Al final de la novela se ratifica lo que cada uno intua en secreto: la Maga, esa
presencia ausente, interruptora de preguntas absurdas, ajena al debate
cultural que parece centrar los encuentros, es la verdadera figura aglutinadora.
La Maga contiene y expresa todo lo que los dems no son y anhelan atrapar en
algn pequeo momento. La Maga es siempre lo sentido, lo soado, lo intuido,
lo deseado. La Maga es el centro.
Creo que la diferencia entre Horacio y la Maga reside en la conciencia del
absurdo. Rayuela es un enorme absurdo, un juego de vida con el que se
bromea para tomarlo en serio, o al revs. Encontramos juegos absurdos,
conversaciones absurdas, preocupaciones absurdas... conviviendo codo con
codo con tristezas y pasados turbadores. Sin embargo, para m, todo,
absolutamente todo est impregnado de absurdo, al menos en una primera
capa. Uno de los personajes donde ms evidente es esto es en la Maga, porque
ella es en verdad consciente del absurdo y, en consecuencia, ha optado por
vivir dentro de l. En cambio, Horacio no termina por darse cuenta; se debate
en un permanente oscilar entre "lo serio" y "lo ldico", cuando ella ya ni
siquiera se preocupa de esas denominaciones divisorias. En ocasiones parece
que Oliveira quisiera vivir en serio el absurdo..., extrapolar las reglas del juego.
Sabe bien cmo y qu es la Maga, lo que ella entiende y lo que sabe, y le
revienta. Le revienta pero al mismo tiempo la ama por ello. Primero, porque ve
que ella lo entiende mejor que l a s mismo; segundo, porque ella puede volar,
puede vivirlo todo, y l no.
En el fondo, pienso que lo que Horacio busca lo tiene siempre delante,
alrededor, tocndole las orejas. La Maga es una encarnacin de esa bsqueda;
bsqueda absurda, como todo.