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II – Opiniones a favor de que los dones cesaron

S Álamo, un expositor influyente de “las Iglesias de Cristo”, es partidario de la


teoría cesacionista. El se refiere con estas palabras respecto a un estudio que él
desarrolló: «En el estudio que estamos llevando sobre la duración de los dones
sobrenaturales hemos notado las palabras de I Cor. 12:31 donde dice el Espíritu
Santo, “Procurad, pues, los mejores dones.” Palabras semejantes se encuentran en
I Cor. 14:1: “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo
que profeticéis. ” El versículo 12 añade, “Así también vosotros; pues que anheláis
dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.” El
mandamiento de 14:39 es, “Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis
el hablar lenguas.” Algunos, citando estos textos, afirman que mediante ellos se le
da a la iglesia de hoy día un mandamiento positivo de buscar los dones espirituales.

Observemos que el mandamiento fue dado originalmente a una iglesia del primer
siglo. La iglesia de aquel tiempo primitivo no tenía el Nuevo Testamento en forma
escrita. Lo recibía mediante los dones. Puesto que dependía de los dones para la
revelación de toda la verdad, es muy natural que Pablo la mandara a procurarlos.
Los miembros no tenían Biblias y, por lo tanto, necesitaba buscar los dones a fin de
poder saber la voluntad de Dios. Además la iglesia del primer siglo podía obedecer
al mandamiento de procurar los dones porque los dones eran disponibles. La iglesia
del siglo 21 no puede obedecerlo. No puede, ni tiene que obedecerlo porque ya el
tiempo de los dones ha llegado a su fin. Dios dijo que los dones durarían hasta un
tiempo determinado; luego cesarían. No nos conviene buscar lo que Dios ya ha
hecho cesar. A la iglesia del siglo 21 le toca entender el tema de los dones a la luz
del cumplimiento de las profecías sobre el fin de las manifestaciones milagrosas del
Espíritu Santo. No puede pretender existir en las mismas circunstancias que la de
Corinto. La de Corinto da ejemplo de la iglesia en su infancia, de la Iglesia en el
tiempo cuando el Nuevo Testamento no fue escrito y los miembros necesitaban
dones para saber la verdad. La iglesia de hoy día tiene todo el Nuevo Testamento
escrito, tiene una revelación perfecta y existe en el tiempo después del fin de los
dones. Por lo tanto, hará bien al no pasar su tiempo en el vano empeño de buscar
lo que Dios ya ha dado por terminado. La iglesia de hoy día que busca señales,
prodigios, dones, etc. es como el adulto que, en vez de asumir, las
responsabilidades de una persona madura, actúa y piensa como un niño. No vive y
trabaja con fe y con entendimiento sino pasa el tiempo jugando con sus juguetes,
cosas de su infancia, objetos de mucha importancia para su desarrollo, pero que no
sirven para el que ya ha alcanzado la madurez. Hablar así de los que anhelan dones
es usar una fraseología bíblica porque así habla la I Cor. 13:8-13.

La I Cor. 13 se llama el capitulo de amor porque los primeros versículos dan una
definición divina de lo que es el verdadero amor cristiano. Muchos, haciendo énfasis
en lo que dice el texto sobre amor, han pasado por alto lo que los versículos 8-13
enseñan sobre el fin de los dones. Nótese que todo el capitulo 12 de I Cor. trata de
los dones. Luego, las últimas palabras del versículo 31 son: “Mas yo os muestro un
camino aun más excelente.” Ese camino mas excelente es el de amor. El de amor
es más excelente que el de los dones. Pablo enseña en I Cor. 13:1-3 que si uno
tiene dones pero no tiene amor no puede ser salvo.

Ahora, vamos al versículo 8 de I Cor. 13. Dice así el pasaje: “El amor nunca deja de
ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabara.”
Aquí encontramos una declaración clara sobre el fin de tres dones: la profecía, las
lenguas y la ciencia (el conocimiento de la voluntad divina). Acabarán, cesarán,
dice Pablo. Pero, ¿cuándo?, se pregunta. El mismo capítulo 13 explica cuándo,
Leamos el versículo 9: “Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos.”
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Y el 10: “Mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.”


¿Qué quiere decir “en parte conocemos?” Pablo se refiere al don de conocimiento
mediante el cual la iglesia primitiva recibía instrucciones sobre como adorar,
organizarse, trabajar, etc. Cuando Pablo escribió a los Corintios, la verdad todavía
se estaba revelando. El Espíritu Santo no había terminado su trabajo de guiar a
toda la verdad. Por lo tanto, ni Pablo, ni las iglesias establecidas por él, conocían
toda la voluntad de Dios respecto a la época cristiana. “Pero,” dice Pablo, “el
conocimiento perfecto vendrá.” ¿Conocimiento de qué? De la voluntad de Dios. El
don de ciencia fue dado con el propósito de impartir conocimiento en cuanto a la
voluntad de Dios para con nosotros. Su propósito no era llevarnos al conocimiento
perfecto en cuanto a la persona de Dios mismo. ¿Qué quiere decir “en parte
profetizamos”. Quiere decir que Pablo en aquel momento no había recibido toda
profecía. Acuérdese de que el propósito de la profecía era edificar, exhortar y
consolar. Llegaría el momento en que Pablo y toda la iglesia tendría toda profecía, o
sea, toda palabra de edificación, exhortación y consolación. Tendrían profecías
completas. Vendría lo perfecto en conocimiento o ciencia y también en profecías.
Ahora bien, sabemos que lo perfecto vino cuando el Espíritu Santo terminó su
trabajo de revelar toda la verdad. El dejó en forma escrita un testamento perfecto.
Así es que la iglesia hoy día ya tiene lo perfecto. Entonces lo que es en parte ya se
acabó. Al llegar lo perfecto los dones cesarían, habiendo cumplido su propósito. Lo
perfecto vino cuando el Espíritu Santo termino su labor de dar toda la verdad. Pues,
los dones cesaron cuando toda la verdad fue revelada y toda la verdad fue revelada
en el primer siglo. Por lo tanto los dones cesaron en el primer siglo. La iglesia, al
tener toda la verdad, al tener lo perfecto, o sea, todo conocimiento, toda profecía,
no necesitaba ya los dones.

La frase “lo perfecto” de I Cor. 13:10, sin duda, ha sido interpretada mal por los
que creen que se refiere al cielo, o al conocimiento perfecto de la propia persona de
Dios. Interpretarla así es sacarla de su contexto. El tema del texto no es la
perfección de lo celestial. No se trata de la persona de Dios, sino de la ciencia y la
profecía. Cuando venga el conocimiento perfecto, cuando todo se revele, cuando
haya sido dada toda profecía entonces los dones cesarán. Esto es lo que afirma el
Espíritu Santo en el texto, Tal explicación concuerda exactamente con lo que dice la
Biblia sobre el propósito de los dones, Fueron dados para revelar la verdad. Cuando
toda la verdad fue dada, los dones, habiendo cumplido su propósito, cesaron,
Cuando los obreros terminan de hacer una casa en cemento quitan el falso piso, o
sea, el molde de madera que usaron en la construcción. No necesitan mas de
andamios, escaleras, etc. La casa ya está terminada y sirve como lugar donde vivir
y trabajar. Así también los dones fueron usados para sostener la iglesia durante el
tiempo de su establecimiento y organización. Entonces la iglesia, una vez terminada
de edificarse, sirve como lugar espiritual donde vivir y trabajar. Dios quita los
dones milagrosos y la iglesia, ya madura, ya capacitada, ya con todo conocimiento
y profecía, sigue con su trabajo. La iglesia, no los dones, es baluarte y columna de
la verdad.

El versículo 13 es muy importante para el entendimiento del pasaje: “Y ahora


permanecen la fe, la esperanza y el amor”. Los dones acaban, cesan; pero tres
cosas permanecen después de la cesación de los dones. Son la fe, la esperanza y el
amor. El amor nunca deja de ser, pero la fe y la esperanza si dejarán de ser cuando
Cristo venga. Pero antes de que dejen de ser, cesaran las lenguas, se acabarán las
profecías etc. Pues, podemos concluir que los dones cesarían antes del fin del
mundo. Ya hemos visto que cesaron con la venida de lo perfecto, la revelación
perfecta de la ley perfecta de libertad. Álamo, en el mismo análisis, en el artículo
titulado “LA MALA GENERACION DEMANDA SEÑAL”, dice que «Los dones fueron
dados para confirmar la divinidad de la verdad. Cuando esa verdad fue
suficientemente confirmada, los dones fueron quitados, habiendo Dios cumplido su
propósito en darlos. Consideremos de nuevo Marcos 16:17-20. En el 17 Cristo dice:
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“Y estas señales seguirán a los que creen…” Luego de estas palabras sobre señales
el Señor ascendió. El 20 dice, “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes,
ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales. “Confirmando la
palabra, dice el texto. Heb. 2:4 dice lo mismo. En el artículo del mismo estudio
titulado Lección 29 EL DON DE LENGUAS NO EXISTE, Álamo escribe que “El don de
lenguas no existe hoy día. Lo que se ve es solamente una manifestación ficticia.” »
(6)

Opiniones a favor de que los dones cesaron

a. «San Agustín enseña que en el comienzo de la Iglesia este don era necesario
para que el Evangelio se comunicara rápidamente a todas las naciones, así todos
podían recibirlo y además se daba testimonio del origen divino de su doctrina. Pero
cuando la Iglesia ya hablaba los diferentes lenguajes (por medios naturales) el don
se hizo menos necesario. En su tratado 32 sobre el Evangelio de San Juan, San
Agustín, Padre del la Iglesia, siglo IV, escribe: “Hoy día, cuando el Espíritu Santo ha
sido recibido, nadie habla en las lenguas de todas las naciones pues la Iglesia ya
habla las lenguas de todas las naciones y si uno no está en ella, este no recibe el
Espíritu Santo.”

b.Santo Tomás, en su Summa Thelogia, confirma que este don milagroso de


lenguas no es tan común como lo era antes. El don, sin embargo, no ha
desaparecido. Entre los santos que lo ejercieron están: San Pacomio (siglo IV), San
Norberto (siglo XII), San Antonio de Padua (siglo XIII), San Vicente Ferrer (Siglo
XIV), San Bernardino de Siena (siglo XV) y San Francisco Javier, el gran misionero
en el Oriente (siglo XVI). En cada caso el don abrió la puerta para comunicar el
mensaje del Señor. En nuestro tiempo también hay numerosos testimonios de este
don. Por ejemplo, ministros que, en un momento de necesidad, han confesado o
predicado en un idioma que desconocían. »(4)

Testimonios considerados por Walter J. Chantry (5)

c. Juan Crisóstomo (347-407 d.C.) escribe en su comentario sobre los dones


espirituales: “Este lugar está completamente oscuro: pero la oscuridad proviene de
nuestra ignorancia de los hechos referidos y por su cesación, siendo que en ese
entonces ocurrían, pero ahora ya no acontecen”. (Homilías sobre Primera a los
Corintios, Vol. XII, Los Padres del Niceno y Postniceno. Hom. 29:2).

d. S. Agustín (354-430 d.C.) escribe: “En el período primitivo, el Espíritu Santo


cayó sobre quienes creían: y hablaban en lenguas que jamás había aprendido,
“como el Espíritu les daba que hablasen”. Estas eran señales adaptadas a esa
época. Pues precisaba haber aquella evidencia del Espíritu Santo en todas las
lenguas, y mostrar que el Evangelio de Dios había de correr a través de todas las
lenguas sobre toda la tierra. Aquella cosa fue hecha como evidencia, y pasó.” (Diez
homilías sobre la Primera Epístola de Juan, Vol. VII. Los padres del Niceno y
Postniceno, VI. 10).

e. Thomas Watson escribe en 1660: “Con plena certeza, hay tanta necesidad de
ordinación hoy, como en los tiempos de Cristo y de los apóstoles, ya que en aquel
tiempo había dones extraordinarios en la iglesia que ahora han cesado.”(Las
Bienaventuranzas, 14).

f. John Owen escribe en 1679: “Los dones que en su propia naturaleza exceden la
plenitud del poder de todas nuestras facultades, esa dispensación del Espíritu hace
ya mucho tiempo cesó y dondequiera que alguien hoy tenga pretensión a lo mismo,
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tal pretensión justamente puede ser sospechada como un engaño farsante.”


(Obras, IV, 518).

g. Matthew Henry escribe el 13 de julio de 1712: “El don de lenguas fue un nuevo
producto del espíritu de profecía y era otorgado por una razón particular, para que,
la empalizada judía habiendo sido removida, todas las naciones pudieran ser
incluidas en la iglesia. Estos y otros dones de profecía, siendo una señal, hace
mucho cesaron y han sido puestos a un lado, y no tenemos motivo alguno para
esperar que revivan; sino al contrario se nos manda llamar las Escrituras la palabra
profética más segura, más segura que voces del cielo; y a ellas es que se nos
exhorta a estar atentos, escudriñarlas y retenerlas, Y Pedro 1:19.” (Prefacio IV de
su exposición del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, vii).

h. Jonathan Edwards escribe en 1738 que los dones extraordinarios fueron dados:
“para poner fundamento y establecer la Iglesia en el mundo. Pero ya que el canon
de la Escritura ha quedado completo, y la Iglesia Cristiana plenamente fundada y
establecida, estos dones extraordinarios cesaron” (La Caridad y sus Frutos, 29).

i. George Whitefield, debido a su frecuente testimonio sobre la Persona y poder del


Espíritu de Dios, fue acusado de “entusiasmo”, por parte de algunos líderes
eclesiásticos, y se le achacó la creencia de que los dones carismáticos apostólicos
fuesen revividos. Esta creencia fue negada firmemente por Whitefield; “Nunca he
pretendido tener estas operaciones extraordinarias de milagros, o de hablar en
lenguas”, (Respuesta al Obispo de Londres, Obras IV, 9). Por fallar en no distinguir
la obra ordinaria de la extraordinaria del Espíritu, y por considerar que ambas
habían cesado, él inculpa al Obispo y clero de Lichfield y Coventry, “quienes
consideran la habitación interior del Espíritu, testimonio interno, y la predicación y
la oración por el Espíritu, entre los dones carismáticos, los dones milagrosos
conferidos a la iglesia primitiva, y los cuales ya hace tiempo dejaron de ser.”
(Segunda Carta al Obispo de Londres, Obras, Vol. IV, 167). Los amigos de
Whitefield también lo defendieron contra el mismo falso cargo. José Smith, por
ejemplo, pastor congregacionalista en Carolina del Sur, escribió sobre el
evangelista inglés: “Él renunció a toda pretensión de poseer los extraordinarios
poderes y señales de la apostolicidad, peculiares de la era de inspiración y que se
distinguieron con ellos.” (En Prefacio a Sermones sobre Asuntos
Importantes,George Whitefield, 1825, xxv).

j. James Buchanan escribe en 1843: “Los dones milagrosos del Espíritu hace mucho
que fueron retirados. Fueron usados para cumplir con un propósito temporal.
Fueron usados como un andamiaje que Dios empleó para la construcción de un
templo espiritual. Cuando el andamio no se necesitó más, fue removido pero el
templo permanece en pie aún, y es habitado por el Espíritu; porque “¿No sabéis
que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (I Cor. 3:16)”
(El Oficio y la Obra del Espíritu Santo, 34).

k. Charles Haddon Spurgeon en una cantidad de sermones testifica este mismo


punto de vista. Los apóstoles; predicaba él, fueron “hombres escogidos como
testigos porque personalmente habían visto al Salvador, un oficio que
necesariamente desaparece, y apropiadamente, porque el poder milagroso también
se retira.” (El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano, 1871, Vol. 17, 178). Y de
nuevo, “Aunque no podemos esperar ni necesitamos desear los milagros que
acompañaron el don del Espíritu Santo, en lo que eran físicos, aún podemos tanto
desear como esperar lo que por ellos fue procurado y simbolizado, y podemos
confiar en que veremos semejantes maravillas espirituales operadas entre nosotros
en este día» (El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano, 1881, Vol. 27, 521). Y otra
vez, “Aquellas obras del Espíritu Santo que hoy son concedidas a la Iglesia de Dios
5

son en todo sentido tan valiosas como aquellos dones milagrosos anteriores que
han desaparecido de nuestra presencia. La Obra del Espíritu Santo, mediante lo
cual a los hombres se les da vida de su muerte en pecado, no es inferior al poder
que hizo a los hombres hablar en lenguas” (El Púlpito del Tabernáculo
Metropolitano, 1884, Vol. 30, 386 ss.).

l. Roberto L. Dabney escribe en 1876 que luego que la Iglesia primitiva fue
establecida “ya no existía la misma necesidad de “señales” sobrenaturales, y Dios,
que no acostumbra derrochar sus expedientes, las descontinuó. Desde entonces, la
Iglesia tendrá que conquistar la fe del mundo mediante su ejemplo y enseñanzas
solamente, vigorizada por la iluminación del Espíritu Santo. Finalmente, los
milagros, si se volvieran de común ocurrencia, dejarían de ser milagros, y serían
considerados por los hombres como ley corriente” (La Prelacía, un error,
Discusiones Evangélica y Teológicas, Vol. 2, 236-237).

m. George Smeaton escribe en 1882: “Los dones sobrenaturales o extraordinarios


fueron temporales, y habían de’ desaparecer cuando la iglesia estuviera fundada y
el canon inspirado de la Escritura concluido; porque ellos fueron una prueba
externa de una inspiración interna” (La Doctrina del Espíritu Santo, 51).

n. Abraham Kuyper escribe en 1888: “Muchos de los dones carismáticos, otorgados


a la iglesia apostólica, no son de utilidad para la iglesia de hoy». (La Obra del
Espíritu Santo, 182, ed. ingl. 1900).

ñ. W. G. T. Shedd escribe también en 1888: “Los sobrenaturales dones de


inspiración y milagros que poseyeron los apóstoles no fueron continuados para sus
sucesores ministeriales, puesto que ya no eran más necesarios , Todas las doctrinas
del Cristianismo habían sido reveladas a los apóstoles, y habían sido entregadas a
la iglesia en forma escrita. No había más necesidad de un posterior inspiración
infalible. Y las credenciales y autoridad dadas a los primeros predicadores del
Cristianismo en actos milagrosos, no requerían repetición continua de una edad a
otra. Una edad de milagros debidamente autenticados es suficiente para establecer
el origen divino del evangelio. En un tribunal humano, no es necesaria una serie
indefinida de testigos. “Por boca de dos o tres testigos”, los hechos se establecen.
El caso que ha sido fallado no volverá a abrirse.” (Teología Dogmática, Vol. II,
369).

o. Benjamín B. Warfield escribe en 1918: “Estos dones no fueron poseídos por el


cristiano de la iglesia primitiva como tal, ni por la Iglesia Apostólica o la era
Apostólica por sí mismas; tales dones fueron distintivamente la autenticación de los
Apóstoles. Constituyeron parte de las credenciales de los Apóstoles en sus agentes
autorizados de Dios en la colocación del fundamento de la Iglesia. Su función, pues,
los delimitó a la Iglesia Apostólica, de manera distintiva, y necesariamente
desparecieron con ella” (Milagros Falsos, 6)

p. W. Pink escribe en un libro que apareció en 1970 “Así como hubo oficios
extraordinarios (apóstoles y profetas) en el comienzo de nuestra dispensación,
también hubo dones extraordinarios; y como no hubo sucesores designados para
estos oficios extraordinarios, tampoco hubo intención de continuar esos dones
extraordinarios. Los dones dependían de los oficios. No tenemos más a los
apóstoles con nosotros, y por consiguiente los dones sobrenaturales, la
comunicación de los cuales constituyó parte esencial de las señales de un apóstol
(2 Cor. 12:12) están ausentes” (El Espíritu Santo, 179)»
6

Representación en piedra del Espíritu Santo: su santidad queda indicada con la orla
de la cabeza. Clave en la iglesia de San Miguel de Michaelsberg (Cleebronn,
Alemania).

Fuente:

• En mi nombre hablarán nuevas lenguas (II)

Articul0s relacionados

• http://lasteologias.wordpress.com/tag/dones-espirituales/

Debate Cesacionismo vs. Continuacionismo.

Para los amantes del debate, en este artículo que escribe Luis A. Jovel, un joven
teólogo australiano, en respuesta al dr. Eduardo Flores, médico cirujano y
cardiólogo, administrador del blog Sujetos a la Roca.

Se que les gustará a aquellos de corte carismático, ya que Luis A. Jovel, replica
teológicamente la idea del cesacionismo al dr. Eduardo Flores, un bautista
reformado y un muy obstinado cesacionista.

Si tienen tiempo, pueden leer la entrada que originó las preguntas de Eduardo.

No tienen desperdicio estos artículos. Se los recomiendo!!!

Dios les bendiga

Paulo Arieu

No hablar en lenguas, pues se habla en trabalenguas

Luis A Jovel, comienza un artículo publicado en su blog, respecto a este interesante


tema, con las siguientes palabras:

«El hablar en lenguas, en muchos círculos, se ha tornado en el shibolet de


la ortodoxia. No solo en un blog, sino en muchos, veo como el don se
denigra, por el abuso y mal uso del don. Pero, ¿es razón de rechazar el don
por su mal uso y abuso? Pablo no lo vio así en I Corintios 12-14.
Pablo dio muy buenas pautas sobre el uso del don de lenguas. Por lo visto,
Jesús vio ese don vigente hasta su venida, cf. Marcos 16:15-18. El único
don de que no vemos en las escrituras que Jesús menciona ahí, es el tomar
‘algo venenoso’, pero algunos, han querido proponer que por lo tanto, el
don de lenguas debe de ser rechazado. Esto no es buena exegesis, sino que
es una forma muy superficial de tratar con el texto. No se llega al texto
para poder entenderlo, sino para poder apodar, si se pudiera decir, algo
que no entra en la cosmovisión teológica del lector.»
El Dr. Eduardo Flores, médico de Costa Rica, administrador del blog
sujetosalaroca.org , en su blog publicó este artículo titulado Más Sobre el Don de
Lenguas:

«Habemos algunos a los que nos cuesta hacer una adecuada exégesis de
un pasaje bíblico. Dichosamente hay hombres a los cuales el Espíritu Santo
ha bendecido con la paciencia y la sabiduría necesaria para esto. No sólo
se toman el tiempo para meditar profundamente en un texto, sino que
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además han sido enriquecidos por años de estudio de la palabra. Este es el


caso del pastor Humberto Pérez. Hablando del don de lenguas concluye,

Aun las cosas inanimadas como la flauta o el arpa, cuando producen


sonido, si no hacen clara distinción de tonos, ¿cómo se sabrá lo que se toca
con la flauta o se tañe con el arpa? También, si la trompeta produce un
sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? Así también vosotros,
si mediante la lengua no producís palabras comprensibles, ¿cómo se
entenderá lo que se dice? Hay, por ejemplo, tanta diversidad de idiomas en
el mundo; y ninguno carece de significado. Por eso, si yo desconozco el
significado del idioma, seré como extranjero al que habla, y el que habla
será como extranjero para mí. (1Corintios 14.6-25).

________________________________________________

1. Si usted lee la Biblia comparando lo espiritual a lo espiritual, notará


que en su argumentación el apóstol compara el don de lenguas a
la música, a ordenados sonidos musicales dados por la flauta, el arpa y la
trompeta.

Y por supuesto si es música eso implica una organización de sonidos


agradables opuesto a lo que llamaríamos ruido. La Real academia de la
Lengua Española define la música como “melodía, ritmo y armonía
combinados” “sucesión de sonidos modulados para recrear el oído”.Si el
flautista toca su canción, o el de la cítara la suya, los oyentes reconocen la
música y pueden cantarla, silbarla o bailarla, no así si fuera bulla. Esos
hermosos sonidos implican una inteligente y elaborada estructura
musical contrario a lo que se oiría si no ocupan su propio lugar en lo que
hoy llamamos pentagrama, siendo“sonidos inciertos” (14:8).

Se llama melodía a una organización musical en diferentes líneas no a


sonidos disparejos, disonantes y neurasténicos. Note que en la mente de
Pablo hay íntima similitud entre lo que dice de la música y lo que escribe
sobre el don de lenguas en Corinto. Si compara el don de lenguas con la
música, hay que esperar que esté pensando que ese don debe tener como
ella una estructura. Veamos eso.

2. En estos tiempos para mí la evidencia mayor del bautismo del Espíritu


Santo no es que una persona hable en lenguas sino la santidad de su vida.

El secularismo estadounidense se ha interesado por este fenómeno


espiritual. Leí en alguna parte hace años que un departamento de estudios
lingüísticos del gobierno de Estados Unidos ordenó investigar el fenómeno
carismático de las lenguas y grabó miles de ellas encontrando que no se
correspondían con ninguno de los más de seis mil idiomas y dialectos que
hay en el mundo y ni siquiera con lenguas muertas, y sobre todo que no
contenían la estructura de idiomas.

Mi renuencia a recibir las que he oído no es lo que dijeron los


norteamericanos, ni tampoco que no sean bautistas, reformadas o
calvinistas sino que los trocitos que articulan (nunca es un sermón
completo ni un diálogo) me suenan menos auténticas que las originales y
temo que se traten de supercherías. Entonces lo que está en orden no es
saber si Dios retiró ese don o lo concede sino si las que hablan son reales o
un colosal y monumental fraude.
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Usted puede estar seguro, que uno sabe que una persona es o no cristiana,
no por el divino don de las lenguas sino por la santidad de su vida y eso sí
impacta a los incrédulos. ¿Cómo puedo creer en la autenticidad de una
lengua extraña si el comportamiento del bilingüe es más extraño todavía?

3. Fíjese en qué pensaba Pablo cuando escribe sobre el don de lenguas

El apóstol dice que hay muchas clases de idiomas en el mundo (14:10). La


palabra que usa significa sonido o voz, y la versión siria dice idiomas, por
implicación. Por favor lea 14:21, junto con la referencia a Isaías 28:11-12,
y observe que está citando los sonidos de labios de los caldeos, los medos
y los persas, el idioma persa, el medo y el caldeo. La referencia bíblica que
busca Pablo es de idiomas. Eso obliga a pensar que Pablo
halló equivalencia entre estos idiomasy las lenguas de los corintios. A mi
entender lo que hablaban los corintios, sin sospechar de algún escandaloso
mimetismo, lo mismo que hablaron otros hermanos en el libro de Hechos,
eran idiomas, tenían la estructura de un idioma desconocido para el que
hablaba. No podían ser “sonidos inciertos”.

Con respecto a lo que dice en el v.18 que habla más lenguas que todos
ellos, le invitaré a que comparta su disgusto conmigo también con otro
autor, “el apóstol le dice eso para que no piensen que menosprecia el don
de lenguas: ni quiere humillarlos o persuadirlos a que no lo tengan, o
mostrarle envidia como si no lo poseyera también, porque tiene este don
en una forma muy eminente, y algunas veces lo usaba cuando las
circunstancias lo demandaban, podía hablar más lenguas que cualquiera de
ellos y con más frecuencia. Y esto por la ocasión que tenía para viajar
mucho en otros países donde desconocía la lengua y tenía que predicarles
el evangelio; de esto hace mención no para enorgullecerse sino para darle
gracias a Dios y reconocer que él es el autor de este don” (John Gill.
Comentario a 1Corintios; fue predecesor de Spurgeon). (Énfasis mío). Si no
son idiomas ¿qué son? ¿Qué música es esa?

4. Ahora bien, si usted habla en lenguas verdaderas le suplico que ponga


su don al servicio de La Gran Comisión.

Las lenguas en el NT tuvieron varios usos pero el mejor de todos fue


testificar en su propio idioma a los incrédulos. Yo sé que hay quienes
afirman que han oído hablar en múltiples idiomas en el templo. Pudiera
ser. Aun así, si fueron idiomas fue un desperdicio si no lo hablaron
enfrente a nacionalidades que los entendieran. Y si todos hablan una
misma lengua ¿qué sentido tiene que Dios traiga un mensaje en otra
diferente si cuando él se comunicó con los hombres siempre lo hizo en el
idioma de ellos? A veces la interpretación de esas lenguas se convierte en
un sustituto de la exégesis bíblica.

Por otra parte, en cuanto a los corintios ¿lo usaron como Pablo porque
estuvieron predicando desde el Ponto hasta Ilírico, les hablaron a los
cretenses y romanos? No leí eso. Lo que hicieron fue traer confusión en los
cultos. Las lenguas serían muy útiles para evangelizar a los moscovitas, los
mandarines, o para meter en cinturas y pacificar a los vascos en su
milenaria lengua. Los corintios hablaban en lenguas en sus cultos, ¡Pablo
nunca!, y generalmente conocía los idiomas más hablados en el imperio,
hebreo, griego y latín. Pero para los bárbaros y los escitas, el Dios bendito
le daba los idiomas. El mejor uso que encontró a las lenguas fue el que le
dieron los apóstoles en Pentecostés, para predicar.
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Hay otros casos donde se manifestó el don de lenguas y sin embargo se


omite la predicación en otros idiomas pero no el hecho que fueran
lenguajes con estructura lingüística. Los efesios conjuntamente con las
lenguas “profetizaban” o sea predicaban, sea en el griego común o en
algún dialecto del Asia Menor. Ambos exigen que las lenguas sean idiomas
(Hch.19:6). Y en cuanto a las amistades de Cornelio (10:46), la
construcción de la frase “hablaban en lenguas y magnificaban a Dios” es
tan suave y corrida que la mejor suposición es que las alabanzas a Dios se
hicieron en lenguas y por supuesto con palabras extrañas que tenían
sentidos. O sea, idiomas.
En aquel entonces rara vez entraba un incrédulo a una reunión cristiana. El
don de lenguas en una reunión de la iglesia está tolerado (es una
concesión paulina) pero fuera de su sitio. Su uso para edificación del
creyente es secundario, si es que alguien se edifica con lo que no entiende.

Sería muy lindo ver a los hermanos carismáticos bajando al barrio chino y
predicándoles el evangelio en chino, o yendo a Hong Kong a los japoneses,
o en Corea del Norte a los coreanos. Abriendo misiones allí y plantando
milagrosas iglesias en las calles y plazas en ultramar. Oh señores, allí, no
dentro de un templo. ¡Qué belleza, el don de lenguas usado para ir por el
mundo y predicar el evangelio a toda criatura!

Si los corintios hablaban en lenguas, entonces hablaban en diferentes


idiomas. Podían tener conversaciones y mantener instructivos diálogos. Si
las suyas, hermano, son como aquellas entonces son verdaderas , y no
balbuceos ni sonidos guturales sin significado alguno. Las lenguas
genuinas tienen palabrasdesconocidas. Tienenoraciones desconocidas y
por lo tanto tienen verbos, predicados,adjetivos, adverbios,
vocales (exceptuando algunos), consonantes o sea, tienen la composición
y estructura de un idioma que se puede escribir y por supuesto hablar
y traducir aunque sean tres palabras “ mene, mene, tekel, uparsin”,
vocablos no celestiales sino humanos, sacados de un viejo idioma semítico
caldeo.»

A esto, yo le agrego el excelente artículo de Luis a Jovel, a modo de


respuesta a esta exposición.

«La otra forma ‘exótica’ de exegesis cuando esta se refiere a las lenguas,
es I Cor. 13:10. Para aquellos que niegan la vigencia de las lenguas el día
de hoy, toman lo “perfecto” como refiriéndose al cierre del canon. Hay dos
grandes problemas con esta perspectiva. Primero, no se encuentra en todo
el cuerpo de I o II de Corintios, a Pablo entreteniendo la posibilidad de
crear un canon cristiano. Segundo, y esto mas factible a la exegesis bíblica,
es que la palabra “perfecto”, o “telos”, es usada dentro del cuerpo Paulino,
como una palabra que apunta al final de las edades, y no como algo que
esta por venir o completar, ósea, el cierre del canon. Veamos, y hagamos
así una exegesis propia del uso de la palabra “telos” dentro de I y II de
Corintios, y luego en otras cartas Paulinas.

I Cor. 1:8 Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean
irreprochables en el día de nuestro Señor Jesucristo.
I Cor. 10:10 pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá.
I Cor. 15:24 Entonces vendrá el fin, cuando él entregue el reino a Dios el
Padre, luego de destruir todo dominio, autoridad y poder.
II Cor. 1:13 No estamos escribiéndoles nada que no puedan leer ni
entender. Espero que comprenderán del todo,(acá, claramente es
10

completo, ha opuesto al final)


II Cor. 11:15 Por eso no es de sorprenderse que sus servidores se
disfracen de servidores de la justicia. Su fin corresponderá con lo que
merecen sus acciones.
Por lo visto, dentro de la literatura de I y II de Corintios, solo en I Cor.
1:13 se aplica “telos” como complementar algo, mientras que en las demás
citas, es algo escatológico. Una sana exegesis nos demanda ver esta
evidencia, y no saltar a conclusiones pre-concedidas. Pero ahora pasemos
a ver unas cuantas citas del uso de la palabra afuera del I y II Corintios.
Romanos 6:21 ¿Qué fruto cosechaban entonces? ¡Cosas que ahora los
avergüenzan y que conducen a la muerte! (telos no es traducido, pero es
usado gramaticalmente para demostrar el rumbo de algo, en este caso, la
muerte. Ósea, el final)
Romanos 6:22 Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han
puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida
eterna.
Filipenses 3:19 Su destino es la destrucción, adoran al dios de sus propios
deseos y se enorgullecen de lo que es su vergüenza. Sólo piensan en lo
terrenal.
I Tes. 2:16 pues procuran impedir que prediquemos a los gentiles para que
sean salvos. Así en todo lo que hacen llegan al colmo de su pecado. Pero el
castigo de Dios vendrá sobre ellos con toda severidad. (otra ves, telos
queda sin traducir, pero gramaticalmente se usa para apuntar al fin)
Concluyo, una exegesis bíblica, nos lleva a ver que el termino “telos”,
usado por Pablo, apunta casi exclusivamente al final de los tiempos. Dado
al lenguaje de I Cor. 13, no se puede tener menor duda que la mejor
manera de entender “lo perfecto” es a referirse a la segunda venida de
Cristo, como lo hace en los otros pasajes citados, a excepción de II Cor.
1:13.
He querido comentar al respecto, pues hay muchos elogios en el Internet
de ‘buena exegesis’, que no es mas bien comentar sobre el texto, sin en
realidad indagar en el texto. De esto, muchos cesionistas modernos, entre
ellos Richard B. Gaffin de Westminster Theological Seminary, han tratado
de corregir a muchos cesecionistas que sigen este metodo de su mala
exegesis. Esto lleva a los que mantienen dichas posiciones, a no hablar en
lenguas, mas bien, en trabalenguas, pues no pueden decir lo que Pablo
dice, mas bien, le imponen lo que ellos quiere que Pablo diga a su favor.
Eisegesis, lejos de ser exegesis.
Por lo visto, hay aun mucho trabajo que hacer de parte de estos eruditos.
Dios les bendiga, y que nos ilumine a todos en nuestro camino del
conocimiento de su Palabra.»

Conclución:

Yo he presenciado “conversaciones en lenguas, donde uno habla y el otro traduce o


donde los dos hablan y “se entienden”. El mismo Espíritu Santo que me da
testimonio de Su Salvación, me da testimonio cuando una manifestación es “para
provecho”. Pero entiendo que no es la norma para juzgar el don ni la
manifestación, ya que esto llega por experiencia de tanto escuchar también falsas
manifestaciones y ruidos con la boca, y forma parte del discernimiento de espíritus.
Entiendo que el don no cesó, pero tampoco esta presente ni en todas las personas
ni en todas las iglesias.

Pero “hágase todo decentemente y en orden”, ordenó el Apóstol Pablo.


No obligamos a nadie a aceptar esto, ya que a mi modo de entender la Palabra de
Dios, el don mas importante que un creyente puede recibir es el don de su
11

salvación. Además, los dones se apagan, pero la Palabra de Dios permance a lo


largo de toda la historia de la redención”

Fuentes:
sujetosalaroca.org, Más Sobre el Don de Lenguas

No hablar en lenguas, pues se habla en trabalenguas

Don de lenguas – Conceptos generales y definiciones:

«Es una retahíla de sonidos ininteligibles pronunciados en un estado de exaltación


religiosa. Los psicólogos lo llaman glosolalia y el fenómeno ha tenido una larga y
variada historia. Los primeros profetas hebreos tuvieron conocimiento de que los
filisteos eran aficionados a las danzas frenéticas y a la glosolalia (I Samuel 10:5).
En las antiguas Grecia y Roma, oráculos, adivinos y fieles de las religiones
mistéricas gorjeaban verdaderos galimatías en sus trances de éxtasis. Los
Maulawiya, o Derviches Giróvagos del sufismo Islámico, acompañan sus molinetes
de éxtasis con glosolalia. Los más extremistas Rifa’iya, o Derviches Suplicantes, no
sólo aúllan en “lenguas ininteligibles”, sino que además se azotan con látigos, se
cortan con cuchillos, caminan sobre fuego, comen cristales y juegan con serpientes,
convencidos de que Alah les protegerá. Los antropólogos han constatado la
existencia de glosolalia en los ritos religiosos de muchas tribus primitivas.

[...] Respecto a Marcos 16:17, Los fundamentalistas creen que Jesús se estaba
refiriendo proféticamente a los “dones” del Espíritu Santo, que fueron otorgados a
los discípulos el día de la fiesta judía de Pentecostés, tal como se describe en el
libro segundo de los Hechos de los Apóstoles. Se produjo primero “un ruido como el
de un viento impetuoso”. Cuando “hendidas lenguas como de fuego” se posaron
sobre ellos, “quedaron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en
lenguas extrañas…”.

“Lenguas extrañas” no significa aquí lo que San Pablo más tarde denominará la
Lengua Incógnita. Claramente se refiere a que los discípulos hablaban en lenguas
que ellos no sabían. Pues los que les escuchan dicen:

Todos estos que hablan ¿no son galileos? Pues ¿cómo nosotros los oímos cada uno
en nuestra propia lengua? “» (1)

Este es el relato completo de lo que sucedió aquel día

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente


vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda
la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de
fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu
Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las
naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban
confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y
maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo,
pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos
nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea,
en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones
de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como
prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas
de Dios. Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere
12

decir esto? Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. “(Hch. 2:1-13
RVR 1960)

Respecto a este fenómeno sucedido, «los psicólogos llaman a esto xenoglosia o


xenoglosolalia. Algunos estudiosos de la Biblia interpretan este pasaje en el sentido
de que los apóstoles hablaban en su lengua vernácula, pero los oyentes los
entendían en las suyas propias, en la que cada cual “había nacido” -un fenómeno
milagroso conocido como heteroglosia o hetereoglosolalia.

La Lengua Incógnita, un lenguaje sobrenatural sólo entendido por Dios y los


ángeles, se menciona por primera vez en Corintios I de San Pablo, una carta escrita
a los fieles de Corinto. En el capítulo doce hace un listado de los dones del Espíritu
Santo, entre los cuales incluye el don de curar, el de hablar en “diversos géneros de
lenguas”, y la capacidad de interpretar lo que dicen. En el capítulo decimocuarto
exhorta a los Corintios a no abusar de la glosolalia, “Porque el que habla en lenguas
habla a Dios, no a los hombres, pues nadie le entiende”. Aunque la glosolalia hace
bien al que habla, Pablo llega a decir que no hace bien a los demás. Es como el que
habla al aire.

He aquí cómo traduce Edgar Goodspeed un célebre pasaje de la carta de


Pablo:

“Doy gracias a Dios de que hablo en éxtasis más que cualquiera de vosotros. Pero
en el culto público, preferiría decir cinco palabras con sentido para instruir a otro a
pronunciar diez mil palabras en éxtasis” (2). Para citar un versículo mucho más
conocido, Corintios I, 13:1 (tomado de la King James Bible): “Si hablando lenguas
de hombres y de ángeles, no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo
que retiñe”.

Aunque la glosolalia fue ampliamente practicada por los cristianos del siglo primero,
se marchitó gradualmente excepto durante un breve revival en el siglo segundo
entre los frenéticos seguidores de Montano de Frigia y de sus dos profetisas, Priscila
y Maxímina. El montanismo fue un movimiento adventista centrado en el inminente
advenimiento de Jesús; como quiera que el Señor faltó a su obligación de aparecer,
la secta se desvaneció pronto. En el siglo cuarto San Agustín pensaba que la
glosolalia fue otorgada solamente a la Iglesia primitiva, pero que este don había
sido retirado por aquel entonces. Este punto de vista llegó a ser el oficial de la
Iglesia Católica y de los Reformadores Protestantes. No hay ninguna evidencia de
que Lutero o Calvino hayan intentado hablar en lenguas, a pesar de que la práctica
emergió aquí y se reproduce en el siglo diecisiete, principalmente en Francia entre
los protestantes camisards y entre los convulsionarios del movimiento jensenista
católico, así como entre los oradores populacheros ingleses.

En el siglo dieciocho la glosolalia fue revitalizada por los Metodistas, y pronto


floreció en el seno de una franja de sectas tales como los Cuáqueros, Shakers,
Irvingistas y Mormones. Después de 1900 brotaron en Estados Unidos una variedad
de iglesias de campesinos pobres y analfabetos, en las que prendió el don de
lenguas y la curación por la fe. Así llegaron a constituirse las denominaciones ahora
llamadas pentecostales. Hoy hay unas 35 denominaciones, la mayor de las cuales
es la Asamblea de Dios. Las denominaciones pentecostales son la rama de la
cristiandad que se desarrollado más rápidamente, no sólo aquí, sino a través de
todo el mundo, en particular en África, Corea y América Latina.

Hacia 1960 sucedió algo asombroso. De repente la glosolalia invadió las


denominaciones Católica, Episcopaliana y la principal línea Protestante. Estos
hombres carismáticos, apacibles glosolalistas, la mayor parte blancos de clase
13

media con fuertes opiniones conservadoras en política, fueron dignificados; con


frecuencia se les denomina neo-pentecostales para distinguirlos de los
pentecostales “clásicos”. Doctrinalmente mantienen lealtad con sus iglesias, pero
variando ampliamente el espectro de sus creencias desde el fundamentalismo más
duro hasta el liberalismo. Están débilmente organizados, con sus propios periódicos
y con centros en lugares tan inverosímilmente académicos como Notre Dame y la
Universidad de
Michigan.» (3)

«El catolicismo define Don de lenguas como el don concedido a una persona por
obra del Espíritu Santo para hablar en todos los idiomas al mismo tiempo (del
mismo modo en que lo hace Dios) y, de este modo, ser oída por cada oyente
solamente en su idioma nativo y en su propio idiolecto sin que el hablante esté al
tanto de estarse expresando en otro idioma y SIN que el oyente sepa que el
hablante desconoce su idioma (cfr. Hechos 2: 1-13). Debido a las características de
este fenómeno, es imposible para una persona estar al tanto de que está
empleando este don, salvo bajo circunstancias tales como que el mismo oyente
haga notar su sorpresa al hecho de que el hablante conociera tan bien su idioma.
Este fenómeno supone que la interpretación/traducción a todos los idiomas es
realizada por obra de Dios sin intervención lingüística del hombre; ya que el
hombre, en su incapacidad para conocer verdaderamente un idioma por cuestiones
de semiótica y bajo el entendido de que el único lenguaje verdadero es el de los
significados sin los significantes, depende de la completa labor de Dios el transmitir
Su mensaje de evangelización entre distintos hablantes. No debe confundirse con la
“capacidad” de hablar otros idiomas o incluso lenguas muertas o “inexistentes” sin
haberlas estudiado o siquiera oído (salvo ciertas posibles excepciones del gusto
propio de Dios) ya que esta “capacidad” es considerada como proveniente del
demonio y suele ocurrir cuando se realizan ciertas actividades sacrílegas, como
pueden ser actividades esotéricas, invocación de espíritus, satanismo; también
puede observarse esta “capacidad” demoníaca en personas poseídas en alto o
menor grado, o, aún más, en algunos exorcistas que de algún modo se han visto
afectados por los espíritus infernales, ya sea por falta de ayuno, oración, vida
sacramental o un mal exorcismo, entre otros posibles factores. En la antigüedad el
Don de lenguas era muy necesario, no sólo para trasmitir el evangelio sino para
mostrar del poder de Dios a aquellos que desconocían de Él y no querían creer en
Él. Debido a que las circunstancias no son las mismas y no existe la misma
situación, este Don ya no es nada común. Como lo dice Pablo en I Cor: 21-22.

En la Ley de Dios dice:

“Hablaré a este pueblo por medio de otros idiomas y por boca de extranjeros; pero
ni así me escucharán. “(Is. 28:11-12)

Y el Apóstol Pablo a los corintios, les dice lo mismo:

“En la ley está escrito: «Por medio de gente de lengua extraña y por boca de
extranjeros hablaré a este pueblo, pero ni aun así me escucharán», dice el Señor.”
(I Cor. 14:21 NVI)

Entiendan, pues, que el hablar en lenguas es una señal destinada a aquellos que se
niegan a creer, y no a los creyentes, mientras que la profecía es señal para los
creyentes y no para los que se niegan a creer”.

El cristianismo lo define como la capacidad dada por Dios a un ser humano de


hablar una lengua angelical. Nota: El cristianismo considera que existen dos clases
14

de lenguas glossas a saber: Las humanas, como el español, inglés, etc. y las
angelicales.

El propósito del don de lenguas es transmitir una idea a otra persona sin utilizar el
lenguaje humano, es un lenguaje de alto nivel originado en nuestro ser espiritual,
incomprensible para el sentido del oído, pero que el espíritu es capaz de entender y
guardar la idea en nuestro cerebro.

El propósito fundamental era el de transmitir el evangelio por todo el mundo, sin


que fuese una barrera el idioma, hoy en día hemos sustituido esa herramienta
(don) por los interpretes de lenguas humanas en los cuales el sentido del evangelio
se puede malinterpretar. Esta creencia tiende a pensar que de nada sirve escuchar
a una persona hablar en lenguas, porque humanamente no se entiende, es
necesario que exista alguien con el don de interpretación de lenguas, para que lo
traduzca a los que solo oyen humanamente.

[...] El don de lenguas es una lengua semejante a la que hablaba el ser humano
antes de la construcción de la Torre de Babel. La comprensión de una idea a través
de la revelación es el resultado de la comprensión del evangelio del reino de la
misma manera en que se comprende una idea transmitida a través de las lenguas
angelicales.» (4)

«La palabra griega “lenguas” traducida, literalmente significa “idiomas”. Por tanto,
el don de lenguas es hablar en un idioma que una persona no conoce, a fin de
ministrar a alguien que habla ese idioma. En I Cor. cap. 12 al 14, donde Pablo
habla de dones milagrosos, comenta, “Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros
hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablase con revelación, o con
ciencia, o con profecía, o con doctrina?” (1ª Corintios 14:6). De acuerdo con el
Apóstol Pablo, y de acuerdo con las lenguas descritas en Hechos, hablar en lenguas
es valioso para aquel que escucha el mensaje de Dios en su propio idioma, pero es
inútil para todos los demás – a menos que sea interpretado / traducido.

Una persona con el don de interpretar lenguas (I Cor.12:30) podría entender lo que
uno que habla en lenguas está diciendo, aunque no conozcan el idioma que está
siendo hablado. El intérprete de las lenguas comunicaría entonces el mensaje del
que habla en lenguas a todos los demás, de manera que todos pudieran entender.
“Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla” (I
Cor. 14:13). La conclusión de Pablo en cuanto a lenguas no interpretadas es
poderosa, “Pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento,
para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida” (I Cor.
14:19).» (5)

En un artículo titulado “Don de Lenguas”, el sacerdote católico Padre Jordi Rivero,


escribe lo siguiente, acerca del don de lenguas, en el portal Web de la fe católica
corazones.org:

«Se le llama “don de lenguas” a diferentes dones que se deben distinguir para
evitar confusión:

1- El don milagroso de hablar un idioma que no se ha aprendido por la vía


natural. Este don se manifestó en Pentecostés.

“Quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les concedía expresarse. (Hch. 2:4)

Se trata de un don milagroso…


15

2- Profecía en lenguas. Es el don de pronunciar profecías en un lenguaje


ininteligible o desconocido por los que están presente. Estas palabras pueden ser
interpretadas por alguien con el don de interpretación (sea porque conoce el
lenguaje naturalmente o por un don especial). Entonces el mensaje edifica a la
iglesia. Si no se interpreta, este don de lenguas se dirige solo a Dios y no a la
comunidad.

Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; … a otro, poder de


milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de
lenguas; a otro, don de interpretarlas. (I Cor.12: 8,10)

Según San Pablo estos dones (lengua y su interpretación) son parte del don de
profecía pero advierte que debe estar sometido al orden de la iglesia. No deben,
por ejemplo, varias personas hablar en este tipo de lenguas al mismo tiempo.

3-Orar en lenguas o canto de júbilo. Este don es muy diferente a los de arriba. Por
medio de el se expresa, con sonidos ininteligibles, la devoción que no se puede
poner en palabras. Se ha comparado con el canto gregoriano, cuando este extiende
las sílabas en una hermosa armonía de alabanza.

A diferencia del don antes mencionado, este tipo de lenguas pueden ejercerlo
varias personas o muchas, de igual manera que se expresa el canto en la
comunidad. Mientras unos alaban en lenguas, otros pueden alabar con palabras del
vernáculo o cantar. Es un don muy sencillo por el cual el Espíritu Santo nos asiste
en la oración, particularmente en la alabanza. Este don se manifiesta con frecuencia
en los grupos de oración carismáticos.

Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no


sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cuál es la
aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios.
(Ro. 8:26-27)

Este don de lenguas es a la vez una forma de oración bajo la influencia del Espíritu
Santo y bajo el dominio de la voluntad del sujeto. Dios no viola su libertad, por lo
que la persona utiliza sus facultades normales. Es por eso que la persona debe
rezar en lenguas utilizando su discernimiento en cuanto al momento y la forma
apropiada para ejercerlo. Puede, por ejemplo elegir rezar en lenguas en alta voz o
en silencio según sea o no una distracción para otros. No se trata por lo tanto de un
milagro propiamente hablando sino de un don que se acopla a las capacidades
normales de la naturaleza. En la oración en lenguas no se utiliza el intelecto para
formular el lenguaje. El intelecto se absorbe en adoración.

San Agustín, Padre de la Iglesia del siglo IV, incluye el don de lenguas en el canto
de “júbilo”:

Mas he aquí que él Mismo (Dios) te sugiere la manera que has de cantarle: no te
preocupes por las palabras, como si éstas fuesen capaces de expresar lo que
deleita a Dios. Canta con júbilo. Éste es el canto que agrada a Dios, el que se hace
con júbilo. ¿Qué quiere decir cantar con júbilo? Darse cuenta de que no podemos
expresar con palabras lo que siente el corazón. En efecto, los que cantan, ya sea en
la siega, ya en la vendimia o en algún otro trabajo intensivo, empiezan a cantar con
palabras que manifiestan su alegría, pero luego es tan grande la alegría que los
invade que, al no poder expresarla con palabras, prescinden de ellas y acaban en
un simple sonido de júbilo.
16

El júbilo es un sonido que indica la incapacidad de expresar lo que siente el


corazón. Y este modo de cantar es el más adecuado cuando se trata del Dios
inefable. Porque, si es inefable, no puede ser traducido en palabras. Y, si no puedes
traducirlo en palabras y, por otra parte, no te es lícito callar, lo único que pueden
es cantar con júbilo. De este modo, el corazón se alegra sin palabras y la
inmensidad del gozo no se ve limitada por unos vocablos. Cantadle con maestría y
con júbilo. (S. Agustín Salmo 32, sermón 1, 7-8: CCL 38, 253-354)

Como todo don, las lenguas pueden utilizarse bien o mal.

No se debe exagerar ni minimizar la importancia de ningún don. Cada uno tiene su


lugar en al plan de Dios y debe utilizarse solo a su servicio. Ningún don es prueba
de santidad.

Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad,
soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. (I Corintios 13:1).

Debemos aceptar con gratitud todos los dones de Dios y usarlos bien. San Pablo
dice:

Doy gracias a Dios porque hablo en lenguas más que todos vosotros (I Cor. 14:18)

Habiendo clarificado gratitud por el don de lenguas que el mismo posee, San Pablo
escribe en el próximo versículo:

“pero en la asamblea, prefiero decir cinco palabras con mi mente, para instruir a los
demás, que 10.000 en lengua”. (I Cor. 14:19)

En las reuniones de cristianos todo don tiene su lugar en el orden que debe existir.
(Cf. I Cor 14:39-40)

El don de lenguas también es una gran ayuda en la oración privada.

Los ministros y líderes de grupos tienen una responsabilidad de enseñar el uso


correcto de los dones. Deben ayudar a vencer las dudas y otros obstáculos como
también advertir sobre los excesos. De igual manera, no es justo condenar un don
de Dios porque algunos lo hayan mal usado o mal interpretado.

Las lenguas no son una “señal” para los creyentes

San Pablo escribió:

“Así pues, las lenguas sirven de señal no para los creyentes, sino para los infieles;
en cambio la profecía, no para los infieles, sino para los creyentes.” (I Cor. 14:22)

San Pablo no está sugiriendo que no se use el don entre creyentes. Solamente dice
que no se tenga entre ellos como señal. Y es que algunos enseñan falsamente que
el don de lenguas es señal de elección o de santidad o asumen que si no hay
oración en lenguas no está actuando el Espíritu Santo. Estos errores se deben
condenar. San Pablo exhorta a la madurez, a valerse con gratitud de todos los
dones pero no fascinarse con los dones más visibles, sino reconocer el lugar de
cada uno. El de lenguas es inferior a los demás dones y virtudes.» (6)

«La palabra don de lenguas viene de la unión de dos palabras: glosa que quiere
decir lengua y de la palabra LALIA que es el acto de hablar (del verbo laléo de la
17

lengua griega), que, juntando las dos palabras, leemos: “glosolalia”, Por lo tanto,
Glosolalia es el don de hablar lenguas.

“El don de lenguas es un milagro divino en que, en el ejercicio de la voluntad y


sabiduría divina, el Espíritu Santo concede a algunos creyentes el poder de hablar
en idiomas que no aprendieron por los procesos naturales, y esto con el fin de
testimoniar de Jesús Cristo delante de los que no creen.” (Juan F. Soren).

“Don de lenguas es la divina capacitación de se poder expresar en una lengua


extranjera”. (Elemer Hasse).

Podemos decir así: El don de lenguas es la posibilidad que el Espíritu Santo concede
al creyente para hablar un idioma totalmente desconocido para el. Ese don consistía
de poderes milagrosos conferidos a los apóstoles para predicar el Evangelio a todas
las naciones en sus respectivas lenguas. Por eso, es bueno que se sepa que este
don no es necesario para la salvación de la persona, sino que una concesión dada
por Dios para llevar la salvación a otros. Dijimos no necesaria a la salvación, debido
a este fenómeno ocurre también entre las religiones paganas, y aún en el mundo
antiguo del Antiguo Testamento.

“El fenómeno glosolálico es universal, en el sentido que aparece en las mas


variadas circunstancias, tiempos y lugares. Lo encontramos en el Antiguo
Testamento. Lo descubrimos en las religiones paganas y étnicas. Repunta en sectas
neopaganas en diversos ramos y grupos del cristianismo primitivo, medieval y
moderno. Lo constatamos aún en manifestaciones psicopáticas y psiconeuróticas,
sin cualquier influencia religiosa”. (Juan F. Sorem, en el libro: La Doctrina del
Espíritu Santo).

Pero si los dones son concedidos por Dios para edificación de la iglesia (I Cor.14:12
y 26), El puede conceder privilegio de hablar lenguas para testificar a Su favor,
desde que esto se haga necesario, pero en ningún lugar la Biblia enseña que toda
persona bautizada con el Espíritu Santo tendría necesariamente que hablar lenguas
extrañas. Si esto es verdad, ¿ por que los pentecostales declaran de manera
enfática que los cristianos que reciben el Espíritu Santo precisan hablar lenguas?
Dicen ellos:

“Un cristiano que no fue bautizado con el Espíritu Santo, (teniendo como prueba de
eso el hablar lenguas), es débil espiritual, comparado con aquello que podría ser,
caso fuese bautizado con el Espíritu Santo, de acuerdo con Hechos 2:4.”

Es dogma entre las iglesias pentecostales, que el bautismo en el Espíritu Santo


siempre viene acompañado de las lenguas. La constitución de una de esas
Asambleas, afirma: “El bautismo en el Espíritu Santo es testimoniado por la señal
física inicial de hablar en otras lenguas, según el Espíritu Santo de Dios les
conceda.”» (7)

En un artículo científico titulado El don de lenguas, publicado en el portal Web


Findesemana Libertad Digital Suplementos, su autor Enrique Coperías escribe que:
«El don de lenguas o glosolalia (de las voces griegas glossa, “lengua”, ylalein,
“hablar”) es en su origen un término religioso que aparece mencionado en el Nuevo
Testamento y que hace referencia al don que otorgó el Espíritu Santo a los
apóstoles -y éstos a terceros mediante la imposición de manos – para poder hablar
fluidamente idiomas extranjeros sin haberlos aprendido, como en Pentecostés.

Los Hechos narran cómo ese día los Apóstoles, reunidos con otras personas en
Jerusalén, “quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar otras
18

lenguas”(2,4). Se trata de verdaderos idiomas hablados en determinados países,


diferentes de aquellos que habitualmente hablaban los seguidores de Jesús, pues
los oyentes les oyen hablar sus propias lenguas y se admiran del hecho de oírlas en
labios de galileos (2,8-9). Este poliglotismo milagroso se repite en la Iglesia
primitiva, así como en otras religiones del mundo grecorromano.

En estas últimas se recogen casos de glosolalia como los de la pitonisa de Delfos y


la Sibila de Cumas. Se creía que una divinidad entraba en esos oráculos y que,
sirviéndose de las voces de éstos, se comunicaba con los mortales en un idioma
misterioso, que tenía que ser interpretado por sacerdotes especializados. En la
actualidad, algunas sectas, en concreto las pentecostales, que tienen muchos
adeptos en el continente americano, inducen el don de lenguas entre los
seguidores. » (8)

Billy Graham., el conocido evangelista bautista norteamericano, explica que: «El


hablar en lenguas (o “glosolalia”, término derivado de los vocablos griegos
equivalentes) figura solamente en dos libros del Nuevo Testamento: Hechos de los
Apóstoles y 1 Corintios (si bien se lo menciona en Mar. 16:17, que la mayoría de
los eruditos creen que no figura en el manuscrito original). La palabra pareciera ser
aplicada de dos maneras diferentes. Una de ellas estaría en relación con los sucesos
acontecidos en Pentecostés, cuando se produjo la prometida llegada del Espíritu
Santo. Un cuidadoso estudio de ese pasaje en Hch. 2 nos dice que las “lenguas”
eran idiomas conocidos, entendidos por los visitantes extranjeros en Jerusalén. Así,
pues, el pequeño grupo de cristianos recibió la sobrenatural capacidad de hablar en
otros idiomas.»(9)

«” Hablar en lenguas” es nada menos que tener las facultades parlantes tan
completamente bajo el control del Espíritu Santo que una persona pueda articular
un lenguaje desconocido para él mismo. Las palabras no son elegidas
conscientemente por quien habla, sino que más bien articula palabras directamente
dadas por Dios. Independientemente del lenguaje hablado, el hablar en lenguas
es una forma de profecía. La palabra “profecía” se usa más comúnmente en la
Escritura para cualquier mensaje hablado de parte de Dios. Ocasionalmente, como
en I Cor. 14, se usa en sentido más técnico. Se refiere a la comunicación de una
revelación divina en lenguaje que los oyentes entienden comúnmente. En ese
pasaje se distingue del “hablar en lenguas”. De todos modos, ambas son formas de
comunicación divina para el hombre.» (10)

La enciclopedia católica define de la siguiente manera el don de lenguas: «El don de


lenguas y la interpretación de lenguas (colectivamente conocidos como glossolalia)
son descritos extensamente en I Cor 14. Y ¿en qué consistía la glossolalia
exactamente?

Era hablar, en vez de estar silente (I Cor. 14:28), pero no siempre en un idioma
extranjero.

El día de Pentecostés los Apóstoles realmente hablaron los varios idiomas de los
que escuchaban, pero los gentiles que aún no habían sido bautizados en la casa de
Cornelius se pusieron a “hablar en lenguas y glorificar a Dios”(Hch. 10:46) y los
doce efesios recién bautizados hablando en lenguas y profetizando (Hch. 19:6) no
tenían razón para usar lenguas extrañas. De nuevo, en vez de la expresión
“hablando en lenguas” Pablo usa la frase hablar “en lengua” (1Cor. 14:2, 4, 13, 14,
27). El objeto del don no era transmitir ideas a los que escuchaban, sino hablarle a
Dios en oración (1 Cor. 14: 2, 4) un objetivo para el cual un idioma extranjero es
innecesario. Finalmente — y este argumento parece conclusivo — Pablos compara
19

la glossolalia, por su efecto, a hablar en un idioma desconocido; por lo tanto, no es


ella misma un idioma desconocido. (I Cor.14:11).

Era una lengua articulada, ya que el que hablaba oraba, cantaba, y daba gracias (I
Cor.14:14-17).

El que hablaba estaba como en un trance — “si oro en lengua, mi espíritu [pneuma]
ora, pero mi mente [nous, mens] queda sin fruto” (I Cor. 14: 14).

En los no creyentes glossolalia ocasionaba la impresión de lo maravilloso; quizás les


recordaba los delirios religiosos de hierofantas: “Así pues, las lenguas sirven de
señal no para los creyentes, sino para los infieles;… Si, pues, se reúne toda la
asamblea y todos hablan en lenguas y entran en ella no iniciados o infieles, ¿no
dirán que estáis locos?” (I Cor 14:22,23).

El don de lenguas es inferior al de profecía: “el que profetiza, supera al que habla
en lenguas, a no ser que también interprete, para que la asamblea reciba
edificación” (I Cor 14:5).

El carisma de interpretación es, entonces, el complemento necesario de glossolalia;


Cuando no hay interpretación, el que habla en lenguas debe callar (I Cor 14:13, 27,
28). La interpretación es el trabajo del que habla o de otro (I Cor 14:27). Toma la
forma de un discurso inteligible; la explicación debía seguirle al hablar en lenguas
tan regularmente como el discernimiento de espíritus seguía la profecía. (I Cor
14:28-29).

Entre los Patriarcas es sententia communissima que el hablar en lenguas era hablar
lenguas extranjeras. Su interpretación está basada en la promesa en Marcos 16:17
“hablarán en lenguas nuevas”, y en su cumplimiento en el don de lenguas de los
apóstoles (he 2:4). Una nueva lengua, sin embargo, no es necesariamente una
lengua extranjera, y un don que tuvo uso especial el día de Pentecostés parece sin
propósito en asambleas de personas de un mismo idioma. Hay, además, objeciones
textuales a la opinión común, aunque, debemos admitir, no convencedoras [ver el
segundo punto arriba]. Muchas explicaciones de este oscuro carisma son ofrecidas,
pero ninguna de ellas está libre de objeción. Puede ser que haya algo de verdad en
todas ellas. San Pablo habla de “tipos de lenguas”, que puede implicar que la
glossolalia se manifestaba en muchas formas: por ejemplo, en la forma de lenguas
extranjeras cuando lo requerían las circunstancias, como con los Apóstoles; como
una nueva lengua — “un tipo de locución distintiva de la vida espiritual y
distinguida del habla común, la cual para los sentimientos exuberantes de la nueva
fe parecían inadecuada para la comunicación con Dios”( Wizsacker); o como la
manifestación de los gemidos inefables del Espíritu, pidiendo por nosotros, y
causándonos gritar “Abba, Padre” (Ro. 8:15,26). » (11)

Dennis & Rita Bennet, nos explican acerca del uso de los dones de expresión: «Los
dones de expresión —lenguas, interpretación y profecía— no están dados para que
nos sirvan como guías para nuestra vida, sino para ayudarnos a conocer a Dios en
profundidad y asistirnos en nuestra respuesta a él. Nos inducen a volvernos a Dios
y nos infunden un temor reverente del Señor.

Analizaremos al mismo tiempo los dones de lenguas y de interpretación, desde el


momento en que nunca deben ir separados en una reunión pública. Algunos
sostienen que hablar en lenguas e interpretar lenguas son los dones de menor
jerarquía, porque están anotados en último lugar en la lista de dones de I Cor.
12:7-11. Si hubiera una razón especial por la cual estos dones aparecen últimos en
la lista, una explicación mas lógica sería que fueron los últimos dones dados a la
20

Iglesia. Los primeros siete dones de la lista aparecen en el Antiguo Testamento y


en los Evangelios, pero estos dos últimos no fueron dados hasta después de
Pentecostés.

Hay dos maneras de hablar en lenguas. La más común es la que se usa como un
lenguaje devocional para edificación propia, y no hace falta interpretación. (I Cor.
14:2.) Queremos referirnos, más bien, a la manifestación pública de hablar en
lenguas, es decir la que debe ser interpretada. A esto llamaremos el “don de
lenguas”. Cuando un cristiano bautizado en el Espíritu Santo siente la inspiración de
hablar en lenguas en voz alta y en presencia de otros, a lo cual sigue generalmente
la interpretación, estamos en presencia del don, de lenguas. (I Cor. 14:27-28;
12:10.) El don de lenguas es transmitido o dado a los oyentes, que son edificados
al escuchar la interpretación que sigue, hecha por quien tiene ese don (El don de
lenguas también puede aplicarse como oración o alabanza a Dios).

Es preferible que los dones de hablar en lenguas y de interpretación no se empleen


en grupos de incrédulos o de creyentes no suficientemente instruidos, sin una
explicación previa sobre su significado, ya sea antes o después de sus
manifestaciones.

Hay formas principales, para expresar el don de lenguas en la


congregación:

1. Por medio del don de lenguas y de interpretación, Dios puede hablar a los
incrédulos y/o a los creyentes.

Si bien Dios no habla en lenguas (cómo podría haber un lenguaje desconocido para
él’?) estimula al cristiano dócil a que lo haga, y de esa manera —mediante las
lenguas y la interpretación— habla a su pueblo hoy en día. Tanto el Antiguo como
el Nuevo Testamento dan testimonio conjunto de que Dios habla a su pueblo
mediante estos dones. Así dice Isaías:

“Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo.” (Is.


28:11.) San Pablo cita esa referencia cuando explica lo que significa hablar en
lenguas e interpretar: “Está escrito: en otras lenguas y con otros labios hablaré a
este pueblo . . .“ (1 Cor.14:21); la traducción literal del griego dice así: “En otras
lenguas y en labios de otros hablaré a este pueblo . . .“ Además la Escritura da por
sobreentendido que el don de lenguas, sumado al don de interpretación da por
resultado una profecía, lo cual sigue siendo siempre Dios hablando al pueblo. (I
Cor. 14:3.)

En don de lenguas no es una señal para el creyente, desde el momento en que el


creyente no necesita do una señal, pero puede ser una señal para el incrédulo
(generalmente no buscada), que lo induce a aceptar al Señor Jesucristo. “Así que,
las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos…“ (I Cor.
14:22.)

¿De qué manera el don de lenguas puede ser una señal para el incrédulo?

a. La lengua puede ser un lenguaje comprensible al incrédulo, Por el cual Dios le


habla directamente a él.

La lengua puede ser un lenguaje incomprensible, pero el Poderoso impacto del


lenguaje hablado en lenguas, que Como norma se acompaña siempre de
interpretación puede alcanzar al incrédulo y actuar Como una señal para él.
21

Cuando el don de lenguas es un mensaje de Dios, que alcanza al incrédulo, sea por
su conocimiento del lenguaje (una traducción), sea por la inspirada interpretación
de un creyente, y en algunos casos sin contar con la interpretación o traducción,
Constituye una señal para el incrédulo de que Dios es real, vivo, y está preocupado
por él.

2. El don de lenguas también puede ser oración pública a Dios.

La mayoría de nosotros prefiere oír relatos del cielo que relatos de la tierra;
preferiríamos oír a Dios hablándonos, que oír al hombre hablar a Dios.

Sin embargo, leyendo las Escrituras, observamos que el dori de lenguas es utilizado
en reuniones públicas de oración y necesita interpretación para que los otros
creyentes puedan asentir. (I Cor. 14:13- 16.) De ahí se desprende que el don de
lenguas, complementado por la interpretación, puede también ser una oración,
acción de gracias o alabanza a Dios, lo cual estimula a la congregación. El don de
lenguas en tanto sea oración o alabanza, puede ser un lenguaje conocido por los
incrédulos, como ocurrió en el día de Pentecostés: “Les oímos hablar en nuestras
lenguas las maravillas de Dios.” Pablo también establece que alguno en la reunión
Puede cantar su alabanza a Dios utilizando el don de lenguas; también la
interpretación puede ser cantada, lo cual es de gran inspiración.

Cualquier creyente bautizado en el Espíritu Santo puede “cantar en el Espíritu”.


Esto significa permitir al Espíritu Santo no solamente guiar nuestra palabra, sino
también cantar mientras él dirige las palabras y la tonada. En un grupo de
creyentes bien instruidos, varias personas pueden orar o alabar a Dios, hablando o
cantando en lenguas al unísono, sin necesidad de interpretación. Y en algunas
ocasiones, cuando todo el grupo se une “cantando en el Espíritu”, permitiendo al
Espíritu Santo no solo guiar las voces individualmente, sino combinándolas a todas
ellas, se logra una armonización tan sublime que semeja el canto de un coro
angélico.

Es motivo de perplejidad para algunos, cuando unas pocas palabras en lenguas son
seguidas de una larga respuesta en el idioma vernáculo. Varias razones explican
este hecho. Pudiera ser que el lenguaje dado por el Espíritu Santo fuera más
conciso que el lenguaje más elaborado del intérprete. También pudiera ser que la
interpretación misma fuera seguida por palabras proféticas. Otra explicación más es
la de que al hablar en lenguas era en realidad una oración privada, y la presunta
interpretación era, en la realidad, una profecía.

Si bien es cierto, que todos los creyentes deberían hablar diariamente en lenguas
durante sus oraciones, no todos pueden ejercitar el don de lenguas en una reunión
pública. (I Cor. 12:30.) Sabremos que Dios nos está inspirando a manifestar el don
de lenguas cuando sentimos con toda claridad en lo más intimo de nuestro ser el
avivamiento o el testimonio del Espíritu Santo. Esto no significa que tengamos que
hacer nada impulsivamente. Debemos hablar al Señor tranquilamente y pedirle,
para el caso de que él quiera utilizarnos de esta manera, que nos brinde la
oportunidad, durante el servicio, de oficiar en el ministerio. Nunca debemos
interrumpir cuando otra persona esté hablando. Tal como lo dice David duPlessis,
“iEl Espíritu Santo es un caballero!” Debemos preguntarle al Señor si éste es el don
particular que quiere para este grupo determinado.

Al utilizar cualesquiera de los dones orales del Espíritu Santo —lenguas,


interpretación o profecías—. hablemos con voz suficientemente alta para que todos
nos escuchen, pero no seamos innecesariamente ruidosos ni cambiemos el tono de
nuestra voz natural. El ser ruidosos o afectados asustará a la gente y podrán
22

impugnar la genuinidad del don. Evitará que oigan lo que Dios quiere decirles.
Hablemos con el máximo de preocupación por el bienestar de todos y en el amor de
Dios. Si creemos que Dios quiere que manifestemos el don de lenguas, debemos
estar preparados para orar también por el don de interpretación, para los casos en
que no hubiera otra persona presente suficientemente entregada para hacerlo. (I
Cor. 14:13.)

La interpretación de lenguas es dar, en una reunión pública, el significado de lo que


se ha dicho por el don de lenguas. Una persona se siente movida a hablar o a
cantar en lenguas, y la misma u otra persona recibe del Espíritu Santo el significado
de lo que se ha dicho. El que interpreta no entiende la lengua. No es una traducción
sino una interpretación, dando el sentido general de lo que se ha dicho. El don de la
interpretación puede hacerse presente directamente en la mente de la persona, en
su totalidad, o de lo contrario tan sólo algunas pocas palabras al comienzo, y
cuando el intérprete, confiando en el Señor, comienza a hablar, se materializa el
resto del mensaje. De esta manera se parece a hablar en lenguas: “Tú hablarás, y
el Señor pondrá en tu boca las palabras.” La interpretación puede presentarse
también en forma de imágenes o símbolos, o por un pensamiento inspirado, o el
intérprete puede escuchar el discurso en lenguas, o parte del mismo, como si la
persona estuviera hablando en el idioma vernáculo. La interpretación dará el mismo
resultado que una declaración profética, es decir de “edificación, exhortación,
consolación” (I Cor. 14 3-5.) Recordemos que los dones no han sido dispuestos
para que nos sirvan como guía de nuestras vidas, sino para confirmar lo que Dios
ya nos está diciendo en nuestro espíritu y por medio de las Escrituras. Dios actúa
como quiere, pero se ajusta a ciertas pautas generales que nosotros podemos
detectar. Algunos han denominado a I Cor. 14 como las reglas de oro carismáticas
del cristiano. Por ejemplo, I Cor. 14:27, dice así: “Si alguno habla en una lengua,
su número debe estar limitado a dos, o a lo sumo a tres, y cada uno (esperando su
turno), y que alguien explique (lo que se ha dicho)” (Biblia Amplificada). Esta
escritura establece normas específicas. Limita el número de intervenciones en
lenguas e interpretaciones a dos o tres veces en una reunión. Algunos estiman que
el próximo versículo significa que después de dos o tres dones de lenguas, un
“intérprete oficial” deberá brindar una sola interpretación para los dos o tres
discursos en lenguas, pero el versículo 13 indica que cualquiera que está
acostumbrado a manifestar el don de lenguas, también puede orar pidiendo el don
de la interpretación. Esto es importante que lo tengamos en cuenta, desde el
momento en que puede haber otros en la reunión que no se sienten
suficientemente entregados en ese momento para hacer la interpretación que se
necesita. A fin de evitar la confusión que produciría entre los incrédulos y los
creyentes no instruidos la falta de interpretación del don de lenguas (vers. 23, 33),
parece que es bíblico que cada vez que se hable en lenguas hay que hacer la
interpretación separadamente. Además se tornaría muy difícil retener la
interpretación por un período demasiado prolongado. El hablar en lenguas sería
reconocido más como idioma conocido si hubiera alguien presente que supiese ese
lenguaje y pudiera traducirlo. También es posible que en alguna medida el hablar
en lenguas sea en el “lenguaje de ángeles”. (I Cor.13:1.) Sabemos que en el
mundo hay alrededor de 3.000 idiomas y dialectos, de modo que no puede
sorprender a nadie que muy pocos idiomas puedan ser reconocidos en una localidad
en particular; en realidad es sorprendente que se puedan reconocer tantos. En el
día de Pentecostés había alrededor de 120 personas hablando en lenguas, pero sólo
fueron reconocidos catorce lenguajes (Hch. 1:15; 2:1, 4, 7-14), a pesar de que
había “judíos piadosos” de todas las naciones del mundo conocido. Este es más o
menos el porcentaje de idiomas conocidos identificados hoy en día. Orando con
personas pidiendo la bendición de Pentecostés, y habiendo asistido a numerosas
reuniones carismáticas en muchas partes del mundo durante los pasados diez años,
hemos conocido gente que han hablado en lenguas en latín, castellano, francés,
hebreo, vasco antiguo, japonés, arameo, chino mandarín, alemán, indonesio,
23

dialecto chino foochow, griego neotestamentario inglés (por un orador no inglés) y


polaco.

A veces, los que han recibido la experiencia de Pentecostés, deben soportar el


desafío de algunos que no comprenden el propósito de hablar en lenguas, con
preguntas tales corno la siguiente: “Si realmente le ha sido dado un nuevo
lenguaje, ¿por qué no lo hace analizar, descubre a qué país pertenece y va a ese
país como misionero a predicar el evangelio en ese idioma?” Otros preguntan: “Si
Pentecostés es tan poderoso, ¿cómo es que los misioneros con esta experiencia
tienen que estudiar Un idioma en la Universidad?” Estas personas no se dan cuenta
que el don de lenguas es manifestado al incrédulo solamente cuando es dirigido por
el Espíritu Santo, y aún en el caso de que una persona pueda ser utilizada una sola
vez para hablar un determinado lenguaje, y con ello alcanzando a alguien para
Cristo, no tiene ninguna manera de saber si le será dado hablar alguna vez más en
la vida ese lenguaje específico.

Si bien el creyente bautizado en el Espíritu Santo puede hablar en su privada


lengua devocional, tanto en éste como en el don de lenguas la elección del lenguaje
que hable no puede ser regulado por el individuo.» (12)

El Dr. Pablo Deiros, un reconocido teólogo, historiador y el pastor principal de la


Iglesia Bautista del Centro, en Bs. As., Argentina y el Dr. Carlos Mraida, su
copastor, citan en una nota Nº 1 de pie de la pagina Nº 219, del libro Latinoamérica
en Llamas, que «“uno de los más importantes teólogos que ha sostenido que las
obras extraordinarias en la vida de la iglesia cesaron con el fin de la era apostólica
(aproximadamente año 150 d. de C.) fue el presbiteriano Benjamín B. Warfield. Sus
conferencias fueron reimpresas de 1917 a 1918 en Benjamin
W.Warfiewld, Counterfelt Miracles (Falsos milagros), The Banner of Truth Trust”

Luego ellos citan a Kevin y Dorothy Ranaghan, autores del libro Pentecostales
católicos pp.150-152), quienes definen el don de lenguas:

“El hablar en Lenguas es una forma de orar que, según creemos nosotros, debe ser
una ocurrencia diaria de la vida del cristiano verdadero que está lleno delEspíritu.
Sin embargo, a primera vista este don parece tan fuera de lo común, tan
extraordinario, que la simple mención de él evoca inquietud, curiosidad,
escepticismo, y hasta hostilidad abierta… es uno de los dones del hablar, una
expresión del Espíritu por medio del hombre, con una diferencia mayor. Los otros
dones del hablar, usan el idioma de la persona que habla, mientras que en este don
el sujeto no conoce el idioma en que habla. Tanto la forma como el contenido, son
dones del Espíritu. El don de lenguas se usa solamente para oración y alabanza.
Con el don de interpretación puede convencer al incrédulo y fortificar, consolar,
enseñar o conmover la comunidad de fe. La interpretación de lenguas es un don
complementario que se puede esperar en la comunidad. Sin éste, el don de lenguas
tiene que limitarse al uso privado devocional. El don de interpretación no es una
traducción de un idioma extranjero. La traducción, con la comprensión literal de las
palabras habladas ha ocurrido en nuestros grupos; pero esto no es el don de
interpretación… Al usar el don de interpretación dado por el Espíritu, el idioma
queda tan extraño al que interpreta como al que habla. Sin embargo, el que
interpreta entiende el sentido y el impacto del mensaje. No es una traducción o
comprensión palabra por palabra; varía más bien de una idea vaga de lo que el
Señor quiere decimos, a una comprensión total, dependiente de nuestro estado de
corazón ante el Señor. La receptividad al ejercicio de este don tiene un crecimiento
progresivo. Tenemos que aprender cómo actuar en fe, y hablar las primeras
palabras débiles que vienen a nosotros. Dios proveerá lo demás.” En el siguiente
capítulo del mismo libro, se hace una observación interesante sobre el don de
24

lenguas: “En cuanto al don de lenguas, Pablo no se opone al hablar en lenguas, y


da gracias a Dios que lo practica más que los corintios. Pero limita y regula el uso
público de las lenguas (I Cor 14). Creemos que este don, como el resto de los
carismas, tiene vigencia hoy. La persona que recibe el don, hará de la oración en
lenguas, una parte de su vida devocional, junto a la lectura bíblica, la oración y la
alabanza periódicas. El que habla no es una herramienta pasiva en manos del
Espíritu. Según la enseñanza paulina, el creyente que tiene este don posee control
del mismo. Lo usa para alabar a Dios y para edificación propia. A menos que haya
quien interprete, el que habla en lenguas debiera abstenerse de hacerlo en una
reunión pública.

Muchos pentecostales y carismáticos afirman la obligatoriedad de tener el don de


lenguas, para que un creyente sea lleno del Espíritu Santo. Pero la Biblia afirma que
el Espíritu reparte los dones como Él quiere (I Cor 12.11). Es más, niega que todos
deban hablar en lenguas (I Cor 12.30). En ninguna parte se nos dice que todo
creyente debiera tener el don de lenguas u otro carisma en vistos como
intolerantes o poco amorosos. Piensa que la dificultad radica en la incapacidad
aparente de algunos líderes carismáticos para distinguir entre un espíritu crítico y el
don de discernimiento. Es perceptible en algunos cristianos pentecostales y en
algunos carismáticos, un sentimiento de cierta superioridad espiritual sobre el resto
de los cristianos, que no han vivido esa experiencia. A la luz de las Escrituras, es
claro que cuando los dones espirituales se convierten en ocasión para contiendas y
divisiones en la iglesia, lejos de ser canales para el crecimiento, por su mal uso son
signos de inmadurez. Una lectura cuidadosa de Ro. 12.3-8 y 1 Cor. 12.14-26,
excluye el orgullo espiritual de aquellos más dotados en ese aspecto. Es justo
reconocer que esta soberbia espiritual, y las consecuentes divisiones, no son
patrimonio exclusivo de los pentecostales y carismáticos. Muchos
“antipentecostales” o “anticarismáticos” miran con desprecio a los hermanos
pertenecientes a estos movimientos, y los consideran como inferiores en lo
intelectual.” »(13)

Peter Wagner, en su libro “El Avance del Pentecostalismo en Latinoamérica”; nos


comenta sobre las lenguas, en lo que el llama una “corta apología sobre las lenguas
en la liturgia pentecostal”:

«El hablar en lenguas es algo tan común en los cultos pentecostales de América
Latina que algunos quizá se pregunten por qué lo tratamos aquí como un asunto
por separad La mayor parte del hablar en lenguas se produce durante la oración,;
de manera que hubiera sido más natural incluirlo bajo la oración; pero, puesto que
este libro se escribe tanto para los pentecostales como para los que no lo son, es
necesario que digamos un par de cosas al respecto.

Para muchos miembros de la clase obrera latinoamericana, la vida puede


convertirse con facilidad en una rutina tediosa y monótona. Puesto que carecen de
dinero suficiente para gastarlo en muebles y otros artículos para el hogar,
automóviles, vacaciones o diversiones, son pocos los momentos de esparcimiento
que sacan a una persona de la rutina monótona de la vida cotidiana. Con
frecuencia, la gente del mundo se enfrenta al aburrimiento y la monotonía con las
bebidas embriagantes, las peleas y una vida liviana. Sin embargo, muchos han
descubierto que el cristianismo les ofrece una liberación similar, y que el adorar a
Dios puede convertirse en un éxtasis El don de lenguas produce muchas
satisfacciones espirituales para numerosas personas, y los creyentes no
pentecostales debieran proceder con cautela, como lo recomienda el apóstol Pablo
mismo, al tratar de prohibirles a otros que hablen en lenguas (I Cor. 14:39).
25

¿Cómo se produce el hablar en lenguas? Ofrecemos aquí el testimonio de un


pentecostal latinoamericano que podría considerarse típico de la experiencia de
hablar en lenguas:

Cierta vez me hallaba orando en una reunión. Creía muy poco en el hablar en
lenguas y tenía muchas dudas al respecto. Sin embargo, el 20 de mayo de 1967,
durante un culto de oración en la iglesia, mientras oraba con fervor, sentí de
repente como si alguien me hubiera puesto delante un poderoso reflector que me
quemaba. Quería hablar en español, pero no podía. No podía ver otra cosa que
llamas de fuego a mi alrededor, y tenía la sensación de estar ardiendo. Luego
comencé a hablar en lenguas. Estaba consciente, pero en éxtasis.

Algunos creyentes no pentecostales prohíben el hablar en lenguas, sosteniendo que


no es un don apropiado para la iglesia de) hoy.’ La Biblia Scofield, que ha sido
traducida al español, dice en su nota de referencia a I Cor. 14:1 que “el don de
lenguas y los dones que sirven de señal tienen que cesar”, y muchos evangélicos
sinceros así lo creen. No me propongo ocuparme aquí de si tienen razón o no.
Tienen derecho a sus opiniones; aunque sus actitudes hacia quienes están en
desacuerdo debieran ser de amor y tolerancia.

Sin embargo, hay otros que sostienen que el hablar en lenguas podría ser
apropiado en la actualidad; pero que los pentecostales latinoamericanos abusan de
ello como lo hicieron los corintios, por lo que se les debe reprender y corregir. El
determinar si realmente abusan de ese don es un asunto de juicio personal. Creo
que, en su mayor parte, no lo hacen. Según lo entiendo, el problema que se
expone en I Cor. 12:14 consistía en que los corintios dividían a los creyentes en
categorías de primera y segunda clase, según si tenían el don de lenguas o no.

El error de los corintios era que tenían la tendencia a considerar las lenguas como
el don espiritual de mayor importancia, un error que no he observado
personalmente entre los pentecostales latinoamericanos; aunque es evidente que la
tentación de caer en ese error está latente, y pudieran citarse varios casos para
demostrar que algunos de ellos cayeron en extremos. Cuando esto ha ocurrido,
alguien debe exhortar y reprender a estos hermanos, pero en el Espíritu.

Asimismo, según I Cor.14, las lenguas deben ir acompañadas por la interpretación


si se quieren usar como vehículos para comunicar verdades de Dios a la
congregación, como sucede con las profecías. Esto es cierto, pero Pablo sigue
diciendo que si no hay ningún intérprete presente, las lenguas deberán utilizarse
para hablar “para sí mismo y para Dios” (1 Corintios 14:28). Según entiendo, eso
es exactamente lo que hacen los pentecostales cuando oran al unísono y algunos lo
hacen en lenguas. Podrían hacer esto con la misma eficiencia si se encontraran en
sus devociones privadas, pero las instrucciones dadas en I Cor. no se limitan sólo a
esto.

Basta en lo que respecta a mi corta apología sobre las lenguas en la liturgia


pentecostal. Permítame repetir lo que ya dije antes: el hecho de que lo hagan los
pentecostales no quiere decir que tengan que hacerlo también todos los creyentes.
La experiencia ha demostrado que las lenguas constituyen, sin la menor duda, el
aspecto más amenazador del pentecostalismo para los no pentecostales. Pues bien,
incluso sin las lenguas (que constituyen sólo uno de ocho subtítulos de uno de los
capítulos de este libro), los pentecostales han descubierto muchos otros secretos
del crecimiento de las iglesias que pueden aplicar los creyentes que prefieren no
hablar en lenguas Si tan sólo debido a las lenguas alguien dice que no quiere tener
ninguna relación en absoluto con los pentecostales, me temo que el remedio sea
peor que la enfermedad.» (14)
26

Notas:

1 Editor General: Hayford, Jack; Autor: Snider, Joseph, Poder del Reino: Recibamos
el poder de la promesa [Un estudio de Hechos], (Nashville, TN: Editorial Caribe)
1996

2 Documento electrónico titulado “La Glosolalia”, de Martín Gardner, del portal arp-
sac.org, sociedad para el avance del pensamiento crítico, http://www.arp-
sapc.org/publicaciones/lar20.html

3 Ibíd.

4 Artículo publicado en el portal de la Enciclopedia electrónica Wikipedia, titulado


“Don de lenguas” http://es.wikipedia.org/wiki/Don_de_lenguas

5 Artículo publicado en el portal Web de Got Question Ministeries, ministerio


cristiano de enseñanza de la Palabra de Dios a través del Internet, titulado “¿Cuál
es el don de hablar en lenguas?” http://www.gotquestions.org/Espanol/hablar-en-
lenguas.html

6 Artículo titulado “Don de Lenguas”, del sacerdote católico Padre Jordi Rivero, del
portal de la fe católica
corazones.org,http://www.corazones.org/espiritualidad/espiritualidad/lenguas.htm

7 Documento electrónico titulado “La Glosolalia”, de Martín Gardner, del portal arp-
sac.org, sociedad para el avance del pensamiento crítico, http://www.arp-
sapc.org/publicaciones/lar20.html

8 Artículo científico titulado El don de lenguas, publicado en el portal Web


Findesemana Libertad Digital Suplementos, autor Enrique
Coperías,http://findesemana.libertaddigital.com/articulo.php/1276232602

9 Artículo titulado “El verdadero don de lenguas”, publicado en el Portal de la fe


cristiana adventista
adventist@s,http://www.galeon.com/adventista/estudios/profecia/13.htm

10 Señales de los apóstoles, Págs. 35-36, Walter J. Chantry, edit. The Banner Of
Truth Trust

11 Artículo titulado “Charismata”, de la Enciclopedia


Católica,http://www.enciclopediacatolica.com/c/charismata.htm

12 El Espíritu Santo y Tu, Dennis & Ritta Bennet, Págs. , Edit. Vida, 2ª reimpresión
1988.

13 Latinoamérica en Llamas, cap. X, Págs.218-219, y cap. XI, Págs. 228-229, Pablo


Deiros, Carlos Mraida, 1994, Editorial Caribe

14 “El Avance del Pentecostalismo en Latinoamérica”, Peter Wagner, Págs. 76-78,


Edit. Vida, Segunda Edición 1987

Reflexión sobre los dones espirituales

Autor: Humberto Perez


27

Aca posteo un artículo muy interesante que me envio un hermano llamado


Humberto Perez. Espero les sea de bendicion.

Paulo Arieu

Hermano Paulo, he disfrutado la contienda entre usted y Eduardo en Sujetos a la


Roca. Casi con atrevimiento pienso que el debe avanzar un poco en su posición
(racional) hacia la suya (emocional o mística, al menos me parece). Pero los dos
han estado grandiosos. Le felicito por su paciencia con el y por la honestidad y
erudición con que ud. ha argumentado. Aquí le envío unas exposiciones que hace
años que escribí y enseñé.
_____________________________________________
Capítulo 14 (I Corintios)

El Entendimiento de las Lenguas

“Seguid el amor; y anhelad los dones espirituales, pero sobre todo, que profeticéis.
Porque el que habla en una lengua no habla a los hombres sino a Dios; porque
nadie le entiende, pues en espíritu habla misterios. En cambio, el que profetiza
habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en
una lengua se edifica a sí mismo, mientras que el que profetiza edifica a la iglesia.
Así que, yo quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más, que
profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no
ser que las interprete, para que la iglesia reciba edificación” (14.1-5)

1. Para comenzar hagamos una delicada diferencia entre el don y quien lo recibe.
Desde el mismo comienzo el apóstol revela que la actitud que algunos hermanos
tenían para los que no hablaban en lenguas era falta de amor porque se creían
“mayores”, no “mejores” (v.5) que los que profetizaban. Para Pablo un don es
mejor que otro (por así decirlo) pero no un hermano mejor que otro, hay hermanos
más útiles pero no mejores en sí mismos, que son mejores instrumentos de servicio
a Dios pero no mejores personas, necesariamente. Es más grande cuando sirve a
mayor número de hermanos.
2. Nota en segundo lugar que los dones no se procuran como traduce la versión
Reina Valera de 1960; la palabra correcta es “desear, anhelar”, no procurar,
buscar. El apóstol no está exhortándolos a que busquen los dones que son
mayores, como si quisiera que los que profetizan hablen en lenguas, y menos aun a
que los copien o imiten los de otros, etc., no, sino que se halla comparando un don
con el otro porque ellos se encontraban errado en la apreciación de los mismos. Les
parecía fantástico hablar en lenguas, no balbuceos desconocidos, sino idiomas
reales y esto a ellos mayormente los enorgullecía delante de sus hermanos. Un don
es un regalo de Dios, algo que el Espíritu reparte “como él quiere”; y como máximo
lo uno que podemos hacer es desear tenerlo y pedirlo al Señor. Más no.

3. Sin embargo, es conveniente que notemos algo que se infiere en el texto, la


situación cronológica del don de lenguas. Si la presencia de las lenguas en otros
tiempos era una señal indiscutible de haber recibido el Espíritu santo en la
salvación. El uso de las lenguas dentro de la iglesia fue como una temporal
concesión del Espíritu porque no fueron nunca destinadas para consumo interno de
la congregación sino como un testimonio para el mundo, (14.22), en última
instancia para evangelizar a los incrédulos por medio de una manifestación tan
innegable del sello divino del evangelio y de la autenticidad de lo que se llamaría
cristianismo.

La interpretación de las mismas según se mira en 14.5,22, fue una solución divina
que habla por sí misma de la imperfección del don en caso de uso permanente.
28

Aparece no sólo para mostrar la diversificación de la misericordia de Dios y el


monopolio de los dones, sino porque fue una alternativa preparada por la
providencia mientras trabaja en la historia para darle a la iglesia lo que ya se había
propuesto, los documentos escritos por el Espíritu Santo, para que ocupasen un
sitio permanente como medio de instrucción, exhortación y consolación. Con estos
dos dones, el de profecía y el de lenguas se estaba supliendo la falta de la
revelación del evangelio escrito. El don de lenguas, como credenciales del
evangelio, no es necesario en sentido general, excepto para testificar Dios en algún
movimiento extraordinario de su Santo Espíritu, cuando hace una obra especial.
Pero aún así, como una señal, una indicación de su presencia, no como parte del
culto actual de las iglesias. Aún en aquellos lejanos siglos el don no estaba
completo si su interpretación.

4. Vamos a concluir con un pequeño análisis del beneficio y deficiencia del don de
lenguas. Hay un problema con ellas, que si no hay interpretación de las mismas, la
congregación no recibe beneficio alguno. Delante de los hermanos las lenguas
tienen un uso práctico, la edificación de la iglesia (v.5). Era muy delicada la
situación porque si los cultos se tienen cada día y no hay edificación espiritual los
hermanos no crecen, no se fortalecen y después de un tiempo la congregación
puede resultar seriamente dañada.
La iglesia es edificada por medio del entendimiento; ¿edifican las lenguas? ¿Cómo
puede alguien edificarse espiritualmente hablando en un idioma que él mismo no
entiende sino otros? A mí me parece que cuando el apóstol dice que el que habla en
lengua a sí mismo se edifica (v. 4) lo dice a modo de concesión, para no discutir el
punto con los que alegaban el bien espiritual que les hacía hablar en lenguas. Tiene
que haberlo dicho con ese propósito porque para Pablo el uso de la mente es un
factor importante en la salvación, la alabanza y la oración (14.13-15). El en v. 13
se ve bien que si alguien no entiende lo que él mismo está diciendo, no se está
edificando nada. Es imposible cuando el entendimiento queda sin fruto (v. 14) haya
resultado alguna bendición espiritual. Si la práctica de hablar en lenguas ocupa
mucho tiempo de la vida cristiana, ésta puede secarse y morir por inanición. Para
que algo haga bien tiene que entenderse, lo que no pasa por la mente no llega al
corazón; la edificación cristiana tiene que ser fuertemente intelectual. No es posible
adorar a Dios si no se hace en el espíritu de alguna verdad suya. El conocimiento
de una verdad implica una revelación del Señor y eso conlleva la transmisión de
una gracia suya, una transfiguración de él y una transformación nuestra. La mejor
forma de edificación es la profecía. El que profetiza, esto es, el que enseña, el que
predica, el maestro y predicador, es el medio más edificante que posee la iglesia (2
Ti 1.11). Si la iglesia se aparta de este ministerio, aunque use otros, se seca y se
muere. El Espíritu Santo se comunica con la iglesia mediante la profecía no
mediante las lenguas.

Lo Sobrenatural del don de Lenguas

“Ahora pues, hermanos, si yo fuera a vosotros hablando en lenguas, ¿de qué


provecho os sería, si no os hablara con revelación, o con conocimiento, o con
profecía o con enseñanza? Aun las cosas inanimadas como la flauta o el arpa,
cuando producen sonido, si no hacen clara distinción de tonos, ¿cómo se sabrá lo
que se toca con la flauta o se tañe con el arpa? También, si la trompeta produce un
sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? Así también vosotros, si
mediante la lengua no producís palabras comprensibles, ¿cómo se entenderá lo que
se dice? Porque estaréis hablando al aire. Hay, por ejemplo, tanta diversidad de
idiomas en el mundo; y ninguno carece de significado. Por eso, si yo desconozco el
significado del idioma, seré como extranjero al que habla, y el que habla será como
extranjero para mí. Así también vosotros; puesto que anheláis los dones
espirituales, procurad abundar en ellos para la edificación de la iglesia. Por eso,
quien habla en una lengua, pida en oración poderla interpretar. Porque si yo oro en
29

una lengua, mi espíritu ora; pero mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué pues?
Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento. Cantaré con el
espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. Pues de otro modo, si das
gracias con el espíritu, ¿cómo dirá “amén” a tu acción de gracias el que ocupa el
lugar de indocto, ya que no sabe lo que estás diciendo? Porque tú, a la verdad,
expresas bien la acción de gracias, pero el otro no es edificado. Doy gracias a Dios
que hablo en lenguas más que todos vosotros. Sin embargo, en la iglesia prefiero
hablar cinco palabras con mi sentido, para que enseñe también a los demás, que
diez mil palabras en una lengua. Hermanos, no seáis niños en el entendimiento;
más bien, sed bebés en la malicia, pero hombres maduros en el entendimiento. En
la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo, y ni
aun así me harán caso, dice el Señor. Así resulta que las lenguas son señal, no para
los creyentes, sino para los no creyentes; en cambio, la profecía no es para los no
creyentes, sino para los creyentes. De manera que, si toda la iglesia se reúne en un
lugar y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o no creyentes, ¿no dirán que
estáis locos? Pero si todos profetizan, y entra algún no creyente o indocto, por
todos será convencido, por todos será examinado, y lo oculto de su corazón será
revelado. Y de esta manera, postrándose sobre su rostro, adorará a Dios y
declarará: “¡De veras, Dios está entre vosotros!” (14.6-25).

1. No voy a repetir algunas cosas que ya hemos hablado varias veces, sino aquello
que con respecto a las lenguas me parece nuevo. Primero, el don de lenguas en
este capítulo es el mismo que el mostrado en el libro de Los Hechos de los
Apóstoles (vv. 6, 10, 11), “si yo voy a vosotros hablando en lenguas…tantas clases
de idiomas hay…”. El apóstol está pensando en idiomas, no en otra clase de sonidos
sin la estructura de una lengua hablada por los hombres. Este concepto es capital
para aceptar o rechazar cualquier pretensión de tener este don; se debe aceptar
sólo eso, lenguas habladas y sobre todo, por el objetivo de ser una señal para los
incrédulos, tiene que ser actual, no una lengua muerta ni otra que vaya a hablarse
en mil años. Dentro de la iglesia casi no se necesita el don porque la mayoría habla
una misma lengua.

2. Presencia y frecuencia del don de lenguas. Es interesante lo que dice el Dr. John
Gill sobre el v. 18, “El apóstol le dice eso para que no piensen que menosprecia el
don de lenguas: ni quiere humillarlos o persuadirlos a que no lo tengan, o mostrarle
envidia como si no lo poseyera también, porque tiene este don en una forma muy
eminente, y algunas veces lo usaba cuando las circunstancias lo demandaban,
podía hablar más lenguas que cualquiera de ellos y con más frecuencia. Y esto por
la ocasión que tenía para viajar mucho en otros países donde desconocía la lengua
y tenía que predicarles el evangelio; de esto hace mención no para enorgullecerse
sino para darle gracias a Dios y reconocer que él es el autor de este don”.
El Dr. Gill da a entender que las lenguas son idiomas extranjeros usados en la
predicación del Evangelio, que Dios le había permitido predicar en muchas lenguas
desconocidas para él y ganar almas; que la aparición de ellas está a discreción
divina, apareciendo en el momento que no lo esperaba, por eso dice “con más
frecuencia”. El don no era algo controlado por la persona que lo tenía como si
pudiera decir “ahora hablaré a esta persona en tal idioma; le hablaré en su propia
lengua natal”, abrir los labios y empezar a predicarle. No, al contrario, “al abrir su
boca” le era dado el mensaje y el idioma. El Espíritu lo impulsaba a hablar, abría
sus labios y mensaje e idioma brotaban juntos; él no menciona que tuviera el don
de interpretación, pero es posible que orara para poder entender el mensaje que
les había dicho. Podía saber en cuántos idiomas había predicado el mensaje de
salvación, por eso dice que hablaba más que todos ellos y con más frecuencia.
Si lees en el v. 21, “en otras lenguas y con otros labios…” hallas que el apóstol usa
un texto de Isa, 28.11,12, donde Dios le promete a su pueblo que oirán el idioma
de los asirios, de los bárbaros. Exactamente no hay ninguna referencia a una
capacidad sobrenatural para hablar idiomas extranjeros, pero el apóstol cree que sí,
30

aunque la intención superficial no lo diga. De todos modos, para lo que estamos


probando, es idioma, actual, no balbuceos incoherentes, ni idioma angelical.

3. El Evangelismo y la expansión de la iglesia, su crecimiento numérico. Debo


confesar, hermanos, que la evangelización de la sociedad no es una labor interna
de la iglesia sino externa. El apóstol menciona la presencia de indoctos o incrédulos
dentro de ella como una posibilidad no como una costumbre que había de invitar a
los tales a las reuniones, “si entran” (v. 23); la iglesia estaba vertida hacia afuera,
hacia el mundo, no hacia adentro, hacia ella misma. Los hermanos y hermanas
hablaban del evangelio a sus compañeros, sus vecinos, sus familiares, y esto era
una labor continua, diariamente. De la palabra “indocto” conocemos la castellana
“idiota”, ignorante; y de “incrédulo”, “sin fe”. Sí entraban almas perdidas a los
cultos pero no era la norma que se buscasen para predicarles porque podían
hallarlos en otros sitios y porque el evangelismo de masa también podían hacerlo
en las sinagogas y otros sitios de reunión de masas. La argumentación de Pablo en
los v. 24, 25 lleva el mismo propósito que ya ha enfatizado, que el mensaje en la
iglesia debe ser comprensible y cuando se trata de inconversos más, porque el don
de lenguas para ellos tenía ese objetivo, que entendieran el evangelio. El Espíritu
no le daba el don de lenguas en el mismo idioma en que ellos hablaban, por lo
tanto, cuando todos los presentes hablaban una misma lengua, mejor era el don de
profecía que el de lenguas. Como puedes ver, el don de profecía en aquellos
tiempos dentro de la iglesia no se usaba como vaticinio futuro sino para leer el
pasado, “todo lo que he hecho”, tiende hacia atrás.

4. Y por último, la profecía, el mejor don, y la predicación del evangelio; lo segundo


no es exactamente un equivalente al don de profecía pero es la esencia misma
suya, la comunicación de la verdad del evangelio. El profeta del NT buscaba
primero un convencimiento de la persona, “por todos es convencido”, no que ellos
eran profetas sino convencido de pecados donde los pecados son expuestos a la luz
del juicio de Dios, “por todos es juzgado”. Indudable que les revelaban el corazón.
La predicación no revela públicamente los pecados de una persona sino que lo
convence interiormente y ella se da cuenta que el mensaje le viene bien. No ocurre
así porque ya no hay necesidad de autentificar la presencia divina dentro del
movimiento espritual cristiano. Un “profeta” que se ponga en pie y descubra
públicamente la vida de una persona, está obrando fuera de un contexto histórico y
teológico; quizás en ocasiones pudiera adivinar algunas cosas pero no es seguro,
además no hay garantía que lo que manifieste, suponiendo que fuera cierto,
provenga del Espíritu de Dios.

Exposición 64

“¿Qué significa esto, hermanos? Que cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene
un salmo o una enseñanza o una revelación o una lengua o una interpretación.
Todo se haga para la edificación. Si es que alguien habla en una lengua, hablen dos
o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si acaso no hay intérprete, que
guarde silencio en la iglesia y hable a sí mismo y a Dios. Igualmente, los profetas
hablen dos o tres, y los demás disciernan. Si algo es revelado a alguno que está
sentado, que calle el primero. Porque todos podéis profetizar uno por uno, para que
todos aprendan y todos sean exhortados. Además, los espíritus de los profetas
están sujetos a los profetas; porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz.
Como en todas las iglesias de los santos, las mujeres guarden silencio en las
congregaciones; porque no se les permite hablar, sino que estén sujetas, como
también lo dice la ley. Si quieren aprender acerca de alguna cosa, pregunten en
casa a sus propios maridos; porque a la mujer le es impropio hablar en la
congregación. ¿Salió de vosotros la palabra de Dios? ¿O llegó a vosotros solos? Si
alguien cree ser profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo es
mandamiento. Pero si alguien lo ignora, él será ignorado. Así que, hermanos míos,
31

anhelad profetizar; y no impidáis hablar en lenguas. Pero hágase todo


decentemente y con orden” (14.26-40).

Desde el v. 26 hasta el final del capítulo el énfasis recae en una palabra, orden;
esta palabra la puedes buscar en el último versículo, 40; y el propósito de ella tiene
otra palabra significativa, sujeción y la hallarás en el v. 34. Con estas dos palabras
en mente podemos partir para comentar el texto. La intención del apóstol es que
haya orden en la iglesia, porque todo su pensamiento se desarrolla en relación con
la reunión o lo que llamamos culto.

1. Amado, si miras bien notarás que el apóstol quiere que el culto sea ordenado, los
hermanos que hablan en lenguas tienen que someterse a un orden y pueden hablar
con una condición, que haya un intérprete que traduzca el mensaje divino, si no
hay quien interprete sus lenguas tienen que suspender su ejercicio en los cultos y
convertir el don en una práctica privada (v. 28). De esto se desprende que el don
no es imprescindible en el culto, que bien puede obviarse sin que se lastime o dañe,
y que su provecho bien lo substituye el don de profecía que sirve para enseñar,
aprender y exhortar (v. 31). Es una clara indicación de su temporalidad. El fin del
culto es la edificación (v. 26).

Existe también una regulación, no puede ponerse en pie quien lo quiera y comenzar
a hablar en lenguas sino que a lo sumo pueden hacerlo tres y por turno (v. 29),
para que no haya confusión (v. 33) ni los que entren al culto piensen que están
locos (v. 23), o que vuelven locos a los que no pueden soportar tantas personas
hablando a la vez. Los profetas también deben seguir las mismas reglas pero tiene
el don un propósito de permanencia mucho mayor que las lenguas por su
naturaleza misma. El culto de hoy está más simplificado que aquellos aunque
básicamente contiene su substancia, la alabanza y la exposición de la palabra de
Dios. Un anciano o pastor es quien trae el mensaje del Señor y los demás oyen; la
congregación canta himnos y ora con el mismo procedimiento ordenado que exigió
Pablo y con su mismo propósito para la edificación. El culto no es una fiesta, su
propósito no es el regocijo sino edificarse los unos a los otros, exhortarse los unos a
los otros. Un culto así, ordenado, tiene que ser reverente y no necesariamente
muerto. La actividad humana, hermano, no debe ser confundida con la presencia
del Espíritu; hay tanta vida en la contemplación espiritual, la oración en silencio,
como en la alabanza y la plegaria pública. Si un culto ha de estar realmente vivo
debe ser lleno con la palabra del Señor y con la oración; y como un resultado de
vida en el alma, la alabanza con gracia (Col 3.16,17).

2. La participación de las mujeres en el culto público trajo desorden por una


cuestión importante que la concentra la palabra sujeción (v. 34). Lo que la ley
prohíbe es el dominio del hombre por la mujer y ese dominio se ejercita mediante
la enseñanza (1 Ti 2.11,12); por eso es que es considerado por el apóstol como
algo indecoroso (v. 35) (vergonzoso). Cuando el apóstol dice que le prohíbe a la
mujer hablar (v. 34), no quiere decir abrir la boca sino “predicar, enseñar” a los
hombres; pero recuerda que no es por la enseñanza en sí sino por el principio de
autoridad que es subvertido. Ese principio es desafiado cuando una mujer es
elevada al rango de pastor. El cargo de anciano no era exactamente equivalente al
de profeta.

Si tú lees los requisitos para elegir a los ancianos no hay ninguno que diga que
reciba la palabra por revelación. Los ancianos ya la conocían. Su trabajo era
enseñar, exhortar, con la palabra de Dios (1 Ti 5.17). Una mujer en una posición
así de eminencia reta la orientación de la palabra de Dios. Aunque el contexto social
hoy ha cambiado desde que Pablo escribió esto, la designación de un anciano es
para entregarle el gobierno de la iglesia y la instrucción de la palabra del Señor. Se
32

recurre a las hijas de Felipe que eran profetizas para alegar a favor de la posición
pastoral ocupada por una mujer (Hch 21.9); pero hasta donde veo no dice que
profetizaban en la iglesia sino que recibían mensajes divinos en el hogar, eran
como siete Nuevos Testamentos allí, o siete libros del canon sagrado. Aunque ahora
seamos más flexibles en el uso de la mujer en la iglesia por las razones obvias de
cambios históricos y culturales, no se le entrega el púlpito por cuestión del principio
de autoridad que a él se halla asociado. No es tener a las hermanas en menos, ni
discriminarlas sino situarlas en su lugar. Son amadas mucho por sus esposos y
hermanos en la fe para menospreciarlas, pero tampoco más que la palabra del
Señor para permitirles que sean alzadas por la fuerza a una indecorosa posición
exigida por el movimiento feminista moderno.

Don de Lenguas - Uso del Don

Oscar Mraiada, pastor de la iglesia Bautista del Centro, en la ciudad de Buenos


Aires, escribe que “Esta es la capacidad para expresarse en un idioma que quien
habla no lo ha aprendido ni lo entiende, y que resulta incomprensible para el
oyente. Tal idioma tendría el propósito de capacitar a una persona a que adore a
Dios con mayor profundidad y con mayor libertad en su ser interior”.(0)

No se debe exagerar ni minimizar la importancia de ningún don. Cada uno tiene su


lugar en al plan de Dios y debe utilizarse solo a su servicio. Ningún don es prueba
de santidad.

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser


como metal que resuena, o címbalo que retiñe. ” (I Corintios 13:1).

Debemos aceptar con gratitud todos los dones de Dios y usarlos bien. San Pablo
dice: Doy gracias a Dios porque hablo en lenguas más que todos vosotros
(I Cor. 14:18)

Habiendo clarificado gratitud por el don de lenguas que el mismo posee, San Pablo
escribe en el próximo versículo: “pero en la asamblea, prefiero decir cinco
palabras con mi mente, para instruir a los demás, que 10.000 en lengua”.
(I Cor. 14:19)

En las reuniones de cristianos todo don tiene su lugar en el orden que debe existir.

“Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar


lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden.”(I Cor 14:39-40)

Como todo don, las lenguas pueden utilizarse bien o mal.

El don de lenguas también es una gran ayuda en la oración privada.

Los ministros y líderes de grupos tienen una responsabilidad de enseñar el


uso correcto de los dones. Deben ayudar a vencer las dudas y otros obstáculos
como también advertir sobre los excesos. De igual manera, no es justo condenar
un don de Dios porque algunos lo hayan mal usado o mal interpretado.

Las lenguas no son una “señal” para los creyentes

San Pablo escribió: “Así pues, las lenguas sirven de señal no para los
creyentes, sino para los infieles; en cambio la profecía, no para los infieles,
sino para los creyentes.” (I Cor. 14:22)
33

San Pablo no está sugiriendo que no se use el don entre creyentes. Solamente dice
que no se tenga entre ellos como señal. Y es que algunos enseñan falsamente que
el don de lenguas es señal de elección o de santidad o asumen que si no hay
oración en lenguas no está actuando el Espíritu Santo. Estos errores se deben
condenar. San Pablo exhorta a la madurez, a valerse con gratitud de todos los
dones pero no fascinarse con los dones más visibles, sino reconocer el lugar de
cada uno. El de lenguas es inferior a los demás dones y virtudes.» (1)

«La palabra don de lenguas viene de la unión de dos palabras: glosa que quiere
decir lengua y de la palabra LALIA que es el acto de hablar (del verbo laléo de la
lengua griega), que, juntando las dos palabras, leemos: “glosolalia”, Por lo tanto,
Glosolalia es el don de hablar lenguas.

“El don de lenguas es un milagro divino en que, en el ejercicio de la voluntad y


sabiduría divina, el Espíritu Santo concede a algunos creyentes el poder de hablar
en idiomas que no aprendieron por los procesos naturales, y esto con el fin de
testimoniar de Jesús Cristo delante de los que no creen.” (Juan F. Soren).

“Don de lenguas es la divina capacitación de se poder expresar en una lengua


extranjera”. (Elemer Hasse).

Podemos decir así: El don de lenguas es la posibilidad que el Espíritu Santo concede
al creyente para hablar un idioma totalmente desconocido para el. Ese don consistía
de poderes milagrosos conferidos a los apóstoles para predicar el Evangelio a todas
las naciones en sus respectivas lenguas. Por eso, es bueno que se sepa que este
don no es necesario para la salvación de la persona, sino que una concesión dada
por Dios para llevar la salvación a otros. Dijimos no necesaria a la salvación, debido
a este fenómeno ocurre también entre las religiones paganas, y aún en el mundo
antiguo del Antiguo Testamento.

“El fenómeno glosolálico es universal, en el sentido que aparece en las mas


variadas circunstancias, tiempos y lugares. Lo encontramos en el Antiguo
Testamento. Lo descubrimos en las religiones paganas y étnicas. Repunta en sectas
neopaganas en diversos ramos y grupos del cristianismo primitivo, medieval y
moderno. Lo constatamos aún en manifestaciones psicopáticas y psiconeuróticas,
sin cualquier influencia religiosa”. (Juan F. Sorem, en el libro: La Doctrina del
Espíritu Santo). (2)

Los dones son concedidos por Dios para edificación de la iglesia

“Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad


abundar en ellos para edificación de la iglesia… ¿Qué hay, pues,
hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene
doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo
para edificación.” (I Cor.14:12 y 26),

“Es un dogma de fe, entre las iglesias pentecostales, que el bautismo en el Espíritu
Santo siempre viene acompañado de las lenguas. La constitución de una de esas
Asambleas, afirma: “El bautismo en el Espíritu Santo es testimoniado por la señal
física inicial de hablar en otras lenguas, según el Espíritu Santo de Dios les
conceda.”» (3)

Enrique Coperías escribe que: «El don de lenguas o glosolalia (de las voces
griegas glossa, “lengua”, ylalein, “hablar”) es en su origen un término religioso que
aparece mencionado en el Nuevo Testamento y que hace referencia al don que
otorgó el Espíritu Santo a los apóstoles -y éstos a terceros mediante la imposición
34

de manos – para poder hablar fluidamente idiomas extranjeros sin haberlos


aprendido, como en Pentecostés.

Los Hechos narran cómo ese día los Apóstoles, reunidos con otras personas en
Jerusalén, “quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar otras
lenguas”(Hch. 2:4). Se trata de verdaderos idiomas hablados en determinados
países, diferentes de aquellos que habitualmente hablaban los seguidores de Jesús,
pues los oyentes les oyen hablar sus propias lenguas y se admiran del hecho de
oírlas en labios de galileos (“¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno
en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los
que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en
Asia,Hch. 2:8-9). Este poliglotismo milagroso se repite en la Iglesia primitiva, así
como en otras religiones del mundo grecorromano.

En estas últimas se recogen casos de glosolalia como los de la pitonisa de Delfos y


la Sibila de Cumas. Se creía que una divinidad entraba en esos oráculos y que,
sirviéndose de las voces de éstos, se comunicaba con los mortales en un idioma
misterioso, que tenía que ser interpretado por sacerdotes especializados. En la
actualidad, algunas sectas, en concreto las pentecostales, que tienen muchos
adeptos en el continente americano, inducen el don de lenguas entre los
seguidores. » (4)

Billy Graham., el conocido evangelista bautista norteamericano, explica que: «El


hablar en lenguas (o “glosolalia”, término derivado de los vocablos griegos
equivalentes) figura solamente en dos libros del Nuevo Testamento: Hechos de los
Apóstoles y 1 Corintios (si bien se lo menciona en Mar. 16:17, que la mayoría de
los eruditos creen que no figura en el manuscrito original). La palabra pareciera ser
aplicada de dos maneras diferentes. Una de ellas estaría en relación con los sucesos
acontecidos en Pentecostés, cuando se produjo la prometida llegada del Espíritu
Santo. Un cuidadoso estudio de ese pasaje en Hch. 2 nos dice que las “lenguas”
eran idiomas conocidos, entendidos por los visitantes extranjeros en Jerusalén. Así,
pues, el pequeño grupo de cristianos recibió la sobrenatural capacidad de hablar en
otros idiomas.»(5)

«” Hablar en lenguas” es nada menos que tener las facultades parlantes tan
completamente bajo el control del Espíritu Santo que una persona pueda articular
un lenguaje desconocido para él mismo. Las palabras no son elegidas
conscientemente por quien habla, sino que más bien articula palabras directamente
dadas por Dios. Independientemente del lenguaje hablado, el hablar en lenguas es
una forma de profecía. La palabra “profecía” se usa más comúnmente en la
Escritura para cualquier mensaje hablado de parte de Dios. Ocasionalmente, como
en I Cor. 14, se usa en sentido más técnico. Se refiere a la comunicación de una
revelación divina en lenguaje que los oyentes entienden comúnmente. En ese
pasaje se distingue del “hablar en lenguas”. De todos modos, ambas son formas de
comunicación divina para el hombre.» (6)

Según la enciclopedia católica

«El don de lenguas y la interpretación de lenguas (colectivamente conocidos como


glossolalia) son descritos extensamente en I Cor 14.

Y ¿en qué consistía la glossolalia exactamente?

Era hablar, en vez de estar silente (I Cor. 14:28), pero no siempre en un idioma
extranjero.
35

El día de Pentecostés los Apóstoles realmente hablaron los varios idiomas de los
que escuchaban, pero los gentiles que aún no habían sido bautizados en la casa de
Cornelius se pusieron a “hablar en lenguas y glorificar a Dios”(Hch. 10:46) y
los doce efesios recién bautizados hablando en lenguas y profetizando (Hch. 19:6)
no tenían razón para usar lenguas extrañas. De nuevo, en vez de la expresión
“hablando en lenguas” Pablo usa la frase hablar “en lengua” (1 Cor. 14:2, 4,
13, 14, 27). El objeto del don no era transmitir ideas a los que escuchaban, sino
hablarle a Dios en oración (1 Cor. 14: 2, 4) un objetivo para el cual un idioma
extranjero es innecesario. Finalmente — y este argumento parece conclusivo —
Pablos compara la glossolalia, por su efecto, a hablar en un idioma desconocido;
por lo tanto, no es ella misma un idioma desconocido. (I Cor.14:11).

Era una lengua articulada, ya que el que hablaba oraba, cantaba, y daba gracias
(“Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi
entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero
oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré
también con el entendimiento. Porque si bendices sólo con el espíritu, el
que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de
gracias? pues no sabe lo que has dicho. Porque tú, a la verdad, bien das
gracias; pero el otro no es edificado.” (I Cor.14:14-17).

El que hablaba estaba como en un trance — “Porque si yo oro en lengua


desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.” (I
Cor. 14: 14).

En los no creyentes glossolalia ocasionaba la impresión de lo maravilloso; quizás les


recordaba los delirios religiosos de hierofantas: “Así pues, las lenguas sirven de
señal no para los creyentes, sino para los infieles; “Si, pues, se reúne toda la
asamblea y todos hablan en lenguas y entran en ella no iniciados o infieles,
¿no dirán que estáis locos?” (I Cor 14:22,23).

El don de lenguas es inferior al de profecía: “Así que, quisiera que todos


vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor
es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete
para que la iglesia reciba edificación.” (I Cor 14:5).

El carisma de interpretación es, entonces, el complemento necesario de glossolalia;


Cuando no hay interpretación, el que habla en lenguas debe callar (I Cor 14:13, 27,
28). La interpretación es el trabajo del que habla o de otro (I Cor 14:27). Toma la
forma de un discurso inteligible; la explicación debía seguirle al hablar en lenguas
tan regularmente como el discernimiento de espíritus seguía la profecía. (I Cor
14:28-29).

Entre los Patriarcas es sententia communissima que el hablar en lenguas era hablar
lenguas extranjeras. Su interpretación está basada en la promesa en Marcos
16:17 “hablarán en lenguas nuevas”, y en su cumplimiento en el don de
lenguas de los apóstoles (Hch. 2:4). Una nueva lengua, sin embargo, no es
necesariamente una lengua extranjera, y un don que tuvo uso especial el día de
Pentecostés parece sin propósito en asambleas de personas de un mismo idioma.
Hay, además, objeciones textuales a la opinión común, aunque, debemos admitir,
no convencedoras. Muchas explicaciones de este oscuro carisma son ofrecidas, pero
ninguna de ellas está libre de objeción. Puede ser que haya algo de verdad en todas
ellas. San Pablo habla de “tipos de lenguas”, que puede implicar que la glossolalia
se manifestaba en muchas formas: por ejemplo, en la forma de lenguas extranjeras
cuando lo requerían las circunstancias, como con los Apóstoles; como una nueva
lengua — “un tipo de locución distintiva de la vida espiritual y distinguida del habla
36

común, la cual para los sentimientos exuberantes de la nueva fe parecían


inadecuada para la comunicación con Dios”( Wizsacker); o como la manifestación
de los gemidos inefables del Espíritu, pidiendo por nosotros, y causándonos gritar
“Abba, Padre” (Ro. 8:15,26). » (7)

El Dr. Pablo Deiros, un reconocido teólogo, historiador y el pastor principal de la


Iglesia Bautista del Centro, en Bs. As., Argentina y el Dr. Carlos Mraida, su
copastor, citan en una nota Nº 1 de pie de la pagina Nº 219, del libro Latinoamérica
en Llamas, que «“uno de los más importantes teólogos que ha sostenido que las
obras extraordinarias en la vida de la iglesia cesaron con el fin de la era apostólica
(aproximadamente año 150 d. de C.) fue el presbiteriano Benjamín B. Warfield. Sus
conferencias fueron reimpresas de 1917 a 1918 en Benjamin
W.Warfiewld, Counterfelt Miracles (Falsos milagros), The Banner of Truth Trust”

Luego ellos citan a Kevin y Dorothy Ranaghan, autores del libro


Pentecostales católicos pp.150-152), quienes definen el don de lenguas:

“El hablar en Lenguas es una forma de orar que, según creemos nosotros, debe ser
una ocurrencia diaria de la vida del cristiano verdadero que está lleno del Espíritu.
Sin embargo, a primera vista este don parece tan fuera de lo común, tan
extraordinario, que la simple mención de él evoca inquietud, curiosidad,
escepticismo, y hasta hostilidad abierta… es uno de los dones del hablar, una
expresión del Espíritu por medio del hombre, con una diferencia mayor. Los otros
dones del hablar, usan el idioma de la persona que habla, mientras que en este don
el sujeto no conoce el idioma en que habla. Tanto la forma como el contenido, son
dones del Espíritu. El don de lenguas se usa solamente para oración y alabanza.
Con el don de interpretación puede convencer al incrédulo y fortificar, consolar,
enseñar o conmover la comunidad de fe. La interpretación de lenguas es un don
complementario que se puede esperar en la comunidad. Sin éste, el don de lenguas
tiene que limitarse al uso privado devocional. El don de interpretación no es una
traducción de un idioma extranjero. La traducción, con la comprensión literal de las
palabras habladas ha ocurrido en nuestros grupos; pero esto no es el don de
interpretación… Al usar el don de interpretación dado por el Espíritu, el idioma
queda tan extraño al que interpreta como al que habla. Sin embargo, el que
interpreta entiende el sentido y el impacto del mensaje. No es una traducción o
comprensión palabra por palabra; varía más bien de una idea vaga de lo que el
Señor quiere decimos, a una comprensión total, dependiente de nuestro estado de
corazón ante el Señor. La receptividad al ejercicio de este don tiene un crecimiento
progresivo.”

En el siguiente capítulo del mismo libro, se hace una observación interesante sobre
el don de lenguas:

“En cuanto al don de lenguas, Pablo no se opone al hablar en lenguas, y da gracias


a Dios que lo practica más que los corintios. Pero limita y regula el uso público de
las lenguas (I Cor 14). Creemos que este don, como el resto de los carismas, tiene
vigencia hoy. La persona que recibe el don, hará de la oración en lenguas, una
parte de su vida devocional, junto a la lectura bíblica, la oración y la alabanza
periódicas. El que habla no es una herramienta pasiva en manos del Espíritu. Según
la enseñanza paulina, el creyente que tiene este don posee control del mismo. Lo
usa para alabar a Dios y para edificación propia. A menos que haya quien
interprete, el que habla en lenguas debiera abstenerse de hacerlo en una reunión
pública.

Muchos pentecostales y carismáticos afirman la obligatoriedad de tener el don


de lenguas, para que un creyente sea lleno del Espíritu Santo. Pero la Biblia afirma
37

que el Espíritu reparte los dones como Él quiere (I Cor 12.11). Es más, niega que
todos deban hablar en lenguas (I Cor 12.30). En ninguna parte se nos dice que
todo creyente debiera tener el don de lenguas u otro carisma.

Piensa que la dificultad radica en la incapacidad aparente de algunos líderes


carismáticos para distinguir entre un espíritu crítico y el don de discernimiento. Es
perceptible en algunos cristianos pentecostales y en algunos carismáticos, un
sentimiento de cierta superioridad espiritual sobre el resto de los cristianos, que no
han vivido esa experiencia. A la luz de las Escrituras, es claro que cuando los dones
espirituales se convierten en ocasión para contiendas y divisiones en la iglesia, lejos
de ser canales para el crecimiento, por su mal uso son signos de inmadurez.

Una lectura cuidadosa de Ro. 12.3-8 y 1 Cor. 12.14-26, excluye el orgullo espiritual
de aquellos más dotados en ese aspecto. Es justo reconocer que esta soberbia
espiritual, y las consecuentes divisiones, no son patrimonio exclusivo de los
pentecostales y carismáticos. Muchos “antipentecostales” o “anticarismáticos”
miran con desprecio a los hermanos pertenecientes a estos movimientos, y los
consideran como inferiores en lo intelectual.” »(8)

Peter Wagner, en su libro “El Avance del Pentecostalismo en


Latinoamérica”; nos comenta sobre las lenguas, en lo que el llama una
“corta apología sobre las lenguas en la liturgia pentecostal”:

«El hablar en lenguas es algo tan común en los cultos pentecostales de América
Latina que algunos quizá se pregunten por qué lo tratamos aquí como un asunto
por separado. La mayor parte del hablar en lenguas se produce durante la oración;
de manera que hubiera sido más natural incluirlo bajo la oración; pero, puesto que
este libro se escribe tanto para los pentecostales como para los que no lo son, es
necesario que digamos un par de cosas al respecto.

Para muchos miembros de la clase obrera latinoamericana, la vida puede


convertirse con facilidad en una rutina tediosa y monótona. Puesto que carecen de
dinero suficiente para gastarlo en muebles y otros artículos para el hogar,
automóviles, vacaciones o diversiones, son pocos los momentos de esparcimiento
que sacan a una persona de la rutina monótona de la vida cotidiana. Con
frecuencia, la gente del mundo se enfrenta al aburrimiento y la monotonía con las
bebidas embriagantes, las peleas y una vida liviana. Sin embargo, muchos han
descubierto que el cristianismo les ofrece una liberación similar, y que el adorar a
Dios puede convertirse en un éxtasis El don de lenguas produce muchas
satisfacciones espirituales para numerosas personas, y los creyentes no
pentecostales debieran proceder con cautela, como lo recomienda el apóstol Pablo
mismo, al tratar de prohibirles a otros que hablen en lenguas (I Cor. 14:39).

¿Cómo se produce el hablar en lenguas? Ofrecemos aquí el testimonio de


un pentecostal latinoamericano que podría considerarse típico de la
experiencia de hablar en lenguas:

Cierta vez me hallaba orando en una reunión. Creía muy poco en el hablar en
lenguas y tenía muchas dudas al respecto. Sin embargo, el 20 de mayo de 1967,
durante un culto de oración en la iglesia, mientras oraba con fervor, sentí de
repente como si alguien me hubiera puesto delante un poderoso reflector que me
quemaba. Quería hablar en español, pero no podía. No podía ver otra cosa que
llamas de fuego a mi alrededor, y tenía la sensación de estar ardiendo. Luego
comencé a hablar en lenguas. Estaba consciente, pero en éxtasis.
38

Algunos creyentes no pentecostales prohíben el hablar en lenguas, sosteniendo que


no es un don apropiado para la iglesia de) hoy.’ La Biblia Scofield, que ha sido
traducida al español, dice en su nota de referencia a I Cor. 14:1 que “el don de
lenguas y los dones que sirven de señal tienen que cesar”, y muchos evangélicos
sinceros así lo creen. No me propongo ocuparme aquí de si tienen razón o no.
Tienen derecho a sus opiniones; aunque sus actitudes hacia quienes están en
desacuerdo debieran ser de amor y tolerancia.

Sin embargo, hay otros que sostienen que el hablar en lenguas podría ser
apropiado en la actualidad; pero que los pentecostales latinoamericanos abusan de
ello como lo hicieron los corintios, por lo que se les debe reprender y corregir. El
determinar si realmente abusan de ese don es un asunto de juicio personal. Creo
que, en su mayor parte, no lo hacen. Según lo entiendo, el problema que se
expone en I Cor. 12:14 consistía en que los corintios dividían a los creyentes en
categorías de primera y segunda clase, según si tenían el don de lenguas o no.

El error de los corintios era que tenían la tendencia a considerar las lenguas como
el don espiritual de mayor importancia, un error que no he observado
personalmente entre los pentecostales latinoamericanos; aunque es evidente que la
tentación de caer en ese error está latente, y pudieran citarse varios casos para
demostrar que algunos de ellos cayeron en extremos. Cuando esto ha ocurrido,
alguien debe exhortar y reprender a estos hermanos, pero en el Espíritu.

Asimismo, según I Cor.14, las lenguas deben ir acompañadas por la interpretación


si se quieren usar como vehículos para comunicar verdades de Dios a la
congregación, como sucede con las profecías. Esto es cierto, pero Pablo sigue
diciendo que si no hay ningún intérprete presente, las lenguas deberán utilizarse
para hablar “para sí mismo y para Dios” (1 Corintios 14:28). Según entiendo,
eso es exactamente lo que hacen los pentecostales cuando oran al unísono y
algunos lo hacen en lenguas. Podrían hacer esto con la misma eficiencia si se
encontraran en sus devociones privadas, pero las instrucciones dadas en I Cor. no
se limitan sólo a esto.

Basta en lo que respecta a mi corta apología sobre las lenguas en la liturgia


pentecostal. Permítame repetir lo que ya dije antes: el hecho de que lo hagan los
pentecostales no quiere decir que tengan que hacerlo también todos los creyentes.
La experiencia ha demostrado que las lenguas constituyen, sin la menor duda, el
aspecto más amenazador del pentecostalismo para los no pentecostales. Pues bien,
incluso sin las lenguas (que constituyen sólo uno de ocho subtítulos de uno de los
capítulos de este libro), los pentecostales han descubierto muchos otros secretos
del crecimiento de las iglesias que pueden aplicar los creyentes que prefieren no
hablar en lenguas Si tan sólo debido a las lenguas alguien dice que no quiere tener
ninguna relación en absoluto con los pentecostales, me temo que el remedio sea
peor que la enfermedad.» (9)

Conclución:

(10)
Pablo Alberto Deiros define este don de la siguiente manera:

El don de lenguas es la habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del


cuerpo de Cristo para

a. Hablar a Dios en un lenguaje que nunca han aprendido, y/o


b. Recibir o comunicar un mensaje inmediato de Dios a su pueblo a través de una
declaración ungida divinamente en un lenguaje que jamás nunca han aprendido o
que desconocen.
39

Notas:

0. Oscar Mraida,manual de teologia sistematica,p.99, Iglesia evangélica bautista


del centro,Bs.As. R.Argentina,1997

1. Padre Jordi Rivero,“Don de Lenguas”, corazones.org

2. Martín Gardner, “La Glosolalia”, sociedad para el avance del pensamiento


crítico, arp-sac.org,

3. Ibid

4. Enrique Coperías, El don de lenguas, Findesemana.Libertad Digital.com

5. “El verdadero don de lenguas”, adventist@s

6 Walter J. Chantry, Señales de los apóstoles, Págs. 35-36, edit. The Banner Of
Truth Trust

7 Artículo titulado “Charismata”, de la Enciclopedia


Católica,http://www.enciclopediacatolica.com/c/charismata.htm

8 Pablo Deiros, Carlos Mraida, Latinoamérica en Llamas, cap. X, Págs.218-219, y


cap. XI, Págs. 228-229, 1994, Editorial Caribe

9 “El Avance del Pentecostalismo en Latinoamérica”, Peter Wagner, Págs. 76-78,


Edit. Vida, Segunda Edición 1987

10. Pablo Alberto Deiros, Los dones del Espíritu Santo, p.174, Iglesia Evangélica
Bautista del Centro, Bs.As. R.Argentina,1995

En mi nombre hablarán nuevas lenguas (IV)

Hola:

Dios te bendiga. Gracias por interesarte en este estudio. Deseo sinceramente que lo
halles de utilidad y de bendición para tu vida espiritual y que puedas hallar las
respuestas que estás buscando.

Esta es la cuarta nota de una serie de 4 artículos sobre En mi nombre hablarán


nuevas lenguas .

Gracias nuevamente por interesarte.

Paulo Arieu

——————

Siga la serie:

• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (I)


• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (II)
• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (III)
• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (IV)
40

Las palabras están ahí, para explicar el significado de las cosas, de manera que el
que las escucha, entienda dicho significado.” — Aldous Huxley (novelista inglés)

Datos Históricos:

De la lectura del libro “En los Postreros días”, considero las siguientes conclusiones
extraídas: «La Iglesia del Nuevo Testamento había sido verdaderamente una
Iglesia carismática, según lo confirmaba el libro de los Hechos de los Apóstoles.
También era claro que la Iglesia primitiva retuvo sus dones originales y su poder
pentecostal en el largo período de lucha y de persecución antes del triunfo del
cristianismo en Occidente bajo Constantino. Sin embargo, después de lograr
aceptación y poder, la Iglesia comenzó a experimentar cada vez menos el poder
milagroso de la Iglesia primitiva, y se volvió más y más ritualista, adoptando
expresiones sacramentales de la fe.

El movimiento de renovación montanista del período 185-212 d.C. representó un


intento por restaurar los carismas a la iglesia. A pesar de algunos éxitos iniciales,
en los cuales las lenguas y la profecía fueron restauradas entre los seguidores de
Montano, el movimiento fue finalmente condenado por la Iglesia. La causa principal
de este rechazo no fue la presencia de los carismas, sino los reclamos de Montano
de que las expresiones proféticas eran de igual valor que las Escrituras.

Muchos tienen la impresión de que la Iglesia reaccionó contra el montanismo


afirmando que los carismas más sensacionales, aun cuando los había
experimentado la Iglesia apostólica, habían sido quitados después que estuvo
completo el canon aceptado de las Escrituras. Esta opinión fue expresada por
Agustín y respaldada por los eruditos de los siglos siguientes. Respecto de las
lenguas como evidencia de la recepción del Espíritu Santo, Agustín dijo:

“En el comienzo de la Iglesia el Espíritu Santo cayó sobre los creyentes, y ellos
hablaron en lenguas que no habían aprendido, según el Espíritu les facultó para
hacerlo. Era una señal apropiada para la época: todas las lenguas del mundo eran
una significación adecuada del Espíritu Santo, por cuanto el evangelio de Dios
habría de ser difundido por medio de toda lengua en todas partes del mundo. La
señal fue dada y luego dejó de ser. Nosotros ya no esperamos que aquellos sobre
los cuales se imponen las manos reciban el Espíritu Santo con el’ acompañamiento
del hablar en lenguas. Cuando nosotros retiramos nuestras manos de sobre estos
“infantes”, los miembros recién nacidos de la Iglesia, ninguno de ustedes (pienso
yo) miró para ver si hablarían en lenguas, o viendo que esto no ocurría, tuvo la
perversidad de decir que no habían recibido el Espíritu Santo, pues si lo hubieran
recibido, hubieran hablado en lenguas como ocurrió en el principio.”

Del mismo modo para todos los otros dones extraordinarios del Espíritu, la teoría
de la “cesación” de Agustín fue de una gran influencia sobre las generaciones de
teólogos subsiguientes: “Algunos preguntan: ¿Por qué no ocurren los milagros en la
actualidad, tal como ocurrió en los tiempos antiguos? Yo podría responder que
éstos eran necesarios entonces, antes de que el mundo llegara a creer, con el fin de
ganar la creencia del mundo.”La reacción contra el montanismo, que condujo a la
creencia de que los carismas habían concluido con la era apostólica ha seguido
hasta los tiempos modernos. Aun cuando la Iglesia Católica Romana dejó la puerta
abierta a los milagros en la vida de ciertos santos (de algunos de los cuales se dice
que habían hablado en lenguas y que habían realizado algunos milagros de
sanidad), la Iglesia manifestaba una tendencia cada vez mayor a enseñar que los
milagros de la era apostólica concluyeron con la Iglesia primitiva. Con la
institucionalización de la Iglesia, los carismas menos espectaculares de gobierno,
41

administración y enseñanza pasaron al primer plano como los dones más


aceptables a disposición de la jerarquía.

Fue Juan Crisóstomo en el siglo cuarto el que presentó la expresión clásica del
punto de vista de que los carismas habían cesado, en sus hornillas sobre 1 Corintios
12. Confesando su ignorancia sobre el asunto, escribió:

“Todo este pasaje es muy oscuro: pero la oscuridad es producida por nuestra
ignorancia de los hechos a los cuales se hace referencia y por la cesación de estos,
siendo así que entonces solían ocurrir pero ahora ya no ocurren más. ¿Y por qué
razón no ocurren ahora? Porque, miren ahora, también la causa de la oscuridad ha
suscitado en nosotros otra interrogante, y es esta: ¿Por qué ocurrieron entonces y
ahora ya no ocurren más?.. . Pues, ¿qué era lo que ocurría entonces? Todo el que
era bautizado hablaba de inmediato en lenguas, y no solamente en lenguas, sino
que muchos profetizaban, y algunos realizaban muchos milagros… pero lo que más
abundaba entre ellos era el don de lenguas.”

La cesación de los carismas llegó a ser parte de la teología clásica de la Iglesia.


Agustín y Crisóstomo fueron citados por incontables teólogos y comentaristas en los
siglos que les siguieron. Dones como la glosolalia (el hablar en lenguas) llegaron a
ser tan raros que la Iglesia olvidó la apropiada función que los tales cumplían en la
comunidad cristiana. Con el paso de los años, el hablar en un idioma no aprendido
por quien lo hablaba fue visto como evidencia de la posesión de un espíritu maligno
más bien que del Espíritu Santo. En efecto, ya alrededor del año 1000 d.C. el
Rituale romanum (Ritual romano) definía la glosolalia como la evidencia a simple
vista dé posesión demoníaca. Pudiera haberse esperado que los reformadores, tales
como Lutero y Calvino, hubieran restaurado los carismas a la Iglesia como la
herencia común de todos los creyentes. Sin embargo, no sucedió así. Uno de los
cargos presentados en contra de los reformadores por las autoridades católicas era
que al protestantismo le faltaban milagros que confirmaran sus comienzos. Los
teólogos católicos consideraban los carismas como la aprobación divina del
comienzo de la Iglesia. Los católicos demandaban de Lutero y de Calvino señales y
milagros que autenticaran que sus iglesias eran iglesias cristianas genuinas y
ortodoxas. Lutero, Siguiendo la línea de pensamiento de Agustín y de Crisóstomo,
respondió con el siguiente punto de vista respecto de las señales, milagros y dones
del Espíritu Santo:

El Espíritu Santo es enviado en dos formas. En la Iglesia primitiva fue enviado en


forma manifiesta y visible. De este modo descendió sobre Cristo en el Jordán en
forma de paloma (Mateo 3:16), y sobre los apóstoles y otros creyentes en forma de
fuego (Hechos 2:3). Este fue el primer envío del Espíritu Santo; era necesario en la
Iglesia primitiva, la que debía establecerse con señales visibles por causa de los
Inconversos, tal como Pablo testifica en 1 Corintios 14:22. “Las lenguas son por
señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos.” Pero más tarde, cuando la iglesia
había sido reunida y confirmada por estas señales, no fue necesario que continuara
este envío visible del Espíritu Santo.

A través de los siglos, el cristianismo, en sus ramas católica romana y protestante,


adoptó el punto de vista de que los dones espectaculares y sobrenaturales del
Espíritu Santo habían terminado con la Iglesia primitiva, y que, al haberse
completado el canon de las Escrituras inspiradas, nunca volverían a ser necesarios.
La tradición mística católica siguió dando lugar a que algunos santos poseídos de
“santidad heroica” ejercitaran algunos de los dones, pero tal santidad estaba
reservada, en la mente de muchos, para los miembros del clero y para los
religiosos (obispos, sacerdotes, monjes y monjas), no para las masas de cristianos
comunes. Este punto de vista fue la sabiduría convencional de la Iglesia hasta el
42

siglo diecinueve. Entonces los desarrollos histórico y teológico provocaron el


comienzo de un extraordinario cambio de opinión en varios lugares, en forma
notable en Inglaterra y Estados Unidos. » (1)

«Crisóstomo, cuando él escribió contra el ambiente de la cultura pagana de su


tiempo, comentó que sus ídolos,“aunque mudos en sí mismos, tenían con todo sus
oráculos y profetas y augures, quienes aparentaban tener dones espirituales, como
la pitonisa de Delfos; pero no se engañen —advirtió—, los dones de ellos se pueden
distinguir fácilmente de los de nosotros» (2)

«Prácticamente, cada generación de la cristiandad ha testimoniado el


desenvolvimiento de algún nuevo movimiento (bueno o malo) dentro de sus
hileras. Los apóstoles tenían que guardar la verdad contra los judaizantes y del
progreso del gnosticismo incipiente. La era pos-apostólica estaba llena de
controversias y del desenvolvimiento de nuevos “ISMOS”: Docetismo,
Cerintianismo, Eutiquianismo, Sabelianismo, Arrianismo, etc. San Agustín luchó
contra el Pelagianismo. Aún en el período de la Edad Media vió la actividad de los
Anabaptistas y la institución de las varias ordenes católicas romanas:
(Agustinianos, Dominicanos, Franciscanos, Jesuitas etc.). En el siglo XVI eclodió la
poderosa Reforma Protestante, con el desenvolvimiento subsecuente de los
mayores grupos eclesiásticos (Luteranos, Anglicanos, Presbiterianos etc., y de los
menores disidentes). Mas tarde, la cristiandad americana contribuyó con muchos
grupos diferentes: Mormones, Campbelitas, Testimonias de Jehová, Adventistas del
Séptimo Día, etc.).

El siglo XX también ha testimoniado su parte de nuevos desenvolvimientos. Un


movimiento-clave ha sido el Pentecostalismo, con su énfasis sobre el Espíritu Santo
y dones espirituales.

Este movimiento viene dividiendo todas las iglesias, aún las tradicionales que
resultan en la formación de nuevas denominaciones a cada día. Este movimiento
llegó al Brasil en 1.911, en la ciudad de Belém do Pará, por dos pastores suecos:
Daniel Berg y Gunnar Vingren, ambos de la Iglesia Bautista de Chicago, Estados
Unidos, los cuales, días después, fueron expulsos por el pastor bautista de Belém,
por no aceptar esta nueva doctrina.

Queremos destacar aquí que estos dos pastores trajeron para Brasil la doctrina del
don de lenguas, pero Gunnar Vingren, que era teólogo bautista, tuvo que estudiar
portugués, mientras Daniel trabajaba para el sustento de ambos.

Cuando ellos fueron expulsos de la iglesia Bautista, muchas personas de la iglesia


los siguieron. Y este grupo disidente formó una asamblea, conocida hoy como
Asambleas de Dios, nacida en 1.911 (en Chile conocida con el mismo nombre). Casi
que simultáneamente a estos acontecimientos, llegaba a Sao Paulo un italiano
proveniente también de Chicago, llamado Louis Francescone que, a ejemplo de los
otros dos, también tubo que estudiar portugués, después de haber fundado una
asamblea solamente de italianos. El era presbiteriano y como la iglesia
Presbiteriana también no lo aceptó con sus dones carismáticos, el procedió de la
misma forma que los suecos, y fundó otra asamblea, que vino a ser la
Congregación Cristiana de Brasil, también en 1.9ll (en Chile: “Congregación
Cristiana de Chile).

En 1.950, surge en Sao Paulo mas un fenómeno proveniente también de los


Estados Unidos, Harold Williams, cuyo énfasis estaba en las curas divinas. En esa
época llegó a reunir mas de 200.000 personas en el “Vale do Anhangabaú” en Sao
Paulo (pleno centro de Sao Paulo). Entre los oyentes estaba un albañil
43

pernambucano, de la Asambleas de Dios, cuyo nombre era nada mas nada menos
que el señor Manoel de Melo. Con tamaño entusiasmo, resolvió crear su propia
iglesia. Y así nació la iglesia “Brasil para Cristo.” (en Chile: “Chile para Cristo”).

En el día 18 de mayo de 1.975, surge en el escenario cristiano en todo el mundo el


movimiento Carismático dentro de la iglesia Católica Apostólica Romana. El son de
lenguas y el canto carismático llenó la sólida nave de la vieja iglesia-madre del
Catolicismo Romano. De los 25.000 que bloquearon la Basílica, cerca de 10.000
eran participantes de la tercera Conferencia Internacional de Renovación
Carismática.

En ese día, el Papa Pablo VI venció una barrera fortísima de los Cardenales, que
mucho habían hablado contra los ideales de Juan XXIII, que era la participación de
los católicos en el movimiento ECUMENICO. Y este sueño del Papa Juan XXIII fue
concretizado en el día 21 de noviembre de 1.964, cuando el Papa Pablo VI firmó el
decreto sobre el ecumenismo. Y en ese mismo día, hizo una declaración
proclamando “Maria la Madre de la iglesia, la madre de todos los fieles y de todos
los pastores”. El movimiento carismático está invalidando la ortodoxia católica,
mudando vertiginosamente las costumbres tradicionales de la iglesia. » (3)

Lo que sucedió en Pentecostés, es lo que profetiza Jesé en el libro de Marcos: «En


el Evangelio de Marcos, la única mención del fenómeno de glosolalia en los cuatro
Evangelios se encuentra la gran comisión, conforme el registro de Marcos 16:17.
Esto se hace significativo cuando se reconoce que el Espíritu Santo ejerció una
parte proeminente en la era del Evangelio. Cristo aquí hizo una promesa,
posibilitando la pregación del Evangelio en el lenguaje de aquellos que iban a oír las
buenas nuevas de salvación. El objetivo “NUEVAS LENGUAS” no quiere decir
lenguas inexistentes, como defienden algunos, sino que lenguas extranjeras que
ellos hablarían sin haber aprendido. Es oportuno saber que hay en griego dos
palabras para “NUEVO”, esto es “NÉOS” y “KAINOS”. Néos es “NUEVO” en el
sentido de tiempo reciente y Kainós es “NUEVO” en la forma o cualidad. Cristo aqui
usó Kainós porque se refería al “NUEVO” no usado.

Roberto Gromacki en su libro, Movimiento Moderno de Lenguas, hizo la siguiente


declaración: “Si el hablar lenguas hubiese envuelto lenguas desconocidas nunca
antes habladas, entonces Cristo tendría usado Néos (nuevo en referencia al
tiempo). Pero, como El empleó Kainós, tiene que referirse a lenguas extranjeras,
que eran “NUEVAS” para aquellos que las hablasen, porque ya existían antes.” Eran
idiomas nuevos para aquellos que los hablarían. La denominación de nuevas
indicaba el contraste con las lenguas por ellos habladas. » (4)

Los Dones espirituales

El Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, nos explica respecto al uso en la Biblia


de la expresión dones espirituales: (en griego jaré チ smata, derivado de jaŒris que
significa gracia; así «dones de gracia»; cf. el término técnico carismas). En el
Nuevo Testamento, aparte de 1 Pedro 4.10, el uso de la palabra se encuentra
principalmente en las epístolas paulinas. La aplicación de esta palabra a las
diversas funciones que contribuyen a la edificación de la comunidad cristiana y al
cumplimiento de su misión es una contribución original del apóstol Pablo. Al
considerar una función específica dentro de la vida de la comunidad («el cuerpo»)
como un «don» o un «carisma», Pablo nos enseña en primer lugar que tal función
se desempeña por gracia de Dios y no por derecho ni por mérito propio. Tanto la
autoridad como las capacidades para el ejercicio de la función proceden del Espíritu.
En segundo lugar, nos enseña que cada función se justifica en la medida en que
presta un servicio a la edificación del cuerpo (I Cor 12.7; 14.3–12; Ef. 4.12). La
44

función, en cuanto a don del ESPÍRITU, se recibe con el fin de compartirla y así
contribuir al desarrollo de la comunidad.

En tres lugares (I Cor 12.4–11, 28–30; Ef. 4.7–12 y Ro 12.3–8) Pablo aporta
listados de «dones» o «carismas» que por entonces deben haber sido comunes en
la experiencia de las primeras comunidades cristianas. De estos pasajes pueden
destacarse los siguientes aspectos centrales:

a) Para el buen desarrollo de la comunidad (cuerpo) es necesario que exista una


diversidad de dones (I Cor 12.4–6; Ro 12.4). El símil del cuerpo es una poderosa
ilustración de que el desarrollo unilateral de una o más funciones (dones en
desmedro de otros) destruye la comunidad.

b) Dado que todos los dones, por más diversos entre sí que sean, proceden del
«mismo Espíritu» (I Cor 12.4; Ef. 4.4–6), la diversidad no destruye la unidad, sino
que la hace posible. La unidad se ve amenazada solo cuando una función, en tal
caso entendida como derecho y mérito propio, se trata de imponer sobre las
demás.

c) Todo miembro de la comunidad recibe un don (o dones) del Espíritu (I Cor 12.7;
Ro 12.3). No existen miembros que carezcan de dones. Por lo tanto, la distinción
entre miembros carismáticos y no carismáticos dentro de la comunidad cristiana es
superflua.

No hay ningún indicio en los textos de que el apóstol Pablo haya considerado estas
listas como exhaustivas, y por lo tanto normativas para las comunidades cristianas
en todo tiempo. La misma diferencia entre las listas confirma la impresión de que
Pablo tomó algunos ejemplos relevantes para las comunidades de su tiempo, con el
fin de explicar su enseñanza y mensaje. Por lo tanto, las listas deben entenderse
como abiertas: cada comunidad cristiana ha de estar dispuesta a recibir del Espíritu
nuevos dones necesarios para responder a los desafíos de su tiempo (Ro 12.2).

Aunque es posible clasificar los dones mencionados en distintas categorías


(digamos, relativos al ministerio de la Palabra; relativos al servicio o asistencia a la
comunidad; relativos a la administración u organización de la comunidad, etc.), no
se puede derivar de los listados del apóstol una especie de jerarquía de dones, de
acuerdo a la cual ciertos dones serían calificados como más necesarios o dignos que
otros.

Tampoco se puede extraer de estas listas una distinción entre dones considerados
«ordinarios» (naturales) y dones considerados «extraordinarios» (sobrenaturales),
con el resultado de calificar los últimos más relevantes que los primeros o
viceversa. La distinción entre lo ordinario y lo extraordinario varía de una cultura a
otra, y por cierto nuestra manera moderna de hacer tal distinción era desconocida
en tiempos bíblicos. Al caer tal distinción, se hace también irrelevante el viejo
debate acerca de si los carismas son un don permanente para la comunidad
cristiana, o si se agotaron al fin de la era apostólica. Un talento tan «ordinario»
como la música o la enseñanza puede ser un carisma, en tanto se acepte
gozosamente como un don del Espíritu y se ponga al servicio de la vida y misión de
la iglesia. Una experiencia como hablar en lenguas o danzar, tan extraordinaria
para alguno, puede ser un carisma ordinario para comunicar el gozo indecible de la
presencia del Espíritu a una comunidad para cuya cultura las formulaciones
intelectuales de la fe carecen de poder comunicativo. Lo que es claro es que para
Pablo una iglesia sin diversidad de dones-carismas carece de las condiciones
necesarias para existir.
45

De todas maneras, para el apóstol Pablo, como también para Juan (I Jn 4.1),
todavía queda abierta la pregunta por el discernimiento de espíritus: no basta con
pretender que lo que uno hace lo hace en nombre del Espíritu Santo para que
realmente sea así. A la pregunta por el criterio o la norma de discernimiento, Pablo
responde con su hermoso himno a la preeminencia del amor (I Cor 13), aunque
también en este contexto podría citarse su listado de los frutos del Espíritu (Gál
5.22s). Al final, que un determinado talento o una función permanente o temporal
sea genuinamente un don o un carisma del Espíritu Santo se muestra al ejercitarlo
como un servicio de amor incondicional a la edificación de la iglesia, su unidad, y el
cumplimiento de su misión en el mundo.» (5)

(6)
Grafico de Dones espirituales en tres pasajes claves

Howard M.Ervin reflexiona que «tal vez al comprenderse la razón de ser de las
lenguas, se obviarían algunas de las trilladas objeciones que se les hacen. El habla
es una manifestación muy singular de la personalidad. No es extrínseca a la
humanidad; es más bien intrínseca en la personalidad humana. En realidad, es la
prueba de la personalidad. El perspicaz comentario de Eduard Thurneysen recalca
esto: “Sólo el hecho de que el hombre pueda hablar, y hable, lo hace hombre .. En
último análisis, el misterio del habla es idéntico al misterio de la personalidad, a la
imagen de Dios en el hombre.”Dios es una persona, y como tal se manifiesta
mediante el habla. Este es el atributo de toda revelación. Dios, que en el tiempo
antiguo habló por los profetas de Israel, “nos ha hablado por el Hijo”.2 En la
personalidad divina, la facultad de hablares un atributo fundamental. Siendo más
que una simple función, expresa la naturaleza esencial de la Deidad. Mediante la
palabra hablada creó Dios el mundo.3Juan el evangelista describió a Jesucristo
como el Verbo (o Palabra) encarnado, y este Verbo es Dios. El “habla» divina es el
secreto esencial del cosmos, porque por medio de ella se puso orden en el caos
primitivo. Y según el escritor de la epístola a los Hebreos, el Verbo encarnado
sostiene el universo, ya que “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder”.
La frase profética, “el Espíritu dijo”, es un reconocimiento de la personalidad del
Espíritu Santo. En Dios, el habla y la personalidad son inseparables.

Que Dios puede hablar, y habla, a su pueblo en las lenguas de quienes lo


constituyen es un artículo de fe de la Iglesia; pero tal comunicación siempre está
limitada por dos factores humanos. Cuando Dios se dirige a los hombres (o
viceversa, cuando los hombres se dirigen a Dios) en las lenguas que han aprendido,
la comunicación está limitada 1) por las categorías de los conceptos en que el
individuo forma sus pensamientos, y 2) verbalmente por el vocabulario que uno
domina. A modo de contraste, cuando el cristiano lleno del Espíritu ora o habla en
lenguas, habla una lengua que nunca ha aprendido. El vocabulario está controlado
por la mente del Espíritu. Puede ser una sola lengua o muchas, según el deseo del
Espíritu, y se sobrepasan todas las restricciones de las categorías de conceptos y
del vocabulario. Pablo describió en tales términos su propia experiencia de la
glosolalia. “Porque si yo oro en lengua desconocida — escribió él —, mi espíritu ora,
pero mi entendimiento queda sin fruto.” (I Cor. 14:14)

Tampoco el apóstol restó importancia a esto, porque en seguida añadió: “Qué,


pues? Oraré con el espíritu [es decir, en lenguas según el Espíritu le diera que
hablase], pero oraré también con el entendimiento [es decir, en las lenguas que
había aprendido]; cantaré con el espíritu [es decir, en lenguas], pero cantaré
también con el entendimiento [es decir, en las lenguas que sabía] (I Cor. 14:15)

Jesús prometió poder a sus discípulos cuando viniera sobre ellos el Espíritu Santo, y
la primen manifestación distintivamente personal del poder del Espíritu fue hablar
sobrenaturalmente en otras lenguas. Por eso el Espíritu Santo demostró su
46

soberanía sobre los órganos de la comunicación humana que tuvieran que ver con
el cumplimiento de la responsabilidad de los discípulos como testigos. Las lenguas
fueron la manifestación carismática singular de la presencia y el poder del Espíritu
divino el día de Pentecostés. Para cada manifestación carismática del Espíritu Santo
se puede hallar un paralelo antes de Pentecostés, a excepción de las lenguas. Ellas
fueron, y son, la señal normativa (y en esto estriba el escándalo que causan) del
poder pentecostal en la vida de los cristianos.

Una palabra más es necesario decir aquí para esclarecer la relación que hay entre
las lenguas que se hablaron en Pentecostés y las palabras que cita Pedro de la
profecía de Joel, donde la profecía es la cualidad distintiva del derramamiento del
Espíritu de Dios “sobre toda carne” ¿Fue simplemente una adaptación indefinida,
impuesta por conveniencia homilética, de las palabras del antiguo vidente al
fenómeno pentecostal? ¿O hay un vínculo más preciso entre la profecía de Joel y las
lenguas de Pentecostés? La respuesta se puede hallar en la palabra griega que en
nuestras versiones castellanas se ha traducido por “hablasen”. En la Versión de los
Setenta, la misma palabra “no se emplea para referirse a la conversación corriente,
sino a las declaraciones de los profetas”.’

Tal vez el empleo de esa palabra se debiera a la insólita conducta de los discípulos,
a quienes por burla acusaron de estar “llenos de vino nuevo». (Hch 2:13 RVA) Su
conducta era semejante al estado extático de antiguas comunidades proféticas de
Israel. Al parecer, Pedro interpretó como declaraciones proféticas las lenguas que
se hablaron en Pentecostés. En ese sentido, las lenguas fueron un cumplimiento
literal del oráculo de Joel: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi
Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán. “(Hch.
2:17)

Cuando el día de Pentecostés la comunidad apostólica habló lenguas “según el


Espíritu les daba que hablasen”, hablaron por inspiración divina lenguas que no
habían aprendido antes. Pan ellos eran lenguas; pero para los espectadores que los
oyeron y entendieron que hablaban en sus dialectos (Hch. 2:6), no eran lenguas,
sino profecías. Les oían alabar con ardor profético “las maravillas de Dios”. Esa
misma manifestación de alabanza en lenguas ocurrió después en la casa de
Cornelio cuando “los oían que hablaban ea lenguas, y que magnificaban a Dios”.
(Hch. 10:46) » (7)

« ¿Qué ocurrió en Pentecostés? El capítulo 2 de Hechos nos dice que ocurrieron


cuatro cosas que señalaron el advenimiento de la nueva era. Primera, un estruendo
del cielo, como de un viento recio llenó la casa. Segunda, algo que semejaba
lenguas de fuego se asentó sobre cada una de las personas congregadas en el
aposento alto. Tercera, todos fueron llenados del Espíritu Santo. Cuarta, todos
hablaron en lenguas al otorgarles el Espíritu la capacidad de hacerlo. Esas lenguas
eran idiomas conocidos por la gente esparcida en todo el Imperio Romano que
habían arribado a Jerusalén para Pentecostés. Algunos creen que el milagro se
produjo en el oído de los oyentes. Otros creen que los apóstoles recibieron un
sobrenatural don de hablar en idiomas foráneos que desconocían. Cualquiera sea la
posición que adoptemos ¡se produjo un “milagro”!

El mismo vocablo básico para “llenado” aparece en Hechos 4:8 donde Pedro, “lleno
del Espíritu Santo” (no se menciona el hablar en lenguas) predicó su breve sermón
al sumo sacerdote y a los dirigentes judíos. La misma raíz del vocablo figura en
conexión con Juan el Bautista en Lucas 1:15 donde la Escritura dice que “será lleno
del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre”. Sin embargo nada dice la
Escritura de que Juan haya hablado alguna vez en lenguas. En la experiencia de la
conversión de Pablo, Ananías se allegó a él diciéndole que Jesús lo había enviado
47

“para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo” (Hechos 9:17). Pablo
recuperó la vista, fue bautizado y “en seguida predicaba a Cristo en las sinagogas
diciendo que éste era el Hijo de Dios” (Hechos 9:20). Nuevamente nada se dice de
hablar en lenguas.

El capítulo 19 del libro de Hechos relata la historia de Pablo en Éfeso. Encontró allí
algunos creyentes que nada sabían de la venida del Espíritu. Se nos dice que
cuando les hubo “impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y
hablaban en lenguas y profetizaban” (Hechos 19:6). En este pasaje la Escritura no
dice que fueran llenos del Espíritu. De cualquier manera, hablaron en lenguas y
profetizaron, si bien no hubo lenguas de fuego ni viento recio como ocurrió en
Pentecostés. Más aún, el relato de Hechos 19 no dice si los idiomas hablados eran
idiomas que la gente presente entendía y tampoco menciona la presencia de
intérpretes. Por lo menos podemos presuponer que eran idiomas conocidos en
algún lugar del mundo. Cuando vamos a un país extranjero a predicar, hablamos
en inglés. El inglés es un idioma desconocido para la mayoría de nuestros oyentes.
Por ejemplo, en el noreste de la India hablamos a muchos miles en cada reunión;
utilizamos diecisiete distintos intérpretes para traducir nuestro mensaje a diecisiete
dialectos para que la gente pudiera entender nuestro “desconocido idioma”. A
nuestro juicio, esto es análogo a lo que ocurrió en Pentecostés, con la excepción de
que aquello fue un milagro divino. Puede haber sido que cada uno de los que
hablaba lo hacía en un idioma que algunos oyentes entendían, o que el Espíritu
Santo interpretaba a cada uno de los oyentes en su propio idioma lo que decía, y
en este último caso el milagro sería el otorgamiento de su capacidad de entender.

Lenguas “Desconocidas” en 1 Corintios

En 1 Corintios el hablar en lenguas pareciera ser algo muy distinto de lo que se


relata en Hechos de los Apóstoles, si bien en Hechos y en 1 Corintios se utiliza la
misma palabra griega cuando se habla de “lenguas”.

En Pentecostés los discípulos hablaron en lenguas conocidas a la gente que visitaba


Jerusalén. Los que hablaban, llenos de poder por el Espíritu Santo, no conocían
estos idiomas pero sí los conocían sus oyentes. En cambio, en 1 Corintios los
oyentes no escucharon un idioma que conocían de modo que se requirió la
presencia de intérpretes. El problema consiste en saber si los idiomas que
menciona la primera carta a los corintios eran idiomas conocidos. Algunos eruditos
bíblicos sugieren que sí, en tanto que otros sostienen que era simplemente alguna
forma de emisión extática distinta a todo idioma humano conocido. Personalmente
nos inclinamos por esta última posición. Pero de cualquier manera que sea, poca
diferencia hace en nuestra comprensión del pasaje, si bien algunos señalan que si
el don de lenguas de 1 Corintios era un lenguaje conocido, ya no guardaría relación
con mucho de lo que se ha rotulado como “lenguas” en el día de hoy. El hecho de
que la “interpretación” es vista como un don espiritual nos hace pensar que el don
de lenguas mencionado en 1 Corintios no era un idioma conocido que pudiera ser
entendido por alguien que naturalmente hablara ese idioma.

El capítulo 13 de 1 Corintios tiene su propio enigma o misterio. Pablo menciona el


idioma de ángeles y de hombres. No puede caber duda alguna de que el idioma de
los ángeles nos es totalmente desconocido a los hombres, pero va implícito que
alguien pudiera hablar en tal idioma. En Corintios Pablo habla de lenguas como de
un don que proviene del Espíritu Santo, de modo que el Espíritu Santo puede
otorgar a alguien la capacidad de hablar en un idioma angélico. Claro está que
Pablo deja bien aclarado que no a todos les da este particular don. Es debido a
estas razones que encontramos difícil vincular el llenado del Espíritu Santo a un
segundo bautismo acompañado necesariamente de la señal de hablar en lenguas.
48

No hallamos sólidos fundamentos escriturales para sostener la posición de que el


hablar en lenguas, como señal, se le brinda a todos los que son bautizados con el
Espíritu, en tanto que el hablar en lenguas, como un don, se le otorga solamente a
algunos.

Por otra parte, pensamos que puede ser incorrecto el uso moderno que se le da al
término “carismático”. En 1 Corintios, charismata es el vocablo griego que expresa
los dones que Dios otorga a los creyentes. Nadie puede adquirir ese don por sí
mismo. Como habremos de ver, los dones, según Pablo, provienen del soberano
accionar del Espíritu Santo de Dios que reparte “a cada uno en particular como él
quiere” (1 Corintios 12:11). Dice Pablo: “Porque por un solo Espíritu (pues eso es lo
que dice el idioma griego) fuimos todos bautizados en un cuerpo” (1 Corintios
12:13). Pero, además de ello, el Espíritu distribuye dones a los diversos miembros
del cuerpo. Así, pues, todo creyente obtiene algún don. 1Y por lo tanto, todo
creyente es un carismático!

Más aún, Pablo no indica que un determinado don pertenece a todo creyente. Dice
solamente que recibe “algún” don. Les dice a los corintios que deben “procurar” (1
Corintios 12:31) los dones mejores. La enciclopedia Espasa-Calpe define la palabra
procurar como “hacer diligencias o esfuerzos para conseguir lo que se desea”. Y en
1 Corintios 13 afirma el Apóstol que todo don que no se acompaña de amor es
despreciable y carente de valor.

De la lectura del libro “En los Postreros días”, considero las siguientes conclusiones
extraídas: «La Iglesia del Nuevo Testamento había sido verdaderamente una
Iglesia carismática, según lo confirmaba el libro de los Hechos de los Apóstoles.
También era claro que la Iglesia primitiva retuvo sus dones originales y su poder
pentecostal en el largo período de lucha y de persecución antes del triunfo del
cristianismo en Occidente bajo Constantino. Sin embargo, después de lograr
aceptación y poder, la Iglesia comenzó a experimentar cada vez menos el poder
milagroso de la Iglesia primitiva, y se volvió más y más ritualista, adoptando
expresiones sacramentales de la fe.

El movimiento de renovación montanista del período 185-212 d.C. representó un


intento por restaurar los carismas a la iglesia. A pesar de algunos éxitos iniciales,
en los cuales las lenguas y la profecía fueron restaurados entre los seguidores de
Montano, el movimiento fue finalmente condenado por la Iglesia. La causa principal
de este rechazo no fue la presencia de los carismas, sino los reclamos de Montano
de que las expresiones proféticas eran de igual valor que las Escrituras.

Muchos tienen la impresión de que la Iglesia reaccionó contra el montanismo


afirmando que los carismas más sensacionales, aun cuando los había
experimentado la Iglesia apostólica, habían sido quitados después que estuvo
completo el canon aceptado de las Escrituras. Esta opinión fue expresada por
Agustín y respaldada por los eruditos de los siglos siguientes. Respecto de las
lenguas como evidencia de la recepción del Espíritu Santo, Agustín dijo:

“En el comienzo de la Iglesia el Espíritu Santo cayó sobre los creyentes, y ellos
hablaron en lenguas que no habían aprendido, según el Espíritu les facultó para
hacerlo. Era una señal apropiada para la época: todas las lenguas del mundo eran
una significación adecuada del Espíritu Santo, por cuanto el evangelio de Dios
habría de ser difundido por medio de toda lengua en todas partes del mundo. La
señal fue dada y luego dejó de ser. Nosotros ya no esperamos que aquellos sobre
los cuales se imponen las manos reciban el Espíritu Santo con el’ acompañamiento
del hablar en lenguas. Cuando nosotros retiramos nuestras manos de sobre estos
“infantes”, los miembros recién nacidos de la Iglesia, ninguno de ustedes (pienso
49

yo) miró para ver si hablarían en lenguas, o viendo que esto no ocurría, tuvo la
perversidad de decir que no habían recibido el Espíritu Santo, pues si lo hubieran
recibido, hubieran hablado en lenguas como ocurrió en el principio.”

Del mismo modo para todos los otros dones extraordinarios del Espíritu, la teoría
de la “cesación” de Agustín fue de una gran influencia sobre las generaciones de
teólogos subsiguientes: “Algunos preguntan: ¿Por qué no ocurren los milagros en la
actualidad, tal como ocurrió en los tiempos antiguos? Yo podría responder que
éstos eran necesarios entonces, antes de que el mundo llegara a creer, con el fin de
ganar la creencia del mundo.”La reacción contra el montanismo, que condujo a la
creencia de que los carismas habían concluido con la era apostólica ha seguido
hasta los tiempos modernos. Aun cuando la Iglesia Católica Romana dejó la puerta
abierta a los milagros en la vida de ciertos santos (de algunos de los cuales se dice
que habían hablado en lenguas y que habían realizado algunos milagros de
sanidad), la Iglesia manifestaba una tendencia cada vez mayor a enseñar que los
milagros de la era apostólica concluyeron con la Iglesia primitiva. Con la
institucionalización de la Iglesia, los carismas menos espectaculares de gobierno,
administración y enseñanza pasaron al primer plano como los dones más
aceptables a disposición de la jerarquía.

Fue Juan Crisóstomo en el siglo cuarto el que presentó la expresión clásica del
punto de vista de que los carismas habían cesado, en sus hornillas sobre 1 Corintios
12. Confesando su ignorancia sobre el asunto, escribió:

“Todo este pasaje es muy oscuro: pero la oscuridad es producida por nuestra
ignorancia de los hechos a los cuales se hace referencia y por la cesación de estos,
siendo así que entonces solían ocurrir pero ahora ya no ocurren más. ¿Y por qué
razón no ocurren ahora? Porque, miren ahora, también la causa de la oscuridad ha
suscitado en nosotros otra interrogante, y es esta: ¿Por qué ocurrieron entonces y
ahora ya no ocurren más?.. . Pues, ¿qué era lo que ocurría entonces? Todo el que
era bautizado hablaba de inmediato en lenguas, y no solamente en lenguas, sino
que muchos profetizaban, y algunos realizaban muchos milagros… pero lo que más
abundaba entre ellos era el don de lenguas.”

La cesación de los carismas llegó a ser parte de la teología clásica de la Iglesia.


Agustín y Crisóstomo fueron citados por incontables teólogos y comentaristas en los
siglos que les siguieron. Dones como la glosolalia (el hablar en lenguas) llegaron a
ser tan raros que la Iglesia olvidó la apropiada función que los tales cumplían en la
comunidad cristiana. Con el paso de los años, el hablar en un idioma no aprendido
por quien lo hablaba fue visto como evidencia de la posesión de un espíritu maligno
más bien que del Espíritu Santo. En efecto, ya alrededor del año 1000 d.C. el
Rituale romanum (Ritual romano) definía la glosolalia como la evidencia a simple
vista dé posesión demoníaca. Pudiera haberse esperado que los reformadores, tales
como Lutero y Calvino, hubieran restaurado los carismas a la Iglesia como la
herencia común de todos los creyentes. Sin embargo, no sucedió así. Uno de los
cargos presentados en contra de los reformadores por las autoridades católicas era
que al protestantismo le faltaban milagros que confirmaran sus comienzos. Los
teólogos católicos consideraban los carismas como la aprobación divina del
comienzo de la Iglesia. Los católicos demandaban de Lutero y de Calvino señales y
milagros que autenticaran que sus iglesias eran iglesias cristianas genuinas y
ortodoxas. Lutero, Siguiendo la línea de pensamiento de Agustín y de Crisóstomo,
respondió con el siguiente punto de vista respecto de las señales, milagros y dones
del Espíritu Santo:

El Espíritu Santo es enviado en dos formas. En la Iglesia primitiva fue enviado en


forma manifiesta y visible. De este modo descendió sobre Cristo en el Jordán en
50

forma de paloma (Mateo 3:16), y sobre los apóstoles y otros creyentes en forma de
fuego (Hechos 2:3). Este fue el primer envío del Espíritu Santo; era necesario en la
Iglesia primitiva, la que debía establecerse con señales visibles por causa de los
Inconversos, tal como Pablo testifica en 1 Corintios 14:22. “Las lenguas son por
señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos.” Pero más tarde, cuando la iglesia
había sido reunida y confirmada por estas señales, no fue necesario que continuara
este envío visible del Espíritu Santo.

A través de los siglos, el cristianismo, en sus ramas católica romana y protestante,


adoptó el punto de vista de que los dones espectaculares y sobrenaturales del
Espíritu Santo habían terminado con la Iglesia primitiva, y que, al haberse
completado el canon de las Escrituras inspiradas, nunca volverían a ser necesarios.
La tradición mística católica siguió dando lugar a que algunos santos poseídos de
“santidad heroica” ejercitaran algunos de los dones, pero tal santidad estaba
reservada, en la mente de muchos, para los miembros del clero y para los
religiosos (obispos, sacerdotes, monjes y monjas), no para las masas de cristianos
comunes. Este punto de vista fue la sabiduría convencional de la Iglesia hasta el
siglo diecinueve. Entonces los desarrollos histórico y teológico provocaron el
comienzo de un extraordinario cambio de opinión en varios lugares, en forma
notable en Inglaterra y Estados Unidos. » (8)

«Crisóstomo, cuando él escribió contra el ambiente de la cultura pagana de su


tiempo, comentó que sus ídolos, “aunque mudos en sí mismos, tenían con todo sus
oráculos y profetas y augures, quienes aparentaban tener dones espirituales, como
la pitonisa de Delfos; pero no se engañen — advirtió —, los dones de ellos se
pueden distinguir fácilmente de los de nosotros» (9)

«Prácticamente, cada generación de la cristiandad ha testimoniado el


desenvolvimiento de algún nuevo movimiento (bueno o malo) dentro de sus
hileras. Los apóstoles tenían que guardar la verdad contra los judaizantes y del
progreso del gnosticismo incipiente. La era pos-apostólica estaba llena de
controversias y del desenvolvimiento de nuevos “ISMOS”: Docetismo,
Cerintianismo, Eutiquianismo, Sabelianismo, Arrianismo, etc. San Agustín luchó
contra el Pelagianismo. Aún en el período de la Edad Media vió la actividad de los
Anabaptistas y la institución de las varias ordenes católicas romanas:
(Agustinianos, Dominicanos, Franciscanos, Jesuitas etc.). En el siglo XVI eclodió la
poderosa Reforma Protestante, con el desenvolvimiento subsecuente de los
mayores grupos eclesiásticos (Luteranos, Anglicanos, Presbiterianos etc., y de los
menores disidentes). Mas tarde, la cristiandad americana contribuyó con muchos
grupos diferentes: Mormones, Campbelitas, Testimonias de Jehová, Adventistas del
Séptimo Día, etc.).

El siglo XX también ha testimoniado su parte de nuevos desenvolvimientos. Un


movimiento-clave ha sido el Pentecostalismo, con su énfasis sobre el Espíritu Santo
y dones espirituales. Este movimiento viene dividiendo todas las iglesias, aún las
tradicionales que resultan en la formación de nuevas denominaciones a cada día.
Este movimiento llegó al Brasil en 1.911, en la ciudad de Belém do Pará, por dos
pastores suecos: Daniel Berg y Gunnar Vingren, ambos de la Iglesia Bautista de
Chicago, Estados Unidos, los cuales, días después, fueron expulsos por el pastor
bautista de Belém, por no aceptar esta nueva doctrina.

Queremos destacar aqui que estos dos pastores trajeron para Brasil la doctrina del
don de lenguas, pero Gunnar Vingren, que era teólogo bautista, tuvo que estudiar
portugués, mientras Daniel trabajaba para el sustento de ambos.
51

Cuando ellos fueron expulsos de la iglesia Bautista, muchas personas de la iglesia


los siguieron. Y este grupo disidente formó una asamblea, conocida hoy como
Asambleas de Dios, nacida en 1.911 (en Chile conocida con el mismo nombre). Casi
que simultáneamente a estos acontecimientos, llegaba a Sao Paulo un italiano
proveniente también de Chicago, llamado Louis Francescone que, a ejemplo de los
otros dos, también tubo que estudiar portugués, después de haber fundado una
asamblea solamente de italianos. El era presbiteriano y como la iglesia
Presbiteriana también no lo aceptó con sus dones carismáticos, el procedió de la
misma forma que los suecos, y fundó otra asamblea, que vino a ser la
Congregación Cristiana de Brasil, también en 1.9ll (en Chile: “Congregación
Cristiana de Chile).

En 1.950, surge en Sao Paulo mas un fenómeno proveniente también de los


Estados Unidos, Harold Williams, cuyo énfasis estaba en las curas divinas. En esa
época llegó a reunir mas de 200.000 personas en el “Vale do Anhangabaú” en Sao
Paulo (pleno centro de Sao Paulo). Entre los oyentes estaba un albañil
pernambucano, de la Asambleas de Dios, cuyo nombre era nada mas nada menos
que el señor Manoel de Melo. Con tamaño entusiasmo, resolvió crear su propia
iglesia. Y así nació la iglesia “Brasil para Cristo.” (en Chile: “Chile para Cristo”).

En el día 18 de mayo de 1.975, surge en el escenario cristiano en todo el mundo el


movimiento Carismático dentro de la iglesia Católica Apostólica Romana. El son de
lenguas y el canto carismático llenó la sólida nave de la vieja iglesia-madre del
Catolicismo Romano. De los 25.000 que bloquearon la Basílica, cerca de 10.000
eran participantes de la tercera Conferencia Internacional de Renovación
Carismática.

En ese día, el Papa Pablo VI venció una barrera fortísima de los Cardenales, que
mucho habían hablado contra los ideales de Juan XXIII, que era la participación de
los católicos en el movimiento ECUMENICO. Y este sueño del Papa Juan XXIII fue
concretizado en el día 21 de noviembre de 1.964, cuando el Papa Pablo VI firmó el
decreto sobre el ecumenismo. Y en ese mismo día, hizo una declaración
proclamando “Maria la Madre de la iglesia, la madre de todos los fieles y de todos
los pastores”. El movimiento carismático está invalidando la ortodoxia católica,
mudando vertiginosamente las costumbres tradicionales de la iglesia. » (10)

Lo que sucedió en Pentecostés, es lo que profetiza Jesús en el libro de Marcos: «En


el Evangelio de Marcos, la única mención del fenómeno de glosolalia en los cuatro
Evangelios se encuentra la gran comisión, conforme el registro de Marcos 16:17.
Esto se hace significativo cuando se reconoce que el Espíritu Santo ejerció una
parte proeminente en la era del Evangelio. Cristo aquí hizo una promesa,
posibilitando la pregación del Evangelio en el lenguaje de aquellos que iban a oír las
buenas nuevas de salvación. El objetivo “NUEVAS LENGUAS” no quiere decir
lenguas inexistentes, como defienden algunos, sino que lenguas extranjeras que
ellos hablarían sin haber aprendido. Es oportuno saber que hay en griego dos
palabras para “NUEVO”, esto es “NÉOS” y “KAINOS”. Néos es “NUEVO” en el
sentido de tiempo reciente y Kainós es “NUEVO” en la forma o cualidad. Cristo aqui
usó Kainós porque se refería al “NUEVO” no usado.

Roberto Gromacki en su libro, Movimiento Moderno de Lenguas, hizo la siguiente


declaración: “Si el hablar lenguas hubiese envuelto lenguas desconocidas nunca
antes habladas, entonces Cristo tendría usado Néos (nuevo en referencia al
tiempo). Pero, como El empleó Kainós, tiene que referirse a lenguas extranjeras,
que eran “NUEVAS” para aquellos que las hablasen, porque ya existían antes.” Eran
idiomas nuevos para aquellos que los hablarían. La denominación de nuevas
indicaba el contraste con las lenguas por ellos habladas. » (11)
52

Observaciones respecto al Don de Lenguas

«En relación con el don de lenguas, según 1 Corintios 12:30 y el extenso análisis
que sobre el tema hace el capítulo 14 de 1 Corintios, debemos anotar a
continuación las siguientes reflexiones:

Primera, hay un concreto y preciso don de lenguas al parecer distinto al expresado


en Pentecostés, porque en este caso no se requirió interpretación alguna. Además,
en Pentecostés el fenómeno se acompañó de otras señales, tales como las lenguas
de fuego y el viento recio. Nada de esto se menciona en relación con los dones del
Espíritu en 1 Corintios.

Si bien hay francos desacuerdos entre los creyentes sobre la validez del don de
lenguas en el día de hoy, personalmente no hallamos justificación bíblica alguna
para sostener que el don de lenguas tenía validez únicamente para los días
neotestamentarios. Pero al mismo tiempo se transforma fácilmente en un factor
divisivo y de malos entendidos. Testimonio de ello es el hecho de que Pablo
consideró necesario extenderse en los capítulos 12, 13 y 14 de 1 Corintios. (Al par
que hacía hincapié en que era el menor de los dones, Pablo le dedicó más espacio
que a ninguno de los otros). Por lo tanto, cuando ocurre hoy en día, debe
practicarse cuidadosamente con las salvaguardias bíblicas anotadas por Pablo.

Asimismo, al par que el don de lenguas puede manifestarse hoy en día como un
valioso don espiritual, ello no quiere decir que toda manifestación de lenguas ocurre
según la voluntad de Dios y deba ser aprobada por nosotros a ojos cerrados.

Segunda, debe subrayarse con trazos bien definidos, como aparece claramente
indicado en 1 Corintios 12—14, que el don de lenguas es un don del Espíritu Santo
y no un fruto del Espíritu. Como habremos de ver más adelante, el fruto del Espíritu
anotado en Gálatas 5:22, 23 debiera señalar o rotular a todo cristiano que anda en
el Espíritu. Por otra parte, los dones son distribuidos entre los creyentes según la
soberana voluntad y disposición de Dios. Por lo tanto, es un don que pueden
poseerlo algunos y otros no. No hallamos razón ni argumento bíblico alguno que
nos permita sostener que el don de lenguas es un don que Dios desea otorgar a
todos los creyentes. Algunos pueden recibir ese don y Otros no. Sería incorrecto
que los creyentes que no han recibido el don de lenguas se sientan algo así como
cristianos de “segunda categoría” o que anhelen ardientemente este don si Dios no
consideró conveniente dárselo. Igualmente incorrecto es que quienes poseen este
don procuren inducir a los demás a que lo obtengan o enseñar que todos los
creyentes, sin excepción, deben experimentarlo.

Tercera, el don de lenguas mencionado en 1 Corintios 12—14 es sin duda uno de


los dones del Espíritu menos importante; en realidad, pareciera ser el de menor
importancia. Y ello se debe a que a menudo no brinda beneficio espiritual a otros
creyentes. Los otros dones claramente se ejercitan para edificar y fortalecer el
cuerpo de Cristo. Y si bien el don de lenguas pudiera brindar ese beneficio en un
culto público de adoración (siempre y cuando haya un intérprete presente), los
otros dones están más directamente involucrados en el mutuo fortalecimiento de
los creyentes.

Por ello es que el don de lenguas no debe ser considerado como la más elevada
expresión de madurez cristiana. En realidad de verdad, millones de cristianos
espiritualmente maduros jamás hablaron en lenguas, y muchos que hablan en
lenguas no son espiritualmente maduros.
53

Cuarta, el don de lenguas no es necesariamente un signo del bautismo del creyente


por el Espíritu Santo y su incorporación al cuerpo de Cristo. Ello es especialmente
cierto respecto de 1 Corintios, porque las personas que allí se mencionan ya habían
sido incorporadas al cuerpo de Cristo de una vez por todas. En ninguna parte de la
Biblia leemos que el don de lenguas sea una necesaria evidencia de haber sido
bautizados por el Espíritu Santo e incorporados, por ese bautismo, al cuerpo de
Cristo, la iglesia. Aun en Hechos, donde se menciona el hablar en lenguas, no hay
ninguna indicación de que fuera necesaria evidencia de haber sido bautizado por el
Espíritu Santo.

De la misma manera, el don de lenguas no debe ser equiparado necesariamente al


llenado con el Espíritu. Podemos estar llenos del Espíritu Santo y jamás hablar en
lenguas. El llenado del Espíritu puede manifestarse de muy diversas maneras y
experiencias en nuestras vidas, de las cuales el hablar ocasionalmente en lenguas
puede ser una de las evidencias. Algunos de los cristianos más llenos del Espíritu
que hemos conocido a lo largo de nuestra vida nunca experimentaron el don de
lenguas y no por ello estaban menos llenos del Espíritu.

Quinta, tanto la Biblia como la experiencia nos advierten que el don de lenguas
puede ser fácil objeto de abuso y hasta puede llegar a ser peligroso. Así, por
ejemplo, el don de lenguas ha llevado a quienes lo poseen a un estado de orgullo
espiritual. Algunos experimentan el don de lenguas y de inmediato se figuran ser
mejores o más espirituales que otros creyentes que no han recibido este don. Tal
actitud es diametralmente opuesta a la adecuada actitud de un creyente lleno del
Espíritu.

Creemos conveniente señalar otros peligros. Por ejemplo (como ya lo hemos


indicado), el hablar en lenguas puede dividir fácilmente a los cristianos. Esto ocurre
a menudo debido al orgullo o en razón de que las personas poseedoras del don de
lenguas procuran imponérselo a los demás. Por otra parte, se da el caso de
personas que se sienten orgullosas porque no hablan en lenguas y eso es
igualmente malo!

En todo este asunto de hablar en lenguas el mayor peligro estriba en el


desequilibrio. A veces la persona que ha experimentado este don se ve totalmente
absorbida o preocupada con el hablar en lenguas. Se olvidan los otros dones del
Espíritu (a excepción, tal vez, de los dones singulares o prodigiosos que también
son espectaculares e impresionantes), y demuestran poco interés en vivir
santamente imbuidos del fruto del Espíritu. Algunos que insisten en reducirlo todo
al don de lenguas e instan a los demás a que lo busquen, demuestran poquísimo
interés en la evangelización, énfasis en el cual insiste el Espíritu Santo. Pensamos
en este momento, como ejemplo, en un pequeño grupo de creyentes que hablan en
lenguas que rara vez ganan almas para Cristo. Esperan que otros ganen las almas y
luego se acercan al nuevo convertido procurando persuadirlo de que debe hablar en
lenguas para crecer en el Señor.

Y otro peligro es que algunos pueden ver en la experiencia de hablar en lenguas


una manera rápida y fácil, además de eficaz, para alcanzar poder y madurez
espirituales. Uno de los miembros de nuestro equipo cursaba estudios en el
seminario juntamente con un joven que asistía a diversas reuniones en la
permanente esperanza de obtener el don de lenguas. Cuando le preguntaron por
qué apetecía este don, respondió que era porque sentía una aguda carencia de
poder y de comunión con Dios, y pensaba que el don de lenguas le daría potencia
espiritual y una clara sensación de proximidad a Dios. Preguntado si oraba con
frecuencia, si leía la Biblia con regularidad y si pasaba mucho tiempo en compañía
de otros creyentes, admitió que no hacía ninguna de esas tres cosas. Dios le había
54

dado los medios idóneos para alcanzar el crecimiento espiritual —la oración, la
Biblia y la comunión— pero no estaba dispuesto a echar mano de esos medios o
recursos. Para él el don de lenguas era la manera rápida, fácil y eficaz para obtener
la madurez espiritual. No fue accidental, seguramente, que poco después se retiró
del seminario y renunció a sus planes de ser ministro.

El último peligro que podríamos mencionar es el de la posibilidad de que el don


pueda ser, en algunos casos, una imitación fraudulenta. Esto puede reconocer como
causa un deliberado engaño, o de lo contrario porque el “don” no se origina en Dios
sino en nuestra conformación sicológica. También puede ser el resultado de una
actividad demoníaca.

Conviene mencionar el hecho de que el antiquísimo oráculo de Delfos hablaba en lo


que podría denominarse “lenguas” como lo hacían los sacerdotes y las sacerdotisas
en el gran templo que dominaba la ciudad de Corinto. El doctor Akbar Abdul-Haqq
nos decía que el hablar en lenguas no es un fenómeno raro en la India en el día de
hoy entre las religiones no cristianas.
Más aún, hay casos perfectamente bien comprobados de personas poseídas por
demonios que cuentan con la capacidad de hablar en ciertos idiomas corrientes
totalmente desconocidos por ellas cuando están en su sano juicio. La Biblia registra
el hecho de que los magos de la corte del Faraón pudieron reproducir hasta cierto
punto los milagros de Dios.

No en balde dijo Juan: “No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de
Dios” (1 Juan 4:1). Ya hablamos de esto cuando analizamos el don de
discernimiento en el capítulo doce.

Aun los cristianos pueden incurrir en una imitación fraudulenta del don de lenguas.
Una niña que asistía a unas reuniones carismáticas quería desesperadamente
recibir el don de lenguas como lo habían recibido tantas de sus amigas. Habiendo
transcurrido su niñez en otro país, oró en el idioma propio del mismo, pretendiendo
que se operaba un don espiritual. Los demás creyeron que había recibido el don de
lenguas. Como resultado de ello, ¡fue aceptada y pudo ingresar en este pequeño
círculo donde al hablar en lenguas se le asignaba tan primordial importancia!

Ninguna experiencia —no importa cuán significativa sea para nosotros o en qué
grado pueda impresionamos— debe tomar en nuestras vidas el lugar de la Palabra
de Dios. Nuestras experiencias tienen que ser juzgadas, en todos los casos, a la luz
de la Biblia; no debemos juzgar a la Biblia según nuestras experiencias. Dios el
Espíritu Santo nos ha dado la Biblia, y ningún don que provenga verdaderamente
del Espíritu Santo entrará en contradicción con lo que dice la Biblia.

Sexta, ¿qué decir del uso privado y devocional del don de lenguas como medio de
alabar a Dios y experimentar su comunión? Varios de nuestros mejores amigos nos
han dicho que luego de orar durante un largo período, súbitamente se dieron
cuenta de que hablaban en un idioma desconocido. La mayoría de dichos amigos no
dijeron nada a nadie y no tratan de convencer a los demás a que participen de la
misma experiencia. No sostienen que todos los cristianos deben hablar en lenguas
como signo y señal de madurez o crecimiento espiritual.

En realidad, es muy poco lo que la Biblia dice al respecto. El uso privado del don de
lenguas va implícito en el comentario de Pablo cuando dijo: “Hablo en lenguas más
que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi
entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua
desconocida” (1 Corintios 14:18, 19). Algunos han sugerido que el mandato de
Pablo de orar “en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu” (Efesios
55

6:18) entraña hablar en lenguas, pero el énfasis en requerimientos específicos de


oración (en lo cual la mente está en plena actividad al concentrarse en los temas
objetos de la oración) en este pasaje indican que no es eso lo que deseaba
significar Pablo.

En conclusión, nos impresiona la notoria diferencia de opiniones que reina entre los
autodenominados carismáticos respecto al hablar en lenguas. Muchos sienten que
es absolutamente erróneo sostener que el hablar en lenguas sea el resultado
obligado de ser bautizado o llenado con el Espíritu Santo. Un crecido grupo de
evangélicos ni siquiera consideran al don de lenguas como don relevante del
Espíritu en el día de hoy, de la misma manera que tampoco lo es en la actualidad el
don del apostolado.

Sabemos de una agrupación muy utilizada por Dios que no invitaría a sabiendas a
su plataforma o púlpito a nadie, por más dotado y aceptado que fuera en los
círculos evangélicos, que profesara hablar en lenguas. Algunos podrán discrepar
con esta política, pero los dirigentes y responsables de este ministerio son sinceros
en sus convicciones y debieran ser respetados en sus puntos de vista.

Por otro lado, muchos evangélicos que no profesan hablar en lenguas adoptan
ahora una postura totalmente neutral. Han visto de qué manera el movimiento
carismático ha penetrado profundamente en todas las denominaciones con gran
bendición y renovación. Y por ello están preparados para reconocer que todos los
dones sobrenaturales de 1 Corintios 12 tienen vigencia en el día de hoy y por lo
tanto deben ser aceptados como dones del Espíritu.

Haciendo justicia a nuestros amigos carismáticos debemos añadir que si bien es


cierto que discrepamos en cuanto a que “el bautismo con el Espíritu” se acompaña
con el hablar en lenguas, no obstante ello, conocemos y enseñamos la necesidad de
los creyentes de ser llenos con el Espíritu. Dejando de lado el factor del don de
lenguas como signo necesario, es posible que estemos hablando de una fase de la
misma experiencia. A juicio nuestro, la Biblia sostiene que cualquier cristiano puede
disfrutar del llenado del Espíritu Santo y conocer su poder sin experimentar ninguna
señal especial tal como el hablar en lenguas. En ocasión de su particular llenado, el
don de lenguas puede ser una señal que Dios otorga a algunos, pero no hallamos
en las Sagradas Escrituras que sea una señal para todos los creyentes. Además, y
esto reviste una máxima importancia, debemos sostener nuestras opiniones sin
rencor y sin romper nuestros lazos de comunión y compañerismo en Jesucristo.
Adoramos al mismo Señor y por esto estamos agradecidos.

En 1 Corintios 14 Pablo afirma, sin dejar lugar a dudas, que el profetizar es más
importante que hablar en lenguas. Pero al mismo tiempo ordena “no impidáis el
hablar en lenguas” (1 Corintios 14:29). Al parecer Pablo hablaba muchas lenguas
distintas, pero no hizo mayor hincapié en ello. Debemos evitar poner al Espíritu
Santo en la posición de tener que obrar a nuestra manera. El Espíritu Santo es
soberano y otorga sus dones como él quiere! Peter Wagner dice: “Se debe recordar
que el cuerpo de Cristo es universal, con muchas manifestaciones locales. Los
dones espirituales se brindan al cuerpo universal, y por ello algunos de esos dones
pueden o no hallarse en alguna localización particular del cuerpo. Esto explica por
qué, por ejemplo, una iglesia local o una denominación entera, puede no haber
recibido el don de lenguas, en tanto sí lo recibe otra parte del cuerpo.”

A modo de resumen:

Primero, hay un verdadero y auténtico don de lenguas, en contraposición a una


imitación fraudulenta de ese don. Muchos de los que recibieron ese don fueron
56

espiritualmente transformados, algunos en forma temporaria y otros en forma


permanente!
Segundo, Dios usa el don de lenguas en determinados momentos, en determinados
lugares, especialmente en el campo misionero cristiano, para ampliar de esa
manera el reino de Dios y para edificar a los creyentes.

Tercero, mucha gente está convencida de que vivimos en estos momentos lo que
las Sagradas Escrituras denominan “el fin de los días” (Oseas 3:5). Tanto Joel como
Oseas profetizaron que en aquellos días reaparecerán grandes manifestaciones del
Espíritu y muchos de los dones singulares. Es probable que estemos viviendo ese
período de la historia. Por cierto que no podemos cerrar los ojos al hecho de que los
dones singulares que reivindican la autenticidad del evangelio reaparecen en esta
hora.

Muchos años atrás, durante una clase en el Instituto Bíblico de Florida, un maestro
dijo algo sobre el tema del don de lenguas que se nos ha grabado en forma
indeleble. Aconsejó a sus alumnos a “no buscarlo pero tampoco impedirlo”.

En realidad de verdad, el hablar en lenguas es un don del Espíritu. En la actualidad


hay presbiterianos, bautistas, anglicanos, luteranos y metodistas, así como también
pentecostales, que hablan o han hablado en lenguas, y los hay que no lo han hecho
y no suponen que lo harán en el futuro.

Pero si el hablar en lenguas es un don del Espíritu Santo, no puede ser un factor
divisivo, es decir, no debe provocar divisiones. Cuando quienes hablan en lenguas
abusan del don y se torna realmente en un factor que provoca divisiones y
disensiones, es clara indicación de que hay una carencia de amor. Y quienes lo
prohíben le hacen un deservicio a la iglesia porque contradicen las enseñanzas del
apóstol Pablo. Los creyentes que hablan en lenguas, y los que no lo hacen, deben
amarse y trabajar para la mayor gloria de Dios en la evangelización del mundo,
recordando una cosa: los que hablan en lenguas y los que no lo hacen, tendrán que
vivir juntos en la Nueva Jerusalén.

¿Es este un don que Dios ha creído útil y conveniente otorgarnos? No permitamos
que sea un motivo de orgullo o de preocupación. Debemos cimentarnos en la
totalidad de la Palabra de Dios. Y sobre todas las cosas, aprendamos lo que
significa amar a los demás, incluso a los creyentes que pueden no coincidir
totalmente con nuestros énfasis.

¿Es este un don con el que no contamos? No dejemos que ello nos preocupe, y
hagamos cuanto nos sea posible para no permitir que sea un motivo o causa de
división entre nosotros y otros creyentes. Hay quienes no ponen su énfasis ni hacen
hincapié en las mismas cosas que nosotros, pero así y todo son nuestros hermanos
y nuestras hermanas en Cristo. Y sobre todas las cosas, se nos ordena: “Andad en
el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16).

Los dones singulares —sanidades, milagros y lenguas— probablemente atrajeron


tanto la atención de la gente en el primer siglo como lo hacen en el día de hoy.
También entonces, como ahora, provocaron confusión y se abusó de los mismos.
No obstante ello, Dios el Espíritu Santo se los concedió a algunos miembros de la
iglesia para ser utilizados para su gloria y honra. Jamás deben ser explotados por
motivos egoístas, ni tornarse jamás en motivo o causa de división o de orgullo. No
hemos de preocupamos ni obsesionarnos con ellos, y sobre todas las cosas toda
vez que se conceden dones de esta naturaleza, deben ser utilizados en estricto
acuerdo con los principios fijados por Dios en la Biblia. Y esto último también
debiera contribuir a la unidad del Espíritu. Y si Dios decide entregar estos dones a
57

ciertas personas en el día de hoy, debemos orar pidiendo que sean usados, en
todos los casos “para provecho común” (1 Corintios 12:7, Biblia de Jerusalén) y la
ampliación del reino de Dios. » (12)

El Peligro de las Lenguas Modernas

«Pero la persona que juega con el hablar en lenguas juega un juego diabólico que
va a causarle mucho daño. La práctica de lenguas es exactamente igual a lo que los
hinduistas y aficionados del yoga (13) llaman kundalini (14). Ellos tienen el concepto
de este fenómeno de dejar salir la serpiente de adentro de uno mismo, y por esto
lo llama el poder de la serpiente. Viene “naturalmente” con el uso de drogas
psicodélicas, yoga, experiencias de casi morir, y con el hablar en lenguas que hacen
en unas iglesias. La experiencia físicamente es exactamente lo mismo entre
lenguas y kundalini. Cuando sale el poder de la serpiente, frecuentemente la
persona hace sonidos involuntarios y sus cuerpos se mueven en raros movimientos
sin su propio control (15). El kundalini es el hablar en lenguas, caer como muerto al
piso, revolcarse en el piso sin control (igual en la Santería), hacer sonidos de
animales, de reír sin control(16) , oler fragancias raras, de tener sensación de
intensa luz o fuego o electricidad, de tener revelaciones de personajes celestiales
hablándoles, y el canto rítmico y repetitivo.

Kundalini era descrito en los Upanishads, las escrituras sagradas del hinduismo en
el quinto siglo antes de Cristo. La tradición oral va mucho más atrás en la historia
que esto.

Por ejemplo, en la India, el gurú de Kundalini Yoga, Sri Ramakrishna (1836-1886)


describió su supuesta conciencia del hombre-dios. Cada día entró en samahdi (un
trance) cuando se cayó al suelo involuntariamente en un estado de euforia y gozo
(ananda) donde vio visiones bonitas que también a veces fue el sentido de irse
afuera de su cuerpo a viajar. Esto fue acompañado con tiempos de reírse sin
control. Pudo causar lo mismo en otros con un solo toque ligero a la cabeza (17). o
pecho de otros (18). Otro maestro de Kundalini Yoga era Bhagwan Shree Rajneesh
(1931-1990) quien trajo su secta a los Estados Unidos. En su interpretación de todo
esto, hicieron meditación, canto rítmico, naturismo (anda en desnudez), el grito
primordial, y formas extremas de ejercicio, y sexo libre. Con nada más su
presencia, sus discípulos empezaron a reírse y llorar sin control, de caerse al suelo,
de sentir como electricidad, y todo esto fue precipitado fácilmente por un toque en
la cabeza por el dedo por el gran maestro Rajneesh. Usan el término, “borrachos
con nuevo vino,” aun que no tomaron necesariamente alcohol. Es una euforia como
lo que da el alcohol, pero es espiritual. Notamos también que las experiencias de
los que practican vudú igualmente hablan en lenguas en sus sesiones.

Carl Jung (1875-1961) padre de la psicología moderna promovió el Kundalini Yoga


en seminarios como el eslabón entre psicología y los pensamientos orientales para
encontrar paz interna (espiritual). Kundalini Yoga es un sistema de meditaciones
(19)
donde se controla la respiración para poner la persona en un estado alterado de
conciencia (trance (20)) donde estas cosas “espirituales” (lenguas, caerse, visiones,
etc.) pueden suceder. Muchas religiones mundialmente han usado esta misma cosa
para comunicarse con los dioses o los espíritus o los humanos muertos.

Aun entre ellos hay avisos (21) de que peligroso puede ser. Médicamente los
doctores han notado que una vez que empieza con esto, puede perderse de repente
(entra en trance de nuevo) sin aviso o buscarlo, que hay disfunción sexual,
problemas físicos y psicológicos (como ansiedad, pesadillas, depresión,
alucinaciones, un revuelto psicológico, salirse de la realidad, etcétera), cansancio y
58

estrés, falta de poder de concentración, y aun problemas de posesión por


demonios.

Actividad de demonios en la Iglesia

La Biblia enseña que el bautismo del Espíritu Santo ocurre al momento de ser salvo
(tener fe salvadora o de aceptar a Jesús como su Salvador personal), y tiene la
única marca de dejar de pecar (llevar el carácter del Espíritu de Santidad). Pero hay
grupos (Pentecostales y carismáticos) quienes promueven el Bautismo del Espíritu
Santo como algo igual de Kundalini o hablar en lenguas (por reinterpretar las
palabras a significar cosas que no se presentan en la Biblia). Vamos a ser claros, el
caerse al suelo, el perder control de sí mismo son marcas de posesión o influencia
de demonios en la Biblia (Mat. 17:15), y nunca se ve asociado con la obra de Dios.

“Según el ritmo romano, otras señales de posesión (de demonios) incluye ‘la
habilidad de hablar con familiaridad en un idioma extraña o de entenderlo cuando
es hablado por otro, la facultad de divulgar eventos futuros o escondidos, y la
manifestación de poderes que estará más allá del poder normal del sujeto.”

“El mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” (II Cor. 11:14)

En 1 Corintios 14, Pablo explica que el hablar en lenguas (cuando es de Dios),


siempre tiene unas marcas. Una de estas marcas es que “los espíritus de los
profetas están sujetos a los profetas” (14:32). Lenguas modernas es de dejar “el
espíritu” tomar control del cuerpo de uno mismo, para que pierdas control (y el
hablar en lenguas estáticas, o sonidos no entendibles, es la marca de este
fenómeno no bíblico). Pero si el Espíritu de Dios entra en el cuerpo de la persona

(1) no quita el control de él mismo, sino propone qué es la voluntad de Dios para
que esta persona con su propia voluntad decida de hacerla, y

(2) Dios no causa a la persona de hacer cosas en contra de Su voluntad, o sea, de


pecar.

La lista de reglas en I Cor. 14 es la voluntad de Dios, y sin que alguien lo dijera, los
que tengan el Espíritu de Dios deben obedecer esta voluntad de Dios.

Si el Espíritu de Dios entra en estas personas que hablan en lenguas hoy en día, les
controla fuera de su control y voluntad propia, y lo que hacen bajo este estado es
pecado, ¿Quién está causando el pecado? ¿Dios? ¿La persona que no tiene control
(ni responsabilidad) de sus acciones? ¿O un espíritu disfrazándose como el Espíritu
Santo, pero es realmente un espíritu maligno?» (23)

El verdadero hablar en lenguas

David Cox comenta desde su punto de vista un resumen de lo que es la práctica de


hablar en “lenguas”. Aunque no cita a las manifestaciones del espíritu para
provecho de I Corintios. Creo que la opinión de D. Cox es para tenerla en cuenta,
entendiendo que debemos ser prudentes ante toda manifestación del Espíritu
Santo, entendiéndose que todo debe hacerse en orden y decentemente,como
enseña el Apóstol Pablo.

«Primero notamos que en Hch. 2, las lenguas eran el hablar en un idioma humano
donde las personas presentes hablaban este idioma. Segundo notamos que en la
Biblia, el propósito de lenguas era de predicar “las maravillas de Dios” (Hch. 2:11),
59

o sea, siempre es una predicación o enseñanza donde los demás juzgan o


entienden lo que es enseñado o predicado, y ellos siguen Hch. 17:11 (“Y éstos
eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con
toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran
así.”) de comparar todo con la Palabra de Dios para verificar su base doctrinal o
rechazarlo. La edificación que habla Pablo en I Cor. 14 es de oír la Palabra de Dios
y entenderla (como en Neh. 8:8) para obedecerla.

Si estas cosas son muy claras, entonces ¿Por qué los cristianos rechazan la clara
enseñanza de la Biblia sobre qué es lenguas para buscar otra cosa? La repuesta
queda en el corazón rebelde del ser humano. Busca rebeldía en contra de Dios.
Pero aun que unos cristianos piensan que su hablar en lenguas no cabe
exactamente con lo que la Biblia presenta, no entienden que es de demonios
totalmente. Vamos a decir que es una actividad de brujería y religiones satánicas
donde de veras pierden control de sí mismo, y un demonio le controla a uno.

Cualquier persona puede hacerlo, porque los demonios buscan siempre estar dentro
de un cuerpo (Mar.5:9), o de influir a los seres humanos.» (24)

Notas:

1 “En los Postreros días”, Págs. 30-33, Vinson Synan, Edit. Vida

2 “El Bautismo en el Espíritu Santo Una investigación Bíblica”, Págs. 106, Howard
M. Ervin, Edit. Vida

3 Portal de la fe cristiana adventista,


http://www.galeon.com/adventista/estudios/profecia/13.htm

4 Portal de la fe cristiana adventista,


http://www.galeon.com/adventista/estudios/profecia/13.htm

5 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN:


Editorial Caribe) 2000, c1998.

6 Ibíd.

7 “El Bautismo en el Espíritu Santo Una investigación Bíblica”, Págs. 50-52, Howard
M. Ervin, Edit. Vida

8 Portal de la fe cristiana
adventista,http://www.galeon.com/adventista/estudios/profecia/13.htm

10 Portal de la fe cristiana adventista,


http://www.galeon.com/adventista/estudios/profecia/13.htm

11Portal de la fe cristiana adventista,


http://www.galeon.com/adventista/estudios/profecia/13.htm

12 El Espíritu Santo, Págs. 188-199, Billy Graham., Casa Bautista de Publicaciones,


Cuarta edición, 1989

13 Yoga – “Yoga” significa “poner bajo yugo”.


60

14 Kundalini – viene de la idea de quemarse o de enredarse en un espiral. Creen


que toda la energía “cósmica” viene de la base de la columna (del ser humano).
Kundalini es de “destapar” esta energía cósmica, y se desarrolla como cuando una
serpiente que se desenreda. En el ocultismo, kundalini tiene mucha práctica
solamente por los últimos 1.000 años, pero en religiones de asía, tiene historia de
4.000 años.

15 Cristiana y Stanislov Grof, “The Stormy Search for the Self”, pág. 78-79, un
libro promoviendo Kundalini.

16. Risa de una Bruja: “Me reí por horas y horas. Todo mi sufrimiento privado
personal… fue disuelto en la risa… me sentí transformado… siempre he visto que
pasó como un genero de experiencia espiritual… la gente no piensa en la risa como
una experiencia espiritual. Ahora entiendo que la risa puede ser un medio de
transformación. La risa de Gavreil, como la de Afrodita, me capacitó para poner
distancia entre yo y el dolor. ” Carol Christ, La Risa de un Afrodita: Reflecciones
sobre una jornada a la diosa, Harper & Row, 1987, Pág. 5-6.
http://www.crmspokane.org/toronto.htm

17. Notamos que la Biblia presenta que es cierta la transferencia de espíritus por la
imposición de manos. Es de estar muy prevenido, de tener muchísima precaución
en imponer las manos sobre otros, y especialmente de no dejar a nadie imponer
sus manos sobre uno mismo sin ser extremadamente seguro de su estado de un
hombre de Dios, y aun allí, refrenar o no dejar personas de imponer sus manos
sobre uno mismo.

18.http://www.bible.ca/tongues-kundalini-shakers-charismastics.htm#document

19. En religiones orientales, meditación es el NO PENSAR, de bloquear o librar la


mente de todo pensamiento, y en la Biblia la palabra meditar es de contemplar
profundamente, opuesto.

20. En el Vudú, las personas entran en trance con música repetitiva. El trance
solamente pone la persona en comunicación con seres espirituales. Durante el
trance la persona no tiene control de sí mismo, y el caerse es común. Unos gatean
en el piso y hacen sonidos como animales o sin sentido. Los sacerdotes del Vudú
observan a las personas y tratan de agarrarles antes que se caen al piso.

21 http://heartseva.com/

22. Joseph Ecanem, PhD., “posesión por demonios”, Pág. 23,


http://www.catholicapologetics.net/speaking_in_tongues.htm

23 David Cox, Kundalini y Lenguas El Poder de la Serpiente,


www.davidcox.com.mx/folletos,

http://www.davidcox.com.mx/folletos/cox-kundalini.htm

24 Ibíd

En mi nombre hablarán nuevas lenguas (III)

Hola:
61

Dios te bendiga. Gracias por interesarte en este estudio. Deseo sinceramente que lo
halles de utilidad y de bendición para tu vida espiritual y que puedas hallar las
respuestas que estás buscando.

Esta es la tercera nota de una serie de 4 artículos sobre En mi nombre hablarán


nuevas lenguas

Gracias nuevamente por interesarte.

Paulo Arieu

—————————-

Siga la serie

• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (I)


• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (II)
• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (III)
• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (IV)

Las palabras están ahí, para explicar el significado de las cosas, de manera que el
que las escucha, entienda dicho significado.” — Aldous Huxley (novelista inglés)

Base científica del don de lenguas

Enrique Coperías pregunta « ¿Tiene alguna base neurológica el don de lenguas?


Hoy, la ciencia siquiátrica dispone de herramientas para explorar ese universo de
kilo y medio que es nuestro cerebro. Un equipo de investigadores de la University
of Pennsylvania School of Medicine se ha servido de la Tomografía Computarizada
por Emisión de Fotón Único (Spect) para analizar la actividad cerebral de cinco
miembros de una congregación pentescostal capaces de experimentar la glosolalia.

El Spect permite a los científicos detectar con precisión las áreas cerebrales
involucradas en una determinada actividad mental de forma incruenta. Al voluntario
sólo se le inyecta en vena un fármaco radioactivo, que viaja hasta los sesos y
permite detectar las neuronas más activas.

En palabras de los autores del ensayo, los doctores Steve Paulson y Andrew
Newberg, la prueba fue un éxito. Su investigación comenzó con la selección de los
glosólalos, cinco mujeres de una congregación religiosa conocidas por su capacidad
o don para entrar en trance, “conectarse directamente con Dios” y hablar en
idiomas “extraños”.

“El don de lenguas es un forma de vocalización muy inusual. Parece como si la


persona hablara una lengua, pero incompresible. Cuando el glosólalo se somete a
un análisis lingüístico se comprueba que el supuesto idioma no se corresponde de
forma clara con ninguna estructura lingüística. Lo que sale por sus bocas no se
parece nada a una lengua”, dice el doctor Newberg, “El fenómeno -añade este
investigador – resulta muy interesante porque no vemos actividad en las áreas del
cerebro implicadas en el lenguaje. Para una persona que crea firmemente en la
glosolalia, la fuente de la vocalización está muy clara”. Dualismo descartiano frente
al monismo de la Era del Cerebro: ¿los sucesos mentales (psicológicos, espirituales)
y los sucesos cerebrales (psicoquímicos) son la misma cosa?
62

Paulson y Newberg eligieron a cinco mujeres de raza negra y las invitaron a que
cantaran gospel y hablaran en las lenguas enigmáticas. Durante cada actividad, las
mujeres recibieron una dosis intravenosa de un marcador radioactivo, un chivato
que delata las zonas cerebrales con mayor flujo sanguíneo y, por tanto, con mayor
actividad neuronal. Los científicos cuentan en el último número de la revista
Psychiatry Research: Neuroimaging que la actividad de los lóbulos frontales de las
cinco voluntarias sufrió un considerable bajón durante la glosolalia, en comparación
con los momentos en que cantaban gospel. Estos lóbulos están estrechamente
relacionados con el sentimiento de autocontrol.

Newberg confiesa que el hallazgo es fascinante, pues explica por qué “los sujetos
creen realmente que el espíritu de Dios se mueve en sus cuerpos y controla lo que
hablan”. De hecho, las mujeres no controlan los centros del lenguaje mientras
experimentan el don de lenguas. Por otro lado, el Spect reveló un incremento en la
región parietal del cerebro, que integra la información sensorial de diferentes partes
del cuerpo, nos orienta en el espacio y marca la clara distinción entre lo propio y el
mundo exterior. Este aumento de la actividad parietal fortalece la sensación de
“contacto” en todo el cuerpo, y explicaría la sensación de estar impregnado por el
espíritu, según el psicólogo Michael Persinger, de la Laurentian University.

A raíz de este descubrimiento, algunos expertos se han preguntado, una vez más,
si Dios está en la sinapsis, el miniespacio que separa una neurona de otra y el lugar
donde ocurre el trasiego de neurotransmisores, los mensajeros de los impulsos
eléctricos, la lingua franca de nuestro casquete pensante.»(1)

———————————————–

Notas:

1 Enrique Coperías, El don de lenguas

«En mi nombre hablarán nuevas lenguas (IV)

En mi nombre hablarán nuevas lenguas (II)»

En mi nombre hablarán nuevas lenguas (II)

Hola:

Dios te bendiga. Gracias por interesarte en este estudio. Deseo sinceramente que lo
halles de utilidad y de bendición para tu vida espiritual y que puedas hallar las
respuestas que estás buscando.

Esta es la segunda nota de una serie de 4 artículos sobre En mi nombre hablarán


nuevas lenguas .

Gracias nuevamente por interesarte.

Paulo Arieu

——————————-

Siga la Serie

• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (I)


63

• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (II)


• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (III)
• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (IV)

Las palabras están ahí, para explicar el significado de las cosas, de manera que el
que las escucha, entienda dicho significado.” – Aldous Huxley (novelista inglés)

Alegoría del Espíritu Santo en la Basílica de San Pedro, Roma

¿Cual es la situación actual del mundo cristiano en su opinión con respecto


a los dones milagrosos?

A. En la actualidad muchas personas del mundo religioso demandan y afirman


tener dones espirituales o milagrosos.

B. Hoy día hay varias ideas y teorías sobre la duración de estos dones.

1. Algunos opinan que los dones durarían hasta el fin del mundo.

2. Otros afirman que solamente algunos de los dones milagrosos durarían hasta el
fin del mundo.

3. Hay quienes dicen que algunos dones y poderes no se ven hoy día porque nadie
tiene la fe requerida para poseerlos.

Desde el cuarto siglo d.C., algunos teólogos y clérigos han enseñado que “CARISMA
O CARISMATA” (dotaciones sobrenaturales del Espíritu Santo, dones divinos, recibir
poder inspirado divinamente, la ejecución de milagros) que es referida en 1
Corintios 12:1 como “dones espirituales”, era solamente para la “Era Apostólica”.

Entre los teólogos e historiadores, encontramos una variedad de perspectivas


acerca de esta teoría.

« A. Teorías de la cesación de los dones

1. Las Señales y maravillas cesaron al finalizar “La Era Apostólica”.

Algunos proponentes de esta teoría dicen que la: “Era Apostólica” terminó
alrededor del año 100 d.C. (después de Cristo) con la muerte del Apóstol Juan, el
último sobreviviente de “…los doce apóstoles del Cordero” (Ap 21:14).

Un teólogo “Reformado” pensaba que los dones sobrenaturales “estaban confinados


a la era apostólica, y exclusivamente para un círculo muy limitado”.

Su propósito, era establecer la autoridad de los apóstoles; una vez logrado, los
dones carismáticos concluyeron.

Según esta posición, las señales y milagros reportados después de esa temporada,
eran consideradas espurias o no ocurrían bajo la manifestación divina.

Este es un argumento “circular”, en el cual un dictamen teológico es hecho respecto


a que las señales y milagros son imposibles después del primer siglo, forzando la
conclusión de que la evidencia histórica es fraudulenta.
64

La gran debilidad de tal posición, es la siguiente: Existe una total ausencia de


respaldo Bíblico que apoye la contención de que los milagros divinos cesaran
después de la muerte de los doce apóstoles del Cordero y su generación. Ningún
pasaje de la escritura declara o implica tal posición

2. Las Señales Y Milagros cesaron porque estos pertenecían únicamente a


los primeros siglos de “La Iglesia”.

Según esta teoría, ya no eran necesarios para validar el evangelio. La Iglesia, una
vez establecida mundialmente y sancionada oficialmente, era suficiente para
certificar la autenticidad del mensaje cristiano. La fecha de extirpación es el tiempo
en que se completó el canon, usualmente reconocido como el Consejo de Cartago
en 397.

Este argumento acepta las documentaciones de las señales y milagros del segundo
y tercer siglos, asignando arbitrariamente su anterior cesación. Pero, ¿por qué una
fecha de extirpación?
¿Cuándo fue la Iglesia establecida mundialmente y oficialmente sancionada? ¿Acaso
es el año 397 la fecha en que el canon fue concluido? (Muchos historiadores de la
Iglesia disputarían esa conclusión.) ¿Dónde enseña la Escritura eso? Este
argumento es dejado sin apoyo bíblico o histórico.

3. Las Señales Y Maravillas fueron desapareciendo a medida que los


Líderes de la Iglesia organizada se opusieron a sus manifestaciones

Este argumento, el cual contradice las teorías expuestas anteriormente respecto al


establecimiento de la Iglesia, tiene algún mérito. De hecho, a medida que la fe por
los milagros declina entre los líderes de la Iglesia, los milagros disminuyen en
frecuencia. Además, cuando ocurren señales y milagros insólitos, muchas veces
amenazan a los “Señores y Gobernadores” de la jerarquía eclesiástica y sus
posiciones en la institución. Por tal razón, el liderazgo de la Iglesia ha tenido la
intención de oponerse a ellos.

Como será probado más adelante, han habido ondas de señales y milagros a través
de toda la historia de la Iglesia y la jerarquía ha controlado el impulso o
propagación de los mismos.

No obstante, el punto principal del argumento o punto en cuestión es que los Dones
han cesado completamente, cosa que no puede pasar la prueba de la historia. No
se ha podido documentar que los Dones hayan cesado durante algún período
significativo de tiempo en la historia de la Iglesia, y mucho menos en nuestros días.
Los milagros están ocurriendo de manera común en la Iglesia a escala mundial.

4. Nunca hubo señales ni maravillas

Después del evento del liberalismo teológico del siglo XIX, los líderes de la Iglesia
han resistido las señales y milagros. Ellos, negaron la posibilidad de la intervención
sobrenatural en la Creación. Estos “teólogos seculares” niegan la posibilidad de que
haya habido siquiera señales y maravillas en el primer siglo. Estos, trágicamente
son: “…falsos profetas que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces” (Mat 7:15; Hch 20:29), materialistas, encubriendo sus
filosofías con el lenguaje religioso. »(1)

Walter J. Chantry, cree en base al versículo de I Cor. 14:20- 22, no encontrarle


propósito para las lenguas hoy en día. Chantry escribe en su libro «Los apóstoles
muertos, las lenguas no tendrían, evidentemente, que acreditarles autoridad divina.
65

Estamos en presencia de la revelación plena; no hay necesidad de permanecer


entre brumas, y parcial edificación, persistiendo así en la etapa infantil a través de
las lenguas. Jamás, en quienes las hablaron, las lenguas llegaron a evidenciar una
más profunda realidad espiritual. Por otra parte, es evidente que los judíos venían
caminando bajo la ira de Dios de tiempo atrás. El rotundo colapso ya se ha
cumplido. SI alguna posibilidad cabe hoy, es la del retorno de la bendición a Israel
(Ro. 11). Y las lenguas no servirán para dicho propósito. ¿Deberían continuar las
lenguas hoy? Ciertamente, ¡no! Han cesado» (2)

“Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero
maduros en el modo de pensar. En la ley está escrito: en otras lenguas y con otros
labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así que, las
lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no
a los incrédulos, sino a los creyentes” (I Cor. 14:20- 22 RVR 1960).

A continuación, Chantry defiende su hipótesis cesacionista:

«Estos versículos plantean otro argumento contra el uso moderno de las lenguas.
Hemos visto, con base en las Escrituras, que las lenguas comportaban carácter de
señal para un apóstol, acreditándolo como agente de divina revelación. Mientras
duraba la etapa final del desarrollo de la iglesia, las lenguas también servían
temporalmente para la edificación parcial e imperfecta de los creyentes. Sin
embargo, el apóstol deseaba informar plenamente a los creyentes sobre las
lenguas. En el versículo 20 insta “sed adultos en la forma de pensar”. No seáis
como algunos carismáticos que pretenden escapar de las discusiones doctrinales o
evadir el estudio cuidadoso de la Biblia. Sed adultos en el entendimiento. Pero,
ahondemos en la mina del Antiguo Testamento.

Isaías 28:11 y 12 son los versículos que el apóstol Pablo cita. ¡Es este un texto
fundamental para el asunto de las lenguas! Tales palabras fueron pronunciadas en
un período en el cual la mayoría de los profetas de Dios cumplían su ministerio
hablando el hebreo. Toda la verdad les era presentada a los judíos en su propia
lengua. ¡Qué privilegio! Pero esto duraría sólo hasta los días de Jesucristo.
Súbitamente, en el Pentecostés, la verdad de Dios sería presentada a los oídos de
los hombres en lenguas gentiles. No era ésta en manera alguna señal prometedora
para la nación judía. Más bien, venía a ser una señal de condenación. A pesar del
vívido testimonio de los galileos hablando en las lenguas de las naciones, Israel no
se arrepentiría, sino que endurecería más su corazón. «Ni aún así me oirán, dice el
Señor». Las lenguas eran una señal para los judíos, con respecto a su inminente
caída, la destrucción en el año 70 d.C.

En el versículo 22 se encuentra una contundente conclusión. ¡Las lenguas resultan


ser señal para los incrédulos, pero no con el propósito de convencerlos de su
incredulidad y consecuentemente tratarlos a la conversión! El versículo 23 muestra
que las lenguas sólo harían pensar a los incrédulos que quién disponía de ellas era
un “demente”. Las lenguas son señal de la ira apresurada y especial disgusto de
Dios contra su negligente primogénito, Israel.» (3)

Testimonios en contra de la continuidad del don de lenguas

«San Agustín enseña que en el comienzo de la Iglesia este don era necesario para
que el Evangelio se comunicara rápidamente a todas las naciones, así todos podían
recibirlo y además se daba testimonio del origen divino de su doctrina. Pero cuando
la Iglesia ya hablaba los diferentes lenguajes (por medios naturales) el don se hizo
menos necesario. En su tratado 32 sobre el Evangelio de San Juan, San Agustín,
Padre del la Iglesia, siglo IV, escribe: “Hoy día, cuando el Espíritu Santo ha sido
66

recibido, nadie habla en las lenguas de todas las naciones pues la Iglesia ya habla
las lenguas de todas las naciones y si uno no está en ella, este no recibe el Espíritu
Santo.”

Santo Tomás, en su Summa Thelogia, confirma que este don milagroso de


lenguas no es tan común como lo era antes. El don, sin embargo, no ha
desaparecido. Entre los santos que lo ejercieron están: San Pacomio (siglo IV), San
Norberto (siglo XII), San Antonio de Padua (siglo XIII), San Vicente Ferrer (Siglo
XIV), San Bernardino de Siena (siglo XV) y San Francisco Javier, el gran misionero
en el Oriente (siglo XVI). En cada caso el don abrió la puerta para comunicar el
mensaje del Señor. En nuestro tiempo también hay numerosos testimonios de este
don. Por ejemplo, ministros que, en un momento de necesidad, han confesado o
predicado en un idioma que desconocían. »(4)

(5)
Quince testimonios considerados por Walter J. Chantry

1. Juan Crisóstomo (347-407 d.C.) escribe en su comentario sobre los dones


espirituales: “Este lugar está completamente oscuro: pero la oscuridad proviene de
nuestra ignorancia de los hechos referidos y por su cesación, siendo que en ese
entonces ocurrían, pero ahora ya no acontecen”. (Homilías sobre Primera a los
Corintios, Vol. XII, Los Padres del Niceno y Postniceno. Hom. 29:2).

2. S. Agustín (354-430 d.C.) escribe: “En el período primitivo, el Espíritu Santo


cayó sobre quienes creían: y hablaban en lenguas que jamás había aprendido,
“como el Espíritu les daba que hablasen”. Estas eran señales adaptadas a esa
época. Pues precisaba haber aquella evidencia del Espíritu Santo en todas las
lenguas, y mostrar que el Evangelio de Dios había de correr a través de todas las
lenguas sobre toda la tierra. Aquella cosa fue hecha como evidencia, y pasó.” (Diez
homilías sobre la Primera Epístola de Juan, Vol. VII. Los padres del Niceno y
Postniceno, VI. 10).

3. Thomas Watson escribe en 1660: “Con plena certeza, hay tanta necesidad de
ordinación hoy, como en los tiempos de Cristo y de los apóstoles, ya que en aquel
tiempo había dones extraordinarios en la iglesia que ahora han cesado.” (Las
Bienaventuranzas, 14).

4. John Owen escribe en 1679: “Los dones que en su propia naturaleza exceden la
plenitud del poder de todas nuestras facultades, esa dispensación del Espíritu hace
ya mucho tiempo cesó y dondequiera que alguien hoy tenga pretensión a lo mismo,
tal pretensión justamente puede ser sospechada como un engaño farsante.”
(Obras, IV, 518).

5. Matthew Henry escribe el 13 de julio de 1712: “El don de lenguas fue un nuevo
producto del espíritu de profecía y era otorgado por una razón particular, para que,
la empalizada judía habiendo sido removida, todas las naciones pudieran ser
incluidas en la iglesia. Estos y otros dones de profecía, siendo una señal, hace
mucho cesaron y han sido puestos a un lado, y no tenemos motivo alguno para
esperar que revivan; sino al contrario se nos manda llamar las Escrituras la palabra
profética más segura, más segura que voces del cielo; y a ellas es que se nos
exhorta a estar atentos, escudriñarlas y retenerlas, Y Pedro 1:19.” (Prefacio IV de
su exposición del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, vii).

6. Jonathan Edwards escribe en 1738 que los dones extraordinarios fueron


dados: “para poner fundamento y establecer la Iglesia en el mundo. Pero ya que el
canon de la Escritura ha quedado completo, y la Iglesia Cristiana plenamente
67

fundada y establecida, estos dones extraordinarios cesaron” (La Caridad y sus


Frutos, 29).

7. George Whitefield, debido a su frecuente testimonio sobre la Persona y poder


del Espíritu de Dios, fue acusado de “entusiasmo”, por parte de algunos líderes
eclesiásticos, y se le achacó la creencia de que los dones carismáticos apostólicos
fuesen revividos. Esta creencia fue negada firmemente por Whitefield; “Nunca he
pretendido tener estas operaciones extraordinarias de milagros, o de hablar en
lenguas”, (Respuesta al Obispo de Londres, Obras IV, 9). Por fallar en no distinguir
la obra ordinaria de la extraordinaria del Espíritu, y por considerar que ambas
habían cesado, él inculpa al Obispo y clero de Lichfield y Coventry, “quienes
consideran la habitación interior del Espíritu, testimonio interno, y la predicación y
la oración por el Espíritu, entre los dones carismáticos, los dones milagrosos
conferidos a la iglesia primitiva, y los cuales ya hace tiempo dejaron de ser.”
(Segunda Carta al Obispo de Londres, Obras, Vol. IV, 167). Los amigos de
Whitefield también lo defendieron contra el mismo falso cargo. José Smith, por
ejemplo, pastor congregacionalista en Carolina del Sur, escribió sobre el
evangelista inglés: “Él renunció a toda pretensión de poseer los extraordinarios
poderes y señales de la apostolicidad, peculiares de la era de inspiración y que se
distinguieron con ellos.” (En Prefacio a Sermones sobre Asuntos Importantes,
George Whitefield, 1825, xxv).

8. James Buchanan escribe en 1843: “Los dones milagrosos del Espíritu hace
mucho que fueron retirados. Fueron usados para cumplir con un propósito
temporal. Fueron usados como un andamiaje que Dios empleó para la construcción
de un templo espiritual. Cuando el andamio no se necesitó más, fue removido pero
el templo permanece en pie aún, y es habitado por el Espíritu; porque “¿No sabéis
que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (I Cor. 3:16)”
(El Oficio y la Obra del Espíritu Santo, 34).

9. Charles Haddon Spurgeon en una cantidad de sermones testifica este mismo


punto de vista. Los apóstoles; predicaba él, fueron “hombres escogidos como
testigos porque personalmente habían visto al Salvador, un oficio que
necesariamente desaparece, y apropiadamente, porque el poder milagroso también
se retira.” (El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano, 1871, Vol. 17, 178). Y de
nuevo, “Aunque no podemos esperar ni necesitamos desear los milagros que
acompañaron el don del Espíritu Santo, en lo que eran físicos, aún podemos tanto
desear como esperar lo que por ellos fue procurado y simbolizado, y podemos
confiar en que veremos semejantes maravillas espirituales operadas entre nosotros
en este día» (El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano, 1881, Vol. 27, 521). Y otra
vez, “Aquellas obras del Espíritu Santo que hoy son concedidas a la Iglesia de Dios
son en todo sentido tan valiosas como aquellos dones milagrosos anteriores que
han desaparecido de nuestra presencia. La Obra del Espíritu Santo, mediante lo
cual a los hombres se les da vida de su muerte en pecado, no es inferior al poder
que hizo a los hombres hablar en lenguas” (El Púlpito del Tabernáculo
Metropolitano, 1884, Vol. 30, 386 ss.).

10. Roberto L. Dabney escribe en 1876 que luego que la Iglesia primitiva fue
establecida “ya no existía la misma necesidad de “señales” sobrenaturales, y Dios,
que no acostumbra derrochar sus expedientes, las descontinuó. Desde entonces, la
Iglesia tendrá que conquistar la fe del mundo mediante su ejemplo y enseñanzas
solamente, vigorizada por la iluminación del Espíritu Santo. Finalmente, los
milagros, si se volvieran de común ocurrencia, dejarían de ser milagros, y serían
considerados por los hombres como ley corriente” (La Prelacía, un error,
Discusiones Evangélica y Teológicas, Vol. 2, 236-237).
68

11. George Smeaton escribe en 1882: “Los dones sobrenaturales o


extraordinarios fueron temporales, y habían de’ desaparecer cuando la iglesia
estuviera fundada y el canon inspirado de la Escritura concluido; porque ellos
fueron una prueba externa de una inspiración interna” (La Doctrina del Espíritu
Santo, 51).

12. Abraham Kuyper escribe en 1888: “Muchos de los dones carismáticos,


otorgados a la iglesia apostólica, no son de utilidad para la iglesia de hoy». (La
Obra del Espíritu Santo, 182, ed. ingl. 1900).

13. W. G. T. Shedd escribe también en 1888: “Los sobrenaturales dones de


inspiración y milagros que poseyeron los apóstoles no fueron continuados para sus
sucesores ministeriales, puesto que ya no eran más necesarios , Todas las doctrinas
del Cristianismo habían sido reveladas a los apóstoles, y habían sido entregadas a
la iglesia en forma escrita. No había más necesidad de un posterior inspiración
infalible. Y las credenciales y autoridad dadas a los primeros predicadores del
Cristianismo en actos milagrosos, no requerían repetición continua de una edad a
otra. Una edad de milagros debidamente autenticados es suficiente para establecer
el origen divino del evangelio. En un tribunal humano, no es necesaria una serie
indefinida de testigos. “Por boca de dos o tres testigos”, los hechos se establecen.
El caso que ha sido fallado no volverá a abrirse.” (Teología Dogmática, Vol. II,
369).

14. Benjamín B. Warfield escribe en 1918: “Estos dones no fueron poseídos por
el cristiano de la iglesia primitiva como tal, ni por la Iglesia Apostólica o la era
Apostólica por sí mismas; tales dones fueron distintivamente la autenticación de los
Apóstoles. Constituyeron parte de las credenciales de los Apóstoles en sus agentes
autorizados de Dios en la colocación del fundamento de la Iglesia. Su función, pues,
los delimitó a la Iglesia Apostólica, de manera distintiva, y necesariamente
desparecieron con ella” (Milagros Falsos, 6)

15. W. Pink escribe en un libro que apareció en 1970 “Así como hubo oficios
extraordinarios (apóstoles y profetas) en el comienzo de nuestra dispensación,
también hubo dones extraordinarios; y como no hubo sucesores designados para
estos oficios extraordinarios, tampoco hubo intención de continuar esos dones
extraordinarios. Los dones dependían de los oficios. No tenemos más a los
apóstoles con nosotros, y por consiguiente los dones sobrenaturales, la
comunicación de los cuales constituyó parte esencial de las señales de un apóstol
(2 Cor. 12:12) están ausentes” (El Espíritu Santo, 179)»

D. S Álamo, un expositor influyente de “las Iglesias de Cristo”, también es


partidario de la teoría cesacionista. El se refiere con estas palabras respecto a un
estudio que él desarrolló: «En el estudio que estamos llevando sobre la duración de
los dones sobrenaturales hemos notado las palabras de I Cor. 12:31 donde dice el
Espíritu Santo, “Procurad, pues, los mejores dones.” Palabras semejantes se
encuentran en I Cor. 14:1: “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero
sobre todo que profeticéis. ” El versículo 12 añade, “Así también vosotros; pues que
anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la
iglesia.” El mandamiento de 14:39 es, “Así que, hermanos, procurad profetizar, y
no impidáis el hablar lenguas.” Algunos, citando estos textos, afirman que mediante
ellos se le da a la iglesia de hoy día un mandamiento positivo de buscar los dones
espirituales.

Observemos que el mandamiento fue dado originalmente a una iglesia del primer
siglo. La iglesia de aquel tiempo primitivo no tenía el Nuevo Testamento en forma
escrita. Lo recibía mediante los dones. Puesto que dependía de los dones para la
69

revelación de toda la verdad, es muy natural que Pablo la mandara a procurarlos.


Los miembros no tenían Biblias y, por lo tanto, necesitaba buscar los dones a fin de
poder saber la voluntad de Dios. Además la iglesia del primer siglo podía obedecer
al mandamiento de procurar los dones porque los dones eran disponibles. La iglesia
del siglo 21 no puede obedecerlo. No puede, ni tiene que obedecerlo porque ya el
tiempo de los dones ha llegado a su fin. Dios dijo que los dones durarían hasta un
tiempo determinado; luego cesarían. No nos conviene buscar lo que Dios ya ha
hecho cesar. A la iglesia del siglo 21 le toca entender el tema de los dones a la luz
del cumplimiento de las profecías sobre el fin de las manifestaciones milagrosas del
Espíritu Santo. No puede pretender existir en las mismas circunstancias que la de
Corinto. La de Corinto da ejemplo de la iglesia en su infancia, de la Iglesia en el
tiempo cuando el Nuevo Testamento no fue escrito y los miembros necesitaban
dones para saber la verdad. La iglesia de hoy día tiene todo el Nuevo Testamento
escrito, tiene una revelación perfecta y existe en el tiempo después del fin de los
dones. Por lo tanto, hará bien al no pasar su tiempo en el vano empeño de buscar
lo que Dios ya ha dado por terminado. La iglesia de hoy día que busca señales,
prodigios, dones, etc. es como el adulto que, en vez de asumir, las
responsabilidades de una persona madura, actúa y piensa como un niño. No vive y
trabaja con fe y con entendimiento sino pasa el tiempo jugando con sus juguetes,
cosas de su infancia, objetos de mucha importancia para su desarrollo, pero que no
sirven para el que ya ha alcanzado la madurez. Hablar así de los que anhelan dones
es usar una fraseología bíblica porque así habla la I Cor. 13:8-13.

La I Cor. 13 se llama el capitulo de amor porque los primeros versículos dan una
definición divina de lo que es el verdadero amor cristiano. Muchos, haciendo énfasis
en lo que dice el texto sobre amor, han pasado por alto lo que los versículos 8-13
enseñan sobre el fin de los dones. Nótese que todo el capitulo 12 de I Cor. trata de
los dones. Luego, las últimas palabras del versículo 31 son: “Mas yo os muestro un
camino aun más excelente.” Ese camino mas excelente es el de amor. El de amor
es más excelente que el de los dones. Pablo enseña en I Cor. 13:1-3 que si uno
tiene dones pero no tiene amor no puede ser salvo.

Ahora, vamos al versículo 8 de I Cor. 13. Dice así el pasaje: “El amor nunca deja de
ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabara.”
Aquí encontramos una declaración clara sobre el fin de tres dones: la profecía, las
lenguas y la ciencia (el conocimiento de la voluntad divina). Acabarán, cesarán,
dice Pablo. Pero, ¿cuándo?, se pregunta. El mismo capítulo 13 explica cuándo,
Leamos el versículo 9: “Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos.”

Y el 10: “Mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.”


¿Qué quiere decir “en parte conocemos?” Pablo se refiere al don de conocimiento
mediante el cual la iglesia primitiva recibía instrucciones sobre como adorar,
organizarse, trabajar, etc. Cuando Pablo escribió a los Corintios, la verdad todavía
se estaba revelando. El Espíritu Santo no había terminado su trabajo de guiar a
toda la verdad. Por lo tanto, ni Pablo, ni las iglesias establecidas por él, conocían
toda la voluntad de Dios respecto a la época cristiana. “Pero,” dice Pablo, “el
conocimiento perfecto vendrá.” ¿Conocimiento de qué? De la voluntad de Dios. El
don de ciencia fue dado con el propósito de impartir conocimiento en cuanto a la
voluntad de Dios para con nosotros. Su propósito no era llevarnos al conocimiento
perfecto en cuanto a la persona de Dios mismo. ¿Qué quiere decir “en parte
profetizamos”. Quiere decir que Pablo en aquel momento no había recibido toda
profecía. Acuérdese de que el propósito de la profecía era edificar, exhortar y
consolar. Llegaría el momento en que Pablo y toda la iglesia tendría toda profecía, o
sea, toda palabra de edificación, exhortación y consolación. Tendrían profecías
completas. Vendría lo perfecto en conocimiento o ciencia y también en profecías.
Ahora bien, sabemos que lo perfecto vino cuando el Espíritu Santo terminó su
trabajo de revelar toda la verdad. El dejó en forma escrita un testamento perfecto.
70

Así es que la iglesia hoy día ya tiene lo perfecto. Entonces lo que es en parte ya se
acabó. Al llegar lo perfecto los dones cesarían, habiendo cumplido su propósito. Lo
perfecto vino cuando el Espíritu Santo termino su labor de dar toda la verdad. Pues,
los dones cesaron cuando toda la verdad fue revelada y toda la verdad fue revelada
en el primer siglo. Por lo tanto los dones cesaron en el primer siglo. La iglesia, al
tener toda la verdad, al tener lo perfecto, o sea, todo conocimiento, toda profecía,
no necesitaba ya los dones.

La frase “lo perfecto” de I Cor. 13:10, sin duda, ha sido interpretada mal por los
que creen que se refiere al cielo, o al conocimiento perfecto de la propia persona de
Dios. Interpretarla así es sacarla de su contexto. El tema del texto no es la
perfección de lo celestial. No se trata de la persona de Dios, sino de la ciencia y la
profecía. Cuando venga el conocimiento perfecto, cuando todo se revele, cuando
haya sido dada toda profecía entonces los dones cesarán. Esto es lo que afirma el
Espíritu Santo en el texto, Tal explicación concuerda exactamente con lo que dice la
Biblia sobre el propósito de los dones, Fueron dados para revelar la verdad. Cuando
toda la verdad fue dada, los dones, habiendo cumplido su propósito, cesaron,
Cuando los obreros terminan de hacer una casa en cemento quitan el falso piso, o
sea, el molde de madera que usaron en la construcción. No necesitan mas de
andamios, escaleras, etc. La casa ya está terminada y sirve como lugar donde vivir
y trabajar. Así también los dones fueron usados para sostener la iglesia durante el
tiempo de su establecimiento y organización. Entonces la iglesia, una vez terminada
de edificarse, sirve como lugar espiritual donde vivir y trabajar. Dios quita los
dones milagrosos y la iglesia, ya madura, ya capacitada, ya con todo conocimiento
y profecía, sigue con su trabajo. La iglesia, no los dones, es baluarte y columna de
la verdad.

El versículo 13 es muy importante para el entendimiento del pasaje: “Y ahora


permanecen la fe, la esperanza y el amor”. Los dones acaban, cesan; pero tres
cosas permanecen después de la cesación de los dones. Son la fe, la esperanza y el
amor. El amor nunca deja de ser, pero la fe y la esperanza si dejarán de ser cuando
Cristo venga. Pero antes de que dejen de ser, cesaran las lenguas, se acabarán las
profecías etc. Pues, podemos concluir que los dones cesarían antes del fin del
mundo. Ya hemos visto que cesaron con la venida de lo perfecto, la revelación
perfecta de la ley perfecta de libertad. Álamo, en el mismo análisis, en el artículo
titulado “LA MALA GENERACION DEMANDA SEÑAL”, dice que «Los dones fueron
dados para confirmar la divinidad de la verdad. Cuando esa verdad fue
suficientemente confirmada, los dones fueron quitados, habiendo Dios cumplido su
propósito en darlos. Consideremos de nuevo Marcos 16:17-20. En el 17 Cristo dice:
“Y estas señales seguirán a los que creen…” Luego de estas palabras sobre señales
el Señor ascendió. El 20 dice, “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes,
ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales. “Confirmando la
palabra, dice el texto. Heb. 2:4 dice lo mismo. En el artículo del mismo estudio
titulado Lección 29 EL DON DE LENGUAS NO EXISTE, Álamo escribe que “El don de
lenguas no existe hoy día. Lo que se ve es solamente una manifestación ficticia.” »
(6)

Representación en piedra del Espíritu Santo: su santidad queda indicada


con la orla de la cabeza. Clave en la iglesia de San Miguel de Michaelsberg
(Cleebronn, Alemania).

B. La continuidad de los dones del Espíritu Santo

1. Las Señales y milagros nunca Han Cesado


71

Ralph Mahoney, autor del artículo “SEÑALES Y MARAVILLAS HOY”, publicado en el


portal “El cayado del Pastor”, nos explica porque está equivoca la teoría de la
cesación.

«Estos han ocurrido desde la era apostólica hasta el presente en diversidad de


grados. Esta última posición es respaldada por la Biblia y la historia de la Iglesia.

2. ¿Está equivocada la teoría de la cesación?

Examinemos esta cuestión sobre dos bases:

1. La Evidencia Bíblica y

2. Los Hechos y Eventos Históricos en la Iglesia

1. Bases Bíblicas De La Teoría

El texto bíblico usado más a menudo por quienes proponen la teoría de la cesación,
es hallado en 1 Corintios 13:8-10.

“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas,
y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas
cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte acabará.”

La explicación de estos versículos se ha dicho que es la siguiente:

3. ¿Qué sucederá?

a. Que las profecías se acabarán;

b. Las lenguas cesarán.

c. ¿Cuándo Sucederá Esto?

“…cuando venga lo perfecto”, se dice que es la BIBLIA.

Cuando tengamos la Biblia, entonces, las profecías se acabarán y las lenguas


cesarán.

d. Conclusión: Siendo que ahora tenemos la Biblia, aquéllos que creen en esa
teoría nos dicen que las lenguas y todos los demás dones carismáticos han
cesado o han sido eliminados de la Iglesia.

4. ¿En Qué Está Equivocada La Teoría?

Esta se hace pedazos cuando hacemos un examen cuidadoso del contexto.


Volvamos a hacer un examen de la interpretación de la luz del contexto:

a. ¿Qué Sucederá? (Nota: Pablo dijo que tres cosas sucederían.)

i. Las profecías se acabarán

ii. Las lenguas cesarán


72

iii. Y la ciencia se acabará.

Si somos consistentes con nuestra interpretación, entonces podemos concluir


que cuando el canon de la Escritura fue terminado, la ciencia, en conjunción con
la profecía y las lenguas, fueron removidos de la Iglesia.

Sin embargo, nadie aceptará que la Iglesia existe en un vacío “sin


conocimiento”. Por el contrario, los teólogos alegan para sí mismos un
conocimiento no existente para probar esa posición floja y antibíblica.

iv. ¿Cuándo Sucederá Esto?

a. Cuando “venga lo perfecto…”

“…cuando venga lo perfecto…” no se refiere a la biblia. En el contexto: “…


cuando venga lo perfecto…”, no es un objeto tal como la Biblia, es una
condición, la cual usted y yo como creyentes experimentaremos como
resultado de la Segunda Venida del Señor.

“Pero cuando hayamos alcanzado la perfección y plenitud, entonces la


necesidad de esos dones especiales será inadecuada, y tendrán su fin, y
desaparecerán… pero algún día le veremos en su plenitud, cara a cara” (vs 10,
12 La Biblia Viviente). “…empero cuando llegue la perfección, todo lo que sea
imperfecto desaparecerá” (La Biblia de Jerusalén).

b. Conclusión. Las lenguas, profecías y el conocimiento limitado del hombre,


no tendrán valor de continuidad cuando Jesús venga y le veamos cara a cara.
Entonces estos dones, las lenguas, las profecías y el conocimiento o ciencia,
desaparecerán, pero no hasta que eso ocurra.

5. ¿Qué Pensaban Los Apóstoles?

“…vosotros no estaréis sin alguno de estos dones del


Espíritu mientras esperan por la venida del Señor
Jesucristo…” (I Cor 1:7 BJ).

“…que nada os falta en ningún don, esperando la


manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (I Cor 1:7).

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de


vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para
vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos
los que están lejos; para cuanto el Señor nuestro Dios
llamare” (Hch 2:38-39).

a. Los Dones Continúan Hasta La Segunda Venida. Estas promesas de la


escritura, no dan idea alguna de que el poder y la obra del Espíritu Santo iban a
ser un fenómeno temporal, limitado para la Iglesia del Primer Siglo. Por el
contrario, hacen claro que fueron para “…cuantos el Señor nuestro Dios
llamare”.

b. Conclusión: Los apóstoles esperaban que todos los dones espirituales


continuaran en la Iglesia hasta la Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo.
¿Acaso debemos esperar algo menor a esto?
73

6. ¿Qué piensan los evangélicos conservadores?

Como ya mencionamos antes, la mayoría de los evangélicos conservadores


creen en la teoría de la cesación basada sobre la interpretación de I Cor. 13:10:
“…cuando venga lo perfecto, entonces lo que es parte se acabará”.

a. “Perfección” = La Biblia

Los evangélicos conservadores enseñan que la “perfección” en el versículo se


refiere al canon bíblico ya completado (el Nuevo Testamento), reconocido en el
Consejo de Cartago en el año 397.

“Lo imperfecto o lo que es parte” se refiere a los dones carismáticos, los que
para ellos ya desaparecieron o cesaron.

i. Razones Para Los Dones. Al hacer referencia a los dones sobrenaturales,


un autor escribió:
“Estos (milagros, sanidades, lenguas e interpretación de lenguas) fueron
dados a ciertos creyentes en la Iglesia primitiva.

Antes de que las Escrituras fueran escritas, el propósito fue confirmar la


Palabra de Dios, cuando era proclamada. Tales dones de señales eran
temporales… y una vez que la Palabra de Dios fue escrita, éstas ya no fueron
necesarias y cesaron.”

ii. Razón De Por qué La “Perfección” = (era igual a la) Biblia. El


argumento para armonizar la “perfección” con la clausura del canon del Nuevo
Testamento tiene dos partes:

·Nombre Neutro. La palabra “perfección” en griego es un nombre neutro y


debe referirse a algo, no a una persona. Siendo que la Escritura es un
objeto y es neutro en su género, se deduce que la Biblia es lo “perfecto”, a
lo cual, Pablo está haciendo referencia.

·Contexto. Esta interpretación que ellos afirman, se ajusta bien a los


versículos 8, 9, 11, y 12 del mismo pasaje en 1 Corintos 13:10: “…cuando
venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará”.

En esta línea de razonamiento, las lenguas son una niñería, mientras que la
Escritura representa madurez.

b. Debilidad De Este Punto De Vista

i. Doctrina Edificada Sobre Un Pasaje. Hay varios puntos débiles en esta


interpretación, uno de los cuales es éste: Una doctrina mayor no debe
edificarse sobre un pasaje cuyo significado no está claro. ¿En qué otro lugar
de la Biblia hay alguna relación o idea de la misma enseñanza? En ningún
lugar.

ii. El Nombre Neutro No Es Necesariamente Limitado. Más allá de esto,


aunque “perfección” (griego = teleios) es un nombre neutro, en griego no hay
garantía para limitar su referencia a otro nombre neutro.

Un nombre neutro o pronombre, puede ser usado para describir cosas


masculinas o femeninas.
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Ejemplos:

·Teleios. En Efesios 4:13; Filipenses 3:15; Colosenses 1:20; y Santiago


1:4; 3:2, la misma palabra (teleios) es usada para un estado maduro,
al cual, Dios desea que el creyente logre llegar.

·Teknon. Examine el término griego, traducido: “niño” (teknon). Aunque


es uno neutro en su género, dicho nombre puede describir a un niño o
niña. El punto es que en griego, así como en inglés, el género es
gramatical, no sexual.

·Pneuma. La terminología “Espíritu” (pneuma), también es un nombre


neutro. La Escritura es clara en que el Espíritu no es algo, sino la
Tercera Persona de la Trinidad.

iii. Deja El Contexto Para Interpretar. Quizás un problema mayor es que


esta interpretación requiere dejar el contexto inmediato de 1 Corintios 13 para
determinar la identidad de “perfección”.

En vez de eso, saltan a II Tim. 3:15, 16, donde la “Escritura” es neutra. Ese
es un salto arbitrario.

c. Una Interpretación Más Plausible

El erudito inglés, F.F.Bruce, ofrece una interpretación más plausible respecto a


lo que se refiere el término “perfección”. Esto se refiere a la segunda venida de
Cristo. Esta interpretación parece ajustarse muy bien dentro del contexto de 1
Corintios, especialmente I Cor.1:7 como un todo: “De tal manera que nada os
falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”.

Conclusión. La Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo es el punto donde


las lenguas, las profecías y otros dones espirituales cesarán, pero no hasta
entonces. Esa era la esperanza de Pablo. Esta debe también ser la esperanza de
cada creyente.» (7)

4. Testimonios a favor de las lenguas

Ellen G. White en su libro “El Deseado de Todas las Gentes”, pág. 611 declara lo
siguiente: “Un nuevo Don fue entonces prometido. Debían predicar entre otras
naciones y recibían poder de hablar en otras lenguas. Los apóstoles y sus
cooperadores eran hombres iletrados, todavía mediante el derramamiento del
Espíritu Santo en el día de Pentecostés, su lenguaje, fuese en el propio idioma, o en
el extranjero, se hizo pura, simple y correcta, tanto en las palabras como en el
acento.” (8)

«Cuatro de los más conocidos tele-evangelistas -Oral Roberts, Jim Bakker, Jimmy
Swaggart y Pat Robertson- son celosos pentecostales que hablan en lenguas, al
igual que sus esposas y la mayor parte de sus hijos. Rara vez les oirá usted ejercer
la glosolalia en pantalla, porque desde hace tiempo reconocen que ello asusta a los
no iniciados, pero en privado la practican con frecuencia. El hermano Roberts y su
esposa Evelyn oran en lenguas todos los días, y así lo hacen también muchos de los
estudiantes de la Universidad Oral Roberts.
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En el tercer volumen de su obra The Holy Spirit in the Now, Oral arguye que la
glosolalia es un lenguaje de oración fácilmente alcanzable por cualquier creyente
renacido:

“Si usted continúa dando gracias y alabando al Señor en su lenguaje natural,


sentirá que el Espíritu Santo penetra en su espíritu. Todo lo que tiene que hacer
ahora es dejar salir el lenguaje de la oración… puede pensar que usted está
construyendo las palabras. Pero no es usted. Está dejando que el Espíritu Santo
forme las palabras”

A diferencia de la mayor parte de los demás carismáticos, Oral urge a todos los que
hablan en lenguas a preguntar a Dios inmediatamente acerca de una
interpretación. En las iglesias pentecostales este don de la interpretación suele
poseerlo habitualmente un individuo distinto del que habla en lenguas. Durante un
servicio eclesiástico alguien puede ponerse de píe, soltar un torrente de palabras
ininteligibles durante algunos minutos, después se sienta. Algún otro con el don de
la interpretación se levantará entonces a explicar al orador.

¿Qué es lo que hace que la Lengua Ignota parezca un lenguaje? Muchos


pentecostales, en particular los miembros más viejos de las iglesias clásicas, creen
que están hablando un lenguaje natural, desconocido para ellos, pero hablado por
alguien sobre la faz de la tierra. Los lingüistas están de acuerdo en que este no es
el caso. La glosolalia no tiene una estructura gramatical discernible. Las lenguas
extrañas no tienen nada en común con un lenguaje natural, salvo un superficial
parecido con los sonidos y cadencias del mismo. Puede sonar algo así como
‘Alarathon ahíalee tharnee ejcbathaton” o “kla-atu barada nikto”. A un observador
externo las sílabas le parecen extravagantes, cómicas y un poco rudas, pero al
hablante la experiencia le resulta jubilosa y estimulante. Es además, como señalan
los sociólogos, un ritual que adhiere al fiel a una suerte de sociedad secreta, una
asociación de iluminados de la que son excluidos los no iniciados.

En su autobiografía, I Gotta Be Me, Tammy Bakker recuerda su primera


experiencia de glosolalia. Era una jovencita, recién convertida, cuando respondió a
un predicador. “Lentamente, lentamente… Yo desaparecí y el Señor me colmó con
su Santo Espíritu. Durante horas estuve tirada en el suelo hablando un lenguaje
desconocido. No era consciente de ninguna otra cosa. Estaba hablando con Jesús”

Jimmy Swaggart, como recuerda en su autobiografía, To Cross a River, tenía


ocho años cuando respondió a un predicador durante una visita de una evangelista
de Houston llamada Thelma Wiggins. Lo recuerda de esta manera:

“Hincado de rodillas ante el altar, rezando como de costumbre comencé a darme


cuenta de lo que parecía ser un brillante dardo de luz descendiendo del cielo que se
dirigía sobre mí. Momentos más tarde yo estaba hablando en lenguas. Durante los
días posteriores, hablé muy poco inglés. De hecho, un día mamá me mandó a la
oficina de correos a comprar un sello de tres céntimos. Puse una moneda de 5
centavos en el mostrador y en lugar de decir al oficinista que quería comprar un
sello, comencé a hablar en lenguas.

“Hijo, no puedo entender el lenguaje que hablas”, dijo el pequeño hombre estirado
desde detrás del mostrador. Estuve rezando en lenguas la mitad del día y no
recuerdo nada de todo ello, pero es seguro que el empleado de correos quedó
impresionado”

Pat Robertson escribe sobre su iniciación en Shout it From the Housetops: “Sentí
oleadas de amor fluyendo sobre mí tan pronto comencé a cantar alabanzas a
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Jesús… Fue en ese momento cuando llegué a darme cuenta de que mi oración era
entrecortada. Estaba hablando en otro lenguaje. Algo muy profundo dentro de mí
se estaba expresando y el Espíritu Santo suministraba las palabras… Su sonido era
similar a algún tipo de dialecto africano”

Un poco más adelante cuenta Pat cómo su esposa Dede practicó la glosolalia por
primera vez. Cierta noche Pat se acostó temprano. A medianoche se despertó a
causa del sonido de las plegarias de Dede:

“Estaba arrodillada al pie de nuestro lecho, hablando en el más hermoso lenguaje


que jamás había oído. Sonaba igual que el francés, pero no supe qué lengua era…
Me deslicé fuera del cobertor y me arrodillé en el suelo a su lado… “Suavemente me
uní a ella, rezando en las lenguas, cuyas palabras nos daba el Espíritu Santo…
Finalmente las lenguas cesaron y permanecimos arrodillados en silencio,
saboreando la indescriptible belleza de aquel momento sagrado”

Cuando Pat Boone, el pentecostal más conocido en el negocio del espectáculo, fue
bautizado por el Espíritu, cantó en lenguas. En la historia de su vida, A New Song,
dice que arrancó con un tono sencillo, y que entonces de repente “se transformó en
una hermosa melodía, y que las palabras comenzaron a flotar sobre la melodía…
¿Cómo describir tal cosa? Fue una experiencia edificante, inspirada, gozosa, la más
profunda de mi vida, tenía una íntima sensación de saber que yo estaba cantando
una nueva canción a Dios”

Aunque el fenómeno de hablar lenguas se ha desplazado ahora desde las primitivas


comunidades rurales hacia iglesias ricas y sosegadas, puede usted encontrar
todavía congregaciones pentecostales tanto en ciudades pequeñas como en las
calles principales de los barrios pobres de la gran ciudad, donde ocurren escenas de
la más completa confusión: fieles balanceándose ampliamente al son de
acompasados aplausos, bailando en el Espíritu, aullando en lenguas, sudando,
algunas veces desmayándose sobre el suelo, cuando son “fulminados por el Señor”.
No es extraño que hayan sido llamados algunas veces los “santos enrollados”. En
los montes Apalaches y en otras regiones de pobreza e ignorancia, los grupos
pentecostales todavía practican los más siniestros dones de supervivencia a las
mordeduras de serpiente y a la ingestión de venenos.

Los rituales con serpientes y venenos resultan embarazosos para los carismáticos
ilustrados, pero Oral Roberts ha descubierto un ingenioso modo para rechazarlos.
La palabra serpiente, explica, se refiere a los enemigos humanos de quienes Dios
procura protección. Asimismo, respecto a los venenos la Biblia simplemente quiere
decir que los creyentes triunfarán sobre la muerte, si beben veneno
accidentalmente. En varios estados sureños hay leyes contra el comercio de
serpientes de cascabel y contra los bebedizos con estricnina diluida, pero las leyes
son violadas con frecuencia y en consecuencia casi todos los años se producen
víctimas como resultado.» (9)

«Todo el mundo sabe que Corrie Ten Boom habló en lenguas, pero ella nunca
mencionó ese hecho a nadie. Y muchas veces ha reprendido a las personas que
hablan con exceso respecto al don de lenguas. » (10)

«Un joven que formaba parte de las fuerzas de ocupación de los Estados Unidos de
América en el Japón, y que pertenecía a una iglesia en el Estado de Oregón, se
había casado con una señorita japonesa. El joven matrimonio regresó a los Estados
Unidos y en todo les iba bastante bien, a excepción de que la joven se- flora
rechazaba rotundamente la fe cristiana de su marido, y se mantenía resueltamente
aferrada a su budismo. Una noche, después del servicio nocturno, la pareja estaba
77

en el altar, él orando a Dios por medio de Jesucristo, y ella elevando sus oraciones
budistas. Al lado de ellos estaba arrodillada una señora de edad madura, ama de
casa de la comunidad. Cuando esta señora comenzó a orar en lenguas n voz alta,
súbitamente la esposa japonesa tomó del brazo a su marido:

“¡Escucha! “Le susurró excitada. “ Esta mujer me está hablando en japonés !“ Me


está diciendo: “Has probado a Buda y no te ha hecho ningún bien; ¿por que no
pruebas con Jesucristo?” ¡Y no me habla en el Ienguaje japonés corriente sino en el
idioma que se utiliza en el templo, y usa mi nombre japonés completo que nadie en
este país conoce! “¡No es de extrañar que esta joven señora abrazara la fe
cristiana. Lo que ocurrió en el caso que acabamos de mencionar, es que como la
ama de casa norteamericana se sometió a Dios orando en lenguas1 el Espíritu
Santo eligió cambiar el lenguaje de oración a Dios, por un mensaje de Dios a través
del don de lenguas.» (11)

«Ruth Lascelle (entonces Specter) se había criado en un hogar judío ortodoxo.


Cuando al comienzo de su edad adulta, su madre aceptó a Jesús como su Mesías,
Ruth creyó que su madre había perdido el juicio. Concurrió a la iglesia donde asistía
su madre, en procura de refutar sus creencias. En una de esas reuniones hubo un
mensaje en lenguas que si bien es cierto que no fue interpretado, hizo un impacto
tan profundo en Ruth que supo en ese preciso instante que Jesús era real, y ella
también lo aceptó como su Mesías.

Este es un ejemplo del don de lenguas, ni entendido ni interpretado, y, sin


embargo, fue una señal de una fuerza tal que Ruth se convirtió en el acto. Dice
Ruth: “Le pedí a Dios que me diera una señal que me indicara que la fe cristiana es
la fe verdadera. Hasta ese momento, por supuesto, nunca había oído la cita de la
escritura del Nuevo Testamento que dice: “Los judíos piden señales.” (I Cor. 1:22.)

Otro caso interesante sucedió en 1964 en el norte de California, durante un


servicio carismático de la Iglesia Episcopal. Una estudiante universitaria
asistió a la reunión con su padre, prominente funcionario eclesiástico. Esta joven
conoció a Jesús en su infancia, pero se había alejado cada vez más de él, durante
sus años de estudiante. Su fe se había hecho añicos, y estaba bajo tratamiento
psiquiátrico. Casi al finalizar la reunión los dones de lenguas y de interpretación se
manifestaron en amor y en potencia. Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras
caminaba hacia el altar para orar. Le dijo a la persona que la aconsejaba:

“Cuando oí hablar en lenguas por primera vez esta noche, y el mensaje que siguió,
¡supe de nuevo, y sin ninguna duda, que Dios es real y que me ama! “ Este último
caso es un ejemplo de estos dones como una señal, no para el incrédulo, sino más
bien para una creyente afectada de incredulidad temporaria.

Los dones de lenguas y de interpretación también pueden ser un mensaje de Dios


para bendecir y exhortar a los fieles

Un viernes por la noche, alrededor de un año después de que Rita fuera renovada
en su experiencia del bautismo en el Espíritu Santo, asistía a una reunión de
oración. Oró por una amiga que estaba trabajando como enfermera misionera en
África, y que estaba soportando difíciles pruebas. Cuando terminó de orar por
Dorotea, hubo un momento de don de lenguas y (le interpretación, que al efecto
decía así: “Si tú misma estás dispuesta a ir a ayudar a tu amiga, tus oraciones
serán contestadas más rápidamente.” A continuación el Señor le preguntó a Rita
tres veces, de la misma manera que le preguntó a Pedro: “ Me amas?” Ella, que
había estado caminando muy cerca de él, testificando activamente de él desde su
reavivamiento, se sintió penosamente sorprendida de que le preguntara si lo
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amaba, y rompió a llorar. Allí misma Rita le aseguró a Dios que lo amaba tanto que
estaba dispuesta a ir dondequiera la enviara. Tan convincente fue el mensaje que le
dio el Espíritu Sank que al finalizar la reunión ¡sus amigos la rodearon para
despedirla! Según resultaron las cosas, si bien estaba dispuesta a ir al África, en
lugar de ello dos meses después el Señor la envió ¡a Texas!

Hay ejemplos esparcidos a lo largo del cristianismo, de algunos a quienes el Espíritu


Santo les dotó de la capacidad de hablar y entender un nuevo idioma, reteniendo
esta capacidad en forma permanente. De acuerdo a sus biógrafos, el gran
misionero de Oriente, Francisco Javier, recibió de esta manera el idioma chino.
Stanley Frodsham, en su libro Con señales siguiendo nos relata varios ejemplos
similares que han ocurrido en el movimiento pentecostal moderno.

John Sherrill, en su libro, Hablan en otras lenguas, cuenta de un misionero que en


el año 1932 fue utilizado por Dios, mediante el don de lenguas, para llevar el
mensaje de la salvación a una tribu de caníbales. El misionero H.B. Garlock fue
capturado y juzgado por los nativos. Les habló durante veinte minutos en lo que
para él era un idioma desconocido, pero que evidentemente los caníbales lo
entendieron, les satisfizo lo que les dijo, y lo dejaron en libertad, y posteriormente
se entregaron a Cristo. Es significativo el hecho de que cuando Garlock volvió al
centro misionero, continuó oficiando a los liberianos en el idioma de ellos que le
había demandado tanto tiempo y trabajo aprender. No retuvo en forma permanente
el idioma de los caníbales pues el Espíritu se lo había “prestado” solamente para
esa emergencia.

Alrededor de ocho años atrás, una señorita de la iglesia de St. Luke, Seattle, al
visitar un hospital se detuvo a conversar con una mujer asiática a quien no conocía.
La mujer hablaba muy poco inglés, pero lo suficiente para entender que la visitante
quería orar con ella, a lo cual reaccionó diciendo: “¡Yo, Buda! ¡Yo, Buda!”,
significando con ello, por supuesto, que era budista. La señorita de la iglesia de St.
Luke se sintió inclinada a hablarle a la mujer a medida que el Espíritu ponía las
palabras en su boca, y durante varios minutos habló en un idioma desconocido para
ella. Al hacer ademán de retirarse, la mujer le dijo, con el gozo reflejado en su
rostro: “ Yo, Jesús! ¡Yo Jesús! “ Resulta obvio que la señorita de St. Luke había
testificado a la asiática en su propio lenguaje, y la mujer respondió recibiendo a
Jesús como su salvador » (12)

Notas:

1 Portal Web cristiano “El cayado del Pastor” SECCIÓN C4 – SEÑALES Y


MARAVILLAS HOY, investigado y adaptado de varios recursos por Ralph Mahoney
http://cayadopastoral.com/c/c4-1.html

2 Señales de los apóstoles, Págs. 70, Walter J. Chantry, edit. The Banner Of Truth
Trust

3 Señales de los apóstoles, Págs. 69-70, Walter J. Chantry, edit. The Banner Of
Truth Trust

4 Artículo titulado “Don de Lenguas”, del sacerdote católico Padre Jordi Rivero, del
portal de la fe católica corazones.org,
http://www.corazones.org/espiritualidad/espiritualidad/lenguas.htm

5 Señales de los apóstoles, Págs. 151-157, Walter J. Chantry, edit. The Banner Of
Truth Trust
79

6 Artículos publicados por D. S Álamo, expositor de “las Iglesias de Cristo”, titulado


Lección 22 CESACION DE LOS DONES (4),
http://www.iglesiadecristo.com/estudios/espiritu/es22.html, Lección 26 LA MALA
GENERACION DEMANDA SEÑAL,
http://www.iglesiadecristo.com/estudios/espiritu/es26.html y Lección 29 EL DON
DE LENGUAS NO EXISTE
http://www.iglesiadecristo.com/estudios/espiritu/es29.html

7 Portal Web cristiano “El cayado del Pastor” SECCIÓN C4 – SEÑALES Y


MARAVILLAS HOY, investigado y adaptado de varios recursos por Ralph Mahoney
http://cayadopastoral.com/c/c4-1.html

8 Ellen G. White,”El Deseado de Todas las Gentes”, pág. 611

9 Documento electrónico titulado “La Glosolalia”, de Martín Gardner, del portal arp-
sac.org, sociedad para el avance del pensamiento crítico,
http://www.arpsapc.org/publicaciones/lar20.html

10 El Espíritu Santo, Págs. 188-199, Billy Graham., Casa Bautista de Publicaciones,


Cuarta edición, 1989

11 El Espíritu Santo y Tu, Dennis & Ritta Bennet, Pág. 93-94, Edit. Vida, 2ª
reimpresión 1988.

12 El Espíritu Santo y Tu, Dennis & Ritta Bennet, Pág. 93-102 , Edit. Vida, 2ª
reimpresión 1988.

En mi nombre hablarán nuevas lenguas (I)

Hola:

Dios te bendiga. Gracias por interesarte en este estudio. Deseo sinceramente que lo
halles de utilidad y de bendición para tu vida espiritual y que puedas hallar las
respuestas que estás buscando.

Esta es la primer nota de una serie de 4 artículos sobre En mi nombre hablarán


nuevas lenguas .

Gracias nuevamente por interesarte.

Paulo Arieu

———————————-

Siga esta serie

• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (I)


• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (II)
• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (III)
• «En mi nombre hablarán nuevas lenguas (IV)
80

Las palabras están ahí, para explicar el significado de las cosas, de manera que el
que las escucha, entienda dicho significado.” — Aldous Huxley (novelista inglés)

Introducción

Con este artículo no pretendo cubrir todas las inquietudes que surgen de este tema,
y seguramente tampoco lograré analizar todos los pasajes ni sistematizar todos los
conceptos importantes que andan dando vueltas.

Tampoco pretendo convencer a nadie que no crea en la existencia de este don, o


critique su práctica. Es simplemente un intento de sistematizar y organizar
conceptos que a mi modo de entender son importantes.

Es un trabajo simple, de consulta bibliográfica y de organizar definiciones y


testimonios a favor y en contra y algo de la historia del don de lenguas. Hay mucho
por hablar aún, y mucho se ha hablado ya también.

Reconozco que las generaciones de creyentes actuales le pone menos énfasis al uso
de los dones, y más énfasis en el crecimiento y mantenimiento de los frutos de
evangelización, así como la formación de líderes, pero no creo que esto le quite
objetividad a este estudio

Pasajes Bíblicos

“Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán
demonios, hablarán en lenguas nuevas,” (Mar.16:17 BJ)

“Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y


hablarán nuevas lenguas” (Mar.16:17 BL)

“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios;
hablarán nuevas lenguas;” (Mar.16:17 RVR 1960)

“Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios;


hablarán en nuevas lenguas ” (Mar. 16:17 NVI)

“Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios,
hablarán nuevas lenguas,” (Mar.16:17 RVR 1995)

“Y habrá señales que acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán


demonios, hablarán nuevas lenguas,“ (Mar.16:17 CST)

“Los que confíen en mí y usen mi nombre podrán hacer cosas maravillosas: Podrán
expulsar demonios; podrán hablar idiomas nuevos y extraños;“ (Mar.16:17
BLS)

“Y estas señales acompañarán a los que han creído: en mi nombre echarán fuera
demonios, hablarán en nuevas lenguas; “(Mar.16:17 LBLA)

“shmeia de toiV pisteusasin tauta parakolouqhsei en tw onomati mou daimonia


ekbalousin glwssaiV lalhsousin kainaiV“ (Mar.16:17 Griego Septuaginta)

“σημεια δε τοις πιστευσασιν ακολουθησει ταυτα εν τω ονοματι μου δαιμονια


εκβαλουσιν γλωσσαις λαλησουσιν” “(Mar.16:17 1881 Westcott-Hort New
Testament)
81

(INTERLINEAL) σημεια 4592 δε 1161[AND SIGNS] τοις 3588[THOSE THAT] πιστευσασιν 4100(5660)[BELIEVE]
ταυτα 5023[THESE] παρακολουθησει 3877(5692)[SHALL FOLLOW :] εν 1722 τω 3588[IN] ονοματι 3686 μου
3450[MY NAME]
δαιμονια 1140[DEMONS] εκβαλουσιν 1544(5692)[THEY SHALL CAST OUT;] γλωσσαις 1100[WITH
TONGUES]
λαλησουσιν 2980(5692)[THEY SHALL SPEAK] καιναις 2537[NEW;]
(KJV+) And1161 these5023 signs4592 shall follow3877 them3588 that believe;4100 In1722
my3450 name3686 shall they cast out1544 devils;1140 they shall speak2980 with new2537
tongues;1100
(RV1865) “Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi nombre echarán
fuera demonios: hablarán nuevas lenguas:”
(RV2000) Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi Nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas;
(RV95) “Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios, hablarán nuevas lenguas,”
(RVA) “Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios, hablarán nuevas lenguas,”
(Scío) “Y estas señales seguirán a los que creyeren: Lanzarán demonios en mi
nombre; hablarán nuevas lenguas;”

El don de lenguas

No solo lenguas angélicas, y del Espíritu Santo que nos edifican, sino un nuevo
lenguaje de la Fe, un hablar diferente, porque llenos de Dios hablaremos un nuevo
idioma, el idioma del Cielo, ya que, “de la abundancia del corazón habla la boca”. Y
en su idioma no existe la palabra “imposible”, o el “no puedo”.

«Muchos cristianos de todos los trasfondos denominacionales creen que el


fenómeno de «hablar en lenguas» puede acompañar a la ocasión en la cual una
persona se rinde por primera vez a la plenitud del Espíritu Santo. En la tradición
pentecostal clásica, esta experiencia se expresa con las siguientes palabras. «La
evidencia física inicial del bautismo con el Espíritu Santo es hablar en otras
lenguas». Otros cristianos y muchos carismáticos prefieren no utilizar esta
terminología doctrinal, sin embargo, aplican el sentido fundamental de la misma a
su propia práctica.

Esta comprensión modificada hace menos hincapié en la importancia de las lenguas


como evidencia del bautismo con el Espíritu Santo, ya sea en términos de la
experiencia inicial de la persona o de su vida continuada en la plenitud del Espíritu.
Aun así, se mantiene el valor del lenguaje espiritual. Tal habilidad es una ayuda
para la oración y la alabanza, y la participación más profunda en la adoración se
considera un indicio fundamental de haber sido bautizado en el Espíritu, con el
ejercicio continuo de hablar en lenguas como parte de la expresión devocional
privada del creyente.» (1)

¿Qué es exactamente el “hablar en lenguas”?

Definiciones:

«Es una retahíla de sonidos ininteligibles pronunciados en un estado de exaltación


religiosa. Los psicólogos lo llaman glosolalia y el fenómeno ha tenido una larga y
variada historia. Los primeros profetas hebreos tuvieron conocimiento de que los
filisteos eran aficionados a las danzas frenéticas y a la glosolalia (I
Samuel 10:5). En las antiguas Grecia y Roma, oráculos, adivinos y fieles de las
religiones mistéricas gorjeaban verdaderos galimatías en sus trances de éxtasis.
Los Maulawiya, o Derviches Giróvagos del sufismo Islámico, acompañan sus
molinetes de éxtasis con glosolalia. Los más extremistas Rifa’iya, o Derviches
Suplicantes, no sólo aúllan en “lenguas ininteligibles”, sino que además se azotan
82

con látigos, se cortan con cuchillos, caminan sobre fuego, comen cristales y juegan
con serpientes, convencidos de que Alah les protegerá. Los antropólogos han
constatado la existencia de glosolalia en los ritos religiosos de muchas tribus
primitivas.
[...] Respecto a Marcos 16:17, Los fundamentalistas creen que Jesús se estaba
refiriendo proféticamente a los “dones” del Espíritu Santo, que fueron otorgados a
los discípulos el día de la fiesta judía de Pentecostés, tal como se describe en el
libro segundo de los Hechos de los Apóstoles. Se produjo primero “un ruido como
el de un viento impetuoso”. Cuando “hendidas lenguas como de fuego” se posaron
sobre ellos, “quedaron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en
lenguas extrañas…”.

“Lenguas extrañas” no significa aquí lo que San Pablo más tarde denominará la
Lengua Incógnita. Claramente se refiere a que los discípulos hablaban en lenguas
que ellos no sabían. Pues los que les escuchan dicen:

Todos estos que hablan ¿no son galileos? Pues ¿cómo nosotros los oímos cada uno
en nuestra propia lengua? “» (2)

Este es el relato completo de lo que sucedió aquel día

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente


vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda
la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de
fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu
Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las
naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban
confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y
maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo,
pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos
nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea,
en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones
de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como
prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas
de Dios. Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere
decir esto? Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. “(Hch. 2:1-13
RVR 1960)

Respecto a este fenónemo sucedido, «los psicólogos llaman a esto xenoglosia o


xenoglosolalia. Algunos estudiosos de la Biblia interpretan este pasaje en el sentido
de que los apóstoles hablaban en su lengua vernácula, pero los oyentes los
entendían en las suyas propias, en la que cada cual “había nacido” -un fenómeno
milagroso conocido como heteroglosia o hetereoglosolalia.

La Lengua Incógnita, un lenguaje sobrenatural sólo entendido por Dios y los


ángeles, se menciona por primera vez en Corintios I de San Pablo, una carta escrita
a los fieles de Corinto. En el capítulo doce hace un listado de los dones del Espíritu
Santo, entre los cuales incluye el don de curar, el de hablar en “diversos géneros de
lenguas”, y la capacidad de interpretar lo que dicen. En el capítulo decimocuarto
exhorta a los Corintios a no abusar de la glosolalia, “Porque el que habla en lenguas
habla a Dios, no a los hombres, pues nadie le entiende”. Aunque la glosolalia hace
bien al que habla, Pablo llega a decir que no hace bien a los demás. Es como el que
habla al aire.

He aquí cómo traduce Edgar Goodspeed un célebre pasaje de la carta de Pablo:


83

“Doy gracias a Dios de que hablo en éxtasis más que cualquiera de vosotros. Pero
en el culto público, preferiría decir cinco palabras con sentido para instruir a otro a
pronunciar diez mil palabras en éxtasis” (1). Para citar un versículo mucho más
conocido, Corintios I, 13:1 (tomado de la King James Bible): “Si hablando lenguas
de hombres y de ángeles, no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo
que retiñe”.

Aunque la glosolalia fue ampliamente practicada por los cristianos del siglo primero,
se marchitó gradualmente excepto durante un breve revival en el siglo segundo
entre los frenéticos seguidores de Montano de Frigia y de sus dos profetisas, Priscila
y Maxímina. El montanismo fue un movimiento adventista centrado en el inminente
advenimiento de Jesús; como quiera que el Señor faltó a su obligación de aparecer,
la secta se desvaneció pronto. En el siglo cuarto San Agustín pensaba que la
glosolalia fue otorgada solamente a la Iglesia primitiva, pero que este don había
sido retirado por aquel entonces. Este punto de vista llegó a ser el oficial de la
Iglesia Católica y de los Reformadores Protestantes. No hay ninguna evidencia de
que Lutero o Calvino hayan intentado hablar en lenguas, a pesar de que la práctica
emergió aquí y se reproduce en el siglo diecisiete, principalmente en Francia entre
los protestantes camisards y entre los convulsionarios del movimiento jensenista
católico, así como entre los oradores populacheros ingleses.

En el siglo dieciocho la glosolalia fue revitalizada por los Metodistas, y pronto


floreció en el seno de una franja de sectas tales como los Cuáqueros, Shakers,
Irvingistas y Mormones. Después de 1900 brotaron en Estados Unidos una variedad
de iglesias de campesinos pobres y analfabetos, en las que prendió el don de
lenguas y la curación por la fe. Así llegaron a constituirse las denominaciones ahora
llamadas pentecostales. Hoy hay unas 35 denominaciones, la mayor de las cuales
es la Asamblea de Dios. Las denominaciones pentecostales son la rama de la
cristiandad que se desarrollado más rápidamente, no sólo aquí, sino a través de
todo el mundo, en particular en África, Corea y América Latina.

Hacia 1960 sucedió algo asombroso. De repente la glosolalia invadió las


denominaciones Católica, Episcopaliana y la principal línea Protestante. Estos
hombres carismáticos, apacibles glosolalistas, la mayor parte blancos de clase
media con fuertes opiniones conservadoras en política, fueron dignificados; con
frecuencia se les denomina neo-pentecostales para distinguirlos de los
pentecostales “clásicos”. Doctrinalmente mantienen lealtad con sus iglesias, pero
variando ampliamente el espectro de sus creencias desde el fundamentalismo más
duro hasta el liberalismo. Están débilmente organizados, con sus propios periódicos
y con centros en lugares tan inverosímilmente académicos como Notre Dame y la
Universidad de
Michigan.» (3)

«El catolicismo define Don de lenguas como el don concedido a una persona por
obra del Espíritu Santo para hablar en todos los idiomas al mismo tiempo (del
mismo modo en que lo hace Dios) y, de este modo, ser oída por cada oyente
solamente en su idioma nativo y en su propio idiolecto sin que el hablante esté al
tanto de estarse expresando en otro idioma y SIN que el oyente sepa que el
hablante desconoce su idioma (cfr. Hechos 2: 1-13). Debido a las características de
este fenómeno, es imposible para una persona estar al tanto de que está
empleando este don, salvo bajo circunstancias tales como que el mismo oyente
haga notar su sorpresa al hecho de que el hablante conociera tan bien su idioma.
Este fenómeno supone que la interpretación/traducción a todos los idiomas es
realizada por obra de Dios sin intervención lingüística del hombre; ya que el
hombre, en su incapacidad para conocer verdaderamente un idioma por cuestiones
de semiótica y bajo el entendido de que el único lenguaje verdadero es el de los
significados sin los significantes, depende de la completa labor de Dios el transmitir
84

Su mensaje de evangelización entre distintos hablantes. No debe confundirse con la


“capacidad” de hablar otros idiomas o incluso lenguas muertas o “inexistentes” sin
haberlas estudiado o siquiera oído (salvo ciertas posibles excepciones del gusto
propio de Dios) ya que esta “capacidad” es considerada como proveniente del
demonio y suele ocurrir cuando se realizan ciertas actividades sacrílegas, como
pueden ser actividades esotéricas, invocación de espíritus, satanismo; también
puede observarse esta “capacidad” demoníaca en personas poseídas en alto o
menor grado, o, aún más, en algunos exorcistas que de algún modo se han visto
afectados por los espíritus infernales, ya sea por falta de ayuno, oración, vida
sacramental o un mal exorcismo, entre otros posibles factores. En la antigüedad el
Don de lenguas era muy necesario, no sólo para trasmitir el evangelio sino para
mostrar del poder de Dios a aquellos que desconocían de Él y no querían creer en
Él. Debido a que las circunstancias no son las mismas y no existe la misma
situación, este Don ya no es nada común. Como lo dice Pablo en I Cor: 21-22.

En la Ley de Dios dice:

“Hablaré a este pueblo por medio de otros idiomas y por boca de extranjeros; pero
ni así me escucharán. “(Is. 28:11-12)

Y el Apóstol Pablo a los corintios, les dice lo mismo:

“En la ley está escrito: «Por medio de gente de lengua extraña y por boca de
extranjeros hablaré a este pueblo, pero ni aun así me escucharán», dice el Señor.”
(I Cor. 14:21 NVI)

Entiendan, pues, que el hablar en lenguas es una señal destinada a aquellos que se
niegan a creer, y no a los creyentes, mientras que la profecía es señal para los
creyentes y no para los que se niegan a creer”.

El cristianismo lo define como la capacidad dada por Dios a un ser humano de


hablar una lengua angelical. Nota: El cristianismo considera que existen dos clases
de lenguas glossas a saber: Las humanas, como el español, inglés, etc. y las
angelicales.

El propósito del don de lenguas es transmitir una idea a otra persona sin utilizar el
lenguaje humano, es un lenguaje de alto nivel originado en nuestro ser espiritual,
incomprensible para el sentido del oído, pero que el espíritu es capaz de entender y
guardar la idea en nuestro cerebro.

El propósito fundamental era el de transmitir el evangelio por todo el mundo, sin


que fuese una barrera el idioma, hoy en día hemos sustituido esa herramienta
(don) por los interpretes de lenguas humanas en los cuales el sentido del evangelio
se puede malinterpretar. Esta creencia tiende a pensar que de nada sirve escuchar
a una persona hablar en lenguas, porque humanamente no se entiende, es
necesario que exista alguien con el don de interpretación de lenguas, para que lo
traduzca a los que solo oyen humanamente.

[...] El don de lenguas es una lengua semejante a la que hablaba el ser humano
antes de la construcción de la Torre de Babel. La comprensión de una idea a través
de la revelación es el resultado de la comprensión del evangelio del reino de la
misma manera en que se comprende una idea transmitida a través de las lenguas
angelicales.» (4)

«La palabra griega “lenguas” traducida, literalmente significa “idiomas”. Por tanto,
el don de lenguas es hablar en un idioma que una persona no conoce, a fin de
85

ministrar a alguien que habla ese idioma. En I Cor. cap. 12 al 14, donde Pablo
habla de dones milagrosos, comenta, “Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros
hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablase con revelación, o con
ciencia, o con profecía, o con doctrina?” (1ª Corintios 14:6). De acuerdo con el
Apóstol Pablo, y de acuerdo con las lenguas descritas en Hechos, hablar en lenguas
es valioso para aquel que escucha el mensaje de Dios en su propio idioma, pero es
inútil para todos los demás – a menos que sea interpretado / traducido.

Una persona con el don de interpretar lenguas (I Cor.12:30) podría entender lo que
uno que habla en lenguas está diciendo, aunque no conozcan el idioma que está
siendo hablado. El intérprete de las lenguas comunicaría entonces el mensaje del
que habla en lenguas a todos los demás, de manera que todos pudieran entender.
“Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla” (I
Cor. 14:13). La conclusión de Pablo en cuanto a lenguas no interpretadas es
poderosa, “Pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento,
para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida” (I Cor.
14:19).» (5)

En un artículo titulado “Don de Lenguas”, el sacerdote católico Padre Jordi


Rivero, escribe lo siguiente, acerca del don de lenguas, en el portal Web de la fe
católica corazones.org:

«Se le llama “don de lenguas” a diferentes dones que se deben distinguir para
evitar confusión:

1- El don milagroso de hablar un idioma que no se ha aprendido por la vía


natural. Este don se manifestó en Pentecostés.

“Quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les concedía expresarse. (Hch. 2:4)

Se trata de un don milagroso…

2- Profecía en lenguas. Es el don de pronunciar profecías en un lenguaje


ininteligible o desconocido por los que están presente. Estas palabras pueden ser
interpretadas por alguien con el don de interpretación (sea porque conoce el
lenguaje naturalmente o por un don especial). Entonces el mensaje edifica a la
iglesia. Si no se interpreta, este don de lenguas se dirige solo a Dios y no a la
comunidad.

Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; … a otro, poder de


milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de
lenguas; a otro, don de interpretarlas. (I Cor.12: 8,10)

Según San Pablo estos dones (lengua y su interpretación) son parte del don de
profecía pero advierte que debe estar sometido al orden de la iglesia. No deben,
por ejemplo, varias personas hablar en este tipo de lenguas al mismo tiempo.

3-Orar en lenguas o canto de júbilo. Este don es muy diferente a los de arriba.
Por medio de el se expresa, con sonidos ininteligibles, la devoción que no se puede
poner en palabras. Se ha comparado con el canto gregoriano, cuando este extiende
las sílabas en una hermosa armonía de alabanza.

A diferencia del don antes mencionado, este tipo de lenguas pueden ejercerlo
varias personas o muchas, de igual manera que se expresa el canto en la
86

comunidad. Mientras unos alaban en lenguas, otros pueden alabar con palabras del
vernáculo o cantar. Es un don muy sencillo por el cual el Espíritu Santo nos asiste
en la oración, particularmente en la alabanza. Este don se manifiesta con frecuencia
en los grupos de oración carismáticos.

Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no


sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cuál es la
aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios.
(Ro. 8:26-27)

Este don de lenguas es a la vez una forma de oración bajo la influencia del Espíritu
Santo y bajo el dominio de la voluntad del sujeto. Dios no viola su libertad, por lo
que la persona utiliza sus facultades normales. Es por eso que la persona debe
rezar en lenguas utilizando su discernimiento en cuanto al momento y la forma
apropiada para ejercerlo. Puede, por ejemplo elegir rezar en lenguas en alta voz o
en silencio según sea o no una distracción para otros. No se trata por lo tanto de un
milagro propiamente hablando sino de un don que se acopla a las capacidades
normales de la naturaleza. En la oración en lenguas no se utiliza el intelecto para
formular el lenguaje. El intelecto se absorbe en adoración.

San Agustín, Padre de la Iglesia del siglo IV, incluye el don de lenguas en
el canto de “júbilo”:

Mas he aquí que él Mismo (Dios) te sugiere la manera que has de cantarle: no te
preocupes por las palabras, como si éstas fuesen capaces de expresar lo que
deleita a Dios. Canta con júbilo. Éste es el canto que agrada a Dios, el que se hace
con júbilo. ¿Qué quiere decir cantar con júbilo? Darse cuenta de que no podemos
expresar con palabras lo que siente el corazón. En efecto, los que cantan, ya sea en
la siega, ya en la vendimia o en algún otro trabajo intensivo, empiezan a cantar con
palabras que manifiestan su alegría, pero luego es tan grande la alegría que los
invade que, al no poder expresarla con palabras, prescinden de ellas y acaban en
un simple sonido de júbilo.

El júbilo es un sonido que indica la incapacidad de expresar lo que siente el


corazón. Y este modo de cantar es el más adecuado cuando se trata del Dios
inefable. Porque, si es inefable, no puede ser traducido en palabras. Y, si no puedes
traducirlo en palabras y, por otra parte, no te es lícito callar, lo único que pueden
es cantar con júbilo. De este modo, el corazón se alegra sin palabras y la
inmensidad del gozo no se ve limitada por unos vocablos. Cantadle con maestría y
con júbilo. (S. Agustín Salmo 32, sermón 1, 7-8: CCL 38, 253-354)

Como todo don, las lenguas pueden utilizarse bien o mal.

No se debe exagerar ni minimizar la importancia de ningún don. Cada uno tiene su


lugar en al plan de Dios y debe utilizarse solo a su servicio. Ningún don es prueba
de santidad.

Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad,
soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. (I Corintios 13:1).

Debemos aceptar con gratitud todos los dones de Dios y usarlos bien. San Pablo
dice:

Doy gracias a Dios porque hablo en lenguas más que todos vosotros (I Cor. 14:18)
87

Habiendo clarificado gratitud por el don de lenguas que el mismo posee, San Pablo
escribe en el próximo versículo:

“pero en la asamblea, prefiero decir cinco palabras con mi mente, para instruir a los
demás, que 10.000 en lengua”. (I Cor. 14:19)

En las reuniones de cristianos todo don tiene su lugar en el orden que debe existir.
(Cf. I Cor 14:39-40)

El don de lenguas también es una gran ayuda en la oración privada.

Los ministros y líderes de grupos tienen una responsabilidad de enseñar el


uso correcto de los dones. Deben ayudar a vencer las dudas y otros obstáculos
como también advertir sobre los excesos. De igual manera, no es justo condenar
un don de Dios porque algunos lo hayan mal usado o mal interpretado.

Las lenguas no son una “señal” para los creyentes

San Pablo escribió:

“Así pues, las lenguas sirven de señal no para los creyentes, sino para los infieles;
en cambio la profecía, no para los infieles, sino para los creyentes.” (I Cor. 14:22)

San Pablo no está sugiriendo que no se use el don entre creyentes. Solamente dice
que no se tenga entre ellos como señal. Y es que algunos enseñan falsamente que
el don de lenguas es señal de elección o de santidad o asumen que si no hay
oración en lenguas no está actuando el Espíritu Santo. Estos errores se deben
condenar. San Pablo exhorta a la madurez, a valerse con gratitud de todos los
dones pero no fascinarse con los dones más visibles, sino reconocer el lugar de
cada uno. El de lenguas es inferior a los demás dones y virtudes.» (6)

«La palabra don de lenguas viene de la unión de dos palabras: glosa que quiere
decir lengua y de la palabra LALIA que es el acto de hablar (del verbo laléo de la
lengua griega), que, juntando las dos palabras, leemos: “glosolalia”, Por lo tanto,
Glosolalia es el don de hablar lenguas.

“El don de lenguas es un milagro divino en que, en el ejercicio de la voluntad y


sabiduría divina, el Espíritu Santo concede a algunos creyentes el poder de hablar
en idiomas que no aprendieron por los procesos naturales, y esto con el fin de
testimoniar de Jesús Cristo delante de los que no creen.” (Juan F. Soren).

“Don de lenguas es la divina capacitación de se poder expresar en una lengua


extranjera”. (Elemer Hasse).

Podemos decir así: El don de lenguas es la posibilidad que el Espíritu Santo concede
al creyente para hablar un idioma totalmente desconocido para el. Ese don consistía
de poderes milagrosos conferidos a los apóstoles para predicar el Evangelio a todas
las naciones en sus respectivas lenguas. Por eso, es bueno que se sepa que este
don no es necesario para la salvación de la persona, sino que una concesión dada
por Dios para llevar la salvación a otros. Dijimos no necesaria a la salvación, debido
a este fenómeno ocurre también entre las religiones paganas, y aún en el mundo
antiguo del Antiguo Testamento.

“El fenómeno glosolálico es universal, en el sentido que aparece en las mas


variadas circunstancias, tiempos y lugares. Lo encontramos en el Antiguo
88

Testamento. Lo descubrimos en las religiones paganas y étnicas. Repunta en sectas


neopaganas en diversos ramos y grupos del cristianismo primitivo, medieval y
moderno. Lo constatamos aún en manifestaciones psicopáticas y psiconeuróticas,
sin cualquier influencia religiosa”. (Juan F. Sorem, en el libro: La Doctrina del
Espíritu Santo).

Pero si los dones son concedidos por Dios para edificación de la iglesia (I Cor.14:12
y 26), El puede conceder privilegio de hablar lenguas para testificar a Su favor,
desde que esto se haga necesario, pero en ningún lugar la Biblia enseña que toda
persona bautizada con el Espíritu Santo tendría necesariamente que hablar lenguas
extrañas. Si esto es verdad, ¿ por que los pentecostales declaran de manera
enfática que los cristianos que reciben el Espíritu Santo precisan hablar lenguas?
Dicen ellos:

“Un cristiano que no fue bautizado con el Espíritu Santo, (teniendo como prueba de
eso el hablar lenguas), es débil espiritual, comparado con aquello que podría ser,
caso fuese bautizado con el Espíritu Santo, de acuerdo con Hechos 2:4.”

Es dogma entre las iglesias pentecostales, que el bautismo en el Espíritu Santo


siempre viene acompañado de las lenguas. La constitución de una de esas
Asambleas, afirma: “El bautismo en el Espíritu Santo es testimoniado por la señal
física inicial de hablar en otras lenguas, según el Espíritu Santo de Dios les
conceda.”» (7)

En un artículo científico titulado El don de lenguas, publicado en el portal Web


Findesemana Libertad Digital Suplementos, su autor Enrique Coperías escribe
que: «El don de lenguas o glosolalia (de las voces griegas glossa, “lengua”, y
lalein, “hablar”) es en su origen un término religioso que aparece mencionado
en el Nuevo Testamento y que hace referencia al don que otorgó el Espíritu
Santo a los apóstoles -y éstos a terceros mediante la imposición de manos –
para poder hablar fluidamente idiomas extranjeros sin haberlos aprendido,
como en Pentecostés.

Los Hechos narran cómo ese día los Apóstoles, reunidos con otras personas en
Jerusalén, “quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar otras
lenguas”(2,4). Se trata de verdaderos idiomas hablados en determinados países,
diferentes de aquellos que habitualmente hablaban los seguidores de Jesús, pues
los oyentes les oyen hablar sus propias lenguas y se admiran del hecho de oírlas en
labios de galileos (2,8-9). Este poliglotismo milagroso se repite en la Iglesia
primitiva, así como en otras religiones del mundo grecorromano.

En estas últimas se recogen casos de glosolalia como los de la pitonisa de Delfos y


la Sibila de Cumas. Se creía que una divinidad entraba en esos oráculos y que,
sirviéndose de las voces de éstos, se comunicaba con los mortales en un idioma
misterioso, que tenía que ser interpretado por sacerdotes especializados. En la
actualidad, algunas sectas, en concreto las pentecostales, que tienen muchos
adeptos en el continente americano, inducen el don de lenguas entre los
seguidores. » (8)

Billy Graham., el conocido evangelista bautista norteamericano, explica que: «El


hablar en lenguas (o “glosolalia”, término derivado de los vocablos griegos
equivalentes) figura solamente en dos libros del Nuevo Testamento: Hechos de los
Apóstoles y 1 Corintios (si bien se lo menciona en Mar. 16:17, que la mayoría de
los eruditos creen que no figura en el manuscrito original). La palabra pareciera ser
aplicada de dos maneras diferentes. Una de ellas estaría en relación con los sucesos
acontecidos en Pentecostés, cuando se produjo la prometida llegada del Espíritu
89

Santo. Un cuidadoso estudio de ese pasaje en Hch. 2 nos dice que las “lenguas”
eran idiomas conocidos, entendidos por los visitantes extranjeros en Jerusalén. Así,
pues, el pequeño grupo de cristianos recibió la sobrenatural capacidad de hablar en
otros idiomas.»(9)

«” Hablar en lenguas” es nada menos que tener las facultades parlantes tan
completamente bajo el control del Espíritu Santo que una persona pueda articular
un lenguaje desconocido para él mismo. Las palabras no son elegidas
conscientemente por quien habla, sino que más bien articula palabras directamente
dadas por Dios. Independientemente del lenguaje hablado, el hablar en lenguas es
una forma de profecía. La palabra “profecía” se usa más comúnmente en la
Escritura para cualquier mensaje hablado de parte de Dios. Ocasionalmente, como
en I Cor. 14, se usa en sentido más técnico. Se refiere a la comunicación de una
revelación divina en lenguaje que los oyentes entienden comúnmente. En ese
pasaje se distingue del “hablar en lenguas”. De todos modos, ambas son formas de
comunicación divina para el hombre.» (10)

La enciclopedia católica define de la siguiente manera el don de lenguas: «El don de


lenguas y la interpretación de lenguas (colectivamente conocidos como glossolalia)
son descritos extensamente en I Cor 14. Y ¿en qué consistía la glossolalia
exactamente?

Era hablar, en vez de estar silente (I Cor. 14:28), pero no siempre en un idioma
extranjero.

El día de Pentecostés los Apóstoles realmente hablaron los varios idiomas de los
que escuchaban, pero los gentiles que aún no habían sido bautizados en la casa de
Cornelius se pusieron a “hablar en lenguas y glorificar a Dios”(Hch. 10:46) y los
doce efesios recién bautizados hablando en lenguas y profetizando (Hch. 19:6) no
tenían razón para usar lenguas extrañas. De nuevo, en vez de la expresión
“hablando en lenguas” Pablo usa la frase hablar “en lengua” (1Cor. 14:2, 4, 13, 14,
27). El objeto del don no era transmitir ideas a los que escuchaban, sino hablarle a
Dios en oración (1 Cor. 14: 2, 4) un objetivo para el cual un idioma extranjero es
innecesario. Finalmente — y este argumento parece conclusivo — Pablos compara
la glossolalia, por su efecto, a hablar en un idioma desconocido; por lo tanto, no es
ella misma un idioma desconocido. (I Cor.14:11).

Era una lengua articulada, ya que el que hablaba oraba, cantaba, y daba gracias (I
Cor.14:14-17).

El que hablaba estaba como en un trance — “si oro en lengua, mi espíritu [pneuma]
ora, pero mi mente [nous, mens] queda sin fruto” (I Cor. 14: 14).

En los no creyentes glossolalia ocasionaba la impresión de lo maravilloso; quizás les


recordaba los delirios religiosos de hierofantas: “Así pues, las lenguas sirven de
señal no para los creyentes, sino para los infieles;… Si, pues, se reúne toda la
asamblea y todos hablan en lenguas y entran en ella no iniciados o infieles, ¿no
dirán que estáis locos?” (I Cor 14:22,23).

El don de lenguas es inferior al de profecía: “el que profetiza, supera al que habla
en lenguas, a no ser que también interprete, para que la asamblea reciba
edificación” (I Cor 14:5).

El carisma de interpretación es, entonces, el complemento necesario de glossolalia;


Cuando no hay interpretación, el que habla en lenguas debe callar (I Cor 14:13, 27,
28). La interpretación es el trabajo del que habla o de otro (I Cor 14:27). Toma la
90

forma de un discurso inteligible; la explicación debía seguirle al hablar en lenguas


tan regularmente como el discernimiento de espíritus seguía la profecía. (I Cor
14:28-29).

Entre los Patriarcas es sententia communissima que el hablar en lenguas era hablar
lenguas extranjeras. Su interpretación está basada en la promesa en Marcos 16:17
“hablarán en lenguas nuevas”, y en su cumplimiento en el don de lenguas de los
apóstoles (he 2:4). Una nueva lengua, sin embargo, no es necesariamente una
lengua extranjera, y un don que tuvo uso especial el día de Pentecostés parece sin
propósito en asambleas de personas de un mismo idioma. Hay, además, objeciones
textuales a la opinión común, aunque, debemos admitir, no convencedoras [ver el
segundo punto arriba]. Muchas explicaciones de este oscuro carisma son ofrecidas,
pero ninguna de ellas está libre de objeción. Puede ser que haya algo de verdad en
todas ellas. San Pablo habla de “tipos de lenguas”, que puede implicar que la
glossolalia se manifestaba en muchas formas: por ejemplo, en la forma de lenguas
extranjeras cuando lo requerían las circunstancias, como con los Apóstoles; como
una nueva lengua — “un tipo de locución distintiva de la vida espiritual y
distinguida del habla común, la cual para los sentimientos exuberantes de la nueva
fe parecían inadecuada para la comunicación con Dios”( Wizsacker); o como la
manifestación de los gemidos inefables del Espíritu, pidiendo por nosotros, y
causándonos gritar “Abba, Padre” (Ro. 8:15,26). » (11)

Dennis & Rita Bennet, nos explican acerca del uso de los dones de expresión: «Los
dones de expresión —lenguas, interpretación y profecía— no están dados para que
nos sirvan como guías para nuestra vida, sino para ayudarnos a conocer a Dios en
profundidad y asistirnos en nuestra respuesta a él. Nos inducen a volvernos a Dios
y nos infunden un temor reverente del Señor.

Analizaremos al mismo tiempo los dones de lenguas y de interpretación, desde el


momento en que nunca deben ir separados en una reunión pública. Algunos
sostienen que hablar en lenguas e interpretar lenguas son los dones de menor
jerarquía, porque están anotados en último lugar en la lista de dones de I Cor.
12:7-11. Si hubiera una razón especial por la cual estos dones aparecen últimos en
la lista, una explicación mas lógica sería que fueron los últimos dones dados a la
Iglesia. Los primeros siete dones de la lista aparecen en el Antiguo Testamento y
en los Evangelios, pero estos dos últimos no fueron dados hasta después de
Pentecostés.

Hay dos maneras de hablar en lenguas. La más común es la que se usa como un
lenguaje devocional para edificación propia, y no hace falta interpretación. (I Cor.
14:2.) Queremos referirnos, más bien, a la manifestación pública de hablar en
lenguas, es decir la que debe ser interpretada. A esto llamaremos el “don de
lenguas”. Cuando un cristiano bautizado en el Espíritu Santo siente la inspiración de
hablar en lenguas en voz alta y en presencia de otros, a lo cual sigue generalmente
la interpretación, estamos en presencia del don, de lenguas. (I Cor. 14:27-28;
12:10.) El don de lenguas es transmitido o dado a los oyentes, que son edificados
al escuchar la interpretación que sigue, hecha por quien tiene ese don (El don de
lenguas también puede aplicarse como oración o alabanza a Dios).

Es preferible que los dones de hablar en lenguas y de interpretación no se empleen


en grupos de incrédulos o de creyentes no suficientemente instruidos, sin una
explicación previa sobre su significado, ya sea antes o después de sus
manifestaciones.

Hay formas principales, para expresar el don de lenguas en la congregación:


91

1. Por medio del don de lenguas y de interpretación, Dios puede hablar a los
incrédulos y/o a los creyentes.

Si bien Dios no habla en lenguas (cómo podría haber un lenguaje desconocido para
él’?) estimula al cristiano dócil a que lo haga, y de esa manera —mediante las
lenguas y la interpretación— habla a su pueblo hoy en día. Tanto el Antiguo como
el Nuevo Testamento dan testimonio conjunto de que Dios habla a su pueblo
mediante estos dones. Así dice Isaías:

“Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo.” (Is.


28:11.) San Pablo cita esa referencia cuando explica lo que significa hablar en
lenguas e interpretar: “Está escrito: en otras lenguas y con otros labios hablaré a
este pueblo . . .“ (1 Cor.14:21); la traducción literal del griego dice así: “En otras
lenguas y en labios de otros hablaré a este pueblo . . .“ Además la Escritura da por
sobreentendido que el don de lenguas, sumado al don de interpretación da por
resultado una profecía, lo cual sigue siendo siempre Dios hablando al pueblo. (I
Cor. 14:3.)

En don de lenguas no es una señal para el creyente, desde el momento en que el


creyente no necesita do una señal, pero puede ser una señal para el incrédulo
(generalmente no buscada), que lo induce a aceptar al Señor Jesucristo. “Así que,
las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos…“ (I Cor.
14:22.)

¿De qué manera el don de lenguas puede ser una señal para el incrédulo?

a. La lengua puede ser un lenguaje comprensible al incrédulo, Por el cual Dios le


habla directamente a él.

La lengua puede ser un lenguaje incomprensible, pero el Poderoso impacto del


lenguaje hablado en lenguas, que Como norma se acompaña siempre de
interpretación puede alcanzar al incrédulo y actuar Como una señal para él.

Cuando el don de lenguas es un mensaje de Dios, que alcanza al incrédulo, sea por
su conocimiento del lenguaje (una traducción), sea por la inspirada interpretación
de un creyente, y en algunos casos sin contar con la interpretación o traducción,
Constituye una señal para el incrédulo de que Dios es real, vivo, y está preocupado
por él.

2. El don de lenguas también puede ser oración pública a Dios.

La mayoría de nosotros prefiere oír relatos del cielo que relatos de la tierra;
preferiríamos oír a Dios hablándonos, que oír al hombre hablar a Dios.

Sin embargo, leyendo las Escrituras, observamos que el dori de lenguas es utilizado
en reuniones públicas de oración y necesita interpretación para que los otros
creyentes puedan asentir. (I Cor. 14:13- 16.) De ahí se desprende que el don de
lenguas, complementado por la interpretación, puede también ser una oración,
acción de gracias o alabanza a Dios, lo cual estimula a la congregación. El don de
lenguas en tanto sea oración o alabanza, puede ser un lenguaje conocido por los
incrédulos, como ocurrió en el día de Pentecostés: “Les oímos hablar en nuestras
lenguas las maravillas de Dios.” Pablo también establece que alguno en la reunión
Puede cantar su alabanza a Dios utilizando el don de lenguas; también la
interpretación puede ser cantada, lo cual es de gran inspiración.
92

Cualquier creyente bautizado en el Espíritu Santo puede “cantar en el Espíritu”.


Esto significa permitir al Espíritu Santo no solamente guiar nuestra palabra, sino
también cantar mientras él dirige las palabras y la tonada. En un grupo de
creyentes bien instruidos, varias personas pueden orar o alabar a Dios, hablando o
cantando en lenguas al unísono, sin necesidad de interpretación. Y en algunas
ocasiones, cuando todo el grupo se une “cantando en el Espíritu”, permitiendo al
Espíritu Santo no solo guiar las voces individualmente, sino combinándolas a todas
ellas, se logra una armonización tan sublime que semeja el canto de un coro
angélico.

Es motivo de perplejidad para algunos, cuando unas pocas palabras en lenguas son
seguidas de una larga respuesta en el idioma vernáculo. Varias razones explican
este hecho. Pudiera ser que el lenguaje dado por el Espíritu Santo fuera más
conciso que el lenguaje más elaborado del intérprete. También pudiera ser que la
interpretación misma fuera seguida por palabras proféticas. Otra explicación más es
la de que al hablar en lenguas era en realidad una oración privada, y la presunta
interpretación era, en la realidad, una profecía.

Si bien es cierto, que todos los creyentes deberían hablar diariamente en lenguas
durante sus oraciones, no todos pueden ejercitar el don de lenguas en una reunión
pública. (I Cor. 12:30.) Sabremos que Dios nos está inspirando a manifestar el don
de lenguas cuando sentimos con toda claridad en lo más intimo de nuestro ser el
avivamiento o el testimonio del Espíritu Santo. Esto no significa que tengamos que
hacer nada impulsivamente. Debemos hablar al Señor tranquilamente y pedirle,
para el caso de que él quiera utilizarnos de esta manera, que nos brinde la
oportunidad, durante el servicio, de oficiar en el ministerio. Nunca debemos
interrumpir cuando otra persona esté hablando. Tal como lo dice David duPlessis,
“iEl Espíritu Santo es un caballero!” Debemos preguntarle al Señor si éste es el don
particular que quiere para este grupo determinado.

Al utilizar cualesquiera de los dones orales del Espíritu Santo —lenguas,


interpretación o profecías—. hablemos con voz suficientemente alta para que todos
nos escuchen, pero no seamos innecesariamente ruidosos ni cambiemos el tono de
nuestra voz natural. El ser ruidosos o afectados asustará a la gente y podrán
impugnar la genuinidad del don. Evitará que oigan lo que Dios quiere decirles.
Hablemos con el máximo de preocupación por el bienestar de todos y en el amor de
Dios. Si creemos que Dios quiere que manifestemos el don de lenguas, debemos
estar preparados para orar también por el don de interpretación, para los casos en
que no hubiera otra persona presente suficientemente entregada para hacerlo. (I
Cor. 14:13.)

La interpretación de lenguas es dar, en una reunión pública, el significado de lo que


se ha dicho por el don de lenguas. Una persona se siente movida a hablar o a
cantar en lenguas, y la misma u otra persona recibe del Espíritu Santo el significado
de lo que se ha dicho. El que interpreta no entiende la lengua. No es una traducción
sino una interpretación, dando el sentido general de lo que se ha dicho. El don de la
interpretación puede hacerse presente directamente en la mente de la persona, en
su totalidad, o de lo contrario tan sólo algunas pocas palabras al comienzo, y
cuando el intérprete, confiando en el Señor, comienza a hablar, se materializa el
resto del mensaje. De esta manera se parece a hablar en lenguas: “Tú hablarás, y
el Señor pondrá en tu boca las palabras.” La interpretación puede presentarse
también en forma de imágenes o símbolos, o por un pensamiento inspirado, o el
intérprete puede escuchar el discurso en lenguas, o parte del mismo, como si la
persona estuviera hablando en el idioma vernáculo. La interpretación dará el mismo
resultado que una declaración profética, es decir de “edificación, exhortación,
consolación” (I Cor. 14 3-5.) Recordemos que los dones no han sido dispuestos
para que nos sirvan como guía de nuestras vidas, sino para confirmar lo que Dios
93

ya nos está diciendo en nuestro espíritu y por medio de las Escrituras. Dios actúa
como quiere, pero se ajusta a ciertas pautas generales que nosotros podemos
detectar. Algunos han denominado a I Cor. 14 como las reglas de oro carismáticas
del cristiano. Por ejemplo, I Cor. 14:27, dice así: “Si alguno habla en una lengua,
su número debe estar limitado a dos, o a lo sumo a tres, y cada uno (esperando su
turno), y que alguien explique (lo que se ha dicho)” (Biblia Amplificada). Esta
escritura establece normas específicas. Limita el número de intervenciones en
lenguas e interpretaciones a dos o tres veces en una reunión. Algunos estiman que
el próximo versículo significa que después de dos o tres dones de lenguas, un
“intérprete oficial” deberá brindar una sola interpretación para los dos o tres
discursos en lenguas, pero el versículo 13 indica que cualquiera que está
acostumbrado a manifestar el don de lenguas, también puede orar pidiendo el don
de la interpretación. Esto es importante que lo tengamos en cuenta, desde el
momento en que puede haber otros en la reunión que no se sienten
suficientemente entregados en ese momento para hacer la interpretación que se
necesita. A fin de evitar la confusión que produciría entre los incrédulos y los
creyentes no instruidos la falta de interpretación del don de lenguas (vers. 23, 33),
parece que es bíblico que cada vez que se hable en lenguas hay que hacer la
interpretación separadamente. Además se tornaría muy difícil retener la
interpretación por un período demasiado prolongado. El hablar en lenguas sería
reconocido más como idioma conocido si hubiera alguien presente que supiese ese
lenguaje y pudiera traducirlo. También es posible que en alguna medida el hablar
en lenguas sea en el “lenguaje de ángeles”. (I Cor.13:1.) Sabemos que en el
mundo hay alrededor de 3.000 idiomas y dialectos, de modo que no puede
sorprender a nadie que muy pocos idiomas puedan ser reconocidos en una localidad
en particular; en realidad es sorprendente que se puedan reconocer tantos. En el
día de Pentecostés había alrededor de 120 personas hablando en lenguas, pero sólo
fueron reconocidos catorce lenguajes (Hch. 1:15; 2:1, 4, 7-14), a pesar de que
había “judíos piadosos” de todas las naciones del mundo conocido. Este es más o
menos el porcentaje de idiomas conocidos identificados hoy en día. Orando con
personas pidiendo la bendición de Pentecostés, y habiendo asistido a numerosas
reuniones carismáticas en muchas partes del mundo durante los pasados diez años,
hemos conocido gente que han hablado en lenguas en latín, castellano, francés,
hebreo, vasco antiguo, japonés, arameo, chino mandarín, alemán, indonesio,
dialecto chino foochow, griego neotestamentario inglés (por un orador no inglés) y
polaco.

A veces, los que han recibido la experiencia de Pentecostés, deben soportar el


desafío de algunos que no comprenden el propósito de hablar en lenguas, con
preguntas tales corno la siguiente: “Si realmente le ha sido dado un nuevo
lenguaje, ¿por qué no lo hace analizar, descubre a qué país pertenece y va a ese
país como misionero a predicar el evangelio en ese idioma?” Otros preguntan: “Si
Pentecostés es tan poderoso, ¿cómo es que los misioneros con esta experiencia
tienen que estudiar Un idioma en la Universidad?” Estas personas no se dan cuenta
que el don de lenguas es manifestado al incrédulo solamente cuando es dirigido por
el Espíritu Santo, y aún en el caso de que una persona pueda ser utilizada una sola
vez para hablar un determinado lenguaje, y con ello alcanzando a alguien para
Cristo, no tiene ninguna manera de saber si le será dado hablar alguna vez más en
la vida ese lenguaje específico.

Si bien el creyente bautizado en el Espíritu Santo puede hablar en su privada


lengua devocional, tanto en éste como en el don de lenguas la elección del lenguaje
que hable no puede ser regulado por el individuo.» (12)

El Dr. Pablo Deiros, un reconocido teólogo, historiador y el pastor principal de la


Iglesia Bautista del Centro, en Bs. As., Argentina y el Dr. Carlos Mraida, su
copastor, citan en una nota Nº 1 de pie de la pagina Nº 219, del libro Latinoamérica
94

en Llamas, que «“uno de los más importantes teólogos que ha sostenido que las
obras extraordinarias en la vida de la iglesia cesaron con el fin de la era apostólica
(aproximadamente año 150 d. de C.) fue el presbiteriano Benjamín B. Warfield. Sus
conferencias fueron reimpresas de 1917 a 1918 en Benjamin W.Warfiewld,
Counterfelt Miracles (Falsos milagros), The Banner of Truth Trust”

Luego ellos citan a Kevin y Dorothy Ranaghan, autores del libro Pentecostales
católicos pp.150-152), quienes definen el don de lenguas:

“El hablar en Lenguas es una forma de orar que, según creemos nosotros, debe ser
una ocurrencia diaria de la vida del cristiano verdadero que está lleno del Espíritu.
Sin embargo, a primera vista este don parece tan fuera de lo común, tan
extraordinario, que la simple mención de él evoca inquietud, curiosidad,
escepticismo, y hasta hostilidad abierta… es uno de los dones del hablar, una
expresión del Espíritu por medio del hombre, con una diferencia mayor. Los otros
dones del hablar, usan el idioma de la persona que habla, mientras que en este don
el sujeto no conoce el idioma en que habla. Tanto la forma como el contenido, son
dones del Espíritu. El don de lenguas se usa solamente para oración y alabanza.
Con el don de interpretación puede convencer al incrédulo y fortificar, consolar,
enseñar o conmover la comunidad de fe. La interpretación de lenguas es un don
complementario que se puede esperar en la comunidad. Sin éste, el don de lenguas
tiene que limitarse al uso privado devocional. El don de interpretación no es una
traducción de un idioma extranjero. La traducción, con la comprensión literal de las
palabras habladas ha ocurrido en nuestros grupos; pero esto no es el don de
interpretación… Al usar el don de interpretación dado por el Espíritu, el idioma
queda tan extraño al que interpreta como al que habla. Sin embargo, el que
interpreta entiende el sentido y el impacto del mensaje. No es una traducción o
comprensión palabra por palabra; varía más bien de una idea vaga de lo que el
Señor quiere decimos, a una comprensión total, dependiente de nuestro estado de
corazón ante el Señor. La receptividad al ejercicio de este don tiene un crecimiento
progresivo. Tenemos que aprender cómo actuar en fe, y hablar las primeras
palabras débiles que vienen a nosotros. Dios proveerá lo demás.” En el siguiente
capítulo del mismo libro, se hace una observación interesante sobre el don de
lenguas: “En cuanto al don de lenguas, Pablo no se opone al hablar en lenguas, y
da gracias a Dios que lo practica más que los corintios. Pero limita y regula el uso
público de las lenguas (I Cor 14). Creemos que este don, como el resto de los
carismas, tiene vigencia hoy. La persona que recibe el don, hará de la oración en
lenguas, una parte de su vida devocional, junto a la lectura bíblica, la oración y la
alabanza periódicas. El que habla no es una herramienta pasiva en manos del
Espíritu. Según la enseñanza paulina, el creyente que tiene este don posee control
del mismo. Lo usa para alabar a Dios y para edificación propia. A menos que haya
quien interprete, el que habla en lenguas debiera abstenerse de hacerlo en una
reunión pública.

Muchos pentecostales y carismáticos afirman la obligatoriedad de tener el don de


lenguas, para que un creyente sea lleno del Espíritu Santo. Pero la Biblia afirma que
el Espíritu reparte los dones como Él quiere (I Cor 12.11). Es más, niega que todos
deban hablar en lenguas (I Cor 12.30). En ninguna parte se nos dice que todo
creyente debiera tener el don de lenguas u otro carisma en vistos como
intolerantes o poco amorosos. Piensa que la dificultad radica en la incapacidad
aparente de algunos líderes carismáticos para distinguir entre un espíritu crítico y el
don de discernimiento. Es perceptible en algunos cristianos pentecostales y en
algunos carismáticos, un sentimiento de cierta superioridad espiritual sobre el resto
de los cristianos, que no han vivido esa experiencia. A la luz de las Escrituras, es
claro que cuando los dones espirituales se convierten en ocasión para contiendas y
divisiones en la iglesia, lejos de ser canales para el crecimiento, por su mal uso son
signos de inmadurez. Una lectura cuidadosa de Ro. 12.3-8 y 1 Cor. 12.14-26,
95

excluye el orgullo espiritual de aquellos más dotados en ese aspecto. Es justo


reconocer que esta soberbia espiritual, y las consecuentes divisiones, no son
patrimonio exclusivo de los pentecostales y carismáticos. Muchos
“antipentecostales” o “anticarismáticos” miran con desprecio a los hermanos
pertenecientes a estos movimientos, y los consideran como inferiores en lo
intelectual.” »(13)

Peter Wagner, en su libro “El Avance del Pentecostalismo en Latinoamérica”; nos


comenta sobre las lenguas, en lo que el llama una “corta apología sobre las lenguas
en la liturgia pentecostal”:

«El hablar en lenguas es algo tan común en los cultos pentecostales de América
Latina que algunos quizá se pregunten por qué lo tratamos aquí como un asunto
por separad La mayor parte del hablar en lenguas se produce durante la oración,;
de manera que hubiera sido más natural incluirlo bajo la oración; pero, puesto que
este libro se escribe tanto para los pentecostales como para los que no lo son, es
necesario que digamos un par de cosas al respecto.

Para muchos miembros de la clase obrera latinoamericana, la vida puede


convertirse con facilidad en una rutina tediosa y monótona. Puesto que carecen de
dinero suficiente para gastarlo en muebles y otros artículos para el hogar,
automóviles, vacaciones o diversiones, son pocos los momentos de esparcimiento
que sacan a una persona de la rutina monótona de la vida cotidiana. Con
frecuencia, la gente del mundo se enfrenta al aburrimiento y la monotonía con las
bebidas embriagantes, las peleas y una vida liviana. Sin embargo, muchos han
descubierto que el cristianismo les ofrece una liberación similar, y que el adorar a
Dios puede convertirse en un éxtasis El don de lenguas produce muchas
satisfacciones espirituales para numerosas personas, y los creyentes no
pentecostales debieran proceder con cautela, como lo recomienda el apóstol Pablo
mismo, al tratar de prohibirles a otros que hablen en lenguas (I Cor. 14:39).

¿Cómo se produce el hablar en lenguas? Ofrecemos aquí el testimonio de un


pentecostal latinoamericano que podría considerarse típico de la experiencia de
hablar en lenguas:

Cierta vez me hallaba orando en una reunión. Creía muy poco en el hablar en
lenguas y tenía muchas dudas al respecto. Sin embargo, el 20 de mayo de 1967,
durante un culto de oración en la iglesia, mientras oraba con fervor, sentí de
repente como si alguien me hubiera puesto delante un poderoso reflector que me
quemaba. Quería hablar en español, pero no podía. No podía ver otra cosa que
llamas de fuego a mi alrededor, y tenía la sensación de estar ardiendo. Luego
comencé a hablar en lenguas. Estaba consciente, pero en éxtasis.

Algunos creyentes no pentecostales prohíben el hablar en lenguas, sosteniendo que


no es un don apropiado para la iglesia de) hoy.’ La Biblia Scofield, que ha sido
traducida al español, dice en su nota de referencia a I Cor. 14:1 que “el don de
lenguas y los dones que sirven de señal tienen que cesar”, y muchos evangélicos
sinceros así lo creen. No me propongo ocuparme aquí de si tienen razón o no.
Tienen derecho a sus opiniones; aunque sus actitudes hacia quienes están en
desacuerdo debieran ser de amor y tolerancia.

Sin embargo, hay otros que sostienen que el hablar en lenguas podría ser
apropiado en la actualidad; pero que los pentecostales latinoamericanos abusan de
ello como lo hicieron los corintios, por lo que se les debe reprender y corregir. El
determinar si realmente abusan de ese don es un asunto de juicio personal. Creo
que, en su mayor parte, no lo hacen. Según lo entiendo, el problema que se
96

expone en I Cor. 12:14 consistía en que los corintios dividían a los creyentes en
categorías de primera y segunda clase, según si tenían el don de lenguas o no.

El error de los corintios era que tenían la tendencia a considerar las lenguas como
el don espiritual de mayor importancia, un error que no he observado
personalmente entre los pentecostales latinoamericanos; aunque es evidente que la
tentación de caer en ese error está latente, y pudieran citarse varios casos para
demostrar que algunos de ellos cayeron en extremos. Cuando esto ha ocurrido,
alguien debe exhortar y reprender a estos hermanos, pero en el Espíritu.

Asimismo, según I Cor.14, las lenguas deben ir acompañadas por la interpretación


si se quieren usar como vehículos para comunicar verdades de Dios a la
congregación, como sucede con las profecías. Esto es cierto, pero Pablo sigue
diciendo que si no hay ningún intérprete presente, las lenguas deberán utilizarse
para hablar “para sí mismo y para Dios” (1 Corintios 14:28). Según entiendo, eso
es exactamente lo que hacen los pentecostales cuando oran al unísono y algunos lo
hacen en lenguas. Podrían hacer esto con la misma eficiencia si se encontraran en
sus devociones privadas, pero las instrucciones dadas en I Cor. no se limitan sólo a
esto.

Basta en lo que respecta a mi corta apología sobre las lenguas en la liturgia


pentecostal. Permítame repetir lo que ya dije antes: el hecho de que lo hagan los
pentecostales no quiere decir que tengan que hacerlo también todos los creyentes.
La experiencia ha demostrado que las lenguas constituyen, sin la menor duda, el
aspecto más amenazador del pentecostalismo para los no pentecostales. Pues bien,
incluso sin las lenguas (que constituyen sólo uno de ocho subtítulos de uno de los
capítulos de este libro), los pentecostales han descubierto muchos otros secretos
del crecimiento de las iglesias que pueden aplicar los creyentes que prefieren no
hablar en lenguas Si tan sólo debido a las lenguas alguien dice que no quiere tener
ninguna relación en absoluto con los pentecostales, me temo que el remedio sea
peor que la enfermedad.» (14)

Notas:

1 Editor General: Hayford, Jack; Autor: Snider, Joseph, Poder del Reino: Recibamos
el poder de la promesa [Un estudio de Hechos], (Nashville, TN: Editorial Caribe)
1996

2 Documento electrónico titulado “La Glosolalia”, de Martín Gardner, del portal arp-
sac.org, sociedad para el avance del pensamiento crítico, http://www.arp-
sapc.org/publicaciones/lar20.html

3 Ibíd.

4 Artículo publicado en el portal de la Enciclopedia electrónica Wikipedia, titulado


“Don de lenguas” http://es.wikipedia.org/wiki/Don_de_lenguas

5 Artículo publicado en el portal Web de Got Question Ministeries, ministerio


cristiano de enseñanza de la Palabra de Dios a través del Internet, titulado “¿Cuál
es el don de hablar en lenguas?” http://www.gotquestions.org/Espanol/hablar-en-
lenguas.html

6 Artículo titulado “Don de Lenguas”, del sacerdote católico Padre Jordi Rivero, del
portal de la fe católica corazones.org,
http://www.corazones.org/espiritualidad/espiritualidad/lenguas.htm
97

7 Documento electrónico titulado “La Glosolalia”, de Martín Gardner, del portal arp-
sac.org, sociedad para el avance del pensamiento crítico, http://www.arp-
sapc.org/publicaciones/lar20.html

8 Artículo científico titulado El don de lenguas, publicado en el portal Web


Findesemana Libertad Digital Suplementos, autor Enrique Coperías,
http://findesemana.libertaddigital.com/articulo.php/1276232602

9 Artículo titulado “El verdadero don de lenguas”, publicado en el Portal de la fe


cristiana adventista adventist@s,
http://www.galeon.com/adventista/estudios/profecia/13.htm

10 Señales de los apóstoles, Págs. 35-36, Walter J. Chantry, edit. The Banner Of
Truth Trust

11 Artículo titulado “Charismata”, de la Enciclopedia Católica,


http://www.enciclopediacatolica.com/c/charismata.htm

12 El Espíritu Santo y Tu, Dennis & Ritta Bennet, Págs. , Edit. Vida, 2ª reimpresión
1988.

13 Latinoamérica en Llamas, cap. X, Págs.218-219, y cap. XI, Págs. 228-229,


Pablo Deiros, Carlos Mraida, 1994, Editorial Caribe

14 “El Avance del Pentecostalismo en Latinoamérica”, Peter Wagner, Págs. 76-78,


Edit. Vida, Segunda Edición 1987

Mr.16:11-18 y la palabra creer, que se repite varias veces

A una mujer extranjera, Jesús dijo, “Cualquiera que beba el agua que yo doy nunca
tendrá sed; Será un pozo de agua dentro de él, saltando a la vida eterna”

“Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron. Pero
después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo
al campo. Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos
creyeron. Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos
sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón,
porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id
por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere
y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y
estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y
si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán
sus manos, y sanarán. “(Mr.16:11-18 RVR 1960)

I. Introducción:

Siendo Marcos un libro (evangelio), en el que la acción es un tema predominante,


no nos debe sorprender:

Que se repita la palabra creer tantas veces, ya que es común en este libro el repetir
ciertas palabras que impliquen continuidad o algún grado de acción.

Ej.: «La palabra euthus o euthos, que se traduce “luego”, “inmediatamente”,”sin


dilación”,”al instante”, se usa 42 veces [en el texto griego] número mayor que el
98

total de las veces que se usa en todo el resto del Nuevo Testamento [1.10, 12, 18,
20, etc.]. Esto proporciona la impresión de qué no obstante lo variado y detallado
que haya sido el ministerio de Jesús, Él se encontraba siempre de prisa hacia una
invisible meta vislumbrada por Él; pero escondida para la mayor parte de sus
contemporáneos y solo débilmente percibida por los discípulos en aquellos raros
intervalos en que las palabras de Él les iluminaban el entendimiento.»(1)

Tampoco debería causar sorpresa que la palabra creer se repita tantas veces en
este corto pasaje ya que creer, implica acción; es una palabra dinámica. Toda
aquella persona que ha logrado un objetivo en la vida es porque ha creído que era
posible lograrlo, y para esto emprendió ciertas acciones en pos de su objetivo.

Ej. Pablo usa los ejemplos de un atleta que corre para llevarse su premio y de un
luchador que para lograr su corona de todo se abstiene

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno
solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que
lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible,
pero nosotros, una incorruptible. “(I Cor. 9:24-25 RVA 1960)

Un atleta llega a la meta porque creyó que podía ganar y porque creyó se anotó en
el evento, y porque creyó corrió, y porque corrió, ganó.

La palabra “creer” está íntimamente relacionada con la palabra fe, un elemento


muy importante para la relación del hombre con Dios.

“Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no
lo creyeron.Pero después apareció en otra forma a dos de ellos
que iban de camino, yendo al campo. Ellos fueron y lo hicieron
saber a los otros; y ni aun a ellos creyeron.Finalmente se apareció
a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les
reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no
habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id
por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El
que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere,
será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi
nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no
les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
“(Mar.16:11-18 RVR 1960)

Las palabra relacionadas directamente con el vocablo “creer” se repiten 6


vecesy 1 mas que es el vocablo “incredulidad” que es el antónimo de creer, en
total 7 veces

El Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, nos explica el uso de la palabra


Fe, en la Biblia:

«Aprobación que se da a alguna verdad, o confianza que una persona


deposita en otra. Fe salvífica, por ejemplo, es la total confianza del hombre
en Cristo. En la teología bíblica no hay palabra más importante. Es tema
predilecto de los autores del Nuevo Testamento, especialmente Pablo y Juan, pero
encuentra sus antecedentes también en el Antiguo Testamento. Las tres palabras
(fe, fiel y creer) se hallan en el Antiguo Testamento aproximadamente
setenta y cinco veces, y en el Nuevo Testamento más de seiscientas
veces.» (2)
99

Jesús desde el comienzo de su ministerio instó a las masas a creer en él. Después
que Juan el Bautista fuera encarcelado, Jesús se fue a Galilea a anunciar las buenas
noticias de parte de Dios y La Versión Popular dice que Jesús decía “vuélvanse a
Dios y acepten con fe sus buenas noticias” (Mar 1:15 VP)

“Después de que a Juan lo metieron en la cárcel, Jesús fue a la región de Galilea.


Allí anunciaba las buenas noticias acerca de Dios:”¡Ya está cercano el día en que
Dios comience a reinar! Vuélvanse a Dios y crean en la buena noticia“. (Mar
1:14-15 BLS)

“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio
del reino de Dios,diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha
acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Mar 1:14-15 RVA 1960)

Como bien sabemos, en Juan, Dios nos reveló el propósito de la misión de Jesús en
la tierra:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Jn. 3:16
RVA 1960)

“Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único
Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna.” (Jn.
3:16 BLS)

Entonces podemos ya ir entendiendo la importancia de creer tanto en la Biblia,


como en el libro de Marcos, en este breve pasaje

Vine nos dice acerca del significado de la palabra creer:

«pisteuo (pisteuw), creer, también ser persuadido de, y por ello fiarse de, confiar.
Significa, en este sentido de la palabra, apoyarse en, no una mera creencia. Se
halla con gran frecuencia en los escritos del apóstol Juan, especialmente en su
Evangelio. En cuanto a la primera utilización del verbo, véase Jn 1.50. De los
escritores de los Evangelios, Mateo usa el verbo en diez ocasiones, Marcos diez,
Lucas nueve, Juan noventa y nueve. En Hch 5.14 se traduce el participio presente
del verbo como “creyentes”.

Y también del uso de la palabra creyente:

«pistos (pistov”) significa: (a) en el sentido activo, creyente, confiado; (b) en el


sentido pasivo, fiable, fiel, de confianza. Se traduce “creyente” en Jn. 20.27; Hch
16.1; II Cor 6.15; Gál 3.9; 1 Ti 4.3; v. 10: “los que creen”; v. 12: “creyentes”;
5.16: “creyente”; 6.2; “creyente”, dos veces; Tit 1.6: “creyentes”» (3)

El Concepto de la Resurrección de los muertos:

«El concepto de la resurrección aparece en diversas maneras en la historia de las


religiones. A veces se concibe como el despertar del alma del sueño de la muerte
poco, a veces como la esperanza de que los muertos serán resucitados al final del
mundo presente y, en ocasiones, como una resurrección colectiva de los justos
luego del juicio. Hay ideas semejantes a estos conceptos de la Biblia, pero la
resurrección tiene en ella un contenido y significado propios de la revelación que le
son dados principalmente por la Resurrección de Jesucristo.
100

La idea de la resurrección no es prominente en el Antiguo Testamento. Se le


encuentra principalmente en los escritos posteriores, y tanto la medida en que se
afirma en el Antiguo Testamento como la influencia que otras religiones
(babilónicas, zoroastrianismo) puedan haber ejercido son temas de discusión para
los eruditos. Es posible afirmar, sin embargo, que lo primero que aparece en el
Antiguo Testamento es la esperanza de una resurrección (en sentido figurado, una
reconstitución) del pueblo de Israel después del cautiverio (Is 26.19; Ez 37.1–14;
Os 6.1s). Y, aun más, el profeta Isaías prevé una resurrección de los muertos para
participar en la restauración del pueblo.

No hay duda de que el Antiguo Testamento afirma que el poder del Señor se
extiende también a la morada de los muertos (1 S 2.6; Job 26.6). Por ello, aunque
algunos pasajes discutidos pueden referirse a la liberación de un peligro inminente
de muerte (Sal 16.10s; 49.15; 86.13; Os 13.14), está ya presente en ellos la
esperanza de la resurrección que en Daniel 12.2 se afirma con toda claridad.
Aunque el Antiguo Testamento no presenta una doctrina sistemática de la
resurrección, afirma sin dudas el poder del Señor, cuya justicia y misericordia no
pueden ser detenidas por la muerte.

En los libros Apócrifos y seudoepigráficos la afirmación de la resurrección es


casi universal. Se le espera con la restauración de Israel como un fenómeno
corporal, aunque las ideas griegas de la Inmortalidad del alma también influyen en
algunas sectas judías (como los Esenios). Solo los saduceos niegan totalmente la
resurrección (Mar 12.18; Hch 23.8; cf. 26.8).

Según los Evangelios, el Maestro afirma la resurrección y la fundamenta en el


poder y la voluntad de Dios (Mat 22.31s); por tanto, rechaza los conceptos burdos
y materialistas al respecto (Mar 12.18–27). Las resurrecciones que Jesús mismo
realiza (Mar 5.35–42; Luc 7.11–17; Jn 11.1–44) no son aún la resurrección
definitiva, sino una señal de la presencia del Reino de Dios (Luc 7.16) en la persona
de Jesucristo; manifiestan su poder sobre todas las fuerzas enemigas, incluso la
muerte. En el cuarto Evangelio se destaca que el que cree en Jesucristo ya tiene
una vida nueva, “resucitada”, que se revelará en la resurrección final (Jn 6.39s, 44,
54; 11.17–27, etc.).

La resurrección del Señor es la manifestación cumbre del triunfo sobre la muerte (I


Cor 15.25ss). Con ella comienza una nueva era, “los tiempos del fin”, y el creyente,
que por la fe se incorpora a Cristo, participa del poder de esa nueva vida, el poder
de la resurrección y por tanto comparte la vida del Resucitado y su triunfo sobre
la Muerte (Jn 14.19s; Hch 26.23; Ef. 2.5s; Col 1.18). El cristiano vive en la
seguridad de la resurrección (I Cor 15.20–36; II Cor 4.14; Col 1.18), ya que el
Espíritu Santo es agente de la misma (Ro 8.11).

En el Nuevo Testamento es realmente poca la especulación acerca del modo y


características de la resurrección. Frecuentemente se ilustra con símbolos y figuras
corrientes en el ambiente: vestiduras blancas, o fragancia y luminosidad que
representan lo nuevo, puro y glorioso de la nueva vida (I Cor 15.41s, 53s; II Cor
2.15s; Ap 3.5; 6.11; etc.), la semilla que brota o el despertar del sueño (Jn 12.24;
I Cor 15.6, 20, 43s, 51; Ef. 5.14; I Tes. 4.13–17). Es notable que el Nuevo
Testamento acepta las doctrinas del judaísmo sobre un Juicio final y las vincula a la
parusía del Señor (Hch 24.15; I Tes 4.13ss Segunda Venida). En Apocalipsis
encontramos también la idea de dos resurrecciones (20.4s), pero en otros escritos
se habla de una sola y un juicio (Jn 5.28s). Lo que se destaca es, en todo caso, la
participación de los creyentes en la victoria de Cristo (Ro 5.17; II Tes 1.10; Ap
20.4).
101

San Pablo habla de un “Cuerpo de resurrección” y en contraste con una doctrina


cruda de continuidad, señala la diferencia entre la vida futura y la vida actual
(incorruptibilidad, gloria, etc.). Destaca el carácter personal, concreto y comunitario
de la vida resucitada, en oposición a las ideas de una Inmortalidad puramente
incorpórea y aislada, individualista (Ro 8.11; I Cor 15.35ss; Filip 3.21; 1 Jn 3.2). Y
como en otros aspectos del tema, Jesucristo es el modelo y señal de la nueva vida:
seremos semejantes a Él; veremos a Dios cara a cara; permanecerá el amor; esto
es lo más importante acerca de la nueva vida. Dios dispone un cuerpo espiritual
porque es el que mejor conviene a la expresión del Espíritu. Con respecto a un
“estado intermedio”, entre la muerte y la resurrección, Pablo utiliza la imagen del
sueño. No se describe la naturaleza de ese estado, pero sí se afirma que el
creyente está con Cristo, y por tanto, es una experiencia positiva y gozosa (Filip
1.22s). Finalmente, hay que señalar que en el Nuevo Testamento la esperanza de
la resurrección, lejos de conducir a un descuido de las tareas y responsabilidades
de esta vida, les da sentido y estímulo. El creyente anticipa en esta vida, en fe,
esperanza y amor, la calidad de vida que aguarda plenamente en la
resurrección.»(4)

II Crean en Jesús resucitado

Luego de la pasión y muerte de nuestro Señor, Jesús había resucitado en la


madrugada del primer día.

«Una de las cosas más satisfactorias es ver la vida del Señor Jesucristo ajustarse al
molde de las profecías acerca del Mesías. Es un nutriente maravilloso de la fe el ver
que antes de Su venida los siglos preparaban ya su identificación con detalles que
hubiera sido imposible fraguar y hacerles a todos coincidir; tal cosa sería imposible;
no estaban en la mano del hombre. El pre-conocimiento divino había hecho que se
escribiera, por así decirlo, una biografía antes de que aconteciera en el tiempo y la
historia. Estaba prevista la raza, el pueblo, la tribu, la familia de su ascendencia, el
lugar de su nacimiento y la forma del mismo, junto con acontecimientos
concomitantes. Estaban previstos sus obras y su ministerio, e incluso la época de
éste, y el día de Su visitación; aun Su precursor estaba previsto. Su muerte en
detalles y su significado; Su sepultura y Su resurrección; Su ascensión y partida
por un tiempo a ministrar en los cielos; y aun Su regreso está previsto, acerca del
cual se dieron señales que le precursarían, las cuales, gozo da el verlo, se
confirman en la realidad histórica corroborando la veracidad de la inspiración
profética. En Jesús de Nazaret se cumplen, pues, las expectativas mesiánicas de los
siglos pasados, todo en su debido orden, la parte del Cordero y la parte del León.
La parte ya cumplida nos hinche de esperanza en relación a la parte restante, que
con toda lógica corresponde a Su segunda venida, de cuya cercanía ya las
vestiduras del siglo presente nos avisan confirmando la promesa, cuyo
cumplimiento se escucha ya viniendo como piedras del río que suenan anunciando
el aluvión. Todo se acomoda como estaba previsto para ser hallado de Él cual lo
anunció; aunque el día y la hora nadie sabe, sino sólo el Padre. No obstante,
señales nos dio y señales tenemos; no han faltado a la cita, enriqueciendo la fe. La
profecía y su cumplimiento son hechos ineludibles, vindicaciones que dejan sin
excusa a los que tratan de eludir el hecho de que la historia estaba preparada para
Cristo.» (5)

· Él es la Simiente de la Mujer que, al ser herido en el calcañar, aplastó la cabeza


de la serpiente (Gén. 3:15)

· Con Su muerte nos dio el perdón, la liberación y la reconciliación; con Su


resurrección, la vida y todo lo que ella implica. (Ro. 6:23).
102

· El es Siloh a cuyo nombre se congregarían los pueblos. Él es el León de la tribu de


Judá cuyo cuerno no sería quebrado. (Gén. 49:9,10)

· Él es la bendición del Dios de Sem y Aquel que hace a Jafet morar en las tiendas
de su hermano. (Gén. 9:26,27)

· El es aquel profeta al que había que escuchar; (Deut. 18:15)

· Él es el Hijo, el Sacerdo te conforme al orden de Melquisedec (Heb. 7:11)

· el heredero para siempre del trono de David. (Luc.1:32)

· Él es Emanuel, el hijo de la virgen, el admirable consejero, Dios fuerte y quien es


llamado Padre eterno; el Príncipe de Paz que nos sería dado como un niño. (Is.
7:14; 9:6,7)

· Él es el siervo de Yahveh y Yahveh mismo que abriría los ojos de los ciegos y
haría cantar la lengua de los mudos. (Is. 35:4-6.)

· Él es el Príncipe que nacería en Belén (Miq. 5:2)

· el Rey que entraría en un burrito, manso y humilde, a Jerusalén. (Zac. 9:9)

· Él es el Mesías Príncipe que se presentaría tras la semana sesenta y nueve de la


profecía de Daniel, que moriría mas no por sí, sino que daría Su vida en expiación
por el pecado de su pueblo (Dan. 9:26).

· Aquel varón de dolores, despreciado (Is. 53:3)

· cuyas manos y cuyos pies serían honrados (Sal. 22:16b).

· a quien se daría a beber vinagre (Sal. 69:21)

· y de quien se repartirían sus vestidos. (Sal. 22:16,1

· Aquel que sería vendido por treinta piezas de plata (Zac. 11:12)

· Aquel que se llamaría Nazareno, aquel pimpollo, sí, aquel renuevo, la vara de
tronco de Isaí. (Is. 11:1)

· Aquel que sepultado Su alma no sería dejada en el Hades, que es el Seol. Aquel
cuya carne no vería corrupción sino que viviría, resucitaría y nos daría vida. (Sal.
16:8-11)

· Aquel que se sentaría a la diestra del Padre hasta que sus enemigos fuesen
puestos por estrado de sus pies. (Sal. 110:1)

· Aquel cuyo Nombre daría luz a los gentiles; (Is. 42:6).

· sí, aquel que nos dejaría por un poco de tiempo para volver a establecer el Reino
recibido. (Miq. 5:3,7).

· Aquella piedra no cortada de mano, que desmenuza los reinos (Dan. 2:44-45)
103

· El Hijo del Hombre que después de traspasado será visto en las nubes del cielo
viniendo en gloria y majestad. (Dan. 7:13)

Las apariciones de Jesús Resucitado

Luego de su resurrección, Jesús se apareció a sus discípulos once veces. Todavía


más decisivas para la fe de los discípulos fueron las apariciones de Jesucristo,
variadas y convincentes. Las apariciones no tuvieron el propósito de incitar a la fe,
sino el de confirmar la de los que ya eran cristianos, con la sola excepción quizás de
Jacobo y Pablo.

He aquí una lista:

1. En Judea:

· A las mujeres (Mat 28.9s).

· A María Magdalena (Jn 20.11–1

· A Pedro (Luc 24.34; I Cor 15.5; cf. Mar 16.7).

· A los caminantes de Emaús (Luc 24.13–31).

· A diez apóstoles (Luc 24.36–49; Jn 20.19–23; tal vez = I Cor 15.5).

· A once apóstoles (Jn 20.24–29).

· A “los que se habían reunido” (Hch 1.6–9; cf. los «apóstoles» de 1.2; quizás I Cor
15.7; Luc 24.50s; cf. v. 33).

2. Probablemente en Galilea:

· A once apóstoles (Mat 28.16–20; cf. Mar 16.7).

· A más de quinientos hermanos (I Cor 15.6).

· A Jacobo (I Cor 15.7).

· A siete discípulos (Jn 21.1–14).

Según Lucas, el período de las apariciones duró cuarenta días (Hch 1.3) y terminó
con la Ascensión.

3. Vemos como Marcos registra solo dos:

a. Jesús se aparece a María Magdalena

También Juan registra este evento (Jn. 20.11-1

“Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la


semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete
demonios. Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban
tristes y llorando. Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no
lo creyeron. “(Mar. 16:9-11 RVBR 1960)
104

b. Jesús se aparece a dos de sus discípulos

También Lucas registra este evento (Luc. 24.13-35)

“Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al
campo. Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos creyeron “(Mar.
16:12-13 RVR 1960)

Luego, Marcos relata que un día se les aparece a los discípulos mientras ellos
estaban sentados a la mesa y los tuvo que reprender por su falta de fe y la
terquedad ya que no creyeron a los que lo habían visto resucitado.

“Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa,


y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían
creído a los que le habían visto resucitado.” (Mar. 16:14 RVR 1960)

La doctrina de la resurrección

“-No se asusten –les dijo-. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue
crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron”. (Marcos
16:6)

«La resurrección es el poder que tuvo Cristo para volver a la vida con un cuerpo
inmortal, glorificado; a gran diferencia de la “reencarnación” que enseña que el ser
humano, regresa a la vida con el mismo cuerpo. La resurrección muestra al Cristo
triunfante y vencedor de toda religión e ideología. Luego que el Señor es entregado
al pueblo por el pusilánime Pilato, y sufre escarnios, burlas y hasta es golpeado
hasta desfigurarle su rostro, es crucificado en una cruz, muere, es sepultado en el
sepulcro del rico José de Arimatea y resucita de entre los muertos, el primer día de
la semana. Las mujeres compraron especies aromáticas para ungir al Señor; es
decir, ellas no creyeron en la resurrección, tampoco los discípulos; pero el Ángel les
da las buenas nuevas que el Señor no esta en la tumba, ha resucitado; las mujeres
corrieron con la noticia a los apóstoles y así se ha divulgado la noticia al mundo
entero, durante dos mil años. La resurrección es la base de fe del cristianismo. Es
la doctrina superior de la humanidad. No hay un solo líder del mundo que haya
revivido, peor resucitado de entre los muertos. Ni Confucio, Buda, Mahoma,
Gandhi, ni los grandes filósofos y seres humanos distinguidos; han resucitado como
el Señor Jesucristo lo hizo. La vida, muerte y resurrección de Cristo, fueron
extraordinarias. Él es santo y sublime, ya que nunca pecó. Solo Cristo perdona y
limpia de todo pecado y nos hace una nueva persona. » (6)

He allí lo profetizado. ¡Solamente Jesucristo es Aquel! Las profecías lo presentan, la


historia lo presenta, y lo que es más asombroso, Él mismo se presenta. Todas Sus
credenciales están en orden, y “bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en
Él.” (Mat. 11:6; Luc. 7:23)

Entonces, también la Iglesia por Su Espíritu le presenta.

Pero hay algo más en esta relación profética: los tipos, las figuras, las sombras y la
alegoría le presentan también. Para la analogía del pensamiento fue provisto
también un testimonio.

Jesús quería que sus discípulos creyeran de verdad que el había resucitado, de
verdad tal como el les había dicho varias veces y en cumplimiento a las escrituras.
105

Los evangelios nos muestran que Jesús resucitado es idéntico al Jesús terrenal, a
pesar de las diferencias que embargan al principio los ojos de los discípulos para no
reconocerle (Luc 24.16; Jn 21.4).

· El Señor come y bebe con ellos (Luc 24.41ss; Hch 10.41)

· Y permite que lo palpen (Jn 20.27; cf. Mat 28.9 y Jn 20.17);

· En su cuerpo aún conservaba las marcas de su pasión (Luc 24.39s; Jn 20.20).

Pero, ahora Jesús tiene nuevas condiciones que antes solamente habían sido
presagiadas en la Transfiguración (Mar 9.9):

· Jesús desaparece de la vista de sus discípulos (Luc 24.31)

· Y pasa a través de puertas cerradas (Jn 20.19, 26).

· Tales condiciones solo podían pertenecer a un cuerpo “espiritual” (I Cor 15.44) o


“glorificado” (cf. I Cor 15.43; Filip 3.21), tipo del cuerpo que el cristiano recibirá en
la resurrección de los justos.

Jesús amaba a sus discípulos y era importante que ellos creyeran en su


resurrección. Juan dijo que todas estas cosas se han escrito para que crean que
Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios y para que creyendo en el tengan vida por medio
de él. (Jn. 20:31)

Yo creo que el señor no lo podía creer, se preguntaría ¿que más puedo hacer yo
para que ustedes me crean, que otra señal será suficiente?

Pablo afirmó ser también parte de la misma serie de testigos (I Cor 15.8), gracias a
la aparición que le fue concedida unos tres años después (Hch 9.3–8; 22.6–11;
26.12–18). Él fue el único testigo (con posible excepción de Jacobo) que no había
creído en Jesucristo antes.

Vine nos explica el significado de la palabra Resurrección:

«1. anastasis (ajnavstasi”, denota: (I) un levantamiento (ana, arriba, y jistemi,


poner en pie) (Luc 2.34: «levantamiento»); el Niño iba a ser como una piedra
contra la que muchos en Israel tropezarían, en tanto que otros encontrarían en su
fortaleza y firmeza un medio de su salvación y vida espiritual; (II) de la
resurrección de entre los muertos: (a) de Cristo (Hch 1.22; 2.31; 4.33; Ro 1.4;
6.5; Filip 3.10; I Pe 1.3; 3.21); por metonimia, de Cristo como el autor de la
resurrección (Jn 11.25); (b) de aquellos que son de Cristo, en su parusía (Luc
14.14: “la resurrección de los justos”; Luc 20.33,35,36; Jn 5.29a: “la resurrección
de vida”; 11.24; Hch 23.6; 24.15a; I Cor 15.21,42; II Ti 2.18; Heb 11.35b; Ap
20.5: “la primera resurrección”; de ahí que la inserción de “es” denota la
finalización de esta resurrección, de la que Cristo fue “las primicias”; 20.6; (c) del
resto de los muertos, después del milenio, cf. Ap 20.5 (Jn 5.29b: «la resurrección
de condenación»; Hch 24.15b: “de los injustos”); (d) de aquellos que fueron
resucitados en una relación más inmediata con la resurrección de Cristo, y que así
ya tuvieron parte en la primera resurrección (Hch 26.23 y Ro 1.4; siendo que en
ambos pasajes “muertos” es plural; véase Mat 27.52); (e) de la resurrección
mencionada en términos generales (Mat 22.23; Mar 12.18; Luc 20.27; Hch 4.2;
17.18; 23.8; 24.21; I Cor 15.12,13; Heb 6.2); (f) de aquellos que fueron
106

resucitados en los tiempos del AT, para volver a morir (Heb 11.35a, lit. “fuera de
resurrección”).

2. egersis (e[gersi"), un levantarse (relacionado con egeiro, levantar). Se utiliza de


la resurrección de Cristo (Mat 27.53).» (7)

La enciclopedia Wikipedia, enseña que «como el cristianismo derivó desde


fuentes judaicas, hay que señalar que el Judaísmo también tiene como principio de
fe la Resurrección de los muertos. Una famosa autoridad Judía, Maimónides, indicó
trece principios de la fe judía, y la Resurrección es uno de ellos, impreso en el libro
de oraciones rabínicas hasta ahora. Es el principio décimo tercero y señala: "Creo
con fe sincera que los muertos resucitarán, cuando Dios (sea bendito), lo desee.
Sea el Nombre (de Dios) bendito, y Su recuerdo se eleve por los siglos de los
siglos".»(

Pasajes bíblicos que hablan del tema de la resurrección de Jesús en los


evangelios sinópticos:

Mateo:

Mat. 16.21; 17.23; 20.19; 27.63; ser muerto, y resucitar al tercer día

Mat. 17.9 que... resucite de los muertos

Mat. 20.9 que era necesario que él resucitase de

Mat, 26.32 después que haya resucitado

Mat. 27.64 digan .. Resucitó de entre los muertos

Mat. 28.6 no está aquí, pues ha resucitado

Mat. 24.46 resucitase de los muertos al tercer día

Mat. 27.53 después de la resurrección de él, vinieron a la

Marcos:

Mar 8.31; 9.31; 10.34 ser muerto, y resucitar al tercer día

Mar 9.9 que... resucite de los muertos

Mar 14.28 después que haya resucitado

Mar 16.6 no está aquí, pues ha resucitado

Lucas:

Luc 24.34 que decían: Ha resucitado el Señor

Luc 9.22; 18.33; 24.7 ser muerto, y resucitar al tercer día

Luc 24.6 no está aquí, pues ha resucitado


107

Juan

Jn. 11:25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida;

«Para fundamentar la fe, era más importante la seguridad de que Jesucristo vivía y
reinaba en la Iglesia y en el cosmos que un acontecimiento en el pasado. La certeza
de que Cristo vive en uno (Gál 2.20) y en su pueblo por el poder de su resurrección
(Filip 3.10) y la convicción de las señales de su señorío (Hch 2.33; 3.15s; 4.30, etc.
Espíritu Santo) eran parte del testimonio apostólico de la resurrección de Cristo
(Hch 4.33). Si bien es cierto que los Testigos oculares eran indispensables en la
predicación del evangelio (Hch 1.21s; 10.41; 13.31), la bienaventuranza es aun
para quienes no vieron con sus propios ojos (Jn 20.29; cf. 17.20), porque el
Espíritu Santo es también «testigo de estas cosas» (Hch 5.32). La fundación y
existencia continua de la iglesia de Cristo es, por tanto, una de las pruebas más
fehacientes de la realidad de la resurrección (Mat 28.18ss).» (9)

4. La incredulidad.

En I Timoteo dice Pablo que todo lo hizo en ignorancia en incredulidad.

“Anteriormente, yo era un *blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios


tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia.” (I
Tim.1:13 NVI)

“habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a


misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.” (I Tim. 1:13 RVR
1960)

“Porque yo fui en un comienzo un opositor, un perseguidor y un violento. Pero él


me perdonó porqueobraba de buena fe cuando me negaba a creer,” (I Tim.
1:13 BL)

“a mí, que antes fui un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero encontré


misericordia porque obré porignorancia en mi infidelidad.” (I Tim. 1:13 BJ)

“Recuerda, Timoteo, que yo antes blasfemaba su nombre; y no solo es que


blasfemaba, sino que perseguía cruelmente a los que le seguían. Sin embargo, Dios
se compadeció de mí, porque yo entonces, no habiendo conocido aún a
Cristo, no sabía lo que hacía.” (I Tim. 1:13 BCT)

“Antes yo ofendía a Jesucristo, lo perseguía y lo insultaba. Aun así, él confió en mí.


Y es que Dios fue bueno conmigo y me perdonó, pues yo todavía no creía en
Cristo ni sabía lo que estaba haciendo.” (I Tim. 1:13 BLS)

“aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me


mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad.” (I Tim.
1:13 LBLA)

Muchos no entraron a la Tierra Prometida por causa de la incredulidad.


Hebreos dice que no haya en ninguno de nosotros corazón malo de
Incredulidad y en el v. 19 está hablando de Israel cuando fue a reconocer
la tierra de Canaán.

“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de


incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada
108

día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por
el engaño del pecado.Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que
retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se
dice: Si oyereis hoy su voz,No endurezcáis vuestros corazones, como en la
provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron
todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él
disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en
el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que
desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. “(Heb.
3:12-19 RVR 1960)

La incredulidad impide que Dios obre sobrenaturalmente, es una barrera


pecaminosa fuertísima.

Jesús no hizo más milagros en su pueblo por la incredulidad. La incredulidad le


amarra las manos a Dios para hacer Milagros; en este pasaje de Mateo vemos
claramente que fue la única causa por la que Jesús no hizo Milagros en Nazareth
(Mat. 13:53-5

En la Historia de la Resurrección de Lázaro, Jesús lloro por la Incredulidad de


todos los que estaban reunidos en la tumba de Lázaro.

En la historia que Marcos relata acerca de Jesús que sana a un muchacho


endemoniado, que sus discípulos no pudieron. El les reprochó su
incredulidad, y también lo desafió a creer al padre del
muchacho, a no ser incrédulo.

“Cuando volvieron a los discípulos, vieron una gran multitud que les rodeaba, y a
unos escribas que discutían con ellos. Enseguida, cuando toda la multitud vio a
Jesús, quedó sorprendida, y corriendo hacia El, le saludaban. Y El les preguntó:
¿Qué discutís con ellos?Y uno de la multitud le respondió: Maestro, te traje a mi
hijo que tiene un espíritu mudo, y siempre que se apodera de él, lo derriba, y echa
espumarajos, cruje los dientes y se va consumiendo. Y dije a tus discípulos que lo
expulsaran, pero no pudieron. Respondiéndoles Jesús, dijo: ¡Oh generación
incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que
soportar? ¡Traédmelo! Y se lo trajeron. Y cuando el espíritu vio a Jesús, al instante
sacudió con violencia al muchacho, y éste, cayendo a tierra, se revolcaba echando
espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y
él respondió: Desde su niñez. Y muchas veces lo ha echado en el fuego y también
en el agua para destruirlo.Pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de
nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: "¿Cómo si tú puedes?" Todas las cosas son
posibles para el que cree. Al instante el padre del muchacho gritó y dijo:Creo;
ayúdame en mi incredulidad.” (Mar. 9:13-24 LBLA)

Por eso el Señor le dijo a Tomas: “Se un Creyente y no un Incrédulo”

“Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús
vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo:Si no
viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de
los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después,
estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las
puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.Luego dijo a
Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le
dijo: !!Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto,
109

Tomás, creíste;bienaventurados los que no vieron, y creyeron. “ (Jn. 20:24-


29 RVR 1960)

Otros discípulos también dudaban o no creían:

“Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las
puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los
judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo
dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo
al Señor. “(Jn. 20.19-20 RVR 1960)

“Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había
ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. “(Mat. 28.16-
20 RVR 1960)

“Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les
dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían
espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos
pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved;
porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo
esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían,
y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron
parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos. Y
les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era
necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en
los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que
comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el
Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su
nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones,
comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí, yo
enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad
de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. “(Luc. 24.36-49
RVR 1960)

“Cuando ellos oyeron que El estaba vivo y que ella le había visto, se negaron a
creerlo. Después de esto, se apareció en forma distinta a dos de ellos cuando iban
de camino al campo. Y éstos fueron y se lo comunicaron a los demás, pero a
ellos tampoco les creyeron. Después se apareció a los once mismos cuando
estaban sentados a la mesa, y los reprendió por su incredulidad y dureza de
corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les
dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y
sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. (Mar. 16:11-
16)

Los discípulos se negaban a creer a pesar de las evidencias. A las mujeres no les
creyeron, es entendible, pues a las mujeres no les daban mucha importancia los
hombres, pero a sus compañeros tampoco les creyeron, y eso es lo que hizo que
Jesús reaccionara de modo brusco con ellos reprochándoles su corazón duro. Varios
de ellos, luego de la muerte de Jesús, se dispersaron, volviendo a sus viejos oficios
(Pedro se había vuelto a la pesca)

“Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de
Tiberias; y se manifestó de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás
llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros
dos de sus discípulos. Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos
nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no
110

pescaron nada. Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los
discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le
respondieron: No. El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis.
Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de
peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor!
Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había
despojado de ella), y se echó al mar. Y los otros discípulos vinieron con la barca,
arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.
Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. Jesús
les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar. Subió Simón Pedro, y sacó la
red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la
red no se rompió. Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se
atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor. Vino, pues,
Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado.Esta era ya la tercera vez
que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de
los muertos.” (Jn 21:1-19 RVR 1960)

Una vez muerto Jesús, ya nada tenía sentido. La aventura se había terminado.
Junto con la muerte, habían muerto los sueños, las ilusiones, la esperanza de que
Jesús restaurara el reino de Israel en este tiempo. (Hch. 1:6a)

Es verdad que el Señor estaba enojado por que algunos no creían en su


resurrección. Se dirigió a ellos en un tono de serio reproche.

Debido a que Él otorgaba un valor muy honorable al testimonio, Él pronunció una


censura muy marcada sobre quienes lo desatendieron.

“!! Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son
enviados!! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos
debajo de sus alas, y no quisiste!”(Luc. 13.34 RVR 1960)

El le reprochó a Jerusalén, que le había enviado sabios, profetas y otros, y los


habían rechazado, por no creer en Dios. Por eso se enoja con sus discípulos. La
incredulidad incapacita a los discípulos para el servicio que el Señor ahora iba a
requerir de ellos.

David dijo “Creí; por tanto hablé, Estando afligido en gran manera” (Sal. 116:10
RV1960), en un salmo de acción de gracias por haber sido librado de la muerte.

También Pablo habló porque creyó, le dice a los creyentes de Corintos

“Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: CREI, POR TANTO
HABLE, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos;” (II Cor. 4:13
RVR 1960)

Es que si no creían que él había resucitado, la falta de fe les iba a quitar efectividad
al discurso de ellos, se iba a diluir todo su poder e influencia en las personas que
los iba a escuchar, a causa de la incredulidad.

Pero quisiera ser un poco condescendiente con los discípulos. Pero debemos
comprender que aún no habían recibido el Espíritu Santo.

En Juan leemos que Jesús “sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.” (Jn.
20:22b RVR 1960)
111

“Y sopló sobre ellos, y les dijo: Reciban el Espíritu Santo”. (Jn. 20:22b Dios
Habla Hoy)

Igual que en Gén 2:7 (Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del
suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un
ser viviente)


Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz
aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” (Gén 2:7 RVR 1960)

Sin fe es imposible agradar a Dios. Es muy importante creer.

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se


acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (Heb.
11:6 RVR 1960)

“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se


acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.”
(Heb. 11:6 NVI)

“La fe es, pues, necesaria para agradar a Dios. Por eso, todo el que quiera
acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente le
buscan.” (Heb. 11:6 BCT)

“Porque a Dios no le gusta que no confiemos en él.Para ser amigos de Dios


hay que creer que él existe, y que sabe premiar a los que buscan su amistad.”
(Heb. 11:6 BLS)

“sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a


Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.” (Heb. 11:6
LBLA)

“pero sin la fe es imposible agradarle, pues nadie se acerca a Dios si antes no


cree que existe y que recompensa a los que lo buscan.” (Heb. 11:6 BL)

“Ahora bien, sin fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de


creer que existe y que recompensa a los que le buscan”. (Heb. 11:6 BJ)

San Agustín de Hipona comentó acerca de la importancia de la fe, como


una gracia de Dios, hace muchos siglos atrás, en su libro “De La
Predestinación de los santos”: «Demostraremos, pues, primeramente, que la fe,
por la que somos cristianos, es un don de Dios; y lo probaremos, a ser posible, con
mayor brevedad de la que hemos empleado en tantos otros y tan abultados
volúmenes. Pero, ante todo, juzgo que debo responder a todos aquellos que
afirman que los testimonios que he aducido acerca de este misterio solamente
tienen valor para probar que la fe procede de nosotros y que únicamente el
aumento de ella es debido a Dios; como si no fuese El quien nos da la fe, sino que
ésta es aumentada por El en nosotros en virtud de algún mérito que empezó por
nosotros. Mas si la fe, con que empezamos a creer, no se debe a la gracia de Dios,
sino que más bien esta gracia se nos añade para que creamos más plena y
perfectamente, por lo cual primero ofrecemos nosotros a Dios el principio de
nuestra fe, para que nos retribuya El luego lo que de ella nos falta o cualquiera otra
gracia de las que por medio de la fe pedimos, tal doctrina no difiere en nada de la
proposición que el mismo Pelagio se vio obligado a retractar en el concilio de
112

Palestina, conforme lo testifican sus mismas actas, cuando dijo «que la gracia de
Dios nos es dada según nuestros méritos» (10)

La Incredulidad es un Pecado que te puede llevar al Infierno, la


Incredulidad siempre nos robará las bendiciones de Dios.

“Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe; y todo lo que no
procede de fe, es pecado” (Ro. 14:23 LBLA)

“Algunos eran persuadidos con lo que se decía, perootros no creían.” Hch. 28:24
LBLA)

(11)
Incredulidad: “Rechazo u oposición de una persona a creer algo”

Antorcha bíblica, portal cristiano, parte integrante de Ministerios Bethel,


de México, Nos define tres cosas importantes:

a. Definición de Incredulidad: del gr. apistia Falta de fe, Dudar: otras


definiciones de esta palabra: incredulidad es: desobediencia, rebeldía o rebelión,
contumacia, (Tenacidad y dureza en mantener un error) falta de confianza

b. Definición de Incrédulo; Significa del Gr. Apistos: No creyente, también


significa Infiel, también significa ser una persona negativa, esta palabra aparece en
Mateo 17:17 ustedes son unos Incrédulos, son unos Apistos, o unos Negativos.
Esta palabra aparece en Juan 20:24-29. Que difícil es hacer entender a personas
que no quieren entender, (no hay mayor ciego que el que no quiere ver, ni mayor
sordo que el que no quiere oír) Tito 1:15 Todas las cosas son puras para los puros,
mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro. Hechos 12:13-15

c. El Fin de los Incrédulos:

No entrarán en el reposo del señor, ni en su presencia (Heb. 3:11-12, 18-19)

· No Gozarán de los beneficios de Sanidad y Bendición. (Mar. 6:2-6, Jn 11:40)

· Tendrán su Parte en el Lago de fuego. (Ap. 21: »(12)

(13)
El portal Diccionarios.com nos define la palabra incredulidad:

• Imposibilidad o reserva que tiene una persona para creer algo que no ve o
que no está demostrado, aunque esté aceptado o consensuado por la
mayoría.
• Falta de fe religiosa.

III Crean en Jesús resucitado para ser comisionados

La resurrección como mensaje de base para la gran comisión

Jesús necesitaba que sus discípulos entendieran perfectamente y sin dudas que él
había resucitado. El iba a ascender a los cielos; su misión en la tierra había
terminado satisfactoriamente y victoriosamente, y su plan continuaría ahora por
medio de los discípulos. Habiendo creído que Jesús resucitó, Jesús comisionaríaa
sus discípulos para anunciar las buenas nuevas por todos los grupos étnicos del
mundo, por todos los rincones del planeta.
113

Esta fe en la Resurrección de Jesús y la esperanza de la propia


resurrección es la base y fundamento del cristianismo. Sin la fe en
la resurrección no es posible creer en Jesús, pues Él es la vida y la
vida en plenitud. A raíz de la Resurrección de Jesús, sus discípulos
se lanzan con la fuerza del Espíritu a anunciar lo que Él transmitió
con su vida, muerte y resurrección. Así se formó la Iglesia, el
pueblo de Dios. Los discípulos del tiempo de Jesús y todos los
cristianos están convencidos de las palabras de Jesús:

“Yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:2).

El relato de la resurrección, se transformaría en el mensaje central de la predica de


los apóstoles en muchas ocasiones. Pedro con valor, fe, autoridad, diría “y nosotros
somos sus testigos” (de la resurrección)

También Pablo, al escribir a los romanos, les dice cuan importante es creer que
Jesús resucitó para alcanzar la salvación prometida, que no alcanza con creer en
Jesús así nomás, sino que hay que creer de corazón, estar totalmente convencido
de que el resucitó:

“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo. “ (Ro. 10:9 RVR 1960)

Ningún milagro jamás se comparará ni con la encarnación, ni con la resurrección,


pero Dios en su misericordia, prometió que los que creyéramos en él, haríamos
grandes cosas, para él.

También vemos a Pablo en Atenas, discutiendo con los intelectuales griegos acerca
de anastasis, “La resurrección” que ellos entendían que era una deidad nueva, que
Pablo era predicador de “dioses extranjeros” (Hch. 17:6-

Podemos ver todos los pasajes bíblicos donde se trata el tema de la


resurrección, luego de la ascensión de Cristo a los cielos

Hechos de los Apóstoles:

Hch 1.22 sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección

Hch 2.31 habló de la resurrección de Cristo, que su alma no

Hch 2.32 a este Jesús resucitó Dios, de lo cual

Hch 3.15; 4.10 a quien Dios ha resucitado de los

Hch 4.2 anunciasen en Jesús la resurrección de entre los

Hch 4.33 daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús

Hch 17.3 resucitase de los muertos; y que Jesús

Hch 17.32 cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos

Hch 23.6; 24.21 de la resurrección de los muertos se me juzga


114

Hch 24.15 que ha de haber resurrección de los muertos, así de

Hch 26.23 ser el primero de la resurrección de los muertos

Romanos:

Ro 4.25 fue… resucitado para nuestra justificación

Ro.1.4 con poder… por la resurrección de entre los muertos

Ro. 6.5 así también lo seremos en la de su resurrección

Ro.14.9 Cristo para esto murió y resucitó, y

Ro.15.21 por un hombre la resurrección de los muertos

Ro.15.42 así también es la resurrección de los muertos

I Corintios

I Cor 15.4 y que resucitó al tercer día, conforme a

I Cor 15.13 si no hay… tampoco Cristo resucitó

I Cor. 15:14 Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe

I Cor 15.15 hemos testificado de Dios que él resucitó

I Cor 15.16 si los muertos no resucitan, tampoco

I Cor 15.20 Cristo ha resucitado de los muertos

Efesios:

Ef. 1.20 en Cristo, resucitándole de los muertos y

Ef. 2.6 con él nos resucitó, y… nos hizo sentar

Filipenses:

Filip. 3.10 fin de conocerle, y el poder de su resurrección y la

Colosenses:

Col 2.12 en el cual fuisteis también resucitados

Col 3.1 si, pues, habéis resucitado con Cristo

II Timoteo

II Ti 2.8 resucitado de los muertos conforme

Hebreos:
115

Heb 13.20 el Dios de paz que resucitó de los

I de Pedro

I Pe. 1.3 por la resurrección de Jesucristo de los muertos

I Pe. 3.21 ahora nos salva… por la resurrección de Jesucristo

Esto nos da una idea de lo trascendental que se convirtió el tema de la resurrección


en la gran comisión

Como bien comenta el portal cristiano “ChristianAnswers”: «La resurrección


corporal de Jesucristo de los muertos es el hecho central de la fe cristiana… La
estructura total del cristianismo - y de hecho de cualquier esperanza de vida eterna
y de cualquier significado de la existencia humana - se mantiene o se derrumba con
la resurrección de Cristo.» (14)

Este mismo concepto lo expresa el Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado: «El retorno
de Cristo a una vida corporal glorificada, tres días después de su muerte, constituye
junto con la cruz, la base misma del Evangelio. (I Cor. 15:3-4). Sin este hecho
glorioso, la fe del cristiano sería totalmente vana (I Cor. 15:14-19) […] Después
que su muerte hubiera sido debidamente constatada y que las autoridades hubieran
tomado todas las precauciones para evitar toda superchería, el hecho de la
resurrección ha quedado demostrado con pruebas irrefutables. Los discípulos bien
lejos de inventarse apariciones imaginarias fueron difícilmente persuadidos de un
hecho tan extraordinario» (15)

b. Creer en Jesús resucitado implica obedecer el llamado de Dios a la gran


comisión

Marcos registra que, luego de las severísimas palabras expresadas por el Señor en
Marcos 16:14 es cuando el Señor les da claras instrucciones acerca de lo que ellos
debían hacer:

“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que
creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
“(Mar. 16:15-16 RVA 1995)

“y seréis testigos míos en Jerusalén, Judea y Samaria y hasta el confín del


mundo” (Hch.1:8).

c. El llamado de Dios a la gran comisión dice que “Hay que ir”

“Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la
creación.” (Mar.16:15)

“les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.”


(Mar.16:15 RVR 1960)

“Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda
criatura” (Mar.16:15 NVI)

“Y les dijo: –Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
(Mar.16:15 RVR 1995)
116

“Luego les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda


criatura” (Mar.16:15 CST)

“Jesús les dijo: “Vayan por todos los países del mundo y anuncien las buenas
noticias a todas las personas.” (Mar.16:15 BLS)

“les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura“


(Mar.16:15 LBLA)

¡ID! , les dijo, y eso es un mandato del Señor, a proclamar por todos lados todo lo
que ellos habían vivido y aprendido esos 3 o 4 años que Jesús había estado
físicamente con ellos. Y Él les prometió acompañarlos y respaldarlos hasta último
momento, ya no físicamente, sino de modo espiritual por medio del ministerio del
Espíritu Santo, a quien Él enviaría, luego de su ascenso al cielo.

Es la voluntad revelada del Señor Jesús que sus enseñanzas se hiciesen conocer
por todo el mundo por medio de sus seguidores. Esto es lo que comúnmente se ha
dado a llamar la Gran Comisión. Es que este había sido el propósito para el cual
Jesús había venido al mundo. Juan el discípulo amado del Señor, nos dice de
manera muy clara que Dios había enviado al mundo a su Hijo Jesús por amor, para
darle al mundo la oportunidad de hacer la paz con el por medio de su Hijo, y para
que todo aquel que creyera de todo corazón en Jesús pudiera obtener de manera
gratuita el don de la vida eterna, el regalo mas hermoso que un ser humano pueda
llegar a recibir en esta vida.

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no
envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea
salvo por él.” (Jn. 3:16-17 RVA 1960)

“Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en


cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación.” (II Cor. 5:19 RVA 1960)

“Por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra
como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”.
(Col. 1:20 RVA 1960)

Es que el Señor Jesús no vino al mundo a castigarlo, despreciarlo, rechazarlo, o


acaso quizás burlarse de los hombres o aun peor, humillarlos soberbiamente, sino
que Jesús vino a salvarlos en un acto de puro amor, por medio de ese cruel
sacrificio en la cruz del Calvario. ¿Por que no castigarlos? ¿Acaso el hombre no
había dado vuelta su espalda a Dios (Romanos Cáp. 1 y 2), acaso no era el hombre
el que había rechazado al Creador, acaso Israel no se había burlado de lo profetas y
muchas veces les dio muerte? Es que esa no es la esencia de Dios, ¿acaso no
comprendemos que aunque Dios es todo santo (Lev. 11:44; 19:2; 20:26), también
Él es todo amor (I Jn. 4:8,16)?

Pero sin embargo, al principio «muchos creyentes neotestamentarios no


entendieron el significado urgente de la gran comisión que Jesús dio a sus
discípulos, ni ella, fue en si el ímpetu y principal del rápido crecimiento de la iglesia
en los primeros siglos. La persecución esparció a los creyentes por el mundo del
mediterráneo, y el Cristianismo pronto echó raíces en Europa, África y Asia.» (16)

d. Lo que hay que llevar: El evangelio


117

¿Qué es lo que tenemos que llevar a cada criatura? El evangelio de Jesucristo de


Nazareth

Analicemos ¿que es predicar?

Predicar, viene de la palabra predicación:

Según el Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, significa «Proclamación pública y


abierta de la actividad redentora de Dios en Jesucristo y por medio de Jesucristo.
Los verbos que la señalan en el Nuevo Testamento destacan el sentido original del
término. El más característico, y que ocurre más de 60 veces, eskeŒrysso:
«proclamar como heraldo». Antiguamente el heraldo era una figura de considerable
importancia, pues era una persona de carácter íntegro a quien el rey o el estado
empleaba para hacer sus proclamas públicas. Predicar es proclamar como heraldo
el mensaje de las buenas noticias de la Salvación.

Euangelízomai (traer buenas nuevas) es un verbo usado más de cincuenta veces en


el Nuevo Testamento; recalca la cualidad del mensaje, en contraste con kéryzoque
subraya la actividad de la predicación.

El otro distintivo sobresaliente de la predicación apostólica es lo diáfano de su


mensaje y motivación. Puesto que la predicación demanda fe, es de vital
importancia que sus elementos no sean oscurecidos por la “elocuencia de humana
sabiduría” (I Cor 1:17; 2.1–4). Pablo rehusó proceder con astucia o engaño,
“adulterando la Palabra de Dios”; antes bien procuró recomendarse ante la
conciencia de cada persona mediante la clara presentación de la verdad (II Cor
4.2). La conmoción interna del corazón y la conciencia del hombre (que es el nuevo
nacimiento) no resulta de la influencia persuasiva de la retórica sino de la clara y
franca presentación del evangelio con toda su simplicidad y poder.

El contenido de la predicación en el Antiguo Testamento apunta a la venida del


Mesías, Rey de Israel. Igualmente, en los Evangelios Jesús se presenta como el que
“proclama el Reino de Dios”. En Luc. 4.16–21, interpreta su propio ministerio como
el cumplimiento de la profecía de Isaías. Él es el Mesías-Siervo en quien por fin el
Reino de Dios se realiza. En el resto del Nuevo Testamento, Cristo es el contenido
del mensaje de las predicaciones y Pablo lo sintetiza en I Cor. 15.1–4 (cf. el
“crucificado”, I Cor 1.23; el «resucitado», I Cor 15.12; el “Hijo de Dios, Jesucristo”,
II Cor 1.19; y “Cristo Jesús … Señor”, II Cor 4.5). Pablo también se refirió a los
efesios como a quienes había predicado “todo el consejo de Dios” (Hch 20.27). (17)

ii. Analicemos ¿qué es el Evangelio?: (transcripción del sustantivo


griegoeuangelion, buenas nuevas). Gozosa proclamación de la actividad redentora
de Dios en Cristo Jesús para salvar al hombre de la esclavitud del pecado. En el
Nuevo Testamento (griego) no solo se expresa en forma de sustantivo, sino
también en forma verbal euanggelizo (proclamar o anunciar el evangelio).

En la LXX solo aparece el verbo y su sentido es secular: «traer buenas noticias» (2


S 4.10; 1 R 1.42; Jer 20.15). Más tarde su significado incluyó el sentido religioso de
proclamar la victoria de Dios sobre sus enemigos (Sal 40.10; 68.11), y el reino
eterno de Dios (Is 40.9; 41.27; 51.16; 52.7). Las buenas nuevas anuncian al
pueblo la presencia de Dios (cf. Is 40.9) para juicio y restauración. Son tanto para
judíos como para gentiles (Is 40.5; 45.23–25; 49.6; 51.4). Los mensajeros del
evangelio son personas (Is 52.7; 61.1) y Dios actúa en la proclamación (55.11).

Juan el Bautista comienza su ministerio proclamando las buenas nuevas (Luc 3.18;
verbo) y, más tarde, Jesús predica el evangelio (Mar 1.14; sustantivo). En ambos,
118

el evangelio es la señal por excelencia de la llegada del Mesías (Mat 11.5 y Luc 4.18
que citan a Is 61.1). El Reino de Dios se hace presente en la tierra y Cristo predica
y anuncia el evangelio (Luc 8.1).

La iglesia primitiva hizo de la predicación del evangelio a toda persona su deber


principal (Hch 5.42; 8.12; 11.20; 14.7; I Cor 1.17; Gál 1.16).

En el Antiguo Testamento, junto con la proclamación del evangelio deben darse la


justicia o justificación (Sal 40.9), la salvación y la paz (Is 52.7). En el Nuevo
Testamento Cristo Jesús es el evangelio mismo, y su obra hace real la salvación, la
justificación y la paz para el mundo (Hch 10.36; Ro 1.16ss; Ef. 2.17; I Pe. 1.23ss).
El contenido del evangelio permanece inalterable y absoluto, pero se sella con la
muerte propiciatoria de Cristo (I Cor. 15.1–4). Es el mensaje de reconciliación con
Dios y nosotros somos colaboradores en su proclamación (II Cor 5.20s). En el juicio
final, los hombres se juzgarán según su respuesta al evangelio (II Tes. 1.8; 1 P
4.17). En la tradición posterior de la Iglesia, la palabra escrita acerca de Jesucristo
también llegó a constituir el evangelio. (Evangelios.)(1

“Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano


Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo
Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el
nombre de nuestro Señor Jesucristo,Señor de ellos y nuestro.” (I Cor. 1:1-2 RVR
1995)

“¡Gálatas insensatos!, ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros


ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente crucificado? Esto solo
quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la Ley o por el
escuchar con fe? ¿Tan insensatos sois?Habiendo comenzado por el Espíritu, ¿ahora
vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? Si es que
realmente fue en vano. Aquel, pues, que os da el Espíritu y hace maravillas entre
vosotros, ¿lo hace por las obras de la Ley o por el oír con fe? Así Abraham creyó a
Dios y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que tienen fe, estos son
hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a
los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: “En ti serán
benditas todas las naciones”. De modo que los que tienen fe son bendecidos con el
creyente Abraham. Todos los que dependen de las obras de la Ley están bajo
maldición, pues escrito está: “Maldito sea el que no permanezca en todas las cosas
escritas en el libro de la Ley, para cumplirlas”. Y que por la Ley nadie se justifica
ante Dios es evidente, porque “el justo por la fe vivirá”.Pero la Ley no procede de la
fe, sino que dice: “El que haga estas cosas vivirá por ellas” Cristo nos redimió de la
maldición de la Ley, haciéndose maldición por nosotros (pues está escrito: “Maldito
todo el que es colgado en un madero”), para que en Cristo Jesús la bendición de
Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del
Espíritu. Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto,aunque sea hecho por
un hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. Ahora bien, a
Abraham fueron hechas las promesas, y a su descendencia. No dice: “Y a los
descendientes”, como si hablara de muchos, sino como de uno: “Y a tu
descendencia”, la cual es Cristo. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado
por Dios en Cristo no puede ser anulado por la Ley, la cual vino cuatrocientos
treinta años después; eso habría invalidado la promesa, porque si la herencia es
por la Ley, ya no es por la promesa; pero Dios se la concedió a Abraham mediante
la promesa. Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Fue añadida a causa de las
transgresiones, hasta que viniera la descendencia a quien fue hecha la promesa; y
fue dada por medio de ángeles en manos de un mediador. Y el mediador no lo es
de uno solo; pero Dios es uno. Entonces,¿la Ley contradice las promesas de
Dios? ¡De ninguna manera! Porque si la Ley dada pudiera vivificar, la justicia sería
119

verdaderamente por la Ley. Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que
la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a los creyentes. Pero antes
que llegara la fe,estábamos confinados bajo la Ley, encerrados para aquella fe que
iba a ser revelada. De manera que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a
Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Pero ahora que ha venido la
fe, ya no estamos bajo un guía, porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo
Jesús, pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis
revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni
mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús Y si vosotros sois de
Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la
promesa.” (Gál. 3 RVR 1995)

“Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de


los misterios de Dios. “(I Cor 4:1)

Sin ningún lugar a dudas, todo lo que significó “La obra de la Cruz” de nuestro
amado Salvador, es una gran obra de servicio a la humanidad, un grandioso e
inteligente plan para salvar a la humanidad.

IV Creer para ser efectivos en la gran comisión

“Estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios,
hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes y si bebieren cosa
mortífera no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”
(Mar. 16:17 RVR 1960)

Marcos dice que las señales le seguirán a los que creen. El secreto esta en la Fe,“a
los que creen”, dice la palabra de Dios, no es solo para los que tienen credenciales
ministeriales, o para los que saben mucho del evangelio, o solo para los mas
antiguos. Es para los que se atreven a creer:

“Mayores cosas que YO haréis”, “Porque YO voy al Padre y todo lo………”

Jesús se enojó con sus discípulos por su falta de Fe, el verso 14, del pasaje de
Marcos dice que les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, y ese puede ser
el único motivo para que las Señales no nos sigan…….la incredulidad. Jesús les
animó diciendo lo que les sucedería si creían en El. La resurrección, era un hecho
incuestionable.

Algunos días después de la muerte de Jesús resonó en Jerusalén una noticia


asombrosa: Dios ha resucitado al que fue crucificado (Hch 2,23; 3,15; 4,10; 10,39-
40). Nadie había visto el hecho mismo de la resurrección, pero la cosa se
presentaba como incuestionable. Los seguidores de Jesús afirmaban que está vivo,
porque ellos lo habían visto, se les había aparecido. En este sentido, llama la
atención la cantidad de testimonios que se acumulan todos en torno al mismo
hecho (Mar 16,1-8; Mat 28,1-10; Luc 24,1-12; Mat 28:16-20; Luc 24:36-50; Jn
20:11-18.19-23.24-49; 21:1-23; I Cor.15:3-8). Por otra parte, es significativo que
nadie pudo rebatir ese hecho. Y menos aún demostrar su falsedad.

“En mi nombre

La exaltación de Jesús por su perfecto cumplimiento de la voluntad del Padre será


una glorificación de su humanidad y a la vez se presenta como la meta de los que
crean en Él y le amen.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el -nombre-sobre-todo-nombre- de
modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble -en el cielo en la tierra en el
120

Abismo- y toda lengua proclame: ¡Jesucristo es Señor! para gloria de Dios


Padre.»(19)

En la oración al despedirse Jesús de sus discípulos, (Juan 17), oración


especialmente solemne, en la que Jesús intercede por sí mismo (v. 1-5), por sus
discípulos (v. 6-19) y por los que han de creer después (v. 20-26), que ha sido
llamada su “oración sacerdotal”. Cf. Ro 8.34; Heb 7.24-27, algo que Jesús oró fue:
“Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han
conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a
conocer aún, para que el amor con que me has amado esté en ellos y yo en ellos”
(Jn. 17:25-26)

Jesús nos reveló al Padre, y nos revelo también la autoridad de su nombre.

La RV 1995, en una nota de pie, comenta el versículo 17:6 y dice así: «He
manifestado tu nombre: Lit. “les he dado a conocer tu nombre”. El nombre
equivale a la persona misma.»

“Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mi vacía sino que hará lo
que yo quiera y será prosperada, aquello a lo cual la envié.” (Is. 55:11)

“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha
enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de
corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel ; a
proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios
nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sión se
les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en
lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de
Jehová, para gloria suya” (Is. 61: 1-3)

“Estas señales seguirán a los que creen, en mi nombre echarán fuera demonios…
tomarán serpientes en sus manos…” (Mar. 16:17-1

Sin duda, Jesús nos ha revelado la autoridad de su nombre, juntamente con la


persona del Padre

«El artículo XVIII del Libro de la Oración Común, que trata sobre Alcanzar la
salvación eterna sólo por el nombre de Cristo, dice: “Deben ser maldecidos los que
osan decir que todo hombre se salvará por la Ley o la Secta que profesa, de
manera que ha de ser diligente en amoldar su vida conforme a esa ley y la luz de la
Naturaleza. La Sagrada Escritura nos manifiesta que sólo por el Nombre de Cristo
puede un hombre salvarse.» (20)

Echarán fuera demonios”.

Los demonios existen y actúan, son los que causan casi todas las enfermedades,
son los que roban la fe, los que se mueven atemorizando a los hijos de Dios para
que no ejecuten su palabra. Ellos pretenden hacer creer que todavía tienen poder
sobre los hijos de Dios, pretenden que ignoremos su derrota y usemos el nombre
que es sobre Todo nombre. En mi nombre………

Si somos Hijos salvados y herederos del Reino, las señales nos tienen que seguir, si
activamos la Fe en el Nombre, las señales nos tienen que seguir.
121

El miedo y el complejo de culpa son usados por el diablo para hacernos débiles e
inoperantes, y es por eso la mayoría de las veces que las señales no se ven.

Miedo al Rugir del Enemigo. Miedo a no ser perdonados. Miedo a fracasar. Miedo a
la teología equivocada. Miedo por no saber mucho. Miedo por no tener cargos.
Miedo por el que dirán. Miedo al ridículo. Miedo a la burla. Miedos!! O el no aceptar
el perdón de Dios por todos nuestros pecados, pasados, presentes y futuros hace
que el complejo de culpa nos anule como verdaderos Vencedores. Aceptemos de
una vez que “somos” perdonados!!!

Según nos explica el Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia «Satanás (del hebreo,
Satán, que significa enemigo, adversario). Acusador del pueblo escogido y enemigo
de Dios por excelencia. Genéricamente, puede aplicarse a todo opositor ante un
tribunal (Sal 71.13; 109.6; 1 Sam 29.4), pero como nombre propio se refiere
al Diablo. Según el monoteísmo riguroso de la Biblia, este ser sobrehumano fue
creado por Dios y está sujeto a su voluntad soberana. Satanás, por ejemplo,
aparece como uno de los “hijos de Dios” que rinden informes ante el trono, y
necesita el permiso divino para tocar al piadoso Job (Job 1.6–2.7, cf. Luc 22.31).
En Zac 3.1ss no se había desarrollado todavía el concepto pleno de Satanás como
un ser maligno, pero en I Cro 21.1 (cf. //; 2 S 24.1), donde el sujeto es
“Jehová”, es evidente la hostilidad implacable de Satanás. Asimismo,
aparentemente Jehová manda un espíritu mentiroso como instrumento de su
voluntad (I Re 22.19ss) que, sin embargo, pertenece al “ejército del cielo”. La
noción del acusador no aparece con frecuencia en el Antiguo Testamento; pero, ya
sea que aparezca como abogado acusador o como principio demoníaco y
destructivo, siempre está dentro del plan redentor.» (21)

La Biblia nos habla San Pablo que la lucha no es contra carne ni sangre, sino contra
fuerzas espirituales de maldad.

En mi nombre hablarán nuevas lenguas

No solo lenguas angélicas, y del Espíritu Santo que nos edifican, sino un nuevo
lenguaje de la Fe, un hablar diferente, porque llenos de Dios hablaremos un nuevo
idioma, el idioma del Cielo, ya que, “de la abundancia del corazón habla la boca”. Y
en su idioma no existe la palabra “imposible”, o el “no puedo”.

El cristianismo lo define como la capacidad dada por Dios a un ser humano de


hablar una lengua angelical. Nota: El cristianismo considera que existen dos clases
de lenguas glossas a saber: Las humanas, como el español, inglés, etc. y las
angelicales.

El propósito del don de lenguas es transmitir una idea a otra persona sin utilizar el
lenguaje humano, es un lenguaje de alto nivel originado en nuestro ser espiritual,
incomprensible para el sentido del oído, pero que el espíritu es capaz de entender y
guardar la idea en nuestro cerebro.

El propósito fundamental era el de transmitir el evangelio por todo el mundo, sin


que fuese una barrera el idioma, hoy en día hemos sustituido esa herramienta
(don) por los interpretes de lenguas humanas en los cuales el sentido del evangelio
se puede malinterpretar. Esta creencia tiende a pensar que de nada sirve escuchar
a una persona hablar en lenguas, porque humanamente no se entiende, es
necesario que exista alguien con el don de interpretación de lenguas, para que lo
traduzca a los que solo oyen humanamente.
122

«La palabra griega “lenguas” traducida, literalmente significa “idiomas”. Por tanto,
el don de lenguas es hablar en un idioma que una persona no conoce, a fin de
ministrar a alguien que habla ese idioma. En 1ª Corintios capítulos 12 al 14, donde
Pablo habla de dones milagrosos, comenta, “Ahora pues, hermanos, si yo voy a
vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablase con
revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?” (1ª Corintios 14:6). De
acuerdo con el Apóstol Pablo, y de acuerdo con las lenguas descritas en Hechos,
hablar en lenguas es valioso para aquel que escucha el mensaje de Dios en su
propio idioma, pero es inútil para todos los demás – a menos que sea interpretado /
traducido.

Una persona con el don de interpretar lenguas (1ª Corintios 12:30) podría entender
lo que uno que habla en lenguas está diciendo, aunque no conozcan el idioma que
está siendo hablado. El intérprete de las lenguas comunicaría entonces el mensaje
del que habla en lenguas a todos los demás, de manera que todos pudieran
entender. “Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder
interpretarla” (1ª Corintios 14:13). La conclusión de Pablo en cuanto a lenguas no
interpretadas es poderosa, “Pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi
entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua
desconocida” (I Cor. 14:19).» (22)

Se le llama “don de lenguas” a diferentes dones que se deben distinguir para evitar
confusión:

1- El don milagroso de hablar un idioma que no se ha aprendido por la vía


natural. Este don se manifestó en Pentecostés.

“Quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les concedía expresarse. (Hch. 2:4)

Se trata de un don milagroso. San Agustín enseña que en el comienzo de la Iglesia


este don era necesario para que el Evangelio se comunicara rápidamente a todas
las naciones, así todos podían recibirlo y además se daba testimonio del origen
divino de su doctrina. Pero cuando la Iglesia ya hablaba los diferentes lenguajes
(por medios naturales) el don se hizo menos necesario. En su tratado 32 sobre el
Evangelio de San Juan, San Agustín, Padre del la Iglesia, siglo IV, escribe: “Hoy
día, cuando el Espíritu Santo ha sido recibido, nadie habla en las lenguas de todas
las naciones pues la Iglesia ya habla las lenguas de todas las naciones y si uno no
está en ella, este no recibe el Espíritu Santo. “(23)

2- Profecía en lenguas. Es el don de pronunciar profecías en un lenguaje


ininteligible o desconocido por los que están presentes. Estas palabras pueden
ser interpretadas por alguien con el don de interpretación (sea porque conoce el
lenguaje naturalmente o por un don especial). Entonces el mensaje edifica a la
iglesia. Si no se interpreta, este don de lenguas se dirige solo a Dios y no a la
comunidad.

“Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; … a otro, poder de


milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de
lenguas; a otro, don de interpretarlas. “ (I Cor. 12, 8; 10)

Según San Pablo estos dones (lengua y su interpretación) son parte del don de
profecía pero advierte que debe estar sometido al orden de la iglesia. No deben,
por ejemplo, varias personas hablar en este tipo de lenguas al mismo tiempo.
123

3-Orar en lenguas o canto de júbilo. Este don es muy diferente a los de arriba.
Por medio de el se expresa, con sonidos ininteligibles, la devoción que no se puede
poner en palabras. Se ha comparado con el canto gregoriano, cuando este extiende
las sílabas en una hermosa armonía de alabanza.

A diferencia del don antes mencionado, este tipo de lenguas pueden ejercerlo
varias personas o muchas, de igual manera que se expresa el canto en la
comunidad. Mientras unos alaban en lenguas, otros pueden alabar con palabras del
vernáculo o cantar. Es un don muy sencillo por el cual el Espíritu Santo nos asiste
en la oración, particularmente en la alabanza. Este don se manifiesta con frecuencia
en los grupos de oración carismáticos.

“Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros


no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede
por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cuál es
la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios.”
(Ro. 8:26-27)

Este don de lenguas es a la vez una forma de oración bajo la influencia del Espíritu
Santo y bajo el dominio de la voluntad del sujeto. Dios no viola su libertad, por lo
que la persona utiliza sus facultades normales. Es por eso que la persona debe
rezar en lenguas utilizando su discernimiento en cuanto al momento y la forma
apropiada para ejercerlo. Puede, por ejemplo elegir rezar en lenguas en alta voz o
en silencio según sea o no una distracción para otros. No se trata por lo tanto de un
milagro propiamente hablando sino de un don que se acopla a las capacidades
normales de la naturaleza. En la oración en lenguas no se utiliza el intelecto para
formular el lenguaje. El intelecto se absorbe en adoración.

San Agustín, Padre de la Iglesia del siglo IV, incluye el don de lenguas en
el canto de “júbilo”:

«Mas he aquí que él Mismo (Dios) te sugiere la manera que has de cantarle: no te
preocupes por las palabras, como si éstas fuesen capaces de expresar lo que
deleita a Dios. Canta con júbilo. Éste es el canto que agrada a Dios, el que se hace
con júbilo. ¿Qué quiere decir cantar con júbilo? Darse cuenta de que no podemos
expresar con palabras lo que siente el corazón. En efecto, los que cantan, ya sea en
la siega, ya en la vendimia o en algún otro trabajo intensivo, empiezan a cantar con
palabras que manifiestan su alegría, pero luego es tan grande la alegría que los
invade que, al no poder expresarla con palabras, prescinden de ellas y acaban en
un simple sonido de júbilo.

El júbilo es un sonido que indica la incapacidad de expresar lo que siente el


corazón. Y este modo de cantar es el más adecuado cuando se trata del Dios
inefable. Porque, si es inefable, no puede ser traducido en palabras. Y, si no puedes
traducirlo en palabras y, por otra parte, no te es lícito callar, lo único que pueden
es cantar con júbilo. De este modo, el corazón se alegra sin palabras y la
inmensidad del gozo no se ve limitada por unos vocablos. Cantadle con maestría y
con júbilo. (S. Agustín Salmo 32, sermón 1, 7-8: CCL 38, 253-354)

No se debe exagerar ni minimizar la importancia de ningún don. Cada uno tiene su


lugar en al plan de Dios y debe utilizarse solo a su servicio. Ningún don es prueba
de santidad.

“Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad,
soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.” I Corintios 13, 1.
124

Debemos aceptar con gratitud todos los dones de Dios y usarlos bien. San Pablo
dice:

“Doy gracias a Dios porque hablo en lenguas más que todos vosotros” (I Cor.
14:1

“pero en la asamblea, prefiero decir cinco palabras con mi mente, para instruir a los
demás, que 10.000 en lengua”. (I Cor. 14:19)

En las reuniones de cristianos todo don tiene su lugar en el orden que debe existir.

“Hágase todo decentemente y en orden” (I Cor 14:39-40)

(24)
El don de lenguas también es una gran ayuda en la oración privada.»

Las lenguas no son una “señal” para los creyentes

San Pablo escribió:

“Así pues, las lenguas sirven de señal no para los creyentes, sino para los infieles;
en cambio la profecía, no para los infieles, sino para los creyentes.” (I Cor. 14:22)

San Pablo no está sugiriendo que no se use el don entre creyentes. Solamente dice
que no se tenga entre ellos como señal. Y es que algunos enseñan falsamente que
el don de lenguas es señal de elección o de santidad o asumen que si no hay
oración en lenguas no está actuando el Espíritu Santo. Estos errores se deben
condenar. San Pablo exhorta a la madurez, a valerse con gratitud de todos los
dones pero no fascinarse con los dones más visibles, sino reconocer el lugar de
cada uno. El de lenguas es inferior a los demás dones y virtudes.

“El don de lenguas es un milagro divino en que, en el ejercicio de la voluntad y


sabiduría divina, el Espíritu Santo concede a algunos creyentes el poder de hablar
en idiomas que no aprendieron por los procesos naturales, y esto con el fin de
testimoniar de Jesús Cristo delante de los que no creen.” (Juan F. Soren). (25)

“… es la divina capacitación de se poder expresar en una lengua extranjera”(Elemer


Hasse). (26)

«Lo que sucedió en Pentecostés, es lo que profetiza Jesús en el libro de Marcos: En


el Evangelio de Marcos, la única mención del fenómeno de glosolalia en los cuatro
Evangelios se encuentra la gran comisión, conforme el registro de Marcos 16:17.
Esto se hace significativo cuando se reconoce que el Espíritu Santo ejerció una
parte proeminente en la era del Evangelio. Cristo aquí hizo una promesa,
posibilitando la pregación del Evangelio en el lenguaje de aquellos que iban a oír las
buenas nuevas de salvación. “NUEVAS LENGUAS” no quiere decir lenguas
inexistentes, como defienden algunos, sino que lenguas extranjeras que ellos
hablarían sin haber aprendido. Es oportuno saber que hay en griego dos palabras
para “NUEVO”, esto es “NÉOS” y “KAINOS”. Néos es “NUEVO” en el sentido de
tiempo reciente y Kainós es “NUEVO” en la forma o cualidad. Cristo aqui usó Kainós
porque se refería al “NUEVO” no usado.

Roberto Gromacki en su libro, Movimiento Moderno de Lenguas, hizo la siguiente


declaración: «Si el hablar lenguas hubiese envuelto lenguas desconocidas nunca
antes habladas, entonces Cristo tendría usado Néos (nuevo en referencia al
tiempo). Pero, como El empleó Kainós, tiene que referirse a lenguas extranjeras,
125

que eran “NUEVAS” para aquellos que las hablasen, porque ya existían antes.” Eran
idiomas nuevos para aquellos que los hablarían. La denominación de nuevas
indicaba el contraste con las lenguas por ellos habladas. » (27)

«Jesús prometió poder a sus discípulos cuando viniera sobre ellos el Espíritu Santo,
y la primen manifestación distintivamente personal del poder del Espíritu fue hablar
sobrenaturalmente en otras lenguas. Por eso el Espíritu Santo demostró su
soberanía sobre los órganos de la comunicación humana que tuvieran que ver con
el cumplimiento de la responsabilidad de los discípulos como testigos. Las lenguas
fueron la manifestación carismática singular de la presencia y el poder del Espíritu
divino el día de Pentecostés. Para cada manifestación carismática del Espíritu Santo
se puede hallar un paralelo antes de Pentecostés, a excepción de las lenguas. Ellas
fueron, y son, la señal normativa (y en esto estriba el escándalo que causan) del
poder pentecostal en la vida de los cristianos.

Una palabra más es necesario decir aquí para esclarecer la relación que hay entre
las lenguas que se hablaron en Pentecostés y las palabras que cita Pedro de la
profecía de Joel, donde la profecía es la cualidad distintiva del derramamiento del
Espíritu de Dios “sobre toda carne” ¿Fue simplemente una adaptación indefinida,
impuesta por conveniencia homilética, de las palabras del antiguo vidente al
fenómeno pentecostal? ¿O hay un vínculo más preciso entre la profecía de Joel y las
lenguas de Pentecostés? La respuesta se puede hallar en la palabra griega que en
nuestras versiones castellanas se ha traducido por “hablasen”. En la Versión de los
Setenta, la misma palabra “no se emplea para referirse a la conversación corriente,
sino a las declaraciones de los profetas”.’

Tal vez el empleo de esa palabra se debiera a la insólita conducta de los discípulos,
a quienes por burla acusaron de estar “llenos de vino nuevo». (Hch 2:13 RVA) Su
conducta era semejante al estado extático de antiguas comunidades proféticas de
Israel. Al parecer, Pedro interpretó como declaraciones proféticas las lenguas que
se hablaron en Pentecostés. En ese sentido, las lenguas fueron un cumplimiento
literal del oráculo de Joel:

“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán. “(Hch. 2:17)

Cuando el día de Pentecostés la comunidad apostólica habló lenguas “según el


Espíritu les daba que hablasen”, hablaron por inspiración divina lenguas que no
habían aprendido antes. Pan ellos eran lenguas; pero para los espectadores que los
oyeron y entendieron que hablaban en sus dialectos (Hch. 2:6), no eran lenguas,
sino profecías. Les oían alabar con ardor profético “las maravillas de Dios”. Esa
misma manifestación de alabanza en lenguas ocurrió después en la casa de
Cornelio cuando

(2
“los oían que hablaban ea lenguas, y que magnificaban a Dios”. (Hch. 10:46) »

Y si bebieren cosa mortífera no les hará daño

Todas las intenciones de asesinato quedan anuladas en el Nombre de Jesús. Quizás


haya veces que intenten matarnos, de distintas formas, aun dándonos veneno,
otras que a lo mejor ni nos demos cuenta, y quizás cuando estemos en Gloria
Eterna sepamos de las veces que hemos sido librados de peligros. Pero aun esta
palabra nos habla de no tener Miedo, de enfrentar lo que sea en su Nombre, hay un
poder que está a nuestra disposición y debemos usarlo a nuestro favor, las señales
no son solo para los demás, sino también para nosotros, en nuestra vida personal
126

debemos vivir en las señales milagrosas que se hacen visibles por el poder de su
resurrección.

f. Y en mi nombre….“sobre los enfermos pondrán sus MANOS y sanarán”

Los milagros vienen por activar nuestra Fe en el nombre de Jesús, por soltar la
palabra de Fe, por movernos, en esa dimensión de milagros y tocar a los enfermos
para soltarles el Poder que mora en nosotros. En todo caso la oración nos hace
entrar en la dimensión de Fe, hace que movamos el cielo a nuestro favor, descubre
cual es la perfecta voluntad del Señor. Pero hay un momento para orar y otro para
actuar. “Mayores cosas que YO haréis”, “Porque YO voy al Padre y todo lo………”

Jesús no oró para que alguien sanara, en cada caso dio la palabra o tocó a la gente,
otras veces los enfermos le tocaron, pero nunca lo vemos interceder por un milagro
ni siquiera por la resurrección de Lázaro; ahí vemos que el Señor ya había hablado
con el padre y sabía lo que tenia que hacer, solo dio gracias y luego soltó la
palabra. El no empezó su ministerio de milagros hasta que el Espíritu vino sobre El
y cuando lo hizo, ejecutó su autoridad.

Cristo mismo no fue exitoso en milagros en su región natal, y eso por la


incredulidad de la gente del lugar.

“Y no hizo allí muchos milagros porque aquella gente no tenía fe en él.” (Mat.
13:58 RVR 1960)

Las señales no son para los “cristianos”, son para afirmar el testimonio de la
resurrección, y hacer que los que no creen, crean por los milagros, hoy vivimos en
un tiempo distinto al que vivió Jesús…….., hoy Cristo ha vencido y ha resucitado,
por lo tanto ningún incrédulo puede oponerse a los milagros y estos son necesarios
para el avance de un evangelio poderoso en señales y milagros.

Eso es lo que quiso decir Jesús,

“Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”

Este ya vino hace mas de 2000 años, y vino para quedarse y morar en nosotros,
este vino para que seamos testigos demostrando su resurrección al usar su nombre
con poder y autoridad.

El poder de sanidad de los apóstoles cuando predicaban en Jerusalén, en Samaria y


por toda Asia menor hasta Roma, luego de la partida del señor a los cielos,
producía gran gozo y asombro y admiración en cada ciudad que visitaban.Hasta los
quisieron adorar, transformar en dioses griegos, ya que la gente creían que eran
extraterrestres, alguna divinidad de la tantas que tenían los griegos, ¡y que habían
venido para ser adorados! ¡Las enfermedades físicas no son cosas agradables! Estar
enfermo no es nada divertido ni hoy, ni en aquella época. En los días anteriores a la
medicina moderna y de la seguridad social, era aún peor. Los que sufrían, no sólo
sufrían el dolor, sino también pobreza al no poder trabajar. El poder sanar al
cuerpo, sea a través del poder de Dios, o por la medicina, es realmente una
tremenda bendición, un regalo de Dios muy grande. Pero es temporal, y no dura.
¡Ninguno de los que fueron sanado por Jesús o los apóstoles, están sanos hoy., ni
vivos siquiera! Sanar a los que están espiritualmente enfermos es mucho mejor que
sanar a los que están físicamente enfermos. Las enfermedades físicas y mentales,
muchas veces se pueden curar con medicinas.
127

“cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de


nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él
sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho
sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. Entonces la gente, visto lo que Pablo había
hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de
hombres han descendido a nosotros. Ya Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo,
Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. Y el sacerdote de Júpiter, cuyo
templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y
juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios.”. (Hch 14:1-7 RVR
1960)

El nombre de Jesús: La autoridad completa de la fe.

“Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era


traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del
templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en
el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les
rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo:
Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro
dijo:No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de
Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le
levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie
y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y
todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se
sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de
asombro y espanto por lo que le había sucedido.” (Hch. 3:1-10 RVR 1960)

«En este primer milagro que Hechos registra y que fue realizado por los discípulos,
se nos da la clave para el ejercicio por parte de todos los creyentes de la autoridad
de la fe. Al ordenar la sanidad en el hombre cojo de nacimiento, Pedro emplea el
nombre completo y el título de nuestro Señor. “Jesucristo [Mesías] de Nazaret”.
“Jesús” (“Josué” o “Yeshua”) era un nombre común entre los judíos y continúa
siéndolo en muchas culturas. Pero la declaración de su nombre y título completos,
una práctica digna de notarse en Hechos, parece ser una lección buena y objetiva
para nosotros (véase 2.22; 4.10).

Hagamos así cuando reclamemos autoridad sobre las enfermedades o sobre los
demonios. En nuestra confesión de fe o proclamación de poder, confesemos su
deidad y su señorío como el Cristo (Mesías), usemos su nombre precioso, como
Jesús (Salvador). Clamemos a Él como Señor Jesús, o Jesucristo, o Jesús de
Nazaret, sin que en este punto haya la intención de establecer un principio legal o
ritual. Pero es sabio recordar que, al igual que oramos «en el nombre de Jesús» (Jn
16.24), también ejercemos toda autoridad en Él, mediante el privilegio de poder
que nos ha dado en su nombre (Mat 28.18; Mar 16.17; Jn 14.13, 14). » (29)

“Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales
no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús
es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Jn
20:30-31).

Este texto nos dice por qué Cristo hizo sus milagros y para qué tenemos en el
Nuevo Testamento el testimonio de estos milagros. Cristo no sanó a todos los
enfermos. Sanó solamente a los que servirían como testimonio de su divinidad.
Cristo, en una ocasión, llegó al estanque de Betesda donde “yacía una multitud de
enfermos, ciegos, cojos, y paralíticos”, y Cristo sanó a un solo hombre allí (Jn 5: 8).
128

Los apóstoles y otros discípulos de Cristo en el primer siglo del cristianismo hicieron
sus milagros para probar su inspiración y para confirmar el mensaje que
predicaban.

“Y ellos (los apóstoles), saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor


y confirmando la palabra con las señales que la seguían” (Mar. 16:20).

“¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual,


habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los
que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y
diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (Heb. 2:3-
4).

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas basadas en
las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según
Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y
vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. En
él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha por mano de hombre,
sino por la circuncisión de Cristo, en la cual sois despojados de vuestra naturaleza
pecaminosa. Con él fuisteis sepultados en el bautismo, y en él fuisteis también
resucitados por la fe en el poder de Dios que lo levantó de los muertos. Y a
vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os
dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. Él anuló el acta de los
decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio
clavándola en la cruz. Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” (Col. 2:8 RVR 1960)

Las naciones del Pentecostés.

«En el primer siglo de la era cristiana, las comunidades judías estaban localizadas
principalmente en la parte oriental del Imperio Romano, donde el griego era la
lengua comúnmente usada, pero también las había tan al oeste como en Italia, y
tan al este como en Babilonia. Además de gente de las naciones que aquí se
muestran, el grupo presente el día de Pentecostés incluía visitantes de
Mesopotamia, y de regiones situadas aún más al este, como Partia, Media y Elam
(el actual Irán). » (30)

Conclusión:

Jesús había resucitado, eso era incuestionable. Jesús necesitaba confirmar la fe de


sus discípulos en su resurrección. En Pocos días, ascendería a los cielos, no los
volvería a ver a sus discípulos y amigos y necesitaba levantarles la fe y el ánimo,
para comisionarlos. Por eso, Marcos insiste tanto en “creer”. Tanto la resurrección,
como la gran comisión, demandarían un acto de fe adicional.

Las señales milagrosas les acompañarían si confiaban plenamente en él. Eso


acreditaría sus credenciales apostólicas, y les ayudarían a promover rápidamente el
evangelio a todos los rincones del mundo. Creo que esas son básicamente las
razones.

Notas:

1 Nuestro Nuevo testamento, Estudio panorámico del Nuevo testamento, Merrill C.


Tenney, Pág. 203. Edit. Portavoz
129

2 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN:


Editorial Caribe) 2000, c1998.

3 Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo
Testamento Exhaustivo, (Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999.

4 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN:


Editorial Caribe) 2000, c1998

5 Fundamentos, Esquema de Enseñanzas Cristianas Básicas, por: GINO


IAFRANCESCO V., de Ciudad del Este, Paraguay.http://giv.es.tl/PROFEC%CDAS-
ACERCA-DE-CRISTO.htm

6http://dioshablahoy.blog.com.es/2007/04/05/la_resurreccia_n_de_cristo_base_de
_nuest~2037343

7 Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo
Testamento Exhaustivo, (Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999.

8 es.wikipedia.org/wiki/Resurrección

9 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN:


Editorial Caribe) 2000, c1998.

10 De la predestinación de los santos, de San Agustín de


Hipona,http://www.bless.cl/?p=82

11 http://www.wordreference.com/definicion/incredulidad

12 Antorcha bíblica, un portal cristiano, integrante de Ministerios Bethel, de México

http://mx.groups.yahoo.com/group/antorchabiblica/message/55

13 http://www.diccionarios.com/consultas.php?
palabra=incredulidad&diccionario=definicion

14 http://www.christiananswers.net/spanish/q-eden/edn-t001s.html

15 Nuevo Diccionario Bíblico, Pág. 1002, Vila – Escuain, Editorial Clie

16 Hasta Lo Último de la Tierra, Pág. 15, Ruth A. Tucker, Edit. Vida

17 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN:


Editorial Caribe) 2000, c1998.

18 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN:


Editorial Caribe) 2000, c1998.

19 Nota titulada “La exaltación de Jesús”, del portal de la fe católica


encuentra.com, http://www.encuentra.com/documento.php?
f_doc=2957&f_tipo_doc=9

20 http://www.hottopos.com/mp2/apolewis.htm
130

21 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN:


Editorial Caribe) 2000, c1998.

22 Artículo publicado en el portal Web de Got Question Ministeries, ministerio


cristiano de enseñanza de la Palabra de Dios a través del Internet, titulado “¿Cuál
es el don de hablar en lenguas?” http://www.gotquestions.org/Espanol/hablar-en-
lenguas.html

23 Portal de la renovación carismática católica de la diócesis de Valparaíso,

http://www.evangelizavalpo.cl/don_lenguas.html

24 Ibíd.

25 Portal cristiano, en el artículo titulado “En mi nombre hablarán nuevas lenguas


(II)” http://lasteologias.wordpress.com/category/don-de-lenguas/

26 Ibíd.

27 Portal cristiano, en el artículo titulado En mi nombre hablarán nuevas lenguas


(IV) http://lasteologias.wordpress.com/2008/02/29/en-mi-nombre-hablaran-
nuevas-lenguas-iv/

28 Ibíd.

29 Editor General: Hayford, Jack; Autor: Snider, Joseph, Poder del Reino:
Recibamos el poder de la promesa [Un estudio de Hechos], (Nashville, TN: Editorial
Caribe) 1996.

30 Ibid.

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