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La presencia de militares de Estados unidos no es un asunto nuevo en Colombia, desde


hace años están presentes en lo que el gobierno colombiano ha llamado lucha contra las
drogas y lucha contra el Terrorismo. Esta presencia fue reforzada económica y
logísticamente con la puesta en marcha del Plan Colombia, diseñado en 1998 en Estados
Unidos.

Desde que se establece el plan Colombia; Colombia se convierte en un aliado especial de


EEUU en Latinoamérica. Para los norteamericanos Latinoamérica es muy importante, lo
entienden como su propio territorio. Un territorio donde hay gran cantidad de recursos
valiosos y estratégicos para la reproducción general del sistema. Tales como agua,
biodiversidad, minerales, petróleo, gas en Bolivia, etc« Recursos que EEUU necesita.
Por ello siempre ha querido tener relaciones que le permitan actuar sobre esa tierra.

El control de zonas del alta biodiversidad, de zonas de posibles megaproyectos


agroindustriales (Palma, Caña de azúcar) o de infraestructura (exploración petrolera,
poliductos) será una tarea fundamental de estas nuevas bases, su tarea será permitir que
empresas multinacionales y los grupos empresariales colombianos disfruten estos
recursos sin oposiciones. Es importante recordar que el 25% del petróleo que consumen
los Estados Unidos proviene de los países andinos, y que el control sobre la Amazonía es
el tema delicado en la región y un asunto de extrema sensibilidad para Brasil.
La creación de esta plataforma de actuación directa en la región constaba de 6 bases
militares en Colombia, pero no decían cuales; solamente estaban establecidas sin más
información, y dos únicamente descritas (la de San Andrés y Río Hacha el norte de
Colombia). Ahora pretenden ocupar otras 7 posiciones

Un control que va mas allá de las fronteras colombianas sin entrar a desarrollar las
tensiones que Colombia ha tenido con Venezuela y El Ecuador, es evidente que la
presencia Norteamérica es un elemento de tensión para la región y por eso distintos
presidentes de UNASUR han manifestado sus preocupaciones, Pero El gobierno Bogotá
se mantiene en su posición de que es una cuestión de soberanía Nacional.

 
   
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Ha existido una gran controversia al respecto de estas estructuras y su finalidad, Hillary


declaro que no eran Bases Americanas, sino bases Colombianas para las cuales Estados
Unidos tenía permitido el uso. Desde el inicio del Plan Colombia y luego el Plan Patriota
las bases venían siendo utilizadas para la operación de aviones y de inteligencia técnica
norteamericana. Se controlaron las fumigaciones con Glifosato y el control sobre la
población, dándose un incremento de la guerra y aumentando el número de
desplazamientos; en esta regiones el control militar estuvo dirigido hacia la población
civil, se presentaron asesinatos y desapariciones bajo la responsabilidad de las Fuerzas
Militares; además se están instalando posiciones tanto en el centro como en la costa o
fronteras, por lo que forman un entramado de bases con un amplio radio de acción. Es
entonces cuando las bases sugieren una discusión que supera las políticas colombianas,
ya que resumiendo sus puntos problemáticos, ciudades como Quito y Caracas« estarían
a 30 min de vuelo de un caza: 

        
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Casos como estos serían hipotéticas operaciones de respuesta rápida, propio de las
guerras modernas: actuar rápidamente. Es por esta razón que el asunto no puede
mantenerse dentro de las fronteras Colombianas, ya que aunque estén en Colombia el
alcance es muchísimo más amplio. Por tanto los países vecinos se oponen al acuerdo con
argumentos como los siguientes:
- No son necesarias bases de esa envergadura para luchar contra el narcotráfico
- El plan Colombia que empezó siendo un plan contra el narcotráfico ahora es un
plan subversivo que no solo falló con acabar con el problema de la droga si no que
se multiplicó, lo cual fue corroborado por Hillary Clinton

Esta decisión de EEUU de ocupar 7 posiciones más, dice el Departamento de Estado, está
siendo mal entendida, no es una nueva circunstancia si no una ampliación de lo ya
existente. La justificación de la parte del Gobierno colombiano, igualmente, se centra en
su lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, por un lado el discurso del Presidente
Uribe afirma que el terrorismo, entiéndase según él ³La Guerrillas y toda oposición
Política´, están derrotadas y que la victoria militar es inminente, y por otro lado afirma
que los cultivos de Coca han disminuido.

Estas dos justificaciones presentan varias ambigüedades: si hay una derrota militar del
³terrorismo´ y los éxitos de la ³Seguridad Democrática´ durante estos dos periodos
presidenciales son evidentes. ¿Por qué hoy se necesita fortalecer la presencia militar
norteamericana? ¿No debería ser lo contrario? Por otro lado la justificación de lucha
contra el Narcotráfico es contradictoria pues refiere al control territorial del Ejército
colombiano y su coincidencia con el control Paramilitar en gran parte del territorio
colombiano y sobre todo el control del narcotráfico que estos grupos tienen.

Este acuerdo, entonces, sugiere un impacto sobre las relaciones entre los países de la
Región Andina (que sufren un rápido deterioro) y entre ellos y EE UU; así como un
impacto sobre las propuestas de acuerdo en las políticas contra el narcotráfico y en la
promoción de los derechos humanos. Establecer bases militares en el área con amplios y
ambiguos mandatos es una inversión basada en dar respuestas militares para todo, desde
la pobreza hasta las tensiones bilaterales.

La alianza supone enormes peligros para todo el Hemisferio. Los líderes de Brasil, Chile,
Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua han respondido de forma crítica y públicamente
contra las instalaciones propuestas, incluso sugiriendo medidas que abarcan desde la
suspensión de las relaciones diplomáticas hasta un bloqueo comercial; las consecuencias
potenciales de la creciente tensión en la región son amplias y profundas. En un contexto
marcado por el golpe de Estado en Honduras, la sensación de inestabilidad en
Latinoamérica es muy acusada. Además, Venezuela es el segundo socio comercial más
importante de Colombia, país con el que intercambia alrededor de 7 mil millones anuales
en transacciones comerciales. Una suspensión temporal del comercio bilateral generaría
un impacto muy grave para una gran parte de la población. Y en el caso de que las
relaciones entre Colombia y Venezuela se deterioraran en un futuro, la presencia del
ejército norteamericano sería susceptible de ser utilizada por Colombia como una
cobertura para actos que supondrían una escalada del conflicto, sabiendo que EE UU
intervendría para proteger sus intereses en la zona.

El análisis del presidente Lula frente a la situación, hace una relación directa entre las
bases en Colombia y la reactivación de la IV Flota con la existencia de grandes reservas
petroleras a 7.000 metros de profundidad en aguas de los estados de Santa Catarina y
Espíritu Santo, que garantizan al Brasil una autonomía energética. Esta nueva
situación hace renacer una preocupación del pasado que los militares
Brasileños llamaron ³Geopolítica del Cerco".

Ampliar la capacidad Operativa de estas instalaciones permite evidenciar que las


operaciones que desde allí se realicen no se limitarán a operaciones contra el narcotráfico,
ni siquiera a operaciones en la región andina sino que pretenden ir más allá, esto se puede
constatar a partir de un documento de planeación del Comando de Movilidad Aérea
(AMC) . El Comando Sur de EE.UU. (South Com) desea establecer una base con
"alcance de movilidad aérea al continente sudamericano" además de una capacidad para
operaciones anti-narcóticos hasta el año 2025

En el contexto actual, resulta racional que se vea la instalación de bases militares


norteamericanas como una amenaza potencial hacia la seguridad de la región debido a:

. Ataques ilegales del ejército Colombiano fuera de sus fronteras a un campo de las FARC
en territorio de Ecuador
. Acusaciones del gobierno colombiano a oficiales de la alta jerarquía de Venezuela y
Ecuador de prestar apoyo a las FARC basándose en unas evidencias que han sido
cuestionadas por dichos gobiernos, circunstancia que ha dado una dimensión
internacional a la lucha antiterrorista de las fuerzas armadas en Colombia.
. Actuaciones de las fuerzas norteamericanas llevadas a cabo en Manta. Operaciones de
arresto de indocumentados ecuatorianos en botes localizados dentro de aguas
ecuatorianas.*( Aunque el acuerdo propuesto con Colombia presumiblemente prohibiría
operaciones al otro lado de las fronteras sin el permiso del tercer país, las violaciones de
los términos del acuerdo de Manta generan legítimas dudas en los líderes de los países
vecinos.)
. Acuerdos de acceso para operaciones de contingencia, logística y entrenamiento en
América Central y Sudamérica.
. Experiencia histórica y poco productiva de las intervenciones norteamericanas en
Latinoamérica y El Caribe.
. Expansión de la labor incontrolada, violenta e ilegitima del Ejercito Colombiano, ahora
con mayor respaldo militar (violación de DDHH).

 

A la luz de estas consideraciones y tomando en cuenta los objetivos de trasfondo de las
bases militares aquí planteados, diferentes de la lucha del Narcotráfico, la Administración
debería reconsiderar su intención de centrar sus estrategias en la región exclusivamente en
la alianza con el ejército colombiano. Para extender las relaciones con Sudamérica y el
reconocimiento de los derechos humanos, EEUU no debería crear una fortaleza en
Colombia en connivencia con los peores violadores de los derechos humanos de la región,
el ejército colombiano. En cualquier caso, la naturaleza internacional del tráfico de drogas
requiere un acercamiento regional que construya un consenso de las naciones implicadas.







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