ESTACIN DE PASCUA
Sexto Domingo de Pascua
COLECTA
Oh Dios, t has preparado para los que te aman cosas tan buenas que
sobrepasan nuestro entendimiento: Infunde en nuestros corazones tal amor
hacia ti, que, amndote en todo y sobre todas las cosas, obtengamos tus
promesas, que exceden todo lo que podamos anhelar; por Jesucristo tu Hijo
nuestro Seor, vive y reina contigo y el Espritu Santo, un solo Dios, por los
siglos de los siglos. Amn.
Lectura del libro de los Hechos de los Apstoles 11:19-30
Despus de la muerte de Esteban, comenzaron a perseguir a los creyentes,
por lo que algunos tuvieron que huir a Fenicia, Chipre y Antioqua. Al
anunciaron a los judos el mensaje del evangelio, pero no a los dems. Sin
embargo, algunos creyentes de Chipre y de Cirene llegaron a la ciudad de
Antioqua y hablaron tambin a los no judos, anuncindoles las buenas
noticias acerca de Jess, el Seor. El poder del Seor estaba con ellos, y as
fueron muchos los que dejaron sus antiguas creencias y creyeron en el Seor.
Los de la iglesia de Jerusaln, al conocer esta noticia, mandaron a Bernab a
Antioqua. Al llegar, Bernab vio como Dios los haba bendecido, y se alegr
mucho. Les aconsej a todos que con corazn firme siguieran fieles al Seor.
Porque Bernab era un hombre bueno, lleno del Espritu Santo y de fe. Y as
mucha gente se uni al Seor.
Despus de esto, Bernab fue a Tarso a buscar a Saulo, y cuando lo encontr,
lo llev a Antioqua. All estuvieron con la iglesia un ao entero, enseando a
mucha gente. Fue en Antioqua donde por primera vez se les dio a los
discpulos el nombre de cristianos. Por aquel tiempo, unos profetas fueron de
Jerusaln a Antioqua. Y uno de ellos, llamado Agabo, puesto de pie y por
inspiracin del Espritu, anunci que iba a haber una gran hambre en todo el
pas, lo cual sucedi, en efecto en tiempos del emperador Claudio. Entonces
los creyentes de Antioqua decidieron enviar ayuda a los hermanos que vivan
en Judea, segn lo que cada uno pudiera dar.
As lo hicieron, y por medio de Bernab y Saulo mandaron una ofrenda a los
ancianos de Judea.
Palabra del Seor
SALMO 33:1-8,18-22
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