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CAPITULO 3 Socializacion y cultura Xavier Costa Granell 1. Introduccién. 2. Socializacién y pulsién. + Apertura de mundo 2.1. Sodalizaci6n y cultura: la oriemtaci6n en el mundo» Cultura social. 2.2, Critica de la idea de «socializacién» como interna- lizacién pasiva. 2.3. Pulsiones, socializacién y cultura. . Actividad del sujeto y socializacién. 3.1. Critica del concepto de socializacién de Berger y Luckmann. 32, peas ceso Maret de socializacién. 46 | Sociologia dela educacion bién ser social, por mano es fata capacidad deviene sjones con los 010°: 5 del ser humano, las En la primera parte eee fa segunda parte Nos refer onceptos de cultura, tradicio- wversidad cultural y religiosa. 1. Introduccion En este capitulo explicamos el modo en medio de su capacidad para establecer rele un proceso, que llamamos de socializacion- Pe pulsiones, se transforman en caminos de apren¢ 7 de este capftulo abordamos el proceso de mos a los temas bésicos de una sociologia de la cuitN nes, fiesta, ciencia, cientificismo e industria cultural, de la cultura. 2 Socializacion y pulsion ‘i j social 2.1. Socializacién y cultura: la orientacion en el mundo pic... Los seres humanos y los animales no orientan su actividad del mismo Ge ee ane a con el medio ambiente o el mundo que los rodea. En contraste con fo q) aingenea él resto de los animales, para el ser humano el mundo incluye siempre pie at i 3 cultural que, entre otras funciones, le ayuda a situarse y a orientarse en el mundo vita donde transcurre su existencia. Todos los pueblos han tenido y tienen esta vinculacién con la cultura y con lo sagrado; sin embargo, nunca se han encontrado fdolos ° dioses en los hormigueros, en las colmenas o en las poblaciones de focas, En este sentido, uno de los rasgos diferenciadores del ser humano es que es un ser que tiene cultura y sen- tido de lo sagrado. La importancia de esta caracterfstica del ser humano puede obser- varse con més detalle, y relacionarse con otras, al explorar un poco més la conducta humana y animal. Las diferencias fundamentales entre el ser humano y los animales proceden de las formas distintas en que estructuran la relacién entre el organismo (animal o humano) y ¢l ambiente. En los animales el organismo queda vinculado al ambiente Por los ins- Hnies, que son ricos y poderosos, de un modo fijo y determinado. Por este motivo de los instintos da a la conducta animal una Peculiar eficacia y perfeccién en sus tra 10s con el ambiente, hasta el punto que cabe dectr oa ‘ males con respecto a este es «completo». ue el grado de fijacién de los ani- Algo muy distinto ocurre en los seres In cuyos nuy poco desarrollados en comparacién con i nimales. En vez de caracterizarse por la riqu ingular por disponer de unos impulsos energé enominados «pulsiones». Esta energia, sin un wrmarse en una actividad canalizada y orients 2a canalizar estas energias muy lentament, (nacer, el ser humano es una criatura de 1 para sobrevivir sin una atencion pro] la persona se configura, siempre en y sorrido formativo, que llamamos «pro Capitulo 3. Socializacién y cultura | 47 pig PUNE lo enter €s, consiguientemente, que la relacién del ser huma- ole Peculiar (el mundo donde vive y desarrolla su existencia) es més compleja que en los animales; y no presenta la fijacién y clausura, respecto al ambien- te, que es caracteristica en estos. La vida del ser humano no est fijada por los instintos de manera necesaria, ni esté ajustada de un modo tan eficaz y completo al mundo como en los animales lo esta con respecto a su ambiente. Por esto decimos que la caracteri tica fundamental del ser humano se encuentra en su condicién genérica de «ser abier- toal mundo». Esto quiere decir que el ser humano no tiene mas remedio que elaborar, o construir en el mundo, sus propias guias o formas de orientacién, siempre con los otros y gracias a sus capacidades para la socializacién. E] conjunto de las formas huma- nas de orientacién en el mundo es la cultura. Los valores, las regularidades y hébitos socio-culturales cristalizan en una diversidad de instituciones, constituyendo pautas de orientacién que compensan al ser humano de su pobreza de instintos, y proporciondn- dole una orientacién, un ajuste y una adaptacién al mundo. 2.2. Critica de la idea de «socializacién» como internalizacién pasiva Est4 muy extendida en la literatura sociolégica una nocin de «socializacién», que po- demos resumir del siguiente modo: el proceso de socializacién es la necesaria asimila- cién por parte del individuo, y por mecanismos de interiorizaci6n o internalizacion, de las creencias culturales y normas predominantes («normales» en una sociedad), un proceso que le permite devenir un miembro corriente de esta sociedad. Esta concepcion (heredera del funcionalismo) incluye aspectos acertados, pues las normas sociales tie- nen una gran importancia en la configuracién de la persona, pero también presenta “una serie de limitaciones. La principal limitacién en esta perspectiva es que se presu- pone al sujeto como recipiente (una especie de mufteco vacio o titere de cart6n), ob- viamente més bien pasivo, donde se introduciré socialmente el relleno cultural necesa- rio que certificard la aptitud del sujeto en cuestién, para comportarse segiin los cénones aceptados de Ia sociedad. De ser asf, este tipo de sujeto caeria ya siempre, de entrada, en las identificaciones comunes de la sociedad donde vive y no podra ser suficiente- mente reflexivo sobre si mismo. Sin embargo, si tenemos en cuenta Jas caracteristicas de la pulsién, sefialadas por Freud (y explicadas a continuaci6n), observamos, que siempre existe la necesidad de giao impulso basico. De este modo, existe siempre una pulsion que en actividad humana, Y esta actividad mo totalmente ajustada a normas sociales pul n puede tomar distintos hac iaconsiuccin de ha- 4 48 | Sociologia de la educacién jonizadas por la cultura, mennt ga realidad ultima se hace Partes de la realidad corporal, que Fatima de cada sujet0- fe pulsién, vinculados con dando lugar a tna estructura real witima d¢ igs con De coricebt Go Bresente através de los wobjetos» corporales 00 onera ee oda los limites corporales y orificios del ae asf como su diversi oe Isiones, so de socializacién que incluye las pul i A rr : n el a través del cual tar la manera en que el sujeto be su tier ‘es el proceso ee fconlat pub r tanto, que la socializac e impul Nay y aeuananerse "y eventualmente canaliza Se eee eawtion exuicucall egal Gaccvimmc eee para obtener una dieccién y onientacion Trt a mundo. Ampliaremos esta definicién después. Yeamos P a ronjetvorsereni eal lacién entre la pulsién y la cultura de la mano de Bee mejor el papel de las pulsiones en el proceso de soc jeden ser total mundo. f 1 2.3. Pulsiones, socializacién y cultura ‘i arece de | 1a pulsién es un impulso o empuje que busca una satistacci Bier 50a) oe medios idéneos para lograrla. En Los instintos y sus destinos (19 a inten ee va a definir la pulsidn del siguiente modo: «Si consideramos la vida ai fa ' Punto de vista biolégico, se nos muestra la pulsién como un concepto limite entre lo animico y lo somatico, como un representante psiquico de los estimulos Procedentes del interior del cuerpo, que arriban al alma, y como una magnitud de la exigencia de trabajo impuesta a lo animico a consecuencia de su conexidn con lo somatico». Obser- socal (es, due Ja pulsién constituye un «puente» entre Io somatico (biol6gico) y lo Socal («pstquico», «magnitud de trabajo»). De aqui que la pulsién, como veremos des- ués, pueda transformarse en lenguaje, cultura, trabajo. Las pulsiones caracterizarén al ser humano, tenemos conciencia de la puksién por medie de sta srepresentante psiquico de la pulsign», En Los instintosy sus destinos (1993 11915}: 204 siones: pulsiones del yo, 0 de conservacién, y den de diversas fuentes orgéni E dientes unas de otras, madurado, en una sin de la sexualidad baj una de ellas tiende tests mas 0 menos io la primacta de los g al placer del 6rgang Soe * De este epigrafe son también autores y Capitulo 3. Socializacion y cultura | 49 servicio de la procreacién, teniendo esta como fin la conservaci6n de la especie. Proba- plemente, en aras de la conservaciGn de la especie, y ante el déficit instintivo del ser humano, las pulsiones empujarian al hombre a asociarse con otros y formar la comu- nidad social. Las pulsiones sexuales se caracterizan por su capacidad para cambiar de objeto. Esto es lo que facilita la sublimacién, es decir, pueden desempefiar funciones alejadas de sus primitivos actos finales (satisfaccién del érgano parcial) (Freud, 1993 [191 1044), Freud sefiala cuatro destinos de las pulsiones, que surgen como defensa del individuo ante ellas. Son: 1) la transformacién en Jo contrario; 2) la orientacién hacia la propia persona; 3) la represi6n; 4) la sublimacién, El primero supone que la pulsién pasa de activa a pasiva, experimentando a su vez una variacién en su contenido. Ejemplos de ese destino serian el sadismo-masoquismo y, en el placer visual, el voyerismo-exhi- picionismo. De atormentar y mirar, se pasa a ser atormentado y a ser visto. En cuanto a Ja inversion del contenido, se manifiesta en la transformacién del amor en odio. La orientacién hacia uno mismo se aclara en cuanto se ve que ¢l masoquismo es un sa- dismo ditigido contra el propio yo; y que el exhibicionismo supone la contemplacién. del propio cuerpo. Freud (1993 [1915]: 2047) observara una ambivalencia en estos procesos, egando a afirmar que el grado de esta ambivalencia varfa en funcién de los diferentes individuos, grupos humanos o razas. Llega a plantear que a mayor grado de civilizacién, mayor es la amplitud de la ambivalencia; esto es, «la pulsin activa en forma no modificada fue en épocas primitivas mucho mayor que hoy» (Freud, 1993 [1915]: 2047) El déficit instintivo supone que tenemos que aprender de otros seres humanos, por Jo que sera necesaria como principio fundamental la confianza en el otro. Esta serd la condicién necesaria para todo aprendizaje social (Palao, 2001: 107). Pero esta interac- én social con los «otros», mediante la que aprendemos la cultura, est inevitablemen- te acompafiada por la pulsién. Observemos como se relaciona la pulsién con Ta cultura. las pulsiones del yo, 0 de conservacién, y las pulsiones sexuales, serdn sustituidas en una posterior obra de Freud, Mds alld del principio del placer (199% [1920]), por pul- siones de vida y pulsiones de muerte (Eros y Thanatos) donde se impone una concep- Gign dualista de la vida animica. La pulsién de muerte tiende a la cesacién del displacer: esto es, a la vuelta a un estado inanimado en donde no existe excitabilidad. La pulsion de vida tiende a evitar la vuelta a esa etapa inorgénica. Es en este contexto de Eros, 0 pulsién de vida, donde Freud (1997 [1930]: 3052) ubicara la cultura, la cual definird, en El malestar en la cultura, como «aun proceso puesto al servicio de Eros, destinado a condensar en una unidad vasta, en. Ja Humanidad, a los individuos aislados, luego a las familias, las tribus, los pueblos y las naciones». Asf pues, la cultura al conjunto _de produccione’ tituciones que se mr e la de los nk an 50 | Sociologia de la educacién eaienae jo a fa A ; juridico, este 20 $8 - dre los destinos de la pulsi6n que, una ver establecido el orden viduo. Acabamos de ver aqui operando 2 que Freud sefialaba. Existe otro tema psicoanali grupos ¢ instituciones sociales: el na entre el narcisismo patolégico y el prim: humano y que, a su vez, permite su ingreso ‘mos, ambivalentemente, también dificultando) Nos ocuparemos aqui solamente de este ultimo, Doe res humanos y, por tanto, es relevante Pa? MA iacdndose con Ja imagen de sf El ser humano alcanza una primera identidad i ot Ee re. Debido a anismo, que estructura en su relacién con la madre ee dela relacin de conflanza del nfo, este debe generar paulas y OneniT? To, el nifo se encuentra en relacion ¥ afecto que establece con sus cuidadores. Por tanto, el nifio s€ CNT Ae de dependencia con estos, pues de ellos dependerd la adquisi0 & 0 Oe guridad en sf mismo. De aqui que, para el nifio, sea importante i | centro de sus atenciones, afectos, mental para sus padres, tendiendo a considerarse el centr Soa el tc.; y saber también que, al mismo tiempo, es imprescindible y necesario para ellos. E problema del narcisismo es que presenta una ambivalencia tragica. Por una parte, ayu- da al individuo a sobrevivir en sociedad y a adquirir la cultura. Por otra parte, dificulta la convivencia social, pues genera envidia, celos y una lucha por sostener la imagen. Como ha sefialado Palao (2001: 109), «en todos los seres humanos se da el conflicto entre su narcisismo y las exigencias de la sociedad, las normas y valores que imponen el sacrificio parcial de nuestra egolatria». Por otra parte, el narcisismo trasciende la individualidad para instalarse en institu- clones y grupos sociales. Asi, los padres, reviviendo su narcisismo primario, depositan en el hijo todas sus atenciones, consideréndolo un dechado de virtudes y apartando de «lo soslayando sus defectos. Segin Freud, en Introduecién al narcisismo (1993 [1914]: 2027) «existe también la tendencia a suspender para el nifio todas las conquistas cul- turales, cuyo reconocimiento hemos t Ja represion, 0 .cia para Ja cultura y para los per lugar, es necesario distinguir En primmste para la supervivencia del ser | oy favoreciendo (y, como vere. reso en Ta vr yivencia social con los Otros seres, 1a conve] que afecta a todos 1s se- Ps tan itico que es de gran impo! smo, En Po rio, necesario ; aun reprimiendo su narcisismo, no rence con eae seres. De esa forma, el nifio llega también lo creyeron sus progenito; infancia, te su evolucion, debers alejarse de ese oa reprim ue endo ly sustituyéndolo por el ideal del yo que sus nade i con él, a través de la interacci6n con el hijo teil yectado en su hijo todos sus deseos inca cumplir aquellas aspiraciones sociales que ae : niflo va construyendo el ideal dl yo. Fate oo sumamente importantes para la Sociologia, sarrolla el ideal comtin de una familia, {1914]: 2033). El incumplimiento de ese 44, egar-a generar sentimientos de culpaby a cada vez que el ideal del yo se vea frus SSE =~ ANS ss Bae BREBLEEELESR Capitulo 3. Socializacién y cultura | 51 dencia la ambivalencia que produce el narcisismo en el ser humano. Por una parte, es necesario para sobrevivir; por otra parte, hay que sacrificarlo si se desea vivir en comu- nidad social, pues es dificil que pueda convivir un colectivo en el que todos creen ser, como dice Freud, «His majesty the Baby» (1993 [1914]: 2027). Hemos dicho hasta aqui que el individuo debe reprimir su narcisismo, en beneficio de la paz social. Ademas, trata de censurar las pulsiones sexuales cuando estas entran en conflicto con la cultura y la ética de la sociedad, pues el individuo ha debido some- terse a ellas (Freud, 1993 [1914]: 2028-2029). Pero, ademds de esta represién, que posibilitaré la convivencia, en cuanto que implica el reconocimiento de una serie de normas sociales y el sometimiento a sus exigencias, existe otro mecanismo defensivo ante la pulsi6n, la sublimacion, que «constituye un elemento cultural sobresaliente» (Freud, 1997 [1930]: 3038). Esta se da en pueblos civilizados, dando lugar a la ciencia, el arte y las manifestaciones ideol6gicas. Pero solo una infima minoria tiene el poder de sublimar sus pulsiones; la inmensa mayoria solo puede optar a la represién. ¢Cudl ser el resultado de esta operacién? Freud (1997 [1927]), en El porvenir de una ilusin, vuelve a insistir en el concepto de cultura. Por un lado, indica que comprende todo el saber y el poder, conquistados por el hombre para dominar la Naturaleza, y extraer los bienes naturales que satisfacen las necesidades humanas. Por otro lado, afirma que la cultura incluye las instituciones necesarias para regular las relaciones de los hombres entre si y, ademés, garantizar la distribucién de los bienes naturales. En este contexto se considera al ser humano un bien natural més, pues de él se aprovecha su capacidad de trabajo (Freud 1997 [1927] 2962). Freud apunta una contradiccién en el hombre: siendo imposible existir en ais- lamiento, los seres humanos «sienten como un peso intolerable los sacrificios que la civilizacién les impone para hacer posible la vida en comin (1997 [1927]: 2962). De esta forma, legaré a afirmar que la cultura seré defendida a costa del individuo. Asi pues, la comunidad social debi6 de ser impuesta a una mayoria (contraria a ella), por una minoria que supo apoderarse de los medios de poder y coercién, para someter al testo. Estas ideas de Freud pueden ponerse en relacién con la teoria de Marx; pero, en este contexto, no vamos a explorar ese vinculo. Esta hipdtesis de las pulsiones, entendidas como un empuje o impulso que, a pesar del trabajo del hombre en reprimirlas, no cesan en su manifestacion, siendo el narci- sismo pulsién erética también reprimida, explicarfa el enigma de la dificultad humana para una convivencia social pacffica. El narcisismo, pese a servir a Eros al facilitar la integracion del hombre en la cultura, incluye también impulsos thanaticos. No olvide- ‘mos que Eros y Thanatos son dos fuerzas en constante relacién, dos «titanes en pugna», en palabras de Freud, que dominan la ida qritplenidel Individuo:( 194: [0820) ago ae ae (1997 [1930]; 3053): ePor 52 | Sociologia de la educacién jado ya las limitaciones de jenciad! meer ‘ }rura ha evid Jarificar algunas limitaciones sin y 19 CO ontribuird 4 lat ‘Ademds, | ‘a mas recientes: Esta asociaci6n entre la Poe teoria clasica de la socializacion™ de otras teorfas de la socializaci aamacion i jalizaclo 3 Actividad del sujeto y 5°*! alizacion de Berger ci6n clasica de la socializacién, ‘9 veremos a continuacién, sy reden apreciarse a la luz de nues. a eatitas Utilizan el concepto de impulso, ntido psicoanalitico de pulsién, la perspectiva sobre la sociali- y Luckmann 3.1. Critica del concepto de soc! alld de la concep ‘Ahora bien, com Berger y Luckmann (1966) van més que hemos criticado anteriormente. perspectiva tiene limitaciones, algunas a ; tra explicacién anterior de la pulsién y procedente de Gehlen, pero no lo desarrollan en él s¢ ni lo vinculan con el inconsciente. Observemos primero zacién de estos autores 5 La socializacién es una parte de la internaliza cual la sociedad se hace presente en el individuo, lidad subjetiva y de la identidad. La socializaciGn es el le 0s a travi Jos cuales el individuo adquiere el mundo social, asi como el conjunto de instituciones existentes en este. La socializacién primaria se ocupa de producir la asuncién del mun- do, durante los primeros afios de existencia del sujeto; en la socializacién secundaria se produce la interiorizacién, por parte del individuo, de los procesos institucionales y de otras reas generadas por la divisién del trabajo. La socializacién primaria es la més importante y basica, puesto que el individuo adquiere, a través de los otros significan- tes, los aspectos del mundo y de la estructura social donde crece, Estos otros signifi- antes, los miembros de la familia, mediatizan o filtran el mundo, que aprende el nifio a través de los procesos de identificacién, desarrollados por el nifio Tespecto a elk (Berger y Luckmann, 1966: 164-166). 4 = i Berger y Luckmann (1966: 167-17 ion, un proceso social mediante el produciéndose la creacién de la rea. 1 conjunto de procesos a través de ) se refieren al proceso de socializacién como ion del yo a través de los conceptos fundamen- nae eis de identificacién mediante el primeramente adoptaron, para con él, los one sane anes seiece au ue los otros significantes lo consideran» (Berger y Lekman See pies gt nO €s un proceso mecénico y unilateral, puesto que existe Loe identificacién con los otros y la auto. ave existe una dialéctica entre esta enti proceso dialéctico, el nifio particulariza el muna jetiva. El proceso de desarrollo de la identidad. cuanto a los roles, a la capacidad del nj de abstraccién concluye cuando ¢] ni «otro generalizado» (la sociedad), tificaci6n, al mismo tiempo que as la sociedad. En estos primeros afios, el 1 socializaci6n primaria consolida asf lag ear, teza, que le acompaharén después coma ifio es cap un mon Capitulo 3. Socializacion y cultura | 53 La socializaci6n secundaria presupone una cierta divisién del trabajo ¥, por tanto, también una clerta distribucién social del conocimiento. Consiste en la interiorizacion de los submundos institucionales, y el aprendizaje de roles especificos de las institu ciones. El individuo asume asi una parte del mundo. El sistema educativo 0 una con- fesién religiosa, por ejemplo, constituyen lugares donde se aprende el papel de estu- diante, profesor o creyente. La socializacién secundaria presupone siempre un proceso previo de socializacién primaria; es decir, un yo y un mundo ya existentes. Ahora bien, para ser coherente, la socializacién secundaria debe superponerse a los esquemas ge- nerados a partir de la socializacién primaria, La socializacion secundaria no deja un acento de realidad tan profundo como la primaria; de aqui que este sentido de la rea- lidad deba ser reforzado frecuentemente mediante técnicas pedagdgicas. A menudo, estas técnicas tienen en cuenta que debe existir una continuidad con aquellos esque- ae basicos procedentes de la socializacién primaria (Berger y Luckmann, 1966: 178- 181). Los autores abordan la relaci6n entre el organismo y la identidad. Existe una coexis- tencia en el ser humano de animalidad y socializacion. A primera vista, esta idea pare- ce buena para vincularla con el papel que en Freud hace la pulsién, como puente entre lo orgénico y lo anfmico. Sin embargo, inmediatamente se hace imposible esta posibi- lidad de conexién al restringir los autores esa ligaz6n a una relacion que se entiende bdsicamente como de mutua limitacién: el organismo pone limites a lo que es social- mente posible y, a su vez, lo social implica limites para el organismo. Los autores muestran como, mediante los habitos, el ser humano consigue cana- lizar la energia humana de los impulsos, que estan inscritos en su propio cardcter de ser abierto al mundo, haciendo posible la aparicién de la novedad. No es necesario asf postular un reino normativo y cultural, absoluto y homogéneo, algo que caracteriza- ba al sistema cultural del funcionalismo y a su concepcidn del sujeto de la socializa- cién, como sujeto pasivo. De este modo, van més alla del concepto clasico de sociali- zacién, abriendo el paso a la actividad del sujeto. Su perspectiva, no obstante, no incluye una explicacién detallada de la pulsién y de sus distintos modos de canaliza- cién en el proceso de socializacién. Esto se debe a que en su perspectiva de construccion de la realidad, mediante el conocimiento, siempre se da predominancia al conoci- miento t4cito, dado por supuesto. De este modo, los autores inevitablemente infrava- loran otros tipos de conocimiento, fundamentalmente aquel que procede del incons- ciente y del consciente. En relacion con esto, aparecen las principales dificultades de la propuesta; pero me referiré tinicamente a alghinas deca vinculadas con la pul- én. Ure ah Se MAL Bs SOMONE Es cierto que los autores utilizan un con SS | 54 | Sociologia de la educacién — Jsiones «y el narci. mn las pulsion ociados con las. oer M licar la diversidad de elementos, a80Ci002] S45 institu a lada para exp! isnt la dive arse con 1a socializac sismo», que pueden vinculars cultura en general. Te = cion = ane cializa 3.2. Pulsién y proceso biografico de So é hacer con Ia pulsi6n, con lo ue Ha Due et El ser humano siempre tiene la necesidad de mealyet seep vopia vida individual, En jografico, coi ; 4 que el proceso de socializacién es Hore os rtavés de varias fae j ii yuje de la pul ejo de Edi y sal Li io ee y ena resolucion del comp'e) in, sublimacion, ancla- a, represion, nto da sada a la pulsidn de diversos modos: descarga, rePrestOny NU TT fat C1 i le negocial i . Je institucional o tradicional de habitos. demas de negocar con wl SOT eaaias Socales,el nino ha de resolver la experiencia dela cAShaCtT tT ta mmuectl cer una cosa particular o conseguir algo; el saber de prarecerk unecestouctica tal @ que se muera alguien de su familia. En este contexto, ap ir «fantasma». También ha dividual dura, profunda, del inconsciente, que enn Eben conga de estabilizar un modo de vincularse con los otros y con la ae ont cleans ha de resolver poco a poco las preguntas sobre su deseo esas creche propio en su ser. En la medida en que encuentre ese vehiculo de exp) a Pea claborar mejor, trabajar mas contento, sublimar, En cada caso aparecen las pi 2 S del yo, las sexuales y las de vida o muerte, en una variedad de combinaciones. Todo ello al tiempo que se enfrentan los dilemas del narcisismo, a que me he referido ante- riormente, 3 Esto es particularmente importante en los ambitos institucionales donde se realiza |a socializaci6n secundaria, Aqui, ya més alld de la nifiez, siguen existiendo pulsiones (y narcisismo), que son descargadas, transformadas, canalizadas, contenidas 0 sublima- das en las instituciones, y a través de relaciones con los otros. En este contexto, si el Sujeto tiene un saber propio sobre su estructura pulsional e inconsciente, puede desa- SSS se aa PEEPS Asi, entendemos que la socializacién es el Proceso biografico a través del cual el sujeto da salida, y eventualmente canaliza, su energia e impulso basico, la pulsi6n, en actividad sociocultural, para obtener una direccié 7 do. Mediante este proceso, el ser humano ha de confrontar, canalizar, trans. formar estas pulsiones en una serie de accones, habling ty Si at Canty Cas corporales, formas artisticas, chiral, social y narra, as como su individual gs suagarsctet sla actividad, res claboracién de la pulsion, configura también posi ili “ota tesultante de la rreflexién "6 posibildades de Pero seria un error suponer que los ef cultura son igualmente televantes y tienen el n ducta humana. En la antropologta (y en otra a religion ocupa un lugar central, contribuy wrganizaci6n e integracién social, comoa es entes en la vida social. Capitulo 3. Socializacion y cultura | 55 4 Cultura 4.1. Evolucién de los conceptos de «cultura» y «civilizaci6n» La palabra cultura procede del latin cultura, que se deriva del verbo colere, el cual signi- fica cultivar, cuidar, practicar, honrar. Fundamentalmente, este cultivo tenia que ver con Ja labranza, significando el cultivo de la tierra realizado mediante la agricultura. A par- tir de este significado de cultura, como cultivo de la tierra, los romanos produjeron un significado metaf6rico de cultura, aplicado al ser humano, como cultivo de la persona, la cultura animi, que aparece explicitada en los escritos de Cicerén. Este era el modo romano de interpretar el proceso de la educacién que los griegos entendfan como paideia (Picd, 1999: 29-30). Este modo de comprender la cultura, como formacién subjetiva, continué durante la Edad Media hasta el Renacimiento, particularmente el Renacimien- to italiano, donde la cultura significaba la formacién de las cualidades personales. Igual- mente, este significado de cultura, como formacién intelectual y moral, queda reflejado en la expresién germana bildung, que, sin embargo, tiene otros orfgenes lingiifsticos. Los romanos tenjan otra expresiOn, «cultus vitae» (asociada con cultura) que, segtin Picé (1999: 31), se entiende en términos de «la medida en que el pueblo regula cultu- ralmente sus formas de vida, a través de las cuales alcanza una originalidad que lo dis- tingue de otras sociedades». Consiguientemente, auitus es un concepto més amplio, que incluye un conjunto de usos y costumbres, de formas organizativas y productivas, mientras que cultura es un término restringido a la vida del espiritu. Segiin Picd (1999: 34), este sentido de aultus vitae va a persistir durante el Renacimiento y la Edad Moder- na. En este sentido, la expresién cultus vitae supone un precedente de un modo socio- légico y antropoldgico de comprender la cultura. Ademés, el término incluye sentidos que pueden vincularse con otros conceptos mas modernos asociados con Ia «cultura», como son los de «espiritu objetivo» y «forma de vida». En el siglo xvui, en Francia se produce un cambio semAntico que da origen al mo- derno sentido de cultura. La antigua concepcién romana de cultura animi se aplica aho- ra al cultivo en artes particulares, sustantivandose el término y acompafiéndose de un complemento de objeto. Asi, en el primer Diccionario de la Academia francesa se habla de la «cultura de las artes», de la «cultura de las letras», de la «cultura de las ciencias». En este sentido, ya no es la tierra lo que se cultiva, sino que se cultiva un saber 0 un arte. Un nuevo movimiento de significado se produce al desplazarse el sentido de cul- tura como accién, accion de cultivar, de instruir, a cultura como estado, el estado de un espiritu cultivado por la instruccién, de alguien que «tiene la cultura» (como resultado © producto de la accién de cultivar). Una vez generado este sentido de cultura, como resultado 0 producto, pueden ya establecerse nuevos vinculos y « eultura se usa todavia aun ey ie 56 | Sociologia dela educacion jentras aU érminos de pro, tecrivos, mientt@s dy en odors He prepreg esos f amteriormente, MCT en la Ta rmiento de, su sentido subjetivo, comentado de mejorai le las La civilizacién se comprende. én, de la ee acion se remite entonces instituciones sociales, de la legis! I concepto de civiizt’ ™ unto con el com, jonces estaba presi. lerado como «salvaje», primitivo. El OO ica: considerado como «sa see de la evolucién histor yue hasta ent eee Tizar la Historia, a una nueva filosofig ie septo de cata ua a > eric oneeR ONS Poe oc rhe ie dia por la explcacion telégin. At et ion a co endear Meee ca be ahvtoralogtetranceses do|etnol0giac ED! que estudia «la historia de} tan a ena ee dicing an crea el término «etologia», que define ¢ , 1996: 10). eso de los pucblos hacia la clizacion» (VEN suetivo de cultura, como INE el context francs por tanto so dlc ura, se realiza en el siglo xvm, axa ane a ex concepee oljeiva © heereo Se Se Tessie aioe ey durante la Tustracén; yen ese contexto, la palabra cultura 8 So TY ie Ambas ideas consitayen apostlidad de reliae una scence Gf! otic Mt como habia seftalado Diderot en 1755 en su articulo «En 1236210) de un sistema de ideas Pai ra como parte La burguesia alemana adopta el término ae peter cickerberg lated que se opone a la aristocracia. En esta concepci6n iy i i lores, que con- se asimila a la civilizacién. La cultura tiene que ver con un sistema ae sea on idad y al enriquecimiento intelectual y espiritual, mi aue wibuye a la autenti te 5

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