También se nos enseño a ser alumnos que deseen y exijan cada vez más de sí,
que no se conformen y no tengan miedo de hacer críticas, así como de recibirlas.
Como el nombre del programa, se busca que el alumno sea “pertinente”, a las
exigencias de la sociedad, y sepa adaptarse a los cambios que estén por venir.
Si bien los padres de familia en un principio tenían reservas por la idea de que los
viajes académicos siempre se salen de control, esto se supero demostrando
desde el primer viaje que en Formación Pertinente la disciplina sería la pauta,
ganando de esta manera la confianza, y una gran responsabilidad para no
defraudarla.
Al igual que yo, muchos de mis compañeros estamos muy agradecidos por las
tutorías, pues permiten resolver problemas personales y académicos o
simplemente hacer de los maestros tus amigos.
No me debe faltar mencionar que por las circunstancias que nos hace pasar el
programa es más fácil fortalecer los lazos de amistad y compañerismo, existiendo
por ello anécdotas muy peculiares donde se demuestra que hemos aprendido no
sólo a ayudarnos a nosotros mismos, sino a defender a otros, a ser solidarios y
apoyar a quien lo necesita, es por eso que estoy segura que lo que más vamos a
extrañar de Pertinente es la convivencia que nos permitió formar verdaderos
amigos que serán inolvidables.
Todos los detalles o errores que ha tenido este Programa se han corregido, pues
tiene esa particularidad de que el Rector, directivos, maestros, padres de familia y
alumnos estemos pendientes de lo que va ocurriendo; pero existe un detalle que
no se ha podido subsanar y es la falta de respaldo económico de la Federación,
por lo cual la Universidad de Colima, ya no puede continuar con dicho programa,
que desde mi punto de vista tiene todo para transformar la percepción del
bachillerato de un peldaño obligado a verlo como la base importantísima para
acceder al nivel superior.