Fue hacia la plaza, vestido con su mejor traje, y exclamo ante la multitud:
-Hola, piedras! Podras explicar a toda esta gente que yo, la reina talot, siempre tengo
la razn?
-Eso no es verdad! contestaron las piedras.
La reina, sorprendida, grito muy enojada:
-Mirad, piedras, si me llevis la contraria. Os encerrare en prisin!
-Jajaja! No tenis razn, reina testaruda, las piedras no hablan!
-Cmo qu no? Con quin estoy hablando si no?
Pero, para su sorpresa, de detrs de la montaa de piedras sali la nia avispada.
Entonces, toda la gente estallo en carcajadas. Pero la reina an no haba tenido bastante,
y dijo:
-Estoy segura de que existen piedras que hablan y, para demostrarlo, yo mismo ir a
buscarlas, porque yo, la reina siempre, siempre tengo razn!
La reina se march y nunca ms se supo de ella. Dicen que la vieron sola, preguntando a
todas las piedras del camino si alguna de ellas poda hablar.
La prisin del palacio se abri, y todo el mundo quedo en libertad.
Desde entonces, cuando alguien es demasiado testarudo le decimos
Eres ms testarudo que la reina del pedrusco mudo!