Entre los componentes de las actitudes se encuentran el componente cognitivo, que implican
todos aquellos pensamientos positivos o negativos que se tienen hacia un objeto, derivado
de la evaluación de favorabilidad o desfavorabilidad. El componente afectivo, tiene que ver
con todos aquellos sentimientos positivos o negativos que se tienen hacia un determinado
objeto, ya que el procesamiento de la información se basa principalmente en las claves
afectivas (Olson y Zanna, 1993).
Las actitudes poseen distintos atributos característicos como son: la accesibilidad, que tiene
que ver con la facilidad y velocidad con que las evaluaciones son recuperadas de la
memoria; la fuerza de las actitudes, hace referencia a una fuente de identidad importante,
que es resistente al cambio y ejerce un efecto amplio sobre las percepciones y las conductas
y por último, se encuentra la ambivalencia, que se trata de evaluaciones conflictivas que
pueden tener elementos negativos y positivos al mismo tiempo (Olson y Zanna, 1993).
Las actitudes son medidas a través de técnicas de autoreporte global, como calificaciones
del objeto actitudinal en términos bipolares de positivo o negativo. Actualmente, han surgido
nuevas técnicas de medición tales como la medición de los tiempos de respuesta a un
determinado estímulo, como lo hicieron Bassilli y Fletcher (1991) (Olson y Zanna, 1993).
- Valores y Actitudes:
Los valores generalmente responden a un estándar evaluativo de orden superior que hace
referencia a los posibles medios deseables y fines de acción (Rokeach, 1973; c.p. Olson y
Zanna, 1993). Por esto, los valores se consideran como determinantes potenciales de
preferencias y actitudes, ya que los valores pueden predecir las determinadas actitudes que se
pueden tomar hacia un objeto actitudinal (Kristiansen y Matheson, 1990; c.p. Olson y Zanna,
1993).
Varias de las formas por las cuales se forman las actitudes, mediante una cristalización
posterior al proceso evaluativo, son: la expectativa de interactuar con el objeto actitudinal,
ser interrogado en relación a las actitudes y tener conocimientos sobre un determinado
tópico o tema. Actualmente, se ha propuesto que la exposición repetida a un estímulo puede
resultar en un incremento en las evaluaciones positivas del objeto actitudinal, el
condicionamiento y una posible herencia de las actitudes (Olson y Zanna, 1993).
- Actitudes y conductas:
Se supone que la actitud afecta la conducta. Varios investigadores siguen trabajando por tratar
de aclarar las condiciones en las cuales se aumenta o reduce la consistencia entre actitud y
conducta (Olson y Zanna, 1993). Existen diversas teorías que postulan explicaciones a esta
relación actitud-conducta, como por ejemplo la Teoría de la Acción Razonada de Ajzen y
Fishbein (1975): en resumen, los autores proponen que las actitudes y las normas subjetivas
se combinan a manera de poder determinar las intenciones conductuales, las cuales a su vez
son causantes de la conducta intencional (Olson y Zanna, 1993). Otros modelos son el MODE
de Fazio (1990) y la Teoría de la Acción Planeada, propuesta por Ajzen (1985) y el Modelo
Compuesto de Eagly y Chaiken (s.f.).
Las conductas ejercen diversos efectos sobre las actitudes, para explicar la influencia de ésta
sobre las actitudes se han propuesto dos teorías importantes: la Teoría de la Autopercepción y
la Disonancia. La teoría de la autopercepción (Bem, 1972; c.p. Olson y Zanna, 1993) propone
que cuando los estados internos como las actitudes y las emociones están debilitados o son
ambiguos, los individuos suelen inferir estos estados a partir del conocimiento de su conducta
manifiesta y de las circunstancias en las cuales ocurre la conducta (Olson y Zanna, 1993). Por
otro lado, la disonancia (Scher y Cooper, 1992) la disonancia se activa en el caso en que los
individuos se sienten responsables por las consecuencias aversivas o negativas de su
conducta, si la conducta que es el agente de generar estas consecuencias es consistente o
inconsistente con sus actitudes (Olson y Zanna, 1993).
- Persuasión:
Tanto el MEP como el MHS, proponen que los individuos procesan los mensajes
cuidadosamente cuando están motivados y tienen las capacidades para hacerlo. De acuerdo
a esto, existen distintas rutas de procesamiento: la "ruta central" de la persuasión o
procesamiento sistemático, en la que la fuerza del argumento será un determinante primario
de la persuasión, trayendo como resultado un cambio de actitud que será relativamente
perdurable o estable. Por otro lado, cuando los individuos no tienen las capacidades o no
están motivados para procesar cuidadosamente el mensaje, se deberá intentar persuadir por
medio de la ruta periférica o el procesamiento heurístico a través de claves, heurísticos y
otros procesos que difieren a la consideración de los argumentos del mensaje y éstos
proporcionarán las condiciones para que ocurra la persuasión (Olson y Zanna, 1993).
- Estereotipos y prejuicios:
La actitud guarda una fuerte relación con los estereotipos y prejuicios, ya que estos involucran
creencias sobre evaluaciones y sentimientos hacia grupos de personas u objetos actitudinales.
Los estereotipos se definen como creencias compartidas, acordadas o convencionadas, sobre
un grupo y como creencias de perceptores individuales sobre un grupo determinado o un objeto
actitudinal especifico (Olson y Zanna, 1993). El prejuicio se trata de una evaluación de carácter
desfavorable y de afecto negativo hacia todos los miembros de un grupo. Por esto, se supone
que los prejuicios se desarrollan a partir de estereotipos considerados desfavorables de un
grupo y por lo tanto es posible predecir la conducta discriminatoria hacia sus miembros, siendo
la discriminación el carácter manifiesto o conductual de todos los prejuicios (Olson y Zanna,
1993).
2. Nombre 6 Prejuicios. Seleccione tres de ellos, indique. Para cada una explique: a) Por
qué es un prejuicio. b) Cómo se manifiesta o expresa, cuáles son los sentimientos, los
comportamientos y los conocimientos asociados. c) Cómo cree que se ha formado y
cuáles agentes o procesos permiten mantenerla. e) Cómo puede procurar su reducción.
Los prejuicios pueden ser muy difíciles de erradicar puesto que son el resultado de un acto
cognitivo que permite el ahorro del esfuerzo psicológico, que va dejando espacios libres
para el procesamiento de la información y es aquí donde se sitúan los prejuicios, que
además resultan ser mecanismos de ahorro psicológico bastante funcionales y adaptativos
(Baron y Byrne, 2005).
Sin embargo, algunos autores como Morera y cols. (2004) proponen que una de las
maneras de reducir el prejuicio es mediante un incremento en la percepción de semejanza
integrupal y la identificación con el endogrupo, proponiendo que las personas con una
mayor identificación con su endogrupo, mostrarán una valoración más positiva de las
distintas situaciones de contacto con los exogrupos semejantes que con los exogrupos
diferentes (Morera y cols, 2004). Para Baron y Byrne (2005) existen otras técnicas para
contrarrestar los efectos del prejuicio: (a) Romper el círculo del prejuicio, (b) establecer
contactos intergrupales directos, (c) la recategorización, (d) las intervenciones cognitivas,
(e) la influencia social y (f) conocer la reacción de las víctimas.
3.1. Racismo:
a) Grupos étnicos
Olson, J., y Zanna, M. (1993). Attitudes and attitude change [version electrónica], Annual
Review of Psychology, 44, 117 -154.