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6.

Contrarrevolución e intervenciones extranjeras


en Rusia (1917-1921)
Pierre Durand

El 31 de mayo de 1920, Marcel Cachin, acompañado por Frossars, parte para Rusia.
Permanecerá setenta y un días, recorriendo miles de kilómetros a través de ciudades y
campos. Quedó espantado por los recuerdos del año II. Escribirá: "Desde hacía tres
años, los obreros y campesinos eran los dueños del país. Al día siguiente de la toma del
poder, se habían hecho el propósito de consagrarse a la obra de la reconstrucción; pero
estuvieron impedidos de hacerlo por la contrarrevolución y las guerras civiles y
extranjeras que las potencias aliadas sustentaron en la tierra rusa desde finales de 1917.
La ruina de tres años de guerra civil impuesta a la nación revolucionaria se añadía a la
de la propia guerra imperialista. Era fácil de imaginar en qué estado se encontraba la
economía de la nación tras seis años de combates". [16]

Marcel Cachin habla en otro pasaje de los soldados voluntarios que él ha visto y con los
cuales ha conversado: "Eran ciertamente los hijos y hermanos de aquéllos del año II, de
Valmy y de la Marsellesa". Sin duda es siempre arbitrario comparar situaciones muy
alejadas una de la otra por la geografía y por la historia, pero no lo es menos que los
revolucionarios rusos han conocido Coblences y Vendées, que han debido enfrentar, si
no reyes coaligados, sí estados alzados contra el nuevo orden que ellos querían
establecer. Al terror blanco desencadenado contra ellos, respondieron con el terror rojo.
Y lo hicieron en un país del que Lenin decía que tenía un atraso cultural
incomparablemente mayor que cualquier otro lugar europeo. Este atraso cultural debe
evidentemente ser tenido en cuenta.

La Primera Guerra Mundial costó a Rusia dos millones y medio de muertos. La guerra
civil y la intervención extranjera causaron un millón y medio de víctimas
suplementarias. Nueve millones de personas resultaron muertas, heridas o desaparecidas
a causa de la hambruna y de las epidemias. La producción industrial equivalía en 1921
al 15% de la de 1913. Se producía la mitad de trigo que en vísperas de la guerra.

¿Quién es el culpable, sino el capitalismo?

Lenin creía en un desarrollo pacífico de la Revolución. Se equivocó. Unos días antes de


la toma del Palacio de Invierno, el 9 de octubre de 1917, declaró: "Una vez el poder en
sus manos, los soviets podrían todavía ahora -y es probablemente su última
oportunidad-asegurar el desarrollo pacífico de la revolución, la elección pacífica de los
diputados populares, la lucha pacífica entre los partidos en el seno de los soviets, la
comprobación en la práctica de los programas de los diferentes partidos, el paso
pacífico del poder de un partido a otro". [17]

La toma del Palacio de Invierno sólo causará seis muertos y las salvas del crucero
Aurora serán disparadas con munición de fogueo. Ya el 26 de octubre (8 de noviembre)
el II Congreso de los Soviets abolió la pena de muerte. Los cadetes comprometidos en
la toma de la central telefónica de Petrogrado, que que-rían sustraer a los
revolucionarios, fueron puestos en libertad bajo promesa de no intervenir. No la
cumplieron y fueron a reunirse con los blancos sublevados en el sur del país. El general
Krasnov juró que no combatiría más contra los bolcheviques. Se puso posterior-mente
al mando de un Ejército contrarrevolucionario cosaco. A finales del mes de noviembre,
el nuevo poder revolucionario estaba establecido y generalmente aceptado en casi todos
los lugares. Hacia la mitad de febrero de 1918, la Revolución emprendía lo que Marcel
Cachin llamará "la tarea de reconstitución". Pero era no contar con la obstinación de las
clases despojadas y con el apoyo que éstas iban a recibir del extranjero.

John Reed, en Los diez días que estremecieron al mundo, nos narra lo que le dijo el
Rockefeller ruso Rodzianko: "La revolución es una enfermedad. Más tarde o más
temprano las potencias extranjeras deberán intervenir, como se intervendría para curar a
un niño enfermo y enseñarle a andar". Otro multimillonario ruso, Riabushinski,
afirmaba que la única solución era "apoderarse de los falsos amigos del pueblo, los
soviets y los comités democráticos, y colgarlos". El jefe del Servicio de Inteligencia
británico, sir Samuel Hoare, que había vuelto a Londres antes incluso de la toma del
Palacio de Invierno, preconizó el establecimiento de una dictadura militar en Rusia, ya
sea bajo el mando del almirante Kolchak, ya bajo el general Kornilov. La opción de
Londres se decantó por este último y París la secundó. El 8 de septiembre, Kornilov
avanzaba hacia Petrogrado, pero fue derrotado; y los bolcheviques lo lograron porque el
pueblo, en términos generales, los apoyaba.

Izda.: el general Kornilov; Dcha.: Kolchak.

La simple cronología de los acontecimientos que van a sucederse demuestra claramente


que el origen de eso que los mismos bolcheviques denominaron el terror rojo (en el
mismo sentido en el que los revolucionarios franceses de fines del siglo XVIII hablaron
de Terror) fue el resultado de una concatenación de hechos cuyo origen estuvo en la
contrarrevolución sostenida por el extranjero.

1918
El 11 de marzo, el Gobierno soviético se instala en Moscú. Al mismo tiempo, tropas
anglo-franco-americanas son desembarcadas en el norte. El 4 de abril, tropas japonesas
desembarcan en Vladivostok mientras el atamán Semionov dirige un levantamiento en
Transbaikalia. El 29 de abril, los alemanes instalan en Ucrania la dictadura de
Skoropanski. En mayo, es el cuerpo del Ejército checoslovaco el que se subleva a lo
largo del transiberiano. En el Volga, en los Urales, en Siberia y en la región del Don,
Denikin, Kornilov, Alexeiev se desencadenan insurrecciones terroristas mientras los
ingleses se preparan en Irán para atacar Bakú con tropas de cosacos blancos. Turquía
amenaza en esta misma región. A fines de mayo, tres cuartas partes del territorio
soviético están en manos de la contrarrevolución y de los intervencionistas.

El 3 de agosto, desembarcan en Vladivostok nuevas tropas británicas al mismo tiempo


que refuerzos japoneses. El 30 de agosto, Lenin resulta gravemente herido en el
atentado perpetrado por F. Kaplan. El 2 de septiembre, el comité ejecutivo central de los
soviets proclama el Terror Rojo contra la contrarrevolución. En agosto y septiembre
comienza la contraofensiva soviética en todos los frentes. El 20 de septiembre, los
blancos bajo las órdenes de los británicos, ejecutan a los veintiséis comisarios de Bakú.
En octubre, los revolucionarios se dotan con un verdadero ejército.

Carga de rusos Blancos

1919

El 2 de marzo, la revolucionaria francesa Jeanne Labourbe es asesinada en Odessa por


los intervencionistas franceses y los guardias blancos. El 28 de abril, comienza la
ofensiva contra el almirante Kolchak en los Urales. El mismo día, los franceses
terminan de evacuar Odessa, a donde regresan el 23 de agosto para sostener a Denikin.
Ese mismo mes Kolchak es derrotado definitivamente. El 24 de octubre, Denikin es
vencido en Voronej y en Tsaritsin (Stalingrado).
1920

Entre enero y marzo, las tropas soviéticas consiguen triunfos en todos los frentes.
Kolchak es derrotado en Siberia, huye, es arrestado en Irkusk y fusilado. Denikin está
obligado a evacuar Odessa, donde cesa la intervención francesa. Son liberados los
puertos de Murmansk y de Arjangelsk.

Izda.: Denikin; Dcha.: Wrangel

El poder de los soviets, que acaba de organizar el plan Goelro para la electrificación de
Rusia, cree poder por fin respirar. Pero el 25 de abril, los polacos, ayudados por los
ejércitos blancos del general Wrangel, al que sostiene especialmente Francia, arremeten
contra el Ejército Rojo. El primer ejército de caballería del general Budioni pasa el 5 de
junio a la contraofensiva y se lleva el triunfo en noviembre. Wrangel, acorralado en
Crimea, es vencido definitivamente. Georgia, Armenia y Azerbaiján pasan al poder de
los revolucionarios. La lucha prosiguió únicamente en el Extremo Oriente, contra las
bandas de Semionov y del barón Von Ungern, sostenidas por los japoneses. Sin
embargo, habrá que esperar hasta octubre de 1922 para que no haya más
intervencionistas extranjeros en el territorio que se convirtió, el 30 de diciembre, en la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Indudablemente, no es malo acordarse de estos hechos históricos incontestables cuando


se quiere hablar de crímenes en esa parte del mundo y en esa época.

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[16] Marcel Cachin, Écrits et portraits, recopilados por Marcelle Herzog-Cachin,


E.ER., 1964.

[17] La obra completa de Lenin en castellano fue traducida por Femando Claudín y
editada por Siglo XXI.

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