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EL MOTORS Romulo 4 allec 08 DRAMA EN TRES ACTOS A los compaieras de La Alborada: Sa: lustio Gonséles, Rincones, Julio Planchart, Julio Rosules y Enrique Soublette, ¥ 4 todos ctuanios estén: en presencia de un espacio capaz para encerrar wuelos inf q aiios, inméviles, extendises les alas de un ' altivo sweio glorioso en ta espera del im ppulso que lor haga remosvar. El autor, Réwuro Cattecos julio de 1910, ‘ : PERSONAJES: © Guirao Gnosis Bauro Paro Day Samet. Onosia (su paulrey Serio hs Lowiazo \cpasa i awake A Mista Giines Esvas, ox Onchin £ Mace, Meus Menceoes Movesta ACTO PRIMERO no, corredor sat_oming de le que ngeen ifn {pai ; ce aitainol donde ‘hey ‘iseminades o 4 fanns Tanchn de bahiemre"caire tans ycardones qe emo™ (a anirevgerriin de anurlesere bain no pain 8: tuierda, ane puerta que ie a la vale. + luego, en el ingulo le Mquierda y foro. ote mi peqursa ‘gue rumania can ttle 4 Ta dereche, um emparra Es una, mations radiant esol ¥ atl Serna en el roeredor, Borda roms de sede sobre jes de 100? ie a ak camila lr jambre’ por ‘un oven ie veiniinro. alum, miso. menas, gallate y exidaleso de st mi in llegar le slertarizn su culture Jorma roniaue com It fe lon demas, Vsie traje de tana blanc len em we una rss. en el Uouloanier; debido a fa fracture Ue le pe ‘nguieeds sede spopindese en vn asta, 7 rome. en le sre ‘its Sempre exar de’ pie Amber, alenios a au respective quehacer, permaren Tinvervalas an aye of lidlogn de un hombre yuna GAR? No Howes. 2A qui Mugen. = las siete, atic Howma: Que estisimuy buenameza, Muren, (Misus.t GurnaneMo, Ya este poland la pava ‘aans dog tentos Semvno. Temprane émpiezan. Gurus, ¥ dues hasta que se acuestun. ;Qué pnchorra! Sraneno. Yor wy sé etiam muy se empplagin, Geaucenao, {Si sem avis simply! GY ex tam dewabrida 50 Bou M0 T 0 Rk Seupno.—Déjalos que gocea. Gomteno.—Si me dejaran ellos « mi. Stapro— {Qué mal te hacen? Guntemo.—Que me hacen abochornarme por ellos. SempRo.— {Qué tonteria! : Guntrerwo.—;Cémo lo evito? Modesta y su Rafaelito me tienen a reventar diciéndose simplezas que ni en privado ‘tin bien. Aunque ella sea tu amiga: se necesita set muy sandios. Staeno.—También es él amigo tuyo Cunueno.— {Porque respondo a su saludo? Ti_sl to tengo amigos en parla, Adonis oq er Eh Pera h STE trata — Statpno.—Y comw todos son parientes. al fin y al cabo... Guinzenxo.—Y si no lo son da lo mismo. Quien tenga una hermana es cufiado de todo el pueblo. Yo. como no tengo sino una prima. soy un primo de todo el mundo, Srmpro—jAh! Guillermo! Gunuenvo,—Es la vulgaridad. el espiritu del pueblo. Por o(? ito mie disgusta que me digan primo: ellos creen que es Porque tengo celos por t... Srapno.-—jQué cosas! . Gurcenwo.—Pero no creas que les tengo ojeriza. Me fasti dian simplemente. Los de afuera y los de adentro: los hom bred, “campechanos _y,,bucnotes,_las .mujeres.—ingustancia les j“ridiculas, que ni saben instar un figura, y silo hacen earicaturas de la moda. ;Y pensar que alguna vez_me haya jones con alguna de ellas! No diré cou ii eu- que siquiera tiene algo simpiticy: esa mis- que tanto le crtiean. y que por eats de mere ino que la campechania de mi hermano Alanuei cs neal, esta algo mis Pero haberme hiecho ilusiones con esta veci elindrosa Modesta. que ni siquiera se merece ab tonty tele: Brafista que 1a enamora, wey Z —_=_—_————_ We ROM ELO->CALLECOF ‘SeMPao.—si te oyeran dirian que es despech: Guitusnvo.—zLo pensarias ti? SestPRO, Yo no, jqué ocurrencia! Guittensio—Es que « fuerza de estar oyéndolos constante: mente les he tomado una aprensién.... gDe qué rics? Smutpno.—De una ocurrencia ayer, Te. sabes que alae pasd la tarde leyendle ute novela © Moda «dene oficina. Gurezensio.—j Que silo sé! ‘Sewpno.—Bueno. cuando Hlegé « una parte en que al prolt ista le deci wia: imgel de amor y cosas asi, ls tal, que mi tia, que eniraba en es momento, creyé que él se lo'decia a Modesta, y si hubierat vino la cara que puro, (Sere de mene, GuLueno spn sonrie, Gur-tenmo.— j Qué fastidio, Sempro! Semrno.—{Qué. Guillermo? Gumtenmo.—Eso: que tengamos al puchlo siempre dentro de la casa. i EMPRO.—Como nosotros vivimos tan callados. Guitvermo.—Tan callados que asusta oirnos. Stapno.—Tii en la escuela todo el dia. GurLtento.—Siquiera allé los muchachos gritan; por eso ¢ toy impaciente por abrir la escuela. ;Vivimos tan callades que a veces me ha parecido oir caer los jazmines! Té, bor dando tus rosas interminablomente. con menos rui hace la primavera para abrir las suyas:. mami, traj todo ol din como una sombre, apenas se sions el uid de trabajo de papi. pero hasta ‘ese mismo ruido anuncin wt aserrando tablas para fabricar urnas, Sobre ra. Cada ver que te sentabas's bordar ¢# la puerta de mi euarto se me ocurrian ideas muy curiosa: yo no sé por qué me impacientaba tanto hasta experiments? un sufrimiento fisico, una angustia que me hacia. revolverme Boo. mM 0 T 0 R~ Inv ma y sudar, si: aunque parezea mentira, una ver sudé frio. Mami decia que ‘eran nervios, y tal vez la estadia en la cama me les habia excitado mucho, pero el motivo era otro, Vas a reitte, porque a primera vista esto parece cosa de loco. No te bas bjedo en que. cuando eo una reunlin de personas extrafias aobreviene un silencio repentino. todos se ven las caras coo inquietud, y si te has encontrado en ese caso, {no has experimentady un deseo angustioso de. irte? Pues eso me sucedia cuando te ponias a bordar cerca de ‘mi puerta en silencio y me sucede cada vex que estoy contigo sin hublar. Come si no fuéramos conocidos viojos. Sempno.—No es extrafio. ti siempre has dicho que en tu «asa estés como de visita. Guntenmo.~-Por eso lo decia; sélo # los que eatin de visi 1a les pasa lo que a mi con ustedes, a los que viven en su casa como desennocidus, cuya despedida se espera de un mo- mento a otco y hasta se desea. porque nunca es grata la com paiiia de un ‘Seurao.—Eso podré decirlo yo, que soy quien verdadeta. mente esté de visita aqui. GuteaMo.—;Por qué lo dices? Seupno.—Porque a mivme ha sucedido eso que ti dices ‘qe pasa en las visitas. Pero no vayas tia reirte ahora de mi. Gurtiemso.—No, si mis bien me he puesto serio, No sabia que ti sintieras estas cosas. ‘Sespno.—Cemo ne te To habia dicho’ nunca... Gureno.—Tampoco te fiabia dado ocasién para que me lo dijeras. Sempno.—jPero qué serio te has puesto! Gurensio.—Es que acabo de descubrir algo. Sewpno.—{Qué? - Guretenno.—No me atrevo a darle nombre, pero sé que de ahora en adelante no me asustari tanto ‘nuestro silencio y hasta lego a sospechar que no lo habri mis de ahora en adelante. mm ROM CROP GOAL RE GOS Sraao. -No te entiendo. Guillermo. Gun-urnso.—Sin embargo, me parece que sf has compet Srapno.—Cillate. aqui viene mi tin, 1Sale Esra, Be une mujer de cinewenia sis. mi menos, apersaminuda, rene el rabella sis > sabundante ¥ pring rrineia, 4 nesar ile Ie eal of aniquilamienio que marcaia, ronsersa enters A capiritu: sn hablar ndemoner tienen mas vier ide juvens.) Estem, ;Todavia no has termini Seurao.—Ya estoy terminanilo. Estrr.- “Mica que Martin te manda decir que Ine necesita para el medindia. (Viena lo que hive Sruvwo,) ; Anja! Te esté quedando muy bonita, ;Esa es la del Jefe Ci Seurno.—Si Ferrn~-Qué de miniaturas tiene Smpro.--Me ha enstade sn trahaja bordar este escudo, Estra.—Pera te la pagarin mejor. (Se volien hacia el patio. quitindose el patalén negro que trae puesto.) {Pera Gulee mo! ;Mira que td puedes ser! Gunuraso.— Qué, mami? Estrr.—;Qué va a ser? Que estis ahi en sol como un 2 GeiteRMo—Coma un zamuro inutilizado viendo volar # sus hermanos. ; Verdad? Esrer.—{Cuindo no..? GLILLERMO.—No. si no lo digo por Ia pierna propiamente. sino porque estaba viendo volar lox zamuros. Esren—Bueno, pero me parece que no hay necesidad de es tar llevando sol para eso. Geittenmo.— Tanto tiempo a la sombra! Un mes sin salir eo. M oo T O R ie del cuarto, tendido en una cama. Déjame tomar dl sol un rato, {Es tan bello al sol! Esren.—Pero un tabardillo no es nada bonito. quita... Si bien se mira es hasta una mal de sol. 4 lum! Siempre estis ti leno de misicas. Haz lo que quieras. busca otra calamidad mis. Como si tuviera para tafetanes la Magdalena. Y ti. que eres propenso. por cualquier cosa coges una insolacién y después para mi son las angustins. Acuérdate de aquel tabardillo que te dio evan do pequetio. ¥ por la misma cota: por estar viendo volar lns zamuros. Gurtersio.—j Ah! Ya comprendo. Lo que te desagrada no cs que esté al sol, sino que esté viendo volar los zamuros. Esten.—;Cémo no me va a desagradar? Si ti los vieras por verlos sélo. Gorueno.—Lor veo por lo que a tantas oiras cores: por- que son bellos al vuelo, Esten.—Si. venme a mi con ésas. No ves que no s¢ lo que estis pensando y haciendo. mientras ves volar esos bichos. Milagro que no estas apunta que apunta...Si fuera cosa nue- va. pero desde pequefo has sido 16 mismo. no pocas cuerizar te ha eostado esa mania. Gunienno.—Es verdad. una diaria Pero... jsabes una cosa? Ahora recuerda con satisfaccién todo aquello: aquellos en- cierros en el sitano, aque! llanto que me arrancaban tus li- tigen. VY mira que pegabas de una manera! Esten—jQué frescura la tuya! Qué pensara Sempro; que te oye. SeatPno.—Que perdié usted su tiempo. Guiturmo—Sempro sabe que mientras mis dolor nos eues- ta una pasién o un alecto mis querides nos son. Esten—Pero esa mania tuya te costar la muerte, Ya por estar volando te quebraste la pierna we ROMULO fALLEGOS Guittenmo—Mi temeridad no fue volar, sino hacerlo don de alguien pudiera asustarse y cazarme 1 tiros, Ademis. ja eudntas cosas tendria que renunciar por evitarme el Pe. figro que me acarrea tenerlas? Tendria que renunciar 4 mi mismo, que por ser como soy todos me odian en este Pl ble. En riesgo mayor me he visto por esta inocente flor qu uo en el ojal; no me la pueden tolerar, como tampoco qué ‘me vista de lana y gaste perfume, porque tienen la idea que el hombre debe oler a chivo, a tabaco de mascar y agua diente. ‘SEMPRO.—Es que hay més envidiosos en este pueblo... Esten—No es envidia, Sempro, Es que Guillermo los trata 4 todos de mal modo ¥ no pueden tenerle huena voluntad Gureenmo.—No me la tienen aqui en mi propid-casa: por atentar contra la tranquilidad de todos, vistiéndome contra la moda del pueblo, pensando contra su opinién, por ser tambético y sobre todo por ser cigarra entre hormigas. * Esten.—Yo no sé qué necesidad hay de vivir de punta con todo el mundo. Aprende de tus hermanos. Todo el pue los quiere mucho y viven felices con sus mujeres y sus hij Gutttensto— {Mis hermanos! Pero jacaso puedo ser yo como mis hermanos, ni conformarme con la mezquina {eli cidad de ellos? Un mostrador, o un pedazo de tierra donde escarbar cuatro granos, 0 unos burros para irse por 808 c& ‘minos al agua y al sol, arreando: trabajo para la semana Y tunes tragos para convertir en fiesta el fastidio de! domingo iEnvidiable vida! Esten.—Es verdad, ti no puedes ser como ellos. Los po bres: ignorantes y risticos... GutLLenno.—No es culpa mia que lo sean, mamé. Siempre hhas de salirme con es0, como para darme en cara. Esren—Yo lo que sé es que con ellos nadie tiene que ve" (Vase.) Gumxenmo.—Y conmigo todo el mundo. Si, estamos de acuerdo. (Se pone de pie.) ;Vaya, pues! Que no hays modo de conversar sin concluir rifendo, ;Nada! Lo que te digo Eo ob 7 M 0 T oO Rips Sempro: soy un intruso en mi casa y debiera irme de una vee para dejarlos en paz a ustedes... jIrme! Bueno estoy irme. Las dos no me evaban muy lejos; temiprano ‘oy a llegar con una sola y con la impedimenta de la otra. iQué pierna mis pesada! Pesa mis que todo mi cuerpo. (Mientras esto habla ha avonzado hasla el corredor penosa- mente; legado cerce de una sila se upoya en su respaldo.) No me veas, Sempro... Seupro.—;{Por qué? Guntenmo—Porque no. Tonterias. Porque es feo arrastrar tuna pierna. Susceptibilidades ridiculas de hombre presumi- do... {Mas vale que me hubiera reventado la cabeza! Sexipno.—Jesis! Eso si que seria feo. Gumenmo.—No, Fuerte, horrible si quieres, feo no. La foo ohio Hated: gue mecre a Vis 62 satpestta, sto: arrastrar una pierna tiesa y hacerlo torpemente con un esfuerzo que contrae todo el cuerpo y pone en la cara ‘una mueca que causa léstima o risa. Srurno—ihe discs pore mo moi de les mertiqudias que hacias cuando saliste del cuarto? i Gurtieao.—Y por la cara de compasién que pones ahora. Seypno—Dispénsame. Tii sabes que soy muy reilona, =-¥ muy compasiva. Pero no es tu risa ni tu lo que me mortifica, sino la mueca que las pro- SeatPno.—Eso es porque no estés acostumbrado, Guntienso.—Si, la mueca de la cara desapareceri cuando y& no me cueste tanto trabajo arrastrar a piema, pero la de todo el cuerpo es inevitable. Ya les ha legado la hora de desquitarse a los contrahechos de El Pegujal; jel burlador cayd en desgracia!... ;Creeris que esta puerilidad llega a preocuparme de veras? jEl clegante fracasado! ;Verdad que es trégico y cémico al mismo tiempo? Tanto més tr gico mientras mis cémico. Imaginate: jun seductor pati tambo! {Qué mujer va a sacrificarse casindose con él, para servitle de muleta? jE] maestro de elegancia que le «gh? Mew tf wy ROMULO GALLEGOF jtud aconseja a sus diseipulos mantenerse siempre en una actte siren 7 belle Ganene ahora a la escuela, contrahecho como una ruina humana apuntalada por dos pelos y haciew do a cada paso una morisqueta capaz de hacer reir al mis Es muy duro, Sempro, muy duro, (Encaminéadove ‘al patio.) Pasarle esto al hombre més presunido del rut do, a la casaca del pueblo, como me llaman uiiedes, estPRo.—U'stedes no. Guillermo. Yo nunca te he dicho ssi Gurteenmo.—Quise decir: el pueblo. (Se aleja hacia el fr do; Sempno deja su labor y se dirige a la derecha. Sal Ester con una escoba en la mano.) Esren— {Qué es. Sempro? Sentpno.—Nada, mi ti Esten—Pero ven acé. SespRo.—Voy a buscar seda. que se me acalss, (Mutis por la derecha,) Esten—Guillermo. Esten.—Mira, Guillermo. déjate de estar mostificindola. No me gusta que seas asi con ella: si no la quieres. bueno; per? déjala quieta. De seguro que la estabas embromando por su bordadas. y la muy tonta que se pone a lhacertr caso, Gutttero.—No le hablaba de eso, mama. Ella Esten.—Q de otra cosa. Cuando no es esto es ayuello se porta muy bien contigo para que le correspondas de et manera. 'GUILLERMO se acerca.) Durante tu enfermedad. elt pendiente de ti. ¥ ti mortificindola con fus cosas. Guretenso.. ; Esten.—Como a una hija, si es mis buena la pobrecita. Ti dices que es simpleta, pero es bondad. (Guittermo la abre za.) {AY hijo. que me ahogas! {Ti quieres mucho a Sempro? Bb M0 T O R 15 Guutensio.—Sigue, sigue hablindome de Sempro. Esten.—jAnjié! {Con que esas teniamos? Guutenmo.—Si, esas teniamos; es decir, tenia yo, porque no sé si ella... Esten.—Si lo sabes, que ti a0 eres ciego, y bastante me his dicho que lo que més te molestaba era eat empefio de ella ‘en quererte cuando ti no la querias. Gurtenmo.—Pero no te hagas ilusiones, Esren— ;Por qué? Ella es la mujer que te conviene, no la ‘encuentras mejor. Guutenwo.—si, pero yo no tengo porvenir, no tengo oficio Y.no quiero que las rosus ideales de mis versoe vivan y me- sen a expensas de las pobres rosas de seda de Sempro. Ademis, seria poco noble que ahora fuera yo a decile « Sempro: ya que nadie puede quererme, quigreme ti; es ir: sirveme de muleta, ayidame a artastrar esta pierna Jingu. Esten—Y Sempro te contestaria que ahora es que te quie- te de veras. Guiutenmo—Pero no puedo aceptar exe amor, que mis qué amor seria piedad. Ahora, el dia que logre producie en Sempro un sentimiento de admiracion fer ms sf od acep- tarlo sin humilaciéa, porque me lo habré ganado y seré tio, Hoy no pasa de ser una limosna piadosa, Esren—Queriéndote ahora te prueba que te quiere de eras, Guntermo—Pero, en cambio, adudar de rifio y mafiana se dird con razén: mientras pudo escoger me desprecié, y este resentimiento del orgullo ‘en una mujer puede mis que todo. No, no; yo necesito po- der escoger otra ver, no como anies, télo por una apaci tia agradable, sino por verdadero mérito, para elegirl al, lla siempre tendri derecho Esren—Genio y figura. (Viéadolo irse,) wm RUuMULLO CaLLecos Gutttensto—Genio sélo, porque ya Ia figura es of Ves aquel zamuro sobre el caballete? Qué feo camina, {Ye dad? Nadie quisiera ser como ellos cuando los ven ands En cambio, los otros... ;Qué bellos, con las alas extendidas serenos y altos! ;Cémo los redime de su fealdad la beleza del vuelo y cudntos los envidiamos! jAsi necesito hacer 1: extender las alas, remontarme muy alto, para que absjo 9 je se acuerde de mi pierna rota y todos me envidien! Esten.—jAy, hijo! Yo creia que ti estabas escarmentado Gurterso.—Al contrario, mami. Hoy mis que nunca ne ‘eesito volar, por Sempro y por mi. zNo ves el trabajo que me cuesta andar? (Mutis por la derecha. bajo el emparrado.) (Salen Menceots y Mootst, madre ¢ hie! Menceoes.—Preparate. Por ahi se dice que el Presidente le- gard atu casa. Ester.—jQué mano! Movesta—Para qué lo nega, gmisié? A usted le gustaria mucho. EsteR—Cémo no. Alli ustedes, que tienen su cass grande y bonita. ‘ Mexceves.—{Sabes el apuro en que nos han presto? Jefe Civil le dijo a Vicente que queria que le cedisramos la ‘casa para el baile de recepcién. Esten.—i¥ ya se esti ocupando de pedir sales? ;No es de aqui a dos meses que viene ol Presidente? Movesta.—Si, pero el Jefe Civil dice que quiere sener todo preparado con anticipacién. Mencenes.—Asi es mejor. Tiene uno tiempo de hacer sus preparativos. Movesta.—Y como papa le dijo al Jefe Civil que al ha todas los gastos del baile... Menceoes.—Ti sabes cémo es Vicente de delicado: a él no le ha gustado nunca que en casa haya fiestas pagades por otros fe o& M0 T 0 Rint Movesta.—Ademis, lo que dice Rafaelito: que si se niegs | 2 gata, no falar un chismoso que le digs al General que a 3 enemigo de la situacién, y entonces nos ya el fai Esten.—Por exo yo le doy gracias a Dios de que me haya hecho pobre. Esté una tranquila, como no tiene nada que perder... Mencepes.—No es por los custro centavas que uno tiene, sino por todo, Ester. Con esa gente de arriba tiene que an- dar uno como un nivel. Manceoes.—:¥ qué he dicho yo, uifa? Movesta.—No, te lo digo para que no sigas: tit sabes que tn Ia calle se oye todo lo que hablan aqui. Ahora estaba yo en la ventana conversando con Rafaclito y estibamos oyendo todo lo que hablaban usted y Guillermo. i Esten.—;De veras? Mencenes.—Y al; Preguntarte. Estes.—Mejor. Hoy salié del cuarto por primera vez. Y camina bien? jcémo ha seguido? Se me habia olvidado ‘Movesta. Esren.. Movesta.—Considero como esteré. El, que es tan asi... tan Presurvide. Esren.—jAh! De un humor horrible. Meaceoes.—El pobre. Era lo peor que podia pasarle. ‘que preferiria haberse matado. jo. hija, con mucha dificultad. Esten.—Asi dice Mencees—j Ave Mari Esren—¥ no estuvo muy lejos, esti vivo de milagro. Sa- bes lo que es hacerle como quince tiros y no pegarle nin- uno. y my RUMULO wALLE GOS Airceves.—Y después caerse desde tan alto: un milagro verdaderamente. Esten.—Yo le digo que fue porque se lo encomendaba mu: cho a la Virgen. Cuando lo sentia salir de noche, despué ‘que 19s acostabames, me ponia a rezar por él y uo me dor ia hasta que regresube. no porque yw supiera u lo que salia. sino porque. como al tiene ese caricter tau: violemto vive de pique con todo el mundo... iAh Guillermo! Movests.—;Donde esti Sempro, misia? Mencrors. Esren.—Alla dentro, pass. (Mutis de Movests.s * Mencroes.—Quiere que Sempro le ensefie a bordar unos cojines. come los que tenemos no estan presentables. Ester. —;Esti muy embullada Modesta con el baile? Mraceoes.—jLa pobre! Se pasa toda la vida metids en casa, sin divertirse. (Aparece en la puerta que da @ le calle a: PesetLe, Teje Civil del lugar, um andino vig con tede ia rude (eda por une vor Buenos dias! Pesveta- EsteR.—Adelante. coronel Peiveta.—{Cémo esté ii seiora? Ester. —Para servirle, coronel Pescrey Va a misid Mercedes In suludé. Esrex.—Bien, puede sentarse, Prscety. Gracias. ;Y dom Guillermo? Esten.—Por alle dentro anda, PriveLs.—jCaramha! Ha estado hastantes dias en la cama, Esren—Mis de un mes. si. sefior ron Moo 7 T 0 RoR Este. --gPar qué? El comprende a. si usted hubiera sabide que era él. a buen segurw que tng lo hubiera tirade. Prdivrta, {0h De ni Mincrves.- Guillermo ha debido ponerlo en cuenta a os ted. como autoridad. PusurA—Eso os 48 nosotros mismos nog lo ocultaba; nunca sw pines lo que al sbtano: ahora es que he venide a saber que eran Las alas ¢ Penta, Eston. come a experaba que nos avstiramos part que es resersado of amigy. egunté waa ver. y me dijo que tenia una av- via en la salida del pueblo, y que la vein a esis horas por aque el padre le hacia fa guerra. Qué picaro! Mexceprs.—Y como av era de extrafarse en él. que ‘exaingsaie. ca que se peaba la wte alli ime decia yo. la verd dandy en ta sabana de pastorvo de V tanta res brava que 5 que tiene brivs don Guillermo. jLa perinula!. te me pondria a volar sobre el ganado: para ir y de golpe caer ensartady en los cachos... Esren.— Una temeridal de ese nia, AL principio era aqui enfrente. en 11 planadita ess. a wo oROMULO; GALLEGOF dices! Ese era el erpanto qv Esren- Murcrnrs.—Reeverdo que andaban pandillas ce hombre arinadus. todas las noches. esperando el espanto. Hace come un afio de eso. PeSueta—Entonces, es costumbre vieja de don Guill: Esten.—Esa hia sido la mania de toda su vida. Recuerdo cuando estaba muichacho se la pasaba diciendo que queti® ‘ser zamuro. y se pasaba todo el fends fen e303 cerros. ¥ volar los zamuros. cn un reventadero de sol. hasta que, & resultas de eso, se enforms. Después la cogis por hacer ver s08. y no se ocups mis de los zamuros, pero un dia viene y le regala papa un libro que decia de Ia locura esa él wuelo. y vuelta a su tema. Horas enteras se la pasaba en e patio. con un papel en la mano. viendo ol esos y apuntando no sé qué disparates. Y toda ustedes que esta escarmentado? Menceors.—Caramba, se necesita tenerle mucho amor. PeRuet..—A mi me gustaria verlo volar. Va ested le ha perdida el miedo. ' Esren. PrRueta—Yo, voy a decirle, no me asusté tanto, porque ¥° he visto muchas veces pajaros gigantes. no tan grandes come ése, no. los que llamamos allé en la sierra céndoxes. Pere como el amigo Manuel si que tenia bastante miedo. ea uno se... Perdonen ustedes Ia palabra: uno se contagia. (0 Menceprs.—Francamente. habia para asustarse. de noche todas Ins cosas impresionan. PeRueta.—Eso es. y cuando uno va y de golpe se encu tra con el duende. como le pasé a Manuel. jAlas!. si ats! esta el amigo. (Por Maxurt. que sale del taler, tercera pte” ta de la izquierda.) Mencepes.—Hablibamos We ti Bot M 0 T O Rw Esren.—Dios te bendiga. Priiveta—Le decia yo de lo asustado que estabas ti la no- che que cazamos a tu hermano. iy qué cree usted? Era pa arrugi al mis Peiveza—Pero yo también lo vi y no me puse tan cobarde. Manuet.—Poque usted lo vio cuando yo se lo ensefié y n0 3 lo mismo. Yo, que estoy agazapao entre el mogote, expe- Fando que pase el venao po el claro el gamelotal y oigo en el viento una cosa que hacia y que: «friiiie... Mi Plarriba y, jmuchacbo!, me encuentro con aquel espantajo. iYo, qué voy a sabé que es Guillermo! Y le geito al coro- nel, que estaba en la boca del eafiaote, PERveLA—Y yo me creo que es que se encima el venado, ‘me preparo a tirarlo, cuando me pasa aquella sombra_por ‘ncima, miro de para arriba y le digo a Manuel: «Tiros con él.» Ya me parecia que estaba yo en los piramos; asi se ven pasar alli los aguilones. “Mencengs.—Vea pues si no es pur Guillermo, matan al po- bre venado esa noche. Esren.—Pero me iban matando a Guillermo, Priivrt.—Afortunadamente, no hicimos més que rompesle has alas. Maxvet.—¥ el venao se hubiera salvao de toos moos. Des és tuvimos velindoln, enmo ocho noches y le tiramos como cien tiros a boca e jarro y no le pegamos. Buenos cazadores. Mencenes Maxuit.—Oiga, coronel, como si juera muy ficil pegale a tn vena embrujao. Esrer.—Qué va a haber venados embrujados, Manuel. me ROMULO GALLEGOS Maxuet—;Que no los hay, mami? jAb, caramba! (Sole Mesaxia. Ex una mujer de veinidés aios, ae are y dicharachera.) MeLania.—Ya esti mi marido diciendo coquetadas. jAh! ebmo esta, coronel? (Dandole la mano.) PeSueta—Para servirle, mi sefiora. Mawurt.— {Qué vienes a hacé ti aqui? MeLania—A descansar de aquellos demonios. Mencees.—Qué modo de nombrar los hijos. Metanta.—Allé los dejé jugando a arrieros, los burros s0 las sillas de la sala; conque si no quieres que te las rom- pan, anda a quitérselas, porque a mi no me hacen caso. Esten.—Pero si ti eres peor que ellos. Manvrt.—Me parece. {Usted se queda, coronel? PéSurta—Si, tengo que hablar con las seiioras. MaNurt.—Pase ahora por casa, para que coja su revolver, ya se lo compuse. (Musis, Segunda isquierda.) PrSrta.—Convenido. ‘Salen Mooesra y Seurno: sta saluda a Putin ‘ne se pone de pie.) Mrtanta.—jAh! Si Modosta también esta aqui. por eso ¢# aque Rafaclito esta trabajando taato. Moesta.—€l trabaja todo el dia cn tu oftcina, (Tooan # le puerta.) Esten—;Quién? AuRIERO.—Cente © paz. Esten—Adelante ‘Anaveno.—(Apareciendo.) A ve si tiene la sefinra algunss chivas que me quicra vendé, que voy pa Caracas y me han fenearga® unas pocas. Estrr.—No tengo ninguna: lo siento. Bou Moo T 0 Rims AnniERo.—Pues no he dicho na; usted dispense. Metavia.—Usted sabe quién tiene una muy buena, dor Blas, tres casas més abajo. Vaya alli, al tiene una chiv Manes, famosa. Anmtsno.—Muchas gracias. Pasen buen dia. (Vase. Todas tueltan el trapo a reir.) 2 Pero, chica! a si se pone bravo Elias? Priiveta.—zEs que a no tiene cabras? Metania—Pero tiene chi Movesta.—La barba, quiere decir. comprendiendo la brome, la edlebra con fosa eareajade.) ‘Saupro.—El se pone furioso cuando se burlan de eu barbs. PisiueLa—Si que es usted malintencionada. Esten—Es mal hecho burlarse de las personas mayores. Mrtana—, ahora me dejas cou la palabra en le boca, No te rias, Guillermito, Ia burla soez no debe ser celebrada (por las personas cultas, deja eso para los patanes que son ‘ncapaces de comprender la sitira fina. A mi lo que me re- siente es que me haga esto tu padre, tu padre que debia te- ‘er mis miramientes para conmigo. GUILLERMO.—Ya le ha dicho que no ha sido él; no se em- ‘peéfie usted. =~ Dow Euias.—Es que no es por primera vez. Yo sé que soy el tema ridiculo de las obec de esta casa. Yo no debia venir aqui, si lo hago es por ti, créemelo. (Se sienta descu- briéndose la calva cabeza para enjugérsela.) Gurttenmo.—Gracias, don Elias, Dow Etias—Yo sé que ti también eres blanco de las burle- tas de la malcriada gentuca de El Pegujal. (Gun.tenqo co- wo ROMULO GaLLEcos mienza a impacientarse.) Por eso te ag-ecio, y a buen seg 0 que yo tolere que se te ridiculice ex mi presencia. Guittenmo.—Muchas gracias, don Elias. Don Euiat-—No hay de qué, chico. ;De qué te ccsps GunterMo—Tirando unas rayas aqui... para matar el tiempo. Dow Etias.—jAh! Crei que hacies versos. Guituenmo—No. Los poetas estin muy desacreditados en ¢* tos tiempos. DOW Etias.—Si, nos maman el gallo. Pero quieras que n0, somos més que nuestros detractores. (GUILLERMO hace vise: Jes.) No en cantidad, porque de lo bueno, poquito, y aqui rho somos sino GunterMo—Uno, don Elia Dow Exias—Hombre: ti y yo. “GuutERMo.—No, no: es que yo no me ocupo de eso ya. Dos, Etiss Pues yo si. Ahora pienso componer algo part las fiestas de la recepcién al Presidente de la Repiblica que como ti sabes visitaré el pueblo en el mes entrante. Una ‘oda pindatica. (Sale ESTER.) Eetsn—{Cimo estis, Elias? Dow Etias.—Bien, Ester. (ESTER se va por la derecha, Stat no sale y soluda con la cabeza, conteniendo lo risa, luego requiere su labor. GUILLERMO siempre atento a su dibujo.) {Qué hay, Sempro? Aqui diciéndole a Guillermito que debe escribir algo para la recepeién. El escribe muy bonito. ‘Guittenmo.—Sempro, hazme el favor. En mi escritorio esti wun lapiz, tréemelo. (SessPRo ve.) Don Etias— Qué es eso? (Acercindose @ la mesa.) Gunnemto—Nada, nada. (Hurténdoselo.) Dos Etias—Chico, jqué humor el tuyo! Se te habla y ape ‘nas respondes, va a ver uno lo que haces y lo ocultas. Be o- Moo T © R iM Gurrenwo.—Es que no es dé interés. Ray: Dox Exias—Para mi que no son rayas, sino versos. Que- tris darme una sorpress. GuitLenmo.—Que no hago versos, don Elias. Don Ettas.—jPues que te aproveche! {Qué mala crianza! Si tendré razén en decir que no debo venir a esta casa. (Yéndose airadisimo; milve Seteno,) Seapno.—;Se fué don Elis? Guiczemmo.—Se fue, por fin, {Mire qué estos colegss _—oJ. = (Severo, enuregindole el lipis, suelve « s1 labor. Esra asle 7 3¢ pone @ Barrer.) Esten.—Caramba, ni tiempo de barrer he tenido: como que todos se pasar in palabes pare venir, parece qe be ra santo en la casa. Gurtenso—jUna idea, mama! Declaremos dia de festa el de hoy. Esten—Pero si esti emperanda la semana: hoy es martes. Gumienmo.—jQué importa! En habiendo alegria cualquier dia es de feste, y todos estamos mis alegres que de costum- bre, hasta el serrucho de papi, todo el afo.aserrando ta blas para la muerte, su ruido es triste; hoy parece que can- ta porque das corta para um arco de triunfo que, a pesar d todo, signifea una alegria. ;¥ el cielo tan azul. tan radian- te! Es una ingratitud lamar dias de trabajo a los que tie- rnen un cielo como de, ‘Sreipnio.— De veras parece de domingo. Esren—Esta es otra, que el cielo de los domingos sea di- ferente. Seapno.—No, es lo mismo, pero se nota como mis grande y mis alegre. Guntenwo—Tienes razén. Sewpno.—Serin ideas de uns, como una sabe que es dia dle fiesta y toda la gente esti vestida de limpio. ” we ROMYLO GCALLEGOS Gunseasio—Peco ln verdadera causn es que geuralnent no nos fijamos en el cielo sino los dias de fiesta. Durante ls semana, el trabajo no da tiempo para verlo; pero él siea pre esti derrochando sobre nosotros #u alegri init mente para que al cabo de ellos la aprovechemos en el do- rmingo. Esten.—Segin es0, todos los dias son de fiesta para ti Gumtenwo—Todos, mamé, y para tidos lo verian a pesat del trabajo, Para ti, por ejemplo, (4 Seupno.) que te lo pasas inelinada sobre el bordado. si de ver ent cuando levantaras la cabeza para ver al cielo, Esten.—Pero el trabajo no adelantaria. Gurtersio.—Es cierto; por desdicha, no es en el cielo donde tienes que bordar tus flores. (Volviendo o su dibujo.) Esten.—Nadie come con eso, Alla para los versos. Guntenso—También los versos son alimento, mami. Si no fuera porque 1a vida esti ena de versos, morirfan de hambre! Ester.—Pero los poetas, que son los que se alimentan de versos, siempre estén flacos y al fin se mueren de hambre. Guiteamo.—Se mueren de otra cosa, mami: de tristez® fo de rabia, porque se desesperan buscandole un consonante © una armonia a la vulgaridad, a la estolidez y no se Jo ‘encuentran, Este —Yo de armonias y consonantes no entiendo, AU ti que te sabes de memoria todas las palabras que terminan igual Gunteno.—No es a las palabras a que me refiero, a le miseria de espiritu. a Ia campechania de ciertas personas. Estas son las cosas sin armonia. sin bellera, que hacen 1a biar hasta morir a quienes necesitan algo més delicado. {Sole Don Samvet. y con un cigarro en la mano se acerca 4 GuLLERNo heciéndole sefias de que le dé'fésforos. Exe sacx la caja y se la da.) Esten.—Yo lo que sé es que sin esas personas vulgares Y L Moo T 0 Rk mezquinas, muchos se hubieran muerto de hambre a estas horas. Gunteno.—{Uno de ellos yo, por ejemplo? Don Samust.—jQue vivan ustedes peleando, carami recen perro y gato. . Esren.—Es que.este nfo todo se lo coge para él. Gumttenso.—Todo lo que se me dice para que me lo coja. cAcaso para comprender necesito que se me diga: ti eres tun holgazin, ti no has trabajado nunca? Si demasiado sé que lo que no me pueden perdonar ustedes ex el no tener ofcio productivo, el ser cigarra en casa de tantas hormigas Pero no pelearemos més, desde ahora seré hormiga, no a mediss como lo soy ahora con Ia escuela, sino de un todo. Voy tabelar para ganar diners, mucho dinero. porgue yo no soy de los que se conforman . Ya propési- to: te dlatards mucho en esos arcoa? Po” OPO Don Sastuet.—Qué sé yo. {Por qué? Gumteno.—Porque tengo un proyecto. Vor a construir un parte y quitro que me ayudes con la obra de caryin fabilitaré para mecénico a Manuel. ya que no se consigue otro en el pueblo. Esfen.—z¥ qué aparato es ese? Gurttexwo.—Una méquina voladora. Estoy terminando el diseiio. Dow Sasvet.—{Vas a ponerte a volar otra vez? Guntiexwo.—Con algo he de contribuir a las fiestas con que El Pejugal al Presidente, en esos dias todos uc- rin sus habilidades y no puedo quedarme atris. Ti tambiéa contribuirés, Sempro. Me les bordaris flores de seda a las alas, para que siendo el aparato a un tiempo péjaro y iar- din nos pertenezea a ambos. Don Sastvet.—Pero, chico, zqué necesidad tienes de expo- nerte a ese peligro? Guruieawo.—La de ganar dinero Yo espero que el Presi- mw ROMULO GALLEGOS dente premie mi invento. Ademés. conozco muy bien mi of cio de pajaro y sé que no tendré ningin accident, Bastante he practicado de dos afios a esta parte. Dow Sanvet.—Pero ahora con esa pierna initil. {No dices que para coger vuelo tenias que correr primero? Guinienmo—Eso era cuando se trataba de alas, pero ahora seri un pajaro perfecto. Mira el disefo. Sentado cSmods- mente podré maniobrar durante horas enteras y el impulso inicial se obtiene por un mecanismo que te explicas Acéreate ti también, mama, y ti, Sempro, (Esla s6l0 ta; Dox Samues lo ve de reojo.) ‘Seupno—Exacto a un pajaro. Mire, mi tia. Esten—{Para qué? No me hacen gracia esas pinturas. Guneamo—Déjala. SeMpRo— {Qué bonito debe de verse en el aire! ;Volari moviendo las alas? Gurtenwo.—Si. lo mismo que un pijaro, por modjo de palancas y articulaciones. Mira: éste es el timén que hace las veces de la cola en los pajaros; aqui va el conductor sentado, Dow Saovet.—El papel aguanta todo. GuiteAMo.—Bueno. lo que me interesa es saber si me ayi daris. Dox Samvet.—Yo tengo ahora mucho que hacer. GurLteRNo—Bueno. lo haré otro o Io haré yo mismo. ZY tii, Sempro. estés también muy ocupada? Ester.—Ella tiene que bordarle esas fajas a Martin, y nes monturas que tiene de encargo. Gurterno.—Es a Sempro a quien le he preguntado. mami. Sempro—Yo tengo tiempo, mi tia. Esren.—Acuérdate de que tienes también que bordarmele i palio al Santisimo. Bou M0 FT OR anes Gunento-—Mlire Sermo. no me hagas made no set que mama te pouga a hordarle trajes a las once mil virgenes por darse el gusto de estorbarme. Esten.—jJesis. hijo. qué genio el tuyo! Cualquiera diria aque lo que queremos ex hacerte un mal. GurtteRo.—Si ya sé que lo que quieren hacer es un bien, Aqui todos son muy buenos conmige. ninguno me atormen- ta. vive aqui camo Ja nata sobre la leche, Dox Samvet—Dijame irme mis bien, (Fase.) Griuienuo.—Molestands a toda el muido, haciéndolos su- {ir a todos y diindome la real vida, Pero ya estoy aburrido de tant mimo y tanta contensplachin y tendeé que irme de a" era sezuir siondo... (Se para violentamente yal it a dar un paso. alvidindose del estalo dle su pierna. lo hace sin apoyo ¥ de nna manera que lo pone en riesgo de irse de ‘bruces. Sesto se apresuza a auxiliarlo,) Quitate. quitate. nna empicees de una vez. (Ella requiere su labor.) Esten.-Guillermo. Gumaenwo.—jMaldito sea! (Seutindose de naeco.) Eston. Damme paciencia. (1 ase. Pausa.) Gone. qus ya no‘puede sufrieme a mi cha! Exta guerra sorda que nos hacemos une a otros cons tantemente. me tine ya fuera de mi. Sélo siento que ti. sin hacerla. Ia sufras. Semenp.—No les hagas caso. Gunism10.—Buen remedie. tener siempre la enfermedad y no’combatirla. La culpa ex mia después de todo: mete a querer ser mas que low semis? En santa pax vivirin si fuera como los otros. como mis hermmus, Esto le pasa a todo el que sale de la manada: que el partor Ir tira pie- dras y le szuza los perros parn que vuelva al montén. Buc- nas dentelladas me han clavado I su furia no ha hecho més que irritar mi ovlin blo que me anula. a la casa donde no se qanelimelineeelbicmae We ROM ULE GALLEGOS donde uo se me perdona el tener alas y se me quiere- malar el Sue... :Por qué tendra que defender uno tan crude | mente su devecho al Ideal? Searno.—Cara compra uno Ia felicidad. Gurnvensio.—Es cierto; ti también la has pagado con le grimas. Con nadie he sido tan injusto y tan brutal come contigo. SEMPRO.—No digas es0, Guintensso.—Es la verdad: legué hasta odiarte, Por no he ber querido comprender més antes lo que he descubiert + que la tuya es la dnica alma amign de Ia mia. Mira: yo habia pensudo ocultértelo por un orgullo nesio, pet tengo tanta necesidad de decirle esa palabra a quien set ch paz cle apreciarla. que no espero mis: te quiero. Sempro, ) necesito que ti me quieras con toda tu alma. Uno # uno a he iilo robando alectos a mi mismo, hoy Nego hasta dudat de que papa y mamé me quieran. No dité que me aborre cen. pero he sembrado tantos odios que ni inmerecido serit el de ellos, ni el tuyo mismo. pero arranca de tu alma todo resentimiento y dame lo que necesito: jcarifio, ternura! Me hhacen tanta falta como el agua a la tierra abrasada. Y lue 0, quién sabe si todos los motives de resentimiento que != he’ dado. no sean més hien méritos para lo que pido. Mira: todo era celos al fin de cuentas. Las ironias y burlas que hhacia de tus flores. el desprecio que te hice de ellas cuando ime regalaste aquella faja bordada por ti: celos. egoismo que se convertia en ira al verte toda la vida hordando rosas para engalanar la cursileria del pueblo, como una primavers in- itil que produjera rosas vivas para alimentar marranos. Y te echaba la culpa a ti que no la tienes, como no la tiene tampoco la primavera de que haya cerdos en los jardines. Sempno.— Qué mis se merecen mis flores? Guittenno.—Si. se merecen mucho mis. Por ejemplo: ser remontadas al sol por unas alas de seda. Qui alegria part nosotros esa tarde! Imaginate: una tarde azul como ett mafiana, un azul de dia de fiesta, radiante de sol; Ia plaza Nena de gente, y en el aire, sostenido por un par de alas que son a la vee un jardin de rosas de scJa vordadus por tis Boe M0 T OB Rk Re yO, gil como un péjaro, tal ver entre un enjambre de ellos que me miran con ssombro, sobre el ssombro de todos, 30- bre al aplauso de todos, y ti, abajo, trémula de alegria y de orgullo. Statrno—z¥ si no sucede, Guillermo? Gumtemwo—;Si no sucede?... jEa! A tener fe, 4 esperar on entusiasmo, y entretantn... Acéreate, actreate, (Ella lo ace, de toma las manos.) ‘Sestpao.—Entretanto, qué? Gurenmo,—Entretanto, y de ahora para siempre, 1 que- Termes como se quieren los que han estado a punto de ser enemigos. Yo estuve a punto de odiarte, porque mama se empedé en que te quisiera y yo comprendi que su:intencién ‘era comprarme contigo. Queria que yo me traicionara a mi mismo, que renunciara a ser como soy y yo temi que ti es- tuvieras de parte de ella y que entre ambas 10. hubiera cle- sido tu amor como precio de mi ahdicacién. Té eras pata mi el premio odioso. (BL alin eae, indo brvseo el parlamento.) ACTO SEGUNDO nines, com los que se iedovna sa. Ksera aule darren Ja misma decorisn, Sta Tisego tae eal ort jas Seaweo, {Mi tia! {Podavia no se ha arreglato? vx. Ahura. nifia, Primero es la obli qque Ja de. vyne SeMPRo.—Si la oyera Guillermo, Esren.—Para lo que le importa a a que yo vaya 0 no. Seairno—No diga eso. mi tia. Esua.—Si fuera otra person Srata.—Yo, jver Esren—Pero no te Herm te quie 3 eto.—-Usted sale que es no es Esra, Yo ami de ninguna, Sevmnn.-Yo sé que si le quiere mucha, mucho, ( feercine dosele curitiuse.) Keven. Déjame. Batoy muy de la comtign, Sraino, —;Porque le he quitado el earifio de su hijo? Ja culps. rea —Por eso no: ya te digo questi we tiem Sean, =;Por qué. entonces’ tee de ka abe: embullarlo. 5 illermo habria Esa a ext trait 3 no hubiera sido por ti, hace tiempo que Gi i Lo estinnulas er jo que Porque tit en vez de procurar quit idea de volar, te hits puesto desharatado ese pajarraco! de mis penas, : acerle un bien. va lo sé. Pero zqué sabes ti & . M 0 T oO Rg 1249 es su bien? Sélo las madres sabemos lo: que le conviene a nuestros hijos, slo nosotros queremos Ia felicidail de ellos, sin interés ninguno, para ellos solamente. Sempro.—Cracias, mi tia. No sabia que usted me juzgara tun egoista. tan interesada. Faven.—Yo no he querido decirte eso. Pero ustedes los j yenes se dejan Hevar por sus ilusiones, lo que yo digo: tie nen It cabeza Wena de misica, SeMPHO.—Guillermo dice que asi es como se debe vivir: con la festa en Ja casa. Ester.—Ilaale caso a las tonterias de Guillermo. ;La fiesta en la casa? Ya lo creo, como él no tiene que ver si lo que es fiesta en la suya, es luto en las dg los demas. Y ti, que parecias mas juiciosa. te has puesto peor que él. Qué chasco me levé: perdi el pan y perdi el perro. Yo, que esperaba que tit le asentaras el juicio. SextPu0.—Si lo he estimulado ha sido por eumplir ini deber. Esren.—{Tu deber? Sempno.. Siempre que Guillermo me hablaba de su proyee- Que este entusiasmo min s convierta en ti para que me la devuelvas cuande a, mi me falte.» El nosotras, las mujeres. sabemos conservar para tod y el entusiasmo de un momento, mientras que a hora a otra y que Ror esto es jue to me deci en fe Esten—Para palabras. Guillermo. jCémo te has contagiado de su enfermedal! jAy. hija! Si pareces otra; no te co- nozeo. r Srarpro.—;Qué se hace. mi tia? Uno de los des tenia que cambiar y lo natural era que fuera yo.’ Tet—Todas no son asi, Otras muchachas procuran mis anarse a los hombres, componerlos. Statono.—No es tan facil hacerlo con todos. Si todos los Hombres fueran como \ uULO GAL io ROOM Esrea.—Si, si; ya vas a poner a Guillermo por las nubes, ya volver un suclo a los otros pabres. Seapro.—Yo nunca he rebajado a los otros, usted lo sabe ‘lemasiado. Y si hago mal en querer a Guillermo, acuériese de que usted siempre ha dicho que nuestros amores son obra suya. Esten.—Si, mi suefio dorado era que Guillermo se casara contigo. Sempno.—Ya no lo es, gverdad? Tenia razén de aborrecer- me Guillermo: yo era el dinero de Judas. ren.—Te has pueste de parte de él, contra nosotros, y hoy me pesa haber sido yo la eausante. Por ti, més que por ‘aungqte ti no lo creas.|Guillermo nunca tendra fundamen- to, nunea pensari en nadb serio. se pasara la vida haciendo versos y viendo volar zamuros, lo cual esti muy bueno para tun rico. pero no para quien com él no tiene un euero don- dle eacrse muerto. Mafiana o pasado le quitan la esevela, hwaeque ni a eso le atienile y se quedara como antes, de vago. Naulis importar no se ginara la vids, si nosotros bie vigramies mada, pera no lo de + porate ya él esti vieja y nabs oy ai con Sanittel se puede conta para empeear otra ver. + wo estaviera, mi tia, Guillerma men » trabaje para él eonsentira que p Ya sé qu porque, para él. todo es Timosna, Que no lo gue Dios por ese orgullo, Con otras personas no lo usa, pa que veas. es orgulluso, que no acepta anda de sti- a Seapna.—jAy, Dios mio! jHasta cuindo seta esto! « (Sate Dow Samet. llega y se desploma en una alle.) Dox Samurt.—Aya yay " Jo Esr la tarde en ese re' .— {Quieres un yee de agua fresea? Te has past mtadero de sol. Dox S t.—Noz no estoy para agua fresea. Seatono.— Ya esti todo listo? Be ooL MO T Oo oR 1251 Don Sasurt..—Si, listo para desmontarlo otra ver. Seaerto.—zPor qué? Dox SamveL.—Porque ese pajarraco no vucla, primero vue- lo yo. SratPno.—Guillermo asegura que si. Don Samuet.—Cada uno alaba lo suyo. Ahora se le aflo- jaron los resortes de una de las alas. En eso esté alld Manuel. Soe Riga eso. {Cuiindo habra hecho esas cosas Ma- uel? Dox Santurt.—Me parece. ;Acaso eso es lo mismo que com- poner escopetas o echar a perder relojes? Semrno.—Pero indicandole Guillermo. yor Don Saaurt.—Guillermo tampoco sabe por dénde le van tablas, de mecanica, Ester. Ese nifio o a e dlebe Meer 65 romper ese coroto. Dos Samuen.—Ya a fes lo que han hecho es ¢ romperd sol Seweno.— Por qué? Dox Samurt.— Qué sé Pesan mucho y «que la te del viento, Guillermo dice que las alas. se pwede romper con la fuerza» Seurno.—Dios mio. Si ése ira a ser el estorbo par: wuele. (Va a la segunda puerta.) 7 a ee Dow Samurt.—No te preoeupes, que el-aparato no saldra del parapeto. pero no sera por los bordéidos de las alas. ;De donde va a sostenerse en el aire una cosa tan pesada? Eso i as para que pueda subi madeta que tiene, Y madera de, corazén, Acaso es poca Para mis peor. Estin.—Tanta que ha gastado y para nada, Menos madera se lleva una muleta y de mis le sirve. Pero ése es otro de \os © ROMULO GA LE COS sus eaprichos: na usin muleta; prefiére andar com un bitye Don. Samur es que of fulano pi Yo Ju gue i wos ha puestyZen an beete te tales, Ami o pordee Jer qe ive aur lis areos y lo que he ganade os que cl Tofe: Civil $e disguste congo. Ksren. a tambiéw tienes la culpa. # haga, Ester? A Guillermo se le darlo, ¢Para que despa resa_ par a? Peor hl hacer a otro. {De déade jis a sacar ese nifio para a gastado, Todavia a puede veniler. Fsren.--De donde sa Seinpro le queda un todo le que nichito que se to. (Qne hu estado utenta a lo que pasa afuera.) Tis, snes ceales. qe yo tenia y meus mus natural que se tox dives. gNe les dele at ustedes mucho avis que esa miseria? Adenia. él name bo pidin, yo quise dbirselos y usted sabe que si fos aeeptd fue como on préstano, Dow Sanit. Vamos a ver con qué las paga. Srawno.—Con haberles gastado en su aparato, ya los ha pagado. sren.—jVaya! Si no es asi. ni que lo demandes, poraes ccon lo que le vaya a dar el Presidente. que no cuente. Dox Samure.—Si lograra volar. Sratruo.— Jess! {Qué azuatiestas son los viejos! :Por ave hho se ponen a pensar mas bien en que todo saldra de jor modo? Qué ganas de estar mortificéndose. Esrra,—Té estis muy alegre. ;verdad? Sratpno.— {Como no estarlo? Bsrer.—Ya lo creo, tu felicidad depende de ese wuelo. de esa locura. EOL M © T 0 - R 4253 Sew no.—No es por mi quis ine alegra, no me crea tan egois- ta, sino por él, por su triunfa. El espera que el Presidente Io proteja y erea que lo logrars, pero timpoco me alexto por eso. Yo lo que quiero es verlo alto, muy alto, en 30 , volando sobre ef puchte, Me imaging la plaza Nena ate y todos ajilaudiéudolo, todos, desile el Presidente para abajo, Bee ey Estrit.—Ojalé que lo veamos asi y no como temé yo: como lo vi anoche ca suefiws: en cl suelo, muerto, Searno.—Jesiis, mi tia, ni lo repita, Dox “Samust.—De veras. Ester. Esas cosas no se dicen en cievtos momentos. (Hay una pansa. De pronto se oye grite- ria en la plaza, todos corren a la puerta segunda izquierda.) Esrrit—zQué seri? ;Dios mio! Seatvno. subido ya? 7 Dow Sastre. — ». {Qué vidit nada, los muchachos que gritan por (Fase.) rit—Pobre Samuel. Yo no tendria tanta paciencia (Se retira de la puerta, Semeno se queda en ella.) Sempro, le Prendiste la lamparita a la Virgen? St PO. —No, Se me alvidé, \ Esten.—Cudindo no. A buen seguro que no se te olvidaria otra cosa. oF Sesrno.—Ya voy a prendérsela pues. . . Estem.—No. deja. la prenderé yo. ¥a que a nadie se le ocu- te vo sola le pediré a la Virgen que me lo salve de peligro. Yono sé cémo es que quieren. (Vase rejunfufando.) Strno.— ;Cuindo se acabard esto? (Se sienta.) {Ya estoy cansada! (Pausa corta.) (Salen Monesta y MELANIA; ésta, haciéndole seas a Monesta de que no haga ruido, se acerca a Seurto, y quedindose aurds le cubre los ojos ‘con sus manos. Seurno se para; Metaxta la suelia, riéndose.) mw kOMULO CALLEGCOS Metanta.—Ti debes estar muy contenta, mujer. Mopesta.—Ya lo creo, tan alto que va a estar su novio esta tarde. (Insidiose como siempre.) Mrasia—No se habla sino de Guillermo en el pueblo, na- die se ocupa del Presidente, Guillermo es la novedad. Seatpno.—{Qué de cosas hablarin! {Tay mis envidiosos en este pueblo! Mopesita.—De veras, Asi pasa eon nosotros, con Bal yo. Hoy no se hit ocupudo ka gente sino de nuestro c ‘miso, Que si Rafaelito es hijo del General. porque él fu Jo represents cuando nos pusimos los aris. quien ‘0 mal Rafuclito, porque por mis Pre- quien ha dl lo es su padee, chica?, si no ‘Seawno.—De veras. Mubiera sido una inconveniencia (Con sorna.) modlles que tiene! Nos hul helo pasar un bochorne, Tanta gente de la eruma de Cara; cas que habia en el baile. toda la comitiva del General. Don Antonio no tiene: nitys sociales. ia. —j Qué lengua! i Momesrs,—{Jestis. i porque va a ser su suezro. Monrsra.—Yo la verdad, la digo." Y Rafaeli zin, Ademés, a tenia que hacerle esa atencidn al General que se ha portado muy bien con él. Desde que triunfé la re volucion lo noinbrd Director del telégrafo de aqui y ayer le dijo que mientras @ mandara lo conservaba porque 4 § que era uno de los buenos servidoros de La eausa, asimisme Mrnasta.—jAy, eliiea! Quinee pesos de suelde, mo es pT! agradecer Mopr:sta.—Pevo tienesbbeRevoues, redondea como veinte Pe sos al mes. BOL M0 T 0 R255 Seurno.—Ya es algo. (Conteniendo la risa.) Movesta.— {Qué més necesita Rafaelito? Cuando nos ease- en casa y no tendra que pasar para vestirnos, nis nos diario, Los veinte pesus se lujo van a echar ustedes! ;Diez pesos por X1A.—jJesis, mujer, con tu Tengua! Movesta, da vex i “ buena! » oon ella, Mrtasta.—jAy! Qué honibré tan vulgar. Y tan bailaia y tan mal que lo hace. (Se acerca al jazminero a enflorarse.) 1 mujer tan no queria bailar Mopesta.—Pera on ci recto. Camis fe gust fue et ase ports muy Iebié de tado sin. descon Garald; es muy... demoer finan — ; ea“aoche hay otro baile? Monesta.—Si. jen, de lo mis co- za. Lo que mis casa de los Quifiones; gti vas? ’ Seupno.—No, cuando no fui atu casa. + . | Monrsta.—gLe estis guardando las conSecuencias a tu no- vin? Menasta.—Ya va a dejarla ir Guillermo. Seapno.—Es que no tengo ganas. Moorsts.—Pues yo piensa no perderme de nada, Esto no s¢ Presenta todos los dias y hay que aprovechar: una se pasa fla ls vida mots on ta casa piindone de fastidio, porque In que son los muzos de aqui no les gusta reunirse. Miawsts—De veras. Qu estaba ninguno en el hombres tan apsiticos. Anoche no ile. Stpno.—Como no tienen ropa negra. 1236 ROM ULO CALLECOsS Moprsta.—Y tampoco pueden ir a reuniones de etiqueta: ‘no tienen tramites. Eso si, todos estaban en la barra cor. tando. Metanti—A Lorenzo Aldana lo pusieron de vuelta y ‘ime. dia. Me gusté més que lo embromaran porque esti tan fatuo. Sempno.- {Qué le decian? Movesta.—Vulgaridades. Metanta. Le gritaban: «;Lorenzo, dénde dejaste la burra?» “Tai sabes que él cuando era muchacho, eargaba agua en una burrita. Sekpro.—Pero ahora esti en grande. Movrsta.¥ -¢l General lo qui ponsal de la jira) porque como es escribirme tin pensamiento en mi 1 es cl corres: tan bien, Me off re mucho, ‘Srapno.—Ti también estis en grande, Metania,—Cogid cola, (Sule Mewctoes, oronda y ufanadu en abanicarse.) Menceoes—Nifitas. Miren que ya se esti Henando el tem: plete y nos vamos 2 quedar sin puesto, aYa Megs cl General? Moprsta. Menceves.—Nop, pero dicen que ya vendré, que se esti vis: tiendo. jEster! Qué es eso, mujer de Dios? jn ese traje todavia? (A Esten que sale de la derecha.) Te traigo una sia noticia: Aldana aeaha de poner un telegrama ico de Caracas. digiendo que el General s¢ dispone tir al ensay de un volador hecho por ef inteligente joven Guillermo Orwsia y le dice «Esperamea de la Patria» y qué yo qué mis. Te felicito. Estrn.—Yo hasta que no pase el susto no puedo al rae por niada, Eso que va a hacer ese nifio es una temeridsd ave hasta ofende a Dios. Como me decia el padre ayer. poral convie™ no le hia dado alas a la gente es porque no le fe oL M Os TO Rw Sempno.—Ya usted vef que mister Gilbey dice qué en el ex- twanjero hi * muchos aviadores. § Esren.—Porque en el extranjero Ia gente esté mis corrom- pida que aqui. : . Meqcroes.—Es verdad, Ia civilizacién és muy buena pero corrompe mucho, Pe ~jioorsta—Sempro. vas a recitar por fin la composicién que te dijo el Jefe Civil? : . Searno—No, recitala ti que también la sabes. Mopesta.—Como yo dije un diseurso anoche. Menceves.—Sabes queofrecié dar para el acueducto. (cl Esti « Monrsta.—Ahora se le va a pedir que dé para encimentar y ponerle barandas a la plaza. Sempro se habia eneargado de 0. ; Estrit.—Pero Cuillermo no quiere y a mi tampoco me gus- fa mucho. . . Mencrors.— Por qué, Ester? ;Qué pierde una’ iifia con re citar delante del Presidente? Esren.—Nada. Movrsta.—Esas son susceptibilidades, Metanta.—Guillermo sabra por qué lo hace. | Mencrpes.—Mira, dile a Guillermo que se deje de tonterias. yeel Presidente le ha puesto Ia vista por ne haber querido ir 4 recibirlo con la escuela, ; Estin.—;No se lo dije bastante? Metanta shachos y Por fortuna Don Elias se hizo cargo de los mu. jo unas palabras excusando a Guillermo. Sempno.—Si hubieras visto Io futioso que se puso Guiller- ™o cuando lo supo. . Men ves.—Pues, mi hijita. lo que digo yo, és que cuando’ | & we 62ROMULO GALLEGOS uno necesita de los de arriba no se puede estar con altiveces Kn eso tiene razén Aldana. (Sale Atwana. Es un hombre joven, viste como puede hacerlo un individuo del cortejo presiden: Gicl en jira por un pueblo caluroso. Es un tipo inforuulo, sin eseriiputos de conciencia.) Mopesra—En nombrande al rey de Roma... Atnawa.—Pronto asoma, {Conaue hablande de mi? Mexerpes.—Pero era en bien. Aunvwa.—Gracias, no merezeo tan honroso comentario, mi- sii Eater. Sempro (suludanda), «ustedes no las saludo, Modasta—Si nos hemos estado viendo todo el dia. (At. DANA se sienta.) ret. —Y a usted. Zedmo lo ha tratado el pueblo? Divinamente! Cs lugares donde nacimos y crecime: jibilo de ta ese Tat pia do Jo dejamos. Estrus verdad, nada ha cambiado desde que usted se fie. 1 Aunaxs.—Todlo est on su lugar, todo esta lo misino que ayer, hace diez afios. cosas y personas, como si la vida no hubiera pasado- por el pueblo, Ustedes, amables siempre. Guillermo siempre con la vista en el cielo avizorando vueles. Seapko.—El si ha cambiado. Atnaxs.—Si, ha progresado: ya vuela. ‘pero hasta esta 80° edad me es familiar, como tampoco me sorprende verlas 2 stedes. ya mujeres. Si me parece que mi vida en los dict afius de ausencia, ha side sélo un sueiv. Mopesta—Un suefio agradable. Aunaxa.—Con sus allternativas de pesaililla. Esten—jNo le ha ido bien en Caracas? "y5 BE OL oO .T* OR 1259 Aupsxi.—Bien si, porque para quien am4 la lucha, ella es fd bien, pero a rates pide el alma tregua. {Qué brega'tan ala nosa! jLa politica! Ustedes no tienen idea. Metanta.—Si yo fuera hombre me’ meteria a politico. Me gusta mis. Aios¥i.—Se comprende. Tione usted un espiritu batallador, y lo ha demostrado afrontando muy temprano las luchas de {a vida conyugal y ha vencido en ellas, conservaindo la,loza- nia de la flor-a pesar de los frutos. Munasta.—jAb, si! Aunana.—Por eso no es exteaiio que ante plaza tan inexpug- rable. se rindan los conquistadores. : Esren.—ZY usted no se ha enamorado en Caracas? ‘A.—Enamorailo si, pero no en la acepeién que genc- se le da al termi soy enemigo de la novia ex- clusiva, me parece una injusticia como a los socialistas la propivdad de la tierra, y perdonen ustedes la comparacién. (Sexuido de dos hombres, de los cuales uno trae tina csja y otro un rolls largo de tela Wlanen, sale Misti Cum, un nortermericano rubieunde y expansive, de quien, por la rubieundes y por la indumentaria. se conocerg la _nacionalided, més ‘que por ef hablar,'en ef que sélo conserva un dis- creio deje del acento peculiar, —Buenas tardes. Ester.—Adelante, mister Gilbey. Mr. Giuoty.—Con el permiso de la sefiora, estos hombres van a trabajar aqui 1 pucd Ms, Guuney.—Gracias. Pasar. (A los peones que saludan ‘¢ntran siguiéndolo al taller de Don Samuet.) Montsta.—jEste es el umusivin del cinematégrafo? Estea.—Si, Guillermo le dijo que trajera para acd sus Aparatos, como aqui dard sus funciones, ROMULO GALLEGOS 1260 Mopesta.—Pero la de hoy es en la plaza, ALDANA.—El General le dio dinero para que diera una fun. cidén gratuita. Sexpno—En el tablado que ha hecho Guillermo para, su aparato, pondra mister Gilbey el suyo, Mracepes.—z¥ ewindo vuela Guillermo? Se va a hacer tar- de para los toros. (Sale mister Guuwery Mn, Gitaey.—(4 los peones que sudan adentro ) Bueno, mu chachos, bien prensado, que no queden arrugas, jah! (iene nies alors preasundy la pantalla, al proscenio,) ‘in? iin? Mencrpes—gA qué hora empieza la fur Mu, Gitwey.— las ocho; en cuanto termine su experimen: to el sefior Guillermo, montamos el aparato, Una funcién estupenda, dedicada a las familias; todas peliculas muy mo- rales, muy iateresantes, fo mejor que tenemos. Ademas, una ida al valeroso aviador de El Pegujal. sorpresa dedi Atoana.—gA Guillermo? Algo a propésito? Mu, Ginuere—Calle usted, sefior, ya veri, ya veri. sorpresa! {Cosa de actualidad! Sarno.—z¥ usted siempre va a tomar la pelicula que le ofrecié a Guillermo? * Mn. Gitory.—jOh! Si, sefiorita. Tengo tres fotdgrafos en Ia plaza. Todas las..., gcdmo se dice esto?.... las peripecias en Ja cinta para gloria del sefior Guillermo. Mizania.—gVeremos esta noche misma la vista? Ob! {No, sefivral No esta posible tan prom Mn, Guar, regresat to. al regreso, yo vuelve pasar por aqui antes de Caracas, saterior? ue usted su jira par los pueblos del interior Ma. Gitney—jOh! Si. son tomaré hastantes peliculas para mandir ALDANA—§ stos puctlos. Yo wy bonitos . pais ropa y a mi Gustan mucho estas cosas hicbaras. Atoawa.—Hombre, gracias, pues no no: BOL M0 T 0 R126 Ma. Gitpey.—jOh! No, no. Usted perdone. Decia de los toros, de esos deseabezamientos de gallos. ;Muy curioso! Esten.—Es verdad; es muy harbaro eso de meter un po- bre animal en la tierra, y cortale el pescuezo. Mn. Gituey.—Pero esté muy divertido, sefiora. Las cabeci- tas saliendo de la tierra y los muchachos con los ojos tapa- dos, tirando machete. ;Ja, ja, ja! En un pelicula eso gusta mucho, huge reir al pablico, Prin.—(Asoméndose.) Mister. Att. Guar —jOh! Permiso de ustedes, (Vase.) ALDANs.—jSon unos tipos estos extranjeros! ; Hola! uurcha exe, chico? (1 GurLtenmo que sale seguide de Dox SAMUEL.) x Cutecenito.—Espero por tu jefe. Atoana—Ya vendri. ~ (Aparece Bruxo Panto, wig ruina humana, tam. batedindose de embriaguez y deformidad, sobre las rmulets que lo apuntalan.) Bauyo.—jViejo Samuel! Dox Saust.—{Qué hay. Bruno? Bruxo.—jQué va abé! Que aisté el hombre. Ahora es que Voy a ve estos godos toos apuraos. ;Y qué pasaera é rabo! iAh godos malos! {Que se acomoden pa que bailen, la pelea ¢s peliando! jY viva el gran. pastido! AL que.no le guste + ; Bolpe que lechela colcha al alpa; gverdad viejo? Yo sé quiusté es goo. Pero de los godos buenos es la verda. (Mien- tras able. las mujeres lo hun hecho. @ media voz entre si y luego se han ido por lu derecha.) Boy Sa jAh! ;Bruno! ? Guillermito. Compaiiero, no se aflija: ip'arriba es que vamos! Aprenda e mi. A mi mesfarataron tou el cuerpo en una muchatazén aq mo en la loma El Muerto, pero no sabe el tira que eché, Dox Sasust.—Pero ya ti no sieves para nada, Bruno. , wea onoMULO GALLEGOsS eee {Que no? {Ah carato. viejo!. {Usté sabe zambo fo? Este zambo Patio, Colmigo se vela el muerto parao, Y-asina es como dehen 96 los hombres; hombres de guerra, jLog que hacen fayta, son hombres de guerra! Pa qué ha. gpa? Toavia, to feta samthe. Wer con ae. {Poewe wgo y adeutro! j;le hecho pate Aupawa.—Yu Bruno cree que esti en el campamento. Bruxo.—Eso es lo que ince farta dial campamento, Bl pueblo, no pe vivi sin guerra, Toavia nx farta mucho godo coli. {No se esté pensanda que la guerra siaeahaw! la cera no se pué aca. 1é esperanza! Guns.rrvto.—Bueno, amigo, vaya saliendo. Buwso.—Mie que estamos de quien a quien, eatire Vox Sanurt.—Pero a va a-volar y td tio... Buuxo. {Voli? Sapo no vuela ni que gavilin lo clove: Gurcenvo.— {Vamos pues, hombret Bauwo.—Esti giieno, le dey las gracias, pero su. eardster esti muy isclusivo, ;Ah!, jmalaya mas! (Yéndose.) Y es pués igen que: se acabé la” guerra, jAh! jmalaya més (Fase.) Don Sastuct.— {Qué diria su jefe el Pacificador si oyera a Bruno? ALoawa.—Es eufiosa esa obisesién de la guerra. t 2) Gutttenmo.—Ali tienes ti una personificacién del puchlo: tn despojo de la guerra, miserable, mutilado por ella, y pet sando siempre en ella como en el tnica remedio, Sus seli- rios de horracho son combates de godos y liherales, - . mentiras con las cuales tantos aventureros han dividido al ( puchlo para abrirse paso. Este borrachin, o uno de los mi chos idiotas a fuerza de hambre v vieios, que tanto abundant aqui. es quien ha debido hablarle al Presidente esta mai na. ¥ no aquel contenta, por pagad, jornalera, si es que US tedes querian que el Presidente supiera lo que piensa ef ba vs Thunade noble y laboriosn puchlo, (Ma a la puertie) BE ou M 0 T 0 R 1263 Don Samvet.—Este Bruno era capitén de los federales en la guerra de los cinco afios. AWDANA.—Y todavia anda buscando godos que. colgar. Dox Sasturt.—Y los colgaba de verdacl. Se vieron cosas cn esa guerra. Aqui vivig uno con el redo en la boca. Un dia estaban en el pueblo los federales y al dia siguiente los go- dos. Y esa fusiladera de gente de lado y lado que daba mic- do, ahi mismo en esa sabana de enfrente los fusilaban. * Gcitcensio.—Papi, seria bueno que te fueras. Hay mucha gente on la plaza y Manuel solo no puede cuidar el aparato. (Vase Don Sauurt.) Auoaxa.—jllonibre! Le has cortado Ia palabra al viejo. Gurttensto.—Es que los euentas de él, son cosa de nunca acalan y no estoy de humor. Aupaxa.—No me explico la razdn; yo como ti estarfa ra- diante de alegria: la prueba, el éxito, sin duda... Cettenst0.—La emo Y ti; gqué tal? {Te diviertes? ‘AMinaxa—Como un birbaro, Guinensto.—Se necesita serlo para divertirse con esto. Aupaxa—jVaya! Gracias. Cuittenno.. No ‘te lo digo a ti, hombre. AuDixA.—Ya veo que te das la perra vida. aqui. Gemtensto.—Ni odia mucho. is ni menos. Aqui se suda mucho y.se ALDANA.—Para «jue veas: yo me encuentro bien en mi pue- to native. Después de una ausencia de diez ais, he caido cn sus brazos. como un hijo en los de una madre carifiosa. Certtrnwe.—No me vengas con sentimentalismos cursis. Qué brazos. ni qué madre earifiosa, Apwya.—Honbre, ti no lo sentiris asi. Gruttenmo.—Ni lo sicate maudie, Ganas de hacer frases. mt ROMULO-GALLEGOS , ALDANA.—Cémo se conoce que no sabes ti lo que es 'a nos. talgiae lel tere Gunninvio—Mira, si, sigues:por ese eaminu ya vas a ly Dlarme del dare pure del ostracismo. }Lt nostalgia? Para mi no ha sido nunea sina uda-palabra, Honita cuando mis. Aunxa-—Para mi ha sido un sentiniento profundo, nu me avergiienza decirlo, antes que nada soy ingenuo. Yo siempre que vaya a haeer un viaje en lo primero que pensaré sera en el retorno y pensaré en él con alegria. Guriseaio.—Pues si empiezas por ol regreso no adclanta. ras gran cosa. Yo nunca picnso en regresar. ALDANA.—Sera una debilidad, chico, pero yo rindo culto a los dioses lares y mi Patria siempre seri para mi mi afecto mis grande porque es la suma y ol sintholo de todos mis ale tos, No silo la-Patria sino aun cl rineé mi cana, En Caracas mismo, que no es t raha yo el pueblec cainpunatio blanco, su calle larga. Cunt de ella donde rodé naio.—Si, si, conozco el paisaje. Considera: veinti os vicndolo, jsi lo conoeeré! Y tanta que vey a cogerle gazapos a tu imaginaciin: lo que veias en era el pueblo, sino el cromito; no hay tal campanario ni tal calle; aqui siempre las campanas de la iglesia han estado a la intemperie de ta plaza, colgadas de unos palos y la eal no es sino una earretera Atpana.—Pero no lo tomes al pie de la letra, es un simmbolo Guituennio.—Para que no hagas literatura de mal gusto. Ya eso de los campanarios no suena y hay que buscarle.un sim- bolo nuevo y verdadero a la Patria, grande o chica, un simn- bolo que diga algo, que exprese lo que es en realidad la Pa- tria para uno. Yo cuando csté lejos. si es que alguna vez Wego a estarlo, no veré de ella sino cuatro cerros Aridos en torno a un pueblo miserable de donde sube sin cesar la pol- vareda que levantan los arreos, Y esto no enternece al mis mingén. Sia AUDANA—Y tal ver veas levantarse de entre esa polvareda un parapeto donde se extienden dos alas, BE ow M oO T 0. R 1265 GutiLenno.—Dos alas que no abandoriarin nunca el parape- to. {Bonito simbolo! Ademis, yo no necesitaré de simbo- Jos para recordar al pueblo. Su recuerdo lo llevo aqui (Golpeiindose la pierne jructurada.) Obra de él es esto. Esto es sui veuganza; el pueblo sabia que yo lo odiaba, que que- ria librarme de a y para imposibilitarme para la fuga me hizo esto. No fueron el Jefe Civil y mi hermano, sino el gechlo y ta casa los que me eazaron a tir, por el delto de tener alas. ALDANA—Pero siempre te saldrés con laytuya, Gutttersto.—Si, porque una u otra cosa) siempre sera es- capar. Dos salidas hay: una arriba, radiante, inmensa; otra abajo, oscura, estrecha, pero suficiente para’ pasar por ella: AtDANA.—Quicre decir: que estis dispnesto a jugar el todo por el todo? Gun.enaio.—Sf, ya esto no es vida, En lucha constante con- tra un medio depresivo, defendiendo indtilmente un ideal que por extempordneé, resulta ridiculo. Todo aqui me es hostil, todo se me censura: mis estudios, mis versos, hasta este tra- je y esta flor a los que debo mi fama de afeminado y que por lo mismo siempre levo puestos. Atpana.—Es que eres una planta exétiea.- Pero siquiera te Jas hecho tu invernadero, Sempro te comprende, Si yo te dijera que a veces he pensade que vale tanto una vida apa- cible, como una vida famosa. Y ya que ésta importa tanta lucha y la otra se‘brinda tan facil, gpor qué no decidirse por ella? Apenas basta el amor de’ una mujer que lo com- prenda a uno... Convéneete, chico, la felicidad es barata, lo que pasa es que nos empefiamos'en pagarla cara por darnos importancia. t Cutten. . es una de las tantas formas de renuncia- cin, AloANA.—Y no es que me falten energias, ti padris censi arme todo lo que quieras! pero esto tienes que reconocé: nndlo. : Guitensio.—Y te las reconozeo, Lo que te censuro és que no las havas puesto al servicio de una causa més noble. vy 1266 ROM ULO GALLEGOS Atpana.—Si, hubiera sido mejor; pero: zqué le hacemos a la Naturaleza? Esto de ideales nobles es una cosa tan perso. nal, y tan fatal como el talento o el valor. Quien no nace eon ellos nada hace con ponérselos postizos, porque a lo mejor se le caen. Cuestidn fisiolégiea, convéncete. i.) Mira, io como Gurareato.—(Reprimiendo un gesto de repugnan Lorenzo, te recone La virtad de juagarte at franqueza. No me atreveria a haeer de mi un j el que te has hecho. Anpaws.—Se necesita tenerse menos respeto que el que te profesas. Gurnuenvia.-Y saber lo que uno vale, Quizas yo no conor co mi valor efeetivo. x lucha, ya lov cnuinele entra a eo ew lucha para saber sabes pure que? Poae Como el papel moneda sélo adquiere tizarse. ast el hombre necesita entrar ta que_vale. Lat lucha, Ia vida no ex ms que wn le valores humanos. Es necesurio entizarse, Atpana, Conaante, Es in mide de decir: venderse, Ananna. [Ne seas puritane! Kye quiere decir: ponerse et virculacidn. falsos cireula {Cudntos. valores por ay Gonsraato, cs bosisias AxacciAh! Porque sus tenedares son hibiles | eae avn brs peopivs se sirven ae malas artes para pr haja. estos balsistas de valores humanos 3° © arqucias ¥ sovalifias para lograr el axito propio & piper wee eeits el aba o fa baja. Y hay que & mente tarnbign auquella de que ala nmoned ma tare alan o | ala buenas patra ne fiarse solo ¢ ficho een franquezt. he jugade siempre al ale nant dle adyiirie muchos ma . dl rroayoadi de la jira presidencial. Ya -te comuniea sultado dle mis operaciones mercantiles. sobre imi valor a an ro el cial. he n valor Cumurmo.—Yo, para seguir con tu analogia comer preferido el ahorro. Ganar mucho todos tos dias et moral ¥ no perder no EB ob M0 TT 0 R te67 ALDANA—Si, también es un camino, més largo. Guittenso.—Pero mis seguro. AtosXA.—Indudablemente. Y hoy estés a punto de hacer una honita ganancia. CoILLERMO.—No quiero entregarme de Teno a esa: ilusié por miedo de que no sea mis que ilusi ALOASA.—jQué va a ser, hombre! Si te digo que hoy he traliajado en ese sentido con el General, te pensiona, cuenta con esa. Yo he preparado el terreno, lo que hace falta es que salgas airaso de la prucha y negocin hecho: te vas con nosotras pasado maiiana mismo y de ahi a Europa, Puede que alli nos veamos. ;Vamos, hombre! Pon una cara mas risueiia que te-estoy hablandy de tu triunfo, 20 es que ya cuipiceas a entsistecerte potque si te vas a Europa, te sepa- raris de Sempro? Cuntenmo.—Si. eso es. me allige tener que dejarla. (Se para.) jlmbéeil! (dparte.) AipwNA—jPera, hombre! Sempra que espere. Bueno esta ety pero no hasta eb punto de que lexus a convertinse en estorbo, en lastre que nos “impida subir, ¥ esto de lastre viene aqui de perlas: ti: has eonvertide al amor en Tastee: un lastre de sed sobre las alas de tw Aparato, . Guntenme.— no, ya esto med has dicho. Ya sé que Mei una tonteria haciendo bordar Igs alas. por hacer un simbolo que ahora me resulta pueril. ALows.—No tanto, el simbolo es" feliz y no es de censurir- sete. Pero si seria cons aque le-pusieras ahora un las- tre de seutimentalismo a tas alas «le tu espiritu. Gunttnwo.—jHombee! {Crees que puede precuparme de Yeras la idea tan gratuita de esa sqparacion? « (Sale Mn, Guuaey.) Guillermo. Cref que usted estaba Ma. Ciunex.—jOh! S. J2 en su maquina, M 1049 \,—Estamnos esperande que tlegue ol Coneral. woo ROMULO GALLEGOs ‘greso, por eso llegamos tarde aunque corramos hasta re. ventar, porque vamos a pie por caminas de reciias mientras ns otros van en automévil o en ferrocarril. Atpana.—Chieo, me he eaido de un “coco, yo eret que ti estabas enterado de la materia, me habias hablado de un libro. \ Cunenmo.—Fl libro es una novela donde se_refieren los estudios del vuelo, hechos por un hombre de la Edad Media, la\noveia} de Leonardo de Vinci, Mira si estaré en*2rado, Jw tédavia voy por Leonardo. ALpaNA—Sin embargo, ti has volado. Curtewsia—Revoloteado simplemente; 66 too la que po- demos hacer aqui: revolotear a riesgo de que alguno se asus. te y nos cace a tiros, ALDaWA—Todavia no sso, Tu maquina estar rile para ti jt pero puede volar. Mayor m Curenwo.—No vale la pena tanto esfuerzo para un: tan mezquino. Haber luchado tanto, haber tenido que ser eat- inter y-anee porque a meeinien de aqui-ne es sino unt apee nas, para que al fin todo se reduzca a que me admisen los igmorantes y se ria el que sabe. (Pausa.) Ahora dime si tendré algo que agradecerle al terrufio? ALDANA.—Tienes razén, pero no vale la pena preocuparse, que n aqui que es lo tinien que interesa por el mo- mento, luego el General te pension: is a Europa, alli te pondris al corviente, y tendras és Corset. — [Que tenga uno que ir a buscarlo entre los extrafios! ALmaxs.—Es doloross, pero zaqué se hace? Menos mal para i que el General esti dispuesto a protegerte. Yo he puesto ew jucgo toda mi influencia, que alguna tengo, y abora cato puse al periédico un telegrama que te favorece mucho, Curtieama.—Cracias. Lorenzo. Aupana—No tienes por qué darlas. Es deber de casta ay! ero. y el earpintero wn fabricador de ur-° BE. Lk Mo 0 TO R wt darnos unos a otros. (Se para.) En fim, te dejo, porque ya debe estar el General preparado para salir y no quiero que cespere por mi. Hasta la vista. Gurttenmo.—tlasta la vista. (Se queda viéadolo con expre- sién de profundo desprecio.) Ti siquie do, pero Ilegaste. Ti si tienes por qué amar la Patria, {Qué generOsA-e contigo! {Te envidio, porque yo también quisie- ra amarla! (Pausa. Salen Esten, Sempto, Metanta, Mence- pes y Moves) 2 Metasta.—jAy!, si Guillermo esté aqui todavia, Mencepes.—Z¥" Aldana? . Gemreno.Se'fue. * +. Movesta.—De seguro que ya habré Megado el General; vie monos, mar Esten.—Si. viyanse, desp Vete con ellas, Sempro. Gcittenwio.—No vayas. (A Semrno, que fe consulta con la mirada.) ° c Seato—No; yo me quedo con usted, tia. Desde aqui se ve lo mismo. ‘ Merceprs.—Bueno, vamonos. Sewrno.—jJestis! {Qué cara tienen ustedes! No parecen los amos de la fiesta. Esten.—jCimo quieres que estemos, hija? Moprsta.—Andla, Melania. Menceoes.—Hasta ahora, pues. (Vanse,) Estin—Guillermo, jestis resuelto a..? Ceitenwo.—A todo, mamé. Esten.—Que Dios te ampare, hijo. Tu madre se quedari aqui rezando por ti. Cettuenwo.—Gracias, mami. oe we ROM UELO GCALLEGOS Esten—Esto es lo que nos queda a las madres: rogarle a Dios cuando los hijos no quieren oirnos... (SEMPRO, @ un lado, Ilara en silencio.) Mira, hijo, ya que no quicres ha. cerlo por mi, hazlo por ella, Desiste de esa locura, Gurtemo.—No puedo, mami. (Apretando la mano que la madre ha puesio en sus hombros. En ésta como en lus an- leriores respuestas se advierte el repentino enternecimiznio que lo ha invadido desde el monélogo anterior.) Estet.—jDios mio! Hégase tu voluntad. En tus manos lo pongo. (Vase.) ‘ Guttenmo.—Sempro, Sempro. 2Qué es eso? gPor qué llo- ras? TG, la mujer fuerte hasta este momento... .—Es que me ponen muy nerviosa las cosas de mi Te encomienda a Dios como si te fuera a suceder algo. Skoun t Gurtten0.—Cosas de madre. El amor de ellas os asi: asus. tadizo. ? Seapno.—Y el de todo el que quiere de veras es asi, Guitrmso.—Luego. gti tambicn temes? Seatyno.—Si, Guillermo. te, Cunsermo.—Pero jeémo va a ser? Si hasta esta niailana estabas tranquila, valiente. ¢A qué se debe esa transforma: cién? Seapno.—A que la hora se ha ido acereando sera. Ahora preferiria que te quedaras con nosotros. Gurttrao.—Bueno estoy. La que se habia comprometilo a alentarme cuando la fe me faltara me sale ahora con esto Sreno.— Qué culpa tengo? Ti también estis preoeupado. Guituenmo.—Pero mi preocupacién es hasta una prueba de la confianza que tengo en salir bien del ensayo. Parece men- tira: pero gsnbes lo que estoy pensando? Que Aldana me ha dicho que me prepare para irme con ellos pasado maiian. Seatpno—c¥ por eso? Getti.envio.—Irme significa salvarme, pero también impliew E L M 0 T O° RR 1m3 dejarte. Tengo que dejarte y te dejaré sola, ‘porque ya para ti estar aqui sera estar sola. Para hacerte mia te robé a los otros, te hice enemiga de ellos, y maiiana cuando ya no esté yo contigo, tendras que vivir entre enemigos con quic- nes ya no te podrds reconeiliar y la vida seré para ti, dura y cruel, tanto més cuanto mas seductora fue la ilusién de a que sofiamos vivir. : Seurro.— {Por qué no mé'llevas contigo? Gurnteno.—Es tan duro el viaje que voy a hacer, tan pe- noo, tan... que no me atrevo. — * Searro.—Si es asi tampoco debes ir ti. Gutttenaio.—No hay remedio, es’ necesario hacer el viaje. Yo no podria seguir asi, entre extraiios, eomo de visita, todo me hia sido tan ajeno... . Semtrno.— Todo? Gurtenso.—Todo menos ti. Ta solo fuiste mia, pero aun 80, {qué poco tiempo! Seamno.—gdcaso dejaré de ser tuya? Cuntenso. iA pesar de la... partida, Sempro? Seatpno.—A pesar de todo. . Curttrano. ahora? Gracias... Y.. dime: qué haris ti desde Srapno.—Esperaite. Curuirnmo.—;Bordando tus rosas? No sabes lo que me en- tristece pensar que cuando yo no esté aqui volveris a bor- dar tus pobres rosas de seda sobre fajas y monturas, sin la esperanza siquiera de que alguna vez Heguen a remontai se sobre otras alas, Volverdn para ti los dias sin alegri como antes. {Cémo me pesa ahiora no haberte querido des- de nifio! Tanto rencor para arrepentirme a tltima hora. Mira: ahora quisiera haber querido mucho en la vida, a mi pueblo, a mi Patria, a ustedes todos; me arrepiento de las injusticias para con mis padres y mis hermanos, me parece y wt ROMULO GALLEGOsS que todos han sido muy buenos conmigo, y quisiera haberlo sido yo también con cllos. Sempno.—No sigas hablando de esas cosas. Te pones ner- vioso y eso puede perjudicarte. Gurternwio.—Es que quiero ir despidiéndome de ti desde ahora. Sentrro.—Ya habri tiempo. Noes el momento oportuno para despedidas. (Se oyen,vitores en la plaza y aplausou.) Gumtermo.—jEl Presidente! Llegé la hora. Semno.—(Tomdndole las manos.) {Qué tienes? Te tiem ban las manos. No vayas, Guillermo," Gumtuenuo.—Es necesario, acuérdaté que fue el precio que le puse a tu amor. SeMPno.- Y si lo pagas... Guittenmo.—;Con la vida? Asi lo tendré para toda la eter- nidad. (Buscando la vista.) ;Y mama? Qu Seno. eres «que ta lame? Gunrenno.—Si. (Sale Esten.) Ester. —Hijo, jte vas? Gurttermo.— Ester.—Que Dios te hendiga y te ampare. (Se abrazan y besan, nego Guitienaco se wuelve « SeuPno.) Guitteno.—Bueno, Sempro. (La abraza: en silencio se se- paran luego. y CUIA.ERMO se va, SeMPRO lo sigue hasta la puerta, donde se detiene. ESTER en medio del patio. Luego salen MeLasta y MaNuet.) Metanta.—Aqui me traen arrestada. Esten.—zQué es, Melania? Meanta—Que Manuel no quiere que esté en el templete: E: en.—gPor qué. Manuel? BE oL M0 T oO RIS Maxuet.—Porque no quiero estar haciendo mal papel. Mevanta—Porque esti celoso, misié; él cree que yo me voy a cnamorar del Presidente, ja, ja, ja Ester.—Melania. MeLanta—Pero ti tienes la culpa, chico; por tu gusto fui al baile y por tu gusto vine esta tarde; jno me dijiste que se podia poner bravo Guillermo si no venia? Maxutt.—Pero si yo digo que fi le hagas caso. Es que né quiero qu ens donde etd Gel de. 4 ae que, cbmaf: (aides, so ea epi A Aree oer Ester. ~~ verdad eso que dice Manuel, Melania? Metaata—gQué se yo? Pero quien tiene la culpa es a {por qué no me lo dijo desde un principio? A mi lo que me da rabia es que ti te extés pensando que yo le hago eas» a ese hombre. Masvet.—Si no eso, Melania, yo sé que ti no le haces caso, pero la gente te ve y dice que si yo... MrtastaSi, ti no lo erees... Por eso que estabas tan ce: pugnante conmigo en el almuerzo... Esten.—Brieno, se acabé eso, pues. (MELANIA se acerca a SewpRo.) Metasta—Chiea. que se te van los ojos. Maxver—Yo no sé pa qué ha venio éste... Tan tranquilo que estaba uno. Y esa pandilla de adulantes que andan con 4 parriba y pabajo. Ester—Es verdad. hijo. ¥ como la gente de aqui es tan sacristana, No ves a Vicente, tan estirado y eserupuloso y presta su casa para parrandas... Maxvet.—Lo que es Melania no vuelve més alli, Anja. ya Guillermo Mlegé. (Ester y Manuet se Gxt ase.) Micae, Qut genio. (50 eyes grties Mecasta. acercan. N Eston —;Por qué gritan? “1276 ROMULO CALLEGOS Metanta.—Porque deseubrieron el aparato, {Qué grande! (Pausa.) Esten.—Sempro. te fijaste en lo carifioso que estaha Gui- ermo? MeLanta.—{Qué es, mujer? ;Vas a lorar ahora? Sratpro.—Es que yo también noté eso, y es lo que mas me asusta. . Metanin.—No seas tonta, Mire: ya Guillermo subié al apa rato, ,Qué van a hacer ahora en aquiel palo? , Seapno.—A soltar aquellas pesas para que la vagoneta ‘rus: de y avrastre al aparato. Metanta—zY eso para qué? al Sratpro.—Para coger impulso. Con Ia velocidad, el aire que va chocando contra las alas levanta el aparato, Metan1a.—j Qué callada esta la gente! ‘ : Sempno.— {Qué esperaran? Mutania.—En el templete todos se han parado, ‘Sempno.—No hay viento, la bandera del templete no se mueve. Estrn.—Yo no veo esto... (Se retira de la puerta.) Metanta.—Ya llegé el viento: jmira la bandera ahora! Sempno.—jAy! (Crita a tiempo que se oye un rumor sordo afuera.) Esten.—{Qué fue? Metawta—Que corre... Ahora sube Esten.—{Subis? ;3ubié? (Cran silencio.) Sempro.—No, no subi Metanta.—Parecia que iba a subir, pero se paré de repet- te. (Todo esto rapido, A tiempo que Ester va a la puerity se oyen afuera gritos y silbidos.) BE OL M 0 T O RT (Pausa.) Esren.—Hija, quitate. No estés viendo eso. (Se trae a Sex- pao consigo.) Siéntate. Seateno.—Lo silban, lo silban.. Sempno.—{Cémo lo silban! Esten.—Pero esti salvo. Dale gracias a Dios. Metants.—El Presidente se ha ido; ya no queda gente en al templete. (La griteria de ajuere continia un momento, luego decrece.) Esten.—Ahi tienes ti Jo que has ganado. A ver si otra vez te dejas engatusar por Guillermo, porque ésta no.seré la il- tima, seguird con su tema hasta que en una de ésas se mate. Y como ahora esta tonta se pone més bien a embullarlo... (Salen Samuec y Manurt. Aimbos se siensan.) Metanta.—;Qué pasé? Don Sasturt.—Que el viento rompié las alas. Seatrno.—Las flores, mis flores... * . Mrtanra,—Tan bonito que hubiera sido verlo volando... Esren.—Naila, lo que dice el padre: «Dios que no le ha dado a uno alas es porque na le conviene tenerlas» (Momento de pausa; todos parecen abrumados.) Dow Saurt.—jAy. amigo! jCuando uno esti de malas, ni que le sople el viento! (Aparece Guitueno. Sin ver a ninguno, atrasiesa la escena y entra por la puerta de la derecha; 10- dos se quedan viéndolo en silencio, Luego que des- ‘aparece, Seurno, que esté sentada a la izquierda. se para de repente, como asaliada de una idea it prosisa, y echa a correr en pos de Cuttuensio; hay tun instante de perplejidad en los demds, y cuando algunos se disponen @ seguirla, eae el telén.) ACTO TERCERO La misme decoracisn, Em el dngulo derecho del patio, bajo el em ao apne de Cutan, sve our suo pate jas clas. Es de noche. Seurno, en el convenple fw silenci» el ayarare. Leuege sate Mtasin por fa taquierda, seyunde Mrtanta.—Sempro. Sempro. Pero jmujer de Dios! ;Hasta cuando vas a estar mira que mira a ese coroto de tus tor Sesirno.—No lo estoy viendo. Metanta.—Vente para la puerta con nosotras. ‘Seavno.—Me duele la cabeza y gritan mucho en la plaza Metavi—Qué testarudos son estos enamorados. Y eso te va a hacer dafio; una no debe encapricharse asi con wit ‘dea porque es eapaz hasta de volverse loca. Sewpno.— {Qué hago? Metanta—Distraerte. ponerte a ver las peliculas. que estia muy graciosas: desde la puerta se ven muy bien. Sro1wno.—Las veré otro dia. Menanta—Hoy es que debes verlas, precisamente, para que te distraigas Seano.—No estoy de humor. Metais.—jCaramba, chica! Ni que se te hubiera muerte 1 novio. {Por una silba de poco mis a menos tantos sus piros? Sempno.—{De poco mas o menos? Ya viste lo que iba 1 sultando de eso. Metats.—Pero no result6; llegaste a tiempo de evitaslo y eso de preocuparse por lo que hubiera podido suceder ¢ tna pajuatada de marca mayor. BoL 7 M, 0 T 0 R i Sespno.—Seris pero gedmo hago para que se me borre la impresién que reeibi? Por mis que no quiera, siempre veo a Guillermo sacando el revélver del escritorio. Metaxta.—jAve Maria! Miren que ir a matarse por esa tonteria Skuvno. --Es que para él no es una tonte‘ia Mitanis.—Ni que dependiera de eso la fel Stowpno.—Si dependia. Metaxts.—Pero bueno, ya lo que pasé. paso. y ahora lo que doben hacer ustedes es divertirse. Yo voy a llamar a Guillermo. ‘SraPno.—No, no lo lames. Quizés se ha quedado dormido. Metasia.—Qué terca eres, chica. De seguro que Guillermo no se ocupara ya de lo sucedido, y ti con menos razén. Sempno.—;Con menos razén? {Y si te digo que yo he sido la causonte de todo? Metania—{Ta? gPor qué? ‘Sewpno.—Las slas se rompieron por tener esos bordados. Mezaxta.—{No se empefié &? ‘Sempno.—Por darme una prueba de cariio que de seguro le esta pasando. Metawia—Para un buen gusto, un buen susto. La verdad es que th también pensabas darte el gustazo de ver tus Ao- res volando por esos aires. ;Mire que a los enamoradon se les ocurren unas cosas! Pero si a al le esti pesando no puede venir a echarte la culpa a ti; si yo estuviera en tu ‘ato le diria: «Chico, a mi no me hagas cargos. 2Quién te manda 1 meterme en tus cosas?» Y me quedaria tan fresea, Sempno—Pero al orgullo de una se resiente mucho con esto, Melania. Saher que el amor que nos tengan puede ser para los hombres el motivo de sus fracasos, y pensar que Tieguen hasta acrepentirse de querernos, porque ellos no son como nosotras. Para nosotras en la vida no hay nada mis mo ROMULO -GCALLEGOS ands que el amor, mientas que para elo hay muchas co sas que valen tanto como el amor: su orgullo. hasta sus in- tereses a veces. y otras que valen mucho més: sus ideales. Meuanta.—jQué filssfica estis. mujer! No sabia ques pieras todas esas cosas, {Te las ha enseitado Guillecino? Sewrmo.—Las he aprendido conociéadolo. Mews Pero yo creo que con Guillermo no va eso de Gue para los hombres el amor no es gran cosa, porque. pars enamorade, Guillermo. Sesirno.—También es muy orgulloso y también tiene otras cosas que no le ven los demas Metania.—gldeales? ‘Sempno.—No te burles. Metanta.—Es que me hace cosquillas la palabrita. La apres di con Guillermo cuando éramos novios y todavia no he o- ddido acostumbrarme a decirla sin reirme. Hay que encorotar la boca asi: ideal. Las veces que peled Guillermo conmigo por el ideal. Por él rompimos. (Salea Dow Samver » Estee Ester —Muy divertidas estin las vistas. Dow Samuet.—Y se ve muy claro. Sus realitos le abr custado al emusiiin el proyectascopio ese. Esra. —jSe te quité el dolor de cabeza? Sespao.—No. Dow Sanutt.—jAy, amigo! [Qué dia este! Estrin. —Y gracias a Dins que no estamos como estuviéra ros si ésta no llega tan ligero. Metania Ya saben, pues, que tienen que agradecérselo * Sempro. Dox Sautuet.--;Y el, dinde ests? Sepno.—En su cuarto Estee. —Ti tienes el revélver. Rok Mo 0 tT) @ Rim Dow Sasust.—Aqui lo tengo en el bolaillo. Ma. Gitsey.—Permiso... Se ME Case) Este.—Bien puede. Ma. Grsry.—Estin contentus de lax peliculas. Don Samurt.—Mucho. Metanta.—Son divinas. Ms. Gitaev.—Es bueno el aparato. Ahora vamos poner unas ‘peliculas estupendas. verin ustedes. (Entra por la puerta ter- \eera izquierda,) : Dox Samurt.—Y éste habia dicho que iba a tomar una vis: 4 del vuelo del coroto ese, y por fortuna como que se arre: pint Ester.—Guillermo. como que sabia que iba a salir mal. Mrtavts.—Y dicen que el Presidente se puso muy bravo. Dow Sasvet.—;De veras? MeLatA.—Asi me conté shora Modesta: que a habia lle- vado para hacerle un regalo a Guillermo y que ademis te- ‘nia pensado levarselo con a para mandarlo a} extranjero. Don Samvet.—Vea, pues, todo lo que se pendié. Y que no Te habria'caido mal a Guillermo el regalito ese. Esten—Yo no sé cémo va a hacer ese nifio para pagar lo que debe. > Dow “Samvet.—Tendré que coger lo de Ia escuela. Esten.—A ver si ahora escarmienta, (Sale Ma. Cure com pelicslas) ih, verin ustedes! Esta es... «El Hacend: y @ Ia juventud tam- ate Yu Zedmo se dice?... Senti- De alta moralidad. muy buena esti para eorregir los apasionamientos humanos. Ma. Guey. rn im oR OMULO -PALLECOS EsteR—Es muy bueno que sea moral, si, sefior, las cosas indecentes no deben enseiiarse como hacian aquellos que e tuvieron aqui el afio pasado. Ma, Ginvey.—jOh!, no sefiora, No esta mi negocio exhibir nada que choque con Ia cultura y la honorahilidad del pi: hlico de este bonito puehlo. Esta otra, se la recomiendo & usted. sefiorita Sempro, muy chistosa, el mejor medicina para quitar la tristeza, se Nama, se llama: «Padre Inflexible», lo ultracémico, lo mas gracioso que hay ex la cinematografia. Esta otra: «Romance de una pescadora», no se puede decir dramatical, tampoco cémica, esta pelicula... sui géneris, me jor es asi, algo como incoloro, pero muy suave, muy sent mental. jOh! jArte puro! Y esta otra: jOh! Nada digo de esta pelicula. {La sorpresa prometida al sefior Guillerm: ins Ya verkn eteden! (Vase haciendo grandes spe vientos. Esren.—Qué simpitica es este inglés Don SaMuet.—Conversa mas que un guaro, Metania—Bueno, vimonos a la puerta, Vente, Sempro. SeMPRo.—Ahora voy. (Wense Mevaa y Esren Don Sues, por le de ‘echa. Pausa corta, Sale CuiLtees.) GunLeaNo.—{Quién trajo eso para acé? Seano.—Tu papi mandé que lo pusieran ahi mientras tanto. Guittenwo.—Querré utilizarlo como lefa, Puede que sirva para eso... iParece que fuera « volar! (Qué ridiculo! El simbolo de Aldana, El me decia esia tarde que cuando yo estuviese lejos de aqui, esas alas extendidas me harian cordar la Patria. Estuvo feliz, en un momento dio con, lo que yo no habia logrado encontrar en tanto tiempo: jrmi sim- bolo de la Patria!... (SemPRO se acerca af aparato,) {Qué vas a hacer? Sempno.—Plegarle las alas. Lo puse asi por un momento. esti muy bien. Con las alas plegt- la forma de péjaro; aquello de que tan mi, Ia ayiacién no fue lo que debe ser: "i i * M0 TT 0 ktm satisfechos estibamos los dos. ;Qué chasco, Sempro, nox he- ‘mos llevado con nuestro pijaro-jardin! Srmrno.—Si hubiera sido pijaro solamente. Gurtermo.— {Crees que su defecto es ser también jardin? Seswmo.—Aqui esté claro; In tela se rompié por los hor- des del ramo de rosas. Guintenmo— {Qué mals suerte la de tus flores! jSiempre rodando por esos caminos, a la cintura de jinetes o sobre cl lomo de las hestias, iamundas de polvo y sudor, y a la hhora de subir al aire limpio y azul, faltan las alas SetPno.—Las alas no {altaron, mis bien sobraron las flores. Guntenmo—Los bordados, es verdad, fue una puerilidad, un neeio deseo de hacer simbolos. * ‘Sestpno.—jAhora lo comprendes. Guillermo? Guintenmo—No, lo sabia de antemano, Seurno—;Por qué no lo remediaste a tiempo? GuiterMo.—jAcaso era ese el inico defecto del aparate ni la inica puerilidad? Todo en él es un absurdo. No podia ser de otro modo; yo no soy sino un edilettantiv, sin nocio- nies del asunto; un fabricador de versos de trapo y madera, -Versos, nada mis que versos, son esas alas. Nunca tomé la cuestin por lo que de eientifco y prictico tiene; para ‘un problema’ meci- nico, sino ua capricho de pura fantasia; lo mismo me hubiera dado ser jardinero que aviador. Por estética, Hegé & con- vertirse en mi el vuelo en pasin dominante, pero la causa fue. siempre el parecerme bello el vuelo, y nada mis; no + $€ me ocurrié nunca que, ademas de bello, era itil. Yo pen- saba como poeta, como’ sofiador de bellezas, al paso que un hombre de ciencia o de negocio, pensando en lo ctl, hubiera ido mas lejos que yo, y al ir a construir au aparato no se habria dedicado, como yo, a darle Gnicamente una forma bella, sino que hubiera estudiado para hacerlo cientifca mente. Ya ves por qué no habia para qué quitar los borda- dos. Tus flores estaban muy bien como un simbolo poético donde todo era ve as ROM YUL O Sespao.—Y subiendo eso fuiste... Gumtenwo—Por no quedar mal. C i contra el suelo... y quedé peor: en ridiewlo y convencido de algo muy doloroso. Sestpno.—Pero estudiando... Tal vez yo no sirva para estudi Qué piensas hacer, entonces? Gurutsamo—Qué sé yo. Es tan dificil saber lo que se hari al dia siguiente de convencerse uno que ha perdido la vide miserablemente. Sewpno.—;Perdida? Gurttenwo.—Si, porque cuando se han contraido ciertos de- beres, la vida es cumplirlos, y yo tengo muchos deberes sin ‘cumplir: unos para contigo, otros para conmign mismo. Por esto mi fracaso, mi verdadero fracaso, no sucedié alli, en Ia plaza, sino aqui dentro (por si misma) cuando me con venei de que toda la vida me habia estado engafiando « mi mismo. SestrRo.—Ahora hablas asi porque estés ofuscado; maia- na comprenderés que no has perdido nada. Gureteam parece poco. haberme perdido el respe- to? {Qué confianza puede tener quien ha llegado a dudar sungue sea un momento? En tf misma: jeudntos herofsmoe esté haciendo el amor para sostener una fe sin fundamen- to yal Sempno.—Yo no la he perdido; ahora eres para mi lo mis: mo que antes. Seri porque a nosotras no nos preocupan tanto como a ustedes ciertas cosas, 0 porque la fe de nos otras es mas ciega que la de ustedes. Gunuenmo.—{Seris mi torre de marfil? Sempno.—Seré lo que ti has querido que se GurLienMo.—Una vestal que se empefia en mantener el fuego ante el altar de un fdolo caido. ;Vaya! Veo que pare algo han servido mis versos. FE Lo 7 M 0 T oO Ris Satrno.—Sin embargo, te avergienzas de ellos. Guntermo.—De los que ti aprovechaste no: de los que de- roché inttilmente, Ahora se tepetiré la vieja historia de los maridos que, después de despilfarrar su fortuna, viven de Kis ahorros que hicieron sus mujeres. Seapno.—Quieres decir que no somos tan egoistas como Flensan algunos. : ae contrario. Y eso de algunos, jno se referi- mi? Sexpro.—Quién quite... {No me dijiste, porque no te dejé er lo que ibas a hacer, que nosotras peeterimes la ver snza del ser queride, con tal de no perderlo? jufutensio.— jBrutalidades! No hagas caso. No es la pri- peta ver que Soy injsto y brutal contigo {ewpro.—Lo que me duele es que exo sea coasecuencia de Her ee. Autenwo.— {De cual otra? sitmpno.—Que te hayas arrepentido de haber hecho algo que te salié caro: unirme a tu obr Gutrenwo—jBah! Ya te dije que tus flores no tuvieron culpa ninguna, y ahora te acabo de decir que de lo iinico de que ‘no fengo que arrepentirme es de lo que he hecho ppor ti. Al fin y al eabo, tan torre de marfile es el mundo, como un rincén de @ dande haya amor y pax. (Sale Dox Enfas. de levita y sombrero de copa. no muy flamantes y algo‘pesades de moda: el calzado amarillo. el bastén como dg cosumbre y en la harba la seat de los dias de fiesta: tun lacito de cinta aznl.J Dow Etias.—Guillermito, gefmo estis. ico? Gur.tramo.—Muy bien, don Elias. muy bien Dow Euias.—Y ti, Sempro, zqué tal? Sewrno.—Bien, jy usted? u Lo ms ROM GCALLECOS Gurtenvo.—No hay que preguntar; de plicemes, segura mente, como que trac la divisa de los dias de fest. Dow Eu{as.—Siempre con tus mamaderitas de gallo, chico Gurtiervo.—Z¥ qué le trae por Debe ser algo muy serio para que se atreva a verme la cara. Don Etias.—No tan serio, Veris: es que he escrito unos versos, los que te dije, para recitarlos esta noche en of baile de les Quifiones, dedicados al Presidente. Una odt pindarica; voy a leértela. GuILLERMo.—No, no; guardesela. Dow Exias.—Para que me des tu parecer. Guttenso—Va mi opinién la tengo formada hace tiempo. Don Etias.—Esa desatencién, chico. GUILLERMO.—Lo que usted se merece, don Elias. No le he dicho que no sé cémo se atreve a verme después de lo que ha hecho. (Sale Don Sastutt, por la derecha: Estes y MF tasta por la izquierda.) Don Etias.—jAludes a... lo de la escuela? Exactamente. Un abuso de confianza de parte lo cand rcierar en is sumte 7, so Gurtrenso, de usted {Qui cho menos, a dar en mi nombre excusas que mandado dar La escuela asunty tuyo? {No Dow Etias.—;Tus asunt jor el precep- chico, despiértate! {T@ no sabes que desde a tor de la escuela soy yo? Gurernsto.—{Usted? Dox Etfas.—Por nombramiento oficial que recibi la vispe: a de llegar el Presidente. Yo, por cousideraciones de amis te excusé ante el Presidente. porque ayque todavia no habia recibido el plantel, tenta derecho a representarlo, mu cho mis cuando ti te negabas a ir a darle la bienvenids al primer magistrado de la Nacién, lo cual es un deber de cortesia. BE bo = M0 tT OR * wr GutteRmo.—Bueno, bueno, guirdese sus amonestaciones, dispénseme lo que le he dicho. No taba que voted fuere dl preceptor. De lo que me alegro mucho. Dow Etias—No lo sabias porque ti no te ocupabas de nada ‘mis que tu... aparato. Por eso te quitaron la escuela; los ni- fios estaban perdiendo tiempo... = Gunttermo—Que lo recuperen ahora con usted. Dow Etias.—Por otra parte: los padres estaban desconten- tos de ti 10 les ensefabas a Jos muchachos coms iti- les para’ In vida; que lo que hacian era ejercicios y mis sjercicios, y que ti con esa fulana exltura, como la lo que estabas era convirtiéndolos en Gunrenwo.—Digalo. En petiquines, ;verdad? Si asi laman vitedes « qs 20.0 potlas* sis Estex—Guillermo... Guuenmo—Déjame, mami. Y_mi le hace tarde fa tinh ed = Dow Exias.—Eso es echarme, jverdad? Esté bieo, y como Yo, 32 ago quien mands eres ti, porque ers a nfo Esren.—Bias.. Dow Etias—No te apures, Ester, que ya estoy saliendo... {que pasen ystedes buena noche... que un mequetrele... (Vase Giradisimo. MELANIA rompe a reir.) Esten.—No te rias, Melania MeLANiA—Me rio del lacito de la barba. Custemmo—Lo que te quiere decir mami es que esto que ha pasado es muy serio, muy grave. — Esten—Si lo es, hijo. No para nosotros que, gracias Dios, est kere no’ anes Sosiditde de lo qoo'tl poke bas en la escuela. GuittenMo—Pero no deja de ser, porque desde ahora mis gastos tendrin que salir del trabajo de papi y de ty = jo de papd y yo a mm ROMULO GCALLEGOS Dox Samuet.—No v Esrer.—Es que a este nifio no se le puede hablar. fan a empezar otra vez. GurttraMo—No se me puede hablar de ciertas cosas y n0 se me debe hablar. Ester.—Esti bien. Ya no puede una ni lamentarse de lo malo que te suceds. GUILLERMO.—Snhre todo. cuando yo me alegro. como short de ésta que lamas ti desgracia. Esa escuela era uno de los lazos que me ataban al pueblo ahogindome: lo que hacia era perjudicarme, inutilizarme. Con el miserable sueldo que me pagaban tenia yo para vivir aqui e6madamente, dindo- rme todos mis gustos. El cigarro, el flux de easimic, las flo res para la novia, Ia tela y la madera para las ales. todo salia del sueldo, y cuando me hubiera casado también ha bria salido la estrecher y a incomodidad de Ia vida. {Qué mis podia desear? Aqui no hay viejo ni mozo que game treinta pesos mensuales con la tranquilidad con que yo los ganaba... Pero me alegro de haberlos perdido, para que lt Becesidad, privaciones, y hasta el hambre que voy a past de ahora en adelante, me sirvan de acicate para hacerme romper con esto y abandonar esta vida, y asi salvaré lo que cen ella estoy petdiendo. (Antes de que termine se ha ido Dow Saauen a! ‘aller.) Esten.—Yo no sé qué seri lo que pierdes aqui. Gunttenmo—Pero yo si sé. Pierdo el tiempo y perdiéndo- lo, pierdo el porvenir, que es peor que perder Ia vida. Esten.—;Quiere decir que ahora procuraris irte? Gurtenso.—Si, irme, adonde no se viva tan regaladamen- te como aqui, adonde no teniendo casa, me falte este refu- gio de incapacidad y pereza y tenga que luchar, para que fr eh to Bo slg valor, sult Uo aber cedato 1 Adonde haya lucha, verdadera:luchs por el pan, por Is vida, por el ideal, pero donde haya al mismo tiempo: e timulo y perspectiva de triunfo. No esta brega sorda Util de aqui que va devorindonos las energias en silencio 7 que nos trae el cansancio prematuro, el aniquilamiento ab- BE oL- M oOo T © soluto cuando todavia debiera haber brios, y ‘nos hace re- nunciar a la hora en que otros empiezan. = Esten.—Como ai todavia fueran pocas, ahora vuelven a em- pezar las angustias. Gurtiemwo.—Pero éstas de ahora serin las verdaderas an- gustias, las que conmueven, las que exaltan. no las que apla- nan y aniquilan. Ti no puedes entender estas cosas. déjame 4 mi pensarlas y quererlas. Esten—Si, es lo mejor: dejarte. Vente, Melania; vamos seguir viendo las peliculas. (Vanse.) SCRE EaaS fe goals co, Sent, Searo to nie cn emaiin te complecencia. Sale .—iOh!, sefor Guillermo, sefiorita Sempro. Le 10: fenir sci. Ya va a empezar Ie gran Mire, ya esti... apirense... (Ambos se acercan @ segunda izquierda.) Concurso de seroplanos. {Dedieado s usted! Miner aqul ol Pesideate de rane, el que saluda en el centro, jven ustedes? jOh! fEn ro si poder hacerse estas cosas!.. Grandes avindores. [Muchos miles de francos! j0b, ee & timulo... {Usted comprende? Todos los dias un premio. Al Se a Mire usted, mire usted. valeroso! jUn gran aviador! fAtravesd el Canal dela Mancha (Muy atrevido vueo, mu- chor klmetrs! Ve wed In hie? Aqueo que da viel tas adeladte. {Oh! jLa hélice.., Santa v. tanto también... gVe usted el motor? GunienMo—Si, ya veo. Ma. Guser.—Mi sefiorita.. tn at YON ahora sube.., corre 1 Qué bello! Mar. Gitpey.—Ahora vienen otros mis. iUn ‘concurs ‘aprenderia usted. Usted tiene apasionamiento por el vue- low eat un sport muy bueno. Muchos aviadores en Fran- Gurntenmo.—jCémo raela \{ ‘A GALLECOS cia y en todas partes de Europa... Mire usted... jLathara {Qué habra pasado al aparato... God dame! Nos .. {Voy presto! (Vase répidamente. Se oye gritos afuera... Pausc, GULLERMO y SEMPRO no se mueven.) Guntenno—jEsto era!... jEsto es Jo que yo quiero!... iY allé se hace! jAllé es donde debo estar!... Alli, alla ‘Seapno— {Lo ves, Guillermo? ;Ya vuelves a tener fe! Gururermo.—Si..., me habian hecho perderla, ahora renace integra... {El motor!.. jLo que hace falta es el motor!.~ 1¢ alas, pero con alas s6lo no so vuela.. es necesario el motor: el impulso. ;De aqui no puede partir el im 40, pero en otros lugares existe y en cellos se puede vi subir, subir muy alto!... Ahora veo claramente por qué, || pesar’ de mis alas, no pude subir: no habia un motor en e | Pueblos y por qué, teniendo alas en el alma en ver de re |\ montarme cai en el abatimiento, en la desconfianza de mi || mismo y estuve a punto de renunciar: porque faltaba el mo- for del estimulo pars mover Ia actividad: jla hélice del ‘alma!... El pueblo, la Patria debe ser el motor que remonte al éxito, a quienes abren sus alas en lla, y si no lo e% Tos que las tenemos, debemos plegar las alas para ir a abrit: las donde el vuelo del éxito sea realizable... 1 = RO M-ULO EMPRO.—Ti lo haris, Guillermo. Cunterno.—Si, plegaré las mias; mis alas indtiles que 1 pudieron remontar tus flores; y las otras, las invisibles del alma, para ir a abritlas donde haya mis espacio: donde ser poeta no sea sindnimo de holgazin, donde la cultura no sen afeminamiento y se pueda usar una flor en el ojdl (Tomdndole « Sewpno las menos.) Y puede ser que « poe? de haberme ido yo, venga una, carta que te uno bor- des mas rosas para los percucios de El Pegujal». Sempno.—Cuillermo!... (Sale Meamia.) Metanta.—Guillermo, gno viste? Ay, dispénsenme. (Sele Esrtx) Gurztenmo.—Si... y vi algo que no vieron ustedes... Mrtaxta.—Pero esos arioplanos no se parecen al tuyo. E tb * Mo T © R eH Guntento—Qué van a parecene. Esto es una cosa ridicu- la, absurda; pero no me abocborna la leccién que me ha dado el cinematégrafo, al contrario. (Sale Don Samuet.) Papi, ya puedes tomar de ahi la madera que se necesite para hacerme una muleta... Ya tendré muleta, mamé, y como ti la querias: hecha con la madera del sparato. (Dow Sa- MUEL vase sin responder.) Mezawta.—jLo vas a desbaratar? Guntenmo—Si, para hacerme una muleta. Ya que no me suspendié en el aire, que me sirva de apoyo para el camino. Esten—;Para qué camino? algun que haya necesidad de em- (Sale Asana, wetide come pare ballar) ALDANA—Buenas noches. Guntenmo—Pa prender. Gumtenmo—Adelante, Lorento. {Vienes darme el pé- same? Atoana No para unto lo suede, 7Y uted 20 va al aile, Melania? A usted no le pregunto, Sempro, porque ya sé que es usted fel hasta el exzeso... es Esren.—También Melania es muy Bel y por ex0 no va. ALpANA.—{No va? {Por qué? ‘MELANIA.—Porque Manuel no quiere ni yo tampoco. (Se va.) Esren.--Sempro, ven aci. (Vase. Sratero la sigue.) ALoANA.—Chico, :podris explicarme qué pasa aqui? Gortzenwo.—Hombre, no hay secesidad; ti debee com- prendeslo. ALDaNA.—Pues te juro que ni jota. 2 Guritenmo—Que dicen que ef Presidente se ha puesto a requerir a Melania. Atpana.—jCaracoles! Y yo que venia a comprometerle a Melania Ia ntroduccién para d Geneea. {Buena la hubiera GALLEGOS uw RO MUL O puesto! Habria creido-tu mami que yo le hacia el durszn0 al General. Guirteamo.—Mira, Lorenzo, no estis hablando con un nif. ALDANA.—{ Qué significa es0, chico? ‘Ta no eres bruto. ‘ Guttterno. ALDANA—;De modo que t6 crees que yo le sity de slea- hhuete al General? lo creo. Gurtenwo.— Avpana.—Pues me he Uevado un chaseo; crei qui me teo- ddrias en mejor concepto, ‘Guizmmo.—No puedo tenerte, sabiendo cual es fu ofiio. Tolera Ia franqueza.. ‘ALDANA.—:Mi oficio? Tan digno como el tuyo, plo: ganarme le vida. Gunteno.—Como el mio no, porque yo, ni meyjgeno lt vida, ni me la ganaré nunca como ti te I ganas... em ALDANA.—Mira, Guillermo... ti no entiendes esto} bras mucho de versos y de voladores... que no te falta Guitenmo—A mi me sobra dignidad y orgullo, que te falta a ti. : ‘Aupana—No te exaltes, chico; no hagamos de esto exes tién de honor. Yo tengo mi dignidad y mi orgullo.lo mix ‘mo que ti; pero, ademés, tengo algo que ti no tienes: sem tido prictico. Gurtermo.—Ni me hace falta. Auoasa.—Porque té eres un mistico. Hay un escriter que dice que la presién de un medio ie ee al =“ so es lo que te pasa a ti, que a fuerza de vivir s lo Be oe hee oe rior, despreciando todo lo que no es como hi eres, $6 te hhipertrofiado la conelencia y hoy tienes un exceso de ¢lls, tan perjudicial como la carencia absoluta. Perjudicial part Eo oL > M 0 T O R193 In vida, que es lo tinico efectivo, y no los suedos de los exal- tados como ti. Que si a uno se Je ocurrié decir que la vide se mua, nadie ot lo ha sourido proms que loo snation sean la vida. Gumuenwo—Hay mentiras preferibles a muchas verdades, ‘AvpaNs.—Bueno, vive tu mentira; pero no juzpues por tu criterio personal 1 los dems, {Qué sabes bi de Ia razén que puede tener el mis miserable para serlo? Yo tengo mi ra- 160 individual que justifea mis actos: Uegar a un punto. Lo que doy pars lograrlo es siempre menor que lo que re- cibo, y en eso estén mi orgullo y mi inteligencia. Ahora, por ejemplo: zqué doy? Cuatro frases ampuloaas que le halagan la vanidad a un ser inferior a. mi, y do Jas cuales puedo rei cuando me ple, cy qué reibo? Lo que ti 20 lo- arias con toda tu dignidad, y todas tus aptitudes, superio- res les ain. Aat he aul dede abajo, desde logue er tun palurdo aguador de este puabls... Por eo me satisface volver a @, porque establezco el paralelo entre el’ pasado y - el presente y veo que he ganado y que ha sido 1 esfuerzos propos Tnchando, no sofando.. Use poses cm poco.) Que ¥ide me haya hecho algunas desgarraduras, que no tenga la piel del alma tan fina como ti?... Esto se lo debo a la lucha,, pero también le debo tener milsculos en la voluntad, iy vayase lo uno por lo otro! (Nueva pausa. GUILLERMO pa: race absorto.) Pero no he venido a predicarte, ti tienes tu razén para ser como eres... Pasado mafians te iré, y s0- dango lo que me falte que dar para lograr lo que ne- cesito, y ti te quedards aqui, sofiando entre los cuatro ce- 1108 ridos del pueblo que aborreces y que te anula.. Cumuinwo.—Te engafias, no me quedaré. Desde 7 si tne’ falta ta voluntad, me sobrard necesidad para irme, como que desde mafiana no tendré qué comer: me han qui- tado la escuela. ‘Avpana—Yo lo supe. De nada valié mi influencia, yo espe- raba que si salias bien esta tarde, te la volvieran a dar, pero el General quedé un poco predispuesto contra ti. Gurtenwo.—Mejor. {No ves que no teniendo de qué vivir, tendré que firme del pueblo forzosamente? « 12 akhe4 whe wm woN'ULO -GALLEGOS ‘Aupana.—Es verdad. 2Y qué has pensado hacer? Guutenwo—Todavia no he pensado, lo que he hecho es resolverme a tirar una parada, cuésteme lo que me costare. ‘Avoana.—Me prometes ser razonable? Guntenwo.—;{Se te ha ocurrido algo? pero ya sé lo que vas a contestarme. ALDANA—Si Gunteno.—jDi, hombre! Avoana.—Bueno, sin predmbulos. Escribe un discurso part aque se lo dispares al General, antes de irse, mafana mismo. Gumutenno—{Un discurso? AUDANA.—Sf, esto de diseursos ha dado muy buenos res tades por esos pueblos por donde ha pasado Ia onda cre ciente. Pon tu gota, y si te resuelves, jmanos a la obra! Le haces esta noche, mafiana se lo espetas, y pasado mafiant ati tu nombre en la pagina de honor del periédico de Ce tacas, engrosando la vonda» en medio de cuatro ditirambos que te harin merecedor de un puesto. Guittenwo—Pero gerees que se ganari algo con ese? ‘Auoana—jYa lo creo! Por supuesto que no pensaris que vas a llegar a la cumbre de un solo envién. Gurtenso.—Pero detras de este envién, vienen muchos ‘Auoana—Por algo se compara a los ideales con las cum bres. Guittensio.—No profanes el nombre de ideales, dindoselo 2 esta indignidad ‘Avoana.—Riete ti de las profanaciones y de las indigniée des; los hombres de talento saben pasar por estos ares Jes sin dejar la blanca lana. ‘ Gurzeawo.—Ni la tienen, ni seria blanca si la tuvieran los que tienen esa habilidad. ALDANA—Pues si la tienes ti, te la cortas y luego que he vas pasado te la dejas crecer hasta que te arrastre. 1295 Guittenmo.—Lorenzo, no puedo hacer lo que me propones. Atoank—{Por qué? Vamos a ver. (Senténdose,) Sematepe—{Porndon) No me hagas decirtelo... Porque ALDANA.—Pues entonces ti no sirves i eres un hombre libre; te atan tu miley ws dpaidy oe comprendes que el verdadero orgullo eaten teber veacer & este otro, falto, que no ex sino un compromise social cuando no un escudo de Ja incapacidad. El verdadero orgu- Mo es Ia satisfaccién de sentirse superior, no a los demas, sino & uno mismo. Y luego—flosofias a un lado—, es nece: — a, Feat saber vivir en nuestro pais, ro q “gl uestro medio no etn hol como ts pinta, pero 2 Gunenaco.—Haré ol discurso, Lorenzo, ALDANA—jHombre, no faltaba mis! jA pasar rabo, a pa: gar con Ia moneda corriente en el mercado y luego: a reirse! Gucamio-A sine on abacret mis. ¥ no me digas tuna palabra mis; lo que voy » hacer es una indignidad si jumtibcaion pole salindeloy le hago, pert shores mis porque todavia ‘no me han hecho odiar lo sufciente ‘@ necesario mas, mis odio. (ALDANA se rie.) Y vete, vete... AvoasaY ti pezar de iy & empezar de una ver. Yo 5; al terreng.«.Yu me lo agradceris, (Vase. Sexrno ale Hlempo give GuiLLERMO se encamina hacia el aparato,) Sestpno—zLo vas a hacer, Guillermo? GyiLLeRmo.—Si, pero antes a romper a trie zas el sueio... (Empieze erat fe us xil, dolorosamente.) Esto es lo que estorba.., el Sueio.., sacrifiquémoslo a la vida, al triunfo... Suefios imposibles de altivez que estin como éste, con las alas extendidas. in. méviles, en presencia de un espacio capaz para encerrar vuelos infinitos... Nunca se remontarin porque les falta el impulso,.. jel motor! Estas son las otras alas que hay que plegar y llevarlas escondidas, muy escondidas, para que na- die las vea y ni siquiera se sospeche que las tenemos. . (Ter- ROMULO GCALLEGOS 1256 “ ming de desbaraiar; cuando va a andar repars que el bas Ton que le servio de muleia esté distante, y coge una vara Ge les las, que tiene un jirén de tela adherida, y apoyéndo- je en ella se dirige @ su cuarto,) Que la fe, la conciencia de ‘enerlas, nos sirva de estimulo, para legar adonde hay que llegar. por largo y doloroso que sea el camino. (Ha blando todavia entra por la primera puerta de la derecha. Sempno se queda inmévil, apoyadas las manos en el respal- do de una silla; luego sale ALDANA.) ALDANA. Guillermo? SemPRo.—En su cuarto. (Secamente.) Atpaxa.—gEseribiendo? SeMPRo—Si. ‘Avoana—jVaya! Yo habria jurado que lo iba a encoutrar ‘sin resolverse tods Sempro—z¥ usted quiere hablar con él? ALDANA.—Si, pero no es interesante; él sabe cémo se ha cen esas cosas. Seupno.—Es primera vez que se pone a hacerlas. Avoana—{Sabe usted, entonces? Es duro, Sempro, verse obligado a hacerlo; pero jqué hacemes? Nosotros, los que combatimos por dl Ideal, necesitamos lograrlo a todo trance y 80 se nos puede censurar si alguna vez nos valemos de malas artes, porque no es nuestra toda la culpa... «Crime- nes fueron del tiempo», como dijo el poeta. ¥ lo que yo le digo 2 Guillermo: aqui lo que hard él sera vegetar mise rablemente, ignorado, oscuro siempre, por una parte, y sit pre en la incuria por la otra. Mafiana se casan ustedes y vie- ‘nen las anguatias, sin que ssomen a la puerta las alegras Por esto es usted la mis lamada a alentarlo, a disiparle sus preocupaciones, a hacerle ver que no valen Ia pena esos eriipulos. (Una cuartilla de papel, hecha uis bolin de tan arragada que esté, cae cerca de ellos, lanzada por CUILLER Mo desde su cuario. SEMPRO se opresura a recogerla; la der debla y lo lee,) | 4 Mire! (Eniregindole la euartilla que en un la berinto de rayas tiene tres renglones escritas. Se la da con tun gesto de satisfaccién, insultanse.) ane discurso! Y habia empezado bien. {Por qué ‘Seapno.—Porque no pudo. Vea cémo rayé la cuartilla: con rabia, con asco. (ALDANA ve a sirar el papel.) No la bote: ALDAWA—Qué va a hacer usted con esto. (Dindosela.) ‘Seserno.—Guardarla. Aupana—iAy, Sempro! Qué mal dotados estin ustedes para ivir aqui. Telia répido. { wee © 7 Yar

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