y unos das despus lo hizo la propia CIDH que produjo un informe ms que
diciente sobre la situacin.
De all que con frecuencia los propios gobiernos no tengan mayor inters en
que la comisin funcione de la mejor forma posible. Segn Cavallaro, el poco
inters en hacer aportes adicionales tiene un mensaje claro: Algunos pases se
sienten incmodos cuando la CIDH pone de relieve los desafos que enfrenta la
regin en materia de derechos humanos. Esa es nuestra funcin, y nos la
asignaron los Estados. Pero nos estrangulan financieramente, quiz para que
no podamos cumplir con nuestro mandato. El secretario ejecutivo de la
misma, Emilio lvarez Icaza, acot: Los jefes de Estado de la regin tienen una
narrativa muy fuerte en materia de derechos humanos, pero tienen una
chequera muy pasiva. Es momento de empatar el discurso. La CIDH debe ser
parte de las prioridades de los pases. Tiene toda la razn.
Este es un momento de definicin para los gobiernos americanos. En su
totalidad. Y s, Colombia va incluida. O se pasa del dicho al hecho o se estar
presenciando cmo una institucin, que es un ejemplo a nivel internacional por
su seriedad, independencia y eficiencia, termina languideciendo ante la mirada
indiferente de un buen nmero de Estados en el hemisferio. Le queda as
puesto el cascabel al gato.
Est en desacuerdo con este editorial? Enve su antieditorial de 500 palabras
a yosoyespectador@gmail.com