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Sa Liles Maer mi hermana Ji xstar ntes, cuando era chico, yo queria tener una hermana menor, para poder mandarla. Pero ahora que la tengo, me arrepiento. Es comple- tamente fatal. Porque las mujeres son fatales y también las mamas no sa- ben educarlas. Y la prueba es que desde que ten- go hermana, mis notas en el colegio son casi puros 2 0 casi todos 1. Resulla que en vez de poderla mandar, tengo que Ilevarme todo el dia haciéndola aparecer. Porque mi hermana Ji es lo mas des- aparecida que hay, y también es creida, Y cuan- do nose cree la Caperucita Roja, se cree la Bella Durmiente o sencillamente la Cenicienta, y es- trepitosamente se desaparece. Entonces a la 7 mami ni siquiera le importa que yo tal vez voy a hacer una tarea, sino que me implora que la busque. -{Mi hijito, se perdid la vital ~declama con ojos de lumbago- Buscamela, que estoy deses- perada... —Que la busque la Domi ~digo, mostrando nis cuadernos. —Nunea la encuentra... Por favor, Papelucho, que voy a enloquecet... -y pone cara de (dem, -Es que iba a hacer tareas, ~Las haces después, mi lindo ~y asoma la- gtimones. Yo piensa que para los santos mila- grosos debe ser aburrido estar en el cielo y oir puras suplicas y ver puras caras togonas, Con tal de no verlas creo que hacen cl milagro. -(D6nde la vio usted la ullima vez? -le pre- gunto. ~Dice la Domitila que estaba comiéndose el dulce de castafia en Ja despensa. ~{Qué dia? 7A qué hora y disfrazada de que? —Hay mismo, hace como dos horas'y podria estar creyéndose el ratén Mickey porque se ha- bia puesto tus pantalones en la cabeza... ~Entonces gcémo no se les ocurre que un ra- tén, cuando Jo pillan, corre a esconderse én su cueva? Me saco los zapatos y me trepo por el mon- ton de botellas y mugres que guarda el jardi- nero. Ahi estdn mis pantalones, pero ya estan, frios... —Mamia, hace rato que la Ji dejd de ser ratén le digo-. Déme otra pista. -jNo hay otra pista! ~y se retuerce las ma- nos-. Por favor, piensa un poco, lindo. Eres el unico que la encuentra, y si tu... -Nb lo diga. Ya sé que se volverd loca, pero no me amenace. Veamos qué cusas faltan... —jComo qué cosas faltan? ~Necesito una pista. ;Le falta alguna ropa? -jVaya uno a saberlo, entre tanta cosa! En ese momento aparece la Domi. ~Sefiora, compreme un cedazo. —Pero si hace apenas tres dias que te compre uno. —Pero ahora no esta en ninguna parte... -Mami, la Ji estd en la plaza -digo paulati- namente. ~jEn la plaza? yCémo lo sabes? —Falta el cedazo... -7Y qué tiene que ver eso? —Estaré colando guarisapos en la pileta de la plaza. ;Para qué otra cosa sirve un cedaza? Claro, la Ji estaba en la plaza, y ademas ya 9 na era hora de ponerse a hacer tareas. Entre los guarisapos habia ocho sapos saltones, resbalo- Sos y tan dificiles de pillar que se hizo noche y se perdieron rotundamente tres. Cuando Hegamos a la casa con los cinco sa- pos, el cedazo y la Ji, ya la mama tenfa armado 10 xstar elboche y jclarol, la deseargé conmigo. gPor qué -digo yo- la gente es tan injusta? La perdida era la Ji y el cedazo. Yo Jos encontré a os dos... zen- tonces??? —Por qué me castiga a mi? Por inconsciente, Hace dos horas que salis- te a buscar a tu hermana... -Pero Ja encontré al tiro. Hace dos horas. —zY cémo iba yo a saber que la encontraste? No se les ocurre nada a la gente grande. Cuando yo crezca, no pienso ser ast. Pero mien- tras alegdbamos me estaban palpitando los bolsillos de mi pantalén. Los sapos se habian puesto nerviosos. ~jY te vas a la cama! -ordend la mamaé con voz Aspera-. ;¥ sdécate las manos de los bolsi- los! Me las saqué, pero junto con sacarmelas, sal- taron los sapos por todos lados. La mama cayé desmayada en un sillén mientras yo con la Jinos apurdbamos en cazar los sapos antes de que la mama se desdesmayara. La Ji se morfa de risa; a ella todo le da risa porque es frivola, ¥ esto no era para reirse, por- que chitas que es dificil pillar sapos sin cedazo. Porque ellos tienen los ojos justo en esa parte en que se puede ver para atrds, para adelante y para TL xstar todos lados aun tiempo. También son a retro- impulso y cardcter aerondutico. Total, que mien- tras pillaba uno, al pillar otro se me escapaba el uno. No habja solucién. -]i, tengo una idea le dije— Tréeme una me- dia de la mama Ahi los fuimos echando con frecuencia mo- dulada, hasta enterar los cinco, y cuando la mama abrié los ojos, los sapos estaban a salvo en el closet. ~En una de éstas me van a matar del cora- z6n dijo ella sujetandoselo. ~Lo malo es que en su tiempo la gente no estudiaba ciencias le explico-. E] Sapo es un ba- tracio anfibio que no daa al hombre ni a la mujer, Es posible que no dahe, pero da asco -ale- ga. -El asco es un sentimiento anticristiano —digo-. Usted le tiene ascoa las arafias, a los ra- tones, a las cucarachas y hasta a las culebras Podria imitar a San Francisco que era intima amigo con los animales. Pero mientras conversabamos, la Ji se habia desaparecido otra vez. ~Papelucho, déjate de sermones y busca atu hermana, 12 xstar —Usted me habia mandado a la cama easti- gado-y empecé a desvestirme. ~Antes buscards a tu hermana. No puede estar muy lejos, Estaba aqui hace un momento, cuando largaste los sapos. -En primer lugar no los Jargué.., -No discutas y btiscame a la nifia. Donde dejaste los sapos? -Por ahora estan en transito. —No sé lo que llamas transito, pero ahi debe estar la Jimena. -No Jo creo. Como es mujer, no le interesan los sapos. —Di donde puede estar... Tal vez en el baleén ~y me meti a la cama, castigado, Apenitas me arropé, llegé otra vez la mama, con cara apremiada. —Dime, Papelucho, ;por qué pensaste que la nina estarfa én el baleén? —Porque antes yo habia dicho “tengo una idea”. ~zY eso qué tiene que ver con el balcén? -Ella cree que las ideas andan por e] aire, ¥ Seguramente le dieron ganas de tener también una. —Realmente tu eres para mf una gran ayuda 13 con esta criatura —dijo mamia— Te perdono el cas- ligo y puedes ir a comer, Mientras me ponia los pantalones yo tam- bién la perdoné a ella y ademas me dio pena que jamds nunca se le ocurra cémo encontrar a su hija. De caming al comedor, fui a ver tos sapos. Se sentian muy presos y acalambrados y enre- dados y Uno tenia paralisis y otro un tizne ner- vioso. Los largué en el cuarto de bano y leeché Uave con la esperanza de que nadie tuviera ne- cesjdad de entrar hasta el otro dia. ~San Francisco -recé—, ayridame a cuidar mis sapos en este triste valle de lagrimas y que na- die necesite. Amén. Apenitas me habia sentado a la mesa, cuan- do senti la puerta de caile y cret que era e] papa. A veces le da la mania de lavarse las manos, ast que wolé al bato para Jlegar antes que él y me encerré. Los sapos me miraron conten- tos. Me conacen, y a su manera me pedian agua. Eché a corver la Ilave de la tina para que se banaran. Por encima del ruido del agua se oian gritos llamandome. Entonces, con vio- lencia, meti los sapos en la pileta del cuarto de bao y coloqué la tapa. ;Ahi estaban a sal- vo! i¢ —,Estds enfermo? —pregunté la mama cuan do volvi ala mesa. No, por qué? -Saliste tan apurado.. —Noestarfas bandndote... senticorrer mucha agua -dijo el papa, : : Se le ocurre, papa! Pero mire mis manos -y se las mostré blancas y arrugadas de puro limpias ~Al fin aprendes que hay que venir ala mesa con las manos lavadas. Sdlo hace falta que le ensefies a tu hermana ~dijo la mama. —zYo? jY por qué yo? —Porque la llevas tan bien... —Traerla, querra usted decir, cuando se pierde. ~Yo no me pierdo —dijo la Ji-. Siempre sé dén- de estoy. ~Es falta de educacién —dijo la Domi sirvien- do los porotos. ~Si td supieras, Domitila, lo que cuesta edu- car a los hijos ~y la mama la mir6 con cara de Mater Dolorosa. Me dio pena. ~Si quiere yo se la educo —le ofreci-, porque Se ve que usted no tiene ni la mayor idea... -Tu puedes ser su guardién =me dijo apa- sionadamente-y mientras lo seas no dejaras que ella desaparezea. 15 Yo me senti feliz de ver que uno Puede ayu dara la madre de uno, pero a Ja Ji le dio conmi- go. Mientras comia los porotos me decia que yo efa un Ogro y que cada porate era un nifito y yo me los comia con camiseta y todo. Ella ni los probs, y entonces le trajeron un huevoa la copa. Y eso es lo que la mama ni se da cuenta, que Te da gusto en toda. Asi que yo le dije a la Ji: Si los parotos son nifitos, tu huevo es una princesa rubia ¥ ta eres la mala bruja que se Ja va a comer, -Y para que veas que no soy bruja, pongo a mi princesa en las flores y dicho y hecho, vacid el huevo en el florero del comedor., La mama se qued6 estitica y; claro, engan- ché primera contra mi. ~jPapelucho, ya dejaste a Ja nifa sin comer! —{Yo la dejé sin comer? -Y quién otro? Decirle que era bruja si se comia el huevo... ~Mami, la estoy educando. ~Dejar a un nifio sin comer es criminal. ~cAsi que yo soy tn criminal? ~No he dicho eso. Dije que dejarla sin comer es criminal. Y tampoco eres tte] llamado a edu- carla. Eres solamente su guardian Guardian. Antes me Parecia como un honor, 16 pero ahora la palabra me retumbaba en la cabe- za. Por eso me fui a acostar. Apenitas me habia dormido, senti la voz de Ja mama: -Papelucho, despierta, por favor... Pero me acordé del “guardian” y apreté mas los ojos. -Hijito, siento tener que despertarte... -me remecié suavecito, pero no desperté. Llegd el papa, encendié la luz y me tiré las ropas para atras. —Papelucho, jdespierta! -ordend. Y desper- té. -Tu hermana se ha perdido. La hemos bus- cado en todas partes y no creo que ti puedas seguir durmiendo si sabes que no se encuentra. Me senté en Ja cama tratando de abrir los ojos a la luz. Eché los pies al suelo y como un autégrafo Parti caminando por Ja senda del honor. Sentt que me seguian, y por las sombras reconoe al Papa, a la mama, ala Domi. Me daba tabia. ;Por qué tendria la mamé tan poca confianza en el angel de la guarda de la Ji? Y obligarlo a una a ser guardian, hasta de noche... Todo eso me ten- t6 de hacerlos ver lo diffcil de la cuestion. Asi que salfa la calle, Di vuelta ala manzana entera. 17 xstar Las sombras me seguian. Di otra vuelta y empe- Zaba a dar olra mas, cuando el papa me pescd de la orgja. —j Qué pretendes con esta ridiculez? Ala luz del farol lo miré perpetuo. —Estey pensando dénde debo buscarla. No tengo pista -dije. ~jCaramba! ;Y qué has pensado? Dilo. —Muchas cosas. He pensado que si la Ji tie- ne hambre, podria estar comiendo en alguna parte. Si sigue con Ja idea de que los porotos son nifitos con camiseta, se habrd Nevado el tarro de porolos muy lejos, para librarlos de la olla. Si todavia se cree bruja, andard a caballo en una escoba, y si se cree princesa de algtin cuento... -iEso! Si se cree princesa de algun cuento, idénde podria estar? -O en algun palacio de cristal o en un casti- Ilo de flores... Bueno, y ahi estaba, de Bella Durmiente, echada encima de los pensamientos. Pero al menos se dieron cuenta de que es dificil pensar. Y la mama me abraz6... -jQué hariamos sin tif Eres admirable -me dijo. —(Usted me encuentra acimirable? ~pregun- té. 18 -Si, hijo... -Ahi bene la prucba. Yo soy admirable y ine educé muy distinto a la Ji. A mi me daba cos cachos y a ella le tiene reverencia. —Una nina es diferente, es tan sensible... 51 me ensefiaras tu sistema para saber buscarla. -Es puramente cuestién que usted se crea la Ji y piense como ella. Lo que uno dice le da al tiro la idea. —Perfectamente. Hagamos un ensayo. Aho- ra soy yo la Ji y tu hablas... -Bueno... Hoy es miércoles -digo. La mamé se queda paralela casi una hora y por fin arrisca Jos hombros. No hay caso, no sabe pensar en Ji. —Has buseado lo mas dificil. No sabria como buscarla si ella oye esa frase... -Yo sf. Iria a la carniceria. El perro del car- nicero se llama Miércoles. —Hagamos otro ensayo -suplica la mama. —Que traigan pan con mantequilla —digo, ~La buscarfa en la cocina -dice Ja mamé ra- diante. -No, Habria que ira buscarla donde el Rudi que siempre tiene mermelada en el comedor. ~Pero tui dijiste mantequilla... -alega. ~jClaro! Pero lo que le gusta a la Ji es la mer- melada. ~Trato de comprender, Papelucho. Hazme otra pregunta. Puse cara de odio y dije con voz aspera: ~iTus notas estén malas, Papelucho! ~La nifia irfa en busca de tus cuadernos. 20 ~—Todo Jo contrariv, mami. Irfa a la farmacia. ~iA la farmacia? Pero zpor qué a la farma- cia? -jClaro! A comprar aspirina, Porque ella sabe que cuando el papa se siente mal siempre toma aspirina... -Noes facil dijo la mama-. Es imposible -y me llevé a acostarme. Esta manana, cuando me fui al colegio, habia en la puerta de la casa de enfrente un camidn inmenso cargado de cajones. Los cajones tenfan letreros de cuidada, atencién, fragil y una pila de flechas, y venian desde Estados Unidos. To- dos esos cajones quedaron como metidos en mi cabeza y mi cabeza metida dentro de ellos. Todo el dia estuve sacando aparatos fantasticos y frd- giles: telescopios, cépsulas espaciales, cerebros electrénicos, ametralladoras interplanetarias... y contesté todo mal en la clase. Cuando volvi a mi casa, se habsa ido el ca- muon, pero en el sitio pelado estaban tiradas to- dos tos cajones abiertos, y habia cerros de papel Para hacer grutas. 21 xstar Me fui a ver al Jolly, mi amigo americano, decidido a formar con él la sociedad explota- dora de inventos y sorpresas cooperativas trituritarias, Pero la casa del Jolly se habia con- vertido en Ja feria de maravillas, porque entre todos estaban ordenando las cosas que trafan esos cajones. Haba desde pan de Pascua, pa- tines eléctricos, jamones, ametralladoras de hormigas, columpio con musica, jabones de ba- talla, etc., hasta televisor de balsillo. Total, que se me hizo noche probando chocolates y cues- tiones y lamamé de Jolly me dijo: “Good night!”, cuando yo ni pensaba en irme. Bueno, me voy —le dije-, pero usted nos re- gala los cajones y todo lo que tird al sitio del Jado, gno? Ella dijo: “|Ajal”, que quiere decir conforme. Mientras comiamos, le habia dado otra vez a la mamé con el “prablema” de Ja Ji y parece que hasta la Hevé al médico, y le explicaba al papa lo que él le dijo, Tu quieres convencerme que es una nifia de las siete lunas... -decia el papa. —Te digo lo que me explicé el médico. Tiene complejo de evasidn. ~El médico es un ridiculo! ~trond el papé y se ature, 22 xstar —No, es siquiatra ~dijo la mama. Pero el papa estaba tan furia y tan atorado que mientras mds tosia, mas se enojaba, y mientras mas se enojaba mds tosfa, y no entendia nada. Yo sf que enten- di. Evasién debe ser un pecado de mujer, del verbo Eva. Cuando el papa lograba respirar de- cia que lo que necesitaba Ja Ji era mano firme La mami le gritaba para que la pudiera oir y é1 te decfa a grito pelado: “jNo me grites!”. Yo vefa que se iban a divoreiar. ¢Con quién me iria yo ahora que tengo hermana? Es tremendo tener una hermana con evasion y discutida. Resulta que uno la quiere igual que su propio yo, por- que ve que al igual que a una, no la entienden y da como congoja. Y cuando uno tiene congoja tiene que tragar y por eso me tragué todos los tallarines, que me cargan por resbalosos. En fin, que el papé y la mama, en lugar de divorciarse, decidieron ponerle llave a la puerta de calle por la cuetion de la Ji, y quedaron muy amigos, Resulia que esta manana amanecié la puerta con lave, pero Ja llave se habfa perdido suma- 23 mente. Y tarnbién la Ji. Todos habiamos queda- clo en idos en la casa, menos ellas dos. Pero es que no es posible -loraba mam la- mando a la ferreterfa por teléfono-, la Nave no estaba al alcance de la nina... Mande por favor un cerrajero, El papé lamaba a su oficina y decfa que un “asunto” lo haria llegar tarde a la idem; la mama Hamaba a otra ferreteria; el papa llamaba a un amiga y le hablaba a todo escape porque la mami le estaba pidiendo e} fono para llamay al cerrajero. Pero ninguna ferreteria tenia cerraje- tO y Ningtin cerrajero tenia teléfono. Por fin, cuando legs el famoso cerrajero, habia dos colas de gente en la puerta de mi casa: una dentro y otra fuera. En la de adentro estaba primero él papd, la mam, el cartero, el basure- ro, la Domi y yo, y en la de afuera, detras del cerrajero estaba el almacenero, toda la familia del Rudi, un carabinero, siete curiosos y mas atras la Ji. Todos tos que estaban dentro salieron furibiondos y todos los que estaban fuera entra- ron hablando al mismo tiempo. Cuando la mama terminé de manosear a la Ji, ella se me acercd y me dijo: ~Toma, te traje un regalo... pa‘callao ~y me metis en la mano una cosita caliente. Era la di- 24 25 chosa Have. Sila mama me Ja veia en la mano, capaz que me echara la culpa ami... Asi que con harto disimulo la tiré a Ja calle, y volvia entrar. Y tampoco valia la pena ir al colegio porque ya era la tarde, asf que me fui a mi cuarto a escribir mi diario, Hates escrito tres paginas, cuando senti afue- ra las voces de la Domi y Ja mama que buscaban algo desconsoladamente. Por suerte no era ia Ji 'a perdida, porque en ese momento entré a mi Cuarto -¢Puedo quedarme contigo? —preguntd. Si, con las manos atras ~dije, para poder se- guir escribiendo. -Tengo Jas manos atras ~explicé-. Oye, Pa- pelucho... -{Qué? ~-Yo ni sabia que la mama tenia visitas para el té ~Yo tampoco sabia... ~seguf escribiendo. ~Yo estaba puramente mirando esos dulces que ella trajo... -iCon las manos atrds? 26 ‘Creo que si. Pero Heed ta Capertteila Koja y me empezo a sacar pica. jA que no te eon todos los alfajores! -me devfa—. Y le pa apuesla. Dejé de escribir y la miré de hipo en hipo. Ahi estaba la Ji, con su cara barnizada y pegajn- Sa, con bigote, barbas y anteojo de pedazos de merengue. —Eres una avarienta —I¢e dije-, comerte todos esos alfajores. Sola no —dijo muy seria~. La Caperucita se comié tres -En ese caso no ganaste la apuesta, Si la gané, porque yo soy la Caperucita. —Podias haberle dado uno al lobo... -El lobo tenia la guata mala. jTe traje uno a ti! -y me acerc6 sus manos. Tuve que lengiie- tearlas y mordisquear los pedazos que tenfa pe- 8ados. Lastima que debajo del merengue esas Manos tenian gusto a parafina. -gEstuviste encerando? —le pregunté. ~jNo! Puramente me habia echado crema... tid mostrando sus dientes. ~Eres una pituca, y te vas a lavar las manos. Después vienes porque le voy a castigar. Al minuto estaba de vuelta estilando agua. -Vengo limpiecita para que me castigues. 27 Vey a amarrarte un rato La amenacé. jQue rico! Nadie me amarré mas desde esa WER... —jQué vez? -pregunté mientras le hacia nu- dos en las piernas y brazos con mi cordel. ~Esa vez que me colgaron en el nacimien- to... ¢Te acuerdas que yo era la estrella? -No me acuerdo. Y lo que pasa es que ti tie- nes delirio in stremis, A ver qué te crees ahora, jah? -Ahora soy Juana de Arca dijo con cara de santa. Bueno, Juana de Arco. Te quedaras amarra- da hasta que yo quiera. —,No me vas a quemar? ~Depende -contesté-. Por ahora te quedas amarrada hasta que yo vuelva. Porque en ese momento me acordé del Jolly, de los cajones interplanetarios que nos habia regalado su papa americano y de todo lo que (bamos a hacer con ellos y me largué a bus- carlo. Con un chocolate importado en cada mano, comiendo bien apurados para no perder tiem- po, el Jolly y yo empezamos a ordenar el sitio. El cajén mds grande servia para oficina-teatro cooperativo-cdrcel y campo de concentracidn 28 para experimentos. El largo de ta alfombra para tubo de lanzamiento de cdpsulas espaciales, el cuadrado para guarida contra ataques aéreos y cl otro para mercado persa donde pod vender todas las antigiiedades que habta bota- das en el sitio. Con la plata que fbamos a sacar de los tarros viejos, ollas sin fondo, zapatos y cantoras antiguas, podiamos comprar bujias y otras cosas para inventos. También juntamos a un lado los ladrillos rotos que podiamos vender en liquidacién, y con los papeles gruesos y bri- lantes hicimos varias rutas de ocasién. Pusimos un gran letrero clavado en un palo que decia: Gran Feria Libre. Todo queda listo porque poco a poco se fueron juntando socios y éramos ocho astronautas, contando a los cinco Ulloas ya Jua- nete, sin cantar al Clodomiro que se aturdid. Porque cuando estdbamos tirando ladrillos a la liquidacién, le cayé uno al Cloro y con su atut- dimiento se junté gente y hasta el farmacéutico ¥ se lo llevd en un taxi. En fin, que se hizo la noche y Ilegé Ja Domi a buscarme con el eterno estribo: “jVenga al tiro que la sefiora esté como loca porque se perdid la nifial”, Y como el ladrillazo del Cloro, me vine a la cabeza el recuerdo de la Ji amarrada. Volé a mi 29 cuarlo y¥ la encontré durmiendo, muy feliz. La desperte, la desaté y la Weve a la castra porque se habia tullido, La mama me recibié nupcialmente diciendo que yo era realmente admirable, peru me cayd remal que me encontrara asi porque me carga que me encuentren admirable puramente por- que me habia acordado de una cuestién que antes me habia olvidado. Y por suerte hoy no habia colegio porque era el dia del trabajo. Asi que cuando me remecio el Jolly esta mafiana para despertarme, salté de la carna yni siquiera me lavé porque me ibaa ensuciar en el trabajo. Atvavesamos la calle corriendo, pero justo en ese momento se iba una carretela Ile- vandose el disparador de cdpsulas espaciales, y aunque corrimos detras, ni lo alcanzamos por- que huasqueé los cabailos y arrancaron a todito galope. Volvimos a la feria y encontramos una hoja de cuaderno gue parecia una carta’ y decia: “Como esta Feria es Libre, nos llevamos unas ta- 30 blitas, [Biba la libertad!” La carta era anénima y con pésima letra. ‘Tenfamos tanto que hacer que ligerito se nos paso la rabia. Los Ulloa habian traido clavos y martillo y se largaron a instalar la oficina, mien tras el Jolly vendia las an tigiiedades. Dofia Petra, la sefora del zapatero, dijo que era mejor ven- der las cantoras con plantitas, asf que el Jolly partié con los Ulloa y en poco rato tenian todas plantadas con flores de su propio jardin. Y se vendieron ligerite. Lo malo fue cuando quisimos repartirnas la plata. Eran puras dos lucas cincuenta y éramos ocho socios, sin contar al Clodomiro, que, aun- que estaria en el hospital, todavia era socio. ~Apenitas alcanza pa‘ un helao —dijo Efrén. ~Podiamos lengiietearlo entre todos —dije yo. -Rifémosta —dijo Efrén. Na —dije— asi queda uno contento y siete lo contrario. Mandémosle un helado al Clodomiro. E] Jolly alegé que habia que capitalizar, lo que quiere decir juntar plata para los in- ventos, Lo mejor era hacer un entierro cuando fuera la noche, dijo un Ulloa. Pero Efrén le dijo al Jolly “gringo agarrao” y el Jolly se enojé y dijo que se iba de la sociedad con todos sus cajones, 31 Se armé6 la discusién, la pelea y qué sé yo, y cuan- do estdébamos en lo peor frend un camisn hir- viendo y tiritando y escupiendo. Metia tanta bulla que no pudimos seguir peleando, y el due- fo del camién se bajé a conversar. 32 xstar -A ver si me venden los cajoncitos —dijo ras- candose el cogote-. ¢Cuanto pide por ellos? -le pregunté al Jolly, como si fuera adivino que eran suyos; pero el Jolly se qued6 paralizado y no contests. —jPaga al contado? -le pregunté Efrén Ulloa. ="Cash” —dijo el camionero. -iY cuanto? —pregunté yo. ~Ustedes tienen que poner el precio. -Son importados —dijo Efrén—, madera via- jada... ~A mi me da igual —dijo el hombre escupien- do-, total los quiero para hacer un cuarto. -,Un cuarto para qué? —le pregunté. Me dio miedo que nos quisiera robar la idea de la coo- Perativa... -Pa’ vivir, puh... Me acordé de las callampas, de esos cuartas de tablas separadas que son puras rendijas... E] cajén espacial cooperativo servirfa de buen dormitorio si Je ponian ventana y puerta. Me Sustaba la idea. Pero en ese momento el camion dio un tiritén mds fuerte, un pataleo mortal y Se paré el motor. E! camionero corrid a hacerlo Partir antes de que se enfriara. ~Hay que pedir recaro -dijo un Ulloa-. Una Casa vale plata, millones... 33 Si ese luviera millones arreglaria el camion diye Vo. SI lo vendemos se acaba la feria, los inven- tos, Lodo ~dijo otro. no lo vendemos se lo van a llevar de to- dos modos -dijo el Jolly. El motor del camnian empez6 a funcionar como un terremoto y nadie oyo mas nada y cuando el duefio nos hablaba se iba poniendo colorada y colorado de gritar y nadie le entend ia. Todos chillaban, pero nada se ofa. A los Ulloa les salian ampollitas de agua en Ja nariz y al Jolly le saltaban los ojos. Entretanto el camionero desarmaba las tablas de la Oficina y las echaba al camidn. El Jolly se insolenté con los Ulloa. Se creia como dueiia; los Ulloa se enfuriaron y como nadie ofa nada, la cosa se volvié patadas y canillazos. Yo por tratar de separarlos me que- dé aténito de un solo pufiete. EF) camionero me elevé en el aire, me palmoted y me volviden mf. Acercé su inmensa boca a mi inmensa oreja y me chilld adentro: —Con usted solo me entiendo. ;Cudnto quie- re por fin? Pero yo tenfa la lengua aturdida y San- grienta, porque me la habia mordido, ast que ni podia explicarle que éramos socios. El camio- 34 nero pescé al Jolly y el Jolly creyendo que le tha a pegar le mand6 una patada. Se arni6 la gran de porque el chofer se enrabié y de un papirote mandé lejos al Jolly y el racimo de Ulloas que lo defendian. Entonces los Ulloa se treparon al camién y cuando puso primera partié de un brinco sin darse cuenta que junto con la casa se llevaba a los cinco Ulloa. Jolly Noraba en el suelo donde antes estuvo nuestra oficina. -Yo que tti me consolaba —le dije-. O se aca- bé el negocio para siempre 0 los Ulloa van a co- brar bien caro por el cajon. Jolly segufa Horanedo cuando se dio cuenta de que tenfa en la mano una cuestién. Era un carnet, pero no era de chofer sino que puramen- te un carnet de castidad de un tal Caupolican Astudille. Eso lo consolé. Y nos sentamos a es- perar que volvieran a buscarlo. Pero el tal Caupolicdn y los Ulloa no volvieron nunca ja- mas hasta que los expulsamos de la sociedad para siempre. Y cuando los expulsamos, fuimos a celebrarlo en casa del Jolly y comimos jamén importado hasta que nos dio hipo. En Ja casa del Jolly estaba la Ji, haciéndose la muneca, y mientras todos le hablaban, etla, como recién nacida, contestaba puramente 35 “leste-te-te” y mostraba sus dientes de conejo subdesarrollado. Claro que mientras tanto se iba haciendo duena de cada cosa, de los juguetes, los carame- los y hasta de la guagua de tres meses. Porque la Ji es de esa gente que cree que nadie es dueiio de nada y todo es de ella y no entiende cuando le digo que mis cuadernos son mios, y los garabatea y rompe feliz. La Ji tenia aferrada la guagua gorda y resba- losa de ojos azules y olor de membrillo, pero se le cafa de los brazos. Y la mama de Jolly tenia angustias y terrores de los zangoloteos y apre- tones que le daba la Jia su guagua importada, It is my baby -le decia con voz de ronda. ~It is my baby —contestaba la Ji furionda pe- gandole en las manos que se la querfan quitar. Yo me puse delante y le hablé con voz de honor. ~jJi, esa guagua no es tuya y tu tampoco sa- bes inglés! —What? -grité la Ji y me miré perpetua. Lue- ge hizo pucheros y uno tan inmenso que re- vents en un Ilanto bastante atroz. Me dia tanta vergtienza que esa mama americana viera llo- rar asta mi hermana chilena que decidi hipnoti- zatla. La miré con violencia y telefoto, hasta que la Ji se esterilizé y solté la guagua. Por suerte la 36 mama importada la pelotes a tiempo en sus pe- cosos brazos. Entonces aproveche para Hevar- me a ja Jia mi casa mansita y buena como una santa. Y qued6 santa ese dia porque ni se perdi ni robé dulces ni se creyé cosas, sino que archa vo todo el dia detras de mi como una esclava, -Papelucho, jquieres que te haga un man: dado? -me preguntaba a cada rato. Y yo la mane daba lejos, pero volvia. -;Te limpio los zapatos? -Si -yo estiraba la pierna y ella lustraba como verdadero lustrin ~gTe recojo los tornillos? —Yo estaba arman- do la juguera, que se habia trancado y tuve que desarmaria. -jTe recajo los vidrios? —claro, se resbalé el vaso grande de mis manos chicas, pero la Ji recogid todos los pedacitos. La Ji puede ser san- ta yo creo, y pienso amaestrarla, porque seria regio tener una santa hermana propia y que la pueden carbonizar. Y mds vale que sea santa, ya que es mujer y ella ni tiene Ja culpa. Y a mi me da congoja de que no tenga remedio por- que ella nacié asi. ¥ las mujeres siempre estan Creyéndose cosas y me parece que si la Ji no resulta como santa, al menos puede resulta como artista de teatra. Asi que le escribi una 37 comedia para que la represente. Esta es mi co- media. El entretectho Comedia en tres actos inédita Primera edician Acto unico 38 xstar El escenario representa un mar embravevice. Las olas se Jevantan iracundas y las sirenas asoman entre miles de toninas galopantes y perseguide- ras. Hay también algunos tiburones que masti- can colas de sirenas fallecidas. Una gaviola en lontananza. No se ve tierra ni drboles ni arena ni cosa alguna. Es alta mar. Muy alta. La prince- sa esta vestida de rojo y tiene una inmensa cola radiante. La princesa le dice al mendigo: -El tesoro de los mares es vuestro. El mendigo: -No hay mas tesoro para mi que vos, {Casale conmigo! Princesa: -Mi madre reina quiere un rey para mi. Pero yo os amo. j|Maldita sea mi madre y toda su descendencia! La princesa cae muerta y los tiburones la devoran a ella y al mendiga, Telén. Entrada gratis - Dos lucas por persona. Foy era el dia de la mamd y yo no le tenfa re- Balo. Asi que decidf regalarle mi comedia repre- Sentada por la Ji y el Jolly y aprovechamos que 39 xstar ella habia salido a comprar una torta para pre- parar todo. La Ji y el Jolly se aprendieron al tiro sus papeles. Lo tinico dificil era el escenario, por eso lo dejamos para e] ultimo Hicimos unos cartelones grandes pintados con el rouge de la mama y los clavamos en la puerta. ¥ decian asi: Hoy gran premiere a beneficio de Ja Sra, Jimena Sotovela, jAqui! El Jolly hizo los programas con papel con- fort, que es el Unico que hay en esta casa, y la Ji vendia las entradas en la puerta. La gente le quedaba debienda, pero le van a pagar des- pués de la funcidn. A las siete estaba todo lis- to. -Mama, muy feliz dfa. Le tenemas una gran sorpresa —Ie dije~. [Una funcidn de teatro para usted! -¢Ah, si? -dijo medio evaporada, y de repen- te se enchufd: -)Claro! Viel letrero. Tenemos que hablar -dijo con voz grave, y se fue ala cocina a preparar la entrada. Alas siete y diez lleg6 la mama del Jolly, la Veracruz, suempleada y los Rebolledo, que cui- 40 dan ahora el sitio. Los hice subir y fui a lamar a la mama. —Mamé, va a empezar la funcidn. Aqui tiene e] programa. Usted no paga —;Ah! Tu comedia... dijo con voz cansada. -No se preacupe, esta lista y la gente arriba esperandola. —jA mi? ;Arriba? ;Por qué arriba? -Ahi esta la sorpresa... Subimos. Era en el cuarto de bafio, natural- mente, y la tina estaba Ilena, porque era el mar. La cortina corrida, era el telén. Las aposen- tadurfas estaban ocupadas con los espectadores, pero le hicieron hueco a la mama en elwa.yla mamé del Jolly ocupd el bidet, Encendi las luces ¥ corri ¢! teldn. No sé lo que pass. La fi y el Jolly, que esta- ban en alta mar embravecida, parecian perros mojadas y el Jolly se equivace y dijo las pala- bras de la Ji y a la Ji le dio por estornudar y es- tornudar. Total, nadie entendié nada y ja mama me reté porque a Ja fi le dio fiebre de garganta, y lamama me ech la culpa a mi cuando ella fue la que se demoré tanto en subir. Yo pienso que esto debe ser lo que llaman desengafios de la vida. Uno quiere hacer una sorpresa feliz para otro, y ese otro Jo reta auno, 41 y Cuando uno esta en cl colegio y ademas tiene una hermana chica que aparecer, ni hay tiom- po de escribir. Apenitas las dias de fiesta, Hoy fue un domingo medio frigico. E] papa y Ja mama salieron a misa Y¥ no volvieron. A la hora del almuerzo la Domi dijo: —Con la de accidentes que pasan todos los dias, no tiene nada de raro... -y puso en la ra- dio la onda policial. Ofmos siete choques, cua- tro incendios, dos robos, un envenenarmiento y dos pufialadas de venganza. Pero de mama nada dijo. No importa dijo la Domi-. Esos son Jos hechos de policia del amanecer. Mas tarde dan los de la mafiana. —jA qué hora? ~A Jas tres. Y mas vale almorzar y se senté a la mesa en el asiento de la mama. Pero yo ni queria comer. Tenia adentro una cuestion pare- cida a los remordimientos. iEstariamos huérfa- nos? Me dominaba y trataba de pensar como un hombre, pero lo malo es que no padia tragar. Claro que si el papa y la mamé murieron a la vuelta de misa, estarian en el cielo. No debfa preocuparme por ellos, Tampoco de mi, porque soy hombre, Pero é¥ la pobre Ji? Huérfana antes de cumplir tres afios... Y entonces me di cuenta 42 xstar de que ella no estaba en el comedor, y le peor es que nadic me decfa que la buscara. Eso me dio CONZOA, -{Donde te habias metido? -le dije cuando volvid, -Salia caballo en un caracol y me aburri. Ah! —Después monté a caballo en una abeja, pero le dio por darle vuelta a una flor y me marié. —jAh! -Entonces me trepé en un gusano y se vol- Vio Mariposa... La Ji es despistada. No tiene cachativa. No comprende lo que nos pasa. Ni se fija que yo Contesto puramente jAh! porque estoy preocu- pado. La Hevé al escritorio del papa. Tan bueno que era el pobre y tan desordenado, Mafiana le ordenaria sus papeles. Hoy no podia con el tre- mendo cototo. Lo mejor era salir a ta calle por- que en la calle no se llora, Caminamos con la Ji, dos huérfanos como todos los huérfanos. Entré a la iglesia con ella y le pedi a Dios que nos lle- vara a todos al cielo de una vez. Pero Dios esta tan ocupado los dias domingo, que no me oye. Cuando volvi a la casa le dije a la Domi: ~Me voy a acostar. No tengo hambre. 43 xstar ~ Por qué? Le tengo pollo guardaco deayer.,, ~Tu sabes por qué -le dije mirando al suelo. ~{Ni sospecho! —Por la cuestién del accidente... —y me lar- gué a llorar porque ya no podia aguantar mas. Pero lloré como un hombre, casi puros mo- cos. La Ji me abrazé las piernas carifiosa, pero nos caimos, ~éEl accidente? jAy! Pero si se me habia olvi- dado decirle que cuando estébamos almor- zando Namé la seRora para avisar que estaba invitada a almorzar con el caballero en el cam- po y llegarfa en Ja noche... Total, yo habia sufrido, envejecido, tragado cototo el dia entero y todo gratis. Me vino una cosa como de ascensor adentro y tuve que dar- me siete vueltas de carnero y después me cami todo el pollo y hasta chupé los huesos. ha mama del Jolly iba a salir por el fin de se- mana con su marido y la guagua, y le pidida la mama que me dejara ir a vivir a su casa para acompaniar al Jolly hasta su vuelta. 44 xstar

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