alcanzar hasta un 22% en volumen.
Más de 35% en volumen:
Casi todos los licores y las bebidas obtenidas por destilación, como
el whisky, la ginebra, el vodka y el coñac o brandy, tienen un
contenido aproximado de un 40% de alcohol en volumen.
Tamaños equivalentes:
El tamaño del recipiente en el que se suele servir las diferentes
bebidas es variable de unas a otras. Por lo tanto, un vaso de
cerveza, aunque contiene menos proporción de alcohol que el
whisky, por su volumen equivale al alcohol contenido en un whisky.
Los equivalentes mencionados se basan en el tamaño habitual de
los vasos, copas o jarras usados en los bares y establecimientos
públicos. El contenido alcohólico de un cuarto de litro de cerveza es
igual al de un vaso de vino, al de una copa de jerez o al de una
medida de whisky.

Consecuencias
El deterioro general que, de forma paulatina, sufre el alcohólico lo
lleva a adoptar actitudes de evasión, tanto en lo que atañe a las
relaciones familiares -una disminución de las muestras de afecto y
del cumplimiento de su función como miembro del núcleo, un
aumento progresivo de discusiones e irritaciones-, como a las
laborales -incumplimiento de sus tareas, llegar tarde al trabajo,
discusiones sin causa aparente y, sobre todo, las frecuentes
ausencias-.
Poco a poco, el alcohólico va descargando sus responsabilidades en
otros porque, íntimamente, sabe que no puede afrontarlas y
prefiere derivarlas. Así, de manera gradual, comienza a recorrer por
etapas un camino que no por conocido es menos inexorable. En la
primera perderá a la familia, para pasar después, en la segunda, a
perder el trabajo y, por fin, al llegar a la última, perderá todas sus
relaciones, inclusive a los amigos.
Entre las consecuencias físicas figuran la pérdida del apetito y el
insomnio, así como ciertas enfermedades cuya incidencia es
elevada en los alcohólicos, por ejemplo, la gastritis, las úlceras
pépticas, determinados trastornos renales y cardíacos, y la temida
cirrosis hepática, enfermedad con un alto índice de mortalidad.

Se ha demostrado estadísticamente que los hijos de padres


alcohólicos tienen una gran predisposición a desarrollar esa
dependencia.

Tratamiento.
El primer paso para someter un alcohólico al tratamiento necesario
consiste en que reconozca su dependencia del alcohol y de verdad
desee superar su relación con la bebida. Casi todos los
tratamientos se basan en lograr que el afectado deje por completo
de consumir bebidas alcohólicas y se someta a una terapia
psicológica con el doble fin de fortalecer su decisión de abandonar
la bebida y mantenerse alejado de ella, y de encontrar y erradicar
las causas que lo impulsaron a beber que, en un alto porcentaje,
son de origen psíquico.
La adopción de una dieta alimentaria sana y equilibrada, y la
realización de alguna actividad deportiva son complementos de
gran valor para alcanzar un resultado final satisfactorio.
Si el grado de alcoholismo es muy elevado, con mucha probabilidad
en los primeros días de abstinencia se producirán episodios de
alucinaciones, de sensaciones terroríficas y de fuertes temblores,
que remitirán a medida que el afectado vaya recobrando una cierta
normalidad.
La recurrencia en el alcoholismo es muy fácil. En general, basta un
solo trago para quien, habiendo dejado de beber, cree haber
superado la tendencia. Por este motivo, existen asociaciones
especializadas en ayudar a que no recaigan en el viejo hábito, así
como también las hay para ayudar a que los familiares de los
alcohólicos entiendan el problema y puedan a su vez, colaborar en
la cura del afectado.

El alcohol tiene un efecto acumulativo, debido a que el


organismo
necesita muchas horas para eliminarlo. Por dicha razón, los
efectos del alcohol
a lo largo del día se van acumulando.

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