acentuacin picro parece apoyar este origen, pero, de todos modos, las explicaciones propuestas dejan
muchas dificultades por resolver. Lo cierto es quepcaro se llam al hroe de este tipo de novelas, e incluso,
como veremos luego ms despacio, el personaje central de alguna de ellas, Guzmn de Alfarache, fue
llamado el Pcaro por antonomasia, exclusivizndose y eliminando todo otro posible ttulo: en los registros
de libros que iban a Amrica, El Pcaro designa siempre la obra de Mateo Alemn, a pesar de que la palabra
no figur en el ttulo de la primera edicin. Tampoco en el Lazarillo sale la voz ni una sola vez.
Claro est que dentro de un gnero literario que dura largo tiempo en frtil produccin, el tipo ha de
evolucionar. El pcaro inicial, el que nos refleja el Lazarillo, es en el fondo una buena persona. Es un
muchacho de buen corazn, sin experiencia, al que la realidad circundante zarandea de mala manera y le
hace sumirse en escepticismos y en fulleras. Sistemticamente, la vida le puntea asechanzas de las que
apenas sabe cmo zafarse, y acaba entregndose sin remedio y sin pena al medio que le exige defenderse y
engaar. Pero no es un delincuente profesional, sino que le sobran cordura y viveza y le falta ambicin.
Cuando sus trampas acaban por ser desenvueltas en fracasos, llegan las palizas, los golpes, los ayunos,
algn encarcelamiento. La resignacin y la astucia afilndose son los nicos asideros que sobrenadan en su
comportamiento. En cambio, el pcaro del XVII, ya avanzada y madura la novela, e incluso desintegrndose,
parar en galeras, en la clara situacin de una sociedad que necesita defenderse de l. Pero lo que no
existir nunca en toda la trayectoria de la novela es un solo pcaro necio o estpido, ni tampoco
desesperado de su suerte. Detrs de todo, por amargo que resulte, queda siempre flotando una vaga luz de
esperanza, de volver a empezar, aliento de vida que no se resigna a caer en un silencio definitivo.