Meditaciones
Libro I
Libro II
LIBRO III
LIBRO IV
1. El dueño interior, cuando está de acuerdo con la
naturaleza, adopta, respecto a los acontecimientos,
una actitud tal que siempre, y con facilidad, puede
adaptarse a las posibilidades que se le dan. No tiene
predilección por ninguna materia determinada, sino
que se lanza instintivamente ante lo que se le
presenta, con prevención, y convierte en materia
para sí incluso lo que le era obstáculo; como el fuego,
cuando se apropia de los objetos que caen sobre él,
bajo los que una pequeña llama se habría apagado.
Pero un fuego resplandeciente con gran rapidez se
familiariza con lo que se le arroja encima y lo consume
totalmente levantándose a mayor altura con estos
nuevos escombros.
LIBRO V
LIBRO VI
LIBRO VII
26. Cada vez que alguien cometa una falta contra ti,
medita al punto qué concepto del mal o del bien tenía
al cometer dicha falta. Porque, una vez que hayas
examinado eso, tendrás compasión de él y ni te
sorprenderás, ni te irritarás con él. Ya que
comprenderás tú también el mismo concepto del bien
que él, u otro similar. En consecuencia, es preciso
que le perdones. Pero aun si no llegas a compartir su
concepto del bien y del mal, serás más fácilmente
benévolo con su extravío.
38. «No hay que irritarse con las cosas, pues a ellas
nada les importa».
LIBRO VIII
59. Los hombres han nacido los unos para los otros.
Instrúyelos o sopórtalos.
LIBRO IX
LIBRO X
1. ¿Serás algún día, alma mía, buena, sencilla, única,
desnuda, más patente que el cuerpo que te circunda?
¿Probarás algún día la disposición que te incita a
amar y querer? ¿Serás algún día colmada, te hallarás
sin necesidades, sin echar nada de menos, sin
ambicionar nada, ni animado ni inanimado, para
disfrute de tus placeres, sin desear siquiera un plazo
de tiempo en el transcurso del cual prolongues tu
diversión, ni tampoco un lugar, una región, un aire
más apacible, ni una buena armonía entre los
hombres? ¿Te conformarás con tu presente
disposición, estarás satisfecha con todas tus
circunstancias presentes, te convencerás a ti misma
de que todo te va bien y te sobreviene enviado por los
dioses, y asimismo, de que te será favorable todo
cuanto a ellos les es grato y cuanto tienen intención
de conceder para salvaguardar al ser perfecto,
bueno, justo y bello, que todo lo genera, que
contiene, circunda y abarca todo lo que, una vez
disuelto, generará otras cosas semejantes? ¿Serás
tú algún día tal, que puedas convivir como ciudadano,
con los dioses y con los hombres, hasta el extremo
de no hacerles ninguna censura ni ser condenado por
ellos?
LIBRO XI
LIBRO XII