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CAPÍTULO 3

EL LIBRO DE LOS JUECES (II)


SU FORMACIÓN

Frente a la antigua idea de que el libro fue escrito por Samuel, una serie de indicios
sugieren un complejo y largo proceso de formación. Podemos agruparlos en dos
apartados: problemas narrativos y tradiciones diferentes.

1. LOS PROBLEMAS NARRATIVOS

Me limito a recoger algunos ejemplos.

1.1.1 El comienzo del libro (1,1-3,6)

La primera frase nos sitúa “después que murió Josué” (1,1), y las tribus aparecen
sin jefe que las guíe en sus empresas. Sin embargo, en 2,6: “Josué despidió al pueblo...”
Por otra parte, 2,6-9 reproduce casi a la letra lo dicho en Jos 24,28-31. Esto justifica que
hablemos de dos introducciones. En la exégesis veremos que, incluso dentro de cada
una de ellas, hay tradiciones opuestas y distintos puntos de vista.

1.2. Sangar (3,31)

El versículo que se le dedica rompe la relación estrecha entre 3,30 y 4,1; este
último desconoce a Sangar.

1.3. Las tradiciones de Gedeón (cc.6-8)

La mayor dificultad la representa la duplicidad de nombres del protagonista. En


los cc.6-8 se lo llama 39 veces Gedeón y 4 veces Yerubbaal. Sin embargo, en el c.9,
cuando se habla de Abimélec, siempre se lo llama “hijo de Yerubbaal”; y en 1 Sam
12,11, al enumerar antiguos salvadores, se usa también Yerubbaal. Una de las tradi-
ciones intenta expresamente justificar el cambio de nombre (6,25-32). No todos los
comentaristas están convencidos de que baste para demostrar la identidad del
protagonista.
Indicios de duplicidad de tradiciones los encuentran también muchos
comentaristas en otros casos:
 En el relato de la vocación (6,11-24) se habla unas veces del ángel del Señor
(11.20.21.22) y otras del Señor (14.16.23).
 Hay dos tradiciones sobre el origen del altar de Ofrá: una en el relato de la
vocación (v.24), otra en el pasaje siguiente (6,25-32).
 Duplicidad de nombre divino. Aunque el relato usa generalmente el nombre
de Yahvé, en el episodio de las señales que pide Gedeón (6,36-40) se usa
“Dios” (~yhla) en los vv. 36.39.40. (Elohim vuelve a usarse en la
tradición de Abimélec: 9,23.56.57).
 También tenemos un duplicado sobre los comienzos de la campaña (6,33-35
y 7,23-24) y sobre las dos campañas, con el mismo número de 300 israelitas,
los mismos enemigos ―madianitas― y dos jefes muertos en ambos casos.
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Al final, después de la fórmula conclusiva habitual (8,28), encontramos otros


datos sobre Gedeón/Yerubbaal (29-32).

1.4. Las tradiciones de Sansón (cc.13-16)

Como en el caso de Gedeón, algunos hablan de dos fuentes, al menos en el


relato inicial del c.13, donde se usa Yahvé en los vv.1.3.8.16.19.23.24; “el ángel de
Yahvé” (mal’ak Yhwh) en v.15.16.17.18.20.21; “el espíritu de Yahvé” (ruaj Yhwh) en
v.25. Por otra parte, Elohim en v.9.22 y en las expresiones “consagrado a Dios” (nezir
’elohim: v.5.7), “hombre de Dios” (’îs ’elohîm: v.6.8), “ángel de Dios” (mal’ak ’elohîm:
v.6.9).
Los cc.14-16 no presentan especiales problemas, salvo éstos:
 El c.14 comienza diciendo que ya está enamorado de una filistea (v.2),
mientras el episodio siguiente da a entender que es entonces cuando la
conoce y se enamora de ella (v.7).
 En 14,5-6 los padres acompañan a Sansón, los asalta el león, Sansón lo mata,
“pero no le dijo a su padre y a su madre lo que había hecho”.
 El comienzo de 14,15 (“a los siete días”) hay que suprimirlo, porque entra en
contradicción con lo que se dice en el v.17. Probablemente el copista ha
saltado al comienzo de 17b y luego ha corregido a tiempo.
 Después de la fórmula conclusiva (15,20) encontramos otros relatos y se
repite la fórmula conclusiva (16,31b). Esto demuestra que el c.16 se añadió
más tarde.

1.5. Los apéndices (cc. 17-21)

El primero (cc.17-18), sobre los orígenes del santuario de Dan, plantea algunos
interrogantes:

 ¿De quién es la iniciativa de fabricar un objeto de culto? ¿De la madre,


como sugiere el comienzo, o de Micá, como da a entender el v.5?
 ¿Se trata de dos tradiciones distintas, como sugiere el hecho de que el
nombre del protagonista aparece de dos formas distintas: Micá y Micayahu,
precisamente en estos versos iniciales?
 ¿Qué objeto(s) de culto hay en la capilla de Micá? En 17,3-4 se habla de
pesel umaseká; en el v.5 de efod y terafim; en 18,14.17.18 hay las cuatro
cosas; en 18,30 sólo se habla del pesel.
 ¿Por qué al levita se lo llama normalmente “muchacho” o “joven”
(na‘ar), pero en 17,8 se lo llama “hombre” (’îs)? ¿Por qué en el relato se
habla generalmente del levita, pero en ciertos casos se dice “el sacerdote”
(18,6.17.18. 20)
 ¿Cómo se concilia la afirmación de 18,1 sobre la falta de heredad de los
danitas con Jos 19,40-48, donde se dice expresamente lo contrario?
 ¿Qué significa la repetición de que los danitas cogieron los objetos de
culto en 18,17-18? ¿Duplicidad de tradiciones? Y si ellos los han cogido,
¿cómo coge luego el sacerdote el efod, el terafim y el pesel en el v.20? ¿Es
necesario repetirlo en v.27?
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 Los danitas están muy interesados en llevarse al levita, pero al final se


dice que tienen como sacerdote a un descendiente de Moisés (18,30).
 ¿Hasta cuándo dura el culto en el santuario de Dan? ¿Hasta el destierro,
hacia la segunda mitad del siglo VIII (18,30), o hasta la destrucción del
santuario de Siló (18,31)?

En el segundo apéndice (19-21), plantea problemas la descripción de la


estratagema y la batalla final contra los benjaminitas. Además, el hecho de que los
israelitas se reúnan unas veces en Mizpá y otras en Betel, mueve a algunos a distinguir
dos fuentes.

2. EL PROBLEMA DE LAS TRADICIONES

2.1. Las tradiciones sobre los Jueces: diversidad y unidad

Diversidad. Encontramos noticias muy breves, como la de Sangar (3,31) y los


Jueces menores, tradiciones que constan de un solo episodio (Otniel, Ehud, Débora) y
otras muy desarrolladas (Gedeón, Jefté y Sansón).
Las tradiciones de los llamados jueces mayores parecen haber surgido de manera
independiente, mientras que las de los menores se presentan unidas en forma de listas.
Los jueces cumplen funciones muy distintas: militar (Otniel, etc.) y judicial
(Jueces menores); Débora representa la fusión de ambas.
La historia de Sansón tiene dos finales (15,20 y 16,31b).

Unidad. Estas tradiciones tan distintas ofrecen ahora mismo bastante sentido de
unidad, gracias al número doce y al marco teológico.
El número de doce. En cierta época se pensó que el número originario era seis, y
que los menores se añadieron para completar este número simbólico. Existe un
problema: si Abimélec forma parte de los jueces, serían trece. El motivo para incluirlo
sería 10,1, donde Tolá lo sucede al frente de Israel. El argumento en contra, que no se le
aplica la función de juzgar ni la de salvar; aparece como jefe (moshel: 9,2) y como rey
(melek: 9,6.8.10.12.14.1516.18). Algunos piensan que, para excluir a Abimélec y
mantener el número de doce se añadió a Sangar en 3,1.
Marco teológico. Todos los llamados “jueces mayores” están encuadrados en un
marco teológico que sigue el esquema de la segunda introducción (pecado-castigo-
conversión-salvación), aunque con variantes de interés. Dada su importancia,
volveremos sobre él más tarde.

2.2. Dos tradiciones distintas sobre Jerusalén

En 1,8 se dice que la tribu de Judá conquistó Jerusalén (Ht'Aa


WdåK.l.YIw:), mató a sus habitantes (br<x'_-ypil. h'WKßY:w:) e incendió
la ciudad (vaeb' WxL.vi). Sin embargo, poco después (1,21) se dice que los
benjaminitas no consiguieron eliminar a los habitantes de Jerusalén (!mI+y"n>bi
ynEB. WvyrIßAh al{ï ~Øil;v'Wr)y> bveäyO ysiWby>h;-
ta,w>). Basándose en Jos 15,63, BHS propone cambiar “los benjaminitas” por “los
judíos”, contra la intención de Jue 1,21.
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2.3. Dos visiones distintas de la monarquía

En la parte central del libro encontramos una visión muy negativa de la


monarquía. Aunque en la tradición de Gedeón no se usa el término rey (melek), lo que
el pueblo le propone es fundar un gobierno que se transmita a su hijo y a su nieto: esto
es la monarquía hereditaria. Gedeón rechaza la propuesta diciendo que el único jefe de
Israel es Yahvé: «sólo Yahvé os gobernará» (Jue 8,23). En cambio, su hijo Abimélec sí
pretende ser rey (melek); pero durante la ceremonia de entronización debe escuchar el
fuerte alegato de Jotán contra la monarquía (Jue 9,8-15). En resumen, un buen jefe
(Gedeón) rechaza ser rey, y un mal jefe, asesino y ambicioso (Abimélec), lo pretende.
Sin embargo, cuando llegamos a los apéndices finales encontramos una visión
muy distinta de la monarquía. Cuatro veces se repite la frase: «por entonces no había
rey en Israel» (lae_r"f.yIB. %l,m,Þ !yaeî ~heh' ~ymiY"B;: 17,6; 18,1;
19,1; 21,25). Y a la primera y la última de estas citas, abriendo y cerrando los
apéndices, se añade: «cada cual hacía lo que le parecía bien» (hf,[]y:
wyn"ßy[eB. rv"ïY"h; vyai). En teoría, los israelitas podían haber hecho cosas
buenas. En la práctica, todo lo que se cuenta en los apéndices es negativo: un hijo que
roba a su madre, una madre que decide encargar un ídolo, una tribu ladrona y asesina
que funda un santuario idolátrico, unos benjaminitas poco acogedores, dispuestos a
luchar por defender a unos asesinos, una guerra civil… «Por entonces no había rey en
Israel». Los apéndices pretenden inculcar una visión optimista de la monarquía, como
algo absolutamente necesario para la buena marcha del pueblo.

2.4. Jue 1 y el libro de Josué

Distinta visión de la conquista. El libro de Josué la presenta como una acción


conjunta de todas las tribus bajo el mando común de Josué. Es cierto que en Jos 13,1-5
se habla de territorios que quedan sin conquistar, pero no son los que aparecen en Jue 1.
En Jue 1 la conquista es obra de cada tribu; no hay jefe común y se acentúan más los
fracasos que los éxitos1.
La conquista de Hebrón. En Jos 15,13-14 se atribuye a Caleb; en Jue 1,10, a la
tribu de Judá. Se trata de un cambio intencionado, ya que el texto sigue copiando
literalmente lo que dice Jos 15,15ss sobre la conquista de Debir y la petición de Acsá.
La conquista de Betel. En Jos 12,16 se atribuye la derrota del rey de Betel a
Josué, y la ciudad se incluye entre las que entregó Josué a los israelitas. En Jue 1,22-26
la ciudad no ha sido conquistada, la conquista la Casa de José mediante una
estratagema.

3. HIPÓTESIS SOBRE LA FORMACIÓN DEL LIBRO 2

1 Sobre el capítulo se han propuesto tres opiniones: a) el texto es antiguo (generalmente se lo


atribuye a J) y tiene gran valor histórico; b) el texto no es antiguo, pero contiene tradiciones antiguas; c)
el texto no tiene gran valor histórico, su enfoque es teológico. Esta última es la que me parece más
adecuada.
2 La historia de la investigación puede verse en: R. H. O´Connel, The Rhetoric of the
Book of Judges. SVT LXII (Leiden 1996) 347-368; U. Becker, Richterzeit und Königtum.
BZAW 192 (Berlín 1990) 7-17 ; D. I. Block, Judges, Ruth (Nashville 1999) 44-67.
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Los datos anteriores demuestran que el libro debió tener un complejo proceso de
formación. ¿Es posible reconstruir los pasos por los que fue atravesando? Son muy
distintas las hipótesis propuestas, aunque en el fondo existe más acuerdo del que puede
parecer a primera vista. No proporcionen la verdad absoluta, pero ayudan a entender
mejor este libro.
3.1. La explicación de la teoría documentaria

Ya a mediados del siglo pasado, Schrader interpretó el libro de los Jueces como
fusión de las tradiciones J y E del Pentateuco. Aunque algunos autores pusieron reparos,
ésta es la concepción habitual desde entonces hasta las primeras décadas del siglo
pasado. Lo cual no significa que exista unanimidad en la distribución de los textos entre
las diversas fuentes. Puede echarse un vistazo a la excelente sinopsis que ofrece
Nowack en 1902, recogiendo las opiniones de Wellhausen, Meyer, Budde, Moore,
Kittel, Holzinger, Stade, Kuenen, Böhme, Winckler, y la suya propia3. La investigación
posterior dentro de esta misma línea no facilitará las cosas, sino que la complicará,
distinguiendo una tercera fuente (la L de Eissfeldt).

3.2. La hipótesis de los fragmentos: Noth

Para Noth4 no tiene sentido hablar de “libro de los Jueces” como unidad cerrada
desde el principio, ya que su contenido básico lo considera parte de la Historia dtr.
Dentro de ella hay una parte dedicada al período de los jueces, que abarca hasta 1 Sm
12, y que el Dtr dividió en dos secciones: a) los héroes individuales; b) la historia de
Samuel, que prepara la monarquía.
Ahora nos interesa la primera sección. Según Noth, el dtr utilizó dos bloques de
tradiciones: a) uno sobre héroes tribales, de los que se contaban más o menos
extensamente sus hazañas; b) una lista de personajes, de los que se indicaba
escuetamente su lugar de origen, número de años que “juzgó” a Israel, muerte y lugar de
sepultura (los que llamamos “jueces menores”: 10,1-5; 12,8-15).
Pero se daba un hecho curioso: Jefté aparecía en ambos bloques de tradiciones.
Como héroe en la campaña contra los amonitas y formando parte de la lista de “jueces
menores” (12,7)5. Y esto, unido al hecho de que ambos bloques de tradiciones hablaban
de la época anterior a la monarquía, impulsó al autor dtr a unirlos, añadiendo algunos
elementos propios6.
Dentro de la historia dtr, la época de los jueces no incluía la primera
introducción (1,1-2,5), los capítulos sobre Sansón (13-16) ni los apéndices (17-21).
Todos ellos se añadieron más tarde.

3.3. La teoría de W. Richter

Richter es uno de los mayores conocedores del libro de los Jueces, y de los que
más han influido en la investigación. Además de otros escritos, ha dedicado especial

3 W. Nowack, Buch der Richter, HAT (Gotinga 1902), pp. XXIV-XXVIII.


4 M. Noth, Überlieferungsgeschichtliche Studien (Halle 1943), 47-61.
5 Adviértase que 12,7 (“Jefté gobernó a Israel seis años; murió y lo enterraron en su pueblo de
Galaad”) usa las mismas fórmulas que dicha lista.
6 Según Noth, la aportación dtr la detectamos en: 3,12-15a (Ehud); 4,1a-3a.4b; 5,31b
(Débora-Barac); 6,1.6b-10; 8,27b.33-35 (Gedeón) y 10,6-16 (Jefté).
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interés al “Libro de los libertadores” y a las dos ediciones a que se vio sometido por
parte de los autores deuteronomistas7. Su explicación es tan compleja y minuciosa que
resulta imposible esbozarla en poco espacio. Basta decir, que el “Libro de los
libertadores” abarcaba las historias de Ehud, Débora-Barac, Gedeón-Abimélec (es decir,
el núcleo básico de los cc. 3, 4 y 6-9). Su autor es del siglo IX (escribe antes de la
muerte de Jehú), y en la obra se advierte el ideal del libertador que interviene en la
guerra santa y una tendencia antimonárquica. Más tarde, los dtr enriquecieron este
“Libro de los libertadores” añadiéndole el c.5 (canto de Débora) y algunos versos en la
historia de Gedeón (6,19ab.20.36-40; 6,35; 7,2-8); este conjunto tuvo dos ediciones
deuteronomistas distintas8.

3.4. Robert H. Boling

Distingue cuatro etapas en la formación del libro.


1) Composición de relatos individuales y formación de la primitiva épica
israelita. Todos los indicios apuntan a un grupo de narradores profesionales en el Israel
premonárquico. Boling los relaciona con los levitas.
2) Colección didáctica (edición pragmática), completada en el siglo VIII. El
marco pragmático no es dtr, ya que sólo la frase “hicieron el mal” tiene paralelo en Dt
17,2. Un ciclo de historias sobre Josué y Jueces surgió prbablemnete en el mismo
ambiente del siglo X que produjo J y la Historia de la corte. La obra pre-dtr empezaría
en 2,6 y terminaría en 15,20, incluyendo algo de Elí y Samuel.
3) Incorporación de la colección a la Obra histórica dtr en el siglo VII. Lo
primero que hizo el editor dtr fue segmentar la épica: Josué cierra una etapa y con
Jueces comienza otra. Añade 2,1-5; 6,7-10; 10,6-16; 16-18.
4) Actualización en el siglo VI. Se añade el c.1 que hace la exégesis de 2,1-5.
Esta nueva introducción es equilibrada con 19-20. “In its final form, the book begins
with Israel desintegrating in ch. 1 and concludes with Israel united at last, for most
unexpected reasons” (p. 37). Lo más importante que hizo fue reviver en el exilio
algunas tradiciones olvidadas (1 y 19-21). Su punto de vista es optimista: “The final
editor counters the disillusionment of exile, for ‘comedy is an escape, not from truth but
from despair: a narrow escape into faith’” (p. 38, citando a Fry, “Comedy”, en The New
Orpheus, p. 286).

3.5. La explicación de Mayes

Este gran conocedor de la época de los jueces ha escrito, entre otras obras, una
introducción al libro en la que distingue siete etapas en su proceso de formación:
1. Etapa de relatos tribales sobre héroes: Ehud, Yael, Débora, Barac, Gedeón,
Sansón, etc.
2. Se lleva a cabo una colección, que contiene las historias de Ehud,
Débora-Barac y Gedeón-Abimelek. Esta colección introduce la perspectiva de “todo
7 W. Richter, Traditionsgeschichtliche Untersuchungen zum Richterbuch. BBB 18 (Bonn 1963,
2
1966); Id., Die Bearbeitung des "Retterbuches" in der deuteronomistischen Epoche. BBB 21 (Bonn
1964).
8 A la primera (Rdt1) pertenece el añadido del marco: 3,12aba.14 ()sin el número?).15aa.30;
4,1a.2.3a.23s; 5,31b (sin número); 6,1 (sin número).2a; 8,28 (sin número) (9,16b-19a.22.55). La segunda
edición (Rdt2) se caracteriza por el añadido de un pasaje ejemplar, el de Otniel (3,7-11aa; sin el número
en 3,8.11 y sin otros pormenores en los versos 10 y 11.
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Israel” y presenta los acontecimientos en los que participan los libertadores como guerra
santa en la que Yahvé salva a su pueblo. Según Mayes, esta colección surge en círculos
proféticos del Norte.
3. Se provee a la colección anterior de un marco teológico, que habla de pecado
- castigo - salvación. Esto ocurrió después de la caída del Reino Norte (722 a.C.).
4. Cuando la obra anterior llega a Judá, se la completa, añadiendo al principio la
historia de Otniel (calebita y, por tanto, judío) y elaborando más detenidamente el
marco teológico.
5. Los dtr añaden más tarde la historia de Jefté, enmarcada por la lista de los
“jueces menores”, y la de Sansón. Al mismo tiempo proporcionan al conjunto una
introducción (2,11.12a.13b.14-16. 18-19) y el importante pasaje que abre la historia de
Jefté (10,6ss).
6. También los dtr añaden en una etapa posterior lo referente a la alianza en
2,11ss.
7. Por último, se añaden la primera introducción (1,1-2,5) y los dos apéndices
(cc.17-21). Ambas secciones subrayan la degeneración moral y espiritual de los
israelitas y dejan claro, por contraste, la necesidad de la monarquía. Al mismo tiempo,
con estos nuevos añadidos se rompe la unidad de la Historia dtr y nos encontramos ya
ante un libro autónomo, centrado en la época de los Jueces.

3.6. La opinión de W. Gross

El último y monumental comentario al libro de los Jueces (2009) resume la


formación del libro en cuatro etapas principales:
1. La primera supone la lenta formación del núcleo principal (2,6-12,15) a
través de los siguientes pasos:
a) El punto de partida es una serie de relatos de héroes, que no se conservan
completos, todos ellos localizados en el territorio del futuro Reino Norte: Ehud (3,15b-
26*), Yael (4,17-21*); canto de Débora (5,1-30), Gedeón (6,11a-b.17b.18-24* y 8,5-
9*.12c.13-21*); Jefté (11,1-11 y 11,30-40). Son relatos muy distintos: algunos
totalmente profanos, otros introducen a Yahvé. En su forma actual proceden de los
siglos X-VIII a.C. Son relatos tribales, con un humor grueso, desprecio del enemigo y
alegría amoral en la autoafirmación del propio grupo y de las hazañas del protagonista.
En ninguno de estos relatos se advierte la polémica contra los dioses paganos.
b) Estos relatos tuvieron una edición predeuteronomista, con la siguiente
tendencia: 1) se ofrece una perspectiva de “todo Israel” (Reino Norte), a excepción de
Débora-Barac; 2) el protagonista principal es Dios; 3) su intervención se describe con
motivos de la guerra santa, victorias plenas y cantidades fantásticas (10000 moabitas
muertos; 900 carros de hierro; 12000 caídos madianitas).
c) Posteriormente tuvieron lugar dos ediciones deuteronomistas: la 1ª (DtrR)
convierte el relato de Gedeón en algo totalmente distinto; coloca al comienzo de toda la
serie a un salvador originario de Judá (Otniel), y con esto relaciona todos los relatos con
la época de Josué, situando las hazañas en una época premonárquica. En 2,11-16.18-19*
ofrece su punto de vista sobre la historia.
La 2ª edición dtr (DtrS), que añade al libro de Josué el c.23, presenta al pueblo
como si de nuevo hubiera de conquistar toda la tierra; por ello se ve obligado a añadir
2,6.17.20-21. La imagen del pueblo se vuelve más oscura.
d) Un autor posexílico, enemigo acérrimo de la monarquía, añade lo referente a
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Abimélec (c.9). Quiere establecer un fuerte contraste entre él y Gedeón (que rechazó el
reino) y para ello lo convierte en hijo suyo.
e-f-g) Diversos autores añaden las negociaciones de Jefté con los amonitas
(11,12-28), los conflictos con Efraín (7,23-8,3; 12,1-6) y el efod de Gedeón (8,24-27).
2. Los relatos de Sansón (13-16), recopilados por un autor posexílico, que en
10,7 introduce una referencia al ataque simultaneo de amonitas y filisteos, relacionando
las tradiciones de Jefté (amonitas) con las de Sansón (filisteos). Con ello, la visión del
período de los jueces adquiere un tinte aún más oscuro.
3. Los discursos del ángel del Señor (2,1-5) y de un profeta anónimo (6,7-
10). El primero establece una relación con el ángel de Ex 23,20-25 y crea un horizonte
literario para Ex‒Jos.
4. El marco (cc. 1 + 17-21). El último autor posexílico importante añade estos
capítulos para reforzar la imagen negativa del pueblo: carece de poderío militar (c.1),
acepta un culto ilegítimo (17-18) y sólo sabe responder a la injusticia con una conducta
destructora (19-21). Pero también introduce una perspectiva optimista: la monarquía
davídica, nacida de Judá, podrá cambiar la situación a mejor.
En definitiva, los antiguos relatos de héroes han sido retocados a partir de la
experiencia del fracaso del Reino Norte, luego de la del Reino Sur, y. finalmente, de las
angustiosas e insatisfactorias condiciones de la época posexílica.

3.7. Ideas más aceptadas

Generalmente se acepta que el libro de los Jueces, en la redacción de los autores


dtr (se acepte o no la teoría de Noth) no contenía la primera introducción actual (1,1-
2,5) ni los apéndices (cc.17-21). Es muy frecuente pensar lo mismo de las tradiciones
sobre Sansón (cc.13-16). En consecuencia, el libro dtr de los Jueces era bastante más
breve que el actual (en vez de las 44 páginas de la BHS, tendría poco más de 23), y su
estructura muy clara. Los argumentos que se aducen para considerar añadidos estos
capítulos son los siguientes:
Primera introducción. Interrumpe la secuencia lógica entre el final de Josué y
2,6ss., aunque se discute si Josué despide al pueblo después del discurso del c.23 o
después de la alianza en Siquén (c.24). Además, la primera introducción representa un
punto de vista totalmente distinto a propósito de la conquista, como ya vimos.
Relatos de Sansón. Tienen un estilo completamente distinto a los de los jueces
anteriores. Ehud, Débora y Barac, Gedeón, Jefté, son jefes que unen al pueblo en la
lucha contra los dominadores extranjeros y salvan a Israel. Sansón es un héroe solitario,
dotado de una fuerza extraordinaria, que se busca conflictos personales con los filisteos,
pero que nunca aparece como libertador de Israel. La mayoría de los comentaristas
consideran difícil aceptar que estas historias tan poco edificantes y de carácter tan
distinto formasen parte de la edición original de la Historia dtr. De hecho, en estos
capítulos nunca encontramos el lenguaje dtr, a excepción de las formulas inicial (13,1) y
conclusivas (15,20; 16,31b), tan escuetas que parece añadidas por un autor no dtr para
introducir estos capítulos sin que desentonen demasiado. Por otra parte, en 1 Sm 12,11,
cuando se recuerda a los Jueces, falta el nombre de Sansón; nuevo indicio de que estas
tradiciones (aunque sean en sí mismas muy antiguas) no formaban parte originariamente
del libro dtr de los Jueces.
Los dos apéndices sobre la vida de las tribus. Tampoco encajan en la
concepción dtr de la época de los Jueces, e interrumpen la relación con Samuel, último
30

juez de Israel. El dtr, que condena tajantemente la fabricación de un efod por parte de
Gedeón (8,27), no habría dejado de condenar la conducta de Micá (c.17). Por otra parte,
quien ha introducido estos capítulos tiene una visión muy optimista de la monarquía.
Los desmanes que describe (religiosos, morales, políticos) se deben a que "por entonces
no había rey en Israel". Pero es muy dudoso que los dtr tuviesen una visión tan positiva
de la monarquía.
Dos datos hacen pensar que estos capítulos se añadieron al mismo tiempo que la
primera introducción (1,1-2,5). 1) Comparten con ella la visión optimista de la
monarquía; lo que las tribus no consiguen ―apropiarse del territorio― lo logrará
David. “A buen entendedor, pocas palabras”. 2) La consulta realizada antes de luchar
contra Benjamín (20,18) coincide con la que abre el libro (1,1-2): en ambas se concede
el protagonismo a la tribu de Judá.

3.8. Un solo autor: la teoría de Wong

La antigua idea de que el libro de los Jueces fue escrito por un solo autor no ha
desaparecido por completo. Autores recientes, como Wong, la siguen defendiendo9.
Según él: 1) El libro de los Jueces es la creación artística de un solo autor. 2) A pesar de
ello, se advierten sutiles diferencias de estilo e interés entre las diversas partes; mientras
el prólogo y el epílogo pueden ser considerados composiciones originales del autor, su
papel en la sección central es más parecido al de un redactor creativo.
Para una exposición más detallada de su teoría y de las posibles críticas me
remito a la recensión que hice para “Biblica”.

3.9. Defensores de la lectura unitaria

La idea de una lectura global y unitaria del libro de los Jueces la defienden
también:
J. P. U. Lilley, «A Literary Appreciation of the Book of Judges»: TynB 18
(1967) 94-102.
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Una crítica muy interesante de estas posturas en el reciente artículo de S. Frolov,

9 G. T. K. Wong, Compositional Strategy in the Book of Judges. An Inductive, Rhetorical Study. VTS
111 (Leiden – Boston, 2006).
31

“Rethinking Judges”: CBQ 71 (2009) 24-41

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