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Como Hacer la Correcta Confesión de Pecados

< 1 Juan 1:9 >


“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados
y limpiarnos de toda maldad.”

EL EVANGELIO DE LA SANGRE ES LA MITAD DEL EVANGELIO

¿Podemos entrar al reino


de los cielos, sólo con el
evangelio de la sangre?
Nunca. Tenemos que creer en el
evangelio completo (el
evangelio
del agua y del Espíritu)

1 Juan 1:9 sólo se aplica al justo. Si un pecador que no ha sido redimido todavía
intentara expiar sus pecados diarios según las palabras de este pasaje y confesara sus
transgresiones, sus pecados no serían expiados. ¿Ves lo que estoy diciendo aquí? Este
pasaje no se aplica a los pecadores que no nacen de nuevo.
Hay muchos en este mundo que no nacen de nuevo todavía, pero ellos toman este pasaje
de 1 Juan capítulo 1, oran y se arrepienten de sus pecados, esperando el perdón.
¿Pero puede uno que no nace de nuevo ser redimido completamente de sus pecados a
través de las oraciones de confesión? Éste es un punto importante que nosotros tenemos
que considerar y clarificar antes de profundizar más.
Antes de que leas a 1 Juan, Tú tienes que decidir si el apóstol Juan era un hombre justo
o un pecador. Permítame preguntarte. ¿El apóstol Juan era un hombre justo que nació de
nuevo creyendo en el evangelio del agua y del Espíritu, o él era un pecador?
Si Tú dices que el apóstol Juan era un pecador, Tu estás bíblicamente incorrecto en tu
creencia. Si el apóstol Juan era un hombre justo que nació de nuevo cuando él creyó en
Jesús, se hace claro que su fe era diferente de la tuya. Tú debes de tener la misma fe que
el apóstol Juan.
Permítame hacerle otra pregunta. ¿El apóstol Juan estaba escribiendo esas cartas a los
justos o a los pecadores? El apóstol Juan estaba escribiendo esas cartas a los justos.
Por consiguiente, si los pecadores que no nacen de nuevo citaran las palabras de 1 Juan
1:8-9 y se las aplican a ellos, estarían equivocados. Si Tú quieres ser hecho justo,
confiesas tus pecados ante Dios y crees en el evangelio del agua y del Espíritu, entonces
el Señor lavará todos tus pecados con el evangelio que ya ha limpiado los pecados del
mundo.
La fe del apóstol Juan es como ésta. En 1 Juan capítulo 5 él dice que él tiene la fe en “el
agua, la sangre, y el Espíritu.” ¿Crees tú que Jesucristo vino mediante agua, sangre, y el
Espíritu? ¿Crees que Jesús vino sólo mediante la Cruz, o por Tu bautismo, Tu sangre, y
el Espíritu?
¿Tú puedes entrar en el reino del cielo sólo creyendo en el evangelio de la sangre? Si tu
fe sólo está en el evangelio de la sangre en la Cruz, Tu sólo conoces el medio evangelio.
Si sólo crees en la sangre en la Cruz, no hay duda que tú te encuentras orando por el
perdón todos los días. Con la creencia de que tus pecados pueden lavarse simplemente a
través de las oraciones de arrepentimiento.
¿Pero pueden ser lavados tus pecados cuándo solamente crees en la sangre en la Cruz,
arrepintiéndote y orando todos los días por tus pecados diarios? Si Tú eres una de estas
personas, entonces tus pecados permanecerán en tu corazón, porque nadie puede lavar
sus pecados solamente a través de la fe en la sangre de la Cruz, o por las oraciones
diarias de arrepentimiento. Si Tú eres una de estas personas, entonces Tú no conoces el
evangelio del agua y del Espíritu todavía, y tu fe está incompleta.
El apóstol Juan nació de nuevo porque él creyó en el evangelio del agua y la sangre y
del Espíritu. Pero Tú sólo crees en la sangre en la Cruz. ¿Cuándo Tu no tienes una idea
clara del evangelio, cómo puedes llevar otros a la salvación? Tú mismo no has nacido
de nuevo, pero estás intentando expiar tus pecados a través de las oraciones de
arrepentimiento. Esto nunca trabajará.
No importa que tan duro ore el hombre y se arrepienta, sus pecados no pueden ser
lavados de su corazón. Si a veces sientes que tus pecados se han lavado, es sólo tu
imaginación y el poder de tus emociones. Si Tú oras y te arrepientes, puede que te
sientas refrescado durante un día o más. Pero Tú nunca podrás ser librado de tus
pecados de esta manera.
Los pecadores oran y se arrepiente, esperando ser salvados de sus pecados. Por eso ellos
todavía son pecadores aun después de haber creído en Jesús durante mucho tiempo.
Ellos no conocen el evangelio del agua y del Espíritu. Si Crees tú en Jesús pero todavía
no has nacido de nuevo, Tú pudieses ser una de estas personas. Si Tú estás intentando
expiar tus pecados orando y arrepintiéndote todos los días, es un testimonio claro que
Tú todavía no naces de nuevo. Tienes que decidir si creer en el evangelio del agua y del
Espíritu como lo hizo el Apóstol Juan, o poner tu fe en tus propios pensamientos y
emociones. Una es la clara verdad, y la otra es la falsedad.
El verdadero evangelio según la Biblia es que Jesús fue bautizado y quitó los pecados
del mundo de una vez por todas y recibió el juicio por todos sus pecadores en la Cruz.
Si el hombre cree en el bautismo de Jesús y Su muerte en la Cruz, él se salvará
enseguida de todos sus pecados. Por otro lado, si el hombre intenta lavar sus
transgresiones con las oraciones de arrepentimiento, él nunca se volverá libre de sus
pecados. ¿Piensas que Tú puedes recordar todos tus pecados diarios? ¿Se preocupa Dios
de los pecados por los cuales Tú no te has arrepentido? ¿Son las oraciones de
arrepentimiento una solución clara al problema de los pecados diarios? No.

EL VERDADERO ARREPENTIMIENTO Y EL PROPÓSITO DE LA


CONFESIÓN

¿Cuál es el límite de
la confesión y de las
buenas obras?
Aunque tenemos que confesar nuestros
pecados a través de nuestra vida, nunca
podemos ser salvados simplemente por
la
confesión de nuestras Transgresiones
y nuestras buenas obras.

El arrepentimiento en la Biblia significa volverse atrás de la fe errónea a la verdadera fe,


y para el justo, significa reconocer que se está equivocado y regresar a la luz del
evangelio.
Si Tú eres ahora un pecador, debes hacer una confesión así. “Querido Dios, yo he
pecado y merezco ser enviado al infierno. Pero yo anhelo ser salvado de mis pecados.
Por favor sálvame de todos mis pecados. Yo todavía no nazco de nuevo, y sé que voy
rumbo al infierno.” Ésta es una confesión correcta.
¿Entonces qué tipo de confesión debe hacer un nacido de nuevo? “Amado Dios, yo he
cometido el pecado de seguir mi carne. Yo creo que Jesús se bautizó por Juan el Bautista
y me salvó de todos mis pecados, incluso los pecados que recién he cometido,
considerando que yo debí morir por mis pecados. Yo agradezco al Señor que Él me ha
salvado con el agua y la sangre.” Las confesiones del nacido de nuevo y aquéllos no
nacidos de nuevo son diferentes.
Debiéramos tener todos la misma fe, como el apóstol Juan. Si Tú intentas esconder tus
pecados detrás de la confesión que es para los justos, entonces Tú nunca te salvarás de
la muerte que es el pago del pecado.
Todos los pecadores que no han nacido de nuevo deben detenerse de ocultarse detrás de
las oraciones de confesión y empezar a creer en el verdadero evangelio del agua y la
sangre y del Espíritu. Ellos deben aprender la fe del apóstol Juan y por consiguiente
ganar la salvación.
Los pecadores no comprenden cuán terrible será el juicio por sus pecados. El pecado
más terrible ante Dios es no creer en el evangelio del nuevo nacimiento de agua y del
Espíritu.
Todos aquéllos que creen en Jesús pero que todavía no nacen de nuevo deben confesar
ante Dios, “Señor, yo soy un pecador a ser echado en los fuegos ardientes del infierno,”
y mientras se abstengan de decir, “Señor, por favor lava mis pecados.” Cuando un
pecador toma en su corazón el evangelio de que Jesús lo salvó a través de Su bautismo
en el Jordán y Su sangre en la Cruz, él puede librarse de todos sus pecados. Este es el
tipo de confesión que un pecador debe hacer para ser salvado de todos sus pecados ante
Dios.
Un pecador sólo tiene que confesar que él todavía no ha nacido de nuevo y que ha
creído en el evangelio del agua y del Espíritu. Entonces él será salvado enseguida.
Mediante el evangelio del agua y del Espíritu, es como se completó la salvación de
todos los pecadores. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo
el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Dios salvó a
todos los pecadores de sus pecados mediante Su Hijo, Jesús, bautizado por Juan el
Bautista y muerto en la Cruz.
El Señor lavó todos los pecados que los hombres cometieron en su carne y corazones
desde su nacimiento hasta su muerte. Nosotros tenemos que creer en el verdadero
evangelio para ser salvados. Es la única manera en que nosotros podemos librarnos de
todos nuestros pecados y podemos santificarnos de verdad. Nosotros podemos ser
hechos justos de una vez por todas cuando creamos en el verdadero evangelio del agua
y del Espíritu.
Jesús fue bautizado, quitó los pecados del mundo, pagó por ellos en la Cruz con Su
vida, resucitó después de tres días y ahora se sienta a la derecha de Dios. Ésta es la
última verdad.
Todos debemos hacer esta confesión. “Señor, yo no puedo ayudarme y pecaré hasta el
día que yo muera. Yo nací pecador desde el útero de mi madre, y debido a todos los
pecados que yo he cometido, yo debo ser echado en los fuegos ardientes del infierno.
Por esta razón, yo quiero creer en Jesús que vino mediante agua, sangre, y del Espíritu y
se volvió mi Salvador.”
Así como está escrito en Mateo capítulo 3, Jesús quitó los pecados del mundo,
incluyendo todos los pecados que nosotros cometemos hasta el día que nosotros
muramos, cuando Él se bautizó en el Río de Jordán. “Y conoceréis la verdad y la
verdad os hará libres” (Juan 8:32).
Si Jesús sólo nos salvó del pecado original y nos dijo que resolviéramos el problema de
nuestros propios pecados solos, nosotros estaríamos en agonía constante. Pero Jesús nos
libró de todos nuestros pecados con Su bautismo y sangre. ¿De qué tenemos que
preocuparnos? Cuando creemos en el bautismo de Jesús y Su sangre en la Cruz, y
agradecemos al Señor, el Espíritu mora en nuestros corazones.
¿Crees tú en Jesús? ¿Crees tú que el Espíritu mora en Ti? Todos tus pecados fueron
pasados a Jesús cuando Él quitó el pecado del mundo con Su bautismo. Él después fue
juzgado por nuestros pecados en la Cruz, librándonos de la condenación eterna. Éste es
el verdadero evangelio.

LA CONFESIÓN DE LOS JUSTOS

¿Cuál es la verdadera
confesión de los justos?
Confesar que ellos pecan cada
día
pero teniendo la fe en el hecho de
que Jesús lavo sus pecados
diarios hace 2000 años.

1 Juan 1:9 dice, “Si nosotros confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” Esto significa que un hombre
que decide creer en el evangelio del agua y del Espíritu debe confesar sus pecados,
diciendo, “Señor. Yo no puedo ayudarme y pecaré toda mi vida, sé que yo no puedo
salvarme de todos mis pecados a través de las oraciones para el perdón. Yo creo que el
pago del pecado es la muerte y nada excepto el bautismo de Jesús y Su crucifixión
podría lavar todos mis pecados. Lo confieso yo pequé hoy pero creo que Jesús lavó el
pecado que cometí hoy desde hace 2000 años en el Jordán.” Si él justo ora de esta
manera, el problema de pecado en su conciencia se resolverá enseguida.
Aquéllos que ya han nacido de nuevo sólo tienen que confesar sus pecados. Sólo
confirmar que Jesús ya ha lavado cualquier pecado que ellos cometan. Porque Jesús fue
bautizado y murió hace 2000 años por los pecadores, no importa cuan débil sean ellos,
todos tus pecados fueron completamente lavados.
El texto que hemos leído hoy es muy bueno para los justos. Pero si un pecador toma
este verso y lo usa de la manera incorrecta, él terminará en el infierno. No obstante, es
uno de los pasajes más frecuentemente mal empleados de la Biblia. Ha causado gran
falta de entendimiento durante mucho tiempo entre los Cristianos.
Hay un refrán que dice que un doctor inepto puede matar a sus pacientes. Cuando un
doctor inepto intenta hacer más de lo que él es capaz, él puede terminar matando a su
paciente.
Es una regla de la vida que un hombre debe ser entrenado bien y adquirir experiencia
para realizar bien sus deberes. Es lo mismo en el mundo de la fe. Aquéllos que enseñan
la palabra de Dios tienen que llevar la verdad como está escrita con precisión y claridad,
y aquéllos que aprenden de ellos deben tener la fe en lo que ellos enseñan.
Si los predicadores enseñan malas doctrinas a sus seguidores, o si los creyentes
aprenden la Biblia incorrectamente, sólo producirá juicio e infierno para ambos. Sólo el
nacido de nuevo puede enseñar la Biblia correctamente. Incluso la buena medicina
puede matar a los pacientes si está mal prescrita, y es lo mismo con enseñar y aprender
la palabra de Dios. Es tan esencial como el fuego en nuestras vidas. Pero así como sería
un desastre si se pusiera el fuego en las manos de los niños, la palabra de Dios puede
causar un terrible desastre en las manos equivocadas.
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Nosotros tenemos que discernir la diferencia entre la confesión de los justos y la de los
pecadores. 1 Juan 1:9 es para el justo. Cuando un hombre justo confiesa sus pecados
ante el Señor con la fe, él se libra de ellos porque Jesús ya los lavó de todo el pecado
hace aproximadamente 2000 años.
Es un error que los pecadores crean que sus pecados se lavan cada vez que ellos oran
pidiendo perdón. Cuándo uno no nace de nuevo, ¿Pueden sus pecados ser lavados sólo
por la confesión?
Dios es Justo. Él envió a Su único Hijo a este mundo y le hizo llevarse los pecados del
mundo a través de Su bautismo y salvar a todos aquéllos que creen en el agua de Su
bautismo y Su sangre en la Cruz. Por consiguiente, cuando un hombre justo confiesa sus
pecados, Dios le dice que Jesús ya quitó todo el pecado hace aproximadamente 2000
años. Él le confirma así, que ya no tiene ningún pecado, aunque su carne siga pecando.

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