y misterio, el que nos record un texto de Lewis, segn el cual, Dios es ms que un
dios; no menos. Y comentndolo acota: el majestuoso Logos eterno, al ingresar a
nuestro opaco mundo fctico, lo hace sin dejar colgada su divinidad en el perchero
del zagun trinitario. Los intrpretes de esta renuncia petrina como el triunfo de
la relativizacin del Pontificado, de la knosis del vicario para que slo quede la gua
de Jess, parecera que quieren dejar colgada la irrepetible y singularsima y
exigente majestad de la vicara en algn perchero sin brillo de los despachos
vaticanos.
Antonio Caponnetto