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V Domingo de Cuaresma (C)
que sólo Jesús era capaz de amarla a pesar de su pecado, y por eso permaneció
junto a él, que no había venido a llamar a los justos sino a los pecadores (Mt 9,9).
Tampoco yo te condeno. Vete y, en adelante, no peques más. Con estas
palabras el Señor, como dice san Agustín, “dio sentencia de condenación, pero
contra el pecado, no contra el pecador”. La misericordia divina no declara que el mal
no tiene importancia, que el pecado no es pecado. Lo es. Y su malicia objetiva es
tan grande, aunque se cometa por debilidad, que merece justamente la muerte,
como sentenciaba el libro del Levítico a propósito del adulterio y como afirma san
Pablo a propósito de todo pecado: el salario del pecado es la muerte (Rm 6,23). La
misericordia divina nunca oculta, ni disimula, la verdad. La misericordia divina lo que
hace es conceder tiempo al pecador, para que éste se arrepienta y entregue a Dios
el sacrificio que Él acepta: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias
(Sal 50,19).
Que también cada uno de nosotros, queridos hermanos, sepamos agradecer
al Señor el tiempo que nos da en esta vida, y que lo empleemos para ofrecerle el
sacrificio que Él ama: el de un corazón agradecido, contrito y humillado. Amén.
* * *
“Escribía sobre el suelo el mismo dedo que había escrito la Ley (Ex 31,18). Los
pecadores serán inscritos sobre la tierra y los justos en el cielo, como Jesús dijo a
sus discípulos: Alegraos porque vuestros nombres están escritos en el cielo” (San
Ambrosio).
“Puesto que Cristo te ha rescatado, que la gracia te corrija, mientras que un castigo
hubiera podido golpearte, pero no corregirte” (San Ambrosio).
“De allí marchó Jesús al monte, pero al monte de los Olivos, monte fructuoso, monte
del ungüento, monte del crisma. ¿Dónde era conveniente que enseñase Cristo sino
en el monte de los Olivos? El nombre de Cristo viene de la palabra griega Xrisma,
que es unción en latín. Nos ungió precisamente porque nos habilitó para luchar
contra el diablo” (San Agustín)
Rvdo. D. Fernando Colomer Ferrándiz.