tolerancia. Estas tienen que ver con el bien de las almas o sus intereses en la otra vida.
Las opiniones y acciones que se refieren a la sociedad que son buenas son las virtudes; y, las malas son
los vicios morales. Las acciones buenas deben ser toleradas porque el estmulo de la virtud es un
sostn necesario para un Estado; mientras que los vicios, no deben ser tolerados porque cuando un
Estado cede ante algunos vicios la sociedad sufre turbacin y ruina. Nunca se ha visto que un
gobernante pretendiese establecer el vicio con una Ley o prohibiese la prctica de la Virtud.
Las virtudes son ventajosas en las relaciones del hombre con el hombre y la mayora de ellos
constituyen fuertes lazos y vnculos de asociacin, que no pueden ser aflojados sin que se resquebraje
toda la construccin. Por eso, es necesario desterrar los vicios morales como la codicia, la
desobediencia a los padres, la ingratitud, la picarda, la angurria y lo ms secreto la premeditacin y
la venganza.
Entre la tolerancia y la imposicin, el medio ms eficaz para lograr la seguridad, la paz y la promocin
del bienestar es la tolerancia porque la fuerza y el mal trato acrecientan no slo el odio, sino tambin
el nmero de los enemigos.
Quien difiere de vosotros slo en un opinin est separado slo por una distancia; pero, si vosotros los
tratis mal por aquello que l cree ser justo, entonces, l se convierte en vuestro enemigo: lo primero
es slo una separacin, lo segundo es un litigio.
En conclusin, la tolerancia alienta el desarrollo de las virtudes, afirma los gobiernos y a las mayoras
a la uniformidad de intencin; pero, esto se consigue haciendo y aplicando leyes rigurosas
concernientes a la virtud y al vicio. La fuerza no puede dominar las creencias de los hombres ni
plantar algunas nuevas en sus pechos; lo pueden hacer la cortesa, la amistad y un trato delicado.