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Profr. Armando Robles Liceaga
JUSTIFICACIÓN
La naturaleza del ser humano ha sido dispuesta de tal manera que durante un
periodo relativamente largo de su vida depende totalmente de sus padres para
sobrevivir y para lograr procurarse lo necesario para la vida física, lo cual es muy
diferente a lo que sucede con muchas especies de animales en las cuales los hijos
son autosuficientes casi desde el primer momento de su vida o por lo menos muy
tempranamente. Por ello es la familia quien tiene el deber y el derecho,
primariamente, de educar al hombre, especialmente en las primeras épocas de su
vida. Este derecho es inalienable e inviolable, pues los hijos son como una
proyección de los padres y su misma continuación; por otra parte, nadie como los
padres será capaz de amar a los hijos, de aquí que los padres sean insustituibles en
los primeros años de la niñez. Y si bien es cierto que la familia tiene primariamente
el derecho y deber de educar a la prole, no lo es menos que el Estado pueda y deba
auxiliar a la familia también en el aspecto educativo. El derecho de uno se convierte
en obligación para otro. Así pues, debe reconocerse que es la Familia
prioritariamente y el Estado quienes tienen el derecho y deber de la educación,
aspirando a que entre las dos sociedades haya colaboración estrecha y armónica en
la labor educativa. EDUCACIÓN FAMILIAR viene a ser un apoyo más con el que
pueden contar la familia y la escuela en la formación de buenos hábitos y el fomento
de los valores cívicos y morales.
IDENTIFICACIÓN DE PROBLEMAS
OBJETIVO GENERAL
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Profr. Armando Robles Liceaga
1. LA NATURALEZA HUMANA
1.1. LA PERSONA HUMANA
1.1.1. INDIVIDUO
1.1.2. PERSONA
2. LA FAMILIA
2.1. LA SOCIEDAD Y SUS ELEMENTOS
2.2. LA FAMILIA COMO NÚCLEO DE LA SOCIEDAD
2.3. EL MATRIMONIO COMO BASE DE LA FAMILIA
2.4. LA FINALIDAD NATURAL Y SOCIAL DEL MATRIMONIO
2.5. LA FAMILIA FUERA DEL CONTEXTO TRADICIONAL
3. LA EDUCACIÓN
3.1. EL SENTIDO COMÚN: EL ORDEN NATURAL
3.2. EL SENTIDO DE LA VIDA: LA FELICIDAD
3.3. LA FORMACIÓN INTEGRAL: EL ALIMENTO FÍSICO Y EL ALIMENTO
ESPIRITUAL