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Correspondencia

Santiago Vidaurri – Pedro Hinojosa


1855 - 1864

Leticia Martínez Cárdenas


Compilación
Monterrey, N. L., febrero / 2000
Serie: Archivo Santiago Vidaurri
3
GOBERNADOR DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN
Fernando de Jesús Canales Clariond

SECRETARIO GENERAL DE GOBIERNO


José Luis Coindreau García

SUBSECRETARIO DE ATENCIÓN AL CIUDADANO


Jorge Maldonado Montemayor

DIRECTORA DEL ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO


Leticia Martínez Cárdenas

Primera Edición, febrero / 2000


Derechos reservados conforme a la ley
Gobierno de Nuevo León

Archivo General del Estado


Juan I. Ramón y Zaragoza

Correo Electrónico:
agenl@mail.nl.gob.mx

017
M385p
Martínez Cárdenas, Leticia (comp.)
Para Efectos de la Guerra. Correspondencia Santiago
Vidaurri – Pedro Hinojosa 1855 – 1864 / Leticia Martínez
Cárdenas. Compilación. —Monterrey, N.L.: A.G.E.N.L. 2000.
255p. (Serie: Archivo Santiago Vidaurri 3)
ÍNDICE GENERAL

Prólogo………………………...…………. I

Contenido………………………………… 1

Índice Onomástico………………………... 239

Índice Geográfico………………………… 247

Bibliografía………………………………... 253
Originario de Matamoros, Tamaulipas, Pedro Hinojosa
nació en 1820 e ingresó al ejército en 1840. Durante los
primeros dos años se fogueó en la persecución de filibus-
teros texanos que asolaban la región y en la invasión
americana, tomó parte en las acciones de San Antoñito y
en la defensa del puerto de Matamoros.

Siendo comandante militar de Tampico, en 1855, se adhirió


al Plan Restaurador de la Libertad, emitido por Santiago
Vidaurri. A finales de 1856 se sumó al movimiento que
encabezó Eulogio Gautier, para desconocer al gobernador
Juan José de la Garza, por considerar a su administración,
perjudicial para el bien público.

Debido a la presión política del grupo Gautier, De la Garza


renunció dos meses después y para sustituirlo, fue nom-
brado [desde México] el general Tomás Moreno, quien
envió al ya coronel Pedro Hinojosa, a las órdenes del ge-
neral Santiago Vidaurri.

I
A partir de este momento la relación de estos dos persona-
jes se acrecentó hasta convertirse en una franca y leal
amistad que perduró hasta la muerte de Santiago Vidaurri.

Bajo el mando del general Juan Zuazua, Hinojosa fue envia-


do a Zacatecas para hacerse cargo de los batallones Unión y
Tanzahuites. Por sus méritos en campaña, el ministro de
Guerra y Marina, José María García, le confirió en 1859, el
nombramiento de general en jefe de las fuerzas de Zacate-
cas.

Su activa participación durante los conflictivos tres años de


la guerra de Reforma; se vio retribuida por el Presidente
Juárez que le otorgó en 1861, la cartera de Guerra y Mari-
na, pero las intrigas palaciegas pronto dieron fruto y el
cargo que inició el 31 de diciembre terminó el 2 de mayo
de 1862, sustituyéndolo el eterno enemigo de Vidaurri:
Miguel Blanco; como consuelo fue designado gobernador
y comandante militar del 2° distrito del estado de Hidalgo,
desde donde siguió dando parte de todos sus movimien-
tos, al gobernador nuevoleonés.

La influencia política de Vidaurri, se constata en la carta


5328, en la que comenta a Hinojosa que escribirá al señor
Doblado, para que al separarse de Tamaulipas, el se-
ñor Comonfort, le encargue a usted la comandancia del
estado de Tamaulipas, lo que se verificó poco después.

En octubre de 1863, Hinojosa se trasladó al norte de Coa-


huila, con la encomienda de Santiago Vidaurri, de sofocar
la rebelión de los disidentes del rancho de Matamoros, que
como colonos establecidos en Vega de Marrufo, habían
formado una nueva congregación que llamaron Matamo-
ros, en terrenos limítrofes con el estado de Durango, que

II
pertenecientes al terrateniente Leonardo Zuloaga, que a su
favor alegó poseer los títulos de propiedad.

La insurrección tomó tales proporciones que Hinojosa se


vio obligado a pedir la intervención tanto del gobernador
de Durango, José María Patoni, como la del mismo Vidaurri.

Este conflicto que pudo ser arreglado de manera pacífica,


demoró más de cinco meses, ya que poco a poco tomó un
cariz de tinte político.

Para menguar el poder político y militar de Vidaurri y siendo


Hinojosa uno de sus más avezados generales y amigo
personal, fue conminado por el ministro de Guerra y Ma-
rina, Ignacio Suárez Navarro, a retornar a la capital, con el
pretexto de emplearlo como correspondía a sus mereci-
mientos; orden que Hinojosa cuestionó ante Vidaurri ya
que si lo habían mandado a la frontera norte era porque no
tenían voluntad para emplearme ¿no le parece a usted
singular que hoy pretendan emplearme?
José María Patoni, al mismo tiempo que a Vidaurri le ma-
nifestaba su ayuda y apoyo para detener a los disidentes
que pretendieran cruzar los limites a su Estado, se carteaba
con el Presidente Juárez para, de común acuerdo, alargar
el conflicto y mantener a Hinojosa alejado de Vidaurri.
Vidaurri e Hinojosa, tarde se dieron cuenta de la maquina-
ción urdida desde México; la carta de Hinojosa, en febrero
de 1864, es más que elocuente Patoni no ha hecho otra
cosa que engañarnos con mentirosas palabras, sin
que hasta ahora, sus fuerzas sirvan de nada, y la de
Vidaurri Patoni nos engaña y me confirma el conside-
rar que todo el movimiento de los de Matamoros,
viene del Presidente, pues si Jiménez [gente de Patoni]

III
apoya a los bandidos, no lo haría sin la protección de
Patoni, ni éste fallándole la autorización del gobierno.

Ante la inminente llegada del gobierno juarista, Vidaurri


ordenó a Hinojosa regresar de inmediato, pero el mal
tiempo tomó parte en la historia, con el resultado que to-
dos conocemos.

Quiero agradecer a Patricio Milmo y a Gloria Salinas Hinojosa, el


haber facilitado al Archivo General del Estado, la carta que ensegui-
da se transcribe y que muestra el perfil humano de un señor de la
milicia como lo fue el general Pedro Hinojosa.

Carta del general Slaughter, México, July 10 de 1867


Mi estimado amigo:
Antes de recibir ésta, los periódicos informarán a usted de la muerte
de su padre, y de mi buen y firme amigo don Santiago Vidaurri.
Ahora es mi penoso deber informarle sobre los pormenores de este
triste suceso. Cuando entraron los liberales a esta ciudad, el 21 del
pasado, el señor Vidaurri, se determinó buscar refugio, entre tanto
podía salir del país.
En la mañana del día 8 fue descubierto en casa de un americano
llamado Wright, a cuya casa fue llevado por el señor Taylor, quien
usted conoce y conducido a la Diputación. Al instante de saber su
arresto fue a ver al cónsul americano, para procurar su apoyo, con el
fin de conseguir que fuese juzgado siquiera, el cónsul se negó a tomar
parte alguna, entonces fui a buscar al general Hinojosa, y fuimos
ambos a ver al general Díaz, más nuestros ruegos y súplicas para
que fuese juzgado fueron inútiles. En vano le hice ver la crueldad de
poner en práctica la orden dada ya, haciéndole ver que ya la guerra se
acabó, y que por lo mismo debe reinar la clemencia; todo fue inútil,
así es que salimos Hinojosa y yo, y fuimos a ver a nuestro antiguo y
buen amigo, siendo ya la una del día, le encontramos en la iglesia con

IV
algunos amigos fieles. Cuatro centinelas guardaban la puerta. Se
levantó al vernos, para saludarnos con su habitual sonrisa agradable,
y sin estar desconcertado en lo más mínimo, nos abrazó; notando que
de los ojos de Hinojosa caían lágrimas, le puso la mano en su hom-
bro, diciéndole: mi querido Pedro, hace mucho que
conocí que tenía usted un corazón noble.
Le manifestamos nuestra entrevista con Díaz, y la ninguna espe-
ranza que existió. Nos contestó que había sidole entregado una de
la orden para su ejecución para las cuatro de la tarde; dijo que
Wright le había vendido, que le había pedido 5000 cinco
mil pesos, que le había dado algo, que la tarde anterior
sintió que estaba vendido y hubiera salido de la casa, sino temía que
los policías estaban cuidándola, que frecuentemente suplicó a Wright,
para avisarme que deseaba hablarme, que se negó a hacerlo, pretex-
tando que no convenía que yo me presentara en su casa.
Me preguntó si sabía en donde estaba usted, y le dije que en
Brownsville. Le pregunté si deseaba ver a Indalecio, que había ha-
blado con Díaz sobre ésta, quien me dijo que si Indalecio no tenía
empleo efectivo, que no había riesgo para él; después de reflexionar,
me dijo que prefería no ver a Indalecio, y encargó que no supiera
nada, hasta después de su muerte.
Entonces me dijo en donde encontraría el poco dinero que tenía, y me
ordenó darle a Indalecio. Dijo algo sobre que había dado a su esposa,
alguna cosa de igual valor; dijo que su consuelo más grande era su
convicción de que usted cuidará a su querida hija, y me mandó decirle
que sus últimos pensamientos serían para ella. Que pronto estaría
ante el Juez Supremo, que confiaba en su decisión, pero que protes-
taba contra la orden de ser fusilado, sin ser oído que era una
barbaridad que mancharía a su patria.
Estaba completamente tranquilo, sin temer la muerte en lo más
mínimo, nos pidió que asistiéramos a su muerte. Quince minutos
antes de las cuatro, se presentó el padre y nos despedimos de nuestro
buen amigo por la última vez, y se despidió de mí con su sonrisa
acostumbrada Adiós general, hasta luego.
V
Fuera de la Diputación, había mucha gente y un escuadrón de
caballería, nos quedamos afuera, a las cuatro salió con un oficial y
un Padre, tenía un pañuelo blanco amarrado sueltamente sobre los
ojos, entró al coche y se puso en marcha. Cumpliendo con su deseo de
seguir hasta el fin, seguí el coche, le vi bajar, oí la descarga, su alma
voló al cielo.
En una esquina del cementerio de San Pablo, descansan los restos
de su noble padre y amigo, una losa dice Aquí descansan los
restos de don Santiago Vidaurri, antiguo gobernador de
Nuevo León y Coahuila, murió el 8 de julio de 1867,
edad 58.
Eramos cuatro los que le acompañábamos en su último viaje so-
bre esta tierra, con el Padre y asistentes.
Su deseo era, que se lleven sus restos a Monterrey y que él y su
amada esposa, sean removidos a la Mesa, y depositado allí, en una
capilla modesta y sencilla, que se fabricara, en caso que vuelva a
poder de la familia dicha Mesa, y sino, que sea en Monterrey con su
esposa, comprando su terreno con este fin.
He cortado algo de su pelo, con el fin de mandarlo a usted para
su esposa, tan luego como este arreglado el relicario que mande hacer.
Ahora es el deber de usted comunicar esta triste noticia a ella, a
quien fue dados sus últimos pensamientos en este mundo. Que Dios
tenga su alma en su santo guardia.
Su amigo.
James E. Slaughter
P.D. Debo decirle que yo tenía arreglado todo para la salida del
señor Vidaurri, más se resolvió no salir, hasta después que entrara
Juárez.
También que el general Díaz, dice positivamente que no fue de-
nunciado por Wright, ni por ningún americano.
Indalecio está bueno, está en la Enseñanza y espero que estará li-
bre en pocos días, se presentó al saber la muerte de su padre.

VI
Nada sé de Quiroga. Las acusaciones relativas a Taylor son, en
mi concepto falsas.

La vida militar de Hinojosa prosiguió hasta su fallecimien-


to en su natal Matamoros. Fue comandante militar de los
Cantones del norte de Veracruz de 1876-1877; comandante
militar de Chihuahua en 1878 y senador por el estado de
Hidalgo al XII Congreso de la Unión. De 1879 a 1884 tuvo
el mando del Batallón Nacional de Inválidos. Secretario de
Guerra y Marina de 1884-1886.

Actuó en 1896, como Presidente de la Suprema Corte Mili-


tar.

LETICIA MARTÍNEZ CÁRDENAS

VI
I
Para Efectos de la Guerra

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Ciudad Victoria, Tamaulipas agosto 28 de 1855
Muy señor mío y respetable jefe:
Desde mi llegada a esta ciudad he procurado, de acuerdo con la
autoridad política y dando cuenta de mis disposiciones al exce-
lentísimo señor gobernador, expedir las órdenes que he creído
convenientes a todos los comandantes de partidas que transitan
en los pueblos de este Estado, a fin de que guarden una con-
ducta llena de circunspección y de orden, sin dar lugar a que se
repitan las quejas que ya atormentaban demasiado a las autori-
dades. Hasta hoy, creo que mis providencias han surtido buen
efecto, pues no he tenido el sentimiento de que se haya come-
tido ningún desmán y espero que así será en lo de adelante.
Hace algunos días que me dirigí al excelentísimo señor go-
bernador, avisándole mi llegada a ésta y los motivos que me
obligaban a no continuar mi marcha hasta incorporármele, tal
como me lo previno; pero entiendo que su excelencia habrá que-
dado satisfecho con las causales que le expuse, entre las que figura
la escasez de los recursos necesarios que no se me facilitaron,
además de habérseme prevenido por el señor jefe político per-
maneciera en ésta, hasta que el señor gobernador contestara
sobre tal providencia, la cual se le comunicó en el acto.
Al dirigirme al señor gobernador, quise mandarle las notas
que usted me entregó para él y el señor Gautier; pero tuve el
sentimiento de no hacerlo, en razón de que habiéndoselas en-
tregado a mi ayudante don Carlos Govela, este novel oficial las
perdió y no me comunicó tal falta, hasta que se las pedí para
remitirlas. Ya he procedido contra este oficial y suplico a usted
se sirva dispensarme una falta que no ha estado en mi mano
evitar, sirviéndose si lo tuviere a bien, duplicar dichas notas
para que de este modo lleguen a sus destinos.
Espero alcanzar de usted el perdón de esta falta, así como
que imponga las órdenes que guste a su afectísimo atento segu-
ro servidor quien besa su mano. [5230]
Pedro Hinojosa.

1
Leticia Martínez Cárdenas

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Ciudad Victoria, Tamaulipas agosto 30 de 1855
Mi respetable señor y amigo:
Los continuos partes recibidos de las fuerzas que se hallan en
observación de Matamoros, relativos a los movimientos que
han hecho parte de las tropas que lo guarnecen, me han hecho
disponer que marchen a incorporarse con el señor comandante
don Guadalupe García, varias partidas, que harán subir su fuer-
za a más de setecientos hombres, con los que entiendo que les
obligará a entrar en quietud a los vanidosos relumbrones que
obedecen al más bárbaro y déspota de los militares.
Más sin embargo, de todo yo creo que los movimientos eje-
cutados por Woll, son de acuerdo con las fuerzas de San Luis,
para llamar la atención y evitar que se les eche encima toda la
fuerza con que se cuenta en Tamaulipas, porque se expondría a
que se pronunciara la población que está bien dispuesta para
hacerlo.
Otro tanto pienso respecto de Tampico, a pesar de que
Woll, puede tener el proyecto de querer reconcentrar sus tropas
a este último punto, para formar un cuerpo respetable y poder,
dejando cubierta la plaza, salir con una fuerza bastante a expe-
dicionar sobre los pueblos del centro que cree absolutamente
abandonados. Este pensamiento lo puede realizar, montando
muy bien su caballería para que haga una marcha violenta por la
costa y embarcar la infantería y artillería para no exponerla, ni a
ser batida, ni tampoco a que se le disperse.
Para evitar cualquier intentona; es bueno ponerse uno en es-
tado capaz de hacerse respetar, y de poder, en caso dado, pelear
con todas las probabilidades de un buen éxito, para lo cual no
cuento desgraciadamente con los elementos necesarios; pues si
bien hay soldados capaces de todo, no tengo las armas necesa-
rias para ponerlos en estado capaz de presentarse a prestar sus
servicios, ni cuento tampoco con parque, ni pólvora, para cons-
truirlo, todo lo que me hace rogar a usted muy
encarecidamente, nos auxilie con trescientos fusiles de bayoneta

2
Para Efectos de la Guerra

y con el parque o pólvora que sea necesario para quinientos o


seiscientos infantes, pues como digo a usted oficialmente, no
tengo ni el necesario para una hora, obrando sólo con los po-
cos soldados armados de que hasta hoy puedo disponer.
Con el fin de que se le imponga a usted extensamente sobre
el estado que guardan estas fuerzas y lo exhaustos que estamos
de toda clase de recursos, he dispuesto que pase a ésa, el capi-
tán don Tomás Sierra. Yo se lo recomiendo a usted y de nuevo
le suplico nos auxilie con armas y parque, pues soldados tengo
muchos y experimentados ya en la pelea.
Soy de usted con la mayor atención, su afectísimo amigo y
servidor quien besa su mano. [5231]

Pedro Hinojosa.

Señor licenciado don Ignacio Galindo


Ciudad Victoria, Tamaulipas agosto 30 de 1855
Muy señor mío y amigo:
Habiendo recibido varios partes de los movimientos que hace
la fuerza de Matamoros, y encontrándonos faltos de armamen-
to y parque, según verá usted por las notas que dirijo al señor
general en jefe, don Santiago Vidaurri; he dispuesto que pase a
ésa, con objeto de informar largamente a este señor sobre el
estado positivo de estas fuerzas, el capitán don Tomás Sierra,
que pondrá en manos de usted la presente, y a quien me tomo
la libertad de recomendarle con encarecimiento.
También recomiendo a usted, y mucho, que haga cuanto le
sea posible porque nos auxilien con los pertrechos que solicito;
pues carecemos aún de los muy necesarios. Mi recomendado
impondrá a usted de lo importante que es este auxilio, así como
de lo que se aventuraría un hecho de armas, por la falta de los
elementos que pido. Espero pues, que usted hará cuanto esté

3
Leticia Martínez Cárdenas

de su parte para lograrlo y satisfecho de que así será, desde aho-


ra me apresuro a darle las más expresivas gracias como su
afectísimo amigo atento servidor quien besa su mano. [5232]

Pedro Hinojosa.

Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri


Ciudad Victoria, Tamaulipas septiembre dos de 1855
Muy señor mío:
Como manifiesto a usted oficialmente, le adjunto la contesta-
ción dada por el general Carmona, a la nota que por mi
conducto se le dirigió, para que depusiera las armas y entregase
todos los pertrechos que están a su cargo. También le incluyo
copia de la nota oficial que este jefe me dio, en respuesta a la
que le puse, recomendando al extraordinario que condujo el
enunciado pliego y de la carta particular que me dirigió, que
también va en copia, se impondrá usted del buen trato que se le
dio a dicho correo.
También manifiesto a usted oficialmente, que mañana em-
prendo mi marcha con dirección a San Luis Potosí. En esta
ciudad o en cualquiera otra parte, puede usted contar siempre
con un fiel amigo y con un soldado dispuesto a cumplir sus
prudentes y sabias disposiciones.
Supongo que la marcha que se me ordena hacer para el in-
terior, es con objeto de organizar un cuerpo de ejército que
lleve en triunfo, hasta el antiguo palacio de Los Moctezuma, el
sublime principio proclamado por usted. Yo me congratulo al
contarme en el número de los soldados del pueblo, a quien toca
tanta dicha y puede estar usted seguro que me sacrificaré por
hacer respetar a los estados del norte.
Adjunto copia de una carta que me dirigió don Antonio
González, de Altamira y manifiesto a usted que tanto por ésta,
como por lo que algunos amigos me han mandado decir desde

4
Para Efectos de la Guerra

Tampico, todos los ciudadanos de ambos pueblos, están dis-


puestos a contribuir de un modo positivo a que se realice sin
enmienda, el pensamiento de Nuevo León. Según los informes
que se me han dado, la guarnición de Tampico, se compone de
ochocientos hombres, de los que hay enfermos más de ciento.
Usted en vista de todo, podrá desenvolver sus grandes planes
sobre dicho puerto, seguro de que en él tendrá muchos y bue-
nos prosélitos.
Como mi estado en el interior será por bastante tiempo, su-
plico a usted reciba la despedida más afectuosa que puede
dirigirle un verdadero amigo, pues en este lugar desearé que
tenga a su afectísimo atento seguro servidor quien besa su ma-
no. [5233]
Pedro Hinojosa.

Señor don Pedro Hinojosa


Altamira, Tamaulipas agosto 30 de 1855
Mi querido y fino amigo:
He tenido sumo placer al saber se haya usted en ésa y que per-
tenece usted al ejército libertador del señor Vidaurri: el caudillo
a cuyas órdenes milita usted, es el que da y ofrece las mejores
garantías al pobre pueblo mexicano. ¡Quiera Dios que logre
cumplir en toda su plenitud tan sanos designios! Eso de que
venga abajo el ejército y que los militares no tengan parte nin-
guna en nuestra composición social ¡qué bueno! ¡qué bravo!
¡qué excelente!
Como los empleados en el Estado, todos son veracruzanos,
no se les olvide a ustedes echarlos a pasear.
Por mi parte, si en algo puedo valer, puede usted contar y librar
sus órdenes a su adicto amigo seguro servidor quien besa su mano.
Es copia. Antonio González. [5234]
Hinojosa.

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Leticia Martínez Cárdenas

Excelentísimo señor don Antonio de Haro y Tamariz


San Luis Potosí, San Luis Potosí
Santa Anna de Tamaulipas, septiembre seis de 1855
Después de muchos días de luchar con la irresolución o con los
intereses personales del señor general Casanova, y después
también de que por esta causa los acontecimientos que ha he-
cho indispensables la revolución triunfante, no han seguido
aquí el orden que era conveniente y nos han criado algunos
peligros, era consiguiente que llegáramos a encontrarnos en una
mala posición, porque no podríamos considerarnos como parte
de ninguno de los cuerpos que luchan por el establecimiento de
un gobierno legal y nuestro aislamiento nos ocasionaba mil
dificultades.
Esto había sucedido en los últimos días, pero ni mis obser-
vaciones ni la agitación del pueblo, han bastado para decidir al
general a dar el paso único que podría salvarnos, que era se-
cundar el plan de que la persona de vuestra excelencia es la
garantía, y por fin me ha sido preciso obligarlo de la manera
que le informara a vuestra excelencia el señor Manero, a que
deje a esta guarnición en libertad de obrar según le convenga,
supuesto que el señor general estaba ya resuelto desde mucho
antes a separarse del mando.
Estoy muy lejos, excelentísimo señor, de creer que el resul-
tado sea debido a mis esfuerzos, ni hago a vuestra excelencia
esta reseña porque aspire a nada más que lo que soy, porque
conozco mi poca capacidad, muy al contrario le suplico que a la
mayor brevedad mande un jefe de la capacidad y energía que
requieren la dirección de los negocios de este puerto, porque el
señor coronel Mateus, aunque es honrado y de buenos antece-
dentes, quizá no podrá sobreponerse a las circunstancias.
El mismo señor Manero impondrá a vuestra excelencia del
estado que guarda hoy esta plaza y los elementos de defensa
con que podría contar en caso necesario.

6
Para Efectos de la Guerra

Deseo a vuestra excelencia salud y felicidades y me ofrezco a


sus órdenes como su muy adicto seguro servidor quien besa su
mano.

José María D. y Cosío.

Es copia. Tula, Tamaulipas septiembre 12 de 1855. [5235]

Hinojosa.

Señor don Santiago Vidaurri


Tula, Tamaulipas septiembre 12 de 1855
Estimado amigo:
He tenido hoy la satisfacción de interceptar un correo que iba
dirigido a San Luis, como digo a usted en mi comunicación
oficial.
Es en mi concepto, muy digno de notarse que el señor Haro
y Tamariz se haya valido de un jefe de la graduación y circuns-
tancias de Manero, para correo; y sospechando yo, que puede
llevar comunicaciones secretas, instrucciones verbales tal vez,
para ponerse de acuerdo con los señores de San Luis en lo rela-
tivo a auxilios mutuos, movimientos combinados, etcétera; me
pareció muy conveniente asegurarlo y llevarlo en calidad de
detenido hasta Victoria, donde quedará a disposición del señor
Garza, que pronto debe llegar a aquella ciudad.
Adjunto a usted copias de las comunicaciones oficiales y
llamo muy particularmente su atención sobre una carta particu-
lar que el coronel Molina dirige a don Valentín Cruz, pues en
ella, con toda la sencillez de un niño, manifiesta este señor los
verdaderos sentimientos de esta clase de mamíferos no descri-
tos por bufón, que no tienen más patria ni más Dios que su
vientre, a nada aspiran, sino a la bona vita y mamazón.

7
Leticia Martínez Cárdenas

Muy bueno sería que en el periódico de ésa, se publicase ín-


tegra, para que vean los pueblos qué clase de ideas son las que
dominan a la mayor parte de los que los han tiranizado.
Entre las comunicaciones interceptadas va un estado de la
fuerza de Tampico que le remito, también en copia, yendo el
original para el señor Garza.
Con respecto a armas, nos faltan muchas y espero de su
bondad nos remitirá las que pueda.
No me extiendo más por no demorar el correo, quedando
entre tanto como siempre a la orden de usted, como su afectí-
simo y seguro servidor quien besa su mano. [5236]
Pedro Hinojosa.

Señor don Santiago Vidaurri


Tula de Tamaulipas, septiembre 12 de 1855
Estimado amigo:
Ayer, en el momento mismo en que recibí el extraordinario que
usted tuvo a bien ponerme, me vino otro del señor coronel don
Martín Sayas, con una comunicación oficial en que me instaba
con exigencia para que con la mayor brevedad pasase con la
fuerza de mi mando y que si ésta era causa de que demorase un
solo instante, sólo a la Hacienda de Peotillos, donde debía tener
una conferencia con el excelentísimo señor don Juan José de la
Garza, para arreglar con él, ciertas diferencias que no me co-
munica; y como el oficial que vino del correo me aseguró, que
una fuerza de mil doscientos hombres de San Luis, había salido
a atacar las del señor Zuazua, que debían ser auxiliadas por las
del coronel Sayas, me encontré en el mayor conflicto para elegir
el partido que debía adoptar en circunstancias tan críticas.
Yo sabía que a causa de los tratados secretos, que no eran
conocidos de la oficialidad y se creían enteramente opuestos a
lo que el honor y el deber exigían, había cundido una desmora-

8
Para Efectos de la Guerra

lización tan espantosa entre la tropa, que amenazaba seriamente


una completa desorganización, que yo quería evitar aún a costa
de mi sangre.
Tenía también conocimiento de que se me llamaba para que
echase sobre mí la responsabilidad de romper los tratados, que al-
gunos, a pesar de su nulidad y lo contrario que eran a los intereses
más caros del pueblo, no se atrevían a declarar insubsistentes,
por escrúpulos verdaderamente pueriles y deseaban sin embargo,
su ruptura, pues conocían la alta importancia de esta medida.
Se suponía además que por los convenios secretos que repi-
to, eran desconocidos, se había contratado la neutralidad de
Tamaulipas, en la sangrienta lucha que se debía empeñar entre
el pueblo y el ejército. Esto que no dudé, aunque con alguna
festinación, calificar en términos fuertes como es de suponerse,
acabó de inclinar la balanza; y a pesar de las órdenes de usted,
resolví, arrostrando cualesquiera consecuencia que mi determi-
nación me acarrease, marchar haciendo jornadas dobles a
Peotillos, para evitar a toda costa la neutralidad de Tamaulipas,
que tanto me irritaba, porque lo diré de una vez, nos cubría de
infamia y de baldón.
Creí, en una palabra, que Tamaulipas se separaba en un todo
de los principios que ha proclamado la revolución, que nues-
tros hermanos estaban seriamente comprometidos y reclamaban
mi auxilio, que no podía negarles, si no era faltando al honor, y
tomé la determinación de marchar hacia el enemigo, con muy
pocos pertrechos, con muy pocas armas, pues repito, hubiera
preferido sucumbir con la sección de mi mando, a dar lugar a
que nunca se hubiera siquiera sospechado, que podía permane-
cer tranquilo espectador de una lucha en que no éramos tal vez
nosotros los que llevábamos la ventaja.
Mi sacrificio sería inútil, tal vez perjudicial; pero lo era inspi-
rado por sentimientos muy nobles y tenía la íntima convicción
de que usted, aún en caso desgraciado, hubiera atendido a las
terribles circunstancias que me obligaban a tomar una determi-
nación diametralmente opuesta a las órdenes que usted me
informa con tanto seso y con tan exacto conocimiento de las
circunstancias actuales, que yo creía le eran desconocidas.

9
Leticia Martínez Cárdenas

En este sentido escribía yo a usted, cuando a cosa de las


ocho de la noche, me vino otro extraordinario del señor Garza
con la orden de marchar a Ciudad Victoria, donde debe reunir-
se con nosotros dentro de breves días, y entonces, conociendo
ya la situación y los convenios secretos, que con tan negros
colores se me habían pintado, volvió la tranquilidad a mi pecho,
de que todo el día no había gozado; y aún cuando pueden ha-
ber ocurrido sucesos desgraciados por lo que hace a la unión de
los jefes de sección con el señor Garza, no son tan terribles
como yo suponía y sobre todo deben ser exagerados.
Mañana marcharé para Ciudad Victoria a recibirme otra vez
de la comandancia militar, como digo a usted en mi comunicación
oficial, y esperaré las órdenes que tenga a bien comunicarme.
Gracias a Dios han quedado rotos los tratados de San Luis;
y conocida ya la mala fe de los militares, creo que ninguno se
dejará seducir en lo de adelante por sus promesas, sino que sim-
plemente se les notificará la rendición en los términos que usted
ha ordenado en su decreto y ojalá los jefes principales de la
revolución no se separen ni una línea de la conducta de que
usted ha dado ejemplo, que estoy seguro encontrarán siempre
un firme y decidido apoyo entre los pueblos.
Sin más, soy de usted afectísimo seguro servidor quien besa
su mano. [5237]

Pedro Hinojosa.

Excelentísimo señor don Antonio de Haro y Tamariz


Tampico, Tamaulipas septiembre siete de 1855
Muy señor mío de mi mayor respeto:
Por la comunicación oficial que dirijo a vuestra excelencia, y por
la que igualmente le remite el señor comandante militar, se im-
pondrá vuestra excelencia de los acontecimientos de esta ciudad.

10
Para Efectos de la Guerra

Como desde el 25 del pasado, que se pronunció este vecin-


dario y su guarnición, su mente fue secundar el Plan de Ayutla,
se puso desde luego en planta el arancel Ceballos; más como
parece que el excelentísimo señor don Santiago Vidaurri ha
puesto un arancel más modificado que aquel, en las aduanas
que ha mandado plantear en la frontera, convendría bajar un
quince por ciento al arancel Ceballos, o hacer otra modificación
que nos nivele con aquellas aduanas.
Vuestra excelencia no obstante hará en esto lo que considere
más acertado y dará sus órdenes a su afectísimo seguro servidor
quien besa su mano.
M. F. de Solórzano.

Es copia. Tula, Tamaulipas septiembre 12 de 1855. [5238]


Hinojosa.

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Ciudad Victoria, Tamaulipas septiembre 26 de 1855
Estimado amigo:
Un profundo desaliento se ha apoderado de mi corazón, al ver
los convenios últimamente celebrados en Lagos, entre Comon-
fort y Tamariz.
Cuando yo creía que Comonfort estaba en un todo de
acuerdo con usted: que sus ideas eran absolutamente las mis-
mas en lo relativo al ejército, punto que considero como la base
esencial, como la condición sine qua non de las reformas en
nuestras costumbres, de la verdadera libertad, de la estabilidad
del orden, tranquilidad y paz en nuestra desgraciada nación, se
aparta de la senda que usted ha tenido la gloria de indicar, el
primero con toda franqueza y lealtad, y celebra con Tamariz,
con el mayor sostenedor de los fueros del ejército, un convenio

11
Leticia Martínez Cárdenas

ominoso, que sin mucha energía, valor y decisión en usted, dará


por tierra con las esperanzas grandiosas que nos había hecho
concebir, oscureciendo el horizonte que ahora se me presenta
tan nebuloso y triste como antes me parecía claro y despejado.
En efecto, el artículo 6° del Plan de Ayutla, que tanto ha
agradado a Tamariz, presta al ejército una garantía segura de
subsistir tal como es, y así lo han entendido en mi opinión los
militares, que con entusiasmo lo han proclamado en todas sus
actas de pronunciamientos; en este artículo nada se dice de
reformas, y aún cuando en el 3° de los convenios de Lagos se
habla de ellas, es de una manera muy general, es de un modo
que puede interpretarse según las ideas de cada uno, y en ese
terreno, que explotarán en su favor los militares, se va a empe-
ñar una discusión acalorada que puede dejarlos poco más o
menos con los mismos privilegios, con la misma inmoralidad
que hasta hoy los ha distinguido, y seguirán como antes, dispo-
niendo de nosotros a su antojo, quitando y poniendo gobiernos,
suscitando un motín cada mes, una revolución cada año.
El ejército seguirá en las ciudades y nuestras fronteras queda-
rán desguarnecidas; se venderá el partido conservador, que
halaga sus ideas de dominación y dictaduras, y las libertades y
franquicias que hoy se nos acuerden como una gracia, caerán
ante las omnipotentes bayonetas, que no se pudieran circuns-
cribir al verdadero y legítimo fin de su creación, y se alzarán de
nuevo, sí, pero con un poder inmenso; serán entre nosotros
como los genízaros y mamelucos mahometanos, pues su triun-
fo los enorgullecerá al extremo.
Este es el espantoso porvenir que se presenta ante mi vista,
y quiera Dios que mis terrores no tengan fundamento.
Tamariz, que hoy aparece como el salvador, como la provi-
dencia del ejército, ha sabido emplear muy bien su tiempo.
Con una política astuta y consumada, ha ganado mucho terreno
ya, cediendo en lo secundario, que parece habérsele exigido con
una obstinación pueril, para lograr concesiones importantes
para la causa que defiende, y que sacará avante, por nuestra
desgracia; pues no pierde ocasión de adelantar en el camino que
se ha trazado, y que sigue por vías rectas o tortuosas, pero que lo
dirigen siempre al mismo objeto.

12
Para Efectos de la Guerra

Los convenios que el señor Garza celebró en San Luis, hu-


bieran tal vez embarazado, como usted dice, la marcha de la
revolución; pero le eran favorables también, pues que se trataba
del levantamiento de las Guardias Nacionales, y por ellos se
nos iba a entregar una plaza que nos hubiera ministrado recur-
sos inmensos, y la cuestión del ejército, que yo considero vital,
quedaba intacta. Ahora nada se dice de las guardias y se ha
dado a la cuestión principal un sesgo que no me parece conve-
niente.
Comonfort ha obtenido grandes concesiones sin duda, pero
se le habrán hecho de buena fe. ¿Tendrá Tamariz verdaderas
intenciones de hacer en el ejército las reformas que usted, con-
formándose con la opinión de todos los verdaderos liberales,
ha exigido, o sólo habrá tenido ánimo de ganar tiempo? Estas
son las dudas que amargan mi existencia, que llenan de incerti-
dumbre mi cabeza y de angustias mi corazón; a usted me dirijo
con toda confianza para que las resuelva, para que me diga con
toda franqueza su opinión, pues sólo así volverá la tranquilidad
a mi pecho.
Pero si por desgracia fuesen fundados mis temores, si Tama-
riz sólo quiere que prolongándose la revolución el pueblo
cansado deje las armas de la mano, para elevarse después con el
ejército, entonces esté usted seguro de que los verdaderos libe-
rales auxiliarán a usted con todas sus fuerzas, y que si muestra
la energía que es de esperar, no faltarán ellos a sus convicciones
y a lo que deben a su patria.
Yo estoy profundamente convencido de la necesidad de que
el ejército desarmado se someta al juicio que usted pretende,
pues mientras tenga las armas en la mano, impondrá a sus jue-
ces y la balanza quedará inclinada a su favor, usted tiene las
mismas convicciones y esta medida que creo no será la única
que tome con respecto a las clases aforadas, es el único medio
de que en México tengamos un gobierno estable y duradero;
que acate y tema a la opinión; que respete y preste al ciudadano
las garantías que le son debidas, y que no sea él mismo, el es-
clavo de ninguna facción.

13
Leticia Martínez Cárdenas

Mucho tiempo se ha perdido, pero creo que aún se puede


conseguir todo con efusión de sangre tal vez; pero qué importa.
La sangre que hoy se vierta, evitará nuevos trastornos; evitará
que en lo sucesivo se vuelva a derramar, y consolidará por fin la
paz, porque todos aspiramos. Y ¡cuántos bienes no trae consi-
go la paz! Feliz, mil veces feliz la sangre que se derrame hoy.
Ella fertilizará los campos de la abundancia y la riqueza y atrae-
rá a nuestros desiertos millares de habitantes que los cultiven
con esmero y reanimarán nuestra extinguida industria.
Ánimo pues señor: siga usted su marcha sin cesar por nin-
guna consideración, y habrá hecho por su país lo que ninguno.
La historia conservará su nombre al lado del de los primeros
héroes de la Independencia, pues habrá libertado a México de
un tirano no menos terrible que el que subyugaba a nuestros
padres. Los verdaderos liberales estarán siempre al lado de
usted y por tan bella causa darán gozosos su existencia.
No, la revolución actual no es como una de tantas, no se tra-
ta de que fulano suba o baje del sillón presidencial; es una
revolución que proclama principios verdaderos, reformas radi-
cales. Usted las ha iniciado, y tengo en usted entera fe y
confianza: usted las realizará.
He entregado el mando militar de esta plaza al señor coronel
don Martín Sayas, según me ordena el señor Garza, en una
carta particular; pero a pesar de este cambio de cosas, gracias a
la amistad y parentesco que me unen a Sayas, no se entorpecerá la
orden de usted para que marche sobre Tampico; al contrario,
pondrá a mi disposición las fuerzas del centro y sur del Estado,
y para dentro de tres días precisos emprenderé mi marcha con
dirección a Altamira, de donde hostilizaré a Tampico con cosa
de seiscientos hombres, muchos de los cuales van desarmados
y sin más que algunas paradas de cartucho.
Ruego a usted muy encarecidamente me auxilie con ambas
cosas si le fuere posible, pues aquí no hay esperanzas ni aún
remotas de conseguirlas. Suplico a usted se sirva disimular mis
importunidades y disponga del afecto que le profesa su servi-
dor quien besa su mano. [5239]
Pedro Hinojosa.

14
Para Efectos de la Guerra

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Ciudad Victoria, Tamaulipas octubre seis de 1855
Mi respetado jefe y amigo:
He recibido la última nota oficial en que me previene que mar-
che sobre Tampico, la que no contesté inmediatamente porque
al siguiente día llegaba el señor Garza, como sucedió, y espera-
ba saber si aprobaría o no la medida para pedir los auxilios
necesarios para emprender la marcha. En efecto, a su llegada
me han sido entregadas las fuerzas y con esta fecha salgo sobre
los mochos de Tampico.
Soy con el más profundo respeto, su obediente servidor
quien besa su mano. [5240]

Pedro Hinojosa.

Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri


Tampico, Tamaulipas diciembre 15 de 1855
Mi querido general:
He visto con profundo sentimiento la manera cruel e indecoro-
sa, conque usted nos trata en su correspondencia particular y
oficial, quizá por informes siniestros, o por las ocurrencias de la
frontera en que, no se debe, ni hay razón para inculpar a las
Guardias Nacionales del Estado, ni a sus jefes. Asombro me
causa el epíteto de bandidos que usted nos da y sobre todo
cuando desconoce los importantes servicios que los tamaulipe-
cos prestamos a la revolución desde fin de junio de 1854.

15
Leticia Martínez Cárdenas

No creía que usted, después de presenciar los servicios que


prestó el Batallón Rodríguez en la acción del Saltillo, contra las
tropas del general Guitian, y de cuyos hechos queda usted tan
complacido, olvidara tan pronto, mi general, que fuimos los
primeros en afrontar el peligro y que de muy buenos patriotas,
como usted nos nombró, viniésemos a parar en perniciosos y
bandidos, peor que los filibusteros.
Había querido guardar silencio sobre los hechos de armas
que tanto influyeran en dar a usted prestigio y nombradía, que-
dando en obscuridad los nombres de los que realmente
conquistaron esa gloria de que usted ha sacado tanto partido;
pero puesto que usted nos abruma con insultos tan soeces y tan
inmerecidos, usted no extrañará que procuremos quitarnos de
encima esos epítetos oprobiosos, que con tanta profusión nos
regala.
Yo, mi general, siento sobremanera tan triste resultado, que
estábamos muy ajenos de esperar de la parte de usted y tanto
más lo siento, cuanto que yo soy uno de los que deseo viva-
mente la unión sincera de todos los republicanos de buena fe, y
especialmente con los jefes de la revolución, con quienes he-
mos peleado juntos, corriendo los mismos riesgos y
defendiendo la misma causa.
En tal concepto, mi general, y suponiendo a usted animado
de nobles sentimientos, no dudo que encontrará usted el modo de
reparar los agravios e injusticias que una mala inteligencia tal
vez nos ha inferido, pues hoy más que nunca necesitamos unir-
nos sinceramente y oponer un muro inexpugnable donde se
estrellen las maquinaciones y esfuerzos de los reaccionarios,
que trabajan sin descanso, y los enemigos de las libertades pú-
blicas que lo son también nuestras.
Consérvese usted en la mejor salud y disponga de la inutili-
dad de su afectísimo amigo quien besa su mano. [5241]

Pedro Hinojosa.

16
Para Efectos de la Guerra

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Tampico de Tamaulipas, diciembre 16 de 1856
Mi apreciable señor y amigo:
Después que llegué a esta plaza, bien instruido de los desórde-
nes de la administración del señor licenciado Garza, me resolví
a sostener la causa que en ella defendía mi amigo el señor Gau-
tier, a quien estoy dispuesto a apoyar para que lleve adelante sus
benéficas y liberales intenciones.
Según se ha sabido por conducto de México y de San Luis
Potosí, muy pronto tendremos que habérnosla con la brigada
que manda el señor Rosas Landa, quien ha recibido orden de
moverse con dirección a esta plaza, sin otro objeto que obligar
a los habitantes del Estado a tener por gobernador y coman-
dante general al señor licenciado Garza.
Esta determinación del Supremo Gobierno, contraria a los
convenios de la Cuesta de los Muertos, como también al acta
que firmamos en ésa, a los quince días del mes de noviembre
del corriente año, me mueve a manifestarle que siendo usted un
defensor de la soberanía e independencia de los estados fronte-
rizos, uno de los que mejor han comprendido el resultado del
triunfo de la revolución de Ayutla, no debe permitir que se
lleve a efecto dicha infracción, para perjuicio de los intereses de
estos estados, y por lo mismo me tomo la libertad de invitarlo
para que se ponga de acuerdo con el señor Gautier, con cuyo
patriotismo y lealtad puede usted contar para cualquier empresa
de la que resulte bien a nuestra patria y en quien tiene usted un
sincero amigo que lo aprecia por su carácter y por sus princi-
pios políticos.
Soy de opinión y también lo es el señor Gautier, que usted
dé sus órdenes para que se mueva toda la caballería con dos o
tres piezas ligeras, en observación de la brigada que manda el
señor Rosas Landa, a fin de imponerle respeto y que no lleve a
efecto su marcha a esta plaza; pues si el Supremo Gobierno
consigue una vez violar la fe de los tratados, ya no habrá en lo
sucesivo nada que lo contenga en esa vía, sobre cuyo punto

17
Leticia Martínez Cárdenas

debe haber un verdadero acuerdo entre los defensores de la


libertad en los estados fronterizos. Tamaulipas cuenta con
la cooperación de usted y de todo su prestigio, para el sosteni-
miento de la buena causa.
Recuerde usted mi querido general, las últimas palabras mías
al despedirme de usted en esa capital.
Ellas fueron las siguientes: No deje usted encampanado a
Gautier, No lo crea usted señor Hinojosa, yo lo ayudaré
en todo lo que pueda con el fin de que triunfe su causa.
Estas palabras se las he repetido a mi amigo Gautier, y tanto
él como yo fiamos en tan solemne promesa, cuyo cumplimien-
to exigen las presentes circunstancias.
Su verdadero, fiel amigo y atento seguro servidor quien su
mano besa.

Pedro Hinojosa.

Después de concluida la presente, recibimos la noticia del


pronunciamiento de San Luis por el plan de Iguala, nosotros
combatiremos con todas nuestras fuerzas; más para lograr un
buen éxito, se hace preciso que usted haga un esfuerzo y ponga
sobre las armas mil hombres, al menos con el fin de que ven-
gan a auxiliarnos inmediatamente.
La frontera está de acuerdo conmigo y pronto estarán de
parte nuestra los valientes matamorenses, quienes amarrarán al
intrépido Guadalupe García.
Ahora es tiempo señor Vidaurri, de llevar a cabo las ideas
democráticas de la frontera hasta el centro de México, sin per-
juicio de proceder a las reformas desde hoy.
Adjunto a usted copia de una de tantas cartas, venidas de
San Luis Potosí, para que se imponga de los pormenores del
pronunciamiento. [5242]

18
Para Efectos de la Guerra

Señor don Pedro Hinojosa


Tampico, Tamaulipas
Monterrey, Nuevo León diciembre 24 de 1856
Mi querido amigo:
En contestación a la apreciable de usted fecha 16 del presente,
debe referirlo a la que por este extraordinario escribo a nuestro
amigo Gautier.
Respecto a las expresiones que usted me recuerda, le diré
que las tengo bien presentes y que hago y obro conforme a las
circunstancias en que me encuentro en la actualidad, y usted
convendrá que estoy resuelto a meter el hombro; pero ahora ni
ustedes necesitan el auxilio que me piden, ni es tiempo de que
se los preste.
Don Antonio Galván, debe estar ya en ésa y él les manifes-
tará mis ideas y sentimientos, que todos tienden a un fin, a que
los estados de oriente formen un todo en pensamientos y su
unión sea sincera e inalterable, para procurar el bien de ellos y
el de toda la República.
Confiado en la sinceridad con que lo estimo, libre sus órde-
nes a quien se repite suyo afectísimo amigo y servidor quien
besa su mano. [5243]

San Luis Potosí, San Luis Potosí diciembre 11 de 1856


Ayer amaneció esta capital pronunciada en contra del Gobierno
General, y adoptando el plan de Iguala, hallándose a la cabeza
del movimiento el general Calvo. Las dos brigadas, Rosas y
Echegaray, fueron seducidas –de capitán abajo– con algunas
excepciones, que como se notó alguna abundancia de dinero
entre ellos, se cree que fondos de consideración han sido em-
pleados.
Hubo sin embargo, algunas excepciones entre los cuerpos
pronunciados, como son el 4° de caballería y un destacamento

19
Leticia Martínez Cárdenas

de Puebla, los cuales con sus jefes, lograron salir de la ciudad


en los primeros momentos, pues tan insignificantes fuerzas no
podían contrarrestar a la mayoría.
Los generales Echegaray y Núñez y otros jefes, lograron
ponerse en fuga con las citadas fuerzas, pero no tuvieron igual
suerte el general Rosas y el coronel Humana, habiendo sido
presos ambos, y el primero en el acto de arengar sus tropas.
Además de los dos cuerpos referidos, como doscientos
hombres del cuerpo de rifleros, lograron hacerse fuertes te-
niendo a la cabeza su coronel Ruelas y hasta las diez de la
noche, se mantuvieron en actitud hostil, cuando el general Ro-
sas, hizo un arreglo bajo términos honrosos, es decir, se le
permitió salir a él y a las tropas que le quedaron fieles con los
honores de la guerra, se le entregaban seis cargas de parque, un
socorro de dos mil pesos.
Todo ha pasado sin el menor desorden, aunque la actitud
hostil de los rifleros que fueron fieles, no dejó de causar temo-
res, y fue bastante para impedir al comercio abrir en todo el día.
El gobernador Aguirre fue depuesto y en su lugar ha sido
nombrado por votación popular don Juan Othón.
Río Verde fue tomado por Mejía y entendemos que se le ha
mandado llamar a ésta. [5244]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Zacatecas, Zacatecas Junio ocho de 1858
Mi respetado general y fino amigo:
Después de haber desempeñado Durán, la comisión que se le
encomendó, quiso quedarse empleado en el Batallón de la
Unión y estuvo a mis órdenes, y puedo augurar a usted que
siempre cumplió con dignidad y eficacia cuanto me pareció
prudente ordenarle. En tal concepto no he vacilado en reco-
mendarlo a usted, manifestándole que se devuelve para ésa,

20
Para Efectos de la Guerra

haciendo uso de la libertad en que usted le dejó, de volverse


cuando lo tuviera a bien.
Por lo que respecta al estado que guarda la cosa pública, só-
lo se sabe de cierto que Osollos y Miramón, salieron ayer de
San Luis sobre este punto, yo aún lo dudo; sin embargo, esta-
mos con las armas al hombro y no seremos sorprendidos.
De Guadalajara, no se sabe más que Blanco se reunió a De-
gollado, pero casi estamos seguros, por lo que dicen los
mismos reaccionarios que para el siete del presente se habrá
tomado aquella importante plaza, fatal número es el siete para
los religioneros. De todos modos triunfaremos; pero dueños
nosotros de la plaza de Guadalajara, el término de la cuestión
será a fin de este mes, alargándose un poco más, si acaso no se
efectúa; pero siempre triunfaremos.
Sin más por ahora y reservándome darle informes circuns-
tanciados en el próximo correo, se repite de usted en unión del
señor coronel Olivares, su afectísimo seguro servidor y subal-
terno que con respeto besa su mano. [5245]
Pedro Hinojosa.

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Zacatecas, Zacatecas junio 12 de 1858
Mi respetado general y fino amigo:
Después de la toma de Zacatecas, cuando tuvimos la triste y
deplorable noticia de la derrota que sufrieron las fuerzas libera-
les de Tamaulipas, en las goteras de Tampico, pensamos en ir,
el valiente Sayas o yo, a ponernos al frente de los indomables
tamaulipecos; y al fin el señor Zuazua dispuso que marchase el
señor Sayas.
Nuestro objeto era evitar la invasión del Estado por el rumbo
de Tula, no sólo por ser útiles a ese Estado valiente y patriota

21
Leticia Martínez Cárdenas

que nos diera el ser, sino para probarles a nuestros hermanos, que
nuestra vida les pertenece, sin otro interés que contribuir de
algún modo al establecimiento de la libertad y de la paz, y a
promover el engrandecimiento de nuestros pueblos.
No sé hasta ahora si los servicios de Sayas, que deben consi-
derarse importantes, habrán sido admitidos; cónstame sólo su
buena intención, su ardiente deseo de sacrificarse por vengar
las ilustres víctimas de Tampico, castigando ejemplarmente a
los bandidos fueristas.
Al emprender su marcha Sayas, he quedado encargado del
mando de su brigada y he reducido los dos batallones, la
Unión y Tansanhuites, compuestos de hijos todos del estado
de San Luis, a uno solo que se llama Olivares, según el acuerdo
que tuve con el señor Zuazua.
El coronel Olivares, que ha dado su nombre al batallón, es
uno de los jefes más valientes, de los que componen el Ejército
del Norte y aunque no ha tenido relaciones de ninguna especie
con usted, puedo asegurarle que es del número de sus mejores
amigos y como tal, tengo el gusto de presentárselo.
En cuanto a lo que actualmente pasa en estos puntos, dis-
fruto la satisfacción de ratificarle lo que le comunico en mi
anterior que conduce Durán. El enemigo se estaciona en San
Luis: tiene, según mi modo de ver las cosas, mucho miedo,
presiente su derrota, y no se atreve a emprender ningún movi-
miento, porque sabe que así apresura su ruina.
Este juicio me lo hace formar, la observación con que he se-
guido sus actos desde su salida de México. Empezó por reunir
los restos de su valiente ejército en Querétaro, y por encargarles
a los periodistas que hablaran con misterio de sabias combina-
ciones militares, de acertados y violentos movimientos
estratégicos, de batallas casi de éxito infalible, y ha concluido
pidiéndole auxilio a Miramón, para poder entrar a San Luis,
porque según él, venía sólo con dos mil hombres.
Esta conducta del defensor de la causa de Dios, como le di-
ce Barajas, no tiene disculpa ante los valientes de todos los
partidos. ¡Qué vergüenza para el vencedor de Salamanca!

22
Para Efectos de la Guerra

Reflexionando sobre cuanto se dijo y se escribió –dándose


como hecho– del famoso guerrero, viendo como se metió a
San Luis, y considerando además las plegarias de los frailes,
pidiendo auxilio al Todopoderoso para que nos extermine, ¿qué
pues se debe deducir?, que el Napoleón mexicano se ha con-
vertido en una monja, que pide al cielo un cólera morbus para
que nos destruya.
Nada hay que temer por aquí: antes de un mes, acaso, todo
habrá terminado; porque la reacción está ya en el sepulcro.
Unas cuantas paladas de tierra, serán bastantes para que jamás
se levante, y éstas ya están listas para echárselas en tiempo
oportuno.
Es tal el odio que inspira en los pueblos la reacción, que en
la Huasteca, han condenado a morir a palos a todos los partida-
rios de ella, que han podido agarrar.
En toda la República sucederá tal vez otro tanto, si la lucha
se prolonga: en todos los pueblos hierve un sentimiento de
profunda ira, todo está en fermentación y no es difícil que
exasperado el país y cansado de sufrir, estalle su venganza
comprimida, y como en la revolución francesa, se desborde
sobre los malvados.
Ya es larga esta carta para las altas atenciones de usted y de-
bo concluirla. Le ruego solamente que si hubiere una
oportunidad no muy remota, me haga favor de mandarme dos
pistolas para mi y seis para mis ayudantes, que están casi des-
armados, así como su afectísimo amigo y atento servidor quien
besa su mano.

Pedro Hinojosa.

Aumento. Le suplico se sirva hacerme el favor de man-


darme con el primero que venga, un par de pistolas de colt,
pues la que se me dio, al salir de ésa, me la robaron. [5246]

23
Leticia Martínez Cárdenas

Señor coronel don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Monterrey, Nuevo León junio 27 de 1858
Mi querido amigo:
Por sus apreciables que me han entregado Durán y don Fran-
cisco Aguirre, me he impuesto con satisfacción de los
sentimientos que animan a usted y que son puramente fronteri-
zos.
Hoy remito a Zaragoza doce pistolas y sólo una va destinada
para el capitán don Francisco Castaño, ocurra usted pues a
Zaragoza, por las que me pide, que con esta fecha le digo que
se las faciliten.
Sin más me repito suyo afectísimo amigo y servidor quien
besa su mano. [5247]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Altamira, Tamaulipas febrero siete de 1859
Mi querido general y fino amigo:
Después de la desgraciada batalla de Ahualulco, seguí en los
acontecimientos de Guadalajara, en donde después de haber-
nos sonreído la fortuna, no fuimos menos desgraciados como
usted sabe, dirigiéndome enseguida a Colima, a causa de ha-
llarme enfermo. En Colima, viéndome cortado por las fuerzas
reaccionarias, tuve necesidad de dar la vuelta por el Manzanillo,
Acapulco, La Ventosa, Tehuantepec, Minatitlán, Veracruz y
Tampico.
En mi largo viaje, he podido enterarme del verdadero estado
que guarda la República y le aseguro a usted que estoy conven-
cido de que nada puede hacerse, si usted no vuelve a tomar la
iniciativa en la causa que defendemos, pues aunque sus enemi-

24
Para Efectos de la Guerra

gos hallan procurado tildar su nombre, con motivo de la batalla


de Ahualulco, no han faltado amigos de usted que hallan expli-
cado los motivos que causaron aquella desgracia: se sabe muy
bien la falta de cumplimiento a las acertadas órdenes que usted
dictó el día anterior.
Con gusto he contribuido a rectificar la opinión en esta par-
te como testigo presencial y tanto el gobernador de
Guadalajara, don Pedro Ogazón, el señor licenciado Contreras
Medellín, que lo era de Colima, el señor general Alvarez y la
mayor parte de las personas influyentes con quienes he habla-
do, están en la mejor disposición para apoyar a usted tan luego
como se presente en campaña, pues convienen en que si Nue-
vo León y Coahuila, no vuelven de nuevo a la escena, tomando
la iniciativa con aquel ardor y entusiasmo que usted les había
inspirado y que solo usted puede inspirarles, la guerra será in-
terminable.
En los demás estados no hay más que débiles esfuerzos; no
hay acción, no hay movimiento y sólo un fastidioso espíritu de
localismo que no los deja pensar más allá del círculo de su Es-
tado. Cada jefe de un pueblo, se considera capaz de arrastrar la
situación, ninguno de estos que son muchos, se han entendido,
ni procuran hacerlo, y este criminal desconcierto, obra pura-
mente de la ambición, hará interminable la guerra y arruinará
completamente el país.
Estoy nombrado general en jefe de las fuerzas de Zacatecas
por el señor ministro de Guerra y al pasar por Veracruz, el se-
ñor Presidente, ratificó mi nombramiento y poco a poco
marcho a incorporarme a esa fuerza. No puedo hasta la fecha,
saber si el gobierno de aquel Estado me entregará el mando de
dichas fuerzas; pero de todos modos me aproximaré a esos
puntos y haré cuanto pueda para reconquistar aunque sea de
soldado raso, las glorias que por una fatalidad perdimos en
Ahualulco.
Mi salida de este punto depende de doscientos pesos que el
Supremo Gobierno ordenó se me pagasen por la Aduana, lo
que no creo que suceda, porque uno que otro desgraciado me
ve aún con encono, especialmente el pillo de Gardette y dos

25
Leticia Martínez Cárdenas

más de la comparsa; no obstante lo bien que me recibió el se-


ñor Garza.
El punto donde pienso esperar las órdenes de usted e in-
formarme de la resolución del gobierno de Zacatecas, es el
Cedral.
En cuanto a las cosas que pasaron en Guadalajara, lo su-
pongo a usted bastante impuesto, pero no me parece por
demás manifestarle, que hubo algunas insubordinaciones y tor-
pezas.
Sin más por ahora y con los más ardientes deseos de verlo,
se repite de usted su afectísimo amigo y seguro servidor quien
besa su mano. [5248]

Pedro Hinojosa.

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
La Piedad, Michoacán 29 de julio de 1859
Muy estimado señor mío y amigo:
Nuestro amigo Maya, lleva encargo mío de hacer a usted una
visita para imponerlo detenidamente de todo lo que hemos
podido hacer por aquí, pues él, que me ha acompañado en toda
la última campaña, ha presenciado los sucesos y podrá satisfa-
cer todas las preguntas que usted le dirija; así como imponerlo
lo que hace el enemigo y las noticias que por aquí circulan res-
pecto al mismo.
Que ésta sirva sólo para probar a usted mi cariño, pues ya
usted sabe que se lo profeso verdadero y que soy siempre su
muy afectísimo amigo, adicto servidor que mucho lo estima y
atento su mano besa. [5249]

Pedro Hinojosa.

26
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Pedro Hinojosa


Monterrey, Nuevo León septiembre seis de 1859
Mi querido y fino amigo:
Me conoce usted a mi tanto como yo a usted y por consiguien-
te, sabe bien cual es la franqueza de mi carácter y que mi
corazón rechaza todo sentimiento que no vaya conforme con la
lealtad y la decencia, lo que basta para que esté firmemente
persuadido de que en nada ha variado el cariño con que lo dis-
tingo y la plena confianza que me merece por su acrisolado
patriotismo, honradez, caballerosidad y demás cualidades que
lo recomiendan; pero como don José María Morelos, me ha
enseñado una carta en que usted parece que duda de la espera
con que yo veo las cosas, cuando se trata de personas de su
clase, presume que puedo haber dado crédito a informes que le
sean desfavorables y que hasta ahora de nadie los he recibido.
Le dirijo la presente con el único y exclusivo fin de encargar-
le que no dé oídos a cuentos, porque esta, es el arma de que se
valen los enemigos de la causa que defendemos, para dividir-
nos, ponernos en anarquía y precipitarnos a la más completa
disolución, ya que por otros medios no han conseguido ganar a
usted, y que antes bien, esté seguro del invariable aprecio que le
profeso y de la especial estimación que hago de sus importantes
servicios; añadiéndole que el señor general don Juan Zuazua,
única persona de las que han venido del teatro de la guerra,
capaz de informar respecto de usted, lo ha hecho en términos
tan honrosos que no se cansa de encomiar su comportamiento,
haciéndole la justicia que merece, especialmente por sus cons-
tantes sacrificios, para combatir a la reacción; pudiendo usted
estar seguro de que entre los guerreros que militan en las filas
de la Constitución, dicho general es el mejor y más leal amigo
que tiene.
Le adjunto un ejemplar del decreto que he expedido, para
que se retiren las tropas del Estado que se hallan en campaña,
porque así lo demanda la apremiante situación a que nos han
conducido los sucesos que últimamente se han operado entre

27
Leticia Martínez Cárdenas

nosotros, cuya medida, es la única que cabe en el presente caso,


porque así quedaré siquiera expedito de cubrir las bocas de la
sierra e impedir que la demonización de los reaccionarios se
extienda a esta parte de la frontera, si por desgracia la suerte los
pusiere en actitud de traernos hasta acá la guerra.
Al obtener este resultado, contribuirá en gran manera la lle-
gada de las armas que espero de los Estados Unidos, en
número muy considerable, y si el Supremo Gobierno pone en
mis manos los recursos que me ha ofrecido y se restablece la
unión y la fraternidad entre los defensores de la causa nacional,
mirándonos y tratándonos como humanos que somos, desapa-
reciendo por siempre esas odiosas desavenencias que han de
causar muy malos resultados, podré organizar fuerzas respeta-
bles, dotadas de abundantes elementos de guerra y marchar al
interior a contribuir a la absoluta destrucción de los facciosos.
Réstame sólo conjurar a usted por la patria y con particula-
ridad por estos estados, a que a todo trance permanezca en el
ejército federal, donde es preciso esté un fronterizo, que se
interese por su país, para que estando al tanto de lo que pasa,
nos dirija sus avisos con la exactitud y la oportunidad que de-
manden los acontecimientos, esperando que desde luego sean
muy frecuentes nuestras comunicaciones, para que me tenga al
tanto de todo y de las maniobras tenebrosas de esos hombres
del interior, para que esto me sirva de base en mis posteriores
resoluciones.
Me prometo que en todo obrará usted concerniente con el
contenido de esta carta, cierto del cariño que le profesa su afec-
tísimo y verdadero amigo quien besa su mano. [5250]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


La Encarnación, enero cinco de 1860
Mi querido general y fino amigo:
Grande ha sido mi satisfacción al haber sabido que vuelve us-
ted a ser gobernador del Estado, pues de ese modo pronto
veremos mejorada la condición de nuestra causa. Desde que

28
Para Efectos de la Guerra

un traidor infame, hizo desaparecer a usted de la escena políti-


ca, todo ha sido desconcierto y los temores que usted
manifestara, de las desgracias que iban a suceder, se convirtie-
ron, por desgracia, en una triste realidad.
Usted podía haber evitado esto, si hubiera dado crédito a sus
amigos; más por fatalidad cerró los oídos a cuanto le decían
respecto de la traición que se le preparaba y fue al fin consu-
mada con grave perjuicio de su Estado y de la causa en general;
sin embargo, está usted dispensado, porque a pesar de los datos
que hubo para descubrir la traición de Zaragoza, sólo habién-
dolo visto se puede creer que un hombre tan protegido por
usted, haya cometido la defección más detestable.
Dispénseme usted le hable con la franqueza que lo hago, re-
cordando hechos que lastiman y amargan al corazón, pero
quiero y respeto a usted como a mi padre, estoy identificado
con usted por principios y resuelto a exhalar el último aliento,
en defensa de aquellos y de usted, por lo que espero no tomará
a mal evoque tan desagradable recuerdo.
Omito recomendarle lo eficaz que sería la pronta salida de
fuerzas de ese Estado, según y conforme lo indica el señor Bus-
tamante, con quien estoy de completo acuerdo, pareciéndome
lo más acertado que debe hacerse.
¡Ojalá y la severa lección del pasado, sea tan saludable para
el porvenir, como ha sido dolorosa para los que sinceramente
lo aprecian!
Suplico a usted no dilate por más tiempo su vuelta a la capi-
tal, para el completo arreglo de los negocios anexos al honroso
puesto, de que vuelve a tomar posesión, por los sufragios de un
pueblo que jamás lo olvida, complaciéndose en esto sus verda-
deros amigos.
Sin otro asunto, soy de usted afectísimo amigo seguro servi-
dor que con respeto besa su mano.
Pedro Hinojosa.
Aumento. En este momento que son las cinco de la tarde,
ha llegado uno de los exploradores de la Hacienda del Salado, y

29
Leticia Martínez Cárdenas

nos dio la plausible noticia de que el enemigo abandonando


ayer la plaza de Matehuala, contramarchó sobre San Luis.
Puede suceder muy bien que la aproximación de las fuerzas
de Ortega a Zacatecas, haya causado el movimiento retrógrado
del enemigo. Garza sigue en la Miquiguana sin novedad. No
obstante esto, insisto suplicándole se marche pronto a la capital
del Estado, pues tiene usted la fortuna de tener nuevos amigos
y todos hombres. [5251]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Salado, enero diez de 1860
Mi querido amigo:
Las últimas noticias con respecto al enemigo son: de que se
volvió precipitadamente hasta San Luis, y en cuanto a Garza,
no se paró hasta Palmillas, perdiendo gran parte de sus fuerzas
en la carrera.
Es muy probable que el mayor número de los desbandados
hallan sido de la infantería, que con tantos afanes organizó en
San Luis el señor don Juan Bustamante, para el protegido de
don Santos (Echegaray) y la otra, de la caballería de Tamauli-
pas, que no deben andar muy contentos con Toledano ni con
su general en jefe.
¡Cuántos desvelos y sacrificios perdidos con conocimiento
por la indiferencia criminal con que ven los hombres de más
importancia la causa pública! ¿A quién se le oculta que Garza
debía estar ahorcado para bien y provecho del país y de la Re-
pública? ¿Qué don Santos debía haber sido juzgado en consejo
de guerra y condenado cuando menos a un presidio por su
desenfrenada ambición y manifiesta ineptitud?
Y nosotros estamos al presente con nuestro silencio coad-
yuvando a que esta clase de sujetos sigan al frente de los

30
Para Efectos de la Guerra

negocios, cuando vemos su apatía, su indiferencia y que bien


claro están mostrando con sus hechos, que las promesas que
estampan en sus escritos, no son más que pomposas frases,
vacías de sentido, en las que no tienen fe, pues obran con do-
blez, bajo la careta del patriotismo.
¿Quién podría, a no estar completamente privado de buen
sentido, comprender que un hombre como don Santos Dego-
llado, que ha querido varias veces hacer la fusión de los
partidos, no con el loable objeto de hacer desaparecer la guerra
civil y hacer la felicidad de sus conciudadanos con el amistoso
arreglo de las diferencias, sino buscando sólo su celebridad y
propio bienestar? ¿Quién podrá disculpar su conducta y más si
se atiende a otros no muy honrosos antecedentes?
Más ya se comienza como hemos visto, en el escrito de
Monterrey, a examinar sus acciones, y muy pronto quedará
puesto en evidencia como el hombre más pernicioso a nuestra
causa, especialmente en las circunstancias actuales en que nece-
sitamos hombres de sinceridad y audacia que no busquen
estériles transacciones, casi en el momento en que se va a dar
una batalla que hubiera coronado el triunfo, por nuestra parte,
como en la Estancia de las Vacas.
A nosotros pues, nos conviene reunirnos y de común acuerdo
sin dar cabida a la discordia, oponernos a que se coloquen en
nuestras filas los satélites de esos egoístas y arteros mandarines,
y que éstos sean al mismo tiempo reemplazados por hombres
de buena fe, que inspiren la suficiente confianza en el delicado
y honroso puesto a que los eleva la voluntad popular; de otra
manera deberíamos separarnos del teatro de los acontecimien-
tos, retirándonos a nuestros hogares, pues si no lo hacemos así,
estarán nuestros nombres asociados a sus maquinaciones per-
versas y seremos involuntariamente sus cómplices, a los ojos de
los hombres imparciales y sensatos, que nos confundirán con
esa multitud de patriotas de conveniencia; que unas veces por
cobardía, otras por interés y las más por ineptitud, se hacen
cada día indígnos de desempeñar los cargos que les ha confiado
un partido que traicionan aparentando defender.

31
Leticia Martínez Cárdenas

De acuerdo como estamos en nuestras creencias políticas y


de que ciertas personas que nos han regido hasta ahora son los
principales obstáculos para el fin que deseamos, espero contri-
buirá con su influencia para que quitando de nuestro camino
los tropiezos, marchemos sin detenernos a tan grandioso objeto.
Sin más por ahora, me repito de usted su afectísimo amigo y
seguro servidor quien su mano besa. [5252]
Pedro Hinojosa.

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


La Encarnación, enero 26 de 1860
Muy señor mío y fino amigo:
Dice usted en su apreciable, ser sumamente dificultoso volver a
poner al Estado bajo el pie de antes, convengo con usted en
que hay obstáculos que remover para quitar radicalmente todo
el mal que en esta época de disturbios, iba tomando creces y
hubieran sido el mayor tropiezo para poner en práctica las sa-
ludables disposiciones de un arreglo; pero parece que estos
estorbos hasta ahora o son insignificantes, como se ha visto, o
caen por si solos, en virtud de su impotencia.
Con respecto a los obstáculos que se puedan presentar en
los estados contiguos y aún en el interior, me parecen fáciles de
superar, pero entre otros motivos existe el de que hay multitud
de personas interesadas en que se termine pronto la lucha de
cualesquier modo, para retirarse a vivir pacíficas, a sus hogares.
No hay que tener desconfianza, tiene usted muchos amigos
que le ayudarán en su empresa, por mi parte trabajaré, en lo que
pueda, en estos puntos y en los que vaya avanzando, para el
mismo objeto.
Soy de usted como siempre, su afectísimo amigo seguro ser-
vidor quien su mano besa. [5253]
Pedro Hinojosa.

32
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Juan Zuazua

La Encarnación, enero 26 de 1860

Querido amigo:

Por su estimable de diecinueve del corriente y el periódico que


me acompaña, quedo impuesto de las pérfidas maquinaciones
que se tramaban en la capital del Estado, para subvertir el or-
den y dar un nuevo escándalo, desconociendo la soberanía del
pueblo; pero que afortunadamente llegó usted a tiempo para
evitarlo y todo quedó terminado con desterrar a los promoto-
res.
No creo, como usted, que esto se corte con la medida que se
tomó, porque la moderación de los gobiernos hace insolentes a
los gobernados. Se necesita pues, a los hombres, espantarlos
con castigos ejemplares, cuando no quieren sujetarse a las leyes
reconocidas y adoptadas por la sociedad, para hacerlos volver al
orden de que intentan separarse. Persuadido de esta verdad,
esté usted seguro que procederé con la energía que demandan
las circunstancias, para sofocar cualesquier intentona que se
pretenda poner en práctica en el sur del Estado.
Por lo que toca a la salida de Quiroga, con su fuerza, espero
que si aún no la ha verificado, continuará usted trabajando para que
ésta sea pronto y de este modo aprovecharemos las ventajas
que ahora se nos ofrecen, y quien sabe si volverán a presentar-
se: Acordémonos que las más veces en la tardanza está el
peligro.
Manténgase usted bueno y ordene lo que guste a su afectí-
simo amigo seguro servidor quien su mano besa. [5254]

Pedro Hinojosa.

33
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Santiago Vidaurri


Campo en la Hacienda de San Juan de Vanegas, febrero siete
de 1860
Mi muy estimado general y amigo:
Tengo la grande satisfacción de que el asunto de ésta sea parti-
cipar a usted la completa derrota de los reaccionarios, que
ocupaban estos puntos, como verá usted por el parte, que con
esta fecha doy al señor gobernador Martínez.
Las armas del Estado adquieren nuevo brillo, y los famosos
rifleros de Nuevo León, no tienen igual, por más que digan.
Con fuerzas así, no hay duda que pronto daremos cima a la
grandiosa empresa que nos proponemos; quedando así bien
premiados los grandes esfuerzos y trabajos de los hombres, que
como usted, han sufrido tanto, y todo por conseguir tan lauda-
ble fin.
Mi general, usted ve que hago cuanto me es posible por me-
recer la confianza y el ventajoso concepto que le merezco; y
puede usted quedar seguro de que continuaré como hasta aquí:
dispensándome que no sea por ahora más extenso, por no dila-
tar más este extraordinario.
Disponga usted como guste de quien es suyo atento servidor
y amigo afectísimo quien su mano besa. [5255]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Cedral, marzo nueve de 1860
Mi muy querido general y amigo:
Tenía pendiente la contestación de sus dos estimables, fechas
19 de enero y 16 de febrero últimos, porque esperaba saber de

34
Para Efectos de la Guerra

un modo positivo el lugar a donde había de dirigirle mis letras,


e informado hoy por nuestro amigo Zuazua, de su próxima
venida a Monterrey, allá le dirijo la presente.
Mucho agradezco a usted la bondad con que se sirvió recibir a
mi hermano Matías, y el ventajoso concepto que de él ha formado.
Sé que nuestro buen amigo don Manuel Doblado, tendrá
con usted una entrevista, antes de su venida a Monterrey, y no
dudo que ustedes se entiendan perfectamente, y conferencian-
do largo, resuelvan la cuestión sobre quitar los tropiezos que
embargan nuestra marcha; así como escoger los medios más
prontos y eficaces, para llegar al fin que nos proponemos.
Permítame usted recordarle que antes que todo, es absoluta-
mente necesario no admitir como general en jefe a don Santos
Degollado, porque este hombre, funesto para la causa, es inca-
paz, por la falta de conocimientos en lo militar, su debilidad de
carácter, y estar muy aborrecido por la atroz injusticia con que
ha tratado (en general) a los jefes y oficiales que concurrieron a
la desgraciada jornada de la Estancia de las Vacas, cuando él
solo es el único culpable, que habiendo quedado impune, con
un descarado cinismo se burla de todo, y de todos, pretendien-
do el mando que no debía haber obtenido nunca, porque no ha
hecho uso de él más que para perder batallas y proteger ineptos
favoritos y nulidades que han perjudicado mucho nuestra causa.
Ha hecho más todavía, volver las armas que la nación le
confiara para combatir a la reacción, contra el pecho de hom-
bres leales, liberales de convicción, que han prestado eminentes
servicios al partido y a la nación. Usted que ha sido una de las
víctimas, no podrá menos de confesar la verdad de esto que
digo. Es pues necesario, que con la experiencia de lo pasado,
conozca usted los hombres y deje de ser generoso con los que
no lo merecen.
Bien sé que usted como gobernante, no necesita consejos
para obrar en todo con acierto; pero también estoy convencido
de que su generosidad como hombre, lo ha perdido, colman-
do de consideraciones y favores a los que nada merecen,
porque son inconsecuentes, desleales e ingratos.

35
Leticia Martínez Cárdenas

Mucho estimo las felicitaciones con que usted me honra por


nuestro triunfo adquirido en Vanegas, y me prometo como
usted que será el preludio de un feliz desenlace; porque, efecti-
vamente, la protección que la providencia nos dispensa es
palpable.
Deseo con impaciencia que llegue el tiempo señalado para
comenzar a obrar decididamente, que empezará el mismo día
que empuñando usted de nuevo las riendas del gobierno, obre
de modo que el brillo de las armas del Estado, empañado por
un momento, aparecerá más reluciente que nunca; para ello
deberá usted contar con sus esforzados hijos, y con los que
como yo, son mexicanos de corazón, liberales, por principios, y
amigos verdaderos de usted, dispuestos siempre a merecer es-
tos honrosos títulos, aunque para conseguirlo sea necesario el
sacrificio de su propia vida.
Consérvese usted bueno y mande cuanto guste a quien sabe
es todo suyo, que lo estima y su mano besa. [5256]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Matehuala, San Luis Potosí marzo 16 de 1860
Mi querido general y amigo:
Por una carta de nuestro amigo Zuazua, de 12 del corriente, que
recibí por extraordinario, me impuse de que hay americanos en
número de doce mil a las orillas del Bravo, con intención, en lo
ostensible, de invadir nuestro territorio, pues el gabinete ameri-
cano le ha dado su pasaporte a nuestro ministro Mata, y éste ha
salido ya de aquella República; por lo mismo confío en usted
para que nos dirija, pues el conflicto en que esto nos pone, por
las circunstancias, es grande, y grandes han de ser los hombres,
que sean capaces de sacarnos de él.

36
Para Efectos de la Guerra

Aquí estoy ya en una situación demasiado violenta, pues con


nuestra permanencia de más de un mes en estos puntos, hemos
agotado los pocos recursos, conque estas poblaciones podían
auxiliarnos de víveres, dinero y pasturas: por lo mismo he dis-
puesto marchar con toda la brigada a situarme en el Venado,
con el doble objeto de proveernos de lo necesario, y aprove-
charnos de cualquiera buena oportunidad, que el enemigo
pueda presentarnos; pues sé a no dudarlo, por mis explorado-
res, que las fuerzas reaccionarias de San Luis, han salido para el
interior, dejando sólo quinientos hombres en la plaza; y si por
mis movimientos la abandona esta pequeña fuerza, marcharé a
tomar dicha plaza, sin entrar por todo esto en combinaciones
formales con los otros jefes, ni comprometerme con ellos de
ninguna manera, para poder obrar libremente, según convenga
o se me ordene.
Con esta fecha le remito al señor Zuazua, una colección de
copias de documentos que me mandó el general Uraga, para
que se los entregue a usted; por ellos se impondrá de como
anda la cosa pública por estos rumbos.
Sin más por ahora, de interés, que comunicar a usted, quedo
como siempre su más afectísimo amigo, servidor y subordinado
que de veras lo aprecia, desea servirlo y su mano besa. [5257]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Solís, marzo 30 de 1860
Muy estimado general y amigo:
Por un extraordinario que volvió hoy de Monterrey, he sabido
que el Congreso del Estado, ha hecho por fin la declaración de
gobernador en la persona de usted y después de haber solemni-
zado como corresponde tan plausible noticia, cumplo con el

37
Leticia Martínez Cárdenas

grato deber que me impone la amistad, felicitando a usted


cuanto merece, porque al fin la inmensa mayoría de los habi-
tantes de Nuevo León y Coahuila, repara con su voto, de un
modo tan solemne, la injusticia con que lo tratara una pequeña
y extraviada minoría, cometiendo una falta que nos ha traído
grandes males.
Con esta fecha escribo a nuestro amigo don Juan, quien im-
pondrá a usted de todo lo que pasa por aquí; y estando violento
el correo, no es más extenso por ahora que sabe lo aprecia y se
repite suyo afectísimo amigo, atento y seguro servidor quien su
mano besa.

Pedro Hinojosa.

Le ruego tenga la bondad de hacerme el favor de que al por-


tador se le den dos caballos de tiro que necesito muchísimo y
que le agradeceré eternamente. [5258]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Solís, marzo 31 de 1860
Mi muy querido general y amigo:
El sargento de caballería, Casildo González, que vuelve hoy a
ésa, de extraordinario, es muy buen soldado y en todas las
oportunidades que ha habido de experimentarlo, lo he creído
acreedor a mejor grado; por lo que suplico a usted, si a bien lo
tiene, se sirva hacerlo oficial, pues creo que sabrá merecerlo,
nos sería sumamente útil.
Soy de usted afectísimo amigo y seguro servidor que lo
aprecia y atento su mano besa.

Pedro Hinojosa.

38
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Monterrey, Nuevo León abril 12 de 1860
Mi querido amigo:
Un poco más desahogado hoy, me he ocupado de darle mis
instrucciones y de escribirle en lo particular con alguna exten-
sión.
No puede usted dudar del aprecio que le tengo y de la ilimi-
tada confianza que he depositado en su persona. La acción
toda del Estado y su nombre están representados por usted y
no vacilo un momento en creer que la primera será representa-
da con la prudencia y acierto que siempre me ha manifestado, y
que el segundo recobrará y aumentará el brillo que manos ex-
trañas se empeñaran en que desapareciera.
En materia de recursos, ocurra usted al gobernador de ese
estado, dejando que él sea quien los proporcione y limitándose
usted a hacerle conocer sus necesidades, a recibir lo que le su-
ministren para cubrirlas y a vigilar su inversión evitando la
malversación.
En la política no tome usted el menor participio. En Du-
rango, hay sus cuestiones locales sobre las personas que deben
gobernar; y respecto a estas cuestiones manifiéstese indiferente,
deje que el pueblo obre con entera libertad y limítese a respetar,
sostener y a entenderse con la persona que designen los pueblos.
El mando de todas las fuerzas que se reúnan debe usted to-
marlo; pues es indispensable la unidad de acción en el ramo
militar, y no debemos en manera alguna abandonar el lugar que
hemos sabido conquistar.
Respecto a ascensos y a nombramiento de oficiales, le re-
comiendo a usted que atienda a la honradez, lealtad y valor;
siendo las dos primeras cualidades las que deben atenderse de
preferencia; pues es indispensable medirse mucho respecto a
las personas en quienes se deposite la confianza para la defensa
de nuestra causa, porque si no hacemos eso, nos exponemos a in-
troducir en nuestras filas el disgusto, la desconfianza y el desorden.

39
Leticia Martínez Cárdenas

Si hubiere oficiales malos, puede removerlos y darme cuenta


con justificación a fin de que se les recojan los despachos que
tuvieren. En suma, tiene usted todo el poder como general en
jefe, que le concede a éstos, la ordenanza.
No se le ha de ocultar a usted, el por qué se le previene que
considere esta capital como cuartel general, y sobre este parti-
cular, es preciso no cejar un punto; pués si así no lo hacemos,
tendremos después que arrepentirnos de falta de previsión.
Sabe usted que con gusto he escuchado sus observaciones, y
que he tenido como una buena cualidad en usted, la franqueza
de que siempre ha hecho uso conmigo; pero me he sorprendi-
do al ver, que si usted tiene esa franqueza, hasta el grado de
haberme dicho que me habían causado mucho mal los hombres
perversos, a quienes di colocación, no ha seguido sus propias
máximas y ha cometido una falta que debo ponerle de mani-
fiesto.
Sé que Zaragoza, ha estado con usted y no puedo explicar,
el que sabiendo que ese hombre es un criminal a quien está
acusando un horrible asesinato, lo haya dejado en libertad, y no
haya procedido a aprehenderlo y a remitirlo para que se le juz-
gara. ¿Por qué ha obrado usted de esa manera? No lo sé, pero
si le diré que no encuentro justa ninguna excusa por su parte.
Espero, por lo mismo, que no volverá usted a darme otro
motivo de sentimiento y que si vuelve a presentarse la ocasión,
procederá a aprehender y a remitir a ese hombre y a todos los
que como él estén manchados y tienen que responder a los car-
gos que les resultan.
En fin, amigo, sea usted prudente, y no se aparte de mis ins-
trucciones, porque son el resultado de mi experiencia y de la
meditación.
Hoy escribo a Campos y le prevengo se sujete en un todo a
las disposiciones de usted y que no se aparte, ni un ápice del
sendero que le demarque la subordinación.
Salúdeme cordialmente al amigo Guzmán y disponga del
afecto del que lo es suyo y servidor quien besa su mano.

40
Para Efectos de la Guerra

Aumento. También tengo que sentir de usted por el empe-


ño que ha tomado, con el objeto de que se autorice a Bruno
Lozano para levantar fuerzas. Blanco, Zaragoza, Bruno Lozano
y todos los que están manchados con la nota de esos tres, no
pueden, ni deben admitirse en nuestras filas, porque nos des-
honrarían y nos contagiarían con la atmósfera que respiran. Al
señor Patoni le escribo también sobre el particular. [5259]

Señor general don Pedro Hinojosa


Matehuala, San Luis Potosí
Mazapil, San Luis Potosí abril uno de 1860
Mi estimado amigo y señor:
Al principio del mes corriente que estuve en Zacatecas, tuve el
gusto de tratar al señor don José María Patoni, gobernador de
Durango; joven apreciable por mil títulos y especialmente por
su decidido empeño en promover el triunfo de la causa liberal:
desde luego noté en él, que no es uno de tantos gobernadores,
que con el solo nombramiento se creen ya no sólo políticos
profundos, sino también consumados generales; al contrario,
siendo un hombre de buena capacidad y probado valor, está
persuadido de que solo, nada podrá conseguir en bien de su
Estado y de la causa liberal, y que necesita rodearse de hombres
de conocidos méritos y de honrosos antecedentes que le ayu-
den a levantar al estado de Durango, a la altura a que lo llama
su importante situación geográfica y la unión que lo liga con los
estados de Chihuahua y Sinaloa, con quienes lleva las mejores
relaciones. Tales son las ideas que animan al señor Patoni, muy
laudables en mi concepto.
Pues bien, al separarnos en Sierra Hermosa, él para volver a
San Juan de Guadalupe y yo para seguir mi camino a este mine-
ral, me manifestó la necesidad de un jefe honrado, valiente y
pundonoroso a quien confiarle el mando de las fuerzas que va a

41
Leticia Martínez Cárdenas

reunir en su Estado, porque cree que esto sólo bastaría para


conseguir el triunfo sobre el enemigo que ocupa la capital: que
tenía tan buenos informes de usted que superaban a sus deseos
y que sabedor de las buenas relaciones con que usted me honra,
me suplicaba admitiese la comisión de ver a usted personal-
mente y encarecerle el gran servicio que prestaría a la causa,
admitiendo el mando de las fuerzas de Durango en su clase de
general del ejército liberal.
Yo de luego le ofrecí evacuar este encargo de confianza; pe-
ro al llegar aquí mis caballos están incapaces de seguir
caminando, y cuando me mortificaba la idea de faltar a mi
compromiso, una carta más apremiante del señor Patoni, ha
venido a determinarme a cumplir a medias cuando menos, mi
comisión cerca de usted por la presente, suplicándole que si le
fuere posible acceder a los deseos de un buen amigo nuestro y
constante defensor de los principios liberales o exigiré sacrificio
de ningún género, pues todo lo sabrá retribuir el señor Patoni y
usted tendrá el gusto de obrar enteramente a su arbitrio en la
grande obra de la reforma, a que ha contribuido tan heroica-
mente, aunque no en la amplia esfera que demandan sus
conocimientos y su constancia.
Diré a usted muy por encima, los elementos con que cuenta
Patoni, a reserva de los datos que usted quiera pedirle y crea
conveniente, los estados de Chihuahua y Sinaloa mandan en su
auxilio, el primero cuatrocientos hombres, el segundo ocho-
cientos. Borrego ha reunido en los partidos del Parral
seiscientos. El total cree que puede aumentar en varios puntos
del Estado, en donde se presente, y una vez que vuelvan a ocu-
par la capital, en donde hay mil ochocientos hombres,
dispondrán para formalizar una expedición al interior, de los
productos de la aduana de Mazatlán, por donde además se
pueden procurar armas y demás pertrechos de guerra.
Para moverse usted hacia Durango, Patoni le proporcionará
todos los recursos que necesite, y si usted se resuelve creo con-
veniente que antes siente usted las bases de su compromiso,
para que ellas sean la norma de la conducta recíproca que de-

42
Para Efectos de la Guerra

ban seguir usted y él, cuando ya usted se encargue del mando


de las fuerzas del Estado.
Patoni es exaltado, pero joven y sincero, no tiene las matre-
rías, chicanas, ni dobleces de muchos caudillos de la revolución;
usted es desprendido sin aspiraciones bastardas, y con buenas
intenciones; creo por lo mismo que ambos harán que Durango
sea una nueva pesadilla para los conservadores, Durango nece-
sita dirección y ustedes pueden dársela muy saludable, pese
usted el negocio y resuélvase por el partido que más ventajas
pueda traer a nuestra causa.
A más no es este negocio de concluirse con dos cartas, con-
tésteme usted y escríbale al señor Patoni y después de bien
impuesto, díganos su resolución, que siempre considerará co-
mo las más convenientes a los intereses del país.
Su afectísimo y seguro servidor quien besa su mano.
José María Castro.
Le suplico muy encarecidamente la remisión de la adjunta a
su título. [5260]

Castro.

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Saltillo, Coahuila abril siete de 1860
Apreciable señor y amigo:
Estando ya de acuerdo para escribir a usted, felicitándolo por el
nuevo nombramiento que ha hecho el Honorable Congreso del
Estado en su apreciable persona; me ha escrito el señor licen-
ciado don José María Castro, de Mazapil, recomendándome
que dirija a sus títulos, dos cartas que me adjunta, una para el

43
Leticia Martínez Cárdenas

señor general don Pedro Hinojosa y otra para el coronel don


Martín Sayas.
De la del primero pude sin querer imponerme, por venir
abierta, y como contiene asuntos quizá delicados para la causa y
aún también para nuestro Estado, me ha parecido prudente
sacar una copia de dicha, la misma que a usted le mando para
que se imponga, manifestándole a más que no las mando toda-
vía si no es hasta esperar su contestación por si usted tuviere
que hacerme alguna objeción al tiempo de remitir yo éstas a sus
títulos.
Sin más por ahora, me repito de usted suyo afectísimo y se-
guro servidor quien besa su mano.

Narciso Hernández.

Señor don Narciso Hernández


Saltillo, Coahuila
Monterrey, Nuevo León abril 11 de 1860
Mi querido amigo:
Impuesto de su apreciable de fecha siete del actual, y de la co-
pia que a ella me acompaña, le doy las más cumplidas gracias
por el empeño que toma para que esté al tanto de lo que pasa; y
espero que en lo sucesivo continuará usted haciendo lo mismo
que ha hecho.
Hoy he tomado posesión del gobierno del Estado y en este
puesto me ofrezco de usted como siempre amigo y servidor
quien besa su mano. [5261]

44
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Charcas, abril cinco de 1860
Mi muy querido General y amigo:
Habiendo recibido en el Venado la orden de marchar sobre
Durango, la he emprendido no sin algunas dificultades y dis-
gustos por causa del señor Uraga, quien tiene la ridícula
pretensión de mandar en jefe las fuerzas constitucionales y que-
ría disponer con tal carácter de las del Estado, que tengo yo a
mis órdenes, sin que antecedente alguno pudiera darle tal dere-
cho, antes por el contrario, clara y terminantemente le había yo
dicho que tenía órdenes expresas de no comprometerme con
ellas, para estar listo, a fin de emprender cualquiera movimiento
que se me ordenase.
Mucho me prometo de nuestra expedición a Durango, si
como espero, usted la protege con sus consejos y el armamento
y demás útiles de guerra necesarios, para formar una bonita
división, que nos pondrá en situación de obrar por sí mismos,
sin necesidad de combinaciones con las otras fuerzas en cam-
paña, que tienen jefes de pésimos antecedentes, como Uraga,
para que puedan inspirar confianza a los verdaderos republica-
nos, son ineptos y sobre todo están dominados de pretensiones
tan exageradas, que da risa verlos.
La situación por aquí nada tiene de satisfactoria; pues que
Uraga, cuenta para tomar a San Luis, con las defecciones que come-
ten las tropas enemigas, que son más numerosas que las
nuestras, tienen tres baterías, mientras él sólo cuenta con una,
sin artilleros; así es que si los últimos favorables acontecimien-
tos que han tenido lugar por Veracruz y Guadalajara, no
impiden al enemigo batirse con Uraga y tiene lugar un hecho de
armas, me parece evidente que pierden las nuestras.
Encarecidamente suplico a usted no nos dilate las armas y
artillería que pedimos, pues que mandándolas en posición que
nos haga temibles, no sólo para el enemigo, sino también para
cualquiera que tenga la necia pretensión de falsear en algo la

45
Leticia Martínez Cárdenas

revolución, que el heroico Estado de su mando ha proclamado


y que sostendrá en toda su pureza, hasta hacerla triunfar, esta-
bleciendo después en nuestro desgraciado país un gobierno
sólido, que nos asegure la paz que tanto necesitamos.
Deseo a usted toda clase de felicidades como su muy adicto
amigo y servidor que de veras lo aprecia y atento besa su mano.

Pedro Hinojosa.

Aumento. Le suplico tenga la bondad de remitirme en


primera oportunidad, unas pistolas de colt y de dar unos cua-
renta pesos a Natividad López, que lleva orden de entregar
treinta y dos a las familias de Lozano y Arizpe, que tienen que
ocurrir a casa por ellos.

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Monterrey, Nuevo León abril 11 de 1860
Mi muy querido amigo:
Hoy he tomado posesión del gobierno del Estado, y puede
usted considerar que no tengo el tiempo necesario para escri-
birle con la extensión que quisiera, al contestarle su grata de
fecha cinco del actual.
Mucho celebro que se encuentre ya en marcha para Duran-
go, y que haya tenido la fortuna de salir bien librado de las
garras de la intriga.
Dentro de breves días, me ocuparé de la expedición que le
está encomendada, y haré lo posible para proveerlo de lo que
le sea necesario, y de que le habla a Juan, cuya correspondencia
he visto.

46
Para Efectos de la Guerra

Al señor Guzmán, salúdemelo cordialmente y dígales que


tan luego como me desahogue de las ocupaciones consiguientes
a los principios de mi administración, me desquitaré por el lar-
go silencio a que me tenía condenado la falta de brazos para el
despacho de mi correspondencia. A todos los jefes y oficiales,
mis finos recuerdos, y usted ordene lo que guste a este su ami-
go y servidor quien besa su mano. [5262]

Señor general don Juan Zuazua


Monterrey, Nuevo León
San Juan del Ahorcado, abril 14 de 1860
Mi muy querido amigo:
En estos momentos pasa un extraordinario con pliegos de Za-
catecas para Matehuala y te acompaño un impreso y copia de
una carta, que me escribe el señor González Ortega, los que te
impondrán de todo lo que pasa por aquellos lugares. De pala-
bra me dice el expresado extraordinario, que Ramírez, había
perdido algunos carros con parque.
Mucha es la falta que me hace la artillería, pues que si la hu-
biera tenido, bien podía ser que en la corrida que ha dado el
Mocho, la hubiéramos aumentado; así es que te suplico de nue-
vo, me mandes todas las piezas que puedas, violentamente, a
San Juan de Guadalupe, pues que sin ella aventuramos mucho,
batiendo a un enemigo, que la tiene y hacemos un papel muy
triste.
Mi compadre el señor Guzmán, me asegura, que aprovecha-
rá las buenas relaciones que tiene con el señor Patoni, para que
éste incorpore las fuerzas del Estado de su mando a las nues-
tras. Siendo esto así, contaremos con dos mil hombres,
suficientes para defender la artillería que mandes y más todavía,
creo que tomaremos Durango, aunque resista allí el enemigo.

47
Leticia Martínez Cárdenas

Como verás, por mi comunicación de esta fecha, he llegado


hasta aquí, sin novedad y continúo mi marcha mañana para San
Juan de Guadalupe, a donde espero tus órdenes: repitiéndome
tuyo afectísimo amigo y servidor que te estima y tu mano besa.

Pedro Hinojosa.

Es pues probable que Uraga se vuelva pronto a Zacatecas,


para emprender sobre San Luis y nosotros tendremos lugar de
levantar y organizar fuerzas respetables.
A Zaragoza seguramente lo empleará Carvajal; hoy me di-
cen que pasó un extraordinario de Carvajal para él, pero aún
dado el caso que se reúna con ellos, todos estos pobres diablos
juntos no valen una cáscara de cacahuate.

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Monterrey, Nuevo León abril 18 de 1860
Mi querido amigo:
No estando en ésta, Zuazua, por haberse ido a Lampazos, con-
testo a usted la que le dirige con fecha 14 del actual, celebrando
lo acaecido en Zacatecas.
En cuanto a la artillería que usted pide, había dispuesto que
saliera con motivo de lo acaecido a Campos, y de que supongo
a usted ya impuesto; pero al prevenir la marcha se me manifes-
tó que se tenían que hacer algunas ligeras composturas y había
que elaborar el parque, porque ni el señor Martínez ni Zuazua,
se habían ocupado de cosas tan importantes; así es que no po-
drá salir esa arma, ni la más infantería que le quiero mandar,
sino hasta fines del presente mes.
En cuanto a la permanencia de usted en San Juan de Guada-
lupe, la podrá decidir en vista de los recursos que pueda

48
Para Efectos de la Guerra

proporcionarse; más si se le escasean, bien puede venirse a la


Hacienda de los Hornos, que resistirá el empuje y tanto más
cuanto que su dueño está indicado de combinación con Cajen y
los suyos, y además nos resultará la ventaja de que esté usted en
territorio del Estado: aunque según mis dos últimos extraordi-
narios, creo que cuando reciba éste, ya se habrá puesto en
marcha para auxiliar a Campos y proteger a los pueblos del
distrito de Parras.
Refiero a usted en todo lo demás a que se contrae en su
apreciable a lo que le digo a nuestro amigo el señor Guzmán.
Salúdeme usted expresivamente al señor don Jesús Gómez y
disponga del afecto de este su amigo y servidor quien besa su
mano. [5263]

Señor general don Pedro Hinojosa


Zacatecas, Zacatecas 13 de abril de 1860
Mi fino y querido amigo:
El cúmulo de ocupaciones que me rodean, me impide tener el
gusto de contestarle extensamente su apreciable de siete del
actual: me limito por lo mismo a acompañarle los impresos
adjuntos. Ayer tarde debe haber dado alcance a Ramírez el
señor Uraga, antes de llegar a Sain Alto, y de un momento a
otro espero una noticia sobre el particular.
De usted afectísimo amigo y servidor quien su mano besa.

Jesús G. Ortega.

Aumento. Ha llegado a esta ciudad la infantería que dejé en


Aguascalientes, lo mismo que las fuerzas que tenía en el sur del
Estado. Un recuerdo a los amigos. Una rúbrica.
Es copia. San Juan del Ahorcado, abril 14 de 1860. [5264]

49
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Monterrey, Nuevo León abril 21 de 1860
Mi querido amigo:

Supongo a usted reunido o próximo a reunirse con Campos,


quien con fecha 18, debe haberse movido en seguimiento de
Cajen, que se ha retirado rumbo a Durango. Este movimiento
lo ha de haber hecho para incorporarse con Ramírez, y es pre-
ciso estar con cuidado para no aventurar un hecho de armas.
Confío en usted y ya sabe que tengo seguridad en que obrará
conforme a mis instrucciones.
La artillería se está disponiendo con actividad, y no puede
estar lista sino hasta fin del presente o principios del entrante,
porque me encontré absolutamente sin cosa alguna preparado,
y que falta parque para algunas piezas; pero se trabaja y se pro-
cura hacer cuanto se puede. Manténgase usted pues, como
pueda, por esos puntos, entre tanto le llega la artillería, y haga
que se organice bien la fuerza de Campos y que todas se disci-
plinen entre tanto se ponen en acción.
Le acompaño a usted copias de una carta de Núñez de Cá-
zares, de una de Degollado y de la contestación que doy al
primero. Ya verá usted lo que ese hombre piensa y lo que he
contestado; creo que he obrado como debía y que es lo único
que podía hacer. El Congreso, dirá lo que convenga al Estado
y comunicaré a usted su resolución.
Al señor Guzmán, salúdemelo cordialmente y dígale que si
no le escribo, es por mis muchas atenciones y no por otro mo-
tivo, que lo considero tan amigo, que debe tomar por dirigidas
a él las que le escribo a usted.
Consérvese bueno y disponga del afecto de este su amigo y
servidor quien besa su mano. [5265]

50
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Monterrey, Nuevo León abril 17 de 1860
Mi querido amigo:
Pongo a usted este extraordinario con el objeto que contiene
mi oficio de fecha de hoy con la nota de reservado. Amigo
como es usted de la causa y de mi persona, y depositario de
toda mi confianza y de la del Estado, no debe permitir que en
sus filas se encuentren hombres manchados como Blanco, Za-
ragoza, Lozano, Valdez y otros que no pueden menos que
llevarle el desorden y la anarquía.
Usted tiene un vasto campo en que figurar y el Estado le
proporcionará que ese se extienda, si, como no lo dudo, se su-
jeta en un todo a las instrucciones que le dicte este gobierno;
pues de otra manera nos veremos expuestos a los males que ya
otra vez hemos tenido que lamentar, y que me obligaron en
septiembre último a llamar al ejército.
Mi comunicación oficial sobre este particular es bastante cla-
ra y explícita, y francamente si no ha de haber orden, disciplina
y subordinación, vale más retirarnos a nuestras casas, que así no
contribuiremos a las desgracias de la nación.
Muy mortificado estoy por lo ocurrido en Sierra Hermosa,
con un paisano, y le recomiendo a usted muy particularmente
se practique la averiguación respectiva y dé cuenta con ella avi-
sando el castigo que se le haya impuesto al culpable.
Repito a usted la escrupulosidad en la observancia de las ins-
trucciones y me dará un placer positivo si en cada correo me
avisa usted los progresos que haga en el restablecimiento del
orden y que coloca en nuestras filas, hombres como don Jesús
Gómez, que lo ha destinado para la comisaría.
Ayer le escribió a usted Rejón, en mi nombre y reiterándole
lo que le dijo, le recomiendo active sus movimientos para pro-
teger a Campos y a los pueblos del Estado que están amagados,
dirigiéndose usted al partido de Parras, que es el teatro de los
sucesos, sin omitir dar avisos repetidos a Campos, para evitar

51
Leticia Martínez Cárdenas

una sorpresa y poder combinar los movimientos que ambos


deben hacer.
Por último fije usted su atención en Zaragoza, de quien se
asegura que estaba en Cedros, con cuatro hombres esperando a
usted para incorporársele, habiendo ido a ese punto, de acuer-
do con usted. No creo esto último, y espero que como le
prevengo, lo aprehenda y me lo remita bien asegurado.
Consérvese usted bueno y disponga del afecto de este su
amigo que lo estima y besa su mano. [5266]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Rancho del Aguaje, Coahuila abril 20 de 1860
Mi muy querido general y amigo:
Ha sido en mi poder la nota oficial que con el carácter de re-
servada se sirvió usted dirigirme con fecha 17 del corriente y su
carta confidencial de la misma fecha, relativa al propio asunto.
Acompaño a usted mi contestación oficial y pongo esta confi-
dencial, porque en ella podré hacer explicaciones más explícitas
y dar a usted una idea más exacta de la base de conducta que
me he propuesto y que he seguido y espero seguir invariable-
mente.
Usted me hace justicia al asentar que soy amigo de la causa
liberal y personalmente de usted y yo nunca podré desconocer
que el Estado, y especialmente usted, me han colmado de una
confianza a la que procuraré por todos los medios posibles,
corresponder dignamente. Por lo mismo, yo no puedo tener
más intereses que los del Estado, ni otra mira en todos mis
actos que la de trabajar por su gloria y por el brillo de sus ar-
mas.
Ahora bien, yo se que las dos principales condiciones para la
prosperidad y buen nombre del Estado son, su paz interior

52
Para Efectos de la Guerra

bajo el régimen actual, y el buen crédito de sus hijos, que con


las armas en la mano sostienen la causa liberal. Por consiguien-
te nunca podré entrar en inteligencia con los que otra vez han
causado trastornos en el Estado y mucho menos con los que en
la actualidad intentan promover nuevas asonadas.
De la misma manera, jamás admitiré en las filas del ejército,
que usted y el Estado han puesto a mis órdenes, a hombres
manchados con defecciones anteriores y ni aquellos que se ma-
nifiestan dispuestos a armonizar o entrar en combinaciones con
ellos. Esté usted pues persuadido de que mientras yo mande
fuerzas del Estado, no figurarán en ellas, ni como simples sol-
dados, Blanco, Zaragoza, Lozano y otros que se les parecen.
Esta es la ocasión de explicar a usted mi conducta con Zara-
goza y Valdez. El primero se presentó en Matehuala con dos
mozos, diciéndome que iba a Zacatecas, en donde tenía nego-
cios. Me mandó pedir permiso para hablarme y yo se lo
concedí con el objeto, entre otros, de sondear, sus intenciones.
Pude entender que su objeto era ir a mendigar con Ortega, el
mando de alguna fuerza; pero como esto nada tenía que ver
con el Estado, no me di por entendido y sí solo le previne, que
sin demora saliera de Matehuala.
Pocos días después, me dirigió el teniente coronel Arredon-
do, el oficio que consta en la copia número uno, al que di la
contestación que contiene la número dos. Nada necesito agre-
gar para que usted pueda conocer mis intenciones.
Después, y por mera casualidad, supe que Zaragoza estaba
en Cedros, y aún pude sospechar por las palabras sueltas de un
extraordinario, que Ortega lo llamaba a Zacatecas, sin duda
para ocupar la vacante de Sánchez y Román. No he tocado a
Cedros; pero he tomado providencias para que se le aprehenda
en donde quiera que se le encuentre y en ese caso, lo remitiré
con la debida seguridad.
Respecto de Valdez, era público en Monterrey, que el señor
Martínez lo recibía como amigo de usted y del Estado, y aún sé
que le proporcionó recursos, para que saliera con las fuerzas que
sacó Quiroga. Sin embargo, no le he dado ocupación de nin-

53
Leticia Martínez Cárdenas

guna especie, ni tiene en la brigada otro carácter que el de un


arrimado a quien nadie hace caso.
El asesinato de un paisano en Sierra Hermosa, es ciertamen-
te un hecho lamentable. Está plenamente probado el delito y
corroborada esta prueba con la fuga del desgraciado que lo
cometió. La averiguación sumaria tiene algunos defectos, debi-
do en su mayor parte a la premura del tiempo; pero he dado ya
orden para que se subsanen en lo posible y la remitiré en pri-
mera oportunidad.
No tenga usted la menor duda de que como soldado, como
liberal y como amigo, todas mis operaciones irán basadas en la
letra e incuestionable espíritu de las instrucciones que ha tenido
a bien darme. Tampoco dude usted de que he tenido, y tendré
especial cuidado de colocar a hombres cuya aptitud y probidad
no puedan ponerse en duda. Por eso lo más delicado, que es la
contabilidad lo había encomendado a don Jesús Gómez; pero
éste repentinamente se ha separado, sin que los muchos esfuer-
zos que mi compadre Guzmán y yo hicimos, bastaran para
detenerlo.
He llegado a sospechar que el principal motivo que tuvo, fue
que algunos criticaron su nombramiento, alegando que no era
hijo del Estado. Usted comprenderá cuanto he sentido esta
ocurrencia.
Tengo ya noticias positivas de Campos y comunicaciones
suyas que me manifiestan su buena disposición. Estamos ya de
acuerdo para reunirnos en Cuencamé, a donde llegaré yo pasa-
do mañana, y él dentro de cuatro días. Creo de mí deber decir
a usted con toda franqueza, que las haciendas y poblaciones del
estado de Durango, están muy prevenidas contra él; y aunque
yo por mi parte no tengo la más ligera queja, si creo prudente y
político que usted lo ocupe en otra cosa, dando el mando de su
regimiento, a Fierro o Pancho Aguirre, o a otro de su confian-
za. La razón que para esto tengo, es que del gobierno abajo,
todos están en la mejor disposición para facilitarnos toda clase
de recursos, y acaso ese motivo de disgusto, los resfriaría o me
colocaría en situaciones embarazosas. No obstante, usted haga
lo que estime mejor.

54
Para Efectos de la Guerra

Por ahora, no tenemos enemigo cercano, pues Ramírez con


sus catorce piezas y de seiscientos a ochocientos hombres, debe
estar en Durango y Cajen, con cosa de cuatrocientos, se dirige
con carrera de venado a la misma ciudad.
Así pues, reuniremos todas nuestras fuerzas y la artillería que
viene en camino, se aumentarán las de Durango, con partidas
que se van incorporando y probablemente se unirán dos sec-
ciones, la una de Sinaloa y la otra de Chihuahua, que según ha
sabido el señor Patoni, vienen para Durango.
Quedo de usted como siempre suyo afectísimo amigo y
adicto servidor que lo ama y su mano besa. [5267]

Pedro Hinojosa.

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Cuencamé, Durango abril 25 de 1860
Mi muy querido general y amigo:
Contesto su estimable fecha 18, que es respuesta a la que dirigí
a don Juan, y que lo deja impuesto de lo sucedido en Zacatecas.
Mucho siento que la artillería no haya podido salir con la
prontitud que los acontecimientos exigen, pues como es lo
único que puede obligarme a suspender aquí mi marcha sobre
Durango, porque como estará usted impuesto por mis anterio-
res, las fuerzas todas de este Estado están a mis órdenes, y
podemos contar también con las de Chihuahua y Sinaloa, que
están en camino: todas forman un número suficiente para em-
prender con buen éxito, teniendo aquí la artillería, que ruego a
usted haga salir con prontitud.
Siguen las quejas contra el teniente coronel Campos, por las
providencias violentas que para hacerse de recursos ha tomado
en las haciendas y pueblos de este Estado; y aunque yo com-

55
Leticia Martínez Cárdenas

prendo bien, que la prevención que tienen en su contra es sufi-


ciente para que exageren; sin embargo, repito a usted lo que
dije en mi anterior: sería político que otro jefe de toda la con-
fianza de usted mandara ese regimiento.
Hoy repito al referido Campos, la orden para que avance
hasta incorporárseme, pues que me parece conveniente recon-
centrar por aquí las fuerzas, tanto para estar preparadas para
obrar, en caso de que el enemigo salga sobre nosotros, de Du-
rango; como porque aquí hay más recursos y estarán mejor
atendidas.
Cumpliendo en todo con las órdenes e instrucciones de us-
ted, sobre que haga cuanto sea necesario, para moralizar y
disciplinar bien la fuerza, que ha tenido la bondad de poner a
mis órdenes, me he visto en la necesidad de tomar providen-
cias, que por más que repugnan a mi carácter, son
absolutamente necesarias.
He separado al teniente coronel Arredondo, del mando del
regimiento de rifleros, porque es un hombre díscolo, chismoso,
que estaba introduciendo entre ellos la discordia y el desconten-
to. Es arbitrario y traspasa las facultades que se le dan;
abusando del mando que emplea en su favor, quitando caballos
y otras cosas, sin dar cuenta a la superioridad; en fin, es un
hombre que no sirve para nada bueno, ya usted sabe la com-
prometida que me dio, desobedeciendo mis órdenes, para no
pasar del Venado; y todo porque Uraga, lo alucinó, ofreciéndo-
le el empleo de coronel y torres de viento.
A Piñón, lo he suspendido a mi pesar; pues que como él
mismo puede decir y han presenciado muchos, siempre lo he
tratado con bastantes consideraciones y aún estaba dispuesto a
elevarlo hasta donde fuera posible; pero no me ha valido este
género de conducta y hace dos días ha roto públicamente y con
escándalo la orden que dicté, separando al teniente coronel
Arredondo de la 1ª Brigada del Ejército del Norte; por lo que lo
mandé suspender y encausar. Probablemente mañana sale para
esa capital, pues no quiero que faltas tan graves, queden sin

56
Para Efectos de la Guerra

castigo y se conviertan en regla para las demás fuerzas, que se


han puesto bajo mis órdenes.
Todo va bien por estos estados y se hallan en la mejor dis-
posición para que formemos un ejército formidable, que
establezca la paz y el orden constitucional en la nación; y sería
triste, que la tolerancia de algunas faltas nos enajenara las sim-
patías de nuestros colaboradores. Más delante, con la línea de
conducta que me he propuesto seguir, adquiriremos grandes
elementos y todos los recursos que producen los puertos más
importantes del Pacífico. He conseguido lo que usted siempre
ha deseado, armonía en el pensamiento y unidad en la acción.
Necesitamos mucho una persona inteligente para la cons-
trucción de montajes de artillería y una obra o tratado sobre el
modo de construir estos objetos y las piezas; para lo primero
me parece a propósito el señor Mier, y dejo a la buena elección
de usted lo segundo. Necesito también mucho, instrumentos de
zapa, de que carezco absolutamente; y si usted puede mandar-
me una batería completa, sería mejor, si en ella viene, una o las
dos piezas arrifladas, que podríamos aprovechar bien, si el
enemigo se defiende en Durango, o sabe abatirnos.
Mucho me prometo del señor Patoni: republicano por con-
vicción, joven, lleno de vida y de entusiasmo, tiene la mejor
intención y está dispuesto a cooperar con todos los elementos y
recursos del Estado de su mando; habiendo puesto espontá-
neamente a mis órdenes las fuerzas, que tiene organizadas y las
que le vienen de Chihuahua y Sinaloa, así como los recursos
pecuniarios que hasta hoy ha podido reunir.
Por último, tiene fe y confianza en nuestros hombres, cono-
ce bien su superioridad y se manifiesta enteramente dispuesto a
poner en sus manos los grandes elementos con que cuenta.
Consérvese usted bueno y mande lo que guste a su afectísi-
mo y sincero amigo y seguro servidor que atento su mano besa.
[5268]

Pedro Hinojosa.

57
Leticia Martínez Cárdenas

Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Cuencamé, Durango abril 25 de 1860
Mi muy querido amigo y general:
En contestación a la grata de usted fecha 21 del corriente, tengo
la satisfacción de decirle que según aviso en nota separada,
Campos, aún no se incorpora a las fuerzas de mi mando, no
obstante que a usted y a mi nos había hecho consentir en ello.
Para que usted pueda formar ideas exactas en este particular, le
incluyo copia de la última comunicación que Campos me ha
dirigido.
En nota separada contesto a usted también sobre la impor-
tancia de que la artillería venga cuanto antes; y le ruego a usted
me disimule si insisto demasiado sobre este punto, pero esto
procede de que palpo su urgente necesidad.
Las copias que usted me hace favor de incluirme no son, a
mi ver, más que la neta confirmación de que el hombrecito don
Santos, es el más falso, más hipócrita e inconsecuente de los
que se empeñan en ser nuestros prohombres. Recuerdo que en
una carta que dirigió al señor Martínez, calificaba de muy malos
a usted, a don Juan y a mi compadre Guzmán: ahora usted es
muy bueno; pero los que lo aconsejan son muy malos.
Yo creo que don Santos insulta a usted más en esta carta
que en la primera. La verdad, a mi juicio, es que el hombre ha
perdido hasta las más triviales ideas de decencia. La contesta-
ción de usted me parece muy digna y juiciosa; y creo que con
ella obtiene usted sobre el jesuita un espléndido triunfo. Esta
es también la opinión de mi compadre Guzmán, que da a usted
por suya en todas sus partes, la presente.
He dado conocimiento de las copias al señor Patoni, quien
las ha visto con positiva indignación y me ha repetido la resolu-
ción que ya me había manifestado, para ayudarnos a hacer la
guerra a hombres tan inicuos y desvergonzados como el autor
de la primera carta. Este señor Patoni, es todo un hombre.
Sin más por ahora me suscribo como siempre suyo afectísi-
mo amigo y servidor que atento besa su mano.

58
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Pedro Hinojosa


Cuencamé, Durango
Monterrey, Nuevo León mayo uno de 1860
Mi querido amigo:
Contesto sus apreciables del 25 del último abril, aunque una de
ellas vino sin firma.
Desde el 29 del citado mes, comencé a escribir a usted y
concluyo ahora manifestándole que la artillería, compuesta de
dos bomberos de la veinticuatro, un obús de a treinta y seis y
un obús de montaña de a doce, no podrán salir sino del uno al
12 del presente, y eso haciendo extraordinarios esfuerzos, por-
que a mi ingreso al gobierno me encontré sin un cartucho, y
aún sin balas para dos piezas de a seis, que son las mejores para
batir y he tenido que mandar fundir esos proyectiles a Matamo-
ros, los que si llegan a tiempo se dispondrán para que marchen
también esas bocas de fuego.
Respecto a demás armas, a Campos se le mandaron última-
mente ciento treinta y tres fusiles buenos y treinta bultos de
parque de quince adarmes. Las piezas rayadas no podrán ir por
estar desmontadas, a no ser posible concluir los montajes.
Si el señor Patoni se hiciere del armamento de Zacatecas
que está atrojado en Brownsville, adquirirá un buen surtido,
siendo por su clase los mejores del mundo.
Quedo enterado y es de mi aprobación, del paso que ha da-
do, suspendiendo a los jefes de que me habla y espero que en lo
de adelante, continuará usted de la misma manera; pues sabe
que deseo y quiero que haya orden y moralidad.
Lo que está pasando en Veracruz, en donde no se cuidan
más que las personas que están en el gobierno, viendo con indi-
ferencia y desprecio a la nación, debe llamar nuestra atención
de una manera bastante seria, y por lo mismo recomiendo a
usted conferencie con los señores Guzmán y Patoni, ya que

59
Leticia Martínez Cárdenas

ambos están decididos por la buena causa y en ellos encontra-


mos patriotismo, conocimientos y buena fe.
Mis ideas por ahora son el que nos preparemos para cual-
quier evento, formando por lo pronto, una coalición de hecho,
que después será de derecho, entrando en ella desde luego,
Durango, Chihuahua y Sinaloa, que después vendrá por sí solo
Zacatecas, porque los sucesos y las circunstancias harán al se-
ñor Ortega solicitar su unión a Degollado, quién está en
Tampico esperando que los estados le den fuerzas y recursos.
Bien conozco que la toma de Durango es de la mayor im-
portancia para la realización de mis ideas; pero como no
tenemos aún todos los elementos necesarios, para llegar a ese
resultado, deseo que usted, con vista de los informes más exac-
tos que se proporcione del número de fuerzas del enemigo, de
sus recursos, del estado de la opinión en Durango, de la pro-
tección que se le dispense a la reacción por las personas
influyentes de esa capital, y con el conocimiento de cuantos
datos conduzcan a formar un juicio exacto, se resuelva o no a
atacar esa plaza, en lo que debe ser muy prudente, porque un
descalabro nos colocaría en una situación muy comprometida y
nos expondría a sacrificarnos inútilmente.
Creo que se contará con Uraga, según lo que hablé con este se-
ñor general cuando estuvo conmigo últimamente en Lampazos: y
si estuviere yo engañado en mi juicio, pronto lo sabré de cierto.
Comuníqueme su resolución y disponga del afecto de este
su amigo y servidor quien besa su mano.
OJO. En cuanto a Mier, para la construcción de montajes,
y lo demás que usted desea tener, prepararé las cosas de manera
que si se toma a Durango, se sitúen en esa ciudad inmediata-
mente, respecto a instrumentos de zapa, remítame usted una
lista de los que necesite para mandárselos con la artillería.
[5269]

60
Para Efectos de la Guerra

Ejército del Norte. Primera Brigada. Sección Campos. Tenien-


te Coronel.
Acabo de llegar a esta hacienda con la fuerza de mi mando des-
de donde me ocupé, luego de mandar exploradores por los
rumbos que he creído peligrosos y habiendo vuelto éstos, sólo
han observado por el de Mapimí una partida de tulises cuyo
número y jefe ignoro, estando libres los demás puntos cerca-
nos.
El excelentísimo señor gobernador, con fecha 16 de éste, me
dice, que al día siguiente sale un cargamento de parque a en-
contrarme y al segundo día, cinco piezas de artillería y
armamento suficiente para seguir engrosando y fortaleciendo
mi sección; esta noticia me ha hecho reflexionar si es necesario
esperar aquí dichos objetos, atendiendo a que si dejo pasar de
este punto, tan importante remisión, sería exponerla, porque la
fuerza que lo conduce es poca y su adquisición es importantí-
sima.
Por otra parte, después del triunfo que obtuve contra Cajen,
quedé como usted puede considerar, débil y robado por la
misma plebe, que aunque me ayudó, me robó caballos, mulas,
armas y mil otras cosas que hoy me ocupo en reparar; particu-
larmente armamento, parque y hombres; más todo esto no es
más que un deseo y precauciones, si usted considera que con-
viene que en el acto marche a unírmele, al momento de recibir
sus órdenes, las cumpliré, limitándome tan solo a poner en su
conocimiento circunstancias que ignora para que al tanto de
ellas, determine lo que a bien tenga y me dé sus órdenes. Pro-
testo a usted mi respeto y subordinación.
Dios y Libertad. Santa Rosa, Coahuila abril 22 de 1860.

Máximo Campos.

Es copia de su original. Cuencamé, Durango Abril 25 de


1860. [5270]

S. Bravo, Secretario.

61
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Monterrey, Nuevo León abril 29 de 1860
Mi querido amigo:
Oficialmente y con el carácter de reservado, hablo a usted de
dos negocios de importancia, que le recomiendo.
En el primero relativo a Campos, de que son muchas las
quejas que se han dirigido y se dirigen al gobierno. Puede su-
ceder que se haya excedido en algo, porque fue enviado y
comisionado con la bendición de Dios, pero no por eso debe
disimular ni dejar desapercibido lo que se dice, y que llega has-
ta el extremo de asegurarse, que libranzas dadas por un señor
Jiménez de Avilés, han sido cobradas y recibido su valor por la
familia de Campos.
La proximidad de usted a los puntos en que se asegura que
ha cometido sus excesos ese jefe, lo ponen en aptitud de poder
averiguar la verdad y por cruda que sea ésta, debe obrar con-
forme a sus facultades.
El otro punto es sobre lo que está pasando en Veracruz, en
donde no se cuidan más que las personas que están en el go-
bierno, viendo con indiferencia y desprecio a la nación.
Conferencié usted con nuestro amigo Guzmán, mediten bien
sobre lo que digo oficialmente y comuníquenme sus ideas, pues
debemos estar preparados para todo evento a fin de que poda-
mos tomar un buen partido, que para mi no debe ser otro que
el que indico.
Degollado está en Tampico esperando que los estados le
den tropas y recursos, y es indudable que debe obrar de acuer-
do con los de Veracruz; y repito que debemos estar preparados.
Creo que se contará con Zacatecas, aunque juzgue que no
debe tentarse y si esperar que por sí entre en la coalición, lo que
hará porque no puede dar otro paso. Nuestros trabajos deben
comenzar con Durango, Sinaloa, Chihuahua y Sonora, que lue-
go se extenderán a otros estados.
Ya sabe usted que lo que le escribo es también para el amigo
Guzmán, a quien saludo afectuosamente, repitiéndome de us-
ted amigo y servidor quien besa su mano. [5271]

62
Para Efectos de la Guerra

Cuencamé, Durango abril 30 de 1860


Mi muy querido amigo y general:

Por la comunicación que con este extraordinario dirijo a la Sub-


inspección, quedará usted impuesto de que el enemigo está a
corta distancia de nosotros; si la artillería que ha de venir de
esa, apresura la marcha forzando las jornadas, podrá servirnos
aún, pues que yo me propongo ganar tiempo y solo en caso
muy comprometido dar acción, buscando el modo de compen-
sar la ventaja, que por la artillería, tiene el enemigo.
Estoy colocado en una posición en que puedo atacar o hacer
ese movimiento para Nazas, a proteger la fuerza de Chihuahua
y Durango, que llegará mañana a aquella plaza, compuesta de
seiscientos hombres y dos piezas, una de ocho y otra de doce.
Con este refuerzo creo seguro el triunfo; para el que cuento
también con el estado de desmoralización en que estará el
enemigo, con la noticia de la derrota de don Rómulo Díaz de la
Vega, que como usted sabe fue completa.
Salgo en estos momentos para el Paraje, por lo que no soy
más extenso, suplicándole haga cuanto se pueda porque la arti-
llería llegue pronto, dándole sus órdenes para que tome el
camino por Santa Rosa, a donde cuidaré de mandar pedir que
se conduzca al punto en que se encuentre esta División.
Siempre soy de usted afectísimo amigo y servidor que lo es-
tima y besa su mano.

Pedro Hinojosa.

No tenga usted cuidado alguno de nuestras fuerzas, y esté


seguro de que antes de diez días, con la fuerza que usted nos
mande, reuniremos una división de tres mil hombres. Haremos
más, desde este momento le ofrezco que no perderemos nin-
guna batalla y que los que tanto lo han denigrado, tendrán que
arrepentirse más tarde.

63
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Monterrey, Nuevo León mayo cinco de 1860
Mi querido amigo:
Estoy con cuidado por lo que me anuncia usted en su aprecia-
ble de fecha 30 del último abril, relativo a la proximidad de
Cajen, y sólo me tranquiliza la seguridad que nos da usted de que
no comprometerá acción alguna, sino contando con todas las
probabilidades del triunfo.
Respecto de la artillería, ya he dicho a usted en mis anterio-
res lo que hay sobre el particular, sin embargo, he dado mis
órdenes y del nueve al diez, cuando más tarde, saldrán de ésta
dos bomberos de a veinticuatro y uno de a doce, que son las
piezas que estarán listas, a reserva de mandarle a usted después
las dos de a seis, tan luego como reciba las balas que para ellas
he mandado fundir a Matamoros.
Salúdeme usted expresivamente a los amigos don José María
Patoni, don León Guzmán y usted reciba el afecto de su amigo
que lo estima y besa su mano. [5272]

Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Noria Pedriceña, mayo dos de 1860
Mi querido general y amigo:
Hace tres días que escribí a usted de Cuencamé, avisándole la
salida de fuerzas reaccionarias de Durango y su proximidad,
que me hizo creer pretendían atacarme y como supongo a us-
ted con grande ansiedad por saber el resultado, le diré que el
enemigo no se atrevió a atacarme, sin embargo, de su artillería y
de que como verá usted, por la comunicación que con esta

64
Para Efectos de la Guerra

fecha dirijo a la Subinspección, le di tiempo más que suficiente


para hacerlo.
Las últimas noticias que de él he recibido, son de que se ha
estacionado en Santa Catalina, con el grueso de su fuerza,
avanzando sólo partidas de observación.
La falta de recursos en el partido de Cuencamé y la nece-
sidad de incorporar a esta división la sección que manda el
señor Borrego, me resolvieron a marchar a Nazas, a donde el señor
Patoni, me ofrece lo que necesite para mantener la fuerza,
mientras llega la artillería que usted ha de mandarme, sin la que
nada debe emprenderse sobre Durango, mientras permanezcan
unidas las fuerzas de Ramírez y Cajen, que según las noticias
que he podido tener hasta ahora, cuentan dos mil quinientos
hombres de las tres armas con veinte piezas de artillería.
El señor gobernador de Durango, escribe a usted, recomen-
dándole mucho la pronta remisión de la artillería, por lo que me
refiero en todo a su carta, suplicándole que en primera oportu-
nidad me mande al teniente coronel García Brito, que servirá
mucho aquí, porque escasean los buenos jefes y también a Pan-
cho Aguirre, que como usted sabe, conoce bien este terreno y
es útil para el servicio.
Mucha falta me está haciendo Quiroga y es absolutamente
necesario que esté aquí, porque los soldados de su regimiento
se desertan con frecuencia y en mi concepto, tienen la culpa los
jefes, que no estando aquí Quiroga, se descuidan.
Quedo de usted como siempre suyo afectísimo amigo y
adicto servidor quien su mano besa.

Pedro Hinojosa.

Aumento. El teniente coronel don Máximo Campos, in-


corporó a la brigada, una bonita sección, muy subordinada, de
lo que estoy bastante contento. [5273]

65
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Nazas
Monterrey, Nuevo León mayo diez de 1860
Mi querido amigo:
Por su apreciable de fecha dos del actual, me he impuesto del
movimiento que ha hecho usted con dirección a Nazas, con el
objeto de incorporar a sus fuerzas, la sección que manda el señor
Borrego, y esperar allí la artillería que debe ir de esta.
Ya he dicho a usted que a mi ingreso al gobierno, encontré
que ni el señor Martínez ni Juan, habían hecho cosa alguna
relativa a maestranza; de manera que ha sido necesario extraor-
dinarios esfuerzos para poder alistar dos bomberos de a
veinticuatro y uno de a doce, que indefectiblemente saldrán de
aquí el día once del presente, con seis carros de parque y una
compañía de infantería, quedándome el sentimiento de no po-
derle mandar dos piezas de a seis útiles, porque ha sido
necesario que en Matamoros fundan balas para ellas, dos ralla-
das que están desmontadas, y en cuyo montaje se trabaja con
actividad.
La dirección que tomarán las tres piezas indicadas, será la de
Nazas, y se le prevendrá al que las vaya mandando que de Pa-
rras le dé a usted aviso de las jornadas que deba hacer y de las
puntas que ha de tocar, para que obren de acuerdo y en caso
necesario, se auxilien mutuamente. Creo que con lo dicho
quedará usted satisfecho y convencido de que se ha hecho
cuanto ha sido dable para proporcionarle los elementos de gue-
rra que ha pedido.
Extraordinaria es mi satisfacción al saber que Campos se ha
incorporado a usted con una bonita sección, muy subordinada;
y que por lo que me dice el señor Guzmán, que las explicacio-
nes habidas entre el señor Patoni y Campos, han venido a
mejorar la situación y buena armonía.
Debe usted haber recibido ya mi resolución relativa a la se-
paración de Campos, resolución que tomé por lo que me
escribieron los señores Patoni, Guzmán y usted mismo, y por la

66
Para Efectos de la Guerra

multitud de chismes que se han dirigido al gobierno contra ese


jefe, a quien con la bendición de Dios se le mandó que organi-
zara fuerzas, las vistiera y armara, para defender al Estado
contra Cajen, y auxiliar a nuestros hermanos de Durango.
¿Qué ha de hacer un hombre a quien se le piden resultados sin
darle los elementos para ello?
Incuestionablemente ha de herir intereses, ha de atraerse
odiosidades y ha de ser el blanco de los malquerientes del go-
bierno, y todo esto con tanta más razón, si en donde debe
obrar no encuentra ni en las autoridades ni en los ciudadanos,
toda la protección y la abnegación necesarias para llevar a efec-
to su comisión. Esto ha sucedido a Campos, quien habrá
cometido abusos, pero ha dado resultados, que acaso ningún
otro habría alcanzado.
Repito a usted que estoy muy contento y con entera satisfac-
ción por la buena armonía que existe, habiendo desaparecido
las prevenciones que tenían contra Campos, porque esto me da
a entender que se desarrolla más y más cada día el espíritu de
fraternidad, que es la base sobre que debemos hacer descansar
el edificio de la coalición, de que han de resultar a los estados
su bienestar y felicidad.
El triunfo obtenido por el general Uraga, y las tendencias y
carácter de este deben llamar mucho la atención nuestra, para
no quedar reducidos a la nulidad en el drama que se representa.
Fije usted la imaginación en la proclama última del señor Uraga
y verá que no se trata más que de reformas, vea usted ese espí-
ritu conciliador que manifiesta; y todo le revelará que va a
surgir una tercera entidad bastante fuerte, y que los estados de
la frontera van a quedar subalternados y expuestos a los mis-
mos o peores males que ha combatido, haciendo inmensos
sacrificios.
Bien me conoce usted y sabe que no obstante lo que dicen
mis enemigos, ni abrigo ambición, ni engaño a persona alguna,
habiendo cumplido siempre mis compromisos. En todo he
obrado y obro de buena fe.

67
Leticia Martínez Cárdenas

Con esta seguridad puede usted proceder en el punto de


coalición. Nada importa que hoy no se externe la idea, ni los
medios de realizarla; importa sí que exista de hecho, que des-
pués los estados, unidos por ese pacto, arreglarán la manera de
externarlo y todo lo demás que lo haga fructuoso: importa
hacernos fuertes, para poder ocurrir a cualquier evento que
acaso no se hará esperar, si la fortuna sigue protegiendo al se-
ñor Uraga, quien estoy cierto de que no se detendrá en sus
operaciones militares, y que como es muy natural, se coloquen
a su derredor los que por lo disgustado que estén, han de tratar
de buscar el medio de asegurar su bienestar futuro, con las ga-
rantías que se les ofrecen, creándose así esa tercera entidad que
debe resultar.
Mediten bien y discutan usted y los señores Patoni y Guzmán,
lo que dejo indicado, comuníquenme el resultado de sus delibe-
raciones, sin perder de vista las influencias que esos señores
tengan en Chihuahua, Sonora y Sinaloa, para proporcionarse el
apoyo de la coalición. Se trata de los intereses generales de
la nación, y de los particulares de los estados fronterizos, y
no debemos descansar hasta no ver afianzados unos y otros.
Preparándonos como dejo dicho, para aparecer fuertes en cual-
quier evento.
1°Los señores Guzmán y Patoni y usted son los que deben
encarnar la coalición, los que deben formular sus bases, que
después acordaremos el tiempo y la manera de externar el
pensamiento.
Yo lucho en esta con los diputados de la Legislatura entre
los que hay algunos amigos de don Santos Degollado: se
ocupan de quitar al gobierno las facultades extraordinarias
que tiene, y de expedir algunos decretos cuya importancia es
incalculable.
Actualmente tengo en mi poder uno en que desconocen en
el Gobierno General y en el general en jefe del Ejército Fe-
deral, la facultad de destituir y nombrar gobernadores; pero
conteniendo una idea, que envuelve un contraprincipio, lo
voy a devolver con observaciones.

68
Para Efectos de la Guerra

Pronto se expedirá otro decreto sobre las facultades del go-


bierno para celebrar tratados, y si logro la expedición de sete
y del anterior, en los términos convenientes, creo que habré
más avanzado algo.
Últimamente ha mandado a la Legislatura el señor Degolla-
do una exposición, manifiesto o acusación contra mí,
Zuazúa, Martínez y Garza González, con motivo de los dis-
cursos leídos al abrir sus sesiones ese cuerpo: trato de
publicar tres cuadernos para refutarlo, usando de tres distin-
tos estilos, y si no tengo tiempo, saldrá a lo menos uno, para
callar a ese hombre sin pudor que tantos males nos ha cau-
sado.
2°Recomiendo a usted, llame a Peña y le haga de mi parte una
reprensión por su comportamiento, cortando todo proce-
dimiento en su contra, para que en ningún tiempo le
perjudique.
A ese joven lo aprecio, es de buen carácter, dócil y útil; y es-
toy persuadido que por si nada habría hecho ni hará, y que
su conducta fue efecto de las relaciones que adquirió con
otros, que lo precipitaron: vuélvalo usted al servicio y per-
suádalo de que ni en usted ni en jefe alguno, hay
predisposición de ninguna clase, y que en mí, particularmen-
te, hay una predilección por él.
er
3 Paso a un sentimiento de amistad. Sé que la fuerza del Es-
tado, está muy disgustada y que esto es debido a que la ven
mal los jefes y demás de los otros estados, y a que están
desnudas y no han sido socorridas en más de dos meses.
Yo recomiendo a usted evite los motivos de disgusto hasta
donde sea dable, y procure que se corte de raíz ese elemento
de desmoralización que nos ha de perder. Con modo puede
hacer que todos se vean bien, hacer que haya explicaciones
juiciosas y prudentes, que se den todos un abrazo de frater-
nidad, y que se cultive esta virtud de tan inapreciables
resultados.
Dado ese primero e importante paso, será conveniente se
prohiba que se hable de otra cosa que no sea de asuntos del

69
Leticia Martínez Cárdenas

servicio militar, que se establezcan academias en los puntos


en que se haga mansión, se tenga a la tropa en ejercicios, y se
vaya introduciendo poco a poco el orden, la disciplina y esa
obediencia ciega tan necesaria para los buenos resultados
que se buscan en la campaña.
Sabe usted bien que no es el número lo que da los triunfos y
sí la tropa bien disciplinada, para que me entienda sobre el
punto que he tocado.
4°Se ha librado la orden para que marche Pancho Aguirre a
incorporarse a usted para que lo ocupe. Tenga usted pre-
sente que entre este jefe y Máximo Campos hay un antiguo
disgusto, procure usted por lo mismo, avenirlos y hacer que
olviden sus resentimientos.
Campo me ha escrito, diciéndome que no el quiten la fuerza
que ha organizado, y yo le recomiendo a usted este negocio,
pues ya sabe cuanto se ama lo que uno cría. A Pancho
Aguirre, colóquelo en un cuerpo diverso del en que esté
Campos; y si necesita usted oficiales, pídamelos que se los
mandaré.
En cuanto a García Brito, es de sentir que sus males no le
permitan sufrir las fatigas de la campaña, y por ese motivo
no marcha como usted desea.
No olvide usted que lo que le digo es también para los seño-
res Patoni y Guzmán. Deseo a usted felicidades y me repito
suyo amigo y servidor quien besa su mano. [5274]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Hidalgo, mayo 17 de 1860
Mi querido general y fino amigo:
La imperiosa necesidad en que me encuentro a causa de la gra-
vedad de mi herida y la gran distancia en que me hallo del
Estado, me han obligado a girar contra usted la suma de qui-

70
Para Efectos de la Guerra

nientos pesos con la cual considero cubrir en parte mis gastos y


compromisos. Espero se servirá usted mandar pagarla, descar-
tando su importe de mis vencimientos, a cuyo favor le quedará
eternamente reconocido su afectísimo amigo y servidor que
con respeto besa su mano. [5275]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


Parral, Chihuahua o donde se halle
Monterrey, Nuevo León mayo 27 de 1860
Mi querido amigo:
Con mucho cuidado he estado y estoy por ignorar el estado que
guarda la salud de usted y deseo vivamente me informe como
se encuentra, y si al fin le han amputado la pierna, como me
han informado que sucedería.
Ésta se la dirijo a usted por conducto de don Leonardo Zu-
loaga, porque en el lugar en que usted se encuentra, carezco de
relaciones, y además no tengo seguridad de que llegue por el
correo directamente. Le acompaño a usted las comunicaciones
oficiales y las cartas que le había escrito, y que no recibió a
tiempo por la fatal desgracia que sufrió a inmediaciones de Na-
zas.
Al mismo señor Zuloaga, le escribo para que proporcione a
usted, en donde se encuentre, la suma de mil pesos, y creo que
este amigo, obsequiando mi recomendación, situará en poder
de usted esa cantidad, que le será pagada por el gobierno.
Cuídese usted y no omita escribirme, librando sus órdenes a
este su afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. [5276]

71
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Santiago Vidaurri


Parral, Chihuahua mayo 12 de 1860
Mi muy querido amigo y general:
Con mucho sentimiento mío, le dirijo la presente, porque ella
sirve para imponerlo de la pérdida que sufrimos el día cinco,
después de haber triunfado el cuatro, como verá usted por el
parte oficial que con esta fecha doy a la Subinspección de la
Guardia Nacional del Estado; pero multitud de circunstancias
contrarias, que sería fastidioso referir en esta y de que quedará
usted impuesto por mi compadre el señor Guzmán, nos causa-
ron esta desgracia.
La fuerza y artillería que yo esperaba de esa, hicieron mucha
falta: la Sección Borrego no llegó a Nazas el día que había
ofrecido, y las noticias falsas que se recibieron en nuestro cam-
po, respecto a la retirada del enemigo, decidieron a los jefes que
me sucedieron a no retirarse, permaneciendo en el campo, has-
ta que teniendo el enemigo al frente, no pudieron hacerlo.
Imposibilitado yo para continuar mandando, me ocupé solo
de mi curación, y me retiré a estos lugares, considerando hallar
en ellos más elementos para mi pronto restablecimiento. Sin
embargo, mi herida presenta hasta ahora, un carácter muy
alarmante; porque inflamada la pierna, no permite la extracción
de la bala, que me causa mucho mal, haciéndome sufrir dolores
atroces.
Por aquí he recibido la mejor acogida y juzgo que podré ha-
cer algo para decidir al gobernador del Estado de Chihuahua, a
que obre por fin, poniendo en campaña todas las fuerzas que
pueda levantar el Estado, y al efecto sale una comisión para
Chihuahua, que el señor Patoni y yo mandamos, con las ins-
trucciones convenientes para conseguir nuestro objeto.
Este Estado cuenta con buenos elementos, hombres de gue-
rra, dos mil rifles y una batería que recibirá de los Estados
Unidos muy pronto: tiene otra ya lista para la campaña, y co-
mo no está tan explotado como los otros, puede sacar recursos
pecuniarios con facilidad, y bastantes para el pago de las fuerzas
que ponga en campaña.

72
Para Efectos de la Guerra

El señor Patoni, me informa de que la fuerza de Nuevo


León sufrió una perdida insignificante, y que en su mayor parte
estaba ya reunida en Mapimí y marchaba a Parras, a donde es-
peraba encontrar a Quiroga, para incorporársele como se lo
previene a los señores Campos y Arce.
Están aquí diecisiete rifleros y cuatro oficiales del 1er Regi-
miento que no pudieron incorporarse con los demás en el
Gallo, porque salieron por otro rumbo y tan luego como haya
oportunidad, haré que marchen a reunirse con las fuerzas del
Estado.
Los informes que usted reciba de todos los jefes oficiales y
soldados que estuvieron en la acción el día cinco, serán la mejor
prueba de que no tuve yo culpa alguna en este desastre; pues
que la sola idea de que usted piense alguna cosa que me sea
contraria, me mortifica extraordinariamente.
Si la necesidad de recursos pecuniarios me obliga a girar al-
guna cantidad al cargo de usted, le ruego desde ahora la
satisfaga dispensándome lo haga así obligado por la necesidad.
Soy siempre de usted muy afectísimo amigo y adicto servi-
dor que mucho lo estima y su mano besa. [5277]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


Hidalgo del Parral, Chihuahua mayo 29 de 1860
Mi muy querido amigo y general:
Por la comunicación del señor gobernador de Chihuahua, que
con esta fecha transcribo a usted oficialmente, se impondrá de
que han sido puestas a mis órdenes, todas las fuerzas que el
Estado pueda armar y organizar, y que a pesar de haber venido
herido y casi sin fuerza, se me han guardado por este gobierno,
tantas atenciones como si hubiera llegado triunfante.

73
Leticia Martínez Cárdenas

Esto me hace dirigir a usted la presente, recomendándole


muy eficazmente, active lo posible la salida de esas fuerzas, para
que vengan a incorporarse a las brigadas de Durango y Chihua-
hua, y emprender de nuevo la campaña contra Ramírez, el cual
infaliblemente habría sido derrotado el día cinco, si no nos falta
artillería, pues no obstante que el enemigo atacaba con gran
cantidad de ella y con doble número de hombres de refresco;
cuando los nuestros se hallaban fatigados de la víspera y sin
jefes, duró el combate más de tres horas, durante las cuales fue
rechazado varias veces, y en una de ellas se le quitaron cuatro
piezas y se le hicieron prisioneros, que logró recobrar después.
Mañana sale de aquí por mis orden el mayor general Arce,
con la brigada de Durango, compuesta con más de trescientos
hombres, y marcha rumbo a Nazas, a recoger las armas que
hallan quedado diseminadas, después del descalabro sufrido, a
unirse a otros cien hombres que trae Ugartechea y a organizar y
armar más fuerza en aquellos pueblos.
Yo, sin embargo, de mis males, que minoran algo, no des-
canso de trabajar por el bien de nuestra causa, y espero que los
amigos no me abandonen, sino que secundaran con actividad
todos mis esfuerzos, para que estos no sean estériles.
Si más tiempo pasa, mas me repito de usted su afectísimo
amigo y seguro servidor que atento su mano besa.

Pedro Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


Parral, Chihuahua
Monterrey, Nuevo León junio 18 de 1860
Mi querido amigo:
Comenzando por felicitar a usted a causa de su mejoría de la
herida que recibió, contesta su apreciable de fecha 29 del último
mayo.

74
Para Efectos de la Guerra

Las copias que le adjunto de la carta y oficio que dirijo al se-


ñor Patoni, le instruirán a usted de la imposibilidad en que me
encuentro para mandar por hoy fuerzas que hagan la campaña
de Durango. Esto lo siento sobremanera y me tiene bastante
molesto, pues usted me conoce y sabe que no sé abatirme, pero
cuando lucha uno con los imposibles son inútiles los esfuerzos
del hombre.
Hace unos cuantos días se presentó en esta un comerciante
con una libranza de usted, por valor de quinientos pesos, y
aunque no exigía inmediatamente el pago de esa suma, que
habría sido imposible habérselo hecho, porque no había un
solo centavo, se dispuso aceptársela con el término de veinti-
cinco días, pero no habiendo querido conceder más que quince,
tiempo en que no había seguirdad de pagarla, fue indispensable
respaldársela. Debe usted saber que estamos en un estado tal
de miseria, por la guerra que nos hacen don Santos Degollado y
González Ortega, que no podemos cubrir ni los gastos de la
guarnición.
Temiendo yo no poder satisfacer las necesidades de usted,
caso de que librara, con mucha anticipación al recibo de su
carta, en que me avisaba, podría tener que librar alguna suma,
escribí a don Leonardo Zuloaga para que situara en poder de
usted la cantidad de mil pesos.
Este amigo que tiene cuentas con el gobierno y que estoy
cierto de que en cualquiera circunstancia me serviría, escribió
inmediatamente al Parral, para que se le facilitara a usted la
suma indicada, que calculé le bastaría para tres o cuatro meses,
y acaso a la fecha estará situada en poder de usted, no obstante,
la falta de fondos del expresado señor Zuloaga en ese lugar.
Los impresos que le acompaño a usted le impondrán de
la situación en que nos encontramos, como consecuencia de las
maquinaciones de los descontentos, poniéndome esto en la ne-
cesidad de mantener fuerzas que no solo conserven el orden,
sino que lo afirmen para poderse ocupar el gobierno de los
negocios generales que no descuida por esto.
Celebro la buena acogida que ha tenido usted en ese Estado
y deseo vivamente, restablezca totalmente su salud, que consi-
dero alcanzará bien pronto. Cuídese y disponga del afecto de
este su amigo y servidor que lo estima y besa su mano. [5278]

75
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Parral, Chihuahua

Monterrey, Nuevo León mayo 30 de 1860

Mi querido amigo:

El 27 del actual, escribí a usted por conducto de don Leonardo


Zuloaga, a quien encargué situara en poder de usted mil pesos
para sus atenciones. Hoy reitero este encargo y por el mismo
conducto le dirijo la presente que no tiene otro objeto que sa-
ber de su salud, y recomendarle no pierda oportunidad de
escribirme noticiándome cuanto ocurra.
Se me ha dado parte que de Durango, salieron cuatrocientos
hombres con dirección a Mapimí, ya se le dice a Campos, esté
pendiente de ese movimiento y procure evitar una invasión en
el Estado. Deseo saber como se encuentra usted respecto a
fuerzas del punto en que se hallan, porque estoy informado de
que no obstante sin males se ocupa de la organización de tro-
pas.
En el interior estamos en vísperas de un gran descalabro o
de un triunfo espléndido. Uraga, con cinco mil hombres y en
la miseria, se dirige para Guadalajara, llevando a retaguardia a
Miramón con seis mil hombres y recursos que lo sigue con una
distancia de ocho leguas. Don Santos, continúa haciéndonos la
guerra, los gobernadores de San Luis y Zacatecas lo secundan y
el tiempo será el que los tranquilice y los haga reconocer lo que
ahora niegan, pues todo es bulla que ha de pasar; los sucesos
nos colocan a todos en nuestros propios lugares.
Repito a usted no deje de escribirme, y cuídese con esmeros,
librando sus órdenes a este su amigo y servidor quien besa su
mano. [5279]

76
Para Efectos de la Guerra

Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Hidalgo del Parral, Chihuahua junio siete de 1860
Mi muy querido general y amigo:
Tengo el gusto de contestar las dos apreciables de usted de uno
y 27 de mayo último, que son en mi poder.
He manifestado al señor Patoni, los deseos que usted tiene
de que su Estado quede con el armamento, que por cuenta del de
Zacatecas, se haya atrasado en Brownsville; y me ha contestado
que tan luego como estemos en Durango, procederá a ello,
contando con más de cien mil pesos ($100,000) que le debe el de
Zacatecas, a quien parte le fue prestado con ese fin.
Respecto a la coalición de hecho, que usted me indica como
buena para conjurar cualquiera tempestad política, la tenemos
ya establecida entre Nuevo León, Durango y Chihuahua, y para
llenar los deseos de usted, solo nos falta el estado de Sinaloa,
con quien estoy más seguro de contar.
Estos estados lo han confiado todo a mi, y creo, sin temor
de equivocarme, que siempre seguirán el sendero que yo les
tracé, sin casi hacerme observaciones; usted me conoce, y por
esto considerará con justicia, que todo lo que yo haga vendrá a
refluir en beneficio de la causa, y directamente en provecho de
Nuevo León, cuyas tropas me han sido confiadas.
El señor Muñoz, gobernador de Chihuahua, llegará induda-
blemente mañana a ésta, y viene para que acabemos de arreglar
nuestra coalición: hablaremos y no descuidaré nuestro princi-
pal objeto. ¡Que don Santitos se esté esperando las fuerzas y
recursos de los estados! ¡Quizá no se fastidiará de aguardar en
vano!
En este Estado, por ahora, se presenta un inconveniente,
que es de temerse embarazarse nuestras operaciones; pero
ya tratamos de remediarlo de todas las maneras posibles. Tal es
la ley que en últimos días ha expedido el Congreso, previniendo la
amortización del antiguo cobre, sin que con anterioridad aque-
lla moneda se hubiera sustituido con otra; esto es perjudicial

77
Leticia Martínez Cárdenas

para todas las clases, y más cuando en el Estado todo el comer-


cio se hace con cobre, aun en grandes cantidades y hoy queda
reducido a la tercera parte de su valor. La plata escasea tanto,
que se cambia por cobre con un doce y medio y aún con un
veinte por ciento de premio.
Respecto de Uraga, espero que ya usted tenga mejores in-
formes y no se dejará llevar de primeras nuevas. Quiero
equivocarme, pero en mi concepto, el hombre desea apoderar-
se de la situación, transigiendo en parte con ambos partidos,
cuando se halle con fuerza, y luego batirnos a unos y a otros y
establecer su gobierno dictatorial militar, siendo él, el Presiden-
te; sin perdonarle a Miramón el grandísimo pecado de haberle
sobrepuesto.
Mi herida sigue presentando el mejor carácter, y los faculta-
tivos que me asisten, han respetado mi pierna, que aseguran
queda enteramente buena, aunque con la bala adentro, pues
nos e ha podido extraer, y dicen no es de absoluta necesidad y
si de mucho riesgo por hallarse muy inmediata a la articulación
de la rodilla. Antes de un mes espero levantarme, y muy pron-
to, aunque sea en carruaje, emprenderé de nuevo la campaña,
por lo que le ruego haga que en ese estado se trabaje con acti-
vidad en organizar fuerzas, y me las mande cuanto antes.
Como digo a usted en mi nota oficial de esta fecha, aunque
enfermo, no descansaré en el negocio de Campos y obraré en
todo, conforme convenga a los intereses públicos, circunscri-
biéndome a las instrucciones y facultades que ese gobierno me
ha conferido.
El señor don Leonardo Zuloaga, ha puesto ya en mi poder,
los mil pesos de que usted me habla en su citada, y por ello,
doy a usted las más sinceras gracias.
Sin otro objeto por ahora, concluyo ofreciéndome a las ór-
denes de usted como su afectísimo amigo y muy adicto
servidor que lo aprecia y atento su mano besa. [5280]

Pedro Hinojosa.

78
Para Efectos de la Guerra

Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Hidalgo, junio 13 de 1860
Mi querido general y amigo:
Por mis comunicaciones de esta fecha, quedará usted impuesto
de todo lo que ocurre por aquí, y en ésta añadiré que mi herida
sigue mejorando tanto, que tengo bien fundadas esperanzas de
volver pronto a la carga, y mientras no puedo hacerlo, trabajo
desde la cama en organizar fuerzas y agenciar recursos para que
salgan sobre Durango, y gracias a la eficaz cooperación de los
señores Muñoz y Patoni, se hace mucho. Hoy sale este último
para tomar el mando de las fuerzas avanzadas, y el primero,
como he dicho a usted ya en mis anteriores, se entiende perfec-
tamente conmigo y me dispensa toda su confianza.
Ruego a usted que haciendo un esfuerzo, haga salir en el ac-
to quinientos hombres al mando de Quiroga o de Morelos, que
serán suficientes para hacernos de la plaza de Durango, cuya
adquisición es tanto más importante, cuanto que de allí pode-
mos mandar a usted fondos para hacernos de las armas que
vienen para Zacatecas, y algo para ayudar a los gastos que tenga
usted que hacer para poner más fuerzas en campaña.
Sírvase usted saludar expresivamente de mi parte a mi com-
padre el señor Guzmán y demás amigos, recibiendo para sí, el
grande afecto con que soy siempre su verdadero amigo adicto
servidor quien besa su mano.
Pedro Hinojosa.

Monterrey, Nuevo León junio 30 de 1860


Mi querido amigo
En varias cartas y oficios que últimamente he dirigido a usted,
he procurado manifestarle la imposibilidad en que me encuen-
tro para mover hoy fuerzas como usted y el señor Patoni lo
desean, y hoy, al contestarle su grata de fecha 13 del que fina,
79
Leticia Martínez Cárdenas

no haría más que repetirle lo que ya debe saber. Refiero a usted


pues en un todo a lo que le tengo dicho sobre el particular.
Celebro la mejoría de su salud y deseo que en cuanto antes
se encuentre completamente restablecido.
Cuídese y disponga del afecto de este su amigo y servidor
que lo estima y besa su mano. [5281]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Hidalgo del Parral, Chihuahua junio 30 de 1860
Muy señor mío y fino amigo:
Mañana salgo para Chihuahua con el objeto de restablecerme
cuanto antes, pues aunque voy en alivio, mucho temo que to-
davía, por algún tiempo, no podré montar a caballo ni tampoco
será dable aguantar las fatigas de la campaña.
Sin embargo, he hecho todo cuanto era de esperarse, con el
fin de lograr la organización de fuerzas en este Estado y en el de
Durango, pues tanto el señor Muñoz, como el señor Patoni,
harán un esfuerzo supremo para mantener vivo el espíritu pú-
blico en esta parte de la frontera.
Contaré pues, para cuando sane con una fuerza de las tres
armas bajo todos aspectos respetables y esta, en todos casos, se
dedicará al sostén de los mejores intereses de nuestra frontera,
sosteniendo cuantas medidas se tomen con el objeto de ponerla
a salvo de las intrigas y maniobras que por desgracia del país,
algunos llamados prohombres en nuestras filas han puesto en
juego para destruir la unidad fronteriza que los perversos tanto
temen.
Por lo que respecta a la coalición fronteriza, los señores go-
bernadores Muñoz y Patoni, harán cuanto puedan en lo
particular y como empleados públicos, para que se forme bajo

80
Para Efectos de la Guerra

un pie verdaderamente respetable y digno de los caros intereses


que serán puestos bajo su custodia y protección.
Contando usted con esta seguridad, los señores expresados,
tomarán en consideración todo lo que usted les sugiera con el
fin indicado, y lo harán tanto mas gustosos, porque saben muy
bien que la coalición ha sido siempre con usted una idea favori-
ta.
Cajen, con sus bandoleros y asesinos, ha salido de Durango,
tomando el camino para esta plaza, pero hasta hoy nada he
sabido positivamente que me indique cuáles serán sus verdade-
ras intenciones. Falta saber también, el efecto que en su ánimo
causará la derrota de Ramírez. El señor Muñoz se ocupa ac-
tualmente de organizar alguna fuerza para entorpecer la marcha
de los bandidos en caso de que la invasión de este Estado sea
cosa resuelta por el gachupín.
Mucho he sentido que no haya usted podido auxiliar a estos
estados con algunas fuerzas, y es de lamentarse que el Congreso
de Nuevo León y Coahuila, tomara la resolución de retirarle a
su ejecutivo, las facultades extraordinarias que con tan buenos
resultados se usaron para evitar el triunfo del enemigo común
de los pueblos.
Los custodios de la soberanía del Estado, creerían que el
poder omnímodo era peligroso, pero en las circunstancias, nada
de mayor provecho podrá hacer su gobierno en el ramo de
guerra, si tiene este que sujetarse a los mandatos de un código
bastante bueno en tiempos normales, pero por cierto difícil de
observar en todas sus partes, cuando la sociedad se encuentra
fuera de sus juicios.
Mucho agradeceré que tenga usted la bondad de comuni-
carme todo lo que pueda ser de interés, y aunque estoy
reducido a mi cama, mucho puedo hacer para dar impulso a
todo lo que usted indique o proponga.
Celebraré que disfrute de entera salud, y me repito gustoso
como siempre, su fiel amigo que lo aprecia y su mano besa.

Pedro Hinojosa.

81
Leticia Martínez Cárdenas

Aumento. Considerando la mucha falta que aquí y en Du-


rango nos hacen las armas, confío en que todo el armamento
que venga para estos estados, se servirá usted dejar que pase
después de que los interesados den todas las garantías que us-
ted juzgue conveniente exigirles.
En este Estado hay poco armamento y por lo mismo, solo
se reunirán en el valle de San Bartolo, de setecientos a ocho-
cientos hombres con armas de distintos calibres y cuatro piezas
de artillería. ¡Cuánto siento no haber podido sanar tan pronto
como yo deseaba! [5282]

Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Hidalgo, junio nueve de 1860
Mi muy querido amigo y general:
Por mi anterior de siete del corriente, se impondrá de que el
señor Zuloaga ha situado ya en mi poder los mil pesos que
usted tuvo la bondad de remitirme, y se informará del estado de
mi salud que hoy continúa mejorando, y en ésta paso a ocu-
parme de contestar su favorecida de 30 de mayo.
El parte que dieron a usted de que salían cuatrocientos reac-
cionarios de la plaza de Durango rumbo a Mamipí, creo debe
ser falso, porque por esos puntos tengo fuerzas que debieran
habérmelo avisado y además, hoy se ha confirmado la noticia
que teníamos hace dos días, de que Ramírez, llamado a Lagos
por Miramón, ha evacuado a Durango, dejándolo absolutamen-
te sin un soldado el día primero del corriente.
Las fuerzas de que hablo a usted son de la brigada de Du-
rango, que en número de cuatrocientos hombres de infantería y

82
Para Efectos de la Guerra

caballería expedicionan por esos puntos al mando de Arce,


mientras se les reúne la brigada de Chihuahua, que muy pronto
saldrán de aquí con cinco piezas de a doce y seis y una de a dos.
Ayer ha llegado a esta el señor gobernador de Chihuahua, y
ha puesto a mis órdenes todos los recursos pecuniarios y de
hombres del Estado, para que yo disponga de ellos como mejor
convenga: no tiene armas, pero sí dinero con que poder com-
prar las que por cuenta de Zacatecas se hallan en Brownsville, y
muy pronto irá el dinero con ese objeto.
Como dije a usted en mi referida última, tenemos ya en es-
tos estados, establecida de hecho la coalición, y sería muy
conveniente, que ese gobierno nombrase una persona como mi
compadre Guzmán, que venga a establecer las bases de dicha
coalición. Los gobiernos de los mismos estados, han llegado a
comprender también, que el Gobierno General es uno de esos
maridos malos que siempre surcan: así es que todo va por aquí
tan bien, que mejor no se puede desear.
Ofrezco a usted escribirle con la frecuencia que desea, y le
encargo que usted haga los mismo conmigo; suscribiéndome
por ahora, como siempre, suyo afectísimo amigo y adicto servi-
dor que atento su mano besa.

Pedro Hinojosa.

P.D. Al confirmarse la noticia de que Ramírez evacuó a


Durango, supimos que en esta plaza ha quedado fortificándose
Cajen con trescientos hombres.
La desgracia me persigue cruelmente, pues hoy ha muerto
mi hijo chiquito a las tres y cuarto de la mañana a consecuencia
de una medicina mal administrada. Junio diez.

83
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Parral, Chihuahua
Monterrey, Nuevo León junio 22 de 1860
Mi querido amigo:
Contesto sus apreciables de siete y nueve del actual, refiriéndo-
lo en un todo a lo que le dije el 18 del mismo, acompañándole
copias del oficio y carta que dirigí al señor Patoni. Bien sabe
usted que no me hago ilusiones, y que nunca digo ni ofrezco lo
que no he de cumplir; así que el envío de fuerzas no es posible
humanamente, sino del mes de octubre próximo en adelante,
porque ni aún con dinero creo que se saque antes del Estado
un solo hombre, por los motivos que le expresé al señor Patoni
y le trasmití a usted.
Quedo entendido de cuanto más contienen sus ya citadas, y
particularmente la del siete, y si ha de seguir usted mi opinión,
creo que lo que por ahora debe hacer es mantener la situación,
disciplinar e instruir la fuerza que haya organizado, aumentán-
dola poco a poco, entre tanto el Estado puede hacer un
movimiento serio, formando juntos los estados un poder respe-
table por el número y la calidad de sus fuerzas.
Las operaciones que tiene que hacer la reacción en el inter-
ior, creo que nos dará tiempo para organizarnos bien; y
también creo que Cajen no podrá adquirir proporciones que
nos hagan pensar seriamente.
Esto no quiere decir que permanezca usted completamente
ocioso con la fuerza que tenga, pues bien puede atacar las pe-
queñas secciones que tengo o desprenda el enemigo,
obteniendo así dos ventajas, debilitarlo y acostumbrar a sus
tropas a los fuegos y a los triunfos que se adquirirán, obrando
con prudencia y con todas las probabilidades de obtenerlos;
consiguiéndose además, el que restablecido usted del todo,
pueda obrar con más utilidad y acierto en la grande empresa.
Si por una parte he leído con satisfacción que su salud se
mejora notablemente, por otra he tenido un positivo sentimien-
to al saber que tuvo usted la desgracia de perder al niño que le

84
Para Efectos de la Guerra

nació en ésta. Lo acompaño a usted sinceramente en su justo


pesar.
Lo acaecido con Uraga, debe estar ya en su conocimiento,
así como que Ramírez, después de haber vuelto a Zacatecas, se
dirigía para Aguascalientes.
Aquí estoy con los conspiradores en campaña, pero aseguro
a usted que si la suerte me protege, quedará el Estado libre para
siempre de los enemigos que ha introducido en él al Santos
Degollado, que se ocupa más del Estado que de la causa nacio-
nal que le está encomendada.
Cuídese y disponga del afecto de este su amigo y servidor
quien besa su mano.
OJO. Respecto a Campos, recoja usted los datos y suspen-
da todo procedimiento por ahora, relativamente a él. [5283]

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Chihuahua, Chihuahua diciembre 14 de 1860
Muy estimado señor mío y amigo:
La falta de conducto para escribirle desde el Paso, me había
impedido hacerlo, y hoy que se me presenta una muy buena
oportunidad con el señor don Urbano Pérez, que sale para esa,
la aprovecho informándole de mi vuelta a esta y del estado de
mi salud, pues desgraciadamente para mi, es muy poco favora-
ble, pues que después de haber sufrido tres dolorosas
operaciones, no han podido los médicos extraerme la bala y
continúo en cama, sufriendo con frecuencia inflamaciones en la
pierna herida que hace retrogradar la curación.
Sin embargo, como verá usted en los periódicos que le
acompaño, tengo el mando militar de esta plaza que me pro-
pongo conservar hasta la vuelta del señor gobernador Penazas,
quien según todas las probabilidades, conseguiré exterminar
todas las gavillas que quedan de tulises en la frontera de este

85
Leticia Martínez Cárdenas

Estado con el de Durango, y luego me propongo ponerme en


camino para la capital del último, a donde con conocimiento de
lo que pasa en el interior y de sus órdenes e instrucciones que
espero allí, obraré conforme lo pide la situación.
Nada digo a usted de lo que aquí sabemos del interior, por-
que todo es muy atrasado y usted tendrá noticias muy recientes.
A juzgar por la toma de Guadalajara y los anteriores favorables
sucesos, creo que nuestra causa estará ya triunfante en la capi-
tal. Dios quiera que así sea para que tenga término una guerra
tan desastrosa y perjudicial a nuestro país.
Mucho he de agradecer a usted, que considere en cuanto sea
posible al portador de esta, que ha sido siempre uno de mis
buenos amigos, y que necesita ahora de su protección por co-
brar un crédito que representa contra el gobierno, de cuyo
cobro lo pondría en posición de restablecer sus negocios en
Matamoros, que es el punto de su residencia y que muy atrasa-
dos antes por repetidos golpes de fortuna que ha sufrido lo
están más ahora por su larga ausencia de aquel punto, así es
que, todo lo que usted haga en su favor, lo estimaré tanto como
si fuera por mi personalmente.
Deseo que usted se conserve bueno y libre de enemigos en
su estado, dé sus órdenes a quién sabe que es siempre su adicto
subordinado y fiel amigo que lo estima y su mano besa.

Pedro Hinojosa.

Candela, enero 25 de 1861


Mi querido amigo:
Después de tanto tiempo de no saber de usted, he recibido su
grata del 14 del próximo pasado, que me entregó don Urbano
Pérez y por ella veo con pena lo que usted sufre a consecuencia
de su herida.

86
Para Efectos de la Guerra

En cuanto al negocio del señor Pérez, no me fue dable llevar


sus deseos porque sobre carecer de recursos en lo absoluto,
una ley reciente arregla esta clase de pagos.
Restablecida la paz en lo posible, creo que estará ya usted al
tanto del triunfo de las armas liberales y de que solo quedan
algunas fuerzas insignificantes de la reacción.
Cúrese y cuídese y mande a su amigo afectísimo quien besa
su mano. [5284]

Excelentísimo señor gobernador del Estado libre


y soberano de Nuevo León y Coahuila
Monterrey, Nuevo León
Chihuahua, Chihuahua marzo cinco de 1861
Amigo y señor mío:
Por el presente correo, transcribo a usted una comunicación
que con fecha de ayer dirijo al excelentísimo superior ministro
de la Guerra, manifestándole la necesidad de levantar en este
Estado, una fuerza que sirva para establecer en la frontera, al-
gunos fuertes que al mismo tiempo que impidan las incursiones
de los indios al estado del digno cargo de usted y los demás de
que hablo en mi citada comunicación, vigilen y castiguen en
esta, a los bárbaros que no se sometan como tal vez puede con-
seguirse con el tiempo al gobierno.
La medida que propongo al excelentísimo superior ministro
de la Guerra, es de una incuestionable conveniencia y si usted
(como se lo suplico) se sirve apoyarla interponiendo su mereci-
do influjo ante el superior gobierno, para que tenga verificativo,
tendrá sobre si, la gratitud no solo de sus comitentes, sino tam-
bién la de los habitantes de este estado que sufren los
frecuentes ataques de los apaches y comanches y que por lo
mismo, no pueden progresar, en tanto que no sean destruidas
esas hordas salvajes que todo lo aniquilan y desbastan.

87
Leticia Martínez Cárdenas

El señor gobernador de este Estado, a quien me he dirigido


en el mismo sentido que lo hago a usted, manifiesta por este
propio correo al Supremo Gobierno, la necesidad y convenien-
cia de una medida que dará tan ventajosos resultados a los
estados de la frontera.
Adjunta tengo a la honra de remitirle una copia del estado
que he remitido al Supremo Gobierno, el cual expresa la fuerza que
solicito para el objeto de que me ocupo.
Como siempre, me repito de usted afectísimo amigo y segu-
ro servidor que atento besa su mano. [5285]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


Chihuahua, Chihuahua
Monterrey, Nuevo León abril cinco de 1861
Mi estimado amigo:
Correspondo a la apreciable de fecha cinco del próximo pasado
marzo, diciéndole que muy de acuerdo en la conveniencia y
utilidad de la novedad que al oficio me comunica, la he reco-
mendado ya oficialmente al Supremo Gobierno, y fundado en
las incontables razones en que se apoya su amigo que obten-
dremos un éxito favorable.
Por la comunicación oficial que usted me transcribe con el
objeto indicado, me he impuesto con placer de que le han, por
fin, extraído la bala de la pierna, con cuya feliz operación en-
tiendo que habrá también dejado de sufrir las agudas dolencias
que aquella le proporcionó.
Espero pues que su alivio sea completo, de poco tiempo,
para que libre ya en el ejercicio de sus acciones, pueda ayudar-
nos a trabajar de nuevo en la reglamentación de la cosa pública
que no parece marchar muy bien que digamos en el interior.

88
Para Efectos de la Guerra

Ojalá y no sea eso así: ojalá que la paz se consolide de una


manera estable en nuestro país como lo anhelo y lo desean los
mexicanos de corazón, pues esto es lo único que necesita la
República para elevarse al rango que le pertenece en el catálogo
de las naciones de primer orden.
Soy de usted como siempre, afectísimo amigo y su servidor
quien besa su mano. [5286]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Chihuahua, Chihuahua febrero dos de 1861
Muy señor mío y fino amigo:
Hace dos meses que estoy en esta sufriendo los padecimientos
de mi herida sin que hasta hoy se haya podido conseguir la ex-
tracción de la bala. Hace cinco días que los médicos la
encontraron y cuatro que hacen esfuerzos para sacarla sin hacer
uso del trepano porque está colocada inmediatamente debajo
del tendón articular de la rodilla, y probablemente tendría que
perder la pierna si por desgracia se hiriese.
Al llegar a ésta, le dirigí mis letras y aún no he recibido con-
testación y desgraciadamente, ni siquiera un periódico del
Estado me han remitido, para consolarme con saber que son
felices.
Si como lo creo me extraen la bala, sano de la pierna y que-
do útil, dígame si le puedo servir de algo para inmediatamente
marcharme a esa.
En esta ciudad y en todo el Estado, me han tratado muy
bien, y al celebrar el triunfo de las huestes republicanas sobre
las de la reacción, y la toma de la capital en el salón del baile
que se dio, estaban inscritos los nombres de Vidaurri, Zuazua,
Coronado y el mío entre los del señor Presidente, ministros y
los generales que tuvieron la fortuna de coronar la obra.
Además de estas demostraciones de la gratitud pública, per-
sonas de grande importancia como don José Eligio Muñoz, el

89
Leticia Martínez Cárdenas

señor gobernador del Estado y muchas otras personas han


brindado por el hombre a quién le debe más la causa de la li-
bertad en los momentos de más peligro: por el jefe de los
fronterizos, por Santiago Vidaurri; ¿que más satisfactoria re-
compensa se puede esperar?
Por el correo, remitiré a usted un discurso por el cual le hace
justicia en parte su autor aún que no completa; pero el pueblo
lleno de entusiasmo, reconoció sus importantes servicios y va-
rios pobló el aire con los gritos de: ¡Viva Vidaurri! A mi me
sacaron al zaguán en mi catre a petición del pueblo y la tropa
para felicitarme.
Dígame usted como piensa y si se forma o no la coalición
para hacer la guerra a los indios, pues los tres estados reunidos
acabarán con esa infernal plaga con solo querer.
Sin más por ahora, se repite de usted afectísimo amigo y se-
guro servidor que con respeto besa su mano. [5287]

Pedro Hinojosa.

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Chihuahua, Chihuahua febrero 12 de 1861
Muy estimado amigo:
Su grata fecha 25 del próximo pasado, ha sido en mi poder y
ella me impone de la bondadosa acogida que usted ha dado a la
recomendación que le hice a favor de don Urbano Pérez. Mu-
cho agradezco a usted la buena voluntad con que me atiende, y
por ello estoy muy agradecido.

90
Para Efectos de la Guerra

He visto en los periódicos, que el Estado de su digno man-


do postula para Presidente de la República a don Benito Juárez:
este Estado y el de Durango están de acuerdo con esa elección
que me parece muy justa, muy digna y de felices resultados para
el país. Creo que está muy generalizada la opinión en la Repú-
blica en este sentido y me prometo, por lo mismo, que el señor
Juárez seguirá rigiendo acertadamente los destinos de sus con-
ciudadanos.
Le agradezco sus buenos deseos por el restablecimiento de
mi salud, esto va largo; ya he sufrido varias operaciones con el
fin de extraerme la bala y no ha podido conseguirse.
Ya sabe usted que yo no cambio y por lo mismo, le aseguro
que soy como siempre, su amigo afectísimo quien besa su ma-
no. [5288]

Pedro Hinojosa.

Aumento. El decirle a usted que cualquiera de las legislaturas


de Chihuahua o Durango inicie la coalición, no equivale a tanto
como que la decrete, expresando terminantemente, que se coli-
ga para que usted indique fines con los estados limitantes, a lo
que se seguirá que estos en la misma forma manifiestan su ad-
hesión, secundando el decreto en todas sus partes o haciendo
algún reparo poco deudo que a su juicio fuere indispensable.
He prevenido en la Secretaría de Gobierno, que con la ma-
yor exactitud, se le remita a usted el periódico oficial que
recibirá en lo de adelante, sin falta alguna. [5289]

91
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Chihuahua, Chihuahua
Monterrey, Nuevo León febrero 27 de 1861
Mi querido amigo:
Si bien las gratas de usted de dos y doce del actual me han cau-
sado el sentimiento, consiguiente al estado que guarda su salud,
por no haber conseguido aún que se le extraiga la bala que tan-
tos padecimientos le causa en la pierna, en que la recibo, me
llena de satisfacción el buen recibimiento que se le hizo en esa
ciudad y demás puntos por donde transitó, pues advierte que se
estiman en todo su valor los méritos que tiene atraídos, sacrifi-
cándose en defensa de la causa institucional.
El proyecto de coalición de que usted me habla, es precisa-
mente uno de aquellos loables pensamientos que si se logran
realizarlos, los estados fronterizos serán siempre fuertes y avan-
zan en actitud a repeler a los bárbaros, de afianzar a alguna
tempestad política que venga del interior de la República y así
se prestan fructuosos auxilios en caso de que fuera incosteable
una guerra nacional.
Por esto es que no solo estoy ausente en la proposición que
en ese respecto me hace usted, sino que considero de mucha
importancia llevarla a efecto cuanto antes; pero no me parece
oportuno emplear el tiempo en conferenciar por medio de co-
misionados ni en ninguna otra forma sin que cualquiera de los
estados de Chihuahua o Durango, que inician la idea, hagan
que en respectiva legislatura la promueva en forma, a lo que
seguirá que los demás la secundan, y así queda consumada la
obra sin moratorias que serían tanto más perjudiciales, cuanto
que atravesamos una crisis en que se hace indispensable prepa-
rarse para el porvenir, a fin de que no se pierde impunemente
los sacrificios hechos en la sangre derramada para asegurar el
triunfo de los principios democráticos.
Cuídese usted mucho, para que recobre su importante salud
y mande lo que quiera a su afectísimo amigo que lo aprecia y
besa su mano. [5290]

92
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Pedro Hinojosa


Chihuahua, Chihuahua
Monterrey, Nuevo León febrero 14 de 1861
Mi querido amigo:
Pondrá en manos de usted una carta el señor don Francisco
Villarreal, que pasará a negocios de comercio y en persecución
de un individuo que sobre haberlo robado, ha promovido un
litigio contra él, y en este concepto se lo recomiendo a usted
muy particularmente, para que lo atienda e imponga con sus
buenas relaciones en el feliz curso de sus asuntos por favore-
cerlo la justicia y tratándose de persona a quien deseo servir por
ser buen amigo mío.
Consérvese usted con salud y dispensando mis motivos,
mande lo que quiera a su afectísimo amigo que lo aprecia y besa
su mano. [5291]

Señor general don Pedro Hinojosa


Chihuahua, Chihuahua
Monterrey, Nuevo León marzo 16 de 1861
Mi querido amigo:
Sin carta alguna de usted a que contestar, le dirijo esta para
saludarlo y para inquirir del estado de su salud, no menor que
para hablarle de un negocio de suma importancia.
Supongo que habrá usted visto un cuaderno publicado en
México, bajo el título de Representación contra don Santia-
go Vidaurri. En él, los del motín de Galeana alegando mil
falsedades y movidos solo de sus pasiones, contando con el
apoyo de González Ortega y Zaragoza, pretenden volver a in-
troducir la guerra civil en el Estado.

93
Leticia Martínez Cárdenas

En Matamoros, le hacen eco a esos hombres, y excitan a


Ortega para que mande fuertes divisiones a Michoacán, Nuevo
León y Coahuila, a fin de establecer gobiernos militares.
No se pararán en medios esos enemigos, aún cuando sepan
que atacan el sistema del gobierno que proclaman. Por este
motivo, no dudo que influirá usted en la Legislatura de ese Es-
tado y en la de Durango, a fin de que se haga una solemne
protesta respecto al hecho de la guerra que se trata de introdu-
cir en Nuevo León y Coahuila, manifestándose que se
considerará ese hecho como un ataque directo a los estados
fronterizos, y que repelerán con la fuerza cualquiera intentona.
Esto servirá para conjurar la tempestad en parte, y para que
se considere como principio de la coalición, que debe contener
esa base.
Los periódicos impondrán a usted de lo que ocurre, y no
dudo que tomará con empeño el asunto de que le hablo.
Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor
quien besa su mano. [5292]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Chihuahua, Chihuahua marzo 26 de 1861
Amigo de mi consideración y señor mío:
Por la comunicación que por este correo dirige a usted el go-
bierno de este Estado, verá usted lo expuestos que estamos a
sufrir una invasión de aventureros americanos. La ocasión no
podía ser menos a propósito porque la falta de recursos ha he-
cho que se ponga en asamblea toda la fuerza que estaba sobre
las armas, a excepción de una pequeña fuerza que sirve para el
servicio diario y seguridad de la población.
Ya verá usted con esta noticia, la importancia de la medida
que propuse al Gobierno General, para resguardar esta frontera

94
Para Efectos de la Guerra

y comprenderá lo indispensablemente injusto que es que tenga


su verificativo la organización de la fuerza que ha solicitado.
Si el gobierno no desoye y si no nos atiende con recursos
que son aquí tan escasos, como no puede usted, imaginamos, es
seguro que nos vamos a ver muy apurados: por lo mismo se
insta al Gobierno General por el presente correo, para que nos
auxilie con dinero, pues justo aquí hay suficientes, a fin de que
podamos resistir, con seguridad de buen éxito, cualquiera agre-
sión filibustera.
Yo suplico a usted se dirija al señor ministro de la Guerra,
apoyando nuestra solicitud pues debe considerar que la seguri-
dad de este Estado es importante para toda la frontera.
Como siempre, me repito de usted, afectísimo amigo y segu-
ro servidor que atento besa su mano.

Pedro Hinojosa.

Monterrey, Nuevo León abril 20 de 1861


Mi muy querido amigo:
Correspondo a su apreciable de fecha 26 del último marzo, ma-
nifestándole que cuando reciba esta, ya debe estar en su poder
la copia de lo que dije al gobierno, recomendando la exposición
de usted sobre la formación de una fuerza en ese Estado.
Hoy contesto al señor gobernador de ese Estado, su oficio
relativo a la invasión que se teme por parte de Texas, y por mi
nota verá usted que juicio he formado de ese negocio, mucho
antes de recibir esa comunicación.
Elogio y estimo el celo patriota de ese gobierno, pero no
puedo persuadirme de que sea cierta esa invasión, porque tengo
agentes muy activos que me comunican lo que ocurre, y si hu-
biera algo ya se lo habría comunicado a ese gobierno, pudiendo
estar ciertos de que les participaré cuanto ocurra, esperando
que otro tanto hagan conmigo.

95
Leticia Martínez Cárdenas

Considero muy importante manifestarle a usted, que debe-


mos ser muy cautos en esto de pedirle auxilios al gobierno para
repeler invasiones, debiendo siempre expresar que esos auxilios
sean de numerario, porque nos exponemos a que con tal pre-
texto nos introduzcan el grande mal de que nos hemos
libertado por fortuna, y es el que nos envíen fuerzas del centro
para que se repitan las vergonzosas escenas que usted como yo
sabe muy bien.
Los estados fronterizos nos bastamos para nuestra defensa,
obrando en perfecto acuerdo y armonía, y no debemos exponer
esta ventaja a una pérdida o a un desprecio. Sin el temor de la
invasión, se ha tratado de mandar jenízaros a las fronteras y lo
pretenderán con mas razón si les manifestamos un riesgo, que
repito, no lo veo prescindiendo de lo expuesto, pero si lo veo
para nosotros los fronterizos en que se nos manden tropas del
ejército o del servicio de la federación pertenecientes a otros
estados y con jefes extraños a nosotros.
Nada me dice usted de sus males, y aunque me tiene anun-
ciado que logró le extrajeran la bala, estoy con cuidado por su
salud.
Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor
que lo estima y besa su mano. [5293]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Chihuahua, Chihuahua marzo 20 de 1861
Mi muy querido amigo:
Recibí sus dos apreciables cartas, una que me dirigió con el
señor Villarreal, y la otra que vino a mis manos por el correo de
ayer.
En cuanto a la recomendación que usted me hace en la pri-
mera del señor Villarreal y sus negocios, he dejado satisfechos

96
Para Efectos de la Guerra

sus deseos, obsequiando a él en cuanto se le ha ofrecido, y se


han concluido aquellos a su satisfacción, haciendo arreglos
amistosos y según parece, conforme a justicia. Por lo que res-
pecta a lo que me indica en la segunda, también será usted
obsequiado, pues el gobierno está bien dispuesto y me ha ofre-
cido que al reunirse la Legislatura del 12 al 15 en el entrante
mes, se ocupará primero de expedir el decreto de coalición.
Hace algunos días, transcribí a usted una comunicación que
dirigí al ministro de Guerra, pidiendo que se establezcan fuer-
zas en la línea del Bravo.
Como usted verá por ella, el punto más importante es San
Vicente o los Chizos, cuyo punto está situado en Coahuila.
Las ventajas que resultaran a ese estado si se consiguiere es-
tablecer allí una fuerza no se pueden ocultar a su penetración.
Del luego a luego se abriría un camino de este Estado a
Monterrey, por Santa Rosa y Monclova, mucho más corto que el
que actualmente transita: se poblaría el gran desierto que existe
entre ambos estados, y según mi modo de ver este negocio,
concluiría los continuos robos de los comanches y sus bárbaras
matanzas. A otra cosa.
No se escandalice usted por lo pomposo del membrete de
mi correspondencia particular, tal idea me la ha sugerido el alto
aprecio que hacen la mayor parte de mis conciudadanos del
interior; de los blazones, no obstante ser republicanos rojos.
Sírvase esta explicación de disculpa con usted que es enemi-
go de vanas ostentaciones.
Celebraré infinito que se mantenga bueno para que ordene
lo que sea de su agrado a su afectísimo amigo y servidor quien
besa su mano. [5294]

Pedro Hinojosa.

97
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León mayo ocho de 1861
Mi querido y fino amigo:
Tengo el gusto de contestar la grata de usted del 20 del último
marzo que recibí ayer, diciéndole que por mis anteriores cartas
se habrá impuesto de que le recomendé al Supremo Gobierno
de una manera muy especial el plan de defensa de la frontera
que usted propuso con el acierto consiguiente a sus buenos
conocimientos y a la meditación que demanda esa materia de
interés general.
Resta solo que ahora que usted se haya en esa capital y que
tuvo el tino necesario para conocer la importancia del punto de
San Vicente en la línea militar y fijará en el cómo el más a pro-
pósito, haga esfuerzos sobrenaturales para que acogiéndose tan
útil pensamiento, se ponga en su mano los elementos necesa-
rios para desarrollarlos, sin olvidar que siendo aquel lugar
desierto y acaso el más avanzado y peligroso, se hace indispen-
sable cubrirlo con cien infantes y una batería que continuamente
permanezcan en el y además cuatrocientos caballos que los
proveerán y expedición se hizo donde convenga, adelantando
tal vez algo que otro destacamento.
Ese puerto militar y otro que se establezca en el país, darán
por resultado la responsabilidad de la misma frontera, ponién-
dola a cubierto respecto de los filibusteros texanos e impedir
las entradas de los indios o por lo menos hacer que sintiéndose
oportunamente se pueda perseguirlos sin descanso, librando así
a estos estados y aún a los de San Luis Potosí y Zacatecas, de
los males que esos enemigos les causan.
Todo esto y mejores medios que a mi ver podrían adoptarse,
requieran como base fundamental, asegurar la subsistencia de
las tropas, cuidando de que no les falten los víveres y lo demás
de que tanto necesitan en el despoblado, pero nada se logrará si
el Gobierno General no asegura la percepción de veinte mil
pesos mensuales, a ese fin con productos de las aduanas del

98
Para Efectos de la Guerra

Bravo, íntegros o por mitad, siquiera, deduciéndose esas ofici-


nas a esta capital, puesto que el señor Garza que está en
posesión de esos recursos no usa bien de él, porque es tal el
derroche de los caudales públicos, por el abuso de la admisión
de papeles, que solo se consigue aumentar las riquezas de unos
cuantos indios comerciantes con la ruina del erario, cosa que
está usted mejor impuesto que yo.
Por lo mismo, este es uno de los puntos de mayor preferen-
cia de que deba usted ocuparse. Y al efecto, será muy
conveniente que hable y se ponga de acuerdo con nosotros, el
buen amigo, el señor diputado licenciado don José María Agui-
rre, quién como interesado en el asunto, por ser hijo de la
frontera, y en razón también a que tiene instrucciones de este
gobierno para representarlo en lo que concierne a este Estado,
no hay duda que contribuirá con su influencia e iluminará a
usted con su saber en todo lo que le pida su respetable consejo.
Veo con gusto la buena disposición del estado de Chihua-
hua, en cuanto a la coalición que tenemos proyectada, de lo mal
trataremos cuando regrese usted, que acaso ya estará reunida la
honorable legislatura.
Deseo a usted felicidades para que mande lo que guste a su
afectísimo amigo que mucho lo aprecia y besa su mano. [5295]

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Parral, Chihuahua junio ocho de 1861
Mi querido y fino amigo:
Con mucho atraso recibí duplicada en esta ciudad, donde a
causa de mis heridas, he tenido que detenerme de tránsito para
México, como diputado por este Estado al Congreso General,
la apreciable de usted de ocho del próximo pasado mayo.

99
Leticia Martínez Cárdenas

El Gobierno General, ha aprobado mi proyecto para cubrir


militarmente la frontera y el presupuesto de veintiocho mil
pesos mensuales que aquel demanda. Con este fin, ha consig-
nado las rentas federales en el Estado, al establecimiento de
dicho proyecto, pero se hallan muy comprometidas actualmen-
te y no podrá plantearse de pronto ese sistema de defensa:
aunque algo se hará para comenzar.
En México, trabajaré con el mayor empeño porque el pro-
yecto se lleve a efecto, para lo que aprovecharé la merecida
influencia del señor licenciado Aguirre y sus conocimientos a
fin de obtener las mayores ventajas para la frontera.
En este Estado, se aprueba el proyecto de coalición entre los
fronterizos, para defenderse de las invasiones de los indios y de
las que pudieran intentar los filibusteros de Texas, aun como
para sostener las instituciones, si fueren atacadas, pero no quie-
ren, por temor, ser los primeros en iniciarlo y desearían que
Nuevo León o Durango, hicieran la iniciativa. Esto servirá a
usted de gobierno advirtiéndole, que al pasar por Durango ha-
blaré con el señor Patoni y otros amigos sobre el particular.
En cuanto a reducir las aduanas fronterizas a una sola, haré
lo que pueda en México, de acuerdo con el señor Aguirre.
Dentro de breves días espero continuar mi marcha a México
y allí, como en todas partes, puede usted librar órdenes de su
agrado a su afectísimo que le desea felicidades y besa su mano.

Pedro Hinojosa.

Sin embargo, de lo que le manifiesto en esta carta, no pierdo


la esperanza de que se expida el decreto, ya sea en Chihuahua o
en Durango.
Ayer escribí al gobierno, animándolo a que obligue a la legis-
latura, y si acaso no se atrevieran de pronto, casi estoy seguro

100
Para Efectos de la Guerra

que en vista del informe, que del estado que guardan las cosas
en el interior, se resolverán.
La elección del gobernador recalcó en don Luis Terrazas,
que es un buen amigo de usted.
Yo sigo malo, y cada médico que me cura, me hace sufrir
porque establece distinto método, no obstante mi poca salud,
seguiré mi marcha a la capital donde esperaré sus órdenes.
[5296]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Durango, Durango julio 16 de 1861
Mi muy apreciable y fino amigo:
Ayer he llegado con felicidad, en cuanto a los riesgos de camino
a esta ciudad, aunque todavía bastante malo de mi pierna, de la
que desgraciadamente no puedo hacer uso alguno; pero no
obstante la triste convicción que tengo de que por algún tiempo
aún no me hallaré completamente restablecido y capaz de mo-
verme por mí mismo, estoy resuelto a continuar mi viaje para el
interior, permaneciendo pocos días en esta población.
Como esta carta no lleva otro objeto que dar a usted noticia
de mi llegada a Durango y de saludarlo, concluyo repitién-
dome de usted su afectísimo amigo que lo aprecia y besa su
mano.

Pedro Hinojosa.

Aumento. La legislatura de este Estado está resuelta a ex-


pedir el decreto de convocatoria para la coalición, ya veremos
lo que sucede. [5297]
101
Leticia Martínez Cárdenas

Excelentísimo señor general don Pedro Hinojosa


Durango, Durango
Monterrey, Nuevo León agosto 11 de 1861
Mi muy querido amigo:
Comienzo mi carta por felicitar a usted primero, por no haber
ido a México y segundo, por el nombramiento de gobernador
de ese Estado.
La cosa pública guarda un estado fatal, y si hubiera usted lle-
gado a México, se vería envuelto en el torbellino de las pasiones
que se agitan en el seno de esa sociedad.
Siento infinito los males del señor Patoni, y celebro que sea
usted el que lo haya sustituido, porque como verdadero fronte-
rizo comprende bien lo que nos conviene, y sabe estar en
guardia por los resultados que puedan tener las locuras que se
están cometiendo.
No deje usted de escribirme y de comunicarme sus ideas y
pensamientos, porque debemos caminar de acuerdo en un todo.
Sabrá usted que ese Estado debe a Nuevo León, más de
ocho mil pesos, y que en poder de don Francisco Garza, están
las libranzas para el pago de esa suma, que proviene de auxilios
que se dieron a las fuerzas de Durango, que pasaron por esta
capital.
El señor Patoni, me ofreció pagar inmediatamente, pero
después me dijo que el pagaría con lo que debía darle el gobier-
no en Mazatlán, posteriormente supe que dando por garantía
ese auxilio, pidió un préstamo de ochenta mil pesos, quedando
así sin esperanza de pago.
Bien conoce que todos los gobiernos tienen apuraciones,
pero espero de la bondad de usted que haga porque se le abone
algo al señor Garza, que de esa manera se pagará insensible-
mente. Si no fuera porque el gobierno de este Estado debe la
suma indicada a quienes se la facilitaron, nada diría a usted so-
bre el particular.

102
Para Efectos de la Guerra

Suponiendo a usted próximo a llegar a México, a ese punto


le he dirigido mis letras. Hago a usted esta observación para
que no extrañe la falta de mis cartas.
Celebraré se haya usted restablecido de sus males, y que libre
sus órdenes a este su amigo y servidor quien besa su mano.
[5298]

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Durango, Durango agosto 28 de 1861
Mi muy querido y fino amigo:
Recibí con verdadero placer su apreciable fecha 11 del corriente
y agradezco a usted en el alma sus felicitaciones por la resolu-
ción que tomé de no haber ido a México, así como también por
el nombramiento de gobernador que interinamente me confirió el
Congreso de este Estado.
Por lo que respecta a la marcha que sigue la cosa pública,
opino como usted, que sigue una senda fatal, y aunque me
avanzo a errar, que seguirá peor si la Providencia no pone un
hasta aquí a los germanes de discordia que por todas partes
pululan. Se me contrista el alma positivamente, al considerar
nada mas el mal estado que guardan las relaciones de los esta-
dos fronterizos.
No se lo que ha sucedido, pero lo cierto es que a jurar de la
buena armonía que aparentemente nos une, advierto en algunos
una mala inteligencia o un mal deseo de que continuemos uní-
sonos al grandioso noble fin del establecimiento de la paz. De
otro modo ¿cómo era posible que nos cuatro revoltosos pudie-
ran turbar el reposo público? ¿cómo para la fecha no hubieran
de estar las guardias nacionales organizadas para un evento
desgraciado en el interior?
Da pena y es vergonzosísimo confesar que entraron triun-
fantes a la capital veintiocho mil hombres, que de lo que menos

103
Leticia Martínez Cárdenas

se ocuparon fue de acabar con los infames enemigos de la Re-


pública. Una rápida ojeada bastaba en aquella época, para
distinguir y conocer los pequeños males de la patria y una pe-
queña voluntad firme, era suficiente para exterminarlos: jamás
había tenido la causa de la libertad un triunfo más espléndido;
pero desgraciadamente no se supo aprovechar y somos vícti-
mas de la más despiadada, desolada y cruel de las guerras.
Digo que se pudo concluir con los pequeños restos de la re-
acción que quedaban, porque en efecto ¿no le parecían a usted
unos restos los de la Sierra de Alica, Sierra Gorda y el sur?
Dividiendo en tres fracciones aquel ejército para que hubiera
operado a la vez en los tres puntos, que debieron llamar la
atención del gobierno, auxiliados por los respectivos estados
que circundan los puntos inmediatos, habría todo concluido, y
aunque se habrían hecho grandes gastos, no habrían sido tan
inmensos como los que mas después han tenido que hacerse, ni
habrían habido que sacrificar tantas víctimas y concluir con
tantos intereses.
Hoy se encuentran los estados en una infernal condición:
Guadalajara, Zacatecas, Durango, Sinaloa, Sonora por occiden-
te; México, Guerrero y Puebla por el sur; San Luis, Guanajuato
y Querétaro por el oriente, sufren las más crueles depredaciones
vándaloreligiosas. Solo Chihuahua, Nuevo León, Coahuila y Ta-
maulipas están bien y sin embargo no dejan de sufrir la plaga
del salvaje.
Si la reforma administrativa iniciada por Jalisco y aprobada
por la mayor parte de los estados, se realizara, me parece que se
mejoraría un tanto nuestra triste condición, pues establecido el
Gobierno General en el centro, podría ver mejor las grandes
necesidades de todos los estados y atenderlos oportunamente,
así como utilizar los grandes elementos que poseen para el es-
tablecimiento de la tranquilidad pública.
Lo que actualmente está ocupando la atención pública es el
arribo del señor Comonfort a ese Estado, porque en general
creen que puede causar su presencia sola, una gran división en
el partido republicano.

104
Para Efectos de la Guerra

Sin embargo, el tiempo como lo creo, los convencerá de lo


contrario, pues no juzgo que haya razón para recibirlo mal sin
causa, ni tampoco creo de mejor condición otros varios perso-
najes, que con las mismas faltas del señor Comonfort, se les
tolera en los altos puestos públicos, y al referido señor Comon-
fort ¿no se le quiere permitir aun que pise el suelo patrio?
Dejemos tales pequeñeces para las almas bajas.
Pienso ir al interior y de ella volver a ese Estado en caso que
sigan tan mal como hasta hoy las cosas. Entre tanto, ordene lo
que guste a su afectísimo amigo y seguro servidor que atento
besa su mano.

Pedro Hinojosa.

Aumento. Le ruego tenga la bondad de dispensarme que


no reponga esta, pues no hay tiempo porque está a caballo la
persona que me hace el favor de llevarlo. [5299]

Señor general don Pedro Hinojosa


Durango, Durango
Monterrey, Nuevo León septiembre cinco de 1861
Mi estimado amigo:
Con mucho gusto recibí la noticia de que se había encargado
del gobierno de Durango, pero últimamente he sabido que se
ha separado de él, y que ha habido disgusto entre usted y el
señor Patoni, extrañado mucho que no me haya escrito sobre
lo que he estado muy pendiente esperando sus explicaciones.
Me prometo de usted que en lo sucesivo no me escaseará
sus letras, repitiéndome como siempre, su afectísimo amigo y
servidor quien besa su mano. [5300]

105
Leticia Martínez Cárdenas

Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Durango, Durango septiembre 24 de 1861
Mi estimado amigo:
En contestación a la muy grata de usted de fecha cinco del co-
rriente, tengo el gusto de manifestarle que es absolutamente
falso que haya habido el más leve disgusto entre el señor Patoni
y yo, pues nos encontramos en la mejor armonía, habiendo
desempeñado el gobierno del Estado unos veintitantos días,
mientras restablecía su salud fuera de la capital, y tan luego co-
mo volvió, le hice entrega del depósito que se me había
confiado.
Ofreciendo a usted escribirle con frecuencia, tengo el gusto
de repetirme como siempre su afectísimo amigo y servidor
quien besa su mano.
Pedro Hinojosa.

Monterrey, Nuevo León octubre cuatro de 1861


Mi querido amigo:
Tengo a la vista sus apreciables de fecha agosto 28 y septiembre
24 últimos.
Celebro no haya habido disgusto alguno, como se me había
informado, entre usted y el señor Patoni.
La cosa pública, como habrá usted visto en los periódicos,
se complica cada día más, y yo me confirmo en mi idea de pro-
curar no mezclarme en ella y cuidar de la paz y buen orden del
Estado.
Si algo particular supiere usted, no deje de comunicármelo,
que yo haré otro tanto.

106
Para Efectos de la Guerra

Se me ha informado que aún no sana usted de su herida, es-


to lo siento demasiado, y le recomiendo se cuide con esmero,
que será lo que le traerá pronto el alivio de sus males.
Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor
quien besa su mano. [5301]

Señor general don Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León enero 21 de 1862
Mi querido amigo:
Oficialmente doy parte con el resultado de las ordenes que libré
a Matamoros. No me sorprende la resolución de Carvajal, yo
estoy cierto de que usted pensaba lo mismo que yo sobre este
particular; pues bien conoce a ese hombre y sabe sus tenden-
cias.
Creo que no espera que obren en su contra, las fuerzas de
Nuevo León combinadas con las de la plaza de Matamoros, y
solo siento que se perderá la mayor parte del armamento que
tiene.
No escribí a usted por el último estafeta por estar sumamen-
te ocupado; pero sabe que por mi parte, no hay más
pensamiento que defendernos de los invasores y cumplir a todo
trance las ordenes del Supremo Gobierno, pues considero que
en las actuales circunstancias comete un crimen el que ponga el
leve inconveniente u obstáculo a las disposiciones del centro.
Este es el sentir de todos los hijos de este Estado y me esforza-
ré porque lo sea de nuestros hermanos de Tamaulipas.
Por un olvido involuntario, se me pasó decirle al señor Do-
blado, por el último estafeta la urgente necesidad de que me
manden cuanto antes lo menos millón y medio de cápsulas

107
Leticia Martínez Cárdenas

grandes; pues con motivo de la guerra de los Estados Unidos, a


ningún precio pueden conseguirse y no tengo en los almacenes
mayor número, y por lo mismo no dudo que de cualquiera ma-
nera hará usted que cuanto antes reciba yo ese artículo.
Espero se encuentre usted aliviado de sus males, y que libre
sus órdenes a este su amigo y servidor que lo estima y besa su
mano. [5302]

Señor general don Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León enero 25 de 1862
Mi muy querido amigo:
Por la nota oficial que pondrá en manos de usted el que lo es
mío don Estanislao Cañedo, verá que se acredita a este señor
cerca del gobierno como comisionado especial para el arreglo
de algunos negocios importantes, a fin de que la defensa de la
costa sea tan eficaz como se me ha encargado.
Excusado creo recomendar a usted el pronto y buen despa-
cho de los negocios que tiene que tratar el señor Cañedo, y
encarecerle tome una parte activa, apoyando las demandas que
haga.
El señor Cañedo es joven que posee bellas prendas y agra-
deceré a usted que por su parte se le dispensen las atenciones a
que es acreedor.
Con el aprecio de siempre, me repito de usted afectísimo
señor que lo estima y besa su mano. [5303]

108
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
México, enero 29 de 1862
Mi estimado amigo y señor:
Por un acto de rigurosa justicia, ha sido repuesto en su empleo
de capitán de Puerto de Tampico, el señor don José Francisco
López de Rivera, que a pesar de su honradez y aptitud, había
sido separado de él. Marcha ahora a desempeñarlo, y pensando
yo que cuenta con el apoyo de usted, se lo recomiendo muy
particularmente para que lo favorezca y distinga como a un
hombre de bien y leal servidor de la nación.
Quedo de usted como siempre, afectísimo amigo y seguro
servidor quien besa su mano. [5304]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Tampico, Tamaulipas febrero 23 de 1862
Mi estimado general:
Mi buen amigo el general Hinojosa, tuvo la feliz ocurrencia de
darme la adjunta carta para usted, en la que tiene la bondad de
recomendarme, esto me proporciona la agradable satisfacción
de ofrecer a usted muy sinceramente mis pequeños servicios y
el grande afecto que hace tiempo profeso a usted como uno de
los más distinguidos mexicanos que figuran hace tiempo en
nuestra patria; a la que he tenido el honor de servir desde la
primera época de nuestra Independencia.
En todo este periodo de cuarenta y dos años, una sola (vez)
mancha quisieron echar en mi buena conducta, enemigos gra-
tuitos que por venganzas muy viles me acusaron: he probado

109
Leticia Martínez Cárdenas

mi buena conducta, desvaneciendo la calumnia y vindicado


completamente, el Supremo Gobierno me ha restituido el cargo
que tenía de Capitán de Puerto, pero desgraciadamente para mí,
el que lo ocupa indebidamente por ser un habanero que no
tiene más tiempo en la República que el que tiene de estar de
capitán en este Puerto, no pertenece a la Marina, de la que no
conoce ni los términos, ha encontrado el modo de hacer iluso-
ria la orden suprema, influyendo en que el general Tapia no se
la quiera comunicar para su cumplimiento.
Tres ocasiones con esta han relevado a don Ignacio Nava-
rro, que es de quien hablo a usted, y su padrino y amigo interno
don Juan José de la Garza, lo ha podido hacer volver al destino
y hoy íntimo ocurre Navarro a México, como lo ha hecho ya, el
señor Tapia no manda que se cumpla la suprema orden que en
copia remito a usted y que yo le entregué personalmente por
disposición del ministro.
Los grandes perjuicios que de esto me resultaron, son incal-
culables, careciendo de mis pagos, perdiendo la gratificación
que me corresponde y los emolumentos de la capitanía, que
todo lo aprovecha Navarro injustamente, y solo porque disfruta
el favor del señor Tapia.
Tengo una numerosa familia que mantener, y multitud de
acreedores que contentar, y los medios que para esto tengo se
me quitan con la mayor injusticia, con solo no dar cumplimien-
to a lo dispuesto por el Supremo Gobierno para favorecer a un
aventurero de una conducta pésima, que se emborracha con
frecuencia y estafa lo que puede. Últimamente ha sido acusado
de haber robado las toneladas de los buques, defraudando así
los derechos de la Hacienda Pública.
Por el desaliño de la escritura de esta carta, que suplico a us-
ted me dispense, puede usted figurarse el desorden de mi
cabeza con el golpe inesperado de que soy víctima; ruégole me
considere y alivie sí le parece bien, usando de las facultades de

110
Para Efectos de la Guerra

que está investido, previniendo al señor Tapia el cumplimiento


de la orden suprema que me restituye a la Capitanía como debe
ser, haciendo después las observaciones que crea al gobierno.
Tendré mucho gusto en que usted me cuente en el número
de sus amigos y me haré con sus órdenes como su afectísimo
amigo que atento su mano besa. [5305]

José Rivera.

Tampico, Tamaulipas febrero dos de 1862


Ministerio de Guerra y Marina
Sección 3ª. Con esta fecha digo al comandante general de Ma-
rina del Departamento del Norte lo que sigue:
Habiéndose sobreseído en la sumaria que se instruyó
al Capitán de Fragata graduado de navío ciudadano Fran-
cisco López de Rivera, para esclarecer su conducta
durante el tiempo que desempeñó la Capitanía de Puerto
de Tampico, y de la cual fue separada por esta causa; el
ciudadano Presidente Constitucional, ha tenido a bien
disponer, vuelva a encargarse de la expresada Capitanía el
ciudadano Rivera, por haber quedado vindicado de los
cargos que le resultaban, recibiéndola del que actualmen-
te la desempeña, inmediatamente que se presente en
dicho punto con todas las formalidades prevenidas por la
ordenanza general de la Armada.
Y lo traslado para su conocimiento y como resultado de su
instancia relativa.
Libertad y Reforma. México, enero 25 de 1862. Hinojosa.
Ciudadano Capitán de Fragata graduado de Navío Francisco
López de Rivera. Presente.
Es copia del original que queda en mi poder. [5306]

111
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
México, enero 31 de 1862
Mi querido amigo:
El dador don Manuel Verea, es un antiguo empleado de ha-
cienda que ha servido en las aduanas de Tampico y Matamoros,
que conoce perfectamente al personal y a los empleados y del
comercio de ambas plazas, y que posee conocimientos no co-
munes en el ramo.
Me ha parecido muy a propósito para ayudar a usted en la
reorganización de todas las oficinas de Hacienda de Tamauli-
pas, y como tal lo recomiendo a usted muy particularmente;
prometiéndome que cuando haya tratado y puesto a prueba la
capacidad de Verea, quedará muy satisfecho de sus servicios.
Sabe usted cuanto lo estima su afectísimo amigo y seguro
servidor que atento besa su mano. [5307]

Pedro Hinojosa.

General Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León febrero 27 de 1862
Mi querido amigo:
Constantemente he estado dando cuenta en cuanto ha ocurrido
respecto a la comisión que me ha encargado el gobierno y temo
que las comunicaciones hallan sufrido algún extravío por la
interceptación del camino; pero quizás les llegaron algunos
boletines en los que he procurado se publique todo lo que ha
pasado, por lo menos por ese medio se habrán impuesto de lo
ocurrido.

112
Para Efectos de la Guerra

Quiroga, debe haber emprendido su marcha de Charco Es-


condido, a Matamoros, el 25 o 26, y de un día a otro, espero el
resultado de sus operaciones.
Ésta con el oficio que la acompaña, van por Tampico, apro-
vechando un extraordinario que dirijo al señor Tapia. Ya verá
usted lo que ha hecho la legislatura de Tamaulipas y calculará
las consecuencias que esto puede traer. Por mi parte, encontra-
rá el gobierno una ciega obediencia para el cumplimiento de sus
órdenes.
Sírvase usted saludarme afectuosamente al señor Presidente
y al señor Doblado, y con los deseos de su completo restable-
cimiento, me repito muy amigo y servidor quien besa su mano.
[5308]

General Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León febrero 28 de 1862
Mi muy querido amigo:
Nada tengo que agregar a lo que le dije oficialmente sobre lo
ocurrido en Matamoros, sino es que celebro tanto más el triun-
fo cuanto que lo obtuvieron los valientes que defendían a esa
plaza; pues por sus sufrimientos y su valor eran acreedores a
que ellos solos fueron los que castigaran a su enemigos.
El portador de los pliegos me asegura que el infame de Zú-
ñiga fue aprehendido por el teniente coronel Gil Cadena, a
quien dijo que trataba de presentarse al coronel Quiroga.
No dude usted de que todos los criminales serán castigados
con el rigor de la última ley, sobre delitos contra la nación y el
orden público. Nos falta el asesor que debe ser nombrado por
el Gobierno de la Unión, y yo apreciaría que cuanto antes se
hiciere este nombramiento, pues entre tanto nombraré yo uno
aquí interinamente.

113
Leticia Martínez Cárdenas

Repito a usted me mande cápsulas, aunque sea en cantidades


pequeñas, aprovechando los conductos que se presenten hasta
San Luis y recomendando que se me remitan inmediatamente.
Repito a usted mi felicitación y esperando su completo res-
tablecimiento, me suscribo suyo amigo y servidor quien besa su
mano. [5309]

General Pedro Hinojosa


Ministro de la Guerra
México
Monterrey, Nuevo León marzo seis de 1862
Mi muy querido amigo:
Nunca es tarde para hablar en favor de la justicia, y por eso
tomo la pluma, recomendando a usted muy particularmente a
doña Melchora Hernández, suplicándole interponga sus respe-
tos e influencia para que sea atendida en las reclamaciones que
ha hecho por los dos saqueos que sufrió en San Luis de los
reaccionarios, por las ideas liberales que ha profesado siempre.
No me esfuerzo en mi recomendación porque usted es uno
de los muchísimos testigos que presenciaron los trabajos de esa
señora, su afán por comunicar oportunas noticias, su constan-
cia en auxiliar a nuestras tropas, y su celo por el triunfo de la
causa nacional, y ninguno mejor que usted puede apoyar sus
pretensiones.
No vacilo en creer que mi recomendación será atrevida, y
por eso le anticipa su reconocimiento este su amigo y servidor
quien besa su mano. [5310]

114
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León marzo 16 de 1862
Mi muy querido amigo:
Hoy digo al señor Presidente don Benito Juárez lo que sigue:
Una pesadumbre de familia.
Y al insertar a usted la anterior carta, le participo que las
cápsulas que me remitió con don Isidro Morales, fueron dete-
nidas en la Noria del Conde, en el estado de San Luis, y
llevados a la capital de ese Estado: inmediatamente que lo su-
pe, puse un extraordinario al señor Ortega, y creo que se me
devolverán; pero las demoras en este negocio pueden ser tras-
cendentales, y acaso tendremos que lamentar extravío o pérdida
de alguna parte de lo que me mandó.
Consérvese usted bueno y mande lo que guste a su afectísi-
mo amigo y servidor quien besa su mano. [5311]

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
México, marzo 20 de 1862
Mi querido amigo:
Contesto la favorecida de usted, fecha seis del presente, en que
se sirve recomendarme a la señora doña Melchora Hernández,
y tendré mucho gusto en hacer por ella cuanto esté en mi ma-
no, así por porque en ello manifestaré la buena voluntad que
tengo para obsequiar los deseos de usted, como porque siem-
pre he creído a dicha señora muy acreedora a la indemnización
que solicita, pues me constan también los buenos servicios que
ha prestado a la causa constitucional y los quebrantos que por
ello ha sufrido.

115
Leticia Martínez Cárdenas

Casi junta con esa carta, he recibido la que por la vía de


Tampico y con fecha 27 del próximo pasado me dirigió usted
para comunicarme el estado de los negocios por allá. Agradez-
co a usted su eficacia y le ruego excuse la exigencia que
manifestaba yo en aquellos días, teniendo n cuenta la suma
ansiedad que debía asaltarnos en medio de tantos rumores si-
niestros que por todas partes nos llegaban.
Desde la derrota de Carvajal, todo ha cambiado y ha sido
tanto, que ya no es necesario el envío de los mil hombres de
San Luis Potosí, si bien he recomendado al señor González
Ortega, que esté muy a la mira del giro que en Tamaulipas to-
men los negocios públicos, para acudir al instante en auxilio de
Ciudad Victoria.
Hágame usted favor de decirme cuántas comunicaciones, así
oficiales como particulares, ha recibido mías desde el 29 de di-
ciembre, haciendo una breve mención de su contenido, para
saber cuales han sido interceptadas y duplicárselas si fuere ne-
cesario.
Quedo de usted afectísimo amigo y seguro servidor que lo
estima y besa su mano. [5313]

Pedro Hinojosa.

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
México, marzo 25 de 1862
Mi querido amigo:
Sucesos impresionantes como el fusilamiento de don Manuel
Robles, van a dar lugar inevitablemente a la ruptura de las hos-
tilidades entre las fuerzas aliadas y las que tenemos avanzadas a
las órdenes del general don Ignacio Zaragoza.

116
Para Efectos de la Guerra

Ha llegado pues el momento de obrar y de obrar ya con


energía, con actividad y de un modo tal que nos aprestemos
con oportunidad a la defensa para no sucumbir de una manera
ignominiosa.
Sírvase usted por tanto como se le previene oficialmente y,
si por un evento se extraviase la comunicación oficial, como se
lo ordeno por medio de la presente, poner en marcha los mil
rifleros de ese Estado, previniendo a los jefes de esa fuerza que
la hagan venir a marchas forzadas para estar aquí a la mayor
brevedad.
Excusado me parece encarecer a usted la necesidad de obrar
en este caso con la celeridad que exige la salvación de la inde-
pendencia, pues conozco demasiado su ardiente patriotismo.
Aun cuando quede usted reducido a muy poca fuerza, es in-
dispensable desprenderse de los mil rifleros para aquel fin,
tanto porque no hay probabilidad de riesgo de invasión por ese
rumbo, como porque debe usted levantar nuevas fuerzas, ha-
ciendo uso de sus amplias facultades y de las demás que se le
conferirán.
Quedo de usted afectísimo amigo y seguro servidor que lo
estima y besa su mano.

Pedro Hinojosa.

Es muy urgente que vengan las fuerzas que le pido y aún


más si usted puede, porque la guerra ya está encima. A esta
hora tal vez ya se habrá derramado la sangre de los hijos de
México. [5314]

117
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León abril dos de 1862
Mi querido amigo:
Puesto que las cosas con los aliados han llegado hasta el extre-
mo de un rompimiento, según usted me comunica por su grata
de 25 del mes próximo pasado, el esfuerzo por nuestra parte
debe ser supremo y uniforme, a pesar de tantos obstáculos
entre ellos, el que no tiene nombre por monstruoso, como el
de que haya mexicanos tan desnaturalizados que ayuden al
enemigo extranjero a la deshonra y exterminio de su patria.
¡Espantoso resultado de las pasiones políticas!
Como digo a usted de oficio, luego que recibí la orden supe-
rior, previne a Quiroga, que se ponga inmediatamente en
marcha con dos regimientos.
Mucho habría hecho ya la frontera en aprestos de guerra si
Serna y los suyos no hubieran sido un estorbo, dominados de
ese vértigo revolucionario que se cree, porque sus pasos para lo
cual no ceso de tocar todos los medios que aconseja la provi-
dencia; mas desgraciadamente hasta ahora nada se consigue que
no sea por la fuerza.
El comercio por su parte, acostumbrado por Garza, a de-
fraudar los derechos del erario, y queriendo reducir el arancel a
casi cero, a mi inflexibilidad me opone una especie de conspira-
ción, no haciendo importaciones escudado de la zona libre y
esto me tiene en grandes apuros, respecto de recursos con una
fuerza considerable sobre las armas que hasta aquí he podido
mantener.
Sin embargo, he dictado tales providencias en el ramo de
hacienda, que creo triunfar del comercio en esta lucha en que él
lo quiere todo y yo el justo medio; de modo que al ponerse en
corriente sometiéndose a mis disposiciones razonables, mi ac-
ción será mas expedita y fructuosa en el mantenimiento y
aumento de las fuerzas; y si las cabecillas de Tamaulipas entran
en un arrepentimiento verdadero en ese caso, la frontera auxi-

118
Para Efectos de la Guerra

liará al gobierno con muchos y buenos soldados y será al mis-


mo tiempo el más firme apoyo de la independencia nacional.
Estoy en ansia por saber los pormenores que ha producido
la ruptura de las hostilidades.
Por no detener el extraordinario, no escribo al señor Presi-
dente y al señor Doblado y me conformo con que usted les
trasmita estas ideas, teniendo esta carta como escrita a cada
uno.
Consérvese bueno y mande a su amigo afectísimo quien be-
sa su mano. [5315]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
México, abril uno de 1862
Mi querido amigo:
Marcha ya el coronel don José Toledano a ponerse a disposi-
ción de usted. Yo se lo recomiendo como un jefe de buena
educación civil y militar, activo, juicioso y lleno de pundonor.
Mucho estimaré a usted que lo distinga con su aprecio.
Soy de usted como siempre afectísimo amigo y seguro ser-
vidor que lo estima y besa su mano.

Pedro Hinojosa.

Monterrey, Nuevo León abril 24 de 1862


Mi estimado amigo:
Será obsequiado por mi la apreciable de usted de primero del
corriente en que me recomienda al señor coronel don José To-
ledano, al que no he tenido el gusto de conocer siquiera por
haber sido ocupado en Ciudad Victoria, a su tránsito para esta

119
Leticia Martínez Cárdenas

capital por el señor Comonfort, pero esto no obstante será


atendido en cuanto de mi dependa.
Me repito de usted suyo, amigo y servidor quien besa su
mano. [5316]

Señor general don Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León abril ocho de 1862
Mi querido amigo:
Por no dilatar a usted la satisfacción que debe causarle la plau-
sible noticia de la completa pacificación de Tamaulipas, le
pongo este extraordinario, adjuntándole un ejemplar del boletín
que se publica en Ciudad Victoria.
Luchamos únicamente con el traidor Carvajal, que acompa-
ñado de Treviño Peña y otros, se ocupa en la banda izquierda
del Bravo, de organizar fuerzas para continuar su sistema de
robo, incendio y matanza. Las autoridades de Texas si no lo
protegen, se disimulan y por lo que digo oficialmente, verá us-
ted que me he dirigido a las supremas autoridades militar y
política de ese Estado, con el objeto de ver si acabamos de una
vez con ese vandalismo. Creo que pronto lo conseguiré, y ten-
dré la satisfacción de comunicárselo.
Las cápsulas que mandó usted con Isidro Morales, fueron
robadas, como tengo dado parte al gobierno de que espero el
señalado acto de justicia de que se mande aprehender y remitir
para esta ciudad al bandido Eugenio García, que es el autor de
ese infame hecho, y que está deshonrando al gobierno, con el
lugar que ocupa en el ejército. No dudo, pues, del buen éxito
de este negocio, porque eso nos conduce a castigar a uno de
tantos plateados.
No dejen de hacerme otra remisión de cápsulas, sin olvidar
las balas incendiarias y el metano para elevar ese parque. Las

120
Para Efectos de la Guerra

cápsulas que trae Resina, aún no llegan, se que han salido de


San Luis.
Ese artículo me hace una falta extraordinaria. La fuerza que
marchó a Victoria con el señor Comonfort, no llevó más que diez
cápsulas por plaza; la que cubre la línea del bravo está muy
escasa, la de Monclova que ha ido a reforzar esa línea, tiene de
cinco a seis por cada soldado; y temo que los que se ocupan
de repeler a los voluntarios en Piedras Negras, tengan un con-
tratiempo por falta de ese artículo. Calcule usted los males que
podían haberse causado y los que pueden sobrevenir del robo
de las cápsulas hecho por Eugenio García. Mándeme pues más
cápsulas.
Suplico a usted mi carta de fecha seis del actual, y no dudo
que influirá en que se haga lo que propongo. Eso cortará de
raíz las revoluciones en Tamaulipas, y hará que pronto se repa-
ren tantos males como ha causado la guerra civil, levantando a
los pueblos del Estado de miseria y abnegación en que se en-
cuentran.
Estoy ansioso por saber el estado de nuestras relaciones con
los aliados y que con un poco de calma me escriba extensamen-
te.
Deseo a usted felicidades y me repito suyo afectísimo amigo
y servidor quien besa su mano. [5317]

Señor general don Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León abril diez de 1862
Mi muy querido amigo:
Como digo a usted de oficio pongo este extraordinario para
comunicar al Supremo Gobierno que es absolutamente impo-
sible que marchen los mil rifles con la prontitud que usted
previene de oficio.

121
Leticia Martínez Cárdenas

Pie a tierra la tropa de Quiroga, porque no hay de donde


tomar un caballo, desolados los agostaderos por el latrocinio de
Carvajal, y también por la horrorosa seca que se experimenta,
este es el mayor inconveniente sin los otros de que habla Qui-
roga; y por tanto para cumplir la orden sin dejar abandonada la
línea del Bravo, amenazada de continuo por Carvajal, Treviño y
García Ramírez. He dispuesto que Capistran arregle un regi-
miento de Tamaulipas, y con el de Campos, que está en
Victoria, marche a la cabeza de los mil hombres, aunque no
todos irán armados de rifle por la suma escasez de esta clase de
armas.
Partiendo de Matamoros y de Victoria, tomarán el camino
mas derecho, y solo hay que esperar que Capistran acabe de
montar su gente y se consiga algún dinero para expeditar la
marcha, pues estamos en la mayor miseria, porque el comercio
aún no hace importación alguna.
Capistran ha pedido marchar a la campaña con esta fuerza y
creyendo que será muy útil y un motivo que estrechará los vín-
culos de amistad y confianza de ambos estados, no he vacilado
en darle el mando, quedando dos regimientos resguardando la
línea que es únicamente donde ha quedado algún peligro que
creo desaparecerá en un mes, poco más o menos, para ocupar-
nos exclusivamente en la cuestión nacional, aumentando estas
fuerzas y demás preparativos de guerra.
Con fecha seis del corriente escribí al señor Doblado, cuya
carta transcribí a usted con objeto de que apoye su contenido
sumamente interesante bajo dos puntos de vista, paz de Ta-
maulipas removiendo la causa radical de su última revolución, y
recursos para el mantenimiento de las tropas, sin los cuales
todo se desgracia en el orden militar por más que uno se desvi-
va; pues usted conoce cuan perniciosos son los efectos que
produce el hambre.
Los americanos aunque tienen necesidad de respetarnos,
porque nos temen en las circunstancias en que se hallan, solo
han salvado las apariencias y en realidad han protegido a los
fugitivos de Matamoros. Sin embargo, tengo fundamentos

122
Para Efectos de la Guerra

para creer que el oficio que dirigí sobre esto al comandante


general de Texas y al gobierno, dará buen resultado, pues esa
protección, no viene de las autoridades superiores sino de las
inferiores.
Estamos en una ansiedad insoportable por saber el giro que
ha tomado la intervención. Paz o guerra, que venga lo que viniere
con tal de no vivir en la incertidumbre, y quizás el regreso de
este o del anterior extraordinario nos saque de tal ansiedad.
El robo de las cápsulas, de que tengo dado a usted cuenta de
oficio, es de lo más infame y criminal. Si Serna hubiera remiti-
do o pasado el río, los voluntarios, como se temía, estábamos
completamente indefensos, porque así lo dispuso Eugenio
García.
Salúdeme al señor Doblado, a quien escribo hoy por falta de
tiempo y porque considero que escribiéndole a usted es igual.
Consérvese bueno y mande a su afectísimo amigo quien be-
sa su mano. [5318]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
México, abril 11 de 1862
Mi querido amigo:
Estamos muy contentos de usted porque sin embargo de la
difícil empresa que tiene entre manos, acude en auxilio del país,
con lo que pedimos, y porque sabe sobreponerse a toda dificul-
tad.
En cuanto a la gravedad de las circunstancias, me ceñiré por
ahora a informar a usted que Lorancés y Saligny han determi-
nado a Lagraviere, el comisario francés a separarse de sus otros
colegas y a seguir la guerra por cuenta de su país contra noso-
tros.

123
Leticia Martínez Cárdenas

En consecuencia, al conde de Rens, que es un perfecto caba-


llero, y Wichz, el comisario inglés, que abunda como su
gobierno en buenos sentimientos hacia México, han protestado
contra esa loca conducta, han pedido instrucciones a sus res-
pectivos comitentes y se retiran a esperarlos a la Habana.
Entre tanto nos batiremos con los franceses, que infatuados
con su superioridad militar, creen por si solos llegar a México a
imponernos un monarca. Pues bien, esta situación que al es-
cribir yo a usted el 25 del pasado, sobre el movimiento de esas
fuerzas estaba latente, se ha puesto ya de manifiesto.
En tal estado de cosas importa que tenga usted mucho cui-
dado con Tampico, donde el general Tapia, disgustado con el
nombramiento del señor Comonfort, ha pedido su relevo, y
como creo que se había formado allí una especie de camarilla,
es muy posible que aparezca algún descontento y que esto em-
barace la marcha de la administración.
Yo me dirijo a algunas personas, exhortándolas a la obe-
diencia del gobierno y de todos los jefes que obtienen su
confianza, principalmente del señor Comonfort, que es para
algunos díscolos, la piedra de escándalo; y como el mismo se-
ñor Juárez, está dándole un bello ejemplo de abnegación y
desprendimiento en esta materia, los excito a que imiten su
patriótica conducta.
Deseo que tenga el mejor éxito la combinación de usted
respecto de esos comerciantes, para que desde luego comience
usted a organizar nuevas fuerzas que vengan a servir de reserva
a las que dentro de ocho días a más tardar se habrán batido ya
con los franceses.
Soy de usted su afectísimo servidor quien su mano besa.

Pedro Hinojosa.

No será difícil que pase yo a Tampico a hacer una visita con


el carácter de ministro.

124
Para Efectos de la Guerra

Monterrey, Nuevo León abril 19 de 1862


Muy querido amigo:

Oficialmente digo a usted la situación que guardo y la imposibi-


lidad en que me encuentro para cumplir con la orden en que se
me previene, haga marchar dentro de veinticuatro horas, el
contingente de estos estados.
Hago al gobierno una fiel pintura del estado de las cosas, y
para mayor claridad, diré a usted que con mil sacrificios, puede
hacer un vertido a la tropa, y que ese ha desaparecido por el
tiempo de uso y por la mala calidad del género, único que se
puede conseguir.
Recursos no los conozco, los caballos han muerto por la seca
y no hay de donde sacarlos, las aguas han desaparecido y se
necesita andar veinte a veinticinco leguas para encontrarla muy
escasa. ¿Podré moverme cuando no me es posible cubrir ni el
diario de la fuerza que está sobre las armas?
Por otra parte, aunque está ya completamente pacificado
Tamaulipas, no puede dejarse la línea sin una fuerza respetable,
porque Carvajal y Treviño no descansan y se arrojarían a cometer
todo genero de excesos con unos cuantos hombres que reúnan;
pero suponiendo que esto no sucediera, tenemos que mantener
una buena posición en el Bravo, a consecuencia de la guerra en
los Estados Unidos, pues es más que probable que los del nor-
te, destruyan el poder de los confederados del sur y tengamos
algo que hacer para evitar los males que pueden sobrevenir de
esa sangrienta lucha que parece aproximarse a su término.
No me culpen, usted me conoce, sabe cuales son mis senti-
mientos, y que solo la imposibilidad en que me encuentro,
produce mi inamovilidad.
Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor
quien besa su mano. [5319]

125
Leticia Martínez Cárdenas

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
México, abril 21 de 1862
Mi muy querido amigo:
Tengo a la vista las dos apreciables de usted, fechas seis y ocho
del presente.
Respecto de la primera, debo decirle que el señor Doblado
está de acuerdo, como yo, con el proyecto de usted y que a su
regreso de Orizaba, nos ocuparemos de él, mas si por un even-
to se retardara la resolución un poco, importa mucho que
remita usted el reglamento, aunque sea por extraordinario por-
que es muy conveniente que salga el negocio enteramente
redondeado. Cuenta usted con que no levantaré la mano de él
hasta concluirlo.
He dado ya la orden para que sea aprehendido Eugenio
García, y remitido a esa para que se le castigue, aunque temo
que el personaje que consintió el atentado siga favoreciendo
con proporcionarle la impunidad. Insistiré, sin embargo, hasta
lograr que sea entregado.
Tengo a Isidro Morales, por cómplice de García y por lo
mismo espero que también lo castigue usted. Calculo en poder
de usted ya mi segunda remesa de cápsulas, y además voy a
remitirle las que deben reponer las robadas, pero me propongo
que estas vayan por otra vía que no sea la de San Luis; tal vez
por Tampico, luego que desaparezca el riesgo que por allí tam-
bién es de temerse.
Sería preferible que recomendara usted el negocio, a algún
arriero de su confianza que las recogiera y condujera por donde
mejor conviniera.
Respecto de la guerra, ya habrá usted visto lo que informan
los impresos circulados. Hoy no tiene usted más novedad que
el haber marchado el señor Doblado, a tratar con los comisa-
rios español e inglés. Los franceses siguen distinguiéndose con
actos de perfidia, que ya han dado el resultado de la guerra.
Están, puede decirse, rotas ya las hostilidades.

126
Para Efectos de la Guerra

Soy de usted como siempre, afectísimo amigo y servidor que


lo estima y besa su mano.

Pedro Hinojosa.

Por un parte telegráfico, sabe el gobierno que se han roto


ayer las hostilidades por los franceses. Al rectificarse esta noti-
cia se lo daré por extraordinario. [5320]

Pedro Hinojosa
México
Monterrey, Nuevo León mayo ocho de 1862
Muy querido amigo:
Correspondo a su apreciable fecha 21 del último abril, dándole
las mas cumplidas gracias por las ordenes libradas para la apre-
hensión de Eugenio García, aunque como usted, temo que se le
siga protegiendo, no obstante las quejas que el personaje a que
usted se refiere, tiene contra él.
La segunda remesa de cápsulas llegó sin novedad, aunque
faltando algunos, lo que atribuyo a descuido. Le recomiendo el
pronto envío de otra cantidad, advirtiéndole que me es imposi-
ble hacer arreglo alguno en esta para su conducción, por falta
de arrieros.
Muy importante será el servicio que se preste a la frontera,
con la zona libre hasta esta ciudad, y jamás se borrará de sus
hijos la memoria de los hombres que comprendiendo los inter-
eses de estos pueblos y de la nación, supieron darles impulso.
Se ha insistido en la remisión de fuerzas, y ayer, luego que
recibí el extraordinario que trajo la noticia de lo ocurrido en
Acultzingo, libré ordenes apremiantes para que en el acto se
pongan en marcha un regimiento de Tamaulipas al mando de
Capistran, que está en Matamoros y otro de Nuevo León y
Coahuila, que se encuentra en Tula, a las órdenes de Campos.

127
Leticia Martínez Cárdenas

La sequía es espantosa, y por consiguiente, los caballos están


en un estado tal, que no pueden andar cosa mayor; pero hare-
mos por vencer todas las dificultades, y aunque sea pie a tierra
marcharán por de pronto esos regimientos, y después irán al-
gunas guerrillas que se organizarán, para lo que me ocupo de
un reglamento con arreglo al decreto respectivo.
Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor
quien besa su mano. [5321]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
México, abril 27 de 1862
Mi querido amigo:
Tomo la pluma solamente para encarecer a usted el peligro
inmenso que corre hoy nuestra nacionalidad, por haberse decla-
rado todas las fuerzas reaccionarias, auxiliares de la invasión
francesa.
Imagínese usted ¿cómo sería posible rechazarla cuando los
traidores amagan hoy la retaguardia y flancos del Ejército de
Oriente, y cuando de la capital de Puebla no podemos contar-
los, por no ser posible desprender ya un hombre, mas atendida
la situación en que nos encontramos por falta de las fuerzas de
los estados.
Se asombrará usted cuando sepa que por estar formando
combinaciones políticas González Ortega y Ogazan, no acaban
de venir sus contingentes respectivos, y que si mandan algunas
fuerzas, será la más inútil y en pequeñísimo número.
Ruego a usted por tanto, que redoblando sus esfuerzos, haga
por que venga siquiera un regimiento para que al menos sirvan,
cuando los franceses estén sobre esta capital.
Respecto de todos los puntos que trata la última de usted, le
tengo dada contestación anteriormente.

128
Para Efectos de la Guerra

Ahora no me entiendo porque estoy muy malo de mi herida


que me tiene de nuevo en la cama, y porque tengo mucho que
hacer preferentísimo.
Soy de usted como siempre, afectísimo amigo y seguro ser-
vidor quien besa su mano. [5322]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
México, abril 27 de 1862
Mi querido amigo:
He dispuesto que el pagador de artillería don Julián Barrios, el
comandante de batallón, capitán primero de artillería don Ma-
nuel Solís, el comandante de batallón don Carlos Nuñez de
Caures y el capitán primero de artillería don Adolfo Garza Flo-
res, expulsos por el general Tapia, vuelvan a Tampico porque
conociéndolos a todos íntimamente, estoy seguro de que son
incapaces del delito que se les atribuye, y de que se conducirán
lealmente con respecto del gobierno, como de usted y del señor
Comonfort, a quien también escribo sobre el particular.
Recomiendo a usted por tanto que, dé sus ordenes para que
no se les moleste.
Soy de usted como siempre, afectísimo amigo y servidor que
lo estima y besa su mano. [5323]

Pedro Hinojosa.

129
Leticia Martínez Cárdenas

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Monterrey, Nuevo León abril 30 de 1862
Mi querido amigo:
El dador don Loreto Gómez, que por consecuencia de los
acontecimientos de Matamoros, emigró hacia esta capital, pre-
sentándose luego después de su llegada, al señor Presidente,
vuelve ahora a continuar en el desempeño de su empleo de 1er
comandante de celadores de aquel puerto, llevando a ese fin las
supremas ordenes necesarias.
La recomiendo a usted para que se sirva atenderlo en cual-
quier gestión que se le ofrezca hacer y ofreciéndole por ello mi
agradecimiento, me repito su afectísimo amigo y servidor que
lo estima y besa su mano. [5324]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León mayo nueve de 1862
Mi estimado amigo:
El que lo es mío, don Francisco Antonio Rosales, ha pasado a
esa capital a encargarse de un cuerpo de los de Aguascalientes,
y le suplico lo considere en lo que sea dable, favor de que le
viviré reconocido este su amigo y servidor quien besa su mano.
[5325]

130
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Pedro Hinojosa


México
Monterrey, Nuevo León mayo 29 de 1862
Muy querido amigo:
Escribo a usted con la incertidumbre de que se encuentre en
esa ciudad o en la de San Luis, como se me ha dicho, y espero
que mi carta no sufrirá extravío, porque la recomiendo a un
amigo de esta última ciudad.
Deseo vivamente saber el estado de su salud, y la situación
que guarda, pues me han dicho que viene usted a Tamaulipas a
encargarse de los mandos político y militar.
Deseo también tener explicaciones explícitas de usted sobre
su salida del ministerio y la entrada a él de Blanco, así como
también sobre otras muchas cosas que no se ocultarán a usted
porque deseo orientarme perfectamente.
Sin mas que desearle felicidades, me repito suyo amigo y
servidor quien besa su mano. [5326]

Señor don Santiago Vidaurri


Pachuca, Hidalgo julio dos de 1862
Muy estimado amigo y señor:
Hace algunos días que me escribió mi señora madre, manifes-
tándome que en el asedio de Matamoros fue incendiada su casa
por orden del jefe que defendía la plaza, y como en la lista de
las reclamaciones no aparezca ella, ni persona alguna que la
represente, juzgo que a consecuencia de haber tomado parte mi
hermano Matías en defender el gobierno de Serna, le habrá
fallado persona que le represente, o haya tenido temor de ser
oída.

131
Leticia Martínez Cárdenas

Tengo hablado al señor Presidente y al ministro del ramo,


para que se atienda esta reclamación como es de justicia, puesto
que fue incendiada la casa por los que defendían al gobierno
supremo, a fin de evitar que el enemigo se posesionase de ella,
evitando así el perjuicio que hubieran resentido por estar muy
cerca de la plaza.
Por lo expuesto y haciendo uso de la buena disposición de
usted, le ruego se empeñe para que sea pagado este perjuicio, ya
sea disponiéndolo usted o recomendando al señor Comonfort
lo ordene así, pues ya escribo a mi señora madre para que sin
pérdida de más tiempo, mande levantar la información justifica-
tiva de su pérdida y obre en consecuencia.

En mis anteriores he dado a usted, como debía, parte de mi


nombramiento de gobernador y comandante militar de este 2°
Distrito, de cuyo empleo he tomado posesión, y espero sus
órdenes para tener el placer de obsequiarlas, aprovechando esta
oportunidad para satisfacer sus dudas sobre el motivo que tuve
para salir del Ministerio de la Guerra, este no fue otro que el
malestar en que a consecuencia del mucho trabajo se puso la
herida de que sufro aún, y el buen deseo que me anima de no
perjudicar en nada el buen servicio público, por supuesto, que
me retiro en la mejor armonía con el señor Presidente y su ga-
binete, habiendo tenido la satisfacción de recibir de su parte
demostraciones sinceras del sentimiento que tenía por mi sepa-
ración.

Deseo a usted toda clase de felicidades para que mande


cuanto guste a quien siempre es suyo afectísimo amigo que
mucho lo estima y su mano besa. [5327]

Pedro Hinojosa.

132
Para Efectos de la Guerra

General Pedro Hinojosa


Actopan
Monterrey, Nuevo León julio diez de 1862
Muy querido amigo:
Aprovecho la ocasión de la marcha de Legarza para saludar a
usted con el afecto de siempre, esperando no deje de escribir-
me desde el punto a donde ha sido destinado.
Voy a escribir al señor Doblado para que al separarse de
Tamaulipas el señor Comonfort, le encargue a usted la coman-
dancia de ese Estado. Sobre el mismo particular le escribo al
segundo.
Celebraré se conserve en mejor estado su quebrantada salud,
y me repito como siempre suyo amigo y servidor quien besa su
mano. [5328]

[5329] Carta ilegible

Señor general don Santiago Vidaurri


San Luis Potosí, San Luis Potosí julio 20 de 1863
Mi querido amigo:
Al fin salgo para esa ciudad, pasado mañana por Tula. Veré a
usted con mucho gusto y hablaremos sobre el triste estado de
la cosa pública, para hacer lo posible por aliviarla. El Ministe-
rio sigue mal con los estados del interior y ellos muy
disgustados con él, porque no hace más que desaciertos de
buena o mala fe, pero que siempre darán el resultado de hun-
dirnos en un abismo, si los ciudadanos ministros no cambian la
política.

133
Leticia Martínez Cárdenas

Sentiré mucho que cuando se pierda la esperanza para los


pueblos, de quitar a esos hombres, se alce el grito de rebelión,
como parece que sucederá, pues hasta las viejas están palpando
que el obstáculo más poderoso para la defensa del país, son
ellos, que no conocen ni los hombres, ni las cosas.
Pronto tendrá el gusto de verlo y darle un abrazo su afectí-
simo amigo. [5330]
Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Ciudad Victoria, Tamaulipas agosto siete de 1863
Muy estimado amigo, compañero y señor:
Acompaño a usted la comunicación que le dirige el Ministerio,
relativa a la prestación de mis servicios en el Estado de su dig-
no mando. Por ahora, basta que usted le conteste que me
empleará, cuando lo juzgare necesario.
Le supongo a usted bien impuesto de lo que pasa en el inter-
ior y de lo disgustado que están con la política actual del
gabinete los señores Doblado y González Ortega. Lo mismo
sucede en Tamaulipas, donde los pueblos del cuarto distrito y el
del centro me han detenido, para confiarme el mando en jefe
de la Guardia Nacional del Estado, ahora que por momentos
aguardamos la ocupación de Tampico, por las fuerzas invaso-
ras. Y ante esta exigencia, como ante la voluntad de mis
paisanos, he tenido que ceder y salgo mañana para Matamoros,
a ver más de cerca las cosas.
Si al final me encargo del mando militar de este Estado,
cuento desde ahora con la amistad de usted para que me auxilie
con el armamento que pueda, y aún con fuerzas de ese Estado,
en caso de que se realice, como es segurísimo, la ocupación de
Tampico.

134
Para Efectos de la Guerra

Maya le habrá impuesto de la buena disposición en que se


encuentra Chihuahua, para las emergencias que puedan presen-
tarse.
Recomiendo a usted que con un propio, me dirija su contes-
tación, buscándome en Brownsville.
Sabe usted que siempre soy su invariable amigo que lo esti-
ma y besa su mano.

Pedro Hinojosa.

Monterrey, Nuevo León agosto 16 de 1863


Muy querido amigo:
Son en mi poder sus dos apreciables de fecha siete y ocho del
actual y enterado de sus contenidos, paso a contestarle como
corresponde.
Por ahora no tengo armas que darle para el caso que me in-
dica y creo que usted podrá reunirlas en ese Estado, haciendo
una requisición. Si más adelante me las proporciona, como
estoy procurándolo, debe contar con que lo auxiliaré.
Celebro la buena posición de usted en esos pueblos y debe
aprovecharla para el gran pensamiento nacional, la defensa de
la independencia, única norma que debe guiarnos en la crisis
porque atravesamos y en la que debemos prestarnos mutuos
auxilios.
Efectivamente hay un disgusto general en la República, co-
ntra el gobierno, que no sólo no se mueve, sino que está
acabando con la vitalidad de la nación y para que haya una ver-
dadera defensa, no se necesita más que el que salte un hombre
a la arena, con la verdadera bandera nacional en la mano, para
que todos se agrupen a su alrededor, haciendo a un lado obstá-
culos y tropiezos, y no tardará mucho esa presentación para
cuyo evento debemos estar preparados a fin de seguir el sende-
ro que nos demarque el patriotismo.

135
Leticia Martínez Cárdenas

A Soto, no le he podido dar más que cincuenta pesos y él


será el que ponga en manos de usted la presente.
Deseo se conserve bueno y libre sus órdenes a este su ami-
go, compañero y servidor quien besa su mano. [5331]

Señor general don Santiago Vidaurri


Ciudad Victoria, Tamaulipas agosto ocho de 1863
Mi querido amigo:
Ayer recibí cartas particulares de Tula, en que me dicen que los
franceses están en Tampico. No creo esto, porque aunque no
es un obstáculo la fuerza que cubre aquel punto, si lo puede ser
la estación.
Fernández García, ha sido nombrado jefe de la línea del
Bravo, disque para dominar a Tamaulipas y ponerle a usted al
frente ese gran soldado. ¿No le parece a usted que el ministro
Fuentes, director actual de la política y de las operaciones mili-
tares del país, está extraviado? ¿Qué no era más conveniente
dejar la fuerza de aquel desgraciado en Tampico, donde se es-
pera enemigo, que mandarlo a Matamoros, donde todos
sostienen al gobierno? ¡Ya se ve, será uno de tantos movimien-
tos estratégicos que se están operando actualmente en la
nación!
Por Dios, don Santiago, si los verdaderos patriotas como us-
ted no hacer algo para prepararse a la defensa de la nación, la
legalidad sólo presentará la fuerza de inercia en alguna de nues-
tras más altas montañas.
Yo en este Estado, donde todos sin excepción, quieren que
sea el jefe de las armas, haré lo que me sea posible, reuniendo
con actividad el mayor número de tropa que me sea dable para
defender al Estado, pues no será difícil que intenten ocupar
éste y el de usted para quitarle al gobierno los grandes recursos
que tiene por la línea del Bravo.

136
Para Efectos de la Guerra

Le ruego que me mande inmediatamente al comandante So-


to, dándole los recursos necesarios.
Sin más por ahora, me repito de usted afectísimo amigo que
desea verlo y su mano besa.

Pedro Hinojosa.

En San Luis, Morelia, Guadalajara, Aguascalientes, Guerrero


y el estado de México, están muy mal con el infame Fuentes y
sus compañeros, porque su política no tiende a otra cosa que a
trastornar el orden en los estados. Soto le dirá verbalmente lo
que pasa. [5332]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Matamoros, Tamaulipas agosto 30 de 1863
Muy apreciable amigo y señor:
Será portador de ésta, el recomendable señor diputado don
José María Rivera y Río, amigo que merece toda confianza y
quien manifestará a usted muy pormenor, la triste situación de
Tamaulipas, en las circunstancias actuales, y lo mucho que se
puede esperar de este Estado en la lucha presente, si se remue-
ven por el Gobierno General los obstáculos que ahora impiden
explotar todos los elementos que aquí tenemos para la defensa
nacional.
El cambio de gabinete que ya nos anuncian de San Luis co-
mo indudable, contribuirá en gran manera para cambiar la triste
faz de la República y por consecuencia la de Tamaulipas; pero
es necesario a mi juicio, que para conseguirlo interponga usted
su merecido influjo, como lo espero y se lo suplico, supuesto

137
Leticia Martínez Cárdenas

que me son bien conocidas sus sanas intenciones y la amistad


sincera y franca que hace tiempo nos ha ligado.
Refiriéndome en todo a la viva voz del señor Rivera y Río y
a los demás conceptos que dejo expresados, espera mucho de
usted este su afectísimo amigo y servidor que le desea felicida-
des y atento su mano besa.

Pedro Hinojosa.

Aumento. Suplico a usted facilite los recursos necesarios al


señor Rivera y Río, para que siga su marcha a San Luis.

Hinojosa.

Monterrey, Nuevo León septiembre siete de 1863


Muy apreciable amigo:
El señor don José María Rivera y Río, me presentó su estimada
de 30 del próximo pasado agosto y me informó en lo verbal de
cuanto usted me dice de ella. Con el propio señor escribo ya al
señor Doblado, en el sentido que usted desea y haré cuanto
esté de mi parte en ese particular.
Como las circunstancias en que se encuentra el erario de es-
te Estado, son muy aflictivas, yo le suplico que evite lo más que
pueda dar recomendaciones para que aquí se auxilie con recur-
sos a los que vengan por acá; pues si bien el señor Rivera y Río
fue auxiliado, esto costó un sacrificio para el Estado, que no
tiene ni para pagar sus empleados.
Como siempre me repito de usted muy afectísimo amigo y
servidor quien besa su mano.
Espero me disimulará la franqueza que uso con usted en es-
te particular, pues sólo por la confianza que media, me he
resuelto a hablarle en ese sentido. [5333]

138
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Hacienda de Santa María, Tamaulipas octubre 29 de 1863
Mi querido amigo:
Anoche recibí en Carvajal, una comunicación duplicada del
Ministerio de la Guerra, que le adjunto a ésta, para que me diga
qué le parece debo contestar. En mi concepto, no se trata de
otra cosa más que de quitarme de su lado, y aún de los estados
limítrofes, si en alguno de ellos me encontrara.
Por otra parte, cuando del interior me han mandado a la
frontera del norte, porque seguramente no tenían voluntad para
emplearme, o no consideraban útiles mis servicios allá, ¿no le
parece a usted singular que hoy pretendan emplearme allá mis-
mo como corresponde a mis antecedentes y Merecimientos,
con M, mayúscula?... Usted convendrá conmigo en que sí, es
cierto, que estos miserables son malvados, también lo es que
son torpes.
No recuerdo en qué fecha manifestó usted al gobierno que
me iba a emplear en la campaña contra los rebeldes de la
frontera de Coahuila, pero me parece que la comunicación que
motiva esta carta ha sido dictada después de recibida la en
que usted comunicaba mi nombramiento de las fuerzas de ope-
raciones sobre los rebeldes del rancho de Matamoros.
He recibido cartas de los señores Iglesias y Suárez Navarro,
contestaciones a otras que les dirigí, hablándoles de lo penoso
que me era estar casi en la inacción cuando podía hacer mucho
en Tamaulipas sobre Tampico; y después de guardar por algún
tiempo silencio, me dice el primero, que ya se resuelve el go-
bierno a emplearme, y me manifiesta que Comonfort se
encarga del mando del ejército y Uraga de su segundo, con el
mando de las fuerzas de Berriozabal, enviando a éste a ocupar
el gobierno de Morelia, que desempeñaba aquel. ¡Cuánto cam-
bio fatal en tan pocos días! las gallinas tienen más constancia
para empollar sus huevos, que los ciudadanos de que me ocu-

139
Leticia Martínez Cárdenas

po, para formar un pensamiento, que al fin desecha antes de


intentar ponerlo en práctica.
No hay duda, muchos de los hombres que rodean al gobier-
no son de muy mala fe, y es imposible que sus providencias
sean acertadas, porque sus oídos están cerrados a la razón y a la
justicia.
Basta ya de esto y hablemos de otra cosa. Hasta aquí he lle-
gado con la fuerza, en muy buen estado y sin sufrir grandes
novedades; para mediodía estaré en el Saltillo y de allí le daré
parte extenso de todo.
Consérvese usted bueno y mande en cuanto gusta a su afec-
tísimo y verdadero amigo.
Pedro Hinojosa.

Monterrey, Nuevo León octubre 31 de 1863


Mi querido amigo:
Tengo a la vista su apreciable, fecha 29 del que finaliza y el ofi-
cio del Ministerio, que le devuelvo.
Convendrá que me transcriba usted ese oficio para mi cono-
cimiento y lo conteste desde luego, diciéndole al Ministerio que,
consignado a este Estado para prestar en él sus servicios, ha
sido usted ocupado dándole el mando de una sección, para ir a
sofocar un motín de bandidos, que han destruido las propieda-
des de don Leonardo Zuloaga y amenazan destruir las demás
del Estado y que por lo mismo, me ha transcrito esa comunica-
ción para que disponga lo conveniente.
Yo me dirigiré al gobierno y destruiremos cualquiera pre-
vención que hubiere.
La fecha en que avisé al señor Juárez, en carta particular, que
usted mandaría esa fuerza, es la del 21 del actual, la misma
que tiene el oficio. Yo considero que esto es resultado de lo de
Alamitos y de las cartas que escribió usted a Iglesias y Suárez
Navarro.

140
Para Efectos de la Guerra

Celebro continúe usted bien con la fuerza. En la madrugada


de hoy salió el teniente coronel Eugenio González, con una
pieza de a doce y algunos infantes y de caballería. No deje de
darme el aviso de los desertores.
Sabe que lo estima este su amigo y servidor quien besa su
mano. [5334]

Señor gobernador don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Saltillo, Coahuila octubre 30 de 1863
Querido amigo:
Hoy a las diez llegué a esta ciudad, e inmediatamente presenté
la lista adjunta al presidente del ayuntamiento, para que fueran
citadas las personas que en ella consten.
A las siete y media de la noche les manifestaré penosamente
la asignación que a cada uno se les ha hecho, para que mañana
a las diez, hagan la entrega de las cantidades que les he asigna-
do: si no la entregan, marcharán impávidos a la campaña, pues
sólo así se les quitará la manía de que adolecen. Es como usted
sabe, la Sacra Familia.
Las novedades ocurridas en el camino son las siguientes: al
salir de ésa en la madrugada, se desertaron seis soldados de
caballería y en el camino, un infante y otro de la caballería. El
fatal estado en que venían algunas mulas y dos carros, ha hecho
que no llegáramos a ésta en dos días; pero aquí remediaremos
esos males y muy pronto estaré en Parras. La lista de los deser-
tores, con expresión de los lugares de su residencia, la remitiré
mañana por el correo.
Quedo de usted afectísimo seguro servidor y amigo. [5335]

Pedro Hinojosa.

141
Leticia Martínez Cárdenas

Lista de los ciudadanos que han de contribuir con la cantidad


de 8,000 pesos para la campaña sobre los disidentes del rancho de
Matamoros. [5336]

Jacobo Sánchez Navarro 1,500.00


Carlos Sánchez 1,000.00
Desiderio Dávila 800.00
José María Arizpe 600.00
Crisóstomo Charles 600.00
Juan N. Arizpe 437.90
Ignacio María Arizpe 437.90
Zamora y Cía. 437.90
Prudencio de León 437.90
Juan Pablo Alcalá 437.90
Pedro Pereira 437.90
Francisco de los Santos Coy 437.90
Farías y Hermanos 437.90
Suma 8,000.00

Señor general don Santiago Vidaurri


Saltillo, Coahuila noviembre uno de 1863
Mi estimado amigo:
Consecuente con lo que usted me indica en su apreciable de 31
del próximo pasado, contesté al gobierno y para que usted re-
suelva lo que le parezca, le transcribo la comunicación del
Ministerio y lo que contesté.
He impuesto el préstamo de ocho mil pesos que me mandó
y creo que no ha sido tan desacertada mi elección en las perso-
nas que lo reportaron y en las cantidades asignadas, pues la
generalidad de los habitantes y hasta los mismos gravados,
aprueban el modo con que se ha hecho; sólo falta que paguen
los Sánchez Navarro, pero ya lo cubrirán.

142
Para Efectos de la Guerra

Allanado todo para continuar mi marcha a Parras, mañana la


emprenderé.
Le adjunto la relación de los desertores; y de cuanto ocurra
de particular que merezca su atención, le daré aviso oportuno.
Consérvese usted con la felicidad que le desea su afectísimo
servidor y amigo.
Pedro Hinojosa.

Monterrey, Nuevo León noviembre dos de 1863


Mi estimado amigo:
Quedo impuesto de sus apreciables fechas 30 del pasado y uno
del actual.
Mucho me alegro que la imposición del préstamo en esa
ciudad, haya tenido tan feliz resultado, como me indica usted.
Oficialmente va contestada su comunicación en que trans-
cribe lo que se le dijo por el Gobierno General y también me
dirijo al mismo gobierno sobre el particular.
Los desertores serán perseguidos con actividad. Únicamen-
te falta en la lista de éstos, la relación de las prendas que se
hallan llevado, y sería muy bueno que usted se sirviera mandar-
se, si cuenta con esto.
Consérvese usted bueno y mande lo que guste a este su afec-
tísimo amigo seguro servidor quien besa su mano. [5337]

Señor gobernador don Santiago Vidaurri


Buenavista, Coahuila noviembre tres de 1863
Mi querido amigo:
Hoy a las tres, recibí un extraordinario del coronel Campos,
que le transcribo y adjunto a ésta para su conocimiento.

143
Leticia Martínez Cárdenas

Las fuerzas de mi mando pernoctan hoy en los muchachos y


pienso llegar a Parras el día cinco, forzando las marchas. Como
usted verá por la comunicación de Campos, no dice la fuerza
del enemigo, ni si puede o no resistirlo en aquella población.
Creo que la fuerza que llevo es bastante para acabar con
ellos, pero como me parezca conveniente ponernos a cubierto
de toda eventualidad, no sería por demás que me mandase dos-
cientos rieleros que devolveré al instante, si Campos se resiste
en Parras, o sale a encontrarme con su fuerza organizada.
No tenga usted cuidado de nosotros, pues marcho con mu-
cho cuidado y precaución.
Su amigo que lo estima, le desea mil felicidades y su mano
besa.

Pedro Hinojosa.

Por una carta que mandé por el correo, le doy cuenta de


cuanto hice y de mi marcha. [5338]

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Saltillo, Coahuila noviembre tres de 1863
Mi querido amigo:
No me fue posible salir ayer, por falta de carros y algunos caba-
llos, que hasta ya noche se consiguieron; pero ya para esta hora
(que son las cinco de la mañana) va en marcha la infantería y
artillería, y a las siete emprenderá su movimiento, la caballería.
Del préstamo, sólo quedaron sin pagar los dos Sánchez Na-
varro, que se fueron al ser citados: yo ordené al juez que
repartiera la suma que les correspondía, en la población y se les

144
Para Efectos de la Guerra

exigiera a ellos, haciendo la devolución a los que por ahora la


daban, luego que los Sánchez pagaran.
Ayer llegaron los piquetes que conducía el teniente coronel
González e inmediatamente se incorporaron a sus cuerpos. Se
desertaron cuatro, dos infantes y dos dragones, de los cuales
logré se agarraran los dos primeros.
En cuanto a los revoltosos, estoy impuesto por una persona
que vino de Mapimí, que es una chusma de cosa de cuatrocien-
tos hombres, sumamente desorganizados, que sólo se ocupan
de robar. Antes de que fine el mes, entiendo que se habrán con-
cluido, pues Ortigosa me ha mandado decir que les cortará por
la parte de Durango.
El más civilizado de los marquesitos de Aguayo, recibió la
orden en que se le prevenía que entregara la cantidad que se le
asignó, a la pagaduría de mi brigada, y toda su atención se redu-
jo a devolver el sobre.
Respecto a la población del Saltillo, están todos en buen
sentido y muchos se me han presentado para ir a la campaña:
más no he creído conveniente llevarlos, porque la mucha oficia-
lidad, de muy poco nos serviría y aumentaría el presupuesto.
Las armas hacen mucha falta: si se consiguen, hay en ésta, gran
voluntad en servir a la causa y a usted.
Necesito urgentemente un hombre de expedición, para que
desempeñe la Secretaría y Gómez Cárdenas me puede servir
bien: si a usted le parece conveniente, puedo llevarlo. Ahora
debe estar en ésa; pero antes de irse de aquí, estuvo a verme y
me habló manifestándome que estaba resuelto a servir a usted
porque está convencido de que lo hace bien y es la única per-
sona que puede salvar la situación; por esto es que se lo
propongo.
Victoriano Zepeda me ha manifestado que le quitaron su
empleo sin saber por qué, pues está bien con usted; y dice que
no obstante eso, seguirá en lo mismo.
Consérvese usted con salud y mande lo que guste a su afec-
tísimo y verdadero amigo.
Pedro Hinojosa.

145
Leticia Martínez Cárdenas

Monterrey, Nuevo León noviembre cuatro de 1863


Mi querido amigo:
Contesto sus apreciables de fecha de ayer, manifestándole que
aunque pusiera en camino desde luego los doscientos rifleros
de que me habla, esto sólo podría hacerlo a pie, porque a usted
le consta que no hay en qué mandarlos y por consiguiente en su
estado, son inútiles. En último caso, echaré mano de los caba-
llos particulares, sacándolos por la fuerza.
Quedo con bastante cuidado, por lo que dice a usted Cam-
pos, y no dudando que forzará sus marchas, creo que llegará a
tiempo en auxilio de Parras.
Puede usted ocupar a Gómez Cárdenas, para el despacho de
la secretaría, como indica.
Le incluyo una carta que le dirige, por mi conducto, Rivera y
Río.
Deseo con ansia me ponga al tanto de lo que ocurra, y como
siempre me repito de usted afectísimo, amigo y servidor, quien
besa su mano.
Pero esto no lo hago hoy, porque sobre ser violenta la me-
dida, no daría el resultado que se desea. [5339]

Señor general don Santiago Vidaurri


Los Muchachos, Coahuila noviembre cuatro de 1863
Mi querido amigo:
Por la adjunta comunicación, verá usted que salió falsa la noti-
cia que le participé por extraordinario; en tal concepto, ya no es
necesaria la fuerza de rifleros que pedí a usted ayer.
A las seis de la mañana de hoy, emprenderé la marcha, pues
siempre quiero llegar, si es posible, mañana en la noche.
Su afectísimo amigo quien besa su mano. [5340]
Pedro Hinojosa.

146
Para Efectos de la Guerra

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Parras, Coahuila noviembre nueve de 1863
Estimado amigo:
Ayer no pude escribir a usted, porque me lo impidió un fuerte
dolor de cabeza de que me vi acometido: hoy estamos ya de
marcha; y ésta es la razón porque no puedo contestar las co-
municaciones de usted que he recibido; sin embargo, cuente
con que lo haré del primer punto en que haya algún alto, y con
que en todo serán obsequiadas sus órdenes e instrucciones.
Dejo aquí de comandante militar a don Máximo Campos,
porque es absolutamente necesario. En esta villa me han reci-
bido perfectamente bien, y creo que se puede sacar gran ventaja
del entusiasmo de sus habitantes. En tan buen sentido están,
que hasta las señoras han prestado fusiles y cuanto han podido.
En otra vez seré más largo; y por ahora, deseando se con-
serve con felicidad, me repito su verdadero amigo quien besa
su mano. [5341]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Monterrey, Nuevo León noviembre 11 de 1863
Mi estimado amigo:
Sin ninguna de usted a qué referirme, le pongo la presente para
noticiarle, que el día seis del actual, se pronunció el Puerto de
Matamoros, siendo jefe de este motín, don José María Cobos,
de acuerdo con Cortina. El objeto es desconocer al gobierno.
Estaba preso el señor Ruiz y varias personas.

147
Leticia Martínez Cárdenas

Dígame cuanto es lo que tiene usted que pagar por su cuen-


ta la Tesorería.
Consérvese usted bueno, como desea su afectísimo amigo y
servidor quien besa su mano.
OJO. En el negocio de que hablo a usted hoy oficialmente,
será bueno que vaya usted tomando informes sobre quienes
son los malos, entre tanto llegan las fuerzas, con el objeto de
que al combinar usted su aprehensión, sea de manera que ésta
se pueda verificar en un día dado en todos los ranchos, a fin de
evitar el que se vayan y sigan cometiendo después sus malda-
des. [5342]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila noviembre 13 de 1863
Mi querido amigo:
Antes de ayer, llegué a esta villa que guardaba el silencio de los
sepulcros, sin la más pequeña novedad, ni oposición por parte
de sus habitantes. Los bandidos se habían retirado, a la noti-
cia de nuestra aproximación, quedando solamente unos
cuantos, que también se retiraron poco antes de nuestro arribo
a la población. La mayor parte de las familias están fuera y aún
no se asertivamente si han salido al aproximarse nuestras fuer-
zas o lo verificaron antes, por temor de los bandidos: lo cierto
es, que aún no vuelven a ocupar sus casas.
Las noticias del enemigo son varias, algunos hacen subir
hasta mil, el número de los revoltosos, asegurando que están de
acuerdo con los pronunciados de Mapimí que han desconocido
a su jefe político y al jefe de las armas que cuidaba la línea de
Durango: así como a las autoridades que recogían los intereses
robados a los ciudadanos de este Estado.

148
Para Efectos de la Guerra

No doy pues crédito a la exageración de que sean mil los se-


diciosos; pero es evidente que desde esta población, hasta la
línea divisoria y algunos de los vecinos del distrito de Mapimí,
se han lanzado y que tienen armados más de quinientos hom-
bres.
Cartas particulares dicen, que don Juan Ignacio Jiménez y
don Juan N. Flores, han instigado a los revoltosos con sus con-
sejos y los han favorecido con armas y parque; pero no puedo
dar crédito a estas especies, hasta que se justifiquen por la in-
formación judicial que me propongo levantar para esclarecer
los hechos.
Con esta fecha me dirijo al señor gobernador Patoni, pi-
diéndole su cooperación como verá usted, por la copia que le
adjunto.
Ayer fue Juan Sánchez con cien dragones a la Hacienda de
los Hornos y a su regreso me hace la pintura más triste del es-
tado lastimoso a que ha sido reducida por los ladrones de
Matamoros: él previno que todo quede en el estado en que se
encuentra, hasta que un juez vaya a dar fe de ellos, y a cumplir
con lo más que usted previene. Lo único que se ha podido
salvar, son tres arsinas de trigo.
En la hacienda tomó noticias exactas del enemigo y sacó en
claro: que los sublevados son de tres o cuatro mil hombres,
pero chusma desarmada e incapaz de organización: que en Ma-
tamoros son mil los que se encuentran, y de ellos habrá
seiscientos armados; todo lo que me hace esperar, que dirigién-
dome con acierto en mis movimientos, podré llevar a feliz cabo
la expedición.
Aquí he hecho alto para construir galleta y reponer un poco
la caballada, que en su totalidad está en malísimo estado: más,
pronto seguiré adelante. Es necesario que usted haga un esfuer-
zo y nos asigne algo más para los caballos; pues con lo que se le
señala para forrajes, es imposible que se puedan conservar,
cuando hemos encontrado en todas partes el maíz a cinco re-
ales y la paja a cuatro.

149
Leticia Martínez Cárdenas

Lo que preví en esa capital y expresé a don Felipe, está su-


cediendo al pie de la letra: es imposible que desde allá pueda
pagar los soldados que acá sirven, porque tendrá que abonarle
de más o de menos y se introducirá tal desorden, cual verá us-
ted.
De todo lo más que ocurra seguiré dando a usted conoci-
miento.
Páselo usted bien y mande lo que guste a su afectísimo ami-
go quien su mano besa. [5343]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Viezca, Coahuila noviembre 13 de 1863
Mi querido amigo:
He tomado prisioneros unos cuantos individuos entre los que
hay algunos bastante malos, que voy a fusilar con la más pro-
funda pena, pero es indispensable hacer algunos ejemplares
para la pacificación de estos puntos, donde tanto abundan los
criminales.
Han sido horribles los hechos que se han cometido en las
haciendas de esta municipalidad. El desenfreno llegó hasta
romper los muebles y cuanto se encontraba.
Ya me ocupo de recoger datos y hacer averiguaciones, así
como empezaré pronto a embargar los intereses de los pronun-
ciados, para subvenir a las atenciones de la tropa.
Me he detenido en este pueblo porque me falta galleta, que
ya se está haciendo, de manera que al concluirse, emprenderé
mi marcha sobre Matamoros, donde está el cuartel general de
los pronunciados; pero no creo que me esperen, no obstante
que cuentan con los rebeldes del partido de Mapimí.

150
Para Efectos de la Guerra

Remito a usted las noticias que se me han pedido de los ofi-


ciales y tropa que tengan familia en ésa, para que reciban la
asignación del gobierno, lo que le ruego atienda.
También mando a usted un estado general de fuerza, arma-
mento, vestuario, etc., una relación de los individuos de tropa
que han desertado, con expresión de las prendas que se han
llevado y puntos de su residencia. Un juego de listas de revista
de comisario de las fuerzas y un presupuesto del presente mes.
El doctor Hita, que viene de médico cirujano de la brigada,
al emprender su marcha le dio la Secretaría de Gobierno, un
despacho de capitán, que como usted sabe, la tarifa le señala a
los de esta clase, cuarenta pesos de sueldo. Este individuo tenía
en esa plaza, cuarenta y cinco pesos, quedándole tiempo libre
para ejercer su profesión. Hoy, separado de su familia, tiene
mayores gastos y no puede cubrirlos: estoy bastante contento
con él y desearía que tuviera usted la bondad, si le fuere posi-
ble, que hiciera en favor de este individuo, lo que buenamente
pueda.
Sin más por ahora, le dejo, deseándole buena salud su afectí-
simo amigo y seguro servidor quien su mano besa.

Pedro Hinojosa.

Los bandidos cuentan que las fuerzas de Durango al mando


de Borrego los han de auxiliar, ya veremos. Siempre no será
por demás que usted mande más fuerzas.

Monterrey, Nuevo León noviembre 17 de 1863


Mi querido amigo:
Me he impuesto de todo cuanto se sirve comunicarme en sus
dos apreciables de fecha 13 del corriente.
Le suplico que ponga todo su celo en hacer que los oficiales
vigilen mucho a la tropa, a fin de evitar la deserción.

151
Leticia Martínez Cárdenas

A la caballada que se le dé todo el forraje que usted crea ne-


cesario, cuidando nada más de que se lleve una cuenta de lo
que importe este gasto.
Espero con ansia el resultado de la información judicial de
que me habla respecto de los señores Jiménez y Flores.
Al señor Hita que no tenga cuidado; pues además de los
cuarenta pesos que recibe él allá, a su familia se le ministra aquí
con exactitud todo lo que necesita y se tiene cuidado de que
nada le falte, lo mismo que a las familias de todos los demás
que andan con usted en campaña.
Espero que su expedición tendrá el mejor resultado. Lo de
Tamaulipas sigue lo mismo que le he indicado en mis anterio-
res, según verá por el boletín que le acompaño.
Sin más por ahora, me repito de usted afectísimo amigo se-
guro servidor quien su mano besa. [5344]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila noviembre de 1863
Mi querido amigo:
Por las copias que le adjunto de la circular que el gobierno de
Durango, pasó a las autoridades políticas, de la línea de su esta-
do, con fecha 29 de octubre anterior, y que transcribió al jefe de
las fuerzas de Nuevo León y Coahuila, que recibí la noche de
ayer, se impondrá usted del carácter que le había dado a las
cosas de Matamoros, aquel gobierno y que hasta hoy, no sé si
hallan cambiado, pues no he recibido noticia alguna nueva que
venga de ellas.
La que contiene la declaración que mandé tomar a Jacinto
Herrera, conductor de los pliegos, en presencia de tres testigos
idóneos como correo, que me trajo las dos comunicaciones de
que hago mérito, corrobora los dichos de las gentes de estos

152
Para Efectos de la Guerra

lugares, sobre la complicidad de las autoridades referidas, con


los bandidos.
Todo induce a creer que algunos hacendados y las autorida-
des subalternas de la frontera de Durango, que linda con
Coahuila, han impulsado a los bandoleros a la revolución en
este estado, con miras ruines e infamemente interesadas: la
tolerancia que han tenido con aquellos, viéndolos y dejándolos
pasar con los intereses robados, sin quitarlos, ni aprehender a
los malhechores para su castigo: el espíritu destructor que desa-
rrollaron en las haciendas de esta municipalidad, rompiendo
muebles, incendiando las semillas y destrozando hasta las fábri-
cas materiales, como si una vil rivalidad nacida de la envidia, o
de un ruin interés privado, hubiera dictado las atrocidades per-
petradas: la buena voluntad con que la autoridad de Nazas
recibió a los cincuenta hombres que conducían el pliego de que
hace mérito el gobernador de Durango, para dar la voz de
alarma en su citado: la confianza con que estos mismos cin-
cuenta, atravesaron una parte del partido de Mapimí, sin que
fuese repelida la fuerza con la fuerza, como previenen hoy
que se haga con Nuevo León y Coahuila ¿se podrá atribuir a
candidez?
No juzgo que haya tanta ignorancia en aquellos funciona-
rios, para tratar como amigos a unos bandoleros y como
enemigos, en un caso dado, a las fuerzas que autoriza la ley que
obedecen a un gobierno legítimo, que está en buena armonía
con el que dicta aquellas providencias.
Espero para moverme sobre los bandidos, la contestación
del señor Patoni y más fuerza que usted me mande a lo menos
las últimas disposiciones y los periódicos; pues no he recibido
ninguna hasta hoy, ni aún el que se me dice oficialmente que
me acompañó.
Ahora pasemos a otra cosa.
Con profundo dolor he tenido que empezar hoy a casti-
gar con la última pena. Tres han sido pasados por las armas a
las cinco de la tarde y es probable que lo sean otros que tengo
presos.

153
Leticia Martínez Cárdenas

La circunstancia de tener que aplicar en este pueblo a esos


bandoleros, un castigo ejemplar, para que se moralicen y teman
el justo castigo de las leyes y la imperiosa necesidad de esperar
la contestación del gobierno de Durango, me han obligado a
detenerme en esta población; así como esperar también las
pocas fuerzas que pudieran venir en camino. También pido
un poco de parque que se necesita para batirlos y para fusilar
muchos perversos.
Si le fuere a usted posible dar por compurgado el delito de
Ladislao Hernández, con el tiempo que lleva de prisión, le
agradeceré lo mande poner libre, pues no he podido negarme a
los ruegos de su anciano padre, para dar a usted esta molestia.
Pásela usted bien como lo desea su afectísimo amigo.
Pedro Hinojosa.

Le suplico que no se olvide de mis bonos. [5345]

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila noviembre 17 de 1863
Mi querido amigo:
Acabo de recibir su apreciable de fecha 14, y la adjunta comuni-
cación de fecha 13 y quedo en espera de la fuerza, pues la
necesito mucho para las operaciones y conducción de las fami-
lias que por ahora, no puedo verificar, porque hasta el parque
está escaso con el aumento de fuerza.
Ningún periódico he recibido hasta la fecha y otro tanto ha
sucedido con todos los jefes.
Sobre lo de Matamoros de Tampico, lo merece Ruiz y el
Gobierno General, por infames o mentecatos.
Su amigo que lo aprecia y desea verlo.
Pedro Hinojosa.

154
Para Efectos de la Guerra

Monterrey, Nuevo León noviembre 24 de 1863


Mi querido amigo:
Tengo a la vista sus dos apreciables del 17 del actual, que paso a
contestar en sus principales puntos.
Las disposiciones dictadas por el gobierno de Durango, no
deben alarmarle mucho, pues probablemente fueron dictadas
en virtud del reclamo que se le hizo de una manera algo acre,
cuando se dijo que una fuerza de aquel Estado, se había unido
con los de Matamoros y había pasado, ocasionando la derrota
de la fuerza de Fierro; pero posteriormente se ha entrado en
explicaciones y he recibido del señor Patoni una comunicación
muy satisfactoria, en que ofrece perseguir a los de Matamoros.
Creo que es muy conveniente que usted se dirija al gobierno
de Durango, haciéndole una explicación y manifestándole que
tenga como no existente el reclamo que se le hizo cuando lo de
Fierro, puesto que está basado en el falso concepto de que una
fuerza armada de aquel Estado, había pasado el territorio de
éste, según oficialmente se participó al gobierno de mi cargo, lo
cual se puso en conocimiento del Supremo de la Nación y así
mismo del de Durango.
Manifiéstele usted al señor Patoni, que las miras del gobier-
no de este Estado, nunca han sido ofender en lo más mínimo
los derechos de aquel, sino antes bien, por el contrario, ayudar-
lo en un caso ofrecido. Sin embargo, de que yo creo que nada
hay que temer, es bueno proceder en todo con prudencia, para
no comprometer el éxito de la campaña. Usted que está al
frente de los sucesos, sabrá disponer las operaciones del mejor
modo que convenga.
Estoy organizando doscientos rifleros para mandarle. Toda
dificultad que de pronto se ha presentado para la marcha de
este refuerzo, es la falta de caballos, pero ya están en vía de que-
dar listos. También estoy en vía de conseguir armas con los
jefes de las fuerzas del norte de los Estados Unidos, que están
en Brownsville, y si me hago de algunos, tendrá usted un buen
refuerzo.

155
Leticia Martínez Cárdenas

Se le mandan hoy mismo los boletines que quizá por un ol-


vido no fueron. También va todo el parque que pide.
Veo que usted ha empezado a hacer ejemplares con el fusi-
lamiento de algunos de los malvados: esto me ha causado
mucho sentimiento, pero así es necesario hacerlo.
Ladislao Hernández, será puesto en libertad, como usted lo
desea. Respecto de sus bonos, pierda cuidado.
Su afectísimo amigo.
Ruiz se ha marchado para Nueva Orleans. [5346]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila 21 de noviembre de 1863
Mi muy querido amigo:
La señora del coronel don Urbano Sánchez, llegó con él a esa
capital, pocos días de mi salida, venía de un largo viaje y extran-
jera puede decirse, en esa ciudad, está careciendo de muchas
cosas.
Este jefe es criatura mía y lo quiero mucho; desearía que tu-
viera usted la bondad de librar sus respetables órdenes, para
que la tesorería le pagara al señor Faulac, cien pesos, cuyo se-
ñor los pondría en manos de esa señora.
El coronel Sánchez, remite al señor Faulac, un recibo por
ese valor, por si usted atendiere esta mi recomendación, que no
dudo tendrá el mismo valor para usted que todas las que le he
hecho y que tan bondadosamente ha atendido.
Por otra que, con esta fecha tengo ya firmada, hablo a usted
de otros particulares.
Consérvese bueno y ordene lo que guste a su muy atento
amigo quien su mano besa. [5347]

Pedro Hinojosa.

156
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila noviembre 21 de 1863
Mi fino amigo:
Contesto con gusto la favorecida de usted fecha 17 del corrien-
te, manifestándole: que he dispuesto se dé diariamente
instrucción a las fuerzas que componen la brigada, recibiéndola
al mismo tiempo sus oficiales en academia.
La caballada se ha repuesto un poco, pues estaba casi aniqui-
lada en términos de que hubo que dejar en el tránsito algunos
caballos que no podían dar paso, en parajes solitarios y sin
agua. La cuenta justificada de todos los gastos se sigue con
exactitud, y así la rendiré a mi regreso a esa capital.
Sólo espero para emprender mi salida de esta plaza sobre los
bandidos del rancho de Matamoros, se me incorporen las par-
tidas de Monclova y el Saltillo, que me indica usted vienen en
camino.
También creo que la expedición a Matamoros dará el buen
resultado que esperamos.
No he recibido ningún periódico, ni aún los que usted me
dice me remite oficialmente, sobre lo que le encargo a usted,
tenga la bondad de que no dejen de mandárseme.
Consérvese usted bueno, como lo desea su afectísimo com-
pañero y amigo quien besa su mano.
Pedro Hinojosa.

Monterrey, Nuevo León noviembre 25 de 1863


Mi querido amigo:
Son en mi poder sus apreciables de fechas 21 y 22 del actual,
que recibí anoche por el expreso que me mandó.
Los cien pesos para la señora de don Urbano Sánchez, han
sido entregados ya a Faulac.

157
Leticia Martínez Cárdenas

Supongo ya incorporados a usted los hombres que salieron


del partido de Monclova, pues sé que han llegado ya a Parras.
Quedo enterado del contenido de las copias que me acom-
paña, y conservaré como desea, hasta esperar los resultados de
los ofrecimientos del gobierno y autoridades de Durango.
Escriba usted a Patoni y manifiéstele que mi primera nota
fue producto de las impresiones que causó el parte de Fierro;
pero que he reconocido el error en que me hizo incurrir ese
parte.
Considero ya en poder de usted los boletines, porque se ha
puesto especial cuidado en mandárselos, en vista de sus recla-
mos.
Es indispensable estar pendientes del rumbo que tome el
Gobierno General. Aquí ha causado una fuerte sensación el
rumor de que el gobernador trata de venir para ésta y esto es un
mal grave que debemos evitar a todo trance.
Al llegar a San Luis la noticia de lo ocurrido en Matamoros,
Tamaulipas, le propusieron al gobernador nombrase a usted, a
Garza o Albino López; pero desechó la propuesta y ha nom-
brado a Fernández García, jefe interino del Distrito del Norte.
Los de Tamaulipas buscan la unión con nosotros, y esto es
casi un hecho; pues no les queda otro medio, pero usted es la
persona que ha de garantizar esa unión y ahora conocerá lo que
le dije, que esa fuerza que tiene y los sucesos, le servirán para
poner arreglo en Tamaulipas.
Respecto a la muerte del señor Comonfort, se confirman los
pormenores. Fue asaltado por una partida de reaccionarios y
su escolta lo abandonó. Los franceses deben encontrarse ya en
Querétaro, a lo menos así lo expresan las últimas cartas de San
Luis.
Consérvese bueno y disponga del afecto de este su amigo y
servidor quien besa su mano. [5348]

158
Para Efectos de la Guerra

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila noviembre 22 de 1863
Mi querido amigo:
Por las adjuntas copias de las cartas y comunicación de Patoni,
se impondrá usted del nuevo papel que representa y que estaré
pendiente de ver si lo cumple.
Me parece que con los desengaños que ha recibido de algu-
nas notabilidades del interior, será en lo sucesivo más
consecuente con sus amigos los fronterizos; con los intereses
de su Estado, y los demás limítrofes y entablará relaciones más
francas, leales y convenientes, para establecer la mejor armonía
entre sus respectivos gobiernos.
Ortigosa, Nájera y el jefe político del Real de San Juan de
Guadalupe, también me han escrito, como verá usted por las
copias que también le adjunto, para que se imponga del estado
en que se hallan nuestras relaciones.
He reclamado a un tal Espinosa, que está en San Juan, y se
me ha contestado que ya se procedía a su aprehensión para
remitírmelo.
Por no alarmar, no he procedido pidiendo a Jiménez, pero
lo haré en tiempo oportuno, pues la carta de Ortigosa y la in-
formación que levanté aquí, así como otras pruebas que creo
recoger, no le dejarán salida. El silencio sobre ciertas cosas y
especialmente sobre ciertos personajes, me parece conveniente
y nada sospechosa, por lo que creo no será prudente publicar la
carta de Ortigosa, desde luego, pero sí después, si no lo exigen
las circunstancias.
Esta tarde a las cinco será fusilado otro de los ladrones de
Matamoros; como doy a usted cuenta oficialmente.
Consérvese con felicidad y mande en lo que guste a su afec-
tísimo servidor y verdadero amigo. [5349]

Pedro Hinojosa.

159
Leticia Martínez Cárdenas

Brigada Hinojosa
General en Jefe
Correspondencia particular del gobernador del estado de Du-
rango.
Señor general don Pedro Hinojosa
Viezca, Coahuila
Durango, Durango noviembre 16 de 1863
Mi querido amigo y compañero:

El señor Vidaurri me comunica oficialmente, que usted ha ve-


nido al mando de las fuerzas de Nuevo León, a sujetar a los
rebeldes del rancho de Matamoros, que se han insurreccionado
contra aquel gobierno. Mucho celebro tan acertada elección y
creo con seguridad que logrará usted bien pronto, con su acre-
ditado celo y energía, pacificar esos pueblos que tantos y tan
graves males han causado con su sedición.
Muy mal informado ha sido el señor Vidaurri, de que fuer-
zas de este Estado, han auxiliado a los revoltosos, pues como
usted habrá sabido, ningunas fuerzas organizadas ha habido en
Mapimí, que pudieran haber cometido semejante delito; y en
prueba de ello, el jefe político de aquel partido, mandó levantar
una información judicial que desmiente semejante especie y la
cual he mandado al señor Presidente y al señor Vidaurri y también
le remitiré a usted una copia en el correo venidero.
Bien al contrario, todas las ordenes de este gobierno, han si-
do muy estrictas y contraídas a evitar que los habitantes del
referido Mapimí, hicieran causa común con los disidentes de
Matamoros, al prevenir que estos pasaran la línea del Estado o
introdujesen a él, el fruto de sus depredaciones; patentizando
con tales providencias la buena armonía que el Estado de mi
cargo conserva y tratará de conservar en el de Nuevo León.

160
Para Efectos de la Guerra

Últimamente si he creído conveniente, para conservar el or-


den en Mapimí y apoyar las órdenes de sus autoridades,
relativas a los efectos que dejo a usted señalados en el párrafo
anterior, mandar una fuerza que salió de esta ciudad el 11 del
actual, al mando de un jefe de acreditada prudencia y moralidad
y con quien y con el ciudadano Liberato Ortigosa, jefe político
de Mapimí, podrá usted relacionarse para todo aquello que
fuere necesario en lo respectivo a que expidan las órdenes
oportunas para la aprehensión de los rebeldes que pudieran
buscar asilo en el territorio de mi cargo y para lo cual tienen ya
dadas las órdenes correspondientes en casos semejantes.
Espero que usted me participará todo lo que crea conve-
niente en tan grave asunto y en todo aquello que a usted le sea
necesario el auxilio de mi gobierno, puede usted contar con él
para el buen desempeño de su comisión.
Por mi parte lamento muchísimo estos trastornos que re-
dundan en perjuicio de la patria y ahora con más razón, cuando
debemos dedicarnos única y exclusivamente a levantar fuerzas
con qué defender la nacionalidad ultrajada por un enemigo
extranjero.
Deseo que pronto logre usted un feliz resultado de su en-
cargo y que libres de estos disturbios deshonrosos, nos
volveremos a ver muy pronto en la campaña, peleando por una
causa más gloriosa, en el entretanto y en espera de su contesta-
ción, me repito con gusto su afectísimo amigo y compañero
que mucho lo estima y atento besa su mano.

José María Patoni.

Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 21 de 1863. [5350]

Hinojosa.

161
Leticia Martínez Cárdenas

Brigada Hinojosa
General en Jefe
Gobierno Constitucional. Estado de Durango.
El ciudadano gobernador de ese Estado, ha participado a este
gobierno, que al mando de una fuerza viene usted a reducir al
orden a los rebeldes de Matamoros, con instrucciones para
pasar la línea divisoria de ambos estados, si fuere necesario,
para perseguir a dichos rebeldes, poniéndose de acuerdo con
este gobierno.
No creo que sea necesario llegar al extremo de pasar al terri-
torio de este Estado, porque la fuerza situada en la frontera,
está destinada precisamente a impedir el paso de los rebeldes, y
ya con anterioridad, se han dado las órdenes necesarias para
que una vez aprehendidos por las autoridades respectivas, sean
puestos a disposición de usted.
Disfruto la honra de ponerlo en conocimiento de usted,
protestándole las seguridades de mi aprecio.
Libertad y Reforma. Durango, noviembre 16 de 1863. José
María Patoni. Cayetano Mascareñas. Ciudadano General
Pedro Hinojosa. Villa de Viezca.
Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 21 de 1863. [5351]

Hinojosa.

El ciudadano Felipe Nájera, teniente coronel de infantería y


comandante militar de la línea divisoria de este Estado y el de
Nuevo León a los pueblos limítrofes de éste con aquél.
Conciudadanos: la paz y la tranquilidad pública hacen la feli-
cidad de los pueblos laboriosos; es el tesoro más grande que a
toda costa deben conservar para su engrandecimiento, para su
seguridad personal, para la de sus intereses y familias y para los
demás goces que trae la sociedad.

162
Para Efectos de la Guerra

Si todos los hombres se fijaran en esta verdad y trajeran a la


vista los sufrimientos y funestas consecuencias de una revolu-
ción, que es el exterminio completo, aún de ellos mismos, no
habría una sola.
Sí mis amigos, yo tengo los más vehementes deseos por
conservar la paz en los pueblos limítrofes de nuestro Estado; a
ellos he venido, no a exterminarlos y sí a proteger sus intereses
y familias hasta donde me sea posible, lo mismo que a hacer se
guarde el respeto y decoro debido al estado de Durango.
No vengo a mezclarme en cuestiones de ningún género, ni
mucho menos a tomar parte en las que surgen entre el estado
de Nuevo León y vecinos del rancho de Matamoros; soy ente-
ramente indiferente a ellos porque mezclarme sería usurparle a
aquel gobierno sus facultades; resguardar la línea de mi Estado
es mi misión; y esto sólo cumpliré, porque la cuestión actual, es
en el estado de Nuevo León y a su gobierno compete su arreglo
y conclusión, pero desearía como mexicano y como soldado,
que las armas que hoy empuñan en ese Estado, mexicanos co-
ntra mexicanos, se cumplieran para expulsar al ejército francés
y que está a pocas leguas de este Estado, invadiendo nuestra
cara patria y arrebatándonos nuestra libertad e independencia:
pero quizá más tarde podremos en el campo de batalla, o
arrancar un laurel a la victoria, o encontrar una tumba inmortal
para la historia.
Mexicanos, Viva la Independencia de México, Viva el estado
de Durango.
Mapimí, Durango noviembre 16 de 1863.

Felipe Nájera.

Es copia sacada al pie de la letra de su original. Viezca,


Coahuila noviembre 22 de 1863. [5352]

Hinojosa.

163
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa.


Álamo de Parras, Coahuila
Mapimí, Durango noviembre 19 de 1863
Mi fino y apreciable señor general:
Aprovecho esta oportunidad para escribirle a usted. Saludán-
dolo con el cariño y atención que merezca, y felicitándolo a la
vez por su venida para este rumbo, donde su presencia en los
acontecimientos de Matamoros, es tan interesante para el esta-
do de Nuevo León y el de Durango, y convencido de la política
y conocimientos militares de usted, espero los mejores resulta-
dos.
Acompaño a usted una proclama que dirigí a los partidos
que están en la línea divisoria de éste, con aquel Estado, como
comandante militar, misma donde tengo el honor de ofrecerme
a las órdenes de usted y donde me será satisfactorio, por las
buenas relaciones de amistad que existen en este Estado y aquel
y por la adhesión que tengo a su persona, cooperar en la parte
que toca, al buen éxito de sus operaciones.
Dígnese usted admitir el cariño que le profesa su afectísimo
seguro servidor que atento besa su mano.
Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 22 de 1863. [5353]
Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


Mapimí, Durango noviembre 18 de 1863
Amigo y compañero de todo mi aprecio:
Es la una de la mañana, hora en que recibo un extraordinario
de nuestro también amigo y compañero, el señor Patoni, reco-
mendándome el pliego incluso y la mejor cordialidad en
nuestras relaciones, a la cual me anticipé como verá por mi
carta de ayer.

164
Para Efectos de la Guerra

Afectado vivamente por la insurrección general de los disi-


dentes de Matamoros y no obstante que más antes aconsejé a
mi gobierno, una política neutral en esta contienda, hoy que
veo las proporciones colosales que ha tomado, me tomo la
libertad de indicarle la resolución terminante de obrar de
acuerdo con las fuerzas de ese Estado, máxime cuando me
encuentro entre amigos y compañeros como usted, el señor
Vidaurri y nuestro también general Patoni: también amigos del
señor Zuloaga y el señor Jiménez. He deseado más antes con-
ciliarlos, pero mis trabajos no han sido fructuosos, concluyendo
el último con traicionar la amistad y la autoridad que represento
en el partido: amigo de la justicia sin embargo, la apoyaré siem-
pre contra cualquiera afección personal y en este sentido me
encontrará usted siempre dispuesto a obrar con mi conciencia.
No puedo explicarme más, sólo le ruego no dé publicidad a
estos conceptos, por la difícil situación en que me encuentro
colocado, bastándole saber que he tocado todos los medios que
la prudencia me ha aconsejado, para salvar en lo posible los
intereses del desgraciado amigo Zuloaga, lo que me trae ya las
consecuencias de una terrible persecución con acusaciones a
que el buen juicio de Patoni no ha querido dar crédito.
No me es posible hacer más explicaciones por ahora, por-
que mi cabeza no la creo muy segura; pero sin embargo, usted
cuente siempre con el hombre honrado que no sabe cometer
maldades y que si es asesinado, cuenta con que el castigo a los
asesinos seguirá inmediatamente por los amigos del orden con
que cree contar el que como siempre será suyo afectísimo quien
besa su mano.
L. Ortigosa.

Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 22 de 1863.


Hinojosa.

165
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Mapimí, Durango noviembre 18 de 1863
Mi apreciable amigo y compañero:
Muy grato me ha sido saber que el jefe que manda la fuerza que
opera sobre los disidentes de Matamoros, a usted y hoy que se
presenta este conducto, lo aprovecho para saludarle y ponerle a
sus órdenes mi persona y mi empleo que tengo en este mineral,
el cual es de primera autoridad política.
Mi amigo: como no dudo que debe haber llegado a noticias
de usted, especies diversas y quizá desfavorables, para que ten-
ga un desengaño completo le impondré de todo; las pasadas
ocurrencias han hecho que en la línea divisoria de ese y este
Estado, se sitúe una fuerza que lea resguarde y lo mismo será
de dos a tres días, siendo el jefe, el teniente coronel don Felipe
Nájera, quien, o trae otras instrucciones que guardar la línea y
ser en todo neutral; son las órdenes que antes y ahora ha dado
mi gobierno. Para el sábado, lo estará en el mismo punto dicho
amigo Nájera y si de operaciones militares tuviere usted que
tratar, con el expresado jefe puede usted arreglarlo, seguro que el
deseo de nuestro gobierno, no es otro que no interrumpir las
buenas relaciones que entre ambos estados hay.
Como siempre me ofrezco su servidor y amigo quien besa
su mano.

L. Ortigosa.

A última hora. Como hasta anteayer regresé de Durango,


no me hice cargo de esta jefatura hasta el mismo día en que
acabo de recibir por extraordinario su comunicación oficial de
16 del corriente que se sirvió fechar en el Álamo.
Como no tiene objeto me remito y lo digo, y como siempre
queda amigo suyo que lo aprecia.
Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 22 de 1863. [5354]

Hinojosa.

166
Para Efectos de la Guerra

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila noviembre 26 de 1863
Estimado amigo:
Haciendo uso de la bondad con que me ha honrado al dispen-
sarme su aprecio, me tomo la libertad de recomendarle a los
señores P. Robinson, Santiago A. Livas y don Mates Carter,
todos personas que merecen consideración y amigos míos, que
viniendo de Chihuahua, pasan para ésa.
Lo que usted haga por ellos lo agradecerá en el alma su afec-
tísimo servidor y verdadero amigo.

Pedro Hinojosa.

El señor Robinson, es coronel del ejército de los estados


confederados del sur. [5355]

(Muy reservada)
Señor don Santiago Vidaurri
Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila noviembre 28 de 1863
Mi querido amigo:
He leído con toda atención su apreciable de 25 del actual y uní-
sonos en ideas, juzgo como usted, que la venida del Gobierno
General a este Estado es un mal grave es un mal grave que
debemos evitar a todo trance. Sí a todo trance; porque Juá-
rez con su carácter de terco, desorganizador e inmoral, nos
traería el desorden, la confusión, el descontento y la anarquía
que reinan en donde él está.

167
Leticia Martínez Cárdenas

Para un caso dado, y nada remoto, no hay duda que puede


ser de grande utilidad la fuerza que aquí está a mis órdenes,
pero para esto es necesario se encuentre expedita; y a fin de
obviar las dificultades, quiero puramente indicarle un plan que
hasta ahora había despreciado, pero que puede parecerle a usted
no solamente asequible, sino útil en las presentes circunstan-
cias.
Desde a los tres o cuatro días de mi llegada a esta villa, recibí
unas proposiciones que me hacían los de Matamoros, reducidas
a que si se les perdonaban sus delitos y se corría un velo sobre
lo pasado, ellos se comprometían a dar al gobierno del Estado,
una fuerza hasta de mil hombres para combatir con los france-
ses: yo, mi contestación les di y comencé impávido a fusilar a
los que hallaba. A poco tiempo me vino Patoni, con la carta de
que le adjunto copia y mi contestación fue con la que hago otro
tanto, y por ella verá usted que ni remotamente pensaba transi-
gir con esos hombres, sino exterminarlos sin piedad.
Pues bien, hoy creo que nos sería útil tomarles la palabra y
admitir los mil que ofrecen. Con esto conseguiríamos:
1° Concluir de una vez una campaña que por su naturaleza es
larga, porque los de Matamoros, no me presentaran acción y
tendré que perseguirlos de cerro en cerro y de bosque en
bosque, por desiertos en que es necesario llevar hasta la pas-
tura para las bestias;
2° Que quitando mil bandidos de la Laguna, ya con una guarni-
ción de cien soldados que quede aquí, será bastante para
sujetar y llamar al orden a los demás;
3° Que nos hacemos de quinientas o seiscientas armas que tie-
nen, y de una fuerza con buenos jefes que le pongamos,
serviría bastante en las circunstancias actuales;
4° Que cuando más nos juzgaran distraídos en esta cuestión,
nos podíamos presentar a la palestra, con fuerzas mayores
que las que teníamos.
Hay más; ya usted ve la carta de Patoni: para que la dignidad
de usted como gobernador del Estado no desmereciera ni un
ápice, con muy poco trabajo se puede hacer que el mismo

168
Para Efectos de la Guerra

Patoni, se convierta en intercesor por un arreglo con los de


Matamoros, y en tal caso aparecerá que el gobierno de Nuevo
León y Coahuila, no cede a las exigencias de unos sublevados,
sino a la amistosa intervención del gobierno de Durango. A
más, por los documentos que le adjunto, verá que estos hom-
bres no abrigan odio ninguno contra usted, sino que de todo es
causa, la cuestión con Zuloaga.
Medite usted pues, esto, y dígame por extraordinario lo que
le parece para normar mi conducta; en la inteligencia que de
este plan solo tenemos conocimiento usted, yo y Juan Sánchez.
Hablando de otra cosa; ya se ve que el estúpido Juárez no
había de admitir que fuera yo a Tamaulipas: no sé de donde
dimana tanto rencor para conmigo, pero es un hecho que lo
abriga: ya alguna vez se arrepentirá, pero quizá será demasiado
tarde.
Efectivamente, creo que solo la unión de Tamaulipas con
Nuevo León y Coahuila, puede salvar a aquel Estado, y puesto
que usted me honra al pensar que yo soy la persona que he de
garantizar tal unión, ya sabe que puede contar con un amigo
leal y agradecido.
Sin más por ahora, me repito su afectísimo servidor y ver-
dadero amigo.

Pedro Hinojosa.

Cuanto usted me previene en sus cartas respecto del gobier-


no de Durango, he hecho y esté usted seguro que por donde
quiera que esté, le he de buscar amigos.
En cuanto al negocio de que le hablo en la presente carta,
mi modo de pensar lo verá usted, por la carta que le contesté a
Patoni. [5356]

169
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Viezca, Coahuila
Durango, Durango noviembre 19 de 1863
Mi apreciable amigo y compañero:
Contesto la muy grata de usted de 13 del actual, que acabo de
recibir y tengo la satisfacción de decirle, que el partido de Ma-
pimí, se conserva en el mejor orden y en buen sentido sus
habitantes, para no tomar parte alguna con los rebeldes de Ma-
tamoros y a fin de que tuvieran seguridad en sus intereses,
hacer guardar a los insurrectos y el decoro que se debe al Esta-
do de mi cargo, tengo allí una fuerza al mando del teniente
coronel Nájera con instrucciones bien detalladas para no per-
mitir que se turbe la tranquilidad del expresado partido y se
respeten sus autoridades, tanto por sus habitantes como por los
sublevados de Matamoros.
Creo suficiente la expresada fuerza, para impedir que éstos,
huyan al territorio de este Estado, al ser perseguidos por las
fuerzas de su mando y en el caso de que dispersos se introduje-
ran a él, ya tiene aquel jefe las órdenes más terminantes para
perseguirlos, aprehenderlos y consignarlos a las autoridades
competentes, para que sean castigados conforme a las leyes.
Sobre las sospechas que usted me dice pesan sobre don Juan
Ignacio Jiménez y don Juan Francisco Flores, de que hallan
ayudado disimuladamente a los rebeldes de Matamoros, para
insurreccionarse y perjudicar los intereses de los propietarios de
Nuevo León, ordenaré se practíquen las averiguaciones indis-
pensables para dictar una resolución en el particular; y usted
por su parte, puede agenciar datos o antecedentes más positi-
vos y comunicármelos si los obtiene para obrar según convenga
en justicia.
No es remoto que los sublevados asciendan a mil, como a
usted le han informado, aunque si será muy probable que estén
desarmados en su mayor parte, lo cual será una ventaja para
batirlos con buen éxito. Yo puedo llevar para un caso ofrecido,
hasta mil y quinientos hombres y cuatro piezas rayadas, si los
sucesos hiciesen necesaria mi cooperación hasta tal punto.

170
Para Efectos de la Guerra

Ignoro si traerá usted amplias instrucciones para obrar en


todo sentido en la campaña; y si así fuese, yo opinaría porque
tentara usted primero, los medios de conciliación y avenimiento
con los sediciosos, porque de tal modo, concluiría definitiva-
mente esta insurrección, dejando expeditas las fuerzas de ese
Estado, para la guerra nacional al paso que con las armas, si
bien se obtenga un triunfo sobre los rebeldes, estos fracciona-
dos podrán cometer por mucho tiempo, graves daños a las
poblaciones.
Esta indicación es enteramente reservada y hecha a usted en
lo reservado y amistoso.
Son muy loables los sentimientos de usted por el bienestar
de Durango, a quien con tanta gratitud corresponde usted el
haberle titulado como uno de sus buenos ciudadanos.
Por mi parte doy a usted las más sinceras gracias por esta
muestra de afección y en lo particular, me repito con gusto su
afectísimo amigo y compañero que lo aprecia y besa su mano.

José María Patoni.

Es copia. Viezca, Coahuila, noviembre 28 de 1863. [5357]

Hinojosa.

Señor gobernador don José María Patoni


Durango, Durango
Viezca, Coahuila noviembre 26 de 1863
Mi querido compañero y fino amigo:
Su estimable contestación de fecha 19 del corriente me ha im-
puesto con satisfacción que el partido de Mapimí, se conserva
en el mejor orden y bien dispuestos sus habitantes para no
permitir que sea alterado por los revoltosos del rancho de Ma-
tamoros.

171
Leticia Martínez Cárdenas

Quedo también impuesto de que se ha recibido de la jefatu-


ra política de aquel partido, nuestro buen amigo el señor
Ortigosa y de la fuerza armada nuestro compañero Nájera; así
como de que les ha dado sus instrucciones para que conserven
la línea de su Estado y se entiendan conmigo para perseguir y
castigar a los criminales, que bajo un disfraz político han come-
tido sus depredaciones en éste.
Sobre lo que han influido los señores Jiménez y Flores en
los sucesos de esta municipalidad, no creo que haya duda, por-
que hay la convicción moral de la voz pública que, aunque no
es bastante para hacer plena fe en juicio, no deja de formar un
indicio vehemente que robustecerá cualquier clase de prueba
que se presente.
Para su instrucción, le adjunto la información que mandé
practicar en ésta, en días pasados. Dice usted muy bien respec-
to de que sean mil hombres los revoltosos; pero no pasan de
quinientos los que están armados, y éstos, fraccionados en dis-
tintos puntos, sin organización razonable, sin disciplina,
insubordinados e inmorales.
En cuanto a las indicaciones que usted me hace de un arre-
glo pacífico con los revoltosos, pensaría de la misma manera, si
no tuviera la convicción profunda de que ningún partido bueno
se puede sacar de hombres que se lanzan a una revolución con
la ruin mira de robar y destruir, en momentos angustiadísimos
para nuestra desgraciada patria.
Por otra parte, sería un indicio de debilidad, que no existe
por cierto, de parte de un gobierno tratar con los criminales
ofreciéndoles una transacción. Esto equivaldría a declararse
sino débil (como he dicho), culpable: sería tanto como dar
puerta franca a los criminales. Usted mismo me ha dicho varias
veces, cuando estuve en ésa, que la Laguna, era una congrega-
ción, en su mayor parte de criminales, que siempre estaban
dispuestos para lanzarse a la revolución.
En efecto estoy convencido, pues de enero –de este año–
a la fecha, se han pronunciado tres veces: perdonándoles el

172
Para Efectos de la Guerra

gobierno de Nuevo León, su falta las dos primeras ¿Qué se


consiguió? Hacerlos mas insolentes y perversos, y más experi-
mentados en sus pretensiones; y lo que antes no era mas que
una amenaza, hoy ha venido a ser un hecho escandaloso y de
funestos resultados.
No, amigo mío, no se deje usted alucinar por los prometi-
mientos de hombres sin fe, que aunque mucho ofrezcan, nada
han de cumplir luego que yo me retire y mucho menos si se
trata de sacarlos de su rochela, que es la Laguna.
Deseo se conserve usted con salud y que mande cuando
guste a su afectísimo compañero y verdadero amigo.

Pedro Hinojosa.

Es Copia. Viezca, Coahuila noviembre 28 de 1863. [5358]

Hinojosa.

Señor don Manuel Ibarra


Viezca, Coahuila noviembre 28 de 1863
Mi muy estimado amigo:
Tu causa está envuelta con los sucesos políticos.
En la cuestión Matamoros, quiere este gobierno hallar un
pretexto para habérselas con Vidaurri, pero tiene miedo.
Jiménez está aquí. Conviene que le hagan de pruebas contra
él para que lo muelas más tarde. La fuerza que salió de aquí, no
vale nada y no puede ir más.
Aseguran que Patoni, si las cosas toman cuerpo, irá en per-
sona a ésa.
Es copia. Viezca, Coahuila, noviembre 28 de 1863. [5359]

Hinojosa.

173
Leticia Martínez Cárdenas

Monterrey, Nuevo León diciembre dos de 1863


Mi muy querido amigo:
Tengo a la vista su apreciable de fecha 28 del último noviembre,
cuyo contenido es de bastante gravedad y al contestarle co-
mienzo por lo menos grave.
Nada me dice usted respecto a los sucesos del puerto de
Matamoros, de los que lo supongo impuesto, porque debe ha-
ber recibido ya los boletines relativos.
Serna se recibió del mando al llegar a ese puerto y me trans-
cribió el oficio con que da parte al gobierno, pidiéndome la
aprobación de lo hecho y ofreciéndome la unión sincera de los
dos estados. Yo le contesté, aunque no con la atención que
hubiera querido, que nadie podía negar ni aún poner en duda
los principios que invocaba, porque eran fundamentales y cons-
titutivas de nuestra sociedad.
No sé lo que contestará el gobierno; pero si puedo decir a
usted que a mi juicio más tarde o más temprano, debe usted
figurar o en el gobierno o en el mando militar de Tamaulipas,
pues no es dable tenga cabida Garza en lo segundo, que es a lo
que aspira.
Demasiado grave es lo del arreglo con los de Matamoros, a
cuyo favor, sólo hay la razón de la muchedumbre, con la que
siempre los gobiernos tienen que cejar algo, porque no es posi-
ble un castigo en masa; así es que esto debemos dejarlo para
más adelante, pues a mi ver, Patoni algo tiene en este negocio y
está ya arrepentido; por lo cual conviene verlo venir, para casti-
garlo si así fuere necesario, para lo que tengo esperanza de
conseguir algún armamento, que he solicitado por dos conduc-
tos y entonces organizaremos más fuerza para aquel efecto.
Es preciso pues, esperar e ir obrando poco a poco sobre
esos sublevados.
El señor Ortega, como verá usted, me concede lisa y llana-
mente el paso de las fuerzas al territorio de Zacatecas; esto
demuestra que no está afectado como lo está Patoni, quien se
ha negado con excusas frívolas.

174
Para Efectos de la Guerra

Respecto a la venida del gobierno, tengo comisionado a don


José María Aguirre, para que desvanezca esa idea y me avise
por extraordinario, si al fin se resuelve la venida para este Esta-
do; pues como le tengo dicho, estoy resuelto a resistirla.
Esta idea la he modificado un algo y sobre ésta, le puse un
extraordinario hace dos días al expresado Aguirre, diciéndole
que en vista de lo que ha manifestado en el Saltillo, el yerno del
señor Juárez, asegurando que no traerá consigo el elemento a
Galeana, estoy dispuesto a recibir al gobierno, siempre que no
traiga ese elemento, ni tropas y se eche en brazos del Estado,
que sabrá conservar el depósito de los supremos poderes;
pero que de lo contrario será resistida su venida.
Todo esto es en el supuesto que no desistan de esa idea por
falta de alojamientos, la de víveres, la proximidad de los france-
ses por Tampico y la ocupación que harían de Matamoros.
A Campos, le he prevenido embarque carros para la galleta,
aún cuando traigan salvoconducto de usted, porque de otra
manera no tendrá ese auxilio, pues supongo además que esos
resguardos los habrá usted dado por compromiso.
Le encargo conceda una licencia al capitán Laing, a quien
asuntos de familia, lo llaman a Texas o cuando menos a Parras.
Me ha sorprendido la noticia del envenenamiento de dos
oficiales de infantería, porque usted nada me dice sobre el par-
ticular.
Sabe cuanto lo estima este su amigo y servidor quien besa su
mano.
OJO. Se han pagado los dos mil quinientos pesos de la li-
branza de la pagaduría. Me ocupo de reunir algo para remitirle
a usted y saldrá de aquí el lunes o martes próximo, siete u ocho
del actual. Si hay quien dé allí algún dinero, puede usted girar,
que será pagado. [5360]

175
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León

Viezca, Coahuila noviembre 30 de 1863

Mi fino amigo:

Habiendo tenido usted la bondad de aceptar la propuesta que


se le hizo para capitanes de las dos compañías del Primer Bata-
llón de Infantería, que no los tienen, señalando en aquella, a los
ciudadanos José Ramírez y Rafael Cuevas, que reúnen las cuali-
dades necesarias y teniente de una de ellas a Francisco Garza
Guerra, por la falta que hacen dichos oficiales, espero que us-
ted, si lo tiene a bien, se sirva mandarme los despachos de los
tres en el orden esperado con fecha uno del próximo diciem-
bre, para que en la enunciada clase, pasen la revista en el citado
mes.
En los últimos días se aprehendió por el juez auxiliar del
Sombreretillo, a Tomás López, que había robado en el Estado
últimamente, y antes concurrió al asalto que se dio a un tren de
carros de un vecino de esa capital en abril de este año. Los
delitos están comprobados; siendo además el reo de los revol-
tosos de Matamoros, así es que mañana será pasado por las
armas. Me es muy doloroso aplicar tan severo castigo; pero es
preciso ser inexorable para contener a estos habitantes en la
carrera del crimen y evitar el contagio de tan malos hombres.
Nada otra cosa hay que participar a usted, concluyendo con
repetirme su atento servidor y afectísimo amigo.

Pedro Hinojosa.

176
Para Efectos de la Guerra

Monterrey, Nuevo León diciembre seis de 1863

Mi querido amigo:

Tengo a la vista su apreciable de fecha 30 de noviembre próxi-


mo pasado, dos y tres del actual, que paso a contestar.
Le acompaño los despachos que me pide para que se los en-
tregue a los interesados.

Se arreglará equipo y vestuario para esa fuerza y veré lo que


le puedo remitir de numerario.

Quedo enterado con satisfacción del hecho de armas habido


en los Hornos y me he quedado con la curiosidad de saber lo
que contienen las listas de que habla el parte de ese aconteci-
miento, por lo que procure usted mandarme copia de ellas.

Celebro que Patoni haya cedido ya y consentido en que


nuestras tropas pasen a territorio de su Estado. Recomiendo a
usted que si llega el caso de que tal cosa se efectúe, haya mucha
moralidad y que se dé motivo para admirar la buena conducta
de nuestros soldados y oficiales.

Escribiré hoy a Terrazas y le haré el ofrecimiento de armas


que usted me indica.

Tengo gusto por la satisfacción que manifiesta usted a causa


de la buena conducta de la fuerza. En cuanto a desertores, será
bueno que en la orden general se prevenga que si se repite ese
delito, serán castigados con pena de muerte los reincidentes.

Sin otro asunto por ahora, me repito suyo afectísimo amigo


y servidor que lo estima y besa su mano. [5361]

177
Leticia Martínez Cárdenas

Brigada Hinojosa
General en Jefe
Juzgado de Paz, suplente de Santa Rosa, Coahuila
Pasa el ciudadano Jacinto Herrera, con un pliego para poner en
manos del comandante en jefe de la fuerza de Nuevo León que
viene sobre el rancho de Matamoros, en el que se le manifiesta
no pase la línea del estado de Durango, por lo que se reco-
mienda a las fuerzas beligerantes, no se le ponga embarazo
alguno al citado Herrera, tanto en ida como en su vuelta.
Dios y Libertad, Santa Rosa, Coahuila noviembre 15 de
1863.

Antonio García.

A las personas a quienes ésta fuere presentada.


Certificamos que este documento es el propio pasaporte que
el correo Jacinto Herrera, declaró él mismo que trajo.
Villa de Viezca a las nueve de la noche, 15 de noviembre de
1863. Urbano Sánchez. Clemente Barraza. Onofre Castillo.
Ricardo Froto.
Urbano Sánchez, coronel de caballería permanente y fiscal,
nombrado para conocer en los delitos de incendio, robo y rebe-
lión cometidos contra el legítimo poder del Estado: pasó a
tomar declaración a un individuo que llegó de correo la noche
de hoy quince de noviembre de mil ochocientos sesenta y tres,
del rumbo en que se encuentran los bandidos; según orden que
me ha dado el ciudadano general Pedro Hinojosa, jefe de la
brigada de su nombre.
Y para darle mayor fuerza a lo que se va a actuar, mandé ci-
tar para que sirvan de testigos a los vecinos de esta villa, el
señor teniente cura don Onofre Castillo, al presidente del ayun-
tamiento, don Ricardo Froto y al juez 2° de primera instancia
don Clemente Barraza.
Presentes los vecinos ya mencionados, se hizo comparecer
al individuo correo, el cual fue interrogado al tenor siguiente.

178
Para Efectos de la Guerra

Preguntado. Diga si ofrece producirse con verdad en lo que


supiere y fuere interrogado; dijo que si lo ofrece.
Interrogado. Exprese su nombre, edad, Estado, oficio y de
dónde es vecino; dijo llamarse Jacinto Herrera, que no sabe la
edad que tiene, soltero, labrador y vecino de la Hacienda de
Santa Rosa.
Interrogado. De dónde viene; dijo que de la Hacienda de
Santa Rosa.
Interrogado. De dónde viene; dijo que de la citada hacien-
da.
Preguntado. Quién lo mandó; dijo que el juez de Santa Rosa
cuyo apellido ignora.
Interrogado. Qué instrucciones verbales le dieron; dijo que
el juez le entregó un pliego y le dio orden que lo viniera a traer
a esta villa y lo entregara al señor don Hinojosa.
Interrogado. En qué lugar le entregó el juez el pliego, ex-
prese si en el juzgado o en qué otra parte; le dijo que el juez no
estaba en el juzgado que lo mandaron llamar del escritorio de
don Juan Ignacio Jiménez, a cuyo punto ocurrió y recibió allí el
pliego de mano del juez.
Interrogado. Qué personas se encontraban en el escritorio;
dijo que únicamente estaban allí el juez y don José, cuyo apelli-
do ignora, y sabe que es el administrador de don Juan Ignacio
cuando éste no está en la hacienda.
Interrogado. Si sabe dónde se encontraba don Juan Ignacio
en esos momentos; dijo que en la Borrega, y que hacía dos días
que faltaba de la hacienda.
Preguntado. Por dónde pasó; dijo que por las Mieleras.
Interrogado. Quienes lo encontraron en su tránsito; dijo
que veinte hombres armados de los de Matamoros que estaban
de avanzada en la noria de la Mielera.
Preguntado. Cómo le dejaron pasar los bandidos sin hacerle
daño; dijo que porque les aprontó el pasaporte.
Preguntado. Exponga si es el mismo papel que trajo como
pasaporte; dijo que el papel que se le presenta es el mismo que trajo.

179
Leticia Martínez Cárdenas

Preguntado. Diga si tenía orden del juez o de alguna otra


persona para que en el caso de encontrarse con esas fuerzas, les
presentara el pasaporte con el objeto de que lo dejaran pasar;
dijo que entre el juez y el administrador le dijeron eso.
Interrogado. Exprese si la avanzada le exigió el pasaporte y
qué le dijo después que lo vieron; dijo que le dijeron que se
viniera.
Preguntado. Relate qué relaciones hay entre el juez de Santa
Rosa y los de Matamoros; dijo que están de un mismo partido
el primero con los segundos.
Interrogado. Quiénes son las demás personas que están en
relación con los rebeldes y qué clase de protección les prestan;
dijo que don Juan Ignacio Jiménez que allí es público y notorio
que dicho señor le da protección a don Jesús González, el cual
va a casa de Jiménez de gilo.
Interrogado. Diga qué protección presta el juez de Santa
Rosa a González; dijo que sabe que está del mismo partido
porque allí lo oye decir.
Interrogado. Si ha visto o sabe que pasen para Santa Rosa y
Avilés algunos cabecillas, con qué fuerza y con qué objeto; dijo,
que como antes tiene dicho, pasa con frecuencia González,
escoltado unas veces con seis hombres armados y otras con
ocho y que ignora el objeto que allí le lleva.
Preguntado. Qué día y a qué hora salió de Santa Rosa; dijo
que hoy a la salida del sol.
Preguntado. Cuál fue la última vez que estuvo González en
Santa Rosa y qué tiempo permaneció allí; dijo que el domingo
de la semana pasada y que a poco de haber estado en el escrito-
rio, salió y volvió a marcharse.
Que lo declarado es la verdad en lo cual se ratificó leída que
le fue esta su declaración la que no firma conmigo y presentes
testigos porque dijo no saber y hace la señal de la cruz.

180
Para Efectos de la Guerra

Onofre Castillo. Ricardo Froto. Clemente Barraza. Urbano


Sánchez.
Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 27 de 1863. [5364]

Hinojosa.

Comandante en Jefe de las fuerzas de la Laguna.


General don Pedro Hinojosa:
Por el conducto del señor cura, párroco de Viezca, verá usted
cuáles son mis verdaderos sentimientos, gravemente ultrajados
por las repetidas sorpresas con que el señor Zuloaga, ha tenido
a su favor al gobernador del Estado, tan solamente porque yo y
mi tío don Juan de la Cruz Borrego, labradores y vecinos de
este pueblo, llevamos a efecto las órdenes que instruidas y
transcritas, nos notificó a todo este vecindario el coronel don
Vicente Garza, para el desborde que hicimos del que llama su
presa.
Y como al retirarse de este punto el señor Garza, con su
fuerza de seiscientos hombres con que lo mandó el gobierno a
castigarnos, nada nos hizo porque fue informado a su vista y
presencia de la justicia que nos asiste, lo que el señor Zuloaga,
llama engaños que hacemos a las fuerzas del gobierno, pero de
nuevo elevó su queja el señor Zuloaga, de lo que el superior
mando que por medio de una comisión, se examinara el perjui-
cio a que ascendiera el desborde mencionado el cual importaba
nueve tareas de a tres reales y sin recordarse las instrucciones
dadas al señor Garza, se nos perseguía desde luego con el título
de criminales para remitirnos a Monterrey como diéramos lugar.
Desatendiendo por este motivo, nuestras labores y familias
que no podíamos visitar con tranquilidad; cuando por fin, el día
siete de septiembre último fui citado en número de treinta y
dos vecinos más, por el señor don Eduardo Espinosa, Alcalde

181
Leticia Martínez Cárdenas

uno de Viezca, y porque comparecimos con puntualidad en


masa común como se nos citó, se nos ha dado desde aquel día
el nombre de tulises, no obstante el no haber tomádole o pedí-
dole un solo centavo a nadie, contestamos pues por medio de
un ocurso, a fin de que el superior se dignara hacer que don
Leonardo Zuloaga, en cuantos incidentes gustara promover los
acumulara al lites que sobre propiedad de este terreno se versa
en el juzgado civil de mismo Monterrey, en donde tenemos dos
de los apoderados generales que en común y solidariamente
aducen nuestro derecho.
Con la circunstancia de hallarse uno de ellos arrestado en
Monterrey, en unión de seis vecinos más. Luego, porque el
señor Alcalde Espinosa, no me aprehendió de entre aquella
reunión, fue librada la orden superior al teniente coronel don
Juan Fierro, quien con su fuerza de trescientos setenta hom-
bres, me hizo salir de mi labor, persiguiéndome por los montes
hasta dar el resultado que contra mi voluntad ejecutó el 15 de
octubre último, después de haber visto con dolor la remisión
de nueve vecinos que el señor Fierro hizo prisioneros en estas
labores, dándoles el carácter de prisioneros de guerra, haciendo
lo mismo, en su pasada por Viezca, con el señor Alcalde Espi-
nosa y nuestros apoderados que allí tenemos, ciudadanos Felipe
Cano y Hermenegildo Chaires.
El aserto de la justicia que dejo mencionada, lo justifican los
documentos que en copia certificada debidamente acompaño
para la fe que merezcan, pues contienen la verdad más acrisola-
da de los hechos, que han motivado nuestras discordias, las que
mi sana conciencia deja en olvido. Protesto a usted con tal
motivo mi adhesión y aprecio particular.
Dios, Libertad y Unión. Matamoros, noviembre 12 a las on-
ce de la noche de 1863.

Jesús G. Herrera.

Otro. Tendré la satisfacción que usted examinará todos es-


tos puntos para dar un mentís a lo que tanto se ha adulterado

182
Para Efectos de la Guerra

en el público; es decir, no he hecho ningún incendio, ni menos


talar los campos como lo hicieron los señores parreños en la
Soledad, estrujando forzadamente las familias, matando cochi-
nos, gallinas, yeguas en los campos, atacando las labores y
robando y quebrando cuanto no les gustaba; por manera que lo
que yo he hecho es vivir con mis fuerzas del interés de mi con-
trario y nadie más. [5365]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila octubre dos de 1863
Mi querido amigo:
Por el parte que va adjunto a ésta, verá usted lo que pasó ayer
en los Hornos, y puede estar seguro que en lo sucesivo no les
daré un momento de descanso a los rebeldes; pues si en mi
anterior reservada le hice ciertas indicaciones, esto es solamente
en un caso para el gobierno, de suma urgencia y absoluta nece-
sidad que hasta hoy no se presenta.
Mañana salgo para la referida Hacienda de los Hornos y no
pienso perder ni un día, hasta dar parte a usted de estar en paz
esta municipalidad.
La tropa está escasa de vestuario y de jergas, y la caballada
en mal estado, no obstante el empeño que he tomado para que
se restablezca. En cuanto a lo primero, he tenido que hacer un
pequeño gasto en la ración de armada porque el invierno ha
sido cruel estos días. Por lo que respecta a la caballada, tengo
que irle a quitar al enemigo, pastura y más que ya no hay en esta
población.
Si consigo bastante, mandaré a Parras, a que se venda para
que no falten sus haberes a la tropa, sin que por esto deje de
suplicarle que con la primera fuerza que venga, nos remita al-
guna cantidad para que no nos falten recursos.

183
Leticia Martínez Cárdenas

La brigada está contenta y entusiasta; a los jefes y oficiales


de ella, les he prevenido que den sus academias y ejercicios
diarios.
En cuanto a los desertores que he tenido, quisiera, si a usted
le parece, ser rígido y fusilar a los reincidentes para cortar este
cáncer, puesto que por hábito y sin causa alguna, cometen tan
feo delito. Algunos de estos son sargentos y cabos.
Mañana va a ser pasado por las armas el bandido Tomás
López, convicto de varios crímenes. Siento muchísimo tener
que aplicar tan temible castigo; pero no hay otro medio para
establecer la seguridad y la paz en esta parte del Estado. La
causa se la remitiré oportunamente.
Estoy contento de la buena voluntad y empeño que tienen
los jefes en el desempeño del servicio: entre estos Juan y Ur-
bano Sánchez, me ayudan bastante en todo.
Que usted se conserve bueno para que mande lo que guste,
es lo que desea su afectísimo amigo y servidor. [5366]

Pedro Hinojosa.

Señor gobernador don Santiago Vidaurri


Viezca, Coahuila diciembre dos de 1863
Mi querido amigo:
Le suplico tenga la bondad de recoger al señor don José Casag-
ne, una libranza mía, mandándole pagar su importe,
dispensando entre tanto las repetidas molestias que le infiere su
afectísimo seguro servidor quien besa su mano.
Pedro Hinojosa.

Le suplico también que tenga la bondad de mandarme el


despacho de teniente para José Gómez Presa, mi ayudante.
[5367]

184
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León

Viezca, Coahuila diciembre tres de 1862


Mi fino amigo:

Por el correo de hoy y en el momento de salir de esta villa con


la brigada, recibí la comunicación oficial del señor Patoni, que
en copia le acompaño, por lo que se ve la buena disposición en
que está este jefe, para que pasen las fuerzas de Nuevo León y
Coahuila, al estado de Durango, en busca de los insurrectos de
Matamoros, si llegaren a refugiarse en el territorio del último.
Queda pues removido este grande inconveniente.
En la hora que le escribo, hago mi salida para la Hacienda de
los Hornos, y de allí hasta Matamoros.
No hay otra cosa de nuevo qué comunicarle y por lo mismo
concluyo repitiéndome su atento servidor y afectísimo amigo
que lo aprecia.

Pedro Hinojosa

La carta que me adjuntó a la comunicación es muy satisfac-


toria: me pide que vaya un comisionado por mi a Cuencamé,
para que por su medio arreglemos las operaciones. Entiendo
que nos convendremos hasta para reunir nuestras fuerzas, para
la campaña contra los franceses.
Terrazas está de conformidad y hará lo que usted disponga.
Es necesario que usted le escriba diciéndole que de las armas
que consiga, le participará, pues manifiesta que sus fuerzas las
pondrá a nuestras órdenes.
Su afectísimo. [5368]

185
Leticia Martínez Cárdenas

Brigada Hinojosa
General en Jefe

Gobierno Constitucional. Estado de Durango.

Se ha enterado este gobierno de la atenta comunicación de us-


ted fecha 21 del que fina, en que tiene a bien pedir permiso para
traspasar la línea que divide el territorio de este estado, del de
Nuevo León y Coahuila, en el caso extremo de que los insu-
rrectos del rancho de Matamoros traten de buscar refugio en el
primero.
No pulso el menor inconveniente en conceder el permiso en
los términos propuestos, y si no había tenido la honra de anti-
ciparme a los deseos de usted, era por respetar la justa
prevención que existe en el pueblo de Durango, contra tales
concesiones, recordando los abusos que en 1858 cometieron
fuerzas de Nuevo León, a quienes se permitió pasar la frontera,
al mando de don Máximo Campos y que extorsionaron a Ma-
pimí, Nazas y Cuencamé, saqueando a esta última villa el 27 de
diciembre de dicho año.
Me lisonjeo sin embargo, de que ahora no tendremos que
lamentar hechos semejantes en el supuesto que fuera indispen-
sable que las fuerzas de usted pasen la línea, porque sé todo lo
que debe esperarse del digno jefe que las manda, y a quien este
gobierno agradece la generosa disposición que tiene para todo
lo que redunde en bien del Estado.
Reitero a usted con tal motivo las seguridades de mi atenta
consideración y aprecio.
Independencia, Libertad y Reforma. Durango, noviembre
30 de 1862. José María Patoni. Cayetano Mascareña. Ciudada-
no General Pedro Hinojosa. Viezca.
Copia. Viezca, Coahuila diciembre tres de 1863. [5369]

Pedro Hinojosa.

186
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Campo en los Hornos, Coahuila diciembre cinco de 1863
Mi querido amigo:

Después de la salida del extraordinario en que le aviso a usted


que Urbano Sánchez, marchó a hablarse con Patoni, recibí la
carta de que le adjunto copia y que es de persona muy fidedigna
de Durango y por ese documento se impondrá de la combina-
ción que existe: por el tenor de esta carta hay otras, pero en
ninguna se desentraña más su plan.
Yo, francamente hablando, me hallo perplejo: después de las
comunicaciones y cartas de Patoni, que en copia le he remitido,
me parece que sería la mayor infamia proceder de esta manera,
pero nada habría qué extrañar, pues es un hecho que siempre
han tratado, y tratan, de derrocar a usted. Tal vez Patoni, me
llame a una conferencia con objeto de intentar ganarme a su
partido: tal vez con el de jugarme alguna picalugada; o tal vez
con el de ganar tiempo, mientras une sus fuerzas a las de los
bandoleros.
Ahora bien, mi perplejidad consiste en esto, ¿querrán empe-
ñarme en un ataque sobre estos, que algo esperan, puesto que
se han (aunque malamente) fortificado en el rancho de Mata-
moros, para que usted no pueda disponer de estas fuerzas?
Parece que lo más prudente es jugar al albur y atacarlos antes
que se les reúnan los de Durango.
Sin embargo, todavía no me resuelvo; tengo que pensarlo
con madurez, y ya le avisaré violentamente mi determinación.
Solo quiero que usted vea de lo que se trata y me dé sus órde-
nes sobre el particular; y que precipite siempre la salida de los
doscientos hombres que ofrece, que si se pudiera fueran infan-
tes, sería mucho mejor, porque esta fuerza a la vez que serviría

187
Leticia Martínez Cárdenas

para escarmentar a los bandidos en este Estado, tendría a raya


al de Durango, y sería una amenaza que impondría a los que ya
se cree que están en el Saltillo.
Sea usted feliz para que castigue a toda esa ralea de traidores
y mande a su amigo.

Pedro Hinojosa.

Patoni piensa salir para esos rumbos, llevamos cosa de seis-


cientos hombres.
Tiene el proyecto de tirar del poder a Vidaurri, cuyo deseo
es de Juárez también.
Parece que Negrete se dirige ya con sus fuerzas sobre Mon-
terrey y piensa obrar en combinación.
Esto perjudica la causa de usted, porque quieren reforzarse
con los bandidos de Matamoros.
Es copia. Hornos, diciembre cinco de 1863. [5370]

Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Monterrey, Nuevo León diciembre 13 de 1863
Mi querido amigo:

Son en mi poder sus apreciables de fecha cinco y siete del ac-


tual, que me entregó su pariente y de que me he impuesto con
satisfacción, quedándome con el cuidado consiguiente por el
resultado de sus operaciones sobre los del rancho de Matamo-
ros.

188
Para Efectos de la Guerra

Juárez, se ha encaprichado en arreglar por medio de las ar-


mas la cuestión de Tamaulipas y según parece, para ese Estado
con dirección a Matamoros, hará su retirada; pues se asegura
que los archivos han marchado para Tula.
Ha pensado usted bien, al resolverse a atacar a los de Mata-
moros, pues si fuere cierto lo de Patoni, que lo dudo, es preciso
desbaratarles el plan que hallan formado, y para ello no había
otro medio más a propósito que batirlos en detall.
Dudo lo de Patoni, porque Negrete está por San Felipe y no
es exacta su venida para ésta; y lo dudo también, porque el go-
bierno está bastante desprestigiado y no es creíble que se le dé
un apoyo tan decidido por parte de Durango; sin embargo,
bueno es estar prevenido y no confiar demasiado.
Los doscientos hombres no pueden marchar por falta de
caballos, y los infantes que desea no pueden organizarse porque
no hay armas. Como le tengo anunciado he mandado mover
cien hombres de la frontera y esos haré que se le incorporen
tan luego como estén listos.
No obstante las penurias, se pagarán los dos mil pesos que
ha girado. Pronto tendrá usted en su poder cuatro mil más que le
mandé en la semana que hoy termina.
Procure usted desocuparse pronto, para estar listo en cual-
quier evento. Los franceses deben haber ocupado a
Guanajuato y tenían fuerzas en Celaya, Acámbaro y Salamanca.
Los señores Doblado y Uraga, se retiraban rumbo a Morelia.
A su pariente lo he socorrido y lo despaché hoy mismo con
carta para Serna.
Este amigo se ha apoderado de diez mil rifles que les venían
a los confederados: ya le escribo me remita un mil que sabre-
mos aprovecharlos en cualquiera emergencia.
Consérvese usted bueno y disponga del afecto de este su
amigo que lo estima y besa su mano. [5371]

189
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Campo de los Hornos, Coahuila diciembre cinco de 1863
Mi querido amigo:
Por la copia que le adjunto verá usted el buen estado que guar-
dan nuestras relaciones con Patoni.
He mandado al coronel Urbano Sánchez a Durango y espe-
ro que hará lo posible porque aquel señor tenga una entrevista
conmigo para asegurar que no se escape ninguno de los revol-
tosos y podamos arreglar la unión de los estados y la defensa
común contra los franceses. Como es muy probable que tarde
Patoni, algunos días en llegar a la línea de su Estado, creo que
tendrá usted el tiempo suficiente para darme sus instrucciones
sobre los diversos puntos del arreglo que usted desee. Tenga
usted en cuenta que Chihuahua, está de conformidad con noso-
tros.
Sobre la campaña nada tenemos que desconfiar y casi estoy
seguro que con un golpe, quedará concluido todo. Esto los
mismos pronunciados me lo están proporcionando pues se han
situado en Matamoros y han hecho fortificaciones para defen-
derse encerrados. Tanto mejor, nos evitarán el trabajo de
andarlos buscando.
El señor Terrazas, me ha escrito preguntándome si se pue-
den conseguir armas por esta frontera, para mandar un
comisionado a comprarlas. Nada le he contestado porque no
tengo qué decirle de seguro, hasta que usted me diga si se pue-
den o no conseguir.
Haga usted porque violenten su marcha los doscientos caba-
llos de que me habló en sus anteriores, aunque estaría mejor
por la infantería que es el arma más selecta y menos costosa.
La escasez de maíz sigue lo mismo y la caballada de peor con-
dición porque los fríos son terribles.
Si hubiere vestidos y cobijas para la tropa, le ruego que me
haga una remisión pues de todo esto está escasa y muy necesi-
tada.

190
Para Efectos de la Guerra

No hay nada más de nuevo qué comunicar a usted y por lo


mismo concluyo repitiéndome su atento servidor y afectísimo
amigo que lo aprecia.

Pedro Hinojosa.

Aumento. Se me olvidaba decir a usted que nuestros gastos


con mucha economía no bajan de trescientos veinticinco pesos
y que no pasan de mil quinientos pesos los que hay en caja.

Monterrey, Nuevo León diciembre nueve de 1863

Mi querido amigo:
Quedo impuesto de cuanto me dice en su apreciable fecha cin-
co del actual, y me alegro mucho de la buena inteligencia en
que están usted y el señor Patoni.
Oportunamente le mandaré las instrucciones que deban ser-
virle de base cuando se llegue la ocasión de que hable con él
sobre los puntos principales de arreglo que nos convenga. En-
tre tanto obre usted según las que tiene.
Los doscientos hombres de caballería es imposible que va-
yan a incorporársele porque la caballada se encuentra en un
estado tan fatal, que si se pusieran en marcha no llegaría una
cuarta parte.
La falta absoluta de armas hace también imposible el man-
darle infantería, así es que ya de acuerdo con el señor Patoni y
auxiliado por la fuerza que traiga; o bien usted solo, según pul-
sare a los revoltosos, procure darles un golpe decisivo para
acabar de una vez con ellos.
Se le remiten tres tercios de jorongos y cuatro mil pesos. Ha
habido en estos días mucha escasez de recursos y ha sido nece-
sario empeñar el crédito del gobierno para sacar del comercio

191
Leticia Martínez Cárdenas

unos dieciséis mil pesos, de los cuales se han tomado los cuatro
mil pesos para usted y el resto se ha invertido en las demás
atenciones de la administración.
Supongo a usted bien informado de lo que dicen desde Du-
rango al señor Zuloaga; más si no fuera así le acompaño un
ejemplar. Yo no creo lo que se asegura, pero es bueno estar
sobre vigilancia.
Le acompaño una carta que vino de San Luis Potosí.
Su afectísimo amigo seguro servidor quien su mano besa.
[5372]

Correspondencia particular del gobernador del estado de Du-


rango.
Señor general don Pedro Hinojosa
Viezca, Coahuila
Durango, Durango noviembre 30 de 1863
Mi muy estimado amigo y compañero:
He tenido la satisfacción más grata de recibir la de usted de
fecha 21 del presente, a la que tengo el gusto de dar contesta-
ción.
Sumamente agradecido estoy por mi parte, a las simpatías
que muestra por el Estado de mi cargo y celebro muchísimo que
en la situación actual en que se encuentran los dos Estados en
que residimos, estemos tan de conformidad de conservar la paz
y tranquilidad de ambos y poner término a una rebelión que
distrae nuestra atención del objeto más sagrado que debemos
tener ahora, que es la guerra contra el conquistador y la salva-
ción de nuestra cara patria.
En toda la presente semana ,saldré de esta capital con una
fuerza competente de las tres armas y para que arreglemos el

192
Para Efectos de la Guerra

plan seguro de campaña que nos dé un resultado satisfactorio,


es preciso que mande usted a Cuencamé, un jefe de toda su
confianza, que traiga todas las instrucciones de usted sobre las
operaciones militares que piense efectuar y los medios que le
hallan parecido más a propósito para lograr un buen éxito co-
ntra los rebeldes.
Con este jefe me pondré de acuerdo y él será el conducto
seguro por donde combinemos nuestro plan de operaciones:
siendo de todo punto indispensable, que nadie, absolutamente
nadie, sepa la misión que trae dicho jefe a Cuencamé, a donde
deberá informarse del punto en que me encuentro con mis
fuerzas y reunírseme en el acto.
Al concluir la presente carta he recibido la muy apreciable de
usted fecha 26 y celebro infinito llegará a sus manos la que le
dirigí y motivo su contestación.
Es cuanto puedo decir a usted por ahora, concluyendo por
repetirme con la satisfacción de siempre su invariable amigo y
compañero que desea verlo y atento besa su mano.
José María Patoni.

Es copia. Hacienda de Hornos, diciembre cinco de 1863.


[5373]
Pedro Hinojosa.

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Campo en los Hornos, diciembre cinco de 1863
Mi fino amigo:
El dador de ésta lo será el señor don Pedro Santacilia, yerno del
señor Juárez y amigo mío a quien aprecio: pasa a esa ciudad
con objeto de que su señoría lo conozca, y careciendo de rela-

193
Leticia Martínez Cárdenas

ciones, me tomo la libertad de presentárselo, suplicándole lo


atienda mejor que a mí mismo, pues en ello le quedará suma-
mente agradecido, su afectísimo servidor y verdadero amigo.
[5374]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Hornos, diciembre siete de 1863
Mi querido amigo:
Nada en efecto he dicho a usted sobre la cosa del puerto de
Matamoros, porque mis pensamientos todos han estado fijos
en los sucesos de aquí, pareciéndome que destruida la combi-
nación de Juárez y Patoni, aquello por necesidad tenía que
arreglarse. Por otra parte, Serna, es mi pariente y mi amigo,
Gutiérrez, mi hermano Matías y Cortina están perfectamente
con nosotros y al decirles algo nos oirán; pero vuelvo a repetir,
lo de aquí no deja de estar enredado, no obstante la última co-
municación de Patoni y su carta particular. Celebro infinito los
ofrecimientos de Serna, no hay que dudar de su buena fe.
El portador de la presente es mi pariente, y quiero que vaya
hasta Matamoros. A él le puede usted hacer los encargos que le
parezcan convenientes, que ya yo escribo a varios amigos de
Tamaulipas.
En cuanto la venida del Gobierno General; ni aún como us-
ted quiere que entre al Estado la creo buena, pues nadie ignora
en el país, que los que lo componen se alzan siempre con el
santo y la limosna; pero en fin, bien arreglada la manera, la más
ligera falta al compromiso, nos dará derecho para hacernos
respetar.

194
Para Efectos de la Guerra

No he dicho a usted nada de los envenenados porque no se


aclaró que lo fuesen los enfermos maliciosamente, y al fin sana-
ron y no quise dar a usted una noticia alarmante antes de estar
asegurado de la verdad.
Mañana emprendo mi salida sobre el rancho de Matamoros,
porque es necesario obrar con la mayor energía y por lo mismo
expedito mi marcha sobre el enemigo, a quien atacaré con vigor
hasta lograr rendirlo.
La carta cerrada y copia que a ella adjunto, impondrá a usted
de mis vacilaciones: no se la había remitido porque deseaba
decirle a lo que me resolvía; ahora estoy decidido a atacar y
jugar de una vez al albur.
Concluyo repitiéndome de usted su seguro servidor y afectí-
simo amigo que lo aprecia.

Pedro Hinojosa.

Ruego a usted se le auxilie a Tomás, portador de la presente,


con lo que necesite. [5375]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Campo en el Rancho de Matamoros, diciembre diez de 1863
Mi querido amigo:
A las doce de hoy llegué a este punto y me encontré todas las
casas con las puertas abiertas y enteramente solas. En ellas hay
carne en abundancia, algún maíz, frijol y sebo.
Los rebeldes tomaron camino para el Torreón, que está
frente a Santa Rosa, sin hacer más que venir a tirotear nuestras
avanzadas. Toda su táctica será ésa; pero tienen una desventaja

195
Leticia Martínez Cárdenas

que es la falta de agua, que no hay más que aquí y en el río de


Nazas, distante a ocho leguas. De los Hornos a este punto,
tampoco se encuentra agua más que en dos norias y éstas las
llenaron de palos y echaron un cerdo y una vaca dentro de la
del Gatuño, que es la mayor, y la otra la aterraron.
En los momentos que escribo la presente, se tirotean nues-
tras avanzadas con el enemigo, de lo que ocurra le daré parte.
Mande usted la fuerza que le sea posible, pues importa con-
cluir con esta bulla.
Su afectísimo amigo.
Pedro Hinojosa.

Monterrey, Nuevo León diciembre 16 de 1863


Mi querido amigo:
Ayer escribí a usted con atención y hoy me contraigo a con-
testar su apreciable fecha diez del actual.
Me alegro mucho que no haya habido desgracia alguna por
nuestra parte, en la ocupación de su rancho. Los rebeldes no
harán pie y estoy seguro de que huirán siempre que usted em-
prenda contra ellos. Es necesario sin embargo, que ande con
alguna precaución para evitar una sorpresa, que no sería difícil
cosa para ellos, porque están en sus terrenos.
Los doscientos hombres, como he dicho a usted, me es im-
posible mandárselos, porque no hay armas, ni caballos. No
obstante he dado orden de que marche a incorporársele una
fuerza de cien hombres de la frontera.
Se pagó el libramiento de dos mil pesos que giró usted co-
ntra la tesorería y le van en camino cuatro mil pesos, según le
tengo dicho.
Creo que con esto y lo que le agencie el señor Campos, ten-
drá los recursos necesarios para la fuerza.
Me repito de usted afectísimo amigo seguro servidor quien
besa su mano. [5376]

196
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Rancho de Matamoros, diciembre 12 de 1863
Mi querido amigo:
Antes de ayer a las doce del día llegué a este rancho, de donde
se retiró el enemigo tiroteándose con nuestras avanzadas. Se
fue hasta el rancho de la Concepción y de ella volvió con mil
trescientos hombres y a las doce de la noche nos dio una carga
brusca hasta revolverse con nuestros soldados, que se portaron
valientemente, hasta hacerlos huir en completa dispersión, de-
jando diecinueve muertos, cuatro prisioneros y diez heridos,
dos dentro de nuestro campo.
Por nuestra parte tenemos que lamentar la muerte del te-
niente segundo ayudante de lanceros, don Manuel Rodríguez y
un soldado y diecinueve heridos.
Todos los señores jefes y oficiales se portaron brillantemen-
te, manteniéndose en sus puntos; la tropa nada dejó qué desear.
Le ruego a usted se le dé el despacho de subteniente al sar-
gento primero de artillería, Agustín Martínez, que es muy útil y
cumplido. También le suplico haga que venga a prestar sus
servicios el teniente ciudadano Julio Goribar, que está en Mesi-
llas, pues falta un oficial en la infantería.
Su amigo que con sinceridad le quiere y desea verlo.

Pedro Hinojosa.

Le ruego se le den recursos en el Saltillo, a la familia de Juan


Sánchez, pues me ha manifestado que nada ha recibido hasta la
fecha. La señora doña María Sánchez de la Peña, es la que de-
be recibir en el Saltillo la asignación; deseo que le den cien
pesos de pronto, pues Juan es muy útil y sirve al gobierno de
usted con toda su alma.

197
Leticia Martínez Cárdenas

Monterrey, Nuevo León diciembre 15 de 1863

Mi querido amigo:
Contesto a sus dos apreciables de fecha 12 del actual.
Felicito a usted cordialmente por el feliz éxito del brusco
ataque que emprendieron los rebeldes contra la fuerza de su
mando. Ninguna otra cosa era de esperarse de los buenos co-
nocimientos y disposiciones acertadas de usted que se ha
probado en ocasiones más difíciles.
Estoy muy contento de usted y de todos los jefes, oficiales y
soldados que han sabido sostener el buen nombre del Estado,
batiéndose con decisión en un reñido combate; causándome
grande pena el que tengamos que lamentar la muerte de Rodrí-
guez y el soldado; y la desgracia de los demás que salieron
heridos.
Le acompaño el despacho de subteniente de artillería para
Agustín Martínez; y respecto de Julio Goribar, ya se dio orden
para que marche a incorporársele.
Ya he dispuesto que se socorra en el Saltillo a la señora doña
María Sánchez y que de pronto se le den los cien pesos de que
me habla.
Creo que en lo de adelante ya no se atreverán los rebeldes a
atacarlo otra vez formalmente, porque la lección que han reci-
bido es bien dura.
Es bueno que mande copias certificadas de los documentos
que se encontraron en poder del enemigo, mientras se pueden
remitir con toda seguridad los originales, que importa mucho
no se extravíen.
Sin más por ahora, me repito de usted afectísimo seguro
servidor quien su mano besa. [5377]

198
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Santiago Vidaurri


Rancho de Matamoros, diciembre 12 de 1863
Mi querido amigo:
Por una carta particular y un oficio que dejaron los bandidos de
Matamoros, en la noche que fueron derrotados, aparece que su
plan era la guerra de saqueo y matanza contra todos los hacen-
dados y el cabecilla principal de los acontecimientos que hasta
ahora han perturbado la tranquilidad del Estado, es Darío Or-
duño, que está en esa capital. No mando a usted los referidos
papeles por temor de que se extravíen, más lo haré lo más
oportunamente que se pueda para que lleguen a sus manos con
seguridad.
En vista de lo que dejo a usted manifestado en las anteriores
líneas, es conveniente que se asegure bien a Orduño y demás
cómplices que con él se encuentran en esa capital, para que se
les aplique el castigo, o que los condenen las leyes por sus crí-
menes.
Sin otro asunto, me repito suyo afectísimo quien besa su
mano. [5378]

Pedro Hinojosa.

Señor don Santiago Vidaurri


Campo en los Hornos, diciembre 15 de 1863
Mi querido amigo:
Después del suceso de Matamoros (del que ya le he dado cuen-
ta), me estacioné allí hasta el día 13; pero visto que nadie se me
presentaba y que podían, si les daba la gana a los enemigos,
cortar las comunicaciones con tres o cuatro hombres porque
todo el camino es boscoso, me volví a esta hacienda, donde

199
Leticia Martínez Cárdenas

pienso permanecer hasta recibir los fondos y los tres bultos de


jorongos que de ésa se me remiten.
Al salir del rancho de Matamoros, lo mandé incendiar por-
que no era otra cosa que un verdadero laberinto, guarida propia
de bandoleros, y además, se hacía indispensable aplicar a sus
habitantes un castigo ejemplar y solemne.
Todos los ranchos están desiertos, con las norias segadas y
llenas de animales muertos y en estado de putrefacción, indicio
vehemente de que sus moradores han tomado parte en la rebe-
lión. La noticia de la proximidad del enemigo la tenemos
siempre, por los balazos que nos disparan y desgraciadamente
no podemos contar ni con cincuenta caballos útiles para perse-
guirlos. Por estas razones no he seguido para los otros ranchos
con mi fuerza, pues no haría otra cosa que ocupar puntos de-
siertos sin conseguir resultado alguno.
Para estrechar al enemigo a batirse de día, es necesario per-
seguirlo, y esto no es posible en el estado en que se encuentra la
caballada. Mandar la infantería, es dejar sin sostén la artillería y
exponernos a darles cualquier pequeño triunfo que, aunque
para nosotros nada importase, serviría de mucho para alentar-
los.
No hay duda que don Juan Ignacio, es el promovedor de es-
ta asonada. La prueba la tiene usted en las declaraciones que en
copia le adjunto a ésta. Para reclamarlo oficialmente es necesa-
rio tener siquiera ochocientos hombres, pues estoy seguro que
sólo le contestará con evasivas, o tal vez abiertamente que no y
para hacer efectiva la responsabilidad de ese bribón, no hay
más que la fuerza.
Patoni, no ha hecho otra cosa que engañarnos con mentiro-
sas palabras, sin que hasta ahora sus fuerzas sirvan de nada.
No creo que se preste a auxiliarnos. Son pues indispensables
doscientos hombres, para concluir pronto con esta bulla.
He multado a René Lajous, con doscientos pesos y a Jesús
B. y Buena con veinte fanegas de maíz, porque han propagado
en la villa de Viezca, noticias falsas y alarmantes; apercibiéndo-

200
Para Efectos de la Guerra

les que si sé la más pequeña cosa de ellos en lo sucesivo, los


mando fusilar.
La noticia que éstos hicieron correr fue que el Presidente de
la República, había recibido bien un correo que le mandaron
los de Matamoros, que le dio cincuenta pesos y lo despachó
favorablemente y ¡qué sé yo cuántas más patrañas!
Mañana mandaré para Parras, la fuerza necesaria para traer
el dinero y jorongos de que usted me habla en su grata de nue-
ve del actual; y habiendo faltado la combinación con Patoni,
insisto en que usted haga un supremo esfuerzo y me mande los
doscientos hombres que le pido, pues de lo contrario, no sé
hasta cuándo se alargue esta campaña, que desearía se terminara
lo más pronto posible.
Aguardo con ansia el vestuario, porque la tropa está entera-
mente desnuda y los fríos en estos desiertos son cruelísimos.
Consérvese usted con felicidad y mande usted lo que guste a
su invariable amigo.

Pedro Hinojosa.

Le remito una noticia del parque indispensable, pues se gas-


tó mucho la noche del combate. Por cartas particulares y por
los dispersos, se sabe que fueron mil cuatrocientos, entre arma-
dos y sin armas, los que nos atacaron, y que el número de
heridos pasa de cincuenta y más de cuarenta muertos, pues
hicieron un entierro en la Soledad, a más de los que mandé yo
sepultar y se llevaron otros para cerca del río.
Más. A última hora se sinceraron los señores Lajous y
Buena y tuve por conveniente levantarles la multa y no por eso
dejé de hacer a cada uno la prevención necesaria. [5379]

201
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Los Hornos, Coahuila
Monterrey, Nuevo León diciembre 20 de 1863
Mi querido amigo:
Quedo impuesto de cuanto me dice en su apreciable fecha 15
del actual.
Con respecto a los doscientos hombres que me repite nece-
sita, vuelvo a manifestarle que es casi imposible mandárselos
porque faltan armas y caballos; pero le participo que los cien
hombres de la frontera de que le he hablado, deben estar ya en
camino desde hace dos o tres días y que se le incorporarán
pronto, aunque no sé en qué estado por lo malo de la remonta.
Importa mucho que procure mantener toda la caballada en
el mejor estado posible, dándole para ello maíz, cebada, paja y
cuanto encuentre.
Parece que Patoni, nos engaña y me confirma en esto el
considerar que todo el movimiento de los de Matamoros viene
del Presidente; pues si Jiménez apoya a los bandidos, no se
atrevería a hacerlo sin contar con la protección de Patoni, ni
éste faltándole la autorización del gobierno.
Es pues, muy importante que usted recoja todos los datos
que hagan al caso, a fin de fundar una providencia seria y enér-
gica, para castigar la mala fe y criminalidad del gobierno de
Durango y los demás que son con él; para lo cual es necesario
expedir un decreto que vaya bien fundamentado.
Ya se está alistando todo lo que usted pide y muy pronto se
le mandará.
El Gobierno General ha llevado adelante su capricho contra
Matamoros de Tamaulipas; y acaso para cuando usted reciba
esta carta, estará derrotado Ruiz, pues han salido a batirlo de
aquella ciudad.
Las últimas noticias recibidas del interior son que Mejía ha-
bía ocupado San Felipe y las fuerzas de Negrete, se retiraban al
Jaral; que el Gobierno General, estaba para moverse de San

202
Para Efectos de la Guerra

Luis, sin saberse asertivamente a qué punto, aunque se dice que


vendrá para acá, en lo cual es necesario no consentir, porque
sería nuestra ruina.
Mándeme cuanto antes los más datos que consiga sobre lo
de Patoni, pues interesa acabar cuanto antes con la farsa de los
bandidos de ese punto.
Su afectísimo amigo seguro servidor quien besa su mano.
[5380]

Señor coronel don Urbano Sánchez


Durango, Durango
Hornos, Coahuila diciembre 16 de 1863
Mi querido amigo:
Estuve en Matamoros cuatro días; después de los cuales quemé
el rancho y me vine a ésta, pues no había allí agua suficiente, ni
tenía otro objeto mi expedición que atacarlos en aquel punto, sí
estaban fortificados como me lo habían asegurado. Salió todo
esto falso, pues hasta las familias se fueron completamente bajo
el dominio de perros, puercos y gallinas.
Mi desconsuelo fue grande porque creí que sería necesario
perseguirlos para darles un golpe; sin embargo, tomé todas mis
providencias para evitar una sorpresa en la noche, porque el
terreno es quebrado y lleno de bosque, de modo que por cual-
quier lado se me podrían aproximar sin ser vistos y asaltarme.
Se verificó lo que había pensado, pues me atacaron en doble
número que el que yo tenía; a las doce de la noche del primero,
generalizándose el fuego en toda la línea. Visité violentamente
todos los puntos y en tres horas huyeron como miserables
hembras; dejando 19 muertos entre nuestras filas y mayor nú-
mero en los bosques que circundan el rancho; además diez
heridos cuatro prisioneros y se llevaron más de cuarenta tam-
bién heridos.

203
Leticia Martínez Cárdenas

La dispersión fue grande y el terror profundo; lo sensible ha


sido que fuese de noche y que no pudiera disponer de siquiera
setenta caballos útiles para haber acabado con ellos. Sin em-
bargo; no es posible que resistan un mes más, sujetos a los
pocos recursos con que cuentan.
Don Juan Ignacio Cisneros es su protector; está ya aclarado.
Dígale usted al señor Patoni que se hace preciso castigarlo.
También le manifestará usted que no me aproximé a la villa
del Río, porque como él no estaba en la línea y el enemigo to-
mó aquel rumbo, probablemente habría pasado; y yo hubiera
tenido que hacerlo persiguiéndolo y no he querido tener esa
ocasión para que no se diga que abuso.
También quiero que haga usted saber al señor Patoni, que
estoy impuesto de que vive con Nájera el padre de Jesús Gon-
zález, jefe de los revoltosos y no comprendo cómo es que se
desea conservar las buenas relaciones en los dos estados, cuan-
do se mantienen al lado de los empleados del gobierno
comisionados de los sediciosos.
Necesitamos pues ser francos y leales, si buscamos armonía;
de otra manera seguirán las asonadas; la maldad sin castigo,
extenderá su imperio en la frontera, como ha sucedido en el
interior y fácilmente seremos presa del invasor que aprovechará
la desunión de los estados.
Arregle usted la unión de ambas fuerzas para la persecución
de los bandidos y si se consigue que dicte el señor Patoni, sus
órdenes y me las remita; que respecto de los recursos, yo sabré
dárselos al ponerse a mi disposición las que tiene Nájera. Nada
hay de nuevo sino la muerte de un oficial, un soldado y dieci-
nueve heridos de tropa y tres auxiliares.
Soy de usted afectísimo amigo y compañero.

Pedro Hinojosa.

Es copia. Hornos, Coahuila diciembre 16 de 1863. [5381]

Hinojosa.

204
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Pedro Hinojosa


Yerbaniz, diciembre 12 de 1863
Mi muy querido general:
Al tirar a este punto me alcanzó el correo con quien me remitió
usted su apreciable de diez del corriente, la que me informa de
la ocupación de Matamoros, con las fuerzas de su digno man-
do, cuyo paso viene a decir mucho en estos mometos, según
marchan las cosas por estos rumbos.
Como en otra anterior a ésta, le había manifestado que había
puesto un extraordinario al señor Patoni, preguntándole si de-
bía seguir a Durango, o permanecía en Cuencamé, hasta su
llegada. Aburrido de no tener noticia alguna y cansado de oír
noticiones, me resolví a emprender esta mañana mi marcha con
el objeto de dar término a mi comisión.
Por fin hace un momento que en esta hacienda, recibí la
contestación del señor Patoni, y le incluyo copia de ella para su
conocimiento.
Cuando estaba saliendo esta mañana de Cuencamé, Duran-
go llegó un soldado de las fuerzas de este Estado que venía de
Avilés, con un pliego de Nájera para Durango; como ninguna
noticia trajo para el jefe político, le estuve preguntando algo y
me dijo: que lo único que había sabido fue, que estando de
guardia en la casa del comandante, llegó uno de los de Matamo-
ros, herido de una pierna, que entró a la casa del comandante
en busca de Jesús González, padre, que allí dijo que las fuerzas
de usted habían hecho muchos muertos a los de Matamoros;
que ese individuo había ido a buscar, no sabe para qué, por
orden de los de Matamoros, al padre de González y que efecti-
vamente lo llevó. El soldado no supo decirme a que partido
pertenecía. Usted pesará el asunto.
Muy de madrugada salgo de aquí y al medio día del catorce
espero estar en Durango, donde sólo permaneceré el tiempo
indispensable.
La tropa va bien contenta, bien fraguada y bien asistidos los
caballos.

205
Leticia Martínez Cárdenas

Doy a usted la enhorabuena por el triunfo alcanzado y deseo


que cada una formada, dé tan buenos resultados a mis compa-
ñeros, como ésta a que hago referencia. Consérvese usted tan
bueno como de corazón lo desea su muy atento subordinado
que le quiere.
Con un dolor de cabeza atroz, no he podido escribirle yo
mismo. [5382]

Urbano Sánchez.

Señor general don Pedro Hinojosa


Los Hornos o donde esté
Monterrey, Nuevo León diciembre 23 de 1863

Mi querido amigo:
Han llegado a esta capital, Menchaca y algunos otros diputados
al Congreso de la Unión, procedentes de San Luis Potosí y
todos ellos dicen que aquello es una Babilonia.
Importa mucho que recoja usted los documentos de que le
hablé en mi anterior, para averiguar la culpabilidad de Patoni,
en los excesos de los rancheros de Matamoros, a fin de poner
término cuanto antes a ese negocio.
Menchaca está en el convencimiento de que usted es el
hombre que conviene se ponga al frente de los negocios de
Tamaulipas, en las actuales circunstancias, pero cree que es
indispensable descartarse de algunos malos ciudadanos como
Cortinas; así pues, es necesario acabar lo más pronto posible la
campaña del rancho de Matamoros. Para ello me prometo
mandarle muy pronto un considerable refuerzo de gente, y esto
será al hacerme del armamento que le he dicho ya tengo muy
fundadas esperanzas de conseguir con el señor Serna.

206
Para Efectos de la Guerra

Es necesario castigar a Patoni si efectivamente resulta cul-


pable en lo de Matamoros y para ello le daré a usted la fuerza
necesaria. Lo que importa pues, vuelvo a repetírselo, es averi-
guar si verdaderamente nos ha engañado.
Soy de usted como siempre su afectísimo amigo seguro ser-
vidor quien su mano besa. [5383]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Hornos, diciembre 25 de 1863
Mi querido amigo:
He recibido su estimable de fecha 20 del que cursa y siento mu-
chísimo haber molestado a usted tanto pidiéndole mas fuerzas
para terminar cuanto antes la campaña que nos ocupa.
Ya para la fecha en que se han puesto las cosas más claras,
estará usted convencido que yo tenía razón, pues Patoni, ha
estado jugando (en mi concepto) un papel doble, de acuerdo
seguramente con Juárez, y esto se nota por la última carta de
Patoni, en que me participa que no puede venir a verse conmi-
go porque se le han dado órdenes del Gobierno Supremo para
permanecer en Durango. Temeroso yo de una traición, mandé
a Urbano Sánchez, para que lo hiciera perder aunque fuesen
dos días, que yo me proponía utilizar atacando a los de Mata-
moros, como sucedió, para quitarle a él las tentaciones o batirlo
también, sólo si me colocaba en esa triste disyuntiva.
Para este caso me volví a esta hacienda donde hay un campo
abierto: más la cosa ha cambiado, como verá usted por la copia
que le adjunto de una cartita de Nájera, que recibí antenoche.
También tuvo mucha parte en mi vuelta, la intención de que se
aclararan más las cosas y últimamente la de dejar solo a Nájera,
que se había mantenido con maliciosa reserva y sin decirme una
sola palabra, se colocó en Avilés, que está en la línea de los dos

207
Leticia Martínez Cárdenas

estados; pero como usted verá, me pide auxilio y salgo mañana


por el rumbo de Matamoros.
Si manda usted la artillería y parque que pedí, así como los
cien hombres de que me habla, que se estén en Parras, hasta
que me den aviso para no exponernos a un golpe de mano,
pues estos malditos bandidos, son algo audaces y como juegan
la piel, debe uno calcular que se desvelan por conseguir el más
pequeño triunfo.
La adjunta copia de la carta del señor gobernador Terrazas,
impondrá a usted de la buena disposición en que está para auxi-
liarnos, pero sería necesario pasar la línea de Durango para que
se nos reuniera y esto no puede suceder sin una previa declara-
ción que no puede ser todavía, sin tener más fuerza, pues
reunida la de Matamoros con la de Durango, pueden llegar a
dos mil hombres bien armados y con artillería, los que nos
pueden presentar. Por esto, es que me he manejado con cir-
cunspección y prudencia y he procurado tenerlos divididos para
batirlos en detall si a ello me obliga su mala fe. No creo que
suceda tan lamentable caso; pero para que ni lo piensen, busqué
el medio de que se tuviesen desconfianza y creo que lo he con-
seguido, pues ya se tienen miedo.
Respecto de los datos de que me habla los iré reuniendo,
pues importa mucho castigar a los perversos, maquinadores del
mal público.
La caballada sigue de peor condición por la falta de maíz, y
más que todo por los fuertes fríos y estar muy maltratada del
lomo. Sin embargo, hoy salgo hasta donde haya maíz, pues
aquí no se consigue por ningún dinero.
De todo lo que pueda conseguir, estableceré un depósito en
Parras.
Sin más por ahora, me despido de usted afectísimo amigo.
Pedro Hinojosa.

Ruego a usted tenga la bondad de mandar que se ponga en


libertad a Ladislao Hernández y si se le presenta Joaquín Espi-
no Barros, capitán de infantería, mándemelo con la artillería,

208
Para Efectos de la Guerra

pues es valiente. También deseo que me mande comprar tres


camisas y un sombrero para mi uso, pues estoy algo escaso.

Monterrey, Nuevo León diciembre 30 de 1863


Mi querido amigo:
Quedo impuesto de cuanto me comunica en su apreciable fe-
cha 25 del actual. Me tiene con mucho cuidado el movimiento
que usted haga, pero no desconfío de su buen éxito; porque
estoy seguro de que no ha de dar paso en falso, ni dejarse coger
en un lazo que pudieran tenderle.
Don Joaquín Espino Barros, no podrá ir con la artillería
como lo desea, porque ya lo he mandado a Piedras Negras, en
donde sus servicios serán bien utilizados.
Ya he dispuesto que los cien hombres y la demás fuerza que
se le mandan se esté en Parras hasta usted disponga otra cosa.
Oportunamente se le mandarán las tres camisas y sombrero
que me dice necesita.
Mande dar de baja a Pablo González y González que sirve
en la brigada de su mando, no recuerdo en qué cuerpo.
Sin más, me repito de usted afectísimo amigo seguro servi-
dor quien besa su mano. [5384]

Señor general don Pedro Hinojosa.


Monterrey, Nuevo León
Chihuahua, Chihuahua noviembre 28 de 1863
Mi muy estimado amigo:
He recibido su apreciable fecha 14 del mes próximo pasado y
en ella veo con satisfacción que está usted al mando de las
fuerzas de ese Estado, para concurrir a la defensa nacional.
Aquí tiene el gobierno ya arreglado el contingente en cuanto a
municiones, artillería, pertrechos, vestuario y equipo, carros;

209
Leticia Martínez Cárdenas

pero a usted le consta de vista, la escasez de armas que tiene el


Estado y últimamente hasta encargué a usted se sirviera ver si
podía conseguirme algunas en ese Estado; así es que, me veré
en la necesidad de mandar la fuerza que pueda armar, aunque
sea menor en número de lo que me proponía yo.
El señor Vidaurri, me dice que usted se mueve con una sec-
ción de las tres armas sobre los bandidos de la frontera de ese
Estado en la línea divisoria con Durango, que han escandaliza-
do con sus autoridades; y ya le contesto que en el caso de que
usted necesite que lo auxilie este Estado, me lo avisará para
mover alguna fuerza que obre en combinación con las del
mando de usted.
Mucho agradezco a usted las noticias que me da del interior
y espero me escriba con frecuencia, poniéndome al corriente de
los acontecimientos más notables de la guerra que sostenemos
con los invasores y de la política interior.
Usted sabe que sinceramente soy su amigo que lo estima.
Luis Terrazas.

Es copia. Hornos, diciembre 24 de 1863. [5385]


Pedro Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


Viezca, Coahuila
Avilés, Coahuila diciembre 20 de 1863
Mi apreciable señor general:
La poca fuerza que tengo me obliga a estar en una posición
pasiva; pero con la aproximación de usted al Torreón, yo me
moveré el 26 de éste o antes, para Santa Rosa, donde deseo
tener una entrevista con usted, que será de mucha ventaja para
los dos; no tengo personas de confianza que sepan el terreno,

210
Para Efectos de la Guerra

para mantenerme en comunicación con usted como deseo, y es


muy expuesto mandar correos, porque fácilmente pueden ser
interceptados y como, repito, mi fuerza es poca, me parece
difícil salir bien en una función de armas.
Inmediato en combinación, obsequiará como en otras veces
las órdenes de usted, su afectísimo y atento servidor quien besa
su mano.

Felipe Nájera.

Respuesta
Señor teniente coronel don Felipe Nájera
Los Hornos, diciembre 23 de 1863
Avilés.
El 27 en la noche estaré en el punto que usted me indica. Todo
quedará concluido muy pronto y libraremos a éste y ese Estado
de los desastres que se les esperan si no perdemos el tiempo.
Respecto del peligro que corre usted con su fuerza, no deja de
ser grave si hay descuido; pero no habién dolo, si se atreven a
atacarlo como lo han dicho, el campo quedará por usted, pues
no son muy aguantadores en la pelea.
Yo creo como usted que será de utilidad nuestra entrevista y
ojalá y esto hubiera sucedido más antes, ya todo habría con-
cluido.
Su amigo y compañero.

Pedro Hinojosa.

Son copias. Hornos, diciembre 25 de 1863. [5386]

Hinojosa.

211
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Hacienda de Santa Rosa, diciembre 29 de 1863
Mi querido amigo:
Ayer di un fuerte golpe al enemigo como verá usted por el par-
te respectivo que recibirá en unión de ésta. También se
impondrá de la causa que me impulsó a pasar la línea del Esta-
do.
Mañana volveré a la carga pues deseo concluir pronto esta
campaña, no obstante haberse declarado el frío, auxiliar de los
revoltosos: ha sido nuestra constante protectora la victoria.
Nada resiste ni detiene el empuje de nuestra buena tropa, por-
que está mandada por valientes y pundonorosos jefes. Estoy
muy orgulloso de encontrarme a su cabeza, pues todos son muy
dignos y predilectos hijos del estado de Nuevo León y Coahuila.
Sí, ellos han dado y darán muchos días de gloria al noble Esta-
do a que pertenecen.
Nada me llena más de contento, que haber logrado que el
enemigo haya perdido enteramente su moral y llegado a con-
vencerse que no puede contrarrestar con las tropas del Estado.
Dispénseme que no sea más largo; estoy bastante fatigado,
otra vez seré más prolijo.
Entre todos los jefes es más notable Juan Sánchez, por su
valor y pericia militar poco común.
Su amigo que mucho lo quiere y desea verlo.

Pedro Hinojosa.

Después de concluida ésta, he tenido noticia cierta de que el


enemigo se ha destrozado en este Estado, tomando para diver-
sas poblaciones. Nájera tenía buena voluntad y poca fuerza, de
modo que he tenido que venir a salvarlo, dando el resultado
de que se convencieran todos estos habitantes de la buena ar-
monía de los dos estados, que a mentiras hacían creer a estos
habitantes que no existía. [5387]

212
Para Efectos de la Guerra

Monterrey, Nuevo León enero tres de 1864

Mi querido amigo:

Después del brillante resultado que usted ha obtenido, creo


decirlo todo y con suficiente fundamento y justicia, al asegurar-
le que es usted para el Estado y para mí, un segundo Juan
Zuazua, por supuesto dejando íntegro en todo su valor el
nombre propio de usted.
Ahora debemos pensar en cosas más elevadas. Apoyar a
Serna, moralmente hasta sacarlo bien y si no se logra, buscar
otro medio que conduzca al mismo fin. Dar respetabilidad a
ambos estados que es la base de lo demás: ver venir, o tomar
parte en la cuestión general, pero sobre macizo.
Todo está desquiciado, Uraga fue derrotado en Morelia y
hecho prisionero con la mayor parte de su oficialidad; Negrete
lo fue en San Luis, por Mejía, y perdió toda su tropa: el go-
bierno viene para el Estado, según me ha comunicado de
oficio, ofreciendo avisar después qué punto elige para residir, a
lo que parece viene manso, aunque siempre con sus exagera-
ciones de dignidad y amor propio, principalmente con Serna.
No obstante, yo no confío mucho y tengo tomadas todas mis
providencias para el caso contrario, aumentando la fuerza para
marcarle el alto al vandalismo y discordia, si a su sombra tratare
de desarrollarse en nuestros estados.
Conocedor ya de esos pueblos, propóngame usted las medi-
das que son de adoptarse para afianzar su seguridad y evitar que
se repita el escándalo que dieron.
Salúdeme a don Juan y a todos y mande a su amigo afectísi-
mo. [5388]

213
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa

Monterrey, Nuevo León diciembre 30 de 1863


Mi querido amigo:

De una manera positiva se sabe que el día 25 de éste, estaba el


gobierno en la Hedionda y que el 28 llegaba a Matehuala. Son
muy diversos los comentarios que se hacen: unos dicen que
trae mucha fuerza, otros que no: unos aseguran que viene con
miras hostiles y otros que son pacíficas: hay quienes digan que
va para Zacatecas y hay quienes afirman que su residencia la
establecerá en el Estado.
Sea lo que fuere sobre todo lo que se cuenta, lo que interesa
es estar listos y preparados. Yo considero que si viene, no nos
ha de ser hostil; pero si lo fuere, es preciso irle a la mano desde
los primeros pasos que dé, y al efecto debe usted estar preveni-
do por lo que pueda importar; pues si bien los de Matamoros,
al hacer usted un movimiento retrógrado se violentarían algo,
no serían de temerse: si logramos darle en la cabeza, como se
dice, a los autores de tantos males.
Si en esta vez se tratara únicamente de mi persona, yo me
retiraría; pero no es así, se trata de la causa de todo el Estado, el
que se contaminaría con el veneno y la maldad que acompaña a
esos señores.
Le he manifestado a usted mi modo de sentir y creo que es-
tamos de acuerdo.
La artillería no se ha podido alistar sino hasta hoy, por falta
de mulas; pero no la mando porque no sería difícil que Juárez la
encontrara y se apoderara de ella.
Escríbame pronto y que sus enviados vengan con cuidado y
si es posible que no pasen por el Saltillo.

214
Para Efectos de la Guerra

Consérvese bueno y disponga de esta su amigo y servidor


quien besa su mano.
Siempre irá por Anhelo la artillería. Mañana saldrá un co-
rreo para que la fuerza de Río Grande, dejando el Saltillo a la
izquierda, marche por el Venado. A Serna, le dirigiré mañana
un correo para ver si nos ponemos de acuerdo con respecto al
gobierno que viene, no obstante que en Tamaulipas no hay
pies, ni cabeza, según se asegura y que la situación domina a
Serna. Ahora es el tiempo de que los crinolinos se unieran con
los rojos. [5389]

Señor don Santiago Vidaurri


San Lorenzo de la Laguna, Coahuila enero cuatro de 1864
Mi querido amigo:
El suceso de San Sebastián y los tres días que estuve en Santa
Rosa, en auxilio de Nájera, dieron el resultado de la conclusión
de la campaña, como advertirá usted por la carta original que le
acompaño y que recibí antes de ayer en marcha para el Coyote.
Tristeza causa ver estos puntos desiertos todos, pues los habi-
tantes se han pasado todos al otro lado de la línea, ya por haber
tomado parte en la rebelión, ya por temor de ser complicados
en ella.
Los del partido de Mapimí, de Nazas, algunos de Cuencamé
y hasta de Cerro Gordo, tomaron una participación muy activa
en los robos y se prestaban en gran número a combatirnos,
fiados en que, ya por temor de ser desarmados los pocos que
cuidaban la línea de Durango, o ya porque estuviere el gobierno
de ese Estado en convivencia con ellos, les había ofrecido auxi-
lios; pero espantados con más de doscientos muertos y heridos
que tuvieron, sólo esperan actualmente, la clemencia del go-
bierno de usted, para venir los de este Estado a sus casas a
ocuparse de sus trabajos ordinarios, resolviéndose a lo que la
humanidad del gobierno haga en favor de ellos.

215
Leticia Martínez Cárdenas

Don Jesús González Borrego, padre de Jesús González He-


rrera, me manifestó que tanto el señor Patoni, como el señor
Juárez, los han alimentado con esperanzas; y con franqueza le
dijo a Nájera en mi presencia que con infamia lo habían estado
engañando y Nájera me confesó que en efecto era verdad, aña-
diendo que sólo de ese modo pudo haber salvado su fuerza
armada.
Nada he dicho sobre esto al señor Patoni, esperando que us-
ted resuelva lo que más crea conveniente en vista de las
circunstancias; concretándome solamente a manifestarle que el
gobierno de Durango los protegió por medio de Jiménez y don
Juan Francisco Flores.
Los habitantes de estos puntos es difícil que se presenten si
no se les ofrecen garantías, pues temen al señor don Leonardo
Zuloaga y a sus empleados, que los tratan con la crueldad pro-
pia de un déspota absoluto y sin corazón.
Yo he presenciado cosas que me han disgustado muchísimo,
ejecutadas contra los que les fueron más fieles. A varios de los
sirvientes de los Hornos, les recogieron sus cabritos, pretextan-
do órdenes mías, y fue necesario hacer yo personalmente que
se los entregasen sacándolos de los ganados de la hacienda.
A los habitantes de Viezca les agarran sus manadas cargadas
y las ponen a trillar sin pedir permiso a sus dueños, y les ensi-
llan sus bestias sin consultar su voluntad y a los sirvientes hace
dos años que no les cortan sus cuentas. Esto es lo menos, pues
maltratan de palabra a cualquiera y aseguran todos que también
lo hacen de obra cuando tienen alguna fuerza. En fin, he visto
a varios estirar su mano para saludar a tales señores y recogerla
luego los infelices avergonzados porque no han querido tener la
urbanidad de darles la suya. Hasta los servicios que hacen no
son más que para satisfacer su vanidad y echarlos en cara a los
que los reciben.
Es aún posible poner bien con el gobierno de usted a estos
habitantes, porque no hay uno a quien se le oscurezca que us-
ted es el hombre del país y que su gobierno si es enérgico para
castigar los crímenes con arreglo a justicia, es verdaderamente

216
Para Efectos de la Guerra

probo y paternal, porque vela por los intereses de todos. En


vista de esto, y considerando que si en el estado de dispersión
en que quedaron los disidentes después de la acción de San
Sebastián, los dejaba errantes en el estado de Durango, perde-
ríamos estos hombres y sus armas que bien pueden utilizarse en la
guerra contra los franceses y Durango los aprovecharía en
nuestra contra, pues es evidente que allá los desarmarían; conside-
rando además que esta parte del Estado quedaría desierta, sin
que se cortase el mal; les he mandado a algunos de los prisione-
ros con instrucciones para que se vengan a ocupar de sus
quehaceres ordinarios hasta que usted resuelva lo que sea con-
veniente y de justicia, cuya resolución esperan en veinte días o
menos.
Tal providencia también fue dictada por un sentimiento de
humanidad, pues supe de una manera positiva que en la huida
de Matamoros y San Sebastián, las familias se metieron en los
bosques y se subieron a las sierras con precipitación, por lo que
una chiquita se perdió y se la comieron los coyotes y ocho más
se murieron de frío. No he dudado esto porque cuantos hom-
bres sucumbieron en los encuentros que tuvimos, no tenían
frazadas ni pantalones, y son pocas las personas acomodadas
que hay en estos puntos, grande la miseria y horrible el frío.
Para poder informar más detenidamente a usted de las ver-
daderas causas de que estos hombres se hallan lanzado a las
vías, de hecho sería necesario que yo pasara personalmente a
ver a usted, pues no es posible hacerlo por una carta particular;
así es, que si usted lo juzga prudente, dictará sus órdenes para
que yo emprenda mi marcha solo, dejando la brigada en el Á-
lamo de Parras, a las órdenes de Juan Sánchez, ínterin vuelvo.
Ruego a usted que fije la atención en que de todos los habi-
tantes de la municipalidad del Álamo, no hay seguramente
quince verdaderos adictos a don Leonardo, y es un odio pro-
fundo el que le tiene la generalidad.
La carta de Jesús González Herrera, (que es la que adjunto)
le manifestará a usted que se sujetan a que se les dé un punto
dónde radicarse con sus familias. Yo espero que usted hará

217
Leticia Martínez Cárdenas

cuanto le dicte la humanidad por ellos, seguro de que los sufri-


mientos que han tenido y los fuertes porrazos que llevaron, los
han convertido a la buena vida. La mayor parte de los perver-
sos ha muerto o buscan su seguridad en la expatriación y huida
al estado de Durango y ha sido tal el miedo, que muchos por
no entregarse, han perecido sin curar sus heridas, en los bos-
ques.
Quedo pues, en espera de la resolución de usted sobre asun-
to de tanto interés y me repito su servidor y verdadero amigo
que lo aprecia. [5390]
Pedro Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


Viezca, Coahuila
Monterrey, Nuevo León enero 11 de 1864
Mi querido amigo:
Quedo enterado de su apreciable de fecha cuatro del actual y ya
oficialmente le digo lo que hay que hacer para concederles a los
de Matamoros el indulto a que se acogen; las dos condiciones
que se les ponen son absolutamente indispensables, particular-
mente la segunda; así es que procurará usted se expresen con
claridad los conceptos.
Es de suma importancia la información que se debe levantar
y el que exhiban las pruebas de lo que digan; pues no será difícil
tengan cartas u otros documentos que acrediten la culpabilidad
de otras personas.
Ya que esas gentes desean vivir bien y piden perdón, bueno
es no dejarlas en esos lugares, porque se conservaría el germen
del mal. Se les propone trasladarse al Remolino, entre Múzquiz
y San Fernando de Rosas: allí tienen buenos terrenos, bastante
agua, y una población delineada, en donde pueden vivir pacífi-

218
Para Efectos de la Guerra

camente haciéndose propietarios, para lo que serán auxiliados


por el gobierno. Si no aceptaren ese extremo, pueden elegir
repartirse en los diversos pueblos del Estado, proporcionándo-
se la manera de subsistir en ellos. Mientras usted arregla la
formación del acta, y se levanta la información de que se le
habla oficialmente; bien pueden esos hombres elegir de los dos
extremos el que más le convenga, pues al venir usted debe traer
el acta y la resolución que tomen aún cuando se queden levan-
tando la información.
Las armas debe usted recogerlas, porque nos hacen mucha
falta y por otra parte, no conviene se queden esos hombres
armados.
El gobierno llegó el día nueve al Saltillo, y según carta, de
donde ha dispuesto el Presidente, permanecer allí por ahora.
Venga usted pues para que hablemos, dejando a Eugenio Gon-
zález, encargado de la fuerza y tráigase a Juan Sánchez, para
que se penetre de lo que haya que hacerse o déjelo allí encarga-
do exclusivamente de levantar la información, pues ésta debe
ser muy clara y pormenorizada. Su viaje, hágalo usted por el
camino de San Antonio, Anhelo a salir a la Villa de García,
apartándose del Saltillo.
Consérvese bueno y disponga del afecto de este su amigo y
servidor quien besa su mano.
OJO. Lo del Puerto de Matamoros concluyó, como verá
usted, por el ejemplar que le mandé, de los convenios que cele-
braron en los que llevó la peor parte Serna.

Señor general don Pedro Hinojosa


Avilés, Coahuila enero uno de 1864
El hombre sobre la tierra tiene el Dios del cielo y el Dios de su
padre y me dice mi papa, que reconozca al tercero, ciudadano
general Hinojosa y usted mandará lo que a bien tenga.

219
Leticia Martínez Cárdenas

Señor, suplico a usted que cuanto pueda influir por tanto in-
feliz de Matamoros, después de una guerra sangrienta de tanto
tiempo, el gobernador de Coahuila, vendió esos terrenos a di-
cho vecindario; ha luchado con los gobiernos hacer miles de
sacrificios con posesión de personas para que anden nuestros
negocios y jamás hemos podido encontrar justicia.
Usted tomará las medidas para un negocio tan interesante,
señor, en fin, si no tenemos justicia díganos, para ver en donde
nos hacen favor de darnos licencia de alojarnos.
Sin otro asunto, queda de usted su afectísimo y seguro ser-
vidor quien besa su mano. [5392]

Jesús G. Herrera.

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila enero nueve de 1864
Mi querido amigo:
Su estimable fecha tres del actual, me ha llenado de la más viva
satisfacción; pues veo en ella que me considera por mis peque-
ños hechos, el segundo Zuazua: doy a usted las más expresivas
gracias por el buen concepto que le merezco y por el grande
cariño que me profesa. He aquí la recompensa que yo deseaba
y que aspiraba a merecer. La amistad de usted es mi orgullo y
por adquirirla completa, hace muchos años que trabajo; conse-
guida ya, queda satisfecha mi ambición.
Lamento amargamente como usted las desgracias sucedidas
a Uraga y Negrete en el interior, ¿pero qué otra cosa se debía
esperar de la imprudente resolución que adoptaron? ¡No po-
demos andar paso a paso y queremos correr! No tenemos
fuerzas siquiera regularmente organizadas y queremos dar bata-
llas: ¡qué desvaríos!

220
Para Efectos de la Guerra

Cuando debíamos haber atacado de frente al invasor con


buen éxito, nos concretamos a una defensiva sin movimiento,
encerrados en fortificaciones mal hechas y cuando sólo frac-
cionando nuestra fuerza podemos conservarla y entretener al
enemigo en el centro de la República, haciéndole mucho mal, la
reunimos para que la derrote en un día: este es el indicio más
vehemente de la locura de nuestros mandatarios.
Es mala, malísima la situación de la República; pero no tan
desesperada, que se pierda toda esperanza de salvación. Que se
ponga en plena conformidad con usted, el señor Juárez, y no
dudo que sus disposiciones serán acertadas, porque usted le
hablará con la franqueza que no acostumbran los de la poética
camarilla, y sus determinaciones bien meditadas y dictadas, sin
otro interés que el amor de la patria, serán rectas y acertadas.
A otra cosa. Estoy sumamente escaso, debemos quince días
a la tropa y es necesario que usted haga un esfuerzo para man-
darnos algo, pues aquí no se consigue nada.
Dispénseme usted que no sea más explícito, y ordene lo que
sea de su agrado a su afectísimo amigo que desea verlo y besa
su mano.
Pedro Hinojosa.

Ruego le mande el despacho de coronel a Juan Sánchez y


que le den los cien pesos a su familia, pues hasta la fecha no se
los han dado en el Saltillo. [5393]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila enero nueve de 1864
Mi querido amigo:
Después de concluida la campaña que se me encomendó, apro-
vechando el correo con que le mandé mi última comunicación,
supliqué al señor licenciado Eugenio Aguirre, me hiciera el fa-

221
Leticia Martínez Cárdenas

vor de venir a ésta, para imponerle el estado que guardan las


cosas, para que lo manifestase a usted y en vista de ellas dar la
solución conveniente para afianzar la paz del Estado.
Llegó ayer y después de algunas conferencias sobre tan im-
portante objeto, acordamos hablarle a don Leonardo para que
cediese a los de Matamoros, un terreno en que fundar un pue-
blo. Ha convenido en parte con esto y aún ha resuelto pasar a
Monterrey, lo que me hace esperar que usted con su práctica y
acierto en los negocios, le dará a éste un término final, que con-
solide la paz en estos lugares. Por lo demás, como el señor
licenciado Aguirre, está impuesto y le he encargado informe a
usted de palabra, extensamente sobre todos los particulares que
desea usted saber, me refiero a lo que este amigo le explicará
detenidamente.
Sin más por ahora y deseándole mil felicidades, me repito de
usted afectísimo seguro servidor quien besa su mano. [5394]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Viezca, Coahuila enero 14 de 1864
Mi querido amigo:
Hoy llegó a las doce el correo a ésta y no he tenido una sola
letra de usted, cuando aguardaba noticias sobre los sucesos que
están pasando.
Las cartas particulares traen, la de que han marchado mil
hombres y veintidós piezas para ésa; y como no sé qué es lo
que piensa el Gobierno General, con la aglomeración de fuer-
zas en Monterrey, estoy con mucho cuidado.
Aquí ha terminado todo y se prestan González y sus com-
pañeros a servir al gobierno de usted en cuanto se les ocupe.

222
Para Efectos de la Guerra

El señor Aguirre y yo, hicimos convenir a don Leonardo, en


que diese terreno en Cantarecio, para formar un pueblo y creo
que será conveniente que se les conceda a estos habitantes, seis
sitios de aquel señor y otros tantos en Mayran, que serán po-
blados muy pronto con más de tres mil almas, resultando la
ventaja de cubrir una de las entradas de los indios (y acaso la más
importante), quedando ellos sumamente agradecidos y conten-
tos; pues no me cabe duda que sólo han peleado por su
propiedad y hostigados por tropelías constantes, cometidas por
personas que aparentan ser amigos del gobierno, pero que no
lo son ciertamente.
Veintiún días estamos debiendo a la tropa y a pesar de dar
maíz a la caballada, se han muerto más de cien caballos. El
vestuario, está destruido en su totalidad y la estación del invier-
no en su mayor fuerza; con el agregado de que ya cuesta
infinito trabajo conseguir el maíz y demás pasturas: de manera
que urge vea usted lo que hace con nosotros.
Ruego a usted haga que la cuestión de los de Matamoros se
termine, colocándolos en los terrenos que le he indicado, pues
ellos están conformes con ocupar a Cantarecio; y si los dejamos
diseminados como se encuentran por Durango y otros puntos
de este Estado, puede muy bien decirse que nada se ha conse-
guido, puesto que, no teniendo un lugar en que legalmente
radicarse, luego que se retirara la brigada, volverían infalible-
mente las usurpaciones, seguirían los eternos reclamos y tendría
que continuar la guerra.
Sin más por ahora, me repito de usted como siempre su
afectísimo verdadero amigo.

Pedro Hinojosa.

223
Leticia Martínez Cárdenas

Monterrey, Nuevo León enero 18 de 1864


Mi muy querido amigo:
Hoy he recibido su apreciable de fecha 14 del actual, y al mismo
tiempo se me ha presentado Eugenio González.
Esta separación de Eugenio ha trastornado toda la combi-
nación que había formado y que contiene mi comunicación de
fecha 11 del que rige, pues en ella le decía que a él le dejara en-
cargada la fuerza; más ya que esto no es posible, le recomiendo
que si aún no ha emprendido usted su marcha, al verificarla,
deje encargado el mando a Castaño Francisco y si ésta la recibe
en el camino, dé orden de que se le entregue al expresado Cas-
taño.
Importa ahora más que nunca la pronta venida de usted tra-
yendo consigo a José Juan Sánchez, para que se lo lleve a
Tamaulipas; pues Cortina ha triunfado completamente de Ruiz,
en la mañana del día 14 del actual y ya tiene usted abierto el
campo. Es llegado el tiempo en que debe usted obrar y por eso
le recomiendo su pronta marcha, dejando arreglado todo lo que le
dije en mi oficio del día 11, o con las instrucciones necesarias
para el arreglo.
La fuerza que se quede en Viezca o toda junta o repartida en
los puntos en donde pueda proveerse de pasturas; pues estoy
informado que están haciendo las pizcas.
A Quiroga lo he mandado llamar, para que vaya a encargarse
del mando en lugar de usted.
Remito hoy cuatro mil pesos para esas tropas, y le prevengo
a Campos agencie otros cuatro mil para la misma; que aquí
serán pagados. Mando también algún vestuario para los que
estén más necesitados, entre tanto se concluye el más que he
dispuesto se construya.
Los mil hombres de que informaron a usted llegaron hasta
el Saltillo, son de Guanajuato, y trajeron veintidós piezas muy
buenas y una gran cantidad de parque. Todo está en mi poder
y la fuerza se ha vuelto a Zacatecas, con excepción de los arti-
lleros.

224
Para Efectos de la Guerra

Véngase pues pronto, por ser muy importante su presencia y


véngase por los puntos de que le hablé en mi carta del once, ya
citada.
Consérvese usted bueno y disponga del afecto de esta su
amigo y servidor quien besa su mano. [5395]

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Buenavista, Coahuila febrero tres de 1864
Mi querido amigo:
Hasta hoy no me ha sido posible llegar a este rancho, razón a
que las mulas de la carretela que me facilitaron, fueron tan ma-
las y estaban en tan pésimo estado, que no pude llegar de Santa
Catarina a la Rinconada y fue necesario mandar pedir allí un
tronco, que salió junto peor, hasta que por último don Luis
Cepeda, me prestó un par de caballos con que llegué aquí. Ma-
ñana seguiré mi marcha hasta encontrar la brigada.
Por supuesto ya sabrá usted que Doblado está en el Saltillo:
nada otra cosa sé de la corte.
Sin más, me repito su afectísimo servidor y amigo. [5396]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Santiago Vidaurri


Buenavista, Coahuila febrero cuatro de 1864
a las once de la noche
Querido amigo:
Desde ayer llegué a este rancho en el que tuve que hacer alto
porque me sentí bastante malo de calentura, sin embargo, me

225
Leticia Martínez Cárdenas

considero ya mejor y luego que amanezca continuaré mi mar-


cha a incorporarme con la brigada.
En este momento acabo de recibir la comunicación que le
adjunto en copia; parece que el gobierno trata ya de precipitar
los acontecimientos: no le contestaré hasta mañana, y de mi
comunicación le remitiré a usted copia. A Quiroga le he puesto
un extraordinario, diciéndole que no conteste hasta que nos
veamos, o que si lo hace sea diciendo que dependiendo él del
gobierno de Nuevo León, nada tiene que ver con el Gobierno
General, en derechura.
Consérvese usted con felicidad y mande a su verdadero ami-
go.

Pedro Hinojosa.

Ministerio de Guerra y Marina


Sección 2a
Dispone el ciudadano Presidente de la República, que en el
acto que usted reciba esta orden suprema, se ponga en marcha
para esta ciudad, por asuntos graves del servicio que el Supre-
mo Gobierno desea confiar a usted; en la inteligencia que en
virtud de esta disposición se da por terminada la licencia que
usted tenía para ocuparse en cualquier servicio, pues siendo
urgente y perentorio su llamamiento entregará usted el mando
o comisión que le hubiere confiado el Gobierno de este Estado, a
quien corresponda. De esta disposición se da conocimiento al
coronel Julián Quiroga para los fines consiguientes.
Independencia y Libertad. Saltillo, Coahuila septiembre cua-
tro de 1864.

J. Suárez Navarro.
C. General de Brigada Pedro Hinojosa.
Buenavista o donde se halle camino de Parras.
Es copia: Buenavista, febrero cuatro de 1864. [5397]

226
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Santiago Vidaurri


Patos, febrero nueve de 1864
Mi muy querido amigo:
Anoche a las doce, recibí su estimable de fecha seis que me
llenó de la más viva satisfacción, pues veo por ella las grandes
esperanzas que usted tiene de arreglarlo todo, de una manera
satisfactoria.
Los jefes todos están bien conmigo y yo con ellos, lo único
que tenemos que lamentar son cosa de cincuenta de falta, por
deserción. Mándenos usted recursos pronto, pues para el día 11
estamos en el Saltillo.
Supongo a usted muy bien con el señor Doblado, aunque
muchos opinan que piensa sostener las providencias del señor
Juárez. Yo creo en que el señor Doblado, será consecuente
con usted: veremos.
En las orillas del Saltillo, espero que nos mande los vestua-
rios que haya en los depósitos, para la tropa y sobre todo,
noticias del estado que guarden los negocios.
Sin más por ahora, quedo como siempre suyo afectísimo
quien besa su mano.
Pedro Hinojosa.
Se dice que tratan de deshacerse de usted de cualquier mo-
do. Cuídese. [5398]

Señor general don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Rancho de Seguín, Coahuila febrero nueve de 1861
Mi querido y fino amigo:
Su estimable de fecha seis, me deja impuesto de que fue a sus
manos la que le dirigí de Buenavista.

227
Leticia Martínez Cárdenas

Llegué pues, sin novedad, a incorporarme a la brigada a in-


mediaciones de Parras y tomé el mando de ella. Los jefes,
oficiales y tropa están en el mejor sentido y hoy sigo la marcha
para el Saltillo.
Ayer estuve en Parras y escribí a varios de los de la Laguna,
encargándoles que se mantengan fieles, sin hacer caso de las
insinuaciones de persona alguna; pues no faltan instigadores
que han ido de emisarios para sublevarlos, según me asegura-
ron algunos que de allá han venido.
El causal que han querido dar por pretexto, es la última or-
den en que usted previene a las autoridades que sólo quedan en
el territorio de la Laguna y Matamoros, los que don Leonardo,
designe.
Yo, al escribirles les digo que al volver a Monterrey hablaré a
usted en su favor, empeñándome para que al estar libre el país,
de la guerra extranjera, se proceda al apeo y deslinde de las
propiedades, para saber si hay sobrante; pues con esto creo
evitar una revuelta que nos molestaría mucho en las circunstan-
cias.
Sobre la orden del ministro de Guerra, he contestado lo que
ya otra vez hice, agregando: que es orden la que me dio el señor
Presidente y no licencia como asienta en su nota. Tal vez se
atrevan a darme de baja, pero ¿qué me importa esto? En el
campo de los hechos, como usted dice, nos veremos.
Por otra parte, ¿qué confianza me puede inspirar un gobier-
no que su regla es la mentira y su excepción la verdad? ¿Qué
legalidad puede existir en un gobierno que regularmente no
procede con ella? ¿Qué respeto puede inspirar el que nada
respeta, inclusas sus propias obras? Nada temo, don Santiago,
porque estoy resuelto a todo y si más antes no he dicho algo
contra ese fantasma que por sarcasmo se llama Gobierno, ha
sido porque me desgarra el alma, la guerra civil; pero si ellos
nos empujan con sus necias pretensiones para acabarnos de
hundir en la desgracia, no será la culpa nuestra. Caiga pues,
desde ahora, la maldición de las generaciones presentes y veni-
deras, sobre los que pretenden arrojándonos de precipicio en
precipicio, sumergirnos en la perdición eterna.

228
Para Efectos de la Guerra

El coronel Quiroga, está perfectamente bien conmigo, y


aunque se empeñen en hacerle creer lo contrario, desprecie a
los suspicaces inventores de chismes y enredos.
El jueves estaremos en el Saltillo.
Hoy he mandado remontar sea de quien fuere, pues la tropa
toda está a pie; ya veré como arreglo con los reclamantes.
Consérvese usted bueno y mande a su verdadero afectísimo
amigo. [5399]

Pedro Hinojosa.

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Ciudadela de Monterrey, Nuevo León febrero uno de 1864
A las doce de la noche
Querido Hinojosa:
Sus comunicaciones y cartas de ayer, que acabo de recibir, nos
han sacado de la ansiedad en que estábamos por las circunstan-
cias en que nos ha colocado el Gobierno General, con sus
disposiciones y con ese fermento contagioso que sale de su
mismo seno.
Cuando me ocupaba de recibirlo con la mayor pompa y
después de haber puesto un boletín en el tono más dulce, hoy a
las doce del día se notaron síntomas tan alarmantes, que me
resolví a dar un paso antes que lo dieran conmigo, el cual con-
sistió en traerme la artillería toda del señor Doblado, para la
Ciudadela, con sus pelotones y sin la oficialidad, de la cual nada
tengo qué decir y que regularmente hasta la ejecución de una
maldad es cuando llegan a saberla.

229
Leticia Martínez Cárdenas

También se recogieron tres piezas de un tal Quezada, des-


armando su fuerza, aunque él se nos salió de las manos como
un pájaro. La escolta del Presidente, había llegado ya, la hice
salir y no la mandé desarmar porque era noche y quise evitar
desgracias. El Presidente estaba saliendo de Santa Catarina, a
las seis de la tarde, cuando supo estos sucesos; y por tal motivo
se quedó allí. Mañana veremos qué se hace en términos que
quede garantizada la soberanía del Estado y nos dejen en paz.
El señor Doblado, no dejó de afectarse por el suceso de las
piezas, pero el caso es que el pueblo quedó satisfecho y está
dispuesto a todo, antes que permitir que nos metan la carcoma.
El señor Doblado, me ha ofrecido que no dará un paso su Di-
visión de Santa Catarina, y yo le he dicho que si lo hace, la
tendré ya como enemigo.
Conviene pues que ustedes abrevien la marcha esperando en
el camino los arreglos si los hay, y si no llegaran a tiempo, o yo
marchare sobre otra división o emprendo el regreso sin dichos
arreglos, en cuyo caso quedará encerrada entre ustedes y noso-
tros. En cualquiera de las anteriores suposiciones, tendrán
ustedes noticias mías o yo se las llevaré.
Al Saltillo, le remití seis mil pesos y unos tercios de zapatos,
los que creo habrá recibido hoy a su llegada.
Me he difundido porque así lo exigía el asunto. A Quiroga
le escribo unas cuantas líneas porque usted lo impondrá de
todo: a Fierro dígale que no le contesto por no dilatar este
correo, y tanto a estos dos jefes, como la demás oficialidad y
tropa, dígales que estoy contentísimo de ellos, pues eran enor-
mes los chismes que corrían de esa brigada, y que aunque yo no
creí, siempre causan su efecto.
Consérvese bueno y mande como guste a su amigo afectísi-
mo quien besa su mano. [5400]

230
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Ciudadela de Monterrey, Nuevo León febrero 12 de 1864
A las diez de la mañana
Mi muy querido amigo:

Aún permanecemos en el estado de cosas que le comuniqué a


usted en mi anterior. A esta hora hacen su entrada a la ciudad
el Gobierno General y la división del señor Doblado; pues
aunque éste me había ofrecido que se retiraría con ella para el
interior y que si el Presidente, mandaba que avanzara le des-
obedecería y que esto mismo haría Antillón, por su orden. Sin
embargo, ayer tarde Antillón, obedeció al gobierno y marchó
de Santa Catarina, por esta ciudad, con toda la fuerza; lo cual
prueba que o me engañó Doblado, o no le obedeció Antillón.
Me han hecho varias instancias para que vaya a recibir al Presi-
dente, ofreciéndome seguirdad; pero yo no he accedido, tanto
porque no los creo de buena fe, como porque todo mundo es
de opinión que no les haga ese cumplimiento y que no me crea de
ellos.
Cuento con todo el pueblo y sólo espero la llegada de la bri-
gada de usted para tener el resultado de estas diferencias: así
pues conviene que abrevien la marcha y estén aquí lo más
pronto posible.
A su paso por el Saltillo, tráigase a Piñón por mientras dura
este estado de cosas.
Espero que muy pronto tendrá el gusto de darle un abrazo
su afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. [5401]

231
Leticia Martínez Cárdenas

Señor general don Pedro Hinojosa


Donde se halle
Ciudadela de Monterrey, Nuevo León febrero 12 de 1864
A las tres de la tarde

Mi muy querido amigo:

Además de lo que dije a usted en mi carta de esta mañana, es-


toy teniendo cada momento más y más datos, para creer que el
Gobierno General, traía algún proyecto contra mí y que se les
ha frustrado con la quitada de las piezas y con la actitud que
guardo. Esto está bien confirmado con la orden que dirigieron
a Quiroga, para que competiera a usted a presentárseles; con lo
que se les escapa aún a los mismos oficiales de Doblado y con
una multitud de hechos, que los han puesto en evidencia. Has-
ta ahora no hemos tenido un rompimiento, pero creo que será
inevitable, si estos hombres se obstinan en su política destruc-
tora.
En esta virtud, le repito a usted lo que le dije esta mañana,
esto es, que apresuren la marcha para que cuanto antes veamos
el resultado del paso que he dado. Conviene mucho que no se
adelante Quiroga, sino que venga unida la caballería al grueso
de la fuerza y que me den aviso de la hora que lleguen y del
camino por donde vengan, para enviar una fuerza que les pro-
teja la entrada.
Sé que, como siempre, todos vienen entusiastas y deseosos
de llegar para defender al gobierno de su Estado. Esta virtud
no es nueva en los hijos de Nuevo León y Coahuila: de ello se
enorgullece su general y amigo, y les envía por tanto un sincero
voto de gracias.
Sírvase usted pues, manifestarles mi contento y satisfacción
y recibir el afecto de su servidor y amigo que pronto tendrá el
gusto de darle un abrazo y besa su mano. [5402]

232
Para Efectos de la Guerra

Señor general don Santiago Vidaurri


Hedionda, Coahuila febrero 13 de 1864
Mi querido amigo:
Son las diez de la noche y aún no acaba de llegar la fuerza por-
que el compañero Quiroga, se quedó en San José con parte de
la caballada por las pasturas, pero ya le prevengo que inmedia-
tamente se ponga en marcha, para que en toda la noche llegue a
ésa, como usted lo desea. La fuerza del señor Doblado se ha
extendido del Obispado al Molino y yo supongo que su objeto
ha sido batirnos en detall y no cumplir con su oferta de retirar-
se, pero no hay duda que ya reunidas nuestras fuerzas, deberán
ejecutar su movimiento al Saltillo.
Está lloviendo bastante y no es posible seguir sin descansar,
aunque sean tres horas, por lo que he dispuesto suspender la
marcha tres horas, para llegar más presto.
Su afectísimo amigo que desea verlo y besa su mano. [5403]

Pedro Hinojosa.

Señor don Jesús González Borrego


Monterrey, Nuevo León febrero 16 de 1864
Mi apreciable amigo:
Por los informes que me ha dado de usted el señor general
Hinojosa, por la madurez de los consejos que daba usted a su
hijo y por su resolución y energía con que trató de bribones a
los de Durango y a los personajes que los comprometieron
en los sucesos pasados, he venido en conocimiento de que es
usted un hombre de buen juicio y de sanas intenciones: por lo
cual me he resuelto a dirigirle esta carta con dos objetos: el
primero, encargarle que a mi nombre haga presente al señor su
hijo y a los demás de Matamoros, que ahora importa mucho

233
Leticia Martínez Cárdenas

que se mantengan en orden, dedicados únicamente al trabajo,


sin hacer mal alguno al señor Zuloaga, y quietos en ese rancho,
mientras pasan las circunstancias en que se encuentra el Estado,
para que definitivamente se arregle su negocio, pues ya se ha
dado orden para que no salgan de ese punto y segundo, para
que igualmente les haga entender que el gobierno, aprovechan-
do sus ofrecimientos, tal vez necesitará muy pronto de sus
servicios personales y que para ello estén siempre listos y dis-
puestos.
Sin otra cosa, me ofrezco de usted amigo y servidor quien
besa su mano. [5404]

El ciudadano Benito Alanís, oficial de la Brigada Hinojosa, que


vino licenciado para Villagrán dice: que Pedro Méndez y Julián
Cerda, asaltaron la guarnición que había en Ciudad Victoria,
Tamaulipas asesinando al oficial de guardia: que el jefe político
Guadalupe García y otros, se habían salvado huyendo, que esto
sucedió el lunes próximo pasado en la noche. Que el extraor-
dinario que mandó el general Hinojosa, Casildo Valle, lo
cogieron prisionero en Hidalgo, cogiéndole toda la correspon-
dencia que traía para Monterrey de vuelta. Que ayer nueve del
corriente pasó por Villagrán un extraordinario para Juárez, en-
viado por Cerda y Méndez, que lleva el derrotero de Galeana.
Que Méndez y Cerda marchaban de Victoria sobre Linares,
con 1cincuenta hombres. Que el capitán Feliciano Morales,
vecino de Villagrán, trajo orden de Méndez para la dicha villa,
de juntar la Guardia Nacional. Que dice Barrón y Farías, que ayer
nueve del corriente llegaron de Matamoros y dicen que Cortina,
marchaba sobre Monterrey con doscientos hombres a favor del
ciudadano Juárez. Que el nueve del mismo durmieron en la
casa del citado Alanís, una comi sión de Juárez que va sobre
Matamoros; de esta comisión, uno de ellos es el ciudadano
Francisco Mejía, hijo del general Mejía de Acajete, éstos inda-

234
Para Efectos de la Guerra

gan de cómo está Tamaulipas. Se cree de toda fe, ser comisión


del gobierno de Juárez.
Lunes diez de marzo de 1864.
Que en Hidalgo, Morelos y Villagrán, estaban reuniendo
gente y cree que podrán invadirnos dentro de poco, con cosa
de trescientos hombres. [5405]

Señor Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León octubre 27 de 1839
Mi estimado padre:
Recibí sus dos apreciables del veinte y mandé esos con la de
Indalecio el día siguiente de recibirlas, aconsejándole vender
cuanto antes la caballada, porque las noticias del interior son
malas y el licenciado Bárcenas, que estaba preso aquí, hasta
hace sus días en el Álamo de Parras. Con los ladrones que ata-
caron a Durango, y los que el cura de Cuencamé, pueda reunir,
son según dicen seiscientos, de aquí salieron ayer cosa de cien
infantes para Parras y estos sirvan para nada, temo que tendre-
mos aquí un cambio mucho más pronto que esperaba, porque
no hay recursos, ni de donde sacarlos.
La conducta vino con todos derechos pagados, y los efectos
pasan con fuerzas del puerto, de manera que han perdido todos
sus recursos, y están enteramente sujetos a las órdenes de De-
gollado.
Ayer vino orden de formarles causa al licenciado Morales
y Garza González como sus cómplices Parece que Morales y
Aramberri, tuvieron hoy una cuestión acalorada, Morales está
sentido porque no le ha escrito usted, en contestación a su car-
ta.
Dicen que Valdez Carrillo, será nombrado gobernador. Se-
gún parece, sienten muy pesado el cargo de gobernador y ya

235
Leticia Martínez Cárdenas

hay entre ellos sus diferencias, y generalmente se cree que Za-


ragoza, dará otra vuelta a favor de Miramón, porque nada hace,
ni nada dice a nuestras autoridades, que den buenas o malas
órdenes, se queda muy callado.
Don Manuel María, ha vuelto, dice que son unos bandoleros
en San Luis, que no podían resistir; que Degollado, tiene cosa
de trescientos oficiales sueltos, con mucho lujo, que estos gas-
tan lo que deben recibir los soldados; que habló con Degollado,
sobre esta, que como usted se enojó con él, en fin, dice que no
hay más remedio que una intervención formal; que estaban
embargando carros. Con el fin de estar listos para una retirada.
Mama le incluye una carta y periódicos, todos estamos muy
buenos, y esperando que su viaje le será provechoso en todos
respectos, me repito su afectísimo hijo y amigo quien su mano
besa.
*******
Don Pepe Luna, ha estado muy enfermo, está algo aliviado,
es un buen y fiel amigo –hoy tenía mucho que escribir y me
dispensará ésta escrita deprisa–.
Saludos a don Pedro Hinojosa. [14094]

Señor don Santiago Vidaurri


Monterrey, Nuevo León
Chihuahua, Chihuahua mayo siete de 1861
Muy estimado y fino amigo
Sus favorecidas de cinco y veinte del próximo pasado, han sido
en mi poder casi al mismo tiempo, y por esta razón contestaré a
las dos por medio de la presente.
La segunda de ellas me impone la confianza que usted tiene
por ahora respecto de una invasión de filibusteros de la Repú-
blica vecina; y yo por la fe que tengo en el recto y acertado

236
Para Efectos de la Guerra

juicio de usted, descanso en él, tranquilo y seguro de que es


difícil, casi diría imposible, que usted se equivoque en materia
como la de que se trata.
El señor gobernador de este Estado y yo, estamos absolu-
tamente de acuerdo con usted respecto a que los auxilios que
deben pedírsele al Gobierno General, para la frontera han de
ser exclusivamente de dinero; así es que varias veces le hemos
manifestado que aquí hay gente mucha y buena y que el Estado
se basta así mismo para su defensa. El Gobierno General, te-
niendo esto en cuenta, ha concedido los recursos necesarios
para el establecimiento de la guardia nacional de este Estado,
en el sentido de que le hablé, en la comunicación que dirijo al
Ministerio de la Guerra en cuatro de marzo último, la cual
transcribí a usted en la misma fecha. Como ya tenemos la ex-
periencia de lo pasado, seremos cautos en el presente para
asegurarnos del porvenir.
Agradezco a usted infinito el cuidado que se toma por mi sa-
lud; estoy muy aliviado y dentro de tres días salgo para la capital
de la República a donde voy con objeto de desempeñar el cargo
de diputado, con cuya elección me han honrado mis conciuda-
danos de este Estado.
En aquella capital y en mi nueva comisión estaré a sus orde-
nes como siempre, pues sabe soy su afectísimo amigo y seguro
servidor quien besa su mano.
Pedro Hinojosa.

Aumento. Los acontecimientos habidos en México a con-


secuencia de la crisis ministerial, no han causado aquí ninguna
sensación, por dos razones: la primera, porque cuando llegaron
a nuestra noticia, ya habían pasado los hechos; y la segunda,
porque tenemos la conciencia de que los pueblos tienen ya bas-
tante buen sentido para no perocuparse de las susceptibilidades
personales ni de cuestiones de amor propio en que se juegan
intereses bastardos, en los que ve, que nada gana la causa de la
humanidad.
Mi herida ha cicatrizado completamente y mi pierna se ha
salvado, pero me ha quedado tan tierna, que al más leve ejerci-
cio se me inflama. [14095]

237
Para Efectos de la Guerra

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pacios
Índice Geográfico

El número solo se utiliza en fechas, cuando hablas de can-


tidades, va con letra. En fechas, el número uno al nueve,
también se escribe con letra.

Párrafos: el primero párrafo no lleva sangría, los demás es


de .5

Entre párrafo y párrafo no lleva espacio (renglón, no)

Fecha y nombre de quien firma: alineada a la dere-


cha

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to, sigue la otra carta)

Número de ficha va entre corchetes y al final de cada


carta, en negritas. Corchetes [Alt+91, Alt+93]

239
Índice Onomástico

Aguirre, José María 5244, 5295, 5296, 5395


Aguirre, Eugenio 5360, 5394
Aguirre, Francisco 5247, 5267, 5273, 5274
Alanís, Benito 5405
Alcalá, Juan Pablo 5336
Antillón, Florencio 5401
Aramberri, José Silvestre 14094
Arce, Juan 5277, 5278, 5283
Arizpe 5262
Arizpe, Ignacio María 5336
Arizpe, José María 5336
Arizpe, Juan N. 5336
Arredondo, José Antonio 5267, 5268
B. y Buena, Jesús 5379
Barajas y Moreno, Pedro 5246
Barraza, Clemente 5364
Barrios, Julián 5323
Barrón, Guillermo 5405
Berriozabal, Felipe 5334
Blanco, Miguel 5245, 5259, 5266, 5267, 5326
Borrego, Tomás 5260, 5273, 5274, 5344,
Bravo, S. 5270
Bustamante, Juan 5251, 5252
Cadena, Gil 5309
Cajen, Domingo 5263, 5265, 5267, 5270, 5272-5274,
5282, 5283
Calvo, Manuel María 5244
Campos, Máximo 5259, 5263, 5265-5271, 5273, 5274,
5277, 5279, 5280, 5283, 5318, 5321,
5338, 5339, 5341, 5360, 5369, 5376,
5395
Cano, Felipe 5365
Cañedo, Estanislao 5303
Capistran, Macedonio 5318, 5321
Carmona 5233
Carter, Mates 5355
Carvajal, José María de 5263, 5302, 5313, 5317, 5318, 5319,
Jesús 5334
Casagne, José 5367

239
Índice Onomástico

Casanova 5235
Castaño, Francisco 5247, 5395
Castillo, Onofre 5364
Castro, José María 5260, 5261
Cepeda, Luis 5396
Cerda, Julián 5405
Cisneros, Juan Ignacio 5381
Cobos, José María 5342
Comonfort, Ignacio 5239, 5299, 5316, 5317, 5319, 5323,
5327, 5328, 5334, 5348
Contreras Medellín 5248
Coronado, Esteban 5287
Cortina, Juan Nepomuceno 5342, 5375, 5383, 5395, 5405
Cruz Borrego, Juan de la 5365
Cruz, Valentín 5236
Cuevas, Rafael 5361
Chaires, Hermenegildo 5365
Charles, Crisóstomo 5336
D. y Cosío, José María 5235
Dávila, Desiderio 5336
Degollado, Santos 5245, 5252, 5356, 5265, 5269, 5271,
5274, 5278, 5283, 14094
Díaz de la Vega, Rómulo 5272
Doblado, Manuel 5256, 5302, 5308, 5315, 5318, 5320,
5328, 5331, 5333, 5371, 5396, 5398,
5400, 5401, 5402, 5403
Durán 5245, 5246, 5247
Echegaray, Santos 5244, 5252
Espino Barros, Joaquín 5384
Espinosa, Albino 5349
Espinosa, Eduardo 5365
Farías y Hermanos 5336, 5405
Faulac 5347, 5348
Felipe 5343
Fernández García –jefe del 5332, 5348
Distrito del Norte-
Fierro, Juan 5267, 5346, 5348, 5365, 5400
Flores, Juan Francisco 5357, 5390
Flores, Juan N. 5343, 5344, 5358

240
Índice Onomástico

Froto, Ricardo 5364


Galindo, Ignacio 5232
Galván, Antonio 5243
García Brito, José María 5273, 5274
García Ramírez, Jesús 5318
García, Antonio 5364
García, Eugenio 5317, 5318, 5320, 5321
García, Guadalupe 5231, 5242, 5405
García Rejón, Manuel 5266
Gardette 5248
Garza, Simón de la 5236, 5239, 5240, 5242, 5248, 5251,
5252, 5274, 5295, 5315, 5348, 5360
Garza Flores, Adolfo 5323
Garza González, Jesús 14094
Garza Guerra, Francisco 5298, 5361
Garza, Juan José de la 5237, 5305
Garza, Vicente 5365
Gautier, Baldemar Eulogio 5230, 5242, 5243
Gómez Cárdenas, Miguel 5339
Gómez Presa, José 5367
Gómez, Jesús 5263, 5266, 5267
Gómez, Loreto 5324
González Borrego, Jesús 5390, 5404, 5242, 5390, 5404
González de Altamira, 5233
Antonio
González Herrera, Jesús 5390
González Ortega, Jesús 5263, 5278, 5292, 5313, 5322, 5331,
5364
González y González, 5384
Pablo
González, Casildo 5259
González, Eugenio 5334, 5392, 5395
González, Jesús 5381, 5382
Goribar, Julio 5377
Govela, Carlos 5230
Guitian, Francisco 5241
Gutiérrez, Aurelio 5375
Guzmán, León 5259, 5262, 5263, 5265, 5267, 5269,
5271, 5272, 5274, 5277, 5281, 5283

241
Índice Onomástico

Haro y Tamaris, Antonio 5235, 5236, 5238, 5239


de
Hernández, Ladislao 5345, 5346, 5384
Hernández, Melchora 5310, 5313
Hernández, Narciso 5261
Herrera, Jacinto 5345, 5364
Herrera, Jesús G. 5365, 5390, 5392
Hinojosa, Matías 5257
Hita, Lorenzo María de 5344
Ibarra, Manuel 5359
Iglesias, José María 5334
Jiménez, Juan Ignacio 5271, 5343, 5357, 5364, 5344, 5349,
5354, 5358, 5359, 5379, 5380, 5390
Juárez, Benito 5288, 5311, 5319, 5334, 5256, 5260,
5370, 5371, 5374, 5375, 5384, 5389,
5390, 5393, 5398, 5405,
Lagraviere 5319
Laing 5360
Lajous, René 5379
Legarza 5328
León, Prudencio de 5336
Livas, Santiago A. 5355
López de Rivera, Francisco 5304, 5306
López, Albino 5348
López, Navidad 5262
López Uraga, José 5257, 5262-5264, 5268, 5269, 5274,
5279, 5280, 5283, 5334, 5371, 5388,
5393
López, Tomás 5361, 5366
Lorincés, conde francés de 5319
Lozano, Bruno 5259, 5266, 5267
Luna, Pepe 14094
Llano, Manuel María de 14094
Manero, Antonio 5235, 5236
Martínez 5255, 5263, 5267, 5269, 5274
Martínez, Agustín 5377
Mascareñas, Cayetano 5351
Mata, José María 5257
Mateus 5235

242
Índice Onomástico

Maya 5249, 5331


Mejía, Francisco 5244, 5380, 5388, 5405
Menchaca, Agustín 5383
Méndez, Pedro 5405
Mier 5268, 5269
Miramón, Joaquín 5245, 5246, 5279, 5280, 5283, 14094
Moctezuma 5233
Molina 5236
Morales, Guillermo 14094
Morales, Feliciano 5405
Morales, Isidro 5311, 5317, 5320
Morelos, José María 5250, 5281
Muñoz 5280-5282
Muñoz, José Eligio 5287
Nájera, Felipe 5349, 5352, 5354, 5357, 5358, 5381,
5382, 5384, 5385, 5386, 5387, 5390
Negrete, Miguel 5370, 5371, 5380, 5388, 5393
Nuñez 5244, 5265
Nuñez de Caures, Carlos 5323
Ogazón, Pedro 5248, 5322
Olivares 5245, 5246
Orduño, Darío 5378
Ortega, José María 5251, 5267, 5269, 5311, 5360
Ortigosa, Liberato 5339, 5349, 5350, 5354, 5358
Osollos 5245
Othon, Juan 5244
Patoni, José María 5259, 5260, 5263, 5267-5269, 5272-
5275, 5277-5283, 5296, 5298, 5300,
5301, 5343, 5345, 5346, 5348, 5350-
5351, 5354, 5356, 5357, 5359-5361,
5368-5373, 5375, 5379-5384, 5390
Penazas 5284
Peña 5274
Pereira, Pedro 5336
Pérez, Urbano 5284, 5288
Piñón, José Andrés 5268, 5401
Quezada 5400
Quiroga, Julián 5254, 5267, 5273, 5277, 5281, 5308,
5315, 5318, 5395, 5396, 5397 , 5399,
5400, 5402, 5403
243
Índice Onomástico

Ramírez, Pedro 5263, 5264, 5265, 5267, 5273, 5278,


5282, 5283, 5318
Ramírez, José 5361
Rens 5319
Resina 5317
Rivera y Río, José María 5333, 5339
Rivera, José 5305
Robinson, P. 5355
Robles, Manuel 5314
Rodríguez, Manuel 5377
Román 5267
Rosales, Francisco Antonio 5325
Rosas Landa, Vicente 5242, 5244
Ruelas 5244
Ruiz 5342, 5346, 5380, 5395
Saligny 5319
Sánchez 5267, 5347
Sánchez de la Peña, María 5377
Sánchez Navarro, Jacobo 5336, 5337, 5339
Sánchez Navarro, Juan 5343, 5356, 5377, 5387, 5390, 5392,
5393
Sánchez, Carlos 5336
Sánchez, Juan José 5395
Sánchez, Urbano 5347, 5348, 5364, 5366, 5370, 5372,
5381, 5382, 5384
Santacilia, Pedro 5374
Santos Coy, Francisco de 5336
los
Sayas, Martín 5237, 5239, 5246, 5261
Serna, Agustín? Jesús? 5315, 5318, 5327, 5360, 5371, 5375,
5383, 5388, 5389, 5392
Sierra, Tomás 5231, 5232
Solís, Manuel 5323
Solórzano, M.F. de 5238
Soto 5331, 5332
Suárez Navarro 5334, 5397
Tapia, Santiago 5305, 5308, 5319, 5323
Terrazas, Luis 5296, 5361, 5368, 5372, 5384, 5385
Toledano, José 5252, 5316

244
Índice Onomástico

Treviño Peña 5317


Ugartechea, Rafael? 5278
Valdez 5266, 5267
Valdez Carrillo 14094
Valle, Casildo 5405
Verea, Manuel 5307
Villarreal, Francisco 5291, 5294
Wichz 5319
Woll, Adrián 5231
Zaragoza, Ignacio 5247, 5251, 5259, 5263, 5266, 5267,
5292, 5314, 14094
Zepeda, Victoriano 5339
Zuazua, Juan 5237, 5246, 5250, 5254, 5256, 5257,
5263, 5287, 5388, 5393
Zuloaga, Leonardo 5276, 5278, 5279, 5280, 5283, 5334,
5354, 5356, 5365, 5372, 5390, 5404

245
BIBLIOGRAFÍA

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Print Editores con tiraje de 500 ejemplares.
Formatación / Perla Verónica Aguilar Aguilar.
Cuidado de la edición / César Estrada Arroyo.
GOBIERNO DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN
SECRETARÍA GENERAL DE GOBIERNO
SUBSECRETARÍA DE ATENCIÓN AL CIUDADANO
ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO

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