globalizacin, cuando desata procesos que escapan al control de los Estados nacionales, ha
conseguido quebrantar la prctica democrtica, al ser ahora las corporaciones multinacionales, y no
los gobiernos democrticamente electos, quienes determinan el rumbo de la poltica y la economa.
Actividades que eran anteriormente exclusivas de los Estados nacionales, como el correo, la
seguridad pblica, el sistema penitenciario e incluso los ejrcitos tienden, crecientemente, a ser
privatizados y concesionados a subcontratistas. Esto comienza a tener efectos no deseados en lo de
la seguridad pblica, al haber dado lugar a una disponibilidad absoluta de armamento sofisticado a
cualquier grupo o individuo en aras de un laissez faire (dejad hacer, dejad pasar), malentendido,
fuerza que era antes monopolio exclusivo del Estado. Por eso de alguna manera no sorprende todo
el incremento de la violencia social, las atrocidades terroristas y el crimen organizado.
Tambien el autor dice que el capitalismo liberal, no es fundamentalmente estable ni inmune a
cambios o desafos posteriores. Que el Estado haya dimitido demasiado de su capacidad reguladora
supone una amenaza frontal contra la democracia, y, paradjicamente, un grave riesgo para la
viabilidad del sistema econmico vigente.