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TIEMPOS DIFÍCILES

Por José Santos

La humanidad está pasando por una grave crisis en todos sus ámbitos, a pesar de

que la educación tiene la finalidad necesariamente opuesta a la situación actual,

no ha podido consolidarse como el cimiento de nuestros constructos valores

morales y éticos, debido a su pobre eficiencia, tal vez justificada por la complejidad

global de sus retos.

Sabemos que son tiempos difíciles principalmente porque estamos viviendo en un

desorden prontamente total si seguimos la tendencia global descendente, sin

embargo, esto es irónico si tomamos en cuenta que la constitución cognitiva del

humano es sentir la necesidad natural de organizar sus acciones para optimizar

sus esfuerzos.

¿Los tiempos podrán cambiar?, ¿algún día nos estabilizaremos nuevamente?, o

¿este es el principio de nuestro fin?, a decir verdad, los medios de comunicación

te pintan dramáticamente la situación cotidiana mundial, esto es debido sin

pretextos a sus fines lucrativos y a la fuerte demanda de contenidos que ponen en

suspenso a los consumidores. A pesar de esta supuesta paranoia, a mi parecer es

evidente el problema que enfrentamos como sociedad, al observarlo desde la

perspectiva de tu mismo municipio, barrio, localidad, delegación, etc. Si abrimos

bien los ojos para entender la realidad que día a día nos toca la espalda para
visitarnos, podremos darnos cuenta que después de todo, no está tan lejos de la

realidad virtual que nos arrojan los medios de comunicación, por tal motivo,

considero necesario, establecer un parámetro para evaluar la gravedad de la crisis

local y con base en ello, dedicar una vasta inversión de tiempo para reflexionar lo

que nos destituye como una sociedad del conocimiento.

¿Cuál es la forma más eficiente de contrarrestar estos tiempos para el olvido?

No cabe la menor duda y lo digo con propiedad, que la educación es la base del

conocimiento humano, es la que revaloriza el legado milenario que ha construido

con gran esfuerzo. En esta ocasión, estoy hablando de educación, considerando

el verdadero valor y contexto de su significado como término y como ejercicio, no

me estoy refiriendo a lo que está sucediendo en las "aulas" de las escuelas,

porque eso no es educación, es un intento alarmante, barato y desenfocado de

tapar la malicia ejecutiva de los gobiernos de los países, es triste saber cómo un

gobierno puede decidir a su antojo cuanto capital invertir en la educación, sin

tomar en cuenta las necesidades reales de la misma. Ante tal situación,

prácticamente irreversible si seguimos con la misma basura humana, no nos

queda de otra que vernos al espejo y preguntarnos a nosotros mismos en que

podemos aportar. La clave para aportar algo, es empezar a pensar, tomando en

cuenta uno de los pilares de la educación, es decir, el aprender a pensar, si

aprendemos a pensar podemos reflexionar frecuentemente, por lo tanto, si

reflexionamos podemos construir las bases de una verdadera reforma en todos

sus ámbitos, porque de nada sirve reformar el poder judicial para optimizar la
inteligencia y táctica en la detención de corruptos, si en las escuelas siempre van

a seguir saliendo más y más cada día, también es tonto reformar en la educación

para mejorar las estrategias de los procesos de enseñanza y aprendizaje con la

finalidad de encontrar la mejor manera de desarrollar íntegramente a un alumno,

situación que se asemeja a la búsqueda de la piedra filosofal para los alquimistas,

si no creamos instituciones que den educación a los padres, porque bien puede

una persona tener doctorado en determinada carrera, pero como padre es un

fraude que influye en muchas ocasiones como destructor de las realmente pocas

competencias que terminan adquiriendo los alumnos durante su proceso formativo

en instituciones escolarizadas. Por tal motivo, para acorralar al cáncer que nos

pudre poco a poco y que necesitamos atacar antes de que sea demasiado tarde,

es conveniente que todos se agarren las manos formando una cadena que

correlacione a todos en un círculo verdadero de fuerza y unión, de la misma

manera como sucede en la naturaleza con las cadenas alimenticias las cuáles se

mantienen por la fuerza de la energía viva que irradia en cada paso durante su

proceso cíclico, sólo de esa manera podremos vencer esta crisis.

Ahora la pregunta es ¿cómo podremos hacerlo, si no nosotros tenemos el control

de las reformas?

Si bien se asume que como ciudadanos tenemos derechos que defender y

disfrutar y al mismo tiempo obligaciones que cumplir, una especie de intercambio

equivalente y justo, es aquí donde entra en acción la justicia acompañada de la

equidad. Desgraciadamente nuestro voto siempre es escupido por los intereses


antisociales de los mandatarios que se creen los que mandan aunque el término

se refiere al sujeto que es mandado por una sociedad democrática, por lo tanto, si

nuestra participación social como ciudadanos es escupida lo que podemos hacer,

es exigir de manera pacífica, pero hay que recordar el principio de intercambio

equivalente, si exiges también tienes que cumplir, en esta frase resalta la

necesidad de olvidar la violencia, ya que destruiría dicho principio, en otras

palabras ya no estarías cumpliendo con tus obligaciones.

Para finalizar esta reflexión, sabiendo la complejidad a la que nos enfrentamos y

también sabiendo algunas estrategias éticas para afrontarlas, no me queda más

que agradecerle a usted, por haber leído estas líneas, si bien no escritas por un

profesional, pero si por una persona que está dispuesta a mejorar a diario como

persona y como parte de una sociedad. El siguiente paso es definir el rumbo a

seguir, tenemos claros los dos caminos conocemos los beneficios y desventajas

que nos arrojan, este paso se lo dejo a usted. Gracias.

Autor: José Santos

El 20 de mayo de 2010, en “El mundo todólogo”

http://mundotodologo.blogspot.com

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