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Todo nacionalismo necesita tradiciones, y a menudo tradiciones inventadas. Esta invención puede tener una base real, es decir, elementos arqueológicos, maquillaje cultural, depuración y oficialización de antiguas costumbres de un grupo.
Todo nacionalismo necesita tradiciones, y a menudo tradiciones inventadas. Esta invención puede tener una base real, es decir, elementos arqueológicos, maquillaje cultural, depuración y oficialización de antiguas costumbres de un grupo.
Todo nacionalismo necesita tradiciones, y a menudo tradiciones inventadas. Esta invención puede tener una base real, es decir, elementos arqueológicos, maquillaje cultural, depuración y oficialización de antiguas costumbres de un grupo.
Grupo AR00118-V2. Patrimonio y legislacin. Edgar Ariel Rosales
de la Rosa. Ezequiel F. Valdivia Torres. Control e lectura 3. Gestin del patrimonio arqueolgico Todo nacionalismo necesita tradiciones, y a menudo tradiciones inventadas. Esta invencin puede tener una base real, es decir, elementos arqueolgicos, maquillaje cultural, depuracin y oficializacin de antiguas costumbres de un grupo que se considera representativo ( o al menos icnicamente manipulable supongo). Pero tambin se las puede crear de nuevo basndose en evidenciasincompletas. En los ltimos aos se han generado y discutido diversos planteamientos tericos sobre la construccin del pasado e historia, el tipo de relaciones establecidas entre cientficos y pueblos originarios, la creacin de identidades tnicas a partir de la cultura material y sus implicancias en la actualidad los usos polticos del discurso generado por los arquelogos, las disputas por el control del patrimonio arqueolgico y por el saber legtimo. Los yacimientos arqueolgicos guardan siempre una estrecha relacin con la cultura comercial y aventuras extraordinarias que enviarn a quienes las viven a un pasado tan glorioso en donde sociedades milenarias llenas de misterios y secretos habrn de sentir orgulloso a nuestro viajero de pertenecer a una cultura extinta y no por eso arcaica. Este proceso de mitificacin de la arqueologa inicialmente surgida en Europa, se desarroll en pases donde sistemas polticos constituyen el hecho de que el discurso tnico est nutrido por un alegato patrimonial difundido por el Estado (o un solo individuo como Hitler o Mussolini) como constructor de nacionalismos y emuladores de imperios antiguos donde la glorificacin ensalza en enraizamiento de sentimientos con carga simblica con el fin de generar legitimizacin histrica a travs de la contemplacin de las ruinas. Tal parece que en Espaa sucede algo similar que en Mxico ( o viceversa da igual). El concepto de ruina es de inters para llevar a cabo la gestin del patrimonio arqueolgico y retomar discursillos romnticos llenos de nostalgia mientras que evidentemente se tienen conflictos culturales, econmicos y polticos de distintas comunidades con otras. Y mientras en Yucatn todos son mayas y viven en cenotes perdidos en la espesa jungla (ntese que no escrib bosque tropical caducifolio), en Teotihuacn se han estancado en el futuro donde la recoleccin de neutrinos en equinoccios o solsticios parece ser lo nico temporalmente utilitario; pero la Ciudad de Mxico no es la excepcin, pues montada entre grandes restos del magnificente imperio azteca (ntese que tampoco escrib mexica) y la seleccin nacional golea con cierto aire de victoria apabullante en el estadio Guillermo Caedo (ntese que nadie le dice as si no azteca)a los Estados Unidos ( no a la seleccin de futbol que representa a la organizacin del futbol estadounidense) ese nacionalismo y estancamiento de la delimitacin regional en lo moderno tambin al igual que
el caso espaol vasco, gallego o asturiano no dejar de ser por s solo peligroso al legitimar polticas nacionalistas atemporalmente contemporneas.