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Kant distingue entre dos tipos de belleza: belleza libre y belleza adherente. La belleza libre, como las flores o la música instrumental, no está asociada a ningún concepto o propósito particular. El juicio sobre la belleza libre es puro. La belleza adherente, como la belleza humana o de los edificios, está asociada a un concepto de lo que el objeto debe ser y su propósito. El juicio sobre la belleza adherente no es puro porque involucra conceptos. Kant argumenta que distinguir entre estas dos formas de belleza
Deskripsi Asli:
BELLEZA LIBRE Y BELLEZA ADHERENTE
Immanuel Kant*
El juicio de gusto, mediante el cual un objeto es declarado bello,
bajo la condición de un concepto determinado, no es puro.
Hay dos clases de belleza: belleza libre (pulchritudo vaga) y belleza
sólo adherente (pulchritudo adhaerens). La primera no presupone
concepto alguno de lo que el objeto deba ser; la segunda presupone
un concepto y la perfección del objeto según éste. Los modos
de la primera llámanse bellezas (en sí consistentes) de tal o cual
cosa; la segunda es añadida, como adherente a un concepto (belleza
condicionada), a objetos que están bajo el concepto de un fin
particular.
Kant distingue entre dos tipos de belleza: belleza libre y belleza adherente. La belleza libre, como las flores o la música instrumental, no está asociada a ningún concepto o propósito particular. El juicio sobre la belleza libre es puro. La belleza adherente, como la belleza humana o de los edificios, está asociada a un concepto de lo que el objeto debe ser y su propósito. El juicio sobre la belleza adherente no es puro porque involucra conceptos. Kant argumenta que distinguir entre estas dos formas de belleza
Kant distingue entre dos tipos de belleza: belleza libre y belleza adherente. La belleza libre, como las flores o la música instrumental, no está asociada a ningún concepto o propósito particular. El juicio sobre la belleza libre es puro. La belleza adherente, como la belleza humana o de los edificios, está asociada a un concepto de lo que el objeto debe ser y su propósito. El juicio sobre la belleza adherente no es puro porque involucra conceptos. Kant argumenta que distinguir entre estas dos formas de belleza
El juicio de gusto, mediante el cual un objeto es declarado bello,
bajo la condicin de un concepto determinado, no es puro. Hay dos clases de belleza: belleza libre (pulchritudo vaga) y belleza slo adherente (pulchritudo adhaerens). La primera no presupone concepto alguno de lo que el objeto deba ser; la segunda presupone un concepto y la perfeccin del objeto segn ste. Los modos de la primera llmanse bellezas (en s consistentes) de tal o cual cosa; la segunda es aadida, como adherente a un concepto (belleza condicionada), a objetos que estn bajo el concepto de un fin particular. Las flores son bellezas naturales libres. Lo que una flor deba ser sbelo difcilmente alguien, aparte del botnico, y ste mismo, que reconoce en ella el rgano de reproduccin de la planta, no hace referencia alguna a ese fin natural cuando la juzga mediante el gusto. As; pues, a la base de este juicio, no hay ni perfeccin de ninguna especie, ni finalidad interna a que se refiera la reunin de lo diverso. Muchos pjaros (el loro, el colibr, el ave del paraso), multitud de peces del mar, son bellezas en s que no pertenecen a ningn objeto determinado por conceptos en consideracin de su fin, sino que placen libremente y por s: As, los dibujos la grecque, la hojarasca para marcos o papeles pintados, etctera, no significan nada por s, no representan nada, ningn objeto, bajo un concepto determinado, y son bellezas libres. Puede contarse entre la misma especie lo que en msica se llama fantasa (sin tema), e incluso toda la msica sin texto. En el juicio de una belleza libre (segn la mera forma), el juicio de gusto es puro. No hay presupuesto concepto alguno de un fin para el cual lo diverso del objeto dado deba servir y que ste, pues, deba representar, y por el cual la libertad de la imaginacin, que, * Immanuel Kant, Critica del juicio, trad. de Manuel Garcia Morente, Ed. Vicente Jorro, Madrid, 1914, pp. 102-106. En la actualidad hay otra edicin de esta versin espaola de Librera "El Ateneo" Editorial, Buenos Aires, 1951.
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por decirlo as, juega en la observacin de la figura, vendra a ser
slo limitada Pero la belleza humana (y en esta especie, la de un hombre, una mujer, un nio), la belleza de un caballo, de un edificio (como iglesia, palacio, arsenal, quinta), presupone un concepto de fin que determina lo que deba ser la cosa; por tanto, un concepto de su perfeccin: as, pues, es belleza adherente. As como el enlace de lo agradable (de la sensacin) con la belleza, que propiamente slo concierne a la forma, impide la pureza del juicio de gusto, as el enlace del bien (para el cual lo diverso es bueno a la cosa misma, segn su fin) con la belleza daa a la pureza de sta. Podran aadirse inmediatamente en la intuicin de un edificio muchas cosas que nos pluguieran, si no fuera porque debe ser una iglesia; podra embellecerse una figura con toda clase de rayas y rasgos ligeros si bien regulares, como hacen los neozelandeses con sus tatuajes, si no tuviera que ser humana, y sta podra tener rasgos ms finos y un contorno de las formas de la cosa ms bonita y dulce, si no fuera porque debe representar un hombre o un guerrero. Ahora bien: la satisfaccin en lo diverso de una cosa, en relacin con el fin interno que determina su posibilidad, es una satisfaccin fundada en un concepto; pero la de la belleza es de tal suerte que no presupone concepto alguno, sino que est inmediatamente unida con la representacin mediante la cual el objeto es dado (no mediante la cual es pensado). Pero si el juicio de gusto, en consideracin al objeto, se hace dependiente del fin en el concepto, como juicio de razn, y, por tanto, es limitado, entonces no es ya un libre y puro juicio de gusto. Ciertamente, mediante ese enlace de la satisfaccin esttica con la intelectual, gana el juicio de gusto, en que es fijado, y, si bien no es universal, sin embargo, en consideracin de algunos objetos determinados, conformes a un fin, pueden prescribrsele reglas. stas no son, sin embargo, entonces, reglas del gusto, sino solamente de la unin del gusto con la razn, es decir, de lo bello con el bien, mediante la cual aqul viene a servir de instrumento para el propsito, en consideracin de este ltimo, de poner aquella situacin de espritu que se conserva a s misma y tiene un valor subjetivo universal, bajo aquel modo de pensar, que slo mediante penosa resolucin puede conservarse, pero tiene un valor objetivo universal. Pero, propiamente, ni la perfeccin gana por la belleza ni la belleza por la perfeccin; mas como, cuando comparamos la representacin mediante la cual un objeto nos es dado con el objeto en consideracin 10
de lo que debe ser, mediante un concepto, no puede evitarse el que
la juntemos tambin con la sensacin en el sujeto, resulta que la facultad total de la representacin gana cuando estn de acuerdo ambos estados del espritu. Un juicio de gusto, en lo que se refiere a un objeto de fin interno determinado, sera puro slo en cuanto el que juzga no tuviera concepto alguno de ese fin o hiciera en su juicio abstraccin de l. Pero despus, aunque, habiendo juzgado el objeto como belleza libre hubiera enunciado un juicio de gusto exacto, vendra a ser criticada por otro que hubiera considerado su belleza como belleza adherente (mirando al fin del objeto) y acusado de gusto falso, habiendo ambos, cada uno a su modo, juzgado exactamente: el uno, segn lo que tiene ante los sentidos; el otro, segn lo que tiene era el pensamiento Por medio de esta distincin pudense arreglar algunos disentimientos de los jueces de gusto sobre belleza, mostrndoles que el uno se atiene a la belleza libre y el otro a la dependiente, que el uno enuncia un juicio de gusto, puro, y el otro, uno aplicado.