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La literatura menor en Las Antillas Alfredo Arnaud B. “(Qué es la literatura menor?” las particularidades de este tipo de literaturas que han surgido debido a los grandes cambios en la estructura mundial de este iiltimo siglo: grandes masas de gente moviliza- das hacia paises y continentes lejanos, fusién de culturas nacientes con culturas ya establecidas, y marginacién. Estos son sélo algunos de los fené- menos que han registrado estas literaturas fuera del canon, literaturas que en un principio se observaban con desprecio, ignoradas por las acade- mias, incomprendidas por Occidente y desconocidas por nuestros intelec- tuales. Asi pues, yendo a contracorriente, Deleuze decide ocuparse de las literaturas menores porque ve en ellas el germen de lo que mas adelante dard lugar a una nueva nocién del mundo en todas sus facetas. Para escla- recer y ejemplificar su nocién de literatura menor, Deleuze toma como ob- jeto de estudio a Franz Kafka como escritor praguense de habla alemana. Como puede observarse, lo menor no se refiere tanto a la calidad como a la cantidad en cuanto a escritores se refiere. Son tres las caracteristicas con las que el filésofo francés redondea su idea. En primer término, una litera- tura menor no es la literatura de un idioma menor, sino la literatura que una minoria hace dentro de una lengua mayor. En segundo lugar, Deleuze considera que en las literaturas menores todo es pol{tico porque, sea cual fuere el tema que uno de estos escritores trate, tendra que ver con su situa- cién sociopolitica: su espacio reducido hace que cada problema individual se conecte de inmediato con la politica. Y la tiltima caracteristica de estas literaturas consiste en que todo adquiere un valor colectivo. En este caso, Deleuze se refiere a la falta de talento de estos escritores, que no permite una enunciacién individualizada, como seria la narrativa de un escritor reconocido, que se mantiene aparte de la enunciacién colectiva, pero en tanto que en estas literaturas nacientes todo escritor es un maestro, cual- quier cosa que escriba tendré por fuerza un efecto colectivo y se convertiré en un acontecer politico. En estas sociedades menores, la literatura ad- quiere un papel fundamental porque es la encargada de sostener el debate G illes Deleuze, filésofo francés de este siglo, expone en su ensayo 13 politico que la conciencia nacional todavia no puede sostener. De estas tres caracteristicas se desprende un fenémeno que Deleuze describe como desterritorializacién de la lengua, que no es otra cosa que encontrar su propio punto de subdesarrollo, su propia jerga, su-propio tercer mundo, su propio desierto; robar la lengua de su cuna y hacer de ella un espejo de la identidad del escritor. Asi como Kafka robé el aleman y lo desterritorializé secdndolo a fuerza de sobriedad, haciéndolo suyo, escribir como un perro que escarba su hoyo, una rata que hace su madriguera. Sin embargo, en “;Qué es una literatura menor?” el autor se ocupa sélo del lenguaje, dejando de lado la cuestién de la identidad, la cual es preciso incorporar a este ensayo para llegar a un mejor entendimiento del fenome- no antillano. En efecto, Deleuze habla de la desterritorializacién del len- guaje, pero no aborda en ningin momento el problema de la repersonalizacién, por lamarlo de alguna manera, que ataiie a la posicién del sujeto frente al mundo, su sociedad y su historia. Este fenémeno de repersonalizacién se da en este tipo de sociedades menores, aquellas que viven dentro de una sociedad mayor porque han sido desplazadas de sus lugares de origen, sea cual fuere la causa, y tienen que recuperar su identi- dad, erigir su autonomia, afincar sus tradiciones y valores heredados a fin de encontrar su espacio dentro de una sociedad abrumadoramente diferen- te a ellos. En el caso especifico de los esclavos africanos traidos a América, este problema se plantearia en los siguientes términos: el africano fue ex. traido de su tierra, de sus raices, de su cultura, y obligado a vivir en condi- ciones que en nada correspondian a las que estaba acostumbrado; por ende, y como consecuencia légica de este fenémeno, el esclavo queda desde ese momento despersonalizado. Dicho de otra forma, el esclavo tiene que re- construir su mundo a partir de lo que le es dado, lo que forzosamente lo lleva a una desubicacién, a una despersonalizacién. Por ello, este ser des- plazado de su geografia y de si mismo tiene que reinventar un mundo nue- vo a partir de estos nuevos elementos; dicho de otro modo, tiene que iniciar un proceso de repersonalizacién. La desterritorializacién de la lengua en las literaturas menores es inversamente proporcional a la repersonalizacién, por la razén de que una lengua es la maxima representacién de una cultura y, en este sentido, en- tre m4s asentada esté una sociedad, mds caracteristica de ella sera su len- gua. Entonces, el que un grupo determinado de la sociedad, ya sea racial, étnico 0 religioso, lleve una lengua mayor a su desterritorializacién, dotén- dola de neologismos, nuevas expresiones o estructuras particulares, es in- dicio de que asistimos al nacimiento de una minorfa y, en consecuencia, de una literatura menor, 14 Asi pues, teniendo en cuenta este nuevo concepto de repersonalizacién, que viene a completar el de desterritorializacién, de forma simulténea y siguiendo la misma linea de anilisis que el autor francés, se vera de qué manera el concepto de literatura menor puede aplicarse a la literatura an- tillana actual. El cardcter revolucionario de la literatura antillana de habla francesa tiene como origen E] Renacimiento negro de Harlem, que se gesta en los afios veinte en ese barrio neoyorquino habitado casi exclusivamente por negros. Este movimiento se apoya en la toma de conciencia de la identidad racial y del patrimonio cultural negro. El Renacimiento negro de Harlem trata de reivindicar la imagen del negro, su historia, su patrimonio cultu- ral, los cuales habian sido deformados por la ideologia esclavista. Esto lo hace a través de manifestaciones culturales como la miisica (el jazz), la poesfa, el teatro y la danza, que poco a poco toman fuerza y empiezan a desarrollar ese proceso simbiético entre el arte y el orgullo de ser negro. Ya desde aqui se empieza a vislumbrar el germen de la literatura menor pro- piamente dicha, que se mueve y trata de lamar la atencién con la misma arma que alguna vez fuera la de su opresor: la lengua. El negro venido de Africa ha dejado su lengua en medio del Atlantico y ha adoptado la de su opresor, pero también gracias a ella regresard a su libertad. El Renacimiento negro de Harlem se manifiesta de diferentes maneras, pero el arte que dirige toda esta marcha hacia el exterior es la literatura. La literatura es el nuicleo que une, define y da fuerza a las demas manifes- taciones estéticas. Escritores como Langston Hughes, Countee Cullen y Claude Mckay escriben, pero no lo hacen en una lengua africana, como se supondria que harian en su afan de recobrar sus origenes, sino en inglés, porque en el fondo lo que el afroamericano esta buscando no es ya regresar a una Africa desconocida, sino ser aceptado y reconocido en esa tierra que ya se ha vuelto suya. Este es un proceso de repersonalizacién a través de una desterritorializacién de la lengua, llevandola a su propio cauce, robén- dola del canon y transforméndola en suya por medio de regionalismos y una nueva expresién que los distingue y, por ese mismo efecto, los repersonaliza, de la misma manera en que Kafka opta por la lengua alema- na de Praga tal y como es, en su pobreza misma. Ir siempre ms lejos en la desterritorializacién de una lengua, una desterritorializacién que est per- mitiendo implicitamente una repersonalizacién del escritor y de toda su sociedad menor, en tanto que esa expresién le ayuda a tomar conciencia de su situacién frente a su tiempo y su espacio. El Renacimients negro de Harlem acttia a base de escritos que denun- cian el racismo y la violencia hacia los negros dentro de la sociedad estado- 15 unidense. El negro estadounidense encuentra la manera de desterritorializarse en la lengua y de repersonalizarse en su sociedad. ‘Adoptado por una tierra, aunque ya haya pasado més de un siglo, el afroamericano todavia se siente desorientado en el plano de la cultura, las tradiciones, y la esencia. No se trata sélo de un postulado concerniente al color de la piel sino de la esencia misma del ser. Por ello el negro de Harlem se repersonaliza con sus manifestaciones artisticas, sobre todo literarias, en ese pais hostil para ellos. La escritura, y sobre todo el contenido de sus escritos, es el tinico conducto por el cual puede repersonalizarse. Ahora bien, el Renacimiento negro de Harlem da paso a Légitime défense, un mo- vimiento atin més pequefio, pero no por eso menos interesante. Légitime défense surge en 1932 en Ja Martinica con la revista del mismo nombre (que sélo conocié un ntimero), donde se plantea el mismo problema que en el movimiento anterior, pero con una vision un poco mas general. Ya no se trataba sdélo de denunciar los malos tratos de los blancos contra los negros, sino de anular las diferencias raciales y marcar su inconformidad hacia la imitacién servil de los modelos europeos. Los autores de Légitime défense combatian antes que nada a la poesia antillana del periodo de entreguerras, que no s6lo era una copia, en estilo y temas, de romanticos, simbolistas y parnasianos franceses, sino en la que, ademas, el poeta antillano hablaba de su pais como lo hubiera hecho un poeta francés. Légitime défense no deploraba tanto el hecho de escribir en francés, sino el de copiar el estilo francés. En realidad no se hubiera esperado otra cosa de los escritores antillanos, pues {sobre qué modelo sentarian sus bases para empezar a hacer su propia literatura? En ese caso fue totalmente ne- cesario que hubiera primero una reterritorializacién para después desterritorializarse. Esto es, hacia falta nutrirse de ejemplos, de la estruc- tura sintdctica, de modelos literarios ya establecidos, para después des- echarlos en forma completa o parcial y asi hacer surgir la literatura antillana, precisamente aquella que anhelaba Légitime défense. Pero el proceso tenia que realizarse sélo de esa manera: primero se nece- sitaba que el antillano absorbiera el método, para luego aplicarlo a su pro- pia esencia, y de esta manera desterritorializar la lengua, apoderdndose de ella. Es decir, vestirse con la piel de la literatura ya establecida, sembrar los tejidos de ella en los huesos de sus escritores y hacer crecer una nueva piel en cuerpo propio. La prueba de que, como se dijo arriba, la causa de nuestras resistencias es el temor a ser violentados por el otro, es que muchas veces lo nuevo culmina su penetracién en nuestras conciencias solamente cuando se con- vierte en nuestra palabra. No es hasta el momento en que decimos, y no en el momento en que oimos, cuando lo nuevo se vuelve parte de nosotros. 16 Una vez que los escritores antillanos han asimilado la literatura mayor (aa literatura en lengua francesa), la literatura menor podré aflorar y bus- car su propio territorio con su propia expresién, que serd exclusiva de ellos. Pocos afios después, en 1935 para ser preciso, otro movimiento empieza a gestarse en el Barrio Latino de Paris. Ahora se trata de la negritud, la cual retoma en gran medida los principios del Renacimiento negro de Harlem y de Légitime défense, por lo que quedan marcadas algunas de las ideas ya abordadas por esos dos movimientos. Los precursores de la negritud son principalmente Léopold Sédar Senghor (después primer presidente de Senegal), Léon Gontran Damas y Aimé Césaire. Estos tres caballeros ne- gros adoptaron una posicin similar a la de los dos movimientos referidos, sélo que con una direccién diferente. Lo que estos tres intelectuales propo- nian no era denunciar el racismo y ser aceptados en la sociedad blanca, como lo hacian los impulsores del Renacimiento negro de Harlem. Tampo- co se anunciaban como los defensores de un estilo propio de escritura (ya fuera africano o antillano), como lo hacia Légitime défense. Estos escrito- res de la negritud promovian una actitud del ser negro en todos los aspec- tos: El conjunto de valores de la civilizacién del mundo negro, dice Léopold Sédar Senghor, y Aimé Césaire, por su parte, afirma: La conciencia de ser negro, el simple reconocimiento de un hecho que implica una aceptacién, una toma de conciencia de su destino de negro, de su historia, de su cultu- ra. Como puede observarse, la negritud sale de los limites de la literatura en tanto que exige una actitud de aceptacién como negro ante si mismo y ante los demas. Obviamente, la literatura de la negritud se ve afectada y llena de esta concepcién, pero vivir estas ideas en carne propia sigue siendo Jo mas importante. La repersonalizacién en la negritud se encuentra tanto en las letras y en las otras expresiones artisticas como en el negro mismo. E] hombre negro trata de revalorar lo que el hombre blanco le habia hecho despreciar. Esto nos leva a un problema mucho mds profundo y antiguo: los intelectuales de la negritud sostienen que la imagen del negro habia permanecido conta- minada de esa ideologia esclavista que consiste en denigrarlo y verlo siem- pre como un ser inferior. La negritud se propone borrar esa imagen que el hombre negro mismo habia llegado a creer y que lo habia levado, incluso, a atacar a su propia raza y a repetir a cada paso los defectos que el blanco establecié como tales. Lo que se intenta hacer con la negritud es rechazar Ja cultura occidental con la que los negros hab{an tratado de identificarse y proclamar la belleza de su raza y el orgullo de ser negro. Este movimiento trata entonces de cambiar su actitud ante la vida, ante los demds y ante ellos mismos a través de las letras. Es decir, se trata de hacerle compren- der al negro que sélo é1 puede crear su imagen y recuperar lo que el blanco 17 le ha hecho perder. La negritud trata de reubicar al negro como individuo y como colectividad, rechazar ese punto de vista exterior y recuperar el crite- rio interno viéndose a si mismo tal cual es, sin la intervencién ni el juicio de nadie. El negro de la negritud se acepta como negro y como hombre sin dejarse alterar mds por las ideas racistas que descomponian su imagen ante los demas y, sobre todo, ante é] mismo. Finalmente, el negro de la negritud concretiza su cometido con Jas letras, comunicandose. Aimé Césaire expone el problema del racismo como un asunto de cosificacién del negro por parte del blanco: El racismo y el colonialismo habian tendido a transformar al negro en cosa. El negro no era percibido por el blanco mas que a través del precio de Ja deformacién, de estereotipos, porque los prejuicios viven siempre de los éstereotipos: y eso es el racismo. E] racismo es la no comunicacién. Es la cosificacién del otro. De esta manera, si el negro queria reconquistar su estima, su identidad, su esencia, tenia que deshacerse de los prejuicios comunicdndose a través de la literatura. Esta se presenta, entonces, como medio para llevar a cabo su repersonalizacién, como el camino a través del cual recobraria su ser. Sin embargo, la negritud no estuvo exenta de criticas. E] movimiento African personality, encabezado por Whole Soyinka, acusa a la negritud y a sus miembros de maniqueismo y de poner al hombre blanco en el papel de malo y al negro en el de victima inocente. También critica el hecho de que la negritud cante la belleza de la raza negra y el orgullo de ser negros, pero que no haga nada en concreto para cambiar la situacién que deplora. Whole Soyinka acompaiia estas acusaciones con una maravillosa frase que de paso viene a redondear la ideologia de la negritud: El tigre no proclama su tigritud, el tigre salta sobre su presa. Curiosamente, aunque esta frase venga de alguien que critica a la negritud, es la frase que mejor puede definir esa ideologia, pues es la tinica manera en que el negro puede asumirse a si mismo como negro, sin tener que demostrarle nada a nadie mds. Ahora bien, pasemos al tercer movimiento intelectual: la Créolité, que es el resul- tado més complejo de todos los movimientos intelectuales anteriores, y que intenta cubrir el vacio que nunca habia cerrado en la personalidad del an- tillano. En efecto, el antillano flota entre dos culturas (la africana y la euro- pea), trata de aferrarse a una 0 a otra, pero siente que no encaja bien en ninguna. Ni es descendiente de los galos (como el blanco de la colonia le habia hecho creer), ni es africano. El antillano se da cuenta entonces de que Ja unica salvacién es deshacerse de esa carga hereditaria abrumadora, ya partir de ese momento intenta empezar de cero; dejarse llevar por lo que es y nada mas que por lo que es: Desglosar lo que somos purificando lo que somos por la exposicién a pleno sol de la conciencia de los mecanismos ocul- 18 tos de nuestra alienacién. Sumergirnos en nuestra particularidad, recubrirla de manera proyectiva, unir a fondo lo que somos... Asi pues, la Créolité es un movimiento que viene a dar un nuevo aliento a la personalidad antillana, que ya no tiene que conformarse con los restos de su herencia africana ni con la cultura europea. La Créolité es el grito de liberacién del antillano ante todos los prejuicios culturales que no le permi- tian asirse a nada, ni a sus origenes, nia su cultura, nia su tierra; todo le era ajeno: E] pueblo antillano es tal vez el tinico que no escogié el lugar de su residencia, sino que le fue impuesto (...) Incluso sus gustos alimenticios son el resultado de una costumbre impuesta (...) Los términos de su identi- dad le son dictados. Como puede observarse, el antillano es el ser desarraigado, despersonalizado por excelencia. El esclavo antillano recién desembarcado de Africa se encuentra desprovisto de tierra, de origenes y de cultura. Ape- nas le quedan algunos rastros de su pasado, como la lengua, algunos ritua- les y, sobre todo, el color de su piel. De allf en fuera, toda su identidad le es impuesta: religién, lengua, historia de Francia (no la de Africa) y un mode- lo de educacién europeo. Todo esto provoca que se apegue més a la civiliza- cién y ala cultura francesa que a la de su tierra de origen, que es Africa, En un principio, el colonizado se siente desvalorizado y quiere parecerse a su amo, adoptando sus valores como si fueran los ideales. Al antillano se le borran todos sus rasgos de identidad, de manera que se convierte casi en una pgina en blanco, sin asidero alguno que le confirme su identidad. De esta forma, el Gnico modelo que le queda es el del amo. Este modelo, sin embargo, tena intrinseca la denigracién del negro, de suerte que, al mo- mento de identificarse con é1, el hombre negro denigra su propia imagen. Lo que aceptamos de bello en nosotros es lo poco que el otro declaré bello. Enel plano dela literatura pasa exactamente lo que tanto criticaba Légitime défense: se copian los modelos de escritura europeos. Sin embargo, el anti- Mano empieza poco a poco a tomar conciencia de su identidad y pronto se da cuenta de que no se parece en muchas.cosas al europeo colonizador (empe- zando por el color de la piel), al que durante tanto tiempo habia tomado de modelo. Aunado a esto, aparece la escritura regional denominada duduista. Asi pues, aparecen los primeros escritos en créole (lengua de las Antillas francesas) de Gilbert Gratian, quien escribe novelas que definen, en forma de expresién y forma de contenido, la personalidad antillana, pues estan escritas en dos idiomas: francés y créole (son bilingiies, como el antillano mismo). A partir de este momento, empieza a haber un movimiento fuerte de ideas en el que el antillano se pregunta qué es, de dénde viene, quiénes son 19 sus antepasados, cudl es su verdadera cultura, y todo lo concerniente a su identidad. Esto se veré reflejado en la literatura en todos sus niveles. Con estos antecedentes, Aimé Césaire (uno de los fundadores de la negritud) restituye el concepto de la madre Africa restaurando la dimen- sién africana a la sociedad antillana y poniendo fin, asi, a la superficialidad imputada a la escritura duduista, es decir, haciendo que la sociedad criolla encuentre un apoyo importante en sus raices africanas. E] camino que ha- bia empezado a tomar la literatura antillana encuentra finalmente su cau- ce con este siibito descubrimiento de Africa. Sin embargo, la situacién del antillano no est4 ni por asomo resuelta. Ahora se da cuenta de que la cultura europea ya se hab(a infiltrado dema- siado en él como para que, de la noche a la mafiana, pueda olvidar esa influencia; ya estaba demasiado contaminado por el modelo de vida euro- peo como para regresar a sus origenes africanos como si nada hubiera pa- sado. Este es justo el momento decisivo en la historia de la personalidad antillana, el momento en que se juntan las dos culturas, aquellas que con- forman la identidad del antiguo esclavo desprovisto de pasado. Pero a esto también se suma el espacio geografico, la tierra que un dia le fue impuesta y que ahora ya ha adoptado como suya. Por un lado, la cultura y el modelo europeos ya constituyen una parte importante de la identidad antillana: una vez que se extrajo al esclavo de su tierra, se le desarraigé por completo, se le impuso un modelo europeo con el cual traté de identificarse, pero finalmente se dio cuenta de que no podia hacerlo completamente, porque entre ellos y los europeos median diferencias significativas que impiden un apego total. Pese a esta resisten- cia de asimilaci6n, el antillano quedé impregnado de ciertos aspectos de esa cultura. El descubrimiento de Africa como terra mater no hace sino confundir més al antillano, pues ya le es imposible regresar a sus raices con el mismo espiritu con el que fue extraido de esa tierra. Ahora resulta que tiene dos origenes (el africano y el europeo) y que tiene que decidirse por uno de ellos, Eigen de esta confusién es bastante fuerte, de manera que se opta por la ite. iin medio de ese caos de identidad, la créolité viene a romper con todos ¢sos conflictos proponiendo una identidad nueva, es decir, deshaciéndose de ese peso abrumador y estorboso de las rafces y los origenes, y creando una identidad propia de los antillanos. La historia antillana no tiene testi. monios, se basa en nada (...) En tanto que no haya hechos reales histéricos, hay que Apegarse a la literatura o alas manifestaciones artisticas, verda- deros testimonios de la historia antillana, 20 La tnica escapatoria que encuentra el antillano para dar con su verda- dero camino, su verdadera identidad, es la literatura. Es por ella y a través de ella que empezara a formar su historia y a dejar rastro en la historia; se repersonaliza con la literatura. Y como afirma Deleuze, en la literatura menor cada problema individual se conecta de inmediato con la politica porque se hace colectivo. En el caso de las Antillas ocurre este fenémeno, pues no hay escrito antillano que no contenga aunque sea un guifio sobre su identidad y otros aspectos que ata- fien al pueblo entero. Asi es como este tema de literatura menor se aplica a la literatura anti- lana. De la misma forma en que Kafka escribia en aleman cuando su len- gua original era el checo, los antillanos siguen escribiendo en francés, desterritorializandolo, enriqueciéndolo, en suma, con las adaptaciones y Jos regionalismos que su ambiente y su lengua original les invitan a agre- gar a la lengua francesa. Los antillanos encuentran poco a poco su identi- dad por medio de la lengua que han adoptado, de su cultura y de lo que son; logran afincarse en un espacio y una cultura propia gracias a la literatura que de ahora en adelante sera su historia y fundamentara su identidad. Bibliografia Bernabé, J., et al. Eloge de la créolité. Gallimard, Fce., 1989. Cohen, Eduardo. “La experiencia de lo nuevo”. Siempre! 14 de septiembre de 1985. Condé, Maryse. La civilisation du Bossale. L'Harmattan, Paris, 1987. Deleuze, Gilles. “;Qué es la literatura menor?” Por una literatura menor. Tomado del Discours sur l'Art africain de M. Aimé Césaire, Etudes littéraires, vol.6, num. 1, 1973, Imprenta de la Universidad Laval, Québec. Huannoll, Adrien et Bogniaho. Ascension, Littérature africaine. Infre, Porto-Novo, 1997, 21

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