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La música no es una medicina, los resultados de estas investigaciones no quieren decir que un individuo con problemas de aprendizaje, de conducta o capacidades diferentes cambiará su condición si le es recetado tocar un instrumento, la música no actúa independientemente de nuestra actitud y aptitud, no es un antibiótico que nos mejora si queremos o no, los efectos que provoca la música están determinados por el modo en que cada individuo o grupo se expone a ella.
La música no es una medicina, los resultados de estas investigaciones no quieren decir que un individuo con problemas de aprendizaje, de conducta o capacidades diferentes cambiará su condición si le es recetado tocar un instrumento, la música no actúa independientemente de nuestra actitud y aptitud, no es un antibiótico que nos mejora si queremos o no, los efectos que provoca la música están determinados por el modo en que cada individuo o grupo se expone a ella.
La música no es una medicina, los resultados de estas investigaciones no quieren decir que un individuo con problemas de aprendizaje, de conducta o capacidades diferentes cambiará su condición si le es recetado tocar un instrumento, la música no actúa independientemente de nuestra actitud y aptitud, no es un antibiótico que nos mejora si queremos o no, los efectos que provoca la música están determinados por el modo en que cada individuo o grupo se expone a ella.
Antonio Gmez Sotolongo Felizmente, entre tanta noticia infausta, he podido leer en la prensa cotidiana ms de una resea acerca de las investigaciones que prueban cientficamente los efectos beneficiosos que provoca la msica en la especie humana, estudios que se han realizado con gran seriedad profesional durante los ltimos aos en mltiples disciplinas, estn llegando a odos de todos, pero en algunos casos han provocado entusiasmos errados. Un estudio publicado en la revista Sicodidctica, basado en la prctica que realizan los nios del programa Head Start, en Puerto Rico, concluy que el adiestramiento musical puede suponer una diferencia significativa en el desarrollo general de los nios, incluido el mbito del lenguaje; y, Nina Kraus y Bharath Chandrasekaran, afirman, en un estudio publicado en la revista Nature, que tocar un instrumento entrena al cerebro a elegir lo que es importante en un proceso complejo. Es ante afirmaciones como estas que el entusiasmo no debe desbordarse, porque ante todo hay que reconocer las aptitudes y las actitudes de quienes van a tocar un instrumento. Las aptitudes musicales tienen que ver con capacidades innatas, entre ellas la predisposicin para escuchar y discriminar sonidos, memorizarlos y repetirlos; y las actitudes, que tienen que ver con capacidades que se inducen a travs de la educacin familiar, entre ellas la curiosidad y los deseos de aprender. La msica no es una medicina, los resultados de estas investigaciones no quieren decir que un individuo con problemas de aprendizaje, de conducta o capacidades diferentes cambiar su condicin si le es recetado tocar un instrumento, la msica no acta independientemente de nuestra actitud y aptitud, no es un antibitico que nos mejora si queremos o no, los efectos que provoca la msica estn determinados por el modo en que cada individuo o grupo se expone a ella. La msica, incluso una misma obra, puede provocar efectos muy distintos. Un paciente en una sesin de msico terapia, un analfabeto musical, un msico profesional o un melmano crtico reaccionan de maneras muy diferentes ante la misma msica, y todo depende del grado de exposicin que tengan ante ese tipo de msica. Estos diferentes grados de exposicin dependen, por supuesto, de la mayor o menor aprehensin que tenga cada individuo de las leyes estticas que rigen para el arte musical. Es por eso que la llamada msica acadmica -por su alto grado de
complejidad-, y las msicas de culturas diferentes a las nuestras por no formar
parte de la banda sonora de nuestras vidas-, requieren un esfuerzo de cada individuo o grupo para conocer sus reglas, y ser en esa misma medida, de acuerdo al mayor o menor grado de exposicin a estas msicas, que podrn disfrutarla y alcanzar estados de bienestar espiritual cultos y crticos. Alejo Carpentier, en su novela El acoso, nos cuenta los ltimos das en la vida de un perseguido poltico en poca de dictadura. Lo sita en un escondite al que penetran intempestivamente los sonidos de una msica que l describe de manera acrtica, sin conocimientos estticos, en el grado ms bajo de aprehensin; por lo tanto, sus niveles de disfrute y su capacidad para hacer diferentes lecturas de la obra son primitivos, su bienestar espiritual por efectos de esa msica, tal como sucede en la vida real, es muy bajo. Pero como cada novela debe tener un antagonista en este caso esttico-, quien hace sonar esa msica, en un gastado disco de pasta, es un melmano, quien vive muy cerca del escondite del perseguido y trabaja como empleado en el Teatro Auditorio de La Habana. Este personaje es un conocedor crtico y la obra que escucha es la Heroica, de Ludwig van Beethoven, la ha estado repasando porque la Filarmnica volver a tocarla, esta vez dirigida por un nuevo director, y l quiere tenerla fresca en su memoria para poder hacerse un juicio acerca de la interpretacin que escuchar en vivo esa vez. Carpentier hace un paralelo excepcional entre los conocimientos estticos de uno y otro, describe un ejemplo magnfico de los diferentes grados de exposicin ante la msica, nos presenta los efectos que la misma msica puede provocar en individuos con diferentes aptitudes y actitudes. De tal modo, es errado pensar que el solo hecho de escuchar o tocar un instrumento provocar efectos placenteros en nuestro espritu y ejercitar nuestro cerebro como un msculo. Nada de eso, todo depende de la aptitud y la actitud de la persona, de su curiosidad por conocer hasta el ltimo detalle de la obra, conocer la esttica, las pocas, los estilos, distinguir y clasificar los instrumentos, conocer los compositores y las culturas. Esa es la premisa de la que parten todas las investigaciones que prueban cientficamente los efectos beneficiosos que provoca la msica en la especie humana. Santo Domingo, 24.07.15