el baile,
y la bebida nos convocan
el silencioso sol
al presentir aqu
mi herencia milenaria
mi permanente nostalgia.
Al fondo de la churuata
en sus hamacas
treinta familias Eep se
desperezan
y ofrendan a Dios hermosas flores
que prodiga la selva.
Los cantos,
la comida,
Me alimenta de la palma su
moriche,
sabroso fruto con olor a semen.
El espeso sabor de la guanbana.
me devuelve a un espacio sin edad.
El raudal rodeado de negras
esculturas
me delinea a ese Dios sin tiempo.
Me aferro a la selva
ese mundo que siempre ser mo
y mi ser llueve.
el amuleto de huesos,
el medalln de crneo de mono
Llueve intensamente,
y las chaquiras
llueve a cntaros.