Discusión
En relación con este segundo argumento se objeta que no hay piratería cuando la
copia es sin fines de lucro. Lo hace Sebastián Bortnik en Un mundo binario:
“No estoy de acuerdo con la acusación de “piratería” a los consumidores de
cultura. La ley de propiedad intelectual deja muy en claro (y me parece de todas
formas un derecho básico) que la copia privada no está penada. En palabras más
claras: si me compro un cd puedo copiárselo a los amigos que a mí se me cante y
compartirlo con quien se me cante. Si yo comercializo ese CD ya estamos
hablando de otra cosa que no es lo que incluye esta ley. Si el problema es los que
venden música, la ley ya está y se puede poner a la cana a detenerlos que
seguramente saben quiénes son los que venden y quienes no. Pero compartir es
un derecho, cuando no hay fines de lucro no somos culpables de nada. Nadie
debe ser culpable por compartir. Las redes p2p (Emule, Kazaa, etc.) son un medio
para compartir y punto. Compartir es hermoso, es la esencia del ser humano, que
se esfuerzan por quitárnosla pero que sigue vigente.”
Y Neri en un comentario en Que la pases lindo!, “estamos confundiendo una cosa
con otra muchachos… Primero no se si tiene la mayoría un pensamiento sobre
qué es la Piratería. Muchos me dicen pirata en joda y me enojo… porque me
dicen “vos descargas música”. Correcto… yo descargo música, DVD, películas,
programas con una diferencia, que es la que no me hace ser un “PIRATA”, yo
nunca vendí un cd de música, ni cobre por un programa. El que quiere algo de
internet (mis amigos y conocidos) me preguntan si no se los descargo, obvio que
si puedo sí, sino no… Pero eso no es piratería…pirata soy si yo saco provecho
económico de eso que no pagué. Compartir no es delito.”
Lo que marcan Sebastián y Neri va en la línea de lo que plantea Enrique Dans en
un post que cité para reproducir algunos de los argumentos a favor y en contra
del canon en España:
“La piratería existe, pero no como se ha intentado tendenciosamente definir por
parte de las entidades de gestión: pirata es quien se apropia de bienes ajenos
con ánimo de lucro, entendido éste como la pretensión de obtener un beneficio
económico mediante el uso de dichos bienes. No puede ser definido como ánimo
de lucro ni el interés por acceder a dichos bienes para el disfrute personal, ni la
provisión de enlaces hacia sitios donde dichos bienes pueden ser obtenidos. Son
piratas quienes venden discos en el top-manta, quienes comercian con obras que
no son suyas sin licencia ni permiso del propietario de sus derechos, o quienes
utilizan dichas obras en sus actividades con ánimo de lucro. Los usuarios que
utilizan dichas obras para su consumo personal no lo son.”
Es posible que la pregunta clave en esta discusión sea cuál es la situación legal
de la copia privada en Argentina. En Europa es un derecho regulado por las
directivas de la UE, Schultz señala que acá la cosa no está tan clara:
Nuestra ley de propiedad intelectual no prevé lo que comúnmente denominamos
“copia privada”. Entonces si ésta fuese promulgada incluiría dentro de nuestro
ordenamiento la autorización implícita a realizar una copia privada, ya que ese es
el objeto del canon, o sea reconocer que el Estado es incapaz de controlar estas
violaciones por lo que se prorratea en el precio de venta de todos los elementos
capaces de realizar copias un monto “X” para de alguna manera paliar el
perjuicio ocasionado a los “pobres artistas”
En Wikipedia se puede encontrar una interpretación diferente de la ley de
propiedad intelectual argentina que me parece atendible. La idea en este caso es
que la ley no prohíbe la copia sin fines de lucro, por lo que esta práctica está, sin
más, permitida:
Si bien la Ley 11.723 (Propiedad Intelectual) no hace mención explícita a algo
llamado «Copia privada» es legal hacer copias para propósitos que no tengan
fines de lucro. En particular el artículo 72bis de dicha ley dice textualmente:
«Art. 72 bis. — Será reprimido con prisión de un mes a seis años:
a) El que con fin de lucro reproduzca un fonograma sin autorización por escrito de
su productor o del licenciado del productor;
b) El que con el mismo fin facilite la reproducción ilícita mediante el alquiler de
discos fonográficos u otros soportes materiales;
c) El que reproduzca copias no autorizadas por encargo de terceros mediante un
precio;
d) El que almacene o exhiba copias ilícitas y no pueda acreditar su origen
mediante la factura que lo vincule comercialmente con un productor legítimo;
e) El que importe las copias ilegales con miras a su distribución al público.
El damnificado podrá solicitar en jurisdicción comercial o penal el secuestro de
las copias de fonogramas reproducidas ilícitamente y de los elementos de
reproducción.
El juez podrá ordenar esta medida de oficio, así como requerir caución suficiente
al peticionario cuando estime que éste carezca de responsabilidad patrimonial.
Cuando la medida precautoria haya sido solicitada por una sociedad autoral o de
productores, cuya representatividad haya sido reconocida legalmente, no se
requerirá caución.
Si no se dedujera acción, denuncia o querella, dentro de los 15 días de haberse
practicado el secuestro, la medida podrá dejarse sin efecto a petición del titular
de las copias secuestradas, sin perjuicio de la responsabilidad que recaiga sobre
el peticionante.
A pedido del damnificado el juez ordenará el comiso de las copias que
materialicen el ilícito, así como los elementos de reproducción. Las copias ilícitas
serán destruidas y los equipos de reproducción subastados. A fin de acreditar que
no utilizará los aparatos de reproducción para fines ilícitos, el comprador deberá
acreditar su carácter de productor fonográfico o de licenciado de un productor. El
producto de la subasta se destinará a acrecentar el «fondo de fomento a las
artes» del Fondo Nacional del Derechos de Autor a que se refiere el artículo 6°
del decreto-ley 1224/58.»
Ley 11723, LEY 11.723 - REGIMEN LEGAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL
Considerando que todo aquello que no está expresamente prohibido por ley está
permitido, se puede afirmar que sólo está prohibida la copia de fonogramas
cuando se persigue fin de lucro, por lo que la copia privada sin fin de lucro no
está penada en Argentina.
3. El canon es indiscriminado
Repito lo que ponía en el post sobre el caso español: El canon es indiscriminado
y, por lo tanto, injusto. Esta es la objeción más evidente: los dispositivos de
reproducción y los soportes de almacenamiento se usan tanto para los
contenidos que están sujetos a derechos de autor como para los que no lo están.
Es absurdo e injusto que le tenga que pagar a, digamos, Sony-BMG y Joaquín
Sabina para guardar las fotos de mis vacaciones.
Lo dice Pablo Tozzi en Latam Tech Biz, “si el eje del asunto del canon es aplicar
un monto fijo o variable a cada producto tecnológico que permita copiar
materiales protegidos con copyright… Y yo me compro un CD virgen para guardar
las fotos de mis vacaciones, ¿debo pedir que me devuelvan los morlacos —la
plata— que pagué porque presumían que podía llegar a copiar material con
copyright?”
Y Parq, en un comentario en La Barbarie, “Es importante hacerle saber a la gente
de UMI que muchas personas (muchísimas) utilizamos equipamiento tecnológico
para fines personales. Les comento que hago filmaciones caseras, las compilo en
DVD y las comparto con mi familia y amigos. Y por supuesto no les cobro un
centavo. No veo porqué mi familia y amigos, y menos yo, debo pagar un canon a
alguien por algo que no hago o consumo.”
También se puede leer en Tomografía literaria.
Fuente: http://labarbarie.com.ar/2008/cinco-argumentos-contra-el-canon-digital-
en-argentina/