Daniel Iglesias,
Una nueva disciplina cientfica denominada neuroteologa ha descubierto que
ciertas zonas cerebrales se activan durante ciertas experiencias msticoreligiosas. En bien de la brevedad, supongamos que esto fuese una
descripcin aproximadamente correcta de un hecho real.
Hechos son hechos e interpretaciones son interpretaciones. El problema de la
neuroteologa es su tendencia a la interpretacin materialista de esta clase de
hechos.
Lo realmente importante aqu es la cuestin de la causalidad: El fenmeno
neurolgico causa el fenmeno religioso o el fenmeno religioso causa el
fenmeno neurolgico? El propio nombre de la nueva ciencia hace pensar en
una tendencia (cientficamente injustificable) hacia la primera de ambas
alternativas.
El hombre es una unidad de cuerpo y alma. Sus emociones, por ejemplo,
afectan a estas dos dimensiones de su ser. Cuando siente vergenza, su cara
enrojece; cuando siente miedo, el latido de su corazn se acelera. Pero no
siente vergenza porque su cara enrojece ni siente miedo porque el latido de
su corazn se acelera, sino al contrario. Por qu habra de ser diferente en el
caso de las emociones religiosas"?
Ni siquiera es seguro que dos hechos concomitantes estn relacionados
causalmente entre s. Al menos en eso David Hume tena razn.
Lamentablemente con demasiada frecuencia las estadsticas se usan para
establecer relaciones disparatadas entre fenmenos concomitantes pero no
relacionados causalmente entre s (al menos en forma directa). Por ejemplo, se
podra demostrar matemticamente que existe una fuerte correlacin positiva
entre el porcentaje de cristianos en la poblacin de un pas y los puntos
ganados por su seleccin en los campeonatos mundiales de ftbol. Pero de all
no se puede inferir que ser cristiano favorezca el talento futbolstico ni menos
an que la buena performance futbolstica de una seleccin favorezca el
crecimiento del cristianismo en su pas.
Por otra parte tenemos el hecho de que la mstica (al menos la cristiana) no
puede de ninguna manera reducirse a determinadas emociones. La mstica
cristiana en sustancia no depende de ningn fenmeno extraordinario ni de
emociones particulares. Por desgracia con mucha frecuencia la mstica
cristiana es casi totalmente desconocida en ambientes no creyentes. Los