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dos noches en la sala de URGENCIAS de un Hospital, fueron suficientes para sentir ese otro dolor humano...
En el pasillo a casi la hora del amanecer, se escucha aún el interminable dialogo innecesario de enfermeros y medicos de turno, que no respetan el sueño de nadie. Ellos sólo siguen el protocolo que les enseño la universidad de los vivos, el protocolo de un Sistema que juega a que todo brille. Aunque en realidad y honestamente, si se busca un beneficio; es solamente para aquellos que son fuertes para resistir la fiesta. A los débiles los apoyan grandes programas de ayuda económica que mantiene vivo ese pulpo inventado y construido por las corporaciones de salud, alimentarias, religiosas, educativas, farmacéuticas, políticas, de la bolsa, de la fuerza policial, de, de, de...
dos noches en la sala de URGENCIAS de un Hospital, fueron suficientes para sentir ese otro dolor humano...
En el pasillo a casi la hora del amanecer, se escucha aún el interminable dialogo innecesario de enfermeros y medicos de turno, que no respetan el sueño de nadie. Ellos sólo siguen el protocolo que les enseño la universidad de los vivos, el protocolo de un Sistema que juega a que todo brille. Aunque en realidad y honestamente, si se busca un beneficio; es solamente para aquellos que son fuertes para resistir la fiesta. A los débiles los apoyan grandes programas de ayuda económica que mantiene vivo ese pulpo inventado y construido por las corporaciones de salud, alimentarias, religiosas, educativas, farmacéuticas, políticas, de la bolsa, de la fuerza policial, de, de, de...
dos noches en la sala de URGENCIAS de un Hospital, fueron suficientes para sentir ese otro dolor humano...
En el pasillo a casi la hora del amanecer, se escucha aún el interminable dialogo innecesario de enfermeros y medicos de turno, que no respetan el sueño de nadie. Ellos sólo siguen el protocolo que les enseño la universidad de los vivos, el protocolo de un Sistema que juega a que todo brille. Aunque en realidad y honestamente, si se busca un beneficio; es solamente para aquellos que son fuertes para resistir la fiesta. A los débiles los apoyan grandes programas de ayuda económica que mantiene vivo ese pulpo inventado y construido por las corporaciones de salud, alimentarias, religiosas, educativas, farmacéuticas, políticas, de la bolsa, de la fuerza policial, de, de, de...
(Observaciones a dos partes en noche de acompaante)
Pobrecito! Sera la expresin indicada que se escuchara salir desde
adentro del interior de las almas que observan el devenir de un servicio hospitalario moderno cualquiera, en cualquier lugar, y de cualquier ciudad... Pobrecita!, gritan al unsono todas ellas al ver el escenario bien organizado a donde llevan a los que sufren las consecuencias del ante brazo extremo enfermo del Sistema social. Un grupo de enfermeros se acerca al cubculo donde se encuentra la anciana de 85 aos, la enfermera auxiliar que dirige al grupo, lee la hoja clnica del paciente que ingres anoche por una deficiencia en su salud general. Sus venas le producen una especie de malestar que ellos deletrean: Trombosis. Omaira, la paciente, dormita sedada mientras todo sucede al rededor, ella es vctima de las consecuencias. Consecuencias alimentarias, de adaptacin, de sobrevivencia, de eliminacin... Como se podra entrar a analizar cada expresin o cada frase. Si todas las lecturas y ensayos al respecto sobre la metodologa alimentaria, van en contraria va a las brillantes campaas publicitarias de las grandes empresas que manejan el sistema alimentario. No hay necesidad de nombrarlas, estn en el
internet todas ellas, en cuadros grficos coloridos, donde asienten
claramente: Estas son las empresas que rigen el sistema. Esa noche nadie desea esbozar las actitudes de las enfermeras, ni las miradas superiores de los doctores. Esa noche nadie desea hacer nfasis sobre los equipos e instrumentos mdicos modernos que estn instalados en el edificio. Esa noche se observa la frgil piel de Omaira maltratada por los morados dejados por las agujas. Esa noche miran al peso de su cuerpo que se mueve difcilmente por el paso de los aos. Esa noche, el nochero est sobre cargado de medicamentos extraos. Esa noche en el saln de urgencias, los candidatos a la morgue gimen lentamente. Esa noche el que hace el turno nocturno a Omaira, duerme difcilmente sobre una silla plstica. Esa primera noche a la espalda de la silla plstica, suena cada tres segundos el titileo de un beep montono que sale de uno de esos equipos mdicos modernos... mal funcin. En el despertar a la madrugada, entran sin el amor a los pacientes, turbantes grupos de mdicos haciendo sus rutinas y hablando a grandes volmenes, como si ellos fueran los dioses que sanan a los que sufren las consecuencias del brazo enfermizo del Sistema. Todos ellos parecen recibir sus altos sueldos y beneficios econmicos a costa de las contribuciones de los enfermos o de sus familiares. Es la sala de Urgencias. En el pasillo a casi la hora del amanecer, se escucha an el interminable dilogo innecesario de enfermeros y mdicos de turno, que no respetan el sueo de nadie. Ellos slo siguen el protocolo que les enseo la Universidad de los vivos, el protocolo de un Sistema que juega a que todo brille. Aunque en realidad y honestamente, si se busca un beneficio, es solamente para aquellos que son fuertes para resistir la fiesta. A los dbiles los apoyan grandes programas de ayuda econmica que mantiene vivo ese pulpo inventado y construido por las corporaciones de salud, alimentarias, religiosas, educativas, farmacuticas, polticas, de la bolsa, de la fuerza policial, de, de, de... En la segunda parte del acompaante nocturno de Omaira, la ciudad se observa ocupada como una colmena a las nueve de la noche entre un domingo cualquiera. Las edificaciones modernas han reemplazado las casas que en los sesentas fueron construidas por el emprendimiento de una generacin que buscaba a mucha fuerza de msculos sudor amor y sueos, avanzar hacia un futuro que no conocan, que no se imaginaban. Como dijo alguien... Si hubiramos sabido las consecuencias de lo que sucedera en nosotros por nuestros actos locos, nunca hubiramos tratado de fumarnos un porro, de tomarnos una cerveza, de hacer una voladora en la tienda de la esquina, de violar las leyes por conveniencias, de, de, de...
Esa noche, el acompaante de Omaira, no durmi incmodamente
sentado entre un asiento plstico. Esa noche, l tena una colchoneta y una almohada. En su tableta escriba lo sucedido en las dos noches de acompaante, sobre las impresiones adoloridas que dejaban marca entre las pieles, un dolor como de jeringa explorando las neuronas de los pensamientos y el enjambre de los sentimientos... As, solamente se dudaba de todo lo que suceda all afuera en gran ciudad moderna latinoamericana.
En cierto modo, los auxiliares se entregan al trabajo pagado, an
social, de la vida hospitalaria. La idea es profunda y benevolente. Los protocolos aunque fros, buscan un bienestar, que es demasiado difcil de encontrar; porque sostener siete mil millones de seres en un perfecto estado de salud integral del cuerpo el alma y el espritu, no es asunto nada fcil, menos si se est en medio de un universo imperfecto incompleto y en proceso de evolucin, donde deberamos de vivir solamente unos quinientos millones sobre este planeta; para poder estar ms amplios, ms libres, menos congestionados, ms felices, ms acompaados, ms holgados, ms saludables. Sin prisiones para la mente ni para los cuerpos. Sin los defectos bsicos de sobrevivencia. En el quinto piso de aquella clnica de primer mundo, los acompaantes de sus enfermos, estn ms a sus anchas. En el quinto
piso el viento pasa en silencio mientras abajo, la ciudad pretende que
esta dormida. El acompaante de Omaira, pretende buscar un ngulo con algo de humor para que la copia no quede en silla de ruedas. En el quinto piso del nuevo hospital, todos los medicamentos estn siendo aplicados a travs de las paredes. Corren veloces entre conductos internos, que los pacientes en recuperacin reciben al instante. En ese quinto piso, Omaira a sus ochenta y tantos, aunque ya no habla, y entre gesticulas de sonidos incoherentes, saldr victoriosa, porque sobrevivir la vida de recuperacin del antebrazo del Sistema social donde naci. Ella vencer los dolores, porque aunque encuentre a la muerte ms adelante, saldr victoriosa hacia las esferas prximas de ensayo y aprendizaje, donde no existirn ms hospitales ni clnicas. Omaira ser la ganadora a los hospitales de cadena.