La incorporacin en 1985 del artculo 417 bis al Cdigo penal espaol, supuso
la despenalizacin de determinadas hiptesis de aborto voluntario mediante el
llamado "sistema de las indicaciones". Un sistema que se basa en la
ponderacin de los intereses jurdico-constitucionales que entran en conflicto
en tales hiptesis. De un lado, los derechos de la gestante a la vida, a la salud
fsica y psquica, a la dignidad humana y al libre desarrollo de su personalidad
(arts. 15 y 10, Y concordantes con este, CE). De otro, el derecho a la vida del
no ha nacido todava, que, en su Sentencia de 11 de abril de 1985, el Tribunal
Constitucional declar comprendido en el artculo 15 de la Constitucin.
El rasgo ms acusado de ese sistema es la excepcionalidad con que concibe los
supuestos despenalizados, frente a la regla general de considerar delictivo el
aborto, obviamente el no consentido pero tambin el consentido, en cualquier
momento del desarrollo de la gestacin. Las excepciones a esta regla son,
precisamente, los casos de concurrencia, judicialmente comprobables, de cada
una de las indicaciones (teraputica, tica y embrioptica) previstas por el
artculo 417 bis del Cdigo anterior declarado subsistente por el actual, en los
que se permite bajo ciertas condiciones la prctica de la interrupcin voluntaria
del embarazo.
La experiencia acumulada, especialmente la que puede extraerse de los ms
de 23 aos de vigencia del artculo 417 bis, pone de manifiesto que con la sola
ayuda de la conminacin penal, por su contrastada escasez de efectos
preventivos en este terreno, el Estado muy difcilmente puede cumplir durante
las primeras semanas del embarazo el deber de proteccin eficaz de la vida del
nasciturus que le impone, a juicio del Tribunal Constitucional, el artculo 15 de
la Constitucin.
Resulta evidente conforme a esa experiencia que la punicin de toda
interrupcin voluntaria del embarazo que no rena los requisitos exigidos por el
artculo 417 bis, ni mucho menos ha impedido que hayan seguido
producindose numerosos abortos no comprendidos en alguna de las
indicaciones y, por consiguiente, penal mente ilcitos. Y ello tanto de forma
clandestina, cuanto acudiendo
al vergonzosamente llamado "turismo
clandestino", como, finalmente, recurriendo a la corruptela de buscar su