y la Evangelización
"con poder"
Fr. Nelson Medina, O.P.,
Rector del Santuario de la
Virgen del Rosario de Chiquinquirá
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Primera Carta a los Corintios 12,3 el mismo
apóstol enseña que "nadie puede decir: ¡Jesús
es Señor! sino con el Espíritu Santo." El
reconocimiento del señorío de Cristo, en la
propia vida, en la propia familia, en la Historia
misma del mundo, depende por completo de la
acción íntima y vivificante del Espíritu. Es
bueno que veamos un poco más por qué.
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del capítulo 17 se nos cuenta de su aventura
misionera en Atenas; a partir del capítulo 18 lo
vemos iniciando labores en Corinto. Pero, ¿has
observado que no hay ninguna "Carta del
Apóstol San Pablo a los Atenienses"? La
verdad es que lo de Atenas fue mayormente un
fracaso. Pablo dirigió a los atenienses un
hermoso discurso, una verdadera pieza de
oratoria que de hecho ha sido citada en cursos y
seminarios para hablar bien en público. Sus
palabras tienen todos los elementos de la
oratoria clásica, empezando por esa suave
introducción, la "captación de benevolencia"
(captatio benevolentiae) que se supone que
debe servir para atraer cortésmente la atención
del auditorio: "Atenienses, veo que vosotros
sois, por todos los conceptos, los más
respetuosos de la divinidad. Pues al pasar y
contemplar vuestros monumentos sagrados, he
encontrado también un altar en el que estaba
grabada esta inscripción: «Al Dios
desconocido.» Pues bien, lo que adoráis sin
conocer, eso os vengo yo a anunciar..." (Hechos
17,22-23)
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¡Qué gran estilo! Y sin embargo: ¡qué poco
fruto! Los atenienses lo oyeron con atención, es
verdad, pero sólo hasta el punto en que Pablo
mencionó la resurrección de Cristo, y presentó
ese hecho como prueba de que Dios había
encomendado a Cristo el ser juez de todos.
Toda la "benevolencia" que se había podido
conseguir con las amables palabras del
comienzo se fue al traste cuando ya hubo que
hablar de muerte, juicio y destino eterno.
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sino a Jesucristo, y éste crucificado. Y me
presenté ante vosotros débil, tímido y
tembloroso. Y mi palabra y mi
predicación no tuvieron nada de los
persuasivos discursos de la sabiduría, sino
que fueron una demostración del Espíritu
y del poder para que vuestra fe se
fundase, no en sabiduría de hombres, sino
en el poder de Dios (1 Corintios 2,1-5).
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nacido: el pecado y la ignorancia."
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Santo, con plena persuasión. Sabéis cómo
nos portamos entre vosotros en atención a
vosotros (1 Tesalonicenses 1,4-5).
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al mensaje de la Iglesia las palabras "duras"
sobre anticoncepción artificial, práctica de la
homosexualidad o aborto voluntario, las masas
se volcarán hacia Cristo y el Evangelio
avanzará en marcha victoriosa. Mas la realidad
es otra.
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alucinaba fácilmente en aquella época que
carecía del método y las herramientas de la
ciencia moderna. Después dirán que tanto
moralismo aleja de la religión. Y tú dirás que el
el fondo eso no es importante, y les jurarás que
Jesús era simplemente un tipo bonachón y
generoso que se la pasaba dando palmaditas en
la espalda y que sólo quería que todos
fuéramos buena gente. Cuando ya hayas
mutilado del todo a tu Jesús ellos te dirán que
ese monstruo mutilado e inocuo da lo mismo
que Buda y que Mahoma... y de todas maneras
se irán de tu lado, sin fe ellos y sin fe tú mismo.
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propuestas, incluso cuando ellas implican
romper las ataduras de antiguos pecados y
malas costumbres.
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