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! Convenio cooperación “Fortalecimiento sistemas !


sanitarios públicos-Salud sexual y reproductiva”
en Centroamérica (07-CO1-66)

“Salud Sexual y Reproductiva:


¿Qué deseo?, ¿Qué decido?

Un análisis desde el Modelo


de Atención de Salud
en Guatemala”

Un estudio realizado por Medicus-Mundi


y la Red de la No Violencia
Contra las Mujeres

Guatemala, octubre de 2009


“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?


Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud
en Guatemala”

Equipo de Investigación
La investigación principal y coordinación general del estudio estuvo a cargo de Victoria
Noemí Chanquín Miranda.

Para realizar la recopilación de la información en campo apoyaron las auxiliares de


investigación:
• Sonia Acabal
• Wendy Véliz
• Aura Marina Yoc
• Lidia Ortiz
• Helga Sánchez

Se contó con la colaboración de Ana Leticia Aguilar Theissen como experta en el tema
aportando sus valiosos conocimientos en los diferentes capítulos del informe. Asimismo,
colaboró Edna Liliana Paiz Morales en el análisis de los presupuestos aprobados para el
Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.

El documento contó con la asesoría técnica de Jorge Irazola, coordinador regional de


Medicus Mundi

AGRADECIMIENTOS

Medicus Mundi y la Red de la No Violencia Contra las Mujeres expresan su agradecimiento


al Grupo Guatemalteco de Mujeres (GGM) por la coordinación y logística para la realización
del estudio.

Asimismo, agradecen a la Asociación Nuevos Horizontes por su apoyo al equipo de campo


en la interlocución con las personas prestadoras de servicios de salud en Quetzaltenango y
Sololá para concretar las entrevistas. También agradecen a las mujeres que participan en
la “Asociación de Mujeres en Solidaridad” (AMES) y en la “Red Guatemalteca de Mujeres
Positivas en Acción” por su participación en el grupo focal.

Finalmente, se agradece a las personas expertas y a las prestadoras de los servicios de


salud por brindar su tiempo, conocimientos y experiencia para participar en las entrevistas
que fundamentan este estudio.

El presente documento fue financiado con fondos de la Agencia Española de


Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), en el marco del desarrollo
del convenio “Fortalecimiento de Sistemas públicos de salud y desarrollo en el nivel
descentralizado, con especial incidencia en materia de salud sexual y reproductiva”
MEDICUS MUNDI/AECID (Convenio 07/C01/66). Se agradece a Action Aid (Inglaterra)
con sede en Guatemala por el apoyo financiero complementario al trabajo de
campo.

Imagen de portada: diseño de montaje por Hilda Molina.

2
ÍNDICE

Introducción...................................................................................................5

Capítulo I
EL CONTEXTO SOCIAL GUATEMALTECO, EL SISTEMA DE SALUD Y
LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS.............................................11
I Perfil sociodemográfico y la situación de la salud de las mujeres.........................12
II El escenario de la reforma del sector de la salud, sus principales características...28
III Los derechos de las mujeres y la salud sexual y reproductiva..............................39
Capítulo II
EL MARCO LEGAL Y NORMATIVO PARA LA SALUD SEXUAL
Y REPRODUCTIVA EN GUATEMALA................................................................43
I Las fuentes del marco legal............................................................................43
II Marco Jurídico y de Políticas Nacionales..........................................................46
III Análisis del Marco Jurídico y de Políticas Nacionales..........................................51
Capítulo III
LA SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DESDE LA PERSPECTIVA
DE LOS PRESTADORES DE SERVICIOS DE SALUD.........................................57
I El saber y la práctica en torno a los servicios de salud sexual y reproductiva.........57
II Concepciones, percepciones y prácticas sobre la salud reproductiva....................61
III Servicios para prevenir y atender las infecciones
de transmisión sexual, VIH y sida....................................................................80
IV La ausencia de la sexualidad, la salud sexual en los servicios de atención............85
V Mecanismos de protección a las mujeres sobrevivientes de violencia...................88
Capítulo IV
MECANISMOS DE COORDINACIÓN INTER e INTRA
INSTITUCIONAL EN EL MODELO DE SSyR......................................................93
I ¿Por qué coordinar?......................................................................................93
II Las formas que toma la Coordinación en el Modelo de atención en SSyR.............96
III Escenarios de la Coordinación inter e intrainstitucional......................................99
IV Lo que dicen las personas entrevistadas sobre la coordinación.........................106
Capítulo V
UN MODELO DE ATENCIÓN A LA SALUD, SEGMENTADO Y PREJUICIOSO
Listado de siglas.........................................................................................119
Bibliografía.................................................................................................123
Anexo de cuadros y tablas............................................................................131

3
INTRODUCCIÓN

La salud sexual y reproductiva es una dimensión en la situación
de vida y por tanto, forma parte de la existencia de los seres humanos
en cualquier sociedad. Las manifestaciones que ésta tiene dependen
de aspectos vinculados a la estructura socio-económica, política e
histórico-cultural.

Estas dimensiones, a través de la historia definieron modelos de


atención que, para el caso guatemalteco, han estado diseñados a
partir de tres aspectos fundamentales: imaginarios sociales que asu-
men roles diferenciados y excluyentes entre hombres y mujeres, con
vistas a la reproducción y la sexualidad; un enfoque biomédico que
visualiza y oferta los servicios de salud de manera segmentada exclu-
yendo amplios sectores de población e invisibilizando problemáticas
que también afectan la salud desde una óptica más integral; y, una
lógica de pensamiento que asocia la sexualidad estrictamente con la
reproducción humana y deja por fuera las dimensiones asociadas al
placer sexual intrínseco a su naturaleza. Esta lógica de pensamiento
está directamente relacionada con aspectos religiosos, tales como el
pecado y la culpa, por tanto, es a través de las mismas que se es-
tructuran el conjunto de actitudes, prácticas e instituciones sociales
vinculadas con esta esfera de las relaciones humanas.

Esta concepción estigmatizada sobre la reproducción y la sexua-


lidad humanas, así como el conjunto de prejuicios que definen el
Modelo de Atención, deviene en prácticas excluyentes, jerárquicas
y segmentadas. A pesar que los Derechos Sexuales y Reproductivos
en Guatemala están amparados en la normativa internacional de la
cual el Estado es signatario y por lo tanto está obligado a respetar,
proteger y garantizar su ejercicio por la ciudadanía, en esta investi-
gación se ha constatado que tal reconocimiento es discursivo y que
las mujeres se ven vulneradas en el ejercicio de esos Derechos y que
el marco jurídico nacional muestra vacíos importantes, tanto en lo
declarativo como en el ámbito de lo operativo y reglamentario. Los
programas diseñados por su parte, relegan y excluyen a segmentos
de la población que de alguna manera no “encajan” en la norma o la
recusan, ya sea por sus prácticas u orientaciones sexuales, porque
presentan enfermedades o padecimientos no asociados a causas

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

obstétricas de morbi-mortalidad o porque presentan afecciones y dis-


funciones sexuales asociadas con su edad.

Objetivos de la investigación
El objetivo central de la presente investigación es “caracterizar el
modelo de atención en materia de salud sexual y reproductiva que
implementa en la actualidad la red de provisión de servicios del Mi-
nisterio de Salud Pública y Asistencia Social”. Para elaborar esa ca-
racterización se han planteado los siguientes objetivos específicos:

• Construir una aproximación al imaginario social con base en las


prácticas cotidianas y acciones referidas a los programas espe-
cíficos para la atención a la salud sexual y reproductiva por parte
de los prestadores de servicios del MSPAS.
• Caracterizar los mecanismos de funcionamiento e interrelación
entre las diferentes instancias involucradas en la atención a mu-
jeres, específicamente, en el tema de la salud sexual y repro-
ductiva.
• Identificar debilidades y fortalezas del modelo de atención para
la salud sexual y reproductiva con base en el marco normativo
institucional y en las acciones por parte de los prestadores de
servicios.

Estrategia Metodológica
La presente investigación es de carácter exploratorio y cualitativo
dado el objeto de estudio “marco legal y práctica médica”. La misma
se ha realizado en centros de los tres diferentes niveles de atención
en las cabeceras de tres departamentos del país, Guatemala, Quet-
zaltenango y Sololá. Guatemala donde se centraliza la mayoría de
servicios públicos y privados de todo tipo; Quetzaltenango y Sololá
por ser los espacios donde se desarrolla parte del trabajo de Medicus
Mundi y organizaciones de la REDNOVI.

Para la caracterización del modelo de atención para la salud


sexual y reproductiva se recurre a la construcción del discurso ins-
titucional a través del análisis de diversos textos, considerando tres
aspectos:

• La persona o institución que habla, es decir, el actor o grupo que

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

produce el discurso definido por su rol o función social. En ese


sentido se cuenta con discursos de fuentes vivas (prestadores/as
de servicios de salud1 y expertos/as en el tema2) y discursos des-
de textos escritos contenidos en el conjunto de leyes, políticas y
programas sociales relacionados con la SSyR.
• El contexto desde el que se habla o se produce el discurso, con-
siderando los elementos geográficos, puestos en relación con los
elementos culturales y sociales que definen o condicionan esos
contextos de producción del discurso.
• Sobre lo que se habla, es decir, los discursos en sí acerca de: los
servicios existentes y sus particularidades; la forma como conci-
ben esos servicios; y, las maneras como los aplican en la interac-
ción cotidiana con los usuarios y usuarias de esos servicios.

Para el efecto se utilizaron técnicas de investigación documen-


tal, entrevistas semiestructuradas con expertas/os en el tema y con
personas prestadoras de los servicios del sistema de salud: médicos
y médicas, enfermeras, trabajadoras sociales, comadronas y facilita-
doras comunitarias.

También se realizó un grupo focal con mujeres usuarias de los


servicios de salud en el departamento de Guatemala para conocer
su experiencia de interacción con las personas prestadoras de los
servicios. Otra característica de estas mujeres es su militancia en
organizaciones que velan por los derechos de las mujeres, por tanto,
tienden a ser más críticas de los servicios que perciben.

1 Los prestadores/as de servicios cuentan con información sobre los temas ob-
jeto de estudio; con herramientas conceptuales; se relacionan cotidianamente
con fenómenos o problemas de salud; pueden ser considerados como auto-
ridades en sus áreas de experiencia; están mediados por elementos sociocul-
turales y el contexto donde desarrollan su trabajo.
2 Los expertos o expertas en el tema se caracterizan por el acceso a la infor-
mación; por las herramientas conceptuales que manejan; por relacionarse con
el tema a nivel intelectual, de la política pública; están mediados por aspectos
socioculturales, por posiciones políticas, ideológicas, el sexo, la etnia, por su
rol como funcionarios/as públicos o como actores de la sociedad civil; por el
acceso a los recursos financieros y técnicos, por su acceso directo o no a la toma
de decisiones.

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Adicionalmente, vale aclarar, que este proceso de investigación se


encontró con algunas limitantes para acceder a las personas presta-
doras de servicios, dado que la recopilación de información se desa-
rrolló durante la emergencia nacional por la epidemia H1N1, por lo
que otras actividades no relacionadas con ese tema eran relegadas.
Sin embargo, a pesar de esa dificultad se pudo recopilar información
que presenta una idea del saber y la práctica desde la perspectiva de
los actores de la salud.

Estructura del Informe


Todo el proceso metodológico planteado se estructura en un in-
forme que contiene cinco capítulos.

El Capítulo I recoge los elementos de contexto en que se inserta


la problemática de la salud sexual y reproductiva. Como explicamos
en la estrategia metodológica, el estudio abarca los departamentos
de Guatemala, Sololá y Quetzaltenango. Por tanto en este capítulo se
desarrollan algunas características sociales de estos departamentos
que tienen un impacto en la caracterización del modelo de atención
y que luego se retomarán en los subsiguientes capítulos. En este
capítulo también se hace un análisis de la reforma aplicada al sector
salud, particularmente de las acciones que sirven de antecedente al
funcionamiento actual de la red de servicios del Ministerio de Salud
Pública y Asistencia Social y el vínculo que se establece con la Salud
Sexual y Reproductiva, principalmente de las mujeres guatemaltecas.
El capítulo termina por hacer una referencia conceptual sobre los
Derechos Sexuales y Reproductivos y la Salud Sexual y Reproductiva,
como uno de los ámbitos de expresión de la responsabilidad del Es-
tado con vistas al ejercicio de estos derechos por la ciudadanía.

Consecutivamente, el Capítulo II aborda el marco legal de la Sa-


lud Sexual y Reproductiva en el país. En primer lugar explica las fuen-
tes del mismo haciendo una breve descripción de los instrumentos de
Derecho Internacional de los cuales el Estado guatemalteco es signa-
tario y que subyacen en la normativa guatemalteca, situándolo como
un aspecto positivo, producto de la lucha del movimiento de mujeres
y feminista nacional e internacional, que ha logrado avanzar a pesar
de sectores conservadores y religiosos especialmente de la Iglesia
católica, quienes mantienen una campaña bastante agresiva en el

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

ámbito mundial en contra de los mismos. En un segundo momento


hace un recorrido en el conjunto de leyes y normativas nacionales
que conforman el marco legal nacional. Finaliza haciendo un análisis
del mismo, ubicando algunos vacíos, contradicciones y elementos
discriminatorios, particularmente en lo relativo a la violencia contra
las mujeres, las ITS y VIH, sida y el aborto; para concluir en que el
Modelo de Salud no logra integrar los marcos legales de intervención
y objetivarlos en reglamentos y protocolos de atención.

El Capítulo III tiene una particular importancia en la estructura


del informe de investigación, porque es en este que se describe y se
problematiza la perspectiva de los/as prestadores de servicios, quie-
nes son los principales actores en la concreción de las prácticas de
salud en lo que respecta a la salud sexual y reproductiva. La premisa
de que se parte es que cada uno de estos actores son portadores
de percepciones, posiciones y conocimientos que en determinados
momentos median las acciones que realizan y propugnan realizar. A
través de un recorrido por las concepciones, percepciones y prácti-
cas sobre la salud reproductiva, la atención a las mujeres durante el
embarazo, parto y puerperio, la planificación familiar y la infertilidad,
anticoncepción de emergencia e interrupción de embarazo; otros
servicios como la atención del cáncer y el VIH, sida o el tema de la
sexualidad y la atención a mujeres sobrevivientes de violencia; este
Capítulo nos ilustra sobre los imaginarios sociales que subyacen en
los saberes y prácticas cotidianas de médicos y médicas, enfermeras,
trabajadoras sociales y comadronas, en cada uno de los niveles de
prestación de los servicios y en cada uno de los servicios en que se
estructuran los mismos.

El Capítulo IV aborda el tema de los mecanismos de coordinación


inter e intrainstitucional en el modelo de salud sexual y reproductiva,
explicándonos que los mecanismos de coordinación inter e institucio-
nal se constituyen en elementos articuladores, armonizadores a nivel
inter e intrainstitucional y en vínculos estables que permiten institu-
cionalizar la atención en salud sexual y reproductiva. En una segunda
parte nos explica las formas que toma la coordinación en el sistema
de salud, específicamente en los diferentes escenarios existentes en
los departamentos en que se hizo el estudio, para finalizar plantean-
do las opiniones de las personas entrevistadas al respecto. A lo largo

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

de todo el capítulo se ubican las fallas y las principales debilidades


asociadas a las deficiencias en este sentido, para concluir diciendo
que el sistema de salud es “un archipiélago” donde los niveles de
atención actúan muchas veces con prioridades divergentes, sin flujos
de comunicación adecuados y de manera fragmentada.

Finalmente, el Capítulo V nos presenta elementos conclusivos


sobre los principales hallazgos derivados del proceso de investiga-
ción. Su título: Un Modelo de Atención a la Salud Segmentado y
Prejuicioso, es suficientemente sugerente. Este Capítulo se desarrolla
a partir de los elementos que subyacen en la definición del modelo y
los prejuicios que están presentes en todas las dimensiones del mis-
mo y que afectan de manera contundente las actitudes, prácticas y
marcos normativos en lo que a salud sexual y reproductiva se refiere
en Guatemala. En este Capítulo comprendemos la relación existente
entre tres condicionantes del modelo de salud: los imaginarios socia-
les tradicionales y conservadores sobre las relaciones entre hombres
y mujeres, el enfoque biomédico que magnifica “lo científico” por
encima de las prácticas y realidades y prácticas concretas de los
diferentes segmentos poblacionales en el país y las lógicas que sub-
yacen respecto de la sexualidad, cuya enunciación es segmentada y
pertinente solamente en términos de la reproducción. Aspectos como
el estigma y la estigmatización que rodean las realidades de las ITS,
el VIH y el sida, la violación sexual y el embarazo infantil y el aborto,
junto con la afirmación de que la existencia de marcos legales no es
suficiente para generar cambios en los patrones culturales, configu-
ran este capítulo a manera de colofón de lo analizado y desarrollado
a lo largo de todo el informe de investigación.

10
CAPÍTULO I

EL CONTEXTO SOCIAL GUATEMALTECO,


EL SISTEMA DE SALUD Y LOS DERECHOS
SEXUALES Y REPRODUCTIVOS

La salud sexual y reproductiva es una dimensión en la situación


de vida, que forma parte de la experiencia cotidiana a lo largo de la
existencia de las mujeres y de los hombres en cualquier sociedad; en la
misma intervienen factores de carácter estructural como las condiciones
socioeconómicas, políticas e histórico-culturales en las que ambos se
desarrollan; además de las condiciones puramente biológicas y psico-
lógicas que las constituyen como personas y las distinguen de acuerdo
a su naturaleza e identidad de género. Desde esta perspectiva la salud
sexual y reproductiva de cada persona describe por una parte los
patrones culturales asumidos colectivamente por una determinada
sociedad y, por otra parte, es trazada por la biografía particular (ex-
periencia de vida) y del colectivo en que esta persona se desarrolla
(por su situación socioeconómica, su pertenencia étnica cultural, su
relación –inclusión/exclusión– con el Estado, entre otras).

El presente capítulo tiene el propósito de plantear el marco con-


textual en el que se insertan la reforma aplicada al sector salud,
particularmente, las acciones que sirven de antecedente al funciona-
miento actual de la red de servicios del Ministerio de Salud Pública y
Asistencia Social (en adelante MSPAS); y vincularla al tema de la sa-
lud sexual y reproductiva como un componente en la vida y desarrollo
social de las personas, principalmente las mujeres guatemaltecas.

Dado que el estudio abarca tres departamentos de la República,


Guatemala de la región Metropolitana, Sololá y Quetzaltenango de
la región Suroccidental, en este capítulo se desarrollan algunas ca-
racterísticas sociales de estos departamentos para considerarlas y/o
retomarlas en el análisis que aborda la caracterización del modelo de
atención específicamente sobre la práctica médica por parte de
los/as prestadores de servicios de salud (en adelante PSS).
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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

I. Perfil socio-demográfico y la situación de la salud de las


mujeres

Para el año 2006, los 108,889 kilómetros cuadrados que cons-


tituyen el territorio guatemalteco estaban habitados por poco me-
nos de 13 millones de personas, de las cuales 52.1% eran mujeres,
48.6% eran menores de edad, 61.6% era población mestiza y el
38.4% estaba conformado por los otros grupos étnicos. El 52.0%
se encontraba residiendo en el área rural del país (PNUD, 2008 con
datos de la Encovi 2006).

En el territorio nacional, la densidad poblacional promedio es


de 119 habitantes por kilómetro cuadrado. En las áreas rurales del
país se asienta la población perteneciente a una diversidad de gru-
pos étnicos (67.2%), fundamentalmente en las regiones del Norte,
Nor-Occidente y Sur-Occidente; en tanto que la población mestiza se
ubica en las áreas urbanas (57.7%), con mayor concentración en las
regiones Metropolitana, Central, Nor-Oriente, Sur-Oriente y Petén.

A estas características se suma que casi 3 millones de habi-


tantes se aglutinan en la región Metropolitana o departamento de
Guatemala; la cual se ha mantenido históricamente como el centro
político, administrativo, industrial, comercial, financiero y de servicios
públicos y privados de diferente naturaleza. Por un lado, esta condi-
ción atrae migración interna proveniente del resto de departamentos
de país, por ejemplo, para el año 2002 fue un 44.0% de población,
de ellos, 46.3% eran mujeres y 42.4% eran hombres (UNIFEM, et al,
Op. cit.: 10).

Por otro lado, esta situación mantiene las brechas entre la región
Metropolitana y el resto de regiones del país, donde la población de
las áreas rurales es la que presenta mayores dificultades y limita-
ciones de acceso a servicios como salud, educación, justicia, trans-
porte, entre otros. La OMS ha definido el acceso físico al servicio de
salud ubicándolo a menos de 60 minutos de viaje, sin embargo, para
el caso de Guatemala y de acuerdo a la Encovi 2000, se reportó que
sólo el 10.7% de la población adulta enferma viaja menos de 60
minutos para obtener este servicio.

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Los departamentos de Sololá y Quetzaltenango corresponden a


la región Suroccidental del país, cuyos índices de desarrollo humano1
y de “desarrollo relativo a género”2 para el 2006 alcanzan 0.671 y
0.636, respectivamente (PNUD, 2008). De las ocho regiones políti-
co-administrativas que conforman el territorio guatemalteco, Surocci-
dente, Norte y Noroccidente, en ese orden, registran los índices más
bajos de desarrollo, es decir, los mayores rezagos sociales, incluyen-
do la salud de sus habitantes.

Los tres departamentos que son abordados en este estudio man-


tienen la tendencia a escala nacional, ya que más de la mitad de su
población total son mujeres; poco menos de la mitad es población
menor de edad (hombres y mujeres). La mayoría de la población total
del departamento de Guatemala reside en la urbe; mientras que en
Sololá y Quetzaltenango prácticamente la mitad de sus poblaciones
viven en zonas rurales donde se desvanece el rol de proveedor de
salud que le es propio al Estado guatemalteco. Sololá, además, se
caracteriza por ser el segundo departamento con mayor proporción
de población de origen Kaqchikel, K’iche’ y Tz’utujil, después de To-
tonicapán donde predomina la población K’iche’. En Quetzaltenango
prevalecen los grupos k’iche’ y Mam; sin embargo, a nivel de la ca-
becera departamental estos grupos en su conjunto son proporcio-
nalmente similares con el de mestizos (Consejo Departamental de
Desarrollo, documento en línea).

Cuadro No. 1
Población total, femenina, residencia urbana e indígena por departamentos sujeto de
estudio (2006)
Población total (miles Mujeres Residencia Población
Departamento
de personas) (%) urbana (%) indígena (%)
Guatemala 2,975.4 52.7 87.0 10.9
Sololá 361.2 52.6 51.2 94.1
Quetzaltenango 735.2 53.8 57.3 43.6
Fuente: PNUD 2008 con base en datos de la Encovi 2006.

1 El IDH se fundamenta en tres indicadores: una vida larga y saludable, nivel de


conocimientos y nivel decoroso de vida.
2 Índice que mide desigualdad promedio entre hombres y mujeres en las tres
dimensiones básicas que componen el IDH, ajustado para reflejar las desigual-
dades entre ambos sexos.

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

En cuanto a los niveles de pobreza en el país, para el 2006,


la pobreza afectaba al 51.0% de la población guatemalteca, princi-
palmente de los grupos étnicos residentes en el área rural, espacio
caracterizado por altas tasas de fecundidad (6.1 hijos/as promedio)
y familias numerosas (siete miembros promedio). En los hogares en
que se presenta la pobreza extrema, el promedio de miembros de la
familia es de 8.3, indistintamente de su composición étnica. Sin em-
bargo, la población de los distintos grupos étnicos en esa condición
representaba el 10.5% de la población total, mientras que la pobla-
ción mestiza sólo el 4.8% (UNIFEM, et al. Op. cit.:15).

Ante la limitada capacidad del sistema y las políticas económi-


cas implementadas en las últimas décadas para generar fuentes de
empleo y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, se
ha suscitado una dinámica migratoria de población masculina hacia
Estados Unidos, lo cual ha generado un crecimiento del número de
hogares con jefatura femenina (16.8% a 22.7%). En ese escenario y
paradójicamente, en el período 1989-2006, la pobreza en hogares
con jefatura femenina se redujo de 52.8% a 40.7% (Ibíd, 16).

A esa situación pudo haber contribuido, que las mujeres pudie-


ran haberse convertido en las principales receptoras de las remesas;
en ocasiones, tal cosa puede propiciar mejoras en las condiciones de
vida de la familia. Por ejemplo, en el departamento de Guatemala,
del total de gastos en salud que reportan los hogares con parientes
en el extranjero, el 52.1% de esos gastos son cubiertos con recursos
provenientes de las remesas familiares y el resto con recursos pro-
pios. En los casos de Quetzaltenango y Sololá, el 77.4% y el 90.0%
de los gastos de salud, respectivamente, los cubren con las remesas
(PNUD, 2008:159).

Adicionalmente, los hogares con jefatura femenina implican la


formación de una estructura y dinámica familiar diferente al modelo
de familia convencional. En algunos casos cuando no se logra man-
tener el vínculo responsable y el aporte económico de la pareja mas-
culina en el exterior, puede apresurar la inserción de las mujeres en
el mercado de trabajo, acompañada casi siempre de una sobrecarga
en el trabajo que realizan dentro y fuera del hogar. Pero, a pesar de
las dificultades que pueda representarles en algún momento, asumir-

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

se como jefas y proveedoras de sus hogares, en ocasiones también


propicia condiciones que pueden coadyuvar con las mujeres para ob-
tener cierto grado de autonomía para la toma de decisiones y para
participar en otros espacios de socialización3, aspectos que pueden
incidir favorablemente en distintos ámbitos de su vida.

No obstante lo anterior, esa realidad no es la generalidad para


todas las mujeres, ni siquiera para todas las que son receptoras de
remesas del exterior. Es más, las condiciones del entorno, las estruc-
turas de poder entre individuos y colectividades, así como el ámbito
de oportunidades excluyente que ha caracterizado el país histórica-
mente, vulneran a las poblaciones en el goce pleno de su salud y
avance de su educación, entre otras. Según la OPS, “las poblaciones
que comparten las características relacionadas con la exclusión so-
cial y la pobreza son al mismo tiempo las que presentan más alta
tasa de natalidad, mayores tasas de mortalidad materna, neonatal e
infantil y menor acceso a la planificación familiar” (OPS, 2003 citado
en USAID, 2006:2).

Sobre la salud de las mujeres, de acuerdo con las proyecciones


estimadas en el XI censo de Población, la esperanza de vida al
nacer entre las mujeres se incrementó de 63.7 años para 1990 a
72.5 para el 2005; mientras que para los hombres aumentó de 58.3
a 65.5 años respectivamente (INE, 2002). Al respecto, si bien las
mujeres tienen una esperanza de vida más larga que los hombres,
éstas presentan mayor morbilidad, situación que no sólo está relacio-
nada con factores biológicos (genéticos, anatómicos, fisiológicos) sino
también con factores sociales y psicológicos que tienen una marcada
influencia en su salud, entre ellos, patrones de socialización, roles
familiares, tipos de ocupación que pueden generar sobrecarga física y
emocional, condiciones que pueden generar enfermedades crónicas
que las afectan a lo largo de su existencia (Rohlfs, et al., 1997) y
determinan su calidad de vida.

3 De acuerdo con un estudio de caso realizado en Totonicapán, recientemente, y que aborda


el tema de los cambios en la dinámica familiar a partir de la inserción laboral de las mu-
jeres, sean o no receptoras de remesas provenientes del exterior, se ha podido constatar
que efectivamente, algunas mujeres, aunque pocas, han logrado experimentar mejoras en
su situación de vida, por ejemplo, mayor autonomía económica, participación en espacios
políticos, culturales y sociales de las comunidades, inversión en la educación de sus
hijos/as y en su salud (UNIFEM, et al. Ibíd.).

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Recurrentemente cuando se hace referencia a la salud de las


mujeres, principalmente entre los países llamados “en desarrollo”,
se considera al grupo de mujeres en edad reproductiva y se observa
la morbilidad y mortalidad en torno al embarazo, parto y puerperio.
De esa cuenta, ha sido difícil encontrar información actualizada de
fuentes oficiales para conocer la situación de las mujeres en relación
con otras fases vitales, con las enfermedades que las aquejan y con
otras causas de mortalidad femenina. De esta lógica de menos-
precio de la salud no obstétrica, no reproductiva se empapa entonces
el conjunto del sistema de información que tiene el Ministerio de
Salud de Guatemala, lo que en la práctica imposibilita la definición
de estrategias integrales de atención a la mujer, estrategias que en
el campo de la salud se diseñan muchas veces tomando como base
prioridades de salud basadas en datos epidemiológicos.

Sin embargo, se encontró que para 1984 la mortalidad por cau-


sas obstétricas era la cuarta causa de muertes de mujeres entre los
25 y 44 años, después de las infecciones intestinales, respiratorias
y los tumores (OPS, 1990 citado en la página web de Eurosur.org).
Según otra investigación realizada por el Departamento de Salud
de la Universidad Rafael Landívar y otras instancias (URL, 2007), la
tendencia actual muestra que las muertes de mujeres por cáncer,
diabetes e hipertensión están en franco aumento, mientras que las
muertes atribuibles por enfermedades transmisibles tiende a reducir-
se, aunque paulatinamente.

En un estudio de OPS (2006:25-132) que recopila las estadís-


ticas de 1986 a 2003, sobre las principales causas de mortalidad
general (registradas), es posible identificar que para el caso de las
mujeres, las enfermedades transmisibles (infecciones intestinales,
tuberculosis y respiratorias agudas) disminuyen la tasa de incidencia
de 366.3 a 126.1 por cada 100 mil habitantes; afectando principal-
mente a niñas menores de un año y a mujeres de la tercera edad. Las
enfermedades del aparato circulatorio (segunda causa) aumentaron
la tasa de mortalidad de 66.5 a 84.5 por cada 100 mil habitantes;
estas afecciones se presentan, en orden de importancia, entre mu-
jeres de 45 a 64 años, en mujeres mayores de 65 años y en niñas
menores de un año.

16
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

La tercera causa de mortalidad femenina para 1986 la constituye-


ron las afecciones originadas en el período perinatal4 (62.9), que pre-
sentó una disminución considerable para 2003 (30.7). Sin embargo,
más recientemente, o para 2003, los tumores pasaron a representar la
tercera causa de muerte de mujeres con una tasa de 59.4 por cada 100
mil habitantes (33.4 en 1986). Estos padecimientos mortales afectan a
las mujeres a partir de los 45 años, pero principalmente, a las mujeres
de la tercera edad. En orden de importancia, estas afecciones se pre-
sentan en el estómago, órganos digestivos, útero, bronquios y pulmón,
mama y “otros tumores malignos” (Ibídem). No obstante lo anterior,
las afecciones de este tipo que suelen relacionarse con la muerte o
enfermedad de las mujeres son los tumores o cáncer de útero y de
mama, minimizando otras dolencias igualmente importantes que se
presentan en edad no reproductiva.

Adicionalmente, también se puede observar que la incidencia


de la enfermedad diabetes mellitus, afecta principalmente a mujeres
de 45 años en adelante, la tasa aumentó de 3.5 en 1986 a 22.8
por cada 100 mil en 2003. Esa misma afección también registró un
incremento para los hombres de 3.0 a 18.0 por cada 100 mil, índice
que a pesar del aumento reportado, continúa siendo menor respecto
de la dimensión en la que afecta a las mujeres. Estamos entonces en
un proceso de clara transición epidemiológica donde coexiste el tradi-
cional patrón infeccioso, con una realidad sanitaria explicable por las
nuevas realidades de las sociedades contemporáneas, con cambios
de hábitos y comportamientos que interactúan en la explicación de
nuevas realidades del fenómeno salud/enfermedad.

En cuanto a los índices de natalidad y mortalidad, aunque


se han presentado importantes descensos en la región centroame-
ricana en general y en Guatemala en particular, éstos todavía son
altos en comparación con el resto de países latinoamericanos, salvo
excepciones. Por ejemplo, Guatemala presenta la tasa más alta de
natalidad en el continente, a pesar de presentar un descenso del
quinquenio 1985-1990 con 39.6 nacidos vivos por cada mil habitan-

4 Este período es el que se desarrolla entre las 28 semanas de gestación y los primeros 28 días
de vida. Se explica porque se considera que los fetos son viables a partir de la semana 28 y
porque se considera que el embarazo y el parto tienen influencia sobre el nuevo ser, funda-
mentalmente durante los primeros siete días de vida. Para mayores detalles ver página
web: http://www.fcm.unc.edu.ar/catedras/materneo/Clase%20Introductoria.htm.

17
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

tes a 35.8 para el quinquenio 2000-20055. El número de defuncio-


nes por cada mil habitantes también decreció de 9.3 a 6.1 en esos
mismos quinquenios, sin embargo, esa tasa todavía está por encima
del resto de países del Istmo y por debajo de países como Uruguay
(9.9 a 9.4), Bolivia (11.3 a 8.2) y Haití (13.8 a 10.5). Asimismo,
aunque las tasas de mortalidad infantil que presenta el país en esos
períodos disminuyeron de 67.1 a 38.6, las mismas están sólo por
debajo de Haití (100.1 a 56.1), Bolivia (90.1 a 66.7) y Perú (68.0 a
30.3), pero continúan siendo las más altas en la región centroameri-
cana (CELADE, censo de población 2002).

Según la Encuesta Nacional en Salud Materno-Infantil (2002)


las mujeres en edad fértil (entre 15 y 49 años de edad) repre-
sentaban el 46.0% de la población femenina del país, es decir, más
de 2.7 millones de mujeres. De ese conglomerado, el 40.0% todavía
no estaban expuestas al embarazo para el año 2002, lo cual quiere
decir, que el 60.0% restante se encontraban sexualmente activas
para entonces, o sea, expuestas a embarazo; de estas últimas, sólo
el 6.0% se encontraban embarazadas (USAID, 2006:3).

Con esa situación como marco de fondo y según las proyeccio-


nes poblacionales del INE (censo 2002), la tasa global de fecun-
didad para el quinquenio 2000-2005 es de 4.6 hijos/as por mujer.
A partir del quinquenio 1985-1990 se ha registrado una disminución
constante y sin repuntes hasta el 2005 (de 5.7 a 4.6 hijos/as por
mujer). Sin embargo, esto no se ha dado en el mismo nivel entre
todas las mujeres expuestas a embarazo, la reducción se ha presen-
tado principalmente entre las mujeres mestizas (de 5 a 3.7 hijos/as),
respecto de las mujeres de los otros grupos étnicos (de 6.8 a 6.1
hijos/as). A la vez, en el período 1987-2002, se registró un proceso
de crecimiento de la proporción de mujeres en edad fértil que utiliza-
ba métodos anticonceptivos de 23.2 a 43.3%, cuyo consumo es
mayor en las áreas urbanas, donde el 56.7% de las mujeres utilizaron
algún método anticonceptivo en el año 2002 y menor en el área rural
en donde la proporción alcanzó el 34.7% (UNIFEM, et al. Op. cit.:
13). De manera general el sistema público de salud guatemalteco no
es la excepción en la región centroamericana a la hora de priorizar

5 La tasa de natalidad más baja, en los quinquenios de referencia, la presenta Cuba de 17.6
a 12.0 nacidos vivos por cada mil habitantes.

18
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

una promoción de la planificación familiar focalizada en el cuerpo de


la mujer, a pesar de los riesgos interactivos que estos métodos tienen
como puerta de entrada a enfermedades de transmisión sexual.

De hecho, en los resultados de la ENSMI (2002) se indica que


de cada cinco mujeres sexualmente activas, solamente una deseaba
tener un/a hijo/a pronto, y entre las cuatro restantes, sólo dos tenían
acceso a servicios de planificación familiar. Es más, el total de la
demanda insatisfecha para espaciar y limitar los embarazos ascendía
a 41.0%. (USAID, 2006:4). En ese fenómeno influye, como bien
se señala en la Encuesta, el acceso a la información y los servicios
orientados a la planificación familiar cuya ausencia tiende a ser más
acentuada en los espacios rurales e indígenas y también en la región
Nor-Oriental del país. También incide el temor de las mujeres a su-
frir efectos secundarios producto del uso de los métodos modernos;
así como las mediaciones de carácter cultural, particularmente, las
creencias religiosas y la falta de autonomía de las mujeres para optar
o no por el espaciamiento de los embarazos.

Cuadro No. 2
Tasa de Mortalidad Materna
(muertes maternas por cada 100 mil nacidos vivos)
Localidad 2000 2005 2006 2007
153* s/d
Total País 133 128
240** 290**
Sololá 265 177 169 162
Guatemala 122 126 123 120
Quetzaltenango 72 79 76 72
Fuente: REDNOVI con base en datos de DevGénero 2009; *MSPAS 2003; **CEPAL 2008, consultado en línea
http://www-eclac.org/mdg/obj_5story_es.html. Información descargada en julio 2009.

Pasando a otro tema, en un sondeo realizado en 16 países por


la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se
logró determinar que uno de los tres principales problemas de salud
que aqueja Guatemala es la mortalidad materno-infantil6. Al respec-
to, se supone que en la actualidad las causas de muerte materna e
infantil son, en su mayoría, evitables y/o curables, por tanto, uno de

6 El segundo problema de salud lo constituyen los casos de enfermedades infecto-contagio-


sas de transmisión vectorial y el tercero, las enfermedades nutricionales.

19
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

los factores intervinientes en esta problemática es el acceso oportu-


no a los servicios adecuados de prevención y atención en salud.

Sobre los casos de mortalidad materna en el ámbito nacional,


en el informe sobre la Línea Basal de Mortalidad Materna para el año
2000 elaborada por el MSPAS (2003), se reportaron 153 casos por
cada 100 mil nacidos vivos. Según el Sistema de Indicadores para
Análisis de Género (en adelante DevGénero, 2009)7, el número de
muertes maternas para 2006 y 2007 es de 133 y 128, respectiva-
mente. Sin embargo, en un reporte de la CEPAL sobre los avances de
los Objetivos de desarrollo del Milenio en América Latina y el Caribe
al 2008, Guatemala se encuentra en el grupo de países8 donde la
tasa de mortalidad materna se sitúa aún por sobre las 200 muertes
por cada 100 mil nacidos vivos, para el año 2000 registra 240 casos
y para 2005 llega incluso a los 290 casos aproximadamente (tasa
anual ajustada). La falta de certidumbre o de congruencia entre los
datos oficiales y los provenientes de otras fuentes, es uno de los
aspectos criticados por diferentes sectores sociales, principalmente,
el de organizaciones de mujeres que trabajan el tema de salud y que
apuestan por la transparencia de los procesos en la aplicación de
las medidas para subsanar esta problemática. La polémica no es en
vano si tenemos en cuenta que la tasa de mortalidad materna es un
indicador clave para la medición del nivel de desarrollo de un país, al
mismo tiempo que compromete a uno de los Objetivos de Desarrollo
del Milenio. Este es un indicador que suele estar en las agendas
políticas de los Estados, y que en la práctica puede favorecer su
manipulación. La disconformidad de las cifras de muertes maternas
entonces refleja hasta qué punto los sistemas de información y la
epidemiología que derivan de estos son poco ambiguos.

Sobre el mismo tópico, en un desglose de datos por departa-


mento, DevGénero, reporta para el año 2000 que Sololá es el segun-
do departamento con la tasa más alta de muertes maternas a nivel

7 Este sistema consiste en una base de datos con información demográfica, económica,
sobre participación política, salud, entre otros temas. La misma fue generada por la
Secretaría Presidencia de la Mujer-SEPREM, el Instituto Nacional de Estadística-INE y la
Universidad Rafael Landívar-URL.
8 Este grupo de países lo conforma Haití, Guyana, Bolivia, Guatemala, Honduras, Perú y
Ecuador. La información fue construida con base en datos obtenidos en línea de UNICEF,
Fondo de Naciones Unidas para la Infancia: Estado Mundial de la Infancia 2008.

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

nacional con 265 casos, la cual disminuye a 162 para el 2007. En


ese último año, Huehuetenango y Alta Verapaz presentan tasas aún
superiores a los 200 casos. Por su parte, el departamento de Quet-
zaltenango registra la tercera tasa más baja en el país, 72 casos para
cada año en cuestión. Mientras que el departamento de Guatemala
se encuentra entre las localidades que reportan una tasa arriba de
100 y debajo de 200. Al respecto, la Coordinadora 28 de Mayo9 indi-
có que en estos casos, las mujeres mueren por razones relacionadas
con el embarazo y el parto, debido a infecciones y hemorragias. De
esa cuenta la importancia del acceso a la atención prenatal, ya que
esta incide en el desarrollo físico y mental saludable de la futura
madre y para prevenir cualquier riesgo en el proceso de embarazo y
parto.

En un estudio de UNICEF se indica que para el año 2002, el


89.8% de mujeres del área urbana tuvo atención prenatal y 81.5%
en el área rural. Por tanto, del total de mujeres abordadas en la en-
cuesta de la ENSMI, el 15.7% de mujeres no tuvo ninguna atención
prenatal.

Del total de partos atendidos en ese año, sólo 28.8 fueron aten-
didos por algún centro del MSPAS y el 58.0% en su propio domicilio.
La mayoría de estos casos se localizan en el área rural (69.8%). En
cuanto al tipo de asistencia durante el parto, el 47.5% fueron atendi-
dos por comadronas, 37.0% por médicos/as y 4.4% por enfermeras.
Del total de partos atendidos por comadronas, 55.4% correspon-
den a casos de mujeres del área rural y 31.7% a zonas urbanas
(2007:61-63).

Las cifras son entonces claras en describir una realidad de falta


de acceso de las mujeres guatemaltecas a servicios que respondan
a sus necesidades sanitarias. En esta falta de acceso se combinan
factores geográficos, culturales y sociales. Podría inferirse que las
mujeres no pueden o no quieren ser asistidas por el Estado, que
todavía no se adapta a su realidad y necesidades.

9 La Coordinadora 28 de Mayo es un espacio de confluencia de varias organizaciones de


mujeres, cuya finalidad es conmemorar el 28 de Mayo como Día de Acción Mundial a
favor de la Salud de las Mujeres. Con ese fin se organizan para llevar a cabo diversas
actividades de reflexión y análisis a nivel público, así como acciones de incidencia política
en la temática. En los últimos años su prioridad ha sido la SSyR .

21
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Sobre los casos de mujeres menores de 19 años que están


embarazadas, estas jóvenes están más expuestas a experimentar
partos prematuros y/o complicaciones del embarazo, abortos espon-
táneos y/o mortinatos. Según un análisis de Naciones Unidas (2007,
citado por CEPAL, 2008) “en América Latina el alto índice de naci-
mientos de hijos/as de madres adolescentes predominante desde
1990, no ha experimentado una reducción significativa, a pesar de
las reducciones continuas en la fertilidad total de la región”.

En efecto, Guatemala tiene una de las tasas más altas de fecun-


didad adolescente a nivel latinoamericano y el Caribe, cuyo promedio
regional de 80 por cada mil, según Guttmacher (2008:02), equivale
a 114 nacimientos por cada mil mujeres entre 15 y 19 años. De
hecho, sólo en el primer bimestre del año 2009 se registraron en el
país 4,340 partos de mujeres entre los 12 y 19 años de edad (Coor-
dinadora 28 de Mayo, Prensa Libre, 28/5/2009:8).

De continuar la misma tendencia en el futuro mediato, sin to-


mar las medidas preventivas necesarias y considerando la importante
proporción de población infantil y adolescente del país, la situación
podría tornarse más grave; por lo que se hace imprescindible re-
flexionar sobre el tema y realizar las acciones pertinentes en materia
del conocimiento y uso responsable de métodos anticonceptivos por
parte de este importante grupo de población para el país. Esto, no
únicamente en función de evitar embarazos no deseados o espaciar
el nacimiento de los hijos/as, sino también como un mecanismo de
protección a la vida de las mujeres adolescentes y jóvenes.

Como un fenómeno relacionado con la problemática que se vie-


ne discutiendo, se encuentra el tema del aborto. En Guatemala el
aborto fue responsable del 10.0% de las muertes maternas en el
año 2000 (MSPAS, 2003). En la vida cotidiana el aborto continúa
considerándose un tema tabú, regularmente evadido y por demás
escabroso cuando sale a colación, situación que contribuye a que
no exista conciencia de su magnitud y particularidades como una
problemática social y de salud pública.

El aborto es percibido como una acción ilegal e inmoral, am-


pliamente condenada por la sociedad guatemalteca, principalmente,

22
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

por sectores conservadores de corte religioso, político, de justicia e


incluso de derechos humanos. Utilizarlo como procedimiento para
interrumpir un embarazo no planeado tiene implicaciones penales
para las mujeres, a menos que mediante diagnóstico médico, el em-
barazo represente peligro inminente en la vida de la futura madre. Sin
embargo, este aspecto es pasado muchas veces por alto en los ca-
sos de embarazos adolescentes y en caso de constituir un embarazo
producto de violencia sexual.

Según el estudio realizado por el Instituto Guttmacher (2006),


se estima que en Guatemala ocurren 65 mil abortos inducidos cada
año, lo que equivale a 24 abortos por cada mil mujeres en edad re-
productiva10. De hecho, el 36.0% de los embarazos no planeados se
resuelven a través del aborto inducido.

En el país, las regiones que presentan las tasas más altas de


aborto son, la Metropolitana con 30 casos y la Sur-Occidental con 29
casos de aborto por cada mil mujeres en edad reproductiva. El 50.0%
de los abortos registrados a nivel nacional correspondía a mujeres
entre las edades de 20 y 29 años; el 54.0% de las mujeres que se
practicaron un aborto tenían de 1 a 6 años de escolaridad; el 50.0%
consideraba que su ocupación principal era como “ama de casa”; y,
el 83.0% se encontraba en estado de “unión conyugal”.

En el estudio mencionado también se concluye que las mujeres


indígenas que viven en el área rural son tres veces más vulnerables
para acudir a servicios inseguros o poco capacitados para practicarse
un aborto, en comparación con las mujeres de las áreas urbanas.
Cuando mencionan esos servicios inseguros hacen alusión a las co-
madronas tradicionales, a quienes se les atribuye casi la mitad de los
abortos practicados en el país. Sin embargo, no se hace mención de
los servicios inseguros a los que se acude en áreas más urbanizadas
o citadinas, donde la tasa de abortos es considerablemente alta.

Derivado de lo anterior, se indica que el 60.0% del total de muje-


res que tiene un aborto inducido, sufren complicaciones que requie-
10 Dentro de la región centroamericana, OMS ha calculado una tasa de 21 abortos por cada
mil mujeres en edad reproductiva; mientras que en países del Cono Sur como Brasil y
Chile la tasa se eleva de 34 a 45 y en Perú hasta 52 por cada mil (OMS, 2004, citado en
Guttmacher, 2006:11).

23
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

ren de tratamiento hospitalario. Sin embargo, sólo ocho de cada


mil mujeres en edad reproductiva reciben tratamiento en institu-
ciones de salud debido a esas complicaciones. De esa cuenta, las
tres cuartas partes de las mujeres que reciben tratamiento debido
a complicaciones por abortos (inducidos e incluso espontáneos)
son atendidas en instituciones de salud financiadas con recur-
sos públicos. Hasta el año 2003 se habían implementado servi-
cios de atención postaborto en 36 hospitales de la red del sistema
de servicios públicos, implementados por el MSPAS en el marco del
Programa Nacional de Atención Postaborto-APA.

Finalmente, en el estudio se adjudica al embarazo no planeado


como la principal causa del aborto. Para llegar a esa conclusión indica
que, para el año 2002 la proporción de los embarazos no deseados
aumentó un tercio en relación con las décadas pasadas; por lo que en
la actualidad uno de cada siete nacimientos es no deseado. Asimismo,
el 28.0% de mujeres activas sexualmente no quería tener un hijo en el
futuro próximo, sin embargo, no estaban usando un método anticon-
ceptivo para evitar el embarazo. Adicionalmente, en el período en que
se realizaba el estudio, las mujeres contaban con un/a hijo/a más del
que ellas hubieran deseado tener (2006:4-5 y 12-13).

Considerando los datos anteriores, si se reproduce el deseo de


las mujeres por formar familias pequeñas y persiste una demanda
insatisfecha que no propicia los servicios necesarios para espaciar
o limitar los embarazos; entonces, las mujeres podrían continuar te-
niendo embarazos no planeados que terminarían incidiendo (en algu-
na proporción) en la recurrencia al aborto.

La tendencia a la estigmatización social del aborto, que encuen-


tra un asidero en sectores religiosos conservadores y el marco legal
que lo penaliza, fomentan la práctica clandestina de interrupción de
embarazos, con los consecuentes riesgos para la salud y la seguridad
de las mujeres.

Enfermedades de transmisión sexual y VIH, sida. De las


infecciones de transmisión sexual (en adelante ITS), sobre las que
se tuvo información, para el año 2002 se registraron 327 casos de
sífilis, de los cuales el 65.0% corresponde a mujeres entre los 15 y

24
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

45 años. El departamento de Guatemala es el quinto con mayor in-


cidencia de estos casos; mientras que Sololá y Quetzaltenango en el
otro extremo, son de los departamentos que menos casos registran
(MSPAS, Epidemiología, 2002).

De acuerdo con el Centro Nacional de Epidemiología (en ade-


lante CNE) y el Programa de Prevención y Control de ITS y VIH, sida,
para el mes de diciembre del año 200811 se habían reportado un
total de 18,873 casos de VIH y sida, de ellos 36.9% afectaba a mu-
jeres y 63.0% a hombres. A nivel departamental este dato significa
que la región Metropolitana o departamento de Guatemala presenta
una tasa de 265.7 casos por cada 100 mil habitantes; 206.71 para
Quetzaltenango y la incidencia más baja de “casos notificados” es de
47.75 para Sololá.

Los rangos de edad entre las mujeres que reportan más de 300
casos notificados, es decir, que resultan más afectados por VIH, sida
está entre los 20 y 44 años, 70.0% del total de casos femeninos; así
también, se reportan 312 casos referidos al grupo de bebés entre 0
y 4 años, lo cual representa el 8.1% del total de casos femeninos.
Del total de casos notificados que corresponde a hombres, el 88.0%
se encuentra entre las edades de 15 y 59 años. Coincide también
que el otro grupo mayormente afectado son los bebés entre 0 a 4
años (648 casos), cifra que duplica la proporción de mujeres infantes
(CNE, 2009).

Según el Banco Mundial en otro estudio realizado en 2004, el


74.0% de los casos de VIH positivos correspondía a “amas de casa”.
Sobre ellos se infiere que la principal vía de contagio fue la actividad
sexual con sus propias parejas (Bandé, fotocopias s/f). Por su parte,
el CNE señala que la principal vía de transmisión en los casos notifi-
cados efectivamente es la sexual (94.5%) y de madre a hijo (4.9%).

Los datos sistematizados por ONUSIDA indican que para el año


2007 había 59 mil personas viviendo con VIH, sida y 21 mil personas
que necesitaban de tratamiento con retrovirales para sobrevivir; asi-
mismo, estableció que la cobertura estimada de terapia antirretroviral

11 La fuente aclara que los casos de VIH iniciaron su notificación en julio de 2003.

25
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

alcanzaba sólo el 37.0%, ya que únicamente seis establecimientos


se encargaban de proveer este servicio en el contexto nacional. Esa
situación implica que existe un grueso importante de población que
necesita de tratamiento y al no poder accederlo, está expuesta a
riesgo de muerte.

Esa misma entidad calcula que cada año ocurren aproximada-


mente 3,900 muertes por sida. Sin embargo, al 2008 (datos parcia-
les), según la CNE, se habían reportado 1,241 muertes por causa de
sida, entre ellas, el 74.0% corresponde a hombres y 26.0% a muje-
res (CNE, Op. cit. s/n). Al respecto, es necesario tomar en cuenta la
existencia de subregistros en torno al tema y casos que jamás llegan
a registrarse a nivel del sector de salud pública, lo cual no permite
tener certeza acerca de las dimensiones reales de la problemática.

Al conjunto de temas tratados hasta el momento se suma la vio-


lencia contra las mujeres como una situación de la externalidad
que amenaza la salud de las mujeres en su integridad física, mental y
emocional así como sexual. Como es sabido, las mujeres pueden ser
objeto de violencia en diferentes esferas de su vida social, dentro del
núcleo familiar regularmente por parte de la pareja masculina, en los
espacios laborales por parte de los patronos, e incluso del sistema
público de servicios que por mandato debe intervenir en la atención
de las mujeres afectadas por la violencia, principalmente, la red de
servicios de salud.

Esto último sucede porque históricamente se ha carecido de los


mecanismos adecuados, cultural y operativamente, que reconozcan y
asuman la violencia contra las mujeres como un problema de respon-
sabilidad social y no únicamente de carácter privado como común-
mente suele asumirse por la sociedad en su conjunto, incluyendo a
los/as PSS. La imposibilidad de dimensionarlo como problema de
salud pública, dificulta su análisis causal e impide la construcción de
estrategias específicas desde la red de servicios sanitarios del país.

Con todo y esto, gracias a la presión ejercida por las organiza-


ciones de mujeres y feministas, así como al impulso del tema por los
organismos internacionales de derechos humanos, existen esfuerzos
por cuantificar su magnitud e indagar sobre las dimensiones de la

26
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

violencia contra las mujeres, sus consecuencias e implicaciones en


sus vidas, incluyendo la forma más exacerbada de este tipo de vio-
lencia contenida en los femicidios y las muertes violentas de mujeres.
Sin embargo, el conocimiento hasta ahora sistematizado todavía es
insuficiente dada su complejidad cultural, social y política12.

No obstante lo anterior, algunos datos con los que se cuenta por par-
te de fuentes oficiales de operadores de justicia, específicamente el
Organismo Judicial en cuanto a denuncias por violencia intrafamiliar
indican que, desde el año 2005 se registra un incremento continuo
de denuncias de 32,063 a 44,676 en 2007. En este tipo de violen-
cia que se caracteriza por su localización dentro del ámbito familiar
sobresale que las personas agredidas sean fundamentalmente mu-
jeres y que los agresores sean hombres cuyo vínculo social entre
ambos es como conviviente o ex conviviente.

A partir del 2008 con la promulgación de la Ley contra el Femicidio y


otras Formas de Violencia contra las Mujeres se han tipificado como
delitos diferentes formas de violencia. Se han registrado 4,035 casos
que incluyen las denuncias por violencia física y psicológica. De ese
total, 5.0% se reportaron en Quetzaltenango e igual proporción en el
departamento de Guatemala, mientras que 4.4% de las denuncias
se ubican en Sololá. Adicionalmente, en el año 2007 se reportaron
1,582 casos de violación sexual y para el 2008 se registraron 600
casos más que el año anterior.

De acuerdo con datos recopilados y triangulados por el Grupo Guate-


malteco de Mujeres (en adelante GGM) con base en fuentes oficiales
como la Policía Nacional Civil, el Ministerio Público, el Organismo
Judicial y la Procuraduría de Derechos Humanos, del año 2000 hasta
agosto de 2008 se han registrado aproximadamente 4,047 muertes
violentas de mujeres a nivel nacional. De ellas, el 27.4% han sido
catalogadas como femicidios.

12 Un esfuerzo por dimensionar el fenómeno de la violencia contra las mujeres y el femi-


cidio, en la región centroamericana, incluyendo Panamá y República Dominicana, fue
realizado por parte de CEFEMINA (Centro Feminista de Información y Acción) de Costa
Rica. Para el caso de Guatemala, GGM realizó el Diagnóstico Nacional para el período
1996-2006. Así mismo, durante el año 2009, Horizontes de Amistad de Costa Rica está
coordinando estudios de caso de femicidio a nivel de los países de la región, los cuales se
encuentran en proceso.

27
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

II. El escenario de la reforma del sector de la salud, sus


principales características

En el contexto económico y político, Guatemala al igual que el


resto de países del Istmo, también se sumó a una política de apertura
comercial para propiciar su inserción en la economía global.

En el caso guatemalteco, en consonancia con esa política eco-


nómica tendente a la apertura comercial y en el inicio de la coyuntura
del posconflicto bélico, el gobierno de turno (período 1996-2000)
aplicó una reforma al aparato estatal que consistió en la reducción
de éste, en la venta, privatización y concesión de algunos de sus
activos y empresas, e inició procesos que permitieron la participación
de agentes privados en la prestación de ciertos servicios. Asimismo,
aprovechó la inyección financiera por parte de organismos bilaterales
y multilaterales de cooperación y las acciones independientes –ya
encaminadas– por organizaciones no gubernamentales (nacionales e
internacionales) que se dedicaban a apoyar proyectos de desarrollo
social en el marco de la observancia de los derechos humanos. De
esa manera, se impulsaron acciones que buscaban ampliar la cober-
tura en los servicios de educación, salud e infraestructura física.

Al mismo tiempo, se implementaron ciertas estrategias funda-


mentadas en la focalización de segmentos de población vulnerable,
para atender problemáticas como la reducción de la pobreza en el
área rural del país. A pesar de ello, hubo un incremento en la diná-
mica migratoria interna y externa, principalmente de población mas-
culina hacia Estados Unidos. Esa situación no sólo generó un creci-
miento de la jefatura de hogar femenina, sino también una mayor
incorporación de las mujeres en la economía de mercado, quienes
han tenido que buscar la forma de conciliar y sobrellevar el trabajo
fuera y dentro del hogar. Esta situación incide de formas diferentes
en su vida, en lo económico, en su salud sexual y reproductiva y en
algunos casos en su participación política comunitaria.

En ese escenario como telón de fondo, y específicamente a par-


tir de 1996, se inició la puesta en marcha de iniciativas ligadas a
procesos de reforma del sector salud, cuyo objetivo según el discur-
so técnico e incluso teórico, era: “lograr mayor eficiencia y equidad

28
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

mediante mecanismos de mercado, dado la ineficiencia, corrupción


y burocratización del Estado”; en otras palabras, orientarse por los
principios que rigen la racionalidad económica y el mercado. Parale-
lamente y en la práctica política y social, también significó orientarse
por principios conservadores y religiosos como ingrediente comple-
mentario de esa racionalidad.

Al respecto, como bien indica la Instancia Nacional de Salud


(2004), de esa manera el Estado deja de asumir ciertas responsa-
bilidades sociales y cambia el sentido en la creación de los progra-
mas públicos, convirtiéndolos en compensadores sociales del ajuste
estructural y económico, con la particularidad de la focalización en
determinados segmentos de la población; cuyo funcionamiento está
regido en buena parte, por la aplicación de la política de flexibiliza-
ción laboral y la utilización del servicio de voluntariado comunitario,
como una dinámica del recurso humano que se encarga de brindar
los servicios; así como la disposición de los servicios de salud en
“paquetes básicos o mínimos”, carentes de la integralidad necesaria
para propiciar una vida saludable a la que tienen derecho todas/os las
ciudadanas/nos guatemaltecas/os.

En síntesis, dicha reforma ha consistido en la realización de mo-


dificaciones a nivel legal13, administrativo, financiero y operativo en
cuanto a la implementación de una “estrategia de extensión de la
cobertura de los servicios de salud” a través de la contratación de la
oferta privada de servicios, principalmente, la provista por un conjun-
to de organizaciones no gubernamentales cuya área de intervención
se encontraba funcionando en el área rural. En la misma se definió
que esa cobertura priorizaría la denominada “canasta básica de ser-
vicios” en el primer nivel de atención. A partir de entonces, el sector
salud está conformado por tres subsectores:

a) Público, constituido por la red de servicios del Ministerio de Sa-


lud Pública y Asistencia Social; por la red de centros del Instituto
Guatemalteco de Seguridad Social (en adelante IGSS); por los
servicios de salud de los Ministerios de la Defensa, Gobernación

13 En el siguiente capítulo se abordará con detalle el marco legal y programático de la políti-


ca pública en el que se sustentan las acciones y programas sociales implementados por el
MSPAS.

29
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

y de la Universidad de San Carlos de Guatemala (en adelante


USAC).

b) Privado lucrativo, conformado por los hospitales, sanatorios, clí-


nicas privadas, farmacias y laboratorios que forman parte del
mercado de servicios para la salud.

c) Privado no lucrativo, conformado por más de mil organizaciones


no gubernamentales (en adelante las ONG); muchas de las cua-
les pasaron a formar el Sistema Integral de Atención en Salud
(SIAS) con la implementación de la estrategia de extensión de
la cobertura.

De acuerdo con un análisis realizado por Medicus Mundi y la


Asociación Civil Observatorio Social (2008:79-80), el subsector pú-
blico, específicamente el MSPAS alcanza el 49.0% de cobertura en la
provisión de servicios para la salud; mientras que el subsector privado
no lucrativo, al cual denominan “extensión de cobertura” alcanza el
33.0%. Ambos subsectores representan una oferta de servicios dis-
ponible de poco más del ochenta por ciento; sin embargo, también
aclara que algunos de esos centros de atención, principalmente, los
hospitales públicos adolecen de diferentes recursos, lo cual limita la
calidad de los servicios disponibles para la población.

En esa distribución por subsectores, el MSPAS como el servicio


público para la salud, no tiene adscrita población como tal, ya que
su responsabilidad y mandato legal involucra como beneficiarios a la
totalidad de habitantes del país; a diferencia de la seguridad social a
través del IGSS cuya afiliación alcanza alrededor del 17% de la pobla-
ción y los seguros privados que cuentan con el 8% (OPS, 2007:29).
Esta particularidad incide en el acceso a servicios diferenciados en
cuanto a calidad, cantidad y pertinencia, lo cual puede significar la
diferencia entre la vida y la muerte de las personas.

A lo anterior se suma, que entre los tres subsectores, el MSPAS


es la dependencia del Estado que por mandato constitucional ejerce
la función rectora del sector salud y de intervención directa en el dise-
ño e implementación de la política pública y social en esta materia en
el ámbito nacional. Sin embargo y de acuerdo con el perfil elaborado
por OPS sobre el Sistema Nacional de Salud (Op. cit. 3-6), a pesar
30
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

que ha habido claros avances en la cobertura y acceso de la pobla-


ción a los servicios de salud, el sistema de provisión de servicios del
país mantiene la característica de fragmentación y segmentación en
su dinámica de funcionamiento, ya que no existen los enlaces efecti-
vos para garantizar una buena coordinación, ni tampoco hay claridad
en cuanto a la separación de funciones entre los subsectores.

La persistencia de esta situación entre el subsector público y el


privado no lucrativo, es sobremanera preocupante, dado que éstos
son los principales proveedores de los servicios de salud para la po-
blación guatemalteca en general, y particularmente, para la pobla-
ción históricamente postergada en el país, que es a la vez la más
vulnerable; es decir, la que se encuentra en situación de pobreza y
pobreza extrema, la que se asienta en las áreas rurales y urbano-
marginales del territorio.

Según el informe elaborado por OPS (Ibíd. 34) y con base en el


informe “Situación de la salud y su financiamiento 2005”, el MSPAS
es la instancia que cuenta con el mayor número de centros de aten-
ción, en total son 1,304 establecimientos fijos14 a escala nacional,
distribuidos en los tres niveles de atención15.

• El primer nivel que comprende los centros instaurados a través


de la extensión de cobertura, cuenta con: 926 puestos de salud,
1,244 centros de convergencia y 300 unidades mínimas de sa-
lud ubicadas en áreas rurales. Aunque en este nivel tradicional-
mente habían privado los puestos de salud, con la extensión de
cobertura en la actualidad también se identifican las denomina-
das “clínicas comunitarias” o “centros comunitarios”, además de
los centros de convergencia y las unidades mínimas de salud.

Los puestos de salud son los centros de menor complejidad de la


red de servicios, en ellos se presta atención curativa y preventiva

14 Los centros de convergencia y las unidades mínimas de salud no son establecimientos


fijos como tales o bien son espacios facilitados por las comunidades que trabajan en coor-
dinación con el MSPAS.
15 La información sistematizada por OPS se ha complementado con la clasificación de los
centros de atención descrita en la página web del MSPAS (consultada en 2009), que in-
cluye un desglose detallado de la oferta de servicios existente en el ámbito nacional, así
como la ubicación de los principales centros de atención en el espectro hospitalario de
segundo y tercer nivel.

31
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

de enfermedades, además de acciones de promoción de la salud


comunitaria. Por lo regular, los puestos de salud están ubicados
en las aldeas, cantones y barrios de los municipios. Su horario de
servicio es de ocho horas efectivas, de lunes a viernes.

Actualmente, el MSPAS los clasifica en puestos de salud que


cubren un promedio de 2 mil habitantes; y, puestos de salud
fortalecidos que cubren poblaciones con un aproximado de 5 mil
habitantes. En ambos casos se cumple la función de enlace en-
tre la red institucional de servicios y la comunidad, no obstante,
la distinción entre éstos es el recurso humano con el que cuen-
tan, mientras que los primeros tienen únicamente una auxiliar
de enfermería y un técnico en salud rural como prestadores de
los servicios; los segundos cuentan además con un/a médico/a y
personal administrativo de apoyo.

• El segundo nivel de atención lo conforman los centros de salud


que han ampliado en algún sentido la oferta de servicios: existen
tres centros de atención integral materno-infantil (CAIMI), cada
uno cuenta con salas de estadía con capacidad para 10 a 20
personas, atención permanente, con sala de urgencias, de par-
tos y quirófano para urgencias obstétricas; provee servicios de
consulta externa, pediatría y gineco-obstetricia; estos se ubican
en áreas de influencia de hasta 40 mil habitantes. Se apoya con
una casa materna temporal que alberga mujeres embarazadas
que viven en áreas de difícil acceso y que necesitan de atención
especial en el parto.

En este nivel se incluyen los centros de salud tipo “A” y “B”, entre
ellos: 32 centros de salud tipo “A”, estos cuentan con servicios de
internamiento para la atención materno-infantil, y partos que no
presenten complicaciones, funciona las 24 horas del día y están
ubicados en centros urbanos con una concentración poblacional
entre 10 y 20 mil habitantes. Los centros tipo “B” ascienden a 249,
brindan servicios de promoción, prevención, recuperación y rehabili-
tación de personas y acciones al ambiente; se ubican por lo regular en
áreas entre 5 y 10 mil habitantes. También existen las maternidades
cantonales o periféricas, son 16 centros que ofrecen atención perma-
nente dedicada a la resolución de parto no complicado y del neonato;
también cuenta con internamiento de 10 a 15 camas.

32
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Este nivel también abarca tres clínicas periféricas, cuyo objetivo


es desconcentrar las consultas externas y las salas de urgencia
de los hospitales, por lo que están ubicadas en cabeceras depar-
tamentales. Estas brindan consulta externa general y especiali-
zada en medicina interna, cirugía, pediatría, gineco-obstetricia,
traumatología, salud mental, odontología y emergencia. Al inven-
tario de establecimientos en este nivel de atención se suman 32
centros integrados dentro del contexto nacional.

En total el informe de OPS registraba para el 2007, 335 centros de


atención; sin embargo, según información del MSPAS al 2009, en
este nivel también se incluyen los Centros de Atención a Pacientes
Ambulatorios (CENAPA), los Centros de Atención Permanente (CAP),
los Centros de Urgencias Médicas (CUM) y las casas maternas,
aunque no especifica el número para cada tipo de centro.

Los CENAPA, prestan servicios de promoción, prevención, cura-


ción y recuperación de la salud, dirigidos a las personas y al
ambiente, cuenta con horarios de atención adaptados de acuer-
do a la cultura de la población16, no tienen servicio de encama-
miento y sólo tienen atención permanente en caso de desastres
o emergencias. Los CAP por su parte, brindan atención médica
permanente (24 horas) cuentan con internamiento para atención
materno-infantil, actúan para resolución de parto no complica-
do, estabilización y referencia de urgencias. Los CUM, ofrecen
atención médica permanente, cuya función está dirigida a la
curación, estabilización y referencia de urgencias médicas. Las
casas maternas, son albergues que funcionan bajo la gestión de
una organización comunitaria a nivel municipal, dan cobertura
a mujeres embarazadas de áreas rurales de difícil acceso. Es
común que el funcionamiento de estas casas maternas dependa
de fondos de la cooperación externa y que el Estado no designe
presupuestos para el efecto.
• Finalmente, el tercer nivel cuenta con 43 hospitales con dife-
rente grado de complejidad y áreas de influencia: dos hospita-
les nacionales, ubicados en el departamento de Guatemala, son
los centros de mayor complejidad que desarrollan acciones de
16 Tienen cuatro modalidades de horarios que no sobrepasan las 8 o las 12 horas de atención,
en una de las modalidades incluyen también los fines de semana.

33
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

promoción, prevención, recuperación y rehabilitación en salud,


intervención quirúrgica de alta complejidad y especialidades mé-
dicas. También existen siete hospitales de especialidades, entre
ellos, de atención infantil, de salud mental, antituberculosis, de
trauma y ortopedia, la mayoría también se encuentra en el Área
Metropolitana, sin embargo, también existen algunos en otros
departamentos del país.

Además, en este nivel se cuenta con seis hospitales regionales,


que brindan atención médica especializada en su área de influen-
cia, también desarrollan acciones de formación de recurso huma-
no, promoción y prevención. En el ámbito departamental existen 15
hospitales que prestan servicios de consulta externa, emergencia y
hospitalización; además, realizan acciones intramuros de promoción
y prevención de la salud, brindan asesoría técnica a los estableci-
mientos de menor categoría ubicados en su área de influencia. Para
completar la lista en este nivel de atención, también existen 13
hospitales distritales que se ubican en igual número de cabeceras
municipales, ofrecen atención permanente de encamamiento,
servicios de consulta externa, emergencia y hospitalización, así
como servicios de apoyo administrativo.

La totalidad de centros hospitalarios equivalen aproximadamente


a 6,030 camas para internamiento en el contexto nacional, lo
cual representa una tasa de 0.46 camas por cada mil habitantes
que requieren del servicio de internamiento en los hospitales del
país. Sin embargo, la demanda por servicios en la red hospitala-
ria alcanzó en el 2005, por incluir un ejemplo, 370,212 egresos,
con un total de 1.795,011 consultas y 1,191,308 emergencias
(Ibídem, 36).

Años después de iniciada la reforma al sector salud, se empezó


con elaboración de los protocolos de atención de los programas prio-
ritarios para los tres niveles; posteriormente, en el año 2005 se ac-
tualizaron y recién en el 2006 esas normas fueron socializadas entre
los/as PSS del primero y segundo nivel de atención. No se cuenta con
información acerca del proceso utilizado con los/as PSS del tercer
nivel de atención.

De acuerdo con los resultados señalados por OPS en su informe


(Ibídem, 34-37), cuyo período analizado fue 1999 a 2005, “con la
34
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

aplicación de la extensión de cobertura, el 50.0% de los departamen-


tos con mayor proporción de población indígena contaron con por lo
menos un 30.0% de población con acceso a la canasta básica de
servicios” que provee el primer nivel de atención, es decir, atención
materno-infantil, a la niñez, a la morbilidad, emergencias y atención
al ambiente (disposición y control de basuras, vectores y agua). En
el segundo nivel de atención se implementa “la canasta ampliada”
dirigida a la atención de mujeres en edad fértil, detección de cáncer,
planificación familiar, provisión de ácido fólico, atención a escolares;
y a partir de 2002 se realiza una evaluación nutricional de niños y
niñas en la etapa de la primera infancia (hasta los cinco años).

Diversos estudios sobre el sistema de salud guatemalteco coin-


ciden en destacar que éste se caracteriza por una estructura basada
en el modelo biomédico, es decir, que parte de una concepción de la
salud-enfermedad biologista, individualista y ahistórico que tiende a
ser excluyente, estático y elitista (Medicus Mundi e INS, 2003:19).
De esa cuenta, la falta de integralidad en la visión de los paquetes de
servicios o “canasta básica y ampliada” que promueve.

En tal sentido, la manera de reorientarlo, según autores como Vi-


llalobos (1989) tiene que ver con plantearse una concepción procesual
y dinámica de la salud-enfermedad, determinada tanto por aspectos
biológicos como sociales, culturales, psicológicos, económicos, políti-
cos, geográficos, históricos que inciden tanto en lo individual como en lo
colectivo. Modificar esa concepción (que también incidiría en la práctica)
internalizada y reproducida por generaciones no sólo por parte de los
prestadores/as de servicios y por los usuarios/as receptores de estos,
sino también por parte de los diseñadores de la política pública y de los
tomadores de decisión. A esa multidimensionalidad causal habría que
agregar el sentido humano o sentimiento de humanidad que propicie
una forma de interacción diferente entre prestador/a y usuario/a menos
autoritaria, elitista y oscura o ininteligible.

En cuanto al financiamiento para las acciones impulsadas de refor-


ma en el sector salud, como se indicó antes éstas fueron en gran parte
posibilitadas con fondos de organismos multilaterales, entre los cuales
asume un protagonismo regional el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID). Este Banco fue el ente financiero que inició el proceso de reforma
ejecutado por el MSPAS, para que posteriormente, se fuera trasladando
35
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

el manejo de la programación y ejecución presupuestaria a las Di-


recciones de las Áreas de Salud departamentales, quienes realizan
directamente los convenios de servicios con la oferta privada local
disponible y coordina con el recurso humano a través de acciones
de voluntariado o contratos de trabajo. Por otro lado, según el infor-
me Situación de la Salud y su Funcionamiento, período 1999-2005
del MSPAS, la fuente de financiamiento para el subsector público la
conforman, el gobierno central, la cooperación internacional y direc-
tamente los hogares de los/las usuarios/as (OPS, 2007:30-33), quie-
nes deben adquirir por sus propios medios los servicios que no tiene
disponibles la salud pública. Esa situación continúa siendo así, a pe-
sar que para el año 2009, la administración gubernamental, mediante
“orden presidencial”, ofreció “brindar los servicios de manera gratuita”
desde los sectores públicos de propiciar la salud y educación.

En ese mismo informe se consigna que los gastos en salud rea-


lizados por el MSPAS entre el período 1999-2003, se concentraron
en el rubro curativo-hospitalario (50.82% del total del gasto); para los
años 2004 y 2005 en acciones para la atención a la mujer, cuidados
materno-infantiles, enfermedades transmitidas por alimentos y agua,
infecciones respiratorias y malaria, representaron el 40.0 y 45.1%
respectivamente. En el programa VIH, sida durante esos años pre-
sentó un incremento de 85.5% (de 1.79 a 3.0 millones de dólares
americanos).

Por otro lado, se revisaron los presupuestos para el ejercicio fis-


cal del año 2001 correspondiente a la gestión gubernamental 2000-
2004; el año 2005, que corresponde a la gestión gubernamental
2004-2008; y, el año 2009 para la gestión 2008-201217; cabe
mencionar que únicamente se revisaron presupuestos aprobados, no
así ejecuciones presupuestarias (transferencias, recortes y otras mo-
dificaciones). En estos años el gasto social destinado a diversos ser-
vicios sociales tales como la salud y la educación (entre otros rubros),

17 Se seleccionaron estos períodos anuales debido a la disponibilidad de información y


porque puede revelar datos sobre la orientación de la administración gubernamental
respecto del tema, dado que el primer año de gestión para cada gobierno, se trata de
la ejecución de un presupuesto heredado de la gestión inmediata anterior. Además, los
presupuestos pueden ser comparables sólo en algunos rubros porque no cuentan con el
mismo nivel de desglose y detalle entre cada período, se puede inferir que el cambio de
los rubros responde a las prioridades coyunturales y a las decisiones políticas de cada
administración gubernamental.

36
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

representó el 47.6%, 49.6% y 53.9%, respectivamente. Si bien, en-


tre los presupuestos generales aprobados para los años 2001-2005
y 2005-2009, se genera una variación positiva del 42.2% y 53.5%,
respectivamente, la proporción destinada a los Servicios Sociales,
para los mismos períodos, fue de 48% y 66.9% como se puede ob-
servar en el cuadro No. 1.1 en los Anexos.

En ese escenario, resalta la variación que los recursos presupuesta-


les destinados al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, mues-
tran entre períodos, pues, mientras que del 2001 al 2005 aumentó su
asignación en un 9.1% (Q.150.528,054) en el 2009, la asignación se
incrementó en un 92.0%, es decir, le fueron asignados un mil seiscien-
tos sesenta y tres millones trescientos mil quetzales (Q.1,663.300,000)
más respecto a lo consignado para el año 2005.

Dentro del Presupuesto para Gasto Social, lo asignado al Minis-


terio de Salud, no ha sido constante a través del período analizado,
pues, a pesar de que en valores absolutos se observa un incremen-
to presupuestal, en términos relativos registró una baja para el año
2005 (del 15.3% que tenía en el 2001 pasó a 11.3% en el 2005);
para luego tener una recuperación para el año 2009 llegando a re-
presentar el 13.0%, sin que se logre la proporción que se tenía para
el año 2001 (ver Cuadro No. 1.1 en Anexos).

Este aumento significativo en 2009 incluye no sólo el rubro de


“servicios de atención a las personas” o “Programa 13”, donde se
encuentran los subprogramas, actividades y servicios para la salud
sexual y reproductiva (ver Cuadro No. 1.2 en Anexos), que incluyen
los Programas Nacionales de Salud Reproductiva y de Control y Pre-
vención de ITS, VIH y sida18; sino también los gastos destinados a
infraestructura, es decir, lo que se denomina como construcción y
mejoramiento de obra gris19, lo cual si bien es importante para dar
atención a la ciudadanía, no constituye el giro normal del Ministerio
18 En el caso específico de la Prevención del sida, ya aparece como un subprograma específi-
co para el año 2005, en el cual se le asigna un 0.7% del presupuesto del Programa 13 y para
el año 2009 un 1.7%. También se observa que en el año 2009 ya se tiene como actividad el
Apoyo a la Promoción, Prevención y Atención a la Salud Reproductiva y al de Atención al
Daño, cuyas asignaciones suman el 7.5% de presupuesto del Programa 13.
19 En el 2005 se incluyó dentro del Subprograma Recuperación y Rehabilitación de la Salud,
el Proyecto Construcción y Ampliación de Hospitales asignándole alrededor de Q.46 mi-
llones; el mismo, para el año 2009, pasa a llamarse Construcción, Ampliación, Remodela-
ción y Equipamiento de Hospitales al que se le asigna más de Q.123 millones.

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

de salud, quien debería de estar ocupado de manera exclusiva en la


prestación de servicios y dejar la parte de obra gris a otra instancia
más pertinente.

Por otro lado, recientemente (septiembre 2009), se dio a conocer


a través de algunos medios de comunicación escrita que se realizó un
recorte presupuestario al MSPAS respecto de la asignación aprobada
para el año 2009 que ascendía a Q.49.6 millones, que se hizo efectivo
a hospitales y direcciones de áreas de salud de varios departamentos del
país20, entre los que se encuentra Sololá con una disminución del 13%
sobre el presupuesto inicialmente asignado, que además, en su caso,
había solicitado a principios del mismo período una ampliación pre-
supuestaria para evitar la falta de medicamentos que finalmente ha
tenido lugar, según los comentarios de los prestadores y prestadoras
de servicios como se podrá observar más adelante.

Tal recorte obedeció, según indicaron las autoridades, a la baja


recaudación fiscal. El mismo, según los medios, afectaría los ya limi-
tados servicios de atención, prevención y disponibilidad de medica-
mentos, generando así una crisis hospitalaria que no alcanza a cubrir
la demanda de los servicios y que tiende a contrariar el ofrecimiento
de gratuidad de la administración gubernamental.

Respecto a la fuente de financiamiento que se tiene para cubrir


el presupuesto del Ministerio de Salud, es necesario indicar que son:
ingresos corrientes, ingresos provenientes del tesoro por afectación es-
pecífica, financiamiento externo e ingresos propios. Los de afectación
específica se refieren a los que provienen del Impuesto a las bebidas21.

En síntesis, a pesar de las acciones implementadas desde la


década de los noventa hasta la actualidad, todavía subsisten brechas

20 El más afectado por este recorte presupuestario fue el de Alta Verapaz (19%), le siguen Sa-
catepéquez y Escuintla (15 y 14% respectivamente), así como San Marcos (10%). Entre las
Áreas de Salud se encuentran Zacapa (15%), Alta Verapaz (12%), Petén (7%), Izabal y El
Progreso (5% respectivamente). Para mayores detalles, ver: Bonillo, “Descubren recorte
de Q.49.6 millones” en Prensa Libre, sección Actualidad Nacional, 7 de septiembre 2009,
p. 6, Guatemala; y, Álvarez, “Demanda rebasa capacidad de atención en hospitales” en
Prensa Libre, sección Actualidad Nacional, 14 de septiembre 2009, p. 3-4, Guatemala.
21 “ARTÍCULO 25. Destino preferente. De los recursos recaudados por la aplicación del pre-
sente impuesto se destinará un mínimo de quince por ciento (15%) para programas de
salud sexual y reproductiva, planificación familiar y alcoholismo del Ministerio de Salud
Pública y Asistencia Social. Dicho destino no será susceptible de asignarse a otro fin ni a
transferencia”.

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

en el acceso a ciertos servicios, por diferentes razones: presupuesto,


provisión de equipo, medicina, recurso humano (número, condicio-
nes de trabajo y actitud personal), entre otros. Lo cual se traduce
en servicios sociales no sólo insuficientes sino de baja calidad para
cubrir la demanda y necesidades de la gran mayoría de población.

III. Los derechos de las mujeres y la salud sexual y


reproductiva

Derechos reproductivos:
 Derecho de las personas para controlar y decidir sobre su propio cuerpo;
 Derecho para decidir tener o no hijos/as; cuántos y cuándo tenerlos;
 Derecho a recibir servicios de salud de calidad y sin discriminación en relación con la
edad, sexo, orientación sexual, estado civil;
 Derecho a recibir información sobre métodos de anticoncepción seguros, tener acceso
a ellos y poder elegirlos libremente sin ningún tipo de coacción;
 Derecho a recibir tratamiento en caso de infertilidad;
 Derecho a la atención durante el embarazo, el parto y después de un aborto.
Derechos sexuales:
 Derecho a disfrutar de la sexualidad sin necesidad de procrear;
 Derecho a la libre elección de prácticas sexuales;
 Derecho a vivir una vida libre de violencia sexual: libertad para decidir tener
relaciones sexuales o no, el momento y la pareja;
 Derecho a la privacidad sexual;
 Derecho a la equidad sexual;
 Derecho a la libre expresión de su orientación sexual, así como la regulación
de las distintas situaciones que se desprenden de su ejercicio cotidiano, y
 Derecho a recibir información y educación sobre sexualidad;
 Derecho al placer sexual;
 Derecho a la atención de la salud sexual;
 Derecho a tener información y atención en enfermedades de transmisión sexual.

En cualquier sociedad contemporánea subyace y se construye un


orden social donde se entremezclan conjuntos de relaciones sociales
de diversa naturaleza, entre ellas, las relaciones de poder y de auto-
ridad22, referidas a otros ámbitos de la vida además del económico

22 Las relaciones de poder implican la imposición coactiva de la voluntad de un actor sobre


otro a través del uso de la violencia o cualquier tipo de sanciones ilegítimas. Mientras que
las relaciones de autoridad han sido establecidas y son reguladas por un marco jurídico
institucional, o bien, por un marco normativo tradicionalmente instituido, por tanto, el
uso de la violencia y de las sanciones puede ser considerado como legítimo porque gozan
del consentimiento de aquellos sobre los que se aplican. Ambos tipos de relación pueden
utilizar como herramienta, por ejemplo, el dinero, la información o las armas (Guevara,
s/f, s/n), incluso el reconocimiento a determinado rol social.

39
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

y político cuyo eje central es el Estado. Tales formas de interacción


social que logran cierto nivel de estabilización, en ocasiones tien-
den a cambiar en el tiempo, y de las mismas pueden llegar a surgir
diferentes expresiones de resistencia (activa o pasiva23), como bien
sostienen Foucault (1992) y Scott (2000); son acciones de resis-
tencia en contraposición al sistema de dominación que encarna esa
multiplicidad de relaciones sociales.

En otras palabras, el poder y la autoridad también se ejercen


a través de microprácticas que conforman la vida cotidiana de los
grupos humanos, ubicándolos espacial y temporalmente en determi-
nadas posiciones sociales, ya sea como dominados o dominadores.
Dicho posicionamiento interviene en las relaciones entre los distintos
grupos sociales, en lo laboral; en instituciones como la escuela y la
familia, entre hombres y mujeres, adultos y menores, por mencionar
algunos. Esta lógica de poder se institucionaliza y se reproduce a
través de los imaginarios sociales que son retomados y resignificados
desde el saber y la práctica médica, anteponiendo principios éticos,
morales y posicionamientos ideológicos, que logran permear a la so-
ciedad guatemalteca en su conjunto; llámese usuarios/as de los ser-
vicios, así como prestadores y prestadoras de los servicios de salud.

Como parte de esas acciones de resistencia, los movimientos


sociales, feministas y de mujeres en el mundo, iniciaron en el Siglo
pasado una lucha sostenida contra la discriminación, la exclusión y
los abusos vividos históricamente por las mujeres, propiciados por un
sistema de dominación patriarcal24. Uno de sus aportes fue proponer
que los derechos humanos debían ser pensados incluyendo a las mu-
jeres así como sus necesidades particulares, y no únicamente desde
la perspectiva y parámetros masculinos en los que tales derechos
fueron creados (IDHUSAC, 2006:11).

Lo anterior implica, reconocer y reflexionar en torno a que las


mujeres no han podido ejercer sus derechos en términos de igualdad

23 La resistencia activa como las luchas locales por parte de grupos específicos y la resistencia
pasiva como los discursos ocultos implícitos en determinados símbolos o códigos
representativos de ciertos grupos.
24 “Patriarcado, es el concepto clave de la teoría feminista que se refiere a la sujeción de las
mujeres y que singulariza la forma del derecho político que todos los varones se atribuyen
y ejercen en virtud de ser varones” (Pateman, 1988, citado en Romero, 1996:244).

40
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

en comparación con los hombres; que constantemente se viola su


derecho a la vida plena, libre de violencia, con identidad propia y
necesidades tanto físicas, emocionales como espirituales; y que para
lograr tal reconocimiento es necesaria una tutela específica y leyes
internas (Ibíd., 12).

En el marco legal internacional, el concepto de dignidad que in-


voca la Declaración de Derechos Humanos, es entendido como “la
no instrumentalización del ser humano o el respeto a la persona y a
su capacidad de autodeterminarse”, lo cual sirve de sustento para
el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos. Ese de-
recho a la dignidad implica recibir la misma protección y trato entre
hombres y mujeres en el terreno de la sexualidad y la reproducción,
todo ello, para acceder a servicios de salud, justicia y protección (Da-
dor, s/f:2-3).

No obstante lo anterior, aunque inicialmente se habla de dere-


chos sexuales y reproductivos como una unidad integral, para que
ambos gocen de reconocimiento social, los derechos reproductivos
se definen más en términos de “poder y recursos”, lo cual puede
traducirse en “capacidades para hacer y acceso pertinente a los re-
cursos”, es decir, “tomar decisiones informadas respecto a la propia
familia, crianza y educación de los hijos/as, la salud ginecológica y
la actividad sexual… en forma segura y efectiva”. Mientras que los
derechos sexuales tienen que ver más con “la autodeterminación y
autonomía de la sexualidad, en tanto que las mujeres ejerzan su de-
recho al placer físico, sexual y emocional, de manera informada… así
como la libertad en la orientación sexual” (IDHUSAC, Op. cit.: 125 y
Dador, Op. cit.: 3-4).

En Guatemala, este es un tema que las mujeres organizadas han


intentado incorporar en la agenda nacional desde principios de los
noventa. Sin embargo, fue hasta el año 1997, que el Gabinete Social
de la Presidencia de la República realizó un estudio sobre las visiones
en salud reproductiva que tienen diferentes sectores sociales del país
(mujeres, iglesias, indígenas, jóvenes, prestadores de servicios, entre
otros), supuestamente, con el propósito de considerarlos para el di-
seño de las políticas y programas públicos.

Entre las principales conclusiones de ese estudio, están: que la


salud reproductiva es una situación que viven tanto personas indivi-
41
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

dualmente (hombres y mujeres) como las parejas y las familias en


relación con la sexualidad y la procreación. Asimismo, que la política
para atender la salud reproductiva no debería tener como propósito
el control del crecimiento de la población, ni la promoción del aborto
como método anticonceptivo. Además, que cualquier política para
atender la situación de la salud sexual y reproductiva debería basarse
en tres ejes: educación, información y servicios; y que la misma de-
bería ejecutarse sin imposiciones y respetando la diversidad cultural,
religiosa, así como los derechos y las libertades de elección de las
personas.

Sin embargo, traducir todas esas “intenciones” en un programa


nacional, fundamentado en un marco legal, y a la vez, hacerlo opera-
tivo dentro del campo de la salud; es un reto faraónico, que viene a
interpelar al Estado, al sector de la salud y el modelo biomédico que
lo sustenta, así como a la sociedad en general y los patrones cultu-
rales que intervienen en su cotidianidad, en las relaciones de pareja,
familiares, escolares, entre servidores/as públicos/as y usuarios/as,
pero principalmente, dentro del rol que las mujeres ejercen en la
sociedad. Elementos que se abordan en los capítulos subsiguientes
para caracterizar el Modelo de Atención a la Salud Sexual y Repro-
ductiva en el país.

42
CAPÍTULO II

EL MARCO LEGAL Y NORMATIVO PARA LA SALUD


SEXUAL Y REPRODUCTIVA EN GUATEMALA

I. Las Fuentes del Marco Legal


La Salud Sexual y Reproductiva se ha mostrado históricamente
en las estrategias del Ministerio de Salud de Guatemala, como un bi-
nomio indivisible. El respaldo legal de la misma está estructurado en
el marco jurídico nacional e internacional de los Derechos Sexuales
y Reproductivos. De ambos, los Derechos Sexuales son más con-
troversiales y su conceptualización y límite de aplicación son desde
las últimas décadas el escenario de fuertes luchas entre corrientes
conservadoras y progresistas, con posicionamientos absolutamente
opuestos en el derecho individual y colectivo que debe ser promovido
y facilitado por el Estado guatemalteco. Mientras los Derechos Repro-
ductivos han sido más ampliamente abordados y discutidos, los De-
rechos Sexuales lo han sido parcialmente, así como matizadamente
incorporados a los marcos legales nacionales e internacionales.

Los Derechos Reproductivos en Guatemala están amparados en


la normativa internacional de la cual el Estado guatemalteco es sig-
natario y por lo tanto está obligado a respetar, proteger y garantizar el
ejercicio de estos Derechos por la ciudadanía.25

El antecedente más explícito e importante de estos Derechos es


la Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo de El Cairo, Egip-
to, en 1994. En esta Conferencia se definió por primera vez que un
grupo de derechos humanos eran derechos reproductivos. El Progra-
ma de Acción de El Cairo define a los mismos como: “... un conjunto
de derechos humanos que tienen que ver con la salud reproductiva
y más ampliamente con todos los derechos humanos que inciden
sobre la reproducción humana,  así como aquellos que afectan el
binomio población-desarrollo sostenible”. El Estado guatemalteco es
signatario de esta Convención desde 1994. La misma plantea en tér-
25 Existe una relación entre la normativa del Sistema Nacional de Salud y la Salud Sexual
y Reproductiva que no desarrollaremos en este estudio. Para una mejor comprensión al
respecto, ver: Documento Final, Línea Basal Convenio de Cooperación al Desarrollo y
Fortalecimiento de Sistemas Públicos de Salud y Desarrollo en el Nivel Descentralizado,
con especial incidencia en materia de Salud Sexual y Reproductiva, Código 07-C01-66.
Diciembre 2008. Versión PDF.

43
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

minos muy sucintos: establecer mecanismos y programas específicos


para facilitar el acceso a servicios e información en salud reproductiva;
mejorar la calidad de los servicios; elevar el poder de decisión y la li-
bertad de elección de las mujeres sobre su vida sexual y reproductiva;
prevenir y reducir los embarazos en adolescentes y suministrar a la po-
blación educación sexual y servicios de salud reproductiva.

La Plataforma de Acción de la IV Conferencia Internacional de la


Mujer de Beijing, 1995 y el Protocolo Facultativo que se encuentra
vigente en Guatemala, plantea en unos de sus capítulos el acceso a
la salud y la reconceptualización de su enfoque a partir de las nece-
sidades de las mujeres, lo que incluye educación sexual.

Por su parte la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas en el año


2000, el Estado guatemalteco, junto a todos los demás, se compro-
metió para el 2015 a reducir la tasa de mortalidad infantil en dos
terceras partes, la tasa de mortalidad materna en tres cuartas partes
y detener y haber comenzado a reducir la propagación del VIH, sida.

Otros instrumentos de orden internacional que hacen parte del


Marco Legal para los Derechos Sexuales y Reproductivos, lo constitu-
yen la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discri-
minación contra la Mujer (CEDAW), 1979, ratificada por Guatemala
en 1982 y que manda a los Estados adoptar todas las medidas ade-
cuadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la atención
en salud, asegurar el acceso a servicios de salud, incluyendo la pla-
nificación familiar, el embarazo, el parto y el posparto y una nutrición
adecuada durante el embarazo y la lactancia. También plantea la
eliminación de cualquier discriminación a las mujeres en lo relativo al
matrimonio, lo que incluye el número de hijos y el espaciamiento de
los embarazos.

Los Derechos Sexuales por su parte, fueron considerados e in-


corporados en la Declaración de Derechos Sexuales de la Asociación
Mundial de Sexología (WAS), en el XIII Congreso Mundial de Sexolo-
gía, realizado hace apenas siete años, en Valencia, España y que se
convirtió en la primera declaración integral en materia de sexualidad
en el mundo.26 Esto provocó que organizaciones como la OMS/OPS

26 Para ver la Declaración y una exposición a detalle de los Derechos Sexuales, vaya a:
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_3715000/3715309.stm

44
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

hayan adoptado en su Código sobre Salud Reproductiva, un capítulo


sobre estos Derechos. La OMS ha dicho que: “Los derechos sexuales
abarcan derechos humanos reconocidos por leyes nacionales, docu-
mentos internacionales de derechos humanos y otros acuerdos de
consenso, que son parte integral e indivisible de los derechos huma-
nos universales”.

La existencia de un marco legal internacional y nacional para los


Derechos Sexuales y Reproductivos ha sido posible gracias al trabajo
persistente del movimiento de mujeres y feminista que ha intervenido
de manera directa y beligerante en los espacios políticos para que los
Estados y organismos internacionales retomen esta problemática y
se posicionen al respecto con convenciones internacionales y marcos
operativos y programáticos.

Los Derechos Sexuales y Reproductivos y el ejercicio de los mis-


mos para una salud integral encuentran un techo institucional en
la existencia de estas instancias que, desde el Estado, aseguran (o
deberían asegurar) el acceso de mujeres y hombres, de manera dife-
renciada y específica, a servicios de salud.

Los elementos subyacentes a estos marcos legales sobre Dere-


chos Sexuales y Reproductivos están asociados a aspectos constitu-
tivos de los Derechos fundamentales de los seres humanos. En ellos
se asume que el grado máximo de salud que se pueda lograr es un
derecho fundamental, sin distinción de ningún tipo. Por eso la salud
es un derecho fundamental a su vez y una dimensión obligatoria en
la conceptualización y medición del bienestar y la calidad de vida de
la gente y un requisito del desarrollo económico y social.

La Salud Sexual y Reproductiva por ende es un Derecho Huma-


no, asociada al ámbito del aparato reproductor, sus funciones y pro-
cesos.27 Este Marco Legal surgió como producto de la preocupación
del movimiento de mujeres y feminista internacional y de algunos
organismos internacionales sobre aspectos vinculados al impacto de
la salud sobre la calidad de vida de la gente, especialmente de las
mujeres, niños y niñas. Fue a partir de las diferentes Conferencias

27 Plan de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, 1994: párra-


fo 7.2.

45
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

internacionales y de los procesos que en éstas se generaron de re-


flexión, análisis y propuestas desde los diferentes actores antes men-
cionados, que el concepto de SSyR fue evolucionando de un enfoque
basado en la planificación familiar a uno más amplio, asociado con
la promoción de los Derechos Sexuales y Reproductivos y el mejora-
miento de la SSyR.

Este fenómeno, que podríamos denominar como de evolución


del concepto de la salud sexual y reproductiva, se fue haciendo evi-
dente en los avances progresistas si comparamos una Declaración
respecto de la otra y en el conjunto de instrumentos nacionales e
internacionales que fueron tomando forma posteriormente. Bajo esta
concepción, el ejercicio de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos
implica un buen estado de salud y por tanto, es un ejercicio de De-
rechos Humanos. Juntos, son satisfactores de vida, fundamentales
para el bienestar humano.

Este Marco Legal, como señalamos antes, ha sido producto de


un proceso controversial. Los Derechos Sexuales y Reproductivos
han sido adversados por aquellos sectores que tienen valoraciones
conservadoras sobre los roles sexuales y reproductivos de mujeres y
hombres, como la Iglesia católica, quien mantiene una campaña bas-
tante agresiva en el contexto mundial en contra de estos principios.
Algunos de los gobiernos también han rechazado partes fundamenta-
les de los documentos declaratorios poniendo en paréntesis muchos
párrafos de los mismos.

II. Marco Jurídico y de Políticas Nacionales

El Marco Legal de Guatemala recoge algunos de los principios que


son resultado de compromisos internacionales asumidos en el marco
de conferencias internacionales, si bien es evidente una tendencia a
la focalización de problemáticas de SSyR de acuerdo a prioridades
alentadas desde financiamientos o acuerdos internacionales; así te-
nemos un marco legal escasamente articulado y donde cobran mayor
importancia, por su nivel de pertinencia con la salud sexual y repro-
ductiva las siguientes legislaciones: Ley de Desarrollo Social, Ley de
Acceso Universal y Equitativo de Servicios de Planificación Familiar y
su integración al Programa Nacional de Salud Reproductiva, Ley Con-
tra el Femicidio y otras Formas de Violencia Contra las Mujeres, así
46
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

como la Ley General para el Combate del Virus de Inmunodeficiencia


Humana (VIH) y del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida)
y de la Promoción, Protección y Defensa de los Derechos Humanos
ante el VIH y sida.

La Ley de Desarrollo Social está sustentada en el artículo 47 de


la Constitución Política de la República. Esta Ley, en su Sección II: En
Materia de Salud, plantea aspectos vinculados a la protección de la
salud. Se trata de una ley específica para salud reproductiva, con una
dimensión propiamente descriptiva de los indicadores y estrategias
priorizados en el abordaje de la salud reproductiva al tiempo que los
dirige al MSPAS que es el referente nacional: así la ley manda al Pro-
grama Nacional de Salud Reproductiva (PNSR), reducir los índices de
mortalidad materna e infantil, así como a ofrecer servicios de salud
reproductiva y planificación familiar.

La Ley de Acceso Universal y Equitativo de Servicios de Planifica-


ción Familiar y su integración al Programa Nacional de Salud Repro-
ductiva está sustentada también en el artículo 47 de la Constitución,
en el Código de Salud, que en su artículo 9 establece que el MSPAS
debe de formular, organizar y dirigir la ejecución de las políticas, pla-
nes, programas y proyectos para la entrega de servicios de salud a la
población y en la Ley de Desarrollo Social antes descrita que, en sus
artículos 25 y 26 contempla la implementación de un Programa que
permita a las personas el disfrute de una vida sexual plena, respon-
sable y con libertad de elección del número de hijos e hijas, así como
el momento y frecuencia de los embarazos.

Este mandato debe ser aplicado en todos los establecimientos


del Sistema Nacional de Salud, en las escuelas primarias y secunda-
rias y en las ONG que prestan servicios básicos de salud del primer
nivel. Los destinatarios son la población en general, mujeres, ado-
lescentes, parejas y hombres. Debe garantizar el acceso universal a
métodos anticonceptivos y la oferta de servicios de planificación fa-
miliar. El recurso humano debe ser competente para prestar servicios
de calidad y con calidez y contar con equipo e insumos adecuados.

A pesar que la Ley en mención fue aprobada en noviembre/2005


y entró en vigencia a partir de su publicación en el Diario Oficial en
abril/2006, el reglamento correspondiente que posibilitaría su ope-
47
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

rativización aún no ha sido publicado (Portillo, El Periódico, 15/


abril/2009:8). La elaboración de una propuesta para dicho reglamen-
to fue coordinada a través de la Instancia por la Salud y el Desarrollo
de las Mujeres y la Asociación Guatemalteca de Mujeres Médicas
(AGMM), a la vez, contó con la participación de otras organizaciones
de mujeres, el mismo fue terminado desde julio/2006. Ese regla-
mento ha sido aprobado por diferentes instancias como el MSPAS,
Ministerio de Educación, recientemente por parte del IGSS.

No obstante lo anterior, grupos conservadores (religiosos y po-


líticos) han intervenido interponiendo diferentes tipos de recursos
legales y burocráticos para retrasar su publicación. De esa cuenta,
a la fecha en que se desarrollaba este estudio, el reglamento se en-
contraba pendiente de darle curso desde la Secretaría General de la
Presidencia de la República.

Aunque no existe un ente rector que garantice la participación


y la representación de las mujeres en las decisiones políticas del
Estado guatemalteco, la creación, mediante el Acuerdo Gubernativo
200-2000, de la Secretaría Presidencial de la Mujer –SEPREM– es
un paso significativo en la institucionalización de las Políticas públicas
a favor de las mujeres. El desarrollo e impulso de esta política debería
sentar las bases para la construcción de relaciones equitativas entre
hombres y mujeres en el país. Su formulación se dio en el contexto
de un proceso de consensos entre diferentes sectores: movimiento
de mujeres, entidades gubernamentales y otras instancias de Estado.
Contempla varios ejes de acción28: Desarrollo Económico y Productivo
con Equidad; Recursos Naturales, Tierra y Vivienda; Equidad Educati-
va con Pertinencia Cultural; Equidad en el Desarrollo de la Salud
Integral con Pertinencia Cultural; Erradicación de la Violencia
contra las Mujeres; Equidad Jurídica; Racismo y Discriminación con-
tra las Mujeres; Equidad e Identidad en el Desarrollo Cultural; Equi-
dad Laboral; Mecanismos Institucionales; Participación sociopolítica
y de Identidad Cultural de las Mujeres Mayas, Garífunas y Xincas.

La Política fue elaborada en base a las necesidades y propuestas


identificadas por los diferentes sectores de mujeres, mismas que fue-

28 La Política del 2001-2006 contemplaba nueve ejes de acción, con la revisión de la misma,
la que se plantea para el 2008-2023 incluye 12.

48
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

ron vinculadas de manera coherente con las acciones y medidas de


política identificadas en los instrumentos internacionales que forman
el marco jurídico global para la eliminación de las inequidades de
género y que se expresan en los instrumentos siguientes: la Conven-
ción para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra
las Mujeres (CEDAW), la Plataforma de Acción de la IV Conferencia
Mundial de Naciones Unidas sobre la Mujer, la Convención Intera-
mericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las
Mujeres, de todos los cuales el Estado guatemalteco es signatario.

La Política también recoge de manera coherente los plantea-


mientos que conforman el marco nacional: Constitución Política de
la República, Ley de Dignificación y Promoción Integral de la Mujer,
Acuerdos de Paz, especialmente el Acuerdo sobre Aspectos Socio-
Económicos y Situación Agraria, Acuerdo sobre el Fortalecimiento
del Poder Civil y Función del Ejército en una Sociedad Democrática, y
el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas. Este
marco legal construye los niveles mínimos de institucionalización que
pone en marcha las primeras políticas a favor de las mujeres en Gua-
temala, aunque padece de una crónica precariedad de recursos, lo
que en la práctica conspira contra la sostenibilidad real y promoción
de las políticas que puedan promoverse, de tal manera que su alcan-
ce está matizado por el apoyo puntual de financiamientos externos al
presupuesto nacional.

LEYES, ACUERDOS,
PERTINENCIA TEMÁTICA
POLÍTICAS
“El Estado garantiza la protección social, económica y jurídica
Constitución Política de la
de la familia. Promoverá su organización sobre la base legal
República de Guatemala
del matrimonio, la igualdad de derechos de los cónyuges, la
1985, Reformada en 1993,
paternidad responsable y el derecho de las personas a decidir
Art. 47.
libremente el número y espaciamiento de sus hijos”.
Implementar programas nacionales de salud integral para
la mujer, que implica el acceso a servicios apropiados de
información, prevención y atención médica.
Acuerdos para una Paz Firme Dar prioridad a la lucha contra la desnutrición, el saneamiento
y Duradera, Acuerdo sobre ambiental, la salud preventiva y las soluciones de atención
Aspectos Socioeconómicos y primaria, en especial la materno-infantil.
Situación Agraria, 1996. Presupuestar por lo menos el 50% del gasto público en atención
a la salud preventiva y reducir en el año 2000 la mortalidad
materna e infantil a un 50% respecto de los índices observados
en 1995.

49
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

El Estado… desarrollará acciones tendientes a promover la


salud de la mujer y la niñez con un enfoque integral… así como
Código Nacional de Salud,
la aplicación de medidas de prevención y atención del grupo
Decreto 90-97 Art. 41
familiar en las diversas etapas de su crecimiento y desarrollo,
incluyendo aspectos de salud reproductiva.
Código de la Niñez y la Título III, Secc I: Derecho a una Vida Digna y la Salud, Arts.
Juventud, Decreto 78-96 del 25 al 37. 1
Debe garantizarse el ejercicio real de la equidad de derechos
de la mujer en la libre elección del cónyuge, para contraer
matrimonio y disolverlo, para ser progenitora y elegir de común
acuerdo con su cónyuge el número y el espaciamiento de sus
hijos y para recibir educación sexual y reproductiva.
El gobierno a través de los órganos competentes y con la
participación de las mujeres, debe establecer mecanismos
específicos para definir políticas que permitan su acceso en
completa libertad, sin presiones de ninguna clase y en todas
Ley de Dignificación y
las etapas de su vida a servicios de salud integral, educación
Promoción Integral de la
y salud sexual y reproductiva, planificación familiar y salud pre
Mujer, Decreto 7-99, Art. 8 y
y posnatal para lograr la reducción de la mortalidad materna.
15
Objetivos específicos en salud: A. Fortalecer el acceso a los
servicios de salud reproductiva, incluyendo la planificación
familiar, B. Mejorar la información en cuanto a salud
reproductiva, C. Aumentar el personal calificado en cuanto a
la salud reproductiva, D. Informar y educar a la población en
el tema de salud reproductiva, E. Fortalecer al MSPAS y al
Programa Nacional de Salud Reproductiva, F. Fortalecer la
atención integral de ITS y VIH-sida e informar y educar a la
población para la prevención de ITS y VIH-sida
Ley de Desarrollo Social,
Arts. 10, 26, 27, 28, 29, 31. 2
Decreto 42-2001
Ley de Acceso Universal y
Equitativo de Servicios de
Planificación Familiar y su
integración en el Programa
Nacional de Salud Sexual y
Reproductiva, Decreto 87-
2005 y su Reglamento3
Ley contra el Femicidio y otras
formas de violencia contra la
Mujer, Decreto 22-20084

Ley para el Combate del Virus


de Inmunodeficiencia Humana
y sida, Decreto 27-20005

50
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

“Se entenderá como discriminación toda distinción, exclusión,


restricción o preferencia basada en motivos de género, raza,
etnia, idioma, edad, religión, situación económica, enfermedad,
discapacidad, estado civil o en cualquiera otro motivo, razón
o circunstancia que impidiere o dificultare a una persona,
grupo de personas o asociaciones, el ejercicio de un derecho
legalmente establecido, incluyendo el derecho consuetudinario
o costumbre, de conformidad con la Constitución Política
de la República y Tratados Internacionales en materia de
Reforma al Código Penal,
Derechos Humanos. Quien por acción u omisión incurriere en
Decreto 57-2002
la conducta descrita en el párrafo anterior, será sancionado
con prisión de uno a tres años y multa de quinientos a tres
mil quetzales. La pena se agravará en una tercera parte: a.
Cuando la discriminación sea por razón idiomática, cultural o
étnica, b. Para quien de cualquier forma y por cualesquiera
medio, difunda, apoye o incite ideas discriminatorias, c. Cuando
el hecho sea cometido por funcionario o empleado público en el
ejercicio de su cargo, d. Cuando el hecho sea cometido por un
particular en la prestación de un servicio público.
Ley del Impuesto sobre
De los recursos obtenidos por la aplicación de este impuesto se
Distribución de Bebidas
destinará un mínimo de 15% para programas de salud sexual
Alcohólicas, Destiladas,
y reproductiva, planificación familiar y alcoholismo del MSPAS.
Cervezas y otras Bebidas
Este destino no será susceptible de asignarse a otro fin o
Fermentadas, Decreto No.
transferencia presupuestaria alguna.
21-2004
Política de Desarrollo Social y
Política Sectorial: Salud6.
Población, 2002
Política Nacional de Promoción Ámbito de Desarrollo Social, Eje Global de Salud Integral, Eje
y Desarrollo Integral de las Global de Erradicación de la Violencia, la Discriminación y el
Mujeres, 2008-2023 Racismo contra las Mujeres.

III. Análisis del Marco Jurídico y de Políticas Nacionales


El marco jurídico nacional muestra vacíos importantes a nivel de
los aspectos declarativos y en la parte operativa/reglamentaria. Toda-
vía se observan normas discriminatorias y una gran inoperancia de
las instituciones del sistema judicial que se vincula con la impunidad
institucional y los imaginarios sociales subyacentes.

Varias personas especialistas29 opinan que el marco jurídico glo-


bal, referente al tema del ejercicio de derechos debería ser revisado,
para ubicar vacíos, contradicciones y elementos discriminatorios con-
tra las mujeres y otros grupos marginalizados y vulnerabilizados. En

29 Entrevistas con expertos/as, tanto del Sistema Institucional de Salud, como de diversas
organizaciones sociales que trabajan el tema de la Salud Sexual y Reproductiva.

51
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

opinión de las personas especialistas, la Salud Sexual y Reproductiva


no parte de un enfoque de derechos30 y este elemento subyacente
define el enfoque del marco legal y también las acciones de política
específica. El marco legal también adolece de una visión que tenga
en cuenta e incorpore aspectos de la equidad de género, la pertinen-
cia cultural, el ejercicio de la sexualidad, el VIH-sida o las enfermeda-
des de transmisión sexual y la violencia contra las mujeres como un
problema de salud pública y eso lo hace insuficiente e imposibilita al
Estado de dar la respuesta que éste debería.

Indican las personas expertas, que en la aplicación de los mar-


cos legales (aunque insuficientes y fragmentados) intervienen varios
elementos importantes:
• La visión que subyace al sistema de salud en general en el
país está basada en el enfoque biomédico y esto impacta de
manera determinante en la definición de políticas y marcos
normativos, así como en las prácticas de los/las PPS;
• La formación académica (basada en el enfoque señalado
arriba) es todavía muy conservadora, basada en patrones
obsoletos sobre el papel de los médicos o médicas en la
sociedad y el sexismo;
• Las personas en general (los prestadores y prestadoras de
servicios no son la excepción) tienen concepciones estereo-
tipadas sobre aspectos relacionados con la sexualidad, su
ejercicio, sobre el problema de VIH, sida o las ITS, sobre el
papel de las mujeres en la sociedad y sobre el tema de la
violencia contra ellas;
• Por tanto, no hay sensibilidad en quienes prestan servicios
de salud en general, sobre estas temáticas y ello se expresa
en la forma que luego toman los servicios y los marcos nor-
mativos. En general se observa poca voluntad política de la
personas tomadoras de decisiones;
• Esta falta de voluntad política a su vez se expresa en proce-
sos y procedimientos internos del sistema de salud inexis-
tentes o insuficientes;

30 El Enfoque de Derechos supondría considerar el derecho internacional sobre los derechos


humanos como un marco conceptual aceptado por la comunidad internacional, capaz
de orientar el proceso de formulación, implementación y evaluación de políticas en el
campo del desarrollo, y como una guía para la cooperación y la asistencia internacionales
respecto a las obligaciones de los gobiernos donantes y receptores.

52
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

• El marco legal o de políticas no encuentra los recursos nece-


sarios para hacerse operativo, con tendencia a depender en
su operatividad y sostenimiento de financiamientos externos
al presupuesto nacional;
• Las personas prestadoras de servicios de salud (salvo excep-
ciones) no conocen los marcos legales y de políticas o los
marcos institucionales.

El problema de la violencia contra las mujeres en particular es un


aspecto no suficientemente considerado en el Modelo de Salud. Es
uno de los ámbitos en que el sistema de salud y el marco jurídico son
más ineficientes. Luego de la revisión de algunos estudios31 se puede
concluir que: el conjunto de organismos públicos no cuentan
con políticas ni recursos especiales para la atención de la
violencia contra las mujeres en general, mucho menos para
enfrentar y detener las muertes violentas. El Modelo de Sa-
lud no tiene la claridad suficiente para incorporar de manera
continua en la práctica médica los protocolos de atención
de casos de violencia contra las mujeres, ni quienes pres-
tan servicios tienen conocimientos sobre el marco legal es-
pecífico y su responsabilidad al respecto32. El problema sigue
considerándose de orden privado y en ese tanto se le invisibiliza. Se
asume que la respuesta a este tipo de situaciones debe ser indivi-
31 Guatemala ni protección ni justicia: Homicidios de mujeres en Guatemala Amnistía
Internacional, 2005; Muertes Violentas de Mujeres durante el 2003-2004 de la Procuraduría
de Derechos Humanos; Feminicidio en Guatemala: Crímenes contra la Humanidad,
Congreso de la República, bancada de la URNG 2005; ¡¡¡Aún estamos a tiempo de
detenerlo!!! Femicidio en Centroamérica: situación y análisis del problema en la Región.
IIDH 2006; el Diagnóstico de CONAPREVI aludido antes; los estudios de GGM también
ya aludidos y los informes de las Relatoras Especiales de 2004.
32 La doctora Susana Villagrán, Relatora de la Mujer de la Comisión Internacional de
Derechos Humanos dijo en su informe que el gobierno de Guatemala estaba “fallando
en sus obligaciones internacionales para investigar y procesar efectivamente la violencia
contra la mujer… no se ha proporcionado ninguna compensación a los sobrevivientes
ni apoyo integrado a las familias de las víctimas… lamentablemente, los casos han sido
utilizados con fines políticos y cubiertos de una forma sensacionalista por los medios de
comunicación… La respuesta del sistema criminal de justicia es altamente negligente en
la mayoría de los casos y no provee de la protección requerida… La Relatora está muy
preocupada por el abuso sexual de las niñas en el hogar, y consecuencias de salud así como
embarazos no deseados. Mientras se lleva a cabo esta violencia en el hogar, permanece
como tabú e invisible… Existe un alto porcentaje de impunidad para dichos crímenes,
lo cual fortalece los patrones de desigualdad y discriminación y perpetúa la violencia…
existen problemas estructurales que reflejan serias deficiencias en la protección de los
derechos humanos… actualmente el sistema criminal revictimiza a la mujer” (Informe
sobre la Situación de los Derechos Humanos de las Mujeres en Guatemala, CIDH.
Guatemala 2004).

53
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

dual y privada y que el Estado no debe intervenir33. Las posibilidades


de visibilizar la violencia contra las mujeres en Guatemala como un
problema de salud pública se ven limitadas, entre otras razones, de-
bido a que existen múltiples debilidades institucionales y técnicas en
las instituciones encargadas y en los/as prestatarios de servicios. A
pesar de que la Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
Intrafamiliar y la Ley contra el Femicidio y Otras Formas de Violencia
contra las Mujeres, definen la obligatoriedad de varias instituciones
estatales de dar respuesta, prestar atención y de llevar un registro al
respecto; muy pocas lo hacen de manera efectiva, ya sea de acuerdo
a sus propios métodos o a través de la boleta con que se cuenta para
registrar casos de violencia intrafamiliar.

El Estado de Guatemala cuenta con una serie de leyes e institu-


ciones que actualmente responden y atienden el problema de la vio-
lencia contra las mujeres. Esta normativa encuentra su marco en la
legislación internacional sobre la discriminación y la violencia contra
las mujeres que el Estado de Guatemala ha ratificado y que es muy
similar al marco jurídico para la Salud Sexual y Reproductiva.

De nuevo, el marco jurídico nacional muestra vacíos importantes


de los aspectos declarativos y en la parte operativa/reglamentaria. To-
davía se observan normas discriminatorias y una gran inoperancia de
las instituciones del sistema judicial que se vincula con la impunidad
institucional y el imaginario social sobre el problema de la violencia
contra las mujeres34.
33 “Lo considerado ‘privado’ se convierte en funcional para lo ‘público’. Lo ‘privado’ deja
de ser ‘interior’, ‘oculto’ y se convierte en el conjunto de prácticas materiales del Estado
que forman el padre de familia que conocemos, a la niña y el niño y sobre todo a la madre.
Es un espacio de soporte de lo público, no distinto, complementario”, en Diagnóstico
Nacional sobre la Atención Institucional a la Violencia Intrafamiliar y Contra las Mujeres,
Aguilar, López y Chanquín. CONAPREVI-UNICEF. Guatemala, julio 2003.
34 “En amplios sectores de la población prevalece la visión de que la violencia es un me-
dio legítimo y ‘natural’ de resolver conflictos y de hacer valer la autoridad masculina.
Quienes así piensan, son los sectores menos sensibilizados y conscientes al momento de
definir este tipo de violencia como un problema social de grandes magnitudes, que afecta
prácticamente todos los planos de la vida social y que viola los derechos humanos de
quienes la padecen. Puede afirmarse que la población en general presenta grandes difi-
cultades para identificar este fenómeno como un problema y de ello no están excentos/as
funcionarios/as del sistema de justicia, ni prestatarios/as de otros servicios vinculados a
la atención de la violencia contra las mujeres y la violencia intrafamiliar. Una de las causas
de estas dificultades es la invisibilización del problema de que hablamos en el apartado
anterior, debido a que se le considera de orden ‘privado’ y se le minimiza. Esto actúa res-
tándole posibilidades al Estado para intervenir, posicionarse y resolver este problema”.
Aguilar, López y Chanquín. Op. cit.

54
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Las expertas entrevistadas también expresaron que no existía un


vínculo ni legal, entre el Programa Nacional de Salud Reproductiva y
el Programa Nacional de sida. A pesar de existir una ley al respecto
(Ley 27-2000 señalada arriba) no existe un procedimiento o un re-
glamento que permita vincular ambos Programas, a pesar de que los
dos abordan aspectos de la sexualidad humana. Esto también incide
en la calidad de la atención y el acceso a los servicios de salud sexual
y reproductiva de las mujeres y los hombres con VIH y por lo tanto, en
el ejercicio de sus derechos humanos.

Por la importancia que tiene para el tema de la Salud Sexual y


Reproductiva el tema del aborto, debemos decir que el Estado guate-
malteco cuenta con un marco jurídico que considera al mismo como
un acto delictivo. El aborto está tipificado en el Código Penal entre los
delitos contra la vida y la integridad de las personas, con excepción
del aborto terapéutico, que puede darse solamente en situaciones
en las que corra peligro la vida de la mujer. En este caso, el Código
Penal establece que debe existir el consentimiento de la mujer y el
diagnóstico de por lo menos otro médico o médica. Además, el mis-
mo exige que el procedimiento se haga “sin la intención de procurar
directamente la muerte del producto de la concepción” y cuando se
hayan agotado todos los medios científicos y técnicos disponibles.

El Código Penal sanciona a “la mujer que causare su aborto o


consintiere que otra persona se lo cause”… a “quien de propósito
causare un aborto” y a quien “con actos de violencia causare un
aborto”. La penalidad es prisión de uno a tres años, tanto para las
mujeres como para quienes provoquen el aborto. Varias otras sancio-
nes se señalan, dependiendo de los agravantes o atenuantes.

El MSPAS por su parte reconoce que el aborto es uno de los


principales y más graves problemas de salud de las mujeres en
Guatemala,35 pero de nuevo esta preocupación no se refleja en prác-
ticas que garanticen el acceso a servicios de calidad y calidez para las
usuarias, ni se refleja en el Modelo de Salud actual.

35 Educ. Reproductiva y Paternidad Responsable en Guatemala, CEPAL, Sept. 2001.

55
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

En síntesis, aunque Guatemala cuenta con marcos ju-


rídicos y de Políticas Públicas, tanto nacionales como in-
ternacionales, pertinentes y relacionados con el problema
de la Salud Sexual y Reproductiva que, incluso abordan as-
pectos como la violencia contra las mujeres, las ITS y VIH,
sida, el aborto y aspectos relacionados y puntuales, no es
posible observar que el Modelo de Salud actual logre inte-
grar esos diferentes marcos de intervención y objetivarlos
en reglamentos, normas y procedimientos adecuados, que
den cuenta efectivamente de la integralidad del problema y
que permitan que el Estado dé respuesta efectiva a la po-
blación.

En general se observa inoperancia, incoherencia, fragmentación,


descoordinación y falta de recursos para hacer valer estos marcos
jurídicos y de política en el Sistema Nacional de Salud. Funcionarios y
funcionarias públicas del Sector Salud, así como personas vinculadas
a la atención médica y de la salud no están sensibles a la problemá-
tica, la desconocen o no tienen información suficiente sobre leyes y
protocolos de atención específicos. Por un lado, mucha de su prácti-
ca está basada en imaginarios en los que subyacen elementos este-
reotipados sobre la sexualidad, el VIH, el sida y la violencia contra las
mujeres, lo que les lleva a no actuar adecuadamente o de acuerdo
a esos protocolos y el marco jurídico. Muchos de ellos desconocen
incluso que tienen una responsabilidad legal al respecto. Por otro
lado, en la actualidad no existen programas nacionales de formación
y sensibilización dirigido al personal de salud; salvo ciertos procesos
resultado de iniciativas ligadas a la cooperación internacional, que
implican un mosaico de las ONG sin un patrón común en el abordaje
de las estrategias para la prevención y atención a la salud.

56
CAPÍTULO III

LA SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA DESDE


LA PERSPECTIVA DE LOS PRESTADORES
DE SERVICIOS DE SALUD

I. El saber y la práctica en torno a los servicios de salud


sexual y reproductiva

Los prestadores y prestadoras de los servicios de salud (en ade-


lante PSS) son los principales actores (aunque no los únicos) que en-
carnan y dinamizan la institución pública de salud36, particularmente,
frente a las personas usuarias de esos servicios. El presente acápite
intenta reconstruir el imaginario social37 que subyace en el saber y
la práctica cotidiana de médicos, médicas, enfermeras, trabajadoras
sociales, comadronas y guardianes/as de la salud que forman parte
del recurso humano en algunos centros de atención (I, II y III nivel)
ubicados en las cabeceras departamentales de Guatemala, Quetzal-
tenango y Sololá38.

Cada uno de estos actores son portadores de percepciones, po-


siciones y conocimientos39 que en determinados momentos median
las acciones que realizan o propugnan realizar. De modo que ese
saber y práctica se manifiestan a través del discurso, es decir, sobre
lo que se habla acerca de los servicios existentes y sus particulari-
dades, la forma como conciben esos servicios, y, las maneras como
los aplican en la interacción cotidiana con los usuarios y usuarias de
esos servicios.

Tal discurso no puede ser entendido fuera de las relaciones so-


ciales que lo hacen posible, a la vez que da sentido y contenido
36 La salud existe en tanto instancia reconocida e institución reglamentada y conformada
por un conjunto de actores que se constituyen como colectivo, portador de saberes y prác-
ticas dentro de este campo de conocimiento.
37 Concebido para este estudio como una herramienta de interpretación y conocimiento de
la realidad social. Ese imaginario inicialmente individual puede ser compartido por una
colectividad y aceptado como interpretación válida de esa realidad.
38 Ver Tabla No. 3.1 en Anexos.
39 Cuando se habla de conocimientos, se está haciendo referencia al conocimiento teórico,
técnico, pero también al conocimiento ordinario o cotidiano obtenido a través de la expe-
riencia.

57
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

a una determinada realidad en ciertos contextos socioculturales.


Para Foucault (1999) en toda realidad existen “objetos”40 de los que
se habla a todas voces, que circulan y son considerados legítimos;
mientras que también existen otros “objetos” de los que no se puede
hablar abiertamente, pero que no por ello dejan de existir o pueden
ser obviados dentro de la realidad estudiada. En ocasiones, lo que no
se dice abiertamente o que está implícito en actitudes y comporta-
mientos respecto de ciertos temas o situaciones de vida, puede ser
más revelador.

En el conjunto de programas que conforman el sistema de salud


guatemalteco, el Programa Nacional de Salud Reproductiva (PNSR)
y el Programa Nacional de Prevención y Control de Infecciones de
Transmisión Sexual, VIH y sida, están reconocidos por la mayoría de
médicas y médicos entrevistados, entre los programas41 con carácter
prioritario para el país. De hecho, el discurso de los prestadores de
servicios gira en torno a estos programas.

En términos generales, los servicios más comunes que ofrecen


los centros de atención, referidos por el personal médico y de enfer-
mería, orientados a atender la salud reproductiva son: control pre y
posnatal, planificación familiar, detección de cáncer cérvico-uterino,
atención de partos sin riesgo y referencia de embarazos y partos com-
plicados a los centros pertinentes más cercanos a su jurisdicción. En
cuanto al control de ITS y VIH, los centros de primer nivel y algunos
de segundo nivel se ocupan de la detección de casos y de referirlos,
mientras que el tratamiento y los estudios más especializados los
realizan únicamente los centros equipados para el efecto.

Como podrá observarse más adelante, la salud reproductiva


desde la perspectiva de los prestadores y prestadoras de
servicios equivale a procreación y control de la natalidad;
mientras que las ITS y el VIH indican un estado de enferme-
dad entendida como padecimiento físico, como elemento de
riesgo y en algunos casos también como un estigma social.

40 Para este estudio, “objeto” puede ser interpretado como temas, situaciones, normativas,
reglas.
41 Los otros programas son inmunizaciones, tuberculosis, infecciones respiratorias agudas,
enfermedades transmitidas por agua y alimentos, enfermedades transmitidas por vec-
tores.

58
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

En ese escenario estos actores suelen relacionar la sexualidad con


las relaciones sexuales, la planificación familiar y la prevención de in-
fecciones, o bien, señalaron desconocer el tema y en algunos casos
simplemente evadieron abordarlo.

La mayoría de los servicios están dirigidos primordialmente a la


población femenina en edad fértil y sexualmente activa. Si bien la
edad cronológica de referencia solía ser de 14 a 49 años, reciente-
mente los parámetros se han ampliado, pues la edad fértil referida
por varios PSS fue de 10 a 54 años, dado los casos de embarazo que
se han presentado. Este dato fue referido tanto en el departamen-
to de Guatemala como en Quetzaltenango y Sololá, lo cual permite
inferir que no es un fenómeno exclusivo del área rural; pero ade-
más, hace posible leer entre líneas, porque no fue admitido como tal
por los actores entrevistados, que los casos de las niñas, percibidos
como embarazos prematuros pueden estar relacionados con casos
de violencia sexual.

En ambos programas también se ha podido notar que, a pesar


que retóricamente da énfasis a la atención preventiva, en la realidad
las acciones están orientadas principalmente a la atención curati-
va, es decir, se privilegia la sintomatología frente a la posibilidad de
abordar las causalidades implicadas en la problemática de salud; sin
embargo las intervenciones sanitarias están condicionadas por la es-
casez de recursos con los que cuentan los centros de atención, entre
ellos, personal capacitado y sensibilizado; infraestructura y equipo
tanto para la atención común como especializada; instrumentos e in-
sumos para acciones de promoción de la salud; medicamentos, entre
otros. La explicación seguramente tiene que ver con el desequilibrio
obvio que existe en toda la región centroamericana entre los fines y
las metas que plantean los programas de salud y la política de inver-
sión en salud pública que describen los presupuestos nacionales de
los países de referencia al convenio Medicus Mundi/AECID (Guate-
mala, El Salvador, Honduras y Nicaragua).

Volviendo a los elementos que Foucault destaca sobre el análisis


discursivo, “mostrar de dónde puede surgir el discurso”, es decir,
ubicar el campo de conocimiento (términos, códigos conceptuales y
tipo de teoría) desde el cual emerge el discurso. Al respecto, también
podrá observarse, que el enfoque biomédico es el factor predominan-
59
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

te en el discurso de los PSS, principalmente entre médicas, médicos


y enfermeras. Esto a pesar que se reconoce la intervención de ciertos
factores sociales en la salud; sin embargo, tal reconocimiento no ne-
cesariamente implica que esos factores sean asumidos como parte
de las acciones que se implementan desde el sector salud para dar
respuesta a los problemas y fenómenos de la salud. Más bien, se li-
mita a plantear propuestas en el campo de lo orgánico-biológico (pa-
tología, diagnóstico clínico, tratamiento curativo, manejo sindrómico,
epidemiológico, farmacovigilancia) en menoscabo de lo social, psico-
lógico y cultural. El enfoque biomédico, esencialmente cartesiano e
insensible a la explicación interactiva socio-natural, se convierte de
esta manera en una barrera primaria para integrar una sensibilización
sobre los derechos de las mujeres en el modelo de atención sanitario
de los países centroamericanos.

La prevalencia del enfoque biomédico se sustenta en la forma-


ción académica basada en la preeminencia de la lógica científica
cuantitativa propia de las ciencias naturales, en cuyos programas de
pregrado los seres humanos se reducen a un conjunto de órganos
interconectados; sin embargo, se obvia el contacto con la realidad
que viven los seres humanos desde la perspectiva social y cultu-
ral, aspecto que parcializa y/o puede condicionar el conocimiento y
la sensibilidad de los que ejercen la profesión de la medicina entre
los PSS. Pero además, la formación académica se caracteriza por
ser predominantemente conservadora, autoritaria, elitista e incluso
sexista, aspectos que se reproducen y resignifican en el desempe-
ño profesional, particularmente, en la interacción con los usuarios y
usuarias de los servicios de salud.

Los tecnicismos que emplea el personal médico para comunicar-


se con las personas que acuden a los servicios de salud, contribuye
a crear en ellas incertidumbre y ansiedad que pueden traducirse en
desconfianza y temor. Dentro de los PSS que no son personal de
medicina, se reconoce la tendencia de éstos a “diagnosticar y es-
cribir” sin detenerse a brindar una explicación mediada para generar
una comprensión básica del problema de salud, sus consecuencias
y condicionantes al que se enfrentan las personas usuarias. Esa ac-
titud y posicionamiento médico coadyuva en la construcción de su
imagen de autoridad a la vez que establece (consciente o incons-
cientemente) un distanciamiento entre ambas partes, e incluso el
60
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

desistimiento por parte de la persona que acude a los servicios en


busca de ayuda.

Otro rasgo interesante de este estudio son los marcos normativos


que derivan de los programas y leyes sobre salud sexual y reproductiva,
así, los protocolos de los programas en mención eran del conocimiento
de poco más de la mitad de médicas y médicos entrevistados, especial-
mente, entre aquellos que tienen varios años de experiencia en el sector
de salud pública y entre aquellos que se desempeñan tanto en pues-
tos de dirección como “atención a pacientes” en centros de salud. En
cambio entre las enfermeras, algunas indicaron que saben que existen
protocolos de atención, aunque no los conocen; mientras que otras los
conocen sólo parcialmente, es decir, sólo aquellos aspectos referidos
a la competencia de enfermería.

Entre las trabajadoras sociales, si bien saben que existen proto-


colos de atención, algunas indicaron que el conocimiento y manejo
de los mismos corresponde únicamente al personal médico. De he-
cho, en raras ocasiones se menciona en específico la intervención
de la trabajadora social o de personal de psicología como parte del
equipo requerido o que atiende en ciertos casos a las personas usua-
rias de los servicios, si mucho se menciona “técnicos y profesionales
de la salud”. Esto podría responder a la invisibilización de su función
dentro del “paquete de servicios”, al nivel de importancia que se le
atribuye a esa función, al nivel de especificidad en sus tareas, o sim-
plemente, a que este tipo de recurso humano todavía se encuentra
ausente en gran parte de los centros de atención.

Otra explicación complementaria para comprender este desco-


nocimiento de las herramientas esenciales para poner en marcha
cualquier política sanitaria tiene que ver con posibles falencias en la
comunicación y coordinación entre el ente rector del MSPAS y sus
estructuras desconcentradas, así como con las dificultades en el mo-
nitoreo implicado en este proceso de rectoría.

II. Concepciones, percepciones y prácticas sobre la salud


reproductiva

El protocolo de atención de salud reproductiva42, al que se tuvo


42 El protocolo no tiene fecha, sin embargo, pudo ser publicado entre los años 2000-2004,
dado que el Ministro signatario fue el doctor Mario René Bolaños Duarte.

61
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

acceso, está dirigido a los tres niveles de atención en que se organiza


el sistema nacional de salud guatemalteco. La primera parte se dedi-
ca al manejo de la atención prenatal, del parto y del recién nacido en
condiciones normales; la segunda parte a la atención en el manejo
de complicaciones obstétricas en embarazo, parto y puerperio. La
tercera parte trata los procedimientos para la planificación familiar,
esterilidad, infertilidad, climaterio, menopausia y diferentes tipos de
cáncer (cérvix, mama, ovario). Finalmente, la cuarta parte, aborda
el manejo de emergencias obstétricas relacionadas con mortalidad
materna y neonatal, este apartado en particular está dirigido a los
niveles de atención I y II, por lo que hace referencia al entorno rural
y/o áreas urbano-marginales apartadas.

Como se indicó en otros espacios el enfoque utilizado en el pro-


tocolo es biomédico, y reduccionista en la visión del cuerpo de la
mujer en un binomio indivisible con el/la recién nacido (a) , en dicho
protocolo se emplea un lenguaje eminentemente técnico o términos
clínicos en la mayoría de sus planteamientos, que guarda estrecha
relación con los contenidos del programa de Ejercicio Práctico Su-
pervisado (EPS) Materno-Infantil43 cuyos principios y problemáticas
están vinculadas a la ginecología y obstetricia, así como a la pedia-
tría hospitalaria y ambulatoria. Los médicos y médicas suelen poner
énfasis en la objetividad y la separación entre “el sujeto que conoce
y los objetos conocidos”, relegando aquellos aspectos emotivos que
impactan la vida de las usuarias. Sin embargo, en ciertas ocasiones
se sugiere al apoyo emocional que estos actores puedan brindar ha-
cia las mujeres que atraviesan por una situación traumática como
“aborto espontáneo” o algún tipo de cáncer sin que se concrete en
mecanismos multidisciplinarios precisos de cómo abordar integral-
mente a estas mujeres.

Sobre la atención a las mujeres durante el embarazo, parto


y puerperio

Según el personal médico, las enfermeras y trabajadoras socia-
les, los servicios de atención para las mujeres embarazadas en cen-
43 Este programa es parte de la formación de los estudiantes de pregrado de la Facultad de
Medicina de la Universidad de San Carlos de Guatemala, como parte de la Fase III, du-
rante el quinto año de la carrera de Médico-a y Cirujano-a, consultado en la página web:
http://medicina.usac.edu.gt/faseIII

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

tros de II y III nivel inician “Como encargada del programa educativo


con charlas educativas di- a las usuarias, la atención inicia todas
rigidas al colectivo de mu- las mañanas a las 7 con temas sobre
jeres que están a la espera los servicios de maternidad en el centro,
de atención para consulta nutrición, cuidados durante el embarazo,
externa o consejería indivi- métodos anticonceptivos, también sobre
educación sexual, ITS y VIH. A las señoras
dual. Entre los temas que
que van por primera vez a consulta se les
se abordan se encuentra el hacen los exámenes de rigor (papanicolau,
proceso de la edad gesta- hepatitis B, RH…). Posteriormente, a
cional, los cambios físicos, las 10 de la mañana se atiende a las
cuidados y nutrición duran- señoras de ginecología…” (Entrevista
te el embarazo, métodos con Enfermera Profesional, clínica de
maternidad periférica, II nivel de atención,
de planificación familiar,
Guatemala).
entre los más frecuentes.
Fueron pocos los casos en
los que algunas enfermeras hicieron referencia a los cambios ex-
perimentados por las mujeres en el ámbito emocional; tampoco se
mencionó el tema de corresponsabilidad familiar en el cuidado de la
madre y del bebé. Aunque esto último resulta contradictorio ya que
las mujeres no suelen asistir a los servicios de salud acompañadas,
menos aún por sus parejas.

Para iniciar el control prenatal, la primera visita debería ser aten-


dida por personal médico. La segunda visita y subsiguientes controles
mensuales podrían ser atendidos por personal de enfermería, siem-
pre y cuando el embarazo se desarrolle en “condiciones normales”,
es decir, cuando no se ha detectado ninguna señal de riesgo (fiebre,
náusea, vómitos, hemorragia) o tipo de padecimiento de la madre
que requiera atención específica (hipertensión, diabetes, algún tipo
de infección). Si no hubiera médico en el centro de salud, que suele
ocurrir, las enfermeras refieren a través de una nota a las mujeres al
centro asistencial pertinente (sala de maternidad cantonal o periféri-
ca u hospital) y más próximo. Situación que por supuesto deviene en
gastos para las mujeres y sus familias, dado que los mismos corren
por su cuenta.

En cambio en las comunidades rurales y durante el primer trimes-


tre del embarazo el primer contacto con las mujeres son las comadro-
nas, quienes suelen visitarlas en sus propias casas cada mes durante
los primeros seis meses de gestación; posteriormente, las visitas son
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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

quincenales. Las comadronas que son reconocidas y están en coor-


dinación con los niveles primarios de salud reportan mensualmente a
estos centros de atención de I nivel (centros de convergencia o pues-
tos de salud) acerca de los casos de mujeres embarazadas que están
atendiendo. Este resulta ser un mecanismo que ayuda al personal del
I nivel que entre sus funciones prioritarias contempla la captación de
las mujeres embarazadas antes de cumplir las 12 semanas de gesta-
ción. Con todo cabe resaltar que existen un número no especificado,
pero relevante, de comadronas que desarrollan sus actividades sin
ningún acercamiento con la red de servicios sanitarios, careciendo
de entrenamiento formal y sin monitoreo en su forma de atender a
embarazadas, el proceso de parto, puerperio y a los recién nacidos.

Las comadronas, por su parte, si identifican “signos de peligro”,


refieren o acompañan a las mujeres directamente al hospital regional
de Quetzaltenango, departamental en Sololá y nacionales en el caso
de Guatemala. Acostumbran acompañar a las mujeres cuando éstas
son monolingües (de habla Kaqchikel, K’iche’ y Tz’utujil) o hablan
muy poco el español; pero además, indicaron algunas comadronas,
que las acompañan para brindarles apoyo emocional por la situa-
ción que atraviesan, porque es su responsabilidad y por el temor o
desconfianza hacia los prestadores de servicios cuando éstos son
completamente ajenos a su entorno cotidiano.

Las comadronas entrevistadas en las tres localidades estudia-


das, coinciden en señalar que reciben capacitación mensualmente
en los centros de I nivel, comúnmente las enfermeras y en ocasiones
las médicas ambulatorias de las ONG prestatarias de servicios o del
centro de salud se encargan de darles la instrucción. Las capacitan
en temas como: identificación de “signos de peligro” y riesgos duran-
te el embarazo; sobre “hemorragia y control de tiempo en labor de
parto”, están conscientes que “cuando los bebés vienen atravesados
o cuando las mujeres tienen dolor de cabeza, mareo y vómito, esos
partos no tenemos que atenderlos nosotras”. De acuerdo con sus
palabras, a partir de las capacitaciones han aprendido sobre “mejo-
rar” la atención a las mujeres y los recién nacidos después del parto,
métodos de anticoncepción y planificación familiar; asimismo, sobre
la importancia de la higiene, esterilización y uso de ciertos instru-
mentos durante el parto (tijeras, pinzas), pueden aplicar inyecciones
y vacunas.
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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

El mandato en el sistema de salud demanda la vigilancia y re-


ducción de la mortalidad materna y neonatal; como parte del control
prenatal, en los distintos niveles de atención se determina el estado
nutricional de las mujeres y se intenta propiciar el acceso a micro-
nutrientes, prenatales, sulfato ferroso y ácido fólico; sin embargo, en
aproximadamente la mitad de centros de atención, principalmente,
del I y II nivel carecían de por lo menos alguno de los micronutrientes
y en algunos casos habían dejado también de aplicar la vacuna TDA
o antitetánica. De hecho, algunas médicas de Quetzaltenango y So-
lolá indicaron que había ocasiones en sus visitas comunitarias en las
cuales únicamente se dedicaban a realizar exámenes físicos y “hacer
recetas para que la gente compre sus medicamentos”. Situación que
con razón incomodaba o enfadaba a las usuarias dado el discurso en
los medios de comunicación respecto de la gratuidad de la atención
y los medicamentos. Por otro lado, es paradójico, a las mujeres se les
sugiere una serie de cuidados nutricionales cuando éstas no tienen
los medios económicos y materiales para cubrirlos.

Con el propósito de reducir los índices de mortalidad materna


y neonatal, los prestadores y prestadoras de servicios hacían énfa-
sis en la atención al parto, principalmente, las médicas y médicos.
Recientemente el MSPAS abrió los centros de atención permanente
(24 horas) en tres localidades de Quetzaltenango (Cabricán, San An-
drés Xecul y Huitán) cuyo propósito es la atención directa al parto,
fundamentalmente cuando se presenta alguna complicación y la co-
madrona solicita o necesita ayuda. La idea es que en estos centros
el médico o médica acuda junto con la comadrona a la casa de la
mujer embarazada. Sin embargo, no está claro cuál será el papel de
la comadrona, si fungirá como una guía y traductora para cumplir con
la pertinencia cultural como se demanda en el protocolo; o si conti-
nuará realizando su labor de atención como comadrona, pero con la
supervisión del médico. En ambos casos, la intervención de una y de
otro puede ser observada como una relación jerárquica. Al respecto,
una de las comadronas indicó que ellas no tienen permitido “recetar
a las señoras, porque no son médicas”, sólo pueden trabajar con me-
dicina natural. Lo que no se pudo indagar es si esa medicina natural
está avalada o necesita el permiso del personal médico o de enfer-
mería, aunque este visto bueno carezca de un marco normativo claro
sobre el manejo de este tipo de medicina. En todo caso, la relación

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

jerárquica asimétrica se agudiza porque entre el personal médico la


idea prevaleciente es la superioridad de “la cientificidad” por sobre
“lo tradicional”, situación que explica muchos desencuentros entre
médicos/médicas y comadronas.

Los partos que presentan complicaciones diversas, partos geme-


lares, prematuros son remitidos con una nota a las maternidades de
los hospitales (III nivel). No obstante, lo ideal para algunas enferme-
ras, sería que en estos centros se atendiera a las mujeres que ten-
drán su primer parto, a las adolescentes y a las mayores de 35 años
por considerar esas situaciones como “embarazos de alto riesgo”.
De hecho, una de las comadronas de Quetzaltenango indicó que no
se comprometía a atender partos con mujeres mayores de 35 años
porque significa un riesgo para las mujeres y una complicación para
ella. No obstante ese ideario de enfermeras y comadrona, la realidad
es diferente, los centros hospitalarios son escasos y centralizados,
sumado a ello, en ocasiones no existen los medios económicos para
trasladar a las mujeres y en otras ya no se cuenta con el tiempo
suficiente para hacerlo, de manera que la extensión de cobertura,
el modelo de prevención siguen siendo insuficientes, aunado a las
condiciones estructurales en la que desarrollan su vida las mujeres.

Por su parte, las comadronas, atienden en casa de las mujeres


los partos “normales”; mientras que aquellos considerados “peligro-
sos o complicados” los remiten al hospital, pero la mayoría de veces
tienen dificultad para que las mujeres o sus familias acepten ser
trasladadas y atendidas en esos centros. En el ámbito comunitario
se construye una percepción negativa del hospital, como resultado
de la inaccesibilidad que sufre la población rural guatemalteca a un
servicio hospitalario adecuado; ello hace sea común la creencia de
que la mujer que ingresa al hospital no sobrevive; también la idea
generalizada que el personal médico y de enfermería suele propiciar
malos tratos a las mujeres, además que no pueden comunicarse con
las mujeres por las barreras idiomática y cultural. Por lo que muchas
comadronas se sienten responsables de acompañarlas hasta donde
les permita el personal del hospital.

Existen casos, según algunas comadronas de Sololá y Quetzalte-


nango, cuando ellas han referido casos al hospital de la localidad, las
personas a su regreso les han manifestado que existen malos tratos
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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

por parte de algunas personas de enfermería y médicos hacia las


mujeres, ello provoca la desconfianza de las mujeres y sus familias.
Incluso en ocasiones culpan a las comadronas por haberlas referido
al servicio de III nivel, por lo que reniegan de ese servicio e indican
que, en una futura oportunidad u otro embarazo “prefieren morir en
su casa que en el hospital”.

En torno a este mismo tema, el personal médico (obstetra) con-


sidera que la negligencia es responsabilidad principalmente de la co-
madrona, mientras ésta acredita a la mujer, su familia y al personal
de salud que con su actitud intolerante hacia las mujeres, abonan
elementos para construir esa imagen sobre ellos. Otro aspecto que
puede influir en la actitud de las mujeres y sus familias hacia los
hospitales y los/las PSS, es que en la comunidad se estigmatiza a las
mujeres por no poder realizar el parto en su casa como se esperaría
en su entorno, etiquetándolas como “débiles y enfermas”, no en el
sentido de su condición física sino en un sentido socialmente des-
pectivo y machista, “esta no es buena mujer porque no pudo dar a
luz a su hijo ‘normal’, hay que llevarla al hospital”; de esa cuenta, las
mujeres no desean ser menospreciadas e indican que “prefieren mo-
rir en su casa, antes que morir en un hospital”. Adicionalmente, los
planes de emergencia que plantea el PNSR, como lo indica alguna
comadrona, “no funcionan”, porque hacen falta los recursos econó-
micos para poder concretarlos, de modo que la movilización también
es un obstáculo importante en la referencia de las mujeres hacia los
hospitales.

Cuando los partos se resuelven en la comunidad, ocho días des-


pués del nacimiento del bebé, la comadrona se encarga de acompa-
ñar a la madre y su hijo o hija al centro de salud para ser examinados
físicamente por el médico o médica. Asimismo, para registrar el nue-
vo nacimiento.

En el cuidado posnatal en las comunidades rurales se involu-


cran las personas conocidas como “guardianes o guardianas de la
salud”, las comadronas y enfermeras, quienes dan seguimiento a los
cuidados y desarrollo de los bebés y de las madres, proveyéndoles
micronutrientes, recomendando la lactancia materna como el único
o principal alimento para los y las infantes, aplicando las vacunas
respectivas, revisando su peso y talla periódicamente hasta la edad
67
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

de 5 años. Asimismo, por el énfasis que se manifiesta por parte de


los prestadores y prestadoras de salud para la planificación familiar
como se verá más adelante.

Sobre los cuidados posnatales, los/las PSS no profundizan. Sin


embargo, se les cuestionó acerca de la forma como entienden o
conciben la maternidad saludable. Al respecto, a pesar de la diversi-
dad de opiniones la mayoría contrapone la maternidad saludable a la
maternidad con riesgos y complicaciones físicas y emotivas. Algunos
actores la relacionan únicamente en torno al embarazo, la edad “co-
rrecta” para tener hijos y dejar de tenerlos, al espaciamiento entre los
nacimientos de los hijos deseados, es decir, en función únicamente
de la reproducción biológica.

En muy pocos casos la perspectiva desde los actores tiene que


ver con una visión más integral de la salud de la mujer como persona,
no sólo como madre con estabilidad emocional por contar con una
pareja, sin embargo, esa situación condicionaría la salud para aque-
llas mujeres que sin preverlo o por convicción propia deciden ser ma-
dres solteras, que por su situación social sufren de una involuntaria
estigmatización en las estrategias de promoción de la salud, la cual
se plasma en la inmediata consideración de la mujer soltera como
mujer con riesgos incrementados a “enfermar o contagiar enferme-
dades de transmisión sexual”, todo ello en una categorización de
riesgos mecanizada e insensible a la diferencia entre las mujeres.

Se pierde de vista que las mujeres empiezan la maternidad des-


de el primer embarazo y continúan siendo madres el resto de su vida
como un papel asumido para sí mismas y para sus hijos; sin dejar
nunca de ser mujeres con deseos, expectativas, emociones, afectos,
con necesidades materiales e inmateriales además de físicas; una
persona que se desenvuelve en un determinado entorno, que cons-
truye continuamente su identidad, portadora de ideas y creencias.
Es decir, la maternidad es uno de los tantos roles en la vida de una
mujer, como la salud reproductiva sólo una faceta en la cual las mu-
jeres se realizan, pero su proyecto de vida no tendría que empezar y
terminar en ese mismo punto, como es la visión de varios/as PSS, o
como algunos hombres y mujeres de las comunidades rurales, como
se pudo observar en algunas entrevistas, donde la mujer es valorada
si y solo si tiene hijos, muchos y en su propia casa. El valor social atri-
68
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

buido a la mujer viene dado por su capacidad para cumplir de manera


satisfactoria con los roles de madre y esposa.

Concepciones sobre Maternidad Saludable


Prestadores y Prestadoras de Servicios de Salud
Guatemala, Quetzaltenango y Sololá

Trabajadoras
Médicas/médicos Enfermeras Comadronas
sociales

“el embarazo no es “es el embara- “la madre que cuenta “las mujeres que
una enfermedad, es zo libre de ries- con todas las con- planifican sus
un estado que debe gos, es decir, diciones necesarias embarazos para
ser de completa ar- de complica- para poder brindarle no llenarse de
monía y tranquilidad ciones físicas la atención que el hijos…” (Guate-
con buenos hábitos y emocionales” bebé requiere” (Gua- mala)
de higiene y alimen- (Guatemala) temala)
tación” (médico,
Guatemala) “cuando cuida “cuando planifican
su condición sus embarazos y
“Estar sana física y física, lleva su tienen capacidades
mentalmente, que control prenatal mentales, físicas, es-
sus embarazos sean puntualmente, pirituales y económi-
deseados y que su alimentación cas para traer niños
entorno familiar sea nutritiva y hace al mundo”
adecuado, que su ejercicio” (Gua- (Guatemala)
esposo se involucre temala)
y sea parte de los “un estilo de vida
cuidados de la se- “tener el nú- para ella y su bebé
ñora” (médica, Gua- mero de hijos en cuanto a los cui-
temala) deseados en dados después del
un tiempo esti- parto, lo biológico,
“el cuidado que se pulado, no muy lo mental y espacia-
brinda a una mujer corto, para que miento de embara-
para evitar exponer- le dé tiempo a zos” (Guatemala)
se a riesgos” (médi- su cuerpo de
co, Guatemala) reponerse des-
pués de cada
embarazo”
(Guatemala)

69
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

“la señora embara- “el embarazo sin “la madre que puede “es que las mujeres
zada tiene que estar riesgos y que la tener un ambiente fami- tengan sus hijos
sana, que tome ácido mujer esté bien, liar agradable, tranquilo, entre los 18 y 35
fólico antes de em- física y emocio- con amor, estabilidad años, que haya es-
barazarse” (médico, nalmente” (Quet- con su pareja” (Quetzal- paciamientos por lo
Quetzaltenango) zaltenango) tenango) menos entre 2 ó 3
años, que tome sus
“que la señora esté bien “que esté bien “no es sólo estar bien vitaminas cuando
físicamente mediante desde el mo- físicamente sino psi- está esperando y
chequeos periódicos, mento que está cológicamente, porque después que ya ha
anímicamente estable, embarazada, eso provoca más daño tenido el bebé”
que tenga lo necesario cuando tiene su a la mujer embarazada” (Quetzaltenango)
materialmente” (médi- bebé y que pla- (Quetzaltenango)
“yo les digo a las
ca, Quetzaltenango) nifique un nuevo
mujeres que de 40
embarazo con un
días no deben tener
“que cumpla con los tiempo pruden-
relaciones con su
cuatro controles de em- cial” (Quetzalte-
esposo porque la
barazo, consuma ácido nango)
matriz está delica-
fólico y sulfato ferroso y
da, es muy fresque-
tenga una buena aten-
cita y está limpia y si
ción durante el parto”
se va la suciedad se
(médico, Quetzaltenan-
puede enfermar, por
go)
eso le digo que se
tiene que controlar”
(Quetzaltenango)

“que la mujer tenga una “es un estilo de “que la mujer tenga de- “el embarazo que
buena atención prena- vida saludable recho a decidir cuántos no corre riesgos
tal y esté consciente en durante el emba- hijos y cada cuánto porque la madre va
caso se encuentre con razo” (Sololá) tiempo…” (Sololá) puntualmente a sus
signos de peligro” (mé- controles, toma sus
“las mujeres que
dica, Sololá) atoles, puede ali-
tienen hijos a
mentarse bien para
partir de los 18
“que la mujer esté pre- llegar a su tiempo
años, que dan un
parada física y psicoló- sin problema, sin
espaciamiento a
gicamente para tener padecer enferme-
sus embarazos,
hijos para que disfrute dad…” (Sololá)
que mantienen
la maternidad” (médica,
control prenatal y
Sololá)
posnatal” (Sololá)
“la mujer no de-
bería ser vista
como un objeto
que da a luz un
bebé” (Sololá)

Fuente: trabajo de campo, abril-julio 2009.

70
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Sobre planificación familiar: “…ellas no son las que deciden”


Como se anotó anterior-
mente, la educación y conse- “Aquí no son las mujeres quienes
jería para espaciar los emba- toman la decisión de usar métodos,
razos se propone dar a cono- son los hombres quienes al final
cer, “ofertar” en términos de deciden. En el hospital se ven casos de
los prestadores de servicios, mujeres que tienen una novena gesta
y aún así tienen que consultarles el
los diferentes métodos de pla- uso de algún método para planificar”
nificación familiar existentes (Entrevista con médico ginecólogo
y/o disponibles en los centros de Hospital Nacional, III nivel de
de atención. Para este com- atención, Guatemala).
ponente del PNSR el grupo
objetivo es amplio, población
masculina y femenina activa sexualmente, se define por la demanda
que tiene cada centro asistencial, sin embargo, en algunos de estos,
indicaron que por cada 10 mujeres que solicitan información acuden
3 hombres.

No obstante lo anterior, entre las mujeres que participaron en


un grupo focal realizado para conocer su percepción acerca de los
servicios de salud44, algunas coincidieron en indicar que no se recibe
información amplia acerca de los métodos anticonceptivos, de sus
efectos secundarios, en ocasiones sólo se les pregunta “con qué mé-
todo quiere planificar”, la edad y el número de hijos e hijas que han
tenido. Por otro lado, algunas mujeres indicaron que conocen a otras
mujeres de su barrio o colonia que no planifican, porque no conocen
que existen diferentes opciones para ello, por lo que consideran que
no se hace lo suficiente para informar a todas las mujeres.

Dado que son mujeres las principales usuarias de los servicios


de salud, los métodos que ofrecen son “para que planifiquen
las mujeres”. Entre los métodos que dan a conocer se encuentran:
la inyección de 1 ó 3 meses45, las píldoras anticonceptivas, la T de

44 Se hace la salvedad que este grupo de mujeres además de ser usuarias de los servicios
de salud de I y II nivel en una zona urbano-marginal de la ciudad capital de Guatemala,
también forman parte de la Asociación de Mujeres en Solidaridad (AMES), organización
que es parte de la REDNOVI. AMES promueve la defensa de los derechos de las mujeres y
atención integral a la salud, promueve procesos de capacitación e incidencia con mujeres
y jóvenes para mejorar su calidad de vida.
45 Suele hablarse de la existencia de la inyección de un mes, pero en realidad, el MSPAS sólo
provee de la inyección de tres meses.

71
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

cobre; los métodos naturales, el más recomendado a las mujeres


lactantes es el MELA; el condón masculino, requerido por algunas
mujeres para llevárselo a sus parejas. Recientemente han recibido
capacitaciones para el uso de métodos de anticoncepción modernos,
como el Jadell que consiste en un implante que funciona durante
cinco años; sin embargo, sólo en algunos centros de atención en
Sololá han logrado su aplicación para un número aproximado de 60
usuarias.

Entre todos esos métodos, el más solicitado por las mujeres,


tanto del área urbana como del área rural es la inyección mensual
o trimestral. Según las enfermeras y comadronas de las diferentes
localidades y centros consultados, es el método más discreto, prefe-
rido por las mujeres ya que planifican sin consultar con sus parejas,
“si ellas les preguntaran a sus maridos, seguro que no las dejan pla-
nificar y se llenarían más de hijos…”. De esta manera indirectamente
el hombre no sólo queda excluido directamente de la responsabilidad
en la planificación familiar mediante su cuerpo o su fisiología, sino
también esta planificación promueve que la misma se asuma con ni-
veles de clandestinidad que en la práctica es una renuncia a construir
la necesaria corresponsabilidad por parte del hombre.

De acuerdo con las prestadoras y prestadores de servicios, sue-


len ofrecer toda la amalgama de métodos anticonceptivos para que la
población interesada los conozca, aunque por lo general, sólo cuen-
tan con inyecciones de aplicación trimestral, pastillas, la T de cobre y
preservativos. La cuestión es que las mujeres decidan cuál de todos
los métodos desean utilizar, sin embargo, el personal médico o de
enfermería evalúa ciertas características personales y físicas de las
mujeres que deben ser consideradas para recomendarles un método
que se ajuste a sus necesidades. En los departamentos de Guatema-
la y Quetzaltenango, cuando las mujeres solicitan métodos de largo
plazo, pero no definitivos, las refieren a APROFAM donde tienen otras
opciones (Norplan y Jadell) que el MSPAS todavía no ha incorporado
en sus servicios.

Los aspectos considerados por las enfermeras y médicas son:


• Si se verifican problemas de presión arterial no les permiten
utilizar inyección.

72
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

• Las mujeres con afecciones de venas varicosas no pueden


utilizar la píldora, ya que podría causarle una trombosis.
• Para utilizar el método MELA, la mujer debe cumplir con va-
rias condiciones: utilizarlo únicamente durante los primeros
seis meses de edad de su bebé; no haber visto menstruación
durante ese período temporal; y, que su bebé esté alimenta-
do exclusivamente con leche materna.
• Si la mujer es fumadora no se recomienda el uso de la píl-
dora, por la combinación entre un componente de ésta y la
nicotina; aunque también se considera el número de cigarri-
llos que suele consumir diariamente.
• Cuando una persona ha padecido tuberculosis y tomado un
tratamiento para el efecto, solamente puede volver a utilizar
métodos de barrera.
• A las personas VIH positivas únicamente se les puede reco-
mendar el uso de preservativo para proteger a la persona con
la que se relacione íntimamente.
• Se ha tenido demanda de la inyección mensual por parte de
las mujeres porque ésta les permite “ver su menstruación
cada mes”, sin embargo, no es parte de la existencia que
maneja el MSPAS.

Desde la perspectiva de algunas enfermeras, en determinados


casos las mujeres llegan al centro de atención acompañadas de sus
parejas y aunque son “los maridos” los que hablan por sus esposas
y los que deciden por ellas, son las mujeres las que deben usar
los métodos anticonceptivos. De esta manera se fortalecen patrones
machistas contrarios a una consejería de salud sexual y reproductiva
que debería perseguir la negociación partiendo de un enfoque real de
derechos que tienda a fortalecer a las mujeres en la capacidad para
decidir lo que tiene que ver con su cuerpo y su salud.

Por su parte, algunas comadronas opinan que, a ellas como par-


te de la misma comunidad donde viven las mujeres, por hablar el
mismo idioma, se les hace más sencillo hablar con ambos, “esposa
y esposo”, para intentar explicarles la importancia de espaciar los
embarazos y mantener ciertos cuidados para evitar las ITS. Otras por
el contrario, cuando visitan a las mujeres y les hablan de planificación
familiar, los hombres se molestan “muchas veces a los hombres no

73
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

les gusta y lo maltratan a uno, hasta lo echan de la casa”. Según


la experiencia de otra comadrona, los hombres no se conciben a sí
mismos utilizando un método de barrera. Esta situación, como bien
lo reconocen los médicos, médicas y enfermeras, también es una
realidad en los espacios urbano-citadinos.

Por su parte, las comadronas de Sololá indicaron que las mujeres


tienen mucha más confianza de hablar con ellas sobre la anticoncepción
y la planificación familiar que con personal del centro de salud o del hos-
pital, lo cual requeriría que las comadronas tuvieran mayor conocimiento
sobre las ventajas y desventajas de cada método de planificación así
como de las circunstancias o antecedentes de las mujeres para reco-
mendar el método idóneo, o por lo menos, atender conjuntamente con
una prestadora de servicios a las mujeres de las comunidades para que
el aprendizaje entre comadrona y PSS sea de doble vía.

Uno de los argumentos que los/las PSS utilizan insistentemente


para explicar la importancia del uso de los métodos anticonceptivos
para el espaciamiento “intergenésico” es, que contribuye a mejorar la
salud física y mental tanto de las mujeres como de sus hijos e hijas. A
pesar de ello y según las experiencias relatadas por varias prestadoras
de servicios (aludiendo a médicas y enfermeras específicamente), no
necesariamente es la salud lo que motiva a las mujeres a optar por la
planificación familiar, sino la condición socioeconómica de sus familias
y la búsqueda de posibilidades diversas para enfrentarla, “ellas ven que
los ingresos que llegan al hogar no son suficientes y si llega otro bebé
serían más personas que alimentar…”. El argumento ligado a la relación
entre pobreza en el hogar y el número de hijos e hijas que tiene dicho
hogar, más allá de la realidad que puede explicar dicha asociación, al
combinarse con políticas de planificación familiar basadas en el cuerpo
de la mujer, construye un escenario en el que el rol de administradora
del hogar que asume la mujer, tenga también una dimensión física; el
cuerpo de la mujer. De acuerdo a este razonamiento, tiene entonces
una responsabilidad que “obliga” al sistema de salud a despojarlo de
su original autodeterminación; se socializa como estrategia de lucha
contra la pobreza en un proceso que tiene algo de renuncia a la co-
rresponsabilidad por parte del hombre.

De esa cuenta, como puede observarse esta situación también


está determinada, en gran parte, por el desequilibrio en las relacio-
74
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

nes de poder entre hombres y mujeres, los niveles de subordinación


a los que vive sometida la mujer, la prevalencia de los roles de género
tradicionales, asumidos y ejercidos por hombres y mujeres, que atribuye
como la función primordial de las mujeres la reproducción biológica, el
cuidado de los hijos e hijas y las tareas del hogar. De hecho, para muchas
mujeres guatemaltecas el único proyecto de vida asumido y reconocido
es el embarazo y la maternidad. Las mujeres, principalmente en el área
rural, según enfermeras y trabajadoras sociales, no se sienten con el de-
recho de opinar ni decidir sobre estos aspectos de su vida, no se sienten
dueñas de sí mismas, “se asumen propiedad de sus esposos”, o bien
tienden a pensar que pueden ser estigmatizadas porque también existe
la creencia sobre que, “las mujeres que planifican son prostitutas”. Este
es otro de los argumentos por parte de los hombres para no permitirle
a sus parejas el uso de anticonceptivos, la creencia en la posibilidad de
abrir el espacio para la infidelidad de sus esposas.

Sumado a lo anterior, entre los hombres prevalece el mito sobre


“la pérdida de hombría” si accede a realizarse la vasectomía. Inclu-
so algunos/as PSS justifican que los hombres no planifiquen porque
ellos no pueden asistir a los centros de atención por “falta de tiem-
po”, por “estar trabajando”, de manera que según la lógica de su
discurso, son las mujeres las que “deben” planificar.

Otra de las situaciones que se deja ver entre los argumentos de


las prestadoras de servicios, es que, en el área rural, las personas
no planifican porque le dan otro sentido a la planificación familiar,
creen que estos u otros mecanismos implementados por “el Gobier-
no” como “los atoles” que distribuyen como parte del Programa “Mi
familia Progresa”, es un mecanismo de esterilización de las mujeres
para reducir el número de nacimientos en las comunidades. Empero
lo anterior, en algunos espacios del territorio oriental del país (Corre-
dor Seco), se ha empezado a especular acerca de que ese Programa
social está contribuyendo a que las mujeres se embaracen más jóve-
nes, ya que el aporte económico que entregan se convierte para ellas
en un ingreso económico46.
46 En términos muy generales el Programa Mi Familia Progresa consiste en la entrega de
un aporte de Q.300 a las familias donde hayan hijos e hijas menores de 15 años que no
hayan concluido la primaria. La condición para hacerse acreedores de esa ayuda es el
envío de los niños y niñas a la escuela y llevar un control de su vacunación, vitaminas y su
estado general de salud. El programa beneficia a las mujeres embarazadas y en proceso de
lactancia. (Diario de Centroamérica, 23 de octubre de 2008, versión electrónica: hhttp://
www.dca.gob.gt).

75
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

También contribuye a una actitud contra la planificación familiar,


el arraigo respecto de las creencias religiosas, porque muchas per-
sonas continúan considerando que “planificar es cometer asesina-
to”. De hecho, las comadronas muchas veces son señaladas por los
miembros de la comunidad por hablar con las mujeres sobre los mé-
todos de anticoncepción, según una comadrona de Sololá, ella debe
hacerlo de manera clandestina, “debo trabajar en escondidas porque
si no regañan…” refiriéndose tanto a las personas que profesan el
catolicismo como evangélicos protestantes.

En síntesis, no se ha trabajado ni se ha propuesto un procedi-


miento para involucrar a los hombres y sensibilizarlos sobre la corres-
ponsabilidad en la planificación familiar y en su potencial contribución
para la salud física y emocional de sus parejas, situación que podría
derivar en mejoras sobre las condiciones como núcleo familiar. Si bien
está establecido que las mujeres tienen derecho a decidir sobre su
cuerpo, sobre la cantidad de hijos e hijas y el tiempo de espaciamien-
to entre cada embarazo, el acceso a los métodos anticonceptivos es
un paso; pero también se hace necesario avanzar en el ejercicio de
este derecho por parte de las mujeres. Que las mujeres oculten a sus
parejas que utilizan un método de planificación es un mecanismo que
podría resultar contraproducente para su seguridad; sensibilizar a la
población masculina sobre su responsabilidad requiere de medidas
proactivas, creativas, constantes y masivas, no sólo esperar a que
los hombres se acerquen al centro de atención para consultar cómo
planificar. Al mismo tiempo, la renuncia a que el cuerpo del hombre
asuma la planificación familiar, tiene una consecuencia que empapa
de negligencia las actuaciones del sistema de salud público, dado
que implica un claro incremento de riesgo de contagio en enferme-
dades de transmisión sexual.

El plan educacional sobre el uso de métodos anticonceptivos, tam-


bién está orientado a la población adolescente, para ello realizan charlas
en centros educativos de nivel medio. Por tanto, los/las PSS están “obli-
gados/as a facilitar métodos de barrera” o preservativos masculinos y/o
femeninos a los y las adolescentes que se acerquen a los centros solici-
tándolos (principalmente en la ciudad), ya sea para evitar embarazos o
como medida de protección contra las ITS y el VIH.

De hecho, cualquier servidor de salud que niegue el servicio de


planificación familiar “estaría incurriendo en un problema de tipo le-
76
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

gal”. Esta situación, referida a la población adolescente y escolar, ha re-


sultado de cierta forma incómoda para el personal prestador de servicios,
quien coincide con el imaginario colectivo, acerca de que “dar a conocer
los métodos de anticoncepción a los escolares implica una invitación al
sexo y la promiscuidad”. Actitud compartida por ciertos sectores sociales
conservadores, entre los que se puede contar grupos de padres/madres
de familia y maestros/as que se oponen a estas actividades porque no
son consideradas con propósitos educativos.

Mientras que otros/as PSS, los menos, lo perciben como un me-


canismo más bien práctico que responde a las necesidades “actua-
les” y puede contribuir a generar cambios en las sociedades a partir
de la educación de las nuevas generaciones. En todo caso, prevalece
una visión adultocentrista en la promoción a adolescentes de hábitos
adecuados en la salud sexual y reproductiva, el cual se fundamenta
en “el deber ser” y no en el ser real, es decir, se parte de lo que para
una persona adulta “debe ser un adolescente y cómo debe de com-
portarse (con fidelidad y abstinencia)”. Este ideal muchas veces se
justifica ante la visión negativa de la población adolescente conside-
rada “irresponsable”, sin embargo, se niega la autocrítica y se renun-
cia a analizar la complejidad inherente a la fase vital de adolescencia
y juventud.

Infertilidad, anticoncepción de emergencia e interrupción


de embarazo
Entre los centros de atención de I y II nivel no se presta ninguno
de estos servicios. Si se presentara o se detectara un caso de infer-
tilidad, el mismo sería referido a alguno de los hospitales nacionales,
o bien, a APROFAM.

No obstante lo anterior, algunas comadronas reconocieron que


frecuentemente se presentan con ellas mujeres (adolescentes y adul-
tas) que desean terminar un embarazo inesperado o no deseado.
Al respecto, algunas aclararon que no acceden a la interrupción del
embarazo por su compromiso con el MSPAS y por sus convicciones
religiosas, mientras que otras no aclararon si acceden o no a prac-
ticarlo. Sin embargo, médicos y médicas de los diferentes niveles
de atención coincidían en que, si no todos, algunos de los casos
de aborto que llegan para ser atendidos en los hospitales han sido
realizados por comadronas, otros en clínicas clandestinas o bien pro-
77
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

vocados por las mismas mujeres. Cuando estos casos son atendidos
por el personal médico, en ocasiones, es demasiado tarde o se ha
provocado un daño grave al sistema reproductivo y a la salud de las
mujeres, por tanto, no se reconoce una responsabilidad o correspon-
sabilidad de tipo institucional.

La mayoría de prestadores y prestadoras de servicios, coincidie-


ron en afirmar que la anticoncepción de emergencia se utiliza funda-
mentalmente en casos de violencia sexual y no para atención de la
población femenina en edad fértil.

En los centros de III nivel, en la clínica de “labor y parto” existe el


botiquín APA (atención postaborto). De acuerdo con personal de enfer-
mería, en los hospitales se atienden numerosos casos de abortos provo-
cados, pero son los médicos o médicas quienes indican a qué personas
se les puede administrar las pastillas de anticoncepción (Lofemenal). De
acuerdo con las prestadoras de servicios, consideran que no es conve-
niente hacer público que se cuenta con este tipo de método anticon-
ceptivo de emergencia, porque su utilización podría ser mal interpreta-
da, convirtiéndolo en un método de planificación familiar. Sin embargo,
como se sabe en otros países de Latinoamérica donde existe mayor
flexibilidad en cuanto al aborto, la anticoncepción de emergencia es
una forma de atender los embarazos no deseados.

Entre las enfermeras de Sololá, indicaron que su política es in-


tentar persuadir a las mujeres cuando éstas desean terminar un em-
barazo no deseado y no han sido violentadas sexualmente. Indican
que les explican los peligros a los que pueden verse sometidas me-
diante un procedimiento mal aplicado, incluso les sugieren otro tipo
de medidas como dar el bebé en adopción, por ejemplo.

En Quetzaltenango, cuando entre los casos de aborto se presen-


ta alguno y se comprueba que el mismo ha sido provocado, “se llama
a la trabajadora social para que ponga una demanda”, dado que el
aborto en el país está penalizado. Por su parte la psicóloga del Hos-
pital Regional indicó que ha brindado consejería en casos de aborto
espontáneo y provocado. En los casos de aborto provocado “las mu-
jeres les dicen al médico que la atiende por primera vez ‘hasta que
abortó’, cuando ya se le ha estabilizado a la paciente, dos o tres días
después de su ingreso se presentan la psicóloga, la trabajadora so-
78
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

cial y el Ministerio Público. Desde ahí la historia cambia. Esto sucede


a menudo…”.

Esta medida pareciera contradictoria e inconsecuente, si se con-


sidera que los prestadores de servicios no asumen la misma respon-
sabilidad de denunciar ante los casos de violencia sexual y otros tipos
de violencia contra las mujeres que tienen la oportunidad de cons-
tatar y atender. Este es un tema controversial a nivel de los/las PSS
y organizaciones/grupos de mujeres, poco abordado en comparación
con las acciones en otros países de Latinoamérica donde se debatía
sobre el tema y se cabildeaba con las autoridades hasta haber logra-
do mayor margen en cuanto a la despenalización el aborto.

En los casos donde ha ocurrido un aborto espontáneo o terapéutico,


la atención que se les brinda a las mujeres es la misma que la que se
propicia a una mujer después del parto. Además, una de las acciones
de atención y prevención es la selección por parte de la mujer de un
método anticonceptivo. Sin embargo, no mencionan si las mujeres que
han atravesado este tipo de experiencia, ya sea un aborto espontáneo o
provocado, han recibido algún tipo de apoyo psicológico, con excepción
de Quetzaltenango como se abordó arriba.

El servicio de detección de cáncer


En los centros de atención de I y II nivel se practican exámenes
ginecológicos manualmente para la detección de quistes en los se-
nos, además, se inician los procedimientos para detección de infec-
ciones, tumores o cáncer como la inspección visual con ácido ascéti-
co, “a toda mujer que consulta por embarazo el protocolo norma que
debe realizarse el papanicolau…”. Pero es en los centros de III nivel
donde poseen el recurso adecuado (“servicios de patología, biopsia,
colposcopia, citología exfoliativa, crioterapia”) para continuar los pro-
cedimientos, completar las pruebas e iniciar tratamientos. El proble-
ma que se presenta muchas veces, según el personal de enfermería
de Quetzaltenango y Sololá, es el tiempo que transcurre entre el ini-
cio del proceso y la obtención de los resultados para posteriormente
iniciar algún tratamiento curativo. En ese espacio temporal se corre
el riesgo que muchas mujeres desistan de conocer los resultados o
de iniciar un tratamiento. Algunas prestadoras de servicios se dan a
la tarea de buscar a las personas para iniciar un tratamiento, pero no
es un procedimiento generalizado.
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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Adicionalmente, son muy pocos los casos en los que se hizo


referencia a algún tipo de apoyo psicológico para las mujeres y para
los familiares o personas que deberán encargarse de su cuidado. La
excepción a la regla son los casos en los que las ONG cuentan con
recursos para agilizar esas pruebas, como ha sido referido el caso de
la Asociación Nuevos Horizontes en Quetzaltenango.

Finalmente, ante los signos de premenopausia y menopausia,


únicamente ofrecen los servicios de examen manual para detectar
quistes en la axila y mama, además de la prueba de papanicolau.
Como se vio en el capítulo anterior, el sector de población femenino
a partir de los 45 años y principalmente las mujeres de la tercera
edad, es el más afectado por este tipo de padecimientos. Indican
en Quetzaltenango que no brindan otro tipo de atención por falta de
recursos destinados para ello, que puede ser un argumento general
a nivel del sistema de salud. Sin embargo, el motivo fundamental es
el énfasis que se hace en las mujeres en edad fértil (14 a 49, o bien,
10 a 54 años) y en la población sexualmente activa (principalmente
adolescentes y jóvenes), relegando de esta forma a las mujeres que
han dejado atrás la función biológico-reproductiva y a las mujeres de
la tercera edad, quienes continúan ejerciendo una función reproduc-
tiva en el sentido sociocultural47, convirtiéndolas en un sector vulne-
rable por la poca importancia brindada a su salud integral y la falta de
consciencia y corresponsabilidad social para su protección. En con-
clusión, gran parte de las posibilidades que la mujer guatemalteca
tiene en cuanto a su accesibilidad a servicios de salud, depende de
su potencial reproductivo, en una priorización que excluye a aquellas
mujeres que, al perder su fertilidad, son excluidas de los objetivos de
salud marcados por el Estado.

III. Servicios para prevenir y atender las infecciones de


Transmisión Sexual, VIH y sida

El protocolo de atención para el abordaje integral de las ITS con
énfasis en el manejo sindrómico (2007), está dirigido a los prestado-

47 Es decir, las mujeres de la tercera edad se encargan de las tareas del hogar y del cuidado
de sus nietos/nietas, principalmente, cuando las mujeres (hijas o nueras) se han incorpo-
rado al trabajo para la economía de mercado.

80
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

res y prestadoras de servicios de “Las mujeres son las más


los centros de I y II nivel de aten- vulnerables, porque ellas se
ción, cuya función es la notifica- encuentran en un ámbito privado-
ción de los casos identificados, su aislado, es la menos informada y
referencia a los centros o clínicas luego es la víctima de los efectos de
las enfermedades que les contagian
especializadas para el diagnóstico
sus esposos…” (Entrevista con
y tratamiento de estas infecciones enfermera de centro de atención, I
y en algunos casos su monitoreo. nivel, Sololá)
Aunque el protocolo hace mención
de los diferentes factores que contribuyen a la diseminación de las
ITS: ecológicos, de comportamiento sexual y biológicos; el énfasis
está en los factores de carácter biológico, es decir, “estadio de la
enfermedad”, identificación de agente causal, diagnóstico clínico y
sindrómico, aspectos a observar para construir los antecedentes clí-
nicos, historial sexual y de salud de “los pacientes” y examen físico
para detectar “lugares anatómicos de exposición”.

La visión de abordaje integral planteada en el documento vie-


ne dada por el apartado sobre “educación para el/la paciente con
ITS”, donde se explica los mecanismos de orientación “consejería”,
los temas a discutir como las infecciones que presenta, los riesgos,
instrucciones sobre el tratamiento a seguir, efectos por no atender
el tratamiento, medidas de prevención en cuanto al comportamien-
to sexual y los aspectos culturales que intervienen en el mismo, la
proclividad al consumo de alcohol y drogas; y, la necesidad de hacer
pruebas y dar tratamiento a las parejas sexuales conocidas, así como
las sugerencias pertinentes para que “el/la paciente hable con su(s)
pareja(s)” respecto del tema. El lenguaje con el que se trata esta
parte de la atención a los usuarios o usuarias del servicio es menos
técnico y más coloquial, por lo que favorece la comprensión de PSS
que no pertenecen al área médica o de enfermería, pero que sí re-
quieren cierto grado de sensibilización y paciencia para abordar cada
aspecto de manera detallada y respetuosa.

Entre los/las PSS consultados, no hay consenso respecto de la


necesidad de especialización del personal de salud que atiende este
tipo de afecciones. Solamente una médica indicó que para atender
los casos de VIH y sida se requiere de un equipo multidisciplinario con
personal especializado: infectólogo, médico general y de apoyo, nu-
tricionista, psicóloga y, además, que exista seguimiento permanente
81
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

para vigilar la correcta “adherencia hacia el medicamento por parte


del paciente”. La mayoría de PSS considera que todos los médicos y
enfermeras están en capacidad de brindar atención en estos casos.
Mientras que una minoría, considera que las ITS pueden ser trata-
das por cualquier médico o médica, pero para proceder con VIH se
necesita tener conocimiento especializado en infectología. Además,
según la opinión de una psicóloga del hospital de Quetzaltenango,
las personas que trabajen este tema deben gozar de un equilibrio
emocional para evitar la interposición de prejuicios que lesionen la
comunicación.

Al respecto, una mujer VIH Positiva, que hace uso de los servicios
de atención en el departamento de Guatemala, relató que las perso-
nas VIH Positivas, desde su experiencia y otras que conoce, se sien-
ten menospreciadas y marginadas, “todo el mundo nos tiene miedo,
nos tienen asco porque piensan que no valemos lo mismo. Entre los
propios de salud, creen que porque nos tocan o nos examinan, o
porque nos miren, con eso se van a infectar… El estudio no les quita
la ignorancia y prepotencia porque se creen superiores a cualquier
persona…”.

En ese sentido influye, el medio social que ha estigmatizado


desde su aparición a las personas con VIH positivo, generalizando
y culpándolas por tal padecimiento, “se lo han buscado”; la falta de
sensibilidad e ignorancia sobre el tema, pero además, el estatus y
autoridad que proyectan, son aspectos sobre los que muchos/as PSS
no siempre están conscientes en su interacción con las usuarias y
usuarios, situación que se refleja en este tema en particular, como
también en los casos de aborto y de violencia contra las mujeres.
Esta actitud de “revictimización de las mujeres” es uno de los as-
pectos en los que se llama a la reflexión por parte de los grupos y
organizaciones de mujeres que trabajan con y para las mujeres.

Entre los servicios existentes, las charlas educativas sobre las


ITS y el VIH para conocer las formas como se manifiesta cada una
de estas infecciones y las maneras como pueden ser contraídas “vías
de transmisión”, es parte de las acciones de prevención en los dife-
rentes niveles de atención y están dirigidas a todas las personas que
acuden por algún servicio. Lo anterior no quiere decir que se aborde
diariamente y que se cuente con el material didáctico adecuado,
82
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

siendo la norma la precariedad de recursos de información/educa-


ción/comunicación. A estas limitaciones cabe añadir la escasa pla-
nificación de las actividades de consejería y la ausencia de espacios
adecuados para impartirlas dentro de los centros de salud.

Otra de las actividades de prevención son las pruebas que se


realizan a mujeres embarazadas como parte del control prenatal. Al
respecto, una de las enfermeras hacía la salvedad que los exámenes
de VIH no se pueden practicar a menores de edad sin la autorización
previa de los padres o las madres.

En cuanto a los servicios de atención, la realización de pruebas


de laboratorio periódicamente, la provisión de medicamentos para
aplicar los tratamientos y orientación psicológica se prestan direc-
tamente en las clínicas de ITS y VIH. En Sololá remiten a las perso-
nas al hospital regional de Quetzaltenango donde existe una clínica
especial que atiende ITS y VIH; en Guatemala existen varias clínicas
de profilaxis sexual (se tiene conocimiento de cuatro), en el Hospital
Nacional Roosevelt también hay una clínica de infecciosas y en el
Hospital San Juan de Dios la clínica familiar.

Las clínicas de profilaxia sexual tienen como principal población


de atención a las trabajadoras sexuales y personas de la comuni-
dad homosexual; éstas atienden todas las infecciones de transmi-
sión sexual: sífilis, gonorrea, chancros, papilomas, herpes (las ITS
más comunes) y VIH. Aunque para VIH diagnostican, brindan pre y
posconsejería, no cuenta con retrovirales, para ello los refieren a los
hospitales de III nivel, también les refieren a las personas con ITS que
precisan de procedimiento quirúrgico. El tratamiento retroviral sigue
siendo una deuda pendiente del modelo sanitario, lo que se concreta
en ausencias y discontinuidades de tratamiento, así como con un
subregistro cuyo sesgo es difícil de dimensionar.

La mayoría de comadronas entrevistadas conoce sobre el tema


de ITS y VIH, fueron excepcionales los casos donde la comadrona
indicó “no saber nada” al respecto. El resto hizo referencia a su parti-
cipación en capacitaciones sobre estos temas, sin embargo, también
indicaron que no saben suficiente, “nos debieran de hablar más,
porque a veces tenemos dudas... nos han dicho que esa enfermedad

83
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

(VIH) se desarrolla hasta los diez años, pero no sabemos si eso es


siempre…”.

En cuanto a la percepción del personal de salud respecto de la


vulnerabilidad de la población, la mayoría indicó que la población
masculina (19 a 49 años aproximadamente) es la más expuesta
porque también es la más proclive a la promiscuidad. Sin embar-
go, la población que bajo estas circunstancias resulta vulnerada es
la femenina, tanto las parejas permanentes como las ocasionales a
quienes no se les permite el uso de protección (preservativo) dado los
estereotipos machistas que prevalecen culturalmente. Otro aspecto
en el que coinciden es que en los centros urbanos y la ciudad es más
sencillo abordar el tema que en los espacios rurales, dado el mono-
lingüísmo, el precario nivel educativo y analfabetismo, así como los
tabús sobre el sexo y la sexualidad que siguen siendo prevalentes en
muchas comunidades rurales de Guatemala.

Sumado a esto, otro aspecto que se ha podido observar es, que


algunos médicos, consciente o inconscientemente, hablan de la vul-
nerabilidad de las mujeres utilizando un lenguaje sexista como si las
mujeres fueran objetos pasivos, “hay mayor incidencia en las muje-
res, sobre todo en las que sí están en casa ‘guardaditas’…”; “si la
mujer es promiscua, corre riesgos…”. Aunque no existe información
detallada, entre los casos de mujeres con VIH positivo, también exis-
ten mujeres que están insertas en el mercado laboral, además, se
refrendan los roles de género tradicionales, la imagen de las mujeres
dentro de la casa en espera del proveedor y los hombres fuera de la
casa por trabajo o por placer.

También se hace referencia a la fuerza física del hombre en con-


traposición a la debilidad de la mujer, “…también afectan a los hom-
bres, pero como ellos no consultan, se aguantan… tal vez, afecta
más a la mujer porque fisiológicamente y anatómicamente es más
susceptible a contraer estas infecciones por ser la receptora…”. La
preocupación es lógica dado que al fin y al cabo el sistema de salud
en última instancia se concreta en atenciones dadas por personas,
en un proceso en el que inevitablemente interactúan conocimientos,
prácticas, entrenamientos y elementos propios de la subjetividad (ta-
bús, religión, ideología).

84
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

IV. La ausencia de la sexualidad, la salud sexual en los


servicios de atención

La sexualidad ha sido relacio- “Eso es algo de lo que no se habla en


el hospital…”
nada directamente con la activi-
dad sexual para la reproducción, “No sabría decirle…”
por tanto, se vincula con la plani-
ficación familiar y con los riesgos “La sexualidad sana es tener
relaciones sexuales con una sola
para el contagio de ITS. Derivado pareja…”
de ello, el personal prestador de
servicios, relacionan el tema con “…es cuidarse del contagio de
la fidelidad y la monogamia, ape- ETS (enfermedades de transmisión
sexual)”
lando a principios morales, éticos
e incluso religiosos como “la abstinencia” o privación sexual en de-
terminadas circunstancias.

Aunque por parte de algunos/as PSS se reconoce que la sexua-


lidad se experimenta en diferentes etapas de la vida de los seres
humanos, la mayoría la refiere a la edad reproductiva y su inicio lo
marca desde la adolescencia. En ese sentido, además del énfasis en
las mujeres respecto de los riesgos de contagio, también se men-
ciona a los y las adolescentes acerca de los procesos biológicos que
atraviesan durante la pubertad. Las manifestaciones de la sexualidad
en la niñez y entre las personas de la tercera edad se obvian como
sucede en los otros temas de salud que se han venido tratando.

De acuerdo con la percepción de una de las enfermeras de Solo-


lá, “el MSPAS privilegia un enfoque biológico, cuyos programas están
dirigidos a las mujeres en edad reproductiva y no a los hombres (por
tanto) ellos no asumen su responsabilidad (en cuanto a planificar)48”;
porque la misma está delegada –a priori– en las mujeres.

De esa cuenta, no se reconoce la sexualidad en función de propi-


ciar placer y un acercamiento hacia otra persona, salvo casos excep-
cionales. Tampoco se hace referencia a la identidad de género y a la
orientación sexual como aspectos relacionados. Con ello se refrenda
el imaginario social acerca de la mujer cuya anatomía sirve para la re-
producción biológica sin llegar a considerar la satisfacción del deseo
48 Los paréntesis son acotaciones nuestras.

85
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

sexual femenino, ya que la misma no se considera necesaria para la


procreación. Contrario a ello, a pesar que el discurso reconoce la pro-
miscuidad masculina como un factor de riesgo (sin entrar a discutir
sobre el placer que ello provoque), socialmente es una práctica acep-
tada “porque es hombre”; además, se sigue solapando la resistencia
masculina a planificar y a protegerse, o por lo menos, proteger a su
pareja de ocasión mediante el uso de los métodos de barrera.

Los servicios que el personal de salud relaciona con la salud


sexual son las charlas a la colectividad que imparten en algunos cen-
tros de atención sobre planificación familiar, uso del condón para evi-
tar ITS; así como charlas en centros educativos de primaria y secun-
daria, sin embargo, aclaran, no es una actividad que se realice con
frecuencia, en parte, porque según los/las PSS, no es un tema fácil
de abordar debido al morbo y vergüenza que genera entre aquellos
con los que el tema es tratado, sin importar su edad, sexo y condi-
ción social. No obstante, la mayoría coincide que es responsabilidad
de los/las progenitores/as hablar con sus hijos e hijas acerca de la
sexualidad, luego de los/las maestros/as en los diferentes niveles de
educación y finalmente del personal de salud.

Algunas personas de los servicios de salud, tanto entre las en-


fermeras de Quetzaltenango como en Sololá, indicaron que, sobre el
tema de sexualidad, “en el hospital no se habla de ese tema” o bien
“que no han recibido capacitaciones al respecto”. Lo cual resulta una
situación inquietante, dado que se esperaría que fueran estas per-
sonas las que orienten con propiedad sobre el tema, aún mejor que
los/las propios/as progenitores/as y los/las maestros/as de los centros
educativos.

Para aquellos que se atrevieron a dar su opinión acerca de lo que


entienden por “salud sexual” o “sexualidad sana”, mencionan: “las
relaciones sexuales con protección para la prevención…; es hablar a
los jóvenes sobre cómo cuidar sus órganos genitales…; no ensuciarse
la mente con tentaciones…; son las relaciones sexuales con la pareja
evitando riesgos…; relaciones sexuales con responsabilidad, que la
mujer sepa dónde, cuándo y por qué quiere tener relaciones sexua-
les…; una vida sexual ordenada…; no tener relaciones sexuales pre
y extramatrimoniales…; relaciones sexuales con una sola pareja…;

86
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

en lo religioso: si una persona es íntegra y con buenos principios no


necesita tener relaciones sexuales con nadie, porque el medio de
transmisión (ITS y VIH) es la vía sexual…”. El elemento común entre
estos/as PSS es la evasión y/o negación del placer sexual por distin-
tas razones, por considerar la actividad sexual “sucia”, “riesgosa”,
“inmoral”, incluso “innecesaria”, con estas ideas se rechaza la sexua-
lidad como parte de la naturaleza humana, creencia fundamentada
en los preceptos religiosos.

Únicamente, entre algunas médicas y médicos del departamento


de Guatemala, indicaron que la sexualidad “es parte de la autoesti-
ma de la persona, que gira alrededor de tener un buen deleite de la
sexualidad…; en la relación de pareja son quienes deciden cuándo
tener relaciones sexuales, sobre el placer que estas les provoquen y
cómo tenerlas…”. Sin embargo, estos casos son excepcionales, aún
entre los/las PSS, quiere decir que son más fuertes los prejuicios
respecto de la sexualidad y el sexo que los conocimientos científico-
técnicos que éstos puedan arrogarse.

En síntesis, la salud sexual desde una perspectiva “no reproduc-


tiva” se encuentra ausente en el formato biomédico y está concebida
en la mayor parte del discurso de las personas prestadoras de servi-
cios como una práctica heterosexual a ser mediada por mecanismos
de control moral y conservadurismo social donde no tiene lugar el
erotismo y deseo femenino, el cual tiende a ser relacionado con el
comercio sexual, por tanto es proscrito o simplemente “mal visto y
ofensivo”.

Pero además, desde esa misma perspectiva, las relaciones


sexuales entre personas del mismo sexo son consideradas “anorma-
les y antinaturales”. Recientemente, se publicó un artículo periodísti-
co acerca de “un folleto de educación sexual para gays” que ha gene-
rado controversia. Este material se utiliza con propósitos didácticos e
informativos como iniciativa de la Red Nacional de Diversidad Sexual
(Rednads) y el MSPAS que se distribuye en “discotecas gays, lugares
de trabajo sexual y puntos de la vía pública donde se sabe que se
reúnen los hombres a los que está dirigido” (Sandoval, El Periódi-
co, 5/octubre/09:6). No obstante, el mismo ha encontrado grupos
conservadores críticos que califican negativamente este material por
“atentar contra el pudor, faltar a la moral y a la decencia pública”,
87
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

además, según su opinión “si este material llegara a caer en manos


de un niño de diez años, podría causarle mucho daño… Nunca habla
de abstinencia y promueven la homosexualidad”. De acuerdo con
esa mentalidad conservadora que es la que ha logrado permear en
la sociedad, la información y la educación sobre la sexualidad suele
relacionarse o confundirse con promoción de la promiscuidad, esto
es una forma más de continuar evadiendo un aspecto de la realidad
social.

V. Mecanismos de protección a las mujeres sobrevivientes


de violencia

A pesar que existe un proto-


“si se presenta un caso de violación
colo de Atención a Víctimas de se les brinda durante las primeras
Violencia Sexual (2006), dirigido 72 horas el medicamento para que
a las personas prestadoras de no quede embarazada, se utiliza
servicios de salud donde se les la misma pastilla anticonceptiva,
reconoce como “los profesiona- Lonfemenal. Después, se le brinda
consejería y se le hace la prueba
les que tienen más probabilida-
de VIH. También a los 6 meses
des de encontrarse con víctimas se le vuelve a hacer las pruebas”
de violencia sexual”, casi la tota- (Entrevista con enfermera de
lidad de los actores consultados Hospital Nacional, III nivel de
no hicieron mención de conocer atención, Guatemala)
tal protocolo, lo que deriva en un
abordaje de casos de acuerdo a síntomas de la agresión más que en
la propia agresión, de esta manera la violencia contra las mujeres
queda dispersa hasta invisibilizarse en meros traumatismos, hemo-
rragias, mutilaciones, ansiedades, depresiones y demás sintomatolo-
gías que puedan derivarse del hecho de violencia.

El protocolo en mención estipula la “obligación legal” de reportar


el caso ante las autoridades y de informar a “la o el paciente” sobre
los riesgos para su salud y las opciones médicas a su alcance. Para
ello, en el protocolo se establecen los procedimientos a seguir para
realizar la atención a la mujer sobreviviente previo su consentimiento
informado. De esa cuenta, practicar una evaluación física, historia clí-
nica y examen ginecológico con el objeto de registrar lesiones, tomar
evidencias y propiciar los tratamientos preventivos (anticoncepción
de emergencia y antirretrovirales). Asimismo, para brindarle a la per-
sona violentada el apoyo psicológico necesario y realizar la denuncia
88
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

respectiva al Ministerio Público, Organismo Judicial y Procuraduría


General de la Nación, esta última, en los casos de las mujeres y hom-
bres menores de edad que hubiesen sido violentados. “…d) Miem-
bros de servicios de salud o educativos, médicos que por razones de
ocupación tienen contacto con la persona agraviada, para quienes la
denuncia tendrá carácter de obligatoria de acuerdo al Artículo 298
del Decreto Número 51-92 del Congreso de la República”, aplican
asimismo, los Artículos del Código Procesal Penal, No. 298 sobre De-
nuncia Obligatoria y No. 457 sobre Omisión de Denuncias (MSPAS,
2006:9).

Recientemente el MSPAS con la asesoría técnica de la


CONAPREVI, organismos internacionales como OPS/OMS, UNFPA y
organizaciones de mujeres nacionales como la REDNOVI y la Asocia-
ción de Gineco-Obstetras de Guatemala (AGOG), se hizo una revisión
del Protocolo del año 2006 que se encuentra en proceso de valida-
ción para su posterior publicación y distribución masiva. El propósi-
to de esta revisión es plantear el procedimiento de atención a las
personas sobrevivientes de violencia, particularmente los casos de
violencia sexual, con una guía práctica y de manera más sistemática,
didáctica y sustentada de acuerdo a la experiencia de atención por
las instancias técnicas de apoyo. Asimismo, para cubrir ciertos vacíos
que presentaba el protocolo anterior, como lo referente a la detección
y registro de casos, establecer los mecanismos de referencia y con-
trarreferencia dentro del servicio de salud, particularizar el abordaje
a las y los sobrevivientes de acuerdo a su condición etaria (adultas y
menores de edad).

Entre las personas prestadoras de servicios de salud entrevista-


das, existen diferentes puntos de vista acerca de la obligatoriedad
de denuncia en los casos de violencia sexual con los que tengan
contacto a través de la atención en salud. Algunos/as PSS opinan
que la denuncia debe ser presentada por las mujeres violentadas;
mientras que otros/as (los menos) reconocen que tienen la obliga-
ción de denunciar, pero cuestionan tal obligatoriedad, debido a las
implicaciones que podría representarles, principalmente, por temor
a represalias por parte de las personas agresoras. Otras prestadoras
de servicios conscientes de tal obligatoriedad afirman que proceden a
denunciar siempre y cuando las personas violentadas acepten, de lo
contrario “no se hace nada”. También se reportaron casos en los que
89
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

el médico indicó que realiza el examen físico, si y solo si, el Ministerio


Público está presente.

Lo que es todavía más paradójico, son los casos donde los/las


PSS denuncian los casos por aborto provocado, es decir, cuando se
considera que las mujeres son las victimarias y que no se le preste
la misma importancia a los casos donde las mujeres han sido violen-
tadas. Esta situación además de plantear un dilema ético, debería
plantear otro a nivel legal en tanto que en ambos casos se está plan-
teando una obligación y la misma se aplica sólo discrecionalmente.

En síntesis, depende del criterio y del nivel de sensibilización de


los prestadores o prestadoras de servicios. No influye que exista un
protocolo porque no se usa, y según la retórica discursiva no se co-
noce, tampoco influye que esa obligatoriedad esté reglamentada le-
galmente.

Una de las posturas tomadas por los prestadores y prestadoras


de servicios de salud es delegar esa responsabilidad en otras instan-
cias ya que consideran que no les corresponde asumirla. En el primer
nivel y para el caso de Quetzaltenango y Sololá, remiten los casos
identificados a la organización Nuevos Horizontes en Quetzaltenango,
la cual se encarga del seguimiento pertinente. En el departamento
de Guatemala los casos se están remitiendo a los médicos y médicas
del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF); y más reciente-
mente a la organización Médicos Sin Fronteras, quienes se encargan
de hacer el seguimiento de todo el caso, desde la recepción y aten-
ción de la persona violentada (dimensión física, psicológica) hasta la
denuncia legal. Esta derivación de casos de violencia hacia la mujer
no responde tanto a un mecanismo estable de referencia interinstitu-
cional en lógica a la situación de la mujer sobreviviente de violencia;
se trata más de una respuesta basada en la ocasión y la oportunidad,
respuesta frágil porque no logra articularse a un circuito de referencia
estable entre el aparato de justicia y el sistema de salud. La ausencia
de un registro sanitario que sistematice la identificación y referencia
de estos casos no hace otra cosa que confirmar la desarticulación
del aparato estatal a la hora de abordar el problema de la violencia
contra las mujeres.

90
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Uno de los aspectos que según el personal médico y de enfer-


mería influye para que no se atienda la obligatoriedad de denuncia es
que, entre las mujeres violentadas no existe la intención de denun-
ciar a su agresor. Indican que las mujeres suelen ocultar o negar las
causas de la agresión por lo que los médicos y médicas no pueden
aplicar los procedimientos preventivos para evitar un embarazo y la
transmisión de infecciones sexuales o VIH.

En el aspecto en que todos y todas las prestadoras de servicios


de salud están de acuerdo es en el resguardo “por ética” del secreto
profesional “médico, médica/paciente”. Consideran que rompiendo
la obligatoriedad de privacidad se “traiciona a la paciente y se pierde
su confianza”. Sin embargo este aspecto es obviado en los casos que
las mujeres han asumido la decisión de la interrupción de un emba-
razo no deseado.

La forma como los médicos y médicas plantean que podrían con-


ciliarse ambas obligaciones, la de denuncia y la de privacidad remite
a mantener la obligación de privacidad y que se encarguen de denun-
ciar las instituciones que se dedican a brindar apoyo en este tipo de
casos.

En cambio la CONAPREVI y las organizaciones de mujeres y feminis-


tas apuestan por llevar a cabo un proceso de sensibilización y formación
en las instituciones de salud pública para lograr su involucramiento ac-
tivo que refrende su rol como servidores públicos al cuidado de la salud
de los ciudadanos y ciudadanas guatemaltecas.

Como colofón para el presente capítulo, se ha podido observar


que el discurso de los derechos sexuales y reproductivos, desde la
perspectiva de los/las PSS, no está presente ni como saber ni como
práctica; todo lo contrario, lo que ha salido a luz es una serie de pre-
juicios y sesgos que se conjugan con el saber biomédico respecto del
papel de las mujeres en la sociedad donde se refrenda una función
eminentemente reproductiva y subordinada a la actuación y decisio-
nes de los hombres.

Este elemento propio del imaginario social caracteriza el sistema


de salud en materia sexual y reproductiva; al mismo se suman todas
las deficiencias en infraestructura, las carencias de recurso humano,
91
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

de insumos, equipamiento, medicina y material educativo que tiende


a debilitar los propósitos tanto de atención como de prevención que
manda la Ley al MSPAS como su función rectora y que por supuesto
configura el modelo de atención.

92
CAPÍTULO IV

MECANISMOS DE COORDINACION INTER


E INTRAINSTITUCIONAL EN EL MODELO DE SSYR

I. ¿Por qué Coordinar?


Los mecanismos de coordinación inter e institucional se consti-
tuyen en elementos articuladores, armonizadores a nivel inter e in-
trainstitucional y en vínculos estables que permiten institucionalizar
la atención en SSyR.49 La coordinación inter e intrainstitucional ga-
rantiza que se haga operativo el posicionamiento y la responsabilidad
del Estado frente a los problemas sociales. La asignación clara de
competencias y las posibilidades de asumirlas y apropiarlas por las
diferentes instituciones sólo es posible en la medida en que la coor-
dinación funciona. De esta manera se construyen los diferentes mo-
delos de atención en los sistemas públicos de salud, construyendo la
articulación (o no) de los diferentes niveles de atención en que dicho
Sistema organiza la provisión de sus servicios; al mismo tiempo que
construye el aparato institucional que interactúa en construir salud o,
en su defecto enfermedad.

En este estudio nos referimos a la coordinación en dos dimen-


siones: como elemento articulador, armonizador y estabilizador de la
institucionalidad del Estado, en tanto proceso y mecanismo o conjun-
to de mecanismos para tal fin y como acción de política que permi-
te establecer y verificar en la práctica, el cumplimiento de políticas,
competencias, protocolos, compromisos, leyes, atención directa,
registro, referencia y contrarreferencia, seguimiento y presupuestos.
En el caso particular del MSPAS garantiza además el seguimiento de

49 El proceso de institucionalización de la SSyR en el Estado guatemalteco es débil. Su al-


cance es restringido en primer lugar porque las pautas comunes sobre la importancia de
este derecho humano son compartidas solamente por unos grupos reducidos de funciona-
rios/as, prestadores de servicios e integrantes de movimientos sociales. En la mayoría de
casos, como señalamos en capítulos anteriores, los imaginarios sociales al respecto están
basados en pautas bastante regresivas y conservadoras. A esto hay que sumar la práctica
socio-política y cultural guatemalteca que ha transcurrido en una dinámica de múltiples
rupturas del orden institucional. Se ha avanzado poco en la construcción de una institu-
cionalidad que refrende y que interpele el discurso político global sobre la sexualidad y la
reproducción y se enfrenta a restricciones políticas e ideológicas de diferentes tipos y a las
consecuentes malas prácticas institucionales.

93
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

las acciones de vigilancia epidemiológica en una metodología funda-


mentada en los sistemas de información y contrainformación, lo que
permite prever o no situaciones en el futuro y hacer los ajustes co-
rrespondientes a las estrategias puestas en marcha por la red pública
de salud.

La institucionalización de las políticas y las prácticas referidas a


la SSyR en el Estado permite que éste intervenga de manera deter-
minante y efectiva en la solución de los problemas sociales deriva-
dos de los obstáculos que la población encuentra, especialmente las
mujeres, para el ejercicio de sus DSyR. Esto último puede encontrar
una expresión en la falta de acceso a servicios de salud adecuada,
cálida y de calidad para la atención a las necesidades derivadas de la
sexualidad y la reproducción humanas.

Con estas acciones el Estado contribuye a avanzar o frenar la


transformación de las condiciones estructurales y socio-culturales
que provocan estos obstáculos para el ejercicio pleno de los DSyR.
De esta manera las políticas públicas de salud sexual y reproductiva
impulsadas desde el Estado describen el nivel de contribución en-
caminada a construir o impedir una sociedad en que la condición y
posición de la gente está pautada por significados que potencian la
equidad y el desarrollo de una sexualidad plena y sana y una repro-
ducción digna, sustentada en imaginarios sociales comunes a toda la
sociedad, a partir de tipificar acciones habituales que sean intoleran-
tes con las prácticas hegemónicas, excluyentes y discriminadoras.

Coordinar acciones intra e interinstitucionalmente es un elemen-


to articulador, porque cuando una forma de actuar para satisfacer
necesidades sociales se convierte en un comportamiento típico, se
habitualiza50 y se convierte en una conducta normada, con cargas
significantes de motivadores morales y éticos, convirtiéndose en una

50 Dice el sociólogo Peter Berger que cuando un cierto tipo de acciones se vuelven habituales,
reteniendo cierto carácter significativo para los seres humanos, tenemos lo que él llama una
habituación. “La institución aparece cada vez que se da una tipificación recíproca de acciones
habitualizadas por tipos de actores. Dicho de otra forma, toda tipifica­ción de esa clase es una
institución”. Peter Berger y Thomas Luckmann, Modernidad, Pluralismo y Crisis de Sentido,
EL MERCURIO, Suplemento Artes y Letras, 17.11.1996. Las instituciones satisfacen
necesidades generales y fundamentales de la sociedad siguiendo pautas propias de cada
grupo y expresando la idiosincrasia y la identidad particular, en este caso respecto de la
SSyR.

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

conducta institucionalizada. Existe un principio de congruencia ins-


titucional que implica un encadenamiento institucional, a través del
apoyo recíproco entre las instituciones y que toma la forma de coor-
dinación intra e interinstitucional.

¿Para qué Coordinar?

La coordinación de acciones es un elemento que hace coherente


y armónica la intervención del Estado en la SSyR. Es el mecanismo
institucional que viabiliza el diseño de acciones de consenso y la
construcción de una agenda articuladora de las políticas generales
de gobierno, a través de la creación de programas específicos y nue-
vas instancias, al más alto nivel, porque el margen de acción de las
mismas depende del estatus administrativo que tengan dentro del
Estado, así como de los recursos con que cuentan y la modalidad que
adoptan.

También permitiría la revisión de marcos jurídico legales y la asig-


nación de presupuestos y recursos necesarios, las investigaciones y
los diagnósticos situacionales, la creación de sistemas estadísticos y
de indicadores que den cuenta de la diversidad de elementos presen-
tes en la realidad de la SSyR y la creación de mecanismos claros de
rendición de cuentas desde el Estado, así como de canales precisos
y claros de interlocución entre los mecanismos institucionales y las
organizaciones sociales con pertinencia temática.

En el marco de las políticas públicas y la responsabilidad estatal


en la construcción de sistemas nacionales de información estadísti-
ca, también la coordinación inter e intrainstitucional es determinante,
la información es en el campo de los servicios de salud, simultánea-
mente resultante y motor de la acción. Independientemente de su
calidad o pertinencia construye una respuesta en forma de servicios
focalizados o universales, descentralizados o concentrados, en lógica
de programas o incluidos en modelos generales, etc. En esta lógica
las equivocaciones, sesgos o subregistros resultantes de fallos en los
contenidos o /y los flujos de información derivará en errores de cálcu-
lo y en el fracaso de un proceso de planificación estratégica esencial
en el abordaje de realidades, en este caso ligadas al ejercicio de los
derechos sexuales por la mujer guatemalteca.

95
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

¿Cómo coordinar?

La coordinación, para convertirse en un elemento articulador, ar-


monizador y estabilizador de las acciones del Estado con vistas a la
SSyR requiere de la coordinación de procedimientos, mecanismos y
procesos de planificación institucional. Estas acciones deben estar
articuladas a su vez por Entidades Rectoras a nivel estatal, que pue-
den tener diferentes formas organizativas, ya sea como Unidades o
Programas. Toda forma de coordinación refleja en última instancia un
balance de poder entre instituciones, personas que suelen mantener
un pulso en su capacidad de identificarse como “lobby” y por ende,
de su capacidad de incidir en las políticas públicas que el Estado
promueve. Del resultado de estos pulsos depende en gran parte el
funcionamiento que presenta el marco de coordinación con el apara-
to institucional dentro del Estado y hacia fuera del mismo.

La coordinación debe darse en forma de acuerdos intersectoria-


les de planificación conjunta, de asignación de recursos y presupues-
tos, de cartas de compromiso y convenios de cooperación y del esta-
blecimiento de mecanismos claros de comunicación, de interlocución
con los actores estatales y sociales y de transparencia y rendimiento
de cuentas, a través del monitoreo y seguimiento de lo acordado.

II. Las formas que toma la Coordinación en el Modelo de


atención en SSyR

La Entidad Rectora en el caso de la SSyR en Guatemala es el MSPAS,


tal como lo señalamos ya en el Capítulo I de esta investigación.

Esto plantea que el MSPAS tiene, teóricamente dentro de sus com-


petencias, la función de coordinar a todas las entidades públicas y priva-
das para la realización de las políticas y programas vinculados a la SSyR.
La coordinación tiene diferentes formas de concretarse, pero en última
instancia puede describirse en el marco legal en el que la Rectoría se
viabiliza mediante su poder coercitivo o punitivo; se trata entonces de
una coordinación en la que se implica esencialmente el factor regulador
y su capacidad o no de hacer cumplir el marco legal.

Esto plantea que todos los Programas, Áreas de trabajo, Oficinas


específicas, para la atención de la SSyR, con estatus vinculado a
96
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

las instancias de toma de decisiones y con estructuras coherentes


al ejercicio y operativización de la Política Pública, están regidos por
marcos administrativos reguladores, normativos y pertinentes, así
como asignaciones presupuestarias suficientes y coherentes con las
acciones de Política.

La asignación clara de competencias y límites institucionales es


una condición básica para poder avanzar en la coordinación y por
ende en la institucionalización de la SSyR. Algunas de estas compe-
tencias tienen que ver con la designación y asignación de recursos
humanos, materiales y financieros; esto es: de transformar la volun-
tad política en acciones directas de sus políticas públicas. La creación
de un sistema adecuado de planificación, monitoreo y evaluación de
la Política en el Estado; la creación del Sistema de Indicadores de
las Políticas; la creación del Sistema Nacional de Investigación sobre
SSyR y la definición de líneas generales de investigación sobre esta
temática.

Otras dimensiones importantes de la coordinación son las accio-


nes locales y nacionales de Formación y Capacitación para funciona-
rios/as, prestatarios/as de servicios y demás actores vinculados con
los distintos niveles de atención en salud. La formación del personal
sanitario no sólo resulta de procesos de encuentro e interacción den-
tro del Estado y con la sociedad civil; otro ámbito de coordinación es
el referido a la Difusión y la Comunicación de ideas y valores favora-
bles a los DSyR y la difusión masiva de los contenidos de las políticas
y los instrumentos nacionales e internacionales al respecto. En este
sentido la maquinaría de promoción de la salud implica más allá de
sus técnicas y metodologías, el ejercicio de transferir51 un pensa-
miento imperante de la SSyR.

51 Decimos transferir porque en Guatemala el MSPAS mantiene esencialmente una


promoción en salud basada en ideas conductistas fundamentadas en una certeza:
existe un Estado que sabe y conoce las causalidades de los problemas de salud y dado
que tiene la responsabilidad de que la ciudadanía tenga condiciones afines a la salud,
el mecanismo lógico es transferir de manera sencilla la información preventiva que la
población desconoce. El argumento antagónico partiría de la premisa alternativa de que
las realidades están empapadas de subjetivismo, de tabúes, percepciones, conocimientos,
de biografías individuales y colectivas. Si la realidad es interpretable su acercamiento
debe partir de un enfoque constructivista: en salud sexual y reproductiva la diferencia
entre ambos polos de pensamiento explica el nivel de empoderamiento que pueden
alcanzar en los mensajes de la promoción de la SSyR, los pensamientos que partan desde
las vivencias de las mujeres guatemaltecas.

97
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Al MSPAS, como entidad rectora, le corresponde coordinar ac-


ciones en cada uno de sus niveles y hacia otras entidades del Esta-
do con pertinencia temática, tales como el Ministerio de Educación,
el Ministerio de Finanzas, la Secretaría Presidencial de la Mujer, y
CONAPREVI. También le corresponde orientar la actuación de la Co-
operación Internacional a través de la Subdirección de Cooperación
de SEGEPLAN y coordinar acciones con las instancias de la sociedad
civil que atienden la problemática.

Lo que la investigación arrojó denota que la coordinación se ex-


presa en el marco de actividades concretas, casi siempre asociadas
a la referencia intra e interinstitucional para la atención de casos de
SSyR, otros muy pocos refieren casos de violencia contra las muje-
res. En su mayoría, el sistema no está articulado ni coopera entre sí,
sino se desarrolla como “pequeñas islas que existen como pueden”,
en el decir de uno de los entrevistados.

La forma que adopta esta coordinación en casi todos los ca-


sos son las acciones de referencia y contrarreferencia en todos los
niveles de atención. La referencia es el mecanismo que utilizan los
diferentes prestadores de servicios para dar seguimiento a los casos
que se atienden en clínicas o emergencias en el sistema de salud.
A través de fichas o notas médicas, o de referencia, la persona es
trasladada a especialistas diversos según sea el caso, algunas veces
es diagnosticada y se le realizan los exámenes de laboratorio y otros,
necesarios para resolver su caso.

La contrarreferencia es la acción que “trae de vuelta” a la perso-


na referida, con un diagnóstico y con la prescripción del tratamiento
que ésta debe llevar a cabo para la resolución médica de su caso.
En el registro de contrarreferencia, la instancia inicial a la que acudió
la persona debería tener una ruta clara de los pasos seguidos en la
atención del caso, así como de las acciones emprendidas.

En otros casos, la coordinación se da, tanto a nivel inter como


intrainstitucional, para la capacitación en temas asociados general-
mente a la planificación familiar y los métodos anticonceptivos, las
ITS y el VIH, sida (en mucha menor medida) y programas de ambien-
tes saludables para jóvenes (hombres y mujeres).

98
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Tenemos entonces un sistema de salud describible como un ar-


chipiélago donde los niveles de atención actúan muchas veces con
prioridades divergentes, sin flujos de comunicación adecuados debido
a la hospitalización del sistema, donde la contra referencia hacia el
primer nivel es obviada como norma, impidiéndose así el seguimiento
adecuado de las mujeres que, por ejemplo, fueron persuadidas de
tomarse la citología y que van a recibir una respuesta en el mejor de
los casos tardía. La compartimentación de las atenciones por nive-
les que sufre el sistema público guatemalteco conspira contra una
atención adaptada a la necesidad de una población guatemalteca
que de por sí tiene altos niveles de inaccesibilidad en servicios mé-
dicos de alta y mediana complejidad, dificultando la necesaria lógica
entre el diagnóstico y el tratamiento a tiempo. Esa situación conlleva
que miles de mujeres de Guatemala, especialmente las que sufren
de mayores niveles de inaccesibilidad (las excluidas, las pobres) se
vean condenadas a un diagnóstico tardío que les quita posibilidades
de supervivencia ante enfermedades donde el diagnóstico a tiempo
puede ser la diferencia entre vivir y morir. Este es el caso del cáncer
de mama o el cáncer cérvico-uterino.

III. Escenarios de la Coordinación inter e intrainstitucional

Quetzaltenango

En Quetzaltenango, las instituciones de primer nivel, Centros de


Convergencia, Centros y Puestos de Salud coordinan con los COCODE
y las alcaldías auxiliares, a través de los/as facilitadores comunitarios.
Por su parte las comadronas coordinan con el personal de los Puestos
y Centros de Salud y el Hospital. En algunos casos la coordinación se
realiza para acciones de capacitación con la Comisión de la Mujer de
las Municipalidades y el SIAS. No se refirió ningún tipo de coordinación
entre los Centros de Convergencia.

El sector de las Trabajadoras Sociales por su parte es bastante


activo en lo que a acciones de coordinación se refiere. Las/os en-
trevistadas/os están ubicadas/os en los Hospitales y en los Centros
de Salud y coordinan con APROFAM, Nuevos Horizontes, Hospital
Regional, el IGSS y algunas entidades privadas u ONG locales o inter-
nacionales como la Cruz Roja.

99
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

En los casos en que las mujeres han pasado por abortos, la Tra-
bajadora Social juega un papel importante en la coordinación intra e
interinstitucional, especialmente entre las áreas de psicología y médi-
ca. En los casos específicos de violencia contra las mujeres, especial-
mente violencia sexual, ellas son las encargadas de coordinar con las
Oficinas de Atención a la Víctima (OAV) de la PNC, con los Juzgados
de la Niñez y la Familia, la PGN, las Oficinas Municipales de la Mujer,
la DEMI y el MP.

Algunas de las enfermeras del Hospital de Quetzaltenango in-


formaron que la contrarreferencia no se hace porque el personal no
se da abasto. En los casos de mujeres violentadas no son ellas las
que intervienen en la coordinación, sino lo hacen las Trabajadoras
Sociales. Las enfermeras del Centro de Salud refieren a APROFAM y
el Hospital los casos de SSyR. En los casos de mujeres violentadas,
ellas “les hablan” a las señoras para que busquen apoyo en los Juz-
gados y Nuevos Horizontes. Un poco distinto es el caso del Programa
de Atención a Personas con VIH y sida que funciona en el Hospital
Regional de Occidente, que hasta ahora no ha tenido coordinación
con ninguna instancia, ni refirió que hicieran ningún tipo de referen-
cia. La única acción que les articula con otras instancias es la del re-
gistro y la sistematización, para lo cual coordinan con Visión Mundial,
el Programa Nacional de VIH, sida y la Jefatura del Área del Salud.
Se trata entonces de un ejemplo de descoordinación que, entre otros
efectos lleva a serios problemas de seguimiento de la personas que
viven con VIH o sida, discontinuando tratamientos e incrementando
los riesgos de morbi-mortalidad entre la población.

En algunos Centros de Salud tipo B se da coordinación con gru-


pos comunitarios, como Grupos de Señoras de la Iglesia Católica,
para charlas. La coordinación principal en los casos de mujeres vio-
lentadas se realiza con Nuevos Horizontes, a través de referencias
para el albergue.

El Médico Jefe del Área de Salud de Quetzaltenango refirió que:


“…los mecanismos de referencia y contrarreferencia no funcionan
como uno quisiera. Se está trabajando en eso durante años y se ha
logrado una mejoría, pero dista mucho de alcanzar lo que se quiere
de dar una atención integral en los tres niveles de atención”.

100
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Por su parte el médico encargado del Área de Ginecología del


Hospital Regional de Quetzaltenango sí refirió hacer coordinación con
el MP, a través de la Trabajadora Social del Hospital y además co-
ordina con la psicóloga y otros/as médicos/as y enfermeras. Los/as
médicos/as no realizan directamente la coordinación, lo hacen las
enfermeras, las trabajadoras sociales y las psicólogas.

Los/as médicos/as de otras instancias dieron información parecida


a la que dan las enfermeras respecto de la coordinación y las acciones
de referencia y contrarreferencia. La mayoría coinciden en que no es
suficiente lo que se está haciendo y en que hay deficiencias en el pro-
cedimiento. Parece claro entonces que se trata de una imperfección
asumida por el propio personal que cotidianamente la sufre.

En los casos de violencia contra las mujeres, en el primer nivel


de atención del SIAS, la coordinación se hace con Nuevos Horizontes
y el Hospital, sólo para efectuar los exámenes correspondientes. El
Médico del Centro de Salud sí refirió hacer coordinación con el Minis-
terio Público y el Juzgado.

El conjunto de la red de servicios de salud no dispone a la fecha


de un sistema de monitoreo y registro que identifique claramente los
casos de violencia contra las mujeres, sus causas y sus derivaciones
correspondientes. Estos casos son informados por su sintomatología
y no por su explicación, de tal manera que miles de casos son camu-
flados en diagnósticos de traumatismos o lesiones.52

Sololá

En Sololá ocurre algo similar, con la excepción de que se da una


coordinación con la alcaldía municipal, especialmente para la capaci-
tación a comadronas y con la alcaldía indígena, en los casos en que

52 La organización Nuevos Horizontes, en el contexto del convenio “Fortalecimiento de


sistemas públicos de salud y desarrollo en el nivel descentralizado con especial incidencia
en materia de salud sexual y reproductiva” Medicus Mundi /AECID, tiene previsto pro-
mover una boleta que permita incluir los casos de violencia de género en el sistema de in-
formación que utilice en el futuro la red de servicios de salud del Departamento. A pesar
de este esfuerzo es claro que la focalización en la sintomatología y no en la explicación de
la misma aparece como un atajo al subregistro y al ninguneo del fenómeno. Esta situación
obliga a colocar las cifras oficiales de violencia contra las mujeres en una duda cercana a
la certeza.

101
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

ésta interviene para aplicar el Derecho Consuetudinario indígena si se


presenta el caso de mujeres violentadas. Al igual que en Quetzalte-
nango, no se refirió ningún tipo de coordinación entre las instancias
sociales que funcionan como Centros de Convergencia.

En ambos departamentos, tanto las comadronas, como los/as


Facilitadores/as Comunitarios/as refieren a personas a los Puestos
y Centros de Salud u Hospitales, cuando no tienen capacidad de
atención, debido a que son casos delicados o no cuentan con los
medicamentos necesarios para atenderlos. Coordinan además con
la Jefatura de Área, para la atención de la SSyR y con Gobernación,
para la capacitación en la atención de mujeres violentadas.

Las/os Trabajadoras Sociales de Sololá, ubicadas/os también en


el Hospital y en los Centros de Convergencia coordinan con otros
Hospitales como el INCAN, para los casos de cáncer cérvico-uterino.
En el caso del Hospital, la referencia se hace generalmente a través
del acompañamiento de una persona contratada por un Programa
externo a la institución y que coopera en esta actividad.

En los casos de mujeres violentadas, la coordinación se hace en


forma de referencia, a través de notas de referencia, con la PGN, la
PDH, el Juzgado de Familia, el MP y Nuevos Horizontes.

La enfermera de la Jefatura de Área de Sololá realiza funciones


importantes de coordinación entre cada uno de los Programas. Ella
realiza coordinación con los Hospitales, los Centros y Puestos de Sa-
lud, los Centros de Convergencia y algunas ONG. Informó que los
casos de mujeres violentadas se estarán coordinando próximamente
con los CAIMUS, con la PDH y el Juzgado.

Por su parte, la enfermería del Centro de Salud tipo B refiere al


Hospital cuando no tiene las competencias o las condiciones para
atender casos de SSyR. La enfermera que da la atención hace la re-
ferencia. Generalmente no hay contrarreferencia, porque el Hospital
no necesariamente coopera en el seguimiento. En el primer nivel sí
está normada la referencia y la contrarreferencia. En los casos de
mujeres violentadas, la persona entrevistada informó no conocer los
procedimientos para actuar al respecto.

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“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

La Médica facilitadora del Programa de Salud Reproductiva del


Área de Salud refirió hacer coordinación con Centros y Puestos de
Salud, Hospital, Nivel Primario de Atención y la Red de Paternidad y
Maternidad Responsable. En el caso específico de las mujeres violen-
tadas refirió no que “no le ha tocado esto”. Sin embargo sí conocía a
qué instancias recurrir.

La Directora del Hospital de Sololá refirió un nivel de coordina-


ción importante, el del Consejo Técnico, que reúne a los Directores o
Directoras de Área que se reúne mensualmente a considerar diferen-
tes casos y avances de los Programas y conoce de inconformidades
o denuncias de los/as usuarios/as. Ella comentó que actualmente el
primer nivel de atención coordina con los CAP, porque ahora existen
16 en Sololá. Sin embargo informó que la apertura de los mismos se
hizo sin las consultas necesarias al personal de dirección y las instan-
cias de decisión del MSPAS en la región.

En algunos casos, especialmente en el primer nivel de atención,


se coordinan acciones con el Ministerio de Educación, en las Super-
visiones Departamentales y algunas escuelas públicas, básicamente
para actividades informativas y educativas con niños, niñas y jóvenes.
Los contenidos de estas capacitaciones están relacionados con ITS
y la importancia de la planificación familiar. Se trata de esfuerzos no
consolidados y sí ligados a iniciativas o financiamientos puntuales, se
carece por lo tanto de una estrategia real de abordaje intersectorial y
que encamine los centros escolares hacia un nuevo abordaje de los
fenómenos que tienen que ver con la salud sexual y reproductiva en
la niñez y la adolescencia.53

Una de las Médicas del primer nivel de atención refirió que se


desconocen los protocolos y la Ley de Violencia Intrafamiliar. Sin em-
bargo, coordinan con el Hospital para la atención médico-legal cuan-
do se dan casos de mujeres violentadas.

53 La carencia de programas continuados de salud sexual y reproductiva y las ausencias de


enfoque de equidad de género en muchas de las actividades que se realizan dentro de
los centros escolares hacen prever una reproducción de los roles de género basados en
concepciones y prácticas discriminadoras y subordinantes de las mujeres y de visiones
que poco tienen que ver con la realidad. Se recomienda fidelidad y abstinencia a cuerpos
llenos de curiosidad en una estrategia que es desmentida con los índices de embarazo en
adolescencia que vive el país.

103
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Guatemala

En el departamento de Guatemala la situación es similar, aunque


tiene variaciones asociadas generalmente al tipo de instituciones que
están trabajando en las diferentes áreas de salud.

Los/as facilitadores/as de salud del primer nivel coordinan ge-


neralmente con los Centros de Salud, como ocurre en el interior del
país. Lo que se coordina son las acciones de SSyR y algunos casos de
mujeres violentadas. Ellos/as directamente no acuden a hacer coordi-
nación con otras instituciones como el MP, la PDH o CONAPREVI.

Las Trabajadoras Sociales del Departamento de Guatemala, al


igual que en los otros dos departamentos investigados juegan un
papel importante en la coordinación de acciones para la atención de
la SSyR y al igual que en el resto de los departamentos se trata de
una coordinación poco normada y regulada en su proceso, donde la
voluntad de la persona responsable se privilegia frente a mecanismos
estándar de atención y derivación de sobrevivientes de violencia.

En el nivel de atención primario, las actividades se coordinan con


los Hospitales públicos, las Maternidades de las diferentes colonias
y los centros educativos públicos. También se coordina con el SIAS,
el INACIF, la PDH, la Municipalidad de Guatemala, APROFAM y la
Fundación Pediátrica. La referencia, en algunos casos se hace en
casos de niños/as abusadas sexualmente o maltratados/as, mujeres
violentadas, y otras acciones de SSyR.

Esto se hace a través de “tarjetas” en las que, también en al-


gunos casos, las mismas pacientes deben anotar el diagnóstico y
quién les atendió, para efecto del seguimiento. Algunas de las coor-
dinaciones son para realizar capacitaciones y charlas educativas, por
ejemplo sobre ambientes saludables juveniles. En algunos casos, las
coordinaciones se realizan en la forma de Jornadas Temáticas, tales
como control de la natalidad.

En los Hospitales nacionales algunas de las Trabajadoras Socia-


les no conocen los protocolos en SSyR. Pero tienen relación con la
Comisión Nacional contra el Maltrato Infantil CONACMI, la PDH, Mé-
dicos sin Fronteras y CONAPREVI. El procedimiento es más o menos
104
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

el mismo: se hacen notas médicas intrainstitucionales, se hacen de-


nuncias para seguimiento y con organismos nacionales e internacio-
nales (las ONG) se coordinan acciones de educación en las consultas
externas. En algunos casos se coordina con el MP y la SEPREM.

La Unidad de Trabajo Social de la Clínica de Infecciosas del Hos-


pital Roosevelt se coordina con escuelas secundarias, para la educa-
ción en ITS y VIH, sida. Además se coordina con el MP, con el Bufete
Popular de la Universidad Rafael Landívar y el Hospital Roosevelt,
para la referencia de casos, con fichas de denuncia.

Las enfermeras de los Centros de Salud por su parte realizan


acciones directas de coordinación con los Hospitales Públicos, con el
Laboratorio Nacional de Salud y con las Trabajadoras Sociales. Tam-
bién coordinan casos de violencia contra las mujeres con la PDH y el
MP o los Juzgados.

Intrahospitalariamente, en el Hospital Roosevelt se coordina para


dar educación sobre ITS y Planificación Familiar en la consulta exter-
na y los servicios de emergencia refieren a la Clínica de Infecciosas.

El Departamento de Regulación de Programas de Atención a las


Personas y la Unidad de Ejes Transversales, realizan acciones de co-
ordinación para todos los niveles de atención en las 19 Áreas de
Salud del país.

En este caso se coordina la atención a mujeres violentadas todos


los niveles con los CAIMUS, CONAPREVI, SEPREM, DEMI, FODIGUA,
Medicus Mundi, Asociación de Mujeres Médicas y Médicos sin Fron-
teras, a través de referencias escritas. También se coordina con el
MP, la PNC y Organizaciones de Mujeres. Las acciones de registro
e información se coordinan con el INE y con el Archivo Nacional del
MSPAS.

La Maternidad del Hospital Roosevelt coordina intrainstitucional-


mente con el Departamento de Psicología y la Trabajadora Social en
la atención de casos. La capacitación es una de las dimensiones de
esta coordinación, en temas de paternidad responsable, nutrición y
cuidado del recién nacido y promoción de la planificación familiar. Se
trata de actividades poco sistematizadas y que carecen de monitoreo
105
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

desde entes rectores o especializados.

La Oficina Panamericana de la Salud, instancia perteneciente a


la cooperación internacional, coordina interagencialmente con el sis-
tema de Naciones Unidas y otros sectores de la cooperación para
armonizar la cooperación en esta línea. Se trata de una coordinación
con limitaciones evidentes en la capacidad de incidir en las políticas
nacionales, una especie de mosaico de influencias que no acaban de
converger en una posición común y que son especialmente suscepti-
bles a compromisos bilaterales que no siempre son coincidentes en-
tre las agencias de cooperación que interactúan en estos espacios.

El Programa Nacional de Salud Reproductiva por su parte sola-


mente refirió acciones de coordinación para la atención directa.

Entonces podemos decir que se trata de una coordinación que


presenta en todos los casos las siguientes características:

1. Falta de articulación entre el nivel primario y los centros hospita-


larios de referencia a esta red primaria.
2. Carencia o deficiencias en los espacios de articulación de los
casos de violencia contra las mujeres, entre el sistema de salud
y el aparato de justicia o sectores de la sociedad civil que tienen
servicios para su atención.
3. Esta coordinación con la sociedad civil está fuertemente matiza-
da por oportunidades de financiamiento externo, financiamiento
del cual depende en gran parte la sostenibilidad de los servicios
de salud sexual y reproductiva.
4. Ausencia de un sistema de información ligado a la atención de
casos de violencia contra las mujeres y a las coordinaciones
construidas desde el Ministerio de Salud, de tal manera que se
fomenta la invisibilización del problema y se imposibilita la cons-
trucción de estrategias intersectoriales.

IV. Lo que dicen las personas entrevistadas sobre la


coordinación

En los tres departamentos, mucho del personal entrevistado co-


incidió en señalar que no se socializa información y que eso muchas
106
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

veces impide que se puedan realizar acciones de coordinación ade-


cuada y a tiempo con otras instancias internas o externas.

Todas las personas entrevistadas, en los tres departamentos


plantearon acciones de coordinación relacionadas con disposición
de recursos como personal, insumos y medicamentos, capacitación,
difusión de información y acciones de referencia y contrarreferencia.
Una de ellas sin embargo dijo que recomendaría en este sentido:
“Articular los servicios para una ruta de salud efectiva: planificación
familiar y violencia contra la mujer”.

Los/as expertos/as por su parte identificaron varias de las accio-


nes de coordinación que identificaron prestatarios/as; sin embargo
fueron un poco más allá al señalar aquellas en que el MSPAS se
debería focalizar o realizar y que en la actualidad son deficientes.

Una de esas dimensiones, quizás la más consensuada entre los/


as expertos/as54 es la referente a la Definición de un Modelo único de
atención en SSyR, basado en la diferenciación entre la sexualidad y
la reproducción; que pudiera articular todas las acciones del Sistema
de Salud y que pusiera a todos/as quienes intervienen en algún mo-
mento o lugar del proceso en sintonía.

La mayoría coincidió al identificar la necesidad de diseñar pro-


cedimientos y protocolos, tanto administrativos como programáticos,
que permitan organizar las diferentes acciones de los/as prestatarios/
as de los servicios en los tres niveles. En esto, cobró especial relevan-
cia la función Rectora del MSPAS, lo que conlleva un eje importante
de coordinación. Otra dimensión que debería ser sujeta de coordina-
ción desde el punto de vista de los/as expertos/as es la de la inves-
tigación y el registro. Según plantearon, ambos aspectos aparecen
desarticulados y en la mayoría de los casos responden a intereses
coyunturales o poco estratégicos.

Uno de los aspectos interesantes destacados fue el de la nece-
sidad de generar procesos coordinados que den cuenta de la calidad
de la prestación de los servicios. Según indican, los estudios de fac-

54 El listado de expertos y expertas entrevistados se encuentra en los Anexos, Tabla No. 4.1.

107
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

tibilidad y disposición de los servicios se realizan de manera desarti-


culada de todo el sistema y no llegan al primer nivel de atención.

Otra dimensión importante identificada es la relacionada con la


duplicidad de funciones producto de la falta de coordinación entre
niveles de servicios y entre servicios del mismo nivel. Esta duplicidad
implica un uso poco eficiente de los recursos, pero sobre todo, ac-
ciones fragmentadas que contribuyen a pulverizar el impacto de la
atención de los servicios.

También plantearon que la capacitación debería coordinarse des-


de el nivel central, a través de la definición de un programa de ca-
pacitación que garantice conocimientos por niveles, por actividades
y por regiones.55 Ninguna acción debería de llevarse a cabo sin la
consulta necesaria a todos los niveles de los servicios, o por lo menos
a los servicios involucrados directamente en la atención. Por eso es
preciso, según plantearon, diseñar y definir claramente los mecanis-
mos de consulta e información a todo nivel.

Uno de los principales déficits del sistema es que la contrarre-


ferencia no funciona de manera adecuada, tanto a nivel inter como
intrainstitucional. En particular esto es deficiente con las instancias
legales, como MP, Juzgados y PNC. Consideraron importante desarro-
llar mecanismos claros para el efecto.

Un último punto identificado fue la necesidad de coordinar las


acciones referidas a la difusión de valores positivos sobre las muje-
res, la función y el papel de la maternidad, la paternidad y la sexuali-
dad humana, tanto al interior de los servicios como hacia la sociedad
en general.

55 Se trata de un obvio nuevo llamado de atención al rol rector del Estado. La necesidad de
construir una lógica de abordaje de la salud sexual y reproductiva pareciera, de acuerdo a
las entrevistas realizadas, un factor transversal identificado tanto entre las personas expertas,
como entre quienes proveen los servicios.

108
CAPÍTULO V

UN MODELO DE ATENCIÓN A LA SALUD,


SEGMENTADO Y PREJUICIOSO

Lo que empíricamente se ha podido encontrar en este estudio,


tanto en el marco legal como en la práctica médica es un modelo de
atención para la salud reproductiva exclusivamente, donde la sexuali-
dad está en función de la reproducción. Este modelo está constituido
por tres elementos:

Un imaginario social que asume roles diferenciados y no equiva-


lentes entre hombres y mujeres con miras a la reproducción y sexua-
lidad. El mismo está tan incorporado que ha creado una serie de
dispositivos que, entre otras cosas, hacen asumir el rol reproductivo
de las mujeres como la función principal y obligatoria de éstas con
vistas a la sociedad.

El enfoque biomédico que tiende a visualizar y ofertar los servi-


cios de salud de manera segmentada: excluyendo amplios sectores
de población e invisibilizando problemáticas que también afectan la
salud desde una óptica más integral. Este enfoque instituye una bre-
cha entre prestadores y usuarios/as, porque se asume un posiciona-
miento jerárquico desde el personal médico hacia quienes hacen uso
de los servicios.

Esta relación jerárquica se manifiesta a través de un lenguaje


técnico para informar el diagnóstico y tratamiento, sin preocuparse
de la comprensión y apropiación por parte de las personas que acu-
den a los servicios. Otra manifestación de esta relación jerárquica
ocurre cuando los/as PSS evaden la explicación por la cual ha sido
consultado/a, por la vía de argumentos tales como la saturación de
los servicios, la falta de recurso humano y por la ausencia de perti-
nencia cultural y actitudes de menosprecio hacia personas portado-
ras de distintos problemas de salud.

El otro elemento tiene que ver con el ámbito de la sexualidad. La


sexualidad, como un componente de la vida de cualquier ser humano
tiene dos funciones, la principal está asociada con el placer sexual in-

109
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

trínseco a la naturaleza humana y el relacionamiento con otro u otra.


La otra función de la sexualidad es la reproducción biológica. En lugar
de que la sexualidad prive para derivar de ella la función reproducti-
va y posibles consecuencias como las ITS, la lógica del modelo que
estamos caracterizando oculta o subsume la sexualidad a la función
reproductiva.

La sexualidad es una dimensión mitificada que en su expresión


y ejercicio responde a lógicas de lo religioso, asociadas al deber ser,
a la culpa, a la expiación, al sacrificio y a aquello que se considera
inmoral, sucio y pecaminoso.

El enfoque hegemónico, al justificar la sexualidad sólo en función


de la reproducción biológica, la reduce y la atiende en la medida que
responde a esa determinante. Se invisibilizan con ello problemas de
salud y segmentos de la población que pueden ser vulnerables. Los
problemas que sí se atienden como metas de Estado, para responder
a exigencias nacionales e internacionales, no responden a un enfo-
que integral, porque se limitan a acciones relativas a la reproducción
biológica, tales como el que los embarazos se lleven a término de
manera “normal”, se planifique y se espacien los embarazos, res-
ponsabilizando de esto solamente a las mujeres. Las acciones son
principalmente curativas ya que se atiende directamente la infección,
como en el caso de las ITS y el VIH, mientras la prevención queda
relegada a un segundo plano.

Dado que la sexualidad no se reconoce como el punto de partida


para la definición del modelo de salud, existe una desarticulación
entre el PSR y el Programa de Prevención y Control de ITS, VIH y
sida, propios del enfoque derivado del modelo biomédico, que trata
de manera segmentada los servicios de atención a la reproducción y
el ejercicio de la sexualidad como un Derecho Humano, debido a la
tendencia a su mitificación.

Esta forma de percibir la sexualidad transita entre el imaginario


social y el enfoque biomédico recreándose en prácticas excluyentes,
jerárquicas, segmentadas y naturalizadoras de los roles tradicionales
de género.

110
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

En el discurso de los PSS no se evidencia conocimiento de los


Derechos Sexuales y Reproductivos y eso es un factor que condiciona
el nivel de sensibilización de ellos y que permite la reproducción de
los prejuicios que configuran el imaginario social sobre la sexualidad,
la reproducción y los roles que se asignan a mujeres y hombres en la
sociedad.

El modelo también se caracteriza por la presencia de una serie


de prejuicios implícitos y explícitos manifiestos en el marco legal, los
protocolos y la práctica médica. Estos prejuicios se derivan tanto del
enfoque biomédico como del imaginario social excluyente respecto
de los roles tradicionales de género, a través de los cuales, la sexuali-
dad como dimensión mítica se reproduce y se resignifica tanto desde
la práctica médica como desde la perspectiva de los/as usuarios/as.

Se pudo evidenciar la persistencia del prejuicio biomédico que


otorga mayor valor a la cientificidad y estadísticas epidemiológicas,
respecto de la medicina y la práctica tradicional en la atención a
la salud. Una de las manifestaciones más comunes es la que gira
alrededor del papel que el modelo ha asignado a las comadronas,
habiéndoles relegado a funciones secundarias y de logística, no ne-
cesariamente ligadas a la atención y el acompañamiento a las mu-
jeres de la comunidad que ellas realizan, que acostumbran y que es
una práctica milenaria.

En ese imaginario social subyace también una doble moral res-


pecto del papel de las mujeres en la sociedad. Ser mujer se valora en
función del rol reproductivo dentro de la institución del matrimonio y
un núcleo familiar. Una mujer casta, pura, valiosa y virginal es la que
se dedica a la crianza y cuidado de sus hijos/as y permanece en ese
rol dentro del hogar. Por otro lado existe un impulso natural, normal
que conlleva el disfrute y placer sexual por parte de las mujeres, inde-
pendientemente de su estado conyugal o marital. Quienes se atreven
a ejercer su sexualidad y recusar la norma son consideradas indignas
e inmorales y si además contraen algún tipo de infección sexual y
por eso acuden a los servicios, no son merecedoras de atención de
calidad. Esta doble moral también tiene un impacto en el acceso a
servicios de otros grupos sociales con prácticas sexuales no conven-
cionales.

111
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Las mujeres no pueden ejercer el derecho a su sexualidad libremen-


te, porque en principio no deciden cuándo tener relaciones sexuales, ni
la calidad de las mismas. El placer y el deseo sexual de las mujeres es-
tán subordinados al deseo y placer masculinos. Se ha podido evidenciar
que muchas mujeres han podido planificar porque no consultan a sus
parejas. Las que les consultan, o no planifican, o sus parejas masculinas
deciden el método que ellas utilizarán. Otras simplemente ni siquiera
problematizan acerca de esta temática. Esta situación es del conoci-
miento de los/as PSS y se considera como una situación “normal”, por
lo tanto no se diseñan acciones desde el Estado para revertir o transfor-
mar esta realidad y entonces se reproducen y justifican esas prácticas
excluyentes respecto de la sexualidad, la función reproductiva de los
hombres y las mujeres. Resulta entonces paradójico que socialmente
se designe la responsabilidad de planificar a las mujeres, cuando
ellas no pueden decidir al respecto.

Las mujeres no conocen sus cuerpos y por lo tanto no saben


cómo cuidarlos y mantenerlos sanos. Existe un estigma asociado a
la función reproductiva, que tiene que ver con parámetros arbitrarios
sobre la “normalidad” del proceso de embarazo y parto. Una mujer
que requiere del uso de los servicios por complicaciones obstétricas,
en muchos casos, sobre todo en el área rural es considerada como
“inservible”. Eso ha provocado que muchas mujeres prefieran morirse
en la casa, que tener que enfrentarse a esa estigmatización social.

En la práctica médica se ha asumido la atención al embarazo


adolescente e infantil, ampliando el rango de edad fértil de las muje-
res de 10 a 54 años. Esto se ha hecho con la intención de respon-
der al perfil de la demanda de servicios para garantizar acceso a los
mismos de parte de estos segmentos de población. En los imagina-
rios sociales las niñas, a partir de que desarrollan, son sexualmente
deseables y además están “disponibles”. Algunas niñas avanzan de
manera prematura hacia la pubertad (lo que podría estar asociado a
predisposición genética y malas prácticas alimenticias), razón por la
que se amplía el rango de edad en la que ellas son susceptibles de
quedar embarazadas. Aunado a ello, la interrupción del embarazo es
concebida como un pecado y por esa vía se justifica el rol de niñas-
madres, aunque lo que subyace es un hecho violento y las niñas no
estén preparadas para esa función, ni psicológica, ni físicamente. La
violencia sexual subyacente en el embarazo infantil y adolescente es
112
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

un hecho que se oculta, la comunidad se vuelve indiferente y el Esta-


do no lo problematiza para atender las causas, sino solamente atien-
de, de manera limitada, las consecuencias. Un aspecto que suele
determinar esta práctica social es el vinculado a la culpabilización de
las mujeres del hecho violento, en este caso la violación sexual, bajo
el argumento de que ellas lo provocan, de esa cuenta se normaliza
y se evade la naturaleza violenta del embarazo infantil. Tomando en
consideración estos elementos, se puede hablar de una clara vio-
lación a los derechos de las niñas y las adolescentes por parte del
Estado, que además está incurriendo en omisión de denuncia.

Otra situación que subyace en este fenómeno de la ampliación del


rango de edad fértil en las mujeres es el ninguneo del sector de po-
blación femenina entre 49 y 59 años, que no son consideradas en el
parámetro universal de la edad fértil, ni tampoco como mujeres de la
tercera edad. Esa ampliación del rango está asociada al hecho de que
algunas quedan embarazadas a esta edad y hay que atenderles.

El aborto como un fenómeno de la realidad social está ausente


en la agenda nacional y el tema no se somete a discusión y debate,
ni siquiera por los grupos que abordan la problemática que afecta a
las mujeres. Por parte del sector médico existe una complicidad silen-
ciosa respecto del tema, muchas veces derivada del temor a la pe-
nalización. En el caso de las organizaciones de mujeres y feministas
se observa también un temor a enfrentar la problemática, porque es
altamente polémico y podría eventualmente crear fisuras en el movi-
miento. Sin embargo estos aspectos son los más visibles al entorno
social, pero en el problema de fondo están situadas las contradiccio-
nes que genera la opción de las mujeres a decidir libremente, frente
a los valores conservadores y religiosos respecto del aborto.

La culpabilización a las mujeres es doble. El embarazo es conse-


cuencia de haber tenido relaciones sexuales, por tanto se asume que
la interrupción del embarazo es una evasión de su responsabilidad.

En los casos que se consideran abortos provocados, algunos/as


PSS asumen la obligatoriedad de la denuncia ante las autoridades
judiciales, por dos razones, porque se culpa a las mujeres de su es-
tado y porque no tienen temor de represalias ante la denuncia ya que
supuestamente “la victimaria” está bajo sus cuidados.
113
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Mientras el Estado guatemalteco ratifica los Derechos Sexuales


y Reproductivos en el marco del Derecho Internacional, el Derecho
Nacional sanciona la interrupción del embarazo penalizando a las
mujeres y a las personas que realizan el procedimiento quirúrgico.
Esto plantea un dilema ético para los/as PSS, porque al realizar la
denuncia lo hacen sin el consentimiento informado de las usuarias,
que se ven vulneradas en el ejercicio de sus Derechos Sexuales.

En contraposición, la anticoncepción de emergencia es relacio-


nada por los PSS con la violación sexual. Sin embargo en la pres-
tación del servicio existe discrecionalidad del personal médico para
proceder en términos de la misma, a pesar de que el protocolo de
atención establece el procedimiento como parte del tratamiento a
las usuarias en estos casos, mediante su consentimiento informa-
do. El tratamiento muchas veces se circunscribe a la atención física,
obviando todo lo que el protocolo plantea para darle una atención
integral y que además se haga justicia.

Contrario a los casos de aborto provocado, en que existe un


consenso entre el personal médico para realizar la denuncia; en
los casos de violencia sexual y otros tipos de violencia contra las
mujeres, el consenso se expresa respecto de la delegación de esa
obligación jurídica a otras instancias según ellos especializadas en
el tema (Médicos Sin Fronteras, INACIF, Asociación Nuevos Hori-
zontes, PDH) y principalmente en las mujeres violentadas. Los ar-
gumentos utilizados por ellos para el rechazo a esa obligatoriedad
son la creencia de que no les compete y el temor a represalias por
parte de los agresores. Si bien no existe una cultura de denuncia
en la sociedad guatemalteca, un factor que interviene en este
caso es la falta de calidez en la atención de parte del personal
médico y de enfermería, ya que ellos/as son el primer contacto de
las mujeres cuando deciden emprender la Ruta Crítica Institucional
para hacer la denuncia.

El estigma existente alrededor del VIH, sida está determinando


las actitudes de los/as PSS en la atención de esta problemática, aún
a costa de trascender los conocimientos científicos. Las personas
con VIH y sida son consideradas “desviadas” (que han violado nor-
mas sociales) y por lo tanto “consiguieron lo que se merecían”, de-
bido a su orientación o prácticas sexuales. El VIH, sida genera temor
114
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

y rechazo porque las personas que lo tienen son consideradas como


una amenaza social y se tiende a criminalizarles. Las consecuencias
de esta estigmatización en las personas con VIH-sida son múltiples
y negativas. El estigma es tan fuerte que les inhibe de demandar
servicios por temor a ser estigmatizados, eso provoca que haya un re-
tardo en los diagnósticos y tratamientos y no permite prevenir nuevas
infecciones y reinfecciones. En la dimensión psicoafectiva les genera
estrés, depresión e incertidumbre, entre otras cosas, por la falta de
acceso a medicamentos y tratamientos.

El Programa de Prevención y Control de ITS, VIH y sida tiene un


ámbito de aplicabilidad en la población que presenta algún tipo de
sintomatología y en la población sexualmente activa. Sin embargo no
se consideran campañas masivas de información para contrarrestar
los niveles de estigmatización en la sociedad, sobre este problema de
salud específico.

En cuanto al marco legal y de política pública, existen instru-


mentos que han sido delineados a partir de un reconocimiento del
problema y un posicionamiento por parte del Estado, a pesar de la
prevalencia del enfoque biomédico, que no tiene una visión integral
de la salud.

En este escenario existen dos instrumentos en particular que


han sido planteados considerando diversas dimensiones de la sa-
lud, el PNSR y el Programa de ITS, VIH, sida. Lo ideal sería que
existiera un instrumento que considerara la sexualidad y todas las
causas de morbi-mortalidad. Lo que sí existe es la Política Nacio-
nal de Promoción y Desarrollo Integral de las Mujeres y la Ley de
Desarrollo Social como instrumentos cuya visión es más integral,
porque tienen en cuenta más elementos de la realidad social de
las mujeres. De ambos, es la Política la que incluye elementos de
pertinencia cultural.

No obstante lo anterior, el marco jurídico nacional muestra vacíos


importantes de los aspectos declarativos, tanto en la parte operativa
como reglamentaria. Leyes y marcos de política se contradicen, se
duplican o se restringen entre sí, por ejemplo, la Ley Contra el Femi-
cidio y otras Formas de Violencia Contra las Mujeres (22-2008) res-
pecto de la Ley Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Per-
115
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

sonas (09-2009)56, lo que al final de cuentas provoca inoperancia.


También se presenta un marco de discrecionalidad en la aplicación
de la Ley, lo que finalmente provoca arbitrariedades, tanto por parte
de los/as PSS como de los operadores de justicia. Algunas de las
leyes existentes no cuentan con un reglamento aprobado específico,
es decir, no hay procedimientos que definan competencias, ámbitos
de acción y funciones que operativicen las leyes para su aplicabilidad.
A estos vacíos se suma el desconocimiento de los/as PSS respecto
de los marcos legales e institucionales así como la falta de recursos
de diferente tipo para operativizar los diferentes programas de la Po-
lítica.

El Estado guatemalteco presenta serias deficiencias en cuanto a


su rol articulador y armonizador de las acciones de política pública,
en términos generales. En lo que a SSyR respecta se observa un ac-
cionar segmentado, desarticulado y poco acorde entre sí. El PNSR no
coordina con el Programa de ITS y VIH sida y ambos a su vez no rea-
lizan acciones estratégicas, como la coordinación de procedimientos,
mecanismos y procesos de planificación institucional para armonizar
su accionar a lo interno y frente al ente rector que en este caso es
el MSPAS. Sus acciones a este nivel se reducen en muchos casos a
una escasa referencia y al ámbito de las capacitaciones temáticas.
La coordinación con otras instancias que tienen pertinencia temática
dentro del Estado, como son el sector justicia y el sector educación
es insuficiente, débil o no existe en lo absoluto.

Existen una serie de programas focalizados en determinados fe-


nómenos de salud y segmentos de población que relegan y excluyen
a otras poblaciones, tales como las mujeres de la tercera edad, per-
sonas con diferentes orientaciones sexuales, hombres sexualmente
activos (afecciones y disfunciones sexuales, planificación familiar, in-

56 En la Ley contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas, se reduce a Vio-


lación y Agresión Sexual (Capítulo I, Arts. 28, 29 y 30) y además los reconoce como delito
siempre y cuando “la víctima sea una persona menor de catorce años de edad o cuando
sea una persona con incapacidad volitiva o cognitiva, aún cuando no medie violencia
física o psicológica. Mientras que la Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia
contra la Mujer (Capítulo II, Art. 3, inciso n), la definición es más amplia, aplica para todas
las mujeres en cualquier etapa de su vida no se restringe al acto sexual, sino abarca otros
aspectos de la vida de las mujeres como “la humillación sexual, prostitución forzada y la
denegación de hacer uso de métodos de planificación familiar… o adoptar medidas de
protección contra enfermedades de transmisión sexual”.

116
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

fecciones, problemas psicológicos) y población femenina afectada


por padecimientos con causas no obstétricas de morbi-mortalidad
(diabetes).

Finalmente, como se ha podido observar en este estudio, la exis-


tencia de un marco legal nacional no necesariamente es suficiente
para generar cambios en los patrones culturales, aunque en socieda-
des como la guatemalteca, su sola existencia signifique un avance y
un posicionamiento (al menos de carácter formal) por parte del Esta-
do, las acciones de éste tendrían que complementarse con reformas
a los procesos de formación académica y capacitación del personal
que se desempeña dentro del sector de salud, con campañas ma-
sivas de educación e información no sólo en materia de salud, sino
también en el tema de los derechos humanos, particularmente, de
los derechos de las mujeres, incluidos por supuesto, los derechos
sexuales y los derechos reproductivos.

117
LISTADO DE SIGLAS

AECID Agencia Española de Cooperación Internacional para el


Desarrollo
AGOG Asociación de Gino-Obstetras de Guatemala
AMES Asociación de Mujeres en Solidaridad
AGMM Asociación Guatemalteca de Mujeres Médicas
APA Atención Post Aborto
APROFAM Asociación Pro bienestar de la Familia
BID Banco Interamericano de Desarrollo
CAIMI Centros de Atención Integral Materno-Infantil
CAIMUS Centros de Apoyo Integral para Mujeres Sobrevivientes
de Violencia
CAP Centros de Atención Permanente
CEDAW Convención Sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer
CEFEMINA Centro Femenino de Información y Acción
CELADE Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía
CENAPA Centros de Atención a Pacientes Ambulatorios
CEPAL Comisión Económica para América Latina y el Caribe
CNE Centro Nacional de Epidemiologia
COCODE Consejo Comunitario de Desarrollo
CONACMI Comisión Nacional Contra el Maltrato Infantil
CONAPREVI Coordinadora Nacional para la Prevención de la Violencia
Intrafamiliar y Contra las Mujeres
CUM Centros de Urgencias Médicas
DEMI Defensoría de la Mujer Indígena
DSyR Derechos Sexuales y Reproductivos
ENCOVI Encuesta Nacional de Condiciones de Vida
ENSMI Encuesta Nacional de Salud Materno-Infantil
EPS Ejercicio Práctico Supervisado
FODIGUA Fondo de Desarrollo Indígena Guatemalteco
GGM Grupo Guatemalteco de Mujeres
IDH Informe de Derechos Humanos

119
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

IDHUSAC Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de San


Carlos de Guatemala
IGSS Instituto Guatemalteco de Seguridad Social
INACIF Instituto Nacional de Ciencias Forenses
INCAN Instituto Nacional de Cancerología
INE Instituto Nacional de Estadística
INS Instituto Nacional de la Salud
ITS Infecciones de Transmisión Sexual
MELA Método de Amenorrea de la Lactancia
MP Ministerio Público
MSPAS Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social
OAV Oficinas de Atención a la Victima
OMS Organización Mundial de la Salud
ONG Organización(es) No Gubernamental(es)
ONUSIDA Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH-
sida
OPS Oficina Panamericana de la Salud
OSAR Observatorio de Salud Reproductiva
PDH Procuraduría de los Derechos Humanos
PGN Procuraduría General de la Nación
PNC Policía Nacional Civil
PNSR Programa Nacional de la Salud Reproductiva
PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
PSS Prestadores/as de Servicios de Salud
REDNADS Red Nacional de Diversidad Sexual
REDNOVI Red de la No Violencia Contra las Mujeres
SEGEPLAN Secretaría General de Planificación de la Presidencia de
Guatemala
SEPREM Secretaria de la Presidencia Mujer
SIAS Sistema Integral de Atención en Salud
SIDA Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida
SSyR Salud Sexual y Reproductiva
UNFPA Fondo de Población de las Naciones Unidas
UNICEF Fondo de Naciones Unidas para la Infancia
UNIFEM Fondo del Desarrollo de las Naciones Unidas para la
Mujer
120
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

URL Universidad Rafael Landívar


URNG Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
USAC Universidad de San Carlos de Guatemala
USAID Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional
VIF Violencia Intrafamiliar
VIH Virus de Inmunodeficiencia Humana
WAS Asociación Mundial de Sexología

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LEGISLACIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL

Acuerdos para una Paz Firme y Duradera, Acuerdo sobre


Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria, 1996.

Código de la Niñez y la Juventud, Decreto 78-96.

Código Nacional de Salud, Decreto 90-97 Art. 41.

Congreso de la República. (2005). Ley de Acceso Universal y


Equitativo de Servicios de Planificación Familiar y su integración
en el Programa Nacional de Salud Sexual y Reproductiva,
Decreto 87-2005 y su Reglamento.

Congreso de la República (2004). Ley del Impuesto sobre


Distribución de Bebidas Alcohólicas, Destiladas, Cervezas y
otras Bebidas Fermentadas, Decreto No. 21-2004.

Congreso de la República de Guatemala. (2000). Ley del


presupuesto general de ingresos y egresos del Estado para el
ejercicio fiscal 2001. Guatemala. En línea: http://www.minfin.
gob.gt

127
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Congreso de la República de Guatemala. (2004). Ley del


presupuesto general de ingresos y egresos del Estado para el
ejercicio fiscal 2005. Guatemala. En línea: http://www.minfin.
gob.gt

Congreso de la República de Guatemala. (2008). Ley del


presupuesto general de ingresos y egresos del Estado para el
ejercicio fiscal 2009. Guatemala. En línea: http://www.minfin.
gob.gt

Constitución política de la República de Guatemala 1985,


Reformada en 1993, Art. 47.

Constitución Política de la República de Guatemala.


(2006). Decretada por la Asamblea Nacional Constituyente
del 31 de mayo de 1985. Actualizada. Editorial Piedra Santa.
Guatemala.

Declaración de Beijing, http://www.socialwatch.org/es/


documentos/Beijing.htm

Ley contra el Femicidio y otras formas de violencia contra la


Mujer, Decreto 22-2008.

Ley para el Combate del Virus de Inmunodeficiencia


Humana y SIDA, Decreto 27-2000.

Ley contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de


Personas, Decreto 9-2009.

Organismo Legislativo. (1999). Ley de Dignificación y


Promoción de la Mujer. Guatemala.

Organismo Legislativo. (2003). Ley de Protección Integral


de la Niñez y Adolescencia. Guatemala.

128
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Política de Desarrollo Social y Población, 2002.

Política Nacional de Promoción y Desarrollo Integral de las


Mujeres, y Plan de Equidad de Oportunidades 2008-2023.

Reforma al Código Penal, Decreto 57-2002.

NOTICIAS EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Coordinadora 28 de Mayo. (2009). “Mujeres Mueren


por Falta de Asistencia” en Bonillo, Cristina, Prensa Libre,
Nacionales, Guatemala, 28 de mayo 2009, versión electrónica:
http://www.prensalibre.com.gt

Álvarez, Alejandra. (2009). “Demanda rebasa capacidad de


atención en hospitales” en Prensa Libre, Actualidad Nacional,
Guatemala, 14 de septiembre de 2009, Pp. 3-4.

Bonillo, Cristina. (2009). “Descubren recorte de Q49.6


millones” en Prensa Libre, Actualidad Nacional, Guatemala, 7
de septiembre de 2009, P. 6.

Palma, Claudia. (2009). “Al menos 7 solicitudes de


ampliación presupuestaria fueron ignoradas” en El Periódico,
Nacionales, Guatemala, 18 de septiembre de 2009, P. 6.

Palma, Claudia. (2009). “Llevo 32 horas sin dormir, ¿te


opero?” en El Periódico, Reportaje, Guatemala, 5 de julio de
2009, P. 14 y 15.

Portillo, Susana. (2009). “CC impide publicar reglamento


de la Ley de Salud Reproductiva” en El Periódico, Nacionales,
Guatemala, 15 de abril de 2009, P. 8.

Portillo, Susana. (2009). “Mujeres guatemaltecas


129
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

prefieren la inyección para planificar su familia” en El Periódico,


Guatemala, 20 de julio de 2009, P. 8.

Reynolds, Louisa. (2009). “Persisten la práctica del aborto


clandestino” en El Periódico, Nacionales, Guatemala, 27 de
septiembre de 2009, P. 6.

Sandoval, Marta. (2009). “La violencia no se combate


con castigos, sino con educación” en El Periódico, Entrevista,
Guatemala, 19 de julio de 2009, Pp. 16 y 17.

Sandoval, Marta. (2009). “Un Folleto de educación sexual


para gays genera controversia” en El Periódico, Nacionales,
Guatemala, 5 de octubre de 2009, P. 6.

130
ANEXO
DE CUADROS Y TABLAS
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

133
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Cuadro No. 1.2


Asignaciones presupuestales para los años 2001, 2005 y 2009
Programa 13: SERVICIOS DE SALUD A LAS PERSONAS
Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social
En Quetzales
2001
82.3% del Pto.del
13 Servicios de Salud a las Personas 1,364,612,091 Ministerio
01 Extensión de Cobertura 65,854,150 4.8%
01 Servicios de Prevención de Enfermedades 617,338,211 45.2%
01 Gestión Administrativa 515,640,498 37.8%
02 Educación y Comunicación 5,293,890 0.4%
03 Vigilancia Epidemiológica e Información 4,083,929 0.3%
04 Diagnóstico, Acciones Específicas y Tratamiento 80,119,894 5.9%
05 Asistencia a Desarraigados y Desmovilizados 12,200,000 0.9%
02 Servicios de Recuperación de la salud 681,419,730 49.9%
01 Gestión Administrativa 507,836,479 37.2%
02 Servicios de Hospitalización 139,786,013 10.2%
03 Servicios de Consulta Externa 11,216,541 0.8%
04 Servicios de Emergencia 22,580,697 1.7%

2005
78% del Pto. del
13 Servicios de Salud a las Personas 1,456,232,606 Ministerio
Servicios de Salud a las Personas 178,382,988 12.2%
001 000 Dirección y Coordinación 14,516,697 1.0%
002 000 Extensión de Cobertura de los Servicios de
Salud 111,736,538 7.7%
003 000 Programa de Accesibilidad de Medicamentos
41,737,553 2.9%
004 000 Programa Nacional de Prevención del SIDA 10,392,210 0.7%
01 Prevención de la Salud 334,987,618 23.0%
001 000 Gestión Administrativa 263,334,703 18.1%
002 000 Vigilancia Epidemiológica e Información 4,289,857 0.3%
003 000 Diagnóstico, Acciones Específicas y
Tratamiento 67,363,058 4.6%
02 Recuperación y Rehabilitación de la Salud 939,714,715 64.5%
001 000 Gestión Administrativa 624,250,810 42.9%
002 000 Consulta Externa 26,416,009 1.8%
003 000 Emergencias 24,003,121 1.6%
004 000 Hospitalización 142,021,583 9.8%
005 000 Servicios de Apoyo 77,124,192 5.3%
001 Construcción y Ampliación de Hospitales 45,899,000 3.2%
03 Promoción de la Salud 3,147,285 0.2%
001 000 Educación, Comunicación e Información 3,147,285 0.2%

2009
13 Servicios de Salud a las Personas 83% del Pto. del
3,103,232,796 Ministerio
001 000 Programa de Accesibilidad de
Medicamentos 26,855,160 0.9%
002 000 Programa Nacional de Prevención del
SIDA 51,000,000 1.6%
01 Atención Primaria en Salud 1,399,740,595 45.1%
001 000 Gestión Administrativa 757,403,805 24.4%
002 000 Promoción y Prevención 128,112,544 4.1%
003 000 Apoyo a la Promoción, Prevención y
Atención a la Salud Reproductiva 150,156,009 4.8%
004 000 Atención al Daño 81,605,469 2.6%
005 000 Extensión de Cobertura de los Servicios de
Salud 261,938,093 8.4%
001 Construcción, Ampliación, Remodelación y
Equipamiento de Centros y Puestos de Salud 20,524,675 0.7%
02 Recuperación y Rehabilitación de la Salud 1,625,637,041 52.4%
001 000 Gestión Administrativa 957,436,692 30.9%
002 000 Consulta Externa 34,911,833 1.1%
003 000 Emergencia 57,208,979 1.8%
004 000 Hospitalización 326,295,416 10.5%
005 000 Servicios de Apoyo 126,171,857 4.1%
001 Construcción, Ampliación, Remodelación y
Equipamiento de Hospitales 123,612,264 4.0%
Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio de Finanzas

134
Tabla No. 3.1
Personas Prestadoras de Servicios de Salud entrevistadas
por departamento
TIPO DE
TIPO DE CENTRO DE AÑOS DE
DEPTO. PRESTADOR DE SEXO EDAD PUESTO
ATENCIÓN EXPERIENCIA
SERVICIOS

Maternidad Periférica o
Cantonal de la Colonia Médico M 49 Director Médico 16
Primero de Julio, es de tipo A

Centro de Salud Tipo B Médico F 46 Directora del Centro de Salud 6

135
Centro de Salud No. 2 de ITS Médico F 55 Directora del Centro de Salud 12

Depto. De regulación de
Guatemala Delegada de la Unidad de
programas de atención a las
Médico F 46 Ejes de Transversales con el 16
personas. Unidad de Ejes de
componente de Género.
transversales.
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?

Clínica Periférica de La
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Médico F 43 Directora del Centro de Salud 8


Colonia Primero de Julio
Asistencia médica en todo nivel
Hospital Roosevelt Médico M 26 1
en emergencia labor y parto.

Centro de Salud Tipo B Médico M 54 Director del Centro de Salud 9


Área de salud de
Médico M 54 Director del área 6
Quetzaltenango Hospital
Quetzal- Centro de Salud Tipo B Médico M 55 Coordinador de servicios 25
tenango
Primer nivel de Atención SIAS. Médico F 29 Médica ambulatoria 1
Centro de Salud Médico M 54 Director del Centro de Salud 26
Área de salud de Sololá:
Puestos de salud, Centros de Médico M 32 Director del Área de Salud de Sololá 3
Salud y Hospital
Programa Ixim Médico F 42 Médica ambulatoria 7
Sololá

136
Prestadora de servicios
Médico F 42 Atención primaria en salud 18
Asociación Vivamos Mejor
Facilitadora del Programa de Salud
Área de salud Médico F 30 2
Reproductiva.
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”
Hospital Roosevelt Enfermera F 36 Jefe de servicio 13
Centro de salud zona 3, Distrito
Enfermera F 52 Jefatura de enfermería 14
14 tipo B
Maternidad Periférica,
Maternidad Integral, Colonia
Guatemala Enfermera F 58 Enfermera profesional 10
Primero de Julio zona 6 de
Mixco
Periférica zona 19 Nor 3
Enfermera F 45 Enfermera profesional paramédica 3
Occidente de Guatemala, Mixco
Centro de Salud #2 ITS Enfermera F Enfermera Profesional 4
Hospital Regional de Paramédico 3 y jefe de
Enfermera F 44 18
Occidente enfermería

137
Prestadora de servicios
Enfermera F 28 Enfermera profesional 2
Nuevos Horizontes
Quetzal- Centro de salud nivel B Enfermera F 57 Enfermera jefe de distrito 21
tenango
Centro de salud tipo B Enfermera F 30 Auxiliar de enfermería 9
Consejera en el programa de
Hospital Regional de
Enfermera F 47 tamizaje de transmisión vertical 26
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?

Especialides
clínica 1
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”
TIPO DE
TIPO DE CENTRO DE AÑOS DE
DEPTO. PRESTADOR DE SEXO EDAD PUESTO
ATENCIÓN EXPERIENCIA
SERVICIOS
Área de salud Sololá Enfermera F 37 Licenciada en enfermería 16
Asociación Vivamos Mejor Enfermera F 29 Enfermera Profesional 5
Sololá
Centro de salud nivel B Enfermera F 42 Enfermera Auxiliar 19
Asociación Vivamos Mejor Enfermera F 46 Directora del Área Social 3
A nivel general: Coordinadora,
Centro de salud Tipo B Trabajo Social F 54 14
Supervisora monitoreo de prog.
Hospital Roosevelt Trabajo Social F 43 Trabajadora Social
Guatemala
Centro de salud Tipio B Trabajo Social F 44 Trabajadora Social 3
Hospital Roosevelt Trabajo Social F 35 Trabajadora Social 6
Centro de salud Tipo B Trabajo Social F 42 Trabajadora Social 3
Área de salud puesto y centros Coordinadora de promoción del área

138
Trabajo Social F 43 22
de salud de Salud Reproductiva
Quetzal-
tenango Hospital Reginal Trabajo Social F 26 Psicóloga 1
Información, atención y
Centro de salud Tipo B Trabajo Social F 37 13
comunicación
Hospital Nacional San Juan de
Trabajo Social F 30 Trabajadora Social 4
Sololá Dios Rodas de Sololá
Vivamos Mejor Trabajo Social F 26 Educadora 3
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Atención de partos, atención de


Guatemala Centro de salud Comadronas F 46 25
niños y adultos enfermos
Visitar pacientes, ver cómo van en su
La comunidad primer nivel Comadrona F 59 30
embarazo
Brindar atención a las mujeres que
La comunidad primer nivel Comadrona F 66 25
están embarazadas
Atender a las personas que la llegan
La comunidad primer nivel Comadrona F 59 40
a buscar
Quetzal- La comunidad primer nivel Comadrona F 36 Comadrona de su comunidad 23
tenango
La comunidad primer nivel Comadrona F 59 Comadrona de su comunidad 15
La comunidad primer nivel Comadrona F 54 Comadrona de su comunidad 20
La comunidad primer nivel Comadrona F 37 Comadrona de su comunidad 6
La comunidad primer nivel Comadrona F 35 Comadrona de su comunidad 12
La comunidad primer nivel Comadrona F 42 Comadrona de su comunidad 8

139
Asociación Ixim Achí Comadrona F 34 Coordinar promotoras de Salud 6
La comunidad primer nivel
Comadrona F 58 Atiende partos de las mujeres 32
Hospital y Centro de salud
Sololá Asociación Vida Prestadora de
Comadrona F 45 Atención a parto, pre y posparto 25
servicios
Atención de las mujeres
La comunidad primer nivel Comadrona F 39 2
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?

embarazadas
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Asociación de Mujeres en Facilitadora


Guatemala F 60 Prevención, atención y promoción 11
Solidaridad Comunitaria
Centro de convergencia Facilitadora F 34 Atención a las mujeres y niños 10
Quetzal-
Función de velar por la salud de
tenango
Centro de convergencia Facilitadora F 20 las personas de la comunidad que 3
atiende
Facilitadora que cubre nueve
Centro de convergencia Ixim Achi Facilitadora F 35 sectores del mismo número de 4
vigilantes
Sololá La comunidad primer nivel Coordinar a cinco promotores que
Facilitadora F 34 10
Vivamos Mejor tiene a su cargo
Coordinadora y Encargada de
Centro de convergencia Facilitadora F 40 10
vigilantes y comadronas
Fuente: Trabajo de campo, 2009.

140
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”
Tabla No. 4.1
Personas Expertas y/o Vinculadas al tema de la Salud
por departamento

No. Departamento Nombre Institución Puesto/Cargo

Lidia Cristina Instancia Nacional en Salud. Modelo


1 Guatemala Coordinadora Programa Familiar en Salud
Morales incluyente de Salud
Instancia Nacional del Desarrollo de
2 Guatemala Elizabeth Lemus Vicepresidenta
las Mujeres
Mirna Montenegro Presidenta de la Asociación Políticas
3 Guatemala Asociación de Mujeres Médicas

141
Rangel Públicas
Consultora Nacional en Género, Etnia
4 Guatemala Dra. Lily Caravantes OPS/OMS Guatemala
y Salud
Red Guatemalteca de Mujeres
5 Guatemala María Dolores Consultora
Positivas

Red Guatemalteca de Mujeres


“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?

6 Guatemala Claudia Rosales Consultora


Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

Positivas

Dr. Berner
7 Guatemala Maternidad Hospital Roosevelt Jefe del área de Maternidad
Comparini
Programa Nacional ITS VIH/sida Directora programa de ITS VIH/sida
8 Guatemala Mariel Castro
Salud pública nivel nacional.

Dra. Jackeline 5 AV 11-40 zona 11 Colonia el Coordinadora del programa Nacional de


9 Guatemala
Lavidalie B. Progreso Guatemala Salud Reproductiva

Dr. Cesar López Clínica de atención integral “Isaac


10 Quetzaltenango Téllez Cohen” del Hospital Rodolfo Robles Médico de la Clínica
de Quetzaltenango
Helen Gutiérrez
11 Quetzaltenango Área de salud de Quetzaltenango Enfermera profesional del área de salud
Solís
Directora Ejecutiva de la Asociación de
IDEI
12 Quetzaltenango Yaneth Iqueda Investigación desarrollo y educación
Área de salud de Quetzaltenango

142
integral IDEI de Quetzaltenango
Área de salud de Sololá 19 municipios Director del área de Salud de Sololá, tiene
13 Sololá Eddy Puac Peneleu
del departamento de Sololá de laborar en el área cinco meses
Fuente: Trabajo de campo, 2009.
“Salud Sexual y Reproductiva: ¿Qué deseo?, ¿Qué decido?

1 Para ampliar sobre el contenido del Código en esta parte, ver: http://medicina.usac.edu.gt/adolec/codigo-1996.pdf
Un análisis desde el Modelo de Atención de Salud en Guatemala”

2 Para conocer sobre el contenido de los artículos vaya a: http://www.unidosporguate.gob.gt/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=41


3 Para conocer sobre el contenido de la Ley puede consultarla en el portal del CENADOJ: http://www.oj.gob.gt/es/QueEsOJ/EstructuraOJ/Unida-
desAdministrativas/CentroAnalisisDocumentacionJudicial/cds/CDs%20leyes/2007/publi.htm
4 Para conocer sobre el contenido de la Ley puede consultarla en el portal de CONAPREVI: www.conaprevi.org
5 Para conocer sobre el contenido de la ley, vaya a: http://www.gentepositiva.org.gt/docs/leyes/decreto_27_2000.pdf
6 Para ampliación sobre los contenidos de esta política vea: Guatemala Marco Político Legal de Compromisos Internacionales y Nacionales hacia la
Salud Reproductiva. Observatorio en Salud Reproductiva-OSAR. Guatemala, mayo de 2009.
Esta edición consta de 500 ejemplares
y se imprimieron en Imprenta Criterio.
Octubre, 2009.
Convenio cooperación “Fortalecimiento sistemas
sanitarios públicos-Salud sexual y reproductiva”
en Centroamérica (07-CO1-66)

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