Anda di halaman 1dari 134
Vida 373 Sargio de todo lo que habia padecido en los tltimos tiempos y de lo gee seguia padeciendo con los canadienses. Les estaba diciendo lo qee tenian que hacer: dejad que salga caminando de esta puta jaula. ‘Ceando la sentencia es indulgente suele decirse do han dejado cami- mar. Por qué sigues empefiado con esa cancién? No le gusta a nadie. —jVeras cuando esté terminada! Cinco dias sin pegar ojo. Tenia a un ingeniero que se llamaba Dave Jordan, y a otro mas; se iban turnando para tumbarse en el suelo debajo ge la consolaa echar un suefiecito durante un par de horas mientras yo seguia con el otro. Cuando terminamos, todos tenfamos unas ojeras sacreibles. No sé qué nos costaba tanto, pero simplemente no estaba del todo bien. Por suerte siempre hay tipos que van a estar a tu lado. Acabas alli de pie con la guitarra al cuello y todos los demas estan des- parramados por el suelo. ;«No, Keith, otra toma no, por favor!» La gen- te llevaba comida, pain au chocolate. Los dias se convertian en noches pero yo no podia dejarlo. Casi estaba, casi lo podia rozar con la punta de los dedos, pero todavia no lo tenia en la mano. Es algo asi como el beicon frito con cebolla: todavia no le has hincado el diente pero el olor es fantastico. Hacia el cuarto dia, a Dave parecia que le habian puesto los dos ‘eyes morados y hubo que sacarlo de alli. «Ya esta, Dave, ya esta», y alguien llamé a un taxi. Desapareci6, y cuando por fin terminamos yo me quedé frito debajo de la consola, debajo de todo el equipo. Al fi- sal me desperté, nunca conté las horas que habian pasado, y entonces =e encuentro con que la banda de la policfa municipal de Paris, una puta banda de viento, ha tomado la sala. Eso fue lo que me desperté. Estaban escuchando algo que acababan de grabar y no tenfan ni idea de que yo estaba alli debajo, y yo mirando todos aquellos pantalones con la raya roja mientras sonaba «La Marsellesa» y preguntandome: «Cuando seré un buen momento para salir?». Pero me estaba meando, Sievaba material encima (agujas y demds) y estaba rodeado de policias. Asi que esperé un poco mis y pensé: «Voy a ser muy inglés». Sali de mi escondrijo, dije «oh, Dios mio, lo siento muchisimo!» y antes de que pudieran reaccionar ya me habia largado mientras ellos seguian con el aut alors!; como unos setenta y pico policias serian. Recuerdo que pen- sé:

Anda mungkin juga menyukai