DiagnosticoCualitativo
AGRADECIMIENTOS
Yves Cordier
Representante Residente
Véronique Gérard
Responsable de Programas y Proyectos
Investigador Principal
Lic. Yanet Flavia Palomino Madueño
Corrección de Estilo
José Manuel Rodríguez
INTRODUCCIÓN 5
I. CONTEXTO 7
Guía para los grupos focales con niños, niñas y adolescentes 101
INTRODUCCIÓN
La violencia familiar es un grave problema de salud pública, que afecta en mayor medida
y crudeza a las mujeres, niñas y niños, por ser los sectores más vulnerables de nuestra
sociedad. Esta problemática se ha convertido en los últimos años en un grave conflicto
social, trabando capacidades y limitando el desarrollo. Este problema se asienta sobre
patrones históricos culturales de marginación, discriminación y ejercicio desigual del
poder, asimismo están influidas por las condiciones de precariedad económica y creencias
que la legitiman.
Desde la Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Viena, 1993), donde se declara que
la violencia familiar es “incompatible con la dignidad y la valía de la persona humana y
por ello debe ser eliminada”, la atención al tema se ha hecho de manera paulatina y ha
ingresado a la agenda de las políticas públicas en el ámbito nacional e internacional.
El estudio de la Línea de Base, realizado por el PILVFS, señala que más del 54% del total
de las mujeres sufren violencia física —59% en las zonas urbanas y 50.9% en la zona
rural—. Sin embargo, para el cumplimiento del objetivo del PILVFS, es necesario
profundizar, a través de estudios más precisos, cómo se vienen dando al interior de los
hogares las relaciones familiares y cuáles son los sistemas de creencias y percepciones
respecto de la violencia familiar y sexual en las zonas del ámbito del Programa. Todo esto
con el objetivo de diseñar e implementar acciones que combatan las creencias que
legitiman socialmente la violencia familiar y sexual.
El trabajo de campo se realizó del 09 al 16 de agosto de 2005, se contó con el apoyo de tres
trabajadoras sociales egresadas de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga,
dos estudiantes del último año de Trabajo Social de la misma Universidad y una
trabajadora social especialista en violencia familiar y sexual en calidad de asistente de
investigación con experiencia de trabajo con organizaciones sociales de base. Se garantizó
que el personal sea bilingüe, lo que facilitó la empatía con la población objetivo.
La dificultad que se tuvo para el levantamiento de información fue el escaso tiempo con el
que se contó, lo cual no ha permitido el análisis más exhaustivo de la información
recogida.
I. CONTEXTO
El Perú mejoró seis puestos en el ranking del Índice de Desarrollo Humano (IDH) 2005,
elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que mide los
logros de los países en materia económica, salud, educación y aumento en la esperanza de
vida. En el ranking del IDH elaborado con una base de 177 países, el Perú pasa al puesto
79, luego de que en el 2004 se ubicara en el puesto 85. El documento, publicado con datos
correspondientes a 2003, indica que el IDH peruano es de 0.762, lo cual representa un
incremento del que fue difundido el año pasado, de 0.752. En la actualidad el Perú es el
cuarto país más poblado de Sudamérica, el número de hijos por mujer es de 2.7, superior a
las medias continentales (2.5) y mundiales (2.1). El crecimiento demográfico de nuestro
país es muy desigual, pues existen departamentos como Loreto, Amazonas y Huánuco en
la selva; y Huancavelica, Ayacucho y Apurímac en la sierra, donde el número de hijos por
mujer es mayor de 4. En oposición, los departamentos con menor tasa de fecundidad son
Lima, Arequipa, Moquegua y Tacna con menos de 2.5 hijos por pareja, todos ellos
ubicados en la costa.
La región de Ayacucho tiene una población de 567,029, con una superficie de 43,814 Km2
y una densidad poblacional de 12,6 habitantes por Km2, donde la provincia de Huamanga
concentra el 35% de la población de la región. Su población se distribuye casi
equitativamente entre hombres y mujeres, con una leve diferencia numérica que favorece a
los hombres. En términos de grupos etáreos tenemos que un 39% se encuentra entre los 0 y
14 años; un 55% entre los 15 y 64, y solo un 7% de 65 a más años1. La región está incluida
dentro de los tres departamentos a nivel nacional, con los índices más altos de pobreza,
desnutrición infantil y analfabetismo. Un alto porcentaje de la población ayacuchana es
bilingüe, quechua-castellano. Sin embargo, en las zonas rurales, tanto adultos como niños
prefieren utilizar el quechua para comunicarse.
Los censos nacionales muestran el lento crecimiento poblacional del departamento, muy
por debajo de los promedios nacionales (-2%), durante el periodo intercensal 1981-1993.
Es importante resaltar el crecimiento demográfico de la ciudad de Huamanga, a
contracorriente del descenso poblacional del departamento de Ayacucho, pues logra
concentrar casi el 33% con un crecimiento intercensal del 27%, frente a Huanta con un
-15% y a La Mar con un -6%.
1 Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) - Perú: Estimaciones y Proyecciones de Población Total por Sexo,
Edades Simples y Años Calendario de 1990 al 2020, según departamentos. Boletín Especial Nº 17- Estimaciones preliminares.
El conflicto armado interno que se inició en Ayacucho, uno de los departamentos más
pobres del país, produjo el mayor número de víctimas en ese departamento. Sin embargo,
la pobreza no explica por sí sola el estallido de violencia sin precedentes que vivió el país.
Es más preciso verla no solo como uno de los vectores importantes que contribuyó a
encender el conflicto y como telón de fondo sobre el cual se desarrolló, sino que hay que
verla también desde un enfoque de exclusión e inequidad social, las abismales diferencias
entre los que más tienen y los que menos tienen, no en vano el Perú es el país donde existe
la peor distribución de sus ingresos a nivel de América Latina y en el mundo.
Según los datos que nos da el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación
(CVR), de cada cuatro víctimas, tres fueron campesinos o campesinas cuya lengua materna
era el quechua, se trata según el mismo informe, de un sector de la población
históricamente ignorado por el Estado y por la sociedad urbana. Si bien la CVR no tuvo
bases para afirmar que se trató de un conflicto étnico, plantea que tiene fundamentos para
sustentar que en la base cultural existía un profundo desprecio a la población más
desposeída del país, evidenciado por los actores confrontados, además que ese sentimiento
de exclusión y de diferencia étnico racial se encuentra entretejido en cada momento de la
vida cotidiana de los peruanos3. Fue la región sur central del país, entre la que se encuentra
el departamento de Ayacucho, junto a Apurímac y Huancavelica, donde se registra la
mayor cantidad de víctimas entre 1980 y 2000 (10,686 que representan el 42.5% del total
de víctimas a escala nacional)4, además en estos departamentos se constata un descenso
poblacional sin parangón con otras regiones del país, explicado fundamentalmente en el
desplazamiento de su población por cuestiones de seguridad.
Las provincias norteñas de Huanta, Huamanga, La Mar y Vilcashuamán —junto a Víctor
Fajardo y Cangallo— son las provincias que fueron altamente afectadas. En términos
generales, el tejido social del departamento y particularmente de las provincias norteñas de
3
Informe Final de la CVR
4
Idem.
Ayacucho fue seriamente afectado por la violencia. Sin embargo, hay que resaltar que
también encontramos elementos positivos en el campo social, a partir de las redes
familiares principalmente; se recurrió a la solidaridad y a la cooperación, que son recursos
sociales característicos de la sociedad andina, y se conformaron nuevas organizaciones
entre las que se destacaron los comités de autodefensa y las organizaciones de base de las
comunidades; en su conjunto estas organizaciones sustentaron la resistencia y la defensa y
luego la ofensiva contra los grupos subversivos.
Si bien la violencia familiar existió desde periodos previos a la violencia política, esta se
paralizó y hasta disminuyó en pleno contexto de guerra, porque se priorizaba la defensa de
la vida. En el periodo posconflicto cobra características particulares de crecimiento porque
esta generó nuevas condiciones económicas —profundización de la pobreza—,
psicosociales —deterioro de la salud mental y recurso permanente a la violencia en las
relaciones interpersonales— y culturales —cambios conflictivos intergeneracionales en la
estructura y relaciones familiares, deterioro de patrones de crianza y socialización—.
Objetivos de la investigación
General:
Contar con un estudio de corte cualitativo sobre las relaciones familiares, los
sistemas de creencias y las percepciones sobre la violencia familiar y sexual en el
departamento de Ayacucho.
b) Género
Género hace referencia a los roles, jerarquías, espacios y oportunidades asignados
al hecho de ser hombre y ser mujer, y a las relaciones socioculturales que se dan
entre ambos. Estos atributos, oportunidades y relaciones están socialmente
construidos y se aprenden a través del proceso de socialización, es un proceso
histórico y varía de acuerdo con el lugar y el tiempo, es específico de cada cultura y
varía con el transcurrir del tiempo.
c) Estereotipos
Ideas simplificadas, pero fuertemente asumidas, sobre las características de los
hombres y de las mujeres. En suma son las consideraciones valorativas acerca de lo
que es predominantemente masculino y femenino, determinan los modelos sociales
acerca del lugar del hombre y de la mujer; de las relaciones en el seno de la familia,
del lugar de los hijos. Así se forman supuestos implícitos que subyacen a la
organización familiar y que regulan la distribución del poder entre sus miembros.
d) Derechos Humanos
Los derechos humanos son el conjunto de atribuciones, principios, condiciones y
leyes basadas en la dignidad de la persona que permiten a los seres humanos
realizarse como tales. Todos los derechos humanos tienen el mismo valor e
importancia; por ello, ningún derecho es menos que otro; y es que todos conforman
una unidad. Ellos son esenciales para construir democracias basadas en la justicia,
desarrollo, paz y equidad. Los derechos humanos son universales, indivisibles,
interdependientes e irrenunciables.
“Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole. Origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición”5.
Marco conceptual
a) Cultura
Es el modo de vida de un grupo social. Ese todo complejo que incluye el
conocimiento, las creencias, el arte, la moral, la ley, las costumbres y cualquier otra
capacidad o hábito adquirido por el hombre como miembro de la sociedad y que se
trasmite de generación en generación. G.A Theodorson, Diccionario de Sociología.
Editorial Paidos, Buenos Aires - 1978
b) Sistema Social
Conjunto de personas o grupos que interactúan. Un sistema social incluye una
estructura social de estatus y roles interrelacionados ya sea en la familia, en la
comunidad o en la sociedad, forman un todo unitario que refleja valores, normas
sociales y objetivos comunes.
c) Percepciones
Selección, organización e interpretación, por un individuo, de los estímulos
específicos de una situación, de acuerdo con el aprendizaje, actividades, intereses,
experiencias, etc. previos. La percepción es un proceso socialmente construido.
d) Costumbres
Usos y formas de conducta social que, por haber persistido largo tiempo, se hallan
firmemente establecidos en una sociedad, se han vuelto tradicionales y han recibido
cierto grado de reconocimiento formal.
5
Art. 2 Declaración Universal de los Derechos Humanos
e) Creencias
Las creencias de una cultura son "ideas compartidas acerca de cómo opera el
mundo", surgida a partir de la experiencia cotidiana (Gelles y Levine, 1996:87).
Son afirmaciones acerca de la realidad hechas por un individuo o una comunidad,
que son aceptadas como verdaderas e incorporadas en la vida comunal. Un cambio
en el nivel de las ideas no necesariamente supone un cambio en las creencias.
f) Comunidad
Localización de personas concentradas en un área territorial limitada, dentro de la
cual satisfacen la mayoría de las necesidades cotidianas mediante un sistema de
relaciones interdependientes. La comunidad es una unidad social autoconciente y
constituye el elemento básico de la identidad grupal. La comunidad implica una
cierta identificación de sus habitantes entre sí y con el territorio, el sentimiento de
compartir intereses y objetivos semejantes.
g) Familia Nuclear
La unidad básica de la organización familiar, compuesta por los cónyuges y sus
hijos.
h) Familia Extensa
Familia que incluye tres o más generaciones. Por ejemplo, una familia extensa
puede incluir a los abuelos, a sus hijos solteros y a sus hijos (o hijas) casados con
sus respectivos cónyuges e hijos.
i) Familia uniparental
Familias conformadas por hijos (as) y la presencia de solo uno de los padres quien
asume la jefatura del hogar.
j) Violencia política
Violencia política es aquella ejercida como medio de lucha político-social, ya sea
con el fin de mantener, modificar, sustituir o destruir un modelo de Estado o de
sociedad, o también para destruir o reprimir a un grupo humano con identidad
dentro de la sociedad por su afinidad social, política, gremial, étnica, racial,
religiosa, cultural o ideológica, esté o no organizado. Este tipo de violencia puede
ser ejercida por agentes del Estado o por particulares que actúan con el apoyo,
tolerancia o aquiescencia de las autoridades, o por grupos insurgentes que combaten
contra el Estado o contra el orden social vigente
Variables operacionales
b) Relaciones familiares
Entendemos por familia el grupo de personas que vive bajo un mismo techo y que
tiene vínculos de consanguinidad, pueden ser familias nucleares o familias
extensas. En nuestro país, y más aún en las comunidades andinas, el sentido de
familia es mucho más amplio que en el mundo occidental. Las relaciones familiares
son las actitudes, opiniones, y acciones que se dan entre los miembros de la familia.
c) Sistemas de creencias
Son usos y formas de conducta social, que han sido transmitidos a través de
generaciones que, por haber persistido largo tiempo, se hallan firmemente
establecidos en la sociedad, se han vuelto tradicionales y han recibido cierto grado
de reconocimiento formal.
Metodología utilizada
6
Ley 26260, Ley de Protección Frente a la Violencia Familiar
El trabajo de campo se realizó del 09 al 16 de agosto de 2005, se contó con el
apoyo de tres trabajadoras sociales egresadas de la Universidad Nacional San
Cristóbal de Huamanga, dos estudiantes del último año de Trabajo Social de la
misma universidad y una trabajadora social especialista en violencia familiar y
sexual en calidad de asistente de investigación con experiencia de trabajo con
organizaciones. Destacamos que todo el personal es bilingüe y tiene al quechua
como idioma materno, lo que facilitó la empatía con la población objetiva. Así
mismo el personal de campo fue capacitado en materia de violencia familiar y
sexual, en el uso de los instrumentos y en la metodología del trabajo de campo;
aportando desde su experiencia profesional para el éxito de la investigación.
Se trabajó con tres instrumentos, todos ellos con variables cualitativas: Grupos
focales, encuestas e historias de vida
a) Grupos focales
Trabajo con los adultos(as). Para la participación de las mujeres en los grupos
focales se coordinó con los Clubes de Madres de Huanta, San Miguel, Santiago de
Pischa, Tambo y Quinua. En el caso de los hombres se coordinó con los Comités de
Autodefensa de las provincias mencionadas. Además se fortaleció la convocatoria
con el apoyo de algunos funcionarios de los gobiernos distritales y provinciales.
TOTAL 79 70
b) Encuesta
c. Historias de vida
Las historias de vida alimentan la información cualitativa, porque permiten, a partir
de casos específicos, ver la formación y desarrollo del problema. Asimismo le
permiten al lector(a) la posibilidad de escuchar sus voces. Para la realización de las
historias de vida se contó con una guía:
• Mujer adulta rural
• Mujer adulta urbana
• Hombre adulto urbano
• Adolescente mujer rural
• Adolescente hombre urbano
Selección de los sujetos y características
c) Estado civil: Para el caso de los adultos seleccionados han sido convivientes,
casados o separados. En el caso de los adolescentes se seleccionaron a quienes no
hayan tenido experiencia de convivencia.
Estado civil
En el caso de los adultos, tenemos que en el sector urbano son mayoritariamente casados
(56%), seguido del 26% en situación de convivencia y sólo un 17.1% separados. En el
caso del sector rural, siguiendo la misma tendencia, un 50% son casados, un 44.4% en
situación de convivencia.
60.0% 56.1%
50.0%
50.0% 44.4%
40.0%
0.0%
% %
URBANO RURAL
El gráfico nos muestra que en las familias urbanas, si bien un 56% opta por la legalización
de la unidad marital, hay porcentajes cercanos entre la situación de convivencia y la
separación. Esta situación, en cambio, se diferencia en las áreas rurales ya que entre la
convivencia y el matrimonio se dan porcentajes similares mientras que la separación casi
no existe.
Nivel educativo
Observamos que la moda se concentra en el grado de secundaria incompleta tanto en la
zona urbana como en la rural, con un 35.6% y del 39.2% respectivamente. Hay que resaltar
en este punto que es producto principalmente por la presencia del sector de adolescentes, y
levemente mayor en la población rural lo que evidencia lo que ya muchos estudios van
mostrando, y es la importancia que se le da, principalmente en el mundo andino, como vía
de mejoramiento de condiciones de vida, movilidad/ascenso social.
NIVEL EDUCATIVO
Actividad económica
Tenemos que después de la actividad de estudiante, que muestra porcentajes similares
tanto en ámbitos urbanos como en rurales (42.5% y 37.8% respectivamente), en las zonas
rurales es la agricultura la actividad con mayor porcentaje (24.3%), mientras que en las
zonas urbanas es el de empleado(a) con un 21.9%. El sector comercio tiene igual
porcentajes en zonas rurales como urbanas.
TIPO DE ACTIVIDAD
42.5%
37.8%
21.9% 24.3%
13.7% 15.1%
12.2%
8.1% 10.8%
6.8% 6.8%
0.0%
A g ric u lto r/ra /
Des oc upado/
E m p le a d o /a
C o m e rc ia n te
Casa
E s tu d ia n te
G a n a d e ro /ra
URBANO RURAL
3.2. RELACIONES FAMILIARES
Las variables tomadas en cuenta para describir las relaciones familiares son: el tipo de
familia, roles al interior de la familia, el nivel de comunicación, la toma de decisiones y las
formas de crianza. Por último se hace un sondeo acerca de la influencia del conflicto
armado en las relaciones familiares. Así tenemos que:
Tipos de familia
La información recogida en los grupos focales muestra que en las comunidades alto
andinas, altamente afectadas por el conflicto armado interno, se da mayor número de
familias uniparentales donde la madre asume la jefatura del hogar, muchas veces con el
apoyo del hijo o la hija mayores. Ellos manifiestan:
“En la zona alto andina de Huanta se ve mucho más esos casos de madre e hijos
abandonados y abuelos encargados de sus nietos”.
Así también se observa que hay muchos adolescentes que viven sólo con sus abuelos(as) al
haber sido abandonados por sus padres como producto del conflicto armado interno, o por
buscar mejoras en la ciudad.
“Hay muchas madres viudas como producto de la violencia vivida, ancianos abandonados
e hijos abandonados”.
Otro dato importante a resaltar es el incremento de madres solteras adolescentes
“Adolescentes, niños a temprana edad se convierten en madres y/o padres en las zonas
alto andinas”.
A diferencia de las zonas rurales, la presencia de familias uniparentales en las zonas
urbanas se debe principalmente por el abandono de la pareja, y no está ligado directamente
al conflicto armado interno.
a) Rol doméstico
Las niñas de las zonas rurales manifiestan que son las mujeres las únicas que realizan
las tareas del hogar, y que ellas desde muy pequeñas ayudan a sus madres en estos
quehaceres. Por ello sienten que trabajan más que sus hermanos.
• “Lavamos ropas, servicios, barrer la casa, tender las camas, arreglar la casa”.
• “Los hermanos varoncitos no obedecen y no hacen caso, se van a jugar”.
Las niñas califican de “ociosos” a los niños, porque ven que ellos sólo se limitan a
ayudar al papá en la chacra, y tienen más tiempo de juego. Las niñas también perciben
que sus padres permiten y justifican estas diferencias.
• “Nuestros hermanos sólo ayudan en la chacra, mas juegan todo el día y no les
dicen nada, no les mandan y encima nos mandan”.
• “Los hermanos se molestan cuando les decimos que ayuden, diciendo ser
varones y que ellos no pueden ayudar en la cocina. Dicen que los varones no
deben de cocinar. También nos dicen que no pueden barrer la casa porque es
actividad exclusiva de las mujeres”.
Los niños de las zonas rurales manifiestan que a veces ayudan en las tareas del hogar,
pero que casi siempre lo hacen sus madres y sus hermanas. Ellos se dedican a ayudar
en la chacra, a traer leña y a estudiar.
“Mi hermana Anet cocina, porque mi mamá le dice; los niños tienen que descansar
porque están cansados, tú anda a cocinar”.
De parte de ellos no hay una actitud crítica ante esta distribución de roles, más bien una
aceptación de estos.
A diferencia de los niños y las niñas de la zona rural, en la que el apoyo del hombre no
existe, los niños y niñas de la zona urbana manifiestan que ambos padres comparten las
tareas domésticas. Asimismo que lo realizan entre todos los miembros o con la ayuda
de las empleadas.
A la pregunta: ¿Los hombres pueden hacer las tareas de la casa? La mayoría de los
niños y niñas de las zonas urbanas respondió que sí, porque son iguales y, por lo tanto,
tienen la misma capacidad de hacerlo. Entonces vemos que la percepción que tienen los
niños y niñas —provenientes de familias urbanas, de sectores económicos medios y/o
solventes— es distinta del de las zonas rurales
• “...todos somos iguales y podemos repartirnos las tareas”.
• “...porque los varones también tienen la capacidad de hacerlo”.
• “Todos debemos hacer las tareas, nadie puede trabajar más que el otro”.
Desde la mirada de los adolescentes, según los resultados de las encuestas, refrendado
por los grupos focales, las tareas domésticas recaen principalmente en las mujeres. Esto
lo demuestra el cuadro siguiente:
Urbano Rural
Desde el enfoque de género, vemos cómo esta distribución de roles está
internalizado, tanto por hombres y mujeres. Las adolescentes manifiestan:
“…que las mujeres son las que se dedican a realizar las tareas del hogar porque
ese es su función”.
Los hombres se dedican a las tareas derivadas de la chacra. En los grupos de
discusión casi hubo unanimidad al respecto, es más manifestaron que:
“mayormente los varones le dicen a la mujer que solo debe dedicarse
exclusivamente a los trabajos de la casa, no se debe meter mucho en el trabajo de la
chacra y él dice también que ‘yo soy varón y no tengo porque ayudarte a realizar
las labores domésticas’ ”.
Desde la mirada de los adultos de las zonas urbanas las mujeres están exigiendo que
sus parejas las “apoyen”. Esta categoría de “apoyo” sin embargo pone de manifiesto,
que quien tiene la responsabilidad de las tareas domésticas es la mujer, y si el
hombre participa en esas tareas es en calidad de apoyo. Al contrario, en las zonas
rurales tanto hombres como mujeres perciben que las tareas domésticas son
responsabilidad de las mujeres. Si bien las mujeres aceptan asumir las tareas del
hogar, no dejan de “sugerir” a la pareja que las ayuden.
b) Rol económico
1.40% 1.40%
16.40% 12.20%
29.70%
47.90%
13.50%
13.70%
43.20%
20.50%
URBANO RURAL
Sólo el padre
Sólo la madre Ambos padres
Padre, madre e hijos(as) mayores Los abuelos
En los hogares de las zonas rurales un 43.2% reconoce que es sólo el padre el que
aporta económicamente, invisibilizando el aporte de las mujeres. Cabe resaltar que
el aporte colectivo es significativo, aunque no alcanza los niveles de las zonas
urbanas: 41.9%. Hay que notar aquí que el aporte de los hijos —seguramente
adolescentes— sí es considerado dentro de los proveedores de la familia.
Niveles de comunicación
a) Entre la pareja
Desde la óptica de los adultos de las zonas urbanas y rurales, la comunicación se centra
principalmente sobre temas de trabajo, educación de los hijos(as) y afectividad. El
porcentaje se divide cuando se trata de resolver problemas y compartimiento de
amistades comunes.
Los niños y niñas rurales manifiestan que los temas centrales de la comunicación en las
es la crianza de los hijos(as), la educación, la preparación de los alimentos, la pérdida
del ganado, etc. Estos temas casi siempre terminan en peleas en las que la mujer y las
niñas terminan siendo maltratadas.
“Mis padres conversan pero generalmente hablan de las necesidades de la familia,
dialogan sobre los hijos, sobre sus necesidades y sobre la alimentación
principalmente”.
b) Comunicación de padres, madres a hijos e hijas
Los adultos hombres y mujeres de las zonas urbanas y rurales manifiestan que hablan
con sus hijos, los aconsejan, los ayudan cuando tienen problemas, saben cuándo ellos
están tristes o alegres. El porcentaje baja cuando se indaga sobre si tienen temas
comunes de qué conversar al igual que cuando se indaga si los hijos(as) los buscan para
compartir con ellos sus problemas.
Esta versión de los adultos queda cuestionada por lo que manifiestan los hijos, sean
estos niños o niñas, y en menor medida por los adolescentes. Así tenemos que los niños
de las zonas urbanas, de sectores económicos medios, señalan que la comunicación
entre ellos y sus padres es buena, pero es la madre la que está más cerca para escuchar.
Existe otro interesante grupo de niños que manifiesta que, a pesar de tener buenos
niveles de confianza con sus padres, recurren a otras personas cuando tienen
problemas, es decir, pocas veces se lo dicen a sus padres.
Los niños de las zonas rurales, a diferencia de la urbana, mencionan que ambos padres
no los escuchan, y cuando buscan conversar con ellos estos los mandan a callar. En
esta zona la comunicación sólo funciona en relación con las actividades domésticas,
agrícolas y educativas, mas no en aquellos temas de interés de los niños y niñas. Y
cuando se comunican, es una información de hechos pero no una comunicación, por
ejemplo, la compra de los cuadernos, las reuniones de padres, alguna observación que
les hicieran los maestros y, por lo general, los padres. Antes que escuchar, son los que
hablan, el mensaje es de un solo actor.
“…Le contamos que tiene que participar en las reuniones de la escuela, y que tiene que
estar al tanto de las citaciones, también hablamos de las cosas que nos dicen los
profesores sobre la inasistencia de los padres y madres en las reuniones”.
Otro de los temas que han tratado de abordar son las constantes discusiones entre los
padres, muchos dicen haberlo planteado, pero en general la respuesta que reciben es:
• “Le hablo de los pleitos, de las peleas, pero mi padre no me deja y se pelean
de todas maneras, hasta me pegan por meterme”.
• “No te metas es cosa de adultos”.
Los adolescentes de las zonas urbanas manifiestan que sí tienen una buena relación con
ambos padres y que comentan sus problemas con ellos. En el caso de los adolescentes
respondieron a la pregunta: ¿A quién le cuentas tus problemas? de esta manera:
“En mi caso yo comento mis problemas a los dos y conversamos”.
“A mi padre, le cuento mi problema y también converso con el profesor para que
me ayude en el curso que estoy mal”.
Los adolescentes de las zonas rurales manifiestan tener poca comunicación con sus
padres, y que las pocas veces que hablan son temas relacionados con su educación y
comportamiento. Dicen:
“…yo aprovecho la alegría de mis padres, cuando ellos están de buen humor yo
aprovecho para contarles mis problemas; sin embargo el buen humor de mis
padres es cada cierto tiempo y más paran molestos y aburridos”.
Desde el punto de vista de los adolescentes, la información recogida muestra que existe
una mayor y mejor comunicación con sus hermanos que con sus padres y madres, tanto
en las zonas urbanas como en las rurales. La diferencia se encuentra en que las mujeres
son las que en mayor porcentaje manifiestan que comparten sus problemas. También
hay una alta comunicación entre las hermanas frente a un porcentaje un tanto menor en
el caso de los hombres. Los adultos también corroboran ese dato, tanto en las zonas
urbanas como rurales, así reconocen que existe una mejor comunicación entre
hermanos que entre hijos y padres, y reconocen además que los hermanos se apoyan
cuando tienen problemas.
Crianza de los hijos e hijas
Los niños, tanto en las zonas urbanas como en las rurales, manifiestan que la crianza de
los hijos e hijas está basada en el maltrato. Los testimonios son más que elocuentes y
evidencian la crueldad con la que actúan los adultos:
“…yo le suplico a mi madre no me pegue, le suplico y le digo: ‘¡Ya basta! No quiero
que me pegues más’, en cambio ella no entiende y me sigue pegando insultándome más
y me dice: ‘Cállate ¡Carajo! y me sigue pegando’ ”.7
“A mí, mi papá me ha colgado con una soga por desobedecer, de mis axilas a una
viga, y encima me pega, a pesar que yo lloro, no se compadece de mí”.8
Esta forma de crianza es sentida y rechazada por los niños y las niñas, pero es poco lo
que pueden hacer respecto de su defensa, como ellos mismos dicen:
“No podemos defendernos”.
Formas de maltrato físico: correa; palos; tres puntas; jalón de oreja, de cabello, de
patilla; patada; uso incluso de piedras.
Formas de maltrato psicológico: los maltratan verbalmente, agrediendo fuertemente su
autoestima con insultos como:
“Ocioso, vago, no eres mi hijo, tragalón, zángano”, tratándose de los niños.
En el caso de las niñas:
“Solo sirves para la cocina, machona, tullpa silvaq, callejera, como serás cuando
tengas pareja, tu pareja te dejará”.
Los adolescentes de las zonas rurales manifiestan que las prácticas violentas se han
institucionalizado como forma de crianza, pero que ellos por ser mayores ya no se los
castiga de esa manera. Esto se debe al temor de los padres de ser respondidos también
de manera violenta. Por el contrario, en las zonas urbanas la violencia familiar se ha
incrementado. Además reconocen que contra los más pequeños si usan la violencia
física y psicológica como medida de corrección.
Los adultos reconocen que “castigan” a los hijos, pero que no los “maltratan”. La
tendencia es justificar la acción del castigo como educador y que esto es necesario.
Sostienen:
“…mucho de lo que está pasando con los adolescentes ahora, tanta perdición, es
porque no se les castigó a tiempo”.
En los grupos focales realizados con mujeres adultas de las zonas urbanas manifestaron
que es necesario tener mano dura con los hijos, como medida preventiva para que de
grandes respeten a sus padres.
• “A veces es un efecto para controlar su carácter impulsivo, controlar desde
pequeño su genio”.
7
Estela, 11 años de edad
8
Elizabeth, 10 años de edad
• “Yo reconozco tirarles con 3 puntas, cuando son grandes ya es difícil, quieren
rebelarse, mi hijo de 16 años se para y no se mueve, no tiene temor al golpe,
mientras que los niños sí se escapan”.
• “Me parece bien, porque sino, se desligan, se tuercen”.
Así mismo, es interesante destacar que algunos padres y madres de las zonas urbanas
comienzan a entender que a través del golpe y de los malos tratos lo único que logran es
distanciarse de sus hijos, y que estos cometan errores:
• “Hay que ganarse la confianza de los hijos, para que te comente de sus
enamorados y de sus problemas y así le aconsejas, por ejemplo, antes
maltrataba a mis hijos y calladas aparecieron embarazadas”.
• “…Hablando claro la ley dice cuando tiras chicote a tu hijo no morirá. Será
una medicina para ellos, hablando como una verdad”.
En esta parte hay que hacer una diferencia entre los padres y las madres de las zonas peri-
urbanas y los de las zonas urbanas, principalmente de Huamanga. En estas familias, la
presencia del maltrato como forma de relacionarse con los hijos y las hijas no es muy
arraigada; al contrario, los padres y las madres han incorporado el diálogo democrático
como una forma de relacionarse con sus hijos e hijas.
Hay algo así como un consenso en que la decisión sobre la producción familiar, el
gasto de los ingresos, tanto en las zonas rurales y urbanas. Se dice que las parejas
deciden. Los porcentajes acerca de que el padre o la madre decidan individualmente
son poco relevante. Notamos que hay la tendencia de incorporar a los adolescentes en
la toma de decisiones: 12.5%, por lo menos desde la percepción de los propios
adolescentes.
QUIÉNES DECIDEN SOBRE LOS GASTOS
ECONÓMICOS
0.00%
2.60% 0.00%
2.40%
2.40% 5.60%
12.50% 5.30% 2.80%
0.00%
9.40%
6.30% 36.80%
68.30% 55.60%
31.30%
34.20%
15.60%
9.80% 22.20%
25.00% 21.10% 17.10% 13.90%
Las mujeres Las tareas domésticas, la atención a los hijos, la educación de los
deciden: hijos, la venta de productos sobrantes y otros de menor cuantía las
pueden decidir sólo las mujeres, pero por costumbre siempre le
consultan al marido.
Los hombres El gasto de los ingresos, la compra de artefactos, ganado, terreno y
deciden: otros similares los deciden mayormente los hombres y las mujeres
acompañan el proceso, pero su opinión no es decisiva
Ambos deciden: La compra de útiles escolares, vestido para los hijos, mejora de la
infraestructura de la casa y otros los deciden conjuntamente,
incluyendo a veces en las decisiones a los hijos e hijas mayores.
Esto nos muestra que hay creencias y valores definidos culturalmente acerca del
comportamiento de hombres y mujeres, de sus formas de relacionarse y de algunas
características de los sexos. Están determinadas, entonces, las pautas sociales y
culturales de “ser hombre y ser mujer”. Estas, a su vez, determinan el lugar del hombre
y de la mujer en la familia, en la comunidad y en la sociedad en su conjunto.
A partir de todo lo recogido a lo largo del diagnóstico, podemos afirmar que una
característica de las relaciones familiares se basa en una alta prevalencia de la
violencia. Esta se ejerce siempre hacia a los grupos más vulnerables, como son las
mujeres, las niñas y los niños. La violencia, aunque no es reconocida bajo esa categoría
sino como “castigo”, es una acción y una práctica cotidiana, es parte de las relaciones
“naturales” en las relaciones entre las parejas —del hombre hacia la mujer—; en el
proceso de crianza —generalmente de los adultos hacia los hijos—.
La elaboración de las variables a consultar se hace sobre algunas creencias que se han
manejado al interior de la sociedad y aquellas que se conocen como las más difundidas.
La mayoría de ellas se ratifican, se hacen nuevos hallazgos y otras se vienen superando
o se van debilitando al interior de las familias y comunidades.
Estereotipos de género
Respecto de la definición de los espacios para hombres y mujeres, tanto de las zonas
urbanas como de las rurales, ambos aceptan que las mujeres tienen que hacer las tareas
domésticas y que el hombre tendría que salir a trabajar para la manutención de la
familia. Sin embargo, hay diferencias entre los niños que se encuentran en los sectores
urbanos, quienes tienen un mayor conocimiento y conciencia de sus derechos y creen
que deben ser respetados por sus padres, pues conocen la existencia de las instancias de
defensa de sus derechos. Por otro lado, en las zonas rurales, si bien las niñas critican
que estas tareas sean asignadas solo a las mujeres y sienten que están sobrecargadas de
trabajo y que los niños tienen mayores espacios de juego, de recreación y de descanso,
aceptan esta situación porque ven que sus madres también la aceptan y la practican:
“tenemos que hacer todos los mandados de la casa y encima todavía ayudar en la
chacra, no es justo, pero no podemos hacer nada, ellos son mayores...”.
Según tipo de población: urbana y rural. Si bien los discursos van cambiando hacia una
distribución más o menos equitativa de las tareas domésticas, en la práctica se vienen
transmitiendo los estereotipos a través de los cuales los roles domésticos están
definidos para las mujeres y que las tareas de representación, de proveedor económico
les corresponden a los hombres. Un estereotipo de género socialmente aceptado es la
cuestión de la maternidad de las mujeres, más allá de la procreación y el mismo
embarazo, asumiendo que las mujeres son las que “mejor cuidan” de los hijos y que
son las “únicas” que garantizan una buena educación y formación.
Cuando comparamos, en el sector urbano, las creencias de acuerdo con los grupos de
adolescentes y adultos tenemos que, respecto de si las tareas de la casa les
corresponden a las mujeres, casi un 50% de adolescentes piensa que sí, mientras que
hay un 51.2% de adultos que piensa que no. Esto está evidenciando que entre los
adultos de las zonas urbanas hay una tendencia a compartir las tareas del hogar.
40.60%
48.80% 51.20%
59.40% Cuando la pareja se
Separa, la madre debe
59.40%
31.70% quedarse con los hijos
68.30% Hombres no hacen bien
las tareas de la casa
40.60%
87.50% 68.30%
Tareas de la casa
31.70%
12.50% corresponden a las
mujeres
SI NO SI NO
ADOLESCENTES ADULTOS
Entre los adolescentes y los adultos encontramos que no están de acuerdo con que los
hombres no hacen bien las tareas de la casa. Respecto de qué están de acuerdo o no a
que ante una separación es la madre a que “debe” quedarse con los hijos hay pequeñas
diferencias entre los que comparten esta creencia y quienes no, mientras que en los
adolescentes hay un mayor porcentaje que cree que sí son las mujeres las que deben
quedarse con los hijos. Esto estaría evidenciando que es con ellas con quienes mejor se
comunican como vimos anteriormente.
Acerca de la idea de que los hombres no hacen bien las tareas de la casa, vemos que
está más arraigada en los adultos que en los adolescentes de este sector, coincidiendo
con la versión de los niños y niñas de las zonas rurales, quienes dicen que son ellas las
que se encargan de las tareas domésticas, aunque no están muy de acuerdo con ello.
15.80%
52.80% 47.20%
Cuando la pareja se
84.20% 47.40%
separa la madre debe
22.20% quedarse con los hijos
ADOLESCENTES ADULTOS
Encontramos que entre los adolescentes que creen que las mujeres deben obedecer al
esposo son mayoritariamente de la zona rural, mientras que en su mayoría, tanto en
zonas rurales como urbanas no comparten la creencia de que los esposos por ser “jefes
de hogar” deben “mandar” en la casa. Esto muestra, pues, que si bien en la práctica esa
situación se da, está siendo cuestionada su legitimidad.
Población urbana y rural: Estereotipos de género
en los adolescentes
76.3
62.5 65.8
53.1
46.9 Las mujeres deben
37.5 34.2 obedecer al esposo.
23.7
Los hombres son los
jefes de familia, por eso
mandan.
SI NO SI NO
URBANO RURAL
ADOLESCENTES
En el caso de los adultos, frente a esas mismas creencias, los resultados de la encuesta
nos muestran que en las zonas rurales y urbanas, en mayor porcentaje en las zonas
rurales, están de acuerdo con ella. Respecto a que los hombres por ser jefes de familia
que “mandan” las tendencias están compartidas, hay pocas diferencias entre los que lo
comparten y los que no, aunque son más los que si están de acuerdo.
77.8
63.4 61.1
51.2 48.8
36.6 38.9 las mujeres deben
obedecer al esposo.
22.2
Los hombres son
jefes
los de familia, por
eso mandan
SI NO SI NO
URBAN RURAL
O
ADULTO
S
Otro estereotipo de género manejado por los adolescentes es el que refiere a la
fragilidad de las mujeres y, por lo tanto, los peligros que corren en comparación con
los hombres son mayores. Esta situación se da con mayor incidencia en las zonas
rurales. Así vemos que la creencia de que “las hijas son más delicadas y los hijos son
fuertes por naturaleza” tiene una aceptación de 81.3% y 84.2% en las zonas urbanas y
rurales, respectivamente. “Las hijas corren mucho peligro y por ello no deben salir
solas” tiene una aceptación de 65.6% y 76.3% en las zonas urbanas y rurales,
respectivamente. “Las hijas deben aprender los quehaceres del hogar para que
atiendan bien a su esposo” tiene una aceptación de 65.6% y 76.3%, en las zonas
urbanas y rurales, respectivamente.
ADOLESCENTES
Población urbana y rural: Estereotipos de género
Desde la perspectiva de los adultos, respecto de las mismas creencias, tenemos que
tanto los de las zonas rurales como los de las urbanas comparten la creencia de que las
mujeres son más delicadas que los hombres, aunque es en la zona rural donde casi esa
creencia es unánime. Respecto de la idea de que “las mujeres deben aprender las
tareas de la casa para atender al esposo”, de igual manera que el porcentaje de los que
comparten esta creencia, siempre con un mayor porcentaje en las zonas rurales.
ADULTOS
Población urbana y rural: Estereotipos de género
ADOLESCENTES
Población urbana y rural: Creencias acerca de
la sexualidad
84.2
Las mujeres deben
65.6
62.5 63.2 llegar vírgenes al
59.4 57.9
matrimonio.
40.6 42.1
37.5
34.4 36.8 Los hombres deben
tomar la iniciativa en
15.8 el enamoramiento.
Cada hombre sabe
como
tratar en la cama a su
SI NO SI NO
Mujer.
URBAN RURA
O L
Si bien el porcentaje mayor se concentra entre los que no comparten la creencia de
que las “mujeres deben llegar vírgenes al matrimonio”, existe un porcentaje
considerable de los que sí están de acuerdo (40.6% urbano y 42.1% rural).
“Nos sentiríamos más seguros, las mujeres así son mujeres respetables,
con valores morales y siempre serían fieles a sus parejas…”.
Otra creencia también arraigada es que ellos son los que definen las formas de
comportamiento sexual en la relación de pareja:
“Cada hombre sabe como tratar en la cama a su mujer”.
ADULTOS
Población urbana y rural: Acerca de la
sexualidad
Ante la indagación de las causales de que las mujeres opten por parejas paralelas,
refieren que con sus esposos no sienten mayor placer, sino más bien humillación,
ya que son obligadas a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad.
Otra creencia bastante arraigada y generalizada es la que refiere que “el hombre,
por naturaleza, es quien tiene mayor deseo sexual”, y muchas veces se encuentra
allí la causa de las violaciones perpetradas por ellos.
• “Ellos son más fogosos y por eso también cometen violación, …sin embargo
no deben cometer violación sexual, mientras que la mujer si se diera el caso,
no se atrevería, se busca un amante y no comete violación sexual...”.
• “Yo tengo entre 2 a 3 mujeres y dicen que soy y me siento más macho”.
ADULTOS
Población urbana y rural: Creencias acerca de la
sexualidad
75
63.4
61 61.1 Existe violacion sexual
58.3
53.7 aunque sea su esposa.
46.3
39 41.7
38.9
36.6
La mujer está obligada a
25 complacer al esposo.
Si la mujer no complace
al marido, tiene derecho
SI NO SI NO a buscarse otra.
URBANO RURAL
Los grupos focales refieren que la mayoría de los hombres comparten la creencia de
que “las mujeres tienen que satisfacer sus caprichos y peticiones sexuales” porque
son sus esposas. Si bien ellas son conscientes de que esta situación es una violación
de sus derechos y que lo que sucede es un delito, no se atreven a denunciarlo, callan
y aceptan esta situación. Cuando esta creencia va siendo cuestionada por las
mujeres, estos recurren a la violencia, violación y/o lo usan para justificar la
bigamia, “buscan una amante”. Aunque esto no coincide con lo que responden en
la encuesta, por lo menos en el discurso ya que en las zonas rurales un 75% cree
que esto no debe ser así y, sin embargo, este deber ser al no cumplirse, ellas
simplemente lo aceptan.
Los niños y las niñas de las zonas rurales coincidieron en señalar que la violencia
familiar es mala, que los adultos no deben maltratar, ni pegar a las niñas porque se
sienten mal. Incluso hay momentos en los cuales muchas de ellas desearían irse a
vivir a otros lugares lejos de sus padres, creen que tal vez en otro lugar tendrían una
mejor situación. Muchas de ellas han manifestado vivir momentos de tristeza y
desesperanza por ser objetos de maltrato. Saben que los actos de violencia familiar
deben ser denunciados porque alguna vez en el colegio les han hablado sobre los
derechos de los niños. También manifiestan que la violencia sexual es cuando
alguien les hace daño a las niñas:
Además dicen:
“…yo creo que la violencia sexual es cuando un padre viola a la niña o niño, la
violencia sexual es cuando también un padre empieza a tocarte el cuerpo y te saca
la ropa. Los que cometen la violencia sexual son enfermos mentales”.
“…Es cuando el padre viola a su hijo y de paso convive con él bajo amenazas. El
violador siempre golpea a sus víctimas”.
Los niños de zonas rurales creen que es necesario cuidar a las hermanas ya sean estas
pequeñas o grandes, porque pueden ser víctimas de violación sexual. Creen que la
violencia es un abuso y que no se debería practicar, porque es un mal ejemplo que los
padres y las madres dan a sus hijos. Señalan que la violencia transforma a las personas
en seres más prepotentes o agresivos. Señalan también que los niños aprenden las
groserías que los padres se dicen y que son reproducidas en la escuela por ellos. Un
niño refiere:
Si bien creen que la violencia es mala, como lo dicen en sus propias palabras, algunos
lo aceptan en casos que se justifique, como en los de desobediencia, de no
cumplimiento de las tareas que les encomiendan, algunos incluso dijeron:
Tanto los adolescentes hombres como mujeres de las zonas rurales y urbanas mantienen
la creencia de que el móvil del maltrato familiar se debe al consumo excesivo de alcohol
por los hombres; quienes para olvidar o no querer afrontar los problemas que se
presentan en casa prefieren estar siempre ebrios y así eludir su responsabilidad haciendo
responsable de su situación a la mujer.
Manejan la creencia de que es el hombre es el más agresivo y que no maneja sus
emociones, ya que se dejan llevar por sus impulsos de cólera, rabia hacia su pareja e
hijos. En las encuestas los adolescentes en general creen que las madres son más
cariñosas frente a la frialdad de los padres. Sin embargo, reconocen que las mujeres —
madres— son bastante violentas y agreden incluso más que el padre.
Los adultos(as) tanto de las zonas urbanas como rurales reconocen que castigan a los
niños y niñas, pero como una necesidad para educarlos y hacerlos personas de bien.
Las mujeres reconocen, como lo dijeron los adolescentes y los niños(as), que son las
madres las que castigan más en el hogar, aduciendo que ellas acumulan todos los
problemas de la casa y no tienen con quien “desfogar”. Ellas están todo el tiempo con
los hijos, acumulan la mala relación del esposo y chocan con los hijos. La hija es la
más maltratada y con frecuencia porque a veces no cumplen las responsabilidades que
le dan en casa, mientras que el hijo pasa más tiempo fuera de la casa. Las mujeres,
dicen ellas mismas, no tienen ningún espacio de recreación, ni espacios lúdicos donde
puedan procesar el conjunto de problemas que tienen que afrontar.
La creencia que induce a que los adultos(as) justifiquen el castigo, principalmente con
el chicote, es que este método genera disciplina y ordena los valores del niño(a), pues
su no empleo ocasionaría que cuando sean adolescentes se rebelarían contra los padres.
En la zona rural la rudeza del maltrato físico se presenta más fuertemente arraigada
dentro de sus prácticas, algunas citas nos pueden dar una idea de lo arraigado de esta
creencia:
• “…a los hijos hay darles un buen escarmiento, castigarles ejemplarmente para
que no lo vuelvan hacer, eso decían nuestros ancestros”.
Los testimonios de los hombres son elocuentes. Los hombres de las zonas rurales
dicen:
• "Para que un hombre maltrate a su mujer hay un motivo fuerte, primero tiene
que orientar y explicar, Si el hombre la golpea a la mujer, es porque tiene un
amante y no es porque tiene deseo sexual”.
• “En la ciudad es mayor por el vicio, ya que en la ciudad hay más fiestas donde
se emborrachan y luego maltratan a sus esposas”.
• “De acuerdo con las circunstancias del pelo, una patada, cachetada, eso es
aceptable”.
CONCLUSIONES
“Las mujeres, por naturaleza, son más delicadas, amorosas y cariñosas que los
hombres”. A partir de esta creencia están destinadas a ejercer funciones que
garanticen la reproducción social, las tareas domésticas, las funciones “maternales”,
más allá de su capacidad reproductiva. Es esta condición natural la que les otorga
características de debilidad, pasividad y sensibilidad.
“Los hombres son más fuertes por naturaleza” y, por lo tanto están preparados
para la acción y la fuerza. Estos supuestos, implícitos y explícitos, definen una
jerarquía en el sistema de las relaciones familiares que la configuran como pasibles
de violencia. Al interior de esta jerarquía, se definen jefaturas, relaciones de
pertenencia. El jefe generalmente es el hombre, en su calidad de padre. Tiene bajo
su poder a “su mujer” y a “sus hijos”, ellos son de su propiedad. Bajo estos
supuestos legitimados socioculturalmente, se definen entonces las relaciones con
los hijos —niños(as), adolescentes—, con las parejas. Se “legitiman” las acciones
violentas hacia ellos. Todos estos supuestos, consensuados socialmente,
corresponden a un modelo autoritario de familia, donde el respeto no es entendido
como reciprocidad entre los miembros, sino que es definido a partir de una
estructura de poder vertical. La dependencia de los más débiles a los más fuertes se
refuerza, y la autonomía es un derecho no reconocido igualitariamente para todos
los miembros del sistema familiar. “Ellos tienen derecho a definir sus tiempos”,
“Pueden llegar tarde a la casa”, “Ellas son más débiles, hay que cuidarlas”, “Ellas
no pueden llegar tarde a casa”, etc.
En este capítulo vamos a presentar y analizar las actitudes, las opiniones y los actos que
han manifestado las personas en torno a la problemática de la violencia familiar y sexual;
tanto en los grupos focales como en las encuestas. Lo hemos dividido en cuatro partes
según los tipos de violencia: física, psicológica, por negligencia y sexual. En cada uno de
estos puntos analizamos la afectación a niños(as) y mujeres adultas, y también desde la
óptica de los niños(as), adolescentes y adultos(as), tanto de las zonas urbanas como rurales.
Violencia física
La percepción general es que casi el 70% de niños(as) (más las niñas) son víctimas de
violencia física.
“Las niñas son más maltratadas, ya que ellas son las que tienen mayor
responsabilidad en la casa, si no ayudan les castigan”.
Esta cifra es mayor en las zonas rurales, donde la violencia está presente en casi todos los
actos de la vida cotidiana. Así mismo, son las madres las que maltratan con mayor
frecuencia, pero es el padre el que maltrata con mayor crueldad, principalmente a los
niños. En las zonas rurales casi el 80% de niñas y niños son víctimas de maltrato físico por
el padre y la madre, y en algunos casos se suman otros miembros de la familia como el
hermano(a) mayor, el tío.
Formas más comunes de maltrato físico. Las modalidades de maltrato son muy crueles
y estas se dan con mucha frecuencia. Son ejercidas tanto por el padre y por la madre y por
quienes hacen las veces de ellos, como puede ser el padrastro:
• “Nos pegan casi diario, suplicamos a nuestras madres que no nos peguen, les
suplicamos y les decimos: ‘¡Ya basta! No quiero que me pegues más’, en cambio
ella no entiende y me sigue pegando insultándome más y me dice: ‘Cállate
¡carajo!’ y me sigue pegando”.
• “La mamá nos pega hasta sacarnos sangre a veces y nos tira tres chicotazos”.
• “Con chicote, tres puntas, correa, con palo, y nos gritan, nos dicen: ‘váyanse
niñas ociosas, no quiero verlas’ ”.
• “A las mujeres les pegan con las tres puntas pero solo dos chicotazos en cambio a
los varones nos tira tres chicotazos”.
• “El padrastro no nos quiere, nos trata mal, nos pegan. Siempre mi padrastro habla
que no soy su hija y por eso me pega”.
Esta exposición permanente de maltrato físico en la cual se encuentran los niños(as) de las
zonas rurales, les causa muchos daños físicos como moretones, rasguños, fisuras de hueso,
quemaduras, entre otros. No sólo en sus casas son maltratados(as), sino también en sus
centros educativos, aunque en menor frecuencia y grado.
“los profesores nos pegan también, pero solo nos tiran un chicotazo en el trasero,
ellos nos tiran con la correa también cuando nos hacemos tarde en llegar a la
escuela, por haber incumplido las tareas”
Así también las niñas y niños son maltratados por otros miembros de la familia como el
hermano mayor y el tío:
• “Pero los hermanos mayores son mas abusivos, sino me pega mi mamá, me pega
mi hermano o hermana mayor”.
• “También los hermanos mayores nos pegan cuando no cumplimos con las tareas
del colegio”.
• “A veces mi tío también me pega cuando no le compro lo que me manda”.
Los niños(as) son maltratados por muchos motivos: cuando no realizan las tareas
escolares, cuando sacan malas calificaciones, cuando contestan a los padres, cuando no
hacen caso a los padres, cuando juegan mucho, cuando salen con las amigas a jugar,
cuando no cuidan a los animales, cuando no traen leña, cuando la mamá se queja de su
comportamiento, cuando otros se quejan de su comportamiento, cuando se demoran en
hacer las tareas domésticas, cuando pierden o rompen algo, cuando cogen cosas ajenas,
entre otros. En general los niños(as) son maltratadas por todo. Aprovechan su situación de
desvalidez y vulnerabilidad. A pesar de toda esta situación de frecuente maltrato, sienten
mucho temor de avisar a alguien o, por eso, de aumentar la ira de sus padres. Ellas piden
que hablen con sus padres para que dejen de maltratarlas, pero a la vez temen que se
enfurezcan más:
“No, no avisamos a nadie tenemos mucho miedo, porque peor nos pueden pegar”.
Los adultos hombres y mujeres de las zonas rurales ACEPTAN y JUSTIFICAN el uso
del látigo y/o el chicote como medida de corrección y disciplina. El uso del látigo o del
chicote está legitimado, por eso no es visto como maltrato, sino todo lo contrario, es visto
como un acto de amor. Hacen una clara distinción entre maltrato y castigo.
El maltrato es asociado con las patadas, los jalones de pelo, las cachetadas, el lanzarles
objetos, entre otros. De otro lado, el castigo se da a través del látigo o chicote de 3 puntas;
tiene todo un proceso ceremonial que empieza explicándole al hijo(a) el porqué se le está
castigando, diciéndole que “es por su bien, de grande se los vas a agradecer”, después de
eso pasan a tirarles tres latigazos o chicotazos (la intensidad del impacto depende de la
falta cometida). El niño(a) tiene que rezar el padrenuestro mientras recibe los látigos.
Finalmente el niño(a) tiene que besar el chicote y agradecer al padre por corregirlo. Algo
importante que señalan al respecto es que si pasan de tres latigazos se convierte en maltrato
y eso sí es condenado por la familia:
• “El tirar chicote es un acto de disciplina y ordena los valores del niño”.
• “Es necesario para controlarlos mientras son niños, ya que cuando son
adolescentes se rebelan los hijos contra los padres”.
• “Castigar con chicote para corregir errores puede ser por haber robado, violado
a una niña, peleado con un compañero, para que no repita malas palabras, etc”.
• “Chicote es para corregir: puede haber robado, discutido con un compañero, un
joven haya violado a una niña y le advierte con tres chicotes”.
• “Nos tiran chicotes fuertes en los pies para no salir a caminar a la calle, ante nuestros
padres nos han tirado con chicote, siempre llamando la atención y hemos cultivado
alto valor. Y ahora cuanto más les enseñas y tienen derecho, se han perdido más los
valores”.
• “Me parece bien, porque si no, se desligan, se tuercen”, “me pega porque me porto
mal, no hago caso, tiene razón de pegarme”.
100
96.9 97.4
92.1
78.1 78.9 Jalones, patadas
ycachetadas
Quemaduras,
roturas de
cortes,
21.9 21.1 nariz o cabeza
huesos,
7.9 Quemarles la boca o
3.10 2.6 los pies a los hijos.
SI NO SI NO
URBAN RURAL
O
Las formas más comunes de maltrato físico encuentran algunas diferencias en las zonas
urbanas y sectores económicamente acomodados. Se van aplicando nuevas formas de
sanción, como ellos mismos dicen producto del aprendizaje en espacios de capacitación
acerca de lo perjudicial que puede ser el maltrato. No por ello deja de existir y de tener una
prevalencia importante el maltrato físico, principalmente el ejercido con la correa (a
diferencia del chicote de las zonas rurales), siempre bajo la justificación de la disciplina:
Las niñas y los niños afirman que el maltrato hace que los hijos se vuelvan delincuentes,
pandilleros, drogadictos o borrachos. Y las hijas salen embarazadas a temprana edad. En
las zonas urbanas hay un conocimiento y reconocimiento de sus derechos y deberes, por lo
menos lo plantean y sustentan con mayor vehemencia, aunque no siempre con buenos
resultados frente a sus padres.
• “No está bien que maltraten a los niños porque afectan su desarrollo físico y
psicológico, además cuando sean padres ellos pueden reproducir con sus hijos lo
que hicieron con él cuando era niño”.
• “No, no se debe pegar a los niños, porque guardamos rencor hacia las personas
que nos están pegando”.
• “Yo maltrataba antes a mis hijos con palo, con soga de jebe, porque no quería que
sean madres solteras, o que mis hijos tengan hijos, por eso les pegaba y
controlaba, y en Semana Santa me tiraban chicote porque me sentía mal
(escuchaba charlas de derecho)”.
• “Nos tiran chicotes fuertes en los pies para no salir a caminar a la calle, también
nos dejan moretones en nuestro cuerpo, nos jalan de la oreja y del cabello”.
La mayoría de adultos de las zonas urbanas y peri-urbanas (al margen de que lo hagan o
no) opinan que castigar a los hijos(as) con correa o látigo (tres puntas) es bueno para que
crezcan derechos, no se vuelvan ociosos, ni rateros; aunque en las zonas urbanas su uso no
es masivo como en las zonas rurales. Pero sí es visto como una modalidad de “corrección”
que es principalmente utilizada por el padre:
Los niños, las niñas y los adolescentes opinan coincidiendo en señalar los siguientes
hechos como merecedores de castigo: no hacer no hacer caso a sus padres, contestar
irrespetuosamente, no cumplir con las tareas encomendadas, sacarse malas notas, llegar
tarde a casa, hacer travesuras, tomar plata para ir a Internet, agarrar cosas ajenas, salir sin
permiso a la calle, por mencionar los motivos más recurrentes:
Según los datos de la Línea de Base del Programa de Lucha Integral contra la Violencia
Familiar y Sexual en Ayacucho, el nivel de prevalencia de la violencia física contra
mujeres de 15 a 60 años de edad es de 55%. Esta cifra es mayor en las zonas rurales, donde
la violencia está presente en casi todos los actos de la vida cotidiana, y es asumido muchas
veces con resignación:
Formas más comunes de violencia física: en las zonas rurales el empleo de la violencia
física contra la mujer es muy frecuente, llegando a dañarlas seriamente. Esto se debe a la
persistencia del machismo en estas zonas, aunado al poco conocimiento de las mujeres
sobre sus derechos y las leyes que las protegen. Así mismo esas situaciones de maltrato son
asociadas de manera directa al consumo de alcohol. Son los niños y niñas los que con
mayor énfasis perciben el alcohol como móvil de la violencia, afirman que cuando el
padre toma se vuelve más violento, y la primera persona a quien golpea es la madre. Las
modalidades más comunes son los puñetes, las patadas junto con los insultos que agreden
principalmente su “dignidad” como ellas mismas dicen:
• “Les pegan a través de puñetes, patadas y generalmente les pegan cuando no han
cocinado”.
• “También les pegan a las madres cuando llegan mareadas, los padres se ponen
celosos y les dicen: ‘Con quién has tomado’ ”.
• “Mi esposo mucho me ha estropeado, me pisaba, yo no le denunciaba, tenía temor,
vergüenza, la gente va comentar de mí, hablarán argumentando más cosas”.
• “Es poco lo que les pasa a otras mujeres, a mí como a su perro me maltrata, me
desmaya, desde la punta de mis pies hasta la punta de mi cabello me deja
morada”.
• “Como siempre mi papá se mareaba y en vano le hacía lío a mi mamá, mi mamá se
dedicaba a pastar lo ganados, ella se dedicaba trabajar en la chacra, iba a la
feria para traer el alimento de casa y comer. Así de la nada, cada vez que se
mareaba, en cambio mi papá no hacía nada, a mi madre le trataba de ‘perra, puta,
mierda’ ”.
• “De la nada, se mareaba y mucho le decía: “Mierda”, y le golpeaba, pateaba, así
patadas le ha terminado sus dientes, sus cabellos jaloneando lo ha terminado”.
Nuevamente los niños(as) piensan en crecer y ser fuertes para defender a sus madres, así
van acumulando resentimiento, tristeza y, con ello, van deteriorando su salud mental.
• “Yo veía cómo le pegaba a mi mamá, porque era pequeña no podía atajarla, una
vez le ataje a mi mamá y como a un perro me ha tirado al suelo, así cuando le
atajaba no me hacía caso porque éramos pequeños, ahora tengo 17 años, que le
pegue ahora en mi delante”.
Los hombres rurales golpean a sus parejas por muchos motivos, todos derivados de su
posición de dominio y hegemonía, tanto al interior del hogar, como en la vida comunal:
• “A veces las señoras no comprenden a buenas y hay que darles un par de manos,
pero no tanto”. “No me ha preparado la comida, no ha atendido a los hijos y si
contesta hay que pegarle”.
• “Que se le castigue, podría ser porque no cocina, no hace caso en el hogar, no
cumple la tarea de la casa, no atiende bien a los hijos, el castigo es para que se
corrija”.
• “Por haber sacado la vuelta a su pareja”.
• “Porque le alza la voz”. “Hay mujeres que provocan al esposo, le celan, se meten
con el vecino, comentan chismes, pleitos, ante ellos el varón utiliza la fuerza y le
golpea”. “Las mujeres no comprenden, no entienden y no hacen caso”.
Los niños y las niñas de las zonas rurales señalan que el padre puede maltratar a la madre
en caso de que sean infieles y cuando no realicen las actividades domésticas a tiempo. Los
niños señalan también que el padre le puede pegar a la madre cuando la vea conversando
con otro hombre, manifiestan que la mujer no debe conversar con otro hombre que no sea
su pareja.
Nuevamente está presente en las comunidades rurales la diferenciación que hacen entre
MALTRATO Y CASTIGO. Como ya lo dijimos, el castigo, a través del látigo o chicote,
es visto como algo bueno porque ayuda a educar, tanto a los hijos(as) como a las parejas.
Su uso con las mujeres adultas es distinto, porque no siempre es la pareja la que tira el
látigo, sino el “compadre” o el padrino de matrimonio, pero siempre es por petición de la
pareja. Estas personas tienen por función velar por la armonía de la familia y, por eso,
emplean este tipo de castigo. Cabe señalar que esta medida de disciplina también se aplica
al padre, pero no en la misma frecuencia que a las esposas.
Zona Urbana
En las familias económicamente solventes, la frecuencia del maltrato es menor que en las
zonas peri-urbanas o rurales. En esta zona se da mayor presencia de violencia psicológica a
través de insultos y gritos, basados principalmente en la situación de desigualdad
económica entre mujer y hombre. En menos oportunidades llegan a los golpes.
Así mismo señalan que los padres de familia no deben pegar a la madre, y además platean
de que el diálogo es el mecanismo más eficaz para poder solucionar los problemas. Que
por ningún motivo los padres deberían lastimarse. En las familias peri-urbanas de situación
económica precaria, se da con mayor frecuencia el maltrato físico hacia la mujer. Esta
diferencia se puede deber a que provienen de comunidades rurales en donde mantienen
más arraigado el uso de la violencia para “controlar” a sus parejas.
Las mujeres perciben que sus parejas se vuelven más violentas cuando tienen otra mujer,
por eso se aburren de ellas, las maltratan por cualquier cosa, les buscan motivos para
discutir y pegarles. Manifiestan que eso lo hacen con el único fin de que la mujer se aburra
y diga que se quiere separar y así el hombre queda libre para estar con la otra mujer.
La presencia del padre borracho y violento está muy presente en las familias rurales, en los
grupos focales apareció con mucha claridad la asociación que hacen entre la violencia
física y el consumo de alcohol, como una dualidad. Esto no quiere decir que sobrio no las
maltrate. Actualmente las mujeres de las zonas urbanas están tomando conciencia de sus
derechos y esto las ayuda a disminuir la violencia familiar. Las mujeres, al ir adquiriendo
autonomía económica, exigen mejor trato.
La mayoría de los hombres justifican el maltrato hacia su pareja “por las cosas que les
dicen sus amigos, vecinos o familiares”. La palabra más ofensiva para ellos es “sacolargo”,
ellos toman esta expresión como una señal de alarma, con lo cual la mujer se pone en la
mira. Esta frase tiene varias significaciones, como ‘afeminado’, ‘engañado por su mujer’,
entre otros:
• “Hay un caso de una mujer líder, su esposo manifiesta que su pareja desde que
está en la organización ha cambiado”.
• “…Ya no atienda las tareas domésticas, ya no le sirve a la hora la comida, le dice:
‘Sírvete pues’, ustedes están dando mala cabeza a mi esposa, antes lavaba mis
pies, mis manos, ahora no, está feliz descansando”.
Los niños, las niñas y los adolescentes de las zonas peri-urbanas manifestaron que la
infidelidad de las mujeres las hace merecedoras de maltrato. Esta justificación es aceptada
por casi todas las mujeres (niñas, adolescentes y adultas), manifestando estar de acuerdo en
que las mujeres que engañan a sus maridos deben ser castigadas.
Otra de las causales de maltrato es la no obediencia de la mujer al marido y el faltarle el
respeto. Esto nos demuestra una clara desigualdad entre hombres y mujeres.
Las mujeres de las zonas urbanas y rurales no denuncian por la dependencia económica o
psicológica, por la poca autoestima y porque no cuentan con el acompañamiento y apoyo
de instituciones, y por la pérdida de confianza en el Poder Judicial.
Violencia psicológica
a) Contra niños(as)
Zona Rural
Como producto de la exposición permanente al maltrato físico y psicológico en que están
la mayoría de las niñas y niños de las zonas rurales, tienen afectada seriamente su salud
mental. Entran en profundas depresiones que los llevan a pensar en el suicidio, o en huir de
casa. Así mismo manifiestan actitudes de inseguridad, timidez, desconfianza, rencor y poca
alegría:
Los niños y las niñas dicen que está mal que los insulten, que los comparen con animales,
o con otras personas. Más son las niñas quienes cuestionan estos malos tratos y a veces
cuando la madre está tranquila o cuando el padre no está borracho les hablan. Las niñas y
niños reconocen que los malos tratos les causan mucho daño, les duele el corazón y sólo
quisieran irse lejos para olvidar.
Los adultos en general no perciben que los insultos, los gritos y los malos tratos sean
formas de violencia, lo perciben como algo “normal” que siempre se ha dado y que además
nadie se muere por el hecho de que lo insulten. Una de las principales razones por las que
los niños y las niñas son maltratados psicológicamente es por el mal desempeño en los
estudios:
• “No trae buena calificación y le dice burro, pastea chancho, no eres mi hijo, hijo
de un burro serás, le compara con el hermano mayor, y le dice que es mejor que
él”.
• “Los padres de estas comunidades prefieren que el joven o niño priorice primero
los trabajos en la chacra o los quehaceres del hogar , cuando el hijo le plantea y le
dice tengo otras responsabilidades como realizar mis trabajos del colegio, tengo
mis trabajos grupales el padre no entiende y le dice primero haz los trabajos de la
casa”.
Zona urbana
Al igual que en las zonas rurales, las niñas y los niños están expuestos permanentemente
al maltrato psicológico, lo que daña su salud mental.
“No saben tratar a sus hijos, ejercen mucha violencia psicológica, los tratan de
burro, asnos… mi esposo le dice: “Ocioso, vago, no eres mi hijo, tragalón,
zángano”.
Su papá le dice:
“Solo sirves para la cocina, machona, tullpa silvaq, callejera, “perrucha”, como
serás cuando tengas pareja, tu pareja te dejará”.
Los padres conciben que la violencia psicológica no causa mucho daño como los golpes.
Es por ello que esta modalidad de violencia está muy presente en todas las casas y a toda
hora. Los niños urbanos claramente reconocen que los insultos, las comparaciones, son
malos tratos y que eso les causa daño a su salud mental. Queremos resaltar el papel
fundamental que cumple la educación para la erradicación de los tipos de violencia.
ADOLESCENTES
Población urbana y rural: ¿Se deben denunciar
estos casos?
84.6
76.3
73.7
71.8
SI NO SI NO
URBANO RURAL
Si bien la mayoría de los adolescentes manifiestan que las acciones ahí mencionadas son
pasibles de denuncia, hay que señalar una diferencia porcentual (casi un 25%), tanto en las
zonas rurales como urbanas.
Según los datos de la Línea de Base del Programa de Lucha Integral contra la Violencia
Familiar y Sexual en Ayacucho, el nivel de prevalencia de la violencia psicológica contra
mujeres de 15 a 60 años es de 51.5%.
Zona Rural
Si bien las cifras globales de violencia psicológica contra las mujeres es de 51.5%, esto se
incrementa considerablemente en las zonas rurales. Siempre o casi siempre en los casos de
violencia física también se hace uso de la violencia psicológica. Pero no siempre la
violencia psicológica va de la mano con la física:
• “En vano me compara a su sucia vida, ha estado con una sucia mujer (Allqucuspa
casada warmihuan) con una mujer casada y con hijos, comparándome con esa
mujer me golpeaba, yo callada lloraba, me decía por qué me golpea”.
• “Porque yo asistía a los clubes de madres, me decía: ‘Ahí las mujeres sus mañas
están comentando, se están enseñando, para eso se reúnen’ me dice”.
• “No vales para nada, fea, vieja, no sirves, asno, raqra, puta, inútil, tonta,
asquerosa”, “Así de la nada, cada vez que se mareaba me decía: ‘Perra, puta,
mierda’ ”.
Las mujeres sienten que está mal que las traten de esa manera, que ellas son personas y,
por lo tanto, deben ser respetadas. Los insultos que más les causan daño son los
relacionados con su sexualidad. Que les digan “perra”, “puta” les causa mucha rabia y
dolor. Pero, a pesar de ello, estos casos no son denunciados. Los hombres tratan de
justificarse culpando al consumo de alcohol por esta actitud:
Los adultos hombres y mujeres reconocen que en sus comunidades de origen se burlan de
las mujeres hasta hacerlas sentir mal, que las humillan delante de otras personas, las
amenazan con quitarles a los hijos si no les hacen caso y muchas veces las amenazan de
muerte. Entonces como podemos observar mayoritariamente las mujeres están expuestas a
tratos humillantes.
Zona urbana
• “No está contento con lo que tú trabajas en la chacra, ni con lo que le acompañas
durmiendo en la cama”.
• “No vales para nada, feas, viejas, no sirves, asno, raqra, puta, inútil, tonta”.
• “Te dicen tonta y pacienzuda, porque haces las cosas con calma para que salga
bien la comida y ellos se preocupan por que les des rápido”.
• “A la mujer casada le asienta el ojo morado”.
• “ ‘Carajo, te saco la mierda’, generalmente lo dicen y hacen mareados, te
compara con otra mujer”.
Los niños y las niñas afirman que casi siempre hay casos de violencia psicológica, que los
padres cuando discuten se insultan, se dicen cosas muy duras:
• “Le bota de la casa, le dice que recoja sus cosas y sus ropas y que se vaya, pero mi
madre a veces se resiste a irse de la casa y le dice: ‘Tú siempre me botas, porque
te comportas así y mi padre no hace caso; y sigue haciendo bulla”.
• “Muchas veces también el padre le amenaza de muerte a la madre”.
• “Los padres y las madres no se apoyan, no se entienden, por ejemplo, cuando los
hijos les piden a sus padres que le compren un cuaderno ambos padres empiezan a
pelear diciéndose entre ambos que por qué no compras tú acaso solo yo voy a ver
la educación de mis hijos”.
Las mujeres víctimas de violencia opinan que le tienen mucho miedo al esposo o
conviviente, hacen las cosas a su gusto para que no las traten mal, procuran llegar rápido si
salen. Están en permanente estado de alerta, lo cual perjudica notablemente su salud
mental. Las mujeres condenan estos actos, están concientes del daño que les causan, pero
no se atreven a denunciarlo por temor al “qué dirán”, además porque en las comisarías no
les hacen caso diciéndoles “¿de eso te quejas?”:
“Hay señoras que salen a la calle a hacer sus respectivas compras y están con el
temor de llegar tarde, con recelo de conversar con alguien, eso no es respeto”.
Violencia sexual
a) Contra niños(as)
Según los datos de la Línea de Base del Programa de Lucha Integral contra la Violencia
Familiar y Sexual en Ayacucho, se ha encontrado un 3.7% de casos en los que se reporta
violencia sexual contra los menores.
Zona rural
Las personas de las zonas rurales opinan que en sus comunidades se han incrementado los
casos de violencia sexual contra niñas y niños. Así mismo la gran mayoría reconoce que la
violación sexual es un delito y, por lo tanto, debe ser denunciado. Pero de manera
contradictoria son pocos los casos que llegan a denunciarse, y de estos son menos los que
terminan con sentencia. Esto se debe a la poca confianza que le tienen al aparato judicial
sumado a las carencias económicas:
• “Anteriormente cuando éramos niñas, tranquilas caminamos solas por las calles,
no se escuchaba con frecuencia una violación sexual; actualmente la violación es
frecuente, desde las adolescentes hasta las personas adultas”.
• “Anteriormente era tranquila la casa, caminamos tranquilas, no se escuchaba
nada de estos temas”.
La mayoría de niños(as), adolescentes y adultos opinan que son los hombres los principales
violadores. Estos son llamados “enfermos mentales”, “débiles”, así también asocian los
casos de violencia sexual con el consumo de alcohol.
Algo muy importante es que los hombres adultos manifestaron que existen factores de
riesgo en el hogar que pueden desencadenar situaciones de violencia sexual: la precariedad
de sus condiciones materiales, por eso tienen que vivir hacinados, tienen que dormir todos
en un solo pellejo o en la unión de pellejos. Esto es un factor de riesgo para las niñas y los
niños.
En el siguiente cuadro podemos observar que tanto adolescentes como adultos, de las
zonas urbanas y rurales, perciben que son los desconocidos los que violan. Reconocen
también como violadores a los familiares cercanos, en el caso de los adultos en las zonas
urbanas.
VIOLENCIA SEXUAL: ¿Quiénes son los
principales violadores?
A
D 68.4
O RURAL 23.7
L
E 7.9
S
C
E 59.4
N 31.3
URBANO
T
E 9.4 desconocidos
S
familiares cercanos
54.5 los padres
A RURAL 34.1
D 11.4
U
L
T
41.2
O
S URBANO 47.1
11.8
Su percepción acerca de dónde se producen los abusos sexuales contra niñas y niños.
El cuadro nos muestra que la mayoría de los encuestados adolescentes hombres y mujeres
(63.6% zona urbana y 68.1% zona rural) piensan que es en la comunidad el lugar donde se
producen los actos de violencia sexual. El que le sigue en cifras es la casa con un 30.3%.
Finalmente, un dato que debiéramos tomar en cuenta es que las violaciones también se dan
en los colegios (6.1%).
En el caso de los adultos de las zonas urbanas hay un reconocimiento de que es la casa el
lugar donde se dan mayormente las violaciones (43.64%), seguido de la comunidad con un
30.9% y un considerable porcentaje 25.45% que se da en los colegios. Esta diferencia es
sumamente importante ya que nos hace ver que en las zonas urbanas sí perciben
claramente que es en los hogares donde se dan estos delitos, es decir, están pendientes de
ello.
VIOLENCIA SEXUAL
A 10.64
D 57.45
RURAL
U 31.91
L
T
O 25.45
S URBANO 30.91
43.64 EN EL COLEGIO
A EN LA COMUNIDAD
D
O 10.3 EN LA CASA
L RURAL 71.8
E 17.9
S
C
E 6.1
N URBANO 63.6
T 30.3
E
S
Respecto de quién debe ejercer la justicia en casos de violación sexual, encontramos que
hay una preocupante percepción del sector justicia, ellos concuerdan cuando la mayoría
manifiesta que no creen en el ejercicio de la justicia y menos aún para la “gente pobre”,
como ellos mismo dicen, en los sectores rurales y urbanos y entre adolescentes y adultos.
Respecto de las autoridades comunales hay una percepción más positiva, tanto en las zonas
rurales como urbanas, aunque no se indagó a quiénes consideran autoridades comunales en
las zonas urbanas. Podrían estar encubriendo el ejercicio de la justicia que practican ellos
mismos. La policía sí está considerada entre las instituciones que deben ejercer la justicia,
por lo menos estas respuestas empiezan a mostrar que habría cambios frente a una
percepción valorativa más positiva que en otros estudios realizados.
VIOLENCIA SEXUAL
¿Quién debe ejercer la justicia en estos casos?
0.0 Ministerio de
9.6
A RURAL 11.5 justicia
D 32.7
U 0.0
46.2
L Los propios
T 0.0 padres
O 14.8
S URBANO 14.8
31.5
0.0 Los
38.9
gobernadores/
A tenientes
D 0.0
O
14.0 gobernadores
RURAL 18.6 Las autoridades
L 20.9 comunales
E 0.0
46.5
S
C 0.0 La iglesia
E 16.2
N URBANO 8.0
29.7
T 0.0
E 45.9
La policia
S
En cuanto a las sanciones que deben recibir los agresores tenemos que la cadena perpetua
es reclamada tanto en las zonas urbanas como las rurales, y por los adolescentes y los
adultos, pero en porcentajes mayores en las zonas rurales, así también es importante
destacar el reclamo de la pena de muerte. Las posibilidades de aplicar la “ley del Talión” y
del “ojo por ojo” es irrelevante por los porcentajes reducidos mostrados en la respuesta “a
que le hagan lo mismo” y “la castración”. Por otro lado, aquí podríamos encontrar también
un nivel de confianza o podríamos llamar esperanza de que la justicia sea ejercida por el
sector correspondiente.
VIOLENCIA SEXUAL
66.70%
5.60%
RURAL
25.00%
ADULTOS
2.80%
QUE SANCIONES DEBEN
RECIBIR LOS VIOLADORES
48.80% La Cadena perpetua
2.30%
URBANO QUE SANCIONES DEBEN
37.20%
RECIBIR LOS VIOLADORES
11.60%
Que le hagan lo mismo
QUE SANCIONES DEBEN
64.10% RECIBIR LOS VIOLADORES
ADOLESCENTES
RURAL
5.10% La Pena de muerte
25.60%
5.10% QUE SANCIONES DEBEN
RECIBIR LOS VIOLADORES
La castración
51.50%
3.00%
URBANO
36.40%
9.10%
En las zonas urbanas también manifiestan que el incremento de la violación sexual contra
las niñas y los niños, se debe a que los medios de comunicación, principalmente la
televisión y el Internet, son los que influyen negativamente en la juventud, pues los
incentiva a iniciarse en su vida sexual a temprana edad y como no tienen pareja recurren a
la violación. Otras de las causas que manifiestan son la drogadicción, el consumo de
alcohol y la ociosidad:
Así mismo los hombres adultos manifiestan que son los adolescentes quienes más actos de
violación cometen: “pandilleros”, “fiesteros”, “drogadictos”. Afirman que cometen esos
actos porque le han perdido el miedo al padre, ya no lo respetan. Por eso, dicen, es
necesaria la mano dura con los hijos desde muy pequeños, sino de grandes se “tuercen”:
Del mismo modo, tanto hombres como mujeres de los segmentos de estudio definen como
“enfermos mentales”, “débiles mentales” a las personas que cometen estos actos, los
asocian con traumas. Manifiestan que una personal normal, de bien no puede cometer esos
actos:
“El hombre está enfermo, por eso se trauma, violan a niños de 8 años”.
“Enfermos, hay hombres que les gustan chibolitas y van a sus colegios ha
esperarle, enfermos mentales”.
Según los datos de la Línea de Base del Programa de Lucha Integral contra la Violencia
Familiar y Sexual en Ayacucho, en el nivel de prevalencia de la violencia sexual contra
mujeres de 15 a 60 años, un 28.5% de ellas ha admitido ser forzadas por sus parejas para
tener relaciones sexuales sin que ellas lo deseen. La violencia sexual contra las parejas es
muy común, tanto en las zonas urbanas como rurales.
Muchas mujeres son obligas a tener relaciones sexuales contra su voluntad: las desnudan,
no respetan su intimidad, las obligan a mostrar sus genitales. La mayoría de casos de
violencia sexual se da cuando el marido está borracho. Nuevamente se da una asociación
muy fuerte entre la violencia física, la psicológica y la sexual, y el hecho de que la pareja
esté ebria:
• “En la comunidad las mujeres me comentan un dolor de cabeza, de todo le hacen
el cuerpo de su esposa, le dicen que quieren ver su cuerpo, temen denunciar a las
autoridades que le hagan publico su caso; le dice, yo soy tu esposo y tengo que ver
tu cuerpo, a la fuerza le habría sus piernas y le decía esto era así, la humilla, le
dice tú eres mi mujer y tengo que verte, a la fuerza le utilizaba sexualmente”.
• “El señor, cada vez que llegaba a la casa y borracho, la desnudaba totalmente y le
hacía agarrar un palo y le hacia desfilar, él se sentaba y ella desfilaba delante de
él, era la misma tortura de siempre, no sabía qué hacer, un día avisó a algunas
amistades y luego de hacer todo eso se quedó dormido. Cuando se quedó dormido,
le habían aconsejado, y le habían golpeado al hombre, y así se repetía todas las
veces, amanecía adolorido todas las veces”.
Antes no se denunciaban estos actos porque las mujeres dependían, en todos los aspectos,
de sus parejas, además porque no existían programas que garantizaran a la población la
condena del agresor:
• “Porque no había centros de atención para este caso, DEMUNAS, Defensoría de
Pueblo, solo existían guardias y el gobernador, recibían su plata y no hacían nada,
ahora las mujeres organizadas nos defendemos, antes no había club de madres”.
• “Porque dependía del hombre, le aconsejábamos, pero ella decía que solo es un
rumor y es mentira”.
• “Hay un caso de una mujer que denunció ante las autoridades por violación
sexual, y le respondió que es su pareja, y así la gente se entera que ha denunciado
a su esposo de violación sexual y se ríen de su caso”.
Las violaciones sexuales contra las mujeres perpetradas por el esposo difícilmente pueden
ser denunciadas, ya que, por una parte, las autoridades no generan confianza y, por la otra,
es el temor al “qué dirán” y a su pareja:
Todas las mujeres adultas se manifestaron en contra del maltrato ejercido contra
ellas y su pares; sin embargo, un buen porcentaje de ellas lo justifica como
consecuencia del consumo de alcohol, porque es el padre de sus hijos y porque no
cuentan con independencia económica. Esta situación hace que soporten años de
maltrato y vejación.
Las niñas y los niños, principalmente en las zonas rurales y peri-urbanas, son
percibidos por ambos padres como inferiores, minusválidos mentales, y se les
desconocen sus derechos. Son sometidos a tratos crueles con consecuencias graves
para su salud física y mental, muchas veces poniendo en riesgo hasta sus vidas.
Asimismo la frecuencia del maltrato es alarmante, varias veces al día; son las niñas
las principales víctimas y no sólo de parte de la madre o el padre, sino que se
suman los hermanos(as) mayores y los tíos.
Las madres son percibidas por las niñas como la principal agresora, pero los padres
son percibidos como los malos. Esto se puede deber a que las madres, por su rol
doméstico, están las veinticuatro horas al día a cargo de ellas y es por eso que la
frecuencia del maltrato es mayor. Además tenemos que tener en cuenta la salud
mental de las madres producto de los permanentes maltratos ejercidos por su
pareja, haciendo que descargue su impotencia con la parte más débil y vulnerable
de la familia: las niñas y niños, pero principalmente las niñas.
Este clima familiar inadecuado donde prima la violencia hace que los adolescentes
a muy temprana edad formen familia como una forma de huir de sus hogares. De
este modo se genera una mayor agudización de sus problemas, ya que tienen que
asumir su nuevo rol de madres o padres. Esta situación es más crítica para las
mujeres porque son ellas quienes finalmente se hacen cargo de los hijos.
Otra de las cosas que nos dan muestra de una grave afectación en la salud mental,
es que los niños, principalmente de las zonas rurales y peri-rurales, esperan tener
más años y ser fuertes para poder pararle los golpes al padre. “Sí, antes les pegaba
mucho, desde que han crecido mis hijos ya le han parado, por eso ya no les golpea,
ya le tiene temor a mi hijo varón”, “por que le pegas a mi mamá conmigo te vas a
ver, de hombre a hombre, así le dice mi hijo”. Es por ello que la frecuencia del
maltrato, al menos el físico, en los adolescentes es menor que en el caso de los
niños, esto se puede deber a que los padres tienen temor a ser respondidos.
En cuanto a la violación sexual contra las mujeres, pese a ser percibida como un
delito, no se atreven aún a denunciarlo. Esto se debe a que en las comisarías se da
la doble victimización, subestimando su denuncia. Asimismo sienten que no hay
programas que garanticen una atención adecuada y si los hay, no les tienen
suficiente confianza, tampoco a los operadores públicos. Así también otra de las
situaciones que impide la denuncia de casos de violencia sexual es el “qué dirán”.
La cultura andina les da mucho peso a las opiniones de los demás y, por no ser
centro de comentarios mal intencionados y objeto de burlas de los hombres, siguen
tolerando esta situación.
Los casi 20 años de conflicto armado en nuestro país, donde las zonas alto andinas fueron
los escenarios centrales, dejó entre sus más graves secuelas la institucionalización de la
fuerza. Esta se evidencia en todas las esferas del desarrollo humano, pero se hace más
evidente en el seno de la familia; es dirigida principalmente contra los grupos más
vulnerables, como las mujeres, las niñas y los niños. Esta violencia se constituye en un
atentado contra el derecho a la vida, a la seguridad, a la libertad, a la dignidad y a la
integridad física y psíquica de la víctima y todo ello supone, por lo tanto, un obstáculo para
el desarrollo de una sociedad democrática.
Si bien la violencia familiar no es producto exclusivo del conflicto armado, sino una
tragedia que ha estado siempre presente en muchas familias y que se asienta sobre patrones
históricos de violencia y discriminación, presentes en nuestra sociedad. Esta se ve agravada
cuando, después del conflicto, las expresiones de este tipo tienden a incrementarse,
agudizarse en su crueldad y, al mismo tiempo, a silenciarse bajo el supuesto de que es un
“problema privado”; de que las víctimas lo “provocaron”, “...alguna razón tendrán los
varones para que las hayan golpeado“, o lo que es peor “...ellos hacen eso porque están
traumados por lo que vivieron en los tiempos de violencia”9. En este caso particular tiene
como factores causales: las experiencias traumáticas, los duelos inconclusos, el deterioro
de la salud mental y la precarización de las condiciones de vida material.
Antes del conflicto armado, los procesos de socialización y de formación se dieron en
contextos de violencia y autoritarismo, pero con la existencia de reglas comunitarias claras.
La violencia sexual era admitida al interior de la pareja, no era considerada un delito, el
sentido de propiedad sobre el cuerpo de la mujer no era en ningún momento cuestionado.
Se consideraba condenable si se perpetraba por terceros externos, en estos casos existían
sanciones drásticas, acerca de esto refieren que:
Para sancionar los casos de violencia familiar existía la intervención de allegados con
autoridad como la madrina, el padrino o las personas mayores. Estos mediaban para
solucionar los conflictos al interior de las familias, aunque siempre a favor del hombre,
responsabilizando y recomendando a la esposa que habría que atender bien al esposo para
que este no tenga ninguna razón de golpearla. Luego de 20 años de conflicto en que las
poblaciones tuvieron que vivir los horrores de la guerra, descritos en el informe de la
Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Esta violencia, tanto familiar, social como
sexual, se masifica. Las mujeres plantean como causal el trauma no procesado, el
acercamiento y la interculturalidad entre campo y ciudad, que han dejado “malas
costumbres”.
En las mujeres se han producido cambios, ellas mismas dicen que antes nadie se atrevía a
siquiera contarlo —solo a las personas más allegadas, a los que podían intervenir en el
problema— y manifiestan que ahora saben sus derechos. Se dice que los hombres se han
9
Expresiones que la población y las propias mujeres dan acerca de a la violencia que sufren las mujeres.
vuelto “como locos” y que han aprendido lo que han visto de las FF.AA. y de las Fuerzas
Policiales, Sendero y los CAD, ya que ellos violaron abiertamente y no pasó nada. Esto
indica que existe un deterioro de la salud mental de las comunidades.
Como secuelas centrales referidas al campo de las relaciones familiares, podemos argüir el
colapso de las comunidades y familias, en las cuales antes de la guerra existía un orden
patriarcal. Allí ciertamente había patrones autoritarios, pero también normas comunitarias
que actuaban como reguladores. El “mito” funcionaba como regulador. La peculiaridad del
conflicto es que se quiebran las estructuras comunitarias y familiares, luego del colapso no
existe reconstrucción y se descompone el mundo andino. Existe una asociación muy fuerte
respecto del trauma, que aparentemente no se evidencia en las personas que sufrieron
directamente el conflicto armado, sino que por mecanismos de transferencia terminan
desarrollándose en los hijos. De allí que la aparición y extensión de las pandillas es
atribuida a una secuela de guerra, agravado seguramente por razones de pobreza
estructural.
ADOLESCENTES
¿Cómo influyo la violencia política en la
violencia social?
31.90%
29.70%
21.30%
17.20% URBANO
14.90%
RURAL
1.60%
No Influyo
Aumenten los
las pandillas
alcoholismos
Aparezcan
y libertinaje
juveniles
casos de
Los adultos, tanto de la zona urbana como rural, coinciden también con los adolescentes en
que el aumento del alcoholismo y el libertinaje con 34.7% y 29.7% respectivamente.
Asimismo, perciben que la aparición de las pandillas tiene que ver con las secuelas de la
violencia política. Aquí también es notoria la ausencia, en este caso total de la población
urbana respecto de que este fenómeno social no influyó y son pocos los adultos de las
zonas rurales que sí reconocen su influencia. Acá podemos asociar que esos bajos
porcentajes se deben a que muchos no quieren retomar esos temas.
34.70%
29.70%
26.40% 25.00%
23.40%
20.30% Urbano
Rural
3.10%
0.00%
“En Huanta, por ejemplo, nos ha dejado un trauma, tenemos miedo, los hijos han
quedado traumados y por ello hay el pandillaje, escogieron ese espacio
…pensando que es bueno y nace como una semilla y se ha quedado, ahora los hijos
cuando no hay castigo se van a ese grupo, desertan de sus padres, …hay malos
amigos le llevan a robar, pegar a la gente, entre muchachos pegar, tomar alcohol,
fumar, es ese trauma que ha quedado. Desde el vientre de la madre, desde la
sangre ha afectado a nuestros hijos para que ahora se rebelen contra los padres”,
“…para mantenerse despiertos y no dejarse ganarse por el sueño, nos
refugiábamos en el consumo de coca y el traguito”. “Para estar vigilante se
pasaba tomando su traguito y su hojita de coca, chacchar coca para tener
valor…amanecíamos, a causa de ello se ha vuelto vicio”.
Destacan como secuelas del conflicto armado los daños físicos, la pérdida de sus seres
queridos, a los cuales aún no los ubican y mientras esto no suceda “siempre quedará la
esperanza”, dicen. Además perciben que hay una afectación en sus sentimientos, reconocen
que hay rencor, tristeza y esperanza, sentimientos que se confunden y que
permanentemente lo tienen:
• “No, no ha afectado en la relación de pareja, simplemente ha sido un mal físico,
dolor espiritual por la pérdida de sus hijos”.
• “La época de violencia política ha dejado efectos en la familia que ha sufrido la
muerte de sus seres queridos, unos sufren del corazón y otros por tanto llorar ya no
pueden ver, por la tristezas permanentes se han enfermado, probablemente por ese
motivo son traumados y cuando beben licor se marean, son atrevidos”.
• “Las secuelas de la violencia política han dejado tristeza en sus familias, viven con
esperanza de volver a encontrarlos, la familia ha quedado con dolor, es un dolor
en la mente, y el rencor que tienen contra los delincuentes, contra los militares,
ellos son los que han matado más”.
Por otro lado reconocen que sus emociones y sentimientos tienden a polarizarse, o son
extremadamente cariñosos(as) o rabiosos(as) y eso es reconocido como un indicador de la
afectación de su salud mental:
• “Psicológicamente los hijos ya están mal, influye en el carácter, igual los adultos.
Esa violencia ha hecho que sean más cultos o más rabiosos, más rebeldes o más
cariñosos, …como que se extreman las cosas”.
La mayoría de familias, tanto de las zonas urbanas como rurales, son nucleares. El
estado civil que más predomina es el casado(a), pero la situación de convivencia es
mayor en las zonas rurales (44.4%).
Otra de las tendencias que viene en aumento, principalmente en las zonas urbanas y
rurales, es el caso las madres adolescentes solteras, las que por esta situación tienen
deteriorada su salud mental y física. Muchas de estas adolescentes, principalmente
de las zonas rurales y peri-rurales, han sido víctimas pasivas de maltrato y buscan, a
través de la pareja, salir de esa situación.
En las zonas rurales la crianza de los hijos(as) está basada en la desigualdad y uso
del poder del adulto sobre los niños(as), quienes son vistos como inferiores y
carentes de derechos. Por ello la intolerancia, la agresividad y el descuido son la
regla en la forma de relacionarse con los niños y niñas. En conclusión, están
primando patrones violentos de crianza, principalmente contra las niñas pequeñas,
lo cual va en desmedro de su salud física y mental, constituyéndose en un factor de
riesgo.
En cambio, en las zonas urbanas el maltrato físico hacia las niñas y niños es menos
recurrente, pero no por eso inexistente. Esto se debe a que los padres comienzan a
incorporar nuevas formas de disciplina como la prohibición de lo que más les gusta
a su hijos(as). Para este proceso de cambio juegan un rol protagónico los niños, ya
que a partir del conocimiento e internalización de sus derechos comienzan a exigir
buen trato.
Los padres tienen temor de maltratar físicamente a sus hijos adolescentes porque
les pueden responder de igual forma. Por eso la frecuencia del maltrato físico en los
adolescentes es poca. Con ellos se ejerce más el maltrato psicológico, haciéndolos
sentir una carga para la familia y empujándolos a su independización. Esta
situación está relacionada con el incremento de madres y padres adolescentes, las
pandillas juveniles, el consumo de alcohol y drogas, entre otros problemas propios
de la juventud.
Otra de las manifestaciones del predominio y del poder del hombre sobre la mujer y
los hijos(as) es la toma y ejecución de las decisiones. Son ellos los que toman las
decisiones más importantes tales como la compra y venta de terrenos, la compra y
venta de ganado, entre otros similares. A pesar de que la mujer puede opinar, esta
no determina la decisión final. El campo principal de toma de decisiones de las
mujeres son las tareas domésticas, la alimentación, el almacenamiento de víveres,
la venta de productos de panllevar y de animales menores, entre otros de igual
dimensión.
Las poblaciones rurales y urbanas parten del supuesto de superioridad del hombre
sobre la mujer, y sobre ello es que estructuran su familia y su vida comunal. Estos
supuestos, implícitos y explícitos, definen una jerarquía en el sistema de las
relaciones familiares. Están convencidos de que los hombres son más inteligentes
que las mujeres, tienen mayor capacidad y, por ello, deben de asumir la conducción
de la familia y la sociedad. Como producto de esta “naturaleza superior”,
culturalmente aceptada, someten a los demás miembros de la familia.
La práctica del castigo a través del látigo o chicote está generalizado, es aceptado
socialmente como un auxiliar en la educación de los hijos(as), lo que se amplía
muchas veces a las mujeres, por tener la categoría de inferiores. En general, la
aceptación del uso de castigos físicos como método educativo parte de la creencia
errónea de que si se los corrige a golpes desde niños crecerán más derechos y serán
personas de bien. En la práctica el maltrato se ha instituido como “natural”,
“preventivo” y “educador”, y por lo tanto no es sancionado socialmente, sino, por
el contrario, es valorado.
Una de las creencias que está muy arraigada en la cultura andina es la asociación
inmediata que hacen entre consumo de alcohol y violencia familiar con el fin de
justificar esta última. Los hombres manifiestan que, cuando una persona está
alcoholizada, no es responsable de sus actos, no se da cuenta de lo que hace. Esta
creencia de que el alcohol es el responsable de las acciones violentas es muy
común, y lo perciben tanto mujeres como hombres de todas las edades, con mayor
énfasis los adultos y ancianos.
Otra de las creencias que también está muy arraigada en la cultura andina es que los
hombres tienen mayor necesidad sexual que las mujeres y, por lo tanto, se justifica
que busquen otras opciones de satisfacer sus necesidades si su pareja no lo hace. Lo
más peligroso de esta creencia es que está asociada al nivel de tolerancia de las
violaciones sexuales cometidas por el hombre, no sólo a sus parejas, sino también
contra los adolescentes, las niñas y los niños.
La percepción general, tanto en la zona rural como urbana, hacia la violencia física,
psicológica y sexual es de rechazo. Sin embargo, manifiestan que es necesario
corregir a los hijos(as) haciendo uso del chicote. Queremos señalar que la
población ayacuchana hace una clara separación y valoración entre maltrato y
castigo. Manifiestan que el castigo (con el uso del látigo o chicote) es necesario
para formar, educar y prevenir en casos justificados como: sacarse mala nota,
contestar a los padres, faltarles respeto a sus mayores, no cumplir con las tareas
domésticas, salir sin permiso o hasta tarde, etc. En cambio, perciben que el maltrato
se da cuando se les pega sin justificación. Muchos de esos motivos, merecedores de
castigo, vistos desde los derechos del niño(a) son formas crueles de maltrato
infantil.
Las mujeres son las principales víctimas de violencia familiar y sexual, por razones
como la desobediencia, no hacer bien las tareas domésticas, entre otras. La mayoría
de los encuestados (en todos los segmentos de edad) tiene una alta tolerancia al
maltrato físico en casos de infidelidad femenina, mas no en la masculina.
Vemos que las mujeres de las zonas urbanas conversan abiertamente sobre los
temas relacionados con su sexualidad. Esto de por sí ya es un avance en la
conquista de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, mientras que en
las zonas rurales, la población aún mantiene recelo de hablarlo en público.
En general, tanto en la zona rural como urbana, perciben como violencia familiar
solo a la violencia física. Por esto, las agresiones verbales, el descuido de los hijos
y la negligencia no son denunciados, a pesar de que el resultado de las encuestas
pruebe todo lo contrario.
Incorporar, en las intervenciones con niños y niñas, técnicas lúdicas que permitan
aflorar sus problemas de maltrato y desatención. Podría ser como una terapia
colectiva lúdica.
Realizar un mapeo de las zonas que presentan mayores índices de violencia familiar
y sexual con el objetivo, no de focalizar, sino de priorizar las intervenciones.
Que en la implementación de los programas y centros pilotos se cuente con
profesionales competentes, que conozcan la cultura andina y que tengan al quechua
como idioma materno.
Que en las instituciones del Estado, encargadas de velar por el respeto de los
derechos humanos, se incorpore mayor cantidad de funcionarios mujeres, ya que
las afectadas manifestaron sentirse más en confianza en el trato con una mujer para
así poderles contar toda la verdad sobre sus problemas familiares.
Historia de vida
MUJER ADULTA - ZONA URBANA
¿Cuál es tu defecto?
No me controlo cuando me pasa algo, ese rato con la alteración me iría de la casa después
me arrepentiría pues eso es el defecto, que tengo al renegar.
¿Tú crees que la muerte de tu hija haya sido por los problemas que han tenido?
Sí creo con las discusiones que ha tenido con sus hermanas y porque cayó en su
adolescencia embarazada y como el chico se desentendió y la gente hablaba creo que esas
fueron las causas.
¿Qué opinas de la violencia contra la mujer y los hijos, está bien que haya violencia?
Creo que con violencia no se arregla nada hoy en día los estudios ayudan y se debe
dialogar.
¿Has reflexionado a cerca de tu vida pasada y estarías dispuesta a separarte si sigue así tu
relación?
No, porque incluso veo que llegan a maltratarse los esposos pero no, yo aún tengo esa
esperanza sobre cualquier cosa que cambie y no me reclame de cosas pasadas y así salvar
mi matrimonio porque con él nos conocimos de adolescentes.
¿Denunciarías a tu esposo?
No lo denunciaría porque es padre de mis hijos pero si sigue así tal ves denunciaría pero no
creo aunque hubo veces que me golpeaba, incluso me pateo en la costilla y así no podía
caminar, se hizo verde, morado, hasta que un día vino a Churcampa y en mi propia casa me
quería pegar, pero lo contesté y desde allí no me golpeaba incluso él no me ayudaba,
incluso yo tomaba la decisión.
Recuerdo de adolescencia
¿Como seguía siendo la adolescencia?
Igual, mi hermano mayor trató de separarla de mi padre, mi mamá aun más se unía a mi
papá y no se separaba. Ella decía, la gente que nos dirá, nos va criticar, nuevamente se unía
con mi papá, ella decía mis hijos, ya voy a tener nietos, qué puedo hacer, ya no puedo
hacer nada, la gente me va criticar, me dirán por qué razón le ha dejado a esta mujer,
seguramente le ha sido infiel por eso le dejó, así me diría la gente, es lo que pensaba mi
mamá, le aguantaba siempre mi mamá.
¿Cómo te maltrata?
Es poco lo que les pasa a otras mujeres, a mí como a su perro me maltrata, me desmaya,
desde la punta de mis pies hasta la punta de mi cabello me deja morada, ¿por qué? Porque
yo asistía a los clubes de madres, me decía, ahí las mujeres sus mañas están comentando,
se están enseñando, por eso se reúnen, me dice. Un día era el cumpleaños de una mamita,
yo fui a comer, no me he mareado, como dos vasos he tomado y, ¡jesús!, para él fue su
vida, solo por eso me ha golpeado, me ha terminado a patadas, en el estómago, me ha
dejado morada, no le he mostrado a nadie, de vergüenza no le he mostrado a nadie.
No comenté a nadie, porque mi esposo tenía problemas, yo me decía, si me quejo le van a
llevar a la cárcel, por temor y vergüenza no me he quejado, el alcalde y demás personas
me decían para denunciarlo, me decían por qué permitía que me maltrate así. No comenté
a nadie, no hice ver mi rostro a nadie, por miedo, temor, no lo denuncié porque temía que
le llevaran a la cárcel y, si se diera el caso, quién le daría de comer, vestir a mis hijos, qué
sería de mi vida, si me dedico a denunciar voy a estar de queja en queja, es para los que
tienen dinero, a mí que me va reparar la justicia. Justicia es para los que tienen dinero, si
voy a dedicarme solo a ello, quién va a dar de comer a mis hijos y a mí.
¿Perdonas a tu pareja del maltrato?
Ahora ya está moderándose, ya tiene más de 40 años, ya es viejo, ahora por sus hijos está
cambiando y trabaja. Además yo ya me estoy rebelando.
¿Decides?
De vez en cuando trabaja, creo tres veces a la semana o solo un día, eso no es dinero.
Yo les alimento a mis hijos con morón y sazonado con huesos y grasa, con lo que alcanza,
pero para el 10.00 soles es como un millón y desea comer buenos platos, me reclama “esto
has cocinado”, haber cuánto cuesta un kilo de carne, no valora nada.
¿Para ti es maltrato?
Aguanto porque me obliga, no tiene temor, se comporta como un perro.
¿Qué recuerda de su vida de niño, cómo era la relación en la familia entre hermanos y
padres?
Bueno, cuando era niño recuerdo mucho que, por ejemplo, no fuimos una familia muy
buena, porque existía violencia de parte de mi padre hacia mi madre en donde nosotros,
niños, aun nos poníamos a llorar y sola mi madre nos protegía de los golpes de mi padre,
aunque había veces en que yo le decía a mi padre por qué te portas así y no me respondía
nada y de esas cosa por gusto a mi madre le agarraba a golpes, entonces era así nuestra
vida no podíamos dirigirle ni una palabra a él. Era un desastre lo que vivíamos porque
incluso para traer agua y leña era bien lejos porque era como 10 cuadras para traer y mi
padre ni eso hacía, más se dedicaba a su vicio que era el trago no si estaba comido o no,
pero allí el feliz sin preocuparse si sus hijos estaban comidos, con ropa o no y golpeaba a
mi madre, y dije cuando sea grande voy a cambiar estas cosas, esta historia y justamente lo
estoy cumpliendo.
¿Cómo era la relación con su familia, en adelante, después de haberse venido de su pueblo
a la edad de 12 años?
Bueno siempre echando de menos a mi familia, más que nada a mi madre porque a mi
padre nada porque él un día se había portado mal con nosotros y por eso yo quedé con
resentimiento hacia mi padre porque incluso me había rebelado contra el como ya lo
mencioné y así me sentía un poco más tranquilo aunque solo y como había decidido
venirme, me vine y ya no había marcha atrás. Yo tenía un primo en aquí (Ayacucho) con
quien empecé a pasar mi vida, nos íbamos para todos los lugares juntos y gracias a Dios
siempre llegue a buenas manos y esas personas siempre me explicaban de la vida y me
enseñaban a hablar castellano porque hasta la edad de 20 años no sabía hablar ni una
palabra de castellano.
¿porque crees que hay violencia y tu crees que son justificadas esas violencia familiares?
Mire, esas violencias sucede porque la esposa o bien el esposo no hacen caso a la pareja o
tal vez los hijos no hacen bien las cosas, entonces de allí empieza la pelea y con los hijos
cuando le tocas se van donde la madre y la madre les defiende como toda madre y de allí
otra pelea de padres, incluso se agraden físicamente y eso crece, así es como se da la
violencia familiar.
¿Qué reflexión haría Ud. respecto de su vida y cómo cree que deben asumir sus problemas
otros varones como Ud.?
Primeramente debemos asumir todos los actos que cometemos todos los varones y
conversar y no evadir de esas responsabilidades porque con el diálogo se resuelven muchos
problemas. En cuanto yo reflexiono de ya no cometer esos errores que cometí antes cuando
había caído en los vicios, en el mal camino y vivir feliz como una familia bien constituida
sin problemas y lo más importante, no abandonar a los hijos nada más diría.
Edad 16 años
Edad 17 años
I. DATOS GENERALES
o Provincia……………………………… Distrito………………………………………………
o Grado de instrucción:
Ninguna ( ) Primaria Incompleta ( ) Primaria Completa ( ) Secundaria incompleta ( )
Secundaria completa ( ) Superior incompleta ( ) Superior completa ( )
Técnico completo ( ) Técnico incompleto ( )
o Ocupación:
Empleado(a) ( ) Agricultor(a)/Ganadero(a) ( ) Comerciante ( ) Desocupado(a) ( )
Casa ( ) Estudiante ( )
o Estado Civil:
Casado(a) ( ) Conviviente ( ) Separado(a) ( ) Soltero(a) ( )
Cuando tus hijos(as) incumplen alguna tarea o se “portan mal”. (Marcar sólo una opción)
Le llamas la atención. 0
No le dices nada. 1
Le llamas la atención, pero si lo vuelve a hacer le pegas. 2
Si la falta es grave, le pegas. 3
Le dices que es un mal hijo(a). 4
Le llamas la atención y lo castigas quitándole lo que más le gusta. 5
¿Qué haces cuando los hijos(as) cumplen con sus deberes? (Marcar sólo una opción)
No le dices nada. 0
Le haces un halago y lo felicitas. 1
Le compras algo como premio. 2
COMUNICACIÓN EN LA FAMILIA
Entre la pareja
SI NO
SI NO
TOMA DE DECISIONES
Los años de la violencia hicieron que: (Marcar las dos principales opciones en cada espacio)
SI NO
Las hijas son más delicadas y los hijos son fuertes por naturaleza. 0 1
Los hijos no corren mucho peligro, por eso pueden salir a la hora que 0 1
quieran.
Las hijas corren mucho peligro y por ello no deben salir solas. 0 1
Hay que educar primero a los hijos hombres porque son los que van a 0 1
mantener su hogar.
Las mujeres serán siempre amas de casa y no necesitan educarse. 0 1
Los golpes a tiempo a los hijos(as) evitan los problemas del futuro. 0 1
Los chicos(as) solo entienden con golpes. 0 1
Los padre tienen derecho a castigar a los hijos. 0 1
SI NO
Las madres son más cariñosas con sus hijos(as), en cambio los hombres 0 1
son más fríos.
Las hijas deben aprender los quehaceres del hogar para que atiendan 0 1
bien a su esposo.
Sólo a las niñas las violan. 0 1
Las niñas y los niños ahora pueden ser violados. 0 1
La honra es lo primero en la familia, por lo tanto a las mujeres que salen 0 1
embarazadas producto de una violación se les debe hacer casar para
salvar su honra.
SI NO
Los jalones de pelo, las patadas, las cachetadas. 0 1
Las quemaduras, los cortes, las roturas de huesos, de nariz o de cabeza. 0 1
Los insultos, los desprecios, las ofensas, los malos tratos. 0 1
Cuando la mujer es obligada a tener sexo oral/anal en contra de voluntad. 0 1
Cuando a la mujer, a pesar de estar enferma, se le obliga a tener relaciones 0 1
sexuales.
Cuando el esposo llega borracho, la golpea y le exige tener relaciones sexuales. 0 1
Cuando la pareja antes, durante o después del acto sexual la insulta o golpea. 0 1
Cuando algún familiar que no es su pareja le toca sus partes genitales. 0 1
Cuando la mujer es violada por el suegro o el cuñado. 0 1
Cuando la mujer es obligada por los padres a casarse con alguien que no quiere. 0 1
Cuando un niño o niña ha sido tocad(a) en sus partes íntimas por el padre. 0 1
Cuando un niño o una niña ha sido violado por el padre. 0 1
Cuando un niño o niña ha sido violado por el tío u otro familiar cercano. 0 1
Cuando un niño o niña ha sido violado por un desconocido. 0 1
No dejar dinero para dar de comer a los hijos(as). 0 1
No cuidar a los hijos, hijas y dejar que se quemen, se caigan o se pierdan. 0 1
Dejar que se lleven a las niñas para que trabajen en casa. 0 1
Regalar a los hijos a algún familiar o conocido. 0 1
Darles a los hijos de latigazos o chicotazos cuando se portan mal. 0 1
Insultar o despreciar a los hijos o hijas, haciéndoles sentir que son una carga para 0 1
la familia.
Quemarles la boca o los pies a los hijos o hijas. 0 1
Dejar sin comer a los hijos o hijas. 0 1
Fecha: …………………………………
1.- En Los lugares donde viven, la mayoría de las familias está formada por:
• Papá, mamá e hijos
• Sólo uno de los padres con los hijos
• Papá, mama, hijos, abuelos, tíos, etc.
3.- Según estudios realizados en Ayacucho: “El 80% de las mujeres son maltratadas por sus
parejas”
• ¿Cuáles son las formas más comunes de maltrato hacia la mujer?
• ¿Cuáles creen que serán las razones por las que son maltratadas?
• ¿En qué casos justifican el maltrato hacia las mujeres?
4.- Otro de los datos de estos estudios es que: “El 70% de los niños son golpeados en sus hogares”.
• ¿Cuáles son las formas más comunes de maltrato hacia los niños y las niñas?
• ¿Cuáles creen que serán las razones por las que son maltratadas?
• ¿Quiénes son los que más golpean a los niños y a las niñas?
• ¿En qué casos creen que se justifica el maltrato contra los niños y las niñas?
5.- Otro dato es que en los últimos años se ha incrementado la violencia sexual contra las niñas,
niños y mujeres:
• ¿Esta situación se ha dado siempre, en la misma magnitud?
• ¿Quiénes creen que son las personas que violan? ¿Dónde se produce esta situación?
• Cuando el violador es un familiar cercano (papá, abuelo, hermano, tío, compadre), ¿cómo
se actúa en estos casos?
• En las relaciones de pareja, consideran que puede darse violación sexual, ¿en qué casos?,
¿por qué si? y ¿por qué no?, ¿se denuncian?
6. Cuáles son los principales cambios (problemas) que se han generado a partir de la violencia
política (terrorismo)
• En los hombres
• En las mujeres
• En los jóvenes
• En la familia
• En la comunidad
Guía para los grupos focales con niños, niñas y adolescentes
1. Tipos de Familia
¿En qué casos creen que está bien que el padre le pegue a la madre?
¿En qué casos creen que está bien que el padre les pegue a los hijos?
¿En tu comunidad se han dado casos de violación sexual a niñas o niños?
¿En tu comunidad los hombres amenazan a sus parejas con quitarles a sus hijos si no les
hacen caso?
¿En tu comunidad los hombres golpean a sus parejas hasta dejarlas mal?
¿En tu comunidad los hombres tratan mal y se burlan de las mujeres hasta hacerlas llorar?
¿En tu comunidad los hombres humillan a sus parejas delante de sus hijos?