Anda di halaman 1dari 5
40 LAESENCIA YLA CRISIS DE LA ETNOANTROPOLOGIA, go de sus labores mejor que una clisciplina de la que sus practi- antes s6lo tienen una imagen difusa.*° Como ya se haa mencionao, tal investigacién y discusi6n de los fundamentos sélo existe hoy dia de manera fragmentaria, pues tinicamente en casos excepcioneles han sometido los an- {ropdlogos a su propia disciplina a extensos estudios de esta indole y cuando lo haan hecho s6lo se han ocupaclo superficial- mente de la problematica metacientifica. La discontinuidad de Jas discustones antropotégicas especializadas, observaca con mas frecuencia en los itimos tiempos y que se muestra de modo especial en fa incapacidad del gremio de realizar reuniones con efectos acumulativos, también ha contribuido a hacer mas di- ficil esta autorreflexion. Las diferentes corrientes al interior de la teorfa de la ciencia, por sa lado, se han ocupado hasta ahora casi exclusivamente de aquellas ciencias que, desde el siglo pa- sado, han sido consideradas casi simpre como las ciencias “ver~ daderas’ 0 “maduras’, es decir, las Hlamadas ‘ciencias natura- Jes‘*# De nueva cuenta este hecho se relaciona, por supuesto, con la fragmentacién de la antropologia expuesta arsiba, misma que imposibilita un estudio de conjunto tanto a tedricos de la ciencia como a antropdloges. Fl extendico empirismo de lain vestigacion antropol6gica tradicional es otra causa de ello; en vista del peligro de Ia desapariciOn de culturas tradicionales, costumbres, lenguas y grupos hurmanos enteros y de la des- truccién parcial 0 total de s.tios de hallazgos arqueolégicos, la recolecci6n de informaciones etnogréficas, prehist6ricas, bio- antropoldgicas, etnohistéricas o lingisticas ~Hbradas del lastre de las reflexiones teéricas 0 metatedricas— cobra cielicamen- te mayor urgencia, A esto se afiade, ademés, la frecuente in- accesibilidad de una gran parte de Ia discusién antropol6gica 4 &sapropido acer esta indicadén porque ocasonslnente se hx sstenido I ‘pint por eee Bourev, 1988, > 45) de qoe uns ena sot orienta re _untss metodien seo es una maneraespeciin de hacer clencl soca. "Ba este comtexto hay que recordar que paricoarmente en Is anas de habla Ingles, “inci sigacan prsctearente sé ‘leno nual" Una equtlencia nla eae tambign en expan LAGRISISDELOS FUNDAMENTOS DELA ANTROPOLOGIA 41 especializada, que précticamente no conoce ediciones comple- {as de las obras de reconocidos investigadores 0 de los trabajos acerca de determinadas regiones, pueblos o temas. Circunstan- cia que, por cierto, se agudiza avin més en los patses del ‘Tercer ‘Mundo debido a la generalizada carestia de viajes y materiales bibliograficos, a las pobres instalaciones de Ia mayoria de las luniversidades y a la censura impuesta por las dictaduras, ANTROPOLOGSa ¥ UTOPIA H estudio cuyos resultados se estén exponiendo aqut se pro- puso, porlos motivos ya mencionacdos ser radical, es decir ir a Jas tafces mismas de la crisis, Una de estas rafces es, sin dade l proceso de cowversi6u en ciencia de Ia antiopologia, es decir el nacimiento y la consolidacién de Ia anteopologia como una eh ciplina cienttica Desde un punto de vista antropolégizo general, es deci, de Js historia universal o dela humanidad, la “iencie® es un fon ‘meno cultural espeefco que surge en uma cvilzacién deter i= nada y en un espacio de tiempo relativamente bien delimitado, 1a ciencia es una forma de conacimniento que ae distinguc de otras por sus caractersticas especificas de producci6n ecu Jackén,transmision y transformacion del mismo, a pesar de que, Por supuesto, también tiene cosas en comin con esis otras formas de conocimiento. A pesat de que a veces se pretence que los origenes de la ciencia se encuennten en la euna heléni- a de Europe, o bien en el Renacimienio o en alguna de las Spocas subsecuentes de la Hamada modernidad, a los fendme- nos presentados en esas épocas s6lo se les puede calificar de “precursores, que se diferencian enormemente de lo que hoy Mamamos eiencia, Et conocimiento cienifico no se consolide como tal -comto “un mbito cultural auténomo [justo al ate la religiny el Estado" sino en el auscurso del siglo xix “Baus (190 p.1748 42 LARSENCIA Y LA CRISIS DP LA ETNOANTROPOLOGIA, y desde entonces se impuso como una forma de conocimiento ‘que, finalmente, ha venido abarcando todas las otras areas de conocimiento tradicionales ~y, naturalmente, las creadas por al-, hasta que, igual que la teclogia fo hizo alguna vez, “penetto Ja vida entera y, al final, todo tenfa que ser interpretado, com- prendido y dominado a través de ella, por lo que, hoy da, Ia cioncia es considerada competente pata todo y se le permite in tervenir en todo" Este proceso se desarroll6 en las ciudades euopeas (y en algunas de sus “hijas’ norteamericanas) con di- ferencias temporales, geografcas y temiéticas significativas y desde abst se extendi6 cada ver:més a todo el planeta, Aun cuan- do la ciencia no se instal6 er. la misma medida en todos los estratos de la poblacién ni en todas las comarcas del mundo, su prestigio y su importancie te6rica y préctica aumentaron con tal fuerza y velocidad ~en gran parte debide a su posterior combinacion con la organizacén de la produccién industeial—, que hoy, en muchos sentidos, representa la forma de conoci- ‘niento dominante de la humaridad y encamna la esencia de un conocimiento confiable, aplicable y, en general, que produce y promete progreso. as ciencias antropolégicas surgieron como parte dle un pro- ccoso que con frecuencia se repeesenta en farma ahreviada como {a “emancipaci6u de las ciencuts empiricas de las formas de co- nocimiento y de explicacién dal mundo que hasta entonces ha- bian sido hegeménicas, es decir, de la flosofia, a teologta y las instituciones que las apoyaban (y que, al mismo tiempo, eran apoyadas por ellas). La autonomizacién de las ciencias empi- ricas inclufa también el distanciamiento de los sistemas de va- lores, normas de conducta y modos de fegitimacién basacios en esas formas de conocimiento y esas instituciones, A pesar de que a tiltimas fechas se ha sefialaclo repetidamente la continuidad cexistente entre la antropologia del siglo xx y sus predecesores de la lustracién y el temprano romanticismo —también se © Hote (1974p. 285), LACRISIS DE 10$ FUNDAMENTOS DELA ANTROPOLOGIA 43 puede suponer algo patecido en relacién con el idealismo ale- :mdn-, no hay duda de que los antropdlogosde la segunda mitad del siglo x1x se conciben a s{mismos, en una forma que recuer- daa Comite, como investigadores de un tipo totalmente nuevo, cuya actividad se diferenciaba por principio de fa metafisica y de Ja producci6n tradicional de conocimizntos y que signifi-

Anda mungkin juga menyukai