INTRODUCCION
El servicio fue para Jesús un asunto de primerísima importancia. Fue la pasión de
su vida,la esencia de su ministerio terrenal. Él mismo definió su vida, ministerio y
misión en términos de servicio: “… No vine a este mundo para que me sirvan,
sino para servir a los demás…” (Mateo 20:28; BLS). Por desarrollar, precisamente,
una vida de servicio, la vida de Jesús fue claramente de extraordinaria bendición
para los demás. Sanó enfermos, levantó paralíticos, cambió la tristeza en gozo,
ministró perdón de pecados, resucitó muertos y devolvió la alegría a los que
estaban en luto.
¿Pero qué hizo posible que Jesús como hombre desarrollara con tanta fuerza,
pasión y eficacia una vida de servicio así? Pablo dice en Filipenses 2:8, que Cristo
dirigió su vida y misión con una actitud de humildad. El término “humildad”, en
griego tapeinós, es un vocablo que alude a la clase de mentalidad que produce
una actitud, vida y misión en completa sujeción a Dios para servir al prójimo.
Así, pues, en Cristo vemos que para desarrollar una vida de servicio se necesita
primero tener una mente de siervo. Esta fue la clase de mentalidad que llevó a
Jesús al servicio extraordinario que implicó incluso la cruz, y es la que tenemos
que adquirir nosotros también. Pero ¿cómo desarrollar esta clase de mentalidad
que nos lleve al servicio?
I. Mentaliza el servicio como la más alta meta de tu vida
Los más grandes personajes de la Biblia conceptualizaron el servicio como la más
alta meta de sus vidas. Como aquello que les daba verdadero sentido y
significado a sus vidas y ministerios. Mirábamos que Jesús mismo lo hizo así, y eso
lo llevó a ofrendar su vida hasta la muerte, y muerte de cruz por servir. Pero, para
lograr esta mentalidad se necesita lo siguiente:
A. Renuncia a tus metas personales como las más importantes. El
apóstol Pablo es un personaje, que de manera extraordinaria, consideró el
servicio a Dios y al prójimo como la más grande meta de su vida. Desde su
conversión fue impactado tremendamente por Jesús, que decidió morir a
sus metas y proyectos personales para que Cristo viviera en él, y de esta
manera vivir totalmente para los proyectos de Dios. Esta mentalidad de
servicio como la de Jesús la definió en su vida de la siguiente manera: “En
realidad, también yo he muerto en la cruz, junto con Jesucristo. Y ya no soy
yo el que vive, sino que es Jesucristo el que vive en mí. Y ahora vivo gracias
a mi confianza en el Hijo de Dios, porque él me amó y quiso morir para
salvarme” (Ga. 2:20. BLS). Cuando Cristo vive en ti, Cristo te lleva a una
vida servicio total. Fue esto lo que llevó a Pablo a una esfera de servicio
extraordinario predicando la palabra de Dios por todo el mundo conocido de
aquel entonces. Se convirtió en un poderoso misionero fundador de más de
treintena de poderosas iglesias, recorriendo por doquier el mundo de aquel
entonces. No rehuyó esfuerzos, desvelos, sacrificios, peligros de muerte,
golpes, heridas y rechazos, con tal de acabar su carrera y servicio a Dios
con gozo, cumpliendo el encargo misionero y apostólico que Cristo le dio.
Su servicio trajo fruto, levantó una gran cosecha de almas por doquier.
Indudablemente su mente estaba inundada de la idea y la meta del servicio
que lo llevó hasta ofrendar su vida muriendo decapitado en Roma por causa
del Evangelio.
B. El reto para nosotros hoy. Con justa razón y con toda la autoridad moral
fundamentada en su vida de servicio, en Filipenses 2:5-11, Pablo mismo nos
invita a que tengamos la misma mentalidad y práctica de servicio que tuvo
Jesús. Una mentalidad que nos lleve a ofrendar y consagrar nuestra vida a
Dios con el objetivo indeclinable de ganar almas. De restaurar al ser
humano caído, herido y golpeado por el pecado, a la reconciliación con Dios
y al disfrute de la vida eterna en Cristo. Este es el más grande servicio que
podemos brindar a nuestro prójimo. Una mentalidad de siervo, que nos
brinde la capacidad de renunciar a nuestras metas personales, y hacer
nuestras las metas de Dios de alcanzar a los perdidos, aunque eso nos lleve
al sacrificio de nuestras vidas.