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van bundiendo bajo la mesa. La luz dlesciende sobre Antonia y José.) LA EDAD DE LA CIRUELA CArdetisles Vaeaas) EMINAHIG, POSE EMI IE: UiScroe jn - FACULTAD 5 NZALEQ PERSONAJES ELEONORA: HERMANAS. CELINA: FRANCISCA: _ MADRE DE ELEONORA Y DE CELINA. aia HERMANAS DE FRANCISCA. VICTORIA: MARIA: ‘MADRE DE FRANCISCA, JACINTA ¥ VICTORIA ADRIATICA: HERMANAS DE MARIA Y TIAS GUMERSINDASSABUBLAS DE ELEONORA Y DE CELINA BLANQUITA: ” CRIADA 1a obra se compone de escenas sueltas que pueden ser ordenadas de modo diferente, de acuerdo @ la lectura que se baga en cada caso. Pueden emplearse todas las escenas 0 algunas de ellas; las per- sonajes pueden ser representacdos por dos actrices 0 dos actores, 0 tantas actrices-aciores como personajes hay en la obra, Esta flexibilidad concuerda con la estruc~ tura de la obra, a que se trata de un juego sobre el tiempo y la edad. Elorden de las escenas que aparece en la presente Publicaci6n, corresponde a la organizaci6n que hizo el autor en la direccién de dicha obra para la Corporacion Tragaluz. 83 Escena I La luz desciende sobre una babitacién amplia, ena de trastos vigjos. Entre éstos podemos distinguir algunas vatijas, un ropero, un batil y un par de bici cletas de mujer. En el fondo hay un drbol de ciruelo en flor, debajo de éste, una nifta juega con una espada ‘mientras entona suavemente una cancion infantil: es Celina nina, En el proscenio, Eleonora adult, su ber- ‘mana, escribe una carta, Este juego de escribir cartas simboliza el presente dramatico y operand como una seftal para los cambios de escena y personajes; se alternaré entre Celina y Eleonora durante toda la re- presentacion. ELEONORA: Querida hertmana: te escribo esta carta porque mamé esté muy cerca de morit, pero no es necesario que vengas porque, como decia Blanquita: “para un velorio s6lo se necesita un muerto.” También quiero decirte que he comen 84 zado a recordar a todas las mujeres de * la vieja casa; no sé por qué, tal vez con el Gnico y sano proposito de entrenar los mésculos de la memoria, aunque no creo que la memoria sea un masculo; mas bien es una arteria por la que pasan, atropellindose, lugares, objetos, rostros que fueron, abrazos que no dimos 0 que no nos dieron... ;Por qué seri que una cree que no entreg6 a tiempo los afectos, y no se da cuenta de que a los otros también se les hizo tardé para abra zarnos? Los deseos que nunca re velamos también fueron deseos que los otros no revelaron; y se callaron ellos y nos callamos nosotras porque asi nos educaron, con una mano en la boca y la otra también en la boca A veces los recuerdos no son tan crue: les; lo vivido, entonces, puede ser recordado de manera diferente cada dia. Por eso los recuerdos no curan la vida: un recuerdo podria matarnos, pero nunca nos podria curar; nos podria matar un recuerdo pero como son tan ilusorios, también la muerte Jo seria iEn fin, que es todo un tio este asunto de los recuerdos! {Te acuerdas de nuestra infancia, hetmana mia? Habia 8s ratas en nuestra infancia, {Te acuerdas de que las cazébamos con palos?.. A veces, cuando tados duermen y sélo Yo estoy despierta, oigo que rasguitan mi memoria aquellos animalitos grises de nuestra infancia Eleonora deja de escribir y, volviendo al pasads, se incorpora al juego infantil de Celina Escena IL ELEONORA: Dicen que tia Jacinta se estaba cortan do una ceja que le habia crecido demasiado y con la tjera se arrancé un ojo; fue a ver a mamé con el ojo en le punta de la tijera y mama le dijo “Jacinta, ahora vas a tener que usar galas." Asi le dij. CELINA: ‘Quieres que te diga una cosa? ELEONORA: Si? CELINA: Lo que dices es pura mentira, La tia Jacinta tiene los dos ojos en su sitio, yo la he visto, ELEONORA: Uno es de vidrio. CELINA: CELINA: CELINA: ELEONORA: CELINA: ELEONORA: CELINA: ELEONORA: BY th como lo sabes? Porque el otro dia tia Jacinta estaba ayudando a tia Victoria a servir la sopa y, sin darse cuenta, se le cayé en el plato de la abuela Maria; entonces la abuela le dijo: "Jacinta, esta sopa me mira mal" Asi le dijo, Creo que dices todo eso porque tienes miedo. Miedo de que? Miedo a las ratas Si tuviera miedo no estaria aqui, esperando contigo a que esas bestias peludas salgan de su madkiguera para destriparlas a palazos. Hay algunas que parecen conejos, Dicen que se comen a los gatos y ata- can a las personas cuando tienen ham- bre. (Tratando de ocultar su miedo.) El otro dia escuché a la sefora Blan- quita decir a mama que en esta casa hace falta un hombre 87 INA: __Escojeremos la rata més grande. ELEONORA: Entonces mama... mam, que estaba revolviendo la menestra. LINA’ La meteremos en una. caja ELEONORA: Se puso a llorar desconsoladamente, Le ataremos una cuerda en el rabo. CELINA: Y lloraba y Horaba... Entonces la seito ra Blanquita le dijo: *senora, fa menes- tra va a quedar muy salada." Ast le dijo ELEONORA: Y la colgaremos con caja y tode en el ropero que esté en el cuarto de los cachivaches. ELEONORA: (Explotando.) @Para qué vas a hacer eso? Eso es as queroso, eso es repugnante. Asi es la muerte. NA: ELEONORA: Entonces yo no quiero matar ratas. Cintenta irse) CELINA: No te muevas! LEONORA: CELINA: ELEONORA: CELINA: ELEONORA: CELINA, ELEONORA: CELINA: ELEONORA: CELINA: ELEONORA: CELINA: Pero, INo te muevas! Si lo haces te golpearé como a las ratas y te colgaré del rabo en el ropero viejo que € to de los cachivaches. en el cuar- i s6lo iba a mirar si la tia Adridtica, estaba fisgoneando por ahi la tia Adriftica esti preparando su maleta para irse otra vez (intentando cambiar de tema.) @or qué la tia Adridtica se Hama ‘Adritica? Porque es tan aburrida como ¢! mar. {TG conoces el mar? Si sComo es? Pura agua, lena de peces y mariscos, Cntentando ser graciosa.) Como una sopa marinera. Si, pero salada y fra, Ro ELEONORA: CELINA: CELINA: Yo me acuerdo cuando mamé te lev al mar porque esa enfermedad te hacia escupir sangre, Aunque la tia Victoria decia que era tinta china, yo sabia qi era sangre, Tinta es tinta, y sangre es sangre. ELEONORA: CELINA: (Visiblemente enojada,) {Cillate, Gi no sabes nada! Primero, que no estaba enferma; y segundc, que fuimos a ver a la tia Pacifica, que vive en la costa, CELINA: ELEONORA: CELINA: ELEONORA: Si que estabas enferma. ELEONORA: CELINA: iNo lo estaba! CELINA: ELEONORA: iSi lo estabas, porque cuando tosias te salfa sangre por la boca! iCillate, yo no estoy enfermat CELINA: ELEONORA’ ELEONORA: iSi que Io estés! Porque de noche cuan: do duermes roncas como si en tu cama hubiera un tigre, y cuando esti palida y triste mama cuchichea con tia Jacinta y dicen: *ipobrecital” Asi dicen, CELINA: ELEONORA: ELEONORA: nvidia! Porque a ti no te dan galletas cuando estis palida y triste; te mandan a lavar platos y a barrer, y yo me voy a la cama haciéndome la enferma porque yo no quiero lavar platos ni barrer ni ser infeliz. Yo no quiero ser mujer. Ta cuando seas grande vas a ser mujer Y td una enferma, Yo cuando sea grande voy a ser hom- bre. Mentirosa, ti: no puedes ser hombre. Por que? Porque no, Si una quiere, a los dieciocho aftos puede decidir lo que desea ser en la vida. Wo también? No, ti no; porque naciste tonta y las tontas van de tontas toda la vida hasta que se mueren, CAngustiada.) 1 Yo no quiero morirme. En la casa de don Vito se comieron un Debe ser feo estar sola en la Tierra. Si el chivito dice mu, lo cocinan con ELEONORA: Bajo tierra, sin mamé ni tia Jacinta, Si el chivito dice ma, lo cocinan con iCallate, me das miedo cuando cantas! Mi mama dice que papa siempre cantaba pero que una mafiana dej6 de cantar, la gente que canta, algtin dia deja de cantar y.es0 me da miedo, Por eso yo no canto. Si te dieran a elegir entre vivir del cuento y morit de risa, ;t0 qué ele Vivir del cuento. Entonces la abuela an que? En que eres una tonta sin remedio. (Exploando,) iMala, mas que mala, nunca mas quiero ser hermana tuya! dEscuchaste? iNunca més! La abuela Gumersinda dice que eres asi porque pasas mucho tiempo acostada y dice-que en la cama se empollan los pecados y las mal- dades; por eso tia Victoria duerme en la silla © parada o caminando. Por eso eres mala, porgue te acuestas, iCalla, chismosa! iNo me voy a callart ‘Silencio, lengua larga, escucha... Que ella da rata? Si 2Y ahora, qué haremos? CELINA: Darle un gartotazo y meterla en una caja ELEONORA: Por qué? CELINA Porque se esté comiendo la puerts de la cocina, luego se comer a la sefiora Blanquita, luego a mamé, luego a la abuela Maria y a la abuela Gumer- sinda, ELEONORA: Wala ta Adridtica? CELINA: No, a ella no, ELEONORA: Por quer CELINA: Porque las ratas no se comen a sus hrermanas ELEONORA: ‘Mala! CELINA: iSilencio, abi esta! Ven aqui, ratita ELEONORA: a yo qué hago? CELINA: Quédate quieta, y si te salta al cuello despidete de este mundo. ELEONORA: iAyayay, las cosas que dices! CELINA: ELEONORA: CELINA: ELEONORA: CELINA: ELEONORA: CELINA: ELEONORA: CELINA: ELEONORA: CELINA, ELEONORA: (Descargando un golpe violento contra una rata imaginaria a espaldas de Eleonora.) {Toma tu garrotiza! (Congelada de miedo.) la mataste? No lo sé. Ahora agérrala del rabo, métela en una caja y ponla en el viejo ropero No, no quiero verla Entonces, la voy a revivir. No, no quiero que viva Entonces, la mato més, No, no quiero que muera pero tam: poco quiero que viva. Entonces, qué quieres? é Que la arrestemos Por eso te digo: agérrala del rabo y métela en una caja Estd bien... {Le haremos un juicio justo? 95 CELINA; Digno de una rata ELEONORA: C6mo la llamaremos? CELINA: iCiruela, la lamaremos Ciruela! Ja luz de la escena baja y slo queda iluminado el ciruelo que esta en el fondo del escenario; sobre éste se ven las siluetas de las dos bermanas, que por un instante susurran una cancién infantil, Escena II Celina adulta escribe una carta mientras Eleonora, como si se tratara de wn ritual, mueve obje- 40s y prepara dos vestidos viejos que usardn en la si- utente escena, Celina adulta escribe a su hermana: CELINA; Querida hermana Eleonora: creo reoor dar aquellas rates de nuestra infancia; habia ratas porque no habia gatos. y ‘no habia gatos porque abuela Maria no soportaba desnudarse ante la mirada inquisidora de un gato, Siempre me pregunté por qué en aquella casa éramos todas mujeres y, de alguna manera, todas tristes; tal vez... todas ridiculas, no lo sé; 0 trstes, 96 ridiculas y solas, El problema de la tis teza entre nosotras era que no podiamos distinguir cuindo terminaba la soledad y cuando comenzaba la ridiculez, y eso nos ponia melancéli- cas. Hay dos tipos de mujeres en la familia: las celestiales y las terrestres, Mamé era mitad y mitad, es decir, que tenia alas pero no volaba, lo que le daba un aspecto de gallina y no de Angel. Pobre mamé, intentando morisse! Porque hay otras que lo intentan y no lo consiguen: la abuela Maria y la abuela Gumersinda, por ejemplo, seguro que murieron, pero yo no las vi morir, Las recuerdo siempre en sus interminables monélogos sobre el amor, el engafto y la venganza mien- tras bebian vino de ciruela Para mi la memoria no es un miisculo ni una anteria, sino una nariz porque ese olor a vino de ciruelas rancias de nuestras abuelas me persiguio desde siempre, y no sé qué hacer con ese olor avinagrado que dejan los dias trstes de la vida 97 Escena IV Celina abanclona la accién de escribir y se incor: pora al desplazamiento de Eleonora, que ba asursido el papel cle la abuela Maria, Eleonora y Celina comien: zan a deambular por el espacio como lo bacian sus abuelas: bebiendo vino y hablando. La luz adquiere una tonalidad marfil, como de fotografia vieja. ABUELA MARIA: Dime una cosa, Gumersinda: ;cudl es €l truco para que el vino de ciruela t salga tan rico? AB. GUMERSINDA:La edad de Ia ciruela. Todo depende de la edad de la cinucla, MARIA: ‘ts edlades la ciruela? GUMERSINDA:Con slo mirar la flor, una se da cuenta de si el fruto va para vino o para ving re, MARIA: Yo estoy avinagrada. GUMERSINDA:Estis vieja; no sé si avinagrada MARI: TG también estés vieja pero tienes un brillo en los ojos. (GUMERSINDA‘ES la dignidad. MARIA: (Quieres decir que ti no envejeces, sino que envejece tu dighiclad? SUMERSINDA:Para la dignidad los afios no pasan, MARIA: Yo, sin embargo, envejezco; es decir, Yo, yo envejezco. GUMERSINDA:S%, te entiendo, MARIA: Antes, cuando vivia Alfonsito, me ponfa cremas pero ahora no, Esas son las ventajas dle estar vieja y sola GUMERSINDA: Ahora te tienes a ti misma MARIA: Pero a mi no tengo que engaftarme. GUMERSINDA:;Engatabas a Alfonsito? MARI iNo, qué va! El me engafiaba a mi, (GUMERSIND, :Alfonsito nunca te engaaié MARIA: Como lo sabes? GUMERSINDA:Me lo imagino, MARIA: Mi vida con Alfonsito fue un inmenso 99 y ptolongado bostezo, especialmente los domingos en que ibamos a almorzat a la casa de su madre. GUMERSINDA: Que Dios la tenga en su santa gloria! Maria: Debe estar dandoles la lata a San Pe- dro, a San Pablo y a todos los discipu- los. GUMERSINDA: (Marfa, por favor! MARIA; (Imitando a su suegra,) iA ver, muchachones, tomaranse la sopita que ya viene el segundo plato! ¥ usted, Jesuisito, contarise el pelo, mi bonito. sQué es pues, Matefto, eseri- biendo el evangelio en la mesa? Y us- ted, don Pedrito, dé abriendo la pue~ ta, que debe ser Alfonsito que ya mu- 16, jAlfonsito, hijo! ;Cudnto has tardadel Si me parece verlos, a Alfonsito y a sa ‘madre dando la lata en el cielo. GUMERSINDA: Eran buenas personas, ‘MARIA: (Tontas es lo que eran! GUMERSINDA:,Por qué no te separaste? MARIA: 2A tite hubiese gustado? 100 GUMEI SINDA:No estoy diciendo eso; lo que digo. MARIA: Si sé lo que estas diciendo, pera te olvidas de que en aquellos afios una se casaba, entregaba la virginidad y unca més se la devolvian. Y no habia cosa més terrible para una mujer que regresar al mundo sin su virginidad a ccuestas, GUMERSINDA:Pero debié de haber un momento de felicidad, MARIA: Ni uno. GUMERSINDA:Pero si Alfonsito era un angel MARIA: Un Angel exterminador. GUMERSINDA:Si su timidez rayaba en la inocencia, MARIA: Y se la curd con una sobredosis de audacia GUMERSINDA: Nunca se propasé, Marta: Sabes demasiado de Alfonsito el timi- do, GUMERSINDA:S6lo imagino. 101 MARIA: MARIA: 2 qué mas te imaginas? (Qué crees, que nunca me di cuenta de tus amorios con Alfonsito el timido? IMERSINDA:Mira, Jo Gnico que quiero decir es que siempre fue un caballero, GUMERSINDA: Apenas si fue un amor gent MARIA: Contigo habra sido un caballero, por- que no tuviste que aguantarle sus pe- roratas en el almuerzo, sus infulas de grandeza en la merienda, sus tufillos en Ia cama. MARIA: Qué crees, que nunca me di cuenta de que mi hermana del alma se iba la cama con mi maride? GUMERSINDA:Nunca fuimos a la cama, MARIA; No fue necesario, Lo hacian en cual- quier lado, GUMERSINDA:Pero, spor qué te casaste? Nos casaron, como es natural en este pueblo. Luego nos hacen hijos, luego ‘nos engaitan, y por fin nos dejan en soledad, que es nuestro estado natural Las que se salvan de este periplo se vuelven a casar con el Alfonsito de tumo y vuelven a tener suegra, cosa que aqui es més terrible para una mujer que para un hombre. MARIA: JMERSINDA:EI vino de ciruela te est embriagando, MARIA: Al contrario, los Alfonsitos me émbria- gan; el vino me desembriaga GUMERSINDA;La lengua es lo nico que tienes sobrio, P MARIA: (Con amargura.) eDonde lo hacian? GUMERSINDA: Yo no creo eso. MARIA: ‘No Jo crees porque nunca fuiste madre GIIMERSINDA: No s , lo he olvidado, Fue hace tantos ni suegra; apenas si fuiste amante. aftos, GUMERSINDA:No sé por qué dices semejante estu HE MARIA. (Casi gritando,) pidez dn qué lugar de esta miserable casa lo hacian? 103 fenta,) iCillate, Marta, cfllate! Dices todo esto porque fuiste incapaz de ser feliz y de hacer feliz a tu marido, porque siem- pre viviste a la sombra de las deci- siones de nuestra madre, porque «no elegiste sino que eligieron por ti. Pero tii aceptaste porque siempre es mas cémodo aceptar que rebelarse Entonces te volviste una cinica, her mana mia, so pretexto de que no te dejaban opciones. Nunca nos dejaron opciones y nos acostumbramos a virir en ese estado de estupidez de los que nunca hardin nada:diférente, Por eso somos conservadores en esta casa, porque somos cémodos y tenemos vn miedo profundo a ser diferentes MARIA. (Triste) Nunca me disgust6 que te amara. Lo que me disgusts es que te hiciera co- sa que @ mi nunca me hizo, aunque suene ridiculo y cursi. La cursileria 2s cl itimo recurso de las mujeres solas GUMERSINDA: Maria Maria cAlguna vez has ofdo el aletear de ura ‘mariposa dentro de una botella? GIIMERSINDA:No. MARIA: Yo si. Una noche, hace muchos afios, en una botella vacia de vino de cinu la. Me acerqué: la mariposa era blanca, y sus alas llenas de letras. Aleteaba tan fuerte que producia un miido ensorde- cedor. Al leer Jo que dectan las letras ‘comprendi que no me amaba, que esa mariposa no era para mi. Entonces destrocé la botella contra la pared y la mariposa vol6. Seguramente hacia otro coraz6n... (Qué edad debe tener la cimuela para ser vino y no vinagre? La abuela Gumersinda inienta abrazar a la abuela Maria, que se desvanece. Bn esta accién, Celina y Eleonora dejan de representar a sus abuelas. La luz baja Escena V Celina, dentro del ropero, se esta vistiendo de tia Adridtica, mientras Eleonora escribe y se pone el delantal de su madre Francisca. Eleonora adulta escribe a Celina. ELEONORA: Tenfan una forma peculiar de lastimar- se aquellas abuelas nuestras; creo que 105 las heridas entre nosotras viajan en va lias y cada mujer de aquella casa teni un: las valijas Francisca, Siempre la recuerdo arre- slando la casa; batallando con las corti nas destentidas por los soles de agosto, comidas por la humedad que dejaban las lluvias de septiembre; batallando siempre nuestra madre, sin darse cuen- ta de que es imposible pelear contra las cortinas, contra las goteras, contra el polvo que se acumula en las ven: tanas, Es imposible pelear cada dia y siempre contra Jo que tarde 0 tempra no nos sobrevivied. Mama pronto par- tird para siempre y las cortinas siguen alli, mamé ha perdido la batalla final contra las cortinas. Por supuesto que no han sido batallas épicas, porque mama nunea pudo volar —no por si condicién de “gallina”, sino porque eligié ser rbol y no pdjaro—. La que si eligi6 ser pajaro fue la tia Adridtica vol6 una mafiana de octubre, ayudada por nuestra madre Francisca, la Gnica que no tuvo mania por loridas fue nuestra madre ADRIATICA: FRANCISCA’ ADRIATICA; FRANCISCA: ADRIATICA: FRANCISCA: ADRIATICA: Escena VI Eleonora asume el papel de manui Francisca Celina entra estrepitasamente desde el ropero como tia Adriética. Esta es un tanto estrafalaria en su vestuario yileva peluca, Estoy harta, Jacinta, harta No soy Jacinta, soy Francisca Es lo mismo, lo mismo; en esta c: todo es lo mismo. Hay tantas mujeres que una pierde la cuenta; pero un dia de éstos, un dia de éstos, a Que? Tomo mis cosas y no me ven mas el pelo. 1a peluca, querra decir, Es lo mismo, en esta casa todo es lo mismo: peluca, pelos postizos, pelu quin. Estoy harta de esta casa: entras al baito y encuentras uitas postizas, pes tafias falsas, protesis para levantar la nariz, protesis para levantar el trasero, protesis dentales Somos mujeres 47 rompecabezas, mujeres para armar, No aguanto este lugar. ¥ «6 quién eres? FRANCISCA; Francisca, ya se lo dij. ADRIATICA: {Contigo queria hablar! Mira, tus hijas han dejado un animal pudriéndose en el ropero de arriba. Yo, que queria huir del olor de ciruela rancia de tw madre, porque se le ha metido en la cabeza que hay que hacer vino de ce nuela, lo cual es una estupidez —por- que el vino es de vides; si no, no se iBn fin, que subo arriba para respiar aire puro y result, que el olor de arriba era peor! Ese ani- mal lleva muerto por lo menos tres meses, El olor es putrefacto, por decir Jo menos...

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