La crtica
Para abordar una reflexin sobre la crtica de la arquitectura, deberamos
comenzar descartando el uso coloquial del trmino crtica, con el cual se
alude a una prctica aleatoria, opcional o, cuando mucho, complementaria;
pero no esencial a la cultura. Deberamos reconocerle, en cambio, su carcter
de dimensin intrnseca e inexcusable del hecho cultural, una de sus
constantes vitales.
Todo sistema de normas, por ms naturalizado que est, presenta mrgenes de
excepcin; plantea, inexorablemente, contradicciones y es susceptible, por lo
tanto, de crtica. Sobre toda norma pende conciente o soterrada la duda de
su legitimidad. La crtica no es, entonces, ms que la autoconciencia de la
cultura y garantiza el afianzamiento, perfeccionamiento o sustitucin de sus
normas.
Contraria a la nocin ednica de la cultura, que la dibuja como una escena
armnica y en reposo, una concepcin ms veraz tendra que mostrrnosla
como un paisaje en permanente convulsin, que slo efmeramente presenta
cuadros en equilibrio. Esta inestabilidad es, precisamente, la fuente de todos
los dilemas que dan pie a la duda sobre la validez de la norma y del hecho que
la materializa. O sea, los dilemas que dan pie a la crtica.
A pesar de su funcin estructural en el seno de la cultura, por distintas causas
y con distintos fines la crtica ha sido y sigue siendo objeto de objeciones. La
historia del arte y la literatura abunda en enfrentamientos con los crticos
profesionales, cuyo frecuente abuso del poder de opinin les ha granjeado
cierto desprestigio. Como reaccin ante ese abuso, los damnificados han
incurrido ms de una vez en la injusta desautorizacin de la crtica en su
conjunto, tachndola de prctica parasitaria, superflua o, incluso,
culturalmente perniciosa.
Y esta rebelin contra la crtica viene a confluir con posiciones ideolgicas que,
de partida, niegan la existencia de fundamentos objetivos para cualquier forma
de valoracin. La pluralidad de puntos de vista, la diversidad de opciones
ideolgicas y la incidencia inexorable de lo subjetivo brindan argumentos al
escepticismo y favorecen, indirectamente, la reivindicacin del todo vale.
La renuncia a toda posibilidad de juicio de valor cultural, se ve respaldada,
adems, por la crisis de los patrones culturales dominantes y la dispersin
axiolgica propia de una poca de desorientacin y acefala.