Quiero dar hincapié en que ahora no solo existen armamentos como el que dio fin
a la Segunda Guerra Mundial si no que existen armas biológicas, como es tal del
ANTRAX, o la suposición de que enfermedades como la Viruela, el Sarampión e
incluso el SIDA fueron creados en un laboratorio y por desgracia se salieron de
control.
Me gustaría que en el futuro esta herida que aun sigue abierta, sane y que se
pueda olvidar el genocidio mas grande de todos los tiempos.
EI prodigio
La amenaza nazi
Estados Unidos supo en 1939 que la Alemania de Hitler, preparándose para una
guerra total, había descubierto la fisión nuclear. Oppenheimer y otros expertos
supusieron que los experimentadores alemanes tratarían de producir una reacción
en cadena controlada que haría posible una bomba infinitamente más destructiva
que cualquier otro explosivo convencional. Los científicos alertaron al presidente
Roosevelt con una famosa carta, luego de conseguir el apoyo del renombrado
genio científico Albert Einstein, quien era exiliado del régimen nazi. En el mayor de
los secretos, el presidente autorizó el financiamiento de un proyecto destinado a
construir armas nuevas. Irónicamente, muchos connotados científicos, forzados a
huir de sus hogares en Alemania, Italia y Hungría, se unieron a los investigadores
de EUA para trabajar en laboratorios en todo el país. Algunos grupos investigaron
la posibilidad de construir un reactor nuclear, mientras otros se ocuparon de
separar los isótopos de uranio necesarios para una reacción en cadena. A
principios de 1942 se pidió a Oppenheimer, entonces fascinado con los problemas
teóricos, que coordinara los esfuerzos dispersos.
"Lunaticos costosos"
El programa del ejército de EUA para inventar un arma nuclear recibió máxima
prioridad. Su nombre en clave fue Proyecto Manhattan y lo dirigió el coronel Leslie
Groves, de 46 años, áspero y robusto. Groves -quien apodó "costosa colección de
lunáticos" a los científicos que investigaban la energía atómica- reconoció que
Oppenheimer tenía el potencial para dirigir a sus divididos colegas en una
situación de grandes presiones. El físico sugirió que todos los investigadores
fueran reunidos en un solo laboratorio en la pequeña aldea de Los Álamos, en
Nuevo México, una región que conocía bien, pues era dueño de un rancho
cercano. En marzo de 1943, un internado para varones fue transformado en una
vigilada instalación secreta, con Oppenheimer como director científico. Insistiendo
en que toda información fuera intercambiada libremente entre los científicos, cuyos
viajes al exterior estaban severamente restringidos, Oppenheimer estimuló una
atmósfera de confianza y respeto que produjo enormes progresos. Con
meticulosidad, se mantuvo al frente del complejo proyecto, aunque su vida privada
se resintió enormemente. Su esposa, que adiaba las restricciones, comenzó a
beber y a maltratar a sus dos pequeños hijos. Pero la abigarrada mezcla de
científicos -entre los que había una docena de ganadores o postulantes al premio
Nobel, y cuyos egos eran grandes- consideraba a Oppenheimer un lider de gran
devoción y diplomacia. La mayoria le daría casi todo el crédito por el éxito del
proyecto. El 30 de diciembre de 1944, Groves, promovido a general, predijo que
los dos mil millones de dólares invertidos en el proyecto darían por resultado una
bomba terminada el 10 de agosto del año siguiente. Pero cuando Alemania se
rindió en mayo de 1945, muchos de los investigadores de Los Álamos
consideraron innecesario el uso del arma. ¿Acaso no era inminente la rendición de
Japón? ¿Debía ser EUA el primer país en usar tan terrible arma? Harry S.
Truman, sucesor a la presidencia cuando murió Roosevelt, nombró a un comité
que incluyó a Oppenheimer para examinar las posibles consecuencias de una
detonación nuclear. Los expertos decidieron recomendar, con la anuencia de
Oppenheimer, que la primera bomba atómica fuera arrojada casi como cualquier
experimento, sin advertencia previa, sobre un blanco militar iaponés.
Alacranes en la botella
Tres días después de que "Little Boy" cayó en Hiroshima, una réplica del "Fat
Man" fue arrojada sobre Nagasaki. Japón se rindió incondicionalmente el 15 de
agosto, completamente desalentado por esta nueva arma. La invención de la
bomba atómica fue vista como el clímax de la victoria de EUA sobre sus enemigos
de la Segunda Guerra Mundial, tal vez salvando la vida de un millón de soldados
que pudieron haber muerto de haber invadido a Japón. Pero también los
escépticos se hicieron oir y el mismo Oppenheimer, dos meses después de
Hiroshima, predijo: "La humanidad maldecirá los nombres de Los Alamos e
Hiroshima." Sin embargo, al año siguiente aceptó el cargo de presidente del
consejo científico de la Comisión de Energía Atómica (CEA), convirtiéndose así en
el asesor más influyente del gobierno y el ejército acerca de los primeros y
conflictivos asuntos de energía nuclear. Occidente y la Rusia de Stalin se
enfrascaron en un estancamiento político Ilamado Guerra Fría e iniciaron una
nueva carrera armamentista. El 29 de agosto de 1949, antes de lo predicho, la
URSS detonó su primera bomba nuclear. Aunque muchos cientificos involucrados
en el Proyecto Manhattan no apoyaban la creación de nuevas armas, los
excolaboradores de Oppenheimer, Edward Teller y Ernest Lawrence, opinaron que
la seguridad nacional de EUA requería el rápido desarrollo de la todavia más letal
y destructora bomba de hidrógeno, Oppenheimer estaba asqueado. A su parecer,
las dos potencias nucleares se enfrentaban como "dos alacranes en una botella,
cada uno capaz de matar al otro, pero a costa de su propia vida". De proliferar las
nuevas bombas, las guerras ya no tendrían ganadores o perdedores, sino sólo
víctimas. El Ilamado padre de la bomba atómica anunció públicamente que se
oponía al desarrollo de la superbomba. Siempre incómodo con Oppenheimer y tal
vez envidiando sus logros, Teller hizo una campaña para dirigir el nuevo proyecto,
insinuando que Oppenheimer no necesariamente debía participar en él. Dijo a
investigadores del FBI que la influencia de su rival evitó que se trabajara sobre la
bomba de hidrógeno y reveló que, de joven, Oppenheimer sufría de profundas
depresiones. Cuando el presidente Truman aceptó en 1950 que se desarrollara la
superbomba, Teller quedó satisfecho con su victoria personal. Pero también había
otros, como pronto quedaría claro, que esperaban la oportunidad de atacar a
Oppenheimer.
Histeria y desgracia
¿Acaso la URSS pudo descubrir cómo construir una bomba atómica sin espiar los
trabajos de EUA? ¿Hubo una traición en Los Álamos? En 1954, J. Edgar Hoover,
director del FBI, redactó un informe para la Casa Blanca apoyando la acusación
de que Oppenheimer era un "agente de espionaje" . El presidente Eisenhower
acordó restringir el acceso del científico a información secreta mientras la CEA
discutía la acusación. Las audiencias de la CEA, hechas en secreto para evitar un
escándalo, duraron tres semanas, Ilamaron a 40 testigos y resultaron en 3 000
pág nas de testimonios y evidencias. Aunque Oppenheimer cooperó totalmente,
siendo sujeto a hostiles y agotadores interrogatorios durante tres días, no se
permitió a sus abogados examinar documentos relevantes o testimonios de su
cliente, por razones de seguridad. Desde el podio de los testigos, los físicos
nucleares más respetados y otros pilares de las instituciones, incluyendo al
general retirado Groves, atestiguaron de la absoluta lealtad de Oppenheimer. La
notable excepción fue Teller, quien afirmó que "sería más prudente no otorgar la
rehabilitación [de seguridad]". El 29 de junio el comité de seguridad de la CEA votó
en contra de rehabilitar a Oppenheimer, aunque sin hallarlo culpable de entregar
secretos a naciones extranjeras. Sus amistades de la década de 1930, su amorío
con Jean Tatlock y su oposición a la superbomba pesaron en contra suya.
El horror de Hiroshima y Nagasaki
Cinco minutos después todo cambió. A las 8:15 horas un bombardero militar
americano tipo B-29 llamado Enola Gay arrojaba una bomba atómica llamada
Little Boy en el corazón de la ciudad de Hiroshima. La bomba, de uranio
enriquecido, con sus 4 toneladas de peso, fue detonada a 600 metros de altura
sobre la ciudad, estallando con una fuerza equivalente a la de 12.500 toneladas de
explosivo altamente destructivo.
Los días 6 y 9 de agosto fueron sólo el principio para los habitantes de Hiroshima
y Nagasaki. Los supervivientes de aquellos días empezaron a ser conocidos como
Hibakusha y viven una vida de diario dolor y sufrimiento.
Las dolorosas cicatrices que cubren las terribles quemaduras que sufrieron, con
la carne hinchada, creciendo anormalmente; leucemia y otros cánceres y tumores
malignos se convirtieron en la norma de los Hibakusha. Hubo y todavía hay un
aumento en el número de abortos, nonatos y nacidos con defectos de nacimiento
tales como microcefalia (enfermedad que se caracteriza por un cráneo
anormalmente pequeño), así como en casos severos de retraso mental.
El 6 de agosto de 1945 fue la primera vez que un arma nuclear fue usado en
guerra, Nagasaki fue la segunda. Que no haya una tercera es el deseo de los
Hibakusha. Sus devastadas vidas son el testimonio del porqué las armas
nucleares deben prohibirse.
DECLARACION DE PAZ
6 de agosto de 1995
Estamos a medio siglo del día en que Hiroshima fue devastada por la bomba
atómica. Al tiempo que recuerdo aquel fatídico día, ruego por el descanso
de las almas de todos los que murieron y sufro por las dificultades que
afrontan los hibakusha o sobrevivientes de la guerra. No puedo hacer otra
cosa que repetir en los términos mas enérgicos que la posesión y
construcción de armas nucleares constituye un crimen para la humanidad.
A través de estos 50 años, hemos difundido por todo el planeta lo que el poder
devastador de una bomba atómica puede lograr, particularmente el daño de la
radiación, siendo plenamente conscientes que las armas nucleares deben abolirse
por completo. Lamentablemente, el mundo aun esta lleno de incomprensión entre
las naciones y de grandes arsenales nucleares, creando una formidable barrera a
nuestras intenciones. Es profundamente reprochable que algunas personas vean
la posesión de armas nucleares como símbolo del poder de una nación.
Esta es una era en la que debemos pensar en la seguridad del globo terráqueo.
Es tiempo de fomentar la solidaridad humana para que trascienda las fronteras de
las naciones, de unir nuestras fuerzas y de trabajar juntos para establecer un
mundo en paz.