son objeto de deseo para la mayoría de las personas. Se trata de aspectos que
están asociados a la imagen corporal de la persona y que en la actualidad se
relacionan con éxito y felicidad.
Ahora la delgadez es moda, igual que en otras épocas lo era tener caderas
anchas o la “cintura de avispa”. El problema surge cuando se plantea esta moda
como algo accesible para cualquier persona, es decir que independientemente
de las características de nuestro cuerpo todos y todas podemos llegar a ser como
los modelos que aparecen. Tenemos la idea de que el cuerpo es maleable, que lo
podemos modificar en función de las modas y nada más lejos de la realidad.
Al contrario que en épocas históricas anteriores, en las que eran la ropa y los
complementos los que sufrían transformaciones para resaltar ciertas partes del
cuerpo, actualmente es el cuerpo el que se “moldea”. Y, por si fuera poco, ese
prototipo ideal de delgadez no se presenta como algo extraordinario, sino como
“lo normal”, el cuerpo que todos “debemos” tener.
Resulta imprescindible por tanto crear una conciencia crítica sobre estos valores
preestablecidos, que nos sumergen en un mundo de sacrificio e insatisfacciones
constantes. Una capacidad crítica que debe comenzar desde que somos niños y
continuar a lo largo de toda la vida. Sólo de esta manera se logrará crecer como
persona, desarrollando un criterio propio y aprendiendo a querernos y a
aceptarnos tal y como somos. Esta sí que es la manera de ser un poquito más
felices.
El papel de los padres, madres, tutores y educadores es, en este aspecto,
primordial. Son ellos los encargados de crear en sus hijos y alumnos una
conciencia crítica que les ayude a mantener una autoestima alta. Se considera
también imprescindible, ya que las cadenas de televisión no lo hacen, controlar
el tipo de contenidos que se desprenden de algunos medios de comunicación,
principalmente de la televisión y en “horario protegido”. Esos mensajes
erróneos pueden llegar a marcar la personalidad de los más pequeños. Hay que
tener en cuenta que somos consumidores de estos medios, no meros receptores
pasivos y, por tanto, somos nosotros los que decidimos qué tipo de valores
queremos interiorizar y tomar como positivos.
Tenemos que aprender todo lo que somos y mostrarlo. Quedarnos sólo con una
parte, como la imagen, nos limita como personas y limita la visión que los
demás tienen de nosotros. La belleza está en uno mismo, sólo hay que buscarla,
queriéndote a ti mismo e interiorizando que “Eres más que una imagen”.