Callar... callar...
Ser su aposento.
Ser
la ceremonia.
La luz del amanecer
lenta, ritual, se desenvuelve,
en la montaa
la quieta laguna siendo y contemplando un sol que se entrega
a todo lo que vive
antes, de la respiracin
antes
que la piedra caiga en la laguna
que guarda su reposo de siglos, sosegada, atenta,
la luz difana, detrs de nubes de lento pasear
guarda el mismo murmullo...
el crecimiento de rboles milenarios,
las hojas corriendo
un pjaro, que en instinto puro intuye, el sonido oculto que desarmndolo se apodera de
su naturaleza,
y como soltarse, como volar, simple, en su arte puro
lmpido
la msica sagrada amanece
llena del silencio y la armona
cae una gota
el eco
antes de la roca,
antes
de la cascada
tiempos infinitos
un momento antes
de la respiracin.
Es la quietud,
...
Callar las palabras, en el solo ser, que el mundo en el nudo alberga
ver,
como sigue sucediendo an la obra que germina, atenta
no reaccionar
al viento, que compone sucios edificios y los derrumba,
no reaccionar
al miedo del hombre
volver,
al eterno cimiento
dejar el cuerpo, dejar,
el pensamiento
callar...
la calma
por si sola, se posa en la laguna
su belleza de hojas muertas flota eternizada
tras la ventolera
antes de la mano, antes del aliento
antes del eco y en el eco
el secreto
callar...
sigue resonando...
Que el aire que palpita en tu respiracin, te vivifique,
corazn
suelta...
deja la imagen en la imagen, y el nombre en las palabras
nete al plpito
entrgate por completo, energa
vulvete un recipiente vaco
s claro, s prstino,
as el sol te iluminar y responders,
con un brillo alegre de laguna pacificada