A esta
bsqueda consagris las mejores energas de vuestra vida [...].
Buscis a Dios en los hermanos que os han sido dados, con los que comparts vida y misin.
Lo buscis en los hombres y las mujeres de nuestro
tiempo, a los cuales sois enviados para ofrecerles,
con la vida y la palabra, el don del Evangelio.
Lo buscis particularmente en los pobres, primeros
destinatarios de la Buena Noticia (cf. Lc 4,18).
Lo buscis en la Iglesia, donde el Seor se ha hecho
presente, sobre todo en la Eucarista y en los otros sacramentos, y en su Palabra, que es va maestra para
la bsqueda de Dios, que introduce en el dilogo con
l y en la que l revela su verdadero rostro.
BENEDICTO XVI
***
Con filial agradecimiento
por el magisterio tan clarificador
sobre el lugar de la vida religiosa
en el misterio de la Iglesia.
ndice
Introduccin: Caminos de bsqueda . . . . . . . . . . . . . .
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Introduccin
Caminos de bsqueda
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EL INFLUJO DE LO DBIL
del mundo, que es nuestra pasin y nuestro tormento. Todas las bsquedas de Dios confluyen, porque solo lo encontramos cuando l se deja encontrar... por quienes le
buscamos!
De este modo hemos ido descubriendo que en tantos
avatares como las consagradas y los consagrados hemos
vivido en este tiempo, en tantas bsquedas, Dios no est
en la meta, sino en el camino. Que el camino recorrido ha
sido el espacio de nuestra transformacin, como le sucedi a Moiss. Como l, cuando echamos la vista atrs,
descubrimos que hemos vuelto con un anuncio escuchado
en el corazn...
El retorno de nuevo al mundo de la vida consagrada es
como una bsqueda ardiente de Dios con una misin liberadora y salvfica; y por ello es consecuencia de una
honda transformacin interna, de haber sabido ponernos
directamente en el amor, directamente en la herida, en el
desconcierto, y haber descubierto ah, en la zarza, al Dios
escondido; en el rostro de Jess, al Amado del Padre y el
gozo de nuestro pobre corazn.