Éste es un verso muy importante. Expone el problema de nuestra relación con el cuerpo
material: deha-yogena. Ese es el verdadero problema de la vida y nadie se da cuenta. De
manera especial, en esta época, a la gente le cuesta entender que “Este cuerpo material
constituye un elemento ajeno que, de una u otra forma, me ha convertido en su víctima,
me ha atrapado en su interior”. Este es el verdadero problema, pero nadie se da cuenta.
Eso es lo que denominamos avidya, ignorancia.
Hay dos tipos de intensa avidya. Uno aparece como resultado de rajo-guna, la
modalidad o cualidad de la pasión, y el otro es resultado de tamo-guna, ignorancia.
Tamo-guna representa un bloqueo muy denso, mientras que rajo-guna es algo más leve.
Sattva-guna, la modalidad o cualidad de la bondad, nos aporta iluminación. Se relaciona
con las cualidades brahmínicas. Cuando alguien se encuentra bajo el influjo de sattva-
guna, puede entender: “No soy este cuerpo. Soy distinto del cuerpo”. Las personas
influenciadas por sattva-guna tienen una vida más sencilla.
La civilización humana no consiste en rebajar a alguien cuya mentalidad se halla
influenciada por sattva-guna, o que vive en un grupo familiar dominado por sattva-
guna, al nivel inferior de tamo-guna. Y, sin embargo, eso es lo que hace la civilización
moderna. La seducción de la civilización material es tan poderosa y negativa que
incluso quienes, debido a sus buenas obras previas, nacieron en familias brahmanas se
ven arrastrados a conductas tamo-guna, las de quienes no fueron educados en una
cultura espiritual. Están aprendiendo a beber, a comer carne y a como tener relaciones
sexuales ilícitas. Esos son los síntomas del nivel más bajo de tamo-guna.
Hay diferentes niveles de gunas, y las tres gunas se manifiestan en 8.400.000 formas de
vida. Podéis calcularlo. Tres por tres igual a nueve. Nueve por nuevo, ochenta y uno.
Por eso existen tantas variedades. Pero la civilización humana debe organizarse de tal
manera que todo el mundo, a pesar de la particular combinación de gunas que le
influyan, sea atraído gradualmente de nuevo a sattva-guna. En eso consiste la
civilización humana.
La gente que ya se encuentra en sattva-guna no debería verse arrastrada a tamo-guna.
Una persona, debido a sus buenas obras, su buen trabajo, se encuentra en sattva-guna,
pero el orden social, político y económico es tan pésimo que la arrastra a tamo-guna.
Eso no puede considerarse civilización sino degradación. Civilización significa
progresar. El objetivo de la vida es desconectarse del cuerpo material. Eso es
civilización. De lo contrario, no se trata de civilización sino de vida salvaje.
vasudeve bhagavati
bhakti-yogah prayojitah
janaty asu variragyam
jñanam ca yad ahaitukam
“Por prestarle servicio devocional a la Personalidad de Dios, Sri Krishna, uno adquiere
de inmediato conocimiento sin causa y desapego del mundo.”
–Srimad-Bhagavatam 1.2.7
Ningún otro método permite colocar tan perfectamente vuestro instinto amoroso en
Vasudeva como el bhakti-yoga. Existen varios sistemas de yoga: karma-yoga, jñana-
yoga, dhyana-yoga. Yoga real significa amar a Vasudeva, Bhagavan. Por consiguiente,
Bhagavan, el Señor Supremo, dice en la Bhagavad-gita (6.47):
“Y de todos los yogis, aquel que tiene una gran fe y que siempre se refugia en Mí,
piensa en Mí y Me presta un amoroso servicio trascendental, es el que está más
íntimamente unido a Mí por medio del yoga, y es el más elevado de todos. Ésa es Mi
opinión.”
En todos los demás sistemas yóguicos existen matices de vasudeva-bhakti, pero no son
bhakti puro y no fructificarán de inmediato. Los resultados tardarán muchos, mucho
tiempo. En la Bhagavad-gita (7.19) el Señor Krishna dice:
Niños afortunados
Como los niños de nuestra asociación Hare Krishna han nacido en el seño de familias
vaisnavas, practican bhakti-yoga desde el principio. Al igual que ven hacer a sus padres,
tocan los karatalas (címbalos de mano), cantan, bailan, se postran ante el Señor, y se
embeben en la atmósfera del templo. No penséis que esta es una oportunidad corriente.
Se trata de una oportunidad excelente. Desde el mismo comienzo de sus vidas están
recibiendo la huella del bhakti-yoga. Sus actividades espirituales no serán en vano.
Aunque un niño toque los karatalas para imitar a los adultos, no puede considerarse una
mera imitación. Se le ha dado la oportunidad de tener una vida espiritual. Ya era
vaisnava en una vida previa. De un modo u otro, le fue imposible lograr la perfección.
Es por eso que ha recibido otra oportunidad. Por eso, de manera natural, siente la
inclinación de tocar los karatalas, de ofrecer flores al Señor, de postrarse. Los niños
disfrutan haciéndolo debido a sus vidas anteriores, debido al yoga que hicieron. Su
bhakti-yoga no se concluyó a la perfección, por eso, de una u otra forma, tienen otra
oportunidad de continuar desde el mismo principio. Por supuesto, si alguien no obtuvo
la oportunidad desde el mismo inicio de la vida, también puede empezar las prácticas en
cualquier momento.
El objetivo último es Vasudeva. Ese es el objetivo definitivo. Tenéis que situaros en
esta etapa: vasudeva sarvam iti: convencidos plena y firmemente de que “Vasudeva es
mi vida. Vasudeva lo es todo. Krishna es mi vida”.
“El amor puro por Krishna está establecido eternamente en el corazón de las entidades
vivientes. No es algo que se deba obtener de otra fuente. Cuando el corazón se purifica
mediante la escucha y el canto, la entidad viviente se despierta de manera natural”.
Somos eternos. La destrucción del cuerpo no significa nuestra destrucción: seguimos
existiendo. De modo similar, nuestra devoción a Krishna sigue. Simplemente
permanece velada. Como dice el verso que hemos leído al principio, avidyayatmani
upadhiyamane: la entidad viviente está velada por avidya, ignorancia. Olvidamos a
Krishna; en eso consiste nuestra avidya. Y tan pronto como adoptamos a Krishna como
lo más importante de nuestra existencia, cambiamos a vidya, sabiduría, es decir la
eliminación de la cobertura que supone la ignorancia.
Y cualquiera puede, con toda facilidad, hacer de Krishna lo más importante de su
existencia. Krishna dice en la Bhagavad-gita (18.66):
sarva-dharman parityajya
mam ekam saranam vraja
aham tvam sarva-papebhyo
moksayisyami ma sucah
“Abandona todas las variedades de religiones y tan sólo entrégate a Mí. Yo te libraré de
todas las reacciones pecaminosas. No temas.” ¿Por qué nos pide Krishna que
abandonemos todas las variedades de religión? Porque cualquier sistema religioso que
sea falso –todos los sistemas religiosos que no contemplan la entrega a Krishna– se
considera avidya. Os mantendrá en la ignorancia, en esa condición oscura. Y la
afirmación védica dice tamasi ma jyotir gamah: “No permanezcáis en la oscuridad de la
ignorancia; id hacia la luz”.
Jyotih, luz, significa amar a Krishna. Y los asuntos amorosos de Krishna constituyen el
mundo espiritual: jyotirmaya-dhama, la morada auto luminosa. Allí no existe la
oscuridad, como tampoco puede concebirse oscuridad en el Sol. Nos damos cuenta de
que en el Sol no hay oscuridad. Todo él es un resplandor auto luminoso. Del mismo
modo, en el mundo espiritual no existe la ignorancia. Todo el mundo es suddha-sattva:
no sólo sattva-guna la modalidad de la bondad, sino suddha-sattva, bondad pura. Aquí,
en el mundo material existen tres modalidades: sattva-guna, rajo-guna y sattva-guna.
Ninguna de ellas es pura. Siempre hay mezclas. Y debido a esas mezclas existen tantas
variedades. Sin embargo hemos de procurar llegar al nivel de sattva-guna.
El mejor proceso para alcanzar ese nivel consiste en escuchar regularmente el Srimad-
Bhagavatam. Es por esa razón que hacemos hincapié: “Escuchad siempre, leed
siempre”. “Escuchar” significa que alguien canta, o tú mismo cantas, y escuchas. O
puede ser él quien escuche, mientras tú cantas. Ese proceso debe ser continuo. Sin
conversaciones vanas, sin chismorreos. Escuchar y cantar.
Tenéis que pensar: “Sí, dedicaré la vida a acrecentar mi amor a Vasudeva”. Si sois
decididos, podréis lograrlo. No hay dificultad alguna. Y cuando lo hagáis, progresaréis
hasta el amor pleno por Vasudeva. Desde ese instante se acabaron los cuerpos
materiales.
En la Bhagavad-gita (4.9) el Señor Krishna dice: