a vocacin del ser humano, es ser feliz. Nuestro deseo de felicidad es un deseo
de origen divino. El hombre est hecho a imagen de Dios y ya desde su
concepcin destinado a la bienaventuranza eterna.
Para el cristiano, la mxima aspiracin debera ser: ser otro Cristo y Cristo es
premio,
es el Reino de
los
Cielos.
Jess
llama Bienaventurados y poseedores del Reino de los Cielos a los puros de corazn, a los
que siembran la paz, a los que son mansos, y ello significa poseer la tierra, ser consolados,
ser saciados de justicia, ver a Dios. Esta es la plenitud del reino de Dios que cristo anuncia.
Es un camino exigente pero no imposible de vivir. Jess vivi plenamente este
programa de vida en toda su vida pblica e invita a hombres y mujeres, de forma especial,
a reflexionar y a profundizar en el mensaje que se encuentra escondido entre lneas en las
bienaventuranzas. As como Dios ama incondicionalmente, el cristiano est llamado a amar
a sus hermanos de la misma manera. Son actitudes que evidencian este amor el perdn, la
misericordia, el abandono y la confianza en Dios, la mansedumbre, el ser sensibles al dolor
del otro, el trabajo por la justicia y la paz, la pureza de corazn que empieza con tener
una mirada limpia ante el hermano y asumir la persecucin por vivir de esta forma tan
contradictoria para la sociedad en la que se vive, es el llamado de Jess a travs del
programa de vida de las bienaventuranzas.
La idea es vivir el mandamiento del amor sin miedo al qu dirn, sin importar que nos
juzguen como extraos , sin dejar que los distintos fenmenos de la sociedad actual nos
afecten de tal manera que se olvide el Evangelio expresado en las bienaventuranzas, o se
esconda su mensaje.