prohibieron nuestros ritos, llenaron de vergenza las caras de los antepasados y los dioses
callaron, la tabula rasa, la poltica de conquista en el nombre de dios.
El nico vestigio, que tenemos de la teologa de nuestros Antepasados mayas es el
Popol Vuh, un texto sagrado, que contiene, entre otras historias, la creacin de la
humanidad por el Corazn del cielo, tres deidades que crean al ser humano a partir del
maz, semilla sagrada, que era la base de la alimentacin de nuestro pueblo maya, que tras
tres intentos, lograron crear una creatura que fuese capaz de adorarlos, les bendijeron y
como aparece en el gnesis cristiano, les dieron el mandato de crecer y multiplicarse.
Nuestros antepasados, conocan la diferencia entre bien y mal, ciertamente no eran
culturas muy tranquilas, tenan sus guerras y conflictos, como sacrificios humanos, pero
juzgarles histricamente es un anacronismo, pues, ni siquiera a los conquistadores,
podemos juzgarles, pero si podemos ver los abusos que se cometieron, las matanzas justas
en nombre de Dios y de los reyes Catlicos.
Siempre Dios en su providencia hache surgir hombres
y mujeres
valientes,
cristianos que comprendieron que el evangelio de Jess, no poda predicarse con la espada,
sino respetar y tratar de inculturar esa buena noticia de salvacin en la forma en que estas
gentes entienden el cosmos y la creacin.
Ahora a ms de 500 aos del descubrimiento de Amrica, cabe el hacernos estas
preguntas: Qu hacemos por conservar la memoria de nuestra sangre? Repetimos las
historias de desprecio y de marginacin?
Pues, tal parece que hemos expulsado de nuestras mentes, de nuestra religin, de nuestras
familias, de nuestras personas y de nuestra forma de entender la naturaleza, la visin del
cosmos que tenan nuestros Ancestros mayas, juzgamos toda iniciativa de inculturacin del
evangelio a estas creencias, arraigadas en nuestros pueblos indgenas como herticas,
brujera o como cosa de locos. As llamamos toda iniciativa que pretenda devolverle la
dignidad que merece la memoria de nuestros antepasados. Olvidndonos del consejo
evanglico que nos dio Jess: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura, pues debemos de tener en cuenta que nosotros tambin somos una Iglesia que
nace de una inculturacin, del costado abierto lleno de misericordia de Jess, que nos invita
a Amarnos los unos a los otros, como l nos ha amado (Cfr. Jn 15, 9-17).
A. Garca