gozar y morir
H e rnn Lara Zavala
Todo parecera indicar que los escritores sufren una propensin natural a ingerir alcohol que, vista de lejos por
abstemios, conversos, puritanos, redimidos, moralistas,
represores, espritus amargados, vegetarianos del alma,
amantes del agua y enemigos del etil, se considera
sntoma innegable de alguna disfuncin natural. En su
ensayo Confesiones de un borracho Charles Lamb
afirma que, para l, beber constituye una propensin
temperamental a la cual l cedi conscientemente y as
lo admita sin mayor reparo: solamente mi naturaleza
es responsable de la aficin que yo mismo me he
forjado. Surge entonces la siguiente pregunta: se
trata efectivamente de una compulsin, de una
herencia, de una enfermedad, de una forma de ser, de
una evasin, de una justificacin para el exceso o de
algo irremediable intrnseco al oficio de escribir?
Existe una correlacin directa entre escribir y beber?
Hay algo neuronal, somtico, fisiolgico o psicolgico
en la inclinacin de los escritores hacia la bebida? O, ms
f u e rte an, una dependencia e incluso una franca
adiccin? Porque la frase contraria sera, obviamente,
un galimatas ya que no todo el que bebe
necesariamente escribe. Intentar desentraar la incgnita remitindome a algunos casos especficos de
e s c r i t o res famosos que han mostrado una fuerte
tendencia en favor del alcohol.
El clebre Charles Bukowski, a quien se le identifica
invariablemente con una botella de cerveza o de vino
en la mano, tanto en sus libros como en los
documentales en que aparece y uno de los mximos
representantes de la contracultura norteamericana, le
comentaba en una conversacin a su mujer que a una
de sus antiguas amantes le gustaba estar siempre en
accin o pasndola bien pues de otro modo le
pareca que no estaba sucediendo nada y se aburra
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